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GRAL. (E.F.

) ANDRE BEAUFRE

ESTRATEGIA
DE LA
ACCIÓN
La personalidad militar del General Beaufre

“Hay que actuar como hombre de pensamiento y pensar


como hombre de acción”

Desde mediados de la década pasada, todos quienes se


interesan, civiles y militares, en los problemas
estratégicos y de las relaciones internacionales han
tomado conocimiento de la obra literaria del general André
Beaufre y actualmente su fama, como pensador
estratégico, tiene alcance mundial. Su primer libro,
Introducción a la estrategia, ha logrado amplísima difusión
y la profecía de que habría de convertirse en una obra
clásica, en un manual de esta disciplina, formulada por el
capitán sir Basil H. Liddell Hart en el prefacio de su
primera edición, es una realidad hoy día a nueve años de
su publicación.

Sin embargo, ese libro, sin duda el más conocido


del general Beaufre, no constituye más que una “primera
roturación” según el autor en el vasto y complejo campo
de la estrategia. Este oficial francés, que a la edad
reglamentaria de sesenta años se retiró del servicio activo
en 1962, como general de Ejército, el más alto del
escalafón militar de su país en tiempo de paz, ha
continuado investigando, reflexionando, estudiando en fin,
y dando a publicidad sus inquietudes intelectuales y
espirituales en el orden de la estrategia de la política, de
las relaciones internacionales de la historia política y
militar de nuestro siglo y aún de la filosofía. En síntesis, su
obra, por lo que ya se conoce de ella, constituye un
conjunto, que podrá ser parcialmente discutible,
puntualmente objetable, pero que es, en muchísimos
aspectos, señera y en conjunto, admirable y sin parangón
con la de ningún otro soldado profesional.

¿Cuál ha sido la vida militar de este arquetipo del


pensamiento estratégico contemporáneo? ¿Cuáles han
sido las vivencias profesionales de este soldado que en
sus obras, además de una magnifica inteligencia
especulativa, demuestra una amplia y profunda cultura
humanística, un agudo realismo critico, una mentalidad
abierta y consecuente con las adquisiciones científicas y
técnicas de nuestra época y admirables valores morales?

Satisfacer estas interrogantes, conocer la altiva y –


como se verá – en muchos ordenes, privilegiada vida
profesional del general Beaufre, no busca formar una
curiosidad que se agota en la erudición biográfica, si no
que facilita la inteligibilidad de su obra y de su
pensamiento.

Sin duda que esta reseña biográfica no alcanzará a


satisfacer la profundidad de esos interrogantes; pero,
modestamente, aspira a contribuir a ello. Está
profundamente basado en datos proporcionados por el
mismo general Beaufre en sus obras, particularmente, en
su memoria, de las que se ha estimado interesante
transcribir algunas de esas reflexiones – “sus
preocupaciones” según su propia denominación – para
mejor comprender la compleja personalidad de este
soldado, a quien bien se le puede aplicar aquello de
“soldado no convencional” del general J. F. C. Fuller.

El general del ejército André Beaufre nació, el 25


de enero de 1902, en Neuilly – sur – Seine. En 1918 se
incorporó como intérprete voluntario con la 85 División de
Infantería de los Estados Unidos.

Finalizada la Primera Guerra Mundial en el frente


franco-alemán, Beaufre continúo sus estudios y,
posteriormente ingresó en el Colegio Militar de Saint-Cyr
en 1921. En esa “institución venerable, en parte cuartel,
en parte colegio, en parte seminario donde se mezclaban
las diversas tradiciones”, el joven cadete, sometido a una
rigorosa disciplina, feliz y orgulloso, enfrentó airosamente
un equilibrado esfuerzo intelectual y físico en un ambiente
de “idealismo vivir y verdadero fervor”, donde todos serian
ser dignos de entrar a esa “caballería” en la que la ética
resalta el sacrificio y en la que una cierta elegancia
rechaza como vergonzosa toda consideración o personal”.
Entre sus destacados instructores y profesores, Beaufre,
recuerda, 40 años después, al capitán Gaulle, profesor de
historia, cuya personalidad se imponía a sus jóvenes
alumnos, sin embargo Saint-Cyr tenía sus aspectos
discutibles, sino negativos, según el mismo Beaufre; la
mediocridad del curso de táctica y la ausencia de
impartición de conocimientos políticos: sobre esto ultimo
anota: “el apoliticismo, normal en el ejercito, conducía a
dejarnos impregnados de ideas elementales, formadas al
azar en los medios familiares”.

A su egreso, como oficial de infantería, fue


destinado, a su pedido, al Quinto Regimiento de Tiradores
Argelinos, en Argel. El ambiente norafricano impresionó
tan agradablemente al joven oficial cuando le sorprendió
desfavorablemente la situación del ejercito de África,
carente de todo lo necesario y en lo que la instrucción se
había resentido sensiblemente. Se desempeño como
oficial subalterno fue altamente meritorio: jefe de un
destacamento de refuerzos a Siria, a su regreso se
presentó voluntario para la campaña del Rif (marruecos)
de 1925, en la que fue herido de gravedad, luego participó
en la campaña franco-española contra los huestes de
Abd-el-Krim y, posteriormente, a su solicitud, sirvió con los
goums y fue designado para intervenir en el desarme de
las tribus refiñañs de la zona española. Reintegrado a su
batallón, intervino en otra campaña contra los Aït
Seghouchéne – magníficos guerreros de los montes atlas
– en la que la disentería asoló a su unidad y afectó al
mismo, por lo que debió ser hospitalizado durante varios
meses antes de retornar a Argel.

Durante su hospitalización Beaufre fue visitado por


el Comandante de Marruecos, el general Boichut, quien
le recordó que ya tenía la cruz militar, tres citaciones y
bastantes campañas, y que debía prepararse para cursar
la Escuela Superior de Guerra. El concejo fue observado
por el joven oficial que Dellys, a unos 85 de Km. de Argel,
a orillas del mediterráneo, repartió su tiempo entre la
instrucción de su compañía y el curso preparatorio por
correspondencia. En sus memorias recuerda sus
impresiones de esa época juvenil: cuando reflexionaba
sobre la situación del Ejército Francés de África del Norte,
cuando estudiaba los grandes problemas europeos y se
convencía que la guerra de 1914 – 1918 no los había
solucionado, cuando apreciaba que el mundo, los
ejércitos en particular, entraban en la era del motor, que
todo lo que se hacia en el orden militar estaba
sobrepasado y que las revistas militares solo presentaban
tímidas e incompletas sugerencias, cuando consideraba
que todo debía reconstruirse. También recuerda que, más
tarde, la “picota intelectual” de la Escuela de Guerra y del
Estado Mayor habría de hacer desaparecer, “Esa
ingenuidad que le había procurado una clara visión de las
cosas” y con cierta nostalgia afirma: “Yo era mas
clarividente en 1929 que en 1940…” “Esta lección de la
experiencia debe ser retenida. La juventud no tiene todas
las cualidades, pero la experiencia es una carga de la cual
es difícil desprenderse para razonar verdaderamente
bien”.

Su primera solicitud de autorización para ingresar a


la Escuela Superior de Guerra le fue rechazada, por que
era demasiado joven. Mientras esperaba la segunda
oportunidad, realizó un curso de observador aéreo; pero,
cuando quiso realizar el de piloto, se le impuso una
condición que debía ingresar a la aeronáutica a lo que se
opuso y se reintegró a Dellys. Al año siguiente fue
admitida su solitud e ingresó a la Escuela de Guerra.

Sobre la Escuela de Guerra francesa de la década


del treinta, el general Beaufre ha escrito páginas
esclarecedoras, cuyo conocimiento ilumina la
comprensión histórica de los acontecimientos de 1939 –
1940. En ellos memora “La atmósfera de un sofocante
conformismo militar”, la errónea doctrina inferida de la
guerra 1914 – 1918, la subestimación de la estrategia y
de la tecnología, el divorcio completo entre la política
extranjera de Francia y la organización de su ejército, y
fundamentalmente, “una suficiencia y un dogmatismo
inaudito, frutos venenosos de la victoria”.

Después de dos años, Beaufre egresó diplomado


como Oficial de Estado Mayor, entretanto y
simultáneamente, había seguido los cursos libres de
Ciencias Políticas.

Su primer destino como Oficial de Estado Mayor


fue en Túnez, donde intervino en los estudios que se
realizaban para defender el territorio de una ofensiva
italiana. Poco tiempo permaneció allí, al regreso que en
un viaje, que a sus expensas realizo a Libia, recibió la
orden de presentarse al Estado Mayor del Ejército, cuyo
jefe era el General Maurice Gamelin. En este nuevo
destino, en el centro pensante del Ejercito muy pronto
pudo comprobar el desprestigio de su jefe máximo y que
como se sofocaban las nobles inquietudes profesionales
de valiosos colaboradores. De esta época de la “grande
muette”, Beaufre recuerda la poco feliz actuación del
mariscal Petain como primer Ministro de guerra del
gabinete Doumergue, el formalismo Burocrático imperante
en el estado mayor general, las tenciones de la política
interna de las que el ejercito resultaba victima , la
deficiencia de la instrucción de las unidades y el mal
empleo de los ciudadanos incorporados al servicio militar
obligatorio –según el posterior intento del mariscal de
Lattre de Tassigny- “constituía un paréntesis estéril a la
entrada de su vida de hombres.

En el Estado Mayor General, Beaufre tuvo a su


cargo la organización del ejercito de áfrica del norte; el
plan que se aplico en 1940 respecto al ejercito de áfrica el
contingente que debió emplearse en la metrópoli fue el
propuesto y programado por sus ideas. A mediados de
1936, fue designado, en calidad de intérprete, para
acompañar al general Gamelin que, en oportunidad de un
Homenaje al ejército canadiense en Vimy, debía mantener
una conversación secreta con el mariscal Devrell, Jefe del
Estado Mayor Imperial Británico. Su misión le permitió a
estimar personalmente la cortedad de miras del Jefe del
Estado Mayor Francés, quien, sin embargo,
posteriormente logró – en función de su prestigio en el
exterior – el relevo del mariscal Devrell y su reemplazo
por el mariscal Ironside.
Cuando ya la tormenta de la guerra se anunciaba
en los cielos de Europa, el capitán Beaufre fue destinado
al Segundo Regimiento de Tiradores Marroquíes para
cumplir con el reglamentario tiempo de Comando en
unidad de tropa. Sobre esa época de su vida, Beaufre a
escrito: “el comando, pese a la esclerosis de nuestras
instituciones militares, era rico en satisfacciones; una
tropa sólida, cuadros de votos, la alegría de guiar y de
entrenar a esa buena pasta humana en un ornato de
ilusión, me daban una gran sensación de plenitud”.

Por entonces escribió un artículo, que tituló La paz-


guerra o la estrategia de Hitler, que fue publicado en la
Revue de Deux Mondes del 15 de agosto de 1939, en el
que analizaba lo que en nuestro tiempo se ha
denominado la guerra fría. Sostenía que era necesario
para Francia, entrar en el juego de esa paz-guerra, pues,
de lo contrario, desembocaría en la guerra caliente que
provocaría innumerables calamidades a Europa.

Poco tiempo duró el entreacto para el sesudo


capitán. Fue llamado a París y nuevamente destinado al
Estado Mayor del Ejército. Allí su decepción y sorpresa
fueron muy grandes. Se Vivian los críticos meses de
mediados de 1939, pero el Estado Mayor del Ejército
continuaba con su antiguo ritmo y estilo. Al poco tiempo
se le ofreció integrar una delegación militar francesa que,
junto con una británica, debía viajar a Moscú para tratar
los términos militares de un tratado con la U.R.S.S.
Beaufre aceptó entusiasmado y así encontró que la suerte
lo introducía en el corazón mismo de los grandes
problemas políticos y militares. El anota “ese privilegio
debía durar poco más de veinte años”.

El poco conocido desarrollo de las gestiones,


comenzadas formalmente en Moscú el 12 de agosto de
1939, entre las delegaciones francesa y británica
(presidida por el general Doumenc la primera y por el
almirante Plunkett la segunda) con la rusa encabezada
por el mariscal Voroshilov para concertar los términos
militares de un tratado que comprometiese a intervenir a
la U.R.S.S. contra Alemania en caso de agresión de esta
a los aliados accidentales o a Polonia o Rumania, son
narradas, documentadas y agudamente comentadas por
el general Beaufre, sobre la base de las anotaciones y
reflexiones del entonces capitán.

En un momento en que por falta de instrucciones


precisas del respectivo gobierno y ante la exigencia rusa –
hábilmente justificada desde el punto de vista estratégico
– de disponer de la autorización del gobierno polaco para
la entrada de fuerzas rusas en los casos de conflictos
previstos en las hipótesis del tratado, los jefes de la
delegación franco-británica decidieron enviar al capitán
Beaufre en misión secreta a Varsovia a informar al
embajador francés y al agregado militar sobre las
exigencias rusas y sus fundamentos. Ciertamente que
Beaufre fracasó en su misión, porque los conductores
políticos y militares polacos, esgrimiendo constantemente
la frase asentada por el mariscal Pilsudski en su
testamento político – “Con los alemanes arriesgamos
perder nuestra libertad, con los rusos perdemos nuestro
alma” – y, confiando exageradamente en la capacidad de
sus fuerzas armadas, rechazaron la condición básica
presentada por los soviéticos. Beaufre regresó a Moscú el
21 de agosto de 1939. A su llegada tuvo la sorpresa de
saber que los polacos habían cambiado de opinión ante la
presión del embajador británico. Pero ya era tarde, ese
mismo día la delegación tuvo conocimiento del acuerdo
financiero-comercial firmado, el 19 de agosto por los
representantes de los gobiernos de la U.R.S.S. y del III.
Reich y cuando el general Doumenc hizo saber al
mariscal Voroshilov la ultima respuesta afirmativa del
gobierno polaco y la autorización recibida de su gobierno,
su interlocutor aumentó que el jefe de la delegación
británica aún no disponía de tal autorización.
Simultáneamente se desarrollaban las conversaciones
Ruso-Alemanas que habrían de concluir el 23 de agosto
en la firma del tratado Ruso-Alemán El 24 de agosto de
1939 la delegación Franco-Británico abandono Moscú y, a
su arribo a Paris, Beaufre encontró que ya estaba muy
avanzado la movilización francesa y que la mayor parte
de sus camaradas de Estado Mayor habían partido para
constituir el Gran Cuartel General; a él le correspondió
permanecer en la capital, hasta que en enero de 1940,
cuando el general Gamelin desdobló el Gran Cuartel
General (Comando), que hasta entonces era común para
el Comandante en Jefe (Gamelin) y el Comandante del
Frente del Noreste (general Georges) constituyendo su
propio comando y puesto de comando, Beaufre fue
destinado al mismo.

Ese fue su destino como oficial de Estado Mayor


durante los cruciales meses de 1940 hasta el desastre de
junio. De muy cerca, desde el interior mismo del máximo
comando, pudo conocer la fatuidad, la carencia de
imaginación, el aferramiento a conceptos caducos y la
permanente indecisión del comandante en Jefe; también
pudo apreciar el magnifico esfuerzo desplegado por el
general Maximo Weygnad desde su designación el 19 de
mayo, su tremenda voluntad y su dinamismo para salvar
la angustiosa situación de los ejércitos aliados. Sobre las
concepciones estratégicas. Sobre las doctrinas, sobre los
hombres, sobre la instrucción, sobre el material de guerra,
en fin, sobre todos los factores que conformaron
fundamentalmente el drama de 1940 y sobre los hechos
principales, el general Beaufre ha escrito páginas de
insustituible conocimiento para su comprensión histórica.

Después del armisticio, Beaufre fue imitado a


volver a integrar el Estado Mayor del Ejército. Su
“creación inmediata y radical” fue a presentarse al Ministro
de Guerra, general Colson, para decirle que recordaba la
calidad de papeles inútiles que haría llenado en ese
destino y que ahí no quería ir. El escandalizado ministro
quiso sancionarle designándole como oficial de enlace de
la comisión de control del armisticio en Bourgues, en la
zona ocupada; esto permitió a Beaufre tomar
conocimiento personal del Ejército Alemán y dedicarse a
la preparación de un estudio estratégico-operacional
defensivo sobre la base de contraataques de blindados.
Pero, pocos meses después, se le ofreció un puesto en el
gabinete del gobernador general de Argelia, lo que aceptó
de inmediato confiando que el resurgimiento del ejército
Francés habría de ocurrir en África de Norte.

Su nuevo cargo, como secretario permanente de la


defensa nacional, le imponía atender a las actividades
propiamente militares y a las que tuviesen interés militar
de los departamentos civiles del gobierno general de
Argelia. Antes de partir para África buscó, en el Ministerio
de Guerra, información básica para el cumplimiento de su
futura misión y tuvo oportunidad de conocer el vehemente
deseo, de muchos integrantes de esos organismos de
mantener y sustraer, al control Alemán, el máximo de
fuerzas francesas. Asimismo, obtuvo libertad para realizar
organizar milicias indígenas integrándolas en las policías
norafricanas, destinadas a proporcionar un efectivo
equivalente al fijado, por el armisticio, al ejército regular
de África del Norte.

A fines de octubre de 1940, Beaufre llegó a Argelia


y de inmediato se dedicó de lleno a sus tareas oficiales;
pero, también a la organización de la resistencia
norafricano. Estableció contacto con miembros de la
naciente resistencia en la Francia no ocupada y con
representantes británicos y americanos; estos últimos
sumamente interesados en África del Norte, aun cuando
su país todavía no se hallaba en guerra con el Eje. Sus
actividades subrepticias fueron delatadas y provocaron su
detención en 1941. Conducido a Francia, a la prisión
militar de Clermont-Ferrand, fue juzgado por un concejo
de guerra; felizmente la acusación no dispuso de
convincentes elementos probatorios.

En noviembre de 1941 recobró la libertad, pero


quedó provisoriamente separado del ejército “a fin de
salvaguardar la disciplina”. En los meses siguientes,
dividió su tiempo entre sus tareas intelectuales y sus
actividades en la resistencia. En orden a las primeras,
ordenó la documentación disponible sobre los
acontecimientos de 1939 – 1940 y básicamente preparó
los elementos que le habrían de permitir, después de su
retiro, escribir el drama de 1940 y comenzó a estudiar la
estrategia concluyendo en los conceptos básicos de su
futura obra introducción a la estrategia. Por otra parte, sus
actividades con los patriotas de la resistencia le llevaron a
ponerse a las órdenes del general Henri Giraud, que se
había fugado espectacularmente de la prisión militar
alemana de Konigstein y que se encontraba refugiado en
lyon.

El general Giraud estaba firmemente decidido a


que las fuerzas francesas reiniciaran la guerra contra los
vencedores de 1940.

En todos los planes del ejército Francés de África


del Norte jugaba un papel fundamental, aunque, para el
general, el desembarco en el sur de Francia y las
operaciones el territorio Francés era prioritario. Por su
parte, Beaufre había reanudado sus contactos con los
resistentes de Argelia y con los americanos que
planeaban el futuro desembarco aliado en África del Norte
y que deseaban contar con el apoyo del ejercito Francés,
para lo cual el general Giraud era una pieza fundamental.

Cuando ya se avecinaban los decisivos


acontecimientos de África del Norte, Beaufre fue
reincorporado al Ejército, en el Estado Mayor de la
División de Marsella y encargado de preparar los planes
defensivos contra posibles desembarcos aliados… El 25
de octubre de 1942, Beaufre participó con otros oficiales
franceses, de una reunión secreta en Marsella, con el
general Mark W. Clark, que había llegado en submarino, y
que presidia una delegación americana de 5 personas. En
ella Clark aseguró que el desembarco en África del Norte
se efectuaría ese mismo año; pero que el general Giraud
sería prevenido con un mes de anticipación. Sobre el
desembarco en la Francia metropolitana, como solicitaba
el general Mast, quien encabezaba a los franceses y
actuaba a nombre del general Giraud, el general Clark
contestó con evasivas, aunque prometió que estudiaría la
posibilidad.

En sus memorias, Beaufre subraya, que esa


reunión, que los franceses creyeron era una conferencia
de trabajo, mucho después supieron no tenia espíritu de
los americanos mas que un valor psicológico; todos los
planes estaban terminados y las ordenes dadas, no había
posibilidad de cambiar nada… Y tampoco era verdad
mucho de lo dicho por el general americano.

Cuando el general Mast había remarcado la


importancia del Comando interaliado, el representante
americano había aceptado un texto, según el cuadro de
operación de desembarcó seria comandada por un
general americano asistido por un general Francés y el
comando transferido a los franceses tan pronto fuera
posible. El general Clark preciso que ese documento
debía ser sometido a la aprobación del general
Eisenhower. Días mas tarde en Gibaltrar y, finalmente en
sus memorias, Eisenhower pretendió ignorar todo lo
relativo a ese documento.

1º de noviembre, Beaufre recibió un telegrama


cifrado haciéndole saber que el desembarco en África del
norte se produciría en la noche 7/8 de ese mes y que el
genera Giraud y el deberían partir el día 4. Sobrepasados,
los momentos de la sorpresa, pues se confiaba en el mes
de la antelación prometido por el general Clark,
transportado sucesivamente en submarino y en
hidroavión, Giraud y Beaufre arribaron a Gibraltarel 7 de
noviembre y el 9 a Argel. Como ayudante y traductor del
general Giraud y su permanente acompañante, el capitán
Beaufre participo en los confusos acontecimientos y en
las largas confusiones entre americanos y franceses y
entre los propios oficiales franceses (Giraud, Darlan y
Nougues, Juin, etc.). De todo ello, del proceder no
siempre claro y justificable de los americanos, de las
sospechas y ambiciones, etc., de todo lo fundamental
ocurrido en Argel desde el 9 al 14 de noviembre, cuando
el general Giraud fue nombrado “comandante en jefe de
las fuerzas Terrestres y Aéreas”, el general Beaufre en
sus memorias y en la revancha de 1945 ha dejado
documento testimonio

A partir de nombramiento del general Giraud, el


capitán Beaufre fue designado jefe de gabinete del
comandante en jefe; todavía en tal carácter acompaño a
su comandante a la conferencia de AFNA, que comenzó
en 17 de enero de 1943 y duro una semana. En esa
reunión en la que participaron Roosevelt, Churchill, Giraud
y de Gaulle, se acordaron las bases de la contribución
francesa al esfuerzo de guerra aliado. Beaufre abrían de
testimoniar, posteriormente, muchas violaciones
angloamericanas a esos acuerdos.

Ascendido a mayor, en enero de 1943, fue


designado jefe del III. Batallón del 7º Regimiento de
tiradores marroquíes en Tunes, al que se incorporo en
marzo de ese año y con el que participo en la campaña de
Tunes, integrando ese pequeño ejercito Francés, de
600.000 hombres, que en esa campaña clavo el primer
jalón de su itinerario glorioso y que fue la primera prueba
de la espada de la liberación.

Después de la campaña de Tunes, el General


Giraud le designo para acompañarle a los Estados
Unidos, Canadá y Gran Bretaña. Ese viaje, en el que
Beaufre actuó como traductor del General Francés, le
permitió tratar al presidente Roosevelt y a los principales
miembros del gabinete y el congreso de los Estados
Unidos y conocer el pentágono, del que, 20 años
después, recordaría “la seriedad, el método de trabajo y la
competencia de nuestros interlocutores, al mismo tiempo
que su estrecha especialización, aun en los escalones
mas elevados”. También pudo constatar sobre la política
americana (respecto a Francia) que “su idealismo –
sincero en la masa – encubría una política mas realista, a
veces tortuosa”.

Al retornar a Argelia, Beaufre fue designado jefe del


estado mayor de la 4º División Marroquí de Montaña, que
comandaba el General Sevez. En tal carácter intervino en
la reconquista de Corcega, exitosa operación aventurada
por el General Giraud que no encuadraba en los planes
anglo-americanos. En enero de 1944 su División recibió la
orden de partir para Italia e integrar el cuerpo
expedicionario Francés (C.E.P.) que, a las ordenes del
gran soldado y conductor que fue el General (luego
Mariscal de Francia) Alphonse Juin, se cubrió de gloria
combatiendo desde Nápoles hasta Florencia, mereciendo
el elogio de sus aliados y de sus enemigos, sin que sus
magníficos éxitos fueran hábilmente explotados por la
retenida conducción anglo-americana.

Al acercarse el momento de la invasión de Francia


Meridional ( la operación Anvil, posteriormente Dragón), el
renacido Ejercito Francés se dio nuevamente tutelado por
“el monstruo hafkiano del gran planeamiento aliado,
anónimo, secreto y apriorístico ”- recuerda Beaufre – y
concluye que la política anglo-americana tendía a impedir
“ un tercer grande ”. Para esa operación se constituyo el
7º Ejército, bajo el comando del mayor general del Ejercito
de los Estados Unidos Alexander M. Patch, un veterano
de Guandalcanal. El comando aliado determino que todo
el primer escalón de desembarco fuese Americano; los
Franceses, en el segundo escalón, constituyeron una
especie de cuerpo de Ejercito que se denomino Ejercito B,
comandado por el General Jean de Lattre de Tassigny. La
División de Beaufre, la ultima relevada en Italia, fue
también la ultima en desembarcar en Francia.

Como teniente coronel, manteniendo inicialmente


su mismo cargo de la campaña de Italia y, desde marzo
de 1945, como jefe de operaciones del 1er Ejercito
Francés – denominación histórica que el Ejercito B adopto
el 12 de Septiembre de 1944 – Beaufre participo en todas
las operaciones de ese Ejercito que, desde el
mediterráneo hasta el Rhiñ y desde el Rhiñ hasta el
Danubio y desde este hasta los Alpes Bavaros,
interviniendo en acontecimientos trascendentes como la
batalla de Colmar, la reconquista de Alsacia, el
aniquilamiento del 19º Ejercito 24º Ejercito Alemanes,
etc…, se constituyo en una de las mas destacadas
grandes unidades de batalla, entre las tantas que
actuaron en la campaña de 1944 - 1945 en Europa
Occidental.
Terminada guerra en Europa, Beaufre tubo destino
de oficial de estado mayor en las fuerzas de ocupación,
hasta que paso a prestar servicios en Indochina y, en
1947, se destaco como jefe de una de las columnas en el
alto Tonkin, a las ordenes del General Valluy.
Posteriormente fue trasladado a Europa y se desempeñó
como 2º jefe de estado mayor de estado terrestre de las
fuerzas de la O.T.A.N. ascendió a General de Brigada en
1951 y , cuando el General de Latter de Tassigny fue
designado comandante supremo en Indochina, lo requirió
como jefe de operaciones. Regreso juntamente con su
comandante y fue designado jefe del grupo de estudios
tácticos, interaliado que dependía del comando supremo
de las fuerzas de la O.T.A.N.

En este cargo tubo destacada actuación en la


renovación de los conceptos estratégicos y estratégico-
operacionales, con los que las fuerzas del atlántico norte
prevenían actuar ante una invasión Soviética.

Ascendió a General de División en 1955 y fue


designado comandante de la 2da División de Infantería
Mecanizada con guarnición en Guelma, en Constantina
(Argelia. Cuando desempeñaba este cargo, en agosto de
1956, fue nombrado Comandante de la “fuerza A”
(denominación de los afectivos Franceses del orden de un
cuerpo de Ejercito) que, a ordenes del almirante Barjot,
intervinieron en las operaciones anglo-francesas, de
noviembre y diciembre de ese año, sobre Port Fuad y Port
Said en Egipto. Las exitosas operaciones de esta fuerza
no tuvieron trascendencia política positiva, por una
imposición superior anglo-francesa, que debió supeditarse
a las exigencias de los estados Unidos y la unión
Soviética, en 1957 fue ascendido a General de cuerpo de
Ejercito y en 1958 fue designado jefe de logística y
administración del estado mayor del comando supremo de
las fuerzas de la O.T.A.N.

En 1960, alcanzo la máxima jerarquía de tiempo de


paz del Ejercito Francés, General de Ejercito, y fue
designado jefe de la delegación Francesa en el cuerpo
permanente de la O.T.A.N. en Washington, cargo que
mantuvo hasta su retiro en 1962 al llegar al límite de edad
reglamento.

El mismo año de su retiro fundo el instituto Francés


de estudios estratégicos que funciona como una rama
asociada, pero autónoma, del centro de estudios de
política extranjera existente desde 1901.

El General Beaufre posee las siguientes


condecoraciones: gran oficial de la legión de honor, la
cruz de guerra, la cruz al valor militar, la medalla de la
resistencia y es compañero de la orden del baño del
imperio Británico.
La difusión de los estudios y las reflexiones de la
estrategia, iniciad por el General Beaufre, con su
introducción a la estrategia y seguida por disuasión y
estrategia, llego a su culminación con este libro; las tres
obras integraran la unidad de una teoría de la estrategia
total que, de las que se han publicado hasta el presente,
el quizá, la mas completa y la que mejor atiende a la
problemática de nuestro tiempo. Ciertamente que algunos
de los asuntos tratados y de las ideas propuestas en
estrategias de la acción, ya han sido esbozados o, a los
menos insinuados en introducción a la estrategia que
constituye una indispensable introducción al conocimiento
del gran estratega.

Es en este libro que Beaufre completa su


concepción de la estrategia total y lo hace,
fundamentalmente, amansando la profunda y
trascendente significación de la acción, a la que reconoce,
juntamente con la disuasión, como las caras del jano
estratégico del mundo contemporáneo. Coherente,
ordenada y lógicamente, precisa los caracteres de la
acción, pone en evidencia sus principales elementos y las
relaciones naturales entre estos, establece los
lineamientos de la maniobra en la estrategia total y
presenta las particularidades de los modos directo e
indirecto. Esta empresa le lleva a incursionar en el sentido
de la historia, en la política, en la prospectiva, en la
psicología…; siempre con conversación y fuerza
expositiva que subrayan la importancia que el autor otorga
a la estrategia como la necesaria praxeología que
reclamaba Raymond Aron.

Su comprensión de la complejidad e importancia de


los conceptos involucrados y de otros afectados en mayor
o menor medida, le impulsan a prevenir que su obra
requiere futuros ajustes y posibles reconsideraciones. La
misma cautela le ha detenido en el desarrollo de algunos
asuntos, como el caso de la metodología para el análisis y
la decisión, que posteriormente a retomado en otras
obras.

Su concepción de la acción no es aquella de


Fausto – “en el principio era la acción” – pues sus
presupuestos filosóficos, expuestos en La Nature de
Choses, se apartan radicalmente del camino del
personaje del drama de Goethe que, al decir de Ortega,
“va por el mundo buscando su destino intimo” y “anda
perdido por el universo sin dar por su propia vida”.
Básicamente cartesiano, Beaufre intenta con éxito señalar
los correctos métodos de pensamiento que permitan a los
estadistas establecer los objetivos, elegir los cursos de
acción (las políticas) que son intervenciones particulares
“en medio de un fenómeno general y continuo que es de
la historia en curso de elaboración”, y emplear, con la
mejor adecuación a la situación configurada por la
coyuntura, todos los recursos (medios) disponibles.

Sin duda que, durante la ejecución, pueden ocurrir


discordancias entre la predicción, el plan de acción y su
desarrollo efectivo. Bien decía el mariscal Foch que “el
plan no es todo” y, por cierto que el histórico fracaso del
Moltke en 1914 es una cabal demostración de la verdad
de esa afirmación. Cuando las discordancias acaecen
súbitamente, sea por la acción correcta del adversario,
ósea por fallas de los ejecutores propios, es normal que
ocurran graves consecuencias. En general, las
discordancias son progresivas, conocerlas rápidamente y
efectuar las correcciones de detalle conforma el arte de
conducir la acción. También es posible que ocurran
cambios substanciales, totalmente imprevistos o
considerados inverosímiles; pero la conducción política y
estratégica debe, precisamente, planear la acción
minimizando la probabilidad de tales eventos. Por cierto
que el mismo Beaufre subraya que “es necesario cuidarse
de las extrapolaciones demasiado rápidas de los modos
demasiado radicales, de las opciones demasiadas
aventuradas fundadas sobre hipótesis estrechas”.

Para Beaufre como para Alain Touraine, “la acción


no puede definirse solamente como respuesta a una
situación social; es ante todo, creación, innovación,
atribución de sentido”, busca alcanzar un beneficio
concreto que es requerido por un determinado estado en
un preciso momento histórico y por ello la determinación
acertada del objetivo de la acción – transcendental misión
del estadista – constituye la decisión fundamental que
jerarquiza la responsabilidad de la política respecto a la
estrategia. Pero bien notara el lector que Beaufre evita
ubica en distintos comportamientos incomunicados al
político y al estratega (sea este civil o militar), pues en el
orden de la estrategia total, la interacción debe ser
permanente y continuada. Y cuando se llega al empleo de
las fuerzas militares – la guerra la acepción tradicional – la
superior jerarquía de la política a de mantenerse ya que,
al decir del mariscal Foch “la guerra igual que la paz, no
es cosa doble sino una”, puesto que según feliz impresión
Clausewitz “la guerra tiene su propia dramática, pero no
su propia lógica”.

Craso erros seria creer que las inquietudes de


Beaufre son producto y de interés exclusivo para las
súper potencias o para potencias mayores. Por el
contrario, es inquietudes importan como tanto o mas a
quienes menos poder relativo tienen, porque bien claro
deja nuestro autor que la “fuerza” a emplear en la acción
no es únicamente la que resulta de la disposición de
fuerzas militares o medios militares. La amplitud de la
gama de los medios que se pueden emplear en la acción
coercitiva es muy grande pues se entiende como tal a
todas formas de acción, desde las mas violentas hasta las
mas insidiosas, desde la que emplean fuerzas militares
con armamento nuclear hasta que las únicamente
consideran los sutiles recursos de la acción psicológica.

Esta obra de Beaufre no es una ucrania; mientras


se mantenga la paz mundial “a través del miedo” (R.
Aron).
Las conclusiones fundamentales del autor
conservaran su validez y por cierto que alguna de ellas
como que las zonas marginales han de ser el escenario
de las confrontaciones de la súper potencias evitan en las
zonas de vital interés propia, parece haber recibido la
sanción de lo histórico. Otras, sufrirán inexorablemente, el
embate de la evolución; pero las grandes líneas del
método propuesto para la maniobra de la acción y el plan
de acción, muy probablemente se impondrán a un en la
“edad tecnetrónica” (Z. Brzezinski) que se aproxima.
INTRODUCCIÓN
Dos años de reflexión y de estudio sobre el problema de
la estrategia indirecta, así como también de discusiones
frecuentemente apasionadas y a veces bizantinas, en el
instituto Francés de estudios estratégicos, me permiten
ahora publicar un nuevo libro sobre la estrategia de la
acción.

¿Por qué “estrategia de la acción”? por que el estudio de


la estrategia indirecta – sobre la cual pensaba tratar en
este libro – a puesto en evidencia que este ultimo modo
estratégico no era realidad mas que un caso particular de
un problemas mas general, que es el de la estrategia de
la acción; aspecto positivo cuyo correspondiente negativo
es la estrategia de disuasión: si se quiere realizar algo
pese a los otros, hay acción; si se quiere impedir que
emprenda algo, hay disuasión.

Acción y disuasión

Es interesante comparar los dos conceptos opuesto de


acción y disuasión; tanto mas que el concepto de
disuasión ha sido completamente analizado en nuestros
estudios anteriores y en disuasión y estrategia.

Por principio es necesario señalar muy claramente que los


dos conceptos solamente están aislados en los casos
extremos y excepcionales. Normalmente, disuasión y
acción están íntimamente combinadas y son, de alguna
manera complementarios, como ya lo he explicado en otra
parte. Pero la acción puede cumplir un rol disuasivo así
como la disuasión puede tomar lugar de la acción. No es
mas que para simplificar el estudio de la acción que me
esforzare en aislar artificialmente este concepto.

Por otra parte si bien la acción y la disuasión son


opuestas están muy lejos de ser simétricos.

La primera disimetría proviene d que la disuasión se


puede realizar sin acción, por la sola existencia de las
fuerzas, en tanto que la acción siempre hará intervenir
algún grado de disuasión, respecto al adversario principal
o a un tercero. Pero la más grande disimetría reside en el
hecho de la estrategia de la disuasión, si tiene éxito debe
ser totalmente conjetural, mientras que la estrategia de la
acción no puede evitar la verificación material de los
argumentos que ella emplea.

De ahí resultan algunas consecuencias importantes: las


amenazas que utilizan la estrategia de disuasión no
deben materializarse; equivale a envidar en el póker. Por
esto los factores técnicos solamente intervienen en cuanto
a la apreciación que el adversario realiza sobre su valor
sin que esta apreciación pueda ser verificada. El bluff
máximo es por consiguiente la regla para conducir a una
apreciación tan disuasiva cuanto sea posible. La acción
disuasiva es totalmente psicológica; pero en el nivel
nuclear ella hace entrar en consideración cálculos
materiales precisos, cuyo apoyo psicológico es cierto
desde que se ha sabido salvaguardar un grado suficiente
de credibilidad en el empleo de esos medios. Gracias a la
súper posición de certidumbres terríficas creadas por los
cálculos sobre el nivel nuclear y de incertidumbres
fundadas en la credibilidad se llega a mantener la
situación aún con una parcela ínfima de credibilidad.

La estrategia de la acción conjetural en la fase


preparatoria comporta inevitablemente en la fase de
aplicación una prueba técnica y psicológica. El margen de
error posible debe ser mucho mas débil que en la
disuasión. Por otra parte el objetivo de la acción en cuanto
es positivo y encara forzar a uno a varios adversarios a
aceptar un cambio en la situación actual impone que la
coerción que se debe ejercer sea mucho más fuerte.

La disuasión podía fundarse sobre una simple duda, lo


que he llamado una parcela de incertidumbre; la acción,
por el contrario debe hacer nacer en el campo adversario
una verdadera certidumbre que proseguir la lucha seria
catastrófica o al menos muy nefasta. Esto quiere decir
que los recursos a emplear y particularmente los
psicológicos deben ser incomparablemente mas potentes
y los métodos de elaboración netamente más rigurosos.

Los métodos de estudio

La estrategia de la acción se presta mucho menos que la


estrategia de la disuasión, a los métodos rigurosos de
estudio.
Para el estrategia de disuasión se había podido partir de
un análisis muy escrito de los factores actuantes en el
nivel nuclear. Las conclusiones que se desprendían
estaban sólidamente fundadas. Por otra parte, la
extrapolación en el nivel clásico del método aplicable a
nivel nuclear, proporciona resultados muy interesantes.

Para el estrategia de acción las leyes del nivel nuclear son


una débil ayuda porque las armas nucleares parecen
atender cada vez más a la disuasión poco a la acción. Se
pierde pues esta base de razonamiento
pseudomatematico y se esta obligado a partir al contrario,
de un análisis de los factores que gobiernan la estrategia
indirecta. Pero en esta casi nada es cuantificable. Además
esos diversos factores generalmente complejos sutiles, se
interfieren entre ellos en formulas muy complicadas que
otra parte son muy semejantes en el conjunto de la
estrategia de la acción, tanto que esta sea sobre el modo
directo o sobre el modo indirecto.

Como se vera este análisis es muy delicado y necesita


conceptos definidos muy exactamente. Sin embargo el
permite alcanzar algunas conclusiones que sin ser
inesperadas no dejan de ser muy útiles.

Las bases de la estrategia de la acción

En efecto, cuanto mas se analiza la acción más se esta


constreñido a reconocer que la acción resulta,
interviniendo en la Historia en curso de elaboración y aún
a veces haciendo la Historia. Esta revelación explica
plenamente toda la amplitud y toda la complejidad del
problema: es necesario, a la vez comprender la historia y
conocer el teclado que se deberá tocar para influenciarla.
Esto puede parecer al primer momento dos objetivos
fuera de alcance; pero como de cualquier manera no se
puede actuar sin considerar estos objetivos es mejor
esforzarse en resolver los problemas que los promueve.

El primero de esos problemas, la comprensión de los


fenómenos históricos, depende de las disciplinas
históricas y políticas y no de la estrategia. Pero la
estrategia no puede pasarse sin un diagnostico político,
que constituirá esencialmente la hipótesis básica sobre la
cual se fundara la acción. Por lo tanto, estaré constreñido
a abordar ese problema, no para resolverlo al mismo, si
no para mostrar los elementos necesarios para la
estrategia de la acción.

El segundo problema la determinación del teclado de la


acción, es de orden estratégico. Se trata de determinar un
método de análisis y un método de elaboración de planes
que permitan tratar los problemas de la acción se vera
que tales métodos pueden ser definidos con el suficiente
rigor susceptible de proporcionar resultados.

Pero se vera también que pocas teclas corresponden a


los factores materiales mas o menos mensurables, y que
la mayor parte, por el contrario, concierne a factores
abstractos de orden psicológico. Esto hace entrar en
cuestión los móviles políticos, las pasiones y, aun lo que
yo denominaría el “nivel de las decisiones políticas”,
donde se combinan las diversas influencias para provocar
la capitulación de los unos y la victoria de los otros.
Ninguna representación grafica es posible. A lo mas,
como se lo vera en el esquema de este libro, el elemento
clave del método reposa sobre una estrategia sobre una
jerarquía que define una sucesión de razonamientos que
encajan y se deducen los unos de los otros.

Naturalmente, lo que aquí se expone no representa más


que a un primer desenredo de la embrollada madeja de
los numerosos factores que interfieren en la acción. Es
esta primera aproximación lo que presento, después de
un mínimo ordenamiento, cualquiera sean sus
imperfecciones, porque estimo que es urgente tomar
conciencia de la naturaleza de los fenómenos que
nosotros hemos debido sufrir hasta el presente, si
comprendernos suficientemente.

Estrategia de la acción y la política

El estudio de la estrategia total, que se sitúa


necesariamente en el escalón gubernamental, promueve
una cuestión liminar relativa a la extensión del campo a
prospectar: ¿sonde se detiene la estrategia y donde
comienza la política? El debate no carece de importancia
y será examinado primeramente. Pero como se vera es
difícil dividir, a causa de las imbricaciones inevitables,
entre la “gran política” y la “estrategia total”. A medida de
que esas imbricaciones aparecen mas claramente, me he
encontrado frente a un dilema que no he buscado a
resolver en un sentido restrictivo al campo de la
estrategia, a fin de señalar mejor el interés que se agrega
en el ambiente de nuestra época complicada, para
extender al máximo el dominio del razonamiento
estratégico. Por que, pese a la etimología, el método
estratégico tiene a salir netamente del campo de lo militar:
la política moderna debe emplear este método para elegir
y alcanzar sus objetivos, pero ella subsiste siendo política,
cuyas conclusiones comandan a la estrategia
propiamente dicha, que se limita a un arte de ejecución de
la política. Esto es lo que se vera resaltar en los
caracteres principales de la acción.

Sin embargo, esas conclusiones no han recibido, hasta el


presente, una aprobación unánime: algunos encuentran
peligrosos dar a la estrategia una acepción tan amplia,
sea a causa de las concepciones tradicionales, relativas a
las relaciones internacionales, sea a causa de los hábitos
del pensamiento de separar los dominios de lo civil y lo
militar. Por i parte pienso que esas objeciones provienen
de un malentendido nacido del vocablo “estrategia”. La
estrategia total que se impone a nuestra época, más que
nunca no es algo militar, si no una técnica gubernamental
indispensable. Pero, puede ser, que fuera conveniente
darle un nuevo nombre.
Acción y estrategia

De hecho, queriendo definir la estrategia de la acción se


encuentra que es necesario precisar los mecanismos de
la estrategia total, de los cuales había dado una visión
general en mi primer libro introducción a la estrategia.

Ese primer libro trazaba un proyecto de conjunto


cubriendo los dos grandes planes que constituyen
disuasión y estrategia de la acción. El tríptico de estas
tres obras tiende a despejar -mediante rasgos que todavía
necesitaran numerosos ajustes -los elementos de una
teoría de la estrategia total, que deben notablemente del
instituto Francés de estudios estratégicos y que
constituyen una profundización y una puesta apunto de
los conceptos esbozados en introducción a la estrategia.

Se vera que, en el conjunto, esos conceptos están


precisados con el sentido general que había sido
presentido pero uno se encuentra continuamente
confrontado con la dificultad de ir al fondo de las cosas, es
decir, a los niveles frecuentemente elevados y abstractos,
para conclusiones practicas en el plano operacional. Para
resolver esa dificultad se procederá paso a paso primero
se buscara a reconocer los caracteres de la acción
después se desmontaran los mecanismos del concepto
de acción.

Los elementos así aislados, serán recompuestos en sus


relaciones lógicas por el estudio de la maniobra de la
acción, después por la descripción, en el capitulo V, de los
modos directo e indirecto de la estrategia total de la
acción. Ese capitulo representa, de hecho, el concepto
practico que se deduce del análisis del problema de la
acción.

La teoría, que así comienza a tomar forma me parece


responder a las necesidades actuales de la coyuntura. De
ahí que ella presente un interés considerable, aun
cuidando su valor todavía sea solamente aproximativo.

Estudiar es comprender y explicar. La estrategia total, a


medida que más se la profundiza, más parece ser una de
las explicaciones que requieren los fenómenos en su
inquietante complejidad.
I. Política Y Estrategia

Para mi sorpresa, la definición que yo había dado de la


“estrategia total”, en introducción a la estrategia, no
promovió, enseguida, ninguna objeción, sin duda porque
la aproximación era lógica; pero, también, ciertamente
porque las consecuencias de esa definición no fueron
inmediatamente percibidas. Por el contrario, cuando en el
curso de mis estudios ulteriores, aborde el análisis de la
estrategia indirecta, encontré numerosas reacciones,
tendientes a recusar el carácter “estratégico” de los
problemas concernientes al empleo de los medios
persuasivos o coercitivos no relacionados con los medios
militares, volviendo a la antigua definición, los
contradictores consideraban que la estrategia es cosa
militar y que lo que no es militar depende de “la política”.
Se volvía así al punto de partida.

Ese debate promueve, a mi juicio una cuestión de vital


importancia. Es necesario, por lo tanto, tratarlo afondo,
para evitar todo mal entendido y para clarificar el
concepto, al punto de poder vencer los perjuicios que aún
reinan en ese campo.

Por principio, es necesario señalar muy claramente, que


la extensión del la estrategia que se impone y que se
impondrá de mas en mas en la evolución de las
relaciones internacionales, no significa en ninguna
medida una extensión del dominio militar a lo que se
consideraba tradicionalmente que dependía del dominio
político. Al contrario, la noción de “estrategia total” tiende
a reducir la autonomía de la estrategia propiamente
militar, para subordinarla mas estrechamente a una
concepción estratégica de conjunto directamente
comandada por el concepto político y puesta en acción
por hombres políticos.

La extensión de la estrategia, al conjunto de fenómeno de


coerción responde a la inquietud de reunir, en su sistema
único de pensamiento, la extrema diversidad de los
procedimientos empleados, sean militares o no.
Solamente por un sistema tal de pensamiento es que se
puede explicar y, por lo tanto, comprender, las maniobras
del género de las Hitler desde 1936 hasta 1939, además
los problemas del orden de aquellos que se han
presentado en Indochina, Argelia, y actualmente en
Vietnam. Únicamente partiendo de esta misión de
conjunto se tiene la posibilidad de definir el rol exacto y
los limites del empleo de la fuerza militar, evitando, así,
repetir los graves contra sentidos que han sido sometidos,
en el curso de las dos grandes guerras mundiales, en las
que la fuerza militar ha sido desencadenada sin control,
mucho mas allá de lo que hubiera al interés, bien
comprendido, del objetivo político perseguido.

Algunos admiten este punto de vista, pero promueven una


querella de vocablos: no se trataría de una “estrategia
total”, si no de una “política total”. Por principio, como lo
he subrayado en introducción a la estrategia, la política, o
mas bien “gran política” o “política total”, residen
fundamental mente en la elección de los objetivos y del
cuadro de la acción, depende, en gran parte, de
elementos subjetivos, en tanto que la puesta en acción,
de esa decisión política, resulta de y un racionamiento
que debe ser esencialmente objetivo y proceder de los
métodos de la estrategia.

Por otra parte, el termino “política total”, tal como es


comprendido por aquellos que querían verlo remplazar al
de “estrategia total” es, de hecho lo que los teóricos de
comienzo del siglo llamaban “la conducción de la guerra”;
atribución tradicional de orden gubernamental. Además,
esta “conducción de la guerra” debe es nuestros días ser
permanente y aplicarse a lo que todavía llamamos por
habito el tiempo de paz. El hecho de rechazar la etiqueta
de “estrategia” conduce a menospreciar o minimizar la
importancia de los métodos, elaborados por la estrategia
militar, para razonar sobre los problemas de este orden.
Cuando, justamente, la gran innovación que se imponer
en nuestros días, es infundir en la “conducción de la
guerra” (y de la paz) el máximo posible de rigor
estratégico, en lugar de las instituciones, o poco menos,
que han sido la regla hasta el presente, en la conducción
tradicional ha la que servido la estrategia en la primera
mitad del siglo XX. Si se tuviera éxito, poco importa que
fuese bajo tal o cual vocablo y, en particular, el de “política
total” en lugar de “estrategia total”.

Solamente creo que recusando el vocablo “estrategia” se


tiende igualmente a recusar el método y que a esto se
llega por apreciar mal la importancia de la revolución que
se esta produciendo desde hace treinta años, en la forma
de los conflictos internacionales. Yo querría, en cuanto a
mi, que se abandone el equivoco que el siglo XIX ha
creado y mantenido pretendiendo separar artificialmente
los dominios político y militar, separación que, en nuestros
días tiene cada vez menos sentido, y que se acepte,
proclamar, sin falsa vergüenza, que la conducción de una
política depende de la estrategia total.

Bien se que esta franqueza espanta a algunos de


nuestros diplomáticos. ¿Introduciendo abiertamente los
métodos de la estrategia en el campo tradicionalmente
político, no se va a dar a las relaciones internacionales un
aspecto “totalitario”, un giro brutal y coercitivo, renunciar a
las confinaciones habituales y dar el carácter de conflicto
a lo que no son mas que diferendos constantes y
menores? Además ¿dónde comenzara el conflicto y
finalizara el simple diferendo? ¿Se hará “estrategia” entre
aliados? Etc... Pienso que esta crítica es importante y
requiere una puesta a punto, tanto más que mi cualidad
militar puede a justo titulo, prestarse a confusión ciertos
abusos recientes de los análisis técnicos-en los Estados
Unidos de América-puede sembrar la duda sobre la
posibilidad de tratar racionalmente problemas tan
complejas como aquellas de las relaciones
internacionales.

Creo que se puede hacer tres categorías de respuestas a


esta objeción. La primera es, que en todo el sistema de
pensamiento marxista-leninista, no existe ninguna
distinción entre el campo político y el que de la estrategia
total. Con corazón o sin ella, los soviéticos han realizado
una síntesis completa entre esos dos campos, mucho
más completa que la yo preconizo, por que ellos no
distinguen el nivel superior de la “gran política”, que elige
los fines a alcanzar, del nivel subordinado de la estrategia
total que elige los medios susceptibles de alcanzar esos
fines. Es, por lo tanto, indispensable que nosotros
conozcamos ese sistema de pensamiento, con el cual
estamos confrontados (como lo fuimos con el de la
“estrategia extendida” hitletaria). El segundo orden de
respuesta atiende al hecho que los métodos de la
estrategia total nos provocan necesaria mente una
extensión, a los diferendos, de los diferendos aplicables
en los conflictos.

Al contrario el estudio sistemático de los procedimientos


denominados “políticos” puede en el mejor de los casos,
indicar soluciones mas sutiles que el recurso a la fuerza
militar, que frecuentemente ha reemplazado la ausencia
de conceptos políticos convenientes, La experiencia
reciente de Vietnam, después de tantos otros, ha indicado
que nada es mas peligroso que un análisis político
insuficiente, que se busca paliar mediante “el llamado al
soldado”. Me esforzare en mostrar en este libro, que los
problemas llamados “políticos”, notablemente que
aquellos que interesan al nivel de las decisiones políticas,
son susceptibles de una disección que abre posibilidades,
extremadamente interesantes de acción no violenta. Esto
me parece situarse muy exactamente en la línea de la
evolución actual, que tiende a limitar el empleo de la
fuerza a lo estrictamente indispensable. El tercer orden de
respuesta responde al hecho que buscamos descifrar en
un campo todavía muy mal explorado y que no pretende,
en el estado actual, hacer otra cosa que la descubierta.
Seria lamentable, en esta aventura intelectual, dejarse
detener por las palabras y los prejuicios, antes que se
haya podido probar que la dirección de investigación
elegida desemboca en un callejón sin salida.

Por todas estas razones estimo que el concepto de


estrategia total, debe ser profundizado, en todas sus
consecuencias hasta que tenga una noción clara de las
posibilidades que ofrece, sin preocuparse emaciado por lo
que antes haya podido ser entendido bajo el vocablo
“política”. Además, creo que uno de los resultados de
seste estudio será clarificar y clasificar el extraordinario
desorden de ideas y de procedimientos que ha sido
amontonado bajo la denominación vaga de política. Nos
importara muy poco, entonces, puede ser que sea
necesario adoptar un nuevo nombre que no será ni
“política” ni “estrategia” (Raymond Aron ya ha propuesto
“praxeología”…) lo que puede que permita apaciguar
tenaces prejuicios…

Una sugerencia interesante fue presentada durante el


desarrollo de nuestra conferencia estratégica de mayo de
1965: la estrategia se relacionaría con la resolución de los
problemas internacionales, en los que exista un objetivo
netamente prioritario y claramente concebido
(generalmente la supervivencia nacional), al cual todos los
objetivos pueden serle subordinados; al contrario, cuando
hubiese varios objetivos de similar prioridad y variables se
volvería al dominio de la política.

Se vera, en uno de los próximos capítulos, la importancia


esencial del “nivel de las decisiones políticas”, que es, a
mi juicio, el nivel político por excelencia y que comanda
toda la estrategia de aplicación, pero temo que querer
limitar esta estrategia a los casos en los que exista un
objetivo netamente prioritario, solo se conduzca a limitar
la estrategia a los conflictos del tipo de las grandes
guerras mundiales, a los cuales corresponda el paroxismo
del desencadenamiento de las fuerzas militares. Así,
tangencialmente, se vuelve una estrategia total que seria
casi esencialmente militar. Por otra parte y
fundamentalmente, creo que solamente por una
aberración pseudoclausewitziana es que se ha podido
creer que existan casos en los que uno de los objetivos
domine netamente a los otros. “Ganar la guerra” no es un
objetivo político, porque-como muy bien lo a demostrado
Liddell Hart- es el genero de paz que sigue a la guerra, el
verdadero objetivo político “ganar la guerra” no quiere
decir nada, sino se expresan “los objetivos de la guerra”
correspondientes. Por lo tanto siempre hay, aun en la
lucha militar mas intensa, la preocupación por objetivos
bastante complejos, cuya prioridad puede variar
constantemente, porque la historia marcha rápido en el
curso de los conflictos; recordando los ejemplos ofrecidos
por Francia, Polonia o Italia desde 1939 hasta 1945- para
no tomar mas que los mas característicos- se reconocerá
a los esquemas Británicos y Estadounidenses de la época
se adaptan mal a ella. Es imposible encerrar la estrategia
total en límites tan estrechos.

Otra sugerencia, más sutil, tan bien fue presentada: la


estrategia se relacionaría con el aspecto propiamente
coercitivo de las relaciones internacionales, su
intervención solo seria intermitente, cuando la política
decida tener que recurrir a una acción coercitiva, así, el
primer peldaño de la escalada y, fueras de los periodos
cuando tales acciones fueran emprendidas, las estrategia
adormecida y las relaciones serian únicamente “políticas”.
Como se vera mas adelante, una tal concepción se
adapta mal a las realidades contemporáneas, en las que
los fenómenos son muy variados y comportan una
imbricación constante de relaciones propiamente políticas,
y de preocupaciones de seguridad y aun de coerción. Al
querer separar demasiado los géneros, se arriesga a caer
en un grave contra sentido sobre la naturaleza misma de
las relaciones internacionales. Pero las conclusiones
sobre el particular son aun prematuras en este estadio de
análisis de la estrategia de la acción. Primero es
necesario penetrar más fundamentalmente en ese difil
asunto.

Para concluir: yo creo que el concepto de estrategia total,


definida como la elección de los medios pendientes a
alcanzar los objetivos fijados por la política, representa
una hipótesis de trabajo que tiene interés en ser llevada
hasta sus consecuencias extremas, a fin de ver en que
medida los métodos de análisis estratégicos se prestan a
estudio de los problemas en cuestión. Esto es lo que se
va ha intentar en las paginas siguientes. Se estrara,
entonces en condiciones de juzgar sobre las sub
divisiones que parezcan necesarias entre la política y la
estrategia.

II. Definición de la acción


Antes de entrar en el estudio de los mecanismos de la
acción, es necesario primeramente dar cuenta de lo que
es el fenómeno de la acción. Ciertamente que una
definición precisa es necesaria, pero no es suficiente,
cualquiera que sea el rigor con el que se la formule. Es
preciso, también reconocer los caracteres esenciales de
la acción, así como sus relaciones con la coyuntura. Se
mensurara en este capitulo, cuan rico es el asunto y cuan
difícil es aprender los principales aspectos, indispensables
para llegar al meollo del problema y razonar sobre ellas.

En el curso de sesta investigación, se vera bosquejar


progresivamente, primero la silueta de la acción, después
una serie de ojeadas logradas desde diferentes ángulos
las que, poco a poco permitirán comprender mejor que las
cosas no son tan simples como, mas o menos
conscientemente teníamos el habitó de considerarlas.
Acción coersiva- ¿Dónde comienza la coerción?- no es un
fenómeno limitado y aislado en el tiempo, pero constituye
una intervención particular en medio de un fenómeno
general y continuo que es el de la historia en curso de
elaboración. De este hecho, la acción toma dimensiones y
una complejidad que es necesario apreciar claramente
desde el comienzo

1. Definición del vocablo acción

La estrategia moderna debe encontrar un vocabulario


adaptado a las necesidades actuales. La estrategia
nuclear ha dado derecho de ciudadanía a un término
nuevo muy importante, la disuasión, por que se
encontraba en presencia de un concepto que de
secundario y episódico como era, ha tomado,
actualmente, un valor central. Necesitaba, por
consiguiente caracterizarlo netamente con un nombre.
Luego ese concepto de disuasión, que representa un
valor negativo (adaptar a un adversario de hacer tal
cosa), a debido ser balanceado por su contario, un
concepto de valor positivo, que represente la
realización de un objetivo político pese a la voluntad
opuesta, de uno o varios participantes. En el
vocabulario corriente sete concepto es definido por
diversos nombres, que señalan los diferentes grados
de esfuerzo (guerra, crisis, amenaza, intervención,
presión, incitación, etc.…), pero que le fracciona hasta
hacerle irreconocible, aun cuando todos esos modos
de acción son inevitablemente utilizados y
combinados, cada ves en la política busca impones
una solución positiva a otros estados. El término
general simétrico del de “disuasión” – que ya he
empleado en disuasión y estrategia - es la acción.
Cuando se quiera impedir hay disuasión cuando se
quiere realizar hay “acción”.

Que haya disuasión o acción en la memoria de los


casos los medios empleados serán los mismos bajo
modalidades diferentes. Pero, la distinción esencial
entre la disuasión y la acción. Gira en la intención
puramente intensiva en el caso de la disuasión,
ofensiva – en grados diversos – cuando haya acción.
Igualmente es necesario reconocer como lo e
indicado en otra parte, que toda empresa estratégica
comporta una combinación de disuasión y de acción,
tanto mas de disuasión cuanto mas reducida es la
acción, tanto mas de acción cuanto menos
constringente sea la disuasión. Además, la simetría
entre la acción y disuasión no es perfecta la disuasión
puede jugar su rol protector en ausencia de toda
acción por que ella reposa sobre la existencia de
fuerzas y de la amenaza de acción que estas
constituyen. La acción, por el contrario, que recibe por
el empleo de toda o parte de las fuerzas comporta
siempre una parte de disuasión por el hecho de existir
fuerzas no utilizadas. Para tomar la comparación con
la esgrima – de la que he abusado en la introducción
a la estrategia – la disuasión es el escudo, que no
puede más que parar, la acción es la espada que
puede, a la vez, golpear y parar. Disuasión y acción
son los dos términos complementarios de la
estrategia.

El concepto de acción, así definido, engloba, por


consiguiente, todas las formas de la acción, desde los
mas violentos hasta los mas insidiosos. Es un concepto
“total” correspondiente a la estrategia total.

2. Los caracteres de la acción


Si se examina el fenómeno de la acción, tal como el ha
podido ser observado en el curso de la historia pasada se
llega a reconocer un cierto numero de caracteres
específicos y constantes, aunque de importancia de
variable. Vamos a examinar sucesivamente, esos
caracteres.

1. La acción coercitiva es, frecuentemente, asimilada a


la acción militar y ha jugado, la más de las veces, un
rol capital. La acción coercitiva se identifica, entonces,
con la guerra. Sin embargo como lo he señalado en
introducción a la estrategia, la guerra nunca es un
fenómeno puramente militar, siempre es un fenómeno
de carácter total, en el que combinan he interfieren la
política interior, la política exterior, la economía y las
operaciones militares. Desde la antigüedad la guerra
militar ha estado rodeada de combinaciones bastante
complicadas, para adquirir el apoyo de aliadas o la
neutralidad de tribus o terceros estados. Así mismo, la
conducción de la guerra, entonces tan cruel, sabía
matizar sus métodos para debilitar las existencias:
Cartago fue destruida hasta los cimientos, pero
Atenas fue salvaguardada y, aun, alguna villa etrusca,
como Tarquina, recibió un estatuto de ciudad bajo el
protectorado de Roma. Aun las invasiones más
brutales que la leyenda presenta como los golpes de
marea de las hordas barbarás – de los unos, por
ejemplo – comportaban un juego diplomático muy
sutil: En la batalla de los campos cataláunicos, Atila
comandaba una coalición de ejércitos en la que los
unos no eran mayoría. Frente a el, Aecio, el general
“Romano”, estaba en una situación análoga. ¡Ya la
O.T.A.N. el pacto de Varsovia! Cesar en la conquista
de las Galias opero constantemente con el apoyo de
tribus galas aliadas. El terrible Genguis Kan mismo,
que empleaba una estrategia de terror masacrando
sin piedad todo lo que se le resistía, sabía lisonjear y
tomar bajo su tutela a las poblaciones se sometían sin
combatir lo que le permitió establecer un imperio en
algunos años.
Ese carácter total se encuentra a todo lo largo de
historia desde las cruzadas a la guerra de los cien
años, desde las guerras de religión hasta las guerras
llamadas “de mordiscos” del siglo XVII y siglo XVIII,
desde Napoleón hasta la guerra de Secesión y hasta
los dos grandes conflictos mundiales del siglo XX, y
las diversas campañas que jalonan la
descolonización. Solamente por una aberración
nacida en el siglo XIX, de la conjunción de las teorías
extremistas neoclausewitzianas del estado mayor
prusiano sobre la guerra y las concepciones
democráticas y burguesas de un “poder civil” distinto
del “poder militar” es que sea podido olvidar esta
constante verdad.
Si la guerra es siempre “total”, es decir, conducida en
todos los campos de la acción ¡es que el factor militar
no a jugado siempre el papel central y decisivo! aun
que estamos obligados a reconocer que si bien en la
mayoría de los casos las fuerzas han constituido el
elemento principal de las guerras, existen numerosos
ejemplos de guerras en los que son otros los factores
que han sido decisivos: el bloqueo, la revolución
interior, por ejemplo. Pero aun cuando la victoria
militar a señalado el fin de un conflicto (wuaterloo, por
ejemplo), esta victoria a sido frecuentemente, debida
a resultados adquiridos anteriormente por la acción
diplomática que a tenido éxito en constituir las
coaliciones, sin las cuales no se habrían podido
alterar el balance de las fuerzas como lo he señalado
en introducción a la estrategia hablar solamente en
las fases en que la acción militar una decisión rápida,
el factor militar a sido verdaderamente preponderante.
Por lo tanto, la acción total por medio de la guerra no
esta siempre dominada por el factor militar ¡es que la
misma acción coercitiva debe necesariamente ser
asimilada a la guerra! ciertamente que no. A medida
que las sociedades se complican, ellas definen más
cesibles a las presiones económicas y a las
influencias políticas. Frecuentemente, la amenaza
militar, acompañando a las acciones realizadas en
otros campos, son suficientes para lograr la decisión:
la estrategia hitleriana entre 1936 y 1939, por ejemplo,
lo demuestra claramente y ella permitió objetivos
políticos mayores, mas aun, para las apuestas menos
vitales, la amenaza militar puede no ser empleada.
Así, la acción coercitiva aparece como un fenómeno
total, que comprende desde la simple acción hasta la
guerra en sus diversos grados de intensidad.
2. Por lo mismo que es un fenómeno total, la acción esta
estrechamente ligada al cuadro social en el que ella
se ejerce.
La tribu primitiva o la ciudad antigua no comportaban
las mismas formas de acción que las sociedades de la
feudalidad, fundadas sobre una apropiación familiar:
las alianzas matrimoniales, por ejemplo, han tenido
entre estas últimas un rol temporario que
desaparecieron con el Estado – nacional. El estado -
nacional del tipo agrícola, para el cual la tierra es el
bien por excelencia, no obedecer a las mismas
influencias que el Estado – nacional del tipo mercantil,
generalmente talas socrático, para el cual el comercio
y el numerario presentan un carácter vital. El estado –
nacional del tipo industrial, con sus preocupaciones
sobre las materias primas y sobre las rutas
comerciales, presenta un tablero de puntos sensibles
y, en consecuencia, de formas de acciones
particulares y más elaboradas.
Pero, es fundamentalmente por la influencia de las
técnicas, resultantes del estado social de la
civilización considerada, que las formas de la acción
son influenciadas. Cuanto mas compleja es la
sociedad adversaria, tanto mas recursos dispondrá la
acción; cuanto mas avanzada es la sociedad propia,
de tanto mas medios potentes y diferenciados se
dispondrá. Por la influencia de las técnicas, no
solamente las luchas armadas, sino también los
enfrentamientos políticos, revisten caracteres y
provocan interdependencias muy diferentes: la
destrucción de las tuberías del cercano oriente,
durante la crisis Suez, por ejemplo tubo inmediatas
repercusiones en Europa occidental que nadie
hubiera podido imaginar hasta medio siglo.
Naturalmente, los conflictos entre potencias
industriales revisten caracteres absolutamente
diferentes de aquellos que oponen a potencias
comerciales o agrícolas; los primero explotan
fundamentalmente, la capacidad de producción
industrial a los progresos técnicos; los segundos
recurren, principalmente, a los medios de controlar los
espacios marítimos; los terceros tienen, comúnmente,
que hacer reposar sus acciones sobre mas o menos
grandes ejércitos terrestres, poniendo en juego su
capital en hombres y caballos. A un las técnicas
propiamente psicológicas y económicas resultan
estrechamente ligadas al estado social. Sus
influencias reciprocas en la acción son esencialmente
variables, según la situación considerada.
3. La acción siempre encarada un resultado que es
apreciado como una ganancia, un beneficio positivo o
negativo, según lo que quiera tomar, o bien si se
quiere defender lo que se tiene. Este aspecto que es,
frecuentemente, de orden económico- se ha
encontrado su expresión mas simple en el bandidaje
de las tribus primitivas o de las conquistas del botín
de roma- trasciende, a menudo, en ganancias menos
materiales, primeramente en ventajas políticas
consideradas como suficientes, finalmente en
ventajas morales ligadas a los valores del momento
(religión, como para la “guerra santa” musulmana o
para las Cruzadas, gloria militar, “liberación”, etc.).
La esperanza es ganancia, que constituye la apuesta,
es siempre balanceada por la apreciación riesgo
presentado por las consecuencias de la acción.
Primeramente por que esta puede fracasar y, aun si
no fracasa, puede acarrear consecuencias de todo
orden, que deben ser comparadas con la apuesta.
Por consiguiente, la acción, en su definición más
simple, reposa siempre sobre una dialéctica entre la
ganancia y la perdida posibles, un balance entre la
esperanza de éxito y el temor a los riesgos que se
encargaran.
4. La previsión, se halla en la base de la acción, extraña,
en consecuencia, dar una considerable importancia a
los móviles de la acción. Estos no pueden dejar de
estar profundamente influenciados, como se ha
expresado, por la escala de valores correspondientes
a la época y a la civilización considerada: el oro, las
riquezas, el poderío, la gloria, la libertad, la justicia, la
democracia, el servicio de Dios o de la Patria.
Pero estos móviles del conductor que tendrá que
tomar la decisión de actuar, no son los mismos que
aquellos a quienes el deberá recurrir para realizar su
empresa o obtener la aceptación por el adversario, de
los términos que el quiere imponer. Si, en cierta
medida la decisión del conductor puede reposar sobre
un cálculo que haga intervenir, de manera más o
menos racional, los factores materiales o los factores
subjetivos, la acción que emprenderá y que deberá
acarrear la adhesión de su Ejercito y de su pueblo,
debe estar fundada sobre otros recursos. Se sabe
desde hace mucho tiempo que la fuerza de los
Ejércitos reposa sobre la disciplina, la confianza en
los jefes, en el sentido del honor y de solidaridad de
los combatientes, el sentimiento de ser los defensores
del país y de estar unidos a el por lazos profundos,
así como sobre la esperanza de juntas recompensas
la cohesión de un país es mas difícil que definir,
porque ella esta manifestada por formas muy
diferentes. La adhesión de un país da a una acción de
su gobierno, hasta soportar a veces los más grandes
sacrificios, proviene algunas veces de las esperanzas
de provecho material; pero, más frecuentemente, son
reflejos pasionales los que juegan: la fidelidad al clan,
a la tribu, a la nación, a la religión, a las ideologías.
5. Por ello, los factores pasionales deben ser
considerados como medio de acción particularmente
importantes. Los factores pasionales, que todo el
mundo conoce superficialmente, merecen ser
examinados objetivamente, con el fin de reconocer
sus aspectos y sus lasos. Esta base política es
indispensable al estratega.
No es posible aquí emprender un examen sistemático
de estos factores que resultan esencialmente de un
estudio sociológico. Pero no deje de ser interesante
tratar de situar las grandes fuerzas que la estrategia
debe explotar, a fin de reconocer su potencia y el
punto de aplicación.
a. Incontestablemente, el nacionalismo es la mas
importante de esas fuerzas. Es un fenómeno de
los tiempos modernos, resultante de una
transferencia de una extensión de dos
sentimientos particularistas desearían constituido
en la tribu, en la ciudad, y en el feudalismo y que
la religión había contribuido a reforzar, a veces
dramáticamente. El progreso de las técnicas, el
desarrollo de la escuela, de la empresa, del
servicio militar y las legislaciones económicas y
sociales más recientes, han dado a las naciones
un carácter cada vez mas especifico.
Esta tendencia a conducir a una balcanización
creciente del mundo (¡mas de cien de naciones
actualmente!) se opone radicalmente a la noción
de imperio, plurinacional por construcción. Desde
hace 100 años, ella ha sido el motor central que
ha engendrado la unidad alemana e italiana, la
independencia de Bélgica, de Noruega, de
Irlanda, los desmantelamientos de los imperios
austriacos otomanos y coloniales, después de
haber causado la independencia de los Estados
Unidos de América y de las naciones de América
Latina.
En un primer análisis, parece que una de las
razones de ese desarrollo del nacionalismo, muy
aparente en la descolonización, resulta de la
voluntad de las “elites” nacionales de acceder al
poder, en tanto que el imperio impone siempre, de
una manera o de otra, la dominación de “elites”
extranjeras. Por otra parte, existe el deseo libertad
nacional, una compensación a las humillaciones
sufridas durante el periodo “imperial”. Cuando
esos dos sentimientos se reúnen, hay reunión de
las, “elites” y de la masa en la lucha por la
independencia. Sino, como frecuentemente se ha
observado el movimiento nacionalista resulta, mas
o menos completamente, de las “elites”, no se
sabría reconocer demasiado la importancia del
nacionalismo, pese a ciertas regresiones
recientes. Es necesario ver que la estrategia, cuyo
campo de acción es de las relaciones
internacionales bajo su forma dura, es un pueblo
en el que los peones son las naciones. La nación
constituye el elemento principal de la estrategia,
aun si otras fuerzas se ordenan según categorías
diferentes de la nación.
b. Otro motor importante de la acción es la
búsqueda del bienestar. Esta, que inspiro las
guerras de rapiña del pasado es también, la que
frecuentemente ha equilibrado al “aventurismo
militar”, para incitar a salvaguardar la paz. Pero,
en la época moderna, esta inquietud es
trascendida en formulas políticas de un gran
dinamismo a través de teorías sociales y
económicas.
La noción de justicia social a dado nacimiento al
socialismo, que reposa sobre la redistribución de
los provechos del capitalismo, y al comunismo
que encara el desarrollo colectivo de la economía.
Estas teorías, que pretenderían operar en
provecho de las clases sociales desfavorecidas,
han adquirido una resonancia que desborda los
límites de los estados y unido, hasta cierto punto,
a los proletariados de las diversas naciones. De
hecho, este es un recurso revolucionario, tanto
mas potente cuanto las masas son menos felices,
tanto mas débil cuanto es mas general es la
prosperidad.
Por otra parte, los progresos recientes y notables
de la economía, gracias a los nuevos métodos
industriales, han conducido a crear una fe
creciente en el desarrollo de la producción. El
productivismo, concebido como un medio de
elevar indefinidamente el nivel de vida de las
poblaciones, tiende a convertirse en un ídolo
moderno que también sobrepasa el cuadro
nacional. Si una parte de los intervinientes sobre
todo en el Tercer mundo, se une a una formula
productivista de tipo marxista, numerosas son las
“elites” que, según un esquema que recuerda al
credo sansimoniano del siglo XIX, ven el
desarrollo del productivismo por la creación de
vastas entidades económicas. Mejor adaptadas a
la producción que en masa que el es Estado-
Nación según la escala europea. De ahí las
esperanzas depositadas en los “grandes
conjuntos” que podían constituir la Europa o la
Unión Atlántica y que se oponen al nacionalismo
estrecho y de principios del siglo.
Se refiere a las concepciones de Claude Henry de
rouvroy conde de Saint- Simón (1760-1825). Ex
oficial francés que combatió por la independencia
de los EE.UU.; partidario ideológico de la
revolución francesa no participo en ella por
escrúpulo de su origen aristocrático. Paso varias
veces de la opulencia a la miseria.
Tuvo como secretarios a Agustín Thierry y a
Augusto Comte., quienes posteriormente
propugnaron muchas ideas saint-sumonianas.
Publico numerosas obras sobre temas científicos,
de filosofía general y político-social. Se le
considera el fundador del socialismo. A el se debe
la conocida expresión “la explotación del hombre
por el hombre”. El anti-duhring, Ingles reconoce,
en Saint-Simón, “la amplia percepción genial que
descubre los gérmenes de las ideas no
estrictamente económicas de los socialistas que le
han sucedido”.
Así, el mundo actual, en toda su complejidad
convine y a veces, opone las tendencias del
nacionalismo y la del bien estar. Estas dos
tendencias se apoyan en las acciones, encarando
la prosperidad en el cuadro nacional. Ellas se
combaten cuando la prosperidad parece requerir
una regresión de la independencia de las
naciones, de provecho de entidades
supranacionales o de solidaridades
internacionales de clase. Este es una de los
grandes dilemas que se presentan a la Europa
balcanizada y dividida.

3. Acción y diagnostico político

Un diagnostico político es indispensable


Los caracteres de la acción, que se acaban de
reconocer, ponen en evidencia una primera
complejidad del fenómeno, que no es más un
aspecto particular del fenómeno social. Por lo tanto,
este aspecto cualitativo no recubre mas que una
parte del problema. En efecto, la reacción por
pequeña que sea, consiste en intervenir en el
concierto de las acciones en curso, realizadas por
las otras potencias o provocadas por la evolución a
fin de alcanzar un objetivo bien definido. Por
consiguiente, es absolutamente necesario, apreciar
el sentido de los acontecimientos contemporáneos.
Para descubrir, en ellos las fuerzas en movimiento
que se necesitara utilizar o combatir. Esta
apreciación constituye esencialmente un
diagnostico político. Son las conclusiones de este
diagnostico, lasque determinaran las bases sobre
las cuales la estrategia podrá elaborar la acción y
que permitirán evaluar su influencia sobre los
acontecimientos y, por lo tanto, sus probabilidades
de éxito.
Es así que en los años cincuenta, un diagnostico
sobre la evolución y la suerte futura de los imperios
coloniales en la coyuntura política del momento,
debió ser establecido antes de en las campañas
militares que se conoce. Las nociones jurídicas o
pasionales generalmente determinantes, no
representan más que una parte de ese diagnostico
de conjunto. Si un tal diagnostico se hubiera
realizado a tiempo, con suficiente objetividad, es
probable que se hubiera podido tomar, entonces
decisiones que se hubiera podido tomar entonces
decisiones que hubiesen influenciado la evolución
en curso.
El problema del diagnostico político no puede
tratado aquí, en cuanto a el mismo, puesto que
procede de la ciencia política. Sin embargo esta tan
estrechamente ligado a la estrategia depende tanto
de ese diagnostico, que es posible no abordarlo, al
menos en sus aspectos contemporáneos
principales a titulo de ejemplos y base de reflexión.
En disuasión y estrategia he tentado un análisis
sumario de la situación actual, para poder aplicar
allí las enseñanzas obtenidas de la estrategia de
disuasión. Quería dar aquí una idea de loa que
debería ser el diagnostico político necesario a la
estrategia de la acción, diagnostico mucho mas
completo que aquel que es necesario para la
estrategia de disuasión. Naturalmente, el cuadro
que voy a bosquejar no pretende constituir un
estudio exhaustivo de ese asunto capital. Como se
podrá juzgar se tratara fundamentalmente de hacer
resaltar el genero de conclusiones que es
importante alcanzar.

Las dificultades del diagnostico político

Realizar un diagnostico político es esencialmente,


dar una explicación de los acontecimientos
contemporáneos y justificar, apartar de esa
explicación, los objetivos políticos elegidos.
Digamos, de inmediato que esta definición
parecerá terriblemente ambicioso, a la mayor parte
de los expertos en ciencias políticas, por que
después de las grandes generalizaciones del siglo
XVIII, el occidente se tiene mucha prudencia
respecto a las teorías, pese a que en le este, el
marxismo-leninismo constituye un sistema de
pensamiento político muy complejo, que se dice
capas de responder a todos los problemas. Es
incontestable que la elección de una teoría
representa un problema considerable y que es
peligroso equivocarse en ese campo. Sin embargo,
si la duda filosófica esta permitida a los pensadores
despegados de toda la acción, es imposible a los
actores políticos beneficiarse en una posición tan
cómoda; puesto que ellos deben actuar, están
constreñidos a fundar su acción sobre conceptos
más o menos claramente percibidos y formulados.
Por otra parte si el hombre político puede a veces
contentarse con intuiciones vagas e instintivas, por
que ellas traducen las reacción del país que
gobiernan, el estratega, que debe necesariamente
calcular sus golpes, debe siempre disponer de un
diagnostico político, tan completo como sea
posible. Por esto es indispensable a ver recurrido a
las teorías a un reconociéndole su carácter
conjetural e incompleto y aunque se admita que
ellos no constituyen mas que aproximaciones
insuficientes, a veces simples hipótesis.

Las cuestiones básicas

Sin abordar aquí el examen de esas grandes


teorías, como las de Marx, de Spengler, de
Toyndee, De W. Rostov, por ejemplo, o de
Raymond Aron en paz y guerra entre las naciones,
creo que el miedo mas simple para mostrar lo que
debería comportar el diagnostico político, necesario
al estratega, es presentar los grandes interrogantes
y los cuales ese diagnostico debería responder.
Esos interrogantes, me parece, son los siguientes:
- ¿Por qué y como Europa se a derrumbado en el
siglo XX?
- ¿Cómo puede caracterizarse la situación actual?
- ¿Qué peligros futuros es necesarios conjurar?

En suma: es necesario explicar el pasado


resiente y el presente, para después elegir la
forma de porvenir que se quiere ayudar a
promover.

- ¿Cual es el por que se debe buscar promover?

Se que algunos encontraran que este


cuestionario es ingenuo pretender a cual sin
haber buscado comprender los problemas que el
promueve. Es por esto que creo útil, a titulo de
ejemplo examinar rápidamente esos diversos
interrogantes.

1) ¿Por qué y como Europa se ha


derrumbado en siglo XX?
La destrucción de Europa y de su imperio
sobre el mundo había sido presentido y
explicado-por Spemgler o Toynbee, por
ejemplo-como la frase inevitable de un
proceso de decadencia: las civilizaciones
nacen, crecen y mueren; nosotros
estaríamos en la parte descendente de la
curva, “el imperio mundial” marca una
cumbre siempre temporaria.
Esta concepción cíclica de la vida de las
sociedades que Ibm Khaldun-O. Abenjaldun
exponía ya en la edad media ¿permite
comprender y proveer donde nosotros
encontramos? Sin duda no, porque ocurre
con las sociedades como con los individuos:
constantemente las unas y los otros nacen y
mueren, se elevan o caen. De esto resulta
un contra punto de curvas y raramente,
permite diagnostico seguro: jóvenes
naciones se corrompen, viejas naciones se
mantienen largo tiempo, algunas tiene varias
juventudes (como Francia antes y después
de la guerra de los cien años, en el siglo XVII
bajo el imperio; con Rusia, como China…).
Algunas decadencias son irremediables
otras son como un trampolín para nuevas
expansiones. Seguido Europa después de
su reciente y terrible prueba, puede entrar en
la víspera de un renacimiento extraordinario;
puede estar, también, destinada a una vejes
confortable y estéril del tipo escandinavo
entre dos “niños” poderosos, americano y
Ruso. Esto dependerá de muchas cosas,
particularmente de los genios creadores y de
los grandes hombres de acción, que podrán
o no influir en el futuro, ese modo de
especulación, sobre las fatalidades que
dirigían a las colectividades humanas, nos
ofrece, por lo tanto, más que perspectivas
muy conjeturales, aunque sea parcialmente
útil.
Si se vuelve a un examen mas objetivo de
los hechos aparecen en el mecanismo de
ese cataclismo a sido bastante complejo, ha
habido en el convergencia de varios
factores: las apasiones nacionalistas
exacerbadas; la función auto destructora
delas guerras modernas, en el curso de las
cuales el maquinismo ha acrecido
considerablemente de escala de las
destrucciones por su impotencia para lograr
una victoria rápida; el desarrollo de las
nuevas biologías sociales entre las cuales es
necesario publicar al nazismo-a contribuido a
dar a los conflictos un carácter de violencia,
anacrónico en este nivel de la civilización.
Algunos encontraran que este diagnostico no
es bastante “económico”, otros reclamaran,
con justo titulo, una explicación dela
explosión nacionalista Alemana de 1939 y la
explosión nacionalista de Europa de 1939 y
la explosión nacionalista de Europa de 1914.
Todavía no he expuesto el asunto en si
mismo, me contento con definirlo.

2) ¿Cómo caretica la situación actual?


Esta parte del diagnostico es esencial.
Naturalmente, se puede encarar de diversas
maneras. A titulo de ejemplo me limitare
aquí a dos métodos: el método comparativo
y el método analítico.

a) Método comparativo. Se puede buscar


de conocer la significación particular de
la situación presente en relación con
acontecimientos análogos del pasado de
la base del método Toynbee
ciertamente, el juego de las analogías no
representan un método de investigación
muy riguroso, pero no esclarece mal las
cosas.
Las comparticiones con la antigüedad
han sido numerosas y a veces muy ricas
en activos el hundimiento del imperio
romano y hundimiento del imperio
Europeo, la loga Delos y la O.T.A.N.,
etcétera. Un paralelismo alucinante a
sido realizado por cierto autores, entre
la evolución de roma y el por venir de los
Estados Unidos entre la situación de
Grecia y de la Europa Occidental actual.
El inconveniente de este método es
cada una de las lógicas numerosas e
incontestables que se realizan con
ciertas situaciones contemporáneas se
presenta en un contexto muy diferente
es cierto que los Estados Unidos son
muy comparables a Roma retoño
Occidental de la civilización Griega; pero
hoy día, por ejemplo Cesar (Los Estados
Unidos) y Alejandro (La Unión Soviética)
son contemporáneas. Esto enreda un
poco las conclusiones que se podría
obtener… Al menos hay allí amplia
materia de reflexiones.
Puede ser más útil, por que es más
análoga pese a las diferencias la
comparación con el periodo del
renacimiento por que este fue una fase
de una evolución rápida y profunda de
nuestra civilización. Se encuentra en el
la evolución económica que entraña un
cambio social profundo (don Quijote
ridiculiza la caballería y el rey de Francia
desposa a una banqueta) las ideas
nuevas provocan en gran cismo de la
forma y la reflexión de la contra reforma,
en la que la España de Felipe II como
potencia mundial juega el papel actual
de los estados unidos. La crisis termina
con una “coexistencia pacifica” (cujus
regio, huius reelig) y en Francia por el
original de Enrique IV y el edicto de
Nantes. Pero el resultado más
importante en la evolución fue el crear,
sobre las ruinas del sistema Feudal, las
nuevas entidades políticas que son los
estados-nación. En ese periodo se
reconoce rasgos que permiten
comprender mejor nuestros problemas
actuales. El gran drama de la evolución
en el imperio ofrece, también, interpreta
analógicas: la fuerza de la marea
tráncese sobre Europa, por ejemplo
prefigura la fuerza de la marea Alemana
de los años cuarenta. Es este cambio el
que agrietando los principados
tradicionales de Alemania y de Italia
preparo la unificación ulterior, es decir el
pasaje una forma de entidad política
mejor adaptada a la época.
La reflexión realizada sobre la
comparación de los últimos periodos de
posguerra-es decir 1918-1939 y 1945-
1965-permite interpretar aproximaciones
es un primer análisis esos dos periodos
no parecen tener analogía pero si es el
cambio de escala entre las dos épocas
1914-1918 es de echo una crisis
Europea 1939-1945 es una crisis
esencialmente mundial, se constata que
las categorías de fenómenos son los
mismo peces a los aspectos muy
diferentes.
En 1918 el drama europeo se ordena
por varios hechos mayores. La
destrucción de los imperios Austro-
Húngaros y Truco remplazados por una
constelación de nuevas naciones; la
comprensión de Alemania que se
mantienen unificada en el doloroso,
lento pero irresistible de la revolución
Soviética en Rusia finalmente la
oposición de los dos grandes
vencedores Francia y Gran Bretaña que
se hacen una pequeña guerra sorda (de
la cual son manifestaciones de la crisis
de Turquía en Hedjaz, de Siria y del Riff)
y que durara hasta que parezca un gran
peligro común: el surgimiento de
Alemania.
En 1945, el drama mundial se manifiesta
por hechos mayores de categoría
análoga a los de 1918: la destrucción del
imperio colonial de Europa, remplazando
por una constelación de nueva nación; la
comprensión del Japón y de Alemania
(esta ultima divinidad contrariamente en
1918); el doloroso, lento pero irresistible
de la evolución popular en China;
finalmente la oposición entre los dos
grandes vencedores (los Estados Unidos
y la U.R.S.S.) que se hacen una guerra
fría, que solamente tiende apariencias
cuando un gran peligro común el
surgimiento de china.
La gran diferencia entre el peligro de
posguerra 1918 en el posterior 1945, es
que el elemento perturbador que se
presenta a fin del periodo, no es esta
vez uno de los países vencidos
(Alemania y Japón), si no un nuevo país
revolucionario: China. Esto se habría
producir después de 1918, a si Alemania
se hubiera podido mantener en estado
de debilidad y si la U.R.S.S. hubiera
desarrollado una política agresiva en
plano mundial, estrategia que
preconizaba Trotski y que Mao Tse Tung
ha retomando.
El ejemplo que se acaba nuestra el
mundo actual esta en cambio de quitar
la frase posguerra, en la que los grandes
vencedores se enfrentan con mesura
para entrar en una fase totalmente
nueva, resultan de nacimiento de un
peligro común. Puede ser que nos
encontremos como en 1935-1936, el
momento de la guerra de Etiopia, de la
evolución Española y de los primeros de
Hitler. En ese momento si nosotros
recordamos también el por venir todavía
no tenia un sello solamente nuestra
inercia y nuestra que dejamos la
fatalidad encadenara.
He aquí el genero de conclusiones que
se puede extraer el método de las
comparaciones. Este juego de las
analogías es, a la vez, a la vez fácil,
peligrosa, por que las situaciones son
siempre diferentes, sin embargo ayudar
a comprender mejor la relatividad y la
naturaleza de las situaciones vivimos.
b) El método analítico aquí se trata de
aislar un cierto número de aspectos
característicos, traduciendo cada uno de
los factores principales de la situación.
El primer aspecto corresponde a la
dinámica de los acontecimientos que
han seguido a la guerra. Europa y se a
suicidado en dos guerras
desmesuradas, a perdido el Imperio
Mundial que poseía mientras que sus
dos grandes retoños occidentales
oriental y occidental U.R.S.S. la
relevaban como potencias a escala
mundial y, en organizado y dominado
nuevas constelaciones internacionales.
En hundimiento de Europa ha creado
zonas debilidad, que son la apuesta de
la confrontación de las nuevas grandes
potencias mundiales: Europa central y lo
que se llama ahora el tercer mundo
residuo en el antiguo imperio Europeo.
He aquí una primera consecuencia de la
nueva situación esta consecuencia se
encuentra, a la vez reforzada y
contrariada por la evolución de los
armamentos y la aparición del arma
nuclear que hace cada día mas
impensable a la guerra, si esta debilidad
alcanzar ese nivel de violencia. De lo
que resulta que las situaciones de
oposiciones se encuentran fijadas por la
disuasión nuclear, allí donde el recurso a
esas armas desmesuradas aparece
creíble como parece el caso de Europa.
Por el contrario, generalmente el tercer
mundo, prosigue en un modo menor en
los límites permitidos por la disuasión
nuclear. Pero esta dinámica esta en tren
de modificarse: Europa que estaba
gravemente mutilada se ha levantado
rápidamente de sus ruinas gracias a las
nuevas técnicas de la reproducción en
masa y aspira en medio de numerosas
contradicciones a formar una entidad
comparable a las otras tradiciones a
formar una entidad comparable al otro
grandes. Por otra parte China aparece
como otra posible gran potencia mundial
e India se repone Violentamente, pero
con prudencia a los Estados Unidos
Asiático. La perspectiva de su desarrollo
creado a la U.R.S.S. preocupaciones a
plazo cierto, que tiende a los estados
pese a los lazos de los ideológicos que
tiene con china. Un nuevo equilibrio del
mundo esta apunto de nacer, sin duda
de carácter diplomático. Es en función
de esta concepción, que se puede tener
el futuro el equilibrio mundial que se
debe ordenar nuestras concepciones
sobre la acción. Un segundo aspecto es
el que resulta del movimiento de las
ideas producido por las nuevas técnicas
de producir en masa la revolución
soviética y la descolonización en esto
aún las consecuencias son
contradictorias: las crecientes
prosperidad hace a las poblaciones
menos inclinadas a correr venturas; pero
donde esa prosperidad no ha sido
alcanzada o donde retrocede, las
propagandas encuentra un poco de
acción extremadamente favorable. A si
como el mundo actual se reparte en
zonas de inestabilidad nuclear relativa,
también se divide en zonas de
estabilidad psicológica o de inestabilidad
psicológica en estas metas ultimas, el
terreno esta listo para todas las
subversiones, desde las disensiones
sociales hasta la revolución armada asta
la guerrilla armada o la guerrilla.
El tercer aspecto es el del desarrollo
económico, combinando con la
expansión demográfica galopante,
debido a la caja de pandora abierta por
Pasteur. De esto resulta una evolución
fuertemente contrastada: en una parte
del mundo del nivel de vida se eleva
rápidamente, al precio, además de un
condicionamiento bastante mediocre de
las muchedumbres, mientras que en el
resto del mundo, la población crece más
rápidamente de la producción y el nivel
de vida baja. Uno de los problemas mas
antiguamente; es saber si en esta ultima
parte del mundo los progresos de la
producción podrán efectivamente
asegurar una elevación del nivel de vida
sea que ella pueda sobrepasar al
crecimiento actual de la población se
que esta ultima se reduzca
notablemente.
El cuarto aspecto es el que resulta la
existencia actual de los medios de
defunción de gran potencia, lo que los
americanos denominan más media. Por
este hecho, la información, antes lenta y
local une ahora así instantemente, todo
el parte de nuestro logo y realiza una
interdependencia sicológica totalmente
nueva entre los pueblos y zonas
geográficas que se ignoraban hasta el
presente. La acción, por pequeña que
sea, y adquiere resonancias que, según,
el caso, puede cavarla por multiplicar
sus efectos. Se encuentran diferentes
sometida a la propaganda de su
gobierno o demás grupos de presión que
nominan los medios de difusión, los que
tiene posibilidades de influencia, directa
y rápida, fuera de proposición con lo que
se podía imaginar ase solamente
cincuenta años. No obstante, hasta
influencia puede ser combatida, el parte,
con la difusión internacional de noticias
hasta esta situación ase del campo
sicológico una zona de acción de
considerable importancia en la que se
combinan, las mas diversas influencias.
Así el mundo actual armado con
técnicas avanzadas para la producción,
para la información de los medios de
acción militar, es el teatro de fenómeno
en los que se interfieren las diversas
causas de estabilidad y de inestabilidad
que interviene en los distintos campos.

3) ¿Qué peligro es necesario conjurar?

Aquí se entra en el dominio de la


prospectiva. Pese al resiente auge de la
prospectiva, todavía hay gente que
considera útil este genero de
investigación. Volveré a más adelante
sobre los objetivos de que es legítimo
impartirle, así como lo esencial de los
métodos que parecen permitir
alcanzando. Quería solamente señalar
aquí que ha 1930 las respuestas a este
problema habría planteado ninguna
dificultad particular era evidente que en
Europa había primero el peligro Alemán
después el peligro Soviético; En Asia
existía el peligro japonés una incógnita
China; finalmente, en el fondo del
acuerdo nacía pasión del por venir del
imperio colonial Europeo. Dejar esta lista
es fácil, pero los contemporáneos
habrían encontrado demasiado simple y,
de hecho ellos concedieron gran
importancia a cosas secundarias o
sobrepasadas como el peligro de la
Hegemonía sobre Europa o “la ruta de
las indias”. Esto son frecuentes los
fantasmas que apreciaron la realidad en
nuestros días las grandes líneas son
también simples: existe el peligro de la
hegemonía de los superpotencias
americanas y Soviéticas tanto mas
grande cuando menos se opongan entre
ellos: el peligro y aún de la guerra, que
puede resultar en Europa central de la
revelaciones Alemanes o de una
liberación acelerada de uno o varios
estados satélites; el peligro de escalada
del conflicto Vietnamita; y en fondo de
acuerdo las preocupaciones futuras
sobre el peligro chino, así como las
amenazas que puedan surgir del tercer
mundo o del mundo problema negro en
Estados Unidos de América. Pero el
problema político no consiste solamente
en bosquejar esta lista; es necesario
indicar el orden de prioridad atribuido a
cada uno de esos peligros y es aquí que
las apreciaciones serán diferentes. Es
este orden de urgencia el que
caracteriza una determinada política.

Se puede tomar, en esta ocasión. Que


esta lista es justificable de un
razonamiento estratégico; esos diversos
peligros pueden tener consecuencias
siguientes según ellas simultáneamente
o no, en un cierto orden o en otro. Este
análisis estratégico puede conducir a
recomendar cuales son las acciones que
permitirían evitar las confusiones de los
mas peligrosos.

4) ¿Cual porvenir se debe buscar


promover?
Esta cuestión es puramente política.
Sin duda que los objetivos son siempre
simples y evidentes: la paz, la
prosperidad, a veces la influencia, a
veces la potencia pero el rol de los
políticos consiste en decir como esos
objetivos deben ser buscados. La
solución Soviética no es la mas solución
Americana, ni es la Francés,
actualmente numerosas tendencias
convergen para hacer deshacer una
construcción eficaz de Europa. Las
diversas soluciones que se pueden
encarar objetivos bastante diferentes
sobre todo por sus repercusiones
inmediatas sobre la concepción de la
economía y de la defensa la elección de
esas evoluciones y su definición son por
lo tanto prácticamente importantes.
Pero aquí puede ser más importante que
la organización encadenada del espíritu
del cual se quería que ella era animada.
Desde el punto de vista, directrices que
podría ser de la nueva civilización que
esta en camino de elaborarse.

Conclusiones
Del conjunto de las consideraciones que
preceden, puede, ahora, hacerse una
idea de la complejidad de los fenómenos
en los cuales la acción deberá intervenir.
Es en medio de esa complejidad,
acrecentada por el número cada ve
mayor de naciones soberanas, que se
debe desarrollar nuestras acciones,
aprovechando las corrientes favorables,
contorneando los obstáculos y haciendo
recaer el esfuerzo sobre los puntos
realmente decisivos de la coyuntura. Es
decir que es necesaria una información
muy completa, una comprensión muy
objetiva y penetrar de la situación y un
método muy seguro en aquí lo que
dominio de la estrategia deberían
permitir resolver y que solo se podrá en
el presente libro, que no pretende
constituir mas que un primer
desciframiento.
4. Política y sentido de la historia
Llegado a este punto de análisis, es legitimo
preguntarse si la acción no es una añagaza, cuando
ella pretende luchar contra las tendencias de la
evolución perfila.
En otros términos ¿se debe inscribir la acción en el
sentido de la “corriente de la historia” este es el punto
de vista de los Marxistas que gasifican los objetivos
“progresistas” y “reaccionarnos” y que pretenden que
ellos solamente actúan en el sentido progresista. Es
esta una cuestión mayor que domina efectivamente
de la acción. No es fácil de resolver este problema de
manera simple, sin apelar a nociones filosóficas sobre
la libertad, las que, por otra parte, por su abstracción,
probablemente no acarrearían con visión. Por
consiguientes, aquí nos contentaremos con una
discusión objetiva.
Objetivamente, he interpretado mostrar, en el drama
de 1940, que en un cierto momento de un
acontecimiento existen fatalidades de las que se es
prisioneros: no se detiene un tren en 10 metros o un
automóvil en todo si es por la ventana se debe
necesariamente llegar al suelo. Esta comparación
grosera tiene sus equivalencias en política y
estrategia. La dificultad es reconocerlas claramente.
Entonces no queda mas que soportar el
acontecimiento y adaptarse a el lo mejor posible,
actuando pero cuando se estudia la génesis del
acontecimiento se percibe, en general muy
claramente las conjunciones que han producido esa
fatalidad y en consecuencia los momentos en los que
una acción guiada hubiese podido modificar el curso
de las cosas casi siempre es interviniendo muy
temprano que se puede modificar o influir una
evolución, de donde la necesidad de proveer en lugar
de l tradicional y el romeo y el esperar y ver la
libertad del hombre debe merecer por la inteligencia y
el esfuerzo.
Esta conclusión objetiva, indiscutible en lo absoluto,
no permite, sin embargo, afirmar que todos los
fenómenos sean controlables. Es evidente,
objetivamente, que las grandes evoluciones-como el
desarrollo de la ciencia, por ejemplo-se repasan, en
mucho la capacidad de acción de un estado. Esos
grandes movimientos que constituyen
incontestablemente “la corriente de la historia” son, al
contrario, influencia por las investigaciones de ideas o
de técnicas y por los descubrimientos que hacen los
individuos con los grupos y los teólogos del siglo XVI,
los mantenimientos del siglo XVII; los sabios,
ingenios, los intelectuales, los artistas, los hombres
como Pasteur y Einstein, Edison y Ferié, han sido los
activos de la corriente y de los torbellinos que nos
traen en exorablemente.
Pero, como lo he señalado al pasar en discusión y
estrategia, estos fenómenos espontáneos tan
importantes son del orden del microcosmos de los
azares de los individuales sus resultantes producen y
producirán efectos considerables a escala de
macrocosmos que constituye las grandes
colectividades humanas y, aún, en un conjunto de
planeta. Son eso efectos macro cósmicos, sobre los
estados y cobre el logro, los que deben ser previstos y
dispuestos por una acción constante en el presente,
pero con vista al por venir este deberá ser el objetivo
constante de la gran política arte real-antípodas de
las pequeñas combinaciones en un día para el otro,
que practica el mayor parte de los gobiernos fundada
sobre una concepción filosófica del destino del
hombre como lo he escrito en la condición de distintos
y estratégica: en tanto que el hombre no haga un
esfuerzo consiente para saber verdaderamente donde
elige ir continuar siendo el gigantesco que el ha
desencadenado sin saberlo en su ciega búsqueda de
ventajas inmediatas.
Solamente entonces “el sentido de la historia” podrá
ser canalizado y utilizado por acciones cuyo objetivo
habrán sido lógicamente conseguido cuyas ventajas
de una estrategia razonable cuanto mas poderosos es
el hombre mas debe ser responsable de su destino.

5. Progresismo y estrategia
De esta excursión, en el dominio superior del
concepto de la acción se puede deducir de ciertas
conclusiones prácticas para la elaboración de método
de la estrategia de la acción.
El elemento clave de la acción es, primeramente la
voluntad de que actúa y es seguidamente la voluntad
de aquellos que podrían ponerse a esa acción es aquí
que intervienen los movibles humanos y por lo tanto
las ideologías los medios materiales por si mismo solo
sirven para explotar esas ideológicas. Se ha visto la
importancia en la corriente de la historia y su rol
creciente en la evolución en la formas de la acción es
evidente que hoy con el desarrollo de la información
por la prensa de la televisión el domino sicológico de
una zona de acción es esencial y decisiva.
Nosotros en occidente estamos condicionados por los
hábitos de pensamientos políticos y estratégicos que
manejan sobre todo procedimientos esenciales
materialistas. Estamos mas para calcular toneladas
de materia primas y en dólares megatones que ideas
propagandas y contraseñas la razón es que el oeste
muestra revoluciones son muy viejas y que nosotros
henos perdido el manejo de esas técnicas en las que
éramos excelentes antes cuando Rusia y China Se
encargaban todavía en el cierto que yo no discuto
aquí la cuestión de saber si las ideas son o no el
producto d factores materiales, por que es un campo
filosófico que excede proporciona actual. Pero las
ideas proceden o no de una materialista son las que
mandan.
Es por esto evidente que la acción mas fácil y la mas
eficaz es la que explota mejor ideológicas corrientes y
es por lo que los políticos y los Chinos disponiendo
que una artillería revolucionaria mas reciente que la
muestra tienen la facultad de jugar esa venta como
ellos lo saben un Americano que había leído la
introducción a la estrategia me estudio que yo e sido
culpable de no considerar los siguientes interrogantes.
1q.) ¿Por qué los Soviéticos pueden congreso de la
paz para lo que he llamado su maniobra
exterior? ¿Y por que al oeste es incapaz de
organizar congresos en la paz?
2q.) ¿Por qué el apoyo y la asistencia de las fuerzas
revolucionarias son el monopolio casi exclusivo
de los Soviéticos y los Chinos? ¿Por qué el
oeste no apoya a los movimientos
revolucionarios con vista a la libertad la igualdad
el mejoramiento de la justicia social y material
para el bienestar de los pueblos?
Ya respondido a estos dolores perdidos el hábito de
manera esas técnicas pero esta respuesta es
incompleta: es necesario agregar otras dos
consideraciones. La primera del orden operacional es
que habiendo dejado al este tomar esas posiciones
ideológicas ahora las aprovechan es este un
fenómeno psicológico con bastante curioso pero
remarcable que confiere una ventaja al partido que ha
sabido en la formulación de algunas rectas los
abogados conocen bien la importancia de la prioridad
de los argumentos que pierden todo valor cuando
ellos son expresados después del adversario. La otra
consideración, que va a lo fundamental, es que, sin
duda, ya que somos verdaderos revolucionarios y que
es esto lo que priva a nuestras acciones la posibilidad
de apoyarse verdaderamente sobre las fuerzas de
cambio. Desde un punto de vista puramente
estratégico, esta es una gran inferioridad.
No querría excederme aquí sobre la política, por que
no encaro en este libro, más que examinar como se
puede realizar, en la mejor forma, los objetivos fijados
por la política, cualquiera que ella sea progresista o
conservadora por lo tanto me limitare a examinar con
objetividad el problema desde ese punto de vista.
Se es conducido entonces a realizar dos órdenes de
conclusión:
1) Primeramente se debe reconocer que en el dominio
de la ideológica combatir eficazmente una corriente
de ideas que le retorno a marxismo si no
simplemente nos trajo revolucionario comporta que
la historia a provocado de punta a cabo tanto en las
energías religiosas como sextas que no quiero
abogar aquí y el oeste haya probado ser los viejos
conceptos humanistas y democráticas del siglo
XVIII. Esta es una de las ventajas que es necesario
percibir muy claramente sea para ayudar a
promover tales conceptos este fue el merito de
Kennedy al hacerla por la idea de la nueva frontera
y de la análisis del progreso que Johnson ha
retomado con su idea de la gran sociedad pero
pienso que esas tentativas sin duda muy valiosas
desde el punto de vista americano, no corresponde
suficientemente a las necesidades y las
esperanzas del mundo subdesarrollado puede que
tampoco aquellas de la que nuevas civilizaciones
que se esta elaborando. Nos falta siempre “la
fuerza de golpe sicológico” que ha renacido en
introducción a la estrategia.
2) Otra conclusión importante es que la acción
cualquier que sean las filosofías los movimientos
Políticos usan tácticas solamente se pueden
ejercer por otra parte progresista no quiere decir
nada si la expresión no se aplica a una filosofía
bien definida.
Progreso quiere decir cambio, pero todos los
cambios no son progreso. Hay “progreso” cuando
hay un objetivo.
Además el lazo entre el progreso y una medida es
frecuentemente indivisible defender una política en
el retardo a algunas evoluciones es así por ejemplo
que la corriente descolonización se a producido
generalmente demasiado temprano para el interés
del comprendido de los polos efectuados
organizados muy numerosos con las nuevas ideas
absolutamente inaceptables por sus consecuencias
despreciables de no fundar la acción sobre la
explotación del cambio sea por el mismo error
técnico-sin hablar del error filosófico de que una
estrategia militar que recurriera en al empleo de la
defensiva.
La política puede ser progresista o conservadora,
según las ideas que la animan. La estrategia ni uno
ni otro; pues debe se guiada únicamente por la
preocupación de emplear los medios mas eficaces
ofrecidos por la coyuntura, con vista al objetivo
político que ha sido fijado.

Conclusiones

1q) El concepto de la acción acaba de ser


discutido bajo sus diferentes aspectos en el se
ha reconocido el ambiente total según las
épocas de los procedimientos que
corresponden a las ideas de la economía y
posibilidades de fracción del punto se han
examinado los caracteres de la coyuntura
actual en la que interfieren los factores de
estabilidad y de investigaciones de estabilidad
e inestabilidad inertes a los diferentes
dominios sicológico, político, económico y
militar. Se ha puesto en evidencia la
importancia del factor sicológico.
Esta noción de evolución ha conducido a
examinar objetivamente la acción de confiarse
en la exportación del sentido de la historia la
matizada conclusión que sea corriente que
esta actualmente ligada a fuerza espontanea
que carece irresponsable puede en cierta
forma ser causada por previsiones tomando al
tiempo en esas condiciones generales, la
estrategia que es demostrar, no se puede
identificar ni con el progresismo,
conservatismo, nociones de orden
esencialmente político sin embargo es
evidente que la acción es mas fácil que ejerce
en el sentido de las grandes fuerzas que
presiden de la evolución de las soviéticas pero
esas no son todas beneficiadas lejos de ellos,
tanto repartirse juiciosamente entre la ayuda
para alcanzarla para el apoyo a dar la
tendencias favorables y las tendencias juzgan
nefastas.
2q) Así la acción es un fenómeno complejo es el
que interfiere la gran política y la estrategia
total influir sobre el gran fenómeno y continuo
de la historia desde ahora desde la política y
la estrategia total aparece como dos dominios
distintos que comportan-además variable-
sobre una gran playa variable.
La estrategia total es el método especifico de
la introducción y ha tal titulo su empleo activo
será generalmente internalizar por el contrario
el echo que el fenómeno histórico sea
constante y pone una recuperación
estratégica siempre presente y la vigilación de
la evolución.
digamos para concluir que para el método
especifico se habría elaborado el medio militar
a causa de los peligros considerables y
urgentes a los cuales deberían enfrentarse en
la política y en provecho de la política desde
que esta debe operar conscientemente el
peligro acrecentando por los poderes que el
hombre a sabido aprovecharse sobre la
naturaleza.

III. Disección del concepto de la acción.


Puesto que buscamos definir una estrategia de la
acción, es indispensable analizar cuidadosamente el
concepto de la acción, para poner en evidencia sus
principales componentes. Se vera que este análisis,
forzosamente algo esquemático, sobre perspectivas muy
interesantes sobre los mecanismos bastantes sutiles que
dirigen la acción. El conocimiento de esos mecanismos
debería permitir determinar la jerarquía de los problemas
que dirigen la estrategia de acción y, en consecuencia, la
sucesión lógica de los razonamientos conducentes a
elaborar un plan de acción racional.

Estas nociones podrán, inicialmente, sorprender


por su inevitable abstracción. No se crea que ellas han
salido de tales o cuales razonamientos teóricos; por el
contrario, ellas resultan y resumen numerosas
investigaciones realizadas sobre los diversos casos
concretos de la actualidad reciente, de los cuales los que
no representan más que tentativa de sistematización.

1. El cuadro de la acción: Pluralidad de


participantes.

La primera noción que se impone, cuando se estudia un


problema de la acción es que se entra en un fuego en el
que interviene numerosos participantes. Existe
actualmente una centena de estados que tienen casi todo
una influencia directa o indirecta sobre la acción
considerada. Evidentemente, algunos están mas
interesados que otros, pero por la vía de las interacciones
reciprocas, es prácticamente posible considerar
aisladamente a un grupo de potencias, aun sobre un
problema local: la guerra de Argelia problema interior
frases, puso en movimiento a la opinión mundial y a la
O.N.U.; las dificultades raciales americanas, problema
interior de los EE.UU., tiene repercusiones en la guerra de
Vietnam. De hecho aun los acuerdos bilaterales solo
pueden ser juzgados en el contexto internacional de
conjuntos.

En esta situación, inevitablemente multilateral, aun


cuando ella se ordena, frecuentemente, según una
dialéctica de dos grupos o puestos, se puede distinguir
cuatro grupos de participantes:

- Primeramente, el propio país aquel por el


cual se razona y que ocupa ese hecho, una
posición única, (le llamaremos A);
- Seguidamente los estados cuyos intereses
coinciden mas o menos completamente,
con la acción encarada y que serán, por lo
tanto, aliados mas o menos formales (les
llamaremos B, B1, B2…B4);
- Después el o los adversarios principales,
aquel o aquellos constituyen el obstáculo a
vencer para alcanzar el objetivo político
encarado (les llamaremos C, C1, C2…C4);
- Finalmente, el resto del mundo, que no
tiene intereses afectados por la acción
encaradas; pero que puede tener, en
diversos grados, una influencia favorable o
desfavorable (le llamaremos E, E-, E2…
E4).

La formula general de la acción consistirá, por lo tanto,


para A en convencer al grupo C, con el apoyo del grupo B
esforzándose en obtener la mayor ayuda del grupo E, en
todo caso que este grupo intervenga en beneficio del
grupo C.

Se puede subrayar de inmediato que en el mundo actual,


la potencia de a eventualmente reforzada por el grupo B
por grande que ella sea, aun si es muy superior a la del
grupo C, no sobrepasaría a aquellas que resultaría de una
acción conjugada del grupo C, y del grupo C, si este se
empeña totalmente en la lucha. Por lo tanto, el grupo E
podría ser efectivamente decisivo, sea que intervenga a
favor de A o de C, sea que mantenga neutral y deje C
arreglar sus cuentas. En consecuencias se ve que en un
sistema multilateral, el resultado de la confrontaciones,
entre A y el grupo C, puede ser completamente
modificado por la acción del grupo C que sea efectuada
por cada uno de los bandos. A se esforzara por engrosar
al grupo B, se esforzara por aumentar su propio grupo.
Este conduce a reconocer dos modos generales de
acción:

- El modo de acción por confrontación directa


de A sobre C, en el cual A, eventualmente
reforzado por el grupo B, se opone
directamente a C; estos solamente puede
llegar a un resultado estable si se cuenta
con el acuerdo a la pasividad del grupo E, lo
que se puede, a veces, tratar de obtener por
un éxito rápido del tipo “hecho consumado”.
- El modo de acción por confrontación
indirecta en el cual A y C se oponen
actuando sobre el grupo E para obtener su
apoyo. Esta acción indirecta reclama,
forzosamente, lapsos mas o menos
importantes; pero puede revertir
completamente la relación de fuerzas entre
A y C. conflicto por el “potencias
interpuestas”.
Estas consideraciones muestran que, según
la relación inicial de fuerzas, se recurrirá
lógicamente a formulas de acción
diferentes.
- Si A es muy superior a C, en plano de los
medios materiales y piensa poder obtener
una decisión militar a breve plazo, su acción
por confrontación indirecta tendera a
obtener la neutralidad del grupo E, mientras
que buscara aprovecharse de su
superioridad por una acción por
confrontación directa sobre C, tan rápida
como le sea posible (fue el esquema
hitleriano de anschluss y de
Checoeslovaquia).
- Si A es muy inferior a C en el plano de los
medios materiales, pero cree disponer de
reservas morales importantes, su acción por
confrontación directa consistirá en ganar
tiempo y, por lo tanto en hacer durar el
conflicto, mientras que su acción por
confrontación indirecta, convertida en
esencial, se realizara sobre el grupo E para
hacerle intervenir en su provecho (este fue
parcialmente el esquema inicial F.L.N. en
Argelia).
- Si A tiene una potencia material pareja a la
de C, su acción por confrontación indirecta
encarara romper a su favor, el equilibrio de
fuerzas atrayendo el grupo B el máximo de
elementos del grupo E, y después, vencer al
grupo C por una acción por confrontación
directa (fue el esquema aliado en 1914-
1918 y en 1939-1945).

Así, a todo problema de la acción corresponden formulas


que comportan diferentes dosajes de confrontación
directa e indirecta, destinadas a compensar la disparidad
de las fuerzas en presencia. Esta es una consecuencia
inevitable de la pluralidad de los participantes.

2. Anatomía de la fuerza: los niveles de la acción.


En disuasión y estrategia, debí llegar a dar una primera
clasificación de los niveles de acción de la fuerza,
concebidos como representando diferentes grados de
empleo de la violencia y poseen características políticas,
psicológicas y técnicas particulares, entrañando, cada uno
de ellos limitaciones distintivas de las de los otros niveles.

Así había bosquejado una lista de cuatro niveles:

1. El nivel de paz completa, correspondiente al


antiguo nivel de la paz donde se conjugan los
modos de incitación de persuasión menores
conformes a los cursos internacionales
pacíficos.
2. El nivel de la guerra fría, en el que se conjugan
a la vez, acciones menores de violencia y las
presiones disuasivas o persuasivas de
amenazas de acción clásica o nuclear.
3. El nivel de la guerra clásica que comporta
esencialmente, el empleo de los medios
clásicos pero los combina con las acciones de
la guerra fría; y utiliza las presiones disuasivas o
persuasivas de las amenazas de extensión de
la guerra clásica. Hasta el presente, los
conflictos del nivel clásico solamente se han
producido por confortación entre estados no
nucleares, o entre estados de los cuales
solamente uno de ellos era nuclear (guerras de
corea de Vietnam, por ejemplo). En esos casos,
el bando poseedor de armas nucleares se
beneficiaba, además con la amenaza de recurrir
a las armas atómicas. El conflicto por
confrontación directa, limitado al nivel clásico,
nunca, hasta ahora, se ha producido entre
estados nucleares. Ciertos teóricos estiman que
esta limitación seria imposible en razón de los
riesgos de escalada, lo que forzaría a los
estados nucleares a oponerse únicamente en el
nivel de la guerra fría. Otros lo creen posible al
menos en teatros que solamente ponga en
juego intereses marginales. En esta hipótesis,
todavía conjetural, el nivel clásico se combinaría
con la amenaza de recurrir nivel nuclear.
4. El nivel de la guerra nuclear que se caracteriza
por le empleo de armas nucleares combinadas
con acciones clásicas y de guerra fría; pero en
el que se continua ejerciendo presiones
disuasivas o persuasivas de la amenaza de una
mayor extensión de la guerra nuclear.

El estudio de la estrategia indirecta, que hago posterior


mente, me condujo a subdividir el nivel de la guerra fría en
dos niveles, correspondientes a las gradaciones
crecientes en el empleo de los medios menores de
coerción:

- El menos violento que se llamara el nivel de


intervención insidiosa, es el que se limita a
los actos de inspiración política o
psicológica, sin empleo abierto de la fuerza
material por poca que sea. Corresponde por
consiguiente, a mínimo de elección de la
guerra fría muy cerca de las prácticas
diplomáticas del “tiempo de paz”; pero
manipuladas con una intención estratégica
bien definida, constituye generalmente, la
preparación de una acción un ulterior para
ayudar a la solución del conflicto. Este nivel
podrá comprender todas las acciones
diplomáticas (declaraciones económicas
hasta, negociaciones), de propaganda, las
acciones económicas hasta el incidente
político. También puede corresponder al
empleo efectivo de medios de acción mas o
menos secretos: agentes, subsidios a
personalidades, partidos o a periódicos,
medios de presión económica, apoyos con
vista a presionar o a cambiar al gobierno,
desarrollo de propagandas revolucionarias
constitución de milicias políticas, de
guerrilleros, de saboteadores, etc….
Estos fueron procedimientos corrientemente
empleados por los nazis y por los
comunistas; aunque también por la mayoría
de los servicios especiales con mayor o
menor eficacia. Están conformes a la
práctica internacional; pero difícilmente
pueden mantenerse completamente
secretos y provocan consecuencias
políticas importantes.
- El nivel siguiente es le de la intervención
abierta sin empleo directo de las fuerzas
militares. Corresponde a una toma de
posición publica, leyendo por ejemplo,
desde la manifiesta simpatía y el
reconocimiento de gobiernos en el exilio; las
duras medidas económicas; la provisión de
armas y materiales, de cuadros y de
especialistas en numero significativo, hasta
la formación, en territorio extranjero, de
fuerzas militares (como en Túnez durante la
guerra de Argelia, o en los EE.UU. respecto
a cuba).
Esta intervención abierta, frecuentemente,
es acompañada de una intensificación del
esfuerzo subversivo.

Así, se concluye en una escala de 5 niveles de acción:

1. La paz completa
2. Los niveles de la guerra fría
a) El nivel de intervención insidiosa
b) El nivel de intervención abierta
3. Los niveles que comporta el empleo de las armas
a) El nivel de la guerra clásica(que va desde
la intervención militar limitada hasta la
guerra militar intensa)
b) El nivel de la guerra nuclear (que va
desde golpes de reprimenda hasta el
paroxismo atómico).

El empleo de cada uno de estos niveles impone penetrar


en un campo diferente, donde reinan propiedades y
limitaciones particulares que se examinaran mas
adelante.

3. Psicología de la acción: el nivel de las decisiones


políticas.

Los niveles de la acción, tal como han sido definidos, son


niveles de ejecución. El hecho de a ver recurrido o no a
uno de ellos, reposa sobre la conclusión de una operación
psicológica comparado las ventajas y los inconvenientes
posibles de la acción encarada y conducente a una
decisión política. Así, toda la gama de los niveles de
empleo de la fuerza depende en definitiva, de
mecanismos que se sitúan en el plano particular de la
psicología de los jefes políticos y que yo llamaría “el nivel
de las decisiones políticas”.

Este nivel de las decisiones políticas es el nivel capital: es


en el donde se jugara, no solamente el pasaje a las
diversas etapas del conflicto sino, fundamentalmente, la
ultima fase de lucha, la de la capitulación o del
compromiso. Por lo tanto, se puede decir toda la
economía de la acción tiende a ejercer a una influencia
conclusiva sobre el nivel de las decisiones políticas del
adversario.
Esta influencia conclusiva será obtenida por dos modos
generales de acción:

- La acción psicológica pura que se ejerza


directamente sobre la voluntad y la
inteligencia del adversario.
Esta acción psicológica directa debe, sin
duda alguna, tener en cuenta las
características psicológicas del rival. En
particular, se podrá, según el caso, ejercer
una influencia directa sobre el jefe
adversario, o bien pasar por el paso
intermedio de la influencia de su sequito o
de su opinión publica (los ejemplos de
Chamberlain en 1938 y de Hacha en 1939
son los mas característicos).
- La acción psicológica indirecta sobre la
voluntad e inteligencia del adversario, por
intermedio de la utilización de los diversos
niveles de empleo de la fuerza,
imponiéndole desarrollo del conflicto, a los
cuales el no pueda responder con medios
apropiados.

En los dos casos, allí se encuentra el corazón del


problema estratégico el lugar geométrico de todas las
influencias que apuntan a resolver la dialéctica de las
voluntades que se enfrentan.
El elemento básico del razonamiento en el nivel de las
decisiones políticas, es la confrontación de los móviles
políticos que animan a los diversos actores de la crisis,
así como las grandes decisiones políticas resultantes y
que definen los objetivos políticos. Los móviles políticos
son concebidos aquí como las intenciones profundas y,
en cierta forma, instintivas, que gobierna la política de un
país.

Ellos constituyen los motores- y los frenos – de la acción


de cada uno de los intervinientes en general, la lista de
esos móviles es bastante fácil de establecer, porque
existe poco secreto en ese terreno. Por el contrario, es
mucho más fácil apreciar su verdadero orden de prioridad-
además, variable así, como su grado de intensidad,
igualmente variable.

Las grandes decisiones políticas presentan las


direcciones generales elegidas para alcanzar los
resultados encarados por los móviles políticos. Por lo
tanto, ellas son la concreción política de la síntesis que
cada gobierno debe hacer de sus diversos móviles. Esas
grandes decisiones políticas (por ejemplo: “destruir
Checoeslovaquia” en aplicación del móvil “destruir el
edificio de Versalles”; o “intervenir en Vietnam” en
aplicación del móvil “detener la expansión china o
comunista en Asia”) son, en general bien conocidas al
menos desde la ejecución comienza a manifestarse.
Primero ellas no representan más que hipótesis que, por
otra parte, pueden ser influenciadas por las decisiones
políticas convenientes.

Los objetivos políticos tienen como característica general


dos grandes categorías que se clasifican en: los objetivos
ofensivos o expansionistas y los objetivos defensivos o
conservadores. La primera categoría corresponde a los
estados perturbadores, aquellos que toman la iniciativa de
procurar el cambio del orden existente en la segunda
categoría busca la estabilidad y, necesariamente sufre la
iniciativa de los otros los estados perturbadores se
oponen naturalmente a los estados conservadores.
También los perturbadores, frecuentemente, se entienden
entre ellos (Alemania, Italia y Japón, en 1943 por
ejemplo), salvo si sus objetivos son contradictorios.

Mas adelante se vera el genero de análisis que se puede


hacer partiendo de los objetivos políticos, así como las
conclusiones extremadamente importantes, que se puede
extraer para la conclusión racional de la acción.

4. Mecánica de la acción: el concepto de estabilidad


intrínseca de la acción.

La noción de relación de fuerzas que ha sido mencionada


al pasar, no constituye más que una apreciación muy
grosera de los problemas relativos a la existencia y al
empleo de la fuerza. Un análisis mas completo, de los
fenómenos en cuestión, conduce a descubrir los
mecanismos mas complejos que se pueden sintetizar por
una noción general; la del concepto de estabilidad
intrínseca de la acción.

El estudio de la disuasión, me condujo a poner en


evidencia la noción de estabilidad o honestidad para
calificar las situaciones bilaterales de disuasión y según
que ellas comporten o no riesgos de conflictos. Las
situaciones estables eran aquellas en las que el grado de
disuasión era elevado y las situaciones dialécticas era
llamada biestable o binestable. Había evidentemente
situaciones opuestas de valores diferentes. Así, cuando
se considera la gama de situaciones de disuasión, se
constata que ellas pueden clasificarse, en un primer
análisis en tres grupos: las situaciones inestables a favor
de A, las situaciones inestables a favor de C y, entre esos
dos grupos, las situaciones estables cuando A y C están
en equilibrio pero esta noción global es, en general,
bastante artificial, porque en realidad, la situaciones
estables o inestables, desde el punto de vista disuasivo,
son raramente las mismas en los diversos niveles de
empleo de las fuerzas. Esto impone tratar los problemas
de la estabilidad en cada nivel.

Recíprocamente, se puede decir que el concepto de


equilibrio constituye una llave cómoda para analizar la
situación estratégica en los diferentes niveles.

Por otra parte el estudio de esta estabilidad, desde el


punto de vista de la disuasión a permitido reconocer que
los diversos niveles de empleo de la fuerza posee
tendencia orgánicas diferentes respecto de la estabilidad.

En la disuasión el nivel nuclear tiene normalmente, a la


estabilidad el nivel clásico a la inestabilidad; es decir, que
es fácil en el primer caso más difícil en el segundo caso,
realizar situaciones disuasivas, estables.

Un estudio mas atento de las propiedades de los diversos


niveles en la acción conduce a reconocer otras dos
formas de estabilidad primeramente un tipo de estabilidad
intrínseca de la acción en cada nivel, que resulta de las
características operacionales propias de ese nivel;
seguidamente, una estabilidad ocasional de la acción
resultante de la acción contingente de las fuerzas en ese
mismo nivel.

Se examinaran esas dos categorías de estabilidad cuya


suma constituye la estabilidad global de la acción del nivel
para el caso particular considerado.

Si querer hacer aquí un estudio extensivo del problema de


estabilidad intrínseca de la acción en los diferentes
niveles quería mostrar sus características esenciales
mediante algunos ejemplos relativamente simples.

En la estrategia clásica, he indicado en introducción a la


estrategia, que la estabilidad, que se había producido
durante la guerra de 1914-1918, resulto no solamente de
un cierto equilibrio de fuerzas, sino también de las
condiciones particulares de la estrategia operacional de la
época, las cuales hacían imposible o muy difícil y, por lo
tanto, e ineficaces las maniobras de envolvimiento i de
ruptura que hubiese permitido acciones decisivas. A
causa de esas características operacionales, el nivel
clásico devino desesperadamente establece, cualquiera
que fueran los esfuerzos desmesurados desplegados
para alcanzar la decisión. Esquematizando con un poco
porque esta imagen no corresponde verdaderamente sino
al frente occidental, se puede decir que esa situación que
paralizaba el nivel clásico, que obligaba a buscar la
decisión de manera indirecta, por la acción económica (el
bloqueo) y psicológica (la propaganda) es decir, por lo
que denominado el nivel de la guerra fría de hecho la
acción limitada a ese nivel de la guerra fría, habría sido
insuficiente si ella no hubiera sido considerablemente
acelerada por el enorme desgaste, impuesto por la
prosecución de las operaciones militares extremadamente
intensas. El hundimiento interior de Alemania que se
desencadeno el Armisticio, fue el resultado de la
combinación de acciones efectuadas en los diversos
niveles. Pero lo que se puede retener de este ejemplo, es
que el nivel clásico estaba casi paralizado y que, en
consecuencia, la capacidad, que permitiera obtener la
decisión militar en ese nivel, era extremadamente
reducida. El nivel clásico poseía una gran estabilidad
intrínseca de acción.

Si, por el contrario, se toma el ejemplo de 1940, se


constata que para una relación de fuerzas sensiblemente
en equilibrio, las características operacionales del
momento conducen a una situación estratégica
absolutamente diferente: las maniobras de ruptura y de
envolvimiento son fáciles, el nivel clásico se ha vuelto
terriblemente inestable, por lo tanto decisivo. La
capacidad intrínseca de obtener una decisión militar era
grande. El nivel clásico poseía, entonces, una gran
inestabilidad intrínseca de acción.

La comparación de esas dos situaciones demuestra que


no es la relación de fuerzas la que crea el equilibrio, sino
la combinación de la relación de fuerzas con las
características operacionales propias del nivel
considerado. En el siglo XVIII, las guerras fueron
lánguidas y poco decisivas cualquiera que fueran las
fuerzas en presencia; pero, al fin del siglo Napoleón
introdujo un factor operacional nuevo que rompió el
equilibrio que reinaba hasta entonces.

Actualmente, con las fuerzas, muy móviles y de volumen


muy reducido, de que se dispone, el nivel clásico es
particularmente inestable desde el punto de vista de la
acción.

Es esta una situación intrínseca de las características


actuales de la acción en ese nivel.

Es sorprendente constatar que, desde el punto de vista


disuasivo, el nivel nuclear esta actualmente en una
situación radicalmente inversa: la existencia de fuerzas de
represalia invulnerables (característica operacional)
aunque de desigual valor, impone a ese nivel una
inestabilidad tanto tal, que todo el esfuerzo de las
estrategia de disuasión consiste en restablecer el mínimo
de inestabilidad nuclear sin la cual la disuasión nuclear
sobre los otros niveles perdería todo su valor.

Esta noción de la estabilidad intrínseca de la acción


esclarece, singularmente como en las situaciones que se
puede observar actualmente en los diversos niveles de la
guerra fría. En ciertas regiones del mundo- en Francia,
por ejemplo la sensibilidad psicológica de las multitudes a
las ideologías políticas o nacionalistas es muy débil y por
lo tanto, el nivel de la guerra fría es intrínsecamente muy
estable, cualquiera que sea los esfuerzos de la
propaganda o de organización que hagan. Al contrario, en
otras regiones (tercer mundo subdesarrollado, odios
raciales), la inestabilidad es tal que las intervenciones
militares clásicas chocan inmediatamente con el
terrorismo y la guerrilla. En esas regiones, la propaganda
y la acción de los agentes pueden ejercer con resultados
considerables y el nivel de la guerra fría es por
consiguiente intrínsecamente inestable.

Es decir que la acción en los diversos niveles esta


canalizada por la existencia de factores propios de esos
nieles los que por su influencia crean situaciones
intrínsecamente estables o inestables, para la acción. Por
lo tanto se concluyen en reconocer para cada nivel, tres
tipos de situaciones cuyas consecuencias son muy
diferentes:
- En una situación de estabilidad intrínseca,
la decisión es imposible o en todo caso muy
difícil y muy costosa.
- En una situación de inestabilidad intrínseca
media, la acción es fácil y por lo tanto la
capacidad de decisión es grande.
- En una situación de gran inestabilidad
intrínseca (como por ejemplo, en el caso de
en que dos adversarios tengan interés en
desencadenar el primer ataque nuclear), la
acción tiende a desarrollarse
espontáneamente.

El concepto de inestabilidad intrínseca es, por


consiguiente indispensable para discernir el campo de
aplicación a la acción.

Naturalmente, se agrega a la estabilidad intrínseca, la


influencia de la relación de fuerzas. Es así como en 1916
que fue un periodo de gran estabilidad intrínseca del nivel
clásico, la superioridad militar alemana sobre Rumania
permitió provocar una rápida decisión. Por el contrario se
ha visto que, en 1940 una relación de fuerzas que parecía
sensiblemente equilibrada, condujo sin embargo a un
rápida decisión en razón de la inestabilidad intrínseca del
nivel clásico en esa época.

Por lo tanto, para la acción como la combinación de


estabilidad intrínseca de la estabilidad ocasional, conduce
la a resultados diferentes según el caso: una gran
estabilidad intrínseca puede ser anulada por una relación
de fuerzas muy desfavorables y una gran estabilidad
intrínseca puede difícilmente ser compensada por la
relación de fuerzas.

Esta constatación indica la considerable importancia de la


noción de la estabilidad intrínseca de la acción, porque
solamente ella permite determinar los medios capaces de
asegurar en una situación dada, la estabilidad o la
inestabilidad global. Por falta de esta noción,
frecuentemente, se a buscado obtener la estabilidad por
el equilibrio global de las fuerzas cuando se necesitaba
atacar a los factores operacionales, por lo tanto
cualitativos, y modificarlos para lograr una menor
inestabilidad intrínseca. Es cierto como por ejemplo, que
en la situación actual intrínsecamente inestable del nivel
clásico, un desarrollo conveniente de los medio
antitanques y antiaéreos tendría una influencia
estabilizadora mas grande que el desarrollo del volumen
del conjunto de las fuerzas. Así mismo en el nivel nuclear
la desestabilización no puede ser producida por la
disparidad de fuerzas nucleares (a menos que ella sea
verdaderamente aplastante); pero si por la intervención de
medios de características operacionales nuevas- como la
intercepción de los misiles y la localización de los
submarinos capaces de modificar la ecuación nuclear.
5. Dinámica De La Psicología: interacción de los
objetivos políticos.

El concepto mecánico de estabilidad encuentra


igualmente su aplicación en el nivel de las decisiones
políticas.

En efecto en razonamiento sobre los móviles y las


grandes decisiones políticas, que determinan los objetivos
políticos, permite poner en evidencia dos categorías en
constataciones:

a) La primera categoría corresponde a la


comparación de los objetivos políticos de los
estados. Así como se puede constatar
similitudes y diferencias. En un estudio muy
interesante del G.E.M.P.P.S. se a buscado
definir al respecto- partiendo de la idea que la
noción de “aproximación” y de “alejamiento”
político forma parte del vocabulario corriente –
lo que se denomina “distancia” que separa dos
estados. Se limitan a considerar el orden de
urgencia dado por cada estado a los móviles u
objetivos políticos. Este estudio intentaba
cuantificar esa distancia en del numero de las
inversiones binarias que se podían realizar
entre dos listas de objetivos clasificados por
orden. De hecho esta primera interesante
aproximación es insuficiente, porque no toma en
cuenta:
1) La existencia de dos clases de móviles los que
implican por ellos mismos un conflicto exterior los
que no implican necesariamente y los que los
excluyen; 2) la variación en un orden prioridad
dado, de la importancia absoluta acordada a cual
móvil.
Tomando para simplificar dos estados (A y B) que
no tuvieran mas que tres objetivos políticos:
asegurar su independencia (X) asegurar su
prosperidad material (Y) extender su influencia
sobre un tercer país (Z). Solo hay conflicto para Z.
la lista X, Y, Z toma un sentido totalmente diferente
si dan por ejemplo, los siguientes coeficientes:

A x 10 B x 10
y 9 y y 9
z 1 z 8

En el primer caso el conflicto para z es secundario en el


segundo el caso es grave. El orden de urgencia s es por
lo tanto es insuficiente por si solo para caracterizar una
situación sin embargo, subsiste que en Lew método abre
perspectivas de análisis objetivo muy precioso: en el
ejemplo precedente la formula.

A x 10 B y 10
y 8 opuesta a x 5

z 4 z 2

Indica que B no sacrificaría su prosperidad a un conflicto


con z y que en consecuencia a tiene todas las
probabilidades de ganar.

Se objetara fácilmente como e señalado antes que la


definición de esos coeficiente de intensidad será muy
delicada; pero no es necesario renunciar por ella, por que
ese modo de análisis permite situar bastante claramente,
la manera como los estados pueden ordenar su
relaciones los unos con los otros. Siguiendo los grados
de oposición en los objetivos políticos, se puede concebir
la clasificación de conjunto de los estados según una
escala que va desde la tensión máxima al acuerdo
máximo. La escala seria del siguiente orden:

Guerra total

Guerra limitada conflicto

Guerra- paz

Paz- guerra
Paz absoluta

Neutralidad absoluta estabilidad política

Neutralidad favorable

Alianza parcial

Alianza formal alianza

Alianza total

Recíprocamente se podría entonces, apreciar de una


manera más completa las consecuencias internacionales
de un cambio en la intensidad de orden de la urgencia de
los objetivos políticos. Los estudios emprendidos en este
campo no pueden dejar de clarificar considerablemente el
análisis de situaciones y deben permitir poner en
evidencia, interdependencia entre los problemas y entre
las naciones.

b) la segunda categoría de constataciones corresponde a


análisis de las contradicciones existentes entre los
diferentes objetivos políticos de un estado.

Esas contradicciones “interiores” en la política de un


estado juegan un papel considerable por que ellas obligan
a una siempre difícil y, en consecuencia tendiente a
paralizar la decisión.

Para resolver las contrataciones no hay más que tres


tipos de decisiones posibles:

- Renunciar a unos de los términos de la


contradicción con todos los sacrificios que
esto significa.
- Encontrar una solución síntesis anulado la
contradicción lo que muy raramente es
posible.
- No tomar decisión (o retardar la decisión)
por lo tanto paralizarla.

De todas maneras cada una de esas contradicciones un


punto sensible atacando a una contradicción interior de un
interviniente, si esta seguro de verle reaccionar. Esta es
por consiguiente una poderosa palanca de acción
recíprocamente se debe prever que un participante
utilizara nuestras propias contradicciones. Este es por lo
tanto, un poderoso medio para paralizar las
contradicciones interiores, de cada estado señala los
lazos de independencia entre los problemas interiores que
le presentan sus móviles políticos. Las contradicciones
interiores, uno de los términos participa de un objetivo de
exterior, indica los lazos de independencia entre interior y
exterior de ese estado se dispone así de un método de
análisis muy objetivo que permite determinar el teclado
sobre el cual se puede actuar para influenciar las
decisiones de un adversario o de un asociado. El
resultado de este análisis conduce a hacer surgir el
margen de “libertad de decisión política”, de la que
dispone cada uno de los participantes.

c) Se está entonces en condiciones de establecer un


concepto de maniobra en el nivel de las decisiones
políticas, fundado sobre la explotación de las
similitudes y de las contradicciones entre los móviles
políticos de los diversos participantes. Ese concepto
reposa sobre la siguiente idea: la mejor decisión en
ese nivel, es la que desarrolla el máximo la libertad de
decisión política, de la cual se beneficia y que reduce,
al máximo, la libertad de decisión política del
adversario. Esquemáticamente, el problema consiste
en resolver las contradicciones propias o al menos
salvaguardarlas a la vez se multiplican las del
adversario.
Presentaré un ejemplo, tomado de la estrategia de
hitleriana, pese a los malos recuerdos quien ella trae.
Es que esos ejemplos tienen la ventaja de ser
relativamente simples, porque estaban limitados a
Europa y a un pequeño numero de intervinientes.
El ejemplo de Múnich muy simplificado permite
desmontar el mecanismo de contradicciones, en el
escalón de los objetivos políticos.
Originalmente, los tres participantes, alemanes,
Checoeslovacos y franco-inglés tenían cada uno los
objetivos políticos principales siguientes, indicados
según su orden de prioridad:
Alemanes : X1 : Desmantelar el
sistema francés en Europa Central.
: X2 : Destruir
Checoeslovaquia (consecuencia de XI)
: X3 : Evitar la guerra.
Checoeslovacos : Y1 : Defender
Checoeslovaquia.
: Y2 : Alianza franco-
inglesa
Franco-ingleses : Z1 : Evitar la guerra.
: Z2 : Defender
Checoeslovaquia.
- De donde resulta, desde el punto de vista
de las contradicciones interiores.
- Entre los objetivos alemanes: X2 y X3
están en contradicción.
- Entre los objetivos checoeslovacos: no
hay contradicción.
- Entre los objetivos franco-ingleses: Z1 y
Z2 están en contradicción.
En cuanto a las contradicciones externas:
- X2 esta en contradicción con Y1 y Z2
- X3 Z1
Están de acuerdo
- Y2 Z4
La primera decisión de Hitler fue resolver su
contradicción (destruir Checoeslovaquia evitando la
guerra) apoyándose en las contradicciones franco-
inglesas y creando una contradicción entre los
Checoeslovacos.
- Decisión X4 : neutralizar a los franco-ingleses por
una amenaza de guerra.
Colocados frente a un dilema, los franco-ingleses
resolvieron su contradicción renunciando a Z2
(defender Checoeslovaquia). El acuerdo se hizo en
Múnich. No había más contradicciones interiores
alemanas. Por el contrario, la política checa estaba
en plena contradicción interior y con la política
franco-inglesa.
Si los franco-ingleses hubieran elegido renunciar a
Z1 (evitar la guerra), se hubiera producido la
inversa: la contradicción hubiera sido total entre los
objetivos políticos alemanes y no hubiera habido
ninguna contradicción entre Checoeslovacos y el
franco-inglés.
El ejemplo de acuerdo Stalin-Ribbentrop de 1939,
muestra, aun más claramente, el mecanismo de
ese trastorno de las alianzas.
Había cuatro participantes. Alemania,
Polonia, franco-inglés y la U.R.S.S. Los
objetivos políticos principales eran los
siguientes:
Alemanes X1: Destruir Polonia
X2: Neutralidad franco-
británica
X3: Anticomunismo.
Polacos Y1: Defender Polonia
contra Alemania
Y2: Temor a la U.R.S.S.
Y3: Alianza franco-
inglesa
Y4: Ningún compromiso
Franco-ingleses Z1: Defender Polonia
Z2: Apoyo soviético
Z3: Evitar la guerra
Soviéticos T1: Evitar la guerra a la
U.R.S.S.
T2: Retomar las antiguas
fronteras
T3: Antinazismo

De donde resultaba, desde el punto de vista


de las contradicciones interiores:
- Entre los objetivos alemanes: X1 y X2 estaban en
contradicción.
- Entre los objetivos polacos: Y4 estaba en
contradicción con Y1 e Y2 (negativa de elección)
- Entre los objetivos franco-ingleses: Z1 y Z2
estaban en contradicción en razón de la actitud
polaca.
Z1 y Z2 estaban
en contradicción
Z3 y Z4 estaban
en contradicción
- Entre los objetivos soviéticos: T1 y T2 estaban
en contradicción.
T1 y T3 parecen en contradicción
- En cuanto a las contradicciones exteriores:
X1 estaba en contradicción con Y1 y Z1
X3 estaba en contradicción con Z4 y T3
Y2 estaba en contradicción con Z2
Z2 estaba en contradicción con T1
X2 estaba de acuerdo con Z3 y T1
T2 estaba en contradicción con Y2,
etcétera.
La situación era, por lo tanto, completamente
embollada. Hitler tomó entonces una
decisión X4 – arreglo con la U.R.S.S.
renunciando a su objetivo X3
(anticomunismo) y a la neutralidad franco-
inglesa (X2). Stalin, por su parte renunció a
su móvil T3 (Antinazismo). El grupo
Alemania-U.R.S.S. tuvo, los siguientes
objetivos políticos:

ALEMANIA URSS

X1: Destruir Polonia T1: Evitar la


guerra a la URSS.
X4: Arreglo con la URSS. T2: Retornar las
antiguas fronteras.
No había mas contradicciones, ni interiores
ni exteriores, la U.R.S.S. y Alemania podían
aliarse (lo que se realizo en una semana).
Por el contrario, los polacos quedaron
definitivamente congelados en s
contradicción fundamental, por la cual ellos
rehusaron elegir entre Alemania y la
U.R.S.S.; los franco-ingleses quedaron
paralizados por su contradicción entre Z1 y
Z3 (defender Polonia y evitar la guerra). La
guerra fue declarada formalmente, pero no
fue más que la “drole de guerre”, la guerra-
paz, y ninguna ayuda militar fue prestada a
Polonia.
Estos ejemplos, muy esquematizados,
permiten darse cuenta del interés de un
buen análisis de los objetivos políticos, de su
clasificación y de sus contradicciones, para
deducir, en el nivel de las decisiones
políticas, un concepto de maniobra que
permita ubicar al adversario en la situación
más paralizante para él.
El estudio completo de este método
demandaría desarrollos para los que no hay
lugar aquí. Pero las aplicaciones que se han
hecho en el Instituto Francés de Estudios
Estratégicos, sobre el cual caso de Vietnam,
por ejemplo, permiten entrever conclusiones
prácticas extremadamente útiles que se
verán a propósito de la estrategia indirecta.
La finalidad a alcanzar con este estudio es
doble:
- Por una parte, investigar si no existe una
decisión político encarando lograr la
superioridad sobre el adversario en el
nivel de las decisiones políticas (del tipo
de las decisiones de Hitler analizadas
anteriormente).
- Por otra parte, determinar sobre la base
de los objetivos políticos, propios,
enemigos o neutros, el cuadro de la
maniobra de la acción que mejor explota
las contradicciones y las convergencias
existentes.

El teclado de la acción: las zonas de


acción

Como se ha visto la acción se sitúa en un


cuadro multilateral que importa la
intervención, en grados diversos, de
numerosos participantes. Además, ella se
juega en un teclado muy complicado,
constituido por las diferentes zonas de
acción posibles donde deberán ser
repartidos los esfuerzos.
El termino “zona de acción” es una
extensión, a la pluridimensional política., del
concepto geográfico de la estrategia clásica.
Se puede en este campo concebir las
categorías relacionándolas a la naturaleza, a
la intensidad y a la sucesión de los
esfuerzos.
a) La primera dimensión es la clásica
dimensión geográfica que reparte los
esfuerzos en el espacio. Así se puede
distinguir:
- La zona de acción interior al Estado
considerado, donde el gobierno
conducirá su política interior y
económica, con vistas, al menos, a
asegurarse la adhesión de su opinión
publica en lo económico respecto a la
acción encarada, pese a las
oposiciones espontaneas o
teledirigidas por el extranjero y a lo
mas permitirle una movilización mas
completa de los esfuerzos necesarios
para la lucha, que muy
frecuentemente, se desarrollara total o
parcialmente, en la zona de acción
interior.
- La zona de acción adversaria (o las
zonas de acciones adversarias) que
corresponde a los territorios de los
Estados en los cuales se está en
conflicto. Esta zona de acción será
siempre el objeto de ataques de orden
político o económico. Frecuentemente
es el teatro de los enfrentamientos
militares.
En la estrategia indirecta es normal que
los conflictos limitados que de ella
resultan, se desarrollen, de común
acuerdo, en un teatro de operaciones
particular, distinto de los propios
territorios de los verdaderos adversarios,
por ejemplo, se lo constata actualmente
en Vietnam. La región donde se
desarrolla esa prueba de fuerza local
será denominada “zona de acción local”.
- La zona de acción exterior a los
territorios en conflicto, que
comprende, por lo tanto, el resto del
mundo; pero donde ciertos Estados
están llamados a jugar un papel cada
vez menos importante en el conflicto.
Como se ha visto anteriormente, la
zona de acción exterior juega
generalmente un rol capital para los
apoyos que ella puede dar a uno u
otro de los adversarios. La lucha que
en ella se desarrolla, generalmente,
se limita a los campos de la política
interior, exterior y económica.
b) La segunda dimensión es la que se
relaciona con las diversas “técnicas de la
acción”.
- La acción en la política interior es el
modo de acción normal de todo
gobierno sobre su territorio, pero
también, puede aplicarse en un
territorio adversario, neutral o aliado,
para influenciar en él al gobierno, por
intermedio o no de movimientos
políticos, o de la opinión publica,
eventualmente, también para
reemplazar al gobierno por otro
simpatizante, sea por métodos
constitucionales, sea en el caso limite,
por un Golpe de Estado.
- La técnica de la política interior
explota los conflictos provocados por
las tensiones sociales o económicas,
así como las pasiones resultantes de
las ideologías nuevas o antiguas y de
sus propias realizaciones.
Los medios empleados van desde la
propaganda hasta la intervención más
o menos insidiosa en provecho de
partidos simpatizantes.
- La acción en la política exterior pone
en juego las solidaridades y las
oposiciones resultantes de los
intereses nacionales. La acción,
conducida en este terreno, tiende a
disponer las relaciones de fuerzas
entre las naciones para aislar al
adversario y obtener como mínimo la
neutralidad o si es posible el apoyo de
las potencias con vistas al objetivo
encarado.
Los medios empleados van desde la
práctica diplomática normal y la
propagnada, hasta las presiones
disuasivas y persuasivas mas
violentas.
- La acción económica permite crear,
generalmente con cierta demora, las
solidaridades de los intereses entre
las naciones o al contrario, efectuar
las presiones o aún promover crisis
explotadas en el dominio de la política
interior.
Los medios empleados van desde la
ayuda al desarrollo de corrientes
económicas espontaneas hasta la
creación o la supresión de la corriente
de intercambio por los tratados de
comercio, y la utilización de
intervenciones financieras en el
campo del crédito o de la moneda.
- La acción militar que combina las
influencias disuasivas o persuasivas
de la existencia de fuerzas militares y
que, en el caso limite, puede
comportar la intervención de toda o
parte de la fuerza militares.
c) La tercera dimensión se relaciona con los
grados de empleo de la violencia, es la
de los niveles de la acción que ha
analizado anteriormente.
- Nivel de las decisiones políticas que
comanda la acción en los otros niveles.
- El nivel de la intervención insidiosa.
- El nivel de la intervención abierta.
- El nivel clásico (intervención militar
abierta, guerra limitada, guerra clásica
intensa)
- El nivel nuclear (disuasión, golpe de
represalia, acción nuclear limitada,
acción nuclear paroxística).
La elección de estos niveles resultará,
en general, de una parte, del grado de
tensión del conflicto y por la otra, de las
posibilidades de acción que se ofrecen
en razón de la estabilidad o
inestabilidad intrínseca de la acción
que ellos presenten.
d) La cuarta dimensión es la del tiempo, de
la sucesión de los esfuerzos en las
diversas zonas de acción.
De una manera general, esta sucesión
debe tomar en cuenta las demoras de la
acción, propias de las operaciones
encaradas, modificar una opinión publica,
constituir sus fuerzas militares, levantar
una potencia económica, demandan,
normalmente importantes plazos. Al
contrario en condiciones favorables, una
revolución política o un a victoria militar
pueden realizarse en lapsos bastantes
cortos. La regla de oro en la zona de
acción del tiempo, es ordenar la sucesión
de los esfuerzos de manera que sus
efectos sean convergentes en el tiempo y
en el espacio. Solamente bajo esta
condición, una acción conducida en las
diversas zonas de acción, presentaría la
coherencia necesaria. Es una extensión
de la aplicación del principio de economía
de fuerzas.
Aun así, el estudio sumario que se acaba
de realizar permite ya comprender mejor
los mecanismos en cuestión.
Primeramente, se ha visto con toda
claridad la verdadera dimensión
multilateral de la acción, verdad muy
conocida, pero raramente tomada con la
debida consideración, en razón del
desarrollo exagerado de los hábitos de
pensamiento fundados sobre las
confrontaciones bilaterales.
Seguidamente, se ha descubierto la
noción de los niveles de la acción, que ya
estaba en el estudio de la disuasión, y la
importancia cardinal del nivel de las
decisiones políticas que es el centro
nervioso de toda la acción.
El concepto de estabilidad-inestabilidad
intrínseca de la acción permite reconocer
el grado de capacidad de decisión
intrínseca, ofrecido por cada nivel de la
acción, mientras el estudio de las
contradicciones o convergencias de los
móviles políticos condujo a reconocer, en
el nivel de las decisiones políticas, el
concepto de libertad de decisión política
que esta en el origen de toda la maniobra
estratégica. Esta se ejerce sobre un
teclado pluridimensional de zonas de
acción, en las que deben repartirse los
esfuerzos convergentes, según una sana
economía de fuerzas.
He aquí rápidamente definidos y sin duda
también bastante groseramente
delimitados, los diferentes elementos,
cuya combinación racional debe constituir
la estrategia de la acción. Es hasta el
momento un verdadero rompecabezas, a
partir de la cuales necesario investigar
los mecanismos relativamente simples,
capaces de dominar toda esa
complejidad.
IV. Dirección del plan de la acción

En dirección a la síntesis que vamos a intentar,


comencemos por investigar la jerarquía a si como los
lazos lógicos existentes entre las diversas piezas que
acaban de ser aisladas. En esta perspectiva, el análisis
del plan de acción constituyente un hilo de Ariadna
bastante cómodo que permite recomponer los diversos
elementos según su secuencia racional y poner en
evidencia su importancia relativa, así como sus influencias
reciprocas.
Yendo de lo simple a lo complejo, se encarara
primeramente a la acción como una acción elemental
única, a fin de comprender el mecanismo en su forma
menos compleja. Seguidamente se considerara a la
acción tal como es en realidad, como una serie de los
actos concebidos con vista a un resultado final único; final
mente, se abordara el problema de las relaciones del plan
de la acción con la evolución posible de los objetos
políticos en el curso de la acción.

1. Disección de una acción elemental


El plan de la acción que atiende a una acción
elemental depende de una decisión realizada sobre la
elección de los medios a emplear para alcanzar el
objetivo definido por los móviles políticos del
momento.
Inventario político y diagnostico político
En el escalón gubernamental, la primera de las cosas
a hacer es estudiar ese objetivo en los contextos de
sus propios objetivos políticos y de aquellas de las
otras naciones. Este es, esencialmente, el tipo de
análisis en el nivel de las decisiones políticas que ha
sido bosquejado anteriormente, examinando la
interacción de los móviles políticos. Se trata
primeramente de apreciar el carácter de la situación
política del momento y de la evolución en desarrollo.
Seguidamente, se trata de apreciar la influencia
perturbadora que sobre esa situación tendrá la
prosecución del objetivo asignado, de hacer el
inventario de los obstáculos y de los apoyos posibles,
así como de los riesgos acorrer, comparando estos
últimos con la apuesta.
Este inventario político será considerado
primeramente desde el punto de la situación interior
del propio Estado, para determinar el margen de
libertad de decisión y libertad de acción de los que se
dispone. La misma operación será realizada en
relación con el adversario y, posteriormente, respecto
a terceros Estados. Este trabajo que se sitúa
totalmente en el nivel de las decisiones políticas, debe
conducir a establecer un “diagnostico político” sobre la
realización de ese objetivo.
Objetivos políticos y objetivos estratégicos
El ejemplo del diferendo ideológico sino-soviético, tal
como ha sido expresado en detalle en los debates
desde hace mas de un año, muestra claramente el
mecanismo del diagnostico político que constituye
esencialmente una elección y una clasificación de los
objetivos políticos para China y la U.R.S.S. hacia
1964.
Esa elección esta gobernada por el objetivo político
lejano que depende normalmente de la filosofía
política básica, para el caso, el marxismo-leninismo.
Ese objetivo lejano debe asegurar la rápida elevación
del nivel de vida de las poblaciones y realizar el
advenimiento de un “hombre nuevo en un mundo
nuevo”. ¿Como alcanzar ese objetivo? Entonces, es
necesario hacer un llamado a la ciencia política (el
marxismo-leninismo) para obtener un diagnostico
político sobre la situación actual. Conforme al
pensamiento marxista, el elemento decisivo de la
situación debe resultar de la contradicción esencial de
la época, la cual constituye el nudo de la tención
existente.
Para los soviéticos pese a las numerosas
declaraciones divergentes, parece que el nudo de la
tención resulta de la oposición entre los dos campos
que se concreta en la concurrencia entre las dos
potencias más avanzadas en cada campo: la U.R.S.S.
y los Estados Unidos. Es de ellas que dependerá la
decisión. Por otra parte, el imperialismo no es mas el
factor dominante: los argumentos extraídos del
diagnostico estratégico –que se verá en su momento-
conducen a recursar el empleo de la guerra, aun
local, puede triunfar pacíficamente por el éxito de las
economía y por el juego de las elecciones.
Por el contrario, para los chinos, el nudo de la tención
mundial reside en la oposición entre los pueblos
opresores y oprimidos, de hecho, entre ricos y pobres.
El imperialismo persiste como factor determinante,
local y temporariamente. Por otra parte, son los
pueblos los que hacen la historia (Mao Tse Tung). Las
armas no deciden todo.
Puede ser que el socialismo pueda triunfar
pacíficamente; pero el pasaje violento al socialismo es
más probable.
Estos dos diagnósticos políticos opuestos dirigen
líneas políticas muy diferentes.
Para lo soviéticos, la línea política reposa sobre la
idea de sostener una carrera de potencia con los
Estados Unidos, a fin de equilibrarlos primero y,
después, si es posible, dominarlos. Este resultado
seria alcanzado mediante un esfuerzo económico y en
la potencia nuclear, cubierto por la coexistencia
pacifica y la aceptación de compromisos razonables
manteniendo, mientras tanto, el statu que quo en el
campo nuclear.
Para los chinos, la línea política reposa sobre la
necesidad de una lucha con vistas a controlar las
zonas intermedias del Tercer Mundo. Necesitara
apoyar y multiplicar las revoluciones en esas zonas,
cubriéndose por una coexistencia pacifica, diferente a
la de los soviéticos, y por compromisos razonables.
Subrayemos que estos puntos de vista muy
divergentes, corresponde: el primero, a una
concepción de acción política directa, de fuerte a
fuerte, soviéticos opuestos a los americanos; el
segundo, a una acción política indirecta, del fuerte al
débil los chinos quieren proceder al cercamiento de lo
que el mariscal Chen Yi denomino “las ciudades” (el
mundo desarrollado).
Como lo he dicho al comienzo, las definiciones
precedentes resultan de los comentarios públicos de
una y otra parte, desde hace un tiempo. No los
presento aquí por el valor de ellos mismos, por que
nada prueba que ellos traduzcan exactamente los
trasfondos mentales de las dos partes, ni sobre todo
que ellos no hayan sufrido profundas nidificaciones a
causa de la evolución del conflicto si no soviético, y de
las relaciones soviético-americanas, como
consecuencia del conflicto de Vietnam. Pienso, por el
contrario, que ellos constituyen un excelente ejemplo
de una manera de proceder del espíritu sistemático,
partiendo del objetivo lejano d una concepción política
global, para de estos deducir un línea política
coherente que gobierne a la estrategia. En este
dominio se esta obligado a recurrir a un ejemplo
tomado del campo marxista, por que, del lado
occidental, ninguna voz autorizada jamás ha trazado,
con la misma precisión, los objetivos y objetivos
políticos que deberían comandar toda nuestra acción.
El diagnostico político, si este bien realizado,
comporta de conclusiones:
a) ¿el problema planteado no puede ser resuelto o
grandemente facilitado por una modificación o un
cambio del orden de urgencia de sus propios
objetivos políticos? Si tal solución existe (ver mas
arriba los ejemplos hitlerianos de 1938 y 1939)
¿hay ventajas en aplicarlos o es mejor renunciar a
ellos? Esta categoría de análisis corresponde a una
forma puramente política.
b) En el cuadro de los objetivos y de su clasificación,
retenidos para la acción encarada, ¿Qué objetivos
se van a fijar a la estrategia? Los objetivos
estratégicos del momento resultan de las grandes
líneas de acción impuestos por la interacción de los
objetivos políticos. Si se retoma el ejemplo de
Checoeslovaquia en 1938, la coyuntura política
imponía a Alemania una acción descompuesta
según dos objetivos estratégicos parciales bien
deferentes, pero convergentes:
- Por una parte, neutralizar a los franco-ingleses
(por una acción a la vez psicológica y material).
- Por otra parte, a dotar medidas para quebrar la
resistencia checoeslovaca moral y
materialmente.
Si este análisis hubiera sido realizado en 1956,
antes de la operación Suez, esta no hubiera sido
lanzada como lo fue, sin que estuviera ninguna
cubertura política frente a las reacciones de los
Estados Unidos, de la U.R.S.S. y de la O.N.U.
Además, se habría recocido la imposibilidad de una
acción de fuerza, fundada sobre una operación
“aero-psicologica” prolongada, que no podía menos
que alterar a la opinión internacional y darle tiempo
para intervenir. Solamente la ausencia de método,
en el escalón político, puede explicar tales errores
de concepción.
Es por esto que, aun si alguno de lectore
encuentran demasiado formales los procedimientos
de razonamiento que he expuesto aquí, yo creo
que esencial conocerlos y referirse a ellos antes de
actuar.
Nada es peor que el salto a lo desconocido que
representa realizar una acción militar aislada de su
contacto político, con la esperanza “aventura” de
un milagro ni preparado.
Inventario estratégico y diagnostico estratégico
Partiendo de diagnostico político la acción
encarada es ahora descompuesta en objetivos
estratégicos parciales, cuya convergencia debe
permitir el éxito.
Cada uno de esos objetivos estratégicos parciales,
debe ser el objeto de un estudio particular
conducente a elegir los procedimientos capaces de
alcanzarlos. A este efecto el análisis comporta dos
escalones distintos de razonamiento, pero
interdependientes.
a) El primer escalón de razonamiento corresponde
al inventario de los puntos sensibles del
adversario, de los asociados y los medios con
los cuales se puede alcanzar esos puntos
sensibles.
Esos puntos sensibles están constituidos tanto
por los puntos intrínsecamente débiles
(situación interior dividida, medios militares o
financieros insuficientes, en zonas geográficas
difíciles de defender, etc.). y por las
contradicciones interiores susceptibles de trabar
la acción adversaria, cuanto por los objetivos
políticos adversarios a los cuales se podría
oponer.
La comparación, de los puntos sensibles y de
los medios de los que se dispone, conduce a
determinar el teclado sobre el cual la acción
propia se puede concebir. El análisis es
efectuado sobre los propios puntos sensibles y
sobre los medios del adversario, a fin de prever
el teclado de las acciones enemigas posibles.
Finalmente, el estudio es completado por el
inventario de los puntos sensibles de los
terceros Estados susceptibles de provocar su
intervención abierta o insidiosa en el conflicto.
Estas son, en general, la contradicción o las
convergencias que sus objetivos políticos
presentan con los objetivos adversario o
nuestro propios objetivos políticos y estratégico.
De esos tres declarados se puede deducir su
primer esquema de la acción, definiendo;
- la parte de acción por confrontación directa,
que puede ser realizada sobre los puntos
sensibles del adversario y para cubrir los
propios puntos sensibles;
- la parte de acción por confrontación
indirecta, que puede ser realizada sobre los
puntos sensibles de los terceros Estados
para hacerlos reactuar contra los adversarios
e impedir que ellos actúen contra nosotros.
b) el segundo escalón de razonamiento
corresponde a lo establecido de un
“diagnostico estratégico”, con vistas a
reconocer las posibilidades intrínsecas
ofrecidas por los diversos niveles de acción
en la coyuntura del momento. ¿Cuáles son
los niveles inestables en los que, por el
contrario, la acción puede ser rápida y
decisiva? ¿Cuál puede ser, en las
condiciones particulares la interacción en los
niveles de acción?
Este diagnostico estratégico que tiende a
lograr un juicio sobre la eficacia de las
diversas formas de la acción depende del
tipo de análisis que he esbozado
anteriormente. Debe permitir orientar la
elección de los medios en el sentido más
rentable.
El diferendo ideológico sino-soviético
proporciona muy buenos ejemplos de
diagnósticos estratégicos combinados la
apreciación política de la situación con las
condiciones del análisis. Se puede bosquejar
el siguiente cuadro esquemático.
Para los soviéticos, la situación nuclear
domina todo: las armas atómicas tienen una
potencia destructiva sin precedentes; las
guerras-a un locales- podrían degenerar en
guerra general y provocar el fin de la
humanidad.
Por lo tanto la guerra no es mas la
combinación de la política; los imperialistas
deben ser respetados a causa de sus
dientes atómicos, la intervención en el tercer
mundo debe ser mesurada.
Para los chinos, el problema psicológico y la
voluntad de las masas dominan todo. Es
cierto que las armas nucleares son muy
peligrosas, pero la guerra atómica es poco
probable y no acarrearía el fin de la unidad
fin de la unidad de la humanidad, sin duda
acusa de la forma limitada que ella tomaría.
Los imperialistas son, por lo tanto, “tigres de
papel”. Además, las guerras locales son
siempre la continuación de la política. Se
puede arriesgar el desarrollo de las
contradicciones en el tercer mundo con
vistas a la revolución.
De estos diagnósticos resulta diferentes
líneas estratégicas. Para los soviéticos, la
estrategia total se desarrollara en cuatro
zonas de acción diferente: en el campo
económico, el esfuerzo máximo ayudado por
el comercio con el oeste y la limitación de los
armamentos; en el campo nuclear, el
esfuerzo apuntando a conservar la paridad,
después de ganar la superioridad técnica en
el campo de las relaciones con el Occidente,
mantenimiento del statu que en el plano
nuclear, coexistencia pacifica y apoyo a los
movimientos pacíficos; en el tercer mundo,
ayuda mesurada a los países
descolonizados, aun no socialistas y a sus
clases dirigentes, para conquistar en ellos o
para defender en ellos posiciones de espera.
Para los chinos, la línea de la estrategia total
es diferente. En el tercer mundo y en las
fronteras de chinas, obtener ganancias
políticas importantes, gracias a una
estrategia indirectas atrevida, aplicando
tácticas mesuradas y prudentes (“menos
preciar al enemigo estratégicamente,
respetando tácticamente”, dice Mao Tse
Tung); esas acciones tácticas mesuradas
deberían estar cubiertas, frente al
imperialismo americano considerado como el
adversario principal, si es posible-y cada vez
parece menos posible- por el paraguas
nuclear soviético, de donde, micha prudencia
táctica en el dominio de las relaciones con el
resto del campo occidental, coexistencia
pacifica, compromisos razonables y
comercio con el oeste, tanto como sea
posible; en el orden interior progreso
socialista y económico, fundado,
particularmente sobre la agricultura.
Estos dos diagnósticos estratégicos
opuestos muestran la importancia central de
un buen análisis estratégico. Todo el
comportamiento todo el comportamiento de
los asociados reposara sobre el hecho que
uno cree en la virtud de la línea Maginot, el
otro en las masas blindadas, el uno en la
estabilidad del nivel nuclear, el otro en su
gran estabilidad. En esto es necesario no
equivocarse, si no se quiere empeñar
acciones sin salida o, lo que es peor, en
salidas catastróficas.
El plan de la acción
La combinación de estos dos tipos de estudio
conduce a establecer el plan de acción infinito.
Este comporta la definición de diversas zonas
de acción elegidas y la repartición de los
esfuerzos entre esos actos.
Es así como en el ejemplo de 1938, esbozado
anteriormente, el plan de acción tenía el
siguiente carácter:
- Neutralizar a los franco-británicos; sección
fundada sobre la disuasión militar (línea
Sigfrido, amenaza aérea, puesta en
evidencia por la invitación de Georing al
general Vuillemin), sobre la acción política
en Checoeslovaquia para sublevar
artificialmente a los sudestes, sobre la
maniobra diplomática (amenazas de conflicto
compensada por declaraciones haciendo
entrever lo bien fundado de una intervención
a favor de los Sudestes y de la posibilidad de
compromisos razonables), y sobre la acción
política, en Francia y en Gran Bretaña, para
favorecer en estos países a los partidos de
la paz.
- Quebrar la resistencia checoeslovaca,
acción fundada sobre la intimidación
resultante de la combinación de una
maniobra psicológica (Congreso de
Núremberg, presión directa sobre Hacha,
etc.…) y de un dispositivo militar concebido
con vistas a una invasión rápida (amenaza
de bombardeo de Praga, paracaidistas
preparados, columnas brindadas
concéntricas de invasión, etcétera).
Así, la acción militar no representa más que una
parte en ese caso, decisiva por su simple amenaza
potencial – en un conjunto complejo, realizando
diversas acciones políticas, psicológicas y
diplomáticas. La misma acción militar solamente es
posible por la constitución de fuerzas suficientes
(línea Sigfrido, fuerza aérea, divisiones blindadas)
en una fase previa de preparación que supone
tiempos y recursos financieros suficientes, así
como una opinión pública favorable.
La secuencia completa de la operación comporta,
por lo tanto, las siguientes fases:
1º Fase de preparación de los medios militares
y de la opinión nacional (problema interior).
2º Fase de preparación psicológica y
diplomática con vista a aislar al adversario
(acción de confrontación indirecta)
3º Primera fase de ejecución tendiente a
concluir la acción por confrontación directa,
gracias a un acuerdo con los franco-ingleses,
que permitiera, bajo el pretexto de la
recuperación de los territorios Sudestes,
desmantelar la defensa checoeslovaca.
4º Segunda fase de ejecución obligando a los
checoeslovacos a capitular bajo la amenaza.
Se ve en este ejemplo, que el elemento decisivo ha
sido la acción por confrontación indirecta (sobre los
franco-ingleses). La acción por confrontación
directa solamente ha intervenido al final de la
maniobra, cuando estaban dadas las condiciones
del éxito.
2. Acciones que comportan una serie de actos
El ejemplo precedente muestra que, aún en el caso
de una acción relativamente simple y circunscripta
a un pequeño numero de participantes (como era
frecuente por entonces), la acción preconcebida se
descompuso en fases sucesivas y en actos
distintos, en zonas de acción diferentes. Por lo
tanto, se trataba menos de una acción única, que
de una serie de actos. Por eso he elegido el
ejemplo de Checoeslovaquia, porque esta acción
se pudo desarrollar de punta a punta
sensiblemente según el plan inicial, lo que le ha
conservado un cierto carácter de unidad que la
hace aparentar un acto elemental. Es éste un caso
excepcional. Más normalmente, es de prever que el
adversario o los terceros reaccionarán y que el
escenario deberá ser adaptado a esas reacciones,
sin perder de vista ni comprometer el objetivo final
de la acción. Es necesaria por consiguiente, que la
serie de actos sucesivos sea organizada por
previsiones.
1. La previsión más simple (también
frecuentemente omitida) corresponde a la
secuencia completa de los acontecimientos que
conducen desde el acto inicial hasta la decisión.
He subrayado, en la Introducción a la
Estrategia, el absurdo de los planes de acción
que se contentan con definir el primer acto y
que se remiten a las circunstancias para los
siguientes. Si no se arriba a concebir por cuales
medios y por cuales etapas s puede alcanzar el
objetivo fijado, es menor renunciar enteramente
a la acción.
Es verdad, que en la mayor parte de los casos
recientes de este género, en los que Francia
estuvo empeñada sin saber demasiado adonde
iba, el empañamiento mismo no era – o la era
poco – el resultado de un acto deliberado. Se
había entrado en la guerra porque no se podía
proceder de otra manera y el nivel de las
decisiones políticas era extraordinariamente
confuso y vago: ¿Cuáles eran los “objetivos de
guerra” en 1914 y 1939? ¿Y, aún, en Indochina
o en Argelia? Las concepciones
pseudoclausewitzianas que reinaban daban, a
los hombres políticos, la impresión que el
recurso de las armas le permitía buscar mas
tarde la solución de los problemas en
desarrollo. Se atendería el momento futuro en
función de lo que pasaría, cuando la conducción
misma de la guerra habría debido depender
estrechamente de lo que se esperaba de ella.
Es por eso que he insistido tan intensamente
sobre el concepto de los móviles políticos y
sobre la importancia del nivel de decisiones, del
que todo procede.
Es necesario reconocer igualmente, en esta
ocasión, que esas guerras, desencadenadas o
aceptadas a falta de toda otra solución, resultan
de una situación política catastrófica, aquella en
la que no existe otra alternativa que la guerra.
Esto prueba que la “conducción de la paz” ha
sido insensata y que el adversario ha tenido
éxito en privar a su antagonista de toda su
libertad de decisión. Esta es una situación que
es necesario evitar a todo precio por
disposiciones apropiadas adoptadas a tiempo.
Para esto es necesario que la estrategia total
salga del dominio de la teoría para entrar en el
de las prácticas normales.
Finalmente, en honor a la verdad debo decir
que una de las razones de la ausencia de las
previsiones es que los jefes militares – civiles
están impedidos por un extraño pudor de hacer
previsiones desfavorables. Se cree
instintivamente conjurar la mala suerte o
mantener la moral intacta, evitando encarar no
solamente lo peor, sino aún el caso de fracaso.
Cuando por ejemplo, en 1940, la defensa de
Occidente en Europa comenzó a organizarse
con medios que eran entonces ridículamente
débiles, nadie osó encarar lo que ocurría si el
Rhin era forzado, que era la hipótesis mas
probable. En 1940, cuando al cabo de algunos
días, la derrota se anunció bruscamente, nadie
en el Gran Cuartel General fue encargado de
examinar las consecuencias. En estas
condiciones, todo revés toma proporciones
catastróficas, por falta de disposiciones
adecuadas. Sin previsiones, realizadas
igualmente para el caso de fracaso como para
el caso de éxito, no puede haber ninguna
estrategia digna de ese nombre. Las técnicas
del secreto y del aislamiento están actualmente
los bastante desarrolladas, para que se pueda
examinar esas hipótesis en total secreto sin
afectar la moral, de los ejecutantes, y los jefes
deben tener suficiente grandeza de alma para
enfrentar a esas alternativas desagradables.
2. Estas puntualizaciones conducen,
naturalmente, a considerar a la acción desde la
forma de una serie de actos, de los cuales
cada uno puede fracasar a consecuencias de
las reacciones adversarias. El problema
consiste entonces, no solamente en prever el
caso de fracaso, sino sobre todo en prever la
contra-reacción que podrían ser opuestas al
adversario, para mantener la acción en el
sentido deseado. Esto es lo que ha
denominado, en Introducción a la Estrategia, “la
maniobra contra aleatoria”.
Es cierto que, en la práctica, es muy difícil hacer
previsiones detalladas para una secuencia que
sobrepase dos o tres actos sucesivos. Esto es
por otra parte, por lo que el plan de acción debe
ser tan simple como sea posible. Pero esto es
sólo posible cuando se ha examinado, lo mejor
que se pueda, el haz de hipótesis abierta por el
desarrollo de la acción que se desencadenará.
El hecho que esto sea difícil no excusa la
ligereza con las que las decisiones mas graves
han sido, demasiado frecuentemente, tomadas
en el pasado.

3. Acciones cuyo objetivo cambia en el curso


de la operación
Hasta el presente, ha supuesto que los móviles
políticos que originan la acción, no sufrían
ningún cambio. Evidentemente esta es la
situación que existe, generalmente en el
momento cuando la acción es encarada y,
después decidida. Pero el nivel de las
decisiones políticas no es estable, tanto a causa
de las peripecias del desarrollo de la acción,
cuanto por las modificaciones que pueden
intervenir en la coyuntura, interior o exterior. Así
la acción, concebida primero en una cierta
dirección, debe adaptarse constantemente a la
evolución de los móviles políticos.
Que no se haya creído sobre todo que casi
siempre se trataría de adaptaciones menores.
La historia de este siglo es un hormiguero de
sorpresas y de trastornos espectaculares, la
retirada de Rusia del campo aliado en 1917, la
colusión germano-soviética de 1939, el
armisticio francés de 1940, la vuelta de Rusia al
campo aliado en 1941, el retorno de Italia en
1944, el enfrentamiento soviético-americano y
la entrada de Alemania en la O.T.A.N. de los
años 1950, el enfrentamiento soviético-
americano de los años 1960, etc., etc. Estos
ejemplos muestran que la acción, si no es muy
breve, frecuentemente arriesga desarrollarse en
condiciones muy diferentes que aquellas en las
que se la había concebido.
Ese problema de adaptación, como todos los
problemas de ese género, no puede ser
resuelto sin perjuicio, sino mediante previsiones
establecidas a tiempo, para permitir la ejecución
de las medidas correspondientes.
1. Así se vuelve, una vez más, a la necesidad
de un análisis muy profundo y completo de
los objetivos políticos, considerados esta
vez, no ya estáticamente, sino en sus
variaciones posibles. Una conducción
racional de la acción impone absolutamente
la constante vigilancia del nivel de las
decisiones, para deducir de él las hipótesis
de cambio que parezcan nacer del hecho de
la evolución de la situación.
Estas hipótesis de cambio deben ser
estudiadas objetivamente, para deducir de
ellas los índices probables y el plan de
información política debe atender a la
búsqueda de esos índices, a fin de permitir
adoptar a tiempo las medidas necesarias.
En suma, el nivel de las decisiones políticas,
que se ha analizado en el capitulo
precedente, demuestra constituir un nivel
operacional clave y debe ser tratado como
tal por los métodos de la estrategia clásica.
2. Resta, entonces establecer para cada una
de las hipótesis de cambio, los objetivos
políticos, las variantes a aportar al plan de
acción.
Cada una de esas variantes es, en realidad,
un nuevo plan de acción correspondiente a
premisas diferentes. Su concepción se
efectúa, por lo tanto, como los planes de
acción analizados anteriormente. De los
tiempos necesarios para plan de
información, se deduce la urgencia de los
índices a buscar.

Conclusiones
El estudio de los mecanismos lógicos conducentes
a la elaboración de un plan de acción pone en
evidencia al menos así lo espero los caracteres
esenciales del método estratégico.
1. Primeramente, disponer de un cuadro político
bien establecido, fundado sobre un objetivo
general y un diagnostico político sobre la
situación mundial y particular, a fin de definir, de
una manera precisa, él o los objetivos políticos
de la acción. Todo esto es del dominio de la
política, pero es absolutamente indispensable
para una buena estrategia.
Posteriormente, en el campo estratégico
propiamente dicho, proceder con método,
partiendo de los objetivos políticos para deducir
de ellos los objetivos estratégicos a determinar
el plan de acción estratégico, gracias a un
inventario estratégico y a un diagnostico
estratégico conducente a una línea estratégica.
En suma, el andar de la tarea estrategia repetirá
esencialmente los siguientes puntos:
- Analizar a fondo los factores de la acción y
entre estos especialmente aquellos que se
relacionan con los objetivos políticos. Esto es
equivalente en estrategia militar clásica al
estudio de la misión, de la situación, del medio,
del terreno y de los medios. De este análisis se
deduce el cuadro de conjunto de la maniobra,
definiendo los objetivos parciales
correspondientes a la acción encarada.
Objetivo
Político Lejano

Línea política Diagnostico Ciencia


total político política total

Línea Diagnostico Ciencia


estratégica estratégico estratégica
total total

Ciencias
Líneas Diagnósticos
militares,
estratégicas particulares
política,
particulares económica
- Efectuar un diagnostico sobre la eficacia de los
medios que se dispone, teniendo en cuenta los
factores operacionales del momento (políticos,
psicológicos y militares) y consecuentemente,
elegir los procedimientos de acción más
apropiadas.
- Prever el desarrollo de la maniobra en función
de las reacciones posibles del adversario y de
los terceros, así como evolución posible de los
objetivos políticos, propios y del enemigo, a fin
de definir las variantes a aportar
individualmente al plan inicial.
Estos diversos puntos están resumidos y
clasificados en el cuadro incluido en este
capitulo.
Nada hay aquí que no proceda del simple buen
sentido, pero se ha podido juzgar, por los
capítulos precedentes, la necesidad de un
método de espíritu muy riguroso sino quiere
perderse en ese laberinto. Es decir, que hay
toda una técnica del “planeamiento” estratégico
que no se puede improvisar, ni tratar de
estimatoria. He aquí una primera conclusión
que deberá conducir – volveré sobre ella mas
adelante – a emprender seriamente la
formación de futuros planificadores de
estrategia total.
2. Una segunda conclusión bastante nueva en
nuestros hábitos occidentales, pero clásica bajo
formas diferentes entres los marxistas-
leninistas, es la importancia cardinal del análisis
de los objetivos políticos, y de la situación que
ellos entrañan en el nivel de las decisiones
políticas. Por ejemplo, yo creo muy
sinceramente por haber estudiado el caso
concreto, que el conflicto vietnamita no puede
ser definido sino sobre esa base y que los
conflictos modernos, cada vez mas complejos e
insidiosos, son no inteligibles. Sin esa clave la
exploración que he hecho en ese dominio es
todavía muy superficial. Hay en el un campo de
estudios extremadamente rico y estoy seguro
de descubrimiento interesantes.
3. La tercera conclusión no es más que una
verdad evidente, esto es la necesidad de
prever. Pero la Palisse era un gran maestro
demasiado frecuentemente menos preciado,
pero su genio y sus evidencias saltan a la vista.
Todo el mundo sabe que es necesario prever
pero bien pocos lo hacen eficazmente. Hoy día,
a dios gracias, la prospectiva esta de moda. Se
puede esperar que de ella saldrá la puesta a
punto de un método eficaz. Pero temo un poco
a una tendencia frecuente de ver en ella la
investigación de proyecciones en el porvenir, de
“predicciones”. Este camino es ciertamente muy
peligroso, si se pretende fundar sobre ella
verdaderos planes de acción porque la extrema
complejidad de los fenómenos toda predicción
no representa mas que una apuesta en medio
de miles de otras. mi convicción es el que la
prospectiva no puede realizarse sobre le
evolución de los acontecimientos considerados
como una suerte de fatalidad; pero si sobre las
hipótesis de evolución, así como sobre las
acciones a emprender desde ahora y a medida
que se desarrollan los hechos a fin de actuar
sobre la evolución en el sentido querido. La
prospectiva no puede adivinar el provenir, sino
solamente buscar por cuales medios se pueden
construir el porvenir o al menos influenciar
sobre su desenvolvimiento. Estas
consideraciones son evidentemente mas
generales que aquellas que corresponden a la
elaboración de un plan particular de acción
solamente encara dominar la parte del porvenir
correspondiente a esa acción. Pero ese
problema de gobernar el provenir es el que
domina toda nuestra época, tanto a causa de
las transformaciones extraordinarias que en
ellas se producen, cuando a causa de los
tiempos considerables que exigen la mayor
parte de las realizaciones térmicas que nosotros
emprendemos. El hombre moderno trastorna
ardorosamente el mundo en el que vive y pone
en acción, en el mas grande desorden,
mecanismos inmensos, cuyos efectos
solamente se harán sentir plenamente a través
de los años, frecuentemente 20 o 30,
generalmente 10, mas raramente 5. Seria
tiempo de saber ordenar un poco esas
perspectivas que no dejaran de interferir
poderosamente con la evolución de los
problemas políticos. La civilización que esta en
tren de destruirse, Vivian apasionadamente en
el presente y que se contentaba con previsiones
casi anuales (el presupuesto, por ejemplo). Hoy
día, estamos constreñidos a vivir en el porvenir,
si nosotros no queremos que el se construya al
azar. Esta es toda una nueva orientación que
supone conocimientos y una prudencia de las
que estamos aun muy lejanos. Razón de más
para estudiar el problema.
Por mi parte, pienso que los métodos de la
estrategia clásica, tradicionalmente fundados
sobre la investigación de la conducción de
acontecimientos futuros, deben permitir aportar
una útil contribución a esa investigación
esencial a la época que nosotros vivimos.
V. Descripción de los modos de acción

1. Definiciones los modos estratégicos directo e


indirecto
En la introducción a la estrategia he dado una definición de
la estrategia indirecta que creído bastante clara; pero, la
misma expresión de “estrategia indirecta”, ha provocado
algunas objeciones que señalan la necesidad de justificar
ese bautismo.
Es cierto que los términos “directo” e “indirecto” se aplican
a varias categorías diferentes: se ha encontrado ya, en los
capítulos precedentes, la acción por confrontación directa
(o indirecta) que califica la forma de enfrentamiento según
se pretenda forzar al adversario a un ajuste o un convenio
oponiéndose directamente a él, o por intermedio de
terceros estados; asimismo, la acción psicológica directa (o
indirecta) califica la forma de acción de orden psicológica,
cuyo resultados sobre el adversario serán obtenidos
atacando directamente su moral o por intermedio de
acciones que se efectúan en otro campo (militar,
económico, etc.). Por su parte, en estrategia militar clásica,
se distingue la aproximación directa de la aproximación
indirecta, según que el movimiento de las fuerzas militares,
en el espacio geográfico, se efectué en dirección a las
fuerzas adversarias o sobre una dirección excéntrica.
La elección de los términos, estrategia sobre el modo
directo y estrategia sobre modo indirecto, corresponde a
una distinción de otro orden, que se refiere a la concepción
misma de la estrategia total, “arte de la dialéctica de las
voluntades que emplean la fuerza para resolver su
conflicto”, el termino “fuerza” representa no solamente la
fuerza militar empleada efectivamente en la guerra, sino
también en la utilización que se puede hacer de la sola
existencia de esa fuerza por lo tanto de su amenaza así
como del empleo de todo medio no militar de violencia. Por
consiguiente, esto conduce a categorizar los modos de la
estrategia en relación al rol de la fuerza, yendo desde los
medios más insidiosos a los medios más violentos.
En una primera aproximación, se a elegido retener dos
grandes categorías, aquella en la que la fuerza militar juega
un papel principal y aquella en la que la fuerza militar no
juega mas que un papel secundario y, a veces, auxiliar. La
primera a sido bautizada estrategia sobre el modo didacta,
es decir, una estrategia total en el campo militar, la
segunda estrategia sobre el modo indirecto. El criterio es la
importancia relativa de la fuerza militar en la acción.
Como se ve, estrategia directa e indirecta son “modos”
diferentes de estrategia total que ya he comparado a lo
modos mayor y menor de la música. En general, ellos
coexisten y se complementan.

2. La acción por la estrategia total sobre el modo


directo.
Concepción por la estrategia total sobre el modo directo

Preponderancia de la acción militar


La estrategia total sobre el modo directo esta fundada por
espacio sobre la búsqueda de la decisión, por el empleo o
la amenaza de las fuerzas militares consideradas con el
medio principal. El hecho que se las emplee presupone, por
lo tanto, que en el análisis del nivel de las decisiones
políticas, se a llegado a la conclusión general que las
fuerzas militares representan el medio mas eficaz. Esta
conclusión reposa, en general, por una parte, sobre la
existencia o la posibilidad de una superioridad muy neta en
el campo militar; por otra parte, sobre la constatación que
ningún otro medio seria bastante eficaz.
El primer caso corresponde a la situación de Alemania en
1939 frente a Polonia; el segundo caso a la situación de
Israel.
Pero, de inmediato, es necesario subrayar que, en todo los
casos, el empleo de las fuerzas militares no representa
mas que una parte de la acción y que esta, que es total,
debe preparar, ayudar y explotar los resultados a alcanzar
por las operaciones militares, por medio de las operaciones
apropiadas en los campos psicológico, político, económico
y diplomático. Es la concepción y la conducción de este
conjunto, lo que constituye la estrategia total sobre el modo
directo.
Puesto que la decisión es esperada del éxito de las
operaciones militares, todo debe ser ordenado en vista a el.
Por lo tanto, es necesario primeramente buscar como
puede obtenerse ese éxito.

Concepción de la acción militar


La concepción de la acción militar debe comenzar a partir
del objetivo político de la acción encarada. Es ese objetivo
el que define si la acción es defensiva u ofensiva si los
resultados, que con ellas se espera, son importantes
(capitulación completa), medianos (objetivos limitados) o
menores (golpe de parada). Esta definición de objetivo es
esencial; pero, mi experiencia personal me permite
asegurar que frecuentemente es poco clara.
Desde ahí, y poniendo en balance las posibilidades del
adversario, se puede elegir el objetivo militar a alcanzar.
Según el caso, la acción militar tendrá un carácter absoluto
o relativo: el objetivo podrá ser, según la formula
clausewitziana, la destrucción de las fuerzas adversarias, o
alcanzar un objetivo geográfico (la capital, por ejemplo),
cuya importancia política, económica o psicológica es
grande, o bien asegurarse una prenda territorial juzgada
suficiente, o aun, simplemente ganar tiempo por una
demostración de fuerza.
Del objetivo elegido se puede deducir los medios militares a
emplear. En el detalle, es un problema de estrategia militar
que no quiero tratar aquí. Pero, las características
generales de la maniobra de la estrategia total, imponen a
la estrategia militar un cuadro que es muy importante definir
claramente: ¿la acción debe ser rápida o no, y en cuanto
tiempo?, ¿Cuáles son los niveles de acción militares que
son políticamente aceptables? Todas estas cuestiones son
muy importantes, pero la ultima es capital: ¿es necesario
cuidar la población o no?, ¿en que medida la aviación o el
bloqueo pueden ser empleados?, ¿hay armas (napalm, por
ejemplo) cuyo uso se haría políticamente nefasto?, ¿hay
zonas geográficas en las que se arriesga inquietar a otras
potencias?
En este cuadro, la estrategia general militar busca la mejor
solución, teniendo en cuenta los medios que ella dispone y
los del adversario. Es un problema operacional normal. Sin
embargo, en este estado de la elaboración, frecuentemente
se concluirá que el cuadro aparece demasiado estrecho y
que esas condiciones la acción militar no podría alcanzar
sus objetivos. Entonces, será necesario ampliar el cuadro,
en detrimento de ciertos inconvenientes políticos, o bien
buscar si el resultado militar encarado no es demasiado
ambicioso, o si el resultado político no puede ser alcanzado
mejor por otros medios no militares, es decir, por una
maniobra de estrategia indirecta.
Actualmente la cuestión central, que abra debido ser
examinada desde el análisis del nivel de las decisiones
políticas, es aquella de saber si las condiciones del
momento de la estrategia operacional militar dan, a tal o
cual forma de acción militar, una eficacia decisiva
suficiente. En ese campo, es necesario desconfiar de las
modas y de las ideas basadas sobre la “potencia aérea”, la
“potencia naval”, la “supremacía del tanque”, por a la
eficacia de los aéreos transportadas. Las experiencias
anteriores deben ser pasadas por la criba de un análisis
objetivo, en las comisiones particulares de la operación
encarada.
El conjunto de esas consideraciones conduce a fijar las
grandes líneas de la concepción militar, en relación con la
cual será preciso concebir la maniobra de la estrategia
total.

Concepción de la maniobra de la estrategia total


La concepción de la maniobra de la estrategia total reposa
sobre la idea de buscar cuales son las acciones relevantes
en los campos no militares, que pueden ayudar mejor a la
acción militar.
Ese objetivo solo puede ser alcanzado mediante un análisis
atento, realizado sobre las distintas faces de la acción
militar, para poner en evidencia los obstáculos a superar en
esta; así como también las reacciones a esperar de los
adversarios y de terceros. En examen de este análisis, me
limitare aquí a tres faces esquemáticas de la operación
militar: la preparación, la ejecución y la explotación.
Naturalmente cada una de estas faces, frecuentemente,
deberá ser subdividida en actos sucesivos.
En la fase de la preparación, lo esencial es, al comienzo,
disponer de las fuerzas militares. A veces esto es fácil;
pero, otras veces es largo y costoso, sobre todo si es
necesario crear nuevas unidades o fabricar materiales. Por
lo tanto, generalmente, es necesario consentir en un
importante esfuerzo financiero y económico. Además, es
indispensable realizar, progresivamente, la preparación
psicológica de la opinión nacional.
Esto no represente más que un mínimo indispensable; pero
totalmente insuficiente. La preparación debe ser también de
orden político, a fin de dar a la acción encarada el máximo
de legitimidad ante los ojos de la opinión, tanto nacional
como internacional. De ahí, la importancia de elegir un
buen teme político, que corresponde en la mejor forma al
objetivo encarado. Así se ha visto a Hitler apoyarse sobre
temas sucesivos, adaptados a la situación: para la
remilitarizacion de la margen izquierda del Rhin y el rearme
de Alemania, la destrucción del Diktat de Versalles; para el
Anchluss y los Sudestes, el derecho de los pueblos a
disponer de así mismos; para que Checoeslovaquia y
Polonia, el Levensraum. De ese tema se inferirá toda la
acción política y diplomática.
Es la acción fundada sobre un buen analisis de los móviles
políticos de los estados interesados, apuntaran
naturalmente a realizar el aislamiento diplomático del
adversario, buscando concluir tratados de alianza,
encarado la partición (el caso de Polonia en 1939),
explotando temas auxiliares, lisonjeando las tendencias
ideológicas (solidaridad democrática o antivolcheviquismo,
independencia nacional, etc.) y dando garantías, a los
terceros, asegurando su neutralidad o su complacencia
(tratado de no agresión, “enterrar el hacha de guerra”,
tratados de comercio, etc.) esta es una fase de intensa
actividad diplomática.
Pero el adversario no dejara de reaccionar; comenzando
por los preparativos militares. ¿Qué se puede hacer para
impedir, para engañar, para adormecer su vigilancia? ¿no
tiene partidos políticos que se pueden manipular? Todo
este aspecto merece un examen muy serio. El adversario
relacionara, también, sobre el plano diplomático. ¿Cuáles
son las posibilidades que le ofrece el nivel de los móviles
políticos? ¿se puede reducir su influencia favoreciendo tal a
cual acuerdo económico? Si algunos terceros estados
aparecen como verdaderamente hostiles y que ellos
puedan jugar un papel importante en le asunto, sin que se
haya podido convencerlos en los medios políticos, queda el
recurso de la disuasión por los medios militares (amenaza
nuclear, naval o aérea, líneas Maginot o Sigfrido, cuerpos
de intervención, etc.). esta es una partida que se juega
prudentemente y que puede ser necesario conducir,
también, sobre el plano inferior, si el adversario debe
intervenir en el.
Por lo tanto, la fase de la preparación es capital. De sus
resultados puede depender todo el éxito de la acción. He
leído, hace algún tiempo, la correspondencia diplomática
que había permitido la demostración naval del príncipe de
Joinville, sobre las costas de marruecos, al momento de la
batalla de l´Isly. Se trabaja con seriedad en esa época…….
La fase de la operación militar se beneficiara con esa
atenta preparación. Si todo pasa según los que esta
previsto, el enemigo será sorprendido y desorganizado, el
ambiente natural será favorable. Sin embargo, durante esta
fase, el esfuerzo en los campos no militares debe ser
intensificado, porque es, en este momento, que se
necesitara saber paralizar los elementos hostiles y activar
las simpatías. Por otra parte, los resultados favorables de la
operación militar deben ser plenamente explorados, para
buscar producir en el campo psicológico, un fenómeno de
avalancha que descorazone las resistencias y aun las
buenas voluntades.
Pero no se ha tenido en cuenta más que las hipótesis
favorables. Es necesario prever también las reacciones
adversarias, y aún el caso es un fracaso. El enemigo
tratará de restablecerse militarmente y asegurarse apoyos.
¿Con cuales apoyos puede él jugar, sobre todo si el éxito
se demora? ¿Cuáles serán las consecuencias políticas de
un fracaso y las de la intervención masiva de terceros
guerreros? ¿Qué paradas se pueden prever en esas
hipótesis? ¿Qué cambios serán necesarios encarar en
nuestros móviles políticos para asegurarse el máximo de
apoyos?, etcétera… Resultarán planes de acción, reservas
a construir, tanto económicas cuanto militares, jalones
políticos a ubicar sobre el tablero internacional.
Si el éxito militar corona nuestros esfuerzos, todavía falta
ganar la fase de explotación, aquella que será alcanzada la
decisión buscada. Es en el curso de esta fase, que es
necesario referirse exactamente al objetivo político
encarado y no dejarse desviar, ni por los compromisos, ni
por la embriaguez de la victoria. Las condiciones impuestas
ganaran, mas frecuentemente, siendo moderadas y no
creando heridas que será la fuente de otros conflictos.
Seguramente que la acción política y psicológica debe
proseguir activamente para beneficiarse con todos los
apoyos posibles. Además esta victoria modificara el
equilibrio político. ¿Cuáles serán las consecuencias? ¿Qué
nueva actitud, que nuevos móviles se deberán tener?
¿Qué medidas corresponderán a esos cambios?
Finalmente una vez más es necesario examinar las
posibilidades de maniobra del adversario para no concluir,
para durar. Esta es la reacción normal de aquel que se
encuentra en situación de inferioridad. Por otra parte si el
enemigo está vencido en la estrategia total en el modo
directo, es posible que busque desquitarse por medios de
la estrategia total e el modo directo: la resistencia, la
guerrilla, el llamado a la conciencia internacional, la división
de nuestra propia opinión publica, la intervención de las
potencias con cuya solidaridad el se beneficia. ¿Cuáles
serán, entonces las paredes en los diversos campos?
Todavía resultan necesarios nuevas previsiones, nuevas
variantes.
El conjunto de todas estas previsiones y de todas estas
variantes constituyen el plan de la estrategia total,
apuntando a valorizar y explotar la acción militar principal.
Si me he dejado llevar a escribir, en detalle, esta parte es
porque e podido constatar en varias circunstancias-
notablemente durante el asunto de Suez- que este genero
de análisis era, frecuentemente, menospreciado y que
había una fuerte tendencia a ver, en la acción militar
principal, un procedimiento capas de responder a todo. Es
a la inversa que es necesario proceder: cuanto mas
importante es la acción militar, mas necesario es buscar
ayudarla por todo los otros medios.

Condición y límites de la estrategia total sobre el modo


directo
Una vez desencadenada la acción, ella debe ser rápida y
brutal, afín de alcanzar sus objetivos militares lo mas pronto
posible y crear un hecho consumado internacional.
Esa necesidad se impone cada día mas, en razón de la
creciente interdependencia de las naciones y de las
opiniones publicas. Si se la desentendiere, se arriesga
grandemente a dejar al adversario movilizar los apoyos de
que disoné, prolongar la resistencia y deslizar la operación
en el modo de la estratega indirecta. En tal caso, el
conflicto, concebido inicialmente para ser decisivo, se va a
hundir en el desgaste y se resuelve con lasitud. Esto es el
fracaso de la maniobra directa.
También la elección de los medios militares es primordial.
Son necesarios medios rápidos capaces de maniobrar
dinámicas si es necesario, sacrificando la potencia.
El avión y el portaaviones, el helicóptero y las tropas
aerotransportadas responden mejor a esta inquietud.
Esto es, tanto mas indispensable cuanto que al acción
directa se vera frecuentemente encerrada en limitaciones
muy estrechas. Por principio, aquellas impuestas por la
disuasión nuclear, obligan a mantener la acción debajo de
un cierto nivel, evitando los resultados muy espectaculares,
capaces de hacer “escalar” la operación en el plan
internacional o deformar al adversario a una resistencia
desesperada. Esta consideración-coma se la tratara mas
adelante- conducirá frecuentemente a preferir la acción
indirecta a la acción directa.
También existen otras limitaciones: las condiciones locales
de la lucha, técnicas o políticas, puede interesarles ciertas
formas de la acción militar y, en consecuencia que hace
que las operaciones sean menos rápidamente decisivas.
En este caso la acción directa tiene grandes desventajas.
Pero, la limitación mas importante es la que produce la
inestabilidad psicológica del teatro de operaciones.
Entonces se puede temer que los resultados militares,
obtenidos por las operaciones clásicas sean anulados por
la resistencia popular y la guerrilla. Este riesgo impone
acompañara a la acción militar con una acción política y
psicológica, potente por sus medios y cuidadosamente
concebida.
Todas estas limitaciones hacen cada vez mas difícil y mas
rara la acción por la estrategia directa. De hecho, la última
operación de esta naturaleza es la de Suez-Sinaí en 1956 y
se puede preguntar si esta forma de acción no es mas de el
pasado que de el porvenir. Sin embargo, creo que ceñirse a
esta conclusión seria, cometer un gran error, porque la
coyuntura actual, indiscutiblemente desfavorable para la
estrategia directa, puede modificarse directamente, esta
seria el caso, por ejemplo, si el equilibrio en el nivel nuclear
se provara tan perfecto que la disuasión nuclear llegara a
perder todo poder. Se volvería, entonces, a los
enfrentamientos militares directos cada vez más
importantes, porque ellos presentan la ventaja de prometer
una decisión mas rápida que la acción por la estrategia
indirecta; promesa que es, por otra parte, frecuentemente
desmentida, cuando los cálculos militares son erróneos.
Pero, lo que yo he buscado sobre todo es mostrar, en estas
últimas páginas, que la estrategia directa debe ser total y
no solamente militar. Cualquiera que sea la importancia del
papel asignado a las fuerzas militares, es necesario saber
asociarlo con otras formas de la acción para asegurarse un
máximo de eficacia y, si es posible de complicar su
influencia.
Solamente la estrategia total es buena estrategia.

3. La acción por la estrategia total en el modo indirecto

La acción por la estrategia total en el modo indirecto es


aquella en que el resultado deseado debe ser alcanzado,
esencialmente, por los medios no militares, y en la que, por
lo tanto los medios militares solo juegan un papel
contribuyente.
E dado en introducción a la estrategia un primer cuadro de
conjunto de la estrategia indirecta, en el que buscaba,
sobretodo, caracterizar este modo estratégico a fin de
mostrar su considerable papel en la coyuntura actual, así
como también los principales errores que en ella se había
cometido, por falta de una concepción de conjunto. Era, en
suma, una introducción a la estrategia indirecta. Lo que yo
quería, aquí es tratar más determinadamente las técnicas
de esta estrategia, sin retomar las consideraciones
generales de la introducción, ni los detalles de análisis
efectuado en los capítulos tercero y cuarto.
Se vera, por otra parte, que los estudios, realizados en el
institutos francés de estudios estratégicos, a permitido
precisar ciertos conceptos y modificar, en ciertos puntos el
orden de urgencia que había sido considerado inicialmente.
Concepción de la acción por la estrategia total en el modo
indirecto

La concepción de la acción por la estrategia total en el


modo indirecto es extremadamente lógica; pero bastante
diferentes de los hábitos que habíamos adquirido en el
siglo XIX, en el que la estrategia directa era el modo de
acción normal. En consecuencia, es conveniente analizarla
cuidadosamente.
Si se recurre a la estrategia total en el modo indirecto es
porque existen diversas limitaciones que impiden recurrir al
modo de la estrategia directa: limitación de la libertad de
acción, limitación de los niveles de empleo de la fuerza,
limitación de los medios disponibles y, en consecuencia
final, limitaciones de los medios militares.
Yo había dedo introducción a la estrategia, una definición
de la estrategia indirecta un poco demasiado
“contemporánea”, cuya formula mas general, podría ser la
siguiente: el arte de saber el máximo, con un mínimo de
fuerza y de medios militares frecuentemente reducidos, el
estrecho margen de libertad de acción que evade a la
disuasión nuclear o política, para alcanzar los resultados a
menudo muy importantes que se ha fijado.
Según esto, la formula general de la estrategia es:
S= kf t

La acción la psicológica y la voluntad


Aun los medios materiales son siempre finitos y, a menudo,
muy reducido, el campo psicológico constituye un deposito
inagotable de fuerzas. Allí se puede obtener enormes
recursos, morales y materiales, no solamente en propia
población, sino también en la del adversario y en la del
mundo entero. Con el, se puede teóricamente compensar
todas las inferioridades materiales. Es esta ultima
característica la que de al tablero mundial un valor decisivo
en la estrategia indirecta i la que ase que esta estrategia
arrige lo esencial de su fuego en la maniobro exterior que
ella despliega fuera de la zona del conflicto.
Pero la explotación del campo psicológico es la delicada.
Responde a leyes de un lógica particular. Por otra parte, los
fenómenos que se desencadenan adquieren,
frecuentemente un desarrollo espontaneo y autónomo que
vuelve muy precaria a la dirección general de la maniobra
psicológica: Alemania sucumbió en 1918 al virus comunista
que ella había sembrado en Rusia en 1917; Hitler adulo las
fuerzas Alemanas pero las exageración de sus teorías
reunió contra el a la totalidad del mundo libre.
Cualesquiera que sean las dificultades del campo
psicológico, es el quien manda. Y es allí que las voluntades
se enfrentan.
De allí se deducen las reglas de la acción psicológica.
Es necesario a la vez, desarrollar las voluntades amigas y
minar las voluntades adversarias. El desarrollo de las
voluntades amigas depende- como ya lo notaba Hitler en
Mi lucha de la propaganda y la organización.
Pero, los procedimientos materiales no tienen valor si no se
ejercen en provecho de un tema político bien concebido en
función de ambiente y del objetivo buscado, partiendo de
un serio análisis en el nivel de los móviles políticos. Y el
desgaste de las voluntades adversarias reposan sobre la
explotación nacional y el desarrollo sistemático de las
resistencias que se oponen a esas voluntades.
Como se ha visto mas arriba, esas resistencias son
diversas: son, por principio, los puntos débiles del
adversario, sus vulnerabilidades que nos ofrecen
posibilidades de acción y que el adversario deberá
proteger si se lo amenaza, lo que lo obligara a empeñar allí
sus medios perdidos para la acción principal: después son
sus contradicciones en el nivel de la decisiones políticas
que frenan su decisión o lo obligan a elecciones que
desvían su acción; finalmente, son sus limitaciones
correspondientes a los limites que le son impuestos por sus
medios o por el contorno.
El objetivo de la acción psicológica es mejorar el efecto de
las voluntades favorables sobre las resistencias y disminuir
el provecho enemigo correspondiente, de manera de
aumentar la propia libertad y la de la reducir la del
adversario.

Influencia de las limitaciones

Del hecho de las diversas debido a los recursos disponibles


al ambiente y a la disuasión, generalmente no es posible
imponer al adversario una verdadera capitulación.
Entonces, en general solo se puede seguir considerar,
como un compromiso posible una solución que responda a
nuestros propios objetivos políticos. Se le obtiene
haciéndole temer que el compromiso se haga mas
poderoso a medida que el conflicto se prolongue. Así, la
estrategia indirecta se presente como una forma dura de la
negociación.
Por lo tanto en esta situación, en general los objetivos a
alcanzar solo pueden ser muy limitados, en la medida de
las posibilidades de aceptación del adversario y de la
opinión internacional. Si la apuesta política es demasiado
importante, el objetivo no podrá ser alcanzado, sino
después de una maniobra bastante larga, que se pueden
concebir según dos modalidades.
El primer tipo de maniobra es aquella de pellizcar en
pequeñas etapas sucesivas. Esta es la maniobra de la
alcachofa o del salami, en el cual cada etapa puede ser
conducida por procedimientos de estrategia directa o
indirecta según el caso. Un buen ejemplo de este método,
en un puro estilo directo (salvo, respecto a vierta) es el de
Bourguiba en tunes. El ejemplo clasico del segundo
método, por faces menos indirecta, es el de Hitler de 1936
a 1939. En este último caso, es indispensable que, lña fase
de estrategia total en el modo directo, realice un hecho
consumado rápido, al momento de la resolución de la crisis.
El segundo tipo de maniobra corresponde a el caso, en el
que la estrategia indirecta prueba ser incapaz de alcanzar
una solución aun modesta, a causa de su importancia para
provocar un compromiso aceptable para las dos partes.
Esto es generalmente lo que pasa cuando las apuestas
opuestas son demaciado importantes y notablemente
alejadas. Entonces, la solución solo puede ser buscada por
un conflicto prolongado, de larga duración para gastar la
voluntad del adversario y habituarlo, progresivamente a la
idea de abandonados substanciales. Esta es la maniobra
por la citud que es básica en la estrategia de Mao Tse Tun
y de la cual Argelia es el ejemplo mas característico. En el
plano militar, esta maniobra no pretende ganar sino durar
sin perder. Consiste, generalmente en una pruebe de
fuerza desarrollada en un largo periodo y en un punto débil
del adversario, frecuentemente en un teatro excéntrico para
el y que constituye en una zona de conflicto militar
localizada.
En estas condiciones conforme a Mao Tse Tung es posible
que después de un largo periodo de desgaste moral y
material, la balanza de las fuerzas termine una gran
superioridad a uno de los partidos.
Entonces las condiciones de una decisión militar del tipo de
la estrategia directa están dadas. La solución, hasta ese
instante donde puede ser negociada la bajo la amenaza de
un hundimiento completo. Esto es lo que paso cuando paso
después de Dien Bien Phu.

La negociación

Pero, más normalmente, la lucha se eternizara con


diversas peripecias. Aparece la licitud, tanto mas rápida
cuanto mas grande yt prolongado haya sido el esfuerzo,
aparentemente desproporcionado con la apuesta política y
cuanto mas intensa haya sido la acción psicológica.
Entonces nace la hora de la negocision con vistas a un
compromiso.
Es necesario notar que en este genero de conflictos, uno
de los deliberantes, aquel que a desencadenado la
guerrilla, tiene todo por perder por que la apuesta es para
el total , lo raramente es el caso del adversario. La parte
moral no es, por lo tanto, igual. Por otra parte, plantea
exigencias a primera visita inamisibles; pero sobre las
cuales se rehúsa discutir, se necesitara ir muy lejos en el
proceso de la asistís y, en consecuencia, estar seguro de
subsistir. Si, al contrario, no se encara mas al llevar al
adversario al comienzo de negociaciones sin condiciones
previas, se pueden negociar mas temprano; pero con el
riesgo de tener retomar la lucha, si el adversario no esta
suficientemente fatigado. Sin embargo, partir de la etapa de
“renegociación”, se dispone de una importante psicológica
para influir directamente sobre la voluntad de los dirigentes
adversarios.
Esta fase de negociaciones, en la que se mesclan las
negociaciones públicas, las conversaciones laterales, los
buenos oficios y las diversas presiones, frecuentemente
comienza muy temprano, y constituye una fase capital de la
acción por una estrategia total en el modo indirecto.
Es necesario armarse de paciencia y tanto la tozudez
cuanto la precipitación son, en general, malas consejeras.
Su éxito parece reposar fundamentalmente sobre las
posibilidades de presión que se a sabido guardar de
parecer cediendo al espíritu de abandono y una fe ingenua
la reconciliación. En este caso no seria más que deslizarse-
como se le ha visto mas de una ves- sobre una pendiente
fatal transformando el compromiso en una verdadera
capitulación.
Naturalmente, el reglamento del conflicto no depende
únicamente de la apuesta particular de la cuestión. El
ambiente internacional y las perspectivas a largo plazo,
constituyen los elementos esenciales de la decision
afectando los términos del compromiso.

Conclusiones

La descripción que acabo de dar de la estrategia total en el


modo indirecto se relaciona evidentemente con numerosos
ejemplos históricos recientes. No constituyen por lo tanto,
mas que una imagen relativamente particular,
correspondiente a las condiciones presentes y a la moda
expandida por las técnicas Soviéticas y Chinas. La formula
general, aplicable a todos los conflictos conducidos en el
modo de la estrategia indirecta, es susceptible de tomar
aspectos muy diferentes. Es el caso actualmente, para el
conflicto latente sino- soviético y para las relaciones amigas
de los EEUU con la U.R.S.S., que se desarrolla únicamente
–o casi – en el nivel de la “intervención insidiosa”.
Lo que es necesario retener, de carácter general, es que,
pese a el desarrollo que debido dar a la lucha en la “zona
de acción local”, esto no tiene mas que un valor episódico
en que lo esencial se juega en el plano de la acción
psicológica y, mas particularmente, en el nivel de la
decisiones de los gobernantes. Es por ello, y en relación
con ella, que la acción de ve ser conocida. Esto quiere
significar la importancia primordial de las consideraciones
realizadas sobre políticas interiores amiga, enemiga y
exterior, porque son ellas, en definitiva, quienes determinan
la libertad de acción de los dirigentes.

Ofensiva y defensiva de la estrategia total en el modo


indirecto.

La ofensiva consiste en tomar la iniciativa de abrir el


conflicto con vistas a tener un cierto resultado político la
defensiva consiste en sufrir la iniciativa adversaria y en
rechazar el arrogo político propuesto. Este rechazo puede
ser mantenido un cierto tiempo; pero, en general no permite
cerrar el debate: la actitud defensiva no puede conducir a
ninguna solución política. Pero con siguiente, no es
simetría entre las actitudes ofensivas y defensivas.
Conforme a una sana concepción estratégica, la defensiva
solo puede tener a permitir, tarde o temprano, retomar la
iniciativa, por tanto, emprender una acción ofensiva. La
contra-ofensiva se impone, si no se quiere sufrir la voluntad
del adversario.
Esta contra-ofensiva puede tomar dos forma diferentes :
puede tomar la forma de una acción por la estrategia total
en el modo directo, como en el asunto del Suez, cuya
concepción era perfectamente lógica, o en la intervención
soviética en Hungría. Esta decisión depende,
evidentemente de los medios disponibles, de la libertad de
acción resultante de la situación internacional y de sus
posibilidades de éxito. La reacción americana en Vietnam
del Sur se inscribe en la misma línea.
Ella podrá, en todos los casos, efectuarse según los modos
de acción indirectos de la estrategia, porque estos son
siempre posibles, si se parte de un análisis serio de la
coyuntura; no existe situación en la cual el adversario no
presente
un punto sensible a la medida de nuestros medios de
acción. Es posible que el ataque eficaz de sus puntos
sensibles requiera tiempo. Al contrario una defensiva que
no es conducida con vistas a la contra-ofensiva no tiene
valor.
Esta considera
Cien conduce a concebir la defensiva en la estrategia
indirecta en tres fases: primero durar, después responde
con una acción contraofensiva y finalmente negociar, si es
posible amenazando con el desencadenamiento de una
nueva acción ofensiva.
Así, cualquiera que sea la actitud de conjunto que se
observe y aun cualquiera que sea la neutralidad que se
entiende guardar, se ve que es indispensable poseer en
reserva los argumentos ofensivos que permitirían para una
iniciativa adversaria. Esto es porque una estrategia avisada
debe prospectar constantemente las posibilidades de
acción, ofrecida por los eventuales adversarios, a fin d
estar en capacidad de jugar su juego en el momento
oportuno, puesto que no hay verdadero juego que no sea
ofensivo.
Esta noción capital ha sido, hasta el presente,
generalmente menospreciada en Occidente, en parte por
pasividad, pero sobre todo, porque los fenómenos de la
estrategia indirecta eran mal conocidos. No se ha sabido
jamás por cual objetivo analizar esos problemas y, a
menudo, se ha concluido, sin razón, que no se podía mas
que sufrir o empeñarse en aventuras militares. Yo mucho
anhelo que el presente estudio pueda contribuir ha hacer
comprender mejor los caracteres esenciales de las formas
de lucha contemporánea.
La salvaguardia del equilibrio del mundo tiene ese precio.

La concepción de la maniobra de la estrategia total en


el modo indirecto

La teoría

En la estrategia total directa, la maniobra consistía en dar a


la acción militar, en cada una de sus fases, todo el apoyo
posible que su acción, en los campos no militares, podía
aportarle. En la estrategia total en el modo indirecto, es
necesario realizar la misma convergencia de las acciones
conducidas en los diversos campos; pero esta vez en
provecho de aquellas acciones estimadas como la
principal. La base de la maniobra reposa, por lo tanto en la
elección y en el orden de urgencia de los diferentes
acciones.
Para realizar esa elección es necesario partir, una vez más,
del objetivo político de la acción, de los puntos sensibles
del adversario y del ambiente internacional, asi como de los
medios de los que se puede disponer. En estos análisis y
de su comparación, se puede deducir las diversas acciones
a emprender, así como su importancia relativa. Pero muy
frecuentemente, la debilidad inicial de ciertas categorías de
medios obliga a hacerlos intervenir sucesivamente, a
medida de que ellos se hacen disponibles. Así los periodos
de preparación se cruzan en los periodos de acción. De ahí
resulta que la acción de conjunto importa, en general, fases
sucesivas de aspectos muy diversos y que, cada una de
ellas, incluye acciones que soportan un esfuerzo principal y
zonas de acción diferentes. El plan de maniobras consistirá
en concebir, ese corte en fases y en determinar, en cada
una de ellas, las acciones a emprender, así como el
esfuerzo principal particular de cada fase.

Los ejemplos

Esta noción, por el momento un poco abstracto, puede ser


ilustrada por todos los ejemplos recientes.
Tomemos primeramente, el ejemplo del F.L.N. en Argelia.
No disponía de ninguna fuerza militar y debía oponerse a
un adversario poderoso; pero se podía beneficiar de una
fuerza política, explotable en el plano local y en el plano
internacional y eventualmente aun en el del adversario. En
una primera fase el F.L.N. trato solamente de afirmar su
existencia. Fue la de la agitación local interior y del
terrorismo para abozalar la población. Posteriormente en
una segunda fase, que duró diez años, llevó su esfuerzo en
la acción internacional y la extensión de la guerrilla,
mientras que los jalones fueron ubicados con vistas a la
acción política en la zona interior del adversario. En la
tercera fase, muy larga la acción principal fue llevada sobre
la zona interior adversaria y en el campo internacional,
entonces fue cuando las guerrillas sufrieron grandes
fracasos, pero tuvieron éxito en subsistir, y cuando las
fuerzas regulares fueron constituidas en Túnez y
Marruecos. Se arribo, así a la cuarta fase, la delas
negociaciones. Hubo por lo tanto, esfuerzos diferentes en
cada fase, lo que permitió partiendo de cero, preparar y
conducir una larga acción de desgaste, encarnando inclinar
a su favor al balanceo psicológico de la opinión
internacional y la del adversario.
El ejemplo de Israel muestra un esquema muy diferente,
Israel disponía de notables y eficaces fuerzas militares, y
de solidaridades internacional, pero no se podía beneficiar
de ninguna fuerza política exportable en una primera fase
preparo beneficiándose de la nacionalización del canal del
Suez, los apoyos políticos y militares que podrían cubrir su
acción. El asunto de Argelia le aseguró el apoyo de Francia
y el de Suez presuponía el de Gran Bretaña, para quien el
canal siempre a constituido un punto sensible en una
segunda fase, desencadenó su acción militar en el estilo de
la estrategia directa esta acción tuvo pleno éxito pero la
preparación política había sido insuficientemente del lado
de los estados Unidos; esto se dirigieron a la O.N.U. contra
la agresión “israeli-fraco-britanica” y la tercera fase, la de
las negociaciones obligo a un repliegue y a un compromiso
que reforzó, aún así su defensa frente a Egipto.
El ejemplo de Vietnam, desde 1946 hasta 1954, presento
un proceso que se parece al del F.L.N., pero que se
distingue por un comienzo y por una finalización. El
Vietnam disponía, efecto al comienzo de fuerzas militares
nada despreciables y, sobre todo de una solida posición
ideológica. Su primera fase consistió en un golpe de fuerza
militar, por sorpresa a la japonesa, que fracasó entonces, la
segunda fase fue la del repliegue hacia maquis, con vistas
a ganar tiempo con la guerrilla, desarrollando su acción
interior sobre la población. En la tercera fase gracia a la
victoria de Mao Tse Tung, y al apoyo de China, el Vietminh
pudo poner en acción importantes fuerzas militares y
emprender una acción política entre el mismo adversario.
La cuarta fase FUE la de ofensiva general, coronada por el
éxito de Dien Bien Phu y la quinta fase, la de las
negociaciones finalizadas con el acuerdo de Ginebra.
Podrá multiplicar los ejemplos y analizar el desarrollo de los
conflictos de Túnez, de Chipre, del Yemen, de Vietnam, de
Rodhesia, así como las maniobras de Nasser en 1956, de
la Francia en Indochina y en Argelia y de de los Estados
Unidos en Vietnam, mostrando los héroes que se han
cometido en la repartición de los esfuerzos. Esto no
agregaría nada a la teoría general que he tratado poner en
evidencia.
Conclusiones sobre el modo indirecto

Lo esencial es ver bien que la maniobra de la estrategia


total en el modo indirecto reposa en la elección de las fases
sucesivas del diferente esfuerzo principal, en granando
lógicamente las acciones de preparación y las acciones de
ejecución hasta lograr inclinar la voluntad del adversario.
Muy esquemáticamente, se puede distinguir cuatro fases:
- Primeramente la preparación cuyo elemento principal es
la elección del tema político, mucho mas importante en
la estrategia indirecta que en la estrategia directa,
puesto que la limitación de la fuerza debe ser
compensada por la resonancia psicológica.
- Posteriormente, el desarrollo de las fuerzas por
explotación, internacional e interior, del tema político.
- Finalmente, la negociación.
Naturalmente, como en la estrategia directa, en cada
una de las fases, las presiones deben ser realizadas
para responder a las reacciones del adversario. Pero,
contrariamente a la estrategia directa, esas presiones
no pueden ser realizadas sobre el conjunto de
operaciones que se va extender durante varios años.
Aparte del esquema de conjunto, se contentará,
generalmente en prever las variantes, fase por fase,
esas variantes pueden, por otra parte, entrañar
cambios importantes en el esquema inicial. Además,
durante los años que durara el conflicto, las
condiciones locales o exteriores pueden modificarse
profundamente de manera imprevisible, como lo mostró
la evolución de las ideas respecto al África, después de
1960. El plan de maniobra debe, por lo tanto, ser
constantemente adaptado a ese ambiente cambiante.
Otro aspecto capital es la importancia relativa de las
diversas zonas de acción; interior, exterior, local. Es
indiscutible que la zona de acción principal es la zona
interior adversaria. Pero para alcanzarla es necesario,
generalmente, pasar por la zona exterior internacional y
por el mantenimiento del conflicto en la zona de
conflicto local. Esto es lo que hace necesario el
balanceo sucesivo de las zonas del esfuerzo.
Finalmente no puedo menos que volver, una vez más,
sobre la importancia central del nivel de las decisiones
políticas. Es, con relación a este escalón de
razonamiento, que debe ser ordenada toda la
maniobra.

Conclusiones

Como ya lo ha dicho anteriormente, las experiencias


recientes me han conducido a describir la estrategia total
en el modo indirecto, bajo la forma que ella ha tomado en
los diversos conflictos de descolonización. Estos
esquemas, que son el producto de condiciones
particulares, no deberían llevar a menospreciar el carácter
general de la estrategia indirecta y las posibilidades de
aplicación que ella presenta, cualquiera sea la forma de
acción.
Es cierto que la moda actual de la estrategia indirecta
responde, en parte, a la disuasión nuclear que reduce las
posibilidades de la estrategia directa y por otra a las
condiciones psicológicas de un mundo desequilibrado por
el desplazamiento de Europa, la descolonización y el
alumbramiento de una nueva civilización técnica. Pero la
estrategia de modo indirecto corresponde, también a una
evolución profunda de los sentimientos modernos respecto
a la violencia, sin duda, como consecuencia, de las
grandes guerras absurdas que acabamos de vivir. Cuando
el hombre deviene de más en más poderoso, tiende a
recusar el empleo paroxismico de la fuerza. Si esta
tendencia se mantiene, mientras que la potencia se ejerce
en beneficio de la disuasión, la acción deberá, cada vez
más, confinarse en la utilización de la estrategia de modo
indirecto, porque solamente ella permite alcanzar
resultados importantes, mediante el empleo paulatinamente
mas mesurado de la fuerza, hasta limitarse a maniobras
abstractas, realizadas únicamente en el nivel de las
decisiones políticas.
La estrategia total en el modo indirecto es verdaderamente
la estrategia del porvenir.
VI. Conclusiones de conjunto sobre el
estudio de la estrategia de la acción

El estudio que acabo de presentar forma un todo, en tanto


que es el análisis de un fenómeno bastante complejo que
merecía un estudio particular aislándolo artificialmente de
su contexto. Como lo he dicho al comienzo, no representa
más que un primer desciframiento abstracto y reclamara
numerosas profundizaciones.
Aun así ya permite algunas aproximaciones sobre la
naturaleza de la estrategia de la acción y su papel en los
acontecimientos que vivimos.
1. La estrategia de la acción, tal como se la acaba de
analizar en este libro, representa el aspecto positivo de
las estrategias total, cuya función es la de ser el agente
de ejecución de la gran política. Lo que significa su
importancia capital para comprender dirigir los
acontecimientos.
2. Esta estrategia de la acción ¿”estrategia” o ”es por
política”? la cuestión ya fue examinada al comienzo de
este estudio dejando abierta la conclusión. Ahora se
puede decir que ella procede de esas dos disciplinas,
en cuanto la realiza la extensión a la política
internacional de los métodos rigurosos de la estrategia.
Es una síntesis consciente sistemática, de la cual el
primer ejemplo moderno puede remontarse al estudio
que Lenin hizo de la obra de Clausewitz. El marxismo-
leninismo extrajo de esa obra una parte de su filosofía
de acción. Hoy es tiempo de generalizar el empleo de
este método y de saber utilizarlo, en provecho de
nuestros propios objetivos políticos, porque los
fenómenos modernos son tan vastos tan cargados de
consecuencias catastróficas, que se ha hecho vital
controlarlos con precisión. Por este es necesario tomar
plena consecuencia de los mecanismos de la acción,
en ves de las aproximaciones intuitivas, con las cuales
nos contentábamos hasta el presente.
3. Como se puede juzgar por este análisis, al igual que por
el presente en disuasión y estrategia, a la estrategia así
comprendida, pone en juego una técnica
extremadamente compleja y sutil. Como todas las
disciplinas modernas, ella requiere nociones exactas, a
la vez que razonamientos complicados y precisos. No
es, por consiguiente el dominio de los aficionados, sino
de los especialistas de esta evidencia, es necesario
saber extraer conclusiones prácticas. Si la estrategia
juega el papel importante que he intentado demostrar,
es menester, por principio, desarrollar su estudio y
difundir su conocimiento entre aquellos que tendrán
que conocerlo: los estrategas civiles y militares,
hombres de estado, miembros de las clases dirigentes
del país. Antiguamente, la historia general y la historia
diplomática parecía ser suficientes; pero, desde Thiers,
las cosas han devenido infinitamente más
COMPLEJAS hay imposible imaginar que en el nivel de
las enseñanzas superior, la estrategia continúe siendo
ignorada y que los estudios en este campo –
contrariamente a lo que ocurre numerosas
universidades extranjeras – no gozan de ninguna
aprobación. Este es, ciertamente el primer paso de las
reformas encarar que por otra parte, se gestan
actualmente.
Pero esto no seria suficiente. Sin duda que se
necesitaría, tarde o temprano, adaptar los resortes
superiores del estado al concepto de estrategia total,
para permitirle reemplazar el concepto, actualmente
sobrepasando, de “defensa nacional” entre las
toneladas de papel que emplean las administraciones,
me parece esencial que algunos espíritus agudos se
dediquen al análisis del nivel de las decisiones políticas
y que otros hagan el estudio prospectivo de la
evolución, que una “oficina establezca el programa de
las diversas acciones y disuasiones posibles, que otros
puedan seguir y conducir las operaciones permanentes
de disuasión y de acción en el mundo. Esto es sin
ninguna duda, visión del porvenir, pero jamás serán
demasiado temprano para comenzar aun de manera
incompleta e inhábil.
4. Las consideraciones que preceden solo conciernen a
los mecanismos de la estrategia total, considerados en
si mismo. Por esto limitarse a este aspecto, equivaldrá
a no reconocer más que una parte del problema de
conjunto, vuelve a situar la estrategia total en el cuadro
de la política.
Al final de este estudio, nos encontramos conducidos
ha adoptar una visión mas amplia, ubicando la
estrategia de la acción en su contexto político y social.
La acción se desarrolla en medio de los
acontecimientos y pretende crear un acontecimiento.
Por lo tanto nada de esto es posible sin una
comprensión de los acontecimientos, en los cuales se
va intervenir y de las fuerzas que van a actuar o
reactuar a favor o en contra, de la acción encarada por
lo tanto, la concepción de la acción estratégica
provienen necesariamente de un análisis político.
Puesto que la estrategia de la acción persigue un
objetivo positivo, buscando alcanzar un objetivo
político, ella esta íntimamente ligado y subordinada, en
su concepción, como en su conducción, a lo que he
denominado el “nivel de las decisiones políticas”.
Cualquiera que sea el mecanismo abstracto de la
estrategia de aplicación de la decisión política, ella no
puede, en ningún momento, substraerse a esta
servidumbre tomando al vocablo en su sentido mas
estricto.
Pero, reconocer la subordinación de la estrategia total a
la política, no se suficiente: la elección de los medios,
las “zonas de acción”, la determinación de las fases,
dependen, en gran parte de la elección de los móviles
psicológicos que se quieren explotar, tanto frente al
adversario, cuando de su propia población, de los
amigos y de los neutrales. Solamente hay buena
estrategia total cuando esta fundada sobre móviles
psicológicos y, como se ha podido ver la parte
psicológica es mucho mas grande en la acción que en
la disuasión. Ella reposa, enteramente sobre una justa
apreciación del teclado psicológico, y de la explotación
correcta de las grandes corrientes pasionales, capaces
de hacer actuar a los unos y capitular a los otros.
Esta conclusión ya aparecía en el capitulo sobre la
definición de la acción se ha visto desde el siglo XVI,
los resortes de la acción utilizados por los idealistas, los
patriotas, los ambiciosos o lo ávidos, han sido la
religión y el nacionalismo, la democracia y la libertad, el
progreso material y la justicia social. Son esas pasiones
de las que he hecho un análisis sumario más a menudo
que la razón, quienes conducen a los hombres. La
estrategia de la acción juega con y contra las pasiones.
Es a esta verdad central a la que deben ser
subordinadas las técnicas.
De este hecho, como lo he señalado en el capitulo que
trata sobre la definición de la acción, la estrategia total
de la acción, no puede operar eficazmente si no resulta
de un análisis político que le permita efectuar un
diagnostico sobre el carácter y la dirección del conjunto
de los acontecimientos sobre el que ella pretende
intervenir. No está necesariamente sometido al “sentido
de la historia”, pero está constreñida a reconocer las
tendencias de la evolución en desarrollo, para mesurar,
lo que mejor posible, la potencia de las corrientes que
se necesitará explotar o combatir.
Así, es imposible no concebir la necesidad de una
ósmosis constante entre la política y la estrategia total,
la primera gobernando y trazando el cuadro en el cual
la estrategia deberá buscar sus soluciones, la segunda
ayudando a la política a establecer su diagnostico, a
partir de un método riguroso y del conocimiento de las
posibilidades estratégicas.
Esta ósmosis es tanto más fácil de realizar cuando
produce el hecho el mismo hombre de Estado,
alternativamente político o estratega, tal como, por
otras parte, se produce en otro nivel, en el comandante
militar, unas veces estratega y otras táctico.
5. Esta concepción de las relaciones entre la política y
la estrategia ha hecho nacer inquietudes perfectamente
legítimas; ¿no se va a una confusión de los géneros, a
una “totalitarización” de la política, bajo la influencia de
las consideraciones estratégicas?
El examen de este problema ha conducido a
conclusiones que es necesario recapacitar al finalizar
este estudio. Yo no creo que sea justo limitar la
estrategia al aspecto propiamente coercitivo de las
relaciones internacionales; la coerción tiende, de más
en más, a hacerse insidiosa y frecuentemente se
diferencia muy poco de los procedimientos políticos
considerados como “normales”. Pienso que la
preocupación estratégica debe ser permanente, en los
periodos “normales” como en los periodos
excepcionales, porque es el único método de análisis
que puede permitir prever los peligros y pararlos a
tiempo. Por el contrario la puesta en acción de la
estrategia corresponde, sin duda únicamente a las
fases en las que la política concluye en la necesidad de
una acción, fijando los objetivos políticos, sean
disuasivos sean activos. La acción estratégica es
intermitente, la preocupación estratégica es
permanente.
La diferencia entre la “gran política” y la “estrategia
total” reside ante todo en la actitud de espíritu propia de
cada una de ellas, intuitiva, filosófica y creadora para la
primera, pragmática, racional y referida constantemente
al objetivo político para la segunda.
Es esta una distinción capital que conducirá a la
jerarquía que he trazado, que no es, por otra parte,
más que un orden de sucesión lógica:
El diagnostico político que juzga la situación, la línea
política que fija los objetivos políticos a alcanzar, el
diagnostico estratégico que juzga las posibilidades y la
línea estratégica que fija el o los objetivos estratégicos,
así como los medios.
Como esto se dispone de un método que marca la
subordinación de los problemas del nivel de la
concepción total. Este orden de sucesión lógica
constituye lo esencial de lo que se puede comprender
de la estrategia total de la acción. Es gracias a él que
los medios elegidos podrán ser exactamente adaptados
a un objetivo bien definido y en un ambiente
correctamente analizado.
En los niveles inferiores, se entra en la ejecución que
realizan las estrategias especializadas, aplicadas por
hombres diferentes. Cada una de ellas, y en particular,
la estrategia militar solo deben ser estrictas esclavas de
la estrategia total, jefa de orquesta del conjunto, sea
que haya disuasión o acción, sea que la acción sea
directa o indirecta. La unidad de impulsión de la
estrategia es absolutamente indispensable.
6. Arribando a este punto, no se puede menos que
sorprender las analogías existentes entre la economía
y la estrategia. Ambas representan una forma lógica de
la acción. Ambas están estrechamente subordinadas al
objetivo político perseguido.
Aun sus diferencias las ubican en planos paralelos: la
economía es la lógica interna que gobierna la acción en
la política interior. La estrategia juega el mismo papel
en la política exterior. La primera tiende a crear los
potenciales cuyas características, la repartición y el
empleo dependen de la política, la segunda dispone las
relaciones de fuerza entre los Estados conforme a las
vistas de la política. Ellas constituyen, pues, dos
aspectos complementarios de las realidades sociales,
las dos principales técnicas básicas indispensables
para el gobierno del Estado.
Ambas no son más que técnicas, que no deben, en
ningún caso, determinar la política. El hecho que ellas
aparezcan ahora en primer plano de las
preocupaciones contemporáneas, responde a que la
conducción de los Estados tiende a salir el empirismo
optimista, que había parecido sufrir en los periodos
precedentes, por que los fenómenos que trata de
controlar actualmente se han hecho, a la vez,
demasiado complejos y peligrosos. En consecuencia,
en adelante, es necesario poseer métodos más
seguros de la acción. Pero esos métodos no tienen otro
valor que al nivel de la ejecución. Pueden ayudar a la
elección de los objetivos políticos, pero las razones
esenciales de esas elecciones se sitúan fuera de ellos.
Mezcladas ambas con la política, la economía y la
estrategia, tienen, entre si, grandes interferencias, la
economía determina los medios de la estrategia y juega
un papel variable, pero a veces importante en las
relaciones internacionales, por el tanto en la estrategia,
la estrategia influye directamente sobre la economía,
tanto por el costo de los armamentos, la redistribución
del ingreso nacional y los progresos técnicos que ellos
entrañan, cuanto por las grandes discontinuidades del
fenómeno económico producidas por los conflictos.
Economía y Estrategia no deberían, por lo tanto, ser
consideradas aisladamente, como es el caso
demasiado frecuente. Por otra parte, es de notar que
son numerosos los “estrategas” americanos que han
recibido inicialmente formación como economistas y
uno de ellos W.W. Rostow, en su notable libro sobre
Las etapas del crecimiento económico, ha contribuido
un verdadero puente entre la economía y la estrategia,
pero considerando a la estrategia solamente desde un
punto de vista externo.
Incontestablemente, economía y estrategia parecen
constituir las dos disciplinas básicas necesarias en
nuestra época.
Por eso, la ola reciente de productivismo, considerada
como un imperativo prioritario, ha puesto en evidencia
en la opinión la importancia decisiva de la economía,
aún cuando la estrategia persiste, frecuentemente,
considerada como relevante únicamente en los
periodos de conflictos armados.
Además, la economía ha tenido tendencia a
desarrollarse en oposición a la estrategia, siendo esta
considerada como pudiendo perjudicar a la prosperidad
por los gastos que ella demanda. Así se han construido
sistemas, que presuponen implícitamente una
verdadera paz perpetua, cuando la realidad nos
muestra la existencia de fases sucesivas de paz y de
crisis. Es la suma de estas dos fases lo que constituye
el fenómeno social y no la suma o la otra. Es la
combinación equilibrada, de las preocupaciones
económicas y de las preocupaciones estratégicas, la
que se impone permanentemente, si no se quiere ver
periódicamente a la economía arruinada por grandes
cataclismos, militares o políticos, que no se habrá
sabido conjurar a tiempo, por haber estado demasiado
concentrados los esfuerzos sobre la “prosperidad”. Es
por esto que la opinión esclarecida debe adquirir una
información suficiente sobre la estrategia, así como
esta ha admitido la necesidad de buscar comprender
las leyes de la economía.
Careciendo de una concepción total, los fenómenos
contemporáneos no podrán ser controlados.
Volviendo, ahora, a la estrategia propiamente dicha,
creo que es necesario concluir que, este estudio
sumario de la estrategia de la acción, no se trata mas
que de un comienzo de desciframiento de los
complejos fenómenos a los cuales el mundo moderno
está sometido.
Los capítulos precedentes permiten despejar algunas
vistas de conjunto sobre la estrategia de la acción y
aun sobre el papel general de la estrategia en el
proceso complejo que gobierna o más bien que debería
gobernar las decisiones concernientes a la intervención
de los hombres en las relaciones de fuerza entre los
agrupamientos humanos.
Estos agrupamientos constituyen las entidades
políticas, las naciones que se desarrollan, subsisten o
se debilitan, según el rendimiento de ciertos
mecanismos internos, en los cuales el algebra
subyacente al menos en el plano material es la
economía. Es esta salud interior, cuya savia por otra
parte, frecuentemente, se nutre en los intercambios
internacionales, la que crea los potenciales de las
naciones.
Pero esas naciones, en perpetuo devenir, concurren,
se oponen, se combaten o bien se equilibran y aún se
alían, según las coyunturas, en las que se mesclan
inextricablemente los potenciales relativos de los
actores, los cálculos del interés y las fuerzas de las
pasiones, a fin de asegurar la supervivencia o el
desarrollo de la nación. En el hervidero de la historia
que se elabora, el álgebra subyacente, en esas
relaciones de fuerza entre las naciones, es la
estrategia.
En ese dominio, la sombra gigantesca de la estrategia
de disuasión nuclear y el desarrollo, que yo estimo
probable, de la estrategia de la nación sobre el modo
indirecto, harán de la estrategia total uno de los medios
importantes del arte de gobernar. Por sus métodos
rigurosos, ella puede aportar al estadista los elementos
que el faltan para juzgar objetivamente sus intuiciones
y sus previsiones. Por las acciones mesuradas de la
estrategia en el modo indirecto, ella le da, finalmente, el
medio de defender las posiciones que estime vitales,
como también promover los cambios que juzguen
necesarios, por las maniobras emprendidas a tiempo
cuando la historia esta todavía blanda y dúctil,
haciendo, así, economía de los grandes dramas que
nosotros hemos debido sufrir y evitando tener que
recurrir a los grandes desencadenamientos de fuerzas
que son, de mas en más, extraños a nuestra
sensibilidad moderna.
Solamente entonces, la Historia podrá ser conducida al
menos en cierta medida y escapar, así, a las
improvisaciones que el azar domina por sus
fatalidades.

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