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En fecha 9 de agosto de ese mismo año, esta Sala libró el oficio Nro. 3140, mediante
el cual devolvió el presente expediente a la Corte en referencia “(…) por cuanto la
diligencia de fecha 26.04.11, cursante en el folio quinientos veintiuno (521) no está
suscrita por la Secretaría de ese Despacho”.
Mediante auto de fecha 26 de septiembre de 2011, el Tribunal a quo ordenó agregar a
las actas el documento supra identificado, y remitir nuevamente el expediente a esta Sala a
través del oficio Nro. CSCA-2011-006146, el cual -como se dijo anteriormente- fue
recibido en esta Máxima Instancia el 11 de octubre de 2011.
Mediante auto de fecha 16 de julio de 2013, se indicó que el 8 de mayo de ese mismo
año fue electa la Junta Directiva de este Supremo Tribunal, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 20 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, y se
ordenó la continuación de la presente causa.
En fecha 21 de mayo de 2015, se dictó auto por medio del cual se señaló que el 11 de
febrero de 2015, fue electa la Junta Directiva de este Supremo Tribunal, de conformidad
con lo previsto en el artículo 20 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia,
quedando integrada esta Sala de la siguiente manera: Presidente, Magistrado Emiro García
Rosas; Vicepresidenta, Magistrada María Carolina Ameliach Villarroel; las Magistradas
Evelyn Marrero Ortíz y Bárbara Gabriela César Siero, y el Magistrado Inocencio Figueroa
Arizaleta. Se ordenó la continuación de la causa y se ratificó como ponente a la Magistrada
María Carolina Ameliach Villarroel.
Por auto del 14 de enero de 2016, se dejó constancia de que el día el 23 de diciembre
de 2015 se incorporaron a esta Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia el Magistrado Marco Antonio Medina Salas y la Magistrada Eulalia Coromoto
Guerrero Rivero, designados y juramentados por la Asamblea Nacional en esa misma
fecha. La Sala quedó constituida, conforme a lo dispuesto en los artículos 8 y 20 de la Ley
Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, de la forma siguiente: Presidenta, Magistrada
María Carolina Ameliach Villarroel; Vicepresidenta, Magistrada Eulalia Coromoto
Guerrero Rivero; la Magistrada Bárbara Gabriela César Siero; y los Magistrados Inocencio
Antonio Figueroa Arizaleta y Marco Antonio Medina Salas.
Realizado el estudio del expediente, pasa la Sala a decidir, conforme a las siguientes
consideraciones:
I
ANTECEDENTES
El acto que dio origen al presente juicio lo constituye la Resolución Nro. 376.10
dictada el 22 de julio de 2010, por la entonces Superintendencia de Bancos y Otras
Instituciones Financieras (SUDEBAN) hoy Superintendencia de las Instituciones del Sector
Bancario, por medio de la cual declaró sin lugar el recurso de reconsideración interpuesto
por la sociedad de comercio Banco del Caribe, C.A. Banco Universal, contra la Resolución
Nro. 235.10 emitida el 6 de mayo de 2010, en la que se le impuso a la recurrente una multa
por la cantidad de quinientos sesenta y un mil cuarenta y ocho bolívares (Bs. 561.048,00),
por haber incumplido lo dispuesto en la Circular Nro. SBIF-DSB-IO-GGTI-06933 dictada
por el aludido ente el 29 de abril de 2005.
Contra dicho acto los representantes judiciales de la entidad bancaria sancionada, el 2
de septiembre de 2010, interpusieron recurso contencioso administrativo de nulidad
conjuntamente con amparo cautelar y subsidiariamente solicitud de suspensión de efectos,
ante la Unidad de Recepción y Distribución de Documentos (U.R.D.D.) de las Cortes
Primera y Segunda de lo Contencioso Administrativo, imputándole a la actuación
administrativa haber incurrido en:
II
DE LA SENTENCIA APELADA
En relación a la violación del principio de la reserva legal aducida por la parte actora,
al considerar que el acto administrativo impugnado estuvo fundado en un acto
administrativo de carácter sublegal; el Tribunal a quo, consideró que “(…) la Circular Nº
SBIF-DSB-IO-GGTI-06933 de fecha 29 de abril de 2005, es sólo un instructivo para
determinar los plazos y las condiciones en que las entidades bancarias debían cumplir con
su deber de remisión de información relativa al Sistema de Información Central de Riesgos
(SICRI), contemplado en el artículos (sic) 192 y 251 del Decreto con Rango, Valor y
Fuerza de Ley de Reforma Parcial de la Ley General de Bancos y Otras Instituciones
Financieras, así como en los artículo (sic) 3 y 5 de la Resolución Nº 001-06-98 de fecha 26
de junio de 2006” (sic).
Por tal razón, estimó que “(…) el fundamento legal del acto administrativo
primigenio contenido en la Resolución Nº 235.10 de fecha 6 de mayo de 2010, mediante el
cual se resolvió sancionar a la recurrente por la cantidad de quinientos sesenta y un mil
cuarenta y ocho bolívares fuertes (Bs. 561.048,00), tuvo como fundamento legal el hecho
cierto del incumplimiento del artículo 251 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley
de Reforma Parcial de la Ley General de Bancos y Otras Instituciones Financieras, por la
remisión de información realizada fuera del plazo señalado en la Circular Nº SBIF-DSB-
IO-GGTI-06933 de fecha 29 de abril de 2005; cuya sanción se encuentra prevista en el
ordinal 1º del artículo 422 eiusdem, marco legal vigente que regula la obligación de los
bancos, (…); de enviar los informes y documentos requeridos por ésta, en virtud de lo
cual [desechó] la denuncia formulada (…)”. (Agregado de la Sala).
No obstante, aseveró que ambas leyes “(…) prevén las mismas conductas ilícitas que
fueron sancionadas por la Administración, razón por la cual resulta desacertado pensar
que por el error material en que incurrió la Superintendencia al enunciar la norma
sancionatoria (que además fue corregido en el acto administrativo que hoy se impugna),
sea motivo suficiente para anular el referido antes (sic) pues, como antes se dijo, tal falta
no incide de modo alguno en la determinación de la acción sancionada”.
En segundo lugar, sostuvo que “(…) la hoy recurrente no demostró ante esta
Instancia de qué modo los supuestos inconvenientes tecnológicos por ella invocados,
impidieron el cumplimiento oportuno de su deber de remisión de información, pues no se
observa del acervo probatorio que la misma haya consignado medio de prueba alguno a
los fines de demostrar que alguna causa hubiera imposibilitado su observancia”.
Por tales motivos, concluyó que “(…) si bien la recurrente dio cumplimiento a la
instrucción impartida por la Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Financieras
de remitir la información solicitada durante los meses de enero, junio, julio, agosto y
noviembre de 2009, no lo hizo en los plazos señalados en la Circular Nº SBIF-DSB-IO-
GGTI-06933 de fecha 29 de abril de 2005, es decir, antes del día 16 de cada mes, y además
no probó ante este Juzgador que la existencia cierta de alguna causa no imputable que le
hubiera impedido que realizar (sic) su deber de remisión, razón por la cual se debe
desechar la presente denuncia”.
Sobre el vicio de falso supuesto de derecho invocado por la accionante, por la errónea
aplicación del artículo 506 del Código de Procedimiento Civil, el cual alude al principio de
la carga de la prueba; el Tribunal a quo, luego de hacer unas consideraciones sobre el
cumplimiento de dicha carga procesal, estimó que la recurrente incumplió con la misma al
no lograr demostrar la existencia cierta de los impedimentos tecnológicos que no le
permitieron cumplir con su deber de transmitir información a la SUDEBAN, motivo por el
que la Corte ratificó “(…) el criterio sostenido por la Administración al desechar el alegato
de la parte querellante sobre el cual invocaron el ‘principio de oficialidad de la prueba’
para pretender –de manera acomodaticia- que por tratarse de un procedimiento de
carácter sancionatorio la carga de la prueba correspondiera a la Superintendencia de
Bancos y Otras Instituciones Financieras”.
Aunado a ello, agregó que “(…) no existen pruebas en el expediente que demuestren
que la empresa accionante fue responsabilizada desde el momento en que inició el
procedimiento, de forma tal que se le tratase como culpable desde el principio de la
investigación, en razón de lo cual no es posible asumir la transgresión del derecho a la
presunción de inocencia como lo denuncia la sociedad accionante”.
En ese mismo orden, aclaró que “(…) la circunstancia agravante que fue analizada
por la Administración al momento de determinar el monto de la multa hoy cuestionada, de
ningún modo pudo ser debatida durante el procedimiento sancionatorio y mucho menos
debía ser señalada en el auto de apertura del mismo, pues tal circunstancia no era el
motivo de investigación del procedimiento instruido por el Organismo de supervisión
bancaria, siendo que la misma sólo fue señalada en la Resolución de multa a los fines de
evidenciar que la sociedad mercantil recurrente, ejecutaba de manera reiterada la
conducta que estaba siendo investigada y que la hizo acreedora de la sanción de multa”.
Por tal razón, desechó la denuncia analizada toda vez que constató que la
Administración siguió un procedimiento sancionatorio a la sociedad accionante con el
objeto de indagar su incumplimiento en el cual se comprobó su culpabilidad.
A tal efecto, luego de hacer alusión al contenido del artículo 251 de la derogada Ley
General de Bancos y Otras Instituciones Financieras, coligieron que dicha norma
“(…) nada estipula a que exista una remisión expresa a ‘normas de rango sublegal’,
tales como circulares, para que el Poder Ejecutivo, a través de su colaboración con el
Legislativo, pueda desarrollar normas de rango legal, en este caso los contenidos de [la
referida ley]”. (Agregado de la Sala).
Esgrimieron que “(…) no es válida la sanción dictada por la SUDEBAN con base
en la Circular Nro. SBIF-DSB-IO-GGTI-06933, puesto que la misma comporta una
violación al principio de reserva legal, constituyendo así una violación constitucional, la
cual conforme al artículo 25 constitucional debe originar la nulidad absoluta del acto
impugnado (…), así como también debiendo generarse la desaplicación, por control
difuso, de la mencionada Circular, con base en lo dispuesto en el artículo 334
constitucional”.
Meses Números de intentos para Fecha del primer intento
transmitir de transmisión
Enero 9 16/02/09
Junio 4 16/07/09
Julio 6 14/08/09
Agosto 10 16/09/09
Noviembre 8 15/12/09
Al respecto, alegaron que se podía observar que “(…) en efecto, en todos los meses
por los cuales se le impuso sanciones a [su] representada, la extemporaneidad en la
transmisión se debió a fallas en la plataforma de SUDEBAN, siendo
que [su] representada sí intentó realizar las transmisiones a tiempo (a más tardar el día
16 de cada mes), pero el sistema las rechazó, lo cual es la razón que justifica la remisión
tardía de dicha información al SICRI”. (Agregados de la Sala).
Afirmaron que “(…) ese obstáculo técnico u operativo se torna más gravoso para
las instituciones bancarias, y para [su] representada en particular, si se toma en cuenta
una circunstancia adicional (…) y es que en fecha 29 de septiembre de 2008 la SUDEBAN
emitió su Circular N°SBIF-DSB-IO-GGTI-18590, en la cual estableció que las
instituciones bancarias cuentan con un máximo [de] cuatro oportunidades que ‘…de
requerir envíos adicionales deberán solicitar autorización por escrito a esta
Superintendencia’. Por ello, siendo que en cuatro de los cinco meses por los cuales se
sancionó a [su] representada, se requirieron más de 4 oportunidades para transmitir
efectivamente la información al SICRI, son evidentes las trabas y los inconvenientes que
tuvo [su] representada para poder concretar dicha transmisión”. (Agregados de la Sala).
En ese sentido, precisaron que la empresa apelante “(…) no pudo incurrir ni
incurrió en los incumplimientos que la SUDEBAN pretende imputarle, sino que fueron
causas extrañas imputables a [su] representada las que le impidieron remitir a tiempo la
información requerida”. (Agregado de la Sala).
En relación a este punto, los referidos apoderados judiciales sostuvieron que el fallo
impugnado incurrió en el aludido vicio al haberse valorado de forma errónea la normativa
legal aplicable al procedimiento administrativo sustanciado por la Administración
accionada, ello “(…) en virtud de que pretende hacer valer el artículo 506 del Código de
Procedimiento Civil, en materia de pruebas, ignorando la existencia de una norma
especial, consagratoria del ‘principio de oficialidad de la prueba’, como lo es el artículo
53 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos”.
Expresaron que ese “(…) aspecto es un punto de mero derecho que debe ser
valorado por la Sala, con la sola apreciación de la normativa infringida y las normas
aplicables al caso, esto es, el Código de Procedimiento Civil y la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos”.
En ese sentido, señalaron que “(…) la Corte no está tomando en cuenta los
esfuerzos realizados por las instituciones bancarias para dar cumplimiento a sus deberes
de suministro de información, más aún cuando las causas que han determinado dichos
incumplimientos se deben a fallas en el sistema, imputables a la propia Superintendencia,
por lo cual considerar que [se está] frente a una obligación de resultado sería atentatorio
de la seguridad jurídica y de la coherencia del referido modus regulatorio”. (Agregado de
la Sala).
Por tales razones, estimaron que esta Alzada debe considerar que “(…) al menos en
las circunstancias actuales, debido a las fallas recurrentes en el sistema implementado por
la SUDEBAN, la obligación de remitir la data al SICRI debe ser considerada como una
obligación de medio y no de resultado (…)”.
5.- Vulneración al principio de culpabilidad de las sanciones, por errónea
interpretación de los hechos por parte de la Corte Segunda de lo Contencioso
Administrativo.
Por ello, alegaron estar ante una clara violación al principio de presunción de
inocencia, por lo cual solicitaron que se proceda a la “revocatoria” de la sentencia apelada.
7.- Transgresión al principio de globalidad de la decisión por una errónea
interpretación de los hechos en el fallo impugnado.
Indicaron que la evacuación de dicha prueba “(…) fue fijada para el segundo día de
despacho siguiente, a primera hora de la mañana, siendo que por la especificidad de la
prueba, un día resultaba insuficiente para proceder a la localización y determinación de
los detalles sobre la prueba en cuestión con la persona que fungiría como experto para la
evacuación de la misma”.
Señalaron que “(…) a pesar de que la mayor parte de los hechos que se pretendían
demostrar con esta prueba de igual forma quedaron probados en el expediente,
a [su] representada le fue violado su derecho a la defensa y al debido proceso, puesto que
se le impidió el ejercicio idóneo de sus defensas, pudiendo haberse incorporado al juicio
una serie de pruebas adicionales, de gran precisión técnica, que ratificarían la existencia
de fallas tecnológicas en la plataforma de Sudeban, y en particular en el SICRI”.
(Agregado de la Sala).
Por lo que, a juicio de esta Sala la Circular en cuestión no afectó en nada la garantía
de reserva legal en materia sancionatoria, pues si bien es un acto de rango sublegal, la
misma fungió como una vía de comunicación de la Administración para manifestar una
potestad que se encontraba apoyada en una ley concreta.
En ese sentido, considera esta Alzada que si bien hubo un error por parte de la
Administración al momento de hacer mención a la norma que fundamentaba la sanción
impuesta a la apelante, el mismo no acarrea nulidad alguna por cuanto -como ya se dijo- las
dos normas prevén el mismo supuesto, aunado al hecho de que la Superintendencia
accionada corrigió ese error en la oportunidad en que decidió el recurso de reconsideración.
En virtud de ello, se debe resaltar que el vicio de suposición falsa en las decisiones
judiciales se configura, por una parte, cuando el Juez, al dictar un determinado
fallo, fundamenta su decisión en hechos inexistentes, falsos o que no guardan la debida
vinculación con el o los asuntos objeto de decisión, verificándose de esta forma el
denominado falso supuesto de hecho. Por otro lado, cuando los hechos que sirven de
fundamento a la decisión existen, se corresponden con lo acontecido y son verdaderos, pero
el órgano jurisdiccional al emitir su pronunciamiento los subsume en una norma errónea o
inexistente en el derecho positivo, o incurre en una errada interpretación de las
disposiciones aplicadas, se materializa el falso supuesto de derecho (vid., sentencia de esta
Sala Nro. 00203 de fecha 5 de marzo de 2015).
Igualmente, corre inserto del folio 116 al 125 del expediente judicial copia simple
de varios “Registro de Transmisión” de fechas 15, 16 y 17 de diciembre de 2009 de los
cuales se aprecia que la parte apelante informó a la Superintendencia accionada acerca de
unas supuestas irregularidades presentadas durante el mes de noviembre de 2009, por
cuanto el sistema arrojaba un error indicando que la “(…) institución no realizó transmisión
del archivo Equivale”.
En ese mismo orden, se observa que riela inserto del folio 329 del expediente
judicial copia certificada del “Estatus de Recepción de S.I.C.R.I. en el año 2009”, remitida
por la Superintendencia accionada, en la cual dejó constancia que la empresa recurrente
procesó tardíamente la información requerida por dicho organismo en los meses de enero,
junio, julio, agosto y noviembre de 2009.
Asimismo, del folio 330 al 334 del expediente judicial cursa inserto copia
certificada del “Estadístico de Instituciones Procesadas Mensual S.I.C.R.I.”, del cual se
desprende lo siguiente:
Institución Estatus Fecha Intentos Cartera en Bs. %Cartera
Financiera Actual
Por ello, considera esta Alzada que de tales documentales no se constatan causas
extrañas imputables a la plataforma de la Administración que hayan conducido a la
apelante a incumplir con su obligación, puesto que si bien sólo los comprobantes
correspondientes al mes de noviembre de 2009, indicaron que la acción fue procesada fuera
del lapso establecido (lo cual fue debidamente notificado a la Administración por parte de
la recurrente) ello no excusa o atenúa la responsabilidad que tenía dicha parte de cumplir
con su obligación en el plazo previsto por la Superintendencia accionada.
En relación a este punto, se observa que el Tribunal a quo, luego de hacer algunas
consideraciones sobre el cumplimiento de la carga probatoria, estimó que la recurrente
incumplió con la misma al no lograr demostrar la existencia cierta de los impedimentos
tecnológicos que no le permitieron cumplir con su deber de transmitir información a la
SUDEBAN, motivo por el cual ratificó “(…) el criterio sostenido por la Administración al
desechar el alegato de la parte querellante sobre el cual invocaron el ‘principio de
oficialidad de la prueba’ para pretender –de manera acomodaticia- que por tratarse de un
procedimiento de carácter sancionatorio la carga de la prueba correspondiera a la
Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Financieras”.
En tal sentido, esta Sala estima necesario hacer alusión al contenido de los artículos
cuestionados. A tal efecto, se observa:
Ahora bien, de una revisión de las actas del expediente administrativo, se evidencia
que la Superintendencia accionada, previo a dictar el acto contentivo de la sanción
impuesta, dejó constancia en el transcurso del procedimiento administrativo de los hechos
que constituyen a su juicio una infracción al ordenamiento jurídico, cumpliendo así con su
obligación de probar la existencia de irregularidades o ilícitos cometidos por la entidad
bancaria accionante.
Así las cosas, no evidencia esta Alzada error alguno por parte del Tribunal a quo al
considerar -al igual que la Administración- que la apelante no cumplió con la carga de la
prueba impuesta por el legislador en el artículo 506 eiusdem, al no demostrar la veracidad
de los supuestos impedimentos tecnológicos que se le presentaron al momento de cumplir
con el suministro de información requerido por la entonces Superintendencia de Bancos y
Otras Instituciones Financieras. Así se establece.
Así las cosas, se considera pertinente hacer alusión nuevamente al contenido de los
artículos 192 y 251 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Reforma Parcial de la
Ley General de Bancos y Otras Instituciones Financieras, publicado en Gaceta Oficial Nro.
5.892 Extraordinario de fecha 31 de julio de 2008, aplicable ratione temporis, a los fines de
verificar si el Tribunal a quo erró o no al calificar como obligación de resultado los
mandatos dispuestos en dichas normas. A tal efecto, se observa:
De manera que, esos preceptos normativos comportan una exigencia tanto para las
entidades bancarias respecto al suministro de información obligatoria a la
Superintendencia, como para esta última de fijar los plazos en que debe cumplirse con
dicho requerimiento, así como las especificaciones que el mismo debe contener.
Por lo que, no puede pretender la parte actora que se valoren los intentos fallidos
que alegó haber realizado para remitir la información requerida por la Superintendencia
accionada dentro del lapso que ésta dispuso, cuando de lo expuesto se constata que el fin
último de las normas antes señaladas, consistía en la entrega efectiva de tal información, sin
que valiera la sola intención de quererlo hacer. Así se establece.
De lo antes expuesto, entiende esta Alzada que la denuncia esbozada por la parte
actora dentro de este punto, se circunscribe en alegar un presunto error de juzgamiento por
parte del Tribunal a quo por inversión de la carga de la prueba, por haber pretendido que la
apelante era quien debía demostrar que no actuó de forma dolosa o culposa, cuando a decir
de esta última, tal hecho le correspondía demostrarlo a la Administración.
En tal sentido, cabe destacar que ha sido criterio de esta Máxima Instancia que si
bien la Administración tiene la potestad y obligación de indagar la verdad de los hechos,
desplegando la actividad probatoria que considere adecuada, tal circunstancia no implica
que el administrado no tenga la carga de traer al expediente administrativo las pruebas que
le permitan demostrar ante la Administración, la licitud de su actuación. (Vid., sentencia de
esta Sala Nro. 00607 del 2 de junio de 2015).
Sobre este punto se aprecia que los apoderados de la empresa apelante aseveraron
que el Corte desechó la denuncia referida a la violación del aludido principio
“(…) señalando que: ‘… la Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Financieras
hizo referencia a los alegatos y las pruebas de la sociedad mercantil, Banco del Caribe,
C.A., Banco Universal…’”, cuando -por el contrario- su representada incorporó al
procedimiento una serie de argumentos y pruebas que permiten demostrar, de forma clara e
inequívoca, que no había incurrido en infracción alguna a la regulación sectorial bancaria.
También precisó que “(…) no existen pruebas en el expediente que demuestren que
la empresa accionante fue responsabilizada desde el momento en que inició el
procedimiento, de forma tal que se le tratase como culpable desde el principio de la
investigación, en razón de lo cual no es posible asumir la transgresión del derecho a la
presunción de inocencia como lo denuncia la sociedad accionante”.
Así, esta Sala comparte el criterio expuesto por el Tribunal a quo, conforme al cual
la decisión impugnada fue tomada por la Administración, previo análisis de las defensas y
las pruebas que la parte apelante consignó en sede administrativa, por lo que se evidencia
que fue cumplido un procedimiento a los fines de verificar su responsabilidad, de manera
que no existió un prejuicio de culpabilidad hacia la entidad bancaria recurrente.
Con base en las consideraciones que anteceden, esta Sala desestima la denuncia de
violación al derecho de presunción de inocencia alegada por la parte apelante. Así se
declara.
En ese mismo orden, esgrimieron que en ningún momento habían aseverado que la
Administración no motivó su decisión, sino que -a su decir- dicho organismo no consideró
la totalidad de los argumentos expuestos en sede administrativa, específicamente, los
relacionados a la serie de eventos que presuntamente le impidieron a su mandante
suministrar la información sobre sus deudores crediticios.
Así las cosas, se advierte que en el acto objeto de la acción de nulidad a que aluden
las presentes actuaciones, el cual corre inserto en copia certificada a los folios ciento treinta
y uno (131) al ciento treinta y nueve (139) del expediente administrativo, la Administración
recurrida indicó que:
“(…) una vez realizado el proceso de validación de forma, sin
presentarse error en los archivos, la Entidad Bancaria recibe un
mensaje electrónico por cada uno de esos registros con sus
respectivos nombres y al ejecutarse la validación de forma y fondo, es
cuando con el código autenticación suministrado por este Organismo,
se acepta la información enviada por la Institución respectiva, es
decir, se indica que la transmisión de datos fue exitosa, sin embargo,
no puede interpretarse que este Organismo valida que dicha
transmisión se efectuó dentro del lapso legalmente establecido, tal
como lo señala el Manual General del Sistema de Información
Central de Riesgos (SICRI), aunado a que del mismo reporte que el
Banco anexó a su escrito de descargos se evidencia que dicha
información fue remitida el día diecisiete (17) de cada uno de los
meses objetados, por lo que se puede inferir un reconocimiento del
incumplimiento por parte de la Institución Financiera”.
Por ende, debe desecharse el denunciado vicio de error de juzgamiento por errónea
valoración de los hechos. Así se decide.
Así las cosas, resulta oportuno mencionar que en cuanto a la confianza legítima, la
jurisprudencia de la Sala ha señalado que es uno de los principios que rigen la actividad
administrativa, referido a la concreta manifestación del principio de buena fe en el ámbito
de dicha actividad, y cuya finalidad es el otorgamiento a los particulares de garantía de
certidumbre en sus relaciones jurídicas administrativas. (Vid. Sentencia Nro. 01014 dictada
por esta Sala el 2 de julio de 2014).
Por lo que, considera esta Alzada que no hubo acción alguna atribuible al Tribunal a
quo que indujera a pensar que conculcó el derecho a la defensa y a la tutela judicial efectiva
que le asiste a la parte apelante, por ende, se desecha el presente alegato. Así se declara.