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1. Primeramente podríamos decir que el caso de Pablo se ubica más bien en el polo esquizofrénico del
continuo de la psicosis, pero esto no tiene demasiada importancia, lo tomamos con fines de explicar y argumentar
el Desarrollo del caso. Podemos sostener esto ya que vemos el papel protagónico que toma el cuerpo para el
paciente, desde la importancia que le da al tipo de cuerpo de las mujeres a las cuales es atraído hasta las
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transformaciones que nota en su propio cuerpo causadas por la figura del perseguidor.
Para comenzar el trabajo de análisis de la viñeta tomemos la perspectiva freudiana acerca de la formación de
síntomas en la psicosis. En el desarrollo de las obras de Freud estudiados el interrogante principal que lo


atormentaba era el de encontrar aquel mecanismo que organizara la psicosis en la manera en la represión
organiza la neurosis.
Al comienzo no hace una distinción entre neurosis y psicosis, incluyendo a ambas estructuras psíquicas como
resultados de la defensa. ¿Qué quiere decir esto? Freud sostiene que al enfrentarse a una representación
inconciliable con el resto de las representaciones que forman el aparato psíquico de un sujeto la respuesta que
el mismo tiene es la de reprimir dicha representación, es decir, no querer saber nada de ello. Esto era logrado a
partir de la separación de la representación y su carga de energía o monto de afecto, ante lo cual la defensa trata
de hacer una especie de barrera que le impida a esa representación volver a unirse a las otras con las cuales es
sujeto sí puede identificarse. Ahora, sabemos que todo aquello que es reprimido insiste en volver, lo hace
mudando el monto de afecto de la representación reprimida a otro lugar desde el cual se va a hacer escuchar por
el sujeto. Y es dependiendo al lugar al que se traslade el monto de energía que se distinguen las distintas formas
patológicas de formación de síntomas por represión. Si dicho afecto se muda sobre el propio cuerpo estamos

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frente al mecanismo de Conversión, propio de la histeria; si, en cambio, se muda a otra representación sin mucha
carga, nos enfrentamos al mecanismo de sustitución o falso enlace, propio de la neurosis obsesiva. Por otro lado,
si dicha energía se muda a un objeto especifico nos encontramos con un mecanismo de defensa fóbico, y el
cuarto destino que Freud propone para el monto de afecto de la representación reprimida es la proyección, donde
lo reprimido desde el interior regresa desde el exterior. Y es el este punto donde me gustaría detenerme para
elaborar mas acerca de dicha idea.
El primer mecanismo que Freud propone como protagonista en las formaciones delirantes propias de la psicosis
es la proyección, sosteniendo que aquello que es intolerable para el interior del aparato vuelve desde el exterior
de la persona. Un simple ejemplo del funcionamiento de este tipo de mecanismo sería pensar en una mujer que
sostiene que el marido la engaña o está enamorado de otre, cuando en verdad es ella misma la que tiene deseos

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infieles hacia otro sujeto.
A largo del desarrollo de su obra terminará por desestimar a la proyección como el mecanismo propio de la
psicosis porque sostiene que la misma es aplicada en otras estructuras también y porque no logra que funcione
para argumentar lo que ocurre en el sujeto en el delirio de grandeza o megalomanía. Al seguir indagando acerca
del mecanismo propio de la psicosis, Freud llega a la conclusión de que la misma se trata de una fijación en la
etapa narcisista del desarrollo de la libido, es decir, a donde la libido se concentra en el Yo.

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Para ahondar en este tema debemos necesariamente hablar del texto la Introducción al Narcisismo, ya que en
el mismo Freud explica que el yo no esta dado desde un comienzo, sino que el mismo debe desarrollarse, y lo
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hace pasando por tres grandes etapas. La primera que ubica es el Autoerotismo, en este etapa, las pulsiones son
parciales, plurales , independientes, se satisfacen por sí solas y en el propio cuerpo. Se dice que en esta etapa
hay una suerte de anarquía de las pulsiones a las cuales les sirve cualquier objeto para satisfacerse. Es aquí
donde se produce el primer gran quiebre por una nueva acción psíquica que se produce en el aparato. Aquí donde
ubicamos la etapa del narcisismo. Freud sostiene que para poder elegir un objeto de amor, primero se debe tomar
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al propio yo y al propio cuerpo como objeto de amor al que toda la libido o energía sexual es enviada.
Así es como las pulsiones parciales comienzan a organizarse y sintetizarse en el propio cuerpo (aunque es de
vital importancia aclarar que nunca dejan de ser independientes y parciales, que se satisfacen en sus zonas
erógenas) permitiendo que el sujeto comience a experimentar su cuerpo no ya como fragmentos aislados, sino
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como una unidad. Esta unidad es una ilusión que el yo crea pero que puede fallar o destruirse, como sucede en
la esquizofrenia donde el cuerpo se vive como dividido.
Una vez que el sujeto ha alcanzado la unidad del yo es donde se produce el tercer quiebre y puede pasar a la


elección de objeto. Esto significa que es libido que estaba completamente concentrada en el yo puede comenzar
a ser destinada (parcialmente) a objetos del exterior como objetos de amor.
Este breve desarrollo de la constitución del yo nos ayuda a pensar aquello que Freud describe como retorno al
narcisismo presente en la psicosis. Lo que habría de pasar es que la libido puesta en el mundo exterior, en objetos
distintos del yo y el propio cuerpo, es reabsorbida al yo generando que el sujeto pierda interés en las cosas que
lo rodean, pudiendo enfocarse únicamente en él mismo.
Volviendo al mecanismo de la proyección, Freud sostiene que en la psicosis lo que ocurre es que algo
inconciliable para el interior del yo es rechazado, retornando desde el exterior, evitando que el sujeto deba
identificarse con aquella representación que le causa malestar. En cuanto a la etapa a la cual regresa el sujeto
se puede producir una paranoia, cuando regresa al periodo del narcisismo o a una esquizofrenia cuando regresa
al periodo de autoerotismo, y es esto lo que podemos observar en la viñeta aquí presentada.

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 Cuando Pablo sostiene que luego de despertar de una siesta sus testículos comenzaron a evaporarse y
disolverse en el aire vemos claramente como algo de la ilusión de unidad del yo está fallando. Comienza a
experimentar su cuerpo como fragmentado. Lo mismo ocurre con su cadera, que comienza a empequeñecerse,
dando mayores pruebas de como las distintas partes de su cuerpo comienzan a aislarse unas de otras y a sufrir
transformaciones que él no puede significar.
Es en este episodio donde podemos ubicar la primera aparición de alucinaciones auditivas en el paciente, lo
que da cuenta de la estructura psicótica que estamos argumentando aquí mismo.
Continuando con el desarrollo del paciente el mismo comienza a armar toda una secuencia delirante desde la
cual su cuerpo continuará siendo fragmentado, sus testículos serán incorporados a los ojos potentes del “gran
observador”. Ya no le pertenecen, su cuerpo ya no es suyo.

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Continuemos con el desarrollo que propone Lacan para explicar el mismo proceso, es decir, la composición de
la unidad corporal que el sujeto hace o no de su propio cuerpo.
Lacan propone un momento lógico en la vida del sujeto al que llama Estadio del Espejo, en el cual el niño de
alrededor de 6 meses adquiere la capacidad de concebir a su reflexión como propia, a la vez que como otro. Esto
quiere decir que es capaz de decir esa imagen es mi imagen, me reconozco en ese imago, pero yo no soy esa

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reflexión, ese es un otro similar a mí, pero no soy yo. Esa imagen que el niño capta en el espejo es una imagen
virtual de un objeto más real que es él mismo.
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Este estadio es de vital importancia en el desarrollo psíquico de un sujeto porque le permite experimentar su
cuerpo como una unidad y no como fragmentos sueltos que no le pertenecen. Lo que ocurre es que cuando el
niño puede ver su imago como una unidad, aun no posee la capacidad motriz de controlar a su cuerpo a su gusto,
por lo que esa imagen se le presenta como una rivalidad, es la versión unificada que él quiere tener sobre su
cuerpo. Por eso decimos que despierta sentimientos de ambivalencia, porque se lo ama por reconocerlo como
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propio y a la vez se lo odia porque le recuerda la amenaza de la fragmentación inicial de su cuerpo.

Para dar cuenta de esta etapa, Lacan propone un esquema denominado el esquema del ramillete invertido o el
esquema de los dos espejos, el cual permite dar cuenta de la forma en la que el objeto de la realidad difiere de
esa imagen virtual que sujeto arma de este dependiendo desde el lugar en que lo mire. Para que la imagen virtual
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pueda constituirse es necesario que a cada punto del mundo real le corresponda un único punto en el espejo o
mundo virtual. Así es como el yo primitivo se constituye, a partir de que posee la capacidad de diferenciarse del
exterior. Este es el primer juicio de existencia que el sujeto experimenta, ubicando aquello que es y lo que no es


parte del yo. El producto de este proceso es que el sujeto es capaz de integrar la imagen de su cuerpo con sus
instintos y deseos.
Un elemento esencial de esta operación es la participación de la palabra, ya que el sujeto está atravesado por
la lengua. Al hablar de lengua nos referimos a la voz del Otro, llamado A, que determina la inclinación del espejo
deviniendo en la imagen que el sujeto tendrá de sí mismo, decir esto es resaltar la esencial importancia de su
presencia, ya que si el A falta el sujeto no podrá conformar una imagen unificada de sí mismo. Esta relación
simbólica está mediada por la ley y el ideal del yo que funciona como una suerte de guía para el individuo en
cuanto a sus relaciones con los otros.
Para pensar la estructuración de la psicosis, Lacan sostiene que la misma representa un retorno de la libido al
estadio del espejo, donde la imagen corporal vuelve a verse fragmentada y el reflejo del propio sujeto es visto
como una amenaza o un rival que tiene lo que el sujeto no es capaz de tener, unidad.

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 2. Pasemos ahora a otra cuestión. Lacan es muy influenciado por la lingüística y por las teorizaciones de
Saussure a la hora se platear su propia teoría acerca del icc y el aparato psíquico. Esta es la razón por la cual en
lugar de hablar de representaciones como lo hace Freud, habla de significantes como los componentes del
aparato psíquico.
Lacan sostiene que el lenguaje habla en los discursos de lo simbólico y lo imaginario la estructura siempre se
basa en un significado y un significante. El sujeto tiene la lengua y es a partir de esta que desarrolla su discurso.
El lenguaje se desenvuelve en dos ejes diferentes, el eje sincrónico es aquel conjunto de elementos que ya esta
dado, es un corte en tiempo y espacio; el eje diacrónico es la co-variación de dichos significantes que se van
enlazando unos con otros creando cadenas de significantes a las cuales se les atribuye un sentido retroactivo
luego del punto. Los significantes que se relacionan y varían entre sí generando toda clase de sentidos no son

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todos de la misma índole, los hay algunos con mayor peso que logran romper las cadenas y cortar la dialéctica
entre los mismos. Hablar es hablar a otro, donde el emisor es también receptos de su propio mensaje en forma
invertida. A través de las palabras los sujetos toman posesión de mundo y de los objetos que lo rodean, al nombrar
algo se afirma su propiedad sobre ello.
Y es a través de este otro al que se le habla, A, que el deseo del propio sujeto toma forma, ya que el deseo
humano es siempre el deseo del otro, el cual permanece como una incógnita. Lo que ocurre en la psicosis es que

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hay significantes que retornan en lo real en forma de alucinaciones que le hablan al sujeto, no pudiendo ubicarse
como hablante, sino como hablado.
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Al definir el icc, Lacan sostiene que el mismo se estructura con un lenguaje, ya que los significantes que se
inscriben en el aparato conforman una lengua a través de la cual se expresan. Al pensar al icc como un lenguaje,
Lacan sostiene que la psicosis no es una enfermedad cualquiera, sino que se trata de un trastorno del lenguaje
porque afecta a la forma en la que el sujeto se relaciona con la lengua y los significantes.
Lacan sostiene que los significantes retornan en el mismo registro en el que fueron inscriptos, por esto todo
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significante que haya sigo afirmado primordialmente volverá desde el registro de lo simbólico, es decir que fue
inscripto como un lenguaje y se expresará de la misma forma. Nombramos la afirmación primordial, pero ¿Qué
es esto?
Lacan sostiene que los significantes deben ser afirmados primordialmente (en un tiempo mítico) para operar en
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el aparato psíquico de un sujeto. Esto permite que los significantes se inscriban y hablen en el sujeto y a través
de él. De todos modos, no todos los significantes son afirmados primordialmente, hay algunos que son
cancelados, tienen la entrada negada, por lo que nunca son inscriptos y no existen para la realidad psíquica de


este sujeto. Este proceso, que Lacan llama Verwerfung, ocurre en ambas neurosis y psicosis, por lo que no es
un proceso patológico de ninguna manera. Cuando hablamos de cancelado no debemos pensar en algún estilo
de represión, ya que esta implica que un significante (o representación si lo pensamos en términos freudianos)
es negado, y para que algo sea negado, debe de haber sido afirmado en algún tiempo previo.
Volviendo a la Forclusión y la diferencia entre neurosis y psicosis, la particularidad de la psicosis es que hay un
significante en particular, de gran importancia para la estructuración del aparato psíquico, que es forcluido, es
decir que su inscripción ha sido negada desde el momento cero. Este significante es el significante del Nombre
del Padre.
Este significante es el ordenador principal de la neurosis, es la puerta de entrada para la inscripción de la
metáfora paterna. Esta funciona como una carretera principal que orienta al sujeto en su vida cotidiana y su
encuentro con otros, como una suerte de clave que nos ayuda a leer la partitura, la metáfora paterna (que no

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debe ser pensada como el padre de carne y hueso, ya que su significado es simbólico) ayuda al sujeto a leer las
situaciones y reaccionar ante ellas.
En la psicosis, el significante del nombre del padre ha sido forcluido en un inicio, por lo que la metáfora paterna
nunca tuvo la posibilidad de instalarse. Al no contar con dicha carretera principal el sujeto puede experimentar
alucinaciones verbales como suerte de carteles al costado del camino que lo van guiando, pero sin una
organización total. De todos modos, que el significante del nombre del padre no esté inscripto y que el sujeto
tenga una estructura psíquica psicótica, no quiere decir que necesariamente vaya a desencadenarse y presentar
delirios y síntomas psicóticos. Lacan sostiene que el desencadenamiento (el momento en que la psicosis se
desata y comienza a ser sintomática) se produce cuando el sujeto es llamado a responder con este significante
con el que no cuenta. Este significante que convoca al nombre del padre es el significante llamado Un-padre que
se ubica en la pareja imaginaria que existe entre el sujeto y su semejante, a y a’.

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Podría pensarse a la estructura psicótica como un taburete al cual le falta una pata. El mismo puede mantenerse
de pie y hasta un puede sentarse con seguridad siempre y cuando se apoye en una de las patas que sí están
presentes. Ahora, cuando un significante (el Un-padre) quiera apoyarse en la pata que falta el taburete se tumbará
al suelo, al igual que el mundo del psicótico cuando se produce el desencadenamiento.
En cuanto a la viñeta presentada podríamos decir que el desencadenamiento se produce cuando Pablo es

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separado de su compañero y el mismo comienza a engañar a su novia.
La relación que pablo tenia con este amigo era particular ya que se identificaba mucho con él, desde lo estético
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hasta en sus preferencias sexuales podría decirse que ambos se mimetizaban. Ahora, cuando Pablo está por
comenzar sus prácticas universitarias para obtener su titulo como profesor de historia se enfrenta con que es
separado de su amigo. Podríamos ubicar al paciente y su amigo como la pareja imaginaria a – a’, la cual viene a
ser interrumpida por la separación de ambos. Esta identificación interrumpida, al estilo de una cadena significante
que es rota, desestabiliza el mundo de Pablo, quien comienza a experimentar alucinaciones verbales,
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cenestésicas, fragmentación de su imagen corporal, delirios de persecución y megalomanía o delirios de

grandeza.

Ahora, para poder lograr un buen análisis del caso presentado, tomemos los signos que caracterizan al trastorno
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del lenguaje que constituye la psicosis, los cuales son seis, pueden o no estar todos presentes y aun así hablamos
de una estructura psicótica.
El primer elemento o signo es la significación que irrumpe que podríamos relacionar con el desencadenamiento


del que hablábamos anteriormente. Este significante es uno que aparece frente al sujeto con el suficiente peso
de cortar la cadena de significación, produciendo efectos de perplejidad y confusión en el individuo. Este
significante que irrumpe es aquello que denominamos como el Un-padre, que llama al sujeto a responder a una
situación desde un significante con el que no cuenta.
Si lo pensamos desde la viñeta hoy presentada podríamos decir que Pablo nunca conto con el significante del
nombre del padre ni con la metáfora paterna, es decir, no conto nunca con la carretera principal que lo guiara en
su vida. Por esta razón podríamos pensar que a lo largo de su vida fue identificándose con diferentes figuras que
suplieran de algún modo este lugar vacío, como por ejemplo su amigo. Ahora, cuando su amigo es separado de
él y se encuentra con que tiene que enfrentar un desafío por su cuenta es cuando se produce el
desencadenamiento. Se enfrenta con este significante que irrumpe y que lo deja perplejo, sin respuesta posible.
Se genera un agujero porque se corta la cadena significante y el sujeto queda desprotegido, la reacción de su
aparato psíquico es la de armar un delirio que complete ese fragmento de la realidad que se vio agujereado.

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 El siguiente elemento que indica la presencia de una estructura psicótica es la dialéctica estancada. Este
también puede observarse en el caso de Pablo, por ejemplo cuando las voces lo obligan a quedarse inmóvil por
días. Este significante llega al paciente con tal peso que no puede relacionarse con ningún otro, es un significante
solo como el anterior que no permite la circulación del lenguaje, lo deja estancado.
El tercer indicador es el de la certeza. Es sencillo ubicar este indicio en la viñeta presentada cuando Pablo
sostiene que la cascara de banana que se presenta frente a su puerta significa que es cornudo. No solo que este
significante está dirigido a él sino que él sabe lo que significa, no hay dudas, es que es cornudo. En la psicosis la
certeza se plantea como un significante que no da lugar al cuestionamiento del sujeto, es absoluto e inamovible,
cortando también la cadena significante.
El cuarto indicador es el retorno en lo real lo cual puede evidenciarse en las alucinaciones auditivas que

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experimenta Pablo. Al enfrentarse a algo que no puede significar, este significante retorna a él en lo real, desde
el exterior como algo que le es hablado. Estas voces que Pablo escucha y que le dicen que es una mierda, que
no se tiene que mover, que está siendo perseguido y amenazado aparecen como algo externo al paciente que lo
sorprende y lo deja perplejo.
El siguiente indicador que podemos ubicar es el significante asemántico. Este es un significante que no tiene
ningún significado para el enfermo pero sin embargo se le presenta en la alucinación que le dice “mierda sos y

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mierda serás, sos la lacra de la Historia”. Sostengo que este es un significante asemántico porque Pablo no sabe
a qué hace referencia, el significante se cierra en sí mismo dejando al enfermo inmovilizado, petrificado. Este
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significante se presenta con un gran peso pero sin significación que el sujeto pueda atribuirle, no sabe por qué lo
oye ni a qué se refiere, pero está.
Finalmente, el ultimo indicador que podríamos ubicar es el neologismo. Los neologismos son palabras o
conceptos que tienen una significación especial para el sujeto, que no es compartida por el resto de la sociedad.
El mismo puede ser una palabra inventada o una ya existente pero que tiene un significado especial que concierne
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al sujeto, está dirigido a él y a nadie más. En el caso de Pablo podríamos decir que el concepto “La Gran Historia
Universal” tiene un valor neológico, ya que se refiere a su meta y objetivo particular en este mundo. En este caso
está enlazado con un delirio de grandeza o megalomanía desde el punto en que el mundo depende de que él
cumpla su propósito de instaurar un nuevo orden mundial. Es el elegido como perfecto para realizar esa tarea por
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poseer capacidades especiales que lo distinguen de los demás. Decimos megalomanía por esta razón, porque el
orden del mundo está en sus manos y es su deber implantarlo.


3. Como tercera consigna me propongo relacionar el caso clínico del presidente Schreber con el caso presentado
de Pablo, estableciendo similitudes y diferencias entre ambos y delimitando sus puntos mas importantes.
Comencemos realizando una breve síntesis del desarrollo del caso clínico del presidente Schreber. El mismo puede
ser dividido en 4 tiempos con fines de su explicación y transcurso.
1. Un primer tiempo que Freud considera como mudo, es decir, en el cual no se ve lo disruptivo del delirio
psicótico o no presenta grandes síntomas a destacar. También puede clasificarse por falta de activación en el sujeto,
puede que el mismo esté sufriendo gravemente en su interior pero aún no ha logrado enlazar aquello que le sucede
a alguna cadena significante como ocurre con la formación del delirio, que es una respuesta que trata de llenar el
agujero que se ha producido en la realidad. Este es el período previo a su primera enfermedad con el doctor
Flechsig.

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 2. Un segundo tiempo que Freud ya considera como ruidoso, es decir, que hay síntomas psicóticos que estorban
la vida diaria del sujeto. Destacamos anteriormente que no consideramos que en el periodo mudo el sujeto no
padezca su enfermedad, sino que no parece construir ninguna formación sintomática visible ante la misma. En
cambio, en el periodo ruidoso podemos ubicar formaciones floridas de algún tipo, ya sea por la creación de ideas
delirantes, delirios de persecución, grandeza, erotomanía o cualquier formación sintomática que claramente da
cuenta de una estructura psicótica. Este abarca desde su primera enfermedad de hipocondría hasta el comienzo de
su segunda enfermedad luego de 8 años de paz y tranquilidad viviendo con su esposa.
3. Un tercer tiempo que Freud vuelve a denotar como mudo, que abarca desde el comienzo de su delirio
persecutorio e intento de curación fallido, el Sepultamiento del mundo y su catástrofe interior. Vuelve a ser un

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momento mudo porque en el mismo no ubicamos la formación de sistemas delirantes que lo ayuden a restituir
aquello que se realidad que se ha venido abajo, aquel fragmento de la realidad que ha sido arrancado de la misma
dejando en su lugar un agujero.
4. El cuarto y ultimo tiempo del padecimiento del presidente Schreber es donde él logra un intento de curación
más logrado desde la construcción de un delirio de grandeza. Este es un momento ruidoso ya que vemos lo floridos

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que son los delirios, a pesar de que los mismos le permiten estabilizarse en cierta medida. No sufre tanto al aceptar
su posición como la mujer de Dios que lo que sufría siendo un hombre.
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A continuación desarrollaremos el caso de Schreber brevemente. Su historial clínico comienza en 1884 cuando
enferma por primera vez y es internado bajo el cuidado del doctor Flechsig quien lo diagnostica de hipocondría. Luego
de ser tratado por dicho doctor su enfermedad es curada satisfactoriamente, dejándole vivir una vida tranquila y
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relajada junto a su esposa por ocho años. Hasta aquí podríamos ubicar el primer tiempo del caso clínico del Schreber,
el primer periodo mudo de su enfermedad.
Es aquí donde se produce un evento que marcaría un antes y un después en la vida del paciente, siendo uno de los
factores que contribuyen al desencadenamiento de su enfermedad psicótica. Schreber relata un sueño que tiene en
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un estado de duermevela -entre el sueño y la vigilia- en el cual llega a él la representación de lo hermosísimo que es
sin duda ser una mujer sometida al acoplamiento, idea que nunca antes había cruzado por su cabeza. Además
comienza a tener sueños en los que vuelve a estar enfermo y al cuidado del doctor Flechsig, lo que interpreta como


“quiero volver a estar con Flechsig”. En conjunto con estas representaciones que comienzan a aparecer en sus sueños,
Schreber es ascendido al puesto de presidente de la corte suprema, siendo llamado a una posición que no creer ser
capaz de cumplir satisfactoriamente.
Ante la aparición de estas representaciones que irrumpen en su vida, la reacción de Schreber es la de perplejidad,
no sabe qué hacer con estas significaciones que se le presentan de manera tan fuerte e intrusiva. Freud interpreta
estas ideas como un avance de la libido homosexual del paciente. Como bien sabemos, Freud sostiene que en todo
hombre hay bisexualidad, impulsos femeninos y masculinos que no siempre llegan a un acuerdo.
Luego de estos sueños que el paciente experimenta sigue un periodo de insomnio total que lo lleva a internarse
nuevamente con el doctor Flechsig. Acto seguido su estado empeora gravemente, llevándolo a tratar de tomar su
propia vida en numerables situaciones, desde tratar de ahogarse durante sus horas de baño hasta pidiendo
medicamentos que lo envenenaran con cianuro.

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 Sumado al insomnio, Flechsig comienza a experimentar alucinaciones cenestésicas, espejismos visuales y auditivos,
estupor alucinatorio e ideas delirantes. Lo particular del sistema delirante que construye el presidente Schreber es
que el mismo es de tinte religioso, comienza a escuchar la voz de Dios en conexión directa con él. Es este Dios quien
le presenta su objetivo a cumplir, tiene el deber de redimir el mundo y devolver la bienaventuranza perdida, ahora,
solo podrá ser capaz de cumplir su prometido si su cuerpo es mudado al cuerpo de una mujer, debe sufrir una
transformación.
Lo que sigue a partir de este punto es el desarrollo de un delirio de persecución protagonizado por la figura del
doctor Flechsig, quien el enfermo supone lo quiere dañar, siendo sus intenciones nada buenas. Llama al doctor un
Almicida (neologismo que desarrollaremos más adelante), es decir, un asesino de almas. Tenia delirios según los cuales

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al doctor quería aprovecharse de su cuerpo, abusar de él para luego deshacerse de lo que quedara. Freud continúa
atribuyendo estas ideas a un avance de la libido homosexual que Schreber no puede aceptar ya que dicha
representación resultaría intolerable y por demás molesta. Esta es la razón por la cual este contenido es reprimido y
el mismo retorna del exterior. No es él quien tiene interés en la figura de su medico sino que la relación es inversa, el
doctor quiere abusar de él.

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Aquí Freud ubica una regresión de la libido a la etapa del narcisismo, donde ha sufrido una fijación particular. Al
retornar toda la libido a su yo, el mundo de Schreber pierde todo interés y comienza a caerse a pedazos, esto es lo que
él llama el Sepultamiento del Fin del Mundo, constituyendo el tercer tiempo de su enfermedad. Decimos que este
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momento es mudo porque el paciente se retrae, se cierra en sí mismo perdiendo interés en el exterior.
Llegamos al cuarto y ultimo tiempo con el desarrollo del delirio de grandeza o megalomanía que presenta el
paciente. Schreber es el objeto exclusivo del milagro divino y el mas maravilloso de los hombres que hayan vivido
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sobre la Tierra hace años. Sostiene que su cuerpo está invadido de nervios femeninos que recorren sus fibras,
transformándolo en mujer, y es protegido por unos Rayos divinos que lo reconstituyen cada vez que resulta herido.
Este periodo es considerado ruidoso porque el paciente presenta floridos delirios y sistemas delirantes que tratan de
suplir el agujero que ha sido producido en la realidad.
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El diagnóstico presuntivo que propongo para el paciente es el de demencia paranoide. Algunos de los indicadores
que dan cuenta de cierta patología es el delirio de persecución, delirio de grandeza y alucinaciones que el mismo
presenta.
En cuanto al primero, ubicamos como cree que sus vecinos están en contra suyo y que le tienen envidia porque él
es superior (delirio de grandeza). Vemos las ideas delirantes persecutorias en fragmentos como el siguiente “ellos lo
masturizan, lo desmontan, le disparan para hacerlo sufrir”. Y en cuanto a las ideas delirantes de grandeza o
superioridad podemos tomar la siguiente cita “se pregunta por que tiene que meterse con él, siendo como es honrado,
bueno, trabajador, perfecto”, “me envidian porque hago muy bien las cosas, soy perfecto, ellos quisieran que fuera
vicioso como ellos […]”. Además vemos este tipo de delirio en el relato de la proveniencia de su familia, a pesar de que

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no sabemos si efectivamente proviene de una familia rica, podríamos estimar que esto no es cierto y es simplemente
otra de las ideas delirantes que lo hacen sentir superior a los demás.
Pasando a las alucinaciones, las mismas puede observarse cuando escucha que lo repiten en la radio, refiere que
hay voces femeninas que hablar por su boca, que lo hacen decir cosas que él no quiere. A veces también le producen
excitaciones en su cuerpo. Si pensamos en la concepción que previamente se tenia acerca de la paranoia, se sostenía
que la misma no presentaba alucinaciones como uno de sus principales síntomas, sin embargo, dicha noción cambia
para darle paso a las alucinaciones en la paranoia. Un ejemplo de este cambio lo vemos en el diagnostico de Schreber,
el cual es el mismo que el presentado para el caso analizado, cuyo caso clínico está plagado de alucinaciones, desde
auditivas hasta cenestésicas.

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Podríamos ubicar el momento de desencadenamiento de su psicosis en la escena de la muerte de su hijo al nacer,
donde tiene un gran episodio psicótico y alucinatorio donde dice ver a su padre ciego y muerto, y a su madre con un
intestino fuera y animales muertos a su alrededor. Según sus propias palabras, es a partir de este episodio que el
mundo se le vino abajo, nunca mas volvió a ser el mismo de antes.
Creo que este pequeño fragmento, “nunca volví a ser el de antes” aloja rica información acerca del caso. Podríamos

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ubicar este antes y después como lo que Lacan llama el Despertar, definiéndolo como el momento en que vemos todo
desde otra perspectiva, ya que tocamos lo real. A partir de ahí uno vuelve a dormirse pero nunca de la misma manera,
generando este antes y después del que hablamos. Ahora, nombramos a lo real pero no dimos ninguna definición
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acerca del mismo, ¿Qué entendemos cuando hablamos de lo real?
Para hablar del registro de lo real es necesario hablar de los registros simbólico e imaginario también, ya que ambos
funcionan enlazados, modificándose y transformándose mutuamente a todo momento.
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Los 3 registros son ordenadores que propone Lacan para pensar el desarrollo de las psicosis. Comencemos por el
registro simbólico, este hace referencia a la ley, la lengua, la palabra. Esta es la dimensión que permite que los
significantes se inscriban en el aparto y ordenen las operaciones psíquicas. Este registro distingue al hombre del resto
de los animales. Lo simbólico es un conjunto de elementos que co-varían, no es una totalidad. Hay que destacar que
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el sostener que no es una totalidad no es un detalle menor, ya que esta noción implica que siempre hay algo que va a
quedar por fuera del aparato psíquico, por fuera de los sujetos y del lenguaje. Dentro de los significantes esenciales
en cuanto al desarrollo normal (o deberíamos decir neurótico para ser mas justos) de los sujetos podemos ubicar el


significante del Nombre del Padre como uno de los principales, que abre la puerta a la instauración de la metáfora
paterna como ordenador de la vida cotidiana. Pero, volveremos sobre este punto luego, ya que hay mucho por
desarrollar sobre el tema.
Continuando con el registro de lo simbólico, este hace alusión la imagen de sí mismo que tienen los sujetos. Lo
imaginario construye una ilusión de unidad corporal que ayuda al yo a no desarmarse, cuestión que no ocurre en
algunos casos de psicosis como en la esquizofrenia, donde el cuerpo se experimenta como eternamente fragmentado.
Lo imaginario esta directamente tocado por lo simbólico y tiende a cerrar el agujero que este crea, agujero creado por
aquello que no puede ser nombrado, lo que no ingresa en el lenguaje. Donde falta la palabra aparece la imagen para
suplir esa ausencia (un ejemplo sencillo y cotidiano que se me ocurre de esto es cuando te querés acordar el nombre
de alguien pero no te sale, en su lugar te aparece la imagen de la cara de la persona, hasta que el nombre vuelva).

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 Pasemos ahora a hablar de lo real, Lacan lo define de distintas formas en sus diferentes seminarios pero algunas de
las definiciones que propone son lo imposible, lo inalcanzable por el lenguaje, lo imposible lógico, lo que no engaña
ya que la palabra puede hacerlo, lo que se mantiene siempre igual. Es la dimensión en la cual retorna todo aquello que
no ha ingresado al lenguaje del sujeto. Es un sin-fin donde la ley no llega, por lo que cuando el sujeto se enfrenta a él
se presenta perplejidad, estupor y hasta puede desencadenarse un episodio psicótico si la estructura del sujeto era la
de psicosis.
Ahora, por que decimos que hay algo que no ingresó al lenguaje y por lo tanto se enfrenta al sujeto desde lo real.
Bueno, para poder explicar esto debemos hablar de la Bejahung y la Verwerfung. Para que un significante ingrese al
aparato psíquico como tal, el mismo debe de haber sido afirmado primordialmente (esto es la Bejahung), lo mismo

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ocurre con los significantes reprimidos, ya que algo debe ser afirmado primero si devendrá negado luego. Existen, sin
embargo, significantes que nunca logran inscribirse en el aparato, y este es el punto donde hablamos de Forclusión
(Verwerfung). Por esto depende el camino que los significantes tomen, si son afirmados ingresan en la cadena
significante del sujeto y si son forcluídos no lo hacen, retornando al individuo en lo real.
Volviendo al caso a analizar, para qué nos fuimos tanto por las ramas, para explicar por qué la muerte del hijo de

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Mateu provocó el desencadenamiento de su brote psicótico. Mientras que antes de dicho episodio podríamos decir
que el paciente transitaba un periodo mudo de su enfermedad, es decir, donde la estructura está presente pero no se
hace oír aun o no causa demasiado malestar, al morir su hijo recién nacido, podríamos decir que el enfermo se
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encontró con algo de lo real que no supo significar. Esto no debe de llamarnos la atención tanto, ya que ambos Freud
y Lacan ubican a la muerte como uno de los significantes de los cuales el sujeto nunca tiene noticia desde lo simbólico,
encontrándose con este siempre desde lo real, al igual que otros significantes como el genital femenino.
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Podríamos decir que la muerte de su hijo entro en estrecha relación con su posición de padre, llamándolo a transitar
un duelo para el cual no tiene las herramientas para llevar a cabo. La principal diferencia entre la neurosis y la psicosis
es que en la segunda hay un significante particular que ha sido forcluido, mientras que en la primera fue inscripto y
organiza toda la vida psíquica del sujeto. Este significante tal importante que ya hemos nombrado brevemente es el
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significante del Nombre del Padre. Cuando leemos padre no debemos pensar en padre de carne y hueso, sino en la
función de este como símbolo. El significante del NP constituye la carretera principal por la cual el sujeto transita a lo
largo de su vida, es como la clave para poder leer una partitura. Es una guía sobre como enfrentarse a las situaciones


y cómo desempeñarse como sujeto independiente.

En el caso de la psicosis, el significante del NP no ha sido inscripto en el aparato, es decir, ha sido forcluído. Es
importante aclarar que en la neurosis también hay Forclusión de significantes, pero en cuanto a este significante en
particular, el mismo ha sido afirmado primordialmente. Debido a esto los sujetos psicóticos no cuentas con la carretera
principal que instala la metáfora paterna, para suplir dicha falta aparecen las voces a modo de carteles al costado del
camino que se proponen ubicar al sujeto y ayudarlo a significar aquello que él mismo no puede.
Otro síntoma notable del cual el enfermo da cuenta es que le roban los pensamientos o hablan por él, esto puede
verse en el episodio de su casamiento donde dice que “ellos” lo dominaron y le pusieron palabras en la boca.
Podríamos denominar dicho síntoma como otra forma del delirio persecutorio o
En cuanto a la estructura psicótica, uno de los principales síntomas que la caracterizan es la certeza absoluta de las
ideas delirantes, aquello que les sucede tiene un significado dirigido a él, aunque el mismo aun no haya esclarecido

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cuál es. En la psicosis no hay lugar a la duda, la certeza es absoluta e inamovible. Esto puede verse en la viñeta en el
siguiente fragmento: “dice que hay muchas palabras para definir una cosa, pero solo hay una correcta, la que él utiliza
en su lenguaje leridano antiguo cerrado”. Además, en dicha cita podemos ubicar un neologismo. ¿Qué es un
neologismo? Es un termino acuñado por el psicótico e inventado por él, puede ser una palabra nueva o una palabra
aceptada culturalmente pero a la cual el paciente le adjunta un significado particular. Los neologismos se caracterizan
por ser significantes mas pesados que los restantes de la cadena significante, su importancia puede deberse a que es
un termino totalmente vacío, que corta la cadena y no da lugar a dialéctica posible, o porque es un significante total
que inunda al sujeto, es todo lo que puede decirse concentrado en un solo concepto.
Si avanzamos un poco mas sobre el caso, cuando Mateu habla de su infancia puede notarse con facilidad el peso
que le otorga a la figura de su padre, sostiene “el padre siempre tiene la razón”. Este es otro punto en el cual podemos

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nombrar a la metáfora paterna con protagonista, el padre es casi asemejado a un Dios al cual siempre hay que respetar.
Esta es la razón por la cual el enfermo no cuestiona cuando su padre decide que abandone la escuela luego de un
altercado con un compañero. Luego de dicha secuencia vemos como el paciente experimenta alucinaciones auditivas,
escuchadas a través de la radio.

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Hemos nombrado múltiples ideas delirantes producidas por la psicosis del paciente, ahora, si tomamos a Freud y a
Lacan ambos coinciden en que el delirio es un intento de restitución de aquello que falta mas que una formación
meramente patológica. Cuando explican el funcionamiento de la psicosis en oposición a la neurosis sostienen que en
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ambas hay cierta perdida de la realidad, pero la diferencia es que en la neurosis hay un trozo de la realidad que es
evitado, no se quiere saber de ello, por esto se lo reprime; en cambio, en la psicosis se presenta un fragmento de la
realidad que es intolerable para el sujeto (al igual que en la neurosis) pero la diferencia es que en lugar de evitar eso
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intolerable, ese fragmento de la realidad directamente es arrancado, dejando un agujero en la misma. Aquí es donde
aparece la formación delirante como modo de suplir dicha falta, para tapar el agujero creándose una realidad nueva.
Por esto decimos que la formación delirante es un intento de restitución de lo perdido, un intento de reparar aquello
que falta para lograr estabilizar al sujeto nuevamente.
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1. El diagnostico presuntivo que podri ́a dar para el caso de Fritz es el de psicosis paranoide. Podemos ubicar que
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las formaciones delirantes afectan principalmente a la mente, por esto decimos que se trata de un cuadro paranoide
en lugar de una esquizofrenia. Vemos como el paciente presenta sistemas delirantes que se fundan en un delirio de
persecución. La gente lo observa, saben lo que piensa, se hacen gestos y lo controlan. En el relato del sujeto no hay


duda de que estas medidas están dirigidas a nadie mas que él mismo.
Continuemos desarrollando uno de los principales temas que toma Lacan y relacionémoslo con el caso de Fritz aquí
analizado. Cuando Lacan comienza a teorizar acerca de las particularidades de la psicosis y qué es aquello que
diferencia a una estructura psicótica de una neurótica comienza a desarrollarlo desde el elemento central que ordena
el mundo para el sujeto, el lenguaje. El hombre habla, y lo hace para hablar con otro, envía un mensaje y luego lo
recibe de forma invertida a través del otro. ¿Qué quiere decir esto? Cuando el sujeto emite un mensaje puede tener
una determinada intención o idea acerca de aquello que se propone decir, pero no va a saber qué es lo que llegó al
otro hasta que este elabore una respuesta, solo ahí se puede saber qué dijo.
Lacan organiza toda su teoría acerca del funcionamiento del aparato psíquico a partir del lenguaje. De la forman en
que Freud llama Representaciones a las huellas que se inscriben en el aparato y constituyen el psiquismo del sujeto,
Lacan utiliza el termino significante para referirse a lo mismo, ya que cree que el aparato esta constituido como una

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lengua, al igual que el icc. Por un lado están los significantes y por el otro los significados, los cuales puedes asociarse
libremente ya que no mantienen una relación estática que los mantenga unidos, esto es lo que permite la ambigüedad
de la lengua desde la cual una misma palabra puede tener múltiples significados diferentes. Estos significantes, que
Lacan llama s1, s2, s3 y así sucesivamente se van enlazando creando cadenas significantes que luego de ser finalizadas
con un punto se significan retrospectivamente. El sujeto está atravesado por este mundo simbólico en el que nace
(Lacan dice que el bebe nace en un baño de lenguaje) el cual estructura e influencia los otros registros que componen
el nudo Borromeo, lo real (aquello que se escapa del lenguaje) y lo imaginario (las imágenes que el sujeto arma de sí
mismo y del mundo que lo rodea).
Lacan dice que el sujeto utiliza la lengua para armar su discurso y hacerse dueño del mundo, cuando puede nombrar

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a algo así es como lo domina. Al decir ella es mi madre se tiene una especie de propiedad sobre ella porque se la puede
nombrar. Aquello que se escapa del lenguaje es lo que pertenece al campo de lo real y aquello que el sujeto no puede
comprender, significar, dominar.
Ahora, dijimos que el aparato psíquico está constituido como una lengua, por significantes que co-varían y se
relacionan entre sí de dos formas diferentes: en la dimensión sincrónica ubicamos el conjunto de elementos que ya se

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ha configurado, es un corte vertical en el tiempo; en cambio en la dimensión diacrónica ubicamos la co-variación entre
los significantes para obtener diferentes sentidos. Estos significantes (s1, s2, s3…) que se relacionan no poseen el
mismo peso, hay algunos que son mas pesados, se aíslan porque están cargados de significación, este proceso se
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denomina erotización. La particularidad que ocurre cuando un significante de esta índole se relaciona con otros es que
puede producir un quiebre en la cadena significante, estancando todo tipo de significación y dejando al sujeto en una
posición de perplejidad ante la cual no puede reaccionar o no sabe cómo hacerlo. Esto es lo que ocurre con los
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neologismos, palabras que pueden o no ser inventadas pero que alojan un significante particular para un sujeto, que
no es compartido por el resto de la sociedad. Un neologismo puede ser una palabra plena (provista de todo el
significado) o vacía (sin un solo significado), pero sin importar la clase logran cortar la cadena significante y hacer
tambalear al mundo del sujeto.
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Volviendo ahora a los significantes, para que los mismos formen parte del aparato del sujeto y puedan articularse
con otros debe de haber un momento mítico primero en el cual dichas palabras son aceptadas. Este mecanismo que
Lacan llama Bejahung o Afirmación Primordial, subyace a todos los significantes cc e incluso icc del aparato, ya que


para que algo devenga negado (como ocurre en la represión, donde no se quiere saber nada acerca de algo) debe de
haber sido aceptado en un periodo previo. ¿esto significa que todos los significantes presentes en el mundo del
lenguaje son aceptados por el aparato y generan una inscripción? Por supuesto que no.
En todas las estructuras psíquicas existen significantes que nunca llegan a afirmarse e inscribirse en el aparato, lo
que no quiere decir que sean negados por la represión, sino que son cancelados antes de llegar a dejar una marca o
huella en el psiquismo. Lacan llama a este proceso Verwerfung o Forclusión, siendo este el otro destino que los
significantes pueden tomar en un momento primero. O son aceptados e ingresan al aparato como un significante o
son cancelados y quedan por fuera del lenguaje con el que el sujeto cuenta.
Parece que nos olvidamos de hablar de la viñeta presentada y del significante del nombre del padre, pero no es así,
esta introducción no permite pensar cómo son inscriptos los significantes en el aparato y que ocurre con aquello que
nunca llegan a inscribirse.

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 Lacan sostiene que la estructura psicótica debe ser concebida como un trastorno del lenguaje, ya que afecta la
relación directa que tiene el sujeto con el registro simbólico, y la misma se produce porque hay un significante en
particular que es forcluido, es decir, que no es inscripto en el aparato.
El significante del Nombre del Padre es un significante particular que organiza los otros significantes, además al
inscribirse permite que se desarrolle la metáfora paterna. Primeramente debemos hacer una distinción entre el padre
de carne y hueso y el nombre del padre, el cual es un significante simbólico que puede se trasmitido no solo por el
padre biológico sino por aquella persona que cumpla ese lugar. No solo hay que servirse de dicho significante, sino
que hay que saber hacer con él. Este significante particular se encarga de ordenar y significar todos los significantes
con los que cuenta el sujeto. Funciona como una carretera principal que guía al individuo en la vida, como una clave

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musical que permite leer una partitura. Y es aquí donde comenzamos a relacionar estos conceptos teóricos con la
viñeta provista.
Lacan sostiene que la psicosis se produce porque hay una Forclusión del significante del nombre del padre, por lo
que la metáfora paterna no opera en el aparato psíquico del sujeto. Al no contar con dicha carretera principal el
enfermo se guía por carteles que aparecen al lado del camino que tratan de guiarlo de alguna forma, esto es lo que

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ocurre con las alucinaciones verbales. Cuando este significante no está inscripto el sujeto no tiene una significación
compartida con el mundo, pero esto no significa que necesariamente deba desencadenarse un brote psicótico. Un
sujeto psicótico puede vivir toda su vida estabilizado y sin presentar brotes, el desencadenamiento de la psicosis se
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produce cuando un significante llama al sujeto a responder desde este significante con el que no cuenta, es decir
cuando aparece algo que pregunta por el nombre del padre. A este significante que irrumpe y llama al lugar de la
metáfora paterna en el sujeto lo denominamos Un-padre. Este significante se entromete entre la relación imaginaria
que se crea entre el a (sujeto) y el a’ (su semejante) y deja al sujeto en una posición de perplejidad que no le da lugar
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a una respuesta posible.

Volviendo a la viñeta, podríamos decir que el sujeto se enfrenta con este significante Un-padre, que lo deja perplejo
y sin posibilidad de comprensión. Como él lo dice “al comienzo no lo comprendió” ubicando un primer tiempo de
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perplejidad, este es el agujero con el que el sujeto se enfrenta, aquel lugar donde el lenguaje no llega, donde no hay
posibilidad de significado. En un segundo tiempo viene la certeza, este es el momento donde el sujeto comienza a
elaborar formaciones delirantes que lo ayuden a suplir esa falta con la que se encuentra en la realidad. Por esto


decimos que los sistemas delirantes y delirios no son mas que un intento de restitución de aquello que fue arrancado,
trata de significar aquello que produce perplejidad para permitir que el sujeto pueda continuar con su vida de la forma
más normal posible.
Ante esta perplejidad que aparece frente al señor Fritz, comienza la elaboración de un delirio de persecución que
trata de significar aquello que no puede relacionarse con otros significantes, aquello que aparece como el s1 solo que
utiliza su gran peso para quebrar la cadena significante. El origen de este delirios persecutorio podría verse en un
mecanismo de proyección que el sujeto hace de sus propios contenidos reprimidos hacia el exterior si lo pensáramos
con Freud lo piensa en los comienzos de sus obras.
También podemos ubicar el desarrollo de un delirio de grandeza o megalomanía, ya que el sujeto debe sentirse lo
suficientemente especial o superior como para que el mundo se organice en su contra. Podríamos decir que todas

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estas formaciones delirantes que el sujeto produce se proponen significar aquello que lo deja perplejo y que no puede
comprender ya que no posee con el significante tan esencial que es el nombre del padre.

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