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Educación para virtualidad

De acuerdo a la Ley General de educación, “la Educación a Distancia es


una modalidad del Sistema Educativo caracterizada por la interacción
simultánea o diferida entre los actores del proceso educativo, facilitada
por medios tecnológicos que propician el aprendizaje autónomo. Es
aplicable a todas las etapas del Sistema Educativo, de acuerdo con la
normatividad en la materia. Esta modalidad tiene como objetivo
complementar, reforzar o reemplazar la educación presencial atendiendo
las necesidades y requerimientos de las personas. Como lo señala el art.
27 de la Ley de Educación, contribuye a ampliar la cobertura y las
oportunidades de aprendizaje”.

En virtud de esta premisa legal, en el presente documento analizaremos


el concepto de autonomía del estudiante, en el contexto de la educación
a distancia, sus implicancias en la deserción estudiantil y algunas
recomendaciones a tener en cuenta para estos tiempos de emergencia
sanitaria y educación no presencial obligatoria.

Definición de autonomía aplicada a la educación a


distancia

De la lectura del artículo de la Ley general de educación se desprende


que, una de las capacidades que tienen que desarrollar un programa
educativo diseñado en la modalidad a distancia es la autonomía del
estudiante, es decir que como parte del diseño metodológico del curso o
Programa debe considerarse actividades orientadas al aprendizaje
autónomo por parte del estudiante.

Pero ¿qué implica la autonomía en la educación a distancia?


 Holec (1981, citado en Godoy 2016: 2) define la autonomía como la
habilidad de hacerse cargo del aprendizaje de uno mismo, y añade
que esta habilidad no es innata sino que debe ser adquirida, bien
por medios naturales, o bien a través de la educación formal.
 Aoki (2000, citado por Godoy 2016:3) hace referencia a tres
componentes de la autonomía en este contexto formal. Por un lado,
el estudiante debe elegir qué, cómo y por qué aprender. En segundo
lugar, debe llevar a cabo un plan y, por último, debe evaluar el
resultado de su aprendizaje.

Autonomía como aprender a aprender

Un aspecto importante de la modalidad a distancia, es que los recursos


para el aprendizaje no solo deben transferir al estudiante los medios
necesarios para desarrollar las competencias consignadas como objetivo
del curso, sino además el estudiante debe tener claro la ruta de
aprendizaje que está siguiendo. No se trata de convertir a todos los
estudiantes en maestros que dominen conceptos pedagógicos sino que
simplemente pueda ser conscientes de que al realizar una y otra
actividad propuesta por el docente, esta: comprendiendo los conceptos,
aplicando los conceptos, diseñando nuevos proyectos, etc.

En palabras de Tapia (2008) “es preciso que los docentes o instructores


enseñen a los estudiantes a manejar e incorporar estrategias de
aprendizaje. De igual forma, se les debe orientar hacia la toma de
consciencia sobre cómo aprenden, a los fines de que puedan enfrentar
las situaciones de aprendizaje que se les presenten”.

El estudiante de la modalidad a distancia se enfrenta cada día en la


soledad de su hogar, al reto de desarrollar las actividades propuestas por
el docente autorregulándose para la planificación del tiempo, el análisis
de los textos, la comprensión de los procedimientos a seguir para el logro
de los objetivos. Por eso es importante dotar de ejercicios de
autoevaluación diversos para que pueda corroborar la efectividad de sus
actividades, antes de la retroalimentación de parte del docente. Por
naturaleza esta modalidad, requiere de estudiantes que tengan la
capacidad de autorregularse pero también resulta indispensable que los
materiales contengan explicaciones claras y detalladas sobre el propio
proceso de aprendizaje.

Autonomía en el aula virtual

En la educación a distancia ya no existe un aula en el sentido


convencional, es decir como ese espacio físico que permite contactar a
todos los participantes a través de nuestros “cinco sentidos”. El aula
virtual es un espacio de encuentro que, nos brinda la tecnología para
intercambiar recursos entre todos los participantes de un curso pero, la
posibilidad de liderazgo del docente allí es mucho más limitada que en un
espacio presencial. El docente facilita recursos y propone actividades de
aprendizaje, que el estudiante debe aprovechar hasta convertirse en el
artífice de su propio aprendizaje.

La Madriz (2016) hizo un estudio sobre los factores que inciden en la


deserción estudiantil en la educación a distancia y en la sección
correspondiente al aula virtual manifiesta que, “el contenido pedagógico
de la misma y el potencial que estos ambientes virtuales tengan de
promover un ambiente de enseñanza - aprendizaje donde el estudiante
pueda interactuar con un conjunto de dispositivos tecnológicos que
favorezca la autogestión de su aprendizaje.

La autora al analizar los espacios virtuales que captan más la atención de


los estudiantes concluye en que una estrategia que está teniendo buen
resultado es proponer actividades de aprendizaje para los estudiantes
utilizando aplicaciones de alta popularidad como el Instagram o el
Facebook
 “El impacto de las redes sociales en el ámbito educativo
contemporáneo, ha superado los criterios de que éstas sólo tienen
que ver con una moda juvenil o algo efímero, la realidad como los
resultados expuestos evidencian, que están cambiando nuestra
realidad social y económica, así como el contexto laboral y
académico más de lo que lo ha hecho Internet desde sus inicios, al
punto que, es de mayor interés entre los estudiantes dedicar horas
conectados en las diferentes redes sociales, que interactuar en un
aula virtual que le brinda las oportunidades de obtener
conocimiento, repasar las clases presenciales, aclarar dudas de
aquello que no quedó bien precisado en la clase presencial,
además de interactuar con sus pares. Una persona conectada en
una red social, no sólo administra afiliaciones con otros usuarios
(contactos), sino que además, dispone de potenciales medios de
información". La Madriz 2016)

En todo caso, queda claro que el aula virtual debe ser un espacio que
concentre una amplia gama de recursos de diversos tipos: audiovisuales,
enlaces a aplicativos, e-books, documentos, así como herramientas para
la realización de actividades interactivas (chats, focus group, webinarios,
conferencias, debates, etc) pero el estudiante debe contar con una Guía
de aprendizaje que le permita comprender como la combinación de tales
actividades están contribuyendo al logro de los aprendizajes esperados y
lo más importante que cuente con actividades de autoevaluación que le
permitan confirmar sus avances dentro del proceso, lo que lo animará a
seguir aprendiendo.

Autonomía y niveles de deserción en la educación a


distancia

Esta gran responsabilidad que asume el estudiante en la educación a


distancia, debe ser considerada al analizar los niveles de deserción que
se observan en esta modalidad educativa. La literatura consultada es
unánime en relación a que los niveles de deserción en la educación a
distancia son mayores que los de la educación presencial. Los estudios
revisados sobre la materia mencionan índices variados que van desde el
10%, una mayor frecuencia alrededor del 45% y algunos casos extremos
que alcanzan hasta el 70% (La Madriz 2016:20). Un estudio del 2017,
sobre la deserción en la educación a distancia colombiana, sostiene con
preocupación que los niveles de deserción en la modalidad a distancia se
han mantenido casi constantes durante los últimos 10 años (González
2017).

Las razones para la deserción estudiantil en la modalidad a distancia, son


diversos y se reconoce toda una tipología en función del factor
determinante, es decir: el estudiante, el docente, la infraestructura, etc.
Las razones más destacadas, atribuibles al estudiante, son: la falta de
técnicas de estudio, o habilidades sociales en el entorno virtual. Los
autores enfatizan que, en la modalidad a distancia, es frecuente que los
estudiantes experimenten soledad y abandono lo que los lleva a una baja
capacidad de enfrentar el fracaso académico. En ese contexto, si no se
da una eficiente mediación de parte del docente, el estudiante perderá
todo interés en el curso o se convencerá así mismo de su incapacidad
para continuar.

Algunas estrategias para evitar la deserción estudiantil en


la modalidad a distancia

Godoy (2016) ha desarrollado una estrategia para el fortalecimiento de la


autonomía de los estudiantes, basada en el trabajo colaborativo. Dicho
autor sostiene que el trabajo colaborativo puede:

 Reducir el nivel de ansiedad en los grupos cooperativos al


compartir la responsabilidad del aprendizaje y al intercambiar
impresiones con sus iguales.
 Incrementar la motivación del estudiante “La motivación a
comprometerse nace del hecho de que el éxito de cada uno está
ligado al éxito de los demás o de que la dificultad individual puede
ser atenuada por la ayuda que se recibe del resto”
 Satisfacer todos los estilos de aprendizaje ya que nos proponemos,
a través del Aprendizaje Cooperativo basado en la socialización y la
interacción entre iguales, atender a todos los estilos de aprendizaje
-sean sensoriales o de índole sociológica.

Lorenzo Garcia Aretio docente de la Universidad de Educación a


Distancias (UNED) propone una estrategia denominada Diálogo Didáctico
Mediado (DDM), sobre lo cual precisa que los “diálogos pueden ser:
simulados (por ejemplo, con los materiales de estudio) y reales,
síncronos (en directo) y asíncronos (en diferido), unidireccionales y
bidireccionales o multidireccionales, verticales y horizontales,
estructurados (más rígidos) o flexibles”. El centro de la estrategia
recomendada por García es que dado que en la educación a distancia
resulta vital la capacidad de autorregulación del estudiante, el diseño del
curso debe estar dotado de múltiples herramientas interactivas con las
cuales, el estudiante, pueda establecer un diálogo. Algunas de dichas
herramientas son:

 Una Guía de estudio, que contemple como mínimo: las


competencias y resultados de aprendizaje; los objetivos de
aprendizaje, claros, explícitos y evaluables; los contenidos
apropiados para la consecución de objetivos y competencias; las
actividades y trabajos individuales y colaborativos obligatorios y
optativos; las prácticas obligatorias, en su caso; la evaluación
formativa, continua y sumativa; las vías y formato de comunicación
estudiantes-docentes; la metodología didáctica apropiada, y el plan
de trabajo con la carga horaria prevista
 Materiales de estudio, que sea cual fuere el formato de los
materiales, estos deberían ser interactivos, flexibles y con
posibilidades de autoestudio, con el fin de que los estudiantes
accedan a ellos con la máxima facilidad y puedan entenderlos
mejor
 Incorporar en el diseño del curso acciones de Tutoría tanto del
docente como entre pares para fomentar la participación y aminora
los sentimientos de soledad o distancia
 Evaluaciones, que si bien las más recomendables son las pruebas
de autoevaluación (evaluación automática); también se recomienda
facilitar pruebas de evaluación similares a las pruebas
presenciales, con el objetivo de familiarizar al estudiante con las
mismas; establecer criterios para la valoración del seguimiento de
estudiantes a través de sus aportaciones en los foros, chats,
trabajos colaborativos, etc.

La propuesta de García enfatiza que el estudiante en la modalidad a


distancia debe tener a su alcance una serie de recursos que “dialoguen”
con el estudiante para brindarle esa sensación de acompañamiento que
evite que decaiga en aquel sentimiento de soledad y abandono que lo
lleva a la deserción.

La emergencia como oportunidad para fortalecer la


autonomía del estudiante

La educación a distancia que se viene dando en nuestro país como parte


de la coyuntura de emergencia, constituye una adaptación de las
programaciones presenciales para ser aplicadas en entornos virtuales.
No se trata de cursos pensados y diseñados para ser aplicados en la
modalidad a distancia y tampoco los alumnos han sido preparados
previamente para el pase de la modalidad presencial a la modalidad no
presencial. Si bien esta circunstancia anómala consistente en el
aislamiento social obligatorio está durando más de lo que esperábamos,
y ahora ya sabemos que la educación a distancia será la constante
durante todo el año 2020, muchas instituciones educativas están dando
por sentado que se trata de un año excepcional pero que en el 2021 y en
adelante la educación nacional volverá al formato enteramente
presencial.

En ese contexto, el profesor cometería un error en creer que, porque sus


estudiantes tienen una habilidad casi natural a comunicarse a través de
herramientas digitales, están listos para participar con eficacia en un
proceso educativo no presencial (mediado por herramientas
tecnológicas). Tal cosa no es necesariamente correcta. El pase abrupto e
impuesto de la modalidad no presencial para los estudiantes en la
mayoría de los casos, no ha incluido un proceso inductivo, que lo informe
y sensibilice respecto al nuevo perfil que debe asumir para enfrentar con
éxito esta nueva forma de educarse. Como lo indica la LGE la
característica de la modalidad a distancia es: el aprendizaje autónomo
que debe asumir el estudiante. Si bien el docente en la educación
presencial ya venía migrando a un rol de facilitador de procesos de
aprendizaje, todavía estaba muy presente la función del modelaje, la
observación directa y el recojo de evidencias de aprendizaje, a partir de
actividades presenciales.

En un artículo anterior compartimos con nuestros lectores algunas ideas


fuerza respecto a algunas diferencias de condiciones entre la educación
a distancia y la educación presencial. Entre dichas diferencias se destacó
que mientras que en el aula presencial el docente tiene un significativo
control del aula como espacio físico de aprendizaje, en la educación no
presencial el espacio físico de aprendizaje está totalmente fuera del
control del profesor y ello lo obliga a desarrollar en el estudiante una
mayor capacidad para autogenerarse las mejores condiciones externas
para el desarrollo de su aprendizaje. Frente a esto, el profesor debe
contribuir a que el estudiante realice una mayor cantidad de ejercicios de
metacognición (identificar la forma como aprende). Igualmente, la
necesidad de generar actividades que promuevan el aprendizaje
significativo (vinculado con sus saberes previos o la vinculación del
aprendizaje con su vida diaria). En la educación no presencial, el docente
ha perdido la capacidad de generar en el aula un espacio
deliberadamente diseñado para el desarrollo de determinadas
competencias, ahora debe ayudar al estudiante a que identifique en su
propio contexto, la posibilidad de desarrollar las actividades de
aprendizaje requeridas para el curso.

Lo contrario de la autonomía es la heteronomía. Al respecto, Jaramillo


(2010) como resultado de una estrategia que aplicó para el desarrollo de
la autonomía en sus estudiantes nos comparte la reflexión siguiente:

 El estudiante no autónomo es heterónomo, su aprendizaje depende


de factores externos que están fuera del ambiente de aprendizaje,
es seguidor de instrucciones por parte del profesor. Requiere que el
profesor esté muy cerca de su proceso de aprendizaje, ya que
demanda pasos y procedimientos organizados para la realización
de las tareas. En este ambiente de aprendizaje no se dio este
fenómeno. La experiencia de aprendizaje que se planteó a los
estudiantes demandó de ellos el trabajo independiente y la puesta
en práctica de acciones de autonomia, las cuales son claves para
desarrollar estrategias de aprendizaje autoregulado.

Si bien el desarrollo de la autonomía es una aspiración de todo el sistema


educativo peruano, como parte de la capacidad que debe tener una
persona para desarrollar plenamente su proyecto de vida (artículo 9 de la
LGE), las condiciones propias de la educación a distancia elevan la
necesidad del docente de empoderar al estudiante, no solo respecto a los
contenidos y habilidades planteadas como objetivo de aprendizaje, sino
además el estudiante debe ser capaz de liderar el proceso educativo en sí
mismo, desarrollando habilidades para comprender la interacción entre
los contenidos y las actividades propuestas por el docente, aplicando
constantemente ejercicios de meta cognición.
De Luca (2009) en un estudio sobre el desarrollo de la autonomía en el
estudiante universitario manifiesta que:
 "El fin último de la educación es formar hombres y mujeres que sean
libres para aprender. La universidad, consciente de esta dimensión,
espera que sus estudiantes tengan una formación sólida, que los
capacite para tomar decisiones conscientemente fundadas e inspiradas
en los valores fundamentales que han adquirido en su desarrollo
autónomo como sujetos".

Frente a esta reflexión, plenamente compartida, consideramos que los


denominados “tiempos del COVID-19” nos abren una ventana de
oportunidad para desarrollar una mayor autonomía en los estudiantes
peruanos. Es un tiempo en los que su pase obligado por una educación a
distancia, les exigirá desarrollar habilidades para el autoaprendizaje y la
metacognición, con una sensación de urgencia que no hubieran
experimentado en condiciones normales. Para aprovechar esta ventana
de oportunidad, los profesores y otros gestores del servicio educativo
deben invertir no solo en brindar herramientas para desarrollar las
competencias previstas en el currículo sino además herramientas
complementarias que los ayuden a comprender los procesos cognitivos
que están detrás de las actividades propuestas por los maestros.
También deben incorporar sendos ejercicios de autoevaluación.

Continuando con las reflexiones de De Luca (2009) citamos:

 "En efecto algunos profesores durante la práctica docente universitaria,


con estilos de enseñanza autocráticos, poco creativos y con rituales
clásicos y tradicionales para impartir las asignaturas, justifican así la
limitadas oportunidades que les brindan a sus estudiantes para el
desarrollo de la autonomía humana: ¿cómo es posible que hayan
alumnos con una enorme dificultad para expresarse libremente y para
mantener sus puntos de vista, por eso me corresponde conducir todas
las actividades de aprendizaje y darles todas las orientaciones para que
puedan producir algo?, ¿ alumnos que dependen de las opiniones de los
otros, eso ha hecho que les asigne mayor responsabilidad a ellos, los
demás integrantes del grupo no son responsables?, ¿no entiendo por qué
los estudiantes no han logrado seguridad y les he dado todo en el aula?,
¿qué hacen para desarrollar esta habilidad o valor?, ¿y por qué algunas
personas nos preocupamos y comentamos estas situaciones cuando
observamos lo que ocurre con frecuencia en las aulas de clase"?

La crítica de De Luca si bien no es aplicable solamente a la educación a


distancia, es mucho más relevante para esta modalidad. Por todas las
opiniones compartidas a lo largo de este artículo, los profesores deben
aprovechar esta coyuntura para empoderar a los estudiantes en el
proceso de metacognición. Alentarlos a asumir la responsabilidad de su
aprendizaje y ayudarlos a comprender los procesos cognitivos
involucrados para la aprehensión de los contenidos y las aplicaciones
programadas para el desarrollo de las habilidades y destrezas
contempladas en las competencias esperadas.

Adicionalmente, es necesario que el docente sea creativo para


aprovechar las herramientas tecnológicas a los que el estudiante ya está
habituado para incorporarlas como parte de las actividades de
aprendizaje e incluir recursos de diversos tipos para que el estudiante
pueda seleccionarlos y descubrir por sí mismo, el estilo de aprendizaje
que le es propio.

Concluimos, el presente artículo con otra reflexión de De Luca, sobre la


adaptación que deben hacer los docentes para fomentar la autonomía de
los estudiantes, el cual indica: "De esta manera, tomar en cuenta la
adaptación significa contextualizar la enseñanza a las necesidades
personales de cada estudiante (intereses, capacidades, ritmo de
aprendizaje y otros). Considerar la iniciativa implica capacitar a los
estudiantes en la selección y manejo de materiales adecuados que
satisfagan sus necesidades educativas y tender a la responsabilidad
sería contribuir a desarrollar la capacidad de respuesta respecto a la
utilización de los medios que la escuela y el maestro ponen a su
disposición, asumiendo que los éxitos son suyos y los fracasos también".

Por lo expuesto, el GICES se manifiesta entusiasta en relación al eficiente


aprovechamiento que nuestras instituciones educativas puedan hacer de
las ventanas de oportunidad que LOS TIEMPOS DEL COVID-19 le están
dando a nuestro sistema educativo y confiamos en que muchos de
nuestros estudiantes, se verán beneficiados por las habilidades que la
educación no presencial les exigirán desarrollar. Como sucede en todas
las crisis, es decisión de cada uno sumirse en la desesperación o
desarrollar resiliencia y salir de ella fortalecido. Esperamos que la
resiliencia será la opción escogida por todos los peruanos.

 Referencias

 Universidad Oberta de Catalunya módulo de apoyo a la emergencia por Covid 19 (2020)

 Rama, C y otros (2013) La Educación a Distancia en el Perú

 Tapia, C (2008) El aprendizaje en la educación a distancia

 Jaramillo Marín, Patricia Elena, & Ruíz Quiróga, Mónica (2010). El desarrollo de la autonomía: más allá
del uso de las TIC para el trabajo independiente. Revista Colombiana de Educación, (58),78-95

 La Madriz, Jenniz (2016). FACTORES QUE PROMUEVEN LA DESERCIÓN DEL AULA VIRTUAL. Orbis.
Revista Científica Ciencias Humanas, 12(35),18-40.[fecha de Consulta 16 de Mayo de 2020]. ISSN:
1856-1594

 González-Castro, Y., Manzano-Durán, O., Torres-Zamudio, M. (2017). Riesgos de deserción en las


universidades virtuales de Colombia, frente a las estrategias de retención. Revista Libre Empresa,
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 Godoy, I (2016) El desarrollo de la autonomía mediante las técnicas de aprendizaje cooperativo en el


aula

 García Aretio, L. (2019). El problema del abandono en estudios a distancia. Respuestas desde el
Diálogo Didáctico Mediado. RIED. Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, 22(1), 245-270

 Fernández Aedo, Raúl Rubén, & Carballos Ramos, Elme, & Delavaut Romero, Martín E. (2008). UN
MODELO DE AUTOAPRENDIZAJE CON INTEGRACIÓN DE LAS TIC Y LOS MÉTODOS DE GESTIÓN DEL
CONOCIMIENTO. RIED. Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, 11(2),137-149
 De Luca, Catherina (2009). Implicaciones de la Formación en la Autonomía del Estudiante
Universitario. Electronic Journal of Research in Educational Psychology, 7(2),901-922

 Acuña, Carlos (2019) LA DESERCIÓN ESCOLAR EN LA EDUCACIÓN A DISTANCIA

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