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DEICY

FABIOLA ROMERO
I.       INTRODUCCIÓN
Teniendo en cuenta que  al Derecho Internacional Privado le corresponde  regular aquellos
supuestos de hecho relacionados  con  dos o más ordenamientos jurídicos,  es necesario
repetir,[2]   que toda exposición sobre las normas de esta rama del Derecho debe partir
de  la existencia de  una pluralidad de métodos, los cuales se complementan para
reglamentar a tales supuestos de hecho.  Tal pluralidad deriva de una diversidad de normas,
susceptibles de una clasificación  primaria que atiende a la manera como se deduce, en cada
una de ellas,  la consecuencia jurídica.  Así encontramos, en primer lugar, a las
denominadas normas formales o indirectas, también denominadas indicadoras,
conflictuales, de conflicto, de colisión, de conexión, de remisión, de atribución  y, en
segundo lugar,  a las normas   materiales  o sustantivas que reglamentan de modo directo
este tipo de supuestos o que auxilian  a las primeras
Para resolver cada uno de los diferentes aspectos que pueden estar involucrados en un
caso  vinculado con dos o más ordenamientos jurídicos, corresponde al foro, en el
desempeño de la  misión organizadora de esta reglamentación, dar los siguientes pasos:  a)
verificar si el supuesto de hecho en discusión cae bajo el imperio de un cierto tipo de norma
material que le debe ser aplicada necesariamente, comúnmente designadas como:  normas
de aplicación inmediata, normas de aplicación necesaria, leyes de policía o imperativas
internacionales; b) en segundo lugar,  el juez, tomando en cuenta la prelación de las fuentes
que le imponga su propio sistema de Derecho Internacional Privado, debe revisar  la
existencia de normas que  regulen directamente el aspecto  concreto, por lo general
contenidas  en convenios vigentes entre el Estado juzgador y los vinculados al caso[3]; c)
en caso de no comprobarse la existencia de las precitadas normas,  procederá a hacer uso de
la norma indirecta o formal, que localizará al supuesto en uno de los ordenamientos con los
cuales esté vinculado, que podrá ser el del foro  o uno extranjero; y d) por último, el
Juez  tendrá, además, que tomar en cuenta disposiciones materiales que  coadyuvan a la
aplicación de la norma de conflicto.
En esta oportunidad haremos referencia  a los dos últimos tipos de normas a los fines de
conocer la estructura y clasificación  de las mismas.  

Norma de conflicto
Se puede describir como una disposición interna que tiene por objeto remitir al ordenamiento
jurídico dentro del cual se enmarca la cuestión o relación jurídica que se pretende solucionar, la
norma de conflicto es un indicador, una guía que nos lleva al fin buscado.
Norma de conflicto Derecho Internacional Privado
La norma de conflicto recibe esta denominación por el papel que se le atribuye: dar una solución
al llamado «conflicto de leyes». Con esta última expresión se hace referencia tradicionalmente al
problema de la determinación de la ley aplicable a aquellas situaciones o relaciones jurídicas de
carácter privado que, por estar en contacto con dos o más ordenamientos, pueden calificarse como
internacionales.
Norma de conflicto es aquella norma de Derecho Internacional Pr. que, para la regulación de la
situación privada internacional, determina, de entre los distintos ordenamientos vinculados con el
supuesto, cuál de ellos debe regular la situación. Esta norma emplea un método de reglamentación
“indirecto”: su cometido es “localizar” la situación privada internacional en un país concreto, cuyo
ordenamiento jurídico proporcionará la solución concreta a la situación privada internacional objeto
del litigio. La norma de conflicto es el tipo normativo más utilizado por el DIPr. de todos los países
para el sector del Derecho aplicable.
La regla de conflicto es la principal regla de nuestro sistema de derecho internacional privado, tanto
de fuente nacional como internacional. Puede afirmarse que más del 90% de las normas de esta
rama del Derecho, tienen esa estructura. Como se sabe, la regla de conflicto intenta destrabar el
conflicto que (eventualmente) pueda presentarse al tener una relación privada internacional puntos
de contacto con más de un ordenamiento jurídico, lo cual la lleva a decidir cuál de esos
ordenamientos conectados es al que le corresponde regular la relación y/o los tribunales de qué país
deben resolver los litigios que puedan suscitarse al respecto. Se trata por tanto, de una regla
indirecta, ya que no establece directamente cuál es la solución sustantiva sino que reenvía la misma
a un ordenamiento jurídico, generalmente estatal
EJEMPLO El art. 4.1 del Reglamento 864/2007 “Roma II” de 11 julio 2007 [Ley aplicable a las
obligaciones extracontractuales], indica: “la ley aplicable a una obligación extracontractual que se
derive de un hecho dañoso es la del país donde se produce el daño”. Este inciso del art. 4 R. “Roma
II” es una norma de conflicto. Por tanto, para concretar las normas aplicables a la responsabilidad
civil derivada de una emisión de gases contaminantes por parte de una empresasita en España y que
produce daños a ciertas plantaciones agrícolas en Portugal, debe localizarse la “sede” de la relación
jurídica, que es, en este caso, el país en cuyo territorio ha ocurrido el daño. El Derecho de tal país
(Portugal) regulará la cuestión. El art. 4.1 Reg. Roma II no proporciona una solución directa ni
material a la misma, ni determina el ámbito de aplicación de la Ley española en el espacio. El art.
4.1 Reg. Roma II es una mera “norma de remisión”. Es una “norma de conflicto”
Materia de aplicación • Cuatro son las materias que pueden hacer parte del Derecho Internacional
Privado (son del dominio del DIP) : Conflicto de leyes, Conflicto de Jurisdicciones , Problemas de
Nacionalidad , Condición Jurídica del Extranjero

La norma de conflicto recibe esta denominación por el papel que se le atribuye: dar


una solución al llamado «conflicto de leyes». Con esta última expresión se hace referencia
tradicionalmente al problema de la determinación de la ley aplicable a aquellas situaciones
o relaciones jurídicas de carácter privado que, por estar en contacto con dos o
más ordenamientos, pueden calificarse como internacionales. En la actualidad se considera
poco preciso hablar de la existencia de un conflicto para describir el mencionado problema,
pero la terminología, al menos en lo que afecta a la denominación de la norma, se puede
considerar asentada tanto en las legislaciones como en la doctrina y en la práctica judicial.
La propia Constitución Española hace uso de la misma cuando atribuye competencia
exclusiva al Estado en lo relativo a la elaboración de las «normas
para resolver los conflictos de leyes» (artículo 149.1.8.ª).
INDIANA
CLASIFICACIÓN DE LA NORMA DE CONFLICTO: Las normas
de conflicto pueden ser unilaterales o bilaterales. Son unilaterales las que se limitan a
determinar el ámbito de aplicación del propio ordenamiento jurídico: precisan los supuestos
en que se aplica el Derecho del foro; no designan, para los demás casos, la ley
extranjera aplicable. El artículo 9 del Código Civil español, en su primitiva redacción,
constituye un ejemplo destacado de norma unilateral. Si las normas de conflicto contienen
uno o varios criterios, de acuerdo con los cuales se determina con carácter general la ley
aplicable, sea ésta la del foro o una ley extranjera, se consideran bilaterales. A esta técnica
responden las normas que recoge el vigente artículo 9 de nuestro Código.

Los partidarios de la redacción unilateral de las normas de conflicto entienden que,


en ausencia de normas de Derecho Internacional delimitadoras de las competencias
legislativas estatales, los legisladores no pueden hacer otra cosa que definir el campo de
aplicación de su propio ordenamiento. De este modo, si el Derecho del foro, de acuerdo con
la norma de conflicto unilateral, no es competente, la ley extranjera aplicable debe fijarse a
través de las normas de conflicto, también unilaterales, de los restantes Estados. En
la práctica, sin embargo, los jueces que han tenido que aplicar normas
de conflicto unilaterales no han seguido tales planteamientos. Lejos de eso, han visto, en
ellas, normas bilaterales incompletas, y las han bilateralizado. Es decir, el criterio seguido
por el legislador para determinar el ámbito de aplicación del propio Derecho se ha utilizado
también para la designación de la ley extranjera aplicable. Se evitan así, por otro lado, los
inconvenientes que podrían presentarse si se recurre a las normas extranjeras: que
ningún ordenamiento se considere aplicable o, lo que sería más frecuente, que
varios ordenamientos se consideren competentes.

Además, el punto de vista al que responde el unilateralismo no es el que ha prevalecido en


el análisis del conflicto de leyes. En el Derecho Internacional privado actual, resultado de
un proceso histórico en el que la figura de Savigny ha tenido una influencia muy destacada,
se pone el acento no en la ley, sino en la relación o situación jurídica. No preocupa tanto
la determinación del ámbito de aplicación de la ley en el espacio como la búsqueda de la
localización más adecuada para dicha relación o situación. Esta localización supone fijar
la ley aplicable con carácter general: si la ley del foro no es aplicable, debe señalarse la ley
extranjera que lo es. Dicho de otro modo, de acuerdo con el criterio que hoy se considera
acertado, las normas de conflicto deben ser bilaterales.

En las legislaciones se siguen encontrando normas unilaterales, pero predominan


las bilaterales. La tendencia, además, es favorable a la elaboración de normas
de conflicto bilaterales, como ponen de manifiesto las reformas efectuadas en distintos
países, entre ellos España, en los que se ha pasado de una redacción unilateral a
otra bilateral de las normas de conflicto.

La norma de conflicto bilateral es caracterizada usualmente como norma indirecta frente a


la norma material, norma directa. En esta última se contempla un supuesto de hecho y se le
atribuye, por la propia norma, una consecuencia jurídica. En la norma de conflicto bilateral,
en cambio, se contempla una relación o situación jurídica, o algún aspecto de la misma, y
para su regulación la norma se remite, por medio de una circunstancia o punto de conexión,
al Derecho del foro o al Derecho de otro Estado.

Destaca la norma de conflicto bilateral por no contemplar meros hechos, sino relaciones o


situaciones jurídicas que en unas ocasiones son consideradas en su globalidad y en otras,
cada vez más numerosas, lo son fraccionadamente, teniendo en cuenta sus diferentes
aspectos. La regulación de tales aspectos, relaciones o situaciones no se encuentra, como se
ha dicho, en la misma norma, sino que debe buscarse en el Derecho designado. Si éste es
un Derecho extranjero, es necesario precisar, además, si la remisión es a la ley material o
al ordenamiento en su conjunto. En el segundo caso, las normas de conflicto extranjeras
quedan comprendidas en la remisión, por lo que puede darse un reenvío. Corresponde
al Derecho de cada Estado establecer en qué supuestos la remisión debe entenderse como
remisión material o como remisión total.

Pero el elemento característico de la norma de conflicto bilateral es, indudablemente, el


punto de conexión. La norma, para la designación del Derecho aplicable, toma en
consideración un determinado vínculo entre la relación o situación y el ordenamiento de un
país. Este vínculo se denomina punto de conexión. Si en algunas normas de conflicto se
utilizan criterios personales -nacionalidad, domicilio, residencia habitual-, o territoriales -
lugar de situación de un bien, lugar de celebración o ejecución de un acto, lugar en el que se
produce un hecho, etc.-, en otras se efectúan remisiones a la ley elegida por las partes o a la
ley con la que la relación o situación presenta los vínculos más estrechos. Mientras que, por
otro lado, ciertas normas de conflicto contienen puntos de conexión permanentes, otras
recogen puntos de conexión temporales. Si, por último, las normas más simples utilizan un
solo punto de conexión, otras, que pueden llegar a ser muy complejas, utilizan dos o más.
En el segundo caso pueden combinarse, naturalmente, criterios de las distintas categorías ya
expuestas. La dificultad que plantean estas normas de conflicto que utilizan varios puntos
de conexión es la de determinar la relación que existe entre los mismos. Esta relación será
de sustitución cuando se establezca un punto de conexión principal y uno o
más subsidiarios, como ocurre en el artículo 9.2 del Código Civil español. Se hablará, en
cambio, de alternatividad en el caso en el que cualquiera de las leyes designadas pueda ser
aplicada, a condición de que se cumpla el objetivo que se pretende alcanzar a través de la
norma. A fin de asegurar, en la medida de lo posible, que el acto sea válido desde el
punto de vista formal, el Convenio de La Haya, de 5 de octubre de 1961, sobre
los conflictos de leyes en materia de forma de las disposiciones testamentarias, recoge en
su artículo 1 una norma de conflicto de conexión múltiple alternativa. La relación se
considerará, por último, de acumulación siempre que todas las leyes designadas deban ser
aplicadas. Esto es lo que exige, por ejemplo, el artículo 9.5 de nuestro Código Civil.

La técnica de la norma de conflicto bilateral, por otra parte, ha sido objeto de críticas muy
severas. En esta línea, en la que han destacado los autores norteamericanos, se ha señalado
que las normas de conflicto suelen estar formuladas en términos muy generales y
abstractos, que establecen soluciones enormemente rígidas y que se remiten ciegamente
al Derecho de un Estado sin tener en cuenta su contenido, por lo que frecuentemente,
mediante su aplicación, no se puede llegar a la solución más justa y adecuada para el caso
concreto. Esta doctrina ha contribuido, sin duda, al perfeccionamiento de la técnica
conflictual. Las normas de conflicto, en este sentido, se especializan progresivamente,
como pone de manifiesto la elaboración de normas sobre contratos de seguro o
sobre obligaciones civiles derivadas de los accidentes de circulación. Son cada vez más
frecuentes en ellas, en segundo lugar, criterios flexibles como el ya citado de los «vínculos
más estrechos», que se recoge, por ejemplo, en el artículo 4 del Convenio de Roma, de 19
de junio de 1980, sobre ley aplicable a las obligaciones contractuales. También las
consideraciones de Derecho material, que nunca han faltado en las normas de conflicto,
están hoy día más presentes en aquellas normas que exigen tener en cuenta el contenido de
la ley a la que se remiten antes de considerarla como ley aplicable. Manifestación muy
importante de este criterio se encuentra en las normas sobre alimentos que contiene
el Convenio de La Haya de 2 de octubre de 1973: si la ley designada, en ciertos casos, no
permite obtener alimentos al acreedor, se debe acudir a otra ley.

Por significativas que sean estas matizaciones o modificaciones que se van introduciendo,
no se puede negar que la técnica de la norma de conflicto bilateral sigue prevaleciendo en
el vigente Derecho Internacional privado sobre la técnica material. Esta última se hace
imprescindible, no obstante, en dos supuestos. En primer lugar, hay ocasiones en que se
considera necesario, a la vista de las peculiaridades de las situaciones o
relaciones internacionales, establecer para éstas, de una manera directa, la reglamentación
que parece adecuada. Por ejemplo, el Convenio de Viena de 11 de abril de 1980 regula la
venta internacional de mercaderías mediante normas materiales en parte distintas de las que
se aplican a la relación interna. Se habla, entonces, de normas materiales especiales. Por
otro lado, ciertas normas materiales de los ordenamientos estatales han sido elaboradas para
el logro de objetivos de muy especial relevancia, como la protección de la infancia, lo que
puede justificar que tales normas se apliquen con carácter general, tanto a las situaciones o
relaciones internas como a las internacionales. De este modo, se excluye la intervención de
la norma de conflicto, porque esas normas materiales -conocidas como normas materiales
imperativas- se consideran de aplicación necesaria o inmediata.

La utilización de la técnica material, no obstante, es excepcional. En la mayoría de los


casos, si se quiere dar respuesta a los problemas que suscita la situación
o relación internacional, deben aplicarse normas de conflicto.

KEREN

II.          ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE CONFLICTO


Para explicar cuáles son los elementos de las normas formales o  indirectas partiremos de
su comparación con las normas materiales o directas, que habitualmente figuran en el
Derecho interno de cada Estado, para regular las distintas instituciones jurídicas contenidas
en el mismo. Por ejemplo el Código Civil venezolano establece en el Art. 18  lo siguiente:
«Es mayor de edad quien haya cumplido los dieciocho (18) años.
El mayor de edad es capaz para todos los actos de la vida civil, con las excepciones
establecidas por disposiciones especiales».
Esta norma establece como supuesto de hecho el que una persona cumpla 18 años y como
consecuencia directa la mayoría de edad y por ende la capacidad general.
Ahora bien, si analizamos el Art. 16 de la Ley  de Derecho Internacional
Privado[4] podremos distinguir entre la estructura de una norma material y una norma
formal[5].
Art. 16: «La existencia, estado y capacidad de las personas se rigen por el Derecho de su
domicilio».
 En esta norma no existe una consecuencia jurídica directa, sino que se atribuye
competencia a un ordenamiento jurídico para regular al supuesto de hecho de la norma
formal, que en este caso está referido a los requisitos para determinar la existencia, estado y
capacidad de las personas. La diferencia fundamental estriba en que al supuesto de hecho
de la norma material se le atribuye un efecto jurídico (consecuencia jurídica); mientras que
en la formal la consecuencia jurídica otorga esta facultad al Derecho aplicable según ella.
Tal facultad viene dada por un elemento clave, denominado factor de conexión o punto de
conexión, que en el caso de la norma transcrita es el domicilio. Así en dicha norma se
distinguen claramente tres elementos que son los que caracterizan a la norma formal o
indirecta:
§    supuesto de hecho: existencia, estado y capacidad de las personas.
§    consecuencia jurídica: aplicación del Derecho del domicilio.
§    factor de conexión: domicilio.
A continuación analizaremos cada uno de estos elementos:
1) Supuesto de hecho, tipo legal o factor conectable: es una situación condicional, prescrita
por el autor de la norma, formada por uno o varios datos jurídicos. Los elementos del
supuesto de hecho de la norma de conflicto no se realizan en un único ordenamiento
y  pueden estar referidos a:
§  Los efectos resultantes de cierta situación.  Ej. efectos del matrimonio (Art. 22 LDIP).
§  Las condiciones para que se produzcan tales efectos. Ej. la validez del matrimonio (Art.
21 LDIP);  la validez de los actos  (Art.37).
§  Tanto a los efectos como a las condiciones de validez. Ej. Las obligaciones
convencionales (Art. 29 LDIP).
§  Los aspectos procesales. Ej. competencia en la esfera internacional (Art. 39 al 43 LDIP);
la competencia territorial interna (Art. 49 al 51 LDIP).
2) Consecuencia jurídica o factor receptivo: es el dispositivo que atribuye competencia a un
Derecho o a una jurisdicción, que pueden resultar según el caso los del Estado del juez que
conoce del asunto o los de uno extranjero. Hemos llegado a esta enunciación de la
consecuencia jurídica de la norma de conflicto teniendo en cuenta la distinción entre los
aspectos que constituyen, esencialmente, el contenido del Derecho Internacional Privado: el
problema de la determinación del Derecho aplicable y el de la atribución de la jurisdicción.
Así, en  el Art. 16  ya comentado, la consecuencia jurídica atribuye competencia al Derecho
del domicilio y podría resultar aplicable el propio del juez que conoce del asunto o el
extranjero, dependiendo del lugar donde tenga su domicilio la persona  física,  en el caso
concreto. Mientras que el Art. 39 de la ley atribuye jurisdicción a los tribunales de la
República cuando el demandado se encuentre domiciliado en el territorio nacional.
3) Factor de conexión o punto de conexión: es un elemento esencial de la norma de
conflicto y su misión consiste en localizar la relación jurídica con elementos extranjeros, en
uno de los ordenamientos jurídicos con los cuales se encuentra conectada. El factor de
conexión expresa la relación de las personas, las cosas o los actos con un determinado
ordenamiento jurídico estatal, tomando en cuenta la circunstancia que sirve para evidenciar
la vinculación entre el supuesto de hecho y la consecuencia jurídica. Por ello se dice que es
el mecanismo técnico que permite localizar una determinada relación o situación en un
determinado ordenamiento jurídico.[6] Así por ejemplo, el elemento que se toma en cuenta
para localizar la situación referente a la existencia, estado y capacidad de la persona es, en
el Art. 16 de la LDIP el domicilio de la misma, pero, como veremos más adelante, podría
haberse tomado otras circunstancias como son: la nacionalidad o la residencia de la
persona. Esto significa que los proyectistas de la Ley consideraron que el domicilio es la
circunstancia más adecuada para localizar ese supuesto de hecho o como lo denominaría
Savigny «el asiento o sede de la relación jurídica»[7].
III. CLASIFICACIÓN DEL FACTOR DE CONEXIÓN
A fines didácticos, el factor de conexión ha sido analizado desde diversos puntos de vista.
A continuación expondremos las diversas clasificaciones, ilustradas con algunos ejemplos:
1. Según se refiera a personas, cosas o actos
Personales (referidos a las personas)
Nacionalidad
Domicilio
Residencia
Pertenencia
Ciudadanía
Sede
Principal establecimiento
Reales (referidos a las cosas)
§  Lugar de ubicación o situación.
§  Pabellón de una nave o aeronave.
§  Lugar del registro.
Mixtos (referidos a los actos o al proceso)
§  Lugar de celebración.
§  Lugar de ejecución.
§  Lugar de constitución
§  Lugar de explotación
§  Autonomía de la voluntad.
§  Lugar de proceso.
2. Según esté o no determinado en la norma
Expreso: aparece claramente determinado en la misma norma. Ej. Cualquiera de los antes
mencionados.
Tácito: es necesario determinarlo mediante la interpretación de otras normas de Derecho
Internacional Privado o dependerá del caso concreto. Ej. Art. 37 (2) LDIP «el que rige el
contenido del acto» dependerá del tipo de acto; y Art. 27 del Código Bustamante «ley
personal» es necesario tener en cuenta el Art. 7 del mismo Código, además del caso
concreto.
3. Según esté o no sujeto a mutación
Variables (pueden cambiar)
Nacionalidad.
Domicilio
Lugar de ubicación del bien mueble. Invariables (no cambian)
Último domicilio del de cujus
Lugar de celebración de un acto.
Domicilio para el momento: a) de contraer matrimonio. b) del nacimiento. c) de la
celebración del contrato.
4. Según requiera o no de una interpretación jurídica
Jurídicos (requieren de interpretación jurídica)
Nacionalidad
Domicilio
Ciudadanía
Residencia
Lugar de constitución
Lugar de celebración (actos a distancia)
Autonomía de la voluntad
Fácticos (constituyen un simple hecho)
Lugar de ubicación de un bien inmueble.
Lugar del registro
Pabellón de una nave o aeronave.
5. Según se indique una o más circunstancias para determinar el Derecho aplicable
Simples: indican una sola circunstancia para determinar el Derecho aplicable
En algunos casos ese único elemento podría dar lugar a la aplicación distributiva de más de
un Derecho. Ej. Arts. 21 y 25 LDIP, en estos supuestos se aplicará, según se trate, el
Derecho del respectivo domicilio de cada contrayente o el Derecho del domicilio del
adoptante y del adoptado, los cuales pueden ser diferentes.  
Compuestos: indican más de una circunstancia para determinar el Derecho aplicable
Pueden  estar en una relación de:
§  Acumulativos: deben aplicarse conjuntamente varios Derechos. Ej. Art. 180 Código
Bustamante «Se aplicarán simultáneamente la ley del lugar del contrato y la de su
ejecución, a la necesidad de otorgar escritura o documento público para la eficacia de
determinadas convenios y a la de hacerlo constar por escrito». En este caso, para determinar
los Derechos aplicables, deben tenerse en cuenta simultáneamente dos circunstancias: 1)
lugar de celebración del contrato y 2) lugar de la ejecución del contrato.
§  Alternativos: debe aplicarse indiferentemente uno de los Derechos indicados. Ej. Art. 37
LDIP, de acuerdo a esta norma los actos jurídicos son válidos, en cuanto a la forma, si
cumplen con los requisitos exigidos, indistintamente, en cualquiera de los ordenamientos
jurídicos estatales vinculados por: el lugar de celebración, regir el contenido del acto o por
el domicilio de su otorgante o domicilio común de sus otorgantes. Debe observarse que el
objetivo perseguido por esta norma es favorecer la validez del acto, reduciendo la
posibilidad de que un acto sea nulo por defecto de forma. 
§  De principal a subsidiario: depende de que se aplique prioritariamente un Derecho u otro
en defecto del primero. Ej. Art. 22 LDIP, conforme a esta disposición el «domicilio
común» es la circunstancia principal y la subsidiaria el último «domicilio común».
SARAHI
FACTORES DE CONEXIÓN
I) EL LUGAR DE SITUACIÓN DE LOS BIENES

El punto de conexión lugar de situación de los bienes es un principal ancestral, tan antiguo
como el propio derecho internacional privado, y ha sido la base de sustentación de las doctrinas
territorialistas. Se trata de una regla simple, que da certeza jurídica. Irremplazable además, para
el cumplimiento de las políticas urbanísticas, fiscales, medioambientales, etc., que cada Estado ne-
cesita llevar a cabo en forma permanente. La perdurabilidad de la vigencia de la lex situs o lex rei
sitae se ha justificado de diferentes maneras: por razones de soberanía en primer lugar, en cuanto la
suma de los bienes inmuebles con- forman el territorio nacional, sustento indispensable del Estado-
nación. Otros destacan el hecho de que cumple con el criterio de proximidad, base para la
formulación de una regla de conflicto. Además de favorecer la certeza y la efectividad, por cuanto
ninguna medida de ejecución sobre Los bienes inmuebles puede cumplirse sin la aquiescencia del
Estado donde están ubicados. O dicho de otra manera: el Estado donde se encuentra el bien raíz
puede bloquear cualquier medida de ejecución dictada en el extranjero; cuestiones tales como las
expropiaciones o las servidumbres deben contar en consecuencia, con el consentimiento
irremplazable de la legislación y de la jurisdicción del Estado donde está ubicado el bien.
Algunos autores sostienen que la declinación del territorialismo ha entrañado la decadencia de la ley
real. 3 En nuestro sistema jurídico esa declinación es posible observarla desde muy temprano, a
través de la comparación en las soluciones dadas por el Tratado de Derecho Civil Internacional de
Montevideo de 1889 y las suministradas por el homónimo de 1940 respecto de la capacidad para
testar: adherida al lugar de situación de los bienes en 1889 (art. 45.a), la capacidad para testar es
sustituida en 1940 por su determinación de acuerdo a la ley del domicilio del testador (art. 1).
También puede aquilatarse esa declinación en la posibilidad de vender los bienes inmuebles de un
incapaz, que requiere la determinación de la capacidad o incapacidad por la ley del domicilio del
titular del bien, pero si es incapaz y necesita una venia, ésta deberá tramitarse en el lugar de
situación del inmueble (art. 15 y 22). Esta solución fue borrada del Tratado de Derecho Civil
Internacional de Montevideo de 1940, por cuanto tanto la determinación de la capacidad como los
trámites para vender un inmueble deberán someterse a la ley del domicilio del incapaz (arts. 19 y
28)
Bienes inmuebles. Los bienes raíces o inmuebles no tienen un lugar específico en el articulado del
apéndice del Código Civil. Su regulación se realiza a través de una regla de conflicto de carácter
general, bilateral y clásica, como acontece con la disposición del art. 2398: Los bienes cualesquiera
que sea su naturaleza son exclusivamente regidos por la ley del lugar donde se encuentran, en
cuanto a su calidad, a su posesión, a su enajenabilidad absoluta o relativa, y a todas las relaciones de
derecho de carácter real de que son susceptibles. Es la solución recogida por el art. 39 del proyecto
de ley. Por tanto, a la ley del lugar de situación del bien le corresponde calificar si se trata de un
bien mueble o inmueble; de enajenarlo; las restricciones que puedan imponerse; las situaciones de
inalienabilidad y los derechos que da la posesión y bajo qué condiciones ésta debe configurarse.7
Corresponde insistir en que la calificación como bien mueble o inmueble le corresponde a la ley del
Estado del lugar de ubicación del bien (calificación lege rei sitae)

b) Bienes muebles. Bienes muebles son aquellos que pueden ser trasladados de un sitio a otro y,
por tanto, de un Estado a otro. El Código Civil no hace referencia expresa a los bienes muebles, los
cuales quedarán comprendidos bajo la regla general del art. 2398 que ya hemos comentado al
analizar el régimen de los bienes raíces. En cuanto al proyecto de ley también les cabe a los bienes
muebles las prescripciones contenidas en el art. 39 (norma de carácter general). No obstante, su
movilidad puede generar situaciones que evidentemente no se presentan en el caso de los bienes
raíces. Por tal motivo, el art. 41 del proyecto, está dedicado a resolver el problema del cambio de
situación de los bienes muebles.9 El numeral primero respalda el valor de los derechos adquiridos
“con arreglo al lugar donde existían al tiempo de su adquisición”, no haciendo otra cosa que aplicar
el principio general contenido en el art. 9 ubicado al comienzo del proyecto. Pero el reconocimiento
de los derechos adquiridos bajo la ley de la antigua situación no tiene una aplicación automática,
puesto que en realidad, están sometidos a una doble condición:
- en primer lugar, el adquirente del bien mueble en el país de la ubicación anterior debe prestar su
consentimiento al traslado del bien hacia otro Estado; si el traslado del bien mueble fue realizado
sin su consentimiento o con desconocimiento, los derechos adquiridos en el nuevo lugar les son
inoponibles. Huelga decir que no tiene por qué realizar ningún sometimiento de su dere-cho a la ley
de la nueva situación, y
- en segundo término, el titular de los derechos adquiridos bajo la precedente situación deberá
cumplir con “los requisitos exigidos por la ley de la nueva situación para la conservación de sus
derechos”, los cuales normalmente se ciñen a la inscripción en un Registro local o a la publicación
de edictos o documentos similares en periódicos de la localidad, y muchas veces no se impone
formalidad alguna.
Respecto del régimen sucesorio, la lex situs no tiene un ámbito de aplicación general como ocurría
en el régimen anterior: sólo cubrirá a los inmuebles y a los bienes muebles registrables (art. 30.1.a
del proyecto); los demás tienen otra conexión (último domicilio del causante, art. 30.1.b). Los
Tratados de Derecho Civil Internacional de Montevideo de 1889 (art. 30) y de 1940 (art.34) han
plasmado el mismo régimen general que el proyecto, lo cual permitirá un régimen uniforme tanto a
nivel interno como internacional. Los artículos citados reconocen que “los derechos adquiridos por
terceros sobre los mismos bienes, de conformidad con la ley del lugar de su nueva situación,
después del cambio operado y antes de llenarse los requisitos referidos, priman sobre los del primer
adquirente”.
II) EL LUGAR DE LA MATRÍCULA O DEL REGISTRO
Existen bienes cuya finalidad es la de desplazarse, tales como los buques, aeronaves, auto-
móviles, omnibuses, camiones, etc. No deberían regirse por leyes diferentes en función de sus
desplazamientos; además algunos de estos bienes frecuentemente se encuentran en espacios
sinsoberanía, por ejemplo en alta mar. Este problema se ha remediado por medio de la
matriculación;que permite utilizar una localización permanente y ficticia en el país del registro. El
proyecto deley ha atendido esta situación en el art. 40.4, no así el apéndice del Código Civil. Por
tanto, de la matriculación resultará el estatuto del bien concernido: el régimen de la propiedad, las
segurida-des de las que puede ser objeto, como por ejemplo diseñar un régimen de publicidad
internacionalmente oponible a terceros, la responsabilidad de los propietarios, etc.1

III) EL LUGAR DE CELEBRACIÓN


El Tratado de Montevideo de 1889 hace regir las formas de los instrumentos públicos por la
ley del lugar de celebración (art. 39), extensible a las formas intrínsecas y “solemnidades” por el
art. 46 del Tratado de 1940. El apéndice del Código Civil acoge la ley del lugar de celebración para
la regulación del acto matrimonial (art. 2395). Para los contratos internacionales el art. 2399 remite
a los arts. 34 a 38 inclusive, del Tratado de Derecho Civil Internacional de 1889, el cual en el art. 35
admite enforma subsidiaria su aplicación al contrato de permuta y en el de 1940 como regla general
en sub-sidio de otra solución (art. 40). La ley del lugar de celebración ha sido reconocida por el
proyecto de ley como criterio sub-sidiario en materia contractual. El art. 46 consigna que “se rigen
por la ley del lugar de su cele-bración, los actos y contratos respecto de los cuales no pueda
determinarse la ley aplicable al tiempo de ser celebrados, según las reglas contenidas en la
disposición anterior”. En cuanto a la ley aplicable a las formas de cualquier acto jurídico, se rige –
de acuerdo con el art. 43.1- por la ley del lugar donde se celebran u otorgan. En materia de títulos
valores impera también el criterio de la lex loci celebrationis (art. 50.3).
IV) EL CRITERIO DE PROXIMIDAD
Este principio representa la idea de que el derecho internacional privado debe ser aprehendido como
un Derecho de conexión. En tal caso, la cuestión más importante es la del fundamento de la
conexión retenida. De ahí la necesidad de examinar:
- el contacto o conexión de una relación jurídica con el ordenamiento de un determinado país;
- el contacto o conexión entre el litigio y los tribunales de un Estado; y por ultimo,
- la sujeción de la eficacia internacional de la decisión judicial a la estrechez de los vínculos que
existen entre la decisión dictada y la autoridad que la ha tomado.
Se lo ha considerado como una respuesta al reproche de abstracción dirigido a la escuela sa-
vigniana, pero sin salir de la postura localizadora. 12 Desde el plano de los conflictos de leyes se lo
justifica por su aparente objetividad que la haría universalizable; contribuiría a la uniformidad de las
soluciones y a eliminar las soluciones defectuosas; respetaría los intereses legítimos de las partes y
también los intereses de los Estados conectados con el caso ya que la solución no va a de- pender de
factor de conexión abstracto sino de conexión fijada en concreto, en base a la situación especifica.
En el ámbito contractual, por ejemplo, cuando las partes no han elegido de común acuerdo la ley
aplicable, debería alentarse solución de que el contrato debe regirse por la ley del país con el cual
presente los vínculos más estrechos
VI) EL PUNTO DE CONEXIÓN DOMICILIO
El punto de conexión domicilio ha tenido una hegemonía importante en relación con el esta-
tuto personal. Existe una gran variedad de domicilios: el de las personas físicas, el domicilio con-
yugal, el domicilio de los menores o incapaces, el de las personas jurídicas, etc., por lo que
conviene ingresar a su estudio de acuerdo a estas distinciones. En esta Sección corresponde ana
lizar el concepto de domicilio en las relaciones internacionales, o dicho de otro modo, el domicilio
considerado como un punto de conexión dentro de la regla de conflicto de leyes o de jurisdicciones
NORIANNY
Norma Interna La síntesis de esta concepción se resume en el conjunto de normas de un
ordenamiento jurídico nacional, que determinan cuales son las condiciones o circunstancias a las
que deben estar expuestos los sujetos de derecho, para que puedan ser objeto de juzgamiento por
leyes ajenas a las propias del estado en el que se da inicio al proceso judicial.

Es el conjunto de reglas jurídicas que regulan las relaciones jurídicas internas que se desarrollan
dentro de las fronteras de los Estados, dentro de los límites territoriales de los Estados. Ello nos
permite sostener que cada Estado tiene su propio derecho interno, es decir todo Estado tiene su
propio sistema jurídico, su ordenamiento jurídico, el mismo que no está solamente conformado
por normas jurídicas, sino además comprende a las reglas consuetudinarias, a los principios
jurídicos e instituciones jurídicas propias. Como ejemplo de reglas jurídicas que posee un sistema
jurídico determinado podemos enunciar a la Constitución, las leyes civiles, leyes penales, leyes
administrativas etc. Es decir normas de carácter sustantivo o de carácter adjetivo que forman
parte del ordenamiento jurídico interno de cada Estado. Esas reglas jurídicas, en principio, por
ejemplo en el caso del Estado peruano se aplicarán únicamente dentro del Estado peruano,
debido a que son normas que han nacido, se han creado, se han aprobado, promulgado y
publicado dentro de dicho Estado. Esta primera definición de derecho interno no nos permite
identificar de manera precisa su contenido de estudio. En consecuencia será necesario tener en
cuenta dos aspectos que nos permita identificar el objeto de estudio del derecho interno: Primero,
determinaremos quiénes son los sujetos de las relaciones jurídicas internas y luego, cuál es el
medio de aplicación de las reglas jurídicas internas. Los sujetos son las personas, los individuos que
viven, domicilian, residen en forma habitual dentro de un Estado determinado y el medio de
aplicación, es decir el ámbito o campo donde se aplican las reglas jurídicas internas es dentro del
territorio de cada Estado, dentro de la frontera del Estado, en el caso del Perú, dentro de la
frontera del Estado peruano. Ello nos conlleva a sostener que los sujetos de las relaciones jurídicas
internas tienen la absoluta certeza y seguridad jurídica de cuál será la ley aplicable a las relaciones
jurídicas que establezcan, entablen o tengan, así como también tendrán la certeza y seguridad
jurídica de cuál será el tribunal competente que resolverá sus controversias, sus diferendos, sus
conflictos de intereses. En definitiva ante un problema por ejemplo de desalojo producido entre
personas de nacionalidad peruana y que domicilian en el Perú, se aplicará las normas del Código
Civil y el Código Procesal Civil peruano y la demanda se interpondrá ante un tribunal peruano. En
conclusión no existe la mínima duda de la competencia del derecho interno, ni del origen o
nacimiento de sus reglas jurídicas, ni de la efectividad de la sanción. Tampoco existe duda en
cuanto a la aplicación de la ley que se aplicará a las relaciones jurídicas que entablen o inician o
sostengan, así como tampoco existe duda respecto a la competencia del tribunal que tenga que
resolver una controversia o un conflicto de intereses, o que tenga que reconocer o declarar un
derecho.

ASDRUBAL
LEY DE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO.

La Ley Derecho internacional privado venezolana es “un conjunto orgánico de normas de Derecho
Internacional Privado”5 . Como tal, contiene diversos grupos de normas reguladoras de las
diferentes materias que contempla (jurisdicción internacional, Derecho aplicable, eficacia de
sentencias extranjeras), cuya correlación funcional de soluciones persigue una finalidad común: “la
de ofrecer una respuesta global a la cuestión de la situación jurídica de la persona en las relaciones
privadas internacionales” 6 en el proceso de aplicación judicial del Sistema autónomo de Derecho
internacional privado venezolano, por lo cual éste no es solamente el “Derecho de la
extraterritorialidad del Derecho privado extranjero” 7 en virtud de esa correlación funcional que
existe entre el fórum (jurisdicción internacional de los tribunales venezolanos o, en su sede, la
competencia del juez del exequátur) y el ius (Derecho privado aplicable al fondo del litigio), sin
desconocer que generalmente “descansa sobre la tolerancia de lo extranjero”8 .

III. El término “normas de Derecho Internacional Privado venezolano” La norma general del
artículo 1 de la Ley de Derecho internacional privado consagra el orden de prelación en el que se
deben aplicar las fuentes normativas que regulan las materias que conforman el “contenido triple
del Derecho internacional privado venezolano”. Así, en ausencia de normas contenidas en la
codificación convencional internacional vigente en Venezuela (normas de Derecho internacional
privado convencional)32, esta norma dispone que “…se aplicarán las normas de Derecho
Internacional Privado venezolano…”; esto es, las normas que se generan en el ámbito del Estado
venezolano dirigidas a reglamentar la situación jurídica de las personas en las relaciones privadas
internacionales (normas de Derecho internacional privado autónomo)33. Estas normas, al igual
que las normas de Derecho internacional privado convencional, están dirigidas particularmente al
Juez venezolano “…con el propósito de que éste, a la hora de verificar su jurisdicción y de
determinar el Derecho aplicable sepa dónde están las normas que ha de aplicar para llegar a tal
fin”34. A esta afirmación debería agregarse: la normativa aplicable al “problema de la penetración
de los efectos de la sentencia extranjera en la vida jurídica privada internacional”35 ;
“posiblemente el más importante de todos los problemas que surgen en el intercambio
internacional”

En base a la pluralidad de métodos o de técnicas de reglamentación que utiliza la Ley de Derecho


internacional privado para dar solución a los diversos problemas que puedan surgir en el ámbito
de cada uno de los tres sectores que conforman el contenido del Derecho internacional privado
venezolano, el término “normas de Derecho Internacional Privado venezolano” encierra –en tanto
que fuente de normas de Derecho internacional privado autónomo– “normas materiales o
directas” y “normas formales o indirectas”. Dentro de esta última especie están las normas de
conflicto, indicadoras del Derecho aplicable al fondo del litigio y la norma contenida en el artículo
56 de la Ley de Derecho internacional privado37 , indicadora del Derecho aplicable a “la
competencia y la forma del procedimiento”.

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