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El literal e) del artículo 4 de la LCE señala que “en todos los procesos de
selección el objeto de los contratos debe ser razonable, en términos
cuantitativos y cualitativos, para satisfacer el interés público y el resultado
esperado”.
En realidad, este principio rige de manera general en el Derecho
Administrativo, e instituye que las decisiones que adopte la administración
respecto de los administrados deben darse en el marco de la facultad atribuida
y en atención a la proporcionalidad entre los medios a emplear y los fines a
tutelar. Así, en los procesos de selección, en los casos de aplicación de
sanciones o declaratoria de nulidad, la entidad debe tener en cuenta la
razonabilidad de la decisión.
Si bien actualmente es un principio expresamente recogido en la LCE,
anteriormente la viabilidad de invocarlo quedó establecida en distintas
resoluciones del tribunal de contrataciones, por ejemplo, en el caso de la
Resolución No 1211-2007/TC-S1, en la que se indicó que los procesos se rigen
por los principios enumerados en la normativa “sin perjuicio de la vigencia de
otros principios generales de Derecho Administrativo y del Derecho común. En
virtud de ello, el tribunal tiene la potestad de apelar a los principios generales,
como son, entre otros, el principio de razonabilidad y proporcionalidad, a fin de
que se interpreten en su cabal sentido las regulaciones contenidas en las
bases administrativas”.
EJEMPLO Nº 2: numeral 1.4 del artículo IV del TUO de la ley 27444 Principio de razonabilidad
Con este principio se busca que exista proporción entre los medios a emplear por la autoridad
administrativa y los fines públicos que deba tutelar, siempre y cuando creen obligaciones,
califiquen infracciones, impongan sanciones, o establezcan restricciones a los administrados,