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El documento describe el proceso de aserrado con sierra de arco. Explica que la sierra de arco se usa para cortar barras, perfiles y tubos a la longitud deseada. Los dientes de la sierra arrancan virutas del material a medida que la sierra se mueve, dejando superficies de corte planas. La inclinación de la superficie de ataque de los dientes afecta la capacidad de arrancar virutas, con ángulos positivos permitiendo un corte efectivo.
El documento describe el proceso de aserrado con sierra de arco. Explica que la sierra de arco se usa para cortar barras, perfiles y tubos a la longitud deseada. Los dientes de la sierra arrancan virutas del material a medida que la sierra se mueve, dejando superficies de corte planas. La inclinación de la superficie de ataque de los dientes afecta la capacidad de arrancar virutas, con ángulos positivos permitiendo un corte efectivo.
El documento describe el proceso de aserrado con sierra de arco. Explica que la sierra de arco se usa para cortar barras, perfiles y tubos a la longitud deseada. Los dientes de la sierra arrancan virutas del material a medida que la sierra se mueve, dejando superficies de corte planas. La inclinación de la superficie de ataque de los dientes afecta la capacidad de arrancar virutas, con ángulos positivos permitiendo un corte efectivo.
llantas, los tubos, etc., pueden cortarse a la longitud debida por medio de la sierra de arco. Se emplea también la sierra de arco para hacer entallas', cortes a inglcte (trabajo de cerrajería) o trabajos análogos (figuras 31,1). Las superficies de corte obtenidas por un aserrado correcto son planas y lisas no necesitando sino poco trabajo posterior. Fig. .11,1 Trabajos de aserrado: cortar a una longitud cualquiera, hacer entallas y cortes a inglete en perfiles de ángulo Proceso en el aserrado La ranura que da lugar a !a división de la pieza se produce durante el aserrado como consecuencia de que en el corte se desmenuza el material en forma de virutas. El trabajo de arranque de viruta lo realizan los agudos dientes de la sierra y se distribuye sobre todos los que se hallan dispuestos unos tras otros en la sierra. Durante el aserrado se alternan en sucesión regular una carrera de ida y una de retorno (en la ca- rrera de ida se aleja y en la de retorno se acerca la sierra al que trabaja). Con estos movimientos penetra cada vez un poco más profundamente la hoja de sierra en la pieza, hasta que la ranura pro- ducida se hace tan profunda que se origina una completa división de la pieza en la zona de corte. Las hojas de sierra cortan únicamente en una dirección (véase, parte inferior de página 32). Cuando se trata de sierras manuales se sujetan de lal forma que corten en el movimiento de ida de la sierra o que corten como vulgarmente se dice por « empuje ». Las hojas de las sierras mecánicas de arco se sujetan al revés de modo que corten en la carrera de vuelta es decir, « tirando». Bn ambos casos alternan una carrera activa o eficaz con una de retroceso que no es activa. Las hojas de sierra de las sierras circulares para metales o de las sierras de cinta, que cortan continua- mente evitan la « carrera » inactiva. 1 Hacer entallas — expresión técnica para expresar la operación de hacer recortes o vaciados en las piezas de una es- tructura con objeto de recibir el empuje de oirá pieza o de alojarla o darla paso. 31 ASERRADO Proceso de arranque de viruta Los dientes de la sierra arrancan virutas cuando se mueve la sierra. Cada diente puede compararse a un cuchillo con la sola diferencia de que es mucho mas estrecho que éste. Cuando se arrancan viru- tas de una tabla de madera valiéndose de un cuchillo se tiene un pro- ceso análogo al del arranque de virutas durante el aserrado. ,/) Cuando se dispone un cuchillo débilmente inclinado hacia atrás respecto al sentido de movimiento y se pasa sobre una tabla de madera ejerciendo una presión ligera se arrancará una viruta que resbalará sobre la superficie superior de la hoja del cuchillo o sea sobre la superficie de la misma colocada delante; esta super- ficie se llama superficie de ataque (fíg. 32,1 a). b) Cuanto más se incline hacia atrás la superficie desataque o sea cuanto menos se curve la viruta al ser arrancada, tanto más fácilmente tendrá lugar este proceso de arranque (fig. 32,1 h). c) Si el cuchillo se inclina tanto hacia atrás que la superficie de la hoja del cuchillo, opuesta a la superficie de ataque, y que se llama superficie de incidencia, se halla aplicada sobre la superficie de la tabla, la parte activa del cuchillo no podrá ya introducirse en la madera y, como consecuencia, no podrá ya arrancar viruta alguna (fig. 32,1 a). d) Cuando la hoja se inclina hacia delante en la dirección del mo- vimiento el cuchillo ya no cortará; se produce sólo una acción de rascado y durante ella se producen virulillas muy finas (fi- gura 32,1 d). La posición de la superficie de ataque en relación con la de la pieza y con la dirección del movimiento de una herramienta es de impor- tancia capital para el efecto de arranque de viruta de la citada he- rramienta. Se evitan perífrasis complicadas y engorrosas, por ejemplo, la em- pleada para explicar una posición como «débilmente inclinada hacia atrás respecto al sentido del movimiento», etc., dando la posición de las superficies de ataque por medio del, asi llamado, ángulo de ataque. Con objeto de poder distinguir bien entre sí las superficies de ataque inclinadas hacia delante o hacía atrás, respecto a la dirección de corte (la influencia de cuya inclinación sobre el arranque de virutas ya ha sido señalada), se toma como formando 0° la normal en el punto de contacto de la parte activa del cuchillo con la superficie de la pieza que se trabaja, es decir que la superficie de ataque per- pendicular a la superficie de la susodicha pieza forma un ángulo de ataque igual a O". Si por el contrario la superficie de ataque no coincide con esa perpendicular resultará un ángulo de ataque que será el ángulo formado por las citadas perpendicular y superficie de ataque. Cuando las superficies de ataque estén inclinadas hacia delante en la dirección del corte, los ángulos correspondientes, por ejemplo, 30a, reciben el signo menos (—) y cuando la inclinación es hacia atrás, el signo ( + ). Se puede decir por lo tanto; Las herramientas con ángulo de ataque positivo ejercen una verdadera acción de arranque de viruta mien- Fig. 32,1 Arranque de virutas con el tras que las que tienen el ángulo de ataque negativo sólo ejercen cuchillo, que trabaja como la hoja o el una acción de rascado. filo de una herramienta, a) Fuerte en- Los dientes de la sierra levantarán virutas más gruesas cuando sus corvamienlo de la viruta; h débil en- superficies de ataque, análogamente a las de los cuchillos, estén corvamiento de la viruta; c) no se pro- duce penetración alguna y por lo algo inclinadas hacia atrás con respecto a la dirección del movimiento tanto, no hay arranque de viruta; o sea cuando las puntas délos dientes señalen hacia delante (ángu- d) acción de rascado cuando la super- los de ataque positivos). La hoja de sierra no trabaja sino bajo la ficie de ataque está inclinada hacia delante acción de «empujones» (fig. 33,1). ASERRADO Sierras manuales de arco La hoja de sierra, recambiable y agujereada en ambos extremos, se introduce en las ranuras de que van provistos los tacos de sujeción del arco y se sujeta por medio de pasadores o clavijas. En uno o en ambos lados estrechos de la hoja van fresados dientes de sierra. La distancia entre punta y punta de dos dientes contiguos se llama paso. F¡K. 33,1 Sierra de arco: a) arco; b) y r) (tacos de su- Hojas de sierra. Hay hojas de sierra de paso basto, jeción; il) mango; e) hoja, que corla a empujón de paso medio, de paso fino y de paso variable. Elección de la hoja de sierra adecuada. Mientras un diente esté ata- cando el material, irá arrancando continuamente virutas (fig. 33,2). Todas ellas tienen que alojarse en los huecos, de forma aproximada mente triangular, que quedan entre las puntas de los dientes y no deben permanecer almacenadas allí dentro. Estos huecos se llaman capados para virutas por admitir en su interior las virutas duranle el corte. Cuanto más virutas sean de esperar durante la carrera útil en el trabajo que se realice tanto mayores tendrán que ser los citados espacios para virutas. La práctica dice que se producen especialmente muchas virutas en los siguientes casos: I. Cuando se realizan cortes largos, y 2, cuando se cortan con la sierra metales blandos (aluminio, cobre), porque en Fig. 33,2 Formación de virutas (serraduras) por medio de hojas de este caso la hoja penetra en cada corle muy profundamente en el ma- sierra. Superficie de ataque en la terial. dirección del movimiento, a) In- clinada hacia atrás; 6) inclinada Los espacios para virutas se agrandan de modo muy eficaz y sencillo, hacia delante; r) espacio para vi- cuando se trata de la forma ordinaria triangular de los dientes, aumen- rutas tando el paso o distancia entre éstos. Así se tiene que tomando un paso doble se consigue aproximadamente un espacio para virutas cuádruple (figura 33,3). Inversamente, en el aserrado de metales duros se recogerán canti- dades de viruta notablemente pequeñas de modo que no existirá el peligro de que los espacios para virutas se obstruyan. Si en este caso se escoge una división de dientes pequeña intervendrán más dientes en el ataque del material y cada uno de ellos resultará menos castigado: la hoja permanece más tiempo afilada. Fig. 33,3 A un paso doble co- El paso fino es adecuado para materiales duros y ranuras rresponde un espacio para virutas aproximadamente cuádruple de corfe de poca longitud y el paso basto por el contrario para materiales blandos y ranuras de corte largas. Las hojas con paso variable, es decir con dentado fino en los extremos de la hoja y basto en el centro, facilitan la iniciación del aserrado. Con objeto de que la hoja no se quede agarrotada en la junta de corte, la anchura de esta última debe ser mayor que el espesor de la hoja. Fig. 33,4 Hoja de sierra y ranura Por esta razón lo que se hace es triscar los dientes o dar forma ondú- de aserrado, a) Hoja ondulada; lada a la hoja (fig. 33,4). En las hojas triscadas queda siempre un diente fc * h°Ja triscada y en las onduladas por el contrario varios dientes seguidos, alternativamente doblados hacia la dere- cha y hacia la izquierda. 33 ASERRADO Clases de movimiento Al aserrar tiene que ser movida la sierra de un lado a otro o sea con movimiento de vaivén. Esta clase de movimientos se pueden observar en el taller en muchos otros trabajos y también por doquier en la vida ordinaria, en la calle, en el hogar, en la naturaleza. s círcunlercncialrnentc El camarín o la jaula de un ascensor se mueve de arriba y abajo. Un tren de ferrocarril que se mueve sobre un tramo plano y recto de vía lo hace con movimiento rectilíneo (fig. 34,1). Los movimientos que tienen lugar a lo largo de trayectos rectos o de lineas rectas se llaman movimientos rectilíneos. También el movimiento de vaivén de la sierra de arco es rectilíneo; este movimiento se llama carrera. El movimiento de ida de la hoja de sierra corresponde a lo que se llama carrera de trabajo o carrera útil y el de vuelta a lo que se llama carrera de retroceso. El conjunto de la carrera útil y de la de retorno se llama carrera doble. Las ruedas tienen movimiento de giro, ó rotación. Un punto marcado con tiza en la llanta de la rueda se mueve describiendo una circunferencia (fig. 34,1). Quien utiliza un carrusel describe, al moverse éste, una circunferencia. Los movimientos que tienen lugar a lo largo de una circunferencia se llaman movimientos circunferen- ciales o también movimiento de giro o de rotación. No siempre se mueve un cuerpo con movimiento exclusivamente rectilíneo o circunferencial. Hay multitud de formas intermedias de los movimientos. Las formas que adquieren los movimientos de un buque navegando con mar gruesa, por ejemplo, resultan difíciles de describir con exactitud. Los movimientos según una línea ondulatoria C\^/~*) o al modo de un péndulo pueden obser- varse en muchos cuerpos en movimiento. Medición de un movimiento Los movimientos pueden tener lugar con distinta rapidez. Ahora bien; el juicio que pueda formarse sobre la velocidad de un vehículo depende en grado sumo de la situación del punto de observación y del mo- vimiento propio. Fig. 34,2 Movimientos de rapide/ dislinta Supongamos que por la carretera circulan dos ciclistas. Según que se les observe desde una distancia más o menos grande tendremos la impresión de que su movimiento es menos o más rápido. Un peatón a quien dejen atrás esos ciclistas sobre la carretera, juzgará que la velocidad de estos últimos es rápida, pero si ese mismo peatón monta, por ejemplo, en un ómnibus alcanzará y sobrepasará a los ciclistas recibiendo ahora en cambio la impresión de que el movimiento de éstos es lento (f¡K- 34,2). Con objeto de poder juzgar sobre los procesos cinemáticos* independientemente de la posición del obser- vador, habrá que emplear para la medición de un movimiento una escala, una relación, exacta y segura. ' La cinemática es la purle ile la mecánica que se ocupa del estudio del movirnienlo en sus condiciones de espacio y tiempo ii sea prescindiendo de la idea de fuer?a. — (V. del T. 34 ASERRADO « ... El corredor X alcanza en un coche de carreras Mercedes-Benz una velocidad de 235 km por hora (235 km/h)...». !T¡emp> Fig. 35,1 Medición ilel movimiento F.s decir que el corredor X recorre por termino medio en una hora un trayecto de 235 km. Con ayuda de la medición del segmento de trayecto o camino recorrido (235 km) y del tiempo, igual- mente medido (cronometrado), que se ha invertido en realizar ese recorrido, se ha llegado al esta- blecimiento de una escala para medición de la rapidez del movimiento independiente de toda clase de circunstancias casuales (fig. 35,1). Esta escala o relación se llama velocidad. Además de las ya conocidas unidades de longitud, por ejemplo, el metro (m) hace falta considerar ahora una unidad de medida para el tiempo, por ejemplo, el segundo (s)'. Las unidades de tiempo resultan de la consideración de la rotación diaria de la tierra alrededor de su eje. Una revolución de la tierra ha sido dividida en 24 horas. Una hora (h) se divide en 60 minutos de tiempo (min), y un minuto en 60 segundos de tiempo (s). La medición de tiempos desempeña un papel impor- tantísimo tanto en la vida cotidiana como en el taller. Los tiempos de trabajo como, por ejemplo, el tiempo de funcionamiento de las máquinas (tiempo de tala- drado, de esmerilado o de torneado) se miden o, como se dice técnicamente, se cronometran. Los tiempos de corredores, motoristas, etc., son deierminados por tos « tomadores» de tiempos o crono- metradores. Los tiempos se miden generalmente con relojes especiales, llamados cronómetros. Estos instrumentos son medidores de tiempo que pueden a voluntad ponerse en marcha o pararse sin más que actuar sobre un botón pulsador. Por lo tanto, entre el camino recorrido, el tiempo y la Se puede, pues, decir: velocidad de un cuerpo en movimiento existe una relación de mutua dependencia, en el sencido de que La velocidad de un movímienio se mide una variación en el camino o en el tiempo tiene como camino recorrido en la unidad de también como consecuencia una variación en la tiempo. velocidad. camino (s) velocidad (v) ¡ = Para un movimiento uniforme se tiene la ley: tiempo (i) Se llaman movimientos uniformes, aquellos en que en tiempos iguales se recorren siempre caminos ¡guales. Si el camino se da como más arriba, en km y el tiempo en h, la velocidad que se calcula con esos datos tendrá como unidad km/h. Si el camino-se da en m y el tiempo en min o en s, la velocidad vendrá dada en las unidades m/min o m/s, respectivamente. Ejemplo: La velocidad del corredor antes citado era de 235 km/h o sea 235 000 3916 7 235 000 m/h m/mm = 3916,7 m/min -= — m/s - 65,27 m/s. 60 60 1 La unidad de medida 1 segundo (I s) no debe confundirse con el símbolo s que entra en las fórmulas para indicar el recorrido, la distancia o el camino. La primera se espresa con letra vertical (redonda o romana) y la otra con letra in- clinada, o cursiva. s •- abreviatura de ¿paiium (latín) — distancia (camino), i- — abreviatura de velocitas (latín) - velocidad, 1 -= abre- viatura de rempus (latín) — tiempo. 35 ASERRADO Sujeción de la hoja de sierra y de la pieza a trabajar, durante el aserrado La hoja de sierra debe disponerse en la sierra de arco de tal modo que los dientes trabajan «por empuje». Es decir que los dientes deben disponerse siempre con la punta señalando en el sentido del movimiento (dirección del empuje). Cuando la posición de la hoja es invertida la hoja no se guia bien en la ranura de corte. Al realizar cortes profundos corno, por ejemplo, en perfiles lamina- dos y análogos,-se dispondrá la hoja en las ranuras de los tacos de sujeción girada en 90° (fig. 36,1). La ranura de corte debe estar tan próxima como sea posible al lugar F¡g. .16,1 de fijación {mandíbulas del tornillo de banco) (fig. 36,2). La pieza se flexará en caso contrario bajo la presión ejercida du- rante el corte y los dientes podrán romperse. Las piezas de paredes delgadas, o sea de escasa resistencia a la flexión, deberán sujetarse por medio de suplementos. En caso contrario las piezas se abollarán o se arquearán. Trabajo de aserrado Fig. 36,1 Al aserrar debe inclinarse la hoja, con un ángulo pequeño, contra la superficie de trabajo. "Con esto resulta que se empieza por aserrar el centro posterior de la pieza (fig. 36,3). De no proceder asi los dientes se enganchan en el material y se rompen. Los tubos deben girarse volviéndolos a sujetar al ir aumentando pro- gresivamente la profundidad de corte (fig. 36,4). Como en el caso de más arriba, los dientes se romperían a consecuencia del poco favorable ángulo, por demasiado grande, que forman la hoja y la estrecha superficie de trabajo. Hay que aserrar con carreras largas y presiones de corte no demasiado grandes y que sean uniformes. Ritmo de trabajo: unas 60 carreras dobles por minuto. Fifj. 36.3 Un ritmo de trabajo acelerado, irregular, y una presión de corte excesiva conducen al desafilado prematuro de la hoja. En la carrera de retroceso de la sierra de arco se debe aserrar sin presión de corte. En este movimiento los dientes no cortan sino que raspan, por lo cual la fuerza muscular que emplearemos se gastaría inútilmente (fig. 33,2). Cuidados para con las herramientas Las hojas metálicas de sierra son de buen acero y son caras por esta razón. Cuando los dientes se vuelven romos o se rompen, las hojas se inutilizan rápidamente y acaban en el montón de chatarra. Resulta imposible proceder con ellas a un afilado como el que se práctica con los cinceles o con las limas. Las hojas con dientes parcialmente rotos deben esmerilarse en la Fie- parte deteriorada, formando un arco, antes de continuar empleán- dolas (fig. 36,5). Con esto se evita que se rompan más dientes y que la hoja se desa- file prematuramente.