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I.

Introducción
La atención médica en nuestro país, se establece a partir de los servicios de salud,
los cuales son llevados a cabo mediante una actividad profesional a través de las
instituciones públicas o privadas. El médico, es el encargado de la manipulación y
estudio del paciente, generando así una relación mutua y estrecha entre ambos
individuos.

La finalidad principal de éste proceso es analizar, diagnosticar y tratar


enfermedades; causando una responsabilidad durante todo el ejercicio y trabajo del
médico, surgiendo un concepto que se ha venido utilizando y reforzando con el paso
de los años: “La responsabilidad profesional médica”.

…El término jurídico “responsabilidad” proviene del vocablo latino


“respondere” que se traduce en la obligación de responder de alguna cosa
o por alguna persona… Por tanto, se entiende como la obligación que tienen
los médicos de reparar y satisfacer las consecuencias de los actos,
omisiones y errores voluntarios e involuntarios incluso, dentro de ciertos
límites, cometidos en el ejercicio de su profesión… (Mariñelarema, 2011).

Al hablar y abordar éste tema, se nos contextualiza en un ámbito social, judicial y


moral, pues dichos términos se encuentran en constante relación, que a lo largo del
ensayo se irán explicando.

Es importante basarnos en el cumplimiento del deber, siempre con la omisión de


diligencias, discriminación o mala praxis, tratando de mejorar en todo momento las
técnicas, la práctica y el trato, favoreciendo a un cuidado personalizado y delicado.
No obstante, el médico puede cometer errores, ya sea por impericia (falta de
conocimientos), o imprudencia (inseguridad y riesgos innecesarios dirigidos al
paciente).

La responsabilidad profesional médica regula toda actividad, estableciendo


principios, normas y reglas generales que todo trabajador en salud tiene que
cumplir, comprendiendo las causas-consecuencias de los actos que llevarán a cabo
en seres humanos y el alcance que esto implica para el entorno ético, y legal.
Los especialistas más demandados son aquellos que conviven con el riesgo, donde
un error mínimo puede provocar un daño grave, y en la mayoría de las veces se
debe a la complejidad de una mala atención, jerarquías o prioridades, presión de
tiempo, y falla en la comunicación; por lo que se recomienda mejorar el pensamiento
automático, la falla en diagnósticos, y poseer grandes actitudes/ aptitudes.

II. Desarrollo

Para comprender la obligación que tienen los médicos de reparar y satisfacer las
consecuencias de errores cometidos en el ejercicio, es necesario delimitar las
clases de responsabilidad médica, esto con el fin de conocer los aspectos a
considerar ante el mal actuar profesional de una persona.

Dicho esto, podemos identificar que, la responsabilidad médica no solo considera


aspectos morales, derivados del código moral y ético que se ha asumido ante el
ejercicio profesional, sino que también conlleva un actuar legal, el cual suscita ante
el incumplimiento de un obligación de acción u omisión. El valor de la
responsabilidad legal incide en qué es el instrumento esencial para dar constancia
del daño, esto quiere decir, que niega o no la culpabilidad del responsable.

Asimismo, debe considerarse la responsabilidad civil, la cual se define como la


obligación que nace de la ley. De ahí que, en conjunto la responsabilidad civil y legal
atienden circunstancias en las cuales un médico ha actuado en falta y origina un
prejuicio, no obstante la vía civil únicamente se encarga de reparar el daño
posteriormente a la comprobación de la culpabilidad por medio de la vía penal.

En relación a toda responsabilidad, hay obligaciones que el médico debe cumplir,


en ello se sustenta el dictamen de un buen o mal cumplimiento de la responsabilidad
profesional; en lo ético, el médico deberá ejercer el secreto profesional y atenderá
de forma oportuna y diligente. Las obligaciones anteriormente mencionadas, son los
requerimientos que comúnmente se exigen a todo experto en algún campo, sin
embargo cuándo aludimos a un profesional de la salud, estos cobran mayor
importancia, pues no se trata de una ocupación inconsecuente, toda falta a la
responsabilidad moral se juzga como una falta de ética en el ejercicio y origina
circunstancias que corrompen la responsabilidad legal.

Debemos mencionar también, cuáles son las obligaciones del paciente,


principalmente aquellas que repercuten en el actuar del médico y el cómo se
llevaran a cabo ciertos procedimientos durante la atención médica.

En diversas ocasiones, la causalidad de una correcta o incorrecta formulación de la


historia clínica es la desacertada proporción de información sobre la sintomatología
del paciente, en este caso obtenida del mismo.

Se reconoce de igual forma que el médico está obligado a informar al paciente sobre
su tratamiento, sin embargo, en el paciente recae la responsabilidad de someterse
a los exámenes y tratamientos que el médico indique.

Otro punto a tratar es la responsabilidad penal, en esta responsabilidad evaluamos


dos particularidades. La primera es consecuencia del conocer el motivo de las
acciones y además el tener la voluntad de hacerlas, en este caso se dice que se ha
actuado dolosamente, sin embargo, ante la omisión de la diligencia debida, tenemos
la segunda circunstancia: la imprudencia.

Para poder distinguir una imprudencia es necesarios sustentarse en el código penal,


el cual maneja tres tipos de imprudencia, los cuales son: leve, grave y profesional.

De la posibilidad de incurrir en la imprudencia radica la importancia de conocer las


reglas de la profesión, así como el mantener constante actualización de ellas.
También ante la imprudencia es necesario analizar las posibles consecuencias de
los actos que se lleven a cabo durante el ejercicio de la profesión, e incluso el evitar
posibles acusaciones por omisión de una atención normal (ante esto, el
conocimiento de los protocolos de atención cobran un valor primordial en la
profesión).

Con respecto a todo lo mencionado anteriormente, es necesario reconocer que en


muchas ocasiones las faltas a la responsabilidad médica no son causadas por la
mala intención del médico, sino que, son consecuencias motivadas de distintas
acciones llevadas a cabo en la búsqueda del bienestar del paciente.
De estas consecuencias circunstanciales surge el concepto de la Iatrogenia:

Deriva de la palabra iatrogénesis cuyo significado literal es “provocado por el


médico”, es un daño en la salud provocado por un acto médico, puede resultar de
procedimientos realizados dentro de una indicación correcta, realizados con pericia
prudencia y diligencia.

Podemos determinar que, ante la consciencia de un acto que se sabe será


beneficioso para el paciente, hablamos de una iatrogenia consciente. Sin embargo
también existe la posibilidad de que, ante un acto que se considera provechoso para
el paciente, se pueda incurrir en un daño inesperado, esta circunstancia se
considera una iatrogenia inconsciente. Finalmente tenemos a la que se podría
considerar la iatrogenia más grave, la cual se denomina iatrogenia legal, la cual
consiste en el actuar fuera de los principios éticos y jurídicos elementales.

Por otra parte, encontramos la iatropatogenia, la cual se puede definir de la siguiente


manera:
Es la acción adversa o perjudicial que resulta directa o indirectamente de la actividad
del equipo de salud debido a un error al elegir el tratamiento, por negligencia,
inexperiencia, imprudencia o abandono al paciente.

Es importante reconocer en que ocasiones se puede justificar el actuar médico


como una iatrogenia o una iatropatogenia, esto con la finalidad de identificar
correctamente en que momentos es adecuado brindar una argumentación ante un
mal ejercicio de la profesión médica, con la intención de mejorar la atención al
paciente y no perjudicar su bienestar en el proceso.

Recapitulando todo lo ya mencionado a lo largo del ensayo, podemos discutir en


que ocasiones se puede o no solicitar una responsabilidad médica.

Para poder solicitar una responsabilidad médica, se requiere que ocurra una cadena
de sucesos durante el ejercicio de la atención médica. Principalmente, no se puede
responsabilizar al médico de un mal actuar si no se demuestra una relación de
causalidad, asimismo se debe comprobar un daño y la omisión voluntario o
involuntaria del profesional.
Para unificar criterios de actuación médica, existe una guía de actuación médica,
esta tiene el propósito de esclarecer el temple de la solicitud de una responsabilidad
médica.

Ante toda solicitud debe existir un motivo, ante las repercusiones de una
responsabilidad médica se necesita una justificación afable que establezca la
existencia de un daño, sin esta no se puede protestar por ninguna vía.

En relación a lo ya mencionado, debe existir una coherencia en toda solicitud, en


este caso, debe existir una relación cronológica, sintomática y topográfica. Su
importancia se sustenta en la necesidad de comprobar la veracidad de los hechos
para poder establecer las consecuencias originadas de un mal actuar.

Para complementar lo anteriormente dicho, ante un incorrecto procedimiento del


profesional, se deben de identificar todos los aspectos que lo originaron, sin
embargo muchos de estos motivos son causados por falta de juicios éticos, y son
en la mayoría de los casos, injustificables. Entre ellos podemos encontrar
características propias de un mal profesional. De acuerdo con Ronald F. Duska, la
ignorancia, la débil fuerza de voluntad, la arrogancia y la docilidad son las
principales características morales que conllevan a un mal ejercicio profesional.

No obstante, debemos resaltar que existen actos que pueden derivar una
responsabilidad médica de gravedad. En el sector de la salud, toda intervención
realizada debe tener sustento en un diagnostico con todos los requerimientos que
lo comprueben, de igual forma, se debe de contar con el consentimiento total e
informado del paciente, el cual debe de esclarecer cuales son los posibles riesgos
a lo largo de la atención médica.

Finalmente, también es necesario conocer en que situaciones le médico no tiene la


obligación de actuar, por lo tanto no puede adquirir responsabilidad médica alguna,
en este caso se considera si el paciente ya ha recibido atención previa sin qué el
médico tenga el conocimiento de ello, si el paciente sigue indicaciones de personal
médico, la falta de responsabilidad del paciente al llevar su tratamiento y la pérdida
de confianza en la relación médico-paciente.

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