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Principio de prevención
Según lo predeterminado por la ley 99 de 1993, está establecido que el principio está
asentado en la iniciativa de “diligencia debida” de los sujetos de Derecho Internacional, o
sea, en la obligación de vigilancia y adopción de previsiones respecto a los bienes e
individuos bajo su jurisdicción, con el objetivo de aseverarse que, en condiciones
habituales, no provoquen males transfronterizos. Esta obligación está conformada por el
grupo de “estándares mínimos” de comportamiento de diligencia exigibles
internacionalmente (diligencia suficiente) (Durnas, 2001).
Desde un punto de vista constitucional, con la promulgación de la Constitución de 1991 se
establece que el Estado debe desarrollo modelos de desarrollo sostenible en el que la
actividad productiva debe guiarse por la sociedad, la economía, la protección de la
diversidad e integridad del ambiente, la conservación de las áreas de especial importancia
ecológica y los principios de precaución y prevención ambiental, entre otros. De este modo,
el principio de prevención se materializa en mecanismos jurídicos tales como la evaluación
del impacto ambiental o el trámite y expedición de autorizaciones previas, cuyo
presupuesto es la posibilidad de conocer con antelación el daño ambiental y de obrar, de
conformidad con ese conocimiento anticipado, a favor del medio ambiente (C-449, 2015).
De acuerdo con la sentencia T-299 de 2008, el principio de prevención busca que las
acciones de los Estados se dirijan a evitar o minimizar los daños ambientales, como un
objetivo apreciable en sí mismo, con independencia de las repercusiones que puedan
ocasionarse en los territorios de otras naciones. Requiere por ello de acciones y medidas -
regulatorias, administrativas o de otro tipo- que se emprendan en una fase temprana, antes
que el daño se produzca o se agrave.
Como características de este principio es posible establecer que se encuentra integrado por
obligación de los Estados de adoptar previsiones de acuerdo a la certeza científica sobre los
peligros que entraña la actividad, orientándose también hacia una obligación de actuar de
modo proporcional a las fuerzas en juego para eludir males transfronterizos a partir de la
imposición de limitaciones o prohibiciones a las ocupaciones bajo jurisdicción de los entes
internacionales frente a las obligaciones enmarcadas en el derecho internacional.
Principio de precaución
El principio de precaución es actualmente una herramienta hermenéutica de gran valor para
determinar la necesidad de intervención por parte de las autoridades públicas ante daños
potenciales al medio ambiente y la salud pública. La utilización de esta herramienta no se
opone a ningún principio constitucional. Sin embargo, debe tenerse presente que se trata de
un enfoque excepcional y alternativo frente al principio de certeza científica.
Fundamentos de derecho
En primer lugar, se establece la procedencia de la acción instaurada, considerando que es la
acción popular la más oportuna para adelantar este tipo de casos, la cual se encuentra
consagrada por el artículo 88 de la Constitución Política y desarrollada por la Ley 472 de
1998, teniendo como finalidad la protección de los derechos e intereses colectivos, cuando
estos resultan amenazados o vulnerados por la acción u omisión de los particulares y/o de
las autoridades públicas, considerando que en este escenario judicial se debaten problemas
sociales que afectan a todos los habitantes del territorio nacional y, por eso, en el evento de
emitir una sentencia condenatoria, el juzgador debe determinar las instrucciones idóneas,
suficientes y conducentes que permitan prevenir la amenaza o corregir el daño colectivo.De
este modo, el artículo 34 de la Ley 472 de 1998 señala los presupuestos básicos que
contiene la sentencia condenatoria y las responsabilidades que tiene la autoridad judicial al
momento de garantizar la materialización de su decisión.
Con respecto al impacto ambiental generado, la parte demandada pone de presente a la
sentencia T-622 de 2016, en donde se realiza una comparación entre el Río Quindío y el
Río Atrato, estableciendo que los instrumentos normativos de planificación y de protección
previstos en el ordenamiento jurídico resultaban suficientes para garantizar la protección
del Río Quindío y no era necesario ampliar su protección a diferencia del Río Atrato, este si
representa un elemento de identidad cultural para las comunidades afrocolombianas del
Chocó, lo cual no acontece en el presente escenario. Relacionado con los instrumentos de
planificación, se establece principalmente al artículo primero, numeral 7 de la ley 99 de
1993, en donde es establece la obligación del Estado, frente al principio de prevención, el
cual deberá fomentar la incorporación de los costos ambientales y el uso de instrumentos
económicos para la prevención, corrección y restauración del deterioro ambiental y para la
conservación de los recursos naturales renovables.
Desarrollo del principio
Teniendo en cuenta que los derechos vulnerados fueron los referentes a los derechos
colectivos al goce de un ambiente sano, a la moralidad administrativa, a la existencia del
equilibrio ecológico y el manejo y aprovechamiento racional de los recursos naturales para
garantizar su desarrollo sostenible, su conservación, restauración o sustitución. Se establece
que el impacto ambiental generado en este caso, tiene que ver con lugar en el cual se llevó a
cabo el mismo, pues el vertimiento de aguas residuales se realizó en zonas de especial
importancia ecológica, de los ecosistemas situados en las zonas fronterizas, así como los
demás intereses de la comunidad relacionados con la preservación y restauración del medio
ambiente, a la seguridad y salubridad públicas, al acceso a una infraestructura de servicios
que garantice la salubridad públicas, al acceso a los servicios públicos y a que su prestación
sea eficiente y oportuna, a la seguridad y prevención de desastres previsibles técnicamente
y a los derechos de los consumidores y usuarios.
Por consiguiente, frente al principio de precaución se plantea que el Sistema Nacional
Ambiental, con el apoyo de la Política Nacional de Gestión Integral del Recurso Hídrico –
PNGIRH-, han establecido las estrategias de planificación y conservación del recurso
hídrico deben guiar el actuar de las autoridades públicas ambientales en los siguientes
términos:
Planificación: Esta estrategia se orienta a establecer lineamientos específicos a nivel de la
cuenca hidrográfica (aguas superficiales, subterráneas y marino costeras), para orientar la
gestión y el uso sostenible del agua, teniendo en cuenta las dinámicas de ocupación del
territorio, de tal forma que se garantice el aprovechamiento eficiente del recurso hídrico,
pero garantizando su conservación para las generaciones futuras y la supervivencia de los
ecosistemas que dependen de él. Para tal fin se prevén las siguientes líneas de acción
estratégicas:
Realizar análisis estratégico de las cinco macrocuencas del país para establecer
pautas y directrices para su ordenamiento y manejo sostenible.
Referencias bibliográficas
Constitución política de Colombia de 1991
Durnas, Z. (2001). LOS PRINCIPIOS DE PREVENCIÓN Y PRECAUCIÓN EN
MATERIA AMBIENTAL EN EL SISTEMA INTERNACIONAL Y EN EL
INTERAMERICANO. Jornadas de Derecho Internacional.
Ley 99 de 1993
Sentencias T-299 de 2009
Sentencia C-449 de 2015