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1 rama de Canela
Para la gelatina:
1 cucharadita de Maicena
1 vaso de Agua
1 cucharadita de Azúcar
2
Empezaremos la receta por la elaboración de la masa.
Para ello, coge un recipiente y mezcla la harina, los polvos
de hornear y el azúcar. Hecho esto, añade la mantequilla
fundida e intégrala mezclando con las manos, hasta que se
forme una masa con textura arenosa y granulada.
Imagen: badaduck.com
3
Luego, incorpora la yema de huevo y sigue mezclando.
Una vez integrada, vierte agua tibia poco a poco y amasa
con tus manos hasta lograr una masa consistente, suave y
no se quede pegada entre tus dedos. La cantidad de agua
será la necesaria, por ello debes agregarla poco a poco.
4
Una vez obtenida la masa, extiéndela con un rodillo
dejando tres centímetros de grosor y colócala sobre un
molde previamente engrasado. Lo ideal es que el molde
tenga 26 cm de diámetro. Corta la masa sobrante y pincha
con un tenedor la base para que no se formen
burbujas. Hornea la masa a 180ºC durante 15 minutos,
hasta que esté el centro dorado.
5
Cuando esté lista retírala del horno y resérvala. Ahora es el
turno de la preparación de la crema de la tarta de frutillas.
Para ello, coloca la maicena en una olla y disuélvela con el
agua fría hasta que no queden grumos.
6
Añade la leche, el azúcar, la rama de canela, unas gotas de
esencia de vainilla, el clavo de olor y la corteza de un limón.
Muévelo todo con una cuchara de madera o espátula
y caliéntalo a fuego medio hasta que rompa a hervir y
espese.
Imagen: instintorepostero.com
7
Una vez hecha la crema, viértela en el molde donde tienes
la masa horneada y resérvalo hasta que entibie. Mientras
tanto, corta las fresas por la mitad a lo largo, colócalas en
un recipiente y espolvorea azúcar al gusto.
8
Cuando la crema se haya enfriado, coloca las fresas
cortadas sobre ella en forma de abanico para que quede
más visual y presentable. Reserva la tarta de frutillas en el
frigorífico hasta el momento de comerla.
9
Si lo deseas, puedes hacer un almíbar y pintar las fresas
con él para darles un toque de brillo. Para hacerlo,
simplemente disuelve la maicena con agua a fuego medio.
Una vez disuelta, agrega el azúcar y revuelve hasta que se
torne transparente y hierva durante unos minutos. Luego,
con un pincel de repostería, pinta todas las frutillas ya
colocadas en la tarta.