Está en la página 1de 7

INTRODUCCION

Se inicia el presente trabajo, el cual consta de una breve reseña histórica en la cual, se
hace un recorrido en las que se desarrolla como evoluciono la Minería en las
diferentes constituciones del Perú.

Por ellos es de vital importancia para el futuro de nuestro país conocer nuestros
derechos así como de ser participes en las decisiones que se tomen respecto a la
minería, recursos naturales ya que podemos vernos afectados con el desarrollo de
actividades extractivas de alto impacto. Así mismo el canon minero debe de ser
canalizados de manera adecuada, y que las entidades que los reciban, cuenten con
personal calificado capaz de implementar proyectos de inversión vinculados al
desarrollo en áreas como la salud, educación e infraestructura.

Debemos reconocer la relevancia que para el desarrollo económico de nuestro país


tiene la actividad minera, pues esta es, como señalan los especialistas, la actividad
económica que mayores ingresos tributarios genera, pero al mismo tiempo, no
podemos olvidar que el Estado y la sociedad en su conjunto deben comprometerse a
supervisar y vigilar dicha actividad, a fin de evitar daños medioambientales
irreversibles que perjudiquen el desarrollo de las comunidades, generando un clima de
confrontación y polarización a gran escala que terminen desestabilizando a los
gobiernos minando la estabilidad política y económica de nuestro país.
EVOLUCION DE LA MINERIA EN LA
CONSTITUCION

I. CONSTITUCION DE 1920
Aprobada por la Asamblea Nacional presidida por Mariano H. Cornejo. Promulgada
por Augusto B. Leguía, Presidente Constitucional de la República
La Constitución de 1920 fue  la primera que trató de manera específica el tema de los
recursos minerales, cuando estableció en su artículo 42 que la propiedad minera en
toda su amplitud pertenece al Estado y que solo podría concederse la concesión o el
usufructo en la forma y bajo las condiciones que las leyes dispusieran.   Habría que
acotar que la referencia a la propiedad minera abarcaba por igual a los recursos
minerales y los hidrocarburos, pues estos últimos formaban parte de la legislación
minera hasta que se les independizó por la ley Nº 4452 del 2 de enero de 1922.  
Habrá que comentar igualmente que el artículo en cuestión contenía un error al
considerar que la propiedad minera podía darse en usufructo, siendo así que ello
constituía un imposible jurídico pues teniendo el titulo por objeto el aprovechamiento
de los recursos minerales, al término de su explotación no podría devolverse la
propiedad en el mismo estado en que se recibió.
II. CONSTITUCION DE 1933
La Constitución de 1933 estableció que las minas pertenecen al Estado y que por Ley
se fijarían las condiciones de su utilización por el propio Estado y por los particulares.  
La  mina no es actualmente un concepto jurídico y el vocablo ha sido sustituido por el
de minerales a partir de la Constitución de 1979 y en la Ley Orgánica para el
Aprovechamiento Sostenible de los Recursos Minerales (L.O.)

III. CONSTITUCION DE 1979

Aprobada por la Asamblea Constituyente presidida por Víctor Raúl Haya de la Torre.
Promulgada por Fernando Belaunde Terry, Presidente Constitucional de la República.
El artículo 118 de la Constitución de 1979 señaló específicamente que los minerales y
las fuentes de energía pertenecen al Estado y, bajo una discutible técnica legislativa,
el artículo 122 estableció que el Estado fomenta y estimula la actividad minería,
protege la pequeña y mediana minería y promueve la gran minería. Promueve la gran
minería. Actúa como empresario y en las demás formas que establece la ley.
IV. CONSTITUCION DE 1993
Aprobada por el Congreso Constituyente Democrático, bajo la presidencia de Jaime
YoshiyamaTanaka.Promulgada por Alberto Fujimori Fujimori, Presidente
Constitucional de la República.
Según el art. 66 de la constitución de 1993 señala que los recursos naturales,
renovables y no renovables, son patrimonio de la Nacion.El Estado es soberano en su
aprovechamiento.
Por ley orgánica se fijan las condiciones de su utilización y de otorgamiento a
particulares .la concesión otorga a su titular un derecho real, sujeto a dicha norma
legal.
Es decir que los recursos naturales son de patrimonio nacional y no pueden ser
propiedad privada y exclusiva de personas particulares. Sin embargo teniendo en
cuenta que los recursos naturales deben de ser aprovechados para que no sea
recurso dormido e inerte y beneficie al país, su utilización puede ser efectuada por el
Estado como por los particulares dentro de los limites que establecen la leyes

DESARROLLO DE LOS PRECEPTOS CONSTITUCIONALES.  

A diferencia de lo que ocurrió con la Constitución de 1979 que no llegó a ser


debidamente reglamentada en sus preceptos básicos, la actual encuentra un
desarrollo en la Ley Orgánica para el Aprovechamiento Sostenible de los Recursos
Naturales (L.O.)

Así, la L.O. en su artículo primero establece que norma el régimen de


aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, en cumplimiento del mandato
contenido en los artículos constitucionales anteriormente transcritos. Se consideran
recursos naturales a todo componente de la naturaleza susceptible de ser
aprovechado por el hombre para la satisfacción de sus necesidades y que tenga valor
actual o potencial en el mercado según el art. 2 de la L.O. Cita específicamente a los
minerales  y los recursos energéticos. Cabe mencionar que los minerales y los
hidrocarburos son recursos no renovables, esto es, constituyen productos que se
agotan con su primer aprovechamiento, en tanto que los recursos hidroenergéticos,
geotérmicos, eólicos y solares se aprovechan de manera instantánea y permanente,
sin que por ello pueda calificárseles bajo el concepto civilista de frutos.

El primer párrafo del artículo 66 es una fiel reproducción de igual párrafo del artículo
118 de la Constitución de 1979 y, ciertamente carece de contenido jurídico.  En efecto,
el patrimonio no es otra cosa que la diferencia resultante de comparar los activos y
pasivos de una persona.  Dentro de ese contexto carece de sentido definir que los
recursos naturales puedan ser patrimonio de la Nación, pues esta última no puede ser
titular de derechos u obligaciones. Mas bien, el Estado como la expresión jurídico –
política de la Nación es soberano en el aprovechamiento de estos recursos.

El concepto de soberanía se llena de contenido cuando certeramente el artículo 6 de


la L.O. define que se traduce en la competencia que tiene el Estado para legislar y
ejercer funciones ejecutivas y jurisdiccionales sobre ellos. En realidad, los recursos
naturales no son objeto de un derecho real de propiedad en el sentido civilista del
término, pues configura una propiedad especial que se caracteriza por estar sujeta a
una normativa específica de Derecho Público  que consagra su indisponibilidad por ser
su naturaleza inalienable e imprescriptible constituyendo bienes de dominio público a
que se refiere el artículo 73 de la Constitución. Como se verá cuando se examine el
tema de las teorías que explican el dominio sobre los recursos naturales, estamos
frente al llamado dominio eminente del Estado para diferenciarlo de la propiedad o
dominio común que un particular ejerce sobre un bien.

A diferencia de la Constitución de 1979 que abría la alternativa del aprovechamiento


de los recursos naturales por el Estado y de su otorgamiento a los particulares, el
tercer párrafo del artículo 66 bajo comentario señala claramente esta última
alternativa, aún cuando en la primera parte de la oración se mencione que por Ley
Orgánica se fijan las condiciones de su utilización, sin precisar por quien.  Es evidente
que esta idea trunca ha sido producto de una fórmula transaccional del Constituyente
de 1993, pues bueno es recordar que aún prevalecía una tendencia a mantener la
acción empresarial de Estado que al presente es permitida solo cuando medie alto
interés público  o manifiesta conveniencia nacional, según el artículo 60 de la
Constitución.

La Constitución de 1979 remitía a una Ley común el desagregado jurídico sobre el


aprovechamiento de los recursos naturales, en tanto que la actual la refiere a la L.O.
como se viene comentando.   La última oración del artículo 66 refiere a que la
concesión otorga a su titular un derecho real sujeto a la L.O.   La primera cuestión que
se suscita tiene  que ver respecto de si la Constitución se ha referido a un derecho real
singular o si se trata de uno o algunos de los derechos reales reconocidos en la ley
común.   Curiosamente este párrafo encuentra su origen en el artículo 122 de la
Constitución de 1979 consagrado exclusivamente a la actividad minera y en el que se
reconocía al concesionario minero un derecho real.   La L.O. no ha llegado a definir
claramente en que consiste el derecho real en cuestión, ahora  extensivo a todo titular
de recursos naturales, aunque para efecto de esta obra el tema solo interesa al
concesionario minero y sobre lo que se tratará al analizar sus derechos.

El artículo 19 señala que el Estado conserva el dominio sobre los frutos y productos en
tanto no hayan sido concedidos por algún título a los particulares.   Acierta este
artículo, puesto que desde que se otorga el título de concesión, el titular tiene un
derecho prioritario, expectaticio y exclusivo sobre los recursos mantenidos en la fuente
del área concedida.   Incurre en error el artículo 23 en su segundo párrafo, cuando, sin
diferenciar los frutos de los productos,  establece que el titular de la concesión puede
usar y disfrutar el recurso natural concedido, siendo así que los productos no se usan
ni eventualmente se disfrutan sino que se aprovechan, tal como lo señala el artículo 2
de la propia L.O.

Las concesiones para fines mineros se encuadran dentro de las regulaciones de la


L.O. en cuanto son bienes incorporales registrables, aún cuando tienen también una
demarcación territorial, es decir, son inmuebles identificados físicamente y, como lo
señala la misma Ley,  pueden ser objeto de disposición, hipoteca, cesión y
reivindicación.

Las concesiones de la Ley General de Electricidad si bien son también bienes


incorporales, tienen bienes tangibles como los equipos de las plantas hidroeléctricas
que deben ser considerados como accesorios  de la concesión.   El artículo 24 da a las
licencias y los contratos de explotación entre otros, los mismos alcances que las
concesiones en  lo que les sean aplicables.   Tratándose de hidrocarburos, en los
contratos de licencia o servicio u otras modalidades contractuales se trata finalmente
de modalidades contractuales que no pueden categorizarse  como una figura similar a
la de la concesión. Lo propio podemos decir de las licencias que se otorgan bajo la
Ley General de Electricidad.

En cuanto al artículo 67 de la Constitución, define el artículo 7 de la L. O. que es


responsabilidad del Estado promover el aprovechamiento sostenible de los recursos
naturales mediante las leyes especiales sobre la materia, las políticas del desarrollo
sostenible,  la generación de la infraestructura de apoyo a la producción, el fomento
del conocimiento científico tecnológico, la libre iniciativa y la innovación productiva.   El
Estado vela para que el otorgamiento del derecho de aprovechamiento sostenible de
los recursos naturales se realice dentro de los límites y principios establecidos en la L.
O. en las leyes especiales y en las normas reglamentarias sobre la materia (Art. 8).   El
Estado a través de los sectores competentes realizan los inventarios y la valoración de
los recursos naturales debiendo centralizarse la información en el órgano competente
que aún no ha sido definido (Art. 10).   Interesa para este análisis el  contenido del
artículo 28 que, apartándose de generalidades, precisa que el aprovechamiento
sostenible de los recursos no renovables consiste en la explotación eficiente de los
mismos, bajo el principio de sustitución de valores o beneficios reales, evitando o
mitigando el impacto negativo sobre otros recursos del entorno y del ambiente.  
Tómese nota del principio de sustitución de valores o beneficios reales, que no es otra
cosa que se debe dar prioridad al aprovechamiento de un recurso natural no renovable
cuando se demuestre que su explotación produce un beneficio mayor que cualquier
otro elemento que pueda entrar en conflicto con el aprovechamiento del recurso.  
También es bueno destacar la relatividad que consagra la norma en cuanto postula no
solo evitar el impacto negativo sobre el ambiente sino incluso el de mitigar, es decir,
disminuir en lo posible un impacto negativo que es siempre consustancial a toda
actividad humana.

Todo aprovechamiento de recursos naturales da lugar a una retribución económica


que se determina por criterios económicos, sociales y ambientales. Dicha retribución
incluye todo concepto que debe aportarse al Estado por el recurso natural, ya sea
como contraprestación, derecho de otorgamiento o derecho de vigencia. El canon por
explotación y los tributos se rigen por sus leyes especiales.   Concluyendo con el tema
de los antecedentes constitucionales habrá que mencionar que constituyen fuentes
supletorias las Resoluciones que emita el Tribunal Constitucional en materia de
minería, hidrocarburos y energía.
CONCLUSIONES

1. El poder político mantiene en la ignorancia al pueblo y no le da a conocer sus


derechos para que no reclamen, a pesar que la Constitución es la ley máxima
del país que no se cumple.

2. Se debe pensar en una reforma porque la Constitución vigente es producto del


golpe de Estado de Fujimori y es necesario recuperar derechos sociales y un
régimen económico que no sólo beneficie a los empresarios sino también al
pueblo.

3. Por otro lado Las principales diferencias en lo económico entre las


constituciones firmadas por Víctor Raúl Haya de la Torre, en 1979, y por
Alberto Fujimori, en 1993, están en el rol subsidiario del Estado y en el
aprovechamiento que este puede hacer de los recursos naturales.
PERTENECE:
LUZ MERIDA BAUTISTA CHIRINOS

CURSO: DERECHO MINERO Y DE ENERGIA

DOCENTE: RICHAR HUAMAN FLORES

SEMESTRE: NOVENO

PERU-2015

También podría gustarte