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Fernando Pinilla
Información personal
Nacionalidad Venezolana
Información profesional
Ocupación Caricaturista
Índice
1Biografía
2Premios
3Véase también
4Obras
5Referencias
Biografía[editar]
Pinilla nació en Colombia, pero ha vivido en Venezuela desde el primer año de edad.
Ha ilustrado para los diarios El Nacional, Últimas Noticias, Caraota Digital, la ONG Un
Mundo Sin Mordaza, Notitarde, La Voz, La Región, Líder, Meridiano y 2001.
Actualmente publica sus trabajos en el Diario Las Américas de Miami y El Tiempo
Latino de Washington, con el que recibió el GOLD AWARD,
El 11 de agosto de 2014 Fernando denunció que recibió una amenaza de muerte por
vía telefónica,1 además de que personas no identificadas hicieron viral una foto
en Twitter, difamándolo de "roba carros", con información que solo disponía el Servicio
Administrativo de Identificación (SAIME), incluyendo su cédula de extranjero y la
fotografía de su pasaporte a color.
Premios[editar]
En 2014 Fernando fue galardonado con el premio Pedro León Zapata de El Nacional,
como mejor caricaturista de la prensa venezolana.
También ha sido reconocido con las órdenes Leoncio Martínez “Leo” en su tercera y
segunda clase, además de la Orden Francisco Mujica Toro en su única clase. 2
En 2019, recibió el Gold Award Premio José Martí a la mejor caricatura editorial,
otorgado por la NAHP (National Association of Hispanic Publications) de Estados
Unidos.3
Fernando Pinilla
Fernando Pinilla. Es caricaturista, ilustrador y columnista, Ganador del premio Pedro León Zapata
2014 al mejor caricaturista de la prensa venezolana y de las órdenes Leoncio Martínez «Leo» en su
3° y 2° clase, y la Francisco Mujica Toro en su Única Clase. En la actualidad publica sus trabajos en
los diarios La Voz y La Región de Venezuela (donde también es columnista), Diario Las
Américas de Miami y la ONG «Un mundo sin mordaza». Ha ilustrado en los diarios El Nacional,
Últimas Noticias, Líder, Notitarse, Meridiano y 2001; para las revistas Exceso y Clímax y para los
portales Elestímulo.com y EfectoCocuyo.com, todos medios venezolanos. También en ESPN
Magazine en español y en la revista de Ismael Cala. Dicta charlas en universidades y es autor de tres
cuentos infantiles escritos e ilustrados por él, El hada de los castigos, El misterio del bosque, Fausto
Marden; y una novela negra, El susurro de la mariposa.
“La caricatura no debe ser vista desde la ofensa, sino desde
la crítica que hace”
Fernando Pinilla
Fernando Pinilla, el reconocido caricaturista del Diario La Voz, acaba de firmar libros en el marco
de la Fería del Libro de Altamira. “El hada de los castigos” es su primer libro para niños que él
mismo ilustró. Se sienta en un banquito con el bolígrafo aun en sus manos. Se concentra y
comienza a conversar, pero las personas se siguen acercando a felicitarlo y a pedirle un autógrafo
más. Se ríe, aun la conmoción de publicar un libro está a flor de piel.
Jhon Lindarte
@JhonLindarte
El mar de felicitaciones cesa por un momento. Solo se escucha el cuchicheo de quienes compran
libros en el estante de Ediciones CO-BO que está en frente. Fernando deja a un lado la fantasía de
su cuento y habla seriamente de cómo el presidente Chávez se ofendió por una de sus caricaturas.
-La caricatura es una parte de mí, una parte de mi vida. Yo siempre he buscado expresarme a
través del dibujo o en este caso a través de la caricatura. A veces sin quererlo lo que digo en la
caricatura no es solo lo que yo pienso, sino lo que muchas personas también piensan. Eso me llena
de alegría porque muchas veces por las redes sociales me escriben diciéndome que se les había
ocurrido esa misma idea pero que les sorprendió mucho verla reflejada en una caricatura. Eso me
llena como persona: el poder ser vocero de otros.
-Realmente yo he dibujado toda la vida. ¡Desde chamo! Pero profesionalmente desde los 18 años y
ya tengo 31, imagínate. Humor gráfico comencé a hacerlo desde 2006. Trabajé en Últimas
Noticias, Líder, La Voz entre otros medios impresos.
-Sin duda y le debo dar el primer lugar a mi profesor Sancho. Un caricaturista de una enorme
trayectoria que supera los 50 años haciendo humorismo en prensa. Por otro lado está Graterolacho
quien fue una gran influencia. Hace unos 6 o 7 años él mismo me daba muy buenos consejos y me
enseñaba trucos y tips para mi trabajo. Antes de que Graterolacho muriera me dedicó un tweet muy
especial.
-¿Qué decía?
-El mensaje decía: “para un gran alumno de su eterno profesor Graterolacho”. Yo tengo
ese tweet anotado, y lo aprecio bastante. Mucha gente comenzó a seguirme gracias a esa mención
de mi maestro.
-Yo creo que no podría calificarla de “caricatura política” porque la caricatura es solo eso: caricatura.
Se torna política porque el país está politizado y porque la gente ve la solución de muchos
problemas en las manos de voceros de partidos políticos. En mi caso me gusta lograr que la gente
reflexione con los problemas del día a día. Yo ando a pie por las calles y veo los problemas, los
huecos en la calle, la escasez de algunos alimentos, los apagones –que me han dañado más de
una computadora-, de allí saco una caricatura para denunciar. Esa denuncia molesta a los políticos.
Ojalá ellos vieran en la caricatura que lo que se está diciendo es verdad…
-¿Ha tenido algún tipo de “encontronazo” con alguien por hacerle una caricatura?
-Cuando empecé a trabajar en La Región y La Voz tuve varios encontronazos con diputados
oficialistas de Los Teques y Carrizales. Otro que me ha criticado es Mario Silva, él siempre pregunta
que quién me paga. Una vez el presidente Chávez llegó a comentar una de mis caricaturas en
cadena nacional.
-¿El presidente Chávez comentó una de sus caricaturas? ¿Y eso por qué?
-Es que en ese momento estábamos en
temporada del Mundial de fútbol y al mismo tiempo aquí se había expropiado el Banco Federal,
aquel que tenía el comercial de “no tengo un pelo de tonto”. Bueno, resulta que yo saqué una
caricatura dibujando a Chávez sin cabello, llevándose en sus manos al Federal y diciendo:
“Mientras todos ven el Mundial yo no tengo ni un pelo de tonto”. La caricatura caló mucho, hasta el
punto de que la hija de Chávez se la enseñó, entonces él comentó que le había parecido una falta
de respeto. Lo que realmente pasó es que él vio la caricatura tiempo después de su publicación,
coincidiendo con su enfermedad…
-El caricaturista tiene que criticar al gobierno, al que tenga el poder, sea quien sea, y el político que
no acepte la crítica se está sesgando porque lo que debe hacer es mirar con ojo crítico las
sugerencias que se hacen desde la caricatura.
-Si analizamos históricamente al humor gráfico nos daríamos cuenta que todos los caricaturistas
siempre han estado en contra de los gobiernos. No es una cuestión de si somos rojos, azules,
verdes o amarillos, es una cuestión de criticar a quien tenga el poder. Allí tenemos el ejemplo de
Leoncio Martínez León quien siempre estuvo en problemas por criticar al presidente Gómez. Lo que
estamos viviendo hoy es una intolerancia hacia el humor. Lo que pasa es que el humor ofende a
veces, pero la caricatura no debe ser vista desde la ofensa, sino desde la crítica que hace. Hay una
línea muy delgada entre el humor y la falta de respeto. A veces nosotros los caricaturistas nos
pasamos, y lo acepto, pero lo que estamos haciendo es denunciar y buscar que las cosas mejoren
para todos.
Perfil Pinillazo
Fernando Pinilla nació en la ciudad de
Barranquilla- Colombia, pero desde muy joven vive en Venezuela. Es caricaturista e ilustrador, con
publicaciones en importantes diarios nacionales como Últimas Noticias, El Nacional, Notitarde,
Meridiano, revista Exceso, entre otros. También ha colaborado para agencias de publicidad y
editoriales como Ediciones CO-BO, la cual publicó recientemente su libro infantil “El hada de los
castigos”.
Hoy por hoy ofrece sus caricaturas en la sección “Pinillazos” de los diarios La Región y La Voz.
También ilustra para el Líder en Deportes. Todos los domingos se pueden conseguir sus columnas
de humor y reflexión en la sección “Trompo en la uña” del diario La Región.
¿Quién es EDO?
Eduardo Sanabria (EDO) nace en Caracas, Venezuela en 1970. Sus caricaturas han sido publicadas
en El Diario de Caracas, El Camaleón, Economía Hoy, y El Mundo.
Dos veces ha sido galardonado con el premio Pedro León Zapata, que otorga el diario El Nacional al
mejor caricaturista de la prensa Venezolana (2005 y 2008). En el 2007 ganó la Pluma de Oro como
mejor caricaturista en el 1er salón del humorísmo Gráfico de la FIA, Feria Iberoamericana de Arte.
Ha publicado varios libros: HUMOR-ES EDO 1, 2 y 3, una selección de sus mejores trabajos en el
vespertino El Mundo y El Mundo Economía
y Negocios de La Cadena Capriles y «Así es la vía» junto al reconocido humorista Laureano Márquez.
Eduardo Sanabria
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Eduardo Sanabria
Información personal
Nacimiento 1970
Caracas, Venezuela
Nacionalidad Venezolano
Información profesional
Ocupación Caricaturista
Web
Índice
1Carrera
2Exhibiciones
3Véase también
4Referencias
5Enlaces externos
Carrera[editar]
Eduardo ha ganado dos veces el Premio Pedro León Zapata otorgado por el
periódico El Nacional en 2005 y en 2008, y en 2007 fue galardonado con el Premio
Dorado PEN como mejor caricaturista en la primera exhibición de humor gráfico en la
feria de artes iberoamericanas en Caracas. También ha tenido varias exhibiciones
en Caracas, Milán, Seúl, Shanghái, Chicago, Nueva York y Miami, y ha atendido a
cursos de ilustración, tallered de diseño gráfico y convenciones de cómicas
en Panamá, México, Argentina, España y Estados Unidos.1
El 11 de agosto de 2014 anunció su retiro del diario El Mundo, luego 15 años de trabajo
en la Cadena Capriles.2 Ha publicado en los principales periódicos de Caracas, en
Washington, en Nueva York y en el Diario Las Américas en Miami.1
Eduardo Sanabria
(EDO)
Dos veces ha sido galardonado con el premio Pedro León Zapata, que otorga el diario El Nacional al
mejor caricaturista de la prensa Venezolana (2005 y 2008). En el 2007 ganó la Pluma de Oro como mejor
caricaturista en el 1er salón del humorísmo Gráfico de la FIA, Feria Iberoamericana de Arte.
Ha publicado dos libros: HUMOR-ES EDO 1 y 2, una selección de sus mejores trabajos en el
vespertino El Mundo y El Mundo Economía y Negocios de La Cadena Capriles.
Tiene en su haber 10 exposiciones indivi
El rigor histórico
Habla con entusiasmo controlado. “Historieta de Venezuela, de Macuto a Maduro” también es una
creatura suya. Una obra que, al igual que a Laureano Márquez, demandó tiempo, mucho esfuerzo y
tanta creatividad. Comenta que su tarea fue darle a cada página el formato del comics: “dividir en
cuadros y en globo”. El texto pasaba a Laureano Márquez para que lo revisara y le hiciera las
correcciones que consideraba pertinentes.
– Entonces, elaboraba el arte final y lo proponía para su aprobación – continúa -. Con el tiempo,
Laureano aprendió a pensar en “imágenes” y yo a pensar en “textos”. Muchas veces Laureano me
preguntaba: ¿qué pasa si a esta imagen le ponemos este texto? O yo le comentaba si era posible
ser más contundente. Así fue como empezamos a compenetrarnos en la hechura del libro.
Explica que “hacer comics es completamente distinto que redactar una novela, un libro”.
– Hay que pensar en planos, en cuadros – precisa -. Y no sólo eso. Hay que especular sobre qué
chiste puede decir esa persona. Eso implica un trabajo adicional.
– ¿Cómo definiría este libro? ¿Lo consideran una historia fabulada?
Ni niega, ni confirma; pero, precisa:
– Se ha mantenido un rigor histórico. No se inventaron hechos ni fechas. ¿Cómo fue la llegada de
Cristóbal Colón? ¿Cómo, la conquista? ¿Cómo, la lucha de Simón Bolívar por la Gran Colombia?
Fechas y hechos se respetaron. Sin embargo, por qué no, hay un poquito de fábula. Por ejemplos,
hay licencias que nos tomamos. Cuando Simón Bolívar, acompañado por Andrés Bello, busca a
Francisco de Miranda… Francisco de Miranda siempre ha tenido fama de seductor, de Casanova.
Entonces, nos lo imaginamos conversando con Simón Bolívar mientras, en una bañera, es
acompañado por dos mujeres. Eso pudo haber pasado. Pero –asegura -, la historia que contamos
tiene sus fechas y las respetamos. Es lineal, hasta la dictadura de Maduro.
Cero tolerancia
En Venezuela, a los diario críticos con el Gobierno le ha sido negado el papel. A las televisoras que
denunciaban los desmanes del poder no le ha sido renovada la concesión para su señal de emisión
abierta. Muchas emisoras de radio han sido cerradas. En general, a la prensa, escrita o audiovisual,
se le ha hecho cuesta arriba. La pregunta, por ende, es obligada.
– Tu sátira es a través de las imágenes. Antes, en la “Cuarta República”, se podía ironizar. Había
cierto grado de libertad. El mundo político toleraba las críticas y el humor, la sátira y la ironía.
Recuerdo el programa televisivo “Radio Rochela”. Nadie, ningún político, estaba exento de su
sarcasmo de sus dardos. ¿Todavía es así o se ha perdido el humor?
– Creo que hoy hay casi cero tolerancia– afirma con un dejo de amargura y añoranza -. Recordaste
“Radio Rochela”; nosotros lo citamos en el libro. Laureano trabajó en él. Ese programa tenía unos
50 años ininterrumpidos al aíre. Desapareció cuando cerraron RCTV.
Nos dice que el humor ha sido desterrado de la televisión y de la radio venezolana y que los
caricaturistas ya no tienen cabida en los periódicos.
– Bueno – constata -, también es verdad que los periódicos impresos dejaron de circular. La
censura ha sido brutal. Quienes gobiernan saben que el humor, en cuanto tal, es un bálsamo.
También, que puedes decir cosas que no se expresan en un artículo.
Admite que “todavía queda ese resquicio que son las redes sociales”. Pero, precisa, “su penetración
no es tan grande”.
– No lo es – explica – porque la mayoría de los venezolanos no tiene acceso a las redes sociales.
Digamos que los gobiernos de antes eran más tolerantes. Por ejemplo, no era extraño otorgar un
Premio Nacional de Periodismo a quién era considerado crítico del gobierno de turno. Ahora, ya no
es así. Para ganar ese premio tienes que simpatizar con el gobierno; ser filogobernativo. El
“chavismo”, de alguna manera, siempre ha instaurado paralelismos. ¿Hay un gremio periodístico
que cuestiona el gobierno? El chavismo crea otro que lo defiende. El humor no escapa a ese
fenómeno. Puedo asegurar que no hay nada, o casi nada de humor en este gobierno.
Eduardo
Sanabria y Laureano Márquez
– ¿Cómo se hace para expresar una idea con una imagen? Una caricatura, muchas veces, dice
más que mil palabras.
– Es un trabajo difícil – admite -. Es como cuando en el bachillerato te mandaban a leer un texto
muy extenso y te pedían resumirlo en un párrafo. Tenías que economizar las palabras. El humor
gráfico es eso. Resumir una situación que todo el mundo conoce; llevarla a una sola imagen. Pedro
León Zapata nos dejó una gran enseñanza. Fue siempre enemigo de lo obvio.
– ¿Cuánto tiempo dedicas… cuánto tiempo necesitas para pensar y dibujar una caricatura?
– Es cuestión de experiencia – confiesa -. Vas creando códigos. Pero, aun así, a veces te bloqueas.
– ¿Cómo evitar lo chabacano y las posturas radicales?
Duda. Se piensa la respuesta. Nos dice:
– Es un reto. Publicar una caricatura encierra una responsabilidad. Tienes seguidores que valoran y
respetan tu opinión. Trato de evitar lo chabacano. Vuelvo al ejemplo de Zapata. Creo que logras
mucho más prescindiendo de esos elementos que a veces son los primeros que vienen a la cabeza.
Trascender en el tiempo
Diario, periódicos, redes sociales y libros. Medios distintos, con sus propias características. En
particular, la inmediatez y la durabilidad, tan diferentes como el día y la noche. Por eso
preguntamos:
– Toda caricatura varía de acuerdo al medio en el cual se publica. ¿Cuáles son las diferencias a
tomar en cuenta cuando se dibuja caricaturas para un libro?
– Hay una diferencia importante – admite -. En un libro, tienes que pensar mucho en los elementos
que van a pasar desapercibido. Además, tienes que tomar en cuenta que la vida del libro será de
unos dos o tres años. Por lo tanto, es imprescindible que tenga elementos perdurables en el
tiempo… que trasciendan en el tiempo… que la gente pueda recordar.
– A veces una caricatura es mejor que un editorial. ¿Hay sensibilidad hacia la caricatura como
medio de expresión y de comunicación?
– Por supuesto – asegura -. Fíjate. Las redes sociales lo han cambiado todo. Hace poco,
despidieron a un caricaturista en Canadá porque publicó una caricatura Trump.
Nos dice que la foto de los cuerpos sin vida de un hombre y su pequeña hija en la orilla de un río en
la frontera mexicana se volvió viral. E inspiró al caricaturista canadiense Michel de Adder. Este, en
su polémico dibujo, presenta al presidente Trump, con sus palos de golf, al lado de dos migrantes
ahogados en la frontera, un hombre y un niño. Trump le pregunta: “¿Le importa si juego”?
– Se supone que fue la razón por la cual el periódico, es lo que alegan los caricaturistas – añade -,
despidió al caricaturista. Pues, claro, el periódico lo niega rotundamente. Otro ejemplo… El New
York Times anunció que ya no publicará caricaturas en la edición internacional. Dos semanas antes
había publicado una ridiculizando al presidente estadounidense Donald Trump.
Sanabria se refiere a la caricatura en la cual se retrata a un Donald Trump ciego y con una kipá en
la cabeza guiado por el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, caricaturizado como perro de
lazarillo.
-Era una caricatura, pero… La caricatura puede tener ese impacto – afirma -. Y, ahora, puede
tenerlo más por el efecto viral en las redes. Los periódicos, así como nosotros los conocíamos, con
su editorial, su mancheta, sus artículos de opinión han sido suplantados. Los reemplazaron las
redes sociales; lo viral. Y eso ya nadie lo determina, nadie lo controla.
El fenómeno, en opinión del entrevistado, tiene aspectos positivos y otros negativos. Entre estos
últimos está la imposibilidad de monetizar el trabajo del caricaturista.
Las redes sociales, la inmediatez ha dado un vuelco al trabajo de periodistas y caricaturistas. El
numero cada vez mayor de periódicos que cierran sus ediciones en papel, lo ha transformado.
– ¿Cómo te estás reinventando?
-En mi caso – explica -, hace unos 10 años comencé a experimentar con el arte plástico, partiendo
de la caricatura tradicional. Me planteé llevar la caricatura a otro plano. Me propuse una meta: hacer
exposiciones de caricaturas sin temas políticos. Empecé en la “Alianza Francesa” en Caracas.
Gustaron. Comenzaron a contactarme y a comprarme las obras a través de la red. Eso, al sol de
hoy, me paga el alquiler.
Explica que “seccionó” sus redes sociales: Istagram para el tema plástico, twitter para el humor
gráfico político.
– ¿Y los libros? – preguntamos refiriéndonos a “La Historieta Gráfica de Venezuela”
– Con el libro no haces dinero – asegura tajante -. Es difícil, es muy complicado. Laureano y yo
optamos por publicar sin contar con el techo de una editorial. Todo lo gestionamos nosotros. Es una
manera para obtener alguna ganancia. El libro nos paga las giras. No ganamos, pero tampoco
perdemos. Y además nos proyecta como imagen.
Luego admite con amargura:
– El humor gráfico como tal, a estas alturas, ya no te da un retorno económico.
– ¿Cuál es el futuro del humor político trasladado a las caricaturas?
– Ni siquiera hablaría de futuro – nos corrige -. Es el presente. Creo que hay que buscar apoyo en
las redes para sobrevivir en este campo, para diversificar. Eres un humorista, caricaturista gráfico y
no tienen un periódico que te publique ¿Qué haces? Bueno, comienzas a publicar tus mismo. No se
si “Charles Ebdo” tiene algún financiamiento o si se gestiona con la venta del suplemento. La
publicidad siempre ha estado reñida con la caricatura. Hoy todos está en la web. Los periódicos
tienen que auto-gestionarse ya que Amazon e Google se han adueñado de toda las publicidades.
Con lo que pagabas antes para una inserción publicitaria en una página de periódico, hoy financias
un año de publicidad en Google. Y hasta ahorras algo. Los periódicos ya no tienen ingreso, no
tienen con qué pagarle a los periodistas y a los caricaturistas. Por eso, hay que reinventarse.
Asegura que las redes no mataron ni el humor ni el periodismo. En su opinión siempre existirán, aún
cuando no en papel.
– ¿Cómo les afecta la inmediatez y las “fake-news” que circulan en las redes?
– La inmediatez nos afecta, claro – admite -. Antes, teníamos tiempo para digerir los hechos y
dibujar una caricatura. Ahora ya no. Hay noticias que pierden actualidad en pocas horas o en
minutos.
Respecto de las “fake news” nos dice que el humor gráfico debe tener mucho cuidado.
– ¿Qué hace que una tira cómica, como por ejemplo Mafalda, perdure en el tiempo… no pierda
actualidad?
– Hay elementos con los que puedes trabajar y que persisten siempre – explica -. Por ejemplo, la
inflación, la corrupción… La caricatura tiene vigencia porque son vigentes los temas que trata. No
sabes cuándo una caricatura pueda tener éxito, como no sabes si una canción lo pueda tener.
Simplemente dibujas o compones. A veces pienso que la caricatura es un poco floja y en cambio
gusta. Al contrario, puedo estar seguro que una caricatura será viral y, en cambio, no pasar nada…
Hay lugares comunes, que si lo tratas bien se mantienen en el tiempo.
Para concluir, nos dice que el libro puede adquirirse a través de Amazon, tanto en Estados Unidos
como en España. En Venezuela, precisa, está siendo comercializado por “Tecniciencia” y una parte
de los ingresos derivados de la venta se destina a la Fundación SenosAyuda y a la Fundación de
Beca de la Universidad Católica Andrés Bello.
Mauro Bafile
Eduardo Sanabria (EDO) nace en Caracas, Venezuela en 1970 y desde muy temprano se inclinó por el dibujo.
Después de varios años e intentos por buscar una carrera acorde con sus habilidades, realiza el curso
“técnicas de ilustración” con Raúl Ávila, en la Cuadra Creativa, de allí pasa a estudiar 4 años en el Instituto
de Diseño Perera, graduándose de Diseñador Gráfico.
A la par de estos estudios, hace la carrera de ilustrador en la Escuela de Historietas López y Acosta, ahora
llamada López y Allaco. En aquel entonces se ubicaba en Parque Carabobo. Allí estudió y luego fue profesor
de dibujo humorístico dejando huella en muchos estudiantes de la escuela. Comienza a ilustrar y diseñar
para varias agencias de publicidad y editoriales como Santillana y Oxford Básica, entre otras.
En 1999, la Cadena Capriles comenzaba a expandirse y entre sus proyectos tenía una revista infantil “La
Cadena Tricolor”. Necesitaban un Diseñador – ilustrador para comenzar dicho proyecto y es ahí cuando entra
Eduardo para ilustrar y diseñar las páginas infantiles de esta publicación.
Pero el gusanillo del ilustrador de política rondaba por allí. Es entonces que en paralelo, comienza a trabajar
en el vespertino El Mundo como ilustrador para artículos de opinión hasta el 2005, cuando le proponen
realizar una sección de humor político llamada “Cal y Arena”. Dicha sección tuvo tanta aceptación que luego
pasó a ser diaria desde el 2006 hasta la fecha.
Ha hecho cursos de ilustración en Panamá, México y en varias ciudades de Estados Unidos, tales como Miami,
Nueva York, Texas y San Diego.
En el 2005 ganó el premio Pedro León Zapata, que otorga el diario El Nacional al mejor caricaturista de la
prensa Venezolana y en el 2007 ganó la Pluma de Oro como mejor caricaturista en el 1er salón del
humorismo Gráfico de la FIA, Feria Iberoamericana de Arte. También ganó, junto a sus compañeros de la
Cadena Tricolor, el premio Unicef cuenta conmigo en 2005 y 2007.
Actualmente, EDO es jefe de Arte de la revista La Cadena Tricolor, hace su sección diaria de humor para El
Mundo y trabaja como ilustrador y diseñador free-lance para varias publicaciones y editoriales del país y del
exterior.
Jesús Piñero
7 de enero de 2019 10:04 am
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Eduardo Sanabria nunca pensó que podría llegar a vivir de sus dibujos. Una
ilustración en un artículo de opinión cambió su vida y, desde entonces, comenzó a
involucrarse de manera profesional en el mundo de la caricatura política y el humor
gráfico. Hoy sus personajes recorren los cinco continentes bajo la firma de Edo
Ilustrado, una marca personal que al salir de las fronteras venezolanas, a finales del
año 2014, se despolitizó y adquirió un carácter más artístico. Miami se convirtió en el
gran taller de este caricaturista, cuyas obras han sido vendidas hasta en China. No hay
figura pública que haya escapado de sus crayones. Mientras trabaja sin parar, en las
redes sociales se difunde su creatividad.
Aunque tiene más de 269 mil seguidores en Instagram, su vocación no siempre apuntó
al reconocimiento público, pues cuando era apenas un adolescente asegura que
también pasó por la crisis de querer hacer o estudiar algo “más práctico”, que
produjera dinero. “En esa época la familia no pensaba que con esto uno se podía ganar
la vida, me decían que tenía que estudiar otra cosa, como administración. Fueron
tiempos difíciles porque uno tiene que confiar en uno mismo y seguir dedicándose a
eso”. Más temprano que tarde, sus padres comprendieron que sus trazos no eran solo
un hobby, sino un trabajo serio y bien pagado. Una caricatura de un periódico
capitalino lo enganchó insoslayablemente con su destino.
Desde finales del año 2014 reside junto a su esposa y su hija en Miami, una ciudad
que más allá de brindarle hogar, también le ofreció oportunidades de exhibir su
trabajo artístico. A pesar de que asegura que su salida de Venezuela no se debió
exclusivamente a motivos políticos, esto último contribuyó irremediablemente en la
decisión. “Yo quería salir para probar cómo era visto mi trabajo fuera de Venezuela.
Eso lo tenía en el horizonte en algún momento. Pero el tema de la inseguridad, el tema
político hizo que tomara la decisión con mi familia, porque ya todo era insostenible”.
Sus personajes trascienden el tiempo y las fronteras. Hace lo posible por contactarlos
y enviarle su trabajo, que reciben con todo el gusto del mundo. “Eso es un homenaje
al artista, me gusta ver la reacción que ellos puedan tener para con mi trabajo. Hemos
tenido suerte de darle obras a Carolina Herrera, Edgar Ramírez, Lorenzo Mendoza,
Gilberto Santa Rosa, Rubén Blades, Joaquín Sabina, Ismael Cala, mucha gente que de
verdad lo aprecia”.
Miami, Nueva York y Chicago le han permitido salir de su zona de confort y conocer
otros colores, estilos y formas en la América septentrional. Pasa su tiempo libre
visitando exposiciones y museos, dice que eso le permite desarrollarse y nutrir el
espíritu artístico.
Aplica lo mismo para trazar la línea entre lo banal y el humor. “Zapata nos dejó esa
vara muy alta. Tú puedes decir, sin necesidad de ser prosaico, muchas cosas en el
tema político. Yo siempre cito la relación que tuvo Chávez con Fidel Castro. Era una
relación que se vio más que todo como padre e hijo pero, digamos, es como que si tú
pusieras a Chávez desnudo con Fidel en una cama, como diciendo que fueron
amantes. Eso es innecesario, yo hice una donde puse a Fidel haciendo aerobics y él
decía ‘arriba’ y Chávez ‘arriba’, y él ‘abajo’ y Chávez ‘abajo’, como siguiéndolo en
todo. Pero con eso yo podía describir la relación: Chávez hacía lo que Fidel decía,
pero no llegaba a ese tema prosaico de lo sexual. Eso nos los enseñó Zapata. Es más
difícil, además esos chistes sexuales son facilones, te pueden generar una risa
inmediata pero ya, hasta ahí. Siempre he estado en contra de eso”.
Rayma Suprani ha tenido una larga carrera como caricaturista política
contundente, después de haber trabajado durante 19 años en el diario de
circulación más antiguo y grande de Venezuela, "El Universal", antes de
que fuera despedida en septiembre de 2014.
Suprani ha tenido una larga carrera como dibujante, después de haber trabajado durante 19 años
en el periódico de circulación más antiguo y grande de Venezuela, El Universal, antes de que
fuera despedida en septiembre de 2014. Apenas unas horas antes de que fuera despedida, el
periódico había publicado su historieta que representaba la firma del presidente Chávez en un
monitor cardíaco – muriendo – con el título «La salud en Venezuela».
The Guardian, al informar sobre el despido, explicó que el dibujo de Suprani toca dos temas
sensibles: el legado del Presidente Chávez, que murió en marzo de 2013, y el sistema de salud de
Venezuela, que ha sufrido una grave escasez de suministros médicos esenciales ya que el país ha
caído en una crisis económica. Incluso después de su muerte, los seguidores de Chávez siguen
siendo una fuerza influyente y leal en el país. Su firma se ha convertido en un signo de su
continua lealtad, incluso algunos partidarios se la han tatuado en los brazos o la han pintado en
edificios.
Suprani no es ajena a las amenazas. Su obra ha sido durante mucho tiempo vilipendiada por
partidarios del gobierno. En 2011, su caricatura sobre un nuevo cable de comunicaciones que
unía Venezuela y Cuba representado el cable como una soga, llevó a un funcionario pro-
Chávez a amenazarla con colgarla en Twitter. El año siguiente, las amenazas
se intensificaron después de que un presentador de un programa de entrevistas pro-Chávez la
castigara por su caricatura que apuntaba a la política de los sin hogar del gobierno. La
caricatura representaba a un hombre dormido en una caseta de perro con la leyenda “¿Qué Plan
de Vivienda?”. En marzo de 2013, Suprani fue una de una serie de figuras públicas que fueron
atacadas a través de mensajes de texto: “Mi celular comenzó a recibir una avalancha de mensajes
de texto desde varios números, los mensajes contenían insultos personales y terribles amenazas
contra mí, comentarios groseros y calumnias de naturaleza política y demonización de mi trabajo
como escritora de opinión e ilustradora”, según le dijo al Instituto Prensa y Sociedad de
Venezuela.
Mientras tanto para Suprani, las declaraciones maliciosas en los medios de comunicación,
correos electrónicos y amenazas en Internet, algunos acusándola de ser una traidora e incluso una
terrorista, siguen siendo una característica de su vida. Y sin embargo, prometió no salir de
Venezuela.
Rayma Suprani
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Rayma Suprani
Información personal
Nacionalidad Venezolana
Educación
Información profesional
Web
Índice
1Infancia y educación
2Carrera
o 2.1Exhibición de arte
o 2.2Despido
3Véase también
4Referencias
5Enlaces externos
Infancia y educación[editar]
Suprani empezó a dibujar en la adolescencia y se formó por varios años en el taller
de Pedro Centeno Vallenilla. Cuando tomó el periodismo dejó la pintura por un largo
tiempo. Se graduó en la Universidad Central de Venezuela.2
Carrera[editar]
Inició muy joven a trabajar en el diario Economía Hoy, y luego de estar en El Diario de
Caracas formó parte de El Universal como caricaturista principal por 19 años. 3 Las
caricaturas de Rayma han «sido rechazadas como racistas y clasistas por numerosos
oficialistas» y «a menudo muestran a los chavistas parecidos a gorilas con franelas
rojas, encadenados a su partido político con grilletes». 4
Exhibición de arte[editar]
En 2012 realizó su primera exposición individual, Frente al espejo, la cual fue exhibida
en la Galería D’Museo del Centro de Arte Los Galpones. Un escritor de El
Universal notó que mantuvo «el mismo espíritu crítico que ha caracterizado a sus
dibujos y caricaturas desde sus inicios. Mordaz, a ratos. Irónico, otras veces. Corrosivo,
casi siempre».5 El crítico Alfonso Molina indicó: «Es otra Rayma Suprani. Pero es la
misma», y que era «una manifestación de vigor y audacia que me entusiasmó, me
mostró otro camino de una misma creadora».2
Despido[editar]
Su última caricatura, publicada en El Universal el 17 de septiembre de 2014, mostraba
un electrocardiograma bajo el título «Salud», seguido por la firma del expresidente
Hugo Chávez, la cual estaba unida a otro electrocardiograma sin latidos bajo las
palabras «Salud en Venezuela», combinando dos temas nacionales sensibles: el
legado de Chávez y la gestión del gobierno del sistema de salud. 6 Horas después de la
publicación de la caricatura, Rayma fue despedida, tuiteando: «Hoy se me notifica mi
despido de el Universal por esta caricatura y por mi postura incómoda ante la denuncia
gráfica».7
The Guardian señaló que El Universal recientemente había sido vendido a «una
compañía española poco conocida llamada Epalistica, la cual, empleados del periódico
aseguran que es un frente de un grupo de inversores oficialistas» y que desde la
adquisición, el periódico cambió de una postura opositora a una postura más amigable
hacia el gobierno, resultando en el despido o la renuncia de varios columnistas. Rayma
dijo en una entrevista con la cadena Unionradio que «el gobierno ha ido comprando los
medios que no puede silenciar», haciendo referencia a lo que ha ocurrido con otros
medios como Globovisión y los diarios de Cadena Capriles. Después de que se
reportara su despido, Henrique Capriles y otros líderes opositores respondieron
tuiteando su respeto por ella.3 Capriles escribió «talento es lo que te sobra y la
admiración de miles,de lo que carecen los que hoy están en el poder, ¡un abrazo!». 8
Suprani fue invitada como oradora en el Oslo Freedom Forum en mayo de 2015.9
Véase también
por Pilar Castañon
28 septiembre, 2019
en Protagonistas
Home Personas Protagonistas
Rayma Suprani está estos días en nuestro país para exponer sus caricaturas en
Madrid y Barcelona… y también ¡Como no! para ver a su familia.
`Yo inmigrante´ es la nueva exposición sobre la inmigración venezolana de esta
periodista que podrá verse estos días en Incasa.
A través de una muestra de ilustraciones llenas de humor, esta artista relata la
migración de los venezolanos por el mundo. Con ‘Yo inmigrante’ intenta brindar un
espacio educativo y una ayuda emocional a su comunidad para que el espectador
pueda reflexionar sobre la experiencia del emigrante.
WE.- Hay pocas mujeres caricaturistas, aunque hay muchas dibujantes, parece que en este
mundo también suelen triunfar más los hombres.
RS.- La mujer está cambiando todo y en ese campo también, ya no es tanto como estar en zona
de guerra. Estamos cambiando el rol femenino hacia zonas más desarrolladas por hombres. Si
mi abuela hubiera decidido ser caricaturista la habrían tachado de loca. Pero sin duda, la
mejor forma de funcionar en el mundo es en la complementariedad entre lo femenino y lo
masculino.
WE.- ¿Cómo sentís que os ha recibido España?
RS.– Estoy muy agradecida a España porque hay un gran recibimiento. El vínculo entre
España y Venezuela es real. El venezolano que quiere una segunda oportunidad aquí la tiene y
en esto influye mucho la cercanía del habla y la empatía que hay entre ambos. Creo que además
es una diáspora profesional, muy profesional.
Ciertamente esta diáspora es profesional, nuestro diseñador gráfico es de Venezuela
también y la historia que tuvieron que pasar es propia de película.
Si bien las noticias siguen sin ser buenas, con las esperanzas cada vez más débiles en
Guaidó, esperemos y deseamos que acabe pronto la diáspora para que nadie que no lo
desee tenga que verse abocado a salir del país y Venezuela pueda demostrar lo que es
realmente.
Rayma Suprani es una caricaturista venezolana que fue despedida por el diario El Universal en 2014,
supuestamente por dibujar una caricatura burlándose del fallecido presidente Hugo Chávez.
Mientras que los leales a Chávez han tenido duras palabras por sus críticas al régimen, otros han
elogiado por sus "distintivos poderes de observación" y su "fina inteligencia". El crítico Alfonso
Molina elogió su trabajo escribiendo “la obra de Rayma Suprani en El Universal une inteligencia,
sensibilidad y talento para expresar nuestra vida país como a través de viñetas muy nítidas que no
pretenden hacernos reír sino hacernos pensar. Periodista y dibujante, lograr comunicar sus ideas de
una manera muy personal, pero siempre con un sentido colectivo ".
Rayma Suprani, una de las humoristas gráficas mas reconocidas de Venezuela, muestra
desde este sábado en Houston (Texas) su exposición itinerante "Yo inmigrante
Houston", en la que con su humor ácido refleja el drama del exilio venezolano.
Rayma, como es conocida, quien durante 19 años trabajó haciendo caricatura política
editorial para el diario El Universal de Caracas y actualmente vive en los Estados
Unidos, decidió embarcarse en esta exposición para aliviar una inquietud a modo de
catarsis.
"Decidí echar una mirada a esto, que emocional y psicológicamente me estaba pasando
no solo a mi sino a mi entorno, y esto se volvió algo que de lo personal paso a lo
colectivo", explicó Rayma, periodista de formación, durante una entrevista con Efe.
La humorista gráfica se exilió en Miami en 2015 debido a las amenazas que recibía tras
ser despedida por publicar una caricatura en la que utilizó la firma del expresidente
Hugo Chávez para satirizar su legado y el estado del sistema de salud en Venezuela.
"Esta exposición es tan emocional porque me permite hacer una conexión con otras
personas de la diáspora, lo que me constata que el país existe, que no fuimos
borrados", comentó.
"La obra de Rayma conecta directo con el público pero tiene mucha más profundidad
de lo que (...) pareciera en un primer momento y eso es algo interesante de su obra que
no necesariamente lo tienen otros artistas", dice Rosa Ana Orlando, museógrafa del
proyecto.
Rayma dice estar ahora más interesada en trabajar en el plano social y humano de las
personas que en el político o económico.
"Ahora siento que puedo ayudar más a crear puentes, mis últimos proyectos han sido
transformar el dibujo en arte y el arte en ayuda, no sólo psicológica sino también en
ayuda monetaria para enviar insumos a Venezuela, al igual que concientizar un
activismo que creo que es importante en estos momentos", señaló.
Según Rayma, la caricatura "es el termómetro de un país, porque (...) depende de lo que
acontece a una sociedad ya sea político, económico o social", se convierte en una
"catarsis, una terapia".
"Creo que ese documental ayudó mucho a entender que casi todos los totalitarismos
son iguales", afirmó las humorista gráfica.
"Todos queremos regresar, pero no vamos a regresar al país que éramos, porque ya no
somos los mismos, esto lo digo de una forma positiva porque creo en el cambio, en la
madurez y en el aprendizaje", señaló.
"Cuando acabe este horror habrá mucha gente que tendrá mucho por aportar y decidir
por valores más positivos", concluyó.
Ana María Alarcón
Rayma Suprani: el arte de la caricatura en la Caracas de hoy WILLIAM NAVARRETE ACTUALIZADO 05 DE
ABRIL DE 2014 3:25 PM Es caraqueña, estudió Comunicación Social en la Universidad Central de
Venezuela y desde hace 20 años se dedica al dibujo humorístico. Rayma Suprani es, desde hace tiempo,
una de las más agudas críticas de la situación política y social de su país. Especialista en humorismo
editorial gráfico, sus creaciones aparecen regularmente en El Universal, uno de los diarios más
importantes de la nación sudamericana. Hace poco nos encontramos con Rayma en París. La presentaba
en la Maison de l'Amérique Latine Andreína Mujica, fotógrafa venezolana establecida en la capital de
Francia. En esta oportunidad tuvimos el privilegio de apreciar parte de las caricaturas de la artista para
el periódico caraqueño y de oír su testimonio sobre las difíciles condiciones para ejercer la libertad de
expresión y el periodismo en el contexto venezolano actual. Ha recibido incontables premios por la
calidad sostenida de su trabajo. Entre los más destacados, el premio Monseñor Pellín a la mejor
caricatura de Venezuela que le otorgó en el 2000 la Conferencia Episcopal de Caracas, el de la Sociedad
Interamericana de Prensa (SIP) a la mejor caricatura en el 2005 y el premio Pedro León Zapata 2009 del
diario El Nacional. Ha participado además en numerosas publicaciones y expuesto su obra en salones y
galerías. “Mi amor por la gráfica, el dibujo y la caricatura viene de mi infancia pues leía las tiras cómicas
de los diarios y me expresaba mejor con el dibujo que con la palabra”, cuenta Suprani. “Mi madre me
ayudó mucho a desarrollar mis capacidades para el dibujo al inscribirme en cursos paralelos a mis
estudios. Un día para alentarme me regaló una pared de nuestra casa para que la llenara de personajes
dibujados por mí... Esa pared, vigente todavía, es un muro infinito que sigo dibujando”. Todo empezó en
realidad con su primer dibujo para un periódico de Caracas. Desde entonces, y durante 25 años, han
sido la caricatura y el diseño humorístico su mayor pasión. Aunque estudió periodismo siempre se
inclinó por la gráfica en la prensa. “La caricatura es el pulso nacional”, afirma. “Con ella medimos la
libertad real que existe en un país”. Las noticias locales nunca han sido más importantes Suscríbase para
obtener acceso digital ilimitado a las noticias importantes de su comunidad #TUNOTICIALOCAL Su estilo
es directo, el trazo claro, la ironía sutil, la vigencia a la orden del día. Todos estos elementos los tiene en
cuenta cuando define un tema antes de ofrecerlo a los lectores. Para ello piensa siempre en la sabiduría
legada por la Bauhaus: “Menos es más”, el hecho de poder decir mucho con poco. Y añade no sin ironía:
“¡Y menos mal que lo hago así pues cada día hay menos en Venezuela y hasta conseguir papel toilet
[sanitario] es un problema!” Ha tenido a grandes maestros que admira profundamente. En esa categoría
no puede dejar de citar a Pedro León Zapata, Angel Boligan, Michael Kichka, Ralph Steadman, Maitena,
Idígoras y Pachi, El Roto, Mordillo, Fontanarrosa... y a muchos otros a los que siempre ha seguido y cuyo
trabajo la han inspirado día a día. Sabemos que las dictaduras no soportan el humor. Suprani dice que el
tipo de crítica que hace es como “una piedra en el zapato de los regímenes militares como el de Chávez,
ahora heredado por Maduro, pues tienen una estructura vertical de obediencia y sumisión de todos con
respecto a la jerarquía”. Esa misma estructura intrínseca a este tipo de gobierno les impide aceptar el
humor, darle cabida al espacio crítico. Y si ese humor lo expresa una mujer hemos de imaginar el efecto
de repulsión que provocará a estos depredadores de la libertad. Esta mujer valiente se inspira en lo que
sucede en la calle. “Venezuela se encuentra en estos momentos en un ambiente comparable al
medioevo, da la impresión de estar en una especie de máquina del tiempo”, asegura. Es por ello, revela,
que lo observa todo desde perspectivas filosóficas y transforma la tragedia en comedia. No puede dejar
de pensar en otros maestros –como Quino en Argentina– que tuvieron que abandonar sus países por
presiones gubernamentales. Suprani nos confiesa que “[ha] sido perseguida por hacer caricaturas que
no gustan al poder, algo que acaba de suceder también en el vecino país de Ecuador en el que el
presidente Correa ha multado al periódico donde trabaja Xavier Bonilla “Bonnil” por caricaturas
publicadas por este que no han sido de su agrado”. El Gran Debate Una mirada semanal a las columnas
de los escritores de opinión de el Nuevo Herald INSCRÍBASE Este sitio está protegido por reCAPTCHA y se
aplican la Política de Privacidad y Términos de Servicio de Google. Un caricaturista se debe en cierta
medida a su ciudad. En ese sentido, Suprani observa Caracas. A pesar de su deterioro no puedo dejar de
sentir amor por la gigantesca urbe en que ha vivido siempre. “Venezuela se ha ido convirtiendo en una
caricatura de la Cuba creada por ese mal genio llamado Fidel Castro y es una desgracia que un país como
el nuestro haya caído en las redes de esa infamia”. La caricaturista va a renunciar a la ciudad de sus
muertos enterrados al pie del Monte Avila: “A esa ciudad de los araguaneyes amarillos en flor y los
cielos azules decembrinos”. Para Suprani no hay dudas: “Venezuela sufre los peores vicios de todas las
ideologías”. Sabe que un caricaturista no tumba a un gobierno, pero no renuncia al empeño de traducir
la realidad y de hacer que otros la vean a través de su interpretación, despojada ya de altisonantes
palabras y discursos. La mujer que vimos en París se expresa con calma, piensa las respuestas que da a
un público ávido de conocer cómo es su cotidianidad en la capital venezolana. Desfilan ante los
espectadores sus caricaturas. A veces, muy a pesar de todos, reímos ante una de sus ocurrencias.
Aparece, por ejemplo un rollo de papel higiénico que ella ha designado como “la flor nacional de
Venezuela”. En otra caricatura vemos a una mujer vestida con un rollo similar decir que se ha puesto lo
mejor que tenía en el ropero. No faltan críticas a la injerencia del régimen de La Habana, ni dibujos
mordaces que denuncian la violencia que estremece al país. Entro en El Universal para ver la viñeta de
Suprani de hoy. Trata de los Oscar. Aparece la estatuilla de un Oscar como los que la Academia suele
conceder. Al lado aparece otra aunque, a diferencia de la anterior, está salpicada de sangre y envuelta
en la bandera venezolana. Leemos: “Oscar en Venezuela”. La precede otra en que aparece una pistola
de agua de la que sale un chorro de agua a la vez que se anuncia la palabra “Carnaval”. Abajo vemos un
revólver de verdad y un letrero que nos advierte: “Resto del año”. Esta es el arma de Suprani. Es cierto
que no podrá tumbar dictaduras con su arte y que ejercerlo puede costar un alto precio. Los lectores, en
cambio, desahogan sus frustraciones gracias a sus dibujos, o hallan respuestas a sus inquietudes. En
Caracas, una mujer debe estar ahora sacando de sus entrañas el dolor que le provoca su ciudad presa
del horror. Esa mujer debe dosificar su rabia, sopesar el mensaje, analizar fríamente el contexto, evaluar
la eficacia de lo que quiere expresar y diseñar con precisión las figuras. Es ese el arte de Suprani y es
justo y oportuno darle visibilidad a su trabajo admirable y a la constancia y riesgos con que lo
emprende.•
(La Grita, Táchira, 1929) Pintor y humorista gráfico venezolano. Figura relevante del periodismo gráfico
de Venezuela, su amplia formación humanística le ha servido, además, para interpretar por medio de
sus ilustraciones las más diversas manifestaciones culturales y artísticas (literatura, política,
tauromaquia...) de la cultura española e hispanoamericana.
Pedro León Zapata
Hijo de un militar, el coronel León José Zapata, y de María de Lourdes Monroy, completó sus estudios de
bachillerato en el Liceo San José de Los Teques, para pasar en 1943 a perfeccionar sus ya evidentes
dotes artísticas en la Escuela de Artes Plásticas. Su nombre comenzó a sonar en los círculos periodísticos
de su país a raíz de la publicación de sus primeras caricaturas en la revista Fantoches, dirigida por el gran
poeta y ensayista Aquiles Nazoa. Al tiempo que cultivaba esta faceta de ilustrador gráfico, se dio a
conocer también como pintor dentro del grupo constituido por varios artistas del pincel que se
agrupaban bajo el peregrino nombre de "La Barraca de Maripérez".
Sin embargo, la fama le llegó a partir de 1964, cuando empezó a publicar en el diario El Nacional una
especie de editoriales gráficos, verdaderamente ingeniosos y brillantes, que fueron bautizados por el
periodista Omar Pérez con el agresivo nombre de zapatazos. Ya respetado y aplaudido como uno de los
grandes caricaturistas de su época, convirtió en un personaje popular a una de sus más celebradas
creaciones, el carismático Coromotico, un astuto y desconfiado representante de las capas más bajas de
la sociedad venezolana. Coromotico, protagonista de numerosos comentarios gráficos salidos de la
plumilla de Pedro León Zapata, se identifica con el pueblo pobre por su delgadez hambrienta y los
harapos que apenas bastan para cubrirla, pero también por el inteligente recelo con que pone en solfa
las promesas y declaraciones de los poderosos.
Además de este personaje -cuyo nombre propio ha pasado a integrarse en el acervo cultural del pueblo
llano de Venezuela-, Zapata se ha distinguido por la profusa utilización en sus sátiras gráficas de algunas
figuras emblemáticas, como los camaleones antediluvianos (símbolos de las clases más reaccionarias) y
las viejas decrépitas y enlutadas.
Todos ellos pulularon, junto con la caricatura del presidente Rómulo Betancourt (otro de los temas
gráficos predilectos de Pedro León Zapata) por las principales publicaciones del país, incluidas las
revistas de ideología progresista que tan en boga estuvieron durante la década de los años sesenta. En
general, la línea temática fundamental del humorismo periodístico de Zapata se concreta en la denuncia
de las marginaciones y discriminaciones provocadas por el desarrollo caótico que experimentó la
Venezuela petrolera.
Fuera del ámbito socio-político, el dibujante de La Grita elevó a altas cotas su inspiración artística por
medio de una serie de caricaturas que, inspiradas en la Vida del buscón, de don Francisco de Quevedo y
Villegas, fueron publicadas en la revista Papeles, editada por el Ateneo de Caracas. Y en su faceta de
pintor, Pedro León Zapata cosechó un notable éxito de público y crítica con numerosas exposiciones,
entre las que es obligado destacar las tituladas Las batacanas (1970), Revolucionarios y Jijos de la Pelona
(1972), 80 dibujos taurinos (1974), Guerra es Guerra (1974) y Todo el museo para Zapata (1975),
reunida, esta última, en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas.
En el conjunto de todas estas pinturas no falta esa acidez humorística que caracteriza toda su obra
gráfica recogida en diarios y revistas, sobre todo cuando Zapata se enfrenta con los modernos
postulados del Arte Pop, a los que zahiere desde una lectura mordaz y corrosiva.
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Historial
Pedro León Zapata
Sumario
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1 Síntesis biográfica
o 1.1 Estudios
o 1.2 Trayectoria Pintor y humorista gráfico venezolano. Figura relevante del periodismo gráfico
artística de Venezuela, su amplia formación humanística le ha servido, además, para
interpretar por medio de sus ilustraciones las más diversas manifestaciones
2 Publicaciones
culturales y artísticas (literatura, política, tauromaquia...) de la cultura española e
hispanoamericana.
3 Pinturas
Trayectoria artística
A finales de 1947 viaja a México para aprender las técnicas de los muralistas y realiza
estudios en el Instituto Politécnico Nacional de México, en la Escuela de La Esmeralda y en
el taller de Siqueiros. También trabajó como profesor en la escuela de Bellas Artes
de Acapulco. Mientras vivió en México, no hizo caricaturas.
Todos ellos pulularon, junto con la caricatura del presidente Rómulo Betancourt (otro de los
temas gráficos predilectos de Pedro León Zapata) por las principales publicaciones del
país, incluidas las revistas de ideología progresista que tan en boga estuvieron durante la
década de los años sesenta. En general, la línea temática fundamental del humorismo
periodístico de Zapata se concreta en la denuncia de las marginaciones y discriminaciones
provocadas por el desarrollo caótico que experimentó la Venezuela petrolera.
Fuera del ámbito socio-político, el dibujante de La Grita elevó a altas cotas su inspiración
artística por medio de una serie de caricaturas que, inspiradas en la Vida del buscón, de
don Francisco de Quevedo y Villegas, fueron publicadas en la revista Papeles, editada por
el Ateneo de Caracas. Y en su faceta de pintor, Pedro León Zapata cosechó un notable
éxito de público y crítica con numerosas exposiciones, entre las que es obligado destacar
las tituladas Las batacanas (1970), Revolucionarios y Jijos de la Pelona (1972), 80 dibujos
taurinos (1974), Guerra es Guerra (1974) y Todo el museo para Zapata (1975), reunida,
esta última, en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas.
Publicaciones
Ha publicado los libros:
"Zapatazos"
"¿Quién es Zapata?"
"Zapata vs. Pinochet"
"Lo menos malo de Pedro León Zapata"
"Zapatazos por Uruguay"
"Zapata absolutamente en Serio"
"Caracas, Monte y Culebra"
"Breve Crónica de lo Cotidiano"
"Los Gómez de Zapata", De la A de Arte a la Z de Zapata y los volúmenes
zapata, firme y Firme Zapata.
Pinturas
Ha diseñado y pintado portadas de álbumes para músicos como El Cuarteto, Simón Díaz y
varias para Xulio Formoso. Es el autor del gigantesco mural de cerámica titulado
"Conductores de Venezuela" 1999, de más de 1.500 metros cuadrados de superficie, 150
metros de largo por 11,5 de alto, está compuesto por 40.000 lozas de 20x20 centímetros.,
que ilumina parte del perímetro norte de la Universidad Central de Venezuela, en Caracas,
cubriendo el muro de contención del límite norte de la Ciudad Universitaria, que la separa
de la autopista Francisco Fajardo. Continúa su vida artística como conferencista, docente,
hombre de radio y televisión. Ha realizado para el teatro diseños de vestuarios y
escenografías y es autor de una pieza titulada "Venezuela Herótica".
En el conjunto de todas estas pinturas no falta esa acidez humorística que caracteriza toda
su obra gráfica recogida en diarios y revistas, sobre todo cuando Zapata se enfrenta con
los modernos postulados del Arte Pop, a los que zahiere desde una lectura mordaz y
corrosiva.
Premios
Paralelamente une su actividad como pintor. Como caricaturista, ha sido galardonado con
el Premio Nacional de Periodismo en 1967, y con dos Premios Municipales
en 1974 y 1978. Su trayectoria artística ha sido reconocida con el Premio Nacional de Artes
Plásticas en el año 1980. Fue el coordinador de la Cátedra Libre de Humorismo Aquiles
Nazoa 1979 en la UCV.
Roberto Weil
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Roberto Weil
Información personal
Nacionalidad Venezolano
Educación
Información profesional
Ocupación Caricaturista
Índice
1Biografía
2Exhibiciones
3Libros
4Premios
5Véase también
6Referencias
Biografía[editar]
Weil empezó pintando en 1997 y en 2003 publicó una exhibición individual
titulada Caricaturista en África, la cual consistió en 20 cuadros, 30 ilustraciones y 9
esculturas de bronce que narraban cronológicamente se viaje a Sudáfrica y Tanzania.
Visitó monumentos históricos de los zulú, los bowers y los británicos, observó tiburones
blancos en Gansbaai junto con el fotógrafo David Doubilet y el experto de buceo Andre
Hartman, visitó el Parque nacional Gombe Stream y culminó su viaje visitando el Monte
Kilimanjaro.2
El diario de circulación nacional Últimas Noticias despidió a Roberto Weil el 6 de
octubre de 2014 después de que uno de los dibujos de Weil se retirara de la edición del
día anterior, de mutuo acuerdo con el artista, por poder resultar ofensiva después del
asesinato del diputado Robert Serra y su compañera María Herrera. La imagen
consistía en el funeral de un roedor, donde un orador dice que siempre será recordado
«como una tremenda rata».3 Un comunicado firmado por la directora de la revista, Nilda
Silva, explicó que la caricatura había sido recibida a finales de septiembre y ese mismo
día se envió a imprenta, dos semanas antes del asesinato. El propio Weil ratificó que la
caricatura no pretendía ninguna alusión a nadie y respaldó la medida de retirar la
imagen de la revista Dominical.1 Weil se fue de Venezuela y desde entonces ha vivido
en Miami.4
Weil fue uno de los trece ganadores de los premios a la excelencia que entrega
la Sociedad Interamericana de Prensa junto con medios y periodistas
de Argentina, Brasil, Colombia, El Salvador, Estados
Unidos, Honduras, México, Panamá y Venezuela, en el marco de la 72° Asamblea
General de la SIP en Ciudad de México, llevada a cabo entre el 13 y 17 de octubre de
2016. La caricatura de Weil que se llevó el galardón se titula Cambio y fue publicada en
el semanario Tal Cual.25
En 2017, al menos 15 periodistas y trabajadores de medios reportaron que tuvieron que abandonar sus ciudades de
residencia porque se estaban siendo perseguidos. Encontraron en el desplazamiento forzado una salida ante
inminentes riesgos que afectaban su labor.
A Roberto Weil lo sacaron del país un grupo de ratas dolidas. Presenciaban el sepelio de
Miguel, una de ellas, en un opaco salón funerario. Seis o siete estaban de un lado y tres del
otro. En el medio, la urna. Miguel reposaba con el féretro abierto y desde una vista un tanto
lejana se dejaba ver su respingada nariz, algunos bigotes y dos colmillos. En el altar, el orador
aseguraba: “Nuestro querido Miguel fue honesto, colaborador y solidario. Lo recordaremos
siempre como una tremenda rata”.
Casi ermitaño, Roberto vivía solo en una pequeña área que había construido justo al lado de la
casa materna, y ahí se dedicaba a dibujar sus caricaturas, pintar algunos cuadros y probar con
la escultura. Pasaba allí la mayoría del tiempo, aunque ese domingo, como muchos anteriores,
probablemente se le antojaría caminar un poco por el Ávila, ese cerro que la ruidosa ciudad usa
como escapatoria del caos y que a él le permitía practicar montañismo, una de sus aficiones.
No había decidido qué hacer ese día cuando su ex esposa le escribió un mensaje de texto. Le
preguntaba si estaba bien, si no le ocurría nada. Le preguntaba si no le habían hecho daño. En
la Cadena Capriles corrían de un lado a otro, y en las calles de Caracas los empleados del
periódico buscaban la revista Dominical, que ya lucía en los estantes de venta. Las
recuperaron, hojearon su contenido y arrancaron una de las últimas hojas. Lo hicieron una y
otra vez, de forma sistemática, hasta que dieron el trabajo por concluido. En el interior del país
aún daba tiempo de ordenar el regreso de la revista y evitar su divulgación. No era la dictadura
militar argentina ni los tiempos de represión en Centroamérica. Tampoco era un país africano.
Era Caracas, en pleno Socialismo del Siglo XXI.
Los políticos duros del omnipresente PSUV le habían puesto el ojo. A Roberto no le extrañó.
Lo esperaba desde hacía tiempo, exactamente desde 2001. Para ese entonces era caricaturista
del diario Tal Cual y había hecho algunas otras exhibiciones de su arte. No se consideraba una
personalidad conocida de la vida cultural y artística venezolana ni mucho menos una carnada
opositora para el régimen, pero sus años de educación y su análisis de la realidad nacional
hacían de él un blanco fácil. Por eso, cuando Mario Silva dijo su nombre ese marzo de 2012, en
el programa La Hojilla, ya el artista tenía en su caja fuerte el pasaporte, algunos otros
documentos, un poco de dólares en efectivo y una cantidad prudente en una cuenta en moneda
extranjera que había abierto antes de que se estableciera el control cambiario. Sabía, antes de
que se lo dijeran, que en cualquier momento tendría que salir corriendo.
–Ojo, yo no soy Capriles –dice sentado en su casa, en Miami, refiriéndose al prominente líder
opositor Henrique Capriles Radonski, como tratando de justificar lo que podían parecer
prevenciones exageradas–, pero me gusta preparar mis cosas.
Como el dinero y los documentos, también se cuidaba de conservar solo lo necesario. Trataba
de no tener muchas pertenencias en un mismo lugar.
Roberto sabía, pues, que en cualquier momento tendría que correr. Lo que no sabía era cuándo.
Los funcionarios policiales que entraron al domicilio de La Pastora donde encontraron a Robert
Serra, no solo vieron su cadáver agujereado sino también el de una mujer de mediana edad que
nunca se supo si era su pareja sentimental o ahijada de santería, la creencia religiosa que al
parecer profesaba el joven diputado de la Asamblea Nacional. A la medianoche, ya el país
entero había escuchado la noticia. Voceros del gobierno se apresuraron a decir que se trataba de
un homicidio perpetrado por paramilitares colombianos y que el autor intelectual había sido el
ex presidente Álvaro Uribe.
A medida que miembros del gobierno de Maduro agregaban más y más sospechosos a la lista,
los políticos opositores y la colectividad en general dudaban de semejante vínculo: Serra era un
diputado de verbo incendiario, pero no una ficha importante en el partido oficialista como para
que un ex presidente extranjero se manchara las manos de sangre. Algunos periodistas
aseguraban que se trataba de un homicidio pasional y otros llegaron a decir que el móvil había
sido una venganza entre creyentes de la santería.
El país, mientras tanto, registraba decenas de muertos por las protestas contra Maduro que
habían comenzado en febrero, en Caracas, y se habían extendido a todas las regiones del país.
De un momento a otro, el tema central de los medios (algunos con nuevos dueños vinculados al
gobierno) no fue ya la crisis social ni el asesinato del diputado, sino cada uno de los supuestos
involucrados en el crimen. Tareck El Aissami, uno de los hombres fuertes del chavismo, ex
ministro y en ese momento gobernador de Aragua, se encargó de atacar muy temprano por la
mañana a Roberto Weil. Tanto él como sus compañeros de partido vieron, en la caricatura de
una rata, una burla de la muerte de Robert Serra.
Cuando su ex esposa le contó los detalles, Roberto llamó a su jefa en la Cadena Capriles, Nilda
Silva Franco. Ella le comunicó que sacarían la revista de circulación en el interior del país y, en
Caracas, tratarían de recuperar la página donde estaba la caricatura. Él estuvo de acuerdo. Fue
entonces cuando entendió dónde estaba metido.
Pronto corrieron las amenazas y las ofensas. Para El Aissami, Roberto era “un miserable hijo
de puta”. Alguien preguntó en las redes sociales qué habían hecho las putas para que fuesen
relacionadas con Weil y algún otro aseguró que por esa conducta era que la oposición no salía
de la letrina donde estaban. De inmediato, la revista Dominical emitió un comunicado en el
que explicaba que la caricatura del sepelio de las ratas la habían recibido 15 días antes,
mientras la muerte de Serra se había producido apenas hacía 4 días.
Esto, en apariencia, se entendió muy poco dentro del chavismo y, aunque algunos
comprendieron los hechos, no dejaron de atacar al dibujante. Por ejemplo, Ernesto Villegas,
entonces ministro de información, sugirió una investigación debido a que era muy sospechoso
que el caricaturista supiera 15 días antes lo que ocurriría con Robert Serra. Definitivamente, el
chavismo veía en la caricatura al diputado asesinado.
Al día siguiente despidieron a Roberto Weil de la Cadena Capriles. Alguien pidió su cabeza a
Héctor Dávila, presidente-editor del Grupo Últimas Noticias. Ya para entonces estaba claro el
brusco cambio de línea editorial de ese y otros medios del país. Era vox populi que testaferros
y allegados a funcionarios del gobierno habían comprado el diario El Universal, la Cadena
Capriles, Globovisión y otros medios regionales. Héctor Dávila, poco conocido en el mundo
informativo, fue docente de la Universidad Central de Venezuela, columnista y asesor político.
Después de su despido, Rayma se sintió acorralada en su propio país, tal como le pasó a
Roberto Weil ese 5 de octubre de 2014. En lo primero que pensó fue en su caja fuerte, donde
atesoraba sus documentos y dólares en efectivo. Echó un vistazo a su alrededor. Lo había
hecho bien, solo tendría que cargar con su computadora y sus otros equipos de trabajo. Esta vez
tenía menos equipaje que cuando hizo un inspirador viaje por Sudáfrica y Tanzania, y del que
hizo 20 cuadros, 30 ilustraciones y 9 esculturas.
Sus amigos lo llamaron, lo apoyaron y le dieron compañía. Tenía miedo, cómo negarlo. Unos
días después salió de su casa y se quedó en otro sitio no especificado. Mientras tanto, veía
cómo en las noticias y en las redes sociales aparecía su nombre junto con algún insulto o
amenaza. Y poco después, su rostro en cadena nacional.
A las dos semanas, como los prófugos, salió del país. Fue a un aeropuerto del
interior y llegó a Aruba. Había escuchado la idea de escapar de forma ilegal, pero la
desestimó por completo. Desde Aruba partió a Miami, a la casa de su padre.
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Otros caricaturistas como Eduardo Sanabria actuaron antes de que la persecución y la censura
se les vinieran encima. Edo, como es conocido, renunció a la Cadena Capriles en agosto, poco
antes de que despidieran a Rayma y a Weil. Ya veía cómo cambiaba la línea editorial y
presenció cuando despidieron a su amigo Omar Lugo, y su también amiga Tamoa Calzadilla
renunció a su puesto en el diario Últimas Noticias. Entonces, Edo tomó las riendas de su propio
futuro, renunció y se fue a Miami. Ahora, desde esta ciudad, explica que no quería pasar por lo
que luego pasaron sus colegas. Venezuela se estaba convirtiendo en un callejón inútil donde,
además de cerrarse las puertas de empleo, no hallaba materiales para sus creaciones. Por eso,
poco después, llegó a Estados Unidos con una visa de habilidades extraordinarias (la misma
con la que llegaron Rayma y Weil) y dio rienda suelta a su creatividad en el exilio.
De eso, exilio, sabe ahora Roberto Weil. Cauteloso, planificó poco a poco sus movimientos en
su nuevo mundo. No niega que extraña su ciudad y, aunque no lo hiciera, lo delatarían los
cuadros de El Ávila que ha pintado y reposan en su casa. Tras unas paredes más allá de la sala
tiene su taller, escoltado por algunos caballetes, varios cuadros sin terminar y una
computadora.
Hoy, sentado en la sala de su casa, confía que la mayoría de sus clientes son venezolanos en
varias partes del mundo y que, pese a todo, sigue publicando en el diario Tal Cual que, al
momento de la entrevista para escribir esta historia, tenía acaso una semana de haber dejado de
circular en papel.
Antes de responder si quiere regresar al país, titubea un poco. Claro que le gustaría, pero no
ahora. Aunque han pasado varios años desde aquel absurdo episodio con las ratas, insiste en
que jamás pensó en ofender a nadie y que aún, bajo las secuelas del miedo, está de acuerdo con
que hubieran sacado de circulación su caricatura. No pensó en qué le pasaría por la mente a los
políticos del PSUV cuando compararon a Robert Serra con la rata que él había dibujado. Más
de uno le comentó que si alguien se sentía aludido, ese alguien sabría por qué.
Roberto Weil
31-01-1967
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EMPRESAS
Mapa de relaciones
Caricaturista del diario Tal Cual. Sus trabajos humorísticos han sido publicados
en el diario El Nacional, El Universal y en la revista Dominical de Últimas
Noticias, éste último medio prescindió del ilustrador luego que el domingo 5 de
octubre de 2013 se filtrara una de sus caricaturas de humor, en la que se
reflejaba el velorio de una rata mientras otro roedor decía: “Nuestro querido
Miguel fue honesto, colaborador y solidario… Lo recordaremos siempre como
una tremenda rata”. La imagen fue asociada a figuras del oficialismo como un
insulto al asesinato del diputado Robert Serra, quien días antes había sido
encontrado en su domicilio sin vida. A pesar de que Roberto Weil afirmara que
esa caricatura había sido enviada a la revista Dominical con dos semanas de
anticipación y que no tenía relación con el acontecimiento en cuestión, no
pareció excusa suficiente para personalidades como el gobernador Tareck El
Aissami, quien escribió en su red social: “Esta es la ‘libertad de expresión’ que
defiende la miserable derecha. Fascistas y cobardes es lo que son”. Weil ha sido
foco de críticas en varias ocasiones, una de ellas ocurrió el 16 de marzo de
2012, cuando el caricaturista publicó una ilustración en la que aparecía un
hombre abriendo un grifo del que emanaba agua negra. El personaje,
acompañado de dos niños y algunas moscas, decía: “Basta de supremacía
blanca… ahora tenemos aguas afrodescendientes”. El dibujo causó que las
alarmas del oficialismo se encendieran, tanto así que el ex conductor del
programa “La Hojilla”, Mario Silva, lo tildó de “racista” y el presidente de la
Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, lo amenazó con abrir un proceso legal.
Roberto Weil Viso nació en Caracas el 31 de enero de 1967. La correcta
pronunciación de su apellido no es “Güeil” sino “Veíl”. Vivió diez años en
Estados Unidos, donde se graduó como ingeniero industrial en la Universidad de
Massachusetts. Practicó escultura, fotografía, música, gimnasia y montañismo.
También fue ganador del premio Pedro León Zapata en 2001.