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Georges Perec

LO INFRAORDINARIO

Traducción, prólogo y notas


de Jorge Fondebrider

LTE^JA CADENCIA
EDITORA
POSIBLES RESPUESTAS
SOBRE QUÉ HACER CON EL ESPACIO

Georges Perec murió en 1982. Desde esa fecha el nú­


mero de volúmenes aparecidos bajo su nombre prácti­
camente supera el número de títulos publicados en vida
del autor. La gran mayoría de esos libros son recopi­
laciones de artículos publicados en diversos medios a
lo largo de una vida breve pero intensamente ligada
a la palabra escrita. El ordenamiento es generalmente
temático. Así, si nos atuviéramos a tres de las más im­
portantes colecciones existentes, podría pensarse que
Penser/Classer1 se refiere, grosso modo, a la forma de
categorizar la realidad; UInfra-ordinaire2, al espacio,

1Penser/Classer, París, Hachette, 1985 [versión castellana: Pen­


sar/Clasificar, trad. de Carlos Gardini, Barcelona, Editorial Gedisa,
1986]).
2 L ’Infra-ordinaire, París, Éditions du Seuil, 1989 [existe una
versión en castellano anterior a la presente, publicada como Lo in-
fraordinario, con traducción de Mercedes Cebrián e introducción
de Guadalupe Nettel (Madrid, Impedimenta, 2008)].
y / e suis né3, a las posibilidades de la literatura auto­
biográfica. Sin embargo, como se trata de Perec, nada es
absoluto. Por lo tanto, cada uno de esos tres libros com­
parte algún eje temático con los otros y con algunos de
los trabajos reunidos en otros volúmenes, sin mencionar
aquellos que todavía esperan su publicación en libro.
Lo infraordinario incluye artículos que abarcan el
período 1973-1981.
“ ¿Aproximaciones a qué?” se publicó en la revista
Cause commune que, dirigida por Jean Duvignaud, se
proponía “ Examinar las raíces de las ideas y las creen­
cias sobre las cuales reposa el funcionamiento de nues­
tra ‘civilización’, de nuestra ‘cultura’, y cuestionarlas,
emprender una antropología del hombre contem po­
ráneo” . Perec, ex alumno de Duvignaud -su profesor
de filosofía en la escuela secundaria y, posteriormente,
am igo-, fue un frecuente colaborador de la publica­
ción. A esta luz, entonces, debe ser leído el texto que
abre este volumen.
“ La rué Vilin” , en cambio, form a parte de Lieux
[Lugares], un proyecto que duraría doce años y que
nunca sería terminado, pero del que Perec le habló a
Maurice Nadeau en una carta posteriormente incluida
en J e suis né\ “ Elegí, en París, doce lugares, calles, si­
tios, cruces, ligados a recuerdos, a acontecimientos o

3 Je suis né, París, Seuil, 1990 [versión castellana: Nací. Textos


de la memoria y el olvido, trad. de Diego Guerrero, Madrid, Abada
Editores, 2006, y Nací, trad. de Jorge Fondebrider, Buenos Aires,
I ,lerna Cadencia, 2012].
a m om entos importantes de mi existencia”4. "Según
David Bellos, traductor al inglés y biógrafo del autor,
“ E sos doce lugares de Perec pertenecen todos a su
pasado, o a lo que, en enero de 1969, él tenía ganas de
considerar como su pasado. Por orden biográfico, es­
taba la rué Vilin -fue ahí donde empecé, es el lugar que
va a morir (que no va a durar doce años), fue ahí don­
de corrí con un dibujo en la mano, fue ah í donde fu i
degradado (donde me quitaron mi medalla); la aveni­
da Júniot, donde vivían los Chavranski desde 1945; la
rué de l’Assom ption5; Franklin-Roosevelt, el lugar de
su fuga6; la place d’Italie, donde en 1956 dactilografió
Les Errants; la place de la Contrescarpe, donde vivían
sus amigos tunecinos entre 1955 y 1957; la rué Saint-
H onoré, donde tuvo una pieza propia entre 1956 y
1957, y, nuevamente, en 1959; la rué de la Gaité, cerca
del lugar donde se alojaba Jacques Lederer en los años
50; M abillon, sitio de su primera escapada con Pau-
lette, en 1960; Jussieu, la estación de metro y el bar-
tabac más próximos a la rué de Quatrefages; el pasaje
Choiseul, al lado de la Bibliotheque Nationale (...); y
la isla Saint-Louis, donde Suzanne tenía sus cuarteles
parisinos”7.

4 Ibíd.
5 Publicado como “Allées et venues rué de l’Assomption”, en la
revista L ’Arc, n° 76, tercer trimestre de 1979.
6 “ Les Lieux d’une fugue”, texto presentado en]e suis né [Nací],
ob. cit.
7Bellos, David, George Perec. A Life in Words, Londres, Harvill
Press, 1995.
Publicada entre 1977 y 1984, Le fou parle fue una
“ revista de arte y de humor” , dirigida por Jacques Va-
Uet. Allí Perec publicó “Doscientas cuarenta y tres pos­
tales de colores verdaderos” -que bien podrían pensar­
se como parte del material en que se interesaba Cause
commune- y “ Still life / Style leaf”, un texto que puede
leerse en serie con “Notes concernant les objets qui sont
sur ma table de travail”, también referido al escritorio de
Perec, orginalmente publicado en 1976 y posteriormente
incluido en Penser/Classer.
“ Alrededor de Beaubourg” y “ Paseos por L o n ­
dres”, ambos publicados en sendos números del Atlas/
Air France, la revista de la compañía aérea francesa,
son trabajos alimentarios. Otro tanto puede decirse de
“ El santo de los santos” , publicado en la revista Vogue
Hommes. Con todo, los tres revelan el genio de Perec,
quien no se ha limitado a las perspectivas turísticas ni a
la insípida prosa de las revistas de peluquería.
Finalmente, “Tentativa de inventario de los alimentos
líquidos y sólidos que ingurgité en el curso del año mil
novecientos setenta y cuatro”, publicado en la decana re­
vista Actionpoétique (¡1950-2012!), desde siempre diri­
gida por el poeta Henri Deluy, puede considerarse como
uno de los textos autobiográficos más ligados a la ma­
terialidad de las cosas que uno pueda imaginar. Tal vez
deba leerse en serie con “Trois chambres retrouvées”, de
Penser/Classer, un texto de 1977 que habla de la recupe­
ración de tres cuartos donde Perec durmió alguna vez.

J orge F o n d e b r id e r , Buenos Aires, abril de 2013


En viaje a Londres, de paseo por Beaubourg o cruzando
la calle de la más temprana infancia, Georges Perec des­
cribe lo que ve. Inventario de lo cotidiano, su arte crea la
sorpresa al echarle una ojeada a las costumbres fam ilia­
res, las maneras de comportarse, tanto en la mesa como
durante las vacaciones.
Esta colección de textos, publicados entre 1973 y
1981, pronto será continuada con la edición de los Au­
gurios, que Perec dirigía cada año a sus íntimos.
“La Librairie du x x f siécle” albergará, en el futuro,
el conjunto de los textos dispersos de Georges Perec.
E l contenido de este volumen fue establecido con la
amistosa ayuda de Eric Beaumatin y de Marcel Benabou*,
a quienes agradezco.

M a u r ic e O lender

* Miembros del directorio de la Asociación Georges-Perec, París.


¿A p r o x i m a c i o n e s a qué?

Lo que nos habla, me parece, es siempre el aconteci­


miento, lo insólito, lo extraordinario: la primera pági­
na a cinco columnas, grandes titulares. Los trenes solo
empiezan a existir cuando descarrilan, y cuantos más
pasajeros muertos, más existen; los aviones solo acce­
den a la existencia cuando los secuestran; los autos tie­
nen por único destino estrellarse contra los plátanos:
cincuenta y dos fines de semana por año, cincuenta y
dos balances: ¡tantos muertos y tanto mejor para la in­
formación si las cifras no cesan de aumentar! Detrás
del acontecimiento tiene que haber un escándalo, una
fisura, un peligro, como si la vida solo debiera revelar­
se a través de lo espectacular, como si lo que se dice, lo
significativo fuese siempre anormal: cataclismos natu­
rales o conmociones históricas, conflictos sociales, es­
cándalos políticos...
En nuestra precipitación por medir lo histórico, lo
significativo, lo revelador, no dejemos de lado lo esencial:
lo verdaderamente intolerable, lo realmente inadmisible:
el escándalo no es el grisú, es el trabajo en las minas. Los
“malestares sociales” no son “preocupantes” en período
de huelga, son intolerables veinticuatro horas por día,
trescientos sesenta y cinco días por año.
Los maremotos, las erupciones volcánicas, las to­
rres que se derrumban, los incendios forestales, los tú­
neles que se desmoronan, ¡Publicis8 que se quema y
Aranda9 que habla!
¡Horrible! ¡Terrible! ¡M onstruoso! ¡Escandaloso!
Pero, ¿dónde está el escándalo? ¿El verdadero escán­
dalo? ¿Acaso el diario no dijo únicamente: quédense
tranquilos, ya ven que la vida existe, con sus altibajos,
ya ven que pasan cosas?
Los diarios hablan de todo, salvo de lo diario. Los
diarios me aburren, no me enseñan nada; lo que cuentan
no me concierne, no me interroga y además no respon­
de a las preguntas que planteo o que quisiera plantear.
Lo que pasa realmente, lo que vivimos, lo demás,
todo lo demás, ¿dónde está? ¿Cóm o dar cuenta de lo
que pasa cada día y de lo que vuelve a pasar, de lo ba­
nal, lo cotidiano, lo evidente, lo común, lo ordinario, lo
infraordinario, el ruido de fondo, lo habitual? ¿Cóm o
interrogarlo? ¿Cóm o describirlo?

8 Perec se refiere al edificio de una famosa agencia francesa de


publicidad, situado sobre los Champs-Elysées que, efectivamente,
se incendió el 28 de septiembre de 1972.
9 Gabriel Aranda, ex consejero del ministro Albin Chalandon
durante el gobierno de Jacques Chaban-Delmas y la presidencia de
Georges Pompidou. En 1972, dijo tener copias de documentos que
incriminaban a cuarenta y ocho importantes figuras políticas por trá­
fico de influencias y negociados, lo cual provocó las renuncias de
Chaban-Delmas y de Chalandon.
Interrogar lo habitual. Pero, justamente, es a eso a
lo que estamos habituados. N o lo interrogamos, no nos
interroga, parece no constituir un problema, lo vivimos
sin pensar en ello, como si no transmitiera ninguna
pregunta ni respuesta, como si no fuera portador de
ninguna información. N i siquiera es condicionamien­
to, es anestesia. Dormimos nuestra vida con un sueño
sin sueños. Pero, ¿dónde está nuestra vida? ¿Dónde está
nuestro cuerpo? ¿Dónde está nuestro espacio?
Cóm o hablar de estas “ cosas comunes”, cómo ase­
diarlas, cómo hacerlas salir, arrancarlas del caparazón
al que están pegadas, cómo darles un sentido, una lengua:
que finalmente hablen de lo que existe, de lo que somos.
Quizás se trate de fundar, finalmente, nuestra propia
antropología: la que va a hablar de nosotros, la que va a
buscar en nosotros lo que durante tanto tiempo les hemos
copiado a los otros. Ya no lo exótico, sino lo endótico.
Interrogar lo que tanto parece ir de suyo que ya he­
mos olvidado su origen. Volver algo del asombro que
podían experimentar Jules Verne o sus lectores frente a
un aparato capaz de reproducir y de transportar los so­
nidos. Porque ese asombro existió, y miles c
son ellos los que nos han modelado.
Aquí se trata de interrogar, sea el ladrillo, el hormigón,
el vidrio, nuestros modales en la mesa, nuestros uten­
silios, nuestras herramientas, nuestros horarios, nues­
tros ritmos. Interrogar aquello que parece haber dejado
de sorprendernos para siempre. Está claro que vivimos,
está claro que respiramos; caminamos, abrimos puer­
tas, descendemos escaleras, nos sentamos a una mesa
para comer, nos acostamos en una cama para dormir.
¿Cóm o? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Por qué?
Describa su calle. Describa otra. Compare.
Haga el inventario de sus bolsillos, de su bolso. In­
terrogúese sobre la procedencia, el uso y el devenir de
los objetos que ha sacado de ahí.
Interrogue a sus cucharitas.
¿Qué hay debajo de su empapelado?
¿Cuántos gestos son necesarios para discar un nú­
mero de teléfono? ¿Por qué?
¿Por qué no hay cigarrillos en los almacenes? ¿Por
qué no?
Poco me importa que estas preguntas sean, aquí,
fragmentarias, apenas indicativas de un método, a lo
sumo de un proyecto. Me importa mucho que parez­
can triviales y fútiles: es eso lo que, precisamente, las
vuelve tanto más esenciales que muchas otras a través
de las cuales hemos intentado vanamente captar nues­
tra verdad.
LA K U E V ILIN10

Jueves 27 de febrero de 1969,


cerca de las 16 horas

La rué Vilin comienza a la altura del n° 29 de la rué


des Couronnes, enfrente de edificios nuevos, unos
monobloques recientes que ya tienen algo de viejos.

10 La rué Vilin se sitúa en el distrito xx de París; más precisamen­


te en el corazón de Bellevile, hasta no hace mucho un barrio obrero
ubicado en el este de París. Fue en esa calle donde se conocieron los
padres de Georges Perec y donde éste pasó sus primeros años, hasta
que su madre lo enviara a Villard de Lans, en Grenoble, con la herma­
na de su marido, poco antes de que los alemanes impidieran la salida
de los judíos de París y de que la madre del escritor fuera deportada a
Auschwitz. El barrio, muy castigado por las razzias policiales durante
la ocupación, entró en una lenta decadencia hasta que, hacia los años
setenta empezó a ser recuperado. Según señala David Bellos, Perec
“fue un observador privilegiado del abandono progresivo al cual fue
librada la rué Vilin, porque el sitio formaba parte de uno de los doce
lugares de París que él decidió visitar una vez al año, en relación con
un proyecto de escritura que él comenzó en 1969. En cada una de esas
A la derecha (lado par), un edificio de tres cuer­
pos: una fachada sobre la rué Vilin, otra sobre la rué
des Couronnes, la tercera, angosta, describiendo el dé­
bil ángulo que forman las dos calles entre ellas; en la
planta baja, un café restaurante con el frente azul cielo,
adornado de amarillo.
A la izquierda (lado impar), el n° 1 fue recientemente
revocado. Era, según me dijeron, el edifico donde vivían
los padres de mi madre. En la entrada minúscula no hay
buzones. En la planta baja, un negocio, antaño de mue­
bles (la huella de las letras m u e b l e s todavía está visible),
que se reabre, a juzgar por los artículos que se ven en la
vidriera, tal vez como mercería. El negocio está cerrado
y no está iluminado.
Del n° 2 viene una música de jazz, es revival (¿Syd­
ney Bechet?, o, más bien, Maxim Saury).
Del lado impar: una pinturería
el edificio n° 3, recientemente restau­
rado
Confección Mercería
“au b o n t r a v a il ”

“ l a it e r ie p a r is ie n n e ”

A partir del n° 3, los edificios ya no están restaurados.


En el 5, una tintorería “Au Docteur du Vetement”,
después: b e s n a r d Confection.

visitas, él realizó meticulosas descripciones que conservaba en se­


creto. También sacó numerosas fotos de la calle entre 1970 y 1980,
cuando la número 24 todavía era una de las raras casas que se man­
tenía en pie” .
Enfrente, en el 4: Botonero
En e l 7, l e t r e r o d e m e t a l r e c o r t a d o : b o m b a s
sobre la fachada Pompes Ocupes et Chapuis:
el negocio tiene pinta de estar cerrado desde
hace rato.
Después, siempre del lado impar, un negocito no
identificable.
En el 9, Restaurant-Bar Marcel
En el 6, Plomería Sanitaria
En el 6, Coiffeur Soprano
En el 9 y 11, dos negocios cerrados
En el 11, Vilin Laverie
Una empalizada de hormigón, después del 11, forma
la esquina de la rué Julien-Lacroix.
En el 10, Limpieza de pieles por encargo.
En el 10, una antigua papelería mercería.
En el 12, haciendo esquina: H. Selibter, Pantalones
de todo tipo.
Hay autos en casi toda la vereda impar.

La pendiente sigue siendo la misma (bastante pro­


nunciada) en toda la calle. La calle está pavimentanda.
La rué Julien-Lacroix la cruza casi por el medio de su
primer -y más largo- tramo.
En el cruce (lados pares de ambas calles), una casa
que está siendo refaccionada, con un balcón de hierro
forjado en el primero y la mención, dos veces repetida:

C U ID A D O ESC A LER A

N o hay rastro de escalera; comprendemos un tanto


después que se trata de las escaleras en las que termina
la calle: para un auto, a partir de la rué Julien-Lacroix, la
rué Vilin se convierte en calle sin salida.
En el cruce (lado impar de la rué Vilin, lado par de
la otra), un negocio de alimentación que distribuye los
Vinos Préfontaines (si le creemos a la placa de la puer­
ta) y los Vinos del Postilion (de acuerdo con la tela del
toldo).
En el 19, una casa muy ancha de un solo piso.
En el 16, un negocio cerrado que podría haber sido
una carnicería.
En el 18, un residencial, flanqueado por un café-bar:
Hotel Constantine.
En el 22, un viejo café, cerrado, sin luces: en el fondo
se distingue un gran espejo ovalado.
Arriba, en el segundo piso, un gran balcón de hie­
rro forjado, ropa que se seca. Sobre la puerta del café,
un cartel:

LA CASA C IE R R A L O S D O M IN G O S

En el 24 (la casa donde yo vivía):


Primero, un edificio de un piso, con una puerta
(clausurada) en la planta baja; alrededor, todavía ras­
tros de pintura y por encima, aún sin haberse borrado
del todo, la inscripción

P E L U Q U E R ÍA D E SEÑ O RA S

Luego, un edificio bajo con una puerta que da a


un gran patio adoquinado con algunos desniveles (es­
caleras de dos o tres escalones). A la derecha, un gran
edificio de un piso (que antaño, por la puerta clausu-
i .ida de la peluquería, daba a la calle) con una escalera
doble de hormigón (era en ese edificio donde vivíamos;
la peluquería era la de mi madre).
En el fondo, un edificio informe. A la izquierda,
una especie de conejeras.
N o entré.
Un viejo, que venía desde el fondo, bajó los tres esca­
lones que daban a “nuestra” vivienda. Otro viejo entró
cargando un pesado fardo (¿de ropa?) sobre la espalda.
Luego, finalmente, una niñita.

En el 25, enfrente, una casa de doble porche que da


a un patio largo y sombrío, y un negocio que parece
cerrado, pero del que emana un ruido regular: como
de martillazos, pero más “ mecánico” y menos fuerte;
a través de un vidrio sucio, se puede identificar una
máquina de coser, pero a ningún artesano.
En el 27, un negocio cerrado, “ La maison de Ta-
leth”, con caracteres hebreos, todavía visibles, y las pa­
labras M O H E L , C H O H E T , L IB R E R ÍA P A P E L E R ÍA , A R T ÍC U ­
L O S d e c u l t o , j u g u e t e s , sobre una fachada de un azul
descolorido.
En el lugar del 29, una tapia de mampostería recien­
temente blanqueada. Sobre la esquina del 31, se dejan
ver vestigios de habitaciones con empapelados de color
amarillo o amarillento.
El 31 es una casa tapiada. Las ventanas de los dos
primeros pisos fueron clausuradas. Todavía quedan
cortinas en el tercero. En la planta baja, un negocio
tapiado.
FU ERZA LU Z
A. M A RTIN
BO BIN A D O M O TO R
IN ST A L A C IÓ N G E N E R A L D E F A B R IC A

En el 33, un edificio tapiado.


A la derecha, la calle forma entonces un ángulo de
alrededor de 30°. Del lado par, la calle se detiene en el
n° 38; después hay una caseta de ladrillos rojos, luego
la entrada de una escalera que viene del pasaje Julien-
Lacroix y que también sale, pero un poco más abajo que
la rué Vilin, de la rué des Couronnes. Después, un gran
baldío, con guijarros y yuyos.
Del lado impar, a la altura del n° 49, sobre la izquier­
da, la calle hace un segundo ángulo, de igualmente alre­
dedor de 30°: eso le da a la calle un aspecto general de
una S muy alargada (como en las siglas SS).
Del lado impar, a la altura de los n° 53-55, la calle ter­
mina con una escalera, o más bien, con tres escaleras que,
a su vez, esbozan una doble curva (menos con la forma de
una S que con la de un signo de interrogación invertido).
El 49 es una casa amarilla con un segundo piso de
zinc y aspecto de buhardilla. D os ventanas en el pri­
mero. En una (la de la derecha desde donde estoy) una
mujer mayor que me mira. En la planta baja, había (en
otra época) una “ e m p r e s a d e a l b a ñ i l e r í a ” .
En el 47, una casa tapiada con rastros de pintura roja
en las paredes. En el 45, un negocio cerrado y un edifi­
cio de tres pisos que fue el

H O T E L D U M O N T -B LA N C
Habitaciones y cuartos amueblados
En el 34, un antiguo Vinos y Licores.
En todas partes ventanas ciegas.
En el 53-55, había un Vinos & Carbones “ a u r e p o s
d e l a m o n t a g n e ” : el edificio se agrietó al medio, de

arriba abajo, el 5-4-68 (esa es la fecha inscrita sobre los


testigos de yeso). En el primero, tapiaron las tres puertas
con las tres ventanas.

En lo alto de las escaleras se llega a un pequeño cruce


que, a la izquierda, da sobre la rué Piat, enfrente, la rué
des Envierges, a la derecha, la rué du Transvaal. Donde
se cruzan la rué des Envierges y la rué du Transvaal, hay
una hermosa panadería ocre. A lo largo de la balaustrada
de la escalera, al lado de un farol, hay un ciclomotor de­
corado con colores vivos, que imitan la piel de una fiera.
Dos argelinos se acodan por un instante. Dos negros su­
ben las escaleras. A pesar de que está más bien cubierto,
se puede observar un panorama bastante amplio: iglesias,
edificios altos y nuevos, ¿el Panteón?
En el baldío, dos niños se baten a duelo con espadas
de caña.

A las siete de la tarde, volví a pasar, casi corriendo,


para ver a qué se parecía la rué Vilin al anochecer. Hay po­
cas ventanas iluminadas -apenas dos por edificio- en la
porción superior de la calle, pero más al principio. El viejo
café del 22 estaba iluminado, lleno de argelinos. También
es un hotel (vi un letrero “Precio de las Habitaciones”).
Varios negocios que había creído definitivamente
cerrados están iluminados.
Jueves 25 de junio de 1970
hacia las 16 horas

Instalan la feria sobre el boulevard de Belleville. Obras


de vialidad que se prosiguen en la rué des Couronnes.
Edificio en construcción en la esquina de la rué J.-P.-
Timbaud. Toda una cuadra destruida en la esquina de
la rué des Couronnes. Algo más lejos, sobre el boule­
vard, colectivos de la c r s 11 (incidentes recientes entre
judíos y árabes).
La rué Vilin es contramano; no se la puede subir. Los
autos se estacionan del lado impar.
El 1 y el 3 están revocados. En el 1, hay un nego­
cio de alimentación que está cerrado y una mercería
todavía abierta. En el segundo piso, un hombre está
en la ventana.
En el 3, una pinturería y un vendedor de telas. La
vendedora de la pinturería cree que soy un oficial:
-Entonces, ¿viene a destruirnos?
En el 2, un café-restaurante, en el 4, un vendedor de
botones. Obras viales: instalación del gas de Lacq12.

11 Creadas con otro nombre por el gobierno de Vichy en 1944,


las Compagnies Républicaines de Sécurité (c r s , por sus siglas) cons­
tituyen un organismo de seguridad de la Policía Nacional francesa
encargado de la vigilancia y control de todo tipo de manifestaciones.
Su misión principal consiste en la rápida intervención mediante el
uso de la fuerza allí donde se produzca cualquier tipo de disturbio.
12 Se refiere al gas proveniente de la localidad de Lacq, en los
Pirineos-Atlánticos, distribuido por todo el territorio de Francia a
través de gasoductos.
En el 5, Laiterie Parisiense, Au Docteur du Véte-
inent, Tintorería Reparaciones, Besnard Confection.
Se oye música árabe que viene de más arriba.
En el 6, Plomería Sanitaria. Coiffure A. Soprano,
Nocture le Jeudi (el negocio parece hecho a nuevo).
En el 7, Bombas c o u p p e z (cerrado): dos de cada tres
pisos están tapiados. Otro negocio cerrado. Un cartelito
hecho con marcador, borrado salvo el rojo:
Vendo martes miércoles
El 8 es una casa de tres pisos, con dos mujeres en las
ventanas. En el 9, el restaurante-bar m a r c e l y un ne­
gocio cerrado. En el 10, cerrado, Limpieza de Pieles A
Pedido, y también cerrada una papelería-mercería. En
el 11, un negocio cerrado; en el 13, una lavandería con
la fachada de un azul descolorido. U n departamento
está tapiado en el segundo piso. En la planta baja, Selib-
ter, Pantalones de Todo Tipo. En el 14, una casa cerrada
y también en el 15 (cruce con la rué Julien-Lacroix). En
el 16, ¿una antigua carnicería? En el 17, un viejo nego­
cio de alimentación convertido en bar-café (pintaron
“ b a r c a f é ” en blanco sobre la puerta). En el 18: Hotel
de Constantine Hotel amoblado Café-Bar. El 19, el 21
y el 23 son casas de un piso, que se vienen abajo; el 20
es una casa de cuatro pisos, muy deteriorada; el cuar­
to piso parece tapiado. En el 22, ¿un café-hotel? En el
24, un patio pequeño, en el que hay un gato sobre el
depósito de carbón. La inscripción p e l u q u e r í a s e ñ o ­
r a s todavía se ve. Afiches del P C . En el 25, un negocio

cerrado. En el 26, una planta baja tapiada. En el 27, un


negocio cerrado. D espués, hasta el n° 41, un vallado
de cemento. En el 30, una casa de dos pisos, parcial­
mente tapiada, un negocio de ropa. En el 32, negocios
tapiados (Vinos & Licores). El 34 está casi enteramente
tapiado. Después del n° 36 empieza el baldío.
Del n° 41 al n° 49, casi todos los edificios están tapia­
dos; uno de ellos, el n° 45, el h o t e l d u m o n t - b l a n c . En
el n° 49, una casa amarilla, construida hace mucho, hay
una señora en la ventana del primero. El 51, el 53, el 55
son sobrevivientes ( a l a m o n t a g n e , Vinos & Licores).

3
Miércoles 13 de enero de 1971

Frío seco. Sol.

Encima de la puerta del n° 1, hay un frontón triangu­


lar. El negocio de la izquierda, pintado de azul, con un
toldo rojo rasgado y que cuelga, está cerrado. El nego­
cio de la derecha quizás venda suministros para sastres.
En el n° 3, un negocio de colores y “ Au bon accueil”,
Confección, Telas. En el n° 2, café-restaurante. En el
n° 4, vendedor de botones. En el n° 5, Laiterie Parisiense
y Au Docteur du Vetement, Tintorería, Pressing, Bes-
nard, Confección. En el 7, un edificio demolido, con un
cercado en el cual se anuncia La Cause du peupleu. En

13 L a Cause du Peuple (“ La causa del pueblo”) fue originaria­


mente un diario fundado en 1848, pleno período de agitación política
en Francia, por George Sand. Entre mayo de 1968 y 1972 tuvo una
segunda época bajo la dirección de Roland Castro, quien hizo de la
publicación el órgano de propaganda del maoísmo francés, que más
tarde daría lugar al actual diario Libération.
el 6, Plomería Sanitaria y Peluquería. En el 9, un café
restaurante bar: m a r c e l ’ s , y un negocio cerrado. En el
11, un negocio cerrado y v i l i n - l a v e r i e (en la esquina
d e la rué Julien-Lacroix):

Cierre Definitivo
el 24 de diciembre
Por Expropiación

En el 10, Limpieza de pieles por encargo y una pa-


pelería-mercería cerrada. En el 12, Pantalones de todo
tipo. En el 14, una casa cerrada; en el 15, una casa demo­
lida. En el 17, Bar Bodegas; sobre el toldo: c h e z h a d d a -
d i f a r i d ; en la puerta:

N ovo Otvoren
Jugoslovenski
Cafe-restoran
Kod Milene

La carnicería verde está cerrada, así como otro ne­


gocio. En el n° 18: h o t e l d e c o n s t a n t i n e , café-bar; en
el 22, un hotel-café; en el 19 y en el 21, ¿casas tapiadas?
¿en el 26? En el 24: peluquería de señoras (no el negocio,
solo el rastro del cartel pintado en la pared); en el patio
del 24, viguetas de metal; los obreros, enfrente, reparan
un techo (¿de un edificio de la rué des Couronnes?). A
lo lejos, grúas.

25, 27: negocios cerrados; a partir del 27, tapias. En


el 28, una casa todavía habitada; en el 30, un negocio
d e ropa con la inscripción m o d a s en letra inglesa; en el
32: Vinos & Licores cerrado. El 34 y el 36 son tugurios.
Del 36 sale una señora: vive allí, desde hace 36 años;
vino solo por tres meses; se acuerda muy bien de la pe­
luquera del 24:
-N o se quedó por mucho tiempo.
El 41, el 43, el 45 (Hotel du Mont-Blanc), el 47 son
edificios tapiados. Más tapias.
Autos a lo largo de la calle. Algunos transeúntes.
En el 49, una señora tose en la ventana. El 51 es una
casa tapiada. El 53-55 (Le Repos de la Montagne, vinos)
está cerrado. Arriba de todo, un baldío. Un galpón con
una placa nueva:

A P L IC A C IO N E S PLÁ STICA S

4
Domingo 5 de noviembre de 1972
hacia las catorce horas

El n° 1 sigue ahí. El 2, el 3: pinturas y confección “ Au


bon accueil”; el 4: Botonero (cerrado); el 5: ¿Lechería
convertida en plom ería? El 6: peluquería. El 7, des­
truido. El 8, ¿el 9? El 10: lim pieza de pieles; el 11,
destruido; el 12: Selibter, el 13, destruido; el 14: un
edificio destruido, un negocio todavía en pie; el 15,
enteramente destruido. ¿El 16? El 17: bar-bodegas. El
18: Hotel de Constantine. ¿19? ¿20? 21, destruido. 22:
Hotel-café. ¿23? 24, siempre intacto; 25: un negocio
cerrado; 26: las ventanas tapiadas; 27, tapiado; 28, 30,
36, siempre en pie.
Un gato atigrado y un gato negro en el patio del 24.
Después del 27, lado impar, nada más; después del
H), lado par, nada más. Sobre el edificio del n° 30, afiches
de Johnny Halliday.
Arriba d e t o d o : a p l i c a c i o n e s p l á s t i c a s .
En el baldío hay un cantero de demoliciones.
Palomas, gatos, carrocerías de autos.

Me topé con un niño de 10 años; nació en el 16: parte


a su país, Israel, en ocho semanas.

5
Jueves 21 de noviembre"ie 1974,
hacia las 13 horas

Los monobloques que están al pie de la rué des Cou-


ronnes están terminados.
El principio de la rué Vilin parece todavía un tanto
vivo: montones de basura amontonadas, ropa que cuel­
ga de las ventanas.
El 1 todavía sigue intacto. En el n° 7 hay un baldío
y una tapia; Bersnard Confection, en el 5, está cerrado;
en el 9, el restaurante bar m a r c e l ’ s está cerrado; en el 6
hay un negocio (una peluquería) abierto y un negocio
cerrado; en el 4, ¿una botonería?

En el cruce de la rué Vilin y la rué Julien-Lacroix lo


único que queda en pie es Selibter, Pantalones; las otras
tres esquinas están ocupadas, dos por baldíos, la otra
por un edificio enteramente tapiado.
El 18 y el 22 son cafés hoteles todavía en pie, así
como el 20 y el 24.
Del lado impar, el 21 está en democión (se ven las
topadoras, las excavadoras, las señales), el 23 y el 25
están partidos al medio. Después del 25, nada más.
Donde va el 26, una pequeña casa rodante convertida
en cabaña. Carrocerías abandonadas.
Montones de basura no recogida {rué Julián-Lacroix,
un contingente de soldados reemplaza los basureros de
huelga).
Un gorrión muerto en medio de la calzada.
En el n° 20, un cartelito:

Boletín municipal oficial de la ciudad de París


25-26-27 de agosto de 1974
Expropiación del 28 y 30
Creación de un espacio libre público en París 20e

Nada más allá del 30. Tapias, baldíos donde están ata­
reados los desarmadores de autos. Afiches electorales en
las tapias.

6
27 de septiembre de 1975,
hacia las 2 de la mañana

La casi totalidad del lado impar está cubierta de ta­


pias de cemento. En una de ellas, un grafiti:

T R A B A JO = T O R T U R A
DOSCIENTAS CUARENTA Y TRES POSTALES
DE COLORES VERDADEROS

A Italo Calvino

Acampamos cerca de Ajaccio. JHay buen tiempo. Se


come bien. Me insolé. Muchos besos.

Estamos en el hotel Alcázar. N os bronceamos. ¡Ah,


qué bien! Conocí un toco de vagos. Volvemos el 7.

Navegamos por los alrededores de LTle-Rousse. De­


jamos que el sol nos broncee. Comemos admirablemen­
te. ¡Me pegó mucho el sol! Besos y todo lo demás.

Acabamos de hacer Dahomey. Noches soberbias.


Baños sensacionales. Paseos a lomo de camello. Vamos
a estar en París el 15.

Terminamos aterrizando en Niza. Farniente y apoliyo.


Ah, qué bien estamos (a pesar de las quemaduras). Besos.

Una palabrita desde Urbino. Hace buen tiempo. ¡Vi­


van los scampi fritti y los fritto misto! Sin olvidar a Giotto
y tutti quanti. Cariños.
Estamos en el hotel Les Jonquilles. Tiempo maravi­
lloso. Vamos a la playa. Conocimos a mucha gente en­
cantadora. Les mandamos un beso.

Estamos en el hotel des Quatre-Sergents. Bronceado.


The Foot! Quemaduras. Pensando mucho en ustedes.

Recuerdo de Helenia. N os doramos al sol. ¡Fantásti­


co! N os hicimos un montón de amigos. Muchos cariños.

Visitando la Manche. Buen descanso. Hermosas pla­


yas. Me insolé. Besos.

Aquí estamos en Fréjus. Farniente. Descanso. Esta­


mos realmente bien. Hago acuaplano. Vuelta según lo
previsto.

Acampamos al lado de Formentera. Buen tiempo.


Playa inmensa. Me arden los hombros. Besitos a todos
y a todas.

Estamos en el hotel Beau-Rivage. Hace buen tiem­


po. Vamos a la playa. Juego a las bochas. Lástima, se
termina el martes.

Viaje sin dramas. Estamos en el Versailles’ Motel.


La comida es excelente. Encuentros interesantes. Besos.

Paseamos por Chipre. El sol es de la partida. Esta­


mos rojos como camarones, pero de todos modos es
piola. Esperamos verlos a nuestra vuelta.
Surcamos la Costa Esmeralda. Muy interesante. C o­
mida típica. Nativos agradables. Mil recuerdos.

Acampamos cerca de Wood’s Hole. N os doramos al


sol. Langostas en todas las comidas. Pesqué un salmón.
Mil pensamientos.

Henos aquí en Knightsbridge. Hace buen tiempo.


Baños y golf. Volvemos el 3.

Estamos en el hotel Obelisk. Farniente. Exquisito.


Trabamos relación con varias personas encantadoras.
Muchos cariños para ustedes.

Paramos en el Carlton. N o s dejamos broncear.


Comidas sublimes. Noches terribles en las discotecas.
Volvemos el 11.

Exploramos los Quatre-Cantons. Muy buen tiempo.


Las riberas son soberbias. Gente simpática y abierta.
Besitos.

Recorremos las Baleares. Es hermoso y, además, nos


chupamos todo. Me quemé para el campeonato. Vuelta
prevista para el lunes en ocho días.

De vacaciones en Guernesey. La pasamos bien. C o­


mida fantástica. N os hicimos un montón de amigos. Un
abrazo a todos.

Una carta desde Etretat. Buen tiempo. Estamos bien.


Mi asma va mejor. Mil cariños para los cuatro.
Estamos en el Roma. Servicio impecable. Estamos
como reyes. Me inicié en el arte sutil de los cócteles.
Muchos besos.

Estamos en el hotel Nadir. N os doramos en la playa


con todo el grupo. Cariños.

Andamos por algún lado del golfo Pérsico. Tiempo


ideal. Comidas exóticas. Pesca submarina. Con un montón
de recuerdos cariñosos para ustedes.

La hotelería suiza sigue siendo la primera del mun­


do. Y sus panoramas son espectaculares. Les manda­
mos besos.

Una carta de La Marsa. ¡Qué playa! Casi me insolo.


N os vamos el sábado a la noche vía Sicilia e Italia.

¡Aquí estamos en St. Trop! Tiempo divino. Somos


toda una barra. Guau. Besos.

Estamos en el hotel Dardanella. Morfi y farniente.


Engordo. Volvemos a principios de septiembre.

Estamos en el King and Country. Playa selecta. N os


bronceamos. Tenis y squash. Un beso a todos.

De paseo por Malta. Hace muy buen tiempo. Com ­


partimos nuestras comidas con ingleses muy como de­
ben ser. Volvemos alrededor del 10.
Nuestros cariños desde Hungría. N os bronceamos
en el lago Balaton y anduvimos a caballo. Muchos sa­
ludos.

Clavamos las estacas cerca de Fécamp. Somos un


montón de flacos haciendo huevo en la playa. Pensa­
mos en ustedes.

Un gran hola desde Jerez. Cuarto muy cómodo. C o­


midas cuidadas. Aumenté dos kilos. Volvemos el 22.

Estamos en el Bella Vista. Súper confort. Especia­


lidades gastronómicas. ¡Canasta todos los días! N o te
olvidamos.

N os hospedamos en el Negresco. Tiempo sublime,


l odo es perfecto. Me curé el resfrío. Volvemos el 17.

Hacemos las costas de Yucatán. Tiempo ideal. Todo


al pelo. ¡Saqué un tiburoncito de 30 kg! Besos.

Estam os en el Ulster. M uy lindas playas. L os ir­


landeses son maravillosos. Pensamos estar en Estras­
burgo el 4.

Un gran saludo desde Biarritz. Ah, qué bueno dejar­


se dorar al sol. Hice un poco de vela. Besos.

Aterrizamos en Deauville. Descanso bien, pero las


comidas son demasiado copiosas. Los clientes del hotel
son muy simpáticos. Muchos cariños.
Estamos en el Hilton. Farniente al sol al borde de la
piscina. Besos a todos.

Estamos en el Louis XIV. Muy selecto. Además hace


muy buen tiempo. H ago equitación para conservar la
línea. Besos.

Cruzamos Irlanda. Hace muy buen tiempo. Es ado­


rable. ¡¡¡Pensamos en quemaduras de sol!!!

Navegamos en Zelanda. Bronceado en el puente. ¡El


cocinero es un capo! Aprendí a tirar las cartas. Muchos
besos.

Aquí me ando en Knokke-Le Zoute. N os amonto­


namos en los boliches. La pasamos superbomba. N os
juntamos el 12, como estaba previsto.

Una palabrita desde Ars-en-Ré. Es muy lindo. Vamos


a la playa. Jugué al tenis. Muchos besos.

Estam os en el hotel Zircone. Hace mucho calor.


¡Qué bien se come! Me quemé. Besos.

Levantamos la carpa cerca de Utica. Farniente y to­


rrar. Vamos a la playa. Me hice un montón de amigos.
Muchos besos.

Estamos en el hotel Unterwald. H ay buen tiempo.


Comemos bien. Hago excursiones. Volvemos el domingo
dentro de ocho días.
Nos hospedamos en el Intercontinental. Sauna. So-
l.irium. ¡Mata! Bocha de minitas. Mil besos.

Cruzamos Cerdeña. N os bronceamos todos. ¡N os


(|iiemamos! ¡Pasta prima! Vuelta prevista para el próxi­
mo miércoles.

Recorremos Grecia. Siestas adorables a la orilla del


inar. Conocí un montón de gente simpática. Pensamos
en ustedes muy seguido.

Aquí estamos en Jacksongrad. N os recuperamos. Es


lo ideal. ¡Incluso me quemé! ¡Había que hacerlo! Todos
mis pensamientos son para vos.

Noticias de Quichua: buen tiempo. Cocina exótica.


Anduve a caballo. Volvemos el 27.

Encontramos donde alojarnos en la pensión Esme­


ralda. Lindo tiempo. Vamos a la playa. Lleno de amigos-
amigas. Pensamos en ustedes.

Hotel Trianon. Todo confort. Estamos bien. Caba­


llo todas las mañanas. Volvemos el domingo a la noche.

Exploramos la costa de St. Tropez. N os doramos al


sol. ¡Ah, qué bien se está en bikini! Me hice un montón
de amigos. Te mandamos un beso.

Hacemos turismo en el Rosellón. Días largos y her­


mosos sobre las playas, pero hay que tener cuidado con
el sol. Vamos a volver a Tours el 23.
Últim as noticias de Bastia: descanso “ a la corsa”,
buena vida. Estam os llenos de amigos. Abrazos para
todos.

Pusimos la carpa en Vertbois. Tiempo hermoso. Días


en la playa. Me quemé. 1.000 pensamientos.

Estamos en Pfisterhof. Muy hermosos días al bor­


de del lago. Hacemos un poco de vela. Les mandamos
abrazos a todos.

Paramos en el Stella Matutina. Largas sesiones de


bronceado. Comidas muy cuidadas. Jugamos a las cartas
con nuestros vecinos de mesa. Mil pensamientos.

Cruzamos Vaucluse. Hay un tiempo magnífico. Baños


en el Ródano. Ando a caballo. Muchos cariños.

Recorremos Oregon. Sitios admirables. Comida de


tramperos. Los yanquis son gente macanuda. Besos.

Una carta de Numea. N os bronceamos y moríamos,


volvemos a broncearnos y nos ponemos en pedo. Pen­
samos volver el 2.

Un gran hola desde Calvi. Hace buen tiempo. Todo


el día en la playa con los amigos. Muchos besos.

Tenemos una pieza en el Lion d’Or. Y ya que se trata


de dormir, ¡dormimos! Qué bien que hace. Nos recupe­
ramos. Vamos a estar en Saint-Étienne el 14.
Estamos en el hotel Quirinal. Largas siestas en la te­
rraza. Comida principesca. Un poco de bacará a la no-
t lie. Besos.

De vacaciones en Dinamarca. Buen tiempo. Muy lin­


das playas. ¡Los daneses son formidables! Volvemos el 6.

Estamos en Martinico. Qué lindo es. ¡El mar mata!


Hicimos pesca deportiva. Muchos cariños.

Dejamos las mochilas cerca de Ragusa. Nos doramos


al sol. Morfi correcto. Con todo, logré bajar dos kilos.
Pensamos en ustedes.

Una palabrita desde Ostende. Hace buen tiempo.


Estamos muy bien. Saqué un montón de camarones.
Volvemos el 19.

Estamos en el hotel Alhambra. Somos como prínci­


pes. Vida de castillo. El museo es muy bueno. Muchos
recuerdos.

N o s hospedamos en el Cheval d’Or, pero extraña­


mos un poco la playa (no las quemaduras). Volvemos
en 15 días.

De paseo por Tríade. Sitios inolvidables. Buen tiempo.


Alimentos a veces curiosos. Muchos besos.

N osotros hacemos nuestro cruce del Maciso Cen­


tral. Grandes caminatas con todo el equipo. ¡Es genial!
Vamos a estar en París el 31.
Aquí estamos en Draguignan. Todos los días vamos
al mar para broncearnos. Juego al minigolf. Besotes.

Aterrizamos en Kerkennah. Hay buen tiempo. So­


mos una banda pasándola piola. N os acordamos de vos.

Estamos en el hotel Xanadú. ¡Lujo, calma y volup­


tuosidad! Com idas suaves. Papá gana peso. Muchos
cariños.

Estam os en el hotel des Pins. N o s bronceamos en


la playa y jugamos al scrabble. Mil cariños afectuosos.

De vacaciones en Zanzibar. El sol pega duro, pero la


comida es exquisita. Pensamos mucho en ustedes.

Atravesamos Sicilia. N o s doramos al sol. Paseos a


lomo de burro. Mil besos.

Una palabrita desde Brighton. N os bronceamos con


el sol inglés. Conocí a un montón de tipos muy simpá­
ticos. Voy a llamar a mi regreso a fines de agosto.

Vacaciones en N arbona. Calm a divina, cassoulet


casero. U n poco de bochas para conservar la línea.
Besos.

Paramos en el hotel Jugurtha. Mucho descanso y pla­


ya. Nos hicimos amigos. Pensamos volver hacia el 8 o el 9.

Estamos en el Motel Yoyo. ¡Tele en colores y todo!


¡Terrible! Besos a todos.
Volvemos de las Ardenas. Hizo muy buen tiempo.
I ue perfecto. Anduvimos mucho a caballo. Llegamos a
París este domingo.

Hacemos Judea. Estamos rojos como tomates. Mu­


chos cariños.

Finalmente, aquí estamos en Houlgate. N os bron­


ceamos. ¡Qué felicidad! Me gané 32 francos a la rula!
Cariños.

A q u í estam os en Lavandou. Es lindo. Se come


muy bien. Me hice un montón de amigos. Volvemos
el 25.

E stam os en el hotel O ’ Connor. Farniente en la


playa. Me quemé. Mil pensamientos.

N o s alojamos en el Yalta. M uy buen tiempo. C o ­


mida elaborada. Ambiente muy francófilo. Volvemos
el 29.

Surcamos Venecia. Hace muy buen tiempo. ¡Qué


bien que estamos! Me quemé. Besos.

Exploram os la Gironde de cabo a rabo. La buena


vida. Castillos antiguos y el resto haciendo juego. He
practicado tiro al plato. Volvemos el 21.

Acampamos cerca de Zoug. Calma, descanso, la playa


es muy bella. Hago surf. Pensamos en ustedes.
Un gran hola desde Ipanema. Es extraordinariamen­
te lindo. ¡Fiesta debajo de los cocoteros! Lástima, tengo
que volver el 5.

Estamos en Inglaterra. Calma y descanso. Vamos a


la playa. Ando a caballo. Pensamos en ustedes.

¡Un gran hola desde Inverness! Buen tiempo para


la estación. Morfi correcto. Le sacamos músculo a las
pantorrillas. Muchos cariños.

La pensión Riva Bella es una maravilla. Buen tiempo.


Buen morfi. Practico esquí náutico. Besos.

Estamos en el hotel des Dunes. Largas sesiones de


bronceado. Estamos bien. Jerk todas las noches en una
discoteca recontra llena. ¡Mil recuerdos para aquellos
que se quedaron en París!

Surcando el mar del N orte. N o nos bronceamos,


pero de todos modos la pasamos bien. Los peces pican.
Recuerdos afectuosos.

¡Besotes desde Rusia! Los exploradores se dejan lle­


var a las playas del mar Negro. N os topamos con una
multitud de gente apasionante.

Acampamos cerca de Exeter. Farniente. Es relindo.


Me quemé. Volvemos pronto.

Aterrizamos cerca de Tropea. Tiempo magnífico y


cenas con velas. Somos como doce. Besos.
Estamos en la pensión Hegel und Sein. Tiempo ideal
para la estación. Playa magnífica. El sol pega duro. Vamos
.1 volver, según lo previsto, a fin de mes.

Todo es perfecto en el hotel de la Mer. Vamos al ca­


sino. Besos.

Cruzando Finlandia, nos bronceamos con el sol de


medianoche. Contactos muy interesante con las pobla­
ciones locales. Pensamos volver a mitad de mes.

Estamos en el Finistére. Siesta y gastronomía. Algunas


visitas a castillos. Pensamos en ustedes.

A quí estamos en Port-Cros. Farniente. Sublime y


etc. Conocimos a los Douglas y a toda una banda. Pen­
samos mucho en ustedes.

Una carta de las Sables-d’Olonne. Hace buen tiempo.


Vamos a la playa. Me quemé. Volvemos el 28.

Estamos en el hotel de la Croisette. Hay buen tiem­


po. Vamos a la playa. Gané un torneo de ping-pong.
Pensamos en ustedes a menudo.

N os alojamos en el Engadiner. Servicio de mucha cla­


se. Morfi abundante. Me vigilo el estómago. Volvemos la
semana que viene.

Estamos en plena Selva Negra. Tiempo de estación.


Excursiones espléndidas. Un poco de pesca con lanza­
miento. Besos.
Recorriendo el Cotentin, ¡una fiaca increíble! Eta­
pas gastronómicas -pero no ecológicas-. Por casuali­
dad, nos encontramos a un montón de amigos. Regreso
previsto para el 16.

Aterrizamos en Mentón. N os bronceamos. Come­


mos bien. Jugué al minigolf. Muchos besos.

Henos aquí en Quimper. Hace buen tiempo. Vamos


a la playa con muchos amigos. Pensamos en ustedes.

El Quentin Durward es un hotel sin par. Dormimos


como lirones. Es divino. Vuelvo a ponerme en forma.
Besos.

Estamos en el hotel de la Baie. Siestas. Morfis. Juego


mucho al tenis. Pensamos en ustedes.

Hacemos el golfo de Lion. Tiempo soberbio. N os


bañamos. Me quemé. Muchos recuerdos.

Surcamos los Everglades. Valen el viaje. Es sublime.


Me convierto en campeón de esquí náutico. Besos.

Henos aquí en Antibes. N os doramos al sol. Peque­


ñas fondas baratas. ¡Los antibesos no son demasiado
anti! Estaremos en París el martes próximo.

Un gran hola desde Cadaqués. Cielo sin una nube.


Estamos realmente bien. Hago esquí náutico. Muchos
besos.
Vivimos en el hotel de la Plage. Farniente. Comidas
increíbles con los amigos. Volvemos a Brive el 13.

Estamos en el Worcester Hotel. Playa. Sol e insola­


ciones. ¡Ay! Besos.

Hacemos el Lubéron. Muy buen tiempo. Comemos


divinamente bien. Juego a las bochas. Vuelta hacia fin
de mes.

Hemos atravesado el cabo Nord. ¡Con sol de media­


noche y todo! Valía la pena. Mil recuerdos.

Una palabrita de Xenos, bronceándonos en la pla­


ya, entre dos excursiones de pesca submarina. Muchos
recuerdos.

Acampamos cerca de Positano. Somos un montón.


Hay buen tiempo. Es genial. Volvemos el 20.

Estam os en la pensión Mimosa. Farniente, apoli-


yo y comiditas. Me quemé. Muchos recuerdos afec­
tuosos.

Recuerdo del hotel de las Hortensias. Tiempo mag­


nífico. Todos están contentos. Vamos a estar de vuelta
en Loches el 18.

Visitamos la Florida. Tiempo sublime. H am bur­


guesas divinas. De todos modos, extrañamos un poco.
Besos.
De paseo en el Wurtemberg. Es mejor que bron­
cearse como idiotas. Ando a caballo. Vamos a estar en
París el Io.

Acá estamos, en Jersey. Ah, qué bien la estamos pa­


sando. ¡Incluso me he quemado! Besos.

Clavamos nuestras estacas cerca de la lengendaria


Ys. Farniente y noni noni. Comemos bien. Hago vela.
Mil recuerdos para todos.

H em os bajado a York y Maguncia. Es muy chic.


Playa privada. Clientela selecta. Besos.

Estamos en el hotel de la Union. Buen tiempo. D es­


cansamos divinamente. Marc está completamente resta­
blecido. Recuerdos cariñosos.

De paseo por Calabria con toda la tribu. ¡Ah, qué


diversión, ya vas a ver! Recuerdos soleados.

Surcamos Marruecos. Playas fantásticas. ¡Lleno de


quemaduras! Besos.

Acampamos cerca de Ostia. N os bronceamos al sol.


¡Genial! Aprendí a jugar al bridge. Volvemos el 26.

Estoy en Berghof. Es magnífico. Un poco de baños


y muchas siestas al sol. Vuelvo de aquí a 15 días.

Estamos en el hotel Ingres y de la Poste. Es muy bo­


nito. Ando a caballo por la playa. Volvemos el 8.
Una palabrita desde Girolata. Largas siestas en la
playa. Me quemé. Volvemos el 24.

N os hospedamos en Kandahar. Largas siestas en el


borde del lago, partidos de tenis, bridge a la noche. Mu­
chos cariños.

Estam os en la Adriática. Buen tiempo. Comemos


muy bien. Tengo una quemadura por el sol. Vamos a
volver a París el lunes.

Visitamos u s a . N os dejamos ir. N o comemos tan mal


como pensábamos. Me insolé. Nuestros pensamientos
van hacia ustedes.

¡Últimas noticias de la Regio de Calabria! Farniente


en la playa. Somos toda una banda. N o los olvidamos.

Unas líneas desde Djerba. Tiempo soberbio. Cous-


cous y peinetas. Estoy roja como un langostino. Volve­
mos a fin de agosto.

Te recomiendo Le Soleil d’Or. Terrazas al sol. C o ­


mida de primera. Bridge todas las noches: ¡¡¡pensé en
vos ganando un 6 s t redoblado!!!

N uestra dirección: Motel de los Géraniums. ¡N os


cocemos al sol! ¡Genial! Volvemos pronto.

Recorremos Java. Piel tostada por el sol, grandes pa­


seos en Land-Rover. ¡Es divino! Mil besos.
Cruzamos Nueva Caledonia. Farniente. Playas. Lleno
de amigos. Volvemos a principios de octubre.

Una carta desde Hendaya. Farniente y noni. ¡Qué


bien la estamos pasando! Hago surf. Mil y un besos.

Armamos la carpa cerca de La Ciotat. Tiempo sober­


bio. ¡Qué manera de morfar! ¡Verdaderos banquetes de
a veinticinco o treinta! Sin embargo, pensamos en vos.
La prueba: ¡esta carta!

N o s alojamos en el hotel des Troglodytes. Hace


buen tiempo. Vamos todos los días al mar. Me quemé.
Besos cariñosos.

Estam os en el hotel Ronceray. N o s bronceamos.


¡N os viene al pelo! Mucho voleilbol. N o s acordamos
de ustedes.

Navegamos a lo largo de las costas belgas. Nos bron­


ceamos con la brisa. Ah, nada mal. Me picó una medusa.
Recuerdos amistosos.

Visitando el Var. Mucho panza arriba y mucha panza


llena, y algo de caminatas. Mil besos.

U n gran saludo desde Cargése. La pasamos super-


cool. Es divino. Me hice de un montón de amigos. Vol­
vemos a fin de mes.

Hemos llegado a Enghien. Hace buen tiempo. Ca-


notaje en el lago. Noches en el casino. Muchos cariños.
Tenemos una pieza en la Villa Blanche. Farniente y
noni. Ah, estamos realmente bien. Hemos trabado rela­
ción con una pareja mayor muy encantadora. Volvemos,
según lo previsto, el 30.

Me he hospedado en el hotel Odradek. Me atien­


den muy bien. Comida muy cuidada. Su sauna está muy
bien. Abrazos para todos.

Hacemos la costa normanda. Hay buen tiempo. Va­


mos a las playas. Tomé muchas fotos de los búnkeres.
Vamos a estar en Toulouse el 23.

Paseamos por Córcega. Largas siestas y degustación


de productos regionales. Engordamos. Muchos cariños.

¡Una esquelita de Quimperlé! N os doramos al sol.


Mariscos a gogó. Aprendí a hacer panqueques.

Aquí estamos, en Berck. Buen tiempo. Vamos a la


playa. N os hicimos muchos amigos. Volvemos el 14 a
la noche.

Estamos en el Albergo Della Francesca. Farniente y


museos. ¡Buenísimo! Saco muchas fotos. Muchos cariños.

Estamos en el hotel du Midi. N os bronceamos en la


playa. N os juntamos con un montón de vagos. Vuelta
alrededor del 2 o 3.

Visitamos Rumania. Tiempo magnífico. Sus playas


son soberbias. Me quemé. Les mandamos un beso.
Exploramos Oléron. Es un lugar encantador. Grandes
paseos a caballo. Lástima, ¡tenemos que partir en 3 días!

Acampamos no lejos de Perros-Guirec. A fuerza de


quedarme en la playa, me quemé. Besos.

Armamos la carpa cerca de Winterthur. Tiempo ca­


luroso. Estamos muy bien. Hacemos excursiones. Re­
cuerdos amistosos.

Nuestro motel se llama Le Tagada. Totalmente tran­


quilo. N o lejos, hay un dos estrellas con una chusma que
te la voglio dire. Beso.

Estamos en el hotel Xanthippe. El sol pega duro en


la playa. Muchos cariños para toda la oficina.

Recorremos Dalmacia. Tiempo divino. ¡N os topa­


mos con muchos franceses! Comemos quesos increíble­
mente buenos. Cariños.

Surcamos la costa vasca. It is very interesting. Ah,


qué bien estamos. Besos.

Un gran saludo desde Menorca. N os bronceamos en


la playa. Esquío náuticamente. ¡Vamos a volver lo más
tarde que podamos!

Acampamos cerca de Huelva. Descansamos como


salvajes y nos tomamos hasta la molestia. Me quemé.
Besos.
Estamos en el Zimmerhof. Calma absoluta. Comidas
suntuosas. La pinacoteca es espléndida. Vamos a estar
en París para el cumpleaños de Louise.

Nuestro hotel se llama Les Sables d’Or. Hace buen


tiempo. ¡Qué bien que estamos! La gente es muy ama­
ble. Besos.

Exploramos la Costa Brava. Hace buen tiempo. Se


come bien. Me insolé. Regreso previsto para el 17 a la
mañana.

V isitam os las islas normandas. N o s bronceamos


un poco en las playas. N os hicimos bastantes amigos.
Cariños.

¡Noticias desde la isla de Yeu! Me quedé demasiado


tiempo al sol. ¡Pero qué bien la pasamos de todos mo­
dos! Pensamos en ustedes.

Una nota desde Utrecht. Es muy hermosa. C om i­


mos indonesio. ¡Casas antiguas geniales! Vamos a estar
de vuelta el 5.

Tenemos un cuarto en la pensión Xenophilos. Far­


niente en la playa. Me hice un montón de amigas. ¡Te
las voy a presentar!

Cruzamos Haití. Tiempo ideal. Todo es perfecto. La


gente es muy acogedora. Besos.
Recorremos el Lake District. Very romantic, pero
no hay riesgo de insolarse. Volvemos el 19.

Aquí andamos, en los. Ah, qué bien estamos bron­


ceándonos todos amontonados. Besos.

Surcamos los parajes de la isla de York. N os bron­


ceamos en el puente. Pescado en todas las comidas. Me
inicio en la vela. Mil cariños para todos y todas.

De vacaciones en Varna. ¡Es formidable! N o s do­


ramos al sol. Somos toda una banda de gente divertida.
Cariños.

Estoy en Zauberberg. Hace buen tiempo. Se come


muy bien. Conocí a mucha gente interesante. Te man­
do un beso.

Recorremos Casamance. Tiempo magnífico. Me


quemé, pero, a pesar de todo, ¡es fantástico! Vuelta el 4.

Somos toda una banda en el sur tunecino. La buena


vida, méchoui y todo lo demás. Besos.

Paseamos en las islas griegas. ¡Qué manera de man­


ducarse erizos! L os quías son muy amables con no­
sotros. ¡Iúpi! ¡Y diga que vamos a tener que pegar la
vuelta!

Paseamos sin apurarnos por Illiria. Hermosas playas.


Paseos a lomo de muía. Muchos besos.
¡Hete aquí que estamos en Sables-d’Or-les Pins!
¡Ah, qué agradable no hacer nada! Largas siestas en la
playa. U n montón de pibes simpáticos. Lástima, nos
vamos pasado mañana.

Aquí estamos en Gijón. Cielo despejado. Paella to­


dos los días. Lindas excursiones. Muchos besos.

Estamos en el hotel Napoli. Tiempo magnífico. E s­


tamos todo el día en la playa. Me hice un montón de
amigas. Volvemos a Armentiéres el 22 a la tarde.

En la pensión Humberto, muy bien de ánimo. ¡Me


quemé hasta el caracú! Besitos.

Estam os en el mar Egeo. N o s dejamos broncear.


Practico esquí náutico. Esto es lo más. Vuelta prevista
para el 11.

Surcamos el golfo de Tarento. ¡La Dolce Vita! Pla­


yas de arena fina. Me quemé feo. Pensamos mucho en
ustedes.

Una notita desde Tahití. Farniente y ukelele. ¡El Pa­


raíso! Ando a caballo. Cariños.

U na notita desde Roscoff. Hace buen tiempo. Se


come muy bien. N os hacemos amigos. Volvemos el 26.

Conseguimos una pieza en el hotel des Fleurs. Hay


buen tiempo. Vamos a la playa. ¡Ya vas a ver cómo me
quemé! Muchos cariños.
Estamos en el Fitz-James. Se come de primera. En el
bar el ambiente es muy cool. Volvemos el lunes.

Recorremos el Peloponeso. El sol pega, tengo un


sombrero grande, estamos muy contentos. Abrazo.

Hacemos Senegal. Cansados pero entusiastas. El


único problema es el morfi. Visitamos una plantación
de bananas. Volvemos a París el 30.

Aquí andamos, por Villablanca. N o s bronceamos.


Comida muy correcta. Engordé. Les mandamos un beso.

U n pequeño recuerdo de Ouistreham. Hace buen


tiempo. Visita a las playas. Practico surf. Pensamos se­
guido en ustedes.

Hem os encontrado donde alojarnos en la pensión


Wagner. Ambiente musical. Entusiasma. Conocimos
a mucha gente muy divertida. Les mandamos un beso
grande.

Recuerdo del Karlsbad Hotel. Una cura agradable.


Comidas exquisitas. Adelgacé un poco. Muchos recuer­
dos cariñosos.

Somos toda una banda que surca el Languedoc. Hace


buen tiempo. Vamos a las playas. Pensamos en ustedes.

Atravesamos Quiberon. Dulce inacción. Comemos


muy bien. Eché un poco de panza. Besos a todos.
Últimas noticias desde Dubrovnik. N o s broncea­
mos. Com em os chevapchitchi. H ago cerámica. Vol­
vemos el 12.

Acampamos cerca de Monastir. Solazo. Es divino.


Me pelo. Besos.

Estamos en el hotel du Golfe. Farniente y apoliyo.


¡Mata! Practiqué karting. Volvemos alrededor del 28.

Tenemos una pieza en el Étoile d’Or. Sesiones de


bronceado en la playa. Mucha gente, pero muy amable.
Besos al nono y a la nona.

Vamos de excursión por la costa. Tiempo ideal. Des­


cubrimos unas calitas tranquilas. Vuelta el 16.

D e paseo en las Cicladas con toda la pandilla de


amigos. Es algo magnífico. Estam os felices. Muchos
cariños.

Un gran saludo desde Trouville. Largas sesiones de


bronceado. Estoy rojo como dos langostas. Mis mejores
recuerdos.

Últimas noticias de Xylos. H ay muy buen tiempo.


N o podemos estar mejor y Jean anda a caballo. Volve­
mos el 12 a la noche.

N o s quedamos en lo de Louisette. N o s trata muy


bien, ¡y nos prepara unas comidas! Todos se unen a mí
para mandarles nuestros mejores saludos.
Estamos en el Bellevue. Pasamos mucho tiempo en
la playa. Juego mucho al voley. Volvemos el 20.

Explorando los Pirineos. Hace buen tiempo. Come­


mos muy bien (especialidades regionales). Todo el bus
les manda besitos.

Estamos en Portugal. ¡Qué hermoso es! ¡Ah, qué bien


estamos (a pesar de las quemaduras)! Volvemos el 27.

Últimas noticias de Zarzis: somos toda una banda


dorándonos en la arena. Les mandamos besos.

Acá andamos, por St-Jean-de-Monts. Farniente y


mariscos. Me quemé. Muchos cariños.

Estamos en el hotel de France. Morfi y servicio matan.


Leo Proust. Besos.

Estamos en el hotel Oscar Wilde. Muy buen tiempo.


La organización es perfecta. Todo el congreso les manda
sus recuerdos más cordiales.

Recorriendo Jutlandia. Hace buen tiempo. Paseos en


mateo, muy simpático. Pensamos en ustedes.

Visitamos Yugoslavia. Somos un grupo. N os bron­


ceamos en las playas. Besos.

Una cartita desde Wingate. El sol viene incluido. Es­


tamos muy muy muy muy bien. Volvemos a Beauvais
hacia el 24.
U n recuerdo de Juan-les-Pins. Farniente, morfi
de primera y tocazos de guachitas que te mandan un
beso.

Estamos en la pensión Le Joli Coin. Hay buen tiem­


po. Estamos bien. Ayer, todos fuimos a ver las grutas,
l odos los viejos y todas las viejas de La Garenne se me
unen para mandarles sus saludos más cordiales.

Estoy en el Continental. Impecable. Hace mucho


calor. Tenis, equitación, golf y casino. Besos.

Estam os en las Oreadas. Hace muy buen tiempo.


Conocí mucha gente divertida. Todo esto es genial. Vol­
vemos el 10.

Aterrizamos cerca de Yvetot. Farniente en la playa


al sol. Besos.

N oticias de los veraneantes de Zyklos: ¡numero­


sas y magníficas quem aduras consecutivas por que­
darnos demasiado en la arena como lagartos! Muchos
saludos.

Estamos en el Vienna y Zimmerli. Farniente a la ori­


lla del lago, regatas y casino. Mil besos.

Tiempo sublime, comida fina, gente exquisita. E s­


tamos en el hotel de Gascogne. Pensamos mucho en
ustedes.
Jugam os a los exploradores en la costa atlántica.
Grandes sesiones de bronceado. Com em os como los
ogros que somos. 1000 pensamientos.

Estamos en la pensión Iglesias. H ay sol. Comemos


afuera incluso a la noche. Muchos cariños para usted y
para su familia.
Alr ed ed o r de Be a u b o u r g

Lo primero que se ve, saliendo por el lado de la rué


Saint-Martin, es la explanada en suave pendiente que
modernos malabaristas, funámbulos y saltimbanquis
han colonizado espontáneamente desde los primeros
días. Basta con que haya un poco de sol para que,
desde la mañana, comience la fiesta: de este lado, un
grupo de tragafuegos o de rompedores de cadenas, los
pectorales brillantes, los tatuajes bien visibles; por ahí,
un domador de perros sabios, instalando con un cuida­
do puntilloso sus alfombritas, su escalenta y la frágil
plataforma a la cima de la cual sus guaguaus subirán
amablemente a pararse en dos patas, contando hasta
trece con la cola; por allá, los prestidigitadores, los mi­
mos, los organilleros; todavía más allá, un saxofonista
solitario que improvisa sobre My Funny Valentine, una
quenista con dos guitarristas de poncho y un bombo,
una sección de cobres bien lustrosos, o un cuarteto de
cuerdas que toca preciosamente Boccherini; en todas
partes, dibujantes que le dan el toque final al retrato
de modelos impasibles en medio de un pequeño círculo de
aficionados a los que tanto parecido confunde, vendedores
de posters, de caricaturas, de los famosos dibujos de ni­
ños pobres de Montmartre14, de pochoclos, de helados;
repartidores de panfletos que invitan a los transeúntes
a ir a escuchar a tal organista en Saint-Eustache15 o a tal
baterista en la Chapelle des Lom bards16. Y alrededor,
en racimos compactos o en grupos pequeños, atareada
o indolente, arrogante o atenta, entusiasta o burlona: la
multitud. Estudiantes secos que repasan las preguntas
de la clase compartiendo hamburguesas con papas fri­
tas; enamorados que intercambian proyectos de por­
venir a la sombra de árboles aún un tanto jóvenes; cu­
riosos, transeúntes, fulanos, jubilados nostálgicos que
pasean al perro, buscando, al mismo tiempo, el rincón
improbable de los que juegan a las bochas o a las cartas;

14 En el original petit poulbots, término que hace referencia a


un tipo especial de dibujo que retrata a niños pobres de aspecto
burlón y cabellos desgreñados, puesto de moda por Francisque
Poulbot (1879- 1946) en la plaza de la cima de la colina del Mont­
martre finisecular, por entonces todavía un barrio obrero en las
orillas de París.
15 La iglesia de St. Eustache se encuentra situada en el barrio de
Les Halles, vecino inmediato de Beaubourg, en el primer distrito de
París. Su actual edificio fue construido entre 1532 y 1632. Alberga el
mayor y más importante órgano de Francia. De ahí que tanto Héctor
Berlioz como Franz Liszt estrenaran importantes obras en ese tem­
plo. Por eso, también, la referencia de Perec.
16 Por extraordinario que pueda parecer, la Chapelle des Lom ­
bards, lejos de ser una capilla es un club nocturno dedicado a la mú­
sica tropical. Para el momento en que Perec escribió el presente ar­
tículo, todavía estaba ubicado en la rué des Lombards. Actualmente
se sitúa en la rué de Lappe, no lejos de la Bastilla.
amas de casa que tejen comentando los acontecimientos
de la víspera; “ clases de quinto” , más o menos agluti­
nadas alrededor de dos o tres responsables inquietos, o
de eminentes especialistas en Schwitters17, Fortuny18 o
la música electroacústica, venidos de los cuatro puntos
del planeta para participar en un coloquio.
Al borde de la plaza y en las callejuelas inmediata­
mente vecinas, el arte, el “ design” y las chucherías com­
parten más o menos equitativamente el terreno: ahí, bajo
la eterna mirada de la dama en la ventana del falso edi­
ficio de Fabio Rieti19 -elegante trompe-Voeil que disi­
mula un conducto de aeración del estacionamiento de
Beaubourg-, los vendedores de cuadros, atraídos por la
proximidad del Centro, empezaron a abrir galerías de
arte más activas que sus casas matrices del boulevard
Haussman o de la rué La Boétie, un tanto demasiado
venerables.

17Perec se refiere a Kurt Hermann Eduard Karl Julius Schwitters


(1887-1948), un artista plástico alemán que incursionó en la pintura,
la escultura, el diseño gráfico, la tipografía, la poesía y el tratamiento
sonoro, precursor de lo que hoy, en el mundo del arte, se denomina
“instalaciones” .
18 Perec menciona aquí a Mariano Fortuny y Madrazo (1871-
1949), un diseñador granadino, quien antes de dedicarse a la alta cos­
tura y convertirse en un referente de ésta, influido por la concepción
teatral de Richard Wagner, fue un prestigioso iluminador y escenó­
grafo en algunas de las más importantes salas europeas.
19 La referencia es a Fabio Rieti (1925), miembro de una tradi­
cional familia judía italiana de banqueros y artistas, quien, como
muralista, fue responsable de “ Les piétons des H alles” y “ Les
fenétres de Beaubourg” , entre otras obras que pintó en edificios
parisinos.
Al lado, negocios de muebles italianos o de ilumina­
ción japonesa, vendedores de grabados, de libros de arte,
de chucherías de la India, de afiches de filmes, de todo
tipo de cosas seudoantiguas o símil-modernas, según la
moda de antes de ayer, de hoy o de pasado mañana: ahí
es donde, por algunos francos, usted podrá comprar una
lata de conservas que contenga un poco de aire de París,
un sacapuntas con forma de barco de vapor, de gramó­
fono antiguo o de... Centro Georges-Pompidou, de un
vetusto cuaderno escolar en cuyo lomo figure una tabla
de multiplicar anticuada, un afiche de Folon20 o una gran
reproducción de Escher21, un rompecabezas, un puzzle
o una apetitosa tarteleta de limón que resultará ser nada
más que una vela perfumada.
Alrededor se extiende uno de los barrios más an­
tiguos de París. Es un laberinto de calles, cuyos nom­
bres, a veces extraños, se remontan al corazón mismo de
la historia de la ciudad: la rué du Maure, cuyo nombre
proviene de un estandarte que existía ya a principios del
siglo xiv; la rué Pierre-au-Lard, cuya existencia se co­
noce desde el siglo xm y cuyos nombres sucesivos -Es-
paulard, Pierre-Allard, O ’Lard, etc - son la deformación
del nombre de Pierre Oilard, burgués de París que allí
tuvo su morada; la rué Sainte-Croix-de-la-Bretonnerie,
abierta desde 1230, que obtiene su nombre de un terreno
llamado Champ-aux-Bretons (porque, según pretenden

20Jean-Michel Folon (1934-2005), ilustrador, pintor y escultor


belga.
21 Maurits Cornelis Escher (1898-1972), artista holandés, célebre
fundamentalmente por laberintos gráficos.
algunos, allí, cinco ingleses a sueldo de Eduardo de In­
glaterra trataron de asesinar a Llewelyn, el yerno del
último príncipe independiente de Gales) y de un con­
vento de la orden de la Santa Cruz, allí instalada por
Saint Luis. Casualmente, durante su caminata, pasarán
delante de Saint-Merri, cuya pila de agua bendita con las
armas de Ana de Bretaña es una de las más antiguas de
París, delante de Saint-Eustache, donde fue bautizado
Moliere, o donde Luis XIV hizo su primera comunión,
o donde se casó Lully, o donde tuvieron lugar los gran­
diosos funerales de Mirabeau y donde Berlioz dirigió por
primera vez su Te Deum\ o, un poco más abajo, delante
de la torre Saint-Jacques, favorita de los surrealistas, en
cuya cima Pascal habría replicado el famoso experimento
de Torricelli, acontecimiento que el poeta Amédée Pom-
mier celebra en la siguiente estrofa de doce versos:

Por esa escalera de caracol como tugurio,


En el año mil seisciento cuarenta y siete
Munido de tubos, de mercurio
Un hombre pensativo iba subiendo.
Era el gran geómetra Pascal
Maestro en el arte de los números,
Ya no promisorio, mas espíritu sin par,
Gigante sin igual.
Cierto recelo él tenía
Sobre un nuevo aspecto de la ciencia
Y quería llevar a cabo una experiencia
Al peso del aire referida.

(Esta estrofa es una de las 441 que componen Paris,


poéme “humouristique” [sic], que data de 1866).
Todas las calles de este barrio tienen una historia,
no son otra cosa que historia: fue en la esquina de la
rué Saint-Martin y de la rué Aubry-le-Boucher donde
se levantó la barricada de los últimos amotinados de
junio de 1832, y fue ahí donde Victor H ugo hizo que
muriese Gavroche22; en la rué aux O urs (cuyo nom­
bre no proviene de los ours [“ o so s”], sino de las oues\
vale decir, las oies [“ ocas”], porque muchos rotiseros
se habían instalado allí en un principio), se veneró du­
rante casi cuatro siglos una estatua de la Virgen que
había sangrado después de que un soldado le hubie­
se pegado, y todos los años, el 3 de julio, se quemaba
ante ella un maniquí vestido de soldado al que antes se
había paseado por toda la ciudad; en la rué des Lom-
bards nació Bocaccio; delante del n° 11 de la rué de la
Ferronnerie, justo del otro lado de la rué Saint-Denis,
fue asesinado Henri IV el viernes 14 de mayo de 1610,
alrededor de las cuatro de la tarde, cuando iba a visitar
a Sully23 al Arsenal; y en la misma rué Beaubourg, en
una parte que por entonces se llamaba rué Transnon-
nain, el 13 de abril de 1834 los hombres de Bugeaud24

22 Perec se refiere aquí al alzamiento republicano que tuvo lugar


en París contra Louis-Philippe. Esos hechos y las calles aquí señaladas
resultan primordiales en la novela Les Misérables, de Victor Hugo.
23 Maximilien de Béthune, primer Duque de Sully (1560-1641),
ministro de Henri IV y su mano derecha en el gobierno de Francia.
24 Thomas Robert Bugeaud, Márquez de la Piconnerie, Duque
d’Isly (1784-1849), fue Mariscal de Francia y Gobernador General de
Argelia. Célebre por su desprecio de la democracia y por la severidad
con que trató a los insurgentes, durante el levantamiento de 1830 ac­
tuó como jefe de la policía.
masacraron a todos los habitantes de un edificio don­
de se suponía se escondían los insurgentes.
Algunos pasos más hacia el oeste, por la rué Ram-
buteau, y usted estará de inmediato en el corazón del
Marais, en esas calles donde casi todos sus porches una
vez fueron las entradas de hermosas casas particulares,
y más tarde abandonadas, saqueadas, se convirtieron en
lavanderías, depósitos de carbón, garajes, lugares de al­
macenamiento para traperos o chatarreros, fábricas de
muñecas de celuloide, antes de recuperar actualmente
su vocación prestigiosa25.
Algunos pasos más hacia el sur, por la rué Saint-Mar-
tin, y usted estará a orillas del Sena, muy cerca del mer­
cado de Pájaros y del mercado de Flores, de la tan linda
plaza Dauphine, de Notre-Dame, de la isla Saint-Louis,
de los muelles, de los puestos de venta de libros y de los
bateaux-moucheslb.

25 Le Marais (que aludiendo a los orígenes de la zona se tradu­


ce como “ El Pantano”) es un importante barrio parisino, que se
extiende a lo largo de algunas secciones de los distritos tercero y
cuarto de la ciudad de París. Entre el siglo xm -cuando todavía es­
taba fuera de los muros de París-, y el xvn fue habitado por reyes
y nobles. Más adelante, allí se instalaron muchos comercios judíos.
Por lo tanto, durante de la Segunda Guerra, la zona se convirtió en
objetivo de los nazis. Concluida la guerra, el barrio fue recuperado
paulatinamente y, en la actualidad, sus calles y museos -entre los
que destacan el Carnavalet, el Picasso, el Cognacq-Jay y el Memo­
rial de la Shoah- constituyen algunas de las muchas atracciones de
la capital francesa. Asimismo, muchos de sus bares son referencia
obligada para la comunidad gay.
26 El nombre Bateaux Mouches (“Barcos Moscas”) fue registrado
por el operador turístico Jean Bruel (1917-2003) para su Compagnie
Algunos pasos más hacia el norte, por el boulevard
Sébastopol, y casi de inmediato, usted se encontrará en
pleno centro del París de los artesanos: los sombrereros,
los fabricantes de joyas de fantasía, de artículos para los
fumadores, de botones, de piezas de damas y ajedrez,
los marroquineros, los peleteros, los ópticos...
Unos pasos más hacia el este y usted dará con la rué
Saint-Denis, en el antiguo barrio del mercado central,
donde los vendedores de ropa, los sex-shops, los restau­
rantes, los café teatros y los anticuarios han reemplazado
a los depósitos donde se dejaban madurar las bananas,
los negocios de “ madera & carbón” , las oficinas que
alquilaban carretillas y cajones para fruta, y que sigue
siendo uno de los centros de la vida nocturna.
En medio de esas calles, de esos monumentos, de
esas viviendas cargadas y sobrecargadas de historia y
de leyenda, el Centro Georges-Pompidou se parece un
poco a un extraterrestre gordo, de quien todavía no se
sabe si logrará sobrevivir cuando se haya quitado la es­
cafandra y toda su panoplia de tubos... Pero el viajero,
al que habrán vuelto nostálgico tantas piedras antiguas
y vestigios preciosos, no tendrá necesidad de alejarse
demasiado para saciar su sed de modernidad: apenas
a 300 metros de Beaubourg, allí donde antaño se le­
vantaba el mercado de Baltard (uno de cuyos pabello­
nes fue preservado, transportado y vuelto a armar en

des Bateaux Mouches, pero hoy es genérico para todas las embarca­
ciones que recorren el Sena transportando turistas.
el suburbio)27, se reencontrará con el mundo de hoy, y
quizás de mañana, en los casi 50.000 metros cuadrados
de locales comerciales y dedicados al ocio, repartidos en
cinco niveles entre los aproximadamente 200 negocios
del “ Forum des Halles” .

27 El Pavillon Baltard -hoy una sala de espectáculos ubicada en


Nogent-sur-Marne, al sudeste de París- fue construido por el ar­
quitecto Victor Baltard (1805-1874) a pedido de Napoléon III, para
constituir, entre 1850 y 1870, junto con otros once edificios iguales,
Les Halles (Mercado Central) de la ciudad.
La primera vez que vi Londres, la encontré francamente
fea. Yo debía tener trece años. Dos señoras del pueblito
de Surrey al que me habían mandado para, según pare­
ce, perfeccionar mi inglés, me llevaron a pasar un día a
Londres, adonde, de vez en cuando, iban de compras.
N o estoy demasiado seguro a qué se debió mi decep­
ción; quizás, al hecho de que el día sobre todo consis­
tió en ir de tienda en tienda, cosa que, en la época, me
interesaba más bien poco. Me acuerdo de que fuimos
a ver el cambio de Guardia (changing the Guard), que
paseamos por Hyde Park, cuyo lago, aprendí, se llama­
ba “ la Serpentina” y que una de sus calles, llamada Rot-
ten Row (“la callejuela podrida”) debía su nombre muy
simplemente a la antigua denominación francesa “route
du R o í” [“ ruta del R ey”]. Creo que también fuimos a
ver el museo de cera de Madame Tussaud. En todo caso,
al final del día, quedé reventado...
En aquella época, George VI todavía era el rey de
Inglaterra; la carne, el té, los dulces seguían estando ra­
cionados.
Desde entonces, volví a Londres varias veces, a veces
por algunas horas, a veces por algunos días. Apenas
despegado, el avión nocturno comienza su descenso so­
bre Heathrow. Y cada vez que atraviesa, algunos mi­
nutos antes de aterrizar, la capa de nubes y descubri­
mos hasta más allá de donde alcanza nuestra vista la
cuadrícula infinita de faroles de resplandor amarillo
naranja, experimentamos la sensación de llegar a la ciu­
dad de ciudades. Y aun cuando Londres ya no sea des­
de hace mucho la metrópolis más grande del mundo,
aún sigue siendo el símbolo del mundo, aún sigue sien­
do el símbolo de lo que es una ciudad: algo tentacular
y perpetuamente inacabado, una mezcla de orden y de
anarquía, un gigantesco microcosmos donde ha veni­
do a amontonarse todo lo que los hombres han pro­
ducido en el curso de los siglos. Un simple hecho idio-
mático da cuenta de esta exacerbación ciudadana: ahí
donde los franceses apenas tienen siete palabras para
designar lo que genéricamente llamamos calle {rué,
avenue, boulevard,place, cours, impasse, venelle) [“ ca­
lle, avenida, bulevar, plaza, paseo, callejón sin salida,
callejuela”], los ingleses tienen al menos veinte (Street,
avenue, place, road, crescent, row, lañe, mews, gardens,
terrace, yard, square, circus, grove, greens, houses, gate,
ground, way, drive, walk, etc.)28; lo cual no deja de

28 Un año después de publicado el presente texto, Perec recurre al


mismo ejemplo en la sección “Les Esquimax”, de su ensayo “Penser/
Classer”, incluido en el n° 2 de la revista Le Genre humain, de 1982,
y más tarde recogido en el volumen postumo Penser /Classer, ob. cit.
plantear algunos problemas al que busca una dirección
porque, por ejemplo, Cambridge Circus, Cambridge
House, Cambridge Place, Cambridge Road, Cambridge
Square, Cambridge Street, Cambridge Terrace no están
todos situados en el mismo barrio...

D os sorpresas esperan al viajero venido del conti­


nente cuando llega por primera vez a Londres. La pri­
mera tiene que ver con sus reflejos: antes de cruzar una
calle, mirará instintivamente a su izquierda, mientras
que los vehículos vendrán por la derecha; le hará falta
algún tiempo para que los músculos del cuello se adap­
ten a esta situación nueva; pero quizás se deba a esa muy
pequeña diferencia que Londres parezca una ciudad tan
“ extranjera”, en la que las leyes que habitualmente rigen
en nuestras ciudades las relaciones entre los peatones y
los autos resulten ligeramente modificadas.
La segunda sorpresa provendrá de los autobuses, de
esos famosos autobuses rojos de dos pisos; el viajero ex­
tranjero posiblemente empiece por desconcertarse por la
aparente complejidad de la red y el número de estaciones
terminales: Camden Town, Kensal Rise, Epping, etc.,
evidentemente no le dirán nada; si se decide a tomarlos,
lo que constituye una de las maneras más agradables de
recorrer la ciudad, y si, como espero, elige viajar en la
parte superior, tendrá la rara sorpresa de descubrir una
ciudad a la altura del primer piso de una casa; en eso
también, la diferencia parece mínima, pero, sin embar­
go, todo aquello que estamos acostumbrados a ver se
presentará aquí de una manera un tanto nueva, extraña
tanto para la mirada como para el espíritu.
“Dos semanas bastan apenas, incluso para un viajero
infatigable que se contente con echar un vistazo superfi­
cial, para hacerse una idea un poco clara de Londres y de
sus alrededores” . Este anuncio tan sucinto como peren­
torio figura al principio del Baedeker de 190729. Y cua­
renta años antes, Élisée Reclus30, en su Londres illustré
no se mostraba mucho más alentador con los desdicha­
dos turistas: “ El extranjero que no le teme ni a la fatiga
del cuerpo ni a la del espíritu puede, si es preciso, visitar
todas las curiosidades de Londres en el espacio de ocho
días; pero resulta imposible que las visite con provecho.
Los tesoros artísticos encerrados en el Museo Británico,
las galerías de cuadros exigirían por sí solas un estudio
prolongado de varias semanas, y muy pocos son los ex­
tranjeros que, después de una estadía de algunos meses,
pueden afirmar que conocen la inmensa ciudad” .
Hoy, esas alertas no perdieron pertinencia: entre el
British Museum y la National Gallery, entre los muelles
y los parques, entre el Parlamento y la Torre (“ ¿Ha visi­
tado la Torre? Debería. Ejerce una suerte de fascinación

29 Perec ya se había servido profusamente de esta misma obra en


la edición de 1907 en la sección 6 (“Du Tourisme”) del capítulo “ La
Ville” de Espéces d ’espaces (París, Galilée, 1974). [Traducción caste­
llana: Especies de espacios, trad. de Jesús Camarero, Barcelona, Edi­
ciones de Intervención Cultural, S.L., 2001].
30 Élisée Reclus (1830-1905) fue un geógrafo y escritor francés,
conocido por su militancia anarquista y por ser el autor de los vein­
te volúmenes de La Nouvelle Géographie universelle, la terre et les
hommes, obra compuesta entre 1875 y 1894, que le valiera la Medalla
de Oro de la Société de Géographie de París.
mórbida?”, le decían a Stephen Leacock31 todos los in­
gleses con los que se topaba; pero no tardaba en descu­
brir que ellos mismos no la habían visitado jam ás...), el
viajero sólo podrá experimentar una sensación de inten­
sa desazón, y aunque recorriera las calles once horas por
día, como lo hizo Stendhal cuando llegó por primera
vez a Londres en 1817, no podría ver en diez días ni un
cuarto de lo que le habría gustado visitar.

Lo mejor entonces es seguir el consejo de ese mismo


Stendhal, turista modelo si los hubo: “ De un país solo
debemos quedarnos con lo que nos cause placer. Lo que
más placer nos ha causado en Londres ha sido vagabun­
dear por sus calles” (Journal, 9 de agosto de 1817).
Pasear sin rumbo en una ciudad extrajera no es algo
evidente: tenemos tendencia a volver sobre nuestros pa­
sos, tememos perdernos, nos limitamos alegremente a
las grandes avenidas, pero, con un mínimo de experien­
cia e ingenio, es, sin embargo, relativamente fácil dejar­
se llevar confiando en la buena estrella; basta, en suma,
con ir paseando, con dejarse tentar por un camino ar­
bolado, por una estatua ecuestre, un negocio con la vi­
driera ya de lejos atrayente, una multitud, el cartel de un
pub, un autobús que pasa para que, considerando las

31 Stephen Butler Leacock (1869-1944) fue un economista cana­


diense de origen británico, que entre 1915 y 1925, por sus libros de
humor, fue considerado como uno de los escritores humorísticos
más populares de la lengua inglesa. Entre sus fervientes seguidores
se menciona a Groucho Marx.
horas y el clima que haya, se vayan armando itinerarios
más o menos caprichosos, más o menos sinuosos, mar­
cados por nombres evocadores de algo, aun cuando
no siempre sepamos muy precisamente de qué: el Strand,
Chelsea, Pimlico, Belgravia, Lambeth, Baker Street,
Charing Cross, Scotland Yard, Covent Garden, Mayfair,
Burlington, Carnaby, Whichapel, etc. Recorreremos
Harley Street, la calle de los médicos, o Fleet Street, la
calle de los diarios, nos perderemos en el laberinto de las
callecitas de Soho o, con un poco de suerte, pasaremos
justo delante del n° 7 de Savile Row, donde vivió el muy
ilustre Phileas Fogg32, el que, cuando estaba de viaje, ha­
cía que su criado (tan justamente llamado Passepartout)
visitara las ciudades, y así podremos verificar, si es que
nos interesara hacerlo, que para llegar al Reform Club,
en Pall Malí, nuestro personaje tenía que poner qui­
nientas setenta y cinco veces el pie derecho delante del
izquierdo y quinientas setenta y seis veces el izquierdo
delante del derecho.
Sería muy sorprendente que, al azar de uno de esos
paseos, no diéramos con un monumento o un museo;

32 Phileas Fogg es el protagonista principal de la novela Le Tour


du monde en quatre-vingts jours, de Jules Verne. Según la trama,
Fogg les apuesta veinte mil libras a los miembros del Reform Club
-por entonces, un exclusivo club de caballeros, situado en el lado sur
de Pall Malí-, sosteniendo que puede dar la vuelta al mundo en solo
ochenta días. Parte así, acompañado por su fiel criado Passepartout,
cuyo sobrenombre en francés alude a la facilidad de poder pasar
por todos lados, pero también a esas llaves maestras que abren todo
tipo de puertas y, en sentido figurado, a alguien que se adapta a
todo tipo de contextos.
pero si nos dieran ganas de entrar, deberíamos cuidar­
nos de pretender visitarlos de punta a punta. La N atio­
nal Gallery, el British Museum e incluso el Victoria and
Albert Museum son, ¡desgraciadamente!, como tantos
museos de hoy en día, monstruos con los que un ser hu­
mano normalmente constituido no podría terminar. Más
que pasar a las corridas delante de todos esos amon­
tonamientos de obras maestras, será infinitamente más
reconfortante detenerse el tiempo necesario ante tres o
cuatro de ellas; por ejemplo, en la National Gallery: Los
embajadores, de Hans Holbein el Joven, San Jerónimo
en su estudio, de Antonello da Messina, o L a boda de
los Arnolfini, de Van Eyck, o, en el Victoria and Albert,
ir en busca de la felicidad con la sola contemplación de
tres magníficos jarrones de China o de las primeras lo­
comotoras a vapor: la Agenoria y la Puffing Billy, de
Foster y Rastrick, la Rocket, de Stephenson y la Sans-
Pareil, de Hackworth33.

El encanto de Londres no es fácil de definir; es un


poco como esas mezclas de té que los “ connoisseurs”
elaboran a partir de innumerables variedades dispuestas
en sus grandes cajas cuadradas sobre los mostradores de

33 En realidad, la Puffing Billy, de 1813, fue construida por Wi-


lliam Hedley. La Agenoria, de 1829, fue creada por la Foster, Rastrick
& Company. La Rocket, también de 1829, es patrimonio de la Robert
Stephenson & Company. La Sans-Pareil, de 1829, fue construida por
Timothy Hackworth. En la actualidad, no todas se encuentran en el
mismo museo.
Fortnum and M asón34; ese encanto no viene ni de sus
monumentos, que nada tienen de realmente notable, ni
de sus perspectivas, generalmente mediocres, sino de
todo el resto, de las calles, de las casas, de los negocios,
de la gente: esos alineamientos de hermosas residencias
que bordean una plaza rectangular con árboles centena­
rios, con sus puertas de madera uniformemente laquea­
das de rojo o de verde oscuro, y sus aldabas de metal
dorado; esas calles en semicírculo donde las antiguas
cocheras para carruajes hoy se han convertido en talle­
res lujosos de la bohemia dorada y de la intelligentsia; de
esas bow-windows detrás de las cuales se distinguen vaga­
mente los contornos afelpados de un canapé Chesterfield,
el resplandor de un fuego en una chimenea, un servicio
de té de una fineza extrema; esos parques donde, el do­
mingo a la mañana, oradores de todo tipo y de todas
procedencias se suben a cajas de jabón para exhortar a
la multitud a circular en bicicleta, a rechazar el átomo
o al ejército, a resolver la crisis reciclando papeles vie­
jos, a dejar de fumar, a comer ensalada, a rezarle a Dios,
a creer en el Mesías, a querer a las ovejas o a practicar
la meditación trascendental; esos negocios ancestrales
donde, desde hace cinco o seis generaciones, vendedores
de estilo impecable continúan proponiendo mercaderías
únicas en el mundo, como Fribourg & Treyer, provee­

34 Conocida por la enorme calidad de los productos que en ella


se venden, Fortnum and Masón es una tienda por departamentos
inaugurada en 1707 por William Fortnum y Hugh Masón en el 181
de Picadilly. Es unánimemente considerada como uno de los tantos
símbolos del poderío británico.
dores de rapé de Sus Majestades los reyes de Hanover y
de Bélgica, y de Sus Altezas Reales los duques de Sussex
y de Cambridge, y de la duquesa de Kent, en el extre­
mo de Haymarket, donde se encuentran no solo varias
centenas de variedades de tabacos cada uno con un aro­
ma más sutil que el anterior, sino también maravillosas
tabaqueras, cucharitas minúsculas de plata y amplios
pañuelos a cuadros; esos pubs inimitables, todos de ma­
dera, cuero y cobre, cuyos relojes adelantan siempre de
cinco a diez minutos para permitirles a los parroquia­
nos pedir una última media pinta a la hora fatídica del
cierre; colegiales de gorras redondas y blazers, chicas
con largos vestidos o en minifalda, bellas indias vesti­
das con saris, ropas, flores y peces rojos de Portobello,
la lluvia, la niebla, los Bobbies35 y los Yeomen36, los fisb
and chips, los Horse Guards de impasibilidad legenda­
ria, los hermosos autos, las bicicletas antiguas, las damas
con trajecitos de tweed verde que le dan de comer a los
pájaros, las familias que hacen pic-nic sobre el césped
de Hyde Park, etc.

De esta ciudad inmensa, que a lo largo del día surcan


subterráneos vetustos pero sorprendentemente rápidos,
finalmente no habremos visto más que una muy pequeña
parte, sin tener de esos interminables suburbios, donde

35Plural de Bobby, denominación en argot británico para la policía.


36 Fuerza de reservistas militares voluntarios, pero también los
guardaespaldas militares de la reina, quienes, por su condición, visten
uniformes del período Tudor.
los semi-detached cottages se alinean hasta donde llega
la vista, más que la breve idea superficial que nos pueda
dejar entrever el ómnibus que nos llevará a Heathrow.
Nunca conoceremos realmente Londres, pero la habre­
mos entrevisto; y conservaremos, de esos paseos frag­
mentarios y despreocupados, durante mucho tiempo,
recuerdos impalpables: un caballero muy digno que co­
rre en la borrasca detrás de su sombrero de hongo, una
niñita sentada entre las patas de uno de los leones de la
columna de Nelson, una casa de muñecas escrupulosa­
mente victoriana, con manteles de encaje grandes como
monedas de cinco céntimos sobre veladores de ébano de
tres centímetros de alto, en la vidriera de un comercian­
te del Chelsea Antique Market, tres Señores Pickwick,
obesos y risueños con sus chalecos a cuadros, que jue­
gan a los dardos en un pub abarrotado, o la imagen tem­
blorosa, una tarde medio brumosa, en algún lugar no
lejos del Támesis, de un fiacre salido de una novela de
Dickens o de Edgar Wallace, con el desgranamiento fa­
miliar, a lo lejos, del carrillón del Big Ben...
EL SANTO DE LOS SANTOS

Hace mucho que la palabra “ bureau” [“ oficina”] ya no


hace pensar en la bure, esa tela gruesa de lana marrón
con la que a veces se hacían tapetes para mesa, pero que
sobre todo servía para confeccionar hábitos de monje, y
que continúa evocando, al menos tanto como las cami­
sas ásperas y el cilicio, la vida rugosa y rigurosa de los
trapenses o de los anacoretas. Por metonimias sucesi­
vas, hemos pasado del tapete de mesa en cuestión a la
mesa misma donde se escribe; luego, de la menciona­
da mesa a la habitación en la cual esta estaba instala­
da; después, al conjunto de muebles que constituyen
esa habitación, y, finalmente, a las actividades que allí
tienen lugar, a los poderes relacionados con ella; vale
decir, incluso, a los servicios que allí se brindan; así, ex­
plorando las diversas acepciones del término [en fran­
cés], podem os hablar de “ bureau de tabacs” [kiosco
de cigarrillos], de un “ bureau de p oste” [“ oficina de
correo”], del Deuxiéme Bureau [“ Oficina de Inteli­
gencia M ilitar”], del “ Bureau de longitudes” [“ O fici­
na de navegación náutica, estandarización del tiempo,
geodesia y observación astronómica”], de un teatro “ á
bureaux fermés” [“ con las localidades agotadas”], de un
“ bureau de vote” [“ mesa electoral”], del Politburó [del
ruso Politbyuro, apócope de Politicheskoe Byuro: “ O fi­
cina Política”], o, muy simplemente, de las “ bureaux”
[“oficinas”], esos lugares vagos, atestados de expedien­
tes mal atados, de sellos, de clips, de lápices chupados,
de gomas que ya no borran, de sobres amarillentos o de
empleados generalmente hoscos que lo mandan a uno
“ de oficina en oficina”, haciendo que se llenen formu­
larios, que se firmen registros y que se espere el turno.

Evidentemente, no son esas oficinas anónimas en las


que se amontonan cagatintas y empleaduchos de las que
se habla acá, sino de esos símbolos de poder, de omni­
potencia incluso, que son las oficinas de la dirección, las
de los grandes de este mundo, ya se trate de directores
generales de multinacionales, magnates de las finanzas,
de la publicidad o del cine, potentados, nababs o jefes de
Estado. En síntesis, el Santo de los Santos, el lugar inac­
cesible al común de los mortales, donde los que en ma­
yor o menor medida nos gobiernan se sientan detrás de
la triple muralla de su secretaria particular, de su puerta
acolchada y de su alfombra de pura lana.
Para asumir las abrumadoras responsabilidades que
le incumben, el grande de este mundo no tiene real­
mente necesidad de mucho más que silencio, calma y
discreción. Espacio, tal vez, para poder dar cien pasos
meditando profundamente. U n interfono, claro, para
pedirle a su secretaria que llame a Fulano, que anule a
Mengano, que le recuerde su almuerzo con Zutano y
su Concorde de las 17 horas, que le traiga Alka Selt zci
y que haga venir a Berger. Además, dos o tres sillones
para las reuniones cumbre. Pero nada que haga pensar
en las duras realidades de la Administración o en los es­
pesos meandros de la Burocracia: ni máquina de escribir,
ni ficheros colgantes, abrochadoras, envases de cola o
mangas de lustrina (las cuales, dicho sea de paso, ya no
deben ser muy comunes en nuestros días). Porque aquí
solo se trata de pensar, de concebir, de decidir, de ne­
gociar, y eso nada tiene que ver con todas las tareas su­
balternas que los fieles trabajadores a destajo ejecutarán
escrupulosamente en los pisos inferiores.
Será entonces perfectamente lícito imaginar oficinas
casi vacías para esos personajes de alto nivel, y tanto
más fácilmente cuando los progresos fulminantes de esa
ciencia aún balbuciente a la que se bautizó con el horri­
ble nombre de “ burótica” permiten ya mismo concebir
oficinas sin oficinas en las que todo -o casi todo- podría
tratarse por medio de un teléfono y de una terminal de
computadora conectados en cualquier parte, en un cuar­
to de baño, en un yate o en una cabaña de trampero en
algún lugar de Alaska.
C on todo, las oficinas de los directores generales
y de otros responsables raramente están vacías. Pero
aunque los muebles, aparatos, instrumentos y acceso­
rios que contienen no siempre tengan mucho que ver
con las funciones que allí se llevan a cabo, obedecen
no obstante a una necesidad profunda: la de encarnar,
la de representar al H om bre que vive en ellos y que
los ha elegido como las marcas mismas de su estado, de
su prestigio y de su poder. Antes que ser oficinas, son
signos, emblemas, improntas por medio de los que esta
Vcry Important People pretende darles a entender efi­
cazmente a sus interlocutores (y, accesoriamente, a sus
colaboradores) que ellos son Very Important People y,
como tales, únicos, irremplazables y ejemplares.
A partir de ahí, son posibles innumerables variaciones:
entre lo rigurosamente clásico y lo sensatamente moderno,
lo estricto y lo superfluo, lo monacal y lo propio del gran
señor, el padre de familia y la locomotora, el ojo avisor y el
paradigma inglés de la elegancia, el hijo de papá y el trepa­
dor, el tipo todo almidonado y el que alguna vez dice haber
sido hippy, se podría comenzar a esbozar toda una tipolo­
gía de las inteligencias superiores (o de las que se conside­
ran como tales) con la sola observación de sus oficinas: ahí
donde uno ponga de manifiesto su respeto por los valores
milenarios eligiendo un escritorio de marquetería y una
biblioteca con vitrinas atestadas de libros encuadernados,
otro se las dará de genio entusiasta, tipo Einstein, y llena­
rá su espacio de punching-balls, de historietas, de naipes y
de tortugas enanas; un tercero demostrará su sentido de la
audacia confiándole el acondicionamiento de su territorio a
un diseñador italiano ferviente partidario de los pedestales
de basalto, de lava y de acero anodinado; un cuarto dará
a entender que su ci es sensiblemente más elevado que la
media, dejando caer negligentemente algunas tesis sobre
ergódica37 o plagiología38; un quinto insinuará que bien

37 La teoría ergódica es el estudio matemático del comportamien­


to promedio de largo plazo de los sistemas dinámicos.
38 La plagiología es la rama de las ciencias o tecnologías de la edu­
cación y la documentación que versa sobre el fenómeno de la copia
ilegítima en la enseñanza.
podría ser que él fuera un mecenas al colgar en un Imu ii
lugar una tela de Max Ernst, salvo que ponga en evi
dencia las medallas y títulos obtenidos por su firma, el
retrato del abuelo fundador de la empresa o la barracu-
da de 71 libras que trajo en 1976 desde Santo Domingo.
Hay oficinas severas y oficinas bonachonas, oficinas
laboratorio donde la “ encimera” es una inmensa super­
ficie de metal gris adornada con algunos botones que
permiten que aparezcan, como por arte de magia, chu­
cherías dignas de James Bond; oficinas coquetas, ofici­
nas señoriales; oficinas piadosamente viejas, símil retro,
falsamente rococó; oficinas cargadas de años, oficinas
imponentes, oficinas acogedoras, oficinas súper frías...
Pero ya sea que privilegien el orden o el desorden,
lo útil o lo fútil, lo grandioso o lo fácil de llevar, todas
son para los grandes de ese mundo el espacio mismo
de su poder: es de esas oficinas de acero, de vidrio o
de maderas raras, desde donde los directores generales
lanzarán sus o p a 39 decisivas, desde donde los reyes del
gruyere partirán al asalto de los magnates de los bolígra­
fos, desde donde los barones belgas se comerán crudos a
los cerveceros bávaros, desde donde CBS comprará n b c ,
t w a k l m e IBM I T T . .. Y así seguirá el mundo, y por mu­

cho mucho tiempo, hasta que un día, desde el fondo de


una de esas oficinas silenciosas y herméticas, una mano,
apoyándose en un botoncito rojo, no desencadena algún
acontecimiento estúpido...

39 Oferta Pública de Adquisición (de valores o acciones).


T e n t a t iv a d e i n v e n t a r i o d e
LOS ALIMENTOS LÍQUIDOS Y SÓLIDOS
QUE INGURGITÉ EN EL CURSO DEL AÑO
MIL NOVECIENTOS SETENTA Y CUATRO

Nueve caldos de carne, una sopa de pepinos helada, una


sopa de mejillones.

D os andouilles de Guéméné40, una andouillette en


gelatina41, un embutido italiano, un cervelas42, cuatro
embutidos de baja calidad, una coppa, tres lechones, un
chorizo corso, un foie gras43, unfrom age de téteH, un

40 La andouille es un tipo de salchicha que se hace con cerdo y


ajo. La variedad de Guéméné, por la localidad bretona de ese nombre,
41 La andouillette es una salchicha de colon de cerdo o tripas
de vaca.
42 Se nombra cervelas a un embutido elaborado con 50% de
carne de cerco, 20% de carne de ternera, panceta, agua, limón y
azúcar. Debe su nombre a que parte de la carne en cuestión proce­
de del cerebro del cerdo. Es común en Suiza, Alemania, Alsacia y
norte de Francia.
43 Paté de hígado de ganso o de pato, especialidad de Perigord.
44 Em butido que se hace con pequeños trozos de carne de
cerdo (generalmente provenientes de la cabeza: mejillas, lengua,
chicharrón de cerdo, cinco jamones de Parma, ocho pa-
tés, un paté de pato, un paté defoie gras trufado, un paté
hojaldrado, un paté grand-mére45, un paté de grive46, seis
patés de las Landas, cuatro morros de cerdo, una mouse
defoie gras, una mano de cerdo, siete rillettes, un sala-
mín, dos salames, un salchichón caliente, una terrina de
pato, una terrina de hígado de ave.

Un blinis, una empanada, una cecina de los Grisones.


Tres caracoles.

Una porción de ostras de belon, tres vieiras, un lan­


gostino, una empanada de camarones, una fritura, dos
porciones de cornalitos, un arenque, dos ostras, una por­
ción de mejillones, una porción de mejillones rellenos,
un erizo de mar, dos canelones de pescado gratinados,
tres sardinas al aceite, cinco fetas de salmón ahuma­
do, un tarama, una terrina de anguila, seis latas de atún,
una tostada con anchoas, un cangrejo.

Cuatro alcauciles, una porción de espárragos, una de


berenjenas, una ensalada de champiñones, catorce ensa­
ladas de pepinos, cuatro pepinos a la crema, catorce bul­
bos de apio rallados, dos repollos chinos, una porción

hocico), que se cuece con zanahorias, pepinitos, echalotes y ce­


bollas picados finos, a los que se agrega perejil, ajo y especias y se
envuelve en gelatina.
45 Es una suerte de paté que se prepara con un 50% de pato, un
25% de cerdo, hígado de pato, huevo, sal, pimienta y cognac.
46 Paté elaborado en base a tordos (jilgueros) y garganta de cerdo.
de palmitos, once platos de verduras y hortalizas crudas,
dos ensaladas de chaucha, trece melones, dos ensaladas
nigoises47, dos ensaladas de diente de león con panceta,
catorce rabanitos a la manteca, tres rábanos negros, cin­
co ensaladas de arroz, una ensalada rusa, siete ensaladas
de tomate, una tarta de cebolla.

Una croqueta al roquefort, cinco croque-monsieur4*,


tres quiches lorraines, una tarta de maroilles49, un yogur
de pepinos y pasas, un yogur a la rumana.

Una ensalada de pasta con cangrejo y roquefort.

Una porción de huevos con anchoas, dos huevos


pasados por agua, dos huevos Meurette50, huevos con
jamón, huevos con panceta, huevos a la espinaca, dos
huevos en gelatina, dos huevos revueltos, cuatro ome-
lettes, una especie de omelette, una omelette con bro­
tes de soja, una omelette de trompetas de la muerte51,

47 Típica de Niza, pero común en toda Francia, lleva tomates,


chauchas, atún y anchoas, todo condimentado con vinagreta.
48 Sándwich de pan lactal, jamón y queso parmesano, que se
tuesta por ambos lados, sirviéndose con queso derretido en la par­
te superior.
49 El maroilles es un queso de leche de vaca, típico de Picardía y
del Norte-Paso de Calais, que se elabora en la región de Maroilles
desde el siglo x.
50 Huevos poché, sobre una base de panceta, cebolla, champiño­
nes y ajos saltados y reducidos.
51 Se refiere al hongo comestible que tiene forma de trompetilla
y que es científicamente conocido como Craterellus cornucopioides.
una omelette de piel de pato, una omelette de ganso
confitado, una omelette a las finas hierbas, una omelette
Parmentier.

D os abadejos, una lubina, una raya, un lenguado,


una porción de atún.

U n vacío, tres vacíos al echalote, diez bifes, dos


bifes a la pimienta, tres completos, un filete a la m os­
taza, cinco asados, dos costillas, dos pedazos de car­
ne, tres parrilladas, dos Chateaubriand, un steak tarta-
re, un rosbif, tres rosbif fríos, catorce entrecots, tres
osobucos, un filete, tres hamburguesas, nueve lomos,
una tripa gorda.
Cuatro guisos, un estofado, un estofado en gelatina,
un estofado de vaca, un bife marinado, un bife a la sal
gruesa, niños envueltos.

Una porción de ternera con fideos, un salteado de


ternera, un bife de costilla, un bife de costilla con ma­
carrones, un “ entrecot de ternera”, seis escalopes, seis
milanesas, tres escalopes a la crema, un escalope a las
morillas, cuatro guisos de ternera.

Cinco andouillettes, tres morcillas, una morcilla a


la manzana, una costillita de cerdo, dos chucruts, un
chucrut de Nancy, una costilla de cerdo, once pares de
salchichas de Frankfurt, dos churrascos de cerdo, siete
manos de cerdo, un cerdo frío, tres porciones de cerdo
asado, un cerdo asado al ananá y a las bananas, una sal­
chicha con porotos.
Una porción de corderito, tres costillas de cordero,
dos porciones de curry de cordero, doce patas de cor­
dero, una paleta de cordero.
Una costillita de oveja, una paletilla de oveja.

Cinco porciones de pollo, una brochette de pollo,


un pollo al limón, un pollo a la cacerola, dos porcio­
nes de pollos a la vasca, tres porciones de pollo frío,
un pollo relleno, un pollo a las castañas, un pollo a las
finas hierbas, dos porciones de pollo en gelatina.
Siete porciones de pollo con arroz, un puchero de
gallina.
Un pollo cebado con arroz.
Una porción de gallo al riesling, tres de gallo al vino,
una de gallo al vinagre.
Una porción de pato a las aceitunas, un filete de pato.
Una porción de pollo de pintada a la salsa de vino.
Una pintada al repollo, una pintada con tallarines.

Cinco porciones de conejo, dos de guiso de conejo,


una de conejo con fideos, una de conejo a la crema, tres
de conejo a la m ostaza, una de conejo a la cazadora,
una de conejo al estragón, una de conejo de Tours, tres
de conejo a la ciruela.
D os porciones de gazapo a la ciruela.

Un estofado de liebre a la alsaciana, un estofado de


liebre, una compota de liebre, una de lomo de liebre.
Una porción de paloma a la salsa de vino.

Una brochette de riñones, tres brochettes, una pa­


rrillada mixta, una porción de riñón a la mostaza, una
de riñón de ternera, tres de cabeza de ternera, once de
hígado de ternera, una de lengua de ternera, una de mo­
lleja de ternera con papas saltadas a la grasa de ganso,
una terrina de molleja, sesos de cordero, dos porciones
de hígado de ganso fresco con pasas de uva, una por­
ción de molleja de ganso confitada, dos porciones de
hígado de ave.

Doce platos de carnes frías, dos platos a la inglesa,


n buffets fríos, dos couscous, tres “ chinos”, una mou-
lakhia, una pizza, un pan bagnat52, una porción de ta-
jine, seis sándwiches, un sándwich de jamón, un sánd­
wich de rillettes, tres sándwiches de queso cantal.

Una porción de setas, una de alubias, siete de chau­


chas, una de choclo, un puré de coliflor, un puré de es­
pinacas, un puré de hinojo, dos morrones rellenos, dos
porciones de papas fritas, nueve de gratín dauphinois,
cuatro porciones de puré de papa, una de papas dauphi-
ne53, una de papas boulanger5A, una de papas soufflées,
una de papas al horno, unas papas salteadas, cuatro por­
ciones de arroz, una de arroz silvestre.

52 Sándwich redondo de pan de campo y ensalada nigoise, típico


de la región de Niza.
53 Lo que localmente suele llamarse “papas noisettes”.
54 Plato que consiste en acumular láminas de papa sobre las que
se colocan láminas de cebolla y puré de ajo, con abundante manteca
sobre cada capa, y cocinar luego entre treinta y cuarenta minutos a
horno moderado.
Cuatro porciones de pasta, tres de caracolitos, una
de fetuchini a la crema, una de macarrones gratinados,
una de macarrones, quince de fideos frescos, tres de ri-
gatoni, dos de ravioles, cuatro de espaguetis, una de tor-
tellini, cinco de tagliatelli verdes.

Treinta y cinco porciones de ensalada verde, una de


ensalada de mesclum, una ensalada de Treviso a la crema55,
dos ensaladas de endivias.

Setenta y cinco porciones de queso, un queso de


oveja, dos quesos italianos, un queso de Auvergne, un
boursin, dos porciones de brillat-savarin, once de brie,
una de cabécou, cuatro de cabra, dos crottin, ocho de
camembert, quince de cantal, una de quesos sicilianos,
una de quesos sardos, una de époisses, una de murols,
tres de queso blanco, una de queso blanco de cabra,
nueve de fontainebleau, una de raclette, una de stil-
ton, una de saint-marcellin, una de Saint-nectaire, una
de yogur.

Una porción de frutas, dos de frutillas, una de gro­


sellas, una naranja, tres de “mendiants”56.
U na porción de dátiles rellenos, una de peras en
almíbar, tres de peras al vino, dos de duraznos al
vino, una de duraznos en almíbar, una de duraznos

55 Vale decir, ensalada de radicchio a la crema.


56 Literalmente, “ m endigo” . Se trata de un postre que con­
siste en un disco de chocolate adornado con frutas abrillantadas
y nueces.
al sancerre57, una de m anzanas norm andas, una de
bananas flambeadas.
Cuatro compotas, dos compotas de manzanas, dos
compotas de kinoto y ruibarbo.
Cinco porciones de clafoutis58, cuatro de clafoutis de
pera.
Una porción de higos al almíbar.
Seis ensaladas de frutas, una ensalada de frutas exóti­
cas, dos ensaladas de naranjas, dos ensaladas de frutillas,
frambuesas y grosellas.

U na porción de apple pie, cuatro de tarta, una de


tarta caliente, diez de tarta Tatin, siete de tarta de pe­
ras, una tarta de peras Tatin, una de tarta de limón, una
tarta de manzanas con nuez, dos de tarta de manzanas,
una de tarta de manzanas con merengue, una de tarta
de frutillas.
Dos panqueques.
D o s C h a r lo tte s, tr e s C h a r lo tte s d e c h o c o la t e .
Tres porciones de baba.
Un flan de caramelo.
Una rosca de reyes.
Nueve porciones de mousse de chocolate.
D os porciones de isla flotante.

57 Vino de apelación controlada que se produce en la región del


Loire.
58 Postre que se realiza poniendo cerezas descarozadas sobre un
molde enmantecado sobre el que se vierte una suerte de flan. Es típico
de la región de Limousin.
Una porción de kouglof59 de arándanos.
Cuatro porciones de torta de chocolate, una de tor­
ta de queso, dos de torta de naranja, una torta italiana,
una torta vienesa, una torta bretona, una torta de queso
blanco, una de vatrushka60.

Tres helados, un sorbete de lima, dos sorbetes de


guayaba, dos sorbetes de pera, una porción de profite-
roles con chocolate, una de frambuesas melba, una pera
belle-héléne61.

Trece beaujolais, cuatro beaujolais jóvenes. Tres


brouilly, siete chiroubles, cuatro chenas, dos fleurie, un
juliénas, tres saint-amour.
Nueve cótes-du-rhóne, nueve cháteauneuf-du-pape,
un cháteauneuf-du-pape 67, tres vacqueyras.
Nueve bordeaux, un bordeaux clarete, un lamarzelle
64, tres saint-émilion, un saint-émilion 61, siete cháteau-
la-pelleterie 70, un cháteau-canon 29, un cháteau-canon
62, cinco cháteau negrit, un lalande-de-pomerol, un la-
lande-de-pomerol 67, un médoc 64, seis margaux 62,
un margaux 69, un saint-estéphe 61, un saint-julien 59.

59 Especie de brioche con forma de flan, típica de Alsacia.


60 Se trata de una torta en forma de anillo, que se rellena con
queso cottage y se decora con pasas de uva, muy común en Rusia,
Ucrania, la República Checa y Bielorrusia.
61 La pera belle-héléne es un postre que consiste en una pera es­
calfada que se sirve en almíbar con helado de vainilla y chocolate
líquido. Debe su nombre a la opereta L a Belle Héléne, de Jacques
Offenbach.
Siete savigny-lés-beaune, tres aloxe-corton 66, un
beaune 61, un chassagne-montrachet blanco 66, dos
mercurey, un pommard, un pommard 66, dos santenay
62, un volnay 59.
Un chambolle-musigny 70, un chambolle-musigny
Les Amoureuses 70, un chambertin 62, un romanée-
conti, una romanée-conti 64.
Un bergerac, dos bouzy tintos, cuatro bourgueil, un
chalosse, un champgane, un chablis, un cótes-de-pro-
vence tinto, veintiséis cahors, un chanteperdrix, cuatro
gamay, dos madiran, un madiran 70, un pinot noir, un
passetoutgrain, un pécharmant, un saumur, diez tursan,
un traminer, un vino sardo, n vinos diversos.

Nueve cervezas, dos Tuborg, cuatro Guinness.

Cincuenta y seis armagnac, un bourbon, ocho cal­


vados, una aguardiente de cerezas, seis chartreuse verte,
un Chivas, cuatro cognacs, un cognac Delamain, dos
Grand Marnier, un gin-pink, un irish Coffee, un Jack
Daniels, cuatro mares, tres mares de Bugey, un marc de
Provenza, un aguardiente de ciruelas mirabelle, nueve
de ciruelas de Souillac, un aguardiente de ciruela, dos
peras williams, un oporto, un slivowitz, un Suze, treinta
y seis vodkas, cuatro whiskies.

N cafés
una infusión
tres vichy
El escritorio sobre el que escribo es una antigua mesa
de joyero, de madera maciza, provista de cuatro grandes
cajones, y tiene sobre su superficie de trabajo, ligera­
mente aplanada en los bordes, tal vez para impedir que
las perlas que antaño se calibraban ahí no se fueran a
caer al suelo, un paño negro de una textura extremada­
mente apretada. Está iluminada por una lámpara articu­
lada, de metal azul, con pantalla cónica, fijada por una
especie de abrazadera a uno de los estantes de la pared,
a la izquierda y un poco hacia adelante de la mesa. En
el extremo izquierdo de la mesa, hay dos bandejas rec­
tangulares, de vidrio espeso, dispuestas una al lado de
la otra. La primera contiene una goma blancuzca sobre
la que está escrito en negro s t a e d t l e r m a r s p l á s t i c ,
un alicate de acero pulido, una cajita de fósforos que
presenta, sobre un fondo amarillo naranja, un dibujo
rojo a la manera de Vasarely, una calculadora marca
c a s i o en la cual el número 315308, leído al revés, for­

ma la palabra b o e s i e , una especie de joya compuesta


por dos minúsculos cocodrilos entrecruzados, un pez
de latón con los ojos de vidrio, cuya aleta ventral es una
manivela que permite desenrollar y volver a enrollar el
metro de modista disimulado en el interior de su cuerpo
y cuya punta no es otra que la cola móvil del animal, y,
ensartadas sobre un delgado pedazo de cartón, tres pal­
mas de medalla, que muy finamente representan las ho­
jas y las bellotas de robles, sobre los cuales se han gra­
bado respectivamente: “ s é b a s t o p o l ” , “ t r a k t i r ” y
“ a l m a ” . El segundo contiene un m u l t i p u r p o s e s n a p
o f f b l a d e C U T T E R m a d e i n j a p a n de marca o l f a , una

pinza de depilar, un encendedor descartable sobre el


cual está escrito l ’ A u t o m o b i l e , un marcador verde
grueso, una cinta scotch, una goma blancuzca (sin ins­
cripciones), un abridor de acerco con mango de nácar,
un sacapuntas, un rascador de acero cuyo mango de
material plástico imita el carey, y una serie de cuadra-
ditos recortados de manera relativamente regular de un
cartón duro; el que está arriba lleva la letra C, escrita
con marcador negro. Delante de esas dos bandejas, hay,
de izquierda a derecha: un recipiente trunco para fós­
foros con forma cónica, sencillamente decorado con
dos franjas color verde claro, que contienen una trein­
tena de fósforos de azufre; un cenicero redondo y mi­
núsculo de cerámica blanca cuya decoración, dominada
por los verdes, representa el monumento a los Mártires-
de Beirut, o sea, de acuerdo con lo que la precisión del
dibujo permite juzgar, en el centro de una plaza rodea­
da de edificios modernos, ornamentada con cedros y
palmeras, sobre un zócalo de piedra cuyas tres caras
visibles están decoradas con coronas de flores rojas, se
alzan tres figuras de bronce: un hombre herido, caído
sobre el costado, tratando de enderezarse estirando la
mano y, encima de él, encaramada sobre un bloque <l<
piedra sin forma definida, una mujer cubierta con un
vestido del que cuelga una manga, estirando un brazo
al cabo del cual blande un ramo de flores (o una antor
cha) y con su otro brazo sujeta por el hombro a un
niñito aparentemente vestido con una tela sencilla que
lleva alrededor de las caderas; una caja semivacía de
cincuenta cigarritos de marca n i c h a v a n e ; un rompe­
cabezas de doce piezas pequeñas de madera que enca­
jan las unas en las otras de modo tal que forman una
esfera, y un cenicero de cerámica, verde con algunas
huellas de rosa y de marrón, que contiene las cenizas
y las colillas de alrededor de seis cigarritos. El fondo
izquierdo de la mesa está ocupado por una caja redon­
da de madera labrada provista de su tapa, y dos cuen­
cos de madera: el más grande, de madera marrón, con­
tiene monedas (sobre todo, monedas de 1 franco
francés); el más pequeño, de madera oscura, contiene
un botón de nácar, un dado de material plástico azul
cuyas dos caras visibles llevan, respectivamente, dos y
tres puntos blancos, un clip, una pinza de dibujo en la
que está escrito p o s s o p a r í s , dos alfileres y dos pesas
de cobre, en form a de pirámides truncas, que pesan,
respectivamente, cincuenta gramos (250 quilates mé­
tricos) y veinte gramos (100 quilates métricos). Delan­
te de esos tres objetos se alinean varios corales y mi­
nerales: un ágata con irisaciones ocres, amarillas y
verdosas, una piedra roja, un pedazo de coral que evo­
ca la garra de un pájaro o una mano de tres dedos, otro
fragmento de coral con aspecto de guante, el brillo de
una esmeralda, de un verde más bien suave, incluida en
el seno de un mineral sin valor de un negro brillante y
un bloque de pirita cuyos innumerables cristales cúbi­
cos, muy finalmente estriados, brillan con un destello
metálico. En el extremo derecho de la mesa, encima de
una pila de hojas de un formato poco habitual (aproxi­
madamente 40 x 30 cm), se amontonan cinco carpetas
rosadas o verdes, más o menos llenas. Sobre la que está
más arriba está escrito, con marcador negro: Corresp
urgente. Delante de esa pila de carpetas hay dos writing-
pads, uno verde, el otro amarillo, ambos bastante mer­
mados, y algunas hojas sueltas. Arriba de una de ellas,
de color amarillo, se puede leer el comienzo de una lis­
ta -N ew ton, el príncipe Albert, Tarzán y el dolor de
muelas, el Dr. Pluvial, dentista, Coccinelle-, cuya con­
tinuación está recubierta por otra hoja de papel, blanco,
en la cual las letras o, a , m , r y l introducen líneas de
destinos diversos: la línea o sigue derecha, las líneas a y
m se rozan y después se alejan, las líneas R y l , paralelas

por un buen rato, terminan por juntarse. La parte de


debajo de ese esquema está cubierta por una agenda fo­
rrada de cuero negro abierta en la parte media, con la
esquina inferior izquierda arrancada, del domingo 30 y
el lunes 31 de marzo (respectivamente 13a semana, St-
Amédée de S., Sol 6 h 34 19 h 17 y 14a semana, St.-Ben-
jamin, luna llena); hay dos indicaciones manuscritas en
la agenda: una, con tinta -llamar a Marie-, puesta alre­
dedor de las 15 horas, la otra, con lápiz -Marie Chaix-
en la parte inferior de la página. En la parte de delante
de la mesa hay un mueblecito de madera, de aproxima­
damente unos cuarenta centímetros de largo y tal vez de
unos doce de alto, que tiene cuatro filas superpuestas de
seis cajones y una parte superior con forma de caja. En­
cima de la tapa de ese mueble se disponen: a la derecha,
un rompecabezas de tres dimensiones compuesto por
dos cajitas de madera llenas de cubos y de paralelepí­
pedos de dimensiones diferentes; en el centro, un des­
pertador electrónico de cuarzo, marca s a t e k , que indi­
ca actualmente las 10:18 a m ; a la izquierda, un juego que
se llama d e b o n o l - g a m e , que consiste en un damero
metálico de cuatro casillas por cuatro, sobre el cual pue­
den desplazarse varias fichas imantadas de color azul,
amarillo y verde; un cierto número de objetos pequeños
en acero van pegados a esas piezas imantadas: una chin­
che, dos pinzas “Aclé” n° 1, una hoja de afeitar montada
sobre un soporte delgado, tres clips, una horquilla para
el pelo. A la izquierda de ese mueblecito hay un cacha­
rro cilindrico de loza gris clara, decorado con dos guir­
naldas de flores azules entre las cuales está escrito c a f é ,
lleno de una treintena de lápices negros, lápices de co­
lores, marcadores, lapiceras y utensilios diversos: tijeras,
un cortapapeles, un cutter, un portaminas. A la derecha,
hay un vaso derecho de fondo espeso particularmente
lleno de bolitas de vidrio entre las cuales hay metidos
unos diez cortaplumas. En primer plano, destacándose
netamente sobre la tela negra de la mesa, hay una hoja
de papel a cuadritos, de formato 21 x 29.7, casi entera­
mente cubierta por una escritura exageradamente apre­
tada en la que puede leerse: el escritorio sobre el que
escribo es una antigua mesa de joyero, de madera bar­
nizada, provista de cuatro grandes cajones, cuya super­
ficie de trabajo, ligeramente aplanada en los bordes, tal
vez para impedir que las perlas que antaño se calibraban
ahí no se fueran a caer al suelo, está cubierto con un
paño negro de una textura muy fina. La ilumina una
lámpara articulada, de metal azul, con pantalla cónica,
lijada por una especie de abrazadera a uno de los estan­
tes de la pared, a la izquierda y un poco hacia adelante
de la mesa. En el extremo izquierdo de la mesa, hay dos
guarda plumas rectangulares, de vidrio espeso, dispues­
tos uno al lado del otro. El primero contiene una goma
blancuzca sobre la que está escrito en negro s t a e d t l e r
m a r s p l a s t i c , un alicate de acero pulido, una cajita de

fósforos que presenta, sobre un fondo amarillo naranja,


un dibujo rojo a la manera de Vasarely, una calculadora
marca c a s i o en la cual el número 35079, leído al revés,
forma la palabra g l o s e , una especie de joya compuesta
por dos minúsculos cocodrilos entrecruzados, un pez
de metal dorado con los ojos de vidrio, cuya aleta ven­
tral es una manivela que permite desenrollar y volver a
enrollar el metro de modista disimulado en el interior
de su cuerpo y cuya punta no es otra que la cola móvil
del animal, y, ensartadas sobre un delgado pedazo de
cartón, tres palmas de medalla, que muy finamente re­
presentan las hojas y las bellotas de robles, sobre los
cuales se han grabado respectivamente: “ s é b a s t o p o l ” ,
“ t r a k t i r ” y “ a l m a ” . El segundo contiene un m u l t i
PU R P O SE SNAP O FF BLA D E C U T TER MADE IN JA PA N m a r c a
o lfa una pinza de depilar, un encendedor descartable
,
sobre el cual está escrito l ’ A u t o m o b i l e , un marcador
verde grueso, una cinta scotch, una goma blancuzca (sin
inscripciones), un abridor de acero con mango de nácar,
un sacapuntas, un rascador de acero cuyo mango de ma­
terial plástico imita el carey, y una serie de cuadraditos
recortados de manera relativamente regular de un cartón
duro; el que está arriba lleva escrita con marcardor ne­
gro la letra C. Delante de esos dos rectángulos para des­
cargar cosas, hay, de izquierda a derecha: un recipiente
trunco para fósforos con forma cónica, sencillamciiic
decorado con dos franjas color verde claro, que contic
ne una treintena de fósforos de azufre; un cenicero re­
dondo y minúsculo de cerámica blanca cuya decoración,
dominada por los verdes, representa el monumento a
los Mártires de Beirut, o sea, de acuerdo con lo que la
precisión del dibujo permite juzgar, en el centro de una
plaza rodeada de edificios modernos, ornamentada con
cedros y palmeras, sobre un zócalo de piedra cuyas tres
caras visibles están decoradas con coronas de flores ro­
jas, se levantan tres figuras de bronce: un hombre ago­
nizante, caído sobre el costado, tratando de enderezar­
se con la mano estirada y, encima de él, encaramada
sobre un bloque de piedra sin forma definida, una mu­
jer cubierta con un vestido del que cuelga una manga,
estirando un brazo al cabo del cual blande una antorcha
(o un ramo de flores) y con su otro brazo sujeta por el
hombro a un niñito aparentemente vestido con una tela
sencilla que lleva alrededor de las caderas; una caja se­
mivacía de cincuenta cigarritos de marca N IC h a v a n e ;
un rompecabezas de doce piezas pequeñas de madera
que encajan las unas en las otras de modo tal que for­
man una esfera, y un cenicero de cerámica, verde con
algunas huellas de rosa y de marrón, que contiene las
cenizas y las colillas de alrededor de ocho cigarritos. El
fondo izquierdo de la mesa está ocupado por una caja
redonda de madera labrada, provista de su tapa, y por
dos cuencos de madera: el más grande, de madera ma­
rrón, contiene monedas (sobre todo, monedas de 1 fran­
co francés); el más pequeño, de madera oscura, contiene
un botón de nácar, un dado de material plástico azul
cuyas dos caras visibles llevan, respectivamente, dos y
tres puntos blancos, un clip, una pinza de metal negro
en la que está escrito p o s s o p a r í s , dos alfileres y dos
pesas de cobre, en forma de pirámides truncas, que pe­
san, respectivamente, cincuenta gramos (250 quilates
métricos) y veinte gramos (100 quilates métricos). D e­
lante de esos tres objetos se alinean varios corales y mi­
nerales: un ágata con irisaciones ocres, amarillas y ver­
dosas, una piedra roja, un pedazo de coral que evoca la
garra de un pájaro o una mano de tres dedos, otro frag­
mento de coral con aspecto de manopla, el brillo de una
esmeralda, de un verde más bien suave, incluida en el
seno de un mineral de un negro brillante y un bloque
de pirita cuyos innumerables cristales cúbicos, muy fi­
nalmente estriados, brillan con un destello metálico. En
el extremo derecho de la mesa, encima de una pila de
hojas de un formato poco habitual (aproximadamente
40 x 30 cm), se amontonan cinco carpetas rosadas o
verdes, más o menos llenas. Sobre la que está más arri­
ba está escrito, con marcador negro: Corresp urgente.
Delante de esa pila de carpetas hay dos writing-pads,
uno verde, el otro amarillo, ambos bastante merma­
dos, y algunas hojas sueltas. Arriba de una de ellas, de
color amarillo, se puede leer el comienzo de una lista
-Newton, el príncipe Albert, Tarzán y el dolor de mue­
las, el Dr. Pluvial, dentista, Coccinelle-, cuya continua­
ción está prácticamente recubierta por otra hoja de pa­
pel, blanco, en la cual las letras o, a , m , r y l introducen
líneas de destinos diversos: la línea o sigue derecha,
las líneas a y m se rozan y después se alejan, las líneas
R y L , por un buen rato paralelas, terminan por juntar­
se. La parte de debajo de ese esquema está cubierta
por una agenda forrada de cuero negro abierta en la
página del medio, con la esquina inferior izquierda
arrancada, del domingo 30 y el lunes 31 de marzo (res
pectivamente 13a semana, St-Amédée de S., Sol 6 h 34
19 h 17 y 14a semana, St.-Benjamin, luna llena); en la
agenda hay dos indicaciones manuscritas en la página
del domingo: una, con tinta -llam ar a M arie-, puesta
alrededor de las 15 horas; la otra, con lápiz -M arie
C h aix- en la parte inferior de la página. En la parte
de adelante de la mesa hay un mueblecito de m ade­
ra, de aproximadamente unos cuarenta centímetros de
largo y tal vez de unos doce de alto, que tiene cuatro
filas superpuestas de seis cajones y una parte superior
con forma de caja. Encima de la tapa de ese mueble se
disponen: a la derecha, un rompecabezas de tres dimen­
siones compuesto por dos cajitas de madera llenas de
cubos y de paralelepípedos de dimensiones diferentes;
en el centro, un despertador electrónico de cuarzo,
marca s a t e k , que indica actualmente las 12:50 p m ; a la
izquierda, un juego que se llama d e b o n o l - g a m e , que
consiste en un damero metálico de cuatro casillas por
cuatro, sobre el cual pueden desplazarse varias fichas
imantadas de color azul, amarillo y verde; un cierto
número de objetos pequeños en acero van pegados a
esas piezas imantadas: una chinche, dos pinzas “ Aclé”
n° 1, una hoja de afeitar montada sobre un soporte del­
gado, tres clips, una horquilla para el pelo. A la izquier­
da de ese mueblecito hay un cacharro cilindrico de loza
blanca crema, decorado con dos guirnaldas de flores
azules entre las cuales está escrito c a f é , lleno con una
treintena de lápices negros, lápices de colores, marcado­
res, lapiceras y utensilios diversos: tijeras, un cortapa­
peles, un cutter, un portaminas. A la derecha, hay un
vaso derecho con fondo espeso particularmente lleno
de bolitas de vidrio entre las cuales hay metidos unos
diez cortaplumas. En primer plano, destacándose ne­
tamente sobre la tela negra de la mesa, se encuentran
una hoja de papel a cuadritos, de form ato 21 x 29.7,
casi enteramente cubierto por una escritura exagerada­
mente apretada, y una lapicera de metal dorado cuyos
cuerpo y capuchón están adornados completamente
con finas acanaladuras.
R e fe r en c ia s b ib l io g r á fic a s
(PRIMERAS PUBLICACIONES)

“ ¿A proxim aciones a q u é?” : Cause commune, n° 5,


febrero de 1973, pp. 3-4.

“ La rué Vilin”: L ’Humanité, 11 de noviembre de 1977,


p .2.

“ Doscientas cuarenta y tres postales de colores verdade­


ros” : Le fou parle, n° 8, octubre de 1978, pp. 11-16.

“ Alrededor de Beaubourg” : Atlas/Air France, octubre


de 1981, pp. 54 y 66.

“ Paseos por Londres” : Atlas/Air France, abril de 1981,


pp. 8-16.

“ El santo de los santos” fue publicado bajo el título


“ Esas oficinas que revelan su personalidad” en Yo­
gue Hommes, n° 42, septiembre de 1981, pp. 94, 98
y 102.
“Tentativa de inventario de los alimentos líquidos y só­
lidos que ingurgité en el curso del año mil novecien­
tos setenta y cuatro” : Action p o etique, n° 65, 1976,
pp. 185-189.

“ Still life / Style leaf” : Le fou parle, n° 18, septiembre


1981, pp. 3-6.
Posibles respuestas sobre qué hacer con el espacio 7

¿Aproximaciones a qué? 13

LaraeV ilin 17

Doscientas cuarenta y tres postales de colores


verdaderos 31

Alrededor de Beaubourg 59

Paseos por Londres 69

El santo de los santos 79

Tentativa de inventario de los alimentos líquidos


y sólidos que ingurgité en el curso del año
mil novecientos setenta y cuatro 85

Still life / Style leaf 95

Referencias bibliográficas (primeras publicaciones) 105

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