Está en la página 1de 5

Etnocentrismo y relativismo cultural 132

los defensores de los identitarios étnicos, reli­ IN I) IGENISMO, IN T E G R A C IÓ N , Inte­


giosos o tribales” (2006: 197-198). gración educativa, Integración religiosa, Mes­
tizaje, Migraciones. Redes sociales, Mí-
N ORÍ A S, M od e r nidad, M od e r niz ac ió n,
Bibliografía M U LTIC U IJT U R A LIS M O , M u11ic u11u ra -
lismo en los estudios étnicos, Nacionalidad,
AMIR, S. (1998): E l capitalismo en la era de la glo- Nacionalismo, Naturalización, Nomadismo
balización. Barcelona: Paidós. v turismo, NUEVOS MOVIMIENTOS SO­
ANDERSON, B. (1993): Comunidades imagina­ CIALES, PATRIMONIO, Pluralismo sin­
das. Reflexiones sobre el origen y la difusión del crónico, Poscolonialismo, Racismo y neorra-
nacionalismo. México: FCE. cismo, SARER Y SARERES, Segregación,
BARTH, F. (1976): Los grupos étnicos y sus fronte­ Sujeto intercultural, TERRITO RIO S, VIO­
ras. México: FCE. LENCIA POLÍTICA, Violencia política. Ti­
BAUMAN, Z. (2003): Comunidad. Barcelona: pos, Xenofobia y xenofilia.
Paidós.
BEN N ET, J. W. (1975): “Introduction. A guide
for the Collection”, en The New Ethnicity. Etnocentrismo
Perspectives from Ethnology. New York: West
Publishing Company, 3-10. y relativismo cultural
EISEN STAD T, S. N. (1973): Tradition, Change
and Modernity. Florida: Robert E. Krieger Pu­ Etnocentrism o es un concepto acuñado
blishing Company Malabar. desde las ciencias sociales para dar cuenta de
H UN TIN G TO N , S. P. (1997): E l choque de civili­ la que ha sido considerada una de las actitu­
zaciones y la reconfiguración del orden mundial. des frente a —o visiones de—el #otro más co­
Barcelona: Paidós. munes en la historia de la humanidad. Su
MEMMI, A. (1973): Portrait du colonise. Paris: primera definición data de 1906 y procede de
Payot. la pluma del sociólogo norteamericano W. G.
NAIR, S. (2006): Y vendrán... Las migraciones en Sumner quien lo caracterizaba como “una vi­
tiempos hostiles. Barcelona: Planeta. sión de las cosas según la cual el propio grupo
TO PIN ARD, P. (1878): Geografía Universal, To­ es el centro de todo y todos los otros se miden
mo I. Barcelona: Montaner y Simón. por referencia a é l... Cada grupo -añ ad ía—
W EBER, M. (1964): Economía y Sociedad. Esbozo alimenta su propio orgullo y su vanidad, pro­
de sociología comprensiva. México, Buenos Ai­ clama su superioridad, exalta a sus propias
res: FCE. divinidades y mira con desprecio a los profa­
nos” (Summer, 1953: 16). El apelativo de
Ana Aliende Urtasun
“bárbaros” con el que los griegos se referían a
Jesús Azcona Mauleón
los ^extranjeros que quedaban al margen del
ideal de lapaideia, el de “paganos” con el que
Véanse además Acciones afirmativas, ALTE- designaban los cristianos a quienes no partici­
RID A D , C e nt ro - pe rifc ria, CIU D A I) A N í A , paban de su fe, el de “salvajes” con el que los
Ciudadano, COLONIALISMO Y ANT1- Colonizadores mentaban a los indígenas de
COLONIALISMO,Comunidad transnacional, las tierras americanas, el de “primitivos” con
Comunitarismo, Criollización, C U L T U ­ el que se refirió la antropología durante más
RA, D E R E C H O S HUMANOS, DESA- de cien años a los miembros de las sociedades
RR(ILEO, Desterritorialización, Diferencias no occidentales: todos ellos son términos que
sociales y diferencias culturales. Diferen­ expresan prejuicios etnocéntricos frente
cias sociolingüísticas y desigualdad. Discri­ al otro.
minación positiva, IMSCRIMINACK)N Para la antropología el etnocentrismo es el
Y EXCLU SIÓ N SOCIAL, E L IT E S , Eli­ convencimiento de que las normas por las
tes cosmopolitas. Esclavitud, Espacio de que se rige el propio comportamiento,
los flujos, Espacios locales, E S T A D O -N A ­ las pautas culturales adquiridas por el indivi­
CIÓN, ESTEREC )TIPOS Y ESE N C IA L I­ duo durante el proceso de enculturación, son
ZACION, ESTIGMA, Etnocentrismo y las únicas posibles, las naturales, las mejores,
relativismo cultural, Extranjero, Frontera las más bellas, y que todos cuantos exhiban
geográfica v administrativa, Fronteras otras apenas son dignos de ser llamados hu­
simbólicas, GENOCID IO, G L O R A L IZ A ­ manos: sólo los que comparten aquellas nor­
CION, H l RRI DACIÓN, I DEN TI DAD, mas gozan del privilegio de la humanidad; los
133 Etnocentrismo y relativismo cultural

que quedan en el exterior del grupo perma­ que la etnología nos muestra implican un im­
necen también fuera de ella. portante avance de nuestro conocimiento del
El etnocentrismo o, como algunos —Du- desarrollo de la cultura humana. Jamás se in­
mont, Preyswerk y Perrot—prefieren, el so- sistirá lo bastante sobre un hecho derivado de
ciocentrism o, no sería, pues, más que una estos estudios, a saber, la corrección relativa
perspectiva, una posición, la del propio grupo de las emociones que a nosotros nos parecen tan
—el endogrupo o grupo in - , desde la que se naturales. De los datos de la etnología aprende­
contemplan los otros grupos —los exogrupos o mos que no sólo nuestras habilidades y conoci­
grupos out—, una proyección en cierto modo mientos, sino también las formas y maneras de
irrenunciable en la medida en que es imposi­ nuestros sentimientos y pensamientos, son el
ble liberarse por completo de la influencia del resultado de nuestra educación com o individuos
marco cultural propio. Perder esta referencia y de nuestra historia com o pueblo" (Boas, 1982:
nos colocaría en el estado de ingravidez que 71; las cursivas son nuestras).
Kristeva advierte en los extranjeros, nos haría Estos dos conceptos, etnocentrismo y rela­
extraños en nuestra propia ^cultura, instala­ tivismo cultural, han ido siempre de la mano
ría nuestras conductas en el caos. Así, un cier­ en antropología y las definiciones que se sue­
to grado de etnocentrismo parece ser común a len dar de ellos suponen obviamente una
todas las culturas: en numerosísimas ocasio­ visión negativa del primero y positiva del se­
nes el nombre con el que los grupos se auto- gundo. El etnocentrism o sería un enfoque
designan es el término indígena que significa “deform ante”, mientras que el relativismo
“hombre”, y en sus mitos de origen sus ances­ entrañaría el reconocimiento del valor igual
tros son los “primeros hombres”; o bien re­ de todas las culturas. Ambas expresiones, en
servan para sí mismos el nombre de “los esta versión canónica, reposan sobre un su­
buenos”, “los excelentes”, “los principales”, re­ puesto: la existencia de un mundo poblado de
firiéndose a grupos vecinos como “los malos”, agregados humanos con una cultura neta­
“los perversos”, o ... los “comedores de carne mente ^diferenciada o grupos que se autorre-
cruda” (“esquimales” por inuit). Pero aunque conocen como diferentes, sea tal diferencia
un cierto grado de etnocentrismo sea común a empíricamente observable o tan sólo esgrimi­
todas las culturas, no todo etnocentrismo en­ da en el proceso de las relaciones intercultura­
gendra *xenofobia, *racismo o *marginación; les. Hay una vinculación evidente entre el
también puede generar *xenofilia, curiosidad sentido —el valor—de esos conceptos: los cam­
o, la mayoría de las veces, indiferencia hacia bios que se han registrado en las relaciones
culturas ajenas que ni ocupan ni preocupan. entre las sociedades involucradas en el proce­
Los prejuicios etnocéntricos parecen, so colonial protagonizado por Occidente y el
pues, prácticamente inevitables: si nuestra devenir de la teoría antropológica, en particu­
cultura es el único repertorio de modelos de lar su cambiante concepción de la/s cultura/s.
comportamiento de que disponemos, difícil­ En apretadísimo esquema (falso en cuanto
mente podremos actuar conforme a él y a la tal, pero orientativo):
vez relativizarlo. Los antropólogos viven en 1) Segunda mitad del siglo XIX: culminación
la ilusión de que el etnocentrismo es mitiga- de la etapa colonial —imperialismo—. E m er­
ble, cuando no perfectamente evitable, a tra­ gencia de la antropología como disciplina
vés de la experiencia de la diversidad cultural, académica: evolucionismo decimonónico. Vi­
llegando a hacer de la liberación de los prejui­ sión etnocéntrica de los otros —heredada de la
cios etnocéntricos, de la aceptación plena de la Ilustración—. Ideología colonial. Monismo
diversidad cultural, el objetivo mismo de cultural. Concepción de la cultura como sinó­
la empresa antropológica. Sólo con la experien­ nimo de civilización: pueblos más y menos
cia de la diversidad de las culturas será posible cultos, más y menos civilizados. Comparati-
—sostienen, optimistas—abdicar de los prejui­ vismo. Diacronía.
cios etnocéntricos y alcanzar su contrario, el 2) Primera mitad/décadas centrales del si­
relativismo cultural, esto es: ver a los otros co­ glo XX: inicio y desarrollo de los procesos de
mo se ven ellos mismos -desde dentro de los descolonización. Funcionalism o, particula­
límites de su cultura—, vernos como ellos nos rismo, estructuralismo. Pluralismo cultural.
ven —desde fuera—. En palabras de Lranz Concepción esencialista de la/s cultura/s: cada
Boas, el autor que introdujo la noción —que no cultura tiene su estructura, su lógica interna,
la expresión, al parecer acuñada por su discípu­ imposible de ser comprendida desde fuera.
lo M. Herskovits—como imperativo metódico Relativismo. Inconmensurabilidad de las cul­
de la disciplina antropológica: “los hechos turas. Análisis sincrónicos.
Etnocentrismo y relativismo cultural 134

3) Últimas décadas del s. XX: *poscoloni- vismo moral o ético, relativismo ontológico,
zación. *G lobalización. Antropologías sim­ relativismo lingüístico, relativismo metodo­
bólicas, ecológicas, posestructuralistas.. lógico, etc.—y buscando ciertas paradojas o
posmodernismo antropológico. Ruptura con ejemplos críticos que socavan sus cimientos.
la concepción esencialista y estática de la cul­ Por tomar sólo un par de casos: el relativismo
tura. Concepción dinámica y no monolítica gnoseológico, se dice, implicaría poner en pie
de la cultura: reconocimiento de la diversi­ de igualdad la ciencia que ha surgido de una
dad intracultural —diferencias de clase, *gé- tradición cultural concreta —la grecolatina—y,
nero, *etnia, *edad—y de las relaciones de pongamos por caso, las creencias en la bruje­
desigualdad que suelen generar. Concepción ría de muchos pueblos africanos. El relativis­
dinámica de las relaciones *interculturales. mo moral, por su parte, supondría que no
*M ulticulturalidad. Interculturalidad. Aná­ existen hábitos condenables desde un punto
lisis procesuales de las condiciones socio- de vista ético porque toda costumbre debe re­
históricas y ecológicas que determ inan las ferirse al contexto de la cultura en la que apa­
culturas y las relaciones interculturales, pero rece —“com prendre c'est tout p ard on n er"—:
también autorreflexividad de la escritura et­ ¿qué ocurre entonces con prácticas como la
nográfica. escisión del clítoris, el sati —la quema de las
Aparentem ente, etnocentrismo y relati­ viudas—o la lapidación de las adúlteras?
vismo son dos maneras alternativas y exclu- Sea como fuere, la crítica más severa al re­
yentes de enfrentarse a la diversidad cultural lativismo cultural ha sido lanzada desde la fi­
—así los evolucionistas habrían sido etnocén- losofía a la antropología, y apunta contra una
tricos, en tanto que los particularistas, con de las nociones centrales de la disciplina, se­
Boas a la cabeza, relativistas—. El dilema pue­ guramente su concepto estrella: el de cultura.
de resumirse así: o bien sólo una de las cultu­ Paradójicamente, es una crítica que no lanza
ras es considerada la portadora de valores a quien la suscribe en brazos del etnocentris­
auténticos o excelsos y todas las otras pue­ mo, concepto que tampoco queda indemne.
den medirse por ese rasero —monismo cul­ El problema radica en qu e, d efa cto , las cultu­
tural = etnocentrism o—, o bien todas las ras no se dan como entidades sustantivas, en
culturas son iguales en valor —pluralismo que es imposible diferenciar unas de otras,
cultural = relativismo—. La antropología ha en que no cabe, como han pretendido muchí­
derivado desde el etnocentrismo decimonóni­ simos antropólogos, fijar las fronteras de las
co hacia el relativismo que impregna, en ma­ mismas en “la pluralidad irreductible de lo
yor o menor medida, buena parte del discurso existente”. Con palabras de Gustavo Bueno:
antropológico actual, que participa del “espí­ “no existen esferas culturales dotadas de una
ritu moderno” —anti y poscolonial—encarna­ ^identidad sustantiva. Esas esferas sólo tienen
do en la tolerancia y el respeto por el otro. una identidad fenoménica, la suficiente para
Pero tanto el relativismo como el etnocen­ comenzar a organizar las descripciones etno­
trismo entrañan problemas que han sido ob­ gráficas y etnológicas pertinentes”; más aún:
jeto de debate no sólo entre antropólogos, “las esferas culturales son sólo construcciones
sino también con sociólogos, historiadores y ideológicas, pura y simplemente mitos” (Bue­
filósofos. La visión puramente etnocéntrica no, 2002: 3). Si las culturas son sólo mitos, si
ha sido abandonada por la ingenuidad del no existen agregados humanos con culturas
planteamiento que resume bien la archicitada diferenciadas, entonces ni la noción de etno­
fórmula de Lévi-Strauss, “salvaje es quien centrismo ni la de relativismo cultural tienen
llama al otro salvaje” - “el bárbaro es sobre to­ sentido alguno: no existen los endogrupos, ni
do el hombre que cree en la barbarie... y cree los exogrupos, no puede hablarse siquiera de
poder hacer legítimamente *violencia al pró­ diversidad cultural. Esta crítica equivale a
jim o basándose en sus propias justas creen­ una carga en la línea de flotación de la propia
cias” (Lévi-Strauss, 1979: 310)—, y los autores, disciplina antropológica.
como Richard Rorty, que sostienen dicha po­ Lo que soslayan, no obstante, estos críticos
sición lo hacen con muchos matices y están a de las nociones de etnocentrismo y relativis­
años luz del etnocentrismo grosero de los evo­ mo es que la teoría antropológica hace tiempo
lucionistas del s. XIX. El relativismo cultural que dejó en la cuneta ese concepto esencia-
también ha sido puesto en entredicho: las crí­ lista de la cultura y que el proceso de globa-
ticas suelen hacerse desglosando el concepto lización ha obligado a revisar incluso la
genérico en sus diversas variantes o especies concepción tradicional de la diversidad cultu­
—relativismo gnoseológico o cognitivo, relati­ ral. De hecho, esa imagen de la cultura como
135 Etnocentrismo y relativismo cultural

un sistema coherente, homogéneo, que se de­ centrismo es un fenómeno universal: en todas


fine por un núcleo duro que constituye su las sociedades humanas se da una idea de su­
esencia —sus “señas de identidad”—y que per­ perioridad de la propia sobre el resto, pero esa
mite fijar sin dificultad los límites entre gru­ idea suele combinarse con una actitud de in­
pos de diferente cultura, no corresponde a la diferencia ante los otros —el etnocentrismo
antropología sino a la retórica empleada en tradicional—. En cambio, el etnocentris­
la batalla de las identidades. La antropología, mo “moderno”, exhibido por las sociedades
desde -p o r lo menos—sus inicios como disci­ que han protagonizado la expansión del siste­
plina académica, ha sido muy consciente de ma capitalista a escala planetaria, combinaba
los efectos de renovación constante de las cul­ la idea de la superioridad occidental sobre las
turas que produce el contacto entre las socie­ otras sociedades con una actitud de A sim ila­
dades humanas, las relaciones interculturales. ción, de eliminación de la diferencia -Ju a n
El fenómeno de la globalización -la extensión Aranzadi habló en su momento de “etnocen­
del sistema capitalista a escala planetaria—no trismo jerárquico dominador”—. Obviamen­
ha hecho sino multiplicar esas relaciones po­ te, esa asimilación no se produjo en términos
niendo aún más de manifiesto el carác­ de igualdad y las relaciones interculturales
ter abierto y dinámico de las culturas y que se han generado están gobernadas por la
produciendo fenómenos de ^hibridación, desigualdad, por la posición relativa que ocu­
de *aculturación y resistencia cultural más pan las distintas sociedades y grupos en el
abundantes que en cualquier otra época de la sistema. La cuestión que entretiene en el pre­
historia humana. ¿Qué efectos puede tener sente a científicos sociales y filósofos es cómo
ese fenómeno en el etnocentrismo y en el rela­ garantizar el necesario y deseable diálogo en­
tivismo cultural? Un mundo interconectado, tre culturas —“si la m ulticulturalidad es un
en el que los individuos no sólo reciben la in­ hecho, la interculturalidad ha de ser un fin”-
fluencia de su propio marco cultural, sino que cuando no existe el requisito básico de la
tienen al alcance múltiples formas alternati­ igualdad en el diálogo. Pues tampoco cabe
vas de existencia humana implica una cierta obviar —insistimos— el innegable hecho de
crisis del etnocentrismo tradicional, en la me­ que, si bien la globalización tiende a interco­
dida en que la adscripción al grupo y a la co­ nectarnos de modo cada vez más creciente,
munidad de comunicación con sus miembros ello no equivale a la homogeneización cultu­
es más laxa, ensanchando el margen de elec­ ral asimismo creciente del planeta: la contra­
ción del individuo ante un repertorio cultural partida del proceso continúa siendo, de un
muy ampliado. La coexistencia en un mismo lado, la producción constante de diferencia
contexto de pautas culturales de diversos mar­ cultural por parte de los excluidos de la cultu­
cos, a veces incluso contradictorias, instala a los ra hegemónica, de los que no tienen acceso ni
individuos en la relatividad, de forma que to­ a los medios ni a los beneficios de la misma, y,
dos somos un poco extraños a nosotros mismos. del otro, la insoslayable pero común con­
Pero no todas las sociedades humanas —ni fusión entre la parte y el todo, entre las
todos los sectores de esas sociedades—existen­ industrias de la cultura —responsables de la
tes en la actualidad participan de igual forma globalización de ciertos mercados de bienes
en ese proceso y, por tanto, no todos los miem­ llamados culturales: cine, discos, revistas...—y
bros de las mismas tienen ese abanico de op­ las culturas mismas, vivas y en transform a­
ciones ampliado. Todavía cabe considerar un ción permanente (Warnier, 2002: 117).
elemento más en la relación entre etnocen­
trismo, relativismo cultural y globalización.
Aunque es cierto que, como algunos analistas Bibliografía
sistémicos sostienen, los procesos de mundia-
lización existen desde hace cinco mil años, BENHABIB, Seyla (2006): Las reivindicaciones de
desde el origen de las civilizaciones comercia­ la cultura. Igualdad y diversidad en la era global.
les, y siempre han impulsado una tendencia a Katz: Buenos Aires.
la centralización de estructuras políticas y BOAS, Franz (1982): “The Aims of Ethnology”
económicas y a la homogeneización de las (1889), en George W. Stocking (ed.), A Franz
formas socioculturales, también lo es que la Boas Reader. The Shaping o f American Anthro-
globalización propiciada por la expansión del pology, 1883-1911. Chicago: The University of
sistema capitalista ha tenido un efecto demo­ Chicago Press, 67-71.
ledor en las relaciones interculturales a escala BUENO, Gustavo (2002): “Etnocentrismo, relati­
planetaria. Lévi-Strauss señaló que el etno­ vismo y pluralismo cultural”. E l Catoblepas:
Etnocidio 136

revista crítica del presente, 2: 3. http:// www.no- concepto de genocidio incluyera de forma ex­
dulo.org/ec/ plícita las políticas de prohibición y destruc­
GARCÍA CANCLINI, Néstor (2004): Diferentes, ción de lenguas y culturas como aspectos del
desiguales y desconectados: mapas de la intercul- genocidio. El concepto de etnocidio se ha in­
turalidad. Madrid: Gedisa. troducido con posterioridad al de genocidio y,
a pesar de distinguirse de él, puede constituir
KRISTEVA, Julia (1988): Étrangers à nous-mêmes.
una fase o un aspecto de un proceso de geno­
Paris: Fayard.
cidio. Jaulin, uno de los principales impulso­
LÉVI-STRAUSS, Claude (1979 [1952]): “Raza e res de este término, escribe que el etnocidio es
historia”, en Antropología estructural (dos). M i­ “ante todo una modificación total aportada e
to, sociedad, humanidades. México: Siglo X X I, impuesta al orden cotidiano”, y lo ilustra con
304-339. el ejemplo de una población amazónica: “te­
PREISSW ERK, Roy; PERROT, Dominique nía que vestirse a la blanca, sustituir el ta­
(1975): Ethnocentrisme et histoire. Paris, Anth­ parrabo por nuestros oropeles ridículos e
ropos. inadecuados para el calor; comer a la blanca:
SÁNCHEZ DURÁ, Nicolas (1977): “El desafia­ sustituir los asados por las fritangas; sustituir
dor desafiado: ¿es sensato el relativismo cultu­ la tierra fresca, que se limpia fácilmente, con
ral?”, en VV. A A. E l desafío del relativismo. inmensos techos de hojas, por el cemento frío
Madrid: Trotta, 145-162. y sucio y el techo ondulado bajo el cual uno se
asfixia; producir a la blanca, etc.” (1976: 9-10).
SEBRELI, Juan José (1992 ):E l asedio a la moderni­ El etnocidio se refiere a un proceso de *acul-
dad. Crítica del relativismo cultural. Barcelona:
turación impuesto a una población por parte
Ariel. de otra más poderosa, y cuyas consecuencias
SUMMER, William Graham (1953): Folktvays: a últimas pueden ser la desintegración y poste­
Study o f the Sociological Importance o f Usages, rior desaparición de una cultura.
Manners, Customs, Mores, and Moráis. New
York: Ginn.
W ANIER, Jean-Pierre (2002): La mundialización Bibliografía
de la cultura. Barcelona: Gedisa.
JAU LIN , Robert (1970): La Paix Blanche. Paris:
María Valdés Seuil.
JAULIN, Robert (ed.) (1976): E l etnocidio a través
Véa nse ade más A culturad ó n, A LTERI - de las Américas. México: Siglo XX I.
DAD, COLONIALISMO Y ANTICOLO- PALM ER, Alison (1992): “Ethnocide”, en Mi­
NIALISMO, Ciudadano, CULTURA, D E ­ chael Dobkowski e Isidor Wallimann (eds.),
RECHOS HUMANOS, D IFE R E N C IA Y Genocide in Our Time: An Annotated Biblio­
D ESIG U A LD A D , Diferencias naturales y graphy. Ann Arbor: Pierian Press.
diferencias sociales, Diferencias sociales v di- T O T T E N , Samuel; PARSONS, William;
ferencias culturales, Diferencias sociolingüís- HITCHCOCK, Robert (2002): “Confronting
ticas v desigualdad, DISCRIMINACIÓN Y Genocide and Ethnocide of Indigenous Peo­
EXCLUSIÓN SOCIAL, ESTEREC )TIPOS ples”, en Alexander L. Hinton (ed.), Annihila­
Y ESENCIALIZACIÓN, Etnicidad, Ex­ ting Difference. The Anthropology o f Genocide.
tranjero, GENO CID IO , G L O RA L IZA ­ Berkeley: University of California Press.
CIÓN, HIBRI DACIÓN, I DEN TI DAD,
I N T E G R A ('ION, Integración educativa, Joan Frigolé Reixach
Interculturalidad. Mestizaje, MINORÍAS,
Mode rn idad, Moder n iza c ión, M U L1 IGUL- Véanse además Aculturación, G E N O C I­
T UI ( A I. IS MO , M u 11i1oca1, N a t u ra 1i z.ac ió n, DIO, Violencia política. Tipos.
Poscolonialismo, Racismo y ncorracismo,
SABER Y SABERES, Sujeto intercultural,
VIOLENCIA POLÍTICA, Xenofobia y xe- Explotación social
nofilia. ¿Qué queremos decir cuando nos referi­
mos a la explotación específicamente con el
adjetivo d e social? Bajo este significado explí­
Etnocidio cito del término se esconden dos sentidos dis­
El término etnocidio y su sinónimo geno­ tintos. El primero apunta a la explotación
cidio cultural no habrían sido necesarios si el entendida como simple aprovechamiento de

También podría gustarte