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SOBRE TI:
1. ¿Cómo te definirías?
Parece una pregunta “tonta” pero no me cuesta pensar en cómo definirme.
Diría que soy una persona un tanto histriónica. Siempre he sido como muy
alegre, que he entrenido a los demás y en cierto punto hasta “ser el centro de
atención” aunque no me gusta nada serlo. Al menos en esta última etapa de mi
vida en la que no quiero preocupar a nadie o que nadie me conozca, pasar
desapercibida.
Considero que siempre he sido una persona ansiosa, todo me preocupa, todo
me pone nerviosa y en los últimos meses me he dado cuenta reflejándolo en la
comida pues en 3 minutos- 4 ya he comido aparte que también ha disminuido
mi apetito (es cierto que he notado que me sacio con poco) o al menos la gente
de mi alrededor me dice que me he quedado más delgada.
Siempre he sido muy disciplinada con mis estudios y creo que esta es una de
las cosas que me ocurre. Ahora no soy capaz de ser la que era. Sé que puedo si
quiero pero no estoy bien algo me pasa y eso me frustra.
Soy desorganizada y no me planifico. Esto es a raíz de ahora incluso de hace
algunos años pues ahora me siento igual que entonces (cuando oposité por
primera vez en 2018-2019). Siempre, durante todas mis etapas he sido muy
disciplinada, me ha gustado lo que he estudiado y disfrutaba sabiendo que me
sabía las cosas. Sin embargo al hilo del calificativo anterior, he sido siempre de
las típicas personas que decían que no se sabían nada y estaba en la puerta
antes de entrar a un examen dando vueltas, atacada, con los apuntes en las
manos y después resultaba ser que me salía mucho mejor de lo que yo creía o
incluso de las pocas que aprobaba en clase. Esto puede venir incluso por falta
de confianza en mí porque siempre pienso que todo el mundo piensa igual que
yo, hace lo mismo que yo y/o que lo que yo hago en insuficiente, no es bueno
ni extraordinario aunque luego lo vea reflejado en una nota. El gran problema
creo que es que aunque ese esfuerzo se vea recompensado, si yo misma no soy
capaz de pararme, creérmelo y recompensármelo por mucho que me digan los
demás, no vale de nada. Necesito sentirme bien conmigo misma y que soy
capaz. Cosa que no me ocurre.
Soy sensible sobre todo con los animales, los niños y los ancianos. Aunque he
de admitir que hay a veces que ocurren cosas o veo en películas que
Rocío Estébanez – Psicóloga y Coach
permanezco totalmente apática (me puede transmitir pena pero sin más) y hay
otros detalles que sin embargo son mínimos y me hacen empatizar mucho,
sentirme mal o con mucha pena.
Soy muy habladora. Me encanta hablar y de hecho creo que puede quedar
reflejado en este formulario. Es otro de los problemas que tengo que no se
“relativizar” todo lo que digo ni tampoco resumir por lo que a veces soy un
caos. La gente suele decir que le doy muchas vueltas a las cosas, que cuando
quiero contar algo me voy de un tema me enrollo tanto que termino hablado
de otra cosa y al final no les digo lo que verdaderamente pretendían o la
respuesta que ellos quieren e incluso a veces me cortan y me dicen “pero
bueno me lo vas a contar” o “bueno venga pero dime”.
Soy indecisa. Me cuesta tomar decisiones y eso hace que pierda mucho el
tiempo y maree a la gente, me causa estrés y demasiada preocupación.
Indecisa por ejemplo hasta para comprar un regalo para alguien de mi familia.
Es como que le doy muchas vueltas aunque no siempre pasa esto, otras voy
como a tiro hecho y complicarme poco.
Pues tengo a mis padres y dos hermanos más con 31 y 36 años. Mi hermano mayor se
fue de casa cuando apenas tenía yo 10 años debido a la diferencia de edad (vamos de
cinco en cinco años) y mi hermano el mediano también se fue bastante jovencito a
vivir con su ahora exnovia. Por lo que yo he estado con mis padres siendo “única
bastantes años”.
Destacar que a los 6 años sufrí un derrame cerebral y tuvieron que llevarme en
helicóptero al Materno de Málaga. De ese tiempo (el cual fueron creo 2 meses) yo lo
recuerdo como un eternidad. No tengo malos recuerdos de ese tiempo y de hecho
cumplí allí los 7 años. Mis recuerdos son todos buenos y aunque desde ese entonces
yo no destaco ese episodio de mi vida ni hago por recordarlo sí me duele el
sufrimiento que le pudo causar a mis padres y mis hermanos cuando se lo cuento a
alguien. Mis hermanos se quedaron con mi tía aquí y mis padres estuvieron todo ese
tiempo en Málaga conmigo.
Siempre hemos tenido animales en casa del primero no tengo recuerdo porque era
muy chiquitita y por lo visto un día desapareció y creemos que se lo llevaron unos
feriantes (aquel entonces vivíamos frente a la feria de Melilla). Con los años tuvimos
otro y de ese guardo muy buen recuerdo aunque es cierto que era bastante
“gamberro” y no podíamos con él pero claro a ojos de una niña era el perro perfecto.
Una vez nos fuimos de viaje y recuerdo como mis padres lo dejaron con unas personas
que yo no conocía pero ellos sí. Al volver nunca fuimos a recoger al perro y yo una y
otra vez durante años preguntaba por él y cuándo lo recogeríamos (no me acuerdo la
respuesta que me daban) la cosa es que lo cuento porque aunque ni me acordaba de
ese episodio con los años hice un esfuerzo por comprender de donde venía mi
insistencia con los animales y la gran empatía y cariño que les tengo y caí en que aquí
podría estar la raíz.
Estuve desde que salí del hospital hasta los 10 años que me dieron de alta, volando
creo que una vez, todos los meses, a Málaga para revisiones (por lo del derrame
cerebral). Este mismo año, creo que en Febrero, murió mi yaya. Mi madre decidió no
decirme nada y escondérmelo por evitarme el sufrimiento pero sinceramente fue
mucho peor porque indudablemente me enteré porque vecinos bajaban a darle el
pésame esos días y porque en reuniones familiares a mis tíos se les escapaba hablar de
ella en pasado o directamente el contar algo y decir “pues cuando murió mamá... Aún
así mi madre siempre intentaba cortarlo pero yo ya lo sabía aunque nunca nos dijimos
nada de eso hasta hace relativamente poco tiempo (dos años o así). La muerte de mi
yaya me afectó básicamente porque me enteré yo sola, lloré yo sola con 10 años y sin
poder decirle nada a nadie porque me tenía que hacer “la tonta” que no lo sabía. Ese
año también hice la comunión y pedí un perro como regalo y aunque no me lo
regalaron a finales de ese mismo año llegó. Es mi perro actualmente, Golfo, tiene 16
años, tiene ya muchos achaques de la edad. Vive con mis padres.
Rocío Estébanez – Psicóloga y Coach
Este mismo año, repetí 4º de primaria. Recuerdo que tenía una maestra horrible, no
quiero hablar mal de ella pero todo el mundo tiene algún maestro que le ha marcado
tanto para bien como para mal. Obvio “la culpa” no se la voy a echar a ella, algo de
vaga tendría yo. El caso es que recuerdo el día que me lo dijo mi padre y es que nos
recogió a mi amiga y a mí y cuando la dejó en su casa. En el mismo coche me lo dijo a
“gritos” y no de muy buenas maneras .Recuerdo llorar durante todo el día encerrada
en mi cuarto y escuchar a mi madre discutir con mi padre en la cocina por habérmelo
dicho así y cómo estaba yo.
Por este motivo siempre he tenido que aguantar de mis compañeros frases tipo “si
eres una falsa luego eres de las que mejor nota sacas”, “tú, no sabes, no sabes y eres
de las pocas que apruebas” y aunque suene a tontería es jodido porque tú de verdad
crees que no te lo sabes y esos niveles de estrés que vivo son reales. Otro de los
defectos que hace poco caí en él es que no me recompenso mis “éxitos” si se pueden
llamar así. Pero ni de estudio ni de nada. Es como “muy bien, ya lo has aprobado
(aunque me haya costado lágrimas mientras estudiaba y lo mal que lo haya pasado), es
lo que tenía que hacer pues yasta, ahora a lo siguiente”.
Durante 3º de carrera, me fui 6 meses de Erasmus a Italia. Ahora echo la mirada atrás y
no sé cómo lo hice. De hecho me digo que a veces hago cosas que no sé cómo he sido
capaz con la personalidad que tengo. Irme 6 meses sola. Es como que no sé de donde
saqué ese impulso porque no me caracteriza ese tipo de “locuras”. Allí tuve una
compañera de piso española que continua siendo muy amiga mía. De hecho es de las
pocas personas que hoy puedo considerar mi amiga, aunque estemos lejos nos lo
contamos todo y si estamos mal acudimos la una a la otra. Igual con mi amiga de Cádiz
que estudió aquí. Es otra de ellas con la que puedo contar para todo.
En los últimos meses del último año del grado a mi pareja le salió trabajo en Málaga.
Así que se fue para allá y vivió en la casa que mis padres tienen allí. Se vino por fin en
el segundo mes de pandemia y ya está aquí. De este periodo quiero destacar, que
aunque lo tengo superado y perdonado pero me duele recordarlo un poco, cometió un
pequeño fallo. Que para otra persona puede no ser para tanto pero como he contado
antes tengo tanta confianza en él, tanta seguridad que la verdad lo pasé muy muy mal
y lo sentí como una traición. La más grande y de la única persona que no podía
esperarme en la vida. Es como que en tu vida tienes unos cimientos y todos lo demás
puede tambalearse menos esos cimientos. Pues se me tambaleó y lo viví vamos, como
una tragedia.
Otra cosa a destacar y yo creo que la raíz de todo es que cuando terminé la carrera
decidí opositar. Pero yo no sabía lo que era, ni la importancia que tenía así que fue
terminar la carrera y me relajé ese verano. Claro ya todo el mundo tenía preparadores
cogidos y yo ni siquiera conocía (nadie de mi alrededor es o era profesor en ese
momento y tampoco tuve esa visión). Melilla es muy chica y los preparadores se
cuentan con los dedos de las manos, academia apenas existen y no se las conoce. Yo
preguntaba a compañeros míos y me decían que sí que tenían preparador pero no me
pasaban sus contactos o me decían como poder contactarlos (ahí empecé a darme
cuenta de la competitividad que hay aunque no era muy consciente). Junto con dos
amigas buscamos una academia en Málaga. Era semipresencial y teníamos que ir solo
una vez al mes allí de manera presencial. La verdad, para una persona con experiencia
Rocío Estébanez – Psicóloga y Coach
serviría pero para nosotras era nefasto además que nos explicaba las cosas mal porque
en Andalucía y Melilla ahí leyes y cosas que van diferentes y nos liaba mucho más. Pero
bueno, nos teníamos las 3.
Mes tras mes una dejó de opositar y la otra al mes siguiente se quitó porque decidió
pasarse a la especialidad de música. Ahí mi desconfianza aumentó totalmente porque
estaba sola, ante una academia que no quería, no me ayudaba sino que me liaba más
aún, así que mis niveles de ansiedad aumentaron. Empecé como loca a buscar otra
cosa y a finales de año me apunté a una academia, también de Málaga, totalmente
online. Me hacía un poco de más caso pero es cierto que a no ser de allí e ir diferente,
atención me prestaba poca así que me sentía totalmente sola, ante unas oposiciones
que no sabía de qué iban.
Caí totalmente es una tristeza, sin mi pareja aquí, sin apoyo, “sola”, no quería salir, no
tenía ilusión por nada, no se lo contaba a nadie. De hecho ante mis padres (en ese
entonces vivía en mi casa) conseguía ocultarlo. Pero en mi habitación todo era un caos.
No tenía fuerzas para estudiar, no sabía cómo hacerlo, por dónde empezar, etc. No
tengo palabras para esos meses. Pasaron las oposiciones que fueron en junio de 2019
y yo creo que realmente nunca me recuperé del todo sino que camuflé ese mal estar
porque no lo traté. Fracasé y alguien como yo no podía fracasar y sacar un 0 no podía
pensar en que los demás vieran ese fracaso por parte mía y así fue.
Desde como mitad de Noviembre. Estoy otra vez apática, caída, las cosas que me
gustaban no me gustan ni me hacen disfrutar. De hecho siento que no disfruto con
nada ni nada me apetece nunca. Ni siquiera ver la tele, empezar una serie, nada. Pero
sobre todo destaco que desde septiembre no duermo. Algo tendré que dormir pero lo
justo y necesario para sobrevivir. Siempre ando muy cansada, irritable, lloro sin saber
por qué. En fin una historia muy larga que no sé ni contar ni expresarme.
Por otra parte tengo una sobrina con autismo y ha sido duro todo el proceso hasta
darnos cuenta, luego asimilarlo y ahora el punto de lidiar con ello día tras día. Por mi
parte lo llevo un poco mejor porque al ser maestra, conozco esto ya y que no pasa
nada. Lo he llevado mejor. Para mis madres y mi hermano y cuñada ha sido y es muy
duro.
Sentirme mejor conmigo misma primero para conseguir mi meta que no es más que
ser profesora. Soy consciente que puede que no lo consiga ya, pero para poder estar
más cerca necesito aprobar las oposiciones, aunque no sea fácil por la parte de
baremación que influye y mucho. Pero tengo un solo objetivo que sé que me hará feliz,
tener mi aula y mis niños. Quiero hacer miles de cosas nuevas, aportar ideas e ilusión
por aprender de manera diferente a como hoy conocemos. Tengo ganas, pero no
visualizo el final porque no me veo sacándome las oposiciones por todo esto que me
pasa a nivel sentimental que no me deja avanzar.
dado cuenta que tienen que tomarla los demás por mí, hasta para ir a un bar a tomar
algo.
Pero sobre todo y que considero primordial es el sueño. No duermo desde septiembre,
no tengo energía, no puedo memorizar, no puedo concentrarme y me cuesta
levantarme de la cama. Siento que no puedo más, tengo que dormir porque el no
descansar hace que todo lo demás vaya de la mano.
Ando como pollo sin cabeza por la vida.
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Estoy muy feliz y orgullosa de que hayas dado este gran paso y muy agradecida por ser
yo quien te acompañe en el camino. ¡Vamos a por todas!
❤️ Rocío Estébanez