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HISTORIA

ARGENTINA Y
LATINOAMERIC
ANA
DOSSIER

Leis, Alejandro D.

Prof. En Ciencia Política y Ciencias de la Educación


CONQUISTA Y COLONIZACIÓN EN AMÉRICA
Los siglos XV y XVI marcaron un cambio rotundo en la historia universal. Europa inició una
empresa de expansión territorial en América que le perfiló imponer su cultura en el mundo.
Civilizaciones que no se conocían se vieron por primera vez frente a frente. El mar Mediterráneo
dejó de ser el centro del mundo. El océano Atlántico y el mar Caribe se transformaron en es
nuevas rutas de navegación.

La necesidad de nuevas rutas comerciales

La economía medieval se basó en las relaciones comerciales que se establecieron entre Europa
y Oriente. Esas relaciones se interrumpieron en los inicios de la Edad Moderna. A mediados del
siglo XV, el imperio turco (otomano) se encontraba en plena expansión territorial. En 1453, los
turcos lograron su mayor objetivo tomaron la ciudad de Constantinopla, capital del imperio
Bizantino. De esta manera, bloquearon las rutas comerciales que unían a Europa con Oriente.
Europa se vio obligada, entonces, a buscar nuevas rutas. Entre las principales razones que
motivaron esta búsqueda podemos mencionar:

• La necesidad de comunicarse con Oriente, ya que de esa región provenían los artículos
de mayor consumo de la época: sedas, especias, piedras preciosas, entre otros;
• La necesidad de encontrar tierras donde obtener oro y plata para la acuñación de
monedas

Portugal y España, pioneros de la nueva empresa

El mar Mediterráneo perdió su lugar central en la ruta con Oriente. Entonces, la alternativa fue
lanzarse a la búsqueda de una nueva ruta navegando las aguas del océano Atlántico. Por su
posición geográfica, Portugal y España eran los países mejor ubicados para emprender la
aventura. Pero el éxito de estas empresas dependía de medios materiales que las hicieran
posibles.
LOS VIAJES ESPAÑOLES

La empresa conquistadora

Después del descubrimiento del nuevo continente y de la firma del Tratado de Tordesillas, el
gobierno español se propuso conquistar y colonizar el territorio americano. Para llevar a cabo
esta empresa, la corona española contrató a hombres de diferentes grupos sociales, Pero se
reservó el derecho de autorizar y reglamentar la conquista y la colonización.

Las capitulaciones y el requerimiento

El rey y el conquistador firmaban una capitulación, en la que se determinaban los derechos y


deberes de ambas partes. El conquistador
debía leer el requerimiento a los indios
cuando establecía el primer contacto con
ellos. A través del requerimiento, el
conquistador solicitaba a los aborígenes que
aceptaran ser súbditos del rey de España y se
convirtieran al cristianismo. Si los indios
aceptaban, se los organizaba en
encomiendas. Si se negaban, se les
declaraba la guerra para someterlos. Esta
guerra era considerada una "guerra justa".

Los medios de la conquista

La conquista fue una empresa difícil. Las


tierras eran desconocidas; el espacio natural
era hostil. Selvas, pantanos, desiertos y
montañas tenían dimensiones enormes en comparación con Europa. Las especies animales y
vegetales desconocidas aterrorizaban a los conquistadores. A pesar de las penurias, en pocas
décadas alcanzaron su objetivo gracias a la combinación de una serie de factores:

• El espíritu de aventuras y la ambición de los conquistadores;


• La profunda fe religiosa;
• El uso de armas de fuego y del caballo;
• El apoyo de algunos grupos indígenas que colaboraron con los conquistadores para
someter a otros pueblos;
• Los enfrentamientos internos y las enfermedades, que disminuyeron la población
indígena;
• El debilitamiento que los españoles provocaron en las clases nobles indígenas,
capacitadas para el gobierno y la guerra.
La función de la Iglesia durante la conquista de América

Para emprender la conquista de América, los Reyes Católicos debieron iniciar, bajo el mandato
del papa, la evangelización de los pueblos indígenas que habitaban esos territorios. Así enviaron
representantes de diferentes órdenes religiosas para que llevaran a cabo la conversión de los
nativos a los principios de la religión católica.

Franciscanos

San Francisco de Asís fundó esta orden religiosa a principios del siglo XIII. Fue la primera en
llegar a América. Los franciscanos iniciaron su obra en La Española y desde allí se extendieron
a América del Norte y a América del Sur, cuya sede principal se estableció en Lima. Las misiones
que fundaron en Paraguay y en el Río de la Plata perduraron hasta el siglo XVIII. Sus miembros
eran educadores, misioneros, artistas, constructores, y en sus establecimientos desarrollaron
acciones culturales y de beneficencia.

Dominicos

En 1508 obtuvieron una autorización para comenzar su obra en América. Desde La Española, la
orden se extendió hacia Guatemala, Colombia, Ecuador y Perú. En 1549 sus frailes arribaron al
territorio argentino. Catequizaron a los diaguitas, en Tucumán, y fundaron otros centros de
enseñanza en el norte y en el oeste; más tarde, alcanzaron el Río de la Plata. En el siglo XVIII
se trasladaron a Corrientes y a Tierra del Fuego para iniciar la conversión al cristianismo de los
nativos.

Jesuitas

Eran miembros de la Compañía de Jesús, fundada en 1540 por Ignacio de Loyola. En 1566
fueron admitidas para misionar en América. Su objetivo, como el de las otras órdenes, era
conquistar espiritualmente a los indios. Fundaron centros misioneros en todo el territorio
americano; el más importante de ellos era la provincia jesuítica del Paraguay, establecida en
1607.Las misiones se organizaban a partir de un centro ocupado por la iglesia y rodeado por
viviendas. Políticamente, contaban con un cabildo formado por indios y funcionarios municipales
que elegían los miembros de la misión. Pero los controles religioso y político-económico los
ejercían dos sacerdotes. Los pobladores desempeñaban diferentes funciones, para las que eran
preparados: podían ser artesanos, agricultores, asistentes religiosos, entre otras. Las
producciones que sobraban del consumo local las vendían a otros poblados. Otorgaban a la
educación un papel fundamental, especialmente a la educación de los jóvenes, y enseñaban en
la misma lengua de los indígenas. En 1622 fundaron la Universidad de Córdoba. La orden jesuita
alcanzó un control casi total sobre la educación primaria, secundaria y universitaria en la
Argentina.

En 1767, el rey de España Carlos III determinó la expulsión de la orden.


Los cambios en Europa y en América a partir de la conquista

La conquista transformó al mundo y algunas de sus consecuencias todavía repercuten en nuestra


sociedad. España se transformó en la gran potencia europea del siglo XVI y América, en la región
proveedora de materias primas.

¿A quién debe América su nombre?


El navegante florentino Américo Vespucio, estudioso de la geografía y la navegación, realizó
varias expediciones al servicio de España y Portugal. En 1504 se publicó su relato Mundus
Novus, carta dirigida a Lorenzo de Médici, donde describía la enorme extensión y las
características especiales del continente desconocido por los europeos. Si bien se duda de
que Vespucio haya llegado a América, fue el primero en reconocer que se trataba de un
continente nuevo y desconocido. En 1507, en su homenaje, un geógrafo y humanista alemán
sugirió el nombre de América para nombrar las Indias Occidentales.

El impacto del encuentro

Los viajes de Colón fueron un acontecimiento decisivo para la historia de América y Europa, que
provocaron un impacto de gran magnitud en la sociedad europea del momento. Muchas
estructuras se conmovieron: existía un continente del que ni la ciencia ni las religiones habían
dado cuenta. Además, las "nuevas" tierras estaban pobladas por seres humanos que tenían
costumbres y formas de vida diferentes de las conocidas, y ofrecían vegetación y especies
animales que inicialmente asombraron a los europeos y luego fueron incorporadas por estos a
su vida cotidiana.

Entre los americanos también crecieron el asombro y el desconcierto. Algunos encontraron


explicaciones religiosas para entender la llegada de los españoles; otros ofrecieron una
resistencia inclaudicable ante los conquistadores.

EL Tratado de Tordesillas: un acuerdo entre rivales

España y Portugal rivalizaron por el control de las rutas comerciales y la posesión de los
territorios explorados. Portugal había firmado con España el Tratado de Alcazovar-Toledo en
1479-80, por el cual se aseguraba los derechos de exploración y colonización desde las islas
Canarias hacia el Sur. A partir del descubrimiento de América, las discrepancias resurgieron y
Portugal consideró que, en virtud del tratado firmado con España, las tierras descubiertas por
Colón le pertenecían. España argumentó que ese acuerdo reservaba para Portugal sólo las
tierras africanas.

Finalmente, en 1494, después de una


extensa serie de negociaciones, los Reyes
Católicos y Juan II de Portugal firmaron un
tratado en la ciudad de Tordesillas (provincia
de Valladolid, España), que estableció una
línea divisoria en el océano Atlántico, que
iba de polo a polo y pasaba a 370 leguas al
oeste de las islas de Cabo Verde. Todos los
territorios descubiertos que se encontraban
al este de la línea eran portugueses y los
que estaban al oeste, de España. El Tratado de Tordesillas permitió a Portugal la colonización
del Brasil.

Cambia el mapa del mundo: exploraciones y descubrimientos

Sin pensarlo, Colón puso en marcha una serie de acontecimientos de grandes dimensiones. A
partir de 1495 se multiplicaron las expediciones para explorar los territorios.

Hitos fundamentales de la etapa de exploraciones españolas

•Descubrieron el océano Pacifico, al que llamaron "Mar del Sur", al atravesar el Istmo de Panamá
(Vasco Núñez de Balboa, 1513).

•En la búsqueda de un paso que conectase los dos océanos (Atlántico y Pacífico), llegaron al
Río de la Plata (Juan Díaz de Solís, 1516)

•Completaron el primer viaje alrededor del mundo al descubrir el paso interoceánico, el estrecho
de Magallanes o estrecho de Todos lo;

Santos (Hernando de Magallanes y Sebastián Elcano, 1519-1522). Atado de Tordesillas permitió


a Portugal la colonización de Brasil.
Conquista del "nuevo mundo”

El primer viaje de Colón tuvo como fin encontrar una ruta alternativa hacia los países asiáticos.
Pero los viajes de exploración posteriores confirmaron la sospecha: las nuevas tierras no
formaban parte de Asia. En adelante, la búsqueda de oro y plata se convirtió en el objetivo
principal de las expediciones: comenzó la época de las conquistas. Un movimiento vasto y
acelerado de expansión condujo a la colonización de América. El Caribe fue el primer centro de
operaciones: Cristóbal Colón se instaló inicialmente en la isla La Española (Santo Domingo).
Desde las islas del Caribe se lanzó la conquista del continente.
La ocupación del territorio argentino (1536-1776)

La ocupación del territorio argentino se realizó en varias etapas. En un primer momento se


desarrollaron los viajes exploratorios de Juan Díaz de Solís, Hernando de Magallanes y
Sebastián Gaboto, quienes buscaban un paso entre los océanos Atlántico y Pacífico.

Posteriormente, desde España se organizó la expedición de Pedro de Mendoza. La Corona


española se proponía detener a los portugueses, que habían llegado a Brasil en 1500. En 1536,
Pedro de Mendoza fundó la ciudad de Buenos Aires, primer sitio de instalación de los españoles
en el actual territorio de nuestro país. Desde la época de la expedición de Solís, los viajeros
habían escuchado a los indígenas hablar de la existencia de una sierra de plata en estas
regiones. Posiblemente hicieran referencia a las minas del cerro de Potosí. Los lugartenientes
de Mendoza se encaminaron en su búsqueda hacia el Norte, por el río Paraná, y fundaron el
fuerte de Asunción (1537).

Mientras tanto, en Buenos Aires había muchos problemas por la falta de alimentos. Los
españoles no estaban dispuestos a trabajar la tierra y los querandíes que habitaban la zona se
resistían a ser sometidos a trabajos obligatorios. En 1541, cinco años después de su fundación
y por orden del gobernador Domingo Martínez de Irala, la ciudad fue despoblada y sus habitantes
se trasladaron a Asunción.

Posteriormente los conquistadores penetraron en el actual territorio argentino en tres grandes


corrientes provenientes del Alto Perú (actual Bolivia), Asunción y Chile.

Desde el Alto Perú, los españoles avanzaron sobre el norte del actual territorio argentino y
fundaron la ciudad de Barco I, II y III, que luego fue destruida. ,Francisco de Aguirre traslado a la
población de esta última ciudad y funda Santiago del Estero, llamada luego "madre de ciudades".
Desde allí organizaron la fundación de San Miguel de Tucumán, Córdoba, Salta y San Salvador
de Jujuy. Buscaban incorporar nuevos territorios para proteger las minas de plata de Potosí y
lograrla comunicación con el Atlántico.

Desde Asunción y bajo el adelantazgo De Juan Torres De Vera y Aragón, partió Juan de Garay
a fundar Santa Fe en 1573, y llevó a cabo la segunda fundación de Buenos Aires, en 1580. Los
conquistadores necesitaban asegurarse una salida al Atlántico.

Desde Santiago de Chile se organizó el poblamiento y la fundación de las ciudades de Mendoza,


San Juan y San Luis. Los españoles pretendían incorporar nuevos territorios, ya que no podían
avanzar hacia el Sur a causa de la resistencia de los araucanos.
La fundación de ciudades

Los conquistadores españoles se dedicaron a fundar ciudades lo más rápidamente posible para
lograr la ocupación de los territorios y la explotación de sus recursos. En los primeros tiempos se
construyeron guarniciones militares (es decir, fuertes y fortines), que aseguraban la defensa del
territorio. Conformaban además el centro económico de extensas áreas rurales, el lugar de
concentración del comercio y la sede del gobierno colonial. Las primeras ciudades se situaron
en las islas del Caribe (La Española) y en el golfo de México (Veracruz), zonas de fácil acceso
para la navegación.

Hubo una etapa inicial de arquitectura "espontánea", en


la que los asentamientos se construían sin planificación
previa, a fin de resolver los problemas inmediatos de
defensa y abastecimiento. En 1573, el monarca español
Felipe II dictó las Ordenanzas de Población para
organizar la construcción de ciudades. Estas
recomendaban, en general, la sucesión de manzanas
cuadradas, separadas por calles paralelas y
perpendiculares entre sí (en forma de damero). Pero
estas ordenanzas no se respetaron estrictamente, salvo
en los casos de fundaciones expresas.
Existió además superposición de ciudades coloniales con otras indígenas previas, como en el
caso de las capitales de los imperios azteca e inca: México (Tenochtitlán) y Cuzco,
respectivamente.

De este modo, las ciudades americanas tuvieron diferentes orígenes y formas variadas.

Acto de fundación: En el momento de fundar una ciudad se realizaba una ceremonia con varios
pasos. Primero se plantaba un grueso tronco, llamado picota en el centro de un espacio elegido
como plaza, donde en el futuro se haría comparecer a los condenados por la justicia. Allí el
fundador cortaba un poco de pasto, golpeaba la tierra con su espada y preguntaba si alguien se
oponía a la fundación. Luego generalmente se celebraba una misa y se redactaba un acta ante
escribanos y testigos. Finalmente, se repartían las tierras entre los expedicionarios.

La sujeción de los indígenas a sistemas de trabajo obligatorio

A diferencia de Europa, donde el movimiento general de la economía generó una mayor libertad
para la mano de obra (con la disminución de la servidumbre de la gleba), en América los europeos
establecieron sistemas de trabajo obligatorio. La encomienda, la mita, el yanaconazgo, el porteo
y la esclavitud fueron las formas de trabajo vigentes.

La Encomienda

La encomienda fue instalada por el sucesor de Colón, Nicolás de Ovando, en La Española (Haití),
a partir de 1508. Por este sistema, la Corona concedía al encomendero, de por vida, derechos
sobre un cierto número de indígenas:

• El encomendero se comprometía a "proteger" a los nativos, evangelizarlos e instruirlos


con ayuda de los misioneros.
• Los indígenas prestaban servicios de trabajo y tributos al encomendero.

El vínculo de prestaciones y protección que se establecía entre encomenderos e indígenas


recuerda el sistema de relación entre señores y siervos de la gleba de la Europa medieval. Las
haciendas a cargo de encomenderos tenían un tipo de economía natural o de autosuficiencia: en
ellas se producían el alimento, el vestido y la vivienda.

El sistema de encomiendas se mantuvo firme hasta mediados del siglo XVI, cuando se levantaron
voces desde la Iglesia y algunos pensadores de las universidades de España en defensa de los
indígenas. En la Universidad de Salamanca surgieron críticas hacia los abusos de los
conquistadores. El catedrático y teólogo Francisco de Vitoria (1484-1556) sostuvo que los
"indios" no eran seres inferiores a los que se podía explotar sino seres libres, con los mismos
derechos que los españoles y dueños de sus tierras y bienes.

En la defensa de los indígenas se destacó el padre Bartolomé de Las Casas (1474-1566), quien
consagró su vida a conseguir un trato justo para las comunidades indígenas. Sostuvo
insistentemente que los españoles debían vivir de sus propias tareas y no del trabajo de los
hombres y las mujeres nativos de América.
La Corona española intentó limitar el poder de los encomenderos, pero esta decisión no fue
tomada únicamente por la valiosa prédica de Las Casas: las encomiendas eran difíciles de
controlar y representaban un peligro para la autoridad real. Después de haber alcanzado, tras
muchos esfuerzos, la organización del Estado y el fortalecimiento de la monarquía, los reyes no
estaban dispuestos a permitirla extensión de señoríos en América.

La organización de América después de la Conquista

A partir de la conquista y la colonización realizadas por los españoles en América, estas tierras
fueron denominadas Reinos de Indias e incorporadas temporariamente como territorios del Reino
de Castilla. En adelante, quienes habitaron en la América española fueron súbditos libres de la
monarquía.

Así, durante los siglos XVI y XVII, las colonias americanas y su explotación económica
constituyeron la base del poderío español. Sin embargo, la gran distancia que separaba a España
de sus posesiones y la extensión territorial de las mismas impedía a la corona llevar a cabo una
administración eficaz.

Para solucionar estos problemas, la monarquía española aplicó algunas medidas:

• Instauró una forma de gobierno dividida, con autoridades residentes en España


(metropolitanas) y otras en América;
• Dividió los reinos de Indias en dos virreinatos.
Los virreinatos eran el de Nueva España y el de Nueva Castilla o del Perú

Cada uno de los virreinatos se encontraban divididas en unidades políticas más pequeñas
Para evitar o sancionar los actos de corrupción de los funcionarios, la Corona disponía de
algunos sistemas de control: Residencias, visitas y pesquisas

La residencia: AI finalizar un período de gobierno, un juez enviado por el Consejo de Indias se


trasladaba al lugar y sometía a juicio a la autoridad saliente. La Audiencia también solía hacer el
juicio. Podían participar los pobladores realizando preguntas y expresando sus acusaciones
hacia la autoridad juzgada. Finalmente, se confeccionaba un acta que luego se enviaba a España
para que el Estado premiara o castigara la gestión.

Las visitas y pesquisas: Este sistema de control se empleaba para castigar el mal desempeño
de las autoridades, tanto civiles como eclesiásticas (a excepción del virrey), cuando no cumplían
correctamente con sus deberes.

El mercantilismo: la tendencia económica de la época

Durante el siglo XVII, las riquezas de las naciones se transformaron en sinónimo de poder. La
noción más rica era lo más poderosa. Por lo tonto, uno de los objetivos de las monarquías
europeas en este siglo fue acumular la mayor cantidad de metales (oro y plata) posible y fomentar
el desarrollo de las industrias nacionales. Los reyes de la época aplicaron los principios de una
teoría económica que surgió con las monarquías: el mercantilismo.

El mercantilismo consideraba que el comercio era el medio fundamental para lograr el


crecimiento económico.

De esta manera, cada país europeo, de acuerdo con sus características y posibilidades,
estableció leyes y reglamentos que fomentaron las manufacturas nacionales y protegieron el
comercio. Las leyes y los reglamentos se tradujeron en la aplicación de diversas medidas,
algunos de los cuales fueron:

• Subvención (respaldo económico) a las manufacturas del país;


• Supresión de aduanas interiores;
• Imposición de altos aranceles aduaneros a los productos extranjeros para proteger las
industrias nacionales;
• Construcción de carreteras, canales y puertos para facilitar el traslado de las
mercaderías;
• Fomento de lo marino mercante; autorización a compañías comerciales privadas para
transportar, distribuir e intercambiar mercaderías.

Lo aplicación de las ideas del mercantilismo y de medidas proteccionistas generó una gran
competencia entre los estados europeos. Pero también provocó numerosas guerras por lo
posesión de las coloniales en América, Asia y África.
La economía colonial al servicio de España

Entre los siglos XVI y XVII, el poderío de las naciones europeas se basó en sus posesiones
territoriales y la explotación económica de sus tierras. España no fue la excepción. Por eso,
concentró casi todos sus esfuerzos en desarrollar y organizar las colonias como proveedoras de
materias primas, especialmente de oro y de plata, y consumidoras de mercancías producidas en
la metrópoli. Es decir que España aplicó los principios de la teoría mercantilista en su relación
con América.

La agricultura

Las características del suelo americano brindaron grandes posibilidades para el desarrollo de la
agricultura. Aunque muchos cultivos eran originarios de América, los españoles también
aportaron otros, como las frutas y el trigo. Las zonas y los principales cultivos de la América
española en el siglo XVII fueron:

• Las Antillas: caña de azúcar, algodón y tabaco.


• México: maíz, frutales, algodón, cacao, copal, pimienta, caña de azúcar.
• Venezuela: cacao, trigo, caña de azúcar y plátano.
• Perú: trigo y vid.
• Río de la Plata: hortalizas, yerba mate y pasturas para el ganado.

La ganadería

La cría de ganado para uso comestible y la extracción de materias primas fueron actividades que
se iniciaron en América con la llegada de los españoles. Ya desde sus primeros viajes al Nuevo
Mundo, los españoles trajeron en sus barcos caballos, vacas y animales domésticos como gatos,
perros y gallinas.

El ganado vacuno adquirió mayor importancia, pues se exportaba a España para su


industrialización.

La minería

La minería fue la actividad productiva más importante de esta época, pues aportaba los minerales
que España necesitaba para sostener su economía. La principal zona de extracción minera en
el siglo XVII fue Potosí que, con sus fabulosas riquezas, mantuvo a todo el imperio español.

Otros centros importantes para el desarrollo de esta actividad:

• Región del altiplano, rica en minerales de plata y estaño;


• Zona andina desde la Serena hasta el Perú, donde se destacó el cobre;
• Bolivia, donde la sal fue la producción más importante;
• El centro de Chile y San Luis fueron zonas donde abundó el oro, el metal más codiciado
de la época.
Los indios aportaron la mano de obra para el trabajo en las minas. Estos indios, que fueron
denominados mitayos, se organizaban por grupos. Cada grupo trabajaba durante siete días
desde la salida del sol hasta el ocaso, con un breve tiempo de descanso en la mitad de la ¡ornada
y descansaban dos. Luego eran reemplazados por otro grupo. Dos semanas más tarde debían
volver a la mina. El trabajo consistía en entrar a los socavones, extraer el mineral y transportarlo.
Éstas eran tareas duras que desgastaban físicamente al indio.

La industria

La mayor parte de las materias primas americanas se transportaba a Europa donde se


transformaba en productos elaborados. Por lo tanto, casi todos los productos que se consumían
en América provenían de allí. Además, aquí no se conocía la existencia de hierro y carbón,
elementos fundamentales para el desarrollo de manufacturas.

A pesar de estos inconvenientes, en el siglo XVII ya se desarrollaban algunas manufacturas en


América.

La política mercantilista en América

La Corona española también aplicó los principios de la teoría mercantilista en sus colonias
americanas:

• Consideró sus colonias como proveedores de materias primas;


• Trató de impedir el desarrollo de industrias en América con el objetivo de mantenerse en
su posición de proveedora de productos elaborados;
• Prohibió el comercio de sus colonias con otros países, es decir, impuso un severo
monopolio;
• Habilitó sólo algunos puertos para el comercio. En España: Sevilla, Cádiz y San Lúcar.
En América: Jamaica, La Habana (Cuba), Yucatán (Campeche) y Portobelo (Panamá).

Sistema de flotas y galeones: un


medio para asegurar el monopolio Las
flotas mercantes que realizaban el
intercambio comercial entre las
colonias y la metrópoli eran
constantemente amenazadas por
piratas y corsarios. Estos no
desaprovechaban la oportunidad de
atacar las naves y llevarse cuanta
mercadería encontraban. A partir de
1561, la Corona organizó un sistema
de flotas y galeones con el fin de
procurar mayor seguridad en el comercio con América.
Desde los puertos españoles partían dos flotas acompañadas por galeones de guerra, que los
protegían de los ataques piratas.

Al llegar a Santo Domingo, una flota se dirigía hacia los puertos de Jamaica, Cuba y Veracruz.
La otra continuaba hasta Portobelo (Panamá). En cada uno de los puertos americanos se
realizaban ferias, con el objetivo de comerciar los productos provenientes de España y
transportarlos hacia el interior de las colonias.

El contrabando

Los productos que traían los buques españoles resultaron insuficientes para satisfacer la
demanda. Además, las ciudades que se encontraban más alejadas de los puertos debían pagar
un precio muy elevado por los productos, debido a la gran cantidad de intermediarios que
intervenían en el proceso.

Por ejemplo: los alimentos que llegaban en buques españoles a Portobelo debían transportarse
en barco hasta El Callao. Desde allí partía la mercadería hacia Buenos Aires, adonde era
trasladada a lomo de muía. Por lo tanto, el recargo elevaba el valor de origen en forma
desproporcionada.

Así, los pobladores de Buenos Aires debían pagar mucho más que los de Portobelo por la misma
mercadería. Estas situaciones facilitaron el contrabando en América, llevado a cabo por ingleses,
franceses, holandeses y portugueses. Los centros más activos del comercio ilegal fueron el
Caribe y el Río de la Plata.

La colonización portuguesa

Los portugueses llegaron por primera


vez a América en el año 1500 en una
expedición comandada por Pedro
Álvarez Cabral. A partir de ese año la
Corona portuguesa organizó nuevos
viajes de reconocimiento y
exploración de les tierras del actual
Brasil. Al principio estas expediciones
no ofrecieron beneficios económicos.
Pero la situación cambió en las
primeras décadas del siglo XVI,
cuando los portugueses hallaron el palo Brasil, un árbol del que se extraía una tintura de color
bermejo, utilizada para teñir telas y muy cotizada en Europa.

Las capitanías: un intento de organización Recién a partir de 1530, y en vista de que otros países
europeos, especialmente Francia, había cuesto sus ojos en estas tierras, la corona portuguesa
inició el poblamiento de Brasil. Un grupo de naves al mando de Martín Alfonso de Souza llegó
con la misión de defender la costa contra los piratas, remarcar los territorios de la corona,
establecer poblaciones y proceder a su definitiva organización.

El territorio que correspondía a Portugal fue dividido en trece franjas, denominadas capitanías.
Cada una de las capitanías fue cedida a un particular o donatario, que se comprometía a
colonizarla.

Los donatarios contaban, además, con ciertas atribuciones: administrar justicia; fundar ciudades;
designar funcionario: cobrar impuestos; repartir tierras; esclavizar indígenas.

La Corona portuguesa, en cambio, controlaba el monopolio comercial y obtenía un porcentaje de


todas las ganancias. El desinterés de los donatarios y su incapacidad para administrar
provocaron el fracaso del sistema de capitanías. Por eso, en 1548, el rey de Portugal creó un
"Gobierno General del Brasil" con sede en San Salvador (Bahía).

El ciclo del azúcar, base de la economía portuguesa Los portugueses que se instalaron en
América comprendieron que su economía no podía sostenerse sólo con la explotación del palo
Brasil. Por eso, aprovechando las condiciones del suelo, introdujeron la caña de azúcar. El
trabajo en las plantaciones de caña de azúcar generó un nuevo problema económico: se
necesitaba mucha mano de obra y los indígenas de la zona no tenían la resistencia necesaria
para ese trabajo. Para solucionar este problema, en 1559 la corona portuguesa autorizó la
introducción de esclavos africanos. Gracias a la mano de obra esclava, Brasil pudo lograr una
magnífica producción de azúcar y satisfacer la creciente demanda europea del producto] De esta
manera, se conformó un "triángulo comercial" entre Portugal, África y Brasil: los comerciantes
portugueses cambiaban en África manufacturas europeas y algunos exóticos productos
orientales por esclavos, que cargaban en las bodegas de sus barcos y llevaban a Brasil; allí los
vendían y regresaban a Portugal con otro cargamento: azúcar para ser vendida en Europa.

La expansión portuguesa en América

En 1580, Felipe II, rey ele España, integró el reino de Portugal a los dominios de la Corona
española. De esta manera, los límites establecidos por el datado de Tordesillas en 1494
quedaron sin efecto. Cuando los portugueses que se encontraban en América se enteraron de
la nueva situación del reino, avanzaron hacia el oeste de la línea de Tordesillas y colonizaron
tierras que antes eran españolas. Pero, en 1640, Portugal se declaró independiente de España
y, por lo tanto, se restableció la vigencia del Tratado.

La Corona española reclamó entonces sus derechos sobre las tierras colonizadas desde 1580
por los colonos portugueses. Pero, a pesar de estos reclamos, los portugueses permanecieron
allí, donde se habían establecido.
Desde entonces, la frontera entre los territorios de las dos naciones en América fue motivo de
conflicto.

Los bandeirantes y su aporte a la expansión: Algunos colonos de Brasil, generalmente mestizos,


solían organizar expediciones hacia el interior en busca de oro, piedras preciosas o indios; estos
últimos eran tomados prisioneros y vendidos como esclavos la expedición era encabezada por
un jinete portador de una bandera, al que se denominó bandeirante. Detrás del bandeirante
marchaban los jefes (que también iban a caballo), un grupo encargado de redoblar
continuamente los tambores y, por último, otros hombres a pie. Numerosos testimonios expresan
la crueldad de estos individuos, que no titubearon en atacar las pacificas comunidades de
guaraníes establecidos en las reducciones jesuitas. A pesar de que el objetivo de los
bandeirantes no fue expandir el territorio, con sus expediciones lograron extender la dominación
portuguesa más allá de los límites acordados por el Tratado de Tordesillas.

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