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UN TOPY RIOPLANTENSE.

CONVERSACIÓN CON JULIÁN


MOGUILLANSKY Y NAKH AB RA
POR JULIÁN MOGUILLANSKY, NAKH AB RA, EZEQUIEL
FANEGO Y ALFREDO ARACIL

En la biogénesis de las mil y una caras del subsuelo


porteño, Julian Moguillansky y naKh ab Ra viven
convencidos de que el paraíso existe realmente y que
puede ser alcanzado. Charlar con ellos es recorrer varias
décadas de cultos, subculturas visionistas locales y
tecnologías para kosmificar cuerpo y mente. Con motivo de
la publicación de La Biblia Psíquika los invitamos a
compartir con nosotrxs experiencias místicas y sabiduría
profana. Una conversación que planeamos continúe, muy
pronto, de forma presencial y ceremonial.

Más noticias en la siguiente transmisión.


Parafraseando a Cortázar y su pregunta por una
posible genealogía de lo gótico… ¿Existe un TOPY del
Río de la Plata? 

Julian Moguillansky: Si uno tiene que preguntarse si hoy


en día existe como organización activa, la respuesta es que
no. TOPY (Thee Temple Ov Psychick Youth), a nivel
internacional, fue una organización de vínculos muy
fuertes, de grandes amistades. Podría decirse que funcionó
casi como una familia donde todos conocen a todos. La
principal forma de comunicación siempre fue el arte por
correo. Esos vínculos no han desaparecido en absoluto. No
es una rareza recibir por correo, y sin ningún aviso previo,
algún objeto, algún libro, alguna cosa azarosa y muchas
veces sorprendente enviada por alguien de esa familia de
amistades.

¿Cómo fue el contacto directo con Genesis P.


Orridge? 

Julián: Supongo que la pregunta es por contactos directos


y no por el contacto con su arte. La primera vez que vi a
Genesis fue a mediados de los 90. Me estaba hospedando
una amiga de TOPY en New York. Cierta noche que tenía
una cita con alguien, buscó algo que yo pudiera hacer. Con
un par de llamados descubrió que Michael Gira
(fundamentalmente conocido por ser cantante de Swans)
tocaba con su banda paralela Angels of Light en un bar
muy pequeño del Bronx. Mi amiga tenía buena relación con
Gen, de modo que había hablado antes con él y me dijo “va
a estar muy bueno, si no tuviera mi cita iría. Gen va a ir”.
De entrada, me sorprendió el tamaño del recital. Era para
unas 60 personas. Ni siquiera había entrada, solamente se
pagaba la consumición. Y allí estaba Michael Gira en el
escenario junto a sus Angels of Light. Entre el público había
un trío muy llamativo formado por Genesis P-Orridge, su
pareja Lady Jaye y Kid Kongo Powers (conocido por ser
uno de los fundadores de The Gun Club, y haber sido
músico de The Cramps y Nick Cave & the Bad Seeds).
Simplemente me acerqué a ellos y nos pusimos a hablar.
Estaban muy sorprendidos que alguien de Argentina
supiera que existían. Un poco sorprendidos, un poco
divertidos. Hacían bromas acerca de que ahora eran
“internacionalmente famosos”. En algún momento Genesis
y Kid Kongo Powers cantan en dueto para mí una sección
de “Don´t cry for me Argentina” del musical Evita. En ese
momento conocí a un Genesis que era parte de una
cultura underground de músicos de New York, en un grupo
de músicos que hacían recitales diminutos para otros
músicos, donde todos se conocían con todos.

Mi segundo encuentro con Genesis fue hacia el 2002. Esta


vez no fue cara a cara, sino por e-mail. Yo estaba haciendo
(junto a Mor Navón) un cortometraje sobre Austin Osman
Spare, un pintor brujo que vivió entre fines del siglo XIX y la
primera mitad del siglo XX. Él fue la gran influencia teórica
de TOPY. Yo quería que algo de Genesis estuviese en ese
cortometraje, aunque el músico principal era un escritor
inglés que había hecho una hermosa biografía de Austin
Spare, Gavin Semple. Hablé con él por e-mail y le propuse
algunas ideas. Genesis estaba muy entusiasmado con que
existiera un cortometraje sobre Austin Spare. Jamás se
había filmado nada sobre él. De modo que aceptó que
distintos fragmentos de tres canciones fuesen parte de la
banda sonora. En ese momento recuerdo que Genesis
firmaba sus mails con un seudónimo propio de la tradición
Sufí: “Djinn” (y a veces “Djinn 23”). Envié un VHS del
cortometraje a Genesis por correo. Necesitaba dar su
aprobación antes de ser lanzado de forma oficial. Le gustó
mucho y envió un e-mail con su aprobación para el uso de
su música. Comentó que sentía que el cortometraje ese era
un verdadero “hijo de TOPY”.

Mi tercer encuentro con Genesis fue en el 2014, en el


marco del Festival Celestial en Chile. Genesis daba una
conferencia de tono bastante biográfico, los organizadores
querían el cortometraje de Spare como uno de los videos
previos a la conferencia, de modo que viajé a Chile y volví
a ver a Genesis. Esta vez, en su versión pandrógina. Se
veía el paso de los años, no estaba bien de salud. Ese
tercer encuentro tuvo cierto clima celebratorio, pero
también un  aire de despedida.

¿Qué influencia ejerció TOPY y sus tentáculos sobre el


ecosistema de cultos, tribus y ritos post-situacionistas
del Buenos Aires de los años noventa? 

Julián: No creo que esto pueda ser contestado sin algunos


recorridos previos. Argentina sale de la dictadura en 1983
y, creo esto es algo que ha pasado en casi todo país que
sale de una dictadura, la primera reacción
del underground es bastante violenta, disruptiva, va al
choque. Los 80 es la época de las bandas punk, de los
shows de la Organización Negra, los orígenes de Cemento,
bandadas de skaters que deambulaban a toda velocidad,
Sumo, Batato, Todos Tus Muertos. Para los 90, todo se
vuelve un tanto más festivo, más fluorescente

Hay que entender que TOPY nace en Inglaterra y se replica


en EEUU: dos países que para los 80 tienen una cantidad
de organizaciones muy bien establecidas. Me refiero a
organizaciones como Ordo Templi Orientis, Golden Dawn,
la Sociedad Teosófica, círculos de Wicca, etc. En Argentina
todo eso comienza a establecerse en los 90. En realidad,
TOPY es una reacción a ello, no en el sentido de un
rechazo, pero era el hijo rebelde de esas organizaciones.

La Argentina de los 90 no estaba preparada para TOPY, el


“hijo rebelde”. Era demasiado, a duras penas estaba
naciendo aquí su “madre”. Hacia 1996 comencé a hacer
dos páginas web con medios primitivos propios de la época
y sin gran conocimiento de diseño. Una era la web de
TOPY en español, donde aparecieron las primeras
traducciones de materiales de TOPY en castellano, la
segunda se llamaba “Kiaosfera” y tenía traducciones de
textos de Austin Osman Spare. Ambas páginas solían
recibir muchos mails. Claramente mucha gente las leía,
pero eso no significaba que se unieran a TOPY. Era
demasiado raro, demasiado transgresor, producía una
mezcla de curiosidad y pánico. Existía alguna gente que
tomaba ideas, pero las llevaba a otros sitios; algunos de
buena forma, otros con desenlaces bastante trágicos.

El único evento oficial de TOPY en Argentina tuvo lugar en


la Estación Alógena a comienzos de la década de los 2000.
Fue la presentación de una Dream Machine y luego
repartíamos de forma gratuita un folleto de TOPY traducido
al castellano que enseñaba a fabricarla. Ese evento sí tuvo
sus “hijos”, pues luego aparecieron en Buenos Aires
algunas Dream Machines más.  Caja Negra edita La Biblia
Psíquika en el 2021, yo creo que hacían falta esas dos
décadas para que Argentina pueda digerir algo así. En los
90 era algo que aún daba resquemor, dudas, miedos, no
parecía sensato. Buenos Aires era una fiesta, pero con
guardias de seguridad.

naKh ab Ra:  No puedo estar más de acuerdo con la visión


de Julián respecto a TOPY y Buenos Aires y los tiempos
que cada entorno requiere para empalmar según acciones
y asunciones concretas. El detalle que me concierne en
esta cuestión tentacular lo acaba de señalar Julián,
refiriéndose al evento TOPY en la Escuela Alógena en
2002;  desde él se abren otros eventos y experiencias
interesantes para este paneo. Cabría comentar cómo
llegamos a esa confluencia con Julián y el Templo, y por lo
tanto con la Dream Machine craneada por Brion Gysin y
tomada por TOPY casi como un arma —me animaría a
decir—, y luego una máquina tan importante para las
performances del Frente Dionisíaco Pira, el clan perfórmata
que con Julián compartimos, y que también surgiera de
amistades entre poetas y artistas de ese entonces porteño
que, como bien sugerís, se parecía a un hermoso pulpo o
más bien a un “kraken”.

En esa suerte de pre-Alógena que pendulaba lenta o veloz,


y en la Estación Orbital Alógena que surge de 2002 en
adelante, se iba notando un agenciamiento afín al tipo de
mezclas que TOPY y P-Orridge venían aportando desde
hacía lustros: performance informal, música industrial /
noise / no-wave, más adelante electrónica, una magia
descastada, revistas (fanzines), acciones colectivas o
directamente fiestas, todo en un haz conjuntivo de
mestizaje y trans, más una suerte de acción pedagógica
concomitante, desde ya anormal, vía publicaciones, libros y
luego a través de internet, que me atrevería a decir que era
una docencia extitucional, como la que proponíamos —con
sus obvias diferencias— en la Escuela Alógena, a través
del Grupo de Investigación de los 8 Minicerebros, el
Novísimo Instituto de Altos Estudios Patafísicos de Buenos
Aires o las primeras lecturas brujas de Deleuze en cursos
del año 2003 en adelante.

Ahondando en la cuestión de ese momento, en que al


menos desde la EOA percibíamos y activábamos cierta ola,
durante el lustro 98-03 a más de uno esta coalescencia nos
estalla en las manos, y seguramente en todo el Buenos
Aires trans-alternativo de ese momento, en lo que refiere al
tipo de confluencia que se venía dando entre el haz que
recién apuntaba: poesía, filosofía, docencia anescolar,
sellos indies, efímeras comunidades autónomas, fiestas
electrónicas y hermetismos vagos o precisos (magia y
brujería, con o sin Órdenes), y exploraciones enteogénicas
grupales, incluso facilitadas por unas páginas online que
empezaban a vender plantas, cactus y hongos a través de
envíos —cabe recordar la excelente Cahuindencul, luego
miserablemente perseguida—, más la reciente cultura rave
que transmitía una fibra de la psicodelia del rock desde el
house. Esto, increíblemente, lo llevaba todo implícito y
explícito Genesis y TOPY y otros más, si bien ellos de una
manera irrepetible, de largas insistencias globales a través
de una red muy física. Pero en la escala local es cierto que
la referencia directa era reducida, parecían ser el lado B del
lado B… De hecho la mayor parte de los artistas y
escritores que asistían a la Alógena no conocían el TOPY
ni a P-Orridge, por lo cual aquél evento de 2002 fue todo un
descubrimiento: de golpe unas setenta personas se
estaban enterando de muchas cosas en una sola noche y
además probando la Máquina de los Sueños…

Sería diciembre de aquel año, tres meses después de la


inauguración de la Alógena, y tras algunos encuentros con
Julián, desembocamos, sin dudarlo media hora, en lo que
hasta hoy es el único evento TOPY que tuvo lugar por
estos lares. Fue además la ocasión de presentar y probar
en público la Dream Machine (¡Pablo Dreizik afirmó haber
visto a Cristo!) y proveer un breve folleto con las
instrucciones para su construcción según los planos
dispuestos por el Templo, desde aquellos otros de Brion
Gysin. Julián resalta el influjo de Austin Osman Spare
sobre TOPY y está este otro influjo determinante: Gysin-
Burroughs, que se detecta enseguida desde sus textos
mismos. Se podría ver como parte de la usual transmisión
beatnik hacia la (contra) cultura rock, pero esta vez desde
un elemento muy concreto y a la vez con efectuaciones
“psíquicas”, mágicas… Aquél encuentro de tribus
asombroso, que junta faunas hasta ese momento no
mezcladas en la ciudad, sucede esa noche en cuestión de
seis horas, en aquella Escuela Alógena ubicada en la
esquina de Serrano y el pasaje Cabrer. Y de allí en más
todas las performances del Frente Dionisíaco contaron con
dos o más DreaMas, suceso también singular para el “Arte
Performativo” al que estábamos acostumbrados, que tan
poco tenía que ver con la visionariedad maquínica liberada
al socius. En este sentido había dos modalidades
consensuadas que perdían relevancia: la performance
trágica de mímesis “psiquiátrica”, así como aquellas otras
de tipo conceptual, que curiosamente mantenían ambas la
polarización inamovible del “público”… Brion Gysin y P-
Orridge, vía TOPY, arrimaron y multiplicaron un arma
única. Aunque la DreaMa es apenas la primera fase del
arma, ya que las otras se desarrollan en quien la contempla
y a la vez en los desencadenamientos en los que entra con
quienes la contemplan al unísono, en una misma situación.
Creo que al menos una microzona de Buenos Aires habrá
ido captando, desde entonces, que tales contagios abrían
un territorio nuevo y tangible. Y eso tenía TOPY: la
tangibilidad de sus propuestas y su capacidad de
extenderlas por vías inusuales, como la Dream Machine, el
arte correo y la magia de los sígiles. Y ahora me pregunto
(y les pregunto) cómo se empezó a gestar en Caja Negra la
idea de editar este libro, ¿había en ustedes una experiencia
con el TOPY, P-Orridge y Psychic TV a través de lecturas,
amistades, escuchas? ¿Y España?

Ezequiel Fanego: La idea de publicar este libro en Caja


Negra surge desde sus inicios, allá por 2005. Es bastante
particular esto que se nos da con algunos proyectos, que
constituyeron la semilla de la editorial pero que se
materializado mucho tiempo después, en otros contextos y
ya con otras resonancias (por lo general más propicios).
Nuestros conocimiento de TOPY llegó por la música,
confirmando una vez más la gran eficacia de esa estrategia
de origen sesentero de utilizar los canales de la cultura pop
para diseminar contenidos esotéricos. Por ese entonces
(tempranos 2000) la comunidad de amistades de la que
éramos parte, y que luego devino Caja Negra, estaba muy
atravesada por el postpunk y nos generaba un particular
interés aquellas experiencias que cruzaban la música con
un discurso político/teórico. Nosotros veníamos de ciertos
espacios de militancia anarquista y teníamos un pie adentro
y otro afuera de la academia, por lo que nos resultaban
muy inspiradoras búsquedas como las de Throbbing
Gristle, Einstürzende Neubauten, Scritti Politti, The Fall, 
Magazine,  etc., que habían logrado canalizar esos
intereses  intelectuales en entornos para-institucionales y
estéticos. Caja Negra un poco se inspiró en esos proyectos
más que en otras editoriales (en bandas, sellos, fanzines),
a la hora de constituirse como una opción de vida para
nosotrxs. Y bueno, TOPY reunía todos esos ingredientes
de una manera muy inspiradora. Pasaron muchos años
luego, marchas y contramarchas, contactos iniciados y
abandonados con Genesis y su entorno, hasta que al fin
pudimos publicarlo en el mes de nuestro 15vo aniversario.

Alfredo Aracil: No sé si mi caso particular es extrapolable


a lo “español”. Si bien en Madrid y Barcelona siempre
circuló la información, en la lejana Asturias, donde yo crecí,
la cosa era bien distinta. Mi formación estética y política
giró en torno al movimiento mod/sixties. Muy joven me
convertí en comprador compulsivo de discos y miembro del
partido de la noche. De esa época data mi primer contacto
con la psicodelia y la contracultura. Cerca de la mayoría de
edad, coincidiendo con las primeras comunidades para
descargar de Internet, compartir música y socializar gustos,
se ampliaron mis intereses. Entré en contacto con personas
próximas al hardcore/noise/post punk. Fue entonces, por
medio de Marían Garrido, una amiga que todavía conservo,
muy cercana al universo TOPY, que escuché hablar de
Throbbing Gristle. Pasaron varios días hasta que conseguí
ubicar algo de su material. La siguiente viñeta de esta
historia ya es en Madrid, época 2003-2005. Otro amigo,
después de una noche excesiva, me llevó a su casa. La
invitación era a pasar la mañana escuchando una caja de
los directos Throbbing Gristle. Ahí empecé a interesarme
fuerte por P. Orridge y sus planes para desencajar la
realidad. Fueron más amigos los que me ayudaron a seguir
la pista. Hice verdaderos esfuerzos por leer en inglés algo
que hiciera sentido en todo este mundo de delirios
productivos. No podía creer que hubiesen pasado por la
televisión pública española en los ochenta. Paloma
Chamorro, la conductora de La edad de oro, entrevista a
Vagina Dentata Organ, Derek Jarman y Genesis, quien
sostiene a Caresse, en sus rodillas. Escucharle hablar de
esperanza, magia y sueños terminó de maquinar la
conexión entre las bandas de psicodelia y el malestar de mi
adolescencia en las ruinas del movimiento obrero con la
potencia somática y visionaria de la cultura techno, que
estaba por aquel entonces empezando a conocer…

EL ÚNICO EVENTO OFICIAL DE TOPY EN


ARGENTINA TUVO LUGAR EN LA ESTACIÓN ALÓGENA
A COMIENZOS DE LA DÉCADA DE LOS 2000. FUE LA
PRESENTACIÓN DE UNA DREAM MACHINE Y LUEGO
REPARTÍAMOS DE FORMA GRATUITA UN FOLLETO DE
TOPY TRADUCIDO AL CASTELLANO QUE ENSEÑABA A
FABRICARLA. ESE EVENTO SÍ TUVO SUS “HIJOS”,
PUES LUEGO APARECIERON EN BUENOS AIRES
ALGUNAS DREAM MACHINES MÁS. CAJA NEGRA
EDITA LA BIBLIA PSÍQUIKA EN EL 2021, YO CREO QUE
HACÍAN FALTA ESAS DOS DÉCADAS PARA QUE
ARGENTINA PUEDA DIGERIR ALGO ASÍ. EN LOS 90
ERA ALGO QUE AÚN DABA RESQUEMOR, DUDAS,
MIEDOS, NO PARECÍA SENSATO. BUENOS AIRES ERA
UNA FIESTA, PERO CON GUARDIAS DE SEGURIDAD.
(JULIÁN MOGUILLANSKY)

naKh ab Ra: ¡The Fall y Magazine y Howard Devoto, auuu!


Me parece que se puede constatar algo entre lo que decís
y lo que veníamos comentando, que pasa por los tiempos
locales tan particulares de incubación, no sólo por los
tiempos personales o grupales sino también por un
contexto a veces expulsivo y vigilado que Julián mencionó
y del que ya hablaba Néstor Perlongher hace tanto, incluso
vigilado por intelectuales y artistas…
Acá me interesa dejar caer un mojón como el de
Perlongher, precisamente, que por aquellos años –el
período de las incubaciones del cambio de milenio que
venimos hablando– generaba parecidas resistencias y
desconfianzas, en lo que hace a la fase extática de su obra,
desconfianzas parecidas a las que presentaban todas estas
corrientes mestizas, mixturadas, en cuanto para-
institucionales, extitucionales y aneditoriales (de allí que
Caja Negra tuviera que brotar): brujería, éxtasis,
experiencias enteogénicas y poesía, anarquismos situados,
fiestas no recreativas sino directamente perfórmatas,
docencias extra-cátedras, experiencias patafísicas,
psicoanautas, etc. Esto no era un simple “aire de época”.
Era una lucha de época, en un sentido bien tangible y no
“militante”, en donde Eros actuaba. Había que poder
instalarla, había que poder hacer una instalación de Eso.
Bueno: Perlongher era y es otro aliado de esa instalación,
cuando ya desde Hule pocos lo toleraban, menos aún
desde Aguas Aéreas, ya que era mucha cosa:
visionariedad + Eros + poesía… Participamos y co-
laboramos desde el mismo frenesí perlongheriano, creo,
pero sobre todo en su momento de torsión brasilero-
amazónica.

Estación Orbital Alógena + Frente Dionisíaco Pira [Buenos


Aires, MAMBA, 2015].
 

Aquí el mapa se dilata. En ese mismo puñado de años algo


milenaristas [97 – 005, por agrandar la panorámica],
Buenos Aires se llena de clubes, de cuevas, de locales, de
hoteles indies [recuerdo ahora el Pop Hotel, en San Telmo,
con sus infinitos eventos en subsuelo y terraza y por el
medio también], espacios en los que la fauna trans-
alternativa, muy diversa, se encontraba y reencontraba de
una manera que podía resonar con el Buenos Aires beat-
pop de fines de los 60, que bien podría ser, como
señalabas Ezequiel, la más directa cadena de transmisión
de la efervescencia de la que hablamos. Junto a la lectura y
subrayado de este Perlongher de los desplantes
visionarios, en base a su ingesta de la liana amazónica
dentro de la Iglesia del Santo Daime, aparecían los
primeros grupos de consumo grupal de la liana sagrada, el
ayahuasca, cosa que hoy es tan frecuente, por aquél
entonces recién se iniciaba, y no pasaba una fiesta, un
evento, sin que alguien comentara de esta o aquella toma
en tal o cual casa en el fin de semana [“Fin de semana
salvaje”, cantaban Los Brujos]. No por nada había surgido
un poco antes un libro de la poeta Bárbara Belloc
titulado Tribus porteñas: ahí parecía haber algo por
descubrir y describir…

CREO QUE AL MENOS UNA MICROZONA DE


BUENOS AIRES HABRÁ IDO CAPTANDO, DESDE
ENTONCES, QUE TALES CONTAGIOS ABRÍAN UN
TERRITORIO NUEVO Y TANGIBLE. Y ESO TENÍA TOPY:
LA TANGIBILIDAD DE SUS PROPUESTAS Y SU
CAPACIDAD DE EXTENDERLAS POR VÍAS INUSUALES,
COMO LA DREAM MACHINE, EL ARTE CORREO Y LA

MAGIA DE LOS SÍGILES. (NAKH AB RA)


Una vez más: ¿estaban P-Orridge y TOPY en esa escena
como inspiradores fundamentales? Difícilmente, pero
buena parte de los elementos que ellos ponían en escena
ya estaban presentes como caldo de cultivo desde otras
secuencias. Por ejemplo: ¿existía el arte correo? Claro que
sí, y desde hacía años, y de allí surge que hoy por hoy,
Fernando García Delgado, en su espacio La Barraca
Vorticista, cuente con arte correo de Genesis P-Orridge.
¿Existía la magia de fuentes anglosajonas, fueran las que
fueran? Efectivamente: la primera traductora de Aleister
Crowley en la Argentina, a partir de su traducción del Libro
4 del mago decadentista, y maga ella misma, desde hacía
años formaba candidatos en la tradición mágica thelémica,
en su casa. Así como la Orden Hermética de la Aurora
Dorada se instala en el barrio de Caballito. Además existía
la página web de Julián, ya mencionada por él, Kiaosfera,
genuina introducción (y labor de traducción) de trabajos de
Austin Osman Spare y de otros referidos a la Magia del
Caos y TOPY. ¿Existía la performance informal, no aquella
mimada por la alcurnia del Arte? En lo que a nosotros
respecta surge a partir de PIRA, en el año 2000, luego
transfigurado en el Frente Dionisíaco Pira. ¿Existía un lugar
o una serie de espacios a los que concurrir para
contagiar(se) todo esto? Muchos y variados y sobre todo no
“adscriptos”, porque se trataba de una efervescencia
informe y polimorfa a la vez, que no cabría etiquetar hacia
tal o cual influencia decisiva. Y había librerías, ya no tipo
Kier por supuesto, en las cuales agenciarse libros referidos
a este submundo esotérico y cambiar data, contactar
practicantes expertos o novicios, como era la librería Índice
Mármol, dedicada al esoterismo de últimas generaciones y
ediciones, al fondo de una galería en la Avenida Cabildo,
así como en la mítica galería Bond Street, antro gótico
durante años, en un local del subsuelo estaba (y está) la
librería Rayo Rojo, con una vertiente más literaria, y un
sinfín de disquerías acordes en muchas galerías similares
de la ciudad. De hecho la cuestión pasaba por fundar un
espacio concreto donde (al)usinar, donde encontrarse y
accionar. Ahora, si algo actuara como diferencial del
espacio que instalara la Alógena es que pudo ejercerse la
docencia en todos esos campos non-sanctos. Y por fin:
¿existía algún medio impreso de tipo revista que reuniera
estas fases? También existía, con una aparición apenas
posterior a este germen milenarista: la curiosa
publicación Ombligo 23, Códex Molecular, con evidentes
marcas esotéricas, mezcladas como si nada con derivas
filosóficas, artísticas y literarias, algunas de ellas venidas
de TOPY y P-Orridge, por empezar a través del título
mismo de la publicación… En fin, el etcéterakaos es muy
vasto y ameritaría muchas conversas en vivo… que seguro
vendrán pronto.

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