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En lo principal: Contesta demanda de indemnización de perjuicios

por accidente del trabajo en procedimiento de aplicación

general. Primer Otrosí: Medios de prueba. Segundo Otrosí:

Solicita notificaciones en la forma que indica. Tercer Otrosí:

Patrocinio y poder.

S.J.L. del Trabajo

ALEXIS DANIEL DE JESÚS LOPEZ ALVARADO, Rut 15.131.328-

0, trabajador independiente, domiciliado para estos efectos en

calle Carmen 752 oficina 803 de Curicó, demandado principal en

procedimiento de aplicación general de indemnización de

perjuicios por accidente del trabajo, caratulado "MALDONADO

AVENDAÑO, ARTURO con LOPEZ ALVARADO, ALEXIS y OTRA" Rit O-72-

2022, a US. respetuosamente digo:

Que estando dentro del plazo establecido por el

artículo 452 del Código del Trabajo, vengo en contestar la

demanda de indemnización de perjuicios por accidente del trabajo

en procedimiento de aplicación general, deducida en mi contra

por don ARTURO DEL CARMEN MALDONADO AVENDAÑO, ignoro actual

ocupación, domiciliado en Villa 2, calle Barrera N°174, Santa

Fe de Curicó, de acuerdo con las consideraciones de hecho y de

derecho que a continuación expongo.

Como cuestión previa y sin perjuicio de la negación

expresa y concreta que se hará más adelante de los hechos en los

cuales la parte demandante funda sus pretensiones, niego y

controvierto todos y cada uno de los hechos descritos en la


demanda, salvo aquellos que expresamente se reconocen en esta

contestación.

I.- LA RELACION LABORAL

Efectivamente como se indica en la demanda de autos el

actor don Arturo del Carmen Maldonado Avendaño ingresó a prestar

servicios para el suscrito el día 18 de noviembre de 2019, como

trabajador agrícola de temporada en la faena transitoria de

“raleo de manzanos” que se obligó a realizar en las parcelas 13,

22, 23 y 26 del sector Las Liras de la comuna de Teno por

encargo de la demandada solidaria Agrícola Uni Agri Teno SpA.

La referida faena agrícola de temporada se extendió

sólo por 12 días, esto es, hasta el 29 de noviembre de 2019,

fecha en la cual terminó definitivamente.

Por las referidas labores que se desarrollaban en una

jornada de 45 horas semanales de lunes a sábado, el actor

percibía una remuneración diaria que alcanzaba a la suma de

$10.034.- lo que efectivamente determinaba que su eventual

remuneración mensual alcanzara a la suma de $301.000.- como se

expresa en la demanda.

Debo señalar que al momento en que el actor sufrió el

accidente -25 de noviembre de 2019- hacía 8 días que se había

incorporado a dichas faenas, no presentando antes de dicha fecha

ninguna particularidad en la prestación de los servicios y

desarrollándose éstos en completa normalidad.

Como antes se dijo, la faena agrícola transitoria en

la cual se desempeñó el actor que correspondía a raleo de

manzanos terminó definitivamente el 29 de noviembre de 2019, sin


embargo, el trabajador demandante en esa fecha se encontraba

haciendo uso de licencia médica producto del accidente del

trabajo que sufrió, por lo cual dicha relación laboral terminó

definitivamente cuando al actor se le otorgó su alta médica y

laboral, específicamente el 04 de agosto de 2020, según se

desprende del finiquito otorgado y suscrito por las partes con

fecha 16 de octubre de 2020.

II.- EXCEPCIÓN PERENTORIA DE FINIQUITO

Como se dijo antes el actor prestó servicios como

trabajador agrícola de temporada para el suscrito en virtud de

una relación laboral que concluyó el 04 de agosto de 2020 por la

causal del N°5 del artículo 159 del Código del Trabajo, esto es,

conclusión del servicio o trabajo que dio origen al contrato y

lo que es más relevante, suscribiéndose al efecto el

correspondiente finiquito laboral, con todas y cada una de las

formalidades legales exigidas por el artículo 177 del mismo

cuerpo legal, en el cual además de percibir las prestaciones

derivadas de dicho término y que correspondieron a la

compensación por los periodos de feriados pendientes, el

trabajador señaló de manera expresa que nada se le adeudaba por

ningún concepto relacionado o derivado de la relación laboral,

ni por algún otro concepto sea de origen legal o contractual

derivados de la prestación de sus servicios, motivo por el cual

no teniendo reclamo alguno que formular en contra de su

empleador, me otorgó el más amplio y total finiquito, sin

reserva alguna, agregando que dicha declaración la formulaba

libre y espontáneamente y en perfecto y cabal conocimiento de


cada uno y de todos sus derechos.

Evidentemente la declaración contenida en el referido

finiquito tiene pleno y total poder liberatorio ya que como se

indicó, dicho instrumento reúne las condiciones exigidas por la

legislación laboral para ser invocado en juicio, más aún, por la

causal que puso término al contrato de trabajo, esto es, la

conclusión del servicio o trabajo que dio origen al contrato,

finiquito que además, en su oportunidad -16 de octubre de 2020-

fue suscrito y ratificado ante la Dirección del Trabajo,

específicamente ante el fiscalizador de la Inspección Provincial

del Trabajo de esta ciudad, don Iván Zamorano Martínez.

En la especie el término del contrato del actor por la

causal invocada al efecto, tuvo como consecuencia necesaria la

suscripción del respectivo finiquito con las formalidades

legales que establece el artículo 177 del Código del ramo, esto

es, fue extendido por escrito y la firma del trabajador fue

prestada y ratificada ante uno de los ministros de fe que

establece la ley laboral, en la especie, un fiscalizador de la

Dirección del Trabajo, documento en el cual el trabajador

declaró que nada se le adeudaba por conceptos derivados de

prestaciones laborales ni por ningún otro, sean de origen legal

o contractual y que se deriven de la relación laboral, indicó

además en dicho documento que no tenía reclamo ni cargo alguno

que formular en contra de su ex empleador, otorgándome a mayor

abundamiento, el más amplio, completo y total finiquito, sin

reserva alguna.

Evidentemente la declaración realizada por el actor en


el referido finiquito lo vinculan y obligan, desde el momento en

que se cumplieron las formalidades que el legislador laboral

exige en el artículo 177 y también desde el punto de vista de la

naturaleza jurídica de dicho instrumento que corresponde a una

convención, es decir, un acto jurídico bilateral que extingue

obligaciones.

El finiquito laboral ha sido definido por la doctrina

como aquella convención que da cuenta del término de la relación

laboral y que tiene mérito ejecutivo y pleno poder liberatorio.

Merito ejecutivo respecto de las obligaciones que se consignan

en él y que quedan pendientes de pago. Pleno poder liberatorio

por bastarse a sí mismo para acreditar el pago de las

obligaciones en él referidas y que nada se adeuda por concepto

alguno derivado de la relación laboral.

De esta forma habiendo suscrito el demandante el

referido finiquito, con todas las formalidades que exige la ley,

sin reserva alguna y habiendo celebrado dicho acto jurídico de

manera libre y voluntaria, es decir, sin vicio alguno que

afectara su consentimiento, no cabe otra conclusión que la

relación laboral entre las partes se encuentra debidamente

terminada y finiquitada y en consecuencia esta demanda por los

supuestos perjuicios morales e indemnizaciones que dice se le

adeudan, es improcedente y por tanto debe ser rechazada en todas

sus partes, todo en atención al pleno poder liberatorio del cual

está revestido el finiquito laboral suscrito por las partes de

este juicio y que será ofrecido y acompañado oportunamente en el

transcurso de este procedimiento.


III.- EL ACCIDENTE DEL TRABAJO

Como se dijo el actor sufrió el accidente que motiva

esta acción el día 25 de noviembre de 2019 pasado el mediodía,

específicamente a las 13:10 hrs.

Dicho accidente consistió en la caída del trabajador

de la escalera en la cual realizaba el raleo de manzanos desde

una altura aproximada de 1,6 metros.

En lo que dice relación con las pretensiones

contenidas en la demanda de autos derivadas del accidente del

trabajo que afectó al trabajador demandante, a juicio de esta

parte deben ser rechazadas en su totalidad por las siguientes

consideraciones.

Es el caso que con fecha 25 de noviembre de 2019 el

actor sufrió un accidente del trabajo única y exclusivamente

por su falta de precaución y cuidado con el cual acometió la

labor para la cual se encontraba precisamente contratado, esta

era, el raleo de manzanos, oportunidad en la cual cayó de la

escalera en la cual se encontraba trabajando, al perder el

equilibrio produciéndole una lesión en su pierna derecha.

En efecto, el actor manifiesta que debió ser operado

por la lesión y que en definitiva la misma le ha producido un

grado de incapacidad o de pérdida de capacidad de ganancia

según el dictamen y resolución de la Asociación Chilena de

Seguridad (Achs) que administra el Seguro de Accidentes del

Trabajo y Enfermedades Profesionales que establece la Ley

16.744, ambas circunstancias no me constan de manera alguna ya

que nada se me ha informado de parte de la Achs sobre


procedimientos médicos a los cuales fue sometido el actor

producto del accidente y menos sobre una supuesta incapacidad,

salvo que con fecha 03 de agosto de 2020 fue dado de alta y se

encontraba apto para volver a trabajar a partir del día 04 del

mismo mes y año.

Sin perjuicio de lo anterior y considerando que la demanda

de autos se sustenta en el estatuto de responsabilidad civil

contractual, esta parte niega el incumplimiento obligacional

invocado por el demandante.

En relación a los hechos materia de este juicio y

particularmente al relato que el actor realiza de los mismos en

su demanda, esta parte expone lo siguiente:

En primer término debo indicar que no es efectivo que

el trabajador demandante no haya sido capacitado ni instruido de

manera alguna en la forma como realizar las labores de raleo de

manzanos para las cuales fue contratado y que desempeñó durante

ocho días para el suscrito.

En ningún caso un trabajador que ingresa a prestar

servicios para mi empresa de prestación de servicios agrícolas,

se incorpora a la prestación y ejecución de los servicios

contratados, en este caso raleo de manzanos, sin haber sido

previamente capacitado, instruido e inducido respecto de las

labores a desarrollar y de los riesgos que las mismas entrañan,

como se sostiene infundadamente en la presentación del 28 de

abril de 2022 con que se dio inicio a este procedimiento. Se

acreditará que el trabajador fue debidamente instruido de cómo

realizar sus funciones y ocupar los materiales y/o herramientas


que le debe proporcionar el empleador para acometer dicha labor

e inducido respecto de los riesgos laborales que presenta dicha

actividad y como evitarlos.

Efectivamente al actor se le entregó como única

herramientas para el desarrollo de sus labores de raleo de

manzanos una escalera de tres patas, que por lo demás es la

única herramienta que se utiliza en la actividad de raleo en un

huerto de manzanas.

El actor afirma además, que el sistema de trabajo no

era seguro, que las labores se desarrollaban sin contar los

trabajadores con los elementos de protección personal adecuados

-que singulariza como zapatos de seguridad y soporte para

enganchar al árbol- y con herramientas (escalera) que no reunían

las condiciones mínimas y adecuadas de seguridad, lo cual no es

efectivo, indica además, que las funciones debía realizarlas sin

supervisión directa y en un piso que no era estable.

Respecto de estas afirmaciones debo indicar que las

mismas no son efectivas, ya que el sistema de trabajo contempla

que al inicio de las labores se instruya a todos los

trabajadores sobre la forma de realizar las mismas, se realicen

las charlas de inducción, especialmente sobre el trabajo seguro

con escalas en el huerto y por cierto, se le entreguen los

elementos de protección personal necesarios y compatibles con la

actividad a desarrollar, de manera que estamos frente a un

sistema de trabajo seguro, en el cual se toman todas las medidas

de seguridad que corresponden y el cual se lleva a cabo en

duplas de trabajadores que acometen el raleo por cada lado del


árbol frutal, todo con el objeto de minimizar los riesgos,

siempre bajo la supervisión de un encargado o jefe de faena, en

este caso, doña Marisol Novoa y al menos dos supervisores de la

empresa mandante, quienes dirigen, controlan y supervisan la

faena y el cumplimiento de los procedimientos de trabajo seguro.

Respecto de la afirmación en el sentido que las

labores se realizaban en un terreno o piso inestable, debo

señalar que en general toda actividad agrícola que se realice en

terreno y en particular las labores de raleo de frutales deben

ser realizadas en el predio, en este caso, en el huerto al pie

del frutal, el cual, natural y evidentemente es un terreno que

no puede estar completamente plano, de manera que no puede

pretenderse que dicho terreno esté o sea extremadamente liso,

por lo mismo las escaleras que se utilizan en estas labores son

de tres patas, como lo recomiendan todos los organismos técnicos

especialistas en la materia. No obstante, el terreno si es

estable, de manera que también controvierto esa circunstancia de

inestabilidad del terreno que se señala en la demanda.

A este respecto cabe hacer notar que el demandante es

un trabajador con una amplia y extensa experiencia en faenas

agrícolas de temporada, quien se ha desempeñado en diversas

actividades agrícolas, anteriores a aquella en la cual se

accidentó, para ésta u otras empresas agrícolas, según se

acreditará.

En lo que dice relación con los elementos de

protección personal, debo indicar que al trabajador se le hizo

entrega de aquellos que son necesarios y compatibles con la


labor de raleo para la cual fue contratado y que corresponden a

bloqueador solar, gorro legionario y anteojos de protección. En

ningún caso para esta labor deben ser otorgados otros elementos

de protección personal como zapatos de seguridad o soporte como

se indica en la demanda, los cuales evidentemente no son aptos

para acometer labores agrícolas como aquellas que realizaba el

actor.

En consecuencia, según se ha explicado y acreditará,

ninguna de las afirmaciones de la contraria destinadas a hacer

aparecer al suscrito, empleador del actor, como una empresa que

incumple las normas sobre protección a la salud de los

trabajadores y las normas destinadas a la protección de éstos,

son efectivas, toda vez que como según se ha explicado la

empresa a través de sus protocolos establecidos desplegó la

actividad necesaria para proteger eficazmente la vida, la salud

y la integridad física del actor, cuando éste se integró a las

labores para las cuales fue contratado y mientras desarrolló las

mismas.

Respecto de las circunstancias de acuerdo con las

cuales, según el actor, se produjo el accidente, debo indicar

que al suscrito no le constan las mismas, es decir, no le

constan en qué circunstancias se produjo la caída de la escalera

por parte del actor, salvo que se encontraba al interior del

predio realizando las labores habituales para las cuales fue

contratado, estas son, raleo de manzanos, sin embargo, niego y

controvierto expresamente que dicho accidente se haya debido a

que la escalera que ocupaba el actor no reunía las condiciones


mínimas y adecuadas de seguridad, o que ésta haya cedido, se

haya abierto, roto o desarmado en pleno trabajo como se indica

en la demanda, o que el actor no haya contado con un soporte

para engancharse al árbol y así evitar una caída y quedar

colgando como lo expresa el actor, lo que también controvierto

según ya se ha expresado antes.

Lo anterior por el hecho que dichas herramientas o

materiales de trabajo que corresponden a escalas y que eran

proveídas por la empresa mandante, se encontraban durante toda

la faena y al momento de ocurrir el accidente en perfectas

condiciones de ser utilizadas, reuniendo todas las condiciones

técnicas para desarrollar la labor sin inconveniente ni peligro

alguno. A este respecto debo indicar que dichas escaleras de

tres patas que utilizaron los trabajadores del suscrito para la

labor de raleo de manzanos durante la faena transitoria en que

el actor se accidentó, corresponden a herramientas

proporcionadas por la propia empresa mandante y demandada

solidaria en este juicio, Agrícola Uni Agri Teno SpA, e incluso

luego del accidente al revisarse la escalera se pudo comprobar

que se encontraba en perfectas condiciones para su uso.

Todas las efectivas circunstancias que rodearon el

accidente que afectó al actor demuestran a no dudar que el

trabajador demandante se expuso temerariamente al mismo, desde

el momento en que acometió las labores sin la debida precaución

lo que motivó que al apoyar y anclar de mala forma la escalera

en el suelo, perdiendo el equilibrio, cayera al suelo de una

altura de 1,6 metros aproximadamente, enganchando su pierna


derecha y sufriendo la lesión que le fue tratada en la Achs, lo

que en definitiva demuestra que el suscrito no tiene

responsabilidad alguna en los hechos que produjeron el

lamentable accidente que afectó al demandante.

Por otra parte, debo indicar que tan pronto se tuvo

conocimiento de la caída que sufrió el actor se dispuso su

traslado inmediato hasta el hospital de la ciudad de Curicó,

desde donde y atención al carácter de laboral del referido

accidente, fue trasladado a la mutualidad a la que se encuentra

afiliada la empresa, en este caso, la Asociación Chilena de

Seguridad (ACHS) en esta misma ciudad de Curicó, recibiéndose

después las respectivas licencias médicas otorgadas por parte de

dicha institución administradora del seguro establecido por la

ley 16.744.

Respecto de las lesiones que el actor señala haber

sufrido a consecuencia del accidente relatado en su demanda,

debo indicar que a mi parte no le constan las mismas y cómo

éstas se produjeron, de manera que las controvierto. Lo cierto

es que la caída no puede de manera alguna haberse producido por

el estado de la escalera, o lo inestable del terreno, de manera

que controvierto dichas aseveraciones y los hechos relatados en

la demanda y que el actor indica que fueron la causa inmediata

del accidente al interior del huerto.

Tampoco le constan a esta parte y por tanto

controvierto igualmente, las secuelas que dice el actor sufrir y

que efectivamente le hayan producido otras consecuencias. Menos

aún aquellas otras consecuencias relatadas en su libelo de


carácter físico y síquico y que indica como fundantes del daño

moral que dice sufrir, tampoco la relación de causalidad de las

mismas con el accidente y las consecuencias que en todo ámbito,

incluso familiar y afectivo, dice padecer actualmente.

Por lo demás, el suscrito en mi calidad de empleador

del actor al momento de producirse el accidente, no ha sido

notificado de resolución alguna que haya dictado la Comisión de

Evaluación de Incapacidad de la mutualidad respectiva que

eventualmente haya establecido algún porcentaje o grado de

incapacidad del trabajador afectado, es decir, hasta esta fecha

no tengo conocimiento que la lesión que sufrió el actor le haya

provocado alguna incapacidad o pérdida de capacidad de ganancia

de acuerdo con los procedimientos establecidos por la Ley

16.744.

También se desconoce si efectivamente los

procedimientos médicos y el diagnóstico referido por el actor en

su demanda son los que efectivamente realizó dicha institución,

toda vez que los únicos antecedentes que me han sido dados a

conocer por la mutualidad respectiva son la calificación como

laboral del accidente, las licencias médicas que se otorgaron al

efecto y el alta laboral de fecha 03 de agosto de 2020.

En relación a la fecha del alta laboral, debo señalar

que no obstante que la faena transitoria para la cual fue

contratado el actor terminó definitivamente el 29 de noviembre

de 2019, el suscrito no puso término a su contrato de trabajo de

manera inmediata, sino sólo una vez que dichas licencias y

reposos terminaron, todo con el objeto que dicho trabajador


pudiese recuperarse de manera tranquila y no afectar dicho

proceso de recuperación y reinserción laboral.

Tampoco dicho accidente puede ser calificado de grave

en los términos del artículo 69 de la ley 16.744, de manera que

tampoco procedía denunciar dicho accidente a la Inspección del

Trabajo y/o al Seremi de Salud, toda vez que la definición de

accidente del trabajo como grave es aquella que según la ley

obliga a realizar maniobras de reanimación o de rescate; que

ocurra por caídas de altura de más de 1,80 metros, o provoque en

forma inmediata la amputación o pérdida de cualquier parte del

cuerpo, o bien que involucre un número tal de trabajadores que

afecte el desarrollo normal de la faena.

Por lo demás, el hecho indubitado que las labores de

raleo de manzanos no se realizan de forma individual, sino que

en duplas de trabajadores, permite una mejor y mayor seguridad

en las faenas y hace que el relato del actor aparezca más bien

alejado de toda la realidad que se vive al interior de un predio

agrícola o huerto en faenas de raleo.

Así las cosas, según se ha expresado y a la luz de las

pruebas que mi parte ofrecerá y rendirá oportunamente, no existe

responsabilidad legal del suscrito por la lesión sufrida por el

actor, toda vez que no se ha vulnerado de manera alguna el

artículo 184 del Código del Trabajo, no habiendo infringido el

deber de protección respecto del actor, quien es el único y

exclusivo responsable de los hechos que en definitiva le

produjeron las lesiones que pretende se le indemnicen.

En definitiva, no existe la culpa o negligencia


contractual de parte del suscrito y que el actor refiere en su

libelo, debiendo de esta forma rechazarse en todas sus partes

esta infundada demanda.

IV.- INDEMNIZACIONES DEMANDADAS

En atención a lo expuesto y como se dijo anteriormente

la demanda de autos debe ser rechazada en todas sus partes, lo

que no significa que mi parte no se haga cargo de los montos

provenientes de las indemnizaciones pretendidas, los cuales son

a todas luces excesivos y desmesurados, sin perjuicio que como

ya se dijo se basan en un accidente que no ocurrió como se

relata en la demanda, lo que basta para rechazarlas.

En cuanto a cada una de las referidas indemnizaciones

se debe considerar lo siguiente:

a) En cuanto al Lucro Cesante por la suma de $10.000.000.-

El lucro cesante puede ser definido como la pérdida

efectiva de ganancia cierta. Se debe agregar y tal como lo

señala expresamente la Jurisprudencia de nuestros Tribunales de

Justicia, que si el trabajador ha dejado sus funciones por una

imposibilidad física, lo que en la especie mi parte

controvierte, “….no puede establecerse como único hecho y

parámetro para la cuantificación los supuestos años que restan

a la actora para su jubilación y la obtención de una

remuneración por todo ese lapso, ya que el resarcimiento

establecido por Ley debe corresponder al daño causado y,

además, la Ley 16.744 prevee, precisamente la compensación a

este tipo de daño a través de los mecanismos que ella misma

establece y a las que puede acceder el trabajador, su cónyuge o


hijos.” (Corte Suprema 12.08.2008; Rol 2555-2008).

La parte demandante respecto al monto de los

perjuicios por este concepto, la define como la privación de la

legítima ganancia que le habría reportado el cumplimento de la

obligación, en relación a este punto, tiene importancia lo

indicado con anterioridad.

Expone la parte demandante, en su demanda una

singular forma de determinar y avaluar estos perjuicios,

refiriendo al efecto que atendida su edad de 60 años y 10

meses, los años que le restan para llegar a la edad de

jubilación de 65 años son 3 años y 6, según refiere, y

atendida su remuneración de $301.000.- mensuales, determinarían

la suma de $10.000.000.- que demanda por este concepto.

Sin perjuicio de lo particular del cálculo que la

contraria realiza en su pretensión, debo indicar que la

demandante olvida que el actor no falleció producto del

accidente, siendo su pretensión sólo una estimación que realiza

la propia parte demandante. En consecuencia, el actor no ha

perdido su capacidad de trabajar, no es un inválido ni tampoco

un incapacitado y evidentemente puede trabajar, si es que

realmente lo quiere.

La parte demandante tampoco hace saber a US. que en

virtud del cumplimiento de las obligaciones que impone el

contrato de trabajo al suscrito como se ha señalado con

anterioridad y por disposición de la Ley 16.744, mientras no

trabajó y estando vigente su contrato de trabajo, se le pagaron

sus subsidios o licencias médicas.


Tanto la doctrina como la Jurisprudencia han resuelto

que para la avaluación de estos perjuicios debe considerarse la

o las pensiones otorgadas. (C. Concepción 26 de agosto de 2003,

con casación rechazada por C. Sup. 2 de diciembre de 2003, GJ

N° 282, p. 262) (C. Stgo. 7 de mayo de 2004, GJ N° 287, p.

271).-

Asimismo, la Jurisprudencia y la doctrina requieren

que haya cierta certeza o probabilidad de que las rentas se

hubieran devengado de no haberse ocasionado el accidente.

Incluso los Tribunales, niegan conceder indemnización por lucro

cesante por el mero cálculo de la diferencia entre la

remuneración percibida por el accidentado antes del hecho y el

monto de la pensión o nuevo sueldo que se le asigna después,

multiplicado por el número de años que le resta para alcanzar

la edad necesaria para jubilar. Se declara en tal sentido, que

“no existe certeza alguna que (el actor) vivirá 26 años más y

que durante ese lapso de tiempo conservará su anterior empleo”.

(C. Concepción 10 de julio de 2002, la Corte Suprema rechazó la

casación en el fondo por sentencia de 20 de enero de 2003,

Fallos del Mes N° 506, p 5267).

Se sostiene que la privación de ganancia ha de ser

cierta, “mas no de la posibilidad de obtener ciertas sumas de

dinero en el largo tiempo, puesto que los contratos de trabajo

y sus condiciones se encuentran sujetos a múltiples

contingencias” (Corte de Santiago, 11 de marzo de 2003, con

casación rechazada por Corte Suprema con fecha 29 de abril de

2004, la que consideró que la pensión de invalidez otorgada por


el sistema previsional hacía improcedente pedir perjuicios por

lucro cesante, rol 1895-2003).

En otro caso, la Corte de Apelaciones de Santiago

deniega la indemnización del lucro cesante por estimar que no

se ha acreditado que se trata de un daño cierto que sea

consecuencia directa del hecho, “a lo que cabe agregar que no

hay elementos que permitan determinar el tiempo durante el cual

–de no mediar el accidente- se habría extendido la relación

laboral que vinculó a las partes, todo lo cual impide

establecer la relación de causalidad que exige la norma recién

citada (el art. 1558 del Código Civil) e impide dar lugar al

cobro que por este concepto se formula en la demanda” (Corte

de Santiago 9 de julio de 2002, confirmada en este aspecto por

Corte Suprema con fecha 12 de mayo de 2003, Fallos del Mes Nº

510, pág. 959).

La Corte de Apelaciones de Concepción en otro fallo

rechaza la indemnización del lucro cesante, estimado que en su

reparación “deben considerarse las utilidades realmente

probables y no las meramente posibles”. Agregando que

“corresponde al demandante acreditar en la causa la pérdida de

los legítimos beneficios que habría obtenido de no mediar el

accidente del trabajo y para avaluar el lucro cesante deben

proporcionarse antecedentes más o menos ciertos que permitan

determinar una ganancia probable que dejó de percibirse (Corte

de Apelaciones de Concepción con fecha 28 de agosto de 2002,

con recurso de casación rechazado por Corte Suprema con fecha

23 de enero de 2003).
En el mismo sentido, la Corte de Apelaciones de

Santiago revoca la sentencia de primera instancia que había

concedido por concepto de una invalidez total por el resto de

su vida laboral útil 23 años. Señala la Corte que “si bien es

cierto el trabajador tenía 32 años a la época del accidente y,

por lo tanto, no es descartable que hubiese podido continuar

desempeñándose en las faenas en las que se lesionó, no lo es

menos que carece esta judicatura de evidencia en orden a

vincular a la parte demandada como empleadora del nombrado U.

durante toda su vida laboral, por cuanto no parece posible que

la relación de dependencia que los ligaba al momento del

siniestro hubiere necesariamente de perdurar de por vida y,

siendo así, no se da la indispensable responsabilidad que

siempre va anexa a la obligación de indemnizar. (Corte de

Apelaciones de Santiago de fecha 11 de julio de 2000, recurso

de casación en el fondo rechazado por Corte Suprema con fecha

16 de octubre de 2000, Fallos del Mes N° 503, pág. 3659).

Por último, la Corte de Apelaciones de Antofagasta en

fallo de 13 de diciembre de 2002, hace ver que los perjuicios

contractuales son compensatorios y no pueden pretenderse como

objeto de lucro, por lo que no procede calcular el lucro

cesante proyectando la remuneración del trabajador fallecido

por el tiempo que faltaba para que cumpliera 65 años: “Ello, es

un mero cálculo de probabilidad que no resiste mayor análisis

certero que produzca la convicción para admitirlo o ratificarlo

una decisión jurisdiccional. (Corte de Apelaciones de

Antofagasta de fecha 13 de diciembre de 2002, con casación


rechazada por la Corte Suprema de fecha 30 de octubre de 2003,

publicado en “Responsabilidad por accidentes del trabajo”,

Universidad de los Andes, Facultad de Derecho, cuadernos de

extensión jurídica N°10).

b) En cuanto al Daño Moral por la suma de $60.000.000.-

Resulta S.S. que en el caso de los daños morales no

cabe la compensación, como una forma de proporcionar una

satisfacción que mitigue el mal causado, en efecto, la

reparación no es sinónimo de compensación, la primera, obedece

la idea de sustituir el daño por una indemnización medida en

función de aquel, la indemnización equivale al daño, como un

sustituto de igual equivalencia, es lo que ocurre para los

daños patrimoniales.

En la especie la parte demandante pretende una

indemnización equivalente a la suma de $60.000.000.-

provenientes del daño moral. No obstante, desconocer

absolutamente la existencia de estos perjuicios y que de

existir estos no son imputables al suscrito, cabe analizar las

sumas demandadas que se desglosan de la siguiente manera:

Primeramente, este hipotético daño moral que se

reclama, resulta completamente injustificado y carente de toda

base de sustentación, pues, mal podría el suscrito ser

condenado a pagar semejante cantidad de dinero en

circunstancias que la causa del daño es una ajena a toda

conducta que me sea imputable como empleador, sin obviar que

las circunstancias que se relatan en la demanda relacionadas

con la forma en que se produjo el accidente, no son reales ni


efectivas.

No obstante, sobre este punto relacionado con el

supuesto daño moral, consideramos fundamental recurrir a la

doctrina. Es claro que el concepto de daño moral ha

evolucionado; tanto la doctrina nacional como extranjera

sostienen que se ha superado el restringido concepto de pretium

doloris, a diversas categorías de daño extrapatrimonial. Unida

a la evolución conceptual, la doctrina ha manifestado

claramente la necesidad de probar el daño moral cuya

indemnización se pretende. CORRAL señala que como todo daño, el

de carácter moral debe probarse. Proceden para ello todos los

medios de prueba admisibles legalmente. El daño moral como

requisito de la acción de responsabilidad debe ser acreditado

legalmente. La sola transgresión de un derecho patrimonial o no

patrimonial no es bastante para sostener la reparación, es

necesario que se acredite que la violación ha causado un daño;

una pérdida efectiva, un menoscabo de las condiciones

materiales o inmateriales de la persona afectada. DIEZ sostiene

que no existen daños morales evidentes, ni aún respecto de las

víctimas directas, por cuanto todo daño es excepcional y de

aplicación restrictiva, no escapando a estas características el

de índole moral. BARROS señala que en principio, como todo

supuesto de hecho de la responsabilidad civil, el daño moral

debe ser probado por quien lo alega.

V.- CONCLUSIONES

Evidentemente los $70.000.000.- demandados y que la

contraria pretende le sean pagados como una compensación por


lucro cesante $10.000.000.- y por daño moral $60.000.000.-

exceden muy sobradamente toda indemnización fijada en esta

materia y cualquier ánimo de justa reparación.

Nuestro ordenamiento jurídico, así como la doctrina y

jurisprudencia, rechazan que las indemnizaciones se constituyan

en una forma de enriquecimiento patrimonial, cuando como en este

caso, el monto demandado es muy superior a aquellos que

ordinariamente fijan los tribunales en casos similares, donde

evidentemente existe una responsabilidad contractual derivada de

la calificación que se hace del accidente como del trabajo y de

la responsabilidad del empleador en el acaecimiento del mismo.

De esta forma y sin perjuicio de lo improcedente de

las pretensiones expresadas en la demanda, toda reparación que

la contraria estime le corresponde por la ocurrencia de algún

daño imputable al suscrito, más aún en el monto demandado,

deberá tener como presupuesto necesario e indispensable la

acreditación además de la existencia de dicho daño, sea material

o moral, la existencia de la vinculación contractual entre las

partes del juicio, además de la indispensable relación de

causalidad entre el accidente y el daño, en el sentido que los

hechos que produjeron dicho daño son atribuibles y ocurrieron

única y exclusivamente debido al actuar del suscrito en su

calidad de empleador del actor y el no cumplimiento de las

normas sobre seguridad en la relación jurídica laboral.

Por otra parte y sin perjuicio de lo anterior, de

existir alguna obligación de indemnizar, estimamos que las

pretensiones indemnizatorias del demandante deben rebajarse


considerablemente, ya que la víctima directa se expuso en forma

imprudente al daño sufrido, según se ha expresado antes al

referirme a la forma como se produjo el accidente y la

exposición temeraria del actor al mismo, producto de su

descuido al acometer las labores para las cuales había sido

debidamente preparado, capacitado e inducido.

El artículo 2330 del Código Civil señala al efecto:

“La apreciación del daño está sujeta a reducción, si el que lo

ha sufrido se expuso a él imprudentemente.”

Por su parte, ALESSANDRI en su tratado sobre la

responsabilidad extracontractual sostiene que “el juez, al

regular la indemnización, considerará también si de parte de

la víctima hubo o no culpa, puesto que en caso afirmativo debe

reducir su monto”. BARROS sostiene que “la Ley establece que si

la víctima actuó con imprudencia, la apreciación del daño

queda sujeta a disminución. La norma es imperativa e impone a

los jueces el deber de otorgar una indemnización inferior al

daño total si ha concurrido falta de cuidado de la víctima”.

Ambos autores convergen en cuanto lo imperativo que resulta

esta normativa, no es facultativa, de manera que frente a la

culpa de la víctima, el juez debe reducir la indemnización.

Por su parte nuestra jurisprudencia ha señalado:

“Procede eximir de responsabilidad al demandado si la causa

suficiente, principal o determinante del perjuicio proviene

del hecho negligente o de la omisión del perjudicado”. “Que

así las cosas, resulta establecida la poca prudencia o cuidado

desplegado por la propia víctima en la ejecución de los


trabajos que realizaba en altura al momento de su caída, pues

es claro que pudiendo hacerlo, no adoptó las medidas mínimas

de seguridad con los elementos que objetivamente disponía al

efecto y que resultaban adecuados a las obras ejecutadas y

que, sin precaución, que la más básica prudencia aconsejaba, y

respecto de una actividad en la cual contaba con experiencia

por haberla efectuado antes, se expuso al riesgo, siendo

previsible el resultado lesivo que podría derivar de su propia

omisión y culpa.” “Que de conformidad a los principios que

regulan la responsabilidad extracontractual, parece evidente

que para aplicar la reducción a que se refiere el artículo

2330 del Código Civil, el sujeto que se expuso al peligro

[…]”.

Asimismo, se sostiene que resulta indiferente que las

culpas del agente y de la víctima sean de igual o distinta

gravedad, coetáneas o no, que la culpa de la víctima haya

provocado el daño inicial o sólo agravado sus consecuencias, la

Ley no distingue. Basta que aquel se haya expuesto

imprudentemente a él en cualquier forma para que proceda la

reducción.

Para todo ello resulta necesario que el daño tenga

como causa la culpa de ambas partes, pues si es sólo de la

víctima, como es nuestra convicción, esta sería eximente de

responsabilidad.

VI.- REAJUSTES E INTERESES

Respecto de los reajustes sobre las sumas

indemnizatorias demandadas, éstos no pueden pretenderse desde


la fecha de la ocurrencia de los hechos en que se funda su

demanda ni en los términos de los artículo 63 y 173 del Código

del Trabajo como se expresa en la demanda, sino que deben

considerarse únicamente desde la fecha en que estos se

declaren, ergo desde la sentencia se encuentre firme y

ejecutoriada. Acorde con el criterio anterior, BARROS sostiene,

al citar una sentencia de alzada de la Corte de Apelaciones de

Concepción que “la jurisprudencia acierta en otorgar reajuste

para la indemnización por daño moral desde la fecha de la

sentencia en que éste es avaluado y, para el daño patrimonial,

desde la fecha que se adopte como referencia para avaluar los

perjuicios y, en subsidio, desde la fecha de la sentencia

definitiva de primera o de segunda instancia, […]”.

Respecto de los intereses, éstos se deben considerar

únicamente desde la fecha en que la hipotética sentencia

condenatoria se encuentre en situación de cumplirse, no antes,

y calculados de manera lineal, esto es, no se capitalizan los

intereses del período anterior para los efectos de calcular el

subsiguiente.

VII.- RESPECTO DE LAS COSTAS

Esta parte no puede ser condenada en costas, toda vez

que esta defensa ha tenido motivo plausible para litigar y

difícilmente tendrá la calidad de totalmente vencida. Así y

conforme a lo expuesto en el artículo 144 del Código de

Procedimiento Civil de llegar a establecerse alguna

responsabilidad del suscrito y de ser condenado al pago de

cualquier suma, debo ser eximido del pago de las costas del
juicio.

En consecuencia, y de acuerdo con todas las

consideraciones referidas anteriormente, procede el rechazo en

todas sus partes de la infundada demanda interpuesta en mi

contra.

POR TANTO,

En atención a lo expuesto, lo dispuesto por los

artículos 452 y demás normas legales citadas, RUEGO A US. tener

por contestada la demanda laboral de indemnización de perjuicios

por accidente del trabajo, interpuesta en mi contra por don

ARTURO DEL CARMEN MALDONADO AVENDAÑO, ya individualizado y en

definitiva rechazarla en todas sus partes declarando que la

relación laboral entre las partes se encuentra finiquitada lo

que permite rechazar esta demanda en todas sus partes, en

subsidio que el accidente del trabajo que afectó al actor el día

25 de noviembre de 2019 no es imputable ni es responsabilidad

del suscrito, negando consecuencialmente las indemnizaciones

demandadas por concepto de lucro cesante y daño moral, todo con

expresa condenación en costas, o en subsidio y sólo para el

evento de establecerse alguna responsabilidad del suscrito,

rebajándolas prudencialmente.

PRIMER OTROSÍ: RUEGO A US. tener presente que en esta causa me

valdré de todos los medios de prueba que franquea la ley laboral

los cuales serán señalados y ofrecidos en la audiencia

preparatoria fijada en autos.

SEGUNDO OTROSÍ: De acuerdo con lo dispuesto por el artículo 442

del Código del Trabajo, SIRVASE S.S. ordenar que las restantes
notificaciones que se dicten en este procedimiento me sean

efectuadas al correo electrónico pcordero.abogado@gmail.com

dejándose la respectiva constancia en autos.

TERCER OTROSI: RUEGO A US. tener presente vengo en designar

abogado patrocinante y confiero poder a don Pablo Andrés Cordero

Vásquez, Rut 10.649.069-4, domiciliado en Carmen 752, oficina

803 de Curicó, con todas y cada una de las facultades de ambos

inciso del artículo 7 del Código de Procedimiento Civil.-

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