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MIDWESTERN BAPTIST THEOLOGICAL SEMINARY

KANSAS CITY, MISSOURI

RESEÑA DEL LIBRO “LA SANA DOCTRINA”

DE BOBBY JAMIESON

ENVIADO A LA FACULTAD

EN CUMPLIMIENTO PARCIAL DE

LOS REQUISITOS PARA EL CERTIFICADO EN PLANTACION DE IGLESIAS (CLD)

POR

JUAN LEROY PANFIL MARCANO

15 DE ABRIL DE 2022
Resumen:

Como un texto breve y práctico, el libro “La Sana Doctrina” de Bobby Jamieson

constituye un especial aporte para aquellos pastores que anhelan construir iglesias sanas con

bases doctrinales sólidas. Con un enfoque en la enseñanza correcta de la Biblia como sinónimo

de lo que es la sana doctrina, el autor aborda una realidad en la que cada vez más cristianos

necesitan entender cómo ésta se relaciona con la vida cristiana práctica. Respalda esta tesis en

sus dos primeros capítulos donde muestra qué es una doctrina sólida, por qué es importante y

cómo da forma a la iglesia. Así mismo, habla sobre cómo la sana doctrina sirve para fortalecer la

forma cómo se lee y se enseña la Biblia. Los siguientes 6 capítulos están dedicados a los

resultados de la sana doctrina en aspectos fundamentales de la vida cristiana como lo son la

santidad, el amor, la unidad, la adoración y el testimonio. A través de todo el texto, el autor

aborda reiteradamente la manera como la precisión y vehemencia en la lectura de las Sagradas

Escrituras impulsarán estos atributos en la vida de los creyentes y de una congregación sana

doctrinalmente hablando.

Fortalezas y Debilidades:

El autor desarrolla un texto fácil de entender, aún por personas laicas, que muestra desde

un punto de vista bíblico y con enfoque teológico, la salud doctrinal de la iglesia. El tema de la

sana doctrina muchas veces ha sido obviado por la mayoría de los creyentes interesados en

construir iglesias sanas pero que se ven abrumados por la profundidad y complejidad del

lenguaje de los libros sobre doctrina y teología. Considerando el inconveniente que genera entre

los estudiosos los conceptos asociados a una doctrina sana y sólida, Bobby Jamieson logra

enfocarse mayormente en áreas de la doctrina en las que muchos cristianos, no importando su

denominación, estarían de acuerdo.


Sin embargo, en su lenguaje muchas veces recurrente, el autor no toma en cuenta el

riesgo que trae consigo al hablar como si el “poseer una sana doctrina” es la parte más

importante de ser cristiano. La vida cristiana es más que eso. Es permanecer en Cristo y entender

la necesidad de relacionarnos más íntimamente con Dios, de ser amados por Él y amarlo. Si bien

este entendimiento viene de la lectura y estudio de la Palabra, como bien lo expone el autor,

también es importante recordar al lector la manera como la obra del Espíritu Santo, quien guía a

“Toda Verdad”, capacita al creyente para una plena comprensión de quien es Dios y lo que

demanda de él (Juan 14:26; Juan 16:13,14). Así mismo, hay que recordar que es el Espíritu Santo

quien produce en el creyente el fruto que agrada a Dios y le permite relacionarse apropiadamente

con su prójimo (Gálatas 5:22-23).

Contribución:

La principal contribución del autor es presentar principios claves para crecer en una vida

de santidad y que estos a su vez sean claramente identificados y asumidos por los lectores,

gracias a sus anécdotas y experiencias en el área musical y en el surf. Esto le permite hacer un

excelente trabajo para mostrar la importancia de una buena enseñanza de las Escrituras (lectura y

práctica constante de partituras) en la construcción de una doctrina sólida. Del mismo modo,

una iglesia que se fundamenta en una doctrina sólida tendrá el poder para mover a sus

congregantes en una “armonía” que los lleve hacia una vida de amor y santidad.

Conclusión:

A través de su libro “La Sana Doctrina”, Bobby Jamieson aborda de manera sencilla y

práctica el tema de la sana doctrina, sobre el cual hay muchos libros escritos. Lo diferencia

usando un estilo que le permite presentar un mensaje ajustado a la necesidad del creyente y de la

iglesia que están en búsqueda de una vida de santidad. De una manera efectiva, establece la
necesidad de una doctrina sólida y que ésta es en sí misma para la vida de la iglesia. Jamieson

muestra además lo esencial que es contar con una sana doctrina para leer y enseñar las Sagradas

Escrituras, pues a través de esta se conduce a la iglesia de una manera firme y segura hacia la

santidad, al amor, la unidad, la adoración y el testimonio. Este último aspecto es particularmente

relevante pues todo creyente se convierte en un proclamador del evangelio, lo cual será

respaldado al sumergirse en una doctrina verdaderamente sana.

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