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Saber ser como competencia básica universitaria: ¿cómo enseñar a

enseñarla?
El Informe Delors de la Comisión Internacional para la Educación del siglo XXI de la UNESCO
(1996), plantea una serie de aspiraciones en relación con la educación del nuevo siglo, dónde,
representa su esencia mediante pilares, mismos que son: aprender a conocer, a hacer y convivir.
Adicional, hay un cuarto pilar -aprender a ser-

PLANTEAMIENTOS EXISTENTES DEL SABER SER: ALGUNAS CONFUSIONES

Los retos de la formación para el saber ser desde el nuevo planteamiento positivo se presentan
sobre dos vertientes: reenfocarnos en las fortalezas en vez de defectos, y llevar esta práctica del
consultorio psicológico a las aulas.

el Marco Europeo Común de Referencia para las Lenguas (Consejo de Europa, 2001; llamado de
aquí en adelante Marco), guía internacional para la impartición de idiomas extranjeros, define
el saber ser como:

la suma de las características individuales, los rasgos y las actitudes de personalidad que
tienen que ver, por ejemplo, con la autoimagen y la visión que tenemos de los demás y
con la voluntad de entablar una interacción social con otras personas (Consejo de
Europa, 2001, p.12).

A fin de sistematizar algunas definiciones del saber ser, luego de una encuesta realizada a 6
docentes, se obtiene los siguientes resultados:

Tres maestras mencionaron el saber acercarse a una persona extranjera desconocida entre sus
definiciones y las actividades que para ellas se relacionan con el saber ser (equivale al saber
hacer), otras dos se centraron en la autorregulación del aprendizaje como el saber ser estudiante
como lo que se trabaja o se quiere trabajar (saber aprender) y una de las maestras mencionó el
saberse adaptar a una sociedad extranjera, lo cual es un saber convivir. Se cuestionó la
posibilidad de enseñar el saber ser como dudosa, y se vislumbró que al trabajar el saber hacer
se alimentaba el saber ser de manera natural.

En resumen, los tres ámbitos analizados muestran señales de confusión respecto al concepto
estudiado. Al entenderlo como relacionado con los otros tres saberes, en el aula parece asumirse
que al trabajar estos tres, se contribuye de alguna manera al cuarto, sin que este tenga
planteamiento, unidades didácticas ni evaluación propias del saber ser.

ENTENDIENDO EL SABER SER FUERA DE SABER CONOCER, HACER Y CONVIVIR

Se considera como argumento que el saber ser no debería ser abstracto ni totalmente
dependiente de otros saberes. Al comparar la literatura sobre la resiliencia con las definiciones
existentes del saber ser, se encuentran varias coincidencias en distintas dimensiones tales como:
la adversidad, educación, universalidad, personalización, personalidad, positividad.
Considerando la afinidad semántica entre los dos conceptos, se genera una nueva definición del
saber ser en términos de la promoción de rasgos resilientes en los agentes educativos, que sería,
conjugar el saber ser resiliente de un agente educativo convirtiéndolo en el yo sé ser, y al
tratarse de un docente debe combinarlo con un y sé enseñara a ser, mismo que
conceptualmente se compone de tres elementos:
1.- Noción del “YO” en la psicología

el yo en la psicología se conceptualiza a través del auto-concepto, y Cardozo y Alderete (2009)


señalan que es la variable que más eficazmente predice la resiliencia en la población estudiada,
por tanto resulta apropiado incluirlo en esta conjugación del saber ser desde la resiliencia.

En su definición, el autoconcepto reúne todas las representaciones individuales acerca de los


aspectos intra- e interpersonales del carácter, así como pertenencia grupal y roles sociales
(Barrantes-Brais y Ureña-Bonilla, 2015).

El argumento establecido por los autores señala que el desarrollo de al menos una fortaleza
correspondiente a cada una de las seis virtudes fortalece la resiliencia del individuo, por tanto,
resulta compatible con el desarrollo del saber ser desde la resiliencia.

En esta perspectiva, una fortaleza es una característica psicológica que se manifiesta en la


personalidad de un ser humano a lo largo del tiempo en diversas situaciones.

2.- Noción “SÉ” + “SÉ ENSEÑAR A”

Es bien sabido que no se puede dar lo que no se tiene, por lo cual es necesario empezar por la
formación de formadores primero en conocerse ellos mismos y saber a dónde y cómo pueden
dirigir su crecimiento personal desde este punto de partida. En segunda instancia, se pueden
adaptarlas actividades actuales al enfoque en fortalezas e integrar diversas actividades
relacionadas con enseñar las estrategias del desarrollo del saber ser provenientes de las áreas
aplicadas de la psicología positiva que se retoman en educación informal y en coaching.

Ahora, para poder aterrizar la enseñanza de fortalezas en un aula, es necesario definir el nivel
de desarrollo de estas y equipararlo con el nivel taxonómico de la materia donde se pretende
incorporar. Como referente taxonómico del desarrollo de fortalezas personales sugerimos
utilizar el único planteamiento cognitivo de la inteligencia emocional de Mayer y Salovey (1997)
que consta de 4 etapas como se puede apreciar en la siguiente Figura 1.

3.- Noción del “SER”

Este aspecto de nuestro concepto central puede ser visto desde el modelo de la buena vida y
fortalezas personales como base de promoción de la resiliencia en contextos de baja adversidad
(Seligman, 2002; Peterson y Seligman, 2004). El informe Delors (UNESCO, 1996) califica el saber
ser como competencia para la vida, y sería razonable suponer que la vida que los autores buscan
garantizar a todos los educandos es una buena vida.
Detallados estos conceptos desde las perspectivas didáctica y psicológica, se llega a la conclusión
que enseñar el saber ser al estudiante es potenciar sus fortalezas con el fin de dar a conocer las
herramientas de las que disponen para llevar una buena vida.

CONCLUSIONES

os tres propósitos del Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas: aprendizaje,
enseñanza y evaluación.

Es importante tener presente que, así como el saber ser es una competencia distinta de las
demás, su evaluación debe ser distinta: no se debería basar en desempeños o expresarse
numéricamente. Es el elemento crucial para la retroalimentación formativa positiva, y sólo se
debería expresar en términos de bienestar social y empoderamiento personal al analizar y
reportar los resultados de nuestros esfuerzos en este sentido.

Sería interesante comprobar si el fortalecimiento personal influirá positivamente en el


desarrollo de los otros tres saberes planteados: el saber aprender, el saber hacer y el saber
convivir, lo cual invertiría el orden que parecería asumirse hoy en día: al desarrollar el saber
conocer, hacer y convivir contribuimos de alguna manera al saber ser. Es posible que la
influencia del saber ser hacia los otros tres sea al menos igual de fuerte debido a su relación con
el bienestar y empoderamiento humano: una hipótesis más por probar en futuros estudios.

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