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Dilemas éticos: qué son, tipos y 5 ejemplos

Varias situaciones hipotéticas que te harán dudar acerca de qué es lo correcto.

Oscar Castillero Mimenza

Varias situaciones imaginarias que sirven para tantear nuestros valores éticos.

La ética y la moral son constructos que regulan el comportamiento humano y permiten su


dirección a lo que tanto de manera individual (ética) como colectiva (moral) se considera
aceptable y positivo. Qué es bueno y qué es malo, que deberíamos hacer y que no deberíamos
hacer e incluso de qué aspectos nos preocupamos y valoramos son elementos derivados en gran
medida de nuestro sistema ético.

Pero a veces nos encontramos con situaciones en que no sabemos qué hacer: escoger A o B
tiene, en ambos casos, repercusiones negativas y positivas a la vez y los diferentes valores que
nos rigen entran en un conflicto. Estamos ante situaciones que nos suponen dilemas éticos.

Una parte de la filosofía moral

Se entiende por dilema ético a toda aquella situación en la que se dé un conflicto entre los
diferentes valores de la persona y las opciones de actuación disponibles. Se trata de situaciones
en que se va a generar una pugna entre varios valores y creencias, no existiendo una solución
totalmente buena y otra opción totalmente mala, teniendo ambas repercusiones positivas y
negativas a la vez.

Este tipo de dilemas requieren de una reflexión más o menos profunda sobre las alternativas de
las que disponemos, así como del valor otorgado a los valores morales con los que nos regimos.
A menudo nos tocará priorizar uno u otro valor, entrando ambos en conflicto de cara a tomar
una decisión. Asimismo, permiten ver que las cosas no son o blancas o negras, así
como entender a personas que toman decisiones distintas a las propias.

La existencia de dilemas éticos existentes en la vida real o posibles han generado una interesante
rama de estudio centrada en nuestras creencias y valores y cómo éstas son gestionadas.

Permiten ver cómo reflexionamos y que elementos tenemos en cuenta para tomar una decisión.
De hecho, es frecuente que se empleen dilemas éticos como mecanismo para educar en el uso
y gestión de emociones y valores, para concienciar sobre algunos aspectos o para generar
debate y compartir puntos de vista entre personas. También se emplean en el ámbito laboral,
concretamente en selección de personal.

Tipos de dilemas éticos

El concepto de dilema ético puede parecer claro, pero lo cierto es que no existe un solo tipo. En
función de diversos criterios podemos encontrarnos con distintas tipologías de dilemas, que
pueden variar en su nivel de concreción, en el papel del sujeto al que se le presenta o en su
verosimilitud. En este sentido, algunos de los principales tipos son los siguientes:
1. Dilema hipotético

Se trata de dilemas que colocan a la persona a quien se le pregunta en una posición en la que se
ve confrontando una situación que es muy poco probable que suceda en la vida real. No se
trata de fenómenos imposibles, pero son algo a lo que la persona debe enfrentarse en su día a
día de manera habitual. No es necesario que la persona a quien se le plantea el dilema sea el
protagonista de este, pudiendo preguntársele qué debería hacer el personaje.

2. Dilema real

En este caso el dilema planteado versa sobre un tema o situación que resulta cercana a las
personas a quien se le plantea, sea porque se refiere a un suceso que ha vivido o a algo que
puede ocurrir con relativa facilidad en su día a día. Aunque suelen ser menos dramáticos que los
anteriores, pueden resultar tanto o más angustiantes por este motivo. No es necesario que la
persona a quien se le plantea el dilema sea el protagonista de este, pudiendo preguntársele que
debería hacer el personaje.

3. Dilema abierto o de solución

Los dilemas planteados como abiertos o de solución son todos aquellos dilemas en que se
presenta una situación y las circunstancias que la rodean, sin que el protagonista de la historia
(que puede o no ser el sujeto a quien se le plantea) haya realizado aún ninguna acción para
solucionarlo. Se pretende que la persona a quien se le sugiere este dilema escoja cómo proceder
en dicha situación.

4. Dilema cerrado o de análisis

Este tipo de dilema es aquel en el que la situación planteada ya ha sido solucionada de una forma
u otra, habiendo tomado una decisión y realizado una serie de conductas concreta. La persona
a quien se le plantea el dilema no debe decidir qué se hace, sino valorar la actuación del
protagonista.

5. Dilemas completos

Se trata de todos aquellos dilemas en los que se informa a la persona a quien se le plantean de
las consecuencias de cada una de las opciones que se pueden tomar.

6. Dilemas incompletos

En estos dilemas no se hacen explícitas las consecuencias de las decisiones que tome el
protagonista, dependiendo en gran medida de la capacidad del sujeto para imaginar ventajas y
desventajas.
Ejemplos de dilemas éticos

Como hemos visto existen maneras muy diferentes de proponer diferentes tipos de dilemas
éticos, existiendo miles de opciones y estando limitados solo por la propia imaginación. A
continuación, veremos algunos ejemplos de dilemas éticos (algunos muy conocidos, otros
menos) de cara a poder ver cómo funcionan.

1. Dilema de Heinz

Uno de los dilemas éticos más conocidos es el dilema de Heinz, propuesto por Kohlberg para
analizar el nivel de desarrollo moral de los niños y adolescentes (infiriéndose a partir del tipo
de respuesta, el porqué de la respuesta dada, el nivel de obediencia a las normas o la relativa
importancia que pueda tener su seguimiento en algunos casos). Este dilema se presenta de la
siguiente manera:

“La mujer de Heinz está enferma de cáncer, y se espera que muera pronto si no se hace nada
por salvarla. Sin embargo, existe un medicamento experimental que los médicos creen que
puede salvar su vida: una forma de radio que un farmacéutico acaba de descubrir. Aunque esta
sustancia es cara, el farmacéutico en cuestión está cobrando muchas veces más cantidad de
dinero de lo que le cuesta producirla (le cuesta 1.000 dólares y cobra 5.000). Heinz reúne todo
el dinero que puede para comprarla, contando con la ayuda y el préstamo de dinero de todos
sus conocidos, pero solo alcanza a reunir 2.500 dólares de los 5.000 que cuesta el producto.
Heinz acude al farmacéutico, a quien le dice que su esposa se muere y a quien le pide que le
venda el medicamento a menor precio o que le deje pagar la mitad más tarde. El farmacéutico
sin embargo se niega, aduciendo que debe ganar dinero con él ya que ha sido quien lo ha
descubierto. Dicho esto, Heinz se desespera y se plantea robar la medicina.” ¿Qué debería
hacer?

2. Dilema del tranvía

El dilema del tranvía o del tren es otro clásico entre los dilemas éticos/morales, creado por
Philippa Foot. En este dilema se propone lo siguiente:

“Un tranvía/tren circula fuera de control y a toda velocidad por una vía, poco antes de un cambio
de agujas. En esta vía hay atadas cinco personas, que morirán si el tren/tranvía les alcanza. Tú
te encuentras delante del cambio de agujas y tienes la posibilidad de hacer que el vehículo se
desvíe a otra vía, pero en el que se encuentra atada una persona. Desviar el tranvía/tren hará
que muera una persona. No hacerlo, que mueran cinco. ¿Qué harías?”

Este dilema dispone además de múltiples variantes, pudiendo complicar en gran medida la
elección. Por ejemplo, la elección puede estar en que puede detener el tranvía, pero ello hará
que descarrile con una posibilidad del 50% de que todos sus ocupantes mueran (y 50% de que
todos se salven). O se puede buscar más la implicación emocional del sujeto: proponer que en
una de las vías hay cinco o más personas que morirán si no se hace nada y en la otra una, pero
que esta una es la pareja, hijo/a, padre/madre, hermano/a o familiar del sujeto. O bien un niño.
3. Dilema del prisionero

El dilema del prisionero es uno de los dilemas empleados por John Nash para explicar los
incentivos y la importancia de las decisiones no solo propias sino también ajenas para obtener
determinados resultados, siendo necesaria la cooperación para lograr el mejor resultado
posible. Aunque es más económico que ético, también tiene implicaciones en este sentido.

El dilema del prisionero propone la siguiente situación:

“Dos presuntos delincuentes son detenidos y encerrados, sin que puedan comunicarse entre sí,
ante la sospecha de su implicación en un robo a un banco (o un asesinato, dependiendo de la
versión). La pena por el delito es de diez años de cárcel, pero no existen pruebas palpables de la
implicación de ninguno en estos hechos. La policía le propone a cada uno de ellos la posibilidad
de salir libre si delata al otro. Si los dos confiesan el crimen cumplirán cada uno seis años de
prisión. Si uno lo niega y el otro proporciona pruebas de la implicación de éste, el informador
saldrá en libertad y el otro será condenado a los diez años de cárcel. Si los dos niegan los hechos,
ambos permanecerán en prisión un año.”

En este caso, más que de moral estaríamos hablando de las consecuencias de cada acto para
uno mismo y para el otro y de cómo el resultado depende no solo de nuestra actuación sino
también de la ajena.

4. El ladrón noble

Este dilema plantea lo siguiente:

“Somos testigos de cómo un hombre roba un banco. Sin embargo, observamos que el ladrón no
se queda el dinero, sino que lo entrega a un orfanato que carece de recursos para sustentar a
los huérfanos que en él viven. Podemos denunciar el robo, pero si lo hacemos es probable que
el dinero que el orfanato ahora puede usar para alimentar y cuidar a los niños tenga que
devolver lo robado”.

Por un lado, el sujeto ha cometido un delito, pero por otro lo ha hecho por una buena
causa. ¿Qué hacer? El dilema puede complicarse si se añade, por ejemplo, que durante el atraco
al banco ha muerto una persona.

5. El examen

A veces, la decisión correcta se da en una situación muy ambigua en la que no sabemos si hemos
cometido una infracción o no. Este dilema ético se basa en este tipo de situaciones. Nos plantea
este escenario:

"Estás en un aula de universidad realizando un examen: todos los alumnos estáis sentados en
sillas-pupitre alineadas, respondiendo a preguntas que deben ser respondidas por escrito. En
determinado momento, llevas varios minutos intentando resolver una pregunta que se te
resiste, y viendo que no vas mal de tiempo, decides descansar durante un par de minutos, para
ver si desconectando puedes evocar mejor los recuerdos. Sin embargo, tras llevar un rato con la
mente en blanco y sin pensar en nada en concreto y con la mirada perdida, te das cuenta de que
acabas de ver la respuesta correcta en la hoja de respuestas de la persona que tienes delante.
Teniendo en cuenta que lo más probable es que no fueras a poder recordar la respuesta
correcta, ¿respondes a la pregunta, o la dejas en blanco?".

Es una simple pregunta de un examen, pero... ¿debes hacerte cargo de haber "copiado",
aunque sea de manera no del todo voluntaria? ¿O por el otro lado no tienes la culpa de que tu
mirada se haya dirigido a la hoja de examen de la otra persona?

En ocasiones también debemos enfrentarnos a ellos en la vida real

Algunos de los dilemas éticos antes propuestos son enunciados que pueden antojarse falsos o
una elaboración hipotética a la que jamás vamos a tener que enfrentarnos en la vida real. Pero
lo cierto es que en el día a día podemos llegar a tener que hacer frente a decisiones difíciles,
con consecuencias o implicaciones negativas tomemos la decisión que tomemos.

Por ejemplo, podemos encontrarnos con que un conocido realice algún acto poco ético.
Asimismo, podemos observar algún caso de acoso escolar, o una pelea, en la cual podemos
intervenir de diferentes formas. Frecuentemente nos encontramos con indigentes, y podemos
enfrentarnos al dilema de si ayudarles o no. También a nivel profesional: un juez por ejemplo
ha de decidir si mandar o no a alguien a prisión, un médico puede enfrentarse a la decisión de
alargar artificialmente la vida de alguien o no o quien debe o no ser operado.

Podemos observar malas praxis profesionales. Y también podemos enfrentarnos a ellos incluso
en la vida personal: podemos por ejemplo ser testigos de infidelidades y traiciones hacia seres
queridos o llevados a cabo por ellos, teniendo el conflicto de si decírselo o no.

En conclusión, los dilemas éticos son un elemento de gran interés que pone a prueba nuestras
convicciones y creencias y nos obligan a reflexionar sobre lo que nos motiva y cómo
organizamos y participamos en nuestro mundo. Y no se trata de algo abstracto y ajeno a
nosotros, sino que pueden formar parte de nuestro día a día.

Referencias bibliográficas:

• Anscombe, G.E.M. (1958). Modern Moral Philosophy. Philosophy. 33 (124): pp. 1 - 19.

• Benítez, L. (2009). Actividades y recursos para educar en valores. Editorial PCC.

• Fagothey, A. (2000). Right and Reason. Rockford, Illinois: Tan Books & Publishers.

• MacIntyre, A. (1998). A Short History of Ethics: A History of Moral Philosophy from the
Homeric Age to the 20th Century. Routledge.

• Paul, R.; Elder, L. (2006). The Miniature Guide to Understanding the Foundations of
Ethical Reasoning. United States: Foundation for Critical Thinking Free Press.
Dilemas Éticos

Por Leonardo Amaya y Gloria María Berrío-Acosta, 2014


Actualizado por el Centro de Formación de Ética y Ciudadanía Phronimos de la Universidad del
Rosario, 2021

Índice

• Identificación de los problemas y los dilemas éticos y morales:

• Dilemas Éticos en la Vida Profesional

• Ejemplo de Dilema Ético

• Referencias

• Todas las paginas

Un dilema ético o moral es una situación en la que se hace presente un aparente conflicto
operativo entre dos imperativos éticos en forma tal que la obediencia a uno de ellos implica la
transgresión del otro. En general, se denomina dilema ético cuando un agente (el profesional,
en este caso) tiene razones para llevar a cabo dos acciones (o más), cada una de las cuales
favorece un principio diferente, y no es posible cumplirlas sin violentar alguno de ellos. De esta
forma, el agente está en una situación en la que está condenado a cometer una falta: sin
importar lo que haga, hará algo “equivocado” o faltará a una obligación. (McConnell, 2010)

En el presente portal se propone el Modelo de Tres Niveles como una alternativa para
la resolución de dilemas éticos apropiada a las situaciones que enfrentan los psicólogos en
Colombia.

Un juicio moral ponderado es aquel que parte de una adecuada descripción de la situación
frente a la cual se tiene que tomar una decisión. Para realizar el ejercicio de ponderación es
fundamental desarrollar la competencia de identificación y formulación de los conflictos
morales que pueden presentarse en las distintas situaciones tanto de la vida personal y
profesional, como en el ejercicio de la ciudadanía. En términos generales, una situación
problemática es aquella en la que no hay certeza sobre el posible curso de los acontecimientos.
Siguiendo a John Dewey (1910), en el terreno de las ciencias, la investigación parte de una
situación problemática o indeterminada en la que los agentes involucrados no saben cómo los
distintos elementos de esta se encuentran conectados. Ahora bien, formular un problema no
consiste meramente en expresar las dudas que uno tiene, sino más bien en identificar las
dificultades que la situación genera en los involucrados. De manera análoga, las situaciones
moralmente conflictivas son situaciones reales que los sujetos morales se ven avocados a
enfrentar. A diferencia de otro tipo de situaciones, una situación moral se caracteriza por:

1. Lo que se indaga es lo que se debe o se debió hacer en circunstancias determinadas.

2. En ella hay un conflicto entre diferentes demandas morales que afectan a varias
personas, aunque hay casos en los que el conflicto se da en el fuero interno de un solo
agente moral
El foco de discusión de una situación conflictiva moralmente radica en que para cada una de las
alternativas disponibles los agentes afectados tienen razones morales de peso tanto para
seguirlas como para dejarlas de lado. Este tipo de situación es dilemática, pues cualquiera que
sea la alternativa que el agente escoja, ésta podrá juzgarse como justa o injusta de acuerdo con
la razón moral que se esté utilizando para justificarla. En términos generales una descripción de
un dilema o conflicto moral debe contener los siguientes elementos:

1. Identificación de todos los agentes afectados por la situación

2. Eestablecer las alternativas disponibles y la manera en que estas afectan a los intereses
de los agentes

3. Identificar las demandas morales en conflicto que cada agente puede aducir para
justificar sus intereses

Es poco frecuente encontrarse en la práctica profesional dilemas perfectos, en los que se


oponen dos o más principios de idéntico valor. Hay una cierta tendencia a considerar
la beneficencia como principio principal. En ese caso una situación no sería un dilema perfecto
porque primaría la beneficencia. Sin embargo, en los casos en los cuales el profesional se
encuentra en una relación dual, se puede oponer la beneficencia respectiva de cada población
vinculada a la relación dual. Así ocurre por ejemplo, en el entorno escolar, donde el profesional
se puede encontrar en una situación en la que se oponga la beneficencia de un estudiante
concreto a la beneficencia de otro alumno o integrante de la comunidad académica.

Víctor Cláudio, miembro del Comité Permanente de Ética de la Federación de Asociaciones de


Psicólogos (EFPA) de Europa, señala que el dilema ético “surge del conflicto entre procesos
morales, éticos y emocionales, y las normas jurídicas” (Claudio, 2009). Sin embargo, suele
preservar la definición clásica de dilema, donde un agente (el psicólogo en estos casos) tiene
razones morales para ejecutar cada una de las opciones, pero debe decidirse por una de ellas.
El factor crucial de un dilema ético es que todas las opciones posibles deben ser hechas, pero
hay una imposibilidad para su ejecución (McConnell, 2010). Por ejemplo, cuando hay una
exigencia de beneficencia (proveer los mejores medios para la solución de una situación
psicológica) pero para lograrlo, parecería ser necesario revelar información confidencial
obtenida en la intervención. Así, el psicólogo se enfrenta a defender la beneficencia y respetar
la confidencialidad, conducta que no es posible simultáneamente en esta situación.

De forma operacional, una situación ética dilemática se presenta cuando:

• El agente debe elegir entre dos o más opciones relacionadas con Principios Éticos.

• El agente está obligado a actuar, porque abstenerse de actuar atenta contra algún
principio ético (Beneficencia, Justicia, etcétera).

• Las opciones presentes para proceder involucran acciones contra diversos principios, y
entonces el actor debe seleccionar, por ejemplo, atentar contra la autonomía o atentar
contra la beneficencia, en alguno(s) de sus estándar(es).

En términos generales, se reconocen varios tipos de conflictos en situaciones dilemáticas:

1. Entre dos principios éticos


2. Entre ética y ley, una situación frecuente desde el inicio de la legislación sobre las
consecuencias judiciales del trabajo disciplinar (Pope y Bajt, 1988)(Mappes, Robb y
Engels, 1985)

3. Entre ética personal (valores) y exigencias del rol profesional, o entre los valores de tipo
religioso del profesional y del paciente (Robb, 2002)(Schwer, 2011)

4. Entre principios y leyes

5. Entre sistemas de creencias del profesional y el rol profesional (Sonuga-Barke, 2010).

Dilema 1

Un psicólogo que se desempeña en un colegio obtiene información potencialmente conflictiva


para la familia de una menor de edad en entorno escolar. Considera que es probable que la
información genere situaciones familiares inconvenientes para la menor, dadas las
características conductuales de los padres quienes suelen reaccionar de forma explosiva y poco
proactiva ante eventos similares. Sin embargo, no puede omitir esa información a los padres en
atención a la gravedad de los hechos y los riesgos que implica para la misma menor.

En el caso anterior hay un conflicto entre principios: informar y atentar contra el respeto a las
personas y su dignidad que se expresa en la obligatoriedad de confidencialidad, o no informar y
atentar contra el principio ético de justicia que obliga a respetar el derecho de los padres a estar
informados sobre la intervención a la menor.

Este puede considerarse un dilema ético ya que:

1. La confidencialidad es un principio de decisión ética que afecta tanto la obligación de


respetar el derecho de las personas a su intimidad y su dignidad como la beneficencia,
porque altera la construcción de relaciones terapéuticas fundadas en la confianza.

2. La confidencialidad ha sido valorada de forma tan destacada en la tradición ética


psicológica que en varios códigos éticos, por ejemplo, el de la APA, y en Colombia los
artículos 10, 23, 24 y 25 de la Ley 1090 de 2006, se obliga al terapeuta a su seguimiento,
con la sola excepción del riesgo objetivo de la vida del paciente o terceros, previa
aclaración al usuario de los límites de la confidencialidad, entendida como la aclaración
sobre en cuáles casos el profesional se verá obligado a reportar la situación a los
organismos o personas competentes para conocer el riesgo y tomar las medidas
pertinentes.

3. Hay una situación dilemática aparente: la comunicación psicológica es un proceso


articulado que va más allá de la simple transmisión de una información. La comunicación
psicológica incluye una preparación del escucha, selección de la información relevante
a comunicar y seguimiento de los procesos que esa información genera. Cuando un
psicólogo realiza una intervención de comunicación, atiende a diversos puntos clínicos:
a) Establece los objetivos esperados de la información a comunicar y valora las
consecuencias potenciales. b) Adapta la información a la capacidad de comprensión del
escucha, como por ejemplo cuando brinda información tendiente a obtener
el consentimiento informado. c) Establece una serie de pasos temporales, que incluyen
la preparación adecuada del escucha para manejar la información de forma proactiva y
no reactiva. d) Se limita a la información necesaria, excluyendo datos clínicos
específicos, propios del entorno profesional. En otras palabras, selecciona los puntos
específicos relacionados con los objetivos de la comunicación. e) Realiza un seguimiento
de los procesos que genera o modifica la información ofrecida. La comunicación
profesional no implica la revelación total, directa y literal de la información técnica.

4. Así, el tiempo de comunicación y el contenido específico está contenido en un tiempo


profesional que incluye la preparación de los receptores del mensaje. La intervención
inicia desde el momento que atiende, en el caso que nos ocupa, a la muchacha, continúa
en el proceso de preparación a los padres y culmina luego de un período de seguimiento
y soporte

Este no es un dilema ético perfecto como suele ocurrir en muchos de los casos a los que se
enfrenta el psicólogo en la práctica profesional si no está atento a plantear “terceras vías” de
solución, para encrucijadas que parecen proponer sólo dos salidas. Así, el profesional debería
establecer más un proceso técnico de comunicación y no limitarse a dirimir entre informar o
contener toda la información. La respuesta es una tercera vía: una comunicación orientada
al bienestar del muchacho, preparando previamente a los padres y estableciendo un plan de
seguimiento que promueva la beneficencia. De esta forma, se elimina el supuesto dilema,
orientándose la acción a la planeación de una intervención profesional. Con frecuencia la
situación involucra relaciones confusas en las que se hacen presentes obligaciones que oponen
principios por las demandas de roles diversos como en el caso de las relaciones duales.

Conozca más ejemplos

• Cláudio, V. (2009). Entre los caminos A y B elijo el incierto C: el bien, el mal y los dilemas
éticos. Papeles del Psicólogo, 30 (3), pp. 235 – 243

• Dewey, J. (1910). How We Think. Boston. D.C. Heath & Company

• Mappes, D., Robb, G. y Engels, D. (1985). Conflicts Between Ethics and Law in Counseling
and Psychotherapy. Journal of Counseling & Development, 64(4), pp. 246-252.

• McConnell, T. (2010). Moral Dilemmas. The Stanford Encyclopedia of Philosophy.


Edward N. Zalta (ed.)

• Pope, K. y Bajt, T. (1988). When laws and values conflict: A dilemma for psychologists.
American Psychologist, 43 (10), pp. 828-829.

• Robb, H. (2002). Practicing Rational Emotive Behavior Therapy and Religious


Clients. Journal of Rational - Emotive & Cognitive - Behavior Therapy, 20, pp. 169-200.

• Schwer, S. (2011). Core assumptions and values in community psychology: a Christian


reflection. Journal of Psychology and Theology, 39 (3). pp. 186-199.

• Sonuga-Barke, E. (2010). Editorial: The elephant in the laboratory – on the influence of


non-scientific assumptions on research in child psychology and psychiatry. Journal of
Child Psychology and Psychiatry, 52(1). pp. 1–2.

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