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Si queremos hablar del tema y la disciplina entre los mayas es necesario que

tengamos en cuenta que una sociedad teocrática como fue el caso de esta cultura por
regla general ejerce un control extremos en todos los ambitos de la vida de sus
miembros desde muy temprana edad. En el caso de los mayas existía la escepción a
la regla hasta la edad de los cuatro años cuando tanto niños como niñas se les
permitia una amplia libertad al dejarles andar completamente desnudos en el caso
de los varones—solo llevaban una coleta en la frente con canicas amarradas— y las
niñas con una concha (caparazón) roja amarrada a la cintura para cubrir el pubis.
Era obligación de los padres el enseñar con el ejemplo de tal manera que cuidaban
de su comportamiento delante de sus hijos, bajo ninguna circunstancia se les
corregía mediante el regaño y mucho menos mediante algun castigo fisico. Se les
procuraba cuidado y protección dejándoles aprender mediante juegos, música y
danza, se les permitía correr, trepar árboles, etc. a fin de que descubrieran sus
capacidades físicas. Se les aseaba diario mediante baños de temazcal o bien con agua
calentada al sol. Quizás esta vida sana evito que aparecieran entre ellos las
enfermedades que diezmaron a las ciudades europeas, practicamente las
enfermedades infecciosas eran desconocidas hasta el arribo de los colonizadores
siglos más tarde.
Si cometían alguna pequeña falta se les corregía mediante el ejemplo. Se les
pertimitía tener la mayor cantidad de amigos posibles de tal manera que pudieran ir
comprendiendo las reglas sociales a las que luego serían obligados a seguir como
adultos. A esta temprana edad se les permitía observar las actividades y algunos
oficios de los adultos como la plumería y la alfarería de manera segura, de tal manera
que fuesen comprendiendo el comportamiento y manejo de la sociedad. Sobre todo
se procuraba que tuviesen contacto en el caso de los varones con el oficio al que había
sido predestinado desde el hetzmek y en caso de las mujeres las labores del hogar
que incluían el tejido, la plumería.

Una vez que cumplían cuatro años se les comenzaba a enseñar el respeto por los
dioses y las costumbres de las sociedades. Además se les comenzada asignar algunas
tareas en compañía de los adulto para ser supervisados por estos. Ya se les
comenzaba a entrenar de manera más formal para que cada uno fuese adquiriendo
el papel que les correspondia dentro del marco social. Por ello la disciplina se volvia
más rígida permitiendo corrección verbal o física. Para poder ilustrar esto recurro al
varios ejemplos: los mayas tenían por sagrada la vida de todas las criaturas y solo
podía tomarse la vida de cualquier ser si este servia como alimento a otro. Si un
muchacho o varios de ellos mataban a una criatura solo por el hecho de divertirse se
les sometía a uno o varios días de ayuno para que aprendiesen a valorar la vida de
las criaturas que habían creado los dioses. Adicional a esto se les punzaba los muslos
mediante púas de maguey. El mismo correctivo se les aplicaba si eran sorprendidos
desperdiciando la comida que los dioses procuraban de los campos. Si se les
sorprendia burlándose de los ancianos, los sacerdotes o los dioses el castigo era más
severo: se colocaban chiles (ajies) sobre un comal de tal manera que eran colocados
sobre el humo urticante hasta provocarles el llanto.

Parecería desde
nuestra perspectiva castigos severos pero en realidad estos correctivos los
entrenaban para sobrevivir en una sociedad donde la disciplina era necesaria para
su supervivencia, donde se sacrificaba la necesidad personal por el bienestar del
colectivo. La sangre era tenido como el elemento más precioso que se podía ofrendar
sin perder la vida, de hecho las punciones en diversas partes del cuerpo: lengua,
labios, lóbulos de las orejas e inclusive el pene eran usuales como la manera de
ofertar a los dioses para pedir sus favores.
Cuando cumplían los doce años, tanto varones como mujeres eran formalmente
admitidos como adultos en la sociedad mediante una ceremonia denominada Caput
zihil, o "la bajada del Dios" que era un evento colectivo donde el sacerdote los
purificaba con ayuda de los Chakes mediante asperciones de agua y humo de tabaco.
En esta ceremonia estaban presentes ambos padres, familiares y padrinos de los
jóvenes. El sacerdote cortaba la coleta de los varones y las madres retiraban la concha
roja que usaban las niñas, acto seguido se les vestía con sus primeras ropas — ex o
taparrabo en el caso de los varones y huipil o sarong entre las niñas — y ya no se les
permitiría andar desnudos a partir de entonces. A partir de entonces se les
consideraba formalmente adultos y podían participar en las actividades de la
sociedad e inclusive casarse.
Las jóvenes se retiraban a casa de sus padres para terminar de aprender las labores
del hogar, mientras que los varones eran conducidos a las casas colectivas donde a
partir de entonces aprenderían formalmente el oficio al que fueron predestinados.
Allí además se les entrenaba en los deportes: juego de pelota, lanzamiento de
jabalina , arco y en fin en el arte de la guerra, los rituales, y el conocimiento de los
dioses y su culto; y en en el mejor de los casos aprender a interpretar los glifos y
algunos cálculos matemáticos para volverse auxiliares de sacerdotes. Todos debían
pintar sus cuerpos de negro para resaltar su condición de soltería. Solo cuando se
uniesen en matrimonio dejarían de pintarse la piel de este color. Por regla general
las mujeres se casaban pasados los 14 años y los varones los 20 años.A partir de
entonces todo su destino estaba sometido a la voluntad de los dioses que hablaban a
través de sus sacerdotes.

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