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All content following this page was uploaded by William Oswaldo Aparicio Gómez on 19 August 2020.
Aparicio-Gómez, William-Oswaldo
https://orcid.org/0000-0002-8178-1253
Resumen
Palabras clave
La justicia original
El hombre ha sido creado por Dios y desde su origen el proyecto divino del creador permanece
inmutable, pues el hombre ha sido creado con una vocación sobrenatural de hijo de Dios. Por lo
anterior la teología clásica intentó con los “dones preternaturales” explicar el mal, pero valiéndose de
estos “dones” para explicar las dimensiones propias de la situación originaria que tienen como
objetivo la perfecta auto posesión del hombre, el dominio de sí, su plena personalización, por vía de
la participación del ser mismo de Dios. No se trata de que la gracia de la redención sea menos
poderosa que la de la justicia original; sino que el ámbito histórico en que emerge ahora no es el
mismo, ese ámbito es hoy una “palestra” para la lucha, ya que la gracia coexiste con el pecado, la
inmortalidad y la integridad se ven hostigadas continuamente por la muerte y la concupiscencia, ya
que no son dones pacíficamente poseídos de una vez por todas, sino una conquista cotidiana que
debemos trabajar día a día.
¿Pecado originante?
A la pregunta de si podemos hablar del pecado original sin la idea de un pecado originante la mayoría
de autores opinan que no, pues si se prescinde de este no hay modo de garantizar la existencia y
extensión del pecado originado; por eso hay que fundar en una causa histórica y humana el pecado
para librar a Dios de la responsabilidad del mismo, o de lo contrario el pecado original se confundiría
con el mismo ser criatural del hombre.
Desde esta perspectiva se plantea la pregunta por la existencia de Adán (el pecado originante) la cual
es considerada desde tres maneras diferentes:
• Monoculpismo: El primer pecado de la historia basta por sí solo para constituir el pecado originante.
El pecado originado
Algunas posiciones sobre la noción y el significado del pecado original son las siguientes:
• El hombre nace como miembro de una sociedad que es “reino de pecado”, sociedad sin gracia. Por
eso el hombre aparece ante Dios como privado de gracia.
• Esta privación puede ser considerada pecaminosa porque se trata de una situación irregular que no
se ajusta al designio de Dios y porque la índole pecaminosa del estado se va a poner en evidencia
cuando llegue el momento de hacer una opción personal, ya que, si no interviene la gracia, esta opción
será pecado personal. Desde esta perspectiva se puede decir que lo que denominamos pecado original
emerge como pecado en el pecado personal.
• La doctrina del pecado original cumple la función de hacer presente la necesidad para todo hombre
del don gratuito de Cristo, y de su incapacidad absoluta para cobrar autónomamente la salvación. Esta
oferta tiene lugar en el Bautismo el cual quita realmente el pecado original, no porque esta sea su
finalidad específica sino porque incardina al ser humano en el cuerpo agraciado de Cristo.
• El pecado original es algo que atañe a la relación hombre - Dios. Es una realidad concerniente a la
esfera de lo personal, no de lo natural., y por eso no es una “cosa inmutable” que “se tiene” o “no se
tiene”, sino que es expresión de relaciones interpersonales en sentido dinámico. En el caso de los
niños se afirma que es pecador, pero porque es persona (o al menos va a llegar a serlo pues en él hay
una personalidad virtual, potencial, no actual). El mero germen de pecado no conlleva aún a su fruto
que es la muerte eterna, el solo pecado original no puede conducir a la perdición escatológica.
• El hombre es ser social y personal con una libertad situada, determinada de antemano por su medio.
Dios no hizo al hombre ser social para poder imputarle un pecado; el hombre está implicado en el
pecado porque es ser social.
• Junto a la situación previa y universal de pecado existe una oferta previa y universal de gracia. Los
originariamente pecadores en Adán somos a la vez originalmente amados por Dios en Cristo. En
nuestra historia no se da tan solo un existencial de perdición; se da también, y, sobre todo, el
existencial de salvación.
Conclusiones
Con la doctrina del pecado original, la fe cristiana trata de dar expresión a dos de sus convicciones
personales: la vigencia de un factor supra personal, que distorsiona la relación hombre - Dios; y la
presencia de una gracia que sobreabundará donde abundará el pecado. Nada, ni siquiera el pecado de
todos, puede hacer desistir a Dios de su designio eterno de habernos creados para ser divinizados (que
tendrá lugar en la encarnación) pues es el objetivo último de la creación.
Referencias bibliográficas