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Lex Artis
Norma no escrita pero existente que regula el ejercicio de una profesión, y que en el caso de
las profesiones sanitarias debe entenderse como el conjunto de reglas y principios socialmente
aceptados y que se consideran básicos, que pueden resumirse en el deber de ajustar la
actuación a las reglas técnicas, normas legales y principios deontológicos, el deber de
preparación adecuada para adaptar los conocimientos al progreso científico y a la experiencia
profesional, y el deber de omitir acciones peligrosas, es decir, actos para los que no se está
suficientemente capacitado, pero ello atendiendo a las circunstancias del estado de la ciencia,
de tiempo y lugar, lo que se llama la Lex Artis ad hoc.
(El concepto de malapraxis, como actuación profesional incorrecta, está ligado al concepto
jurídico de Lex Artis, claramente establecido en una Sentencia del Tribunal Supremo (STS) de
11 de abril de 1994)
Lex Artis ad hoc. Es aquel criterio valorativo de la corrección del concreto acto médico
ejecutado por el profesional de la Medicina –ciencia o arte médico– que tiene en cuenta las
específicas características de su autor, de la profesión, la complejidad del acto y la
trascendencia vital para el paciente, y en su caso, la influencia de factores endógenos –estado
o intervención del enfermo, de sus familiares o de la misma organización sanitaria– para
calificar dicho acto conforme o no a la técnica normal empleada".
Un aspecto importante es distinguir malpraxis real (incumplimiento de la Lex artis), de
malpraxis aparente, es decir, aquella en la que las cosas se hacen bien, pero salen mal.
Cuando se revela la ineficacia profesional, desconocimiento inadmisible o la omisión de
los deberes de vigilancia y cuidado dentro siempre de la pericia técnica estaremos en
presencia de un ERROR MÉDICO que será pues, sinónimo de malapraxis profesional.
Cualquier actuación profesional es tributaria de un riesgo, y cuanto más avanza la Medicina
más evidentes son los riesgos, sean hechos prevenible y predecible.
En este sentido, nunca debe olvidarse que:
La valoración de los riesgos por parte del médico y la información de los mismos al
paciente constituye un elemento determinante de la buena praxis médica, y su falta, una
causa de responsabilidad profesional, al menos en lo referente a los riesgos seguros y los
típicos.