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No obstante, visto que en casos excepcionales, la actuación del juez fuera de su
competencia podría motivar la inconstitucionalidad del auto de admisión y, por tanto, la
procedencia del amparo, cabe destacar que la presunta agraviada denunció que el Juzgado de
Primera Instancia en lo Agrario, del Tránsito y del Trabajo de la Circunscripción Judicial del
Estado Nueva Esparta carecía de competencia para conocer la demanda planteada, pues su
conocimiento correspondía a un tribunal ordinario en materia laboral. Sin embargo, esta Sala
evidencia que el tribunal accionado es competente en materia del trabajo, lo que comprende los
juicios de estabilidad laboral; por esta razón, la parte actora reconoció, en el escrito consignado
en la audiencia constitucional, que dicho órgano jurisdiccional sí tenía competencia para conocer
y decidir la causa.
En este sentido, el artículo 28.1 de la Ley Orgánica de Tribunales y de Procedimiento del
Trabajo, vigente en el año 2001, cuando se interpuso la demanda contra la hoy accionante,
atribuía a los tribunales de primera instancia con competencia en materia laboral, el
conocimiento “de todos los juicios del trabajo y en general, de todos los asuntos que se indican
en el artículo 1° de la presente Ley”, es decir, “los asuntos contenciosos del trabajo, que no
correspondan a la conciliación ni al arbitraje, y en todo caso, las cuestiones de carácter
contencioso que suscite la aplicación de las disposiciones legales y de las estipulaciones de los
contratos de trabajo”; igualmente, el artículo 29 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo,
actualmente en vigencia conforme a su artículo 194, establece que los tribunales en referencia
son competentes para sustanciar y decidir los asuntos contenciosos del trabajo, que no
correspondan a la conciliación ni al arbitraje, así como las solicitudes de calificación de despido
o de reenganche, entre otras controversias.
Por lo tanto, visto que el tribunal accionado actuó dentro de su competencia, la lesión
constitucional derivaría, según lo sostenido por la accionante, de la falta de aplicación del
procedimiento contemplado en la Ley Orgánica de Tribunales y de Procedimiento del Trabajo,
por cuanto el juez consideró aplicable el procedimiento de estabilidad laboral previsto en los
artículos 116 y siguientes de la Ley Orgánica del Trabajo. Dicho procedimiento especial estaba
en vigor para la fecha de admisión de la demanda interpuesta por el ciudadano Víctor Julio
Marval, pese a que actualmente quedó derogado por la Ley Orgánica Procesal del Trabajo,
vigente desde el 13 de agosto de 2003, la cual establece, en su artículo 188, que “el
procedimiento aplicable en materia de estabilidad laboral será el previsto en la presente Ley
(...)”.
Con respecto a lo anterior, esta Sala debe reiterar que la fijación del procedimiento
aplicable a un determinado juicio es materia propia de los jueces ordinarios, que sólo podrá ser
analizada por el juez de amparo cuando la determinación que erradamente haya hecho el juez
ordinario conlleve una directa, evidente y flagrante violación de algún derecho garantizado
constitucionalmente, puesto que al juzgador constitucional le está vedado conocer del fondo del
asunto discutido en el proceso que motiva la solicitud de tutela constitucional (Sentencia n°
254/2001 del 20 de febrero, caso: Alejandro Acosta Mayoral). En este sentido, la representación
de la presunta agraviada alegó que el ciudadano Víctor Julio Marval solicitó la calificación de su
despido, pero previamente era necesario determinar la naturaleza de la relación jurídica existente
entre ellos, que, según adujo, era mercantil y no laboral; sin embargo, de acuerdo con el criterio
sostenido por esta Sala en el citado fallo n° 3122/2003 del 7 de noviembre:
“(...) cuando la escogencia del procedimiento depende del cumplimiento de
requisitos formales que impone la ley, la falta de estos requisitos conduce a que el
procedimiento sea inaplicable, y el amparo podría solicitarse, fundado en la
violación al debido proceso, si a pesar del incumplimiento de los requisitos, se
impone al demandado un procedimiento que aminora su derecho de defensa, y
que legalmente era inaplicable (Sentencia del 27 de febrero de 2003. Caso: Lucas
Rincón Colmenares).
Podría ocurrir –por ejemplo– que violando las exigencias del Código de
Procedimiento Civil para la ejecución de hipoteca o el juicio de intimación, se
diere curso a estos procedimientos, infringiéndose así el debido proceso del
demandado, si los correctivos ordinarios ante tal situación, resultaren
infructuosos. Pero cuando la escogencia del procedimiento depende de la
interpretación sobre cuestiones de fondo, ello no es en principio motivo de
amparo, ya que la elección por esta causa es parte del juzgamiento del
sentenciador (...)” (Subrayado añadido).
Conforme con lo anterior, en el fallo n° 3011/2002 del 2 de diciembre (caso: Manaplás
S.A.), esta Sala resolvió un amparo contra sentencia, en el cual se denunció la aplicación del
procedimiento de estabilidad laboral pese a que se debatía la naturaleza de la relación jurídica
existente entre las partes; en esa oportunidad, se afirmó que:
“En cuanto a (...) la violación de los derechos al debido proceso y al juez natural
por aplicación del procedimiento de estabilidad laboral previsto en la Ley
Orgánica del Trabajo, en vez del contemplado en la Ley Orgánica de Tribunales y
de Procedimiento del Trabajo, a propósito de la supuesta falta de cualidad del
ciudadano (...) para demandar como trabajador a la mencionada sociedad
anónima, observa la Sala que, a los efectos de determinar la procedencia de la
misma, sería necesario entrar a examinar el juzgamiento efectuado tanto por el
Juez de Primera Instancia del Tránsito y del Trabajo de la Circunscripción
Judicial del Estado Mérida como por el Juez Superior Primero en lo Civil,
Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y Estabilidad Laboral de la Circunscripción
Judicial del Estado Mérida, al valorar las pruebas promovidas y evacuadas por la
parte actora en el juicio de estabilidad laboral y calificación de despido incoado
ante el primero de los referidos órganos jurisdiccionales, cuando tal examen no le
está dado efectuar al juez de amparo constitucional, pues ello significaría valorar
el mérito de una causa sometida a la competencia de los juzgados laborales
(Subrayado añadido).
En efecto, en decisión n° 828/2000, del 27 de julio, caso: Seguros Corporativos
(Segucorp) C.A., la Sala dejó establecido, con respecto a la revisión de errores de
juzgamiento mediante la acción de amparo constitucional, que:
‘Esto trae como consecuencia, que en el procedimiento de amparo el juez enjuicia
las actuaciones de los órganos del poder público o de los particulares, que hayan
podido lesionar los derechos fundamentales. Pero, en ningún caso, puede revisar,
por ejemplo, la aplicación o interpretación del derecho ordinario, por parte de la
administración o los órganos judiciales, a menos que de ella se derive una
infracción directa de la Constitución (...)’.
De conformidad con lo indicado en el fallo precedente, siendo que en el caso de
autos la determinación o no de la condición de trabajador del ciudadano (...)
correspondía a los jueces que conocieron en primera y segunda instancia del
procedimiento de estabilidad laboral, que en el desarrollo de dicho procedimiento
jurisdiccional MANAPLAS S.A. tuvo oportunidad para desvirtuar dicha
condición y que no es posible examinar en el proceso de amparo constitucional si
la valoración y enjuiciamiento realizada por los jueces de instancia estuvo o no
ajustada a las disposiciones legales sustantivas que regulan el derecho del trabajo,
por cuanto ello significaría valorar el mérito de la causa sometida a la
competencia de los juzgados laborales, esta Sala considera inoficioso abrir un
contradictorio para examinar la primera de las denuncias formuladas (...) y por
tanto declara improcedente in limine litis dicho alegato”.
PEDRO RAFAEL RONDÓN HAAZ
El Secretario,
JMDO/
Exp. n° 03-1052
...gistrado que suscribe discrepa del criterio mayoritario respecto del fallo que antecede, con
fundamento en los siguientes razonamientos:
El fallo del cual se disiente declaró sin lugar la apelación que interpuso la
apoderada judicial de la peticionante de amparo y, por ende, confirmó el fallo del a quo
constitucional que declaró la improcedencia de la demanda.
Ahora bien, si bien la mayoría sentenciadora desestimó todas las denuncias que
hizo la representación judicial de la quejosa como objeto de la demanda, quien difiere no
comparte el criterio mediante el cual se desechó la denuncia referente a la omisión de
pronunciamiento sobre el recurso de apelación que se interpuso contra la inadmisión de la prueba
de inspección judicial. Como fundamento de tal pronunciamiento señalaron que dicha omisión
no vulneró los derechos constitucionales al debido proceso y a la defensa de la supuesta
agraviada, por cuanto tal medio de impugnación ordinario en todo caso hubiese sido negado,
debido a que, en los procedimientos de estabilidad laboral no se admiten las incidencias
procesales por los principios que los informan (concentración, celeridad y simplicidad).
En atención a la fundamentación anterior debe señalarse que si bien es cierto que
el procedimiento de estabilidad laboral está informado de los principios de concentración,
celeridad y simplicidad, con lo cual, en principio, no son admisibles las incidencias procesales
que puedan desnaturalizarlo, no es menos cierto que no puede negarse el derecho de
impugnación sobre decisiones que, de no ser corregidas a tiempo, pudiesen generar un gravamen
irreparable en la sentencia definitiva, lo cual arrogaría indefectiblemente la violación del derecho
a la defensa y a la tutela judicial efectiva de la parte afectada, máxime cuando la decisión
cuestionada inadmite una prueba que fue promovida por ello.
La consideración de que la inadmisión de la tramitación de una apelación en los
procedimientos de estabilidad laboral se fundamenta en evitar las dilaciones y retardo en su
resolución, constituye, en el presente caso, una fundamentación idónea para el sostenimiento de
la posición contraria, es decir, de la admisión el referido medio de impugnación, por cuanto en el
supuesto de que el juzgador del alzada considerase la prueba inadmitida procedente y
fundamental para la resolución del mérito de lo debatido, tendría, necesariamente, que reponer la
causa al estado de que sea admitida y, posteriormente, evacuada, lo que, desde luego, produce la
dilación que se trata de evitar, en claro perjuicio de los justiciables.
En el caso bajo examen, el Juzgado supuesto agraviante omitió pronunciamiento
sobre la apelación que ejerció la recurrente contra la decisión que inadmitió la prueba de
inspección judicial que promovió, con lo cual incurrió en violación del derecho de petición de la
supuesta agraviada y, consecuencialmente, de su derecho a la defensa, puesto que, a juicio de
quien aquí disiente, dicho medio de impugnación era a todas luces admisible, máxime si se
atiende a la particular finalidad de ese medio de prueba, pues, en principio, atiende a la
comprobación de circunstancias fácticas susceptibles de modificación en el tiempo, situación
que, difícilmente, pudiese resolver el Juzgado de alzada cuando sentencie la apelación del fallo
definitivo del Juzgado de la causa, en evidente perjuicio para la tutela efectiva del derecho de la
recurrente.
Tal proceder, como se señaló, vulneró el derecho a la defensa de la peticionante
de tutela constitucional, violación que se hace manifiesta si atendemos al contenido de dicho
derecho fundamental, el cual ha sido innumerable veces explicado por esta Sala. Así, en este
sentido, en decisión del 4 de abril de 2001 (Caso Papelería Tecniarte C. A.), esta Sala
Constitucional señaló:
“(...) la notificación adecuada de los hechos imputados, disponibilidad de medios para
permitir ejercer la defensa adecuadamente, acceso a los órganos de administración de
justicia, acceso a pruebas, previsión legal de lapsos adecuados para ejercer la defensa,
preestablecimiento de medios que permitan recurrir contra los fallos condenatorios (de
conformidad con las previsiones legales, derecho a ser presumido inocente mientras no se
demuestre lo contrario, derecho a ser oído, derecho de ser juzgado por el juez natural, derecho
a no ser condenado por un hecho no previsto en la ley como delito o falta, derecho a no ser
juzgado dos veces por los mismos hechos, derecho a no ser obligado a declararse culpable ni a
declarar contra sí misma, su cónyuge, ni sus parientes dentro del segundo grado de afinidad y
cuarto de consanguinidad, entre otros.
La consagración constitucional del derecho al debido proceso, significa que la acción de
amparo ejercida por violación de algunos de los extremos allí señalados por actuación u
omisión judicial, procederá cuando los hechos presuntamente constitutivos de la infracción
efectivamente impidan o amenacen impedir a un particular el goce y ejercicio inmediato de
algunas de las facultades que dicho derecho al debido proceso otorga (...)” (Resaltado
añadido)
En conclusión, ante la evidente vulneración del derecho a la defensa y al debido
proceso de la peticionante de tutela constitucional, debió declararse con lugar la apelación y, por
ende, con lugar la pretensión de amparo, sin necesidad de señalamiento expreso respecto del
resto de la denuncias, con excepción de la impugnación del auto de admisión de la demanda de
estabilidad.
Queda así expresado el criterio del Magistrado disidente.
Fecha ut supra.
El Presidente,
IVÁN RINCÓN URDANETA
El Vicepresidente,
JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO
JOSE MANUEL DELGADO OCANDO
Magistrado
ANTONIO JOSÉ GARCÍA GARCÍA
Magistrado
PEDRO RAFAEL RONDÓN HAAZ
Magistrado Disidente
El Secretario,
PRRH.sn.fs.-
EXP. Nº 03-1052