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UNIDAD III:

DERECHOS DE
LAS PERSONAS
LGBTI

U N I D AD I I I : D ER EC H O S D E L AS P ER S O N AS L G B T I - 1
UNIDAD III:
DERECHOS DE LAS
PERSONAS LGBTI

I. CONCEPTOS
BÁSICOS
La sexualidad humana es multifacética y compleja. Se manifiesta de una manera
particular en cada persona, no apunta exclusivamente a la reproducción y no se
limita a una sola forma de manifestación sexual.

En ese sentido, llamamos diversidad sexual a las infinitas formas de vivencia y


expresión de la sexualidad.

Desde ese ámbito, la sexualidad humana consta de múltiples combinaciones de


factores biológicos, psicológicos y sociales y básicamente consta de cuatro elementos:
sexo biológico, orientación sexual, identidad de género y expresión de género.

1.1. SEXO BIOLÓGICO


Conjunto de información cromosómica, órganos genitales, capacidades
reproductivas y características fisiológicas secundarias que distingue
machos y hembras.

Existen también personas que nacen con una combinación diferentes de


estos factores, y que pueden presentar características de ambos sexos.
Estas personas se llaman de intersexuales o intersex.

INTERSEXUAL
Personas cuyo cuerpo sexuado varía respecto al estándar de corporalidad femenina o masculina,
pues nacen con variaciones en las características sexuales físicas, incluyendo características
genéticas, hormonales o anatómicas atípicas.

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1.2. ORIENTACIÓN SEXUAL
Es la atracción afectiva y/o sexual que una persona manifiesta en relación con
el otro, a quien direcciona, involuntariamente, su deseo. Aquí algunos tipos
mayoritarios de orientación sexual:

a. Heterosexual: persona que se siente atraída emocionalmente y/o


sexualmente por personas del sexo/género opuesto. DUARTE

b. Homosexual (gay y lesbiana): persona que se siente atraída afectiva y/o


sexualmente por personas del mismo sexo/género.
c. Bisexual: persona que se siente atraída emocional y/o sexualmente por
personas de ambos sexos/géneros.
d. Pansexualidad: atracción por todo tipo de géneros sexuales humanos,
como masculino, femenino, transgénero o intersexual.
e. Asexualidad: es la falta de atracción sexual hacia otra persona.

¡Importante!
La expresión ‘opción sexual’ no se utiliza porque no
se trata de una elección.
Las personas pueden reprimir su sexualidad debido al
rechazo y/o discriminación familiar, social o religiosa.

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1.3. GÉNERO
El concepto de género se creó para distinguir la dimensión biológica de
la dimensión social. A pesar de que la biología divide la especie humana
en machos y hembras, la forma de ser hombre y de ser mujer se expresa en
la cultura. Por tanto, hombres y mujeres son productos de la realidad
social y no un resultado directo de la anatomía de sus cuerpos.

Rol de género: es el comportamiento social, culturalmente determinado e


históricamente circunscrito, esperado para hombres y mujeres.

Por ejemplo: se espera que a los niños les guste el azul, que jueguen con
carros y que a las chicas les guste el rosa y jueguen con muñecas. DUARTE

Otro ejemplo: se espera que las mujeres sean sensibles y que los hombres
sean fuertes y no lloren.

Estos comportamientos están construidos culturalmente, es decir,


pueden variar según la sociedad y no son ‘naturales’, o sea, no nacen con
la persona.

El hecho de que una persona nazca con pene no significa que


automáticamente le gusta el fútbol o sea insensible. Asimismo, nacer con
vagina no implica que la persona sea emocional o vanidosa.

Así, se construye lo que significa ser hombre y lo que significa ser mujer,
con acciones sociales y no como un comportamiento ‘natural’ resultante
de diferencias entre sexos biológicos.

Todos nosotros, sin importar el sexo biológico, combinamos características


y comportamientos considerados masculinos y femeninos, cada uno de
una manera diferente.

1.4. IDENTIDAD DE GÉNERO


Se refiere a la vivencia propia del género que experimenta cada persona; es
decir, al género con el que se identifica (masculino, femenino o no binario),
independientemente del sexo asignado al nacer. Todas las personas tienen una
identidad de género. Aquí algunas definiciones:

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IDENTIDAD
DE GÉNERO

TRANSEXUAL
Persona que, como parte de su transición de género, opta por practicarse
una intervención o reasignación genital quirúrgica o se somete a un proceso
de hormonación para conseguirla.

PERSONA DE GÉNER O
BINARIO
Persona que se identifica fuera TRANSGÉNERO
de las identidades masculino Persona que lleva a cabo una transición
o femenino o que se identifica desde una posición de género impuesta
con ambas, simultáneamente, hacia una con la que se identifica y en la
transgrediendo la concepción que busca ser reconocida.
binaria del género (varón/masculino
o mujer/femenino) TRANS FEMENINA
Persona que se identifica como mujer
y cuyo sexo asignado al nacer fue
TRANS masculino.
Término global para hablar de personas cuya identidad
de género difiere del sexo asignado al nacer. Incluye TRANS MASCULINO
a personas transgénero, transexuales, travestis y Persona que se identifica como hombre y
personas de género no binario, entre otros. cuyo sexo asignado al nacer fue femenino.

Existen otros términos que a veces son utilizados como queer, o personas no conformes
con el género. Este último término hace referencia a personas que no están de acuerdo y no
siguen las ideas o estereotipos sociales acerca de cómo deben actuar o expresarse con base
en el sexo que les asignaron al nacer. Los términos personas trans y personas no conformes
con el género, también pueden ser utilizados como términos paraguas para incluir conceptos
como transexual, travesti, género queer, dos espíritus, entre otros. Sin embargo, no todas las
personas trans son personas no conformes con el género y viceversa.

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1.5. EXPRESIÓN DE GÉNERO
Se refiere al modo en cómo expresamos nuestra identidad de género; por
ejemplo, en la vestimenta, la apariencia, entre otros.

Por ejemplo: un hombre homosexual puede usar ropa femenina, pero


aún puede reconocerse a sí mismo como un hombre. Asimismo, una
mujer que se identifica como mujer puede vestirse y comportarse según
los parámetros masculinos, sin que esto afecte su identidad de género.

CONCEPTOS BÁSICOS

IDENTIDAD DE GÉNERO ORIENTACIÓN SEXUAL


Experiencia de género Atracción emocional,
innata, profundamente erótica, afectiva y espiritual
interna e individual. Puede hacia otras personas de
o no corresponder al sexo diferente sexo/género
al nacer. (heterosexualidad) o
más de un sexo/género
(bisexualidad).

EXPRESIÓN DE GÉNERO SEXO


Manifestación externa Características anatómicas
de género. y fisiológicas.

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DUARTE

II. IGUALDAD
Y NO
DISCRIMINACIÓN
El argumento en favor de extender a las personas lesbianas, gays,
bisexuales y transgénero (personas LGBT) los mismos derechos que gozan
todas las demás personas se basa en dos principios fundamentales que
sustentan las normas internacionales de derechos humanos: igualdad y
no discriminación.

La igualdad y no discriminación se dimensiona como principio rector,


derecho y garantía, es decir, que se trata de un principio cuya trascendencia
impacta en todos los demás derechos consagrados a nivel del derecho
interno y del derecho internacional.

La Declaración Universal de Derechos Humanos, proclamada en 1948


por las Naciones Unidas (ONU), reconoce en todo individuo el derecho a
la libertad y la dignidad. La Constitución Política del Perú de 1993 también
adopta el principio de dignidad humana, y afirma que la persona humana
y la defensa de su dignidad son el fin supremo del Estado y la sociedad.

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Lesbianas, gays, bisexuales, mujeres y hombres trans son ciudadanas
y ciudadanos que tienen derechos y deberes como todos los demás.
Sin embargo, históricamente, esta población se ha visto privada de
muchos derechos como consecuencia de los prejuicios existentes en
nuestra sociedad.

Si bien la Convención Americana de Derechos Humanos y el Pacto


Internacional de Derechos Civiles y Políticos no contienen una definición
del término discriminación, la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos y el Comité
de Derechos Humanos de las Naciones Unidas han tomado como base
los principios de los artículos 24 y 1.1 de la Convención Americana,
así como las definiciones contenidas en la Declaración Universal de
Derechos Humanos, la Convención Internacional sobre la Eliminación
de todas las Formas de Discriminación Racial y en la Convención sobre
la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer,
para sostener que la discriminación constituye:

“Toda distinción, exclusión, restricción o preferencia que se basen


en determinados motivos, como la raza, el color, el sexo, el idioma,
la religión, la opinión política o de otra índole, el origen nacional
o social, la posición económica, el nacimiento o cualquier otra
condición social, y que tengan por objeto o por resultado anular o
DUARTE
menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones
de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales
de todas las personas”.

Se trata de una norma de ius cogens en el derecho internacional, lo que


implica que es de obligatorio cumplimiento para los estados y exigen,
por un lado, que todas las personas puedan ejercer los derechos
reconocidos en los pactos o tratados sin ningún tipo de discriminación;
y, por el otro, demanda.

Diversos tratados en materia de derechos humanos, así como el Comité


de Derechos Económicos, Sociales y Culturales1 dan cuenta que la
frase “cualquier otra condición social” permite la incorporación de las
más variadas formas de discriminación, como aquella basada en la

1 Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General Nº. 20. La no discriminación y los derechos económicos,
sociales y culturales (artículo 2, párrafo 2 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales), del 2 de julio de 2009.

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orientación sexual y la identidad de género de las personas, como motivos
proscritos de discriminación.

Esto mismo aplica para el ámbito interno. Así, el artículo 2, inciso 2 de la


Constitución de 1993 aborda el derecho a la igualdad de la siguiente manera:

“Toda persona tiene derecho: A la igualdad ante la ley. Nadie debe ser
discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión,
condición económica o de cualquier otra índole.”

En ese ámbito, la Cuarta Disposición Final Transitoria de la Constitución


señala que:

“las normas relativas a los derechos y a las libertades que la Constitución


reconoce se interpretan de conformidad con la Declaración Universal de
Derechos Humanos y con los tratados y acuerdos internacionales sobre las
mismas materias ratificados por el Perú.”

Por ello, se entiende que la Constitución también reconoce a la orientación


sexual y a la identidad de género como categorías prohibidas, de manera que
todo acto u omisión basado en estas, que implique restricciones, limitaciones,
menoscabos o exclusiones en el ejercicio de los derechos, es discriminatorio.

Pese a esto, debe considerarse que el reconocimiento del derecho a la


igualdad no debe limitarse a ser expresado en alguna norma jurídica (igualdad
formal), sino que es necesario que el Estado y la sociedad adopten medidas
para que la igualdad se traduzca efectivamente en el pleno ejercicio de los
derechos (igualdad sustantiva).

Cuando no se adoptan tales medidas, observamos que las actitudes


discriminatorias arraigadas, a menudo combinadas con la falta de protección
jurídica adecuada contra la discriminación basada en la orientación sexual
y la identidad de género, exponen a muchas personas LGBTI de todas
las edades y en todas las regiones del mundo a violaciones flagrantes de
sus derechos humanos. Se discrimina contra ellas en el ámbito laboral,
en las escuelas y en los servicios de salud y en ciertos casos hasta son
maltratadas y desheredadas por sus propias familias. En el espacio público,
muchas veces son víctimas de ataques físicos: palizas, golpes, abuso
sexual, tortura y asesinato. Y en más de 75 países las leyes discriminatorias
tipifican penalmente las relaciones privadas y consentidas entre personas
del mismo sexo, exponiéndolas a ser arrestadas, enjuiciadas y encarceladas.

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Es necesario tomar en cuenta también que la protección de las personas sobre
la base de su orientación sexual e identidad de género no exige la creación de
nuevos derechos, ni que se concedan derechos especiales a las personas LGBTI.
En realidad, solo es necesario que se cumpla la garantía aplicable universalmente
de no discriminación en el goce de todos los derechos.

Principios de Yogyakarta, 9 de noviembre de 2006, documento elaborado por un grupo


de expertos en derechos humanos y presentado a la ONU, que describe los principios
sobre la aplicación del Derecho Internacional de los Derechos Humanos en relación
con la orientación sexual y la identidad de género. También especifica que todos los
seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y que toda persona tiene
derecho a gozar de los derechos humanos sin distinción de ningún tipo, como raza, color,
sexo, idioma, religión, opinión política u otra opinión, origen nacional o social, propiedad,
nacimiento u otra condición.

Frente a esta situación, la Oficina del Alto Comisionado


de las Naciones Unidas, en su informe denominado
Nacidos Libres e Iguales: Orientación sexual e
identidad de género en las normas de derechos
humanos, establece cinco recomendaciones para
que los Estados cumplan con sus obligaciones de
respetar, garantizar y proteger los derechos de las
personas LGBTI, en igualdad de condiciones que
las demás personas:

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2.1. PROTEGER
Proteger a las personas contra la violencia homofóbica y transfóbica.
Incluir la orientación sexual y la identidad de género como características
protegidas en las leyes sobre delitos motivados por prejuicios. Establecer
sistemas eficaces para registrar de los actos de violencia motivados
por prejuicios e informar sobre ellos. Asegurar una investigación y
enjuiciamiento de los autores y dar una reparación a las víctimas de ese
tipo de violencia.

La violencia motivada por prejuicios contra las personas LGBTI es


cometida usualmente por agentes no estatales, ya sea particulares,
grupos organizados u organizaciones extremistas. Sin embargo, el hecho
de que las autoridades estatales no investiguen ni sancionen este tipo
de violencia constituye un incumplimiento de la obligación del Estado
de proteger el derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de todas
las personas, como garantizan el artículo 3 de la Declaración Universal
de Derechos Humanos y los artículos 6 y 9 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos.

Así, las personas LGBTI pueden llegar a ser víctimas de asesinatos


selectivos motivados por su orientación sexual o identidad de género,
dentro de los que se ubican también de los llamados asesinatos por honor,
cometidos contra quienes la familia o los miembros de la comunidad
consideran que han avergonzado o deshonrado a la familia, a menudo
por transgredir las normas de género o por su conducta sexual, incluso
por actividades reales o presuntas con personas del mismo sexo. Si bien
en general son las mujeres las víctimas de este tipo de sanción, esos
ataques pueden estar dirigidos contra personas de cualquier sexo2.

También son víctimas de ataques no letales, como por ejemplo, las


denuncias de lesbianas atacadas, violadas, inseminadas por la fuerza o
maltratadas de otra manera debido a su orientación sexual3.

Frente a ello, la obligación del Estado de proteger la vida e integridad y,


en general, el derecho a vivir libres de violencia, le exige actuar con la
diligencia debida para prevenir, sancionar y reparar la privación de vida

2 Véase el informe del Secretario General sobre la violencia contra la mujer (A/61/122/Add.1, párrafo 124); Informes de la Relatora Especial sobre
la violencia contra la mujer: E/CN.4/2002/83, párrafos 27 y 28; A/ HRC/4/34/Add.2, párrafo 19, y A/HRC/4/34/Add.3, párrafo 34.
3 Véase A/HRC/17/26, párrafo 40. Véase también A/HRC/14/22/Add.2, párrafo 23; A/HRC/17/26/Add.1, párrafos 204 a 213; E/CN.4/2002/83,
párrafo 102; A/HRC/4/34/Add.3, párrafo 34, y las observaciones finales.

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a manos de partes del sector privado, incluso en circunstancias en que
la víctima ha sido elegida con fundamento en su orientación sexual e
identidad de género.

Es necesario que los Estados expresen en su legislación la prohibición


de la discriminación cometida por partes del sector privado, incluso
mediante leyes contra los delitos motivados por prejuicios basados en la
violencia homofóbica y transfóbica.

En ese marco, a fin de respetar, proteger y hacer cumplir el derecho a la vida y la


seguridad de las personas, garantizado en virtud del derecho internacional, los Estados
deben investigar, enjuiciar y sancionar de manera efectiva a los autores responsables de
ejecuciones extrajudiciales y promulgar leyes sobre delitos motivados por los prejuicios
que protejan a las personas de la violencia basada en la orientación sexual y la identidad
de género. Se deben establecer sistemas eficaces para registrar los actos de violencia
motivados por los prejuicios e informar al respecto.

2.2. PREVENIR
• La tortura y los tratos crueles, inhumanos y degradantes contra las
personas LGBTI que estén detenidas, prohibiendo y sancionando
este tipo de actos y asegurando que se ofrezca una reparación a
las víctimas.
• Investigar todos los actos de maltrato cometidos por agentes
estatales y hacer comparecer ante la justicia a los responsables.
• Ofrecer capacitación adecuada a los oficiales encargados del
cumplimiento de la ley y de asegurar una supervisión eficaz en los
lugares de detención.

En esta esfera, una preocupación importante es la violencia sexual de


la que son víctimas las personas LGBTI. Los mecanismos de derechos
humanos han planteado reiteradamente la cuestión del abuso sexual
contra las personas LGBTI, a menudo cometidas por la policía o en los
lugares de custodia4, ámbito en el cual se convierte en tortura cuando
es cometida por oficiales públicos, por instigación de estos o con su
consentimiento o aprobación5.

4 Abuso sexual contra personas LGBT: CAT/C/USA/CO/2, párrafo 32; Informes del Relator Especial
sobre la cuestión de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes: E/
CN.4/2003/68/ Add.2, párrafo 42; E/CN.4/2002/76, Anexo III; A/56/156, párrafos 18 y 23.
5 Informe del Relator Especial sobre la cuestión de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos
o degradantes (A/HRC/7/3), párrafo 34.

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2.3. DEROGAR
Las leyes que tipifican penalmente la homosexualidad, incluidas todas las
que prohíben la conducta sexual privada consentida entre adultos del mismo
sexo. Asegurar que no se arreste ni detenga a las personas sobre la base de su
orientación sexual o identidad de género ni se las someta a exámenes físicos
infundados y degradantes con la intención de determinar su orientación sexual.

En la actualidad, existen por lo menos 76 países que tienen vigentes leyes que
tipifican penalmente las relaciones consentidas entre adultos del mismo sexo6.
Esas leyes, por lo general, prohíben ciertos tipos de actividad sexual o toda
intimidad o relación sexual entre personas del mismo sexo. En algunos casos,
el lenguaje utilizado en las leyes se refiere a conceptos vagos e indefinidos,
como ‘delitos contra el orden natural’, ‘moralidad’ o ‘libertinaje’. Lo que esas
leyes tienen en común es que se utilizan para hostigar y enjuiciar a personas
por su sexualidad o por identidad de género, sean reales o percibidas7.

Esto constituye una violación de las garantías jurídicas internacionales de


privacidad y no discriminación. El arresto o la detención de personas con
fundamento en su orientación sexual o en la conducta sexual entre personas
del mismo sexo están prohibidos por la garantía contra la detención arbitraria.
Aun cuando no se apliquen nunca, esas leyes penales infringen las obligaciones
que incumben a los Estados en virtud de las normas internacionales de
derechos humanos.

2.4. PROHIBIR
La discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género.
Promulgar leyes amplias que incluyan la orientación sexual y la identidad
de género como fundamentos prohibidos de discriminación. En particular,
asegurar que no haya discriminación en el acceso a los servicios básicos,
incluso en el contexto del empleo y de la atención de la salud. Ofrecer
educación y capacitación para prevenir la discriminación y la estigmatización
de las personas LGBTI.

6 State-sponsored homophobia: a world survey of laws criminalising same-sex sexual acts between consenting
adults, International Lesbian, Gay, Bisexual, Transgender and Intersex Association (ILGA), Bruselas, mayo de
2011, pág. 9.
7 Esas leyes también se pueden ser utilizadas en actividades de “depuración étnica”. Véase, por ejemplo, E/
CN.4/1995/111, párrafo 49, y E/CN.4/2005/7, párrafo 71.

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Las personas LGBTI experimentan discriminación en muchos y variados
aspectos de la vida cotidiana. Sufren tanto de discriminación oficial,
en la forma de leyes y políticas estatales que tipifican penalmente la
homosexualidad, les prohíben ciertas formas de empleo y les niegan
acceso a beneficios, como de discriminación extraoficial, en la forma de
estigma social, exclusión y prejuicios, incluso en el trabajo, el hogar, la
escuela y las instituciones de atención de la salud. Sin embargo, las normas
internacionales de derechos humanos prohíben la discriminación sobre
la base de la orientación sexual y la identidad de género. La orientación
sexual y la identidad de género, al igual que la raza, el sexo, el color o la
religión, no son fundamentos permisibles para establecer distinciones.

Las diferencias de trato basadas en un fundamento prohibido se consideran


discriminatorias, a menos que el Estado pueda demostrar que existe una
justificación razonable y objetiva para la diferencia de trato.

Si bien en 1992 la Organización Mundial de la Salud eliminó a la


homosexualidad de su clasificación de enfermedades, varios países todavía
siguen clasificándola como tal. El Relator Especial sobre la cuestión de la
tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes ha señalado
que se “dice que en algunos países se ha ingresado a miembros de las
minorías sexuales, contra su voluntad, en instituciones médicas estatales en
las que, al parecer, se les ha obligado a recibir tratamiento por razón de su
orientación sexual o identidad de género, incluso terapia de electrochoque
y otra ‘terapia de aversión’, lo que, según las informaciones, les ha causado
daños psicológicos y físicos”8.

La discriminación en las escuelas y en otros entornos educativos puede


afectar gravemente la capacidad de que jóvenes a quienes se percibe como
lesbianas, gays, bisexuales, transgénero o intersexuales gocen de su derecho
a la educación. En algunos casos, las autoridades educativas y las escuelas
discriminan activamente contra los jóvenes en razón de su orientación sexual
o expresión de género, y a menudo se les niega el ingreso o se los expulsa9.
Además, los jóvenes LGBTI e intersexuales a menudo experimentan violencia
y hostigamiento en la escuela por parte de compañeros y maestros10. Para
confrontar este tipo de prejuicio e intimidación se necesitan esfuerzos
concertados de las autoridades escolares y educativas y la integración

8 Informe del Relator Especial sobre la cuestión de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes (A/56/156), párrafo 24.
9 E/CN.4/2006/45, párrafo 113

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de los principios de no discriminación y diversidad en los programas
y actividades escolares. Los medios de difusión también cumplen una
función, al eliminar los estereotipos negativos respecto de las personas
LGBTI, incluso en los programas de televisión populares entre los jóvenes.

2.5. SALVAGUARDAR
Salvaguardar la libertad de expresión, de asociación y de reunión pacífica de las personas LGBT e
intersexuales. Toda limitación de esos derechos debe ser compatible con el derecho internacional y no
discriminatoria. Proteger a las personas que ejercen sus derechos de libertad de expresión, asociación
y reunión contra actos de violencia e intimidación cometidos por partes del sector privado.

La Declaración Universal de Derechos Humanos garantiza a todas las personas los derechos
de libertad de opinión y expresión, reunión pacífica y asociación. Los mismos derechos están
garantizados por los artículos 19, 21 y 22 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. La
libertad de expresión incluye el derecho de “buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda
índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística,
o por cualquier otro procedimiento de su elección”.

Es parte integrante del goce de los derechos de reunión y asamblea. La libertad de asociación
se refiere a personas que se reúnen colectivamente para expresar, promover, lograr y defender
intereses comunes. La libertad de reunión se refiere a todo tipo de reunión, pública o privada,
incluidas demostraciones, marchas y desfiles. Son derechos básicos de una sociedad civil activa y
de una democracia que funciona correctamente. También son derechos esenciales para la labor de
los defensores de los derechos humanos.

Los Estados invocan a menudo la moralidad pública para justificar limitaciones al derecho de libertad
de asociación, expresión y reunión de personas y organizaciones. Según el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, ese derecho puede limitarse cuando la ley establece las restricciones, son
necesarias en una sociedad democrática y su fin es legítimo. Los fines legítimos (artículos 19, 21 y 22
del Pacto) son similares y todos incluyen la protección de la salud y la moral públicas. Sin embargo, las
leyes que restringen esos derechos “han de ser compatibles con las disposiciones, fines y objetivos”
del Pacto y “no deben vulnerar las disposiciones del Pacto relativas a la no discriminación”11.

10 Véase, por ejemplo, E/CN.4/2001/52, párrafo 75; y E/CN.4/2006/45, párrafo 113.


11 Comité de Derechos Humanos, Observación general No. 34 (artículo 19), párrafo 26; véase también
la Observación general No. 22 (artículo 18, “No se podrán imponer limitaciones por propósitos
discriminatorios ni se podrán aplicar de manera discriminatoria”).

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En el ámbito del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos ha indicado que la orientación sexual constituye un componente fundamental
de la vida privada de las personas y que existe una clara conexión entre la orientación sexual y
el desarrollo de la identidad y el plan de vida de cada persona, incluyendo su personalidad, y las
relaciones con otros seres humanos12. En conexión con ello, la Corte Interamericana ha establecido
que la orientación sexual de una persona se encuentra ligada al concepto de libertad y la posibilidad
de toda persona de autodeterminarse y escoger libremente las circunstancias que le dan sentido a
su existencia, conforme a sus propias opciones y convicciones13.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió la Opinión Consultiva OC-24/17, sobre


identidad de género e igualdad y no discriminación a parejas del mismo sexo, donde precisó que
el alcance del derecho a la no discriminación por orientación sexual no se limita a la condición
de homosexual en sí misma, sino que incluye su expresión y las consecuencias necesarias en el
proyecto de vida de las personas. En este sentido, por ejemplo, los actos sexuales son una manera
de expresar la orientación sexual de la persona, por lo que se encuentran protegidos dentro del
mismo derecho a la no discriminación por orientación sexual.

Asimismo, acotó que la falta de un consenso al interior de algunos países sobre el respeto pleno por
los derechos de ciertos grupos o personas que se distinguen por su orientación sexual, su identidad
de género o su expresión de género, reales o percibidas, no puede ser considerado como un
argumento válido para negarles o restringirles sus derechos humanos o para perpetuar y reproducir
la discriminación histórica y estructural que estos grupos o personas han sufrido. El hecho de que
esta pudiera ser materia controversial en algunos sectores y países, y que no sea necesariamente
materia de consenso, no puede conducir al Tribunal a abstenerse de decidir, pues al hacerlo debe
remitirse única y exclusivamente, a las estipulaciones de las obligaciones internacionales contraídas
por decisión soberana de los Estados a través de la Convención Americana.

Un derecho que le está reconocido a las personas no puede ser


negado o restringido a nadie, y bajo ninguna circunstancia, con base
en su orientación sexual, identidad de género o expresión de género.

12 CIDH, Demanda ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso de Karen Atala e hijas
DUARTE
(Caso 12.502) contra el Estado de Chile, 17 de septiembre de 2010, párrafos 111 y 116.
13 Corte IDH. Caso Karen Atala Riffo e hijas Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de
febrero de 2012. Serie C No. 239, párrafo 136.

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En esta misma Opinión Consultiva, la Corte Interamericana de Derechos
Humanos-CIDH correlaciona la no discriminación por orientación
sexual, identidad de género o expresión de género, con otros derechos
humanos irrenunciables, cuyo contenido fue desarrollado por diversos
especialistas a través de los amicus curiae alcanzados a la Corte.
Tomando como marco el documento trasladado por la especialista
Paula Siverino, tenemos:

EL DERECHO A LA IDENTIDAD, VIDA PRIVADA Y LIBRE


DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD

Se trata del derecho a ser uno mismo y a ser percibido por los demás
como quien se es; en otras palabras, es un derecho a la proyección
y reconocimiento de la autoconstrucción personal. Esto excluye la
posibilidad de que una identidad pueda forzarse o imponerse, ya que
al reflejar un complejo proceso propio, aquello que no emane del propio
individuo no formará parte de él y será la exclusión de lo que el sujeto
considera extraño a sí, lo que delimitará también su identidad.

Así, negar a un individuo el reconocimiento de su identidad personal,


de aquella que ha configurado a lo largo de los años, del proyecto
que ha elegido para sí, es una violación gravísima a sus derechos más
elementales.

El derecho a la identidad personal se nos presenta en dos facetas o


instancias, una interna (ser-para-sí) y otra externa (ser-en-los-otros
y ser-en-el-mundo). Esta faceta interna (ser sí mismo y no otro) se
manifiesta en vivencias y conductas humanas. La faceta externa
involucra la dimensión coexistencial del ser humano, en la que el cuerpo,
que es quien soy y desde donde soy, ocupa un primerísimo lugar. La
coexistencia implica intersubjetividad y heteroconstrucción.

Dentro de esta faceta ubicamos al proceso de identificación. Y es en


orden a la heteroconstrucción donde cobra importancia distinguir entre
identidad e identificación, entendiendo a esta última como un proceso
específico, participante de la faceta externa de la identidad y evitando
así reducir la noción de ‘identidad’ a la de ‘identificación’.

No debe confundirse el derecho fundamental a la identidad, que da


cuenta del proceso existencial cuyo resultado llamado ‘identidad’, con
los signos visibles tenidos en cuenta a fin de establecer una identificación.
El registro documental donde constan los datos personales plasmados

16 - UNIDAD III: D E RE C H O S D E L A S PE RSO N AS LG B T I


para identificar, no confiere una identidad, sino que simplemente, en
un momento dado, frente a los datos que se le ofrecen y según criterios
establecidos, delimita y plasma los rasgos que como evidentes, se le
presentan. El proceso de identificación reconoce lo que ve. Una persona
por el solo hecho de serlo, de existir, posee una identidad, y conforme se
atraviesan distintas etapas de la vida hay rasgos que pueden presentarse
como más evidentes que otros.

Ahora bien, el derecho a la identidad sexual es una manifestación del derecho


a la identidad estrechamente relacionada con los derechos sexuales.

La identidad sexual constituye un aspecto fundamental de la identidad personal,


en la medida que la sexualidad está presente en todas las manifestaciones de la
personalidad del sujeto, encontrándose en estrecha conexión con una pluralidad
de derechos, como los atinentes al libre desarrollo de la personalidad, a la salud,
la integridad psicosomática y la disposición del propio cuerpo. La identidad sexual
se entiende como la parte de la identidad total de las personas que posibilita el
reconocerse, aceptarse y actuar como seres sexuados y sexuales. Varios autores
sostienen que la sexualidad es el elemento organizador de la identidad total de las
personas14, siendo una expresión fundamental de la identidad, la identidad sexual
no puede imponerse, sino que es percibida y construida por el sujeto.

La CIDH, también ha vinculado este derecho con la protección del derecho a


la vida privada, que no se limita al derecho a la privacidad, pues abarca una
serie de factores relacionados con la dignidad de la persona, incluyendo, por
ejemplo, la capacidad para desarrollar su propia personalidad, aspiraciones,
determinar su identidad y definir sus relaciones personales.

El concepto de vida privada engloba aspectos de la identidad física y social,


incluyendo el derecho a la autonomía personal, desarrollo personal y el
derecho a establecer y desarrollar relaciones con otros seres humanos y con
el mundo exterior. La efectividad del ejercicio del derecho a la vida privada
es decisiva para la posibilidad de ejercer la autonomía personal sobre el
futuro curso de eventos relevantes para la calidad de vida de la persona.

Asimismo, la vida privada comprende la forma en que la persona se ve a


sí mismo y cómo decide proyectarse hacia los demás, siendo esto una
condición indispensable para el libre desarrollo de la personalidad. Ahora
bien, un aspecto central del reconocimiento de la dignidad lo constituye la
posibilidad de todo ser humano de autodeterminarse y escoger libremente

14 Lamas Marta, (1995) “Cuerpo e identidad” en Género e identidad. Aragón, León y Viveros (Comp.) Bogotá,
TM editores, Uniandes, UN, Facultad de Ciencias Humanas, p. 64.

U N I D AD I I I : D ER EC H O S D E LAS P ER S O N AS LG B T I - 1 7
las opciones y circunstancias que le dan sentido a su existencia, conforme
a sus propias opciones y convicciones. En este marco juega un papel
fundamental el principio de la autonomía de la persona, el cual veda toda
actuación estatal que procure la instrumentalización de la persona, es decir,
que lo convierta en un medio para fines ajenos a las elecciones sobre su
propia vida, su cuerpo y el desarrollo pleno de su personalidad, dentro de
los límites que impone la convención. De esa forma, de conformidad con el
principio del libre desarrollo de la personalidad o a la autonomía personal,
cada persona es libre y autónoma de seguir un modelo de vida de acuerdo
con sus valores, creencias, convicciones e intereses.

RECONOCIMIENTO DE LA PERSONALIDAD JURÍDICA

El derecho a la identidad es un derecho autónomo y relacional, con lo cual es


un derecho que permite el ejercicio de otros derechos. La violación de este
derecho impacta de lleno en el sujeto que se ve privado del reconocimiento
y ejercicio efectivo de su personalidad jurídica. En efecto, la violación del
derecho a la identidad de una persona trans, es decir, la negativa a admitir
su existencia y autodefinición como sujeto moral autónomo, su modo de ser
en el mundo, el negarle además los instrumentos legales para desarrollarse
en la cotidianidad de las relaciones jurídicas, lesiona de manera radical la
casi totalidad de sus derechos. Lo margina, lo vuelve invisible y vulnerable.
DUARTE

Suprime en la práctica su calidad de sujeto de derecho. Lo sitúa en la


disyuntiva imposible: aceptar una identificación legal formal que le daría
acceso a sus derechos, pero a costa de admitir su anulación como sujeto
libre que decidió su identidad; aceptar que es quien no es, o bien, sostener
su identidad real, autoconstruida y vivenciada, pero sabiendo que el precio
a pagar es la exclusión del sistema jurídico.

En ese sentido, se considera una violación del artículo 3 de la Convención


Americana, que tutela el reconocimiento de la personalidad jurídica.

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III. VIOLENCIA CONTRA
LA POBLACIÓN LGBTI

La Comisión Interamericana de derechos Humanos, en su informe sobre Violencia contra las


Personas LGBTI, ha señalado que muchas manifestaciones de esta violencia están basadas en el
deseo del perpetrador de ‘castigar’ las identidades, expresiones, comportamientos o cuerpos que
difieren de las normas y roles de género tradicionales, o que son contrarias al sistema binario hombre/
mujer. Esta violencia se dirige, entre otros, a las demostraciones públicas de afecto entre personas
del mismo sexo y a las expresiones de ‘feminidad’ percibidas en hombres o ‘masculinidad’ en
mujeres. La violencia se puede manifestar en el uso de la fuerza por parte de agentes de seguridad
del Estado, encargados de hacer cumplir la ley amparados en normas sobre la ‘moral pública’.
También puede tomar la forma de violencia médica ejercida contra personas cuyos cuerpos difieren
de los estándares socialmente aceptados de cuerpos masculinos o femeninos, en intentos por
‘arreglar su sexo’, entre otros.

En la raíz de esta violencia existe una amplia discriminación e intolerancia respecto de orientaciones
sexuales, identidades de género, expresiones de género diversas y personas cuyos cuerpos
desafían las corporalidades aceptadas socialmente. Los estados, a través de su acción u omisión,
generan esta discriminación e intolerancia, y en algunas instancias incluso las refuerzan.

En ese contexto, la CIDH propone el término ‘violencia por prejuicio’ como un concepto que apunta
a una comprensión de la violencia como un fenómeno social, en contraposición con la violencia
entendida como un hecho aislado. Así, los crímenes por prejuicio constituyen racionalizaciones
o justificaciones de reacciones negativas, por ejemplo, frente a expresiones de orientaciones
sexuales o identidades de género no normativas. Tal violencia requiere de un contexto y una
complicidad social, se dirige hacia grupos sociales específicos, tales como las personas LGBTI y
tiene un impacto simbólico. Incluso cuando este tipo de violencia es dirigido contra una persona o
grupo de personas, se envía un fuerte mensaje social contra toda la comunidad LGBTI.

Y si bien es difícil determinar cuándo los actos de violencia contra las personas LGBTI son motivados
por el prejuicio, tal determinación requiere de una investigación exhaustiva de las razones que
motivaron la violencia, llevada a cabo en cumplimiento del deber de debida diligencia.

En ese marco, el estándar de debida diligencia implica tomar todas las medidas necesarias para
prevenir, investigar y sancionar la violencia contra personas LGBTI, independientemente de que la
violencia ocurra en el contexto de la familia, de la comunidad, o la esfera pública, la cual incluye los
establecimientos educativos y de salud.

U N I D AD I I I : D ER EC H O S D E LAS P ER S O N AS LG B T I - 1 9
Pero especialmente, en la investigación de los crímenes contra las personas LGBT o aquellos que se
perciben como tal, es necesario investigar la posibilidad de que los actos violentos fueron cometidos
por la orientación sexual, la identidad de género y/o la expresión de género de la víctima.

Pese a que la obligación de investigar es una obligación de medios y no


una obligación de resultado. Los estados deben asumir seriamente la
obligación de investigar y no como una simple formalidad condenada de
antemano a ser infructuosa.

IV. AVANCES GRADUALES


EN EL RECONOCIMIENTO
DE DERECHOS DE LA
POBLACIÓN LGBTI
EN EL PERÚ
En el Perú se han dado avances graduales en el reconocimiento de
derechos de la población LGBTI y también en la recolección de data sobre
su situación.

Sobre este último punto, el Instituto Nacional de Estadística e Informática


– INEI, publicó la Primera Encuesta Virtual para Personas LGBTI en 2017.
Algunos de sus resultados arrojan que el 56,5 % de la población LGBTI
siente temor de expresar su orientación sexual y/o identidad de género,
señalando como principal motivo el miedo a ser discriminado y/o agredido
(72 %), así como el temor a perder a la familia (51,5 %), perder el trabajo
(44,7 %) y, a no ser aceptado por los amigos (33 %). Un porcentaje de
alrededor del 14 % expresó su temor a perder el lugar donde vive o a no
conseguir lugar donde vivir.

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¿Ud. expresa sin temor su orientación Motivos para no expresar su
sexual y/o identidad de género? identidad de género

Ser discrimado
72,5 y/o agredido

Perder a
51,5 la familia

Si Perder el trabajo/
No 44,7 oportunidades laborales
40,9
56,5
No ser aceptado
33,2 por los amigos

Perder el lugar
13,6 donde vive
No especifica
2,6 No conseguir lugar
13,5 dónde vivir

3,3 Otros*

0,1 No especifica

* Comprende vergüenza, inseguridad, piensa que es un asunto privado, entre otros.


Fuente: INEI - Primera encuesta virtual para personas LGTBI, 2017.

Igualmente, el 63 % de participantes manifestaron haber sido víctimas de algún acto de discriminación y/o
violencia. Los escenarios donde ocurrieron estos hechos, han sido principalmente los espacios públicos
(65,6 %), otro porcentaje ocurrieron en el ámbito educativo (57,6 %) y un tercer lugar han sido los medios
de transporte y los espacios comerciales y de ocio (42 % y 41 %, respectivamente).

En esa misma línea, ocho de cada 10 personas del grupo en investigación, señala que el tipo de agresión
y/o acto de violencia que han sufrido, han sido los gritos, amenazas y/o hostigamiento; algo más de la
cuarta parte dijeron que les obligaron a cambiar de apariencia y el 18 % revelaron que los expulsaron o
negaron la entrada a un espacio público. Afectaron también al 18 % de participantes en el estudio, los
actos de violencia sexual y al 15 % acciones que muestran que no respetan su género de identificación.

Frente a esta realidad, el Estado peruano ha adoptado algunas medidas para contribuir a la erradicación
de la violencia y la discriminación contra las personas LGBTI. Veamos algunas:

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4.1. EL PLAN NACIONAL DE DERECHOS
HUMANOS 2018-2021
Este instrumento considera como uno de los trece grupos de especial protección a las personas
LGBTI, con el objeto de proponer acciones estratégicas que coadyuven al cumplimiento de las
políticas públicas diseñadas por el Estado e incluidas en diversos instrumentos normativos creados
para la protección de este grupo poblacional.

Como fundamento de ello, se alude al Comité de Derechos Humanos, que en el año 2013 recomendó
al Estado peruano que plantee “clara y oficialmente que no tolerará ninguna forma de estigmatización
social de la homosexualidad, la bisexualidad o la transexualidad, ni la discriminación o la violencia
contra personas por su orientación sexual o identidad de género”.

DUARTE

4.2. EL PLAN NACIONAL CONTRA


LA VIOLENCIA DE GÉNERO 2016-2021
Reconoce la violencia por orientación sexual como una de las modalidades
de la violencia contra las mujeres basada en género, indicando que se refiere
a todo acto o conducta que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual
o psicológico a una persona por su orientación sexual. La violencia hacia
la diversidad sexual tiene como expresión más grave a los homicidios,
asesinatos y violaciones sexuales a los cuales se les denomina ‘crímenes de
odio’ o ‘violencia por prejuicio’.

4.3 LA TIPIFICACIÓN DEL DELITO DE


DISCRIMINACIÓN
El Código Penal cuenta con el artículo 323 que tipifica el delito de discriminación por diversos
móviles, dentro de los que se encuentran la orientación sexual y la identidad de género.

Asimismo, el artículo 46 del mismo Código establece como agravante la comisión de cualquier
delito, basada en móviles de discriminación por orientación sexual y la identidad de género.

En base a ello, y conforme a los compromisos del Sector Interior en el marco del Plan Nacional de
Derechos Humanos, la Policía Nacional del Perú cuenta con una casilla en el Sistema Informático de
Denuncias Policiales, que le permite registras denuncias por discriminación basada en los móviles
antes señalados.

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4.4. EL MANUAL DE DERECHOS
HUMANOS APLICADOS A
LA FUNCIÓN POLICIAL
Fue aprobado en el año 2018 a través de la Resolución Ministerial N°. 952-
2018-IN, donde se reconoce el respeto a los derechos de la población LGBTI,
reconociendo que, debido a los prejuicios, estereotipos y estigmas sobre su
orientación sexual o identidad de género, suelen ser discriminadas en diversos
ámbitos de nuestra sociedad, como el laboral, político, cultural y hasta el familiar.

En vista de lo cual se establece que la Policía Nacional del Perú:

• Evite todo acto discriminatorio, cruel, humillante o degradante, de carácter


sexual o no, que constituya un agravio a la dignidad o intimidad de la persona.
• Garantice y respete el derecho al libre disfrute del espacio público que
comprende el ingreso y permanencia a lugares públicos o el derecho a
reunirse pacíficamente.
• Garantice y reconozca el derecho a la libre expresión, asociación y reunión.
• Preste auxilio inmediatamente cuando son víctimas de agresiones, así como
también registrar adecuada y oportunamente sus denuncias.

DUARTE

4.5. EL PROTOCOLO
INTERINSTITUCIONAL
DE ATENCIÓN
DE CASOS DE
DESAPARICIÓN
DE PERSONAS EN
SITUACIÓN DE
VULNERABILIDAD
Y OTROS CASOS DE
DESAPARICIÓN
Considera a las personas LGBTI como personas
que pueden ser reportadas como desaparecidas
y, en ese sentido, establece la obligación de
considerar la identidad de género de las personas
trans, incluyendo su nombre social, al momento de
registrar la denuncia por desaparición y emitir la
nota de alerta.

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