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El Reino de la Divina Voluntad anunciado en la Revelación

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El don del Querer Divino presente en la Sagrada Escritura, en la Tradición
Apostólica y en el Magisterio de la Iglesia

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Esta obra considera los escritos de Luisa Piccarreta

Raúl Avalos Ríos

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© Raúl Avalos Ríos 2018

1
Dedicatoria: Al Fiat Supremo

2
Contenido

Prefacio ............................................................................................................................................... 4
Advertencia ..................................................................................................................................... 9
Capítulo I: De implícito a explícito..................................................................................................... 11
Capítulo II: El plan original de Dios.................................................................................................... 15
Capítulo III: Jesús recupera el don del Reino de la Divina Voluntad para la humanidad .................. 21
Anuncio de restauración ............................................................................................................... 22
La llegada del Mesías .................................................................................................................... 27
Los Padres de la Iglesia .................................................................................................................. 33
Purificación .................................................................................................................................... 48
El Reino de la Divina Voluntad en la tierra y su Santidad ............................................................. 50

3
Prefacio

1. ¿Cuál es el plan de Dios con la humanidad? ¿Cuál fue el plan original? ¿Qué ha pasado y
pasará con ese plan? Son preguntas que plantean respuestas profundas e importantísimas
para la vida de cualquier ser humano.

2. La irrupción de Luisa Piccarreta y su obra en la historia humana da una luz grande y


específica sobre estas preguntas. Pero el reconocimiento de la Iglesia de esta magna obra no
ha estado exenta de confusiones, incomprensiones y persecuciones. Al fin y al cabo las obras
de Dios suelen ser probadas y perseguidas; como lo fue el mismo Jesucristo.

3. Un momento importante para la acogida de la obra que Dios ha hecho a través de Luisa
Piccarreta ha sido el 23 de julio de 2010, cuando Sor Assunta Marigliano, presidenta de la Pía
Asociación "Luisa Piccarreta - Piccoli figli del Divin Volere", responsable de promover la Causa
de Beatificación y Canonización de la Sierva de Dios Luisa Piccarreta, dio a conocer que
durante este proceso también el segundo teólogo, encargado por la Santa Sede para la
revisión de los escritos de la Sierva de Dios, ha dado su concepto positivo.

4. Esto tiene consecuencias positivas, como dice el Padre Carlos Massieau:

“Para nosotros, este doble veredicto oficial es de gran importancia debido a que:

“Oficialmente elimina toda duda proporcionando aceptación oficial no sólo respecto a los
libros publicados…, sino también en cuanto a todos los escritos de Luisa, su ortodoxia y
fidelidad a la doctrina católica.

“En otras palabras, con esta intervención oficial de la Iglesia de Roma se resuelven y
quedan eliminadas todas las dudas, respecto a estos Escritos, que pudieron haber existido
en dicho momento o surgido en los años siguientes.

“Entonces, estos escritos son realmente de Nuestro Señor Jesús, dados a su Iglesia a través
de Luisa para ayudarnos a entender y a abrirnos las puertas del Misterio Eterno de su
Voluntad Divina, que la Santísima Trinidad decretó que reinara así en la tierra como en el
Cielo.” (Padre Carlos Massieau).

5. Lo interesante es que «el Reino de la Divina Voluntad» ha sido anunciado desde siempre
en la Revelación y también en el Magisterio de la Iglesia.

6. Sin embargo no siempre ha estado claro este Reino para nosotros, porque muchas cosas
que se refieren a Él se iluminan a la luz de la obra que Jesús ha realizado a través de Luisa
Piccarreta.

7. Así sucedió con el anuncio del Mesías en la Antigua Alianza, se sabía que vendría el Mesías
—el ungido—, que sería descendiente de David (ver Isaías 9, 6), que nacería en Belén (ver

4
Miqueas 5, 1-2), que nacería de una Virgen (ver Isaías 7, 14), etcétera, pero muchas cosas no
estaban claras respecto a Él; al grado que también hubo confusión entre los judíos, sobre todo
en la clase religiosa.

8. Es interesante incluso cómo sus mismos discípulos tuvieron su proceso de comprensión, de


cosas que para nosotros son ya muy sencillas de asimilar, pero en su momento, para los que
recibieron el mensaje tuvo sus dificultades:

Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, Él debía resucitar de entre los
muertos. (Juan 20, 9).

9. Otro ejemplo son los discípulos de Emaús, que el día de la Resurrección todavía tenían la
idea de un Mesías político:

Nosotros esperábamos que fuera Él quien librara a Israel. (Lucas 24, 21).

10. Y Jesús tiene que aclararles que no era así, y lo hace con las Escrituras (ver Lucas 24, 27).
Escrituras que cobran claridad con la venida histórica del Mesías y su misterio Pascual.

11. Algo semejante nos pasa a nosotros al estar a la espera de la Parusía de Jesús; Dios nos ha
dejado información al respecto en la Sagrada Escritura y en la Tradición Apostólica, pero
muchas cosas se iluminarán en esa misma Parusía. Etimológicamente parusía significa:
llegada, presencia; se podría también decir: Manifestación.

12. Sabemos que esta llegada y presencia de Jesús puede tener muchos significados: su
Palabra, la Eucaristía, la gracia santificante, etcétera. Pero también se refiere a una llegada —
retorno— de Jesús de manera especial en el tiempo histórico de la humanidad:

…mientras aguardamos la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria de nuestro gran


Dios y Salvador, Cristo Jesús. (Tito 2, 13).

…observa lo que está prescrito, manteniéndote sin mancha e irreprensible hasta la


Manifestación de nuestro Señor Jesucristo, Manifestación que hará aparecer a su debido
tiempo el bienaventurado y único Soberano, el Rey de los reyes y Señor de los señores (1
Timoteo 6, 14-15).

…¡qué santa y piadosa debe ser la conducta de ustedes, esperando y acelerando la venida
del Día del Señor! (2 Pedro 3, 11-12).

Por otra parte, cuando se considera el futuro, el Pueblo de Dios de la Antigua Alianza y el
nuevo Pueblo de Dios tienden hacia fines análogos: la espera de la venida (o el retorno)
del Mesías (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 840).

Fiel a la orden del Señor, la Iglesia continúa haciendo, en memoria de Él, hasta su retorno
glorioso, lo que Él hizo la víspera de su pasión: "Tomó pan..." (Catecismo de la Iglesia
Católica, n. 1333).

5
13. Ahora, ¿a qué retorna Jesús? ¿a salvarnos? no, porque ya lo hizo. Viene a juzgar, sí (ver
Catecismo de la Iglesia Católica, n. 678 y siguientes); pero sobre todo viene a Reinar. El plan
original no era juzgar a las personas, sino que Dios reinara en ellas y en todo, en cambio el
juicio es consecuencia del pecado.

14. Jesús ya reina a través de la Iglesia (ver Catecismo de la Iglesia Católica, n. 668 y
siguientes), pero este reinado de Jesús no ha llegado a su plenitud en la humanidad, la
humanidad sigue revelándose a Dios y haciendo el mal; claro, también hay gente buena que
hace el bien, lo cual indica que el reinado no es pleno.

15. En este sentido San Buenaventura, Doctor de la Iglesia, habla de este progreso de la
misma Iglesia que tiende a una perfección, y el Santo Doctor lo ve claramente en el hecho de
que los judíos no habían reconocido al Mesías, obvio en su tiempo, hoy en día —signo del fin
de los tiempos— muchos judíos ya creen en Jesús como Mesías: Judíos mesiánicos.

16. Veamos la cita de San Buenaventura que empieza hablando de ciertos tiempos, en este
caso de los tiempos del Nuevo Testamento:

…el tiempo de la vocación de los gentiles, que responde al primero de los tiempos, y el
tiempo de la vocación de los judíos, que responde al segundo. Este tiempo todavía no ha
llegado, porque entonces se cumplirá aquello de Isaías: No levantará la espada una nación
contra otra ni se adiestrarán más para la guerra (Isaías 2, 4); porque esto todavía no se ha
cumplido, pues aun funcionan dos espadas: todavía hay disputas y herejías. (San
Buenaventura, Hexaémeron, XV, 24).

17. También ve claramente el Santo Doctor que hay profecías que no se han cumplido, como
la que cita de Isaías 2, 4, por lo tanto, este Reino de Cristo camina hacia una plenitud. De
acuerdo con esto Joseph Ratzinger (Papa Benedicto XVI) dice respecto a la cita anterior de San
Buenaventura:

Aquí se afirma una nueva esperanza mesiánica, que está dentro del mundo y dentro de la
historia (Joseph Ratzinger —Papa Benedicto XVI—, La Teología de la Historia en San
Buenaventura, Capítulo 1, n. 3, 2).

18. En este aspecto son interesantes también las palabras de Benedicto XVI en una audiencia
en donde hablaba precisamente sobre San Buenaventura:

Esto no significa que la Iglesia sea inmóvil, que esté anclada en el pasado y no pueda haber
novedad en ella. "Opera Christi non deficiunt, sed proficiunt", las obras de Cristo no
retroceden, no desaparecen, sino que avanzan, dice el santo en la carta De tribus
quaestionibus. Así formula explícitamente san Buenaventura la idea del progreso *…+
También hoy vale esta afirmación: "Opera Christi non deficiunt, sed proficiunt", avanzan.
(Papa Benedicto XVI, Audiencia General, 10 de marzo de 2010).

19. De acuerdo con esto el Catecismo dice:

6
El Reino de Cristo, presente ya en su Iglesia, sin embargo, no está todavía acabado "con
gran poder y gloria" con el advenimiento del Rey a la tierra. Este Reino aún es objeto de
los ataques de los poderes del mal a pesar de que estos poderes hayan sido vencidos en su
raíz por la Pascua de Cristo. Hasta que todo le haya sido sometido, y "mientras no haya
nuevos cielos y nueva tierra, en los que habite la justicia, la Iglesia peregrina lleva en sus
sacramentos e instituciones, que pertenecen a este tiempo, la imagen de este mundo que
pasa. Ella misma vive entre las criaturas que gimen en dolores de parto hasta ahora y que
esperan la manifestación de los hijos de Dios". Por esta razón los cristianos piden, sobre
todo en la Eucaristía, que se apresure el retorno de Cristo cuando suplican: "Ven, Señor
Jesús". (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 671).

20. Este párrafo del Catecismo es un resumen magnífico sobre el tema que se está tratando.
Dice que el Reino de Cristo, presente ya en su Iglesia, no está todavía acabado; no está
consumado, no ha llegado a su plenitud.

21. ¿Cuándo sería esta plenitud? Como dice el Catecismo: con el advenimiento del Rey a la
tierra, con gran poder y gloria. Esto significa que Jesús reinará plenamente cuando realmente
sea Rey de cada corazón; ¿qué significa esto? que Jesús reina en cada decisión de persona, en
cada pensamiento, en cada afecto, en cada acción; de cada persona y de todas las personas,
que se cumpla a cabalidad en todas y en cada una de las persona:

...amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con
todas tus fuerzas. (Marcos 12, 30).

22. Esto sí sería un reinado pleno y un Cielo ya aquí en la tierra. ¿La humanidad, como tal, ya
ha llegado a este estado?: no. Solamente algunas personas —santos— se han acercado a esto;
el resto de la humanidad camina entre la tibieza y la maldad, Cristo no tiene al día de hoy este
reinado, dominio, pleno en toda la humanidad1.

23. Pero este reinado, este dominio, tendrá que llegar en algún momento, ya que es Palabra
de Dios:

Alégrese el cielo y exulte la tierra,


resuene el mar y todo lo que hay en él;
regocíjese el campo con todos sus frutos,
griten de gozo los árboles del bosque.
Griten de gozo delante del Señor,
porque Él viene a gobernar la tierra:
Él gobernará al mundo con justicia,

1
En la historia han existido unas cuantas personas contadas con la mano que han vivido en la Santidad plena
querida por Dios, en donde el Señor reina plenamente en la persona: el hombre inocente antes del pecado
original, Nuestra Santa Madre y Jesucristo. Ahora con Luisa Piccarreta se retoma de nuevo esta Santidad
donde ella inaugura esta nueva etapa en la historia humana que es dar cumplimiento a la finalidad por la
que Dios creó al ser humano.

7
y a los pueblos con su verdad. (Salmo 96, 11-13).

Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus
pies. El último enemigo que será vencido es la muerte (1 Corintios 15, 25-26).

«El dominio del mundo ha pasado a manos de nuestro Señor y de su Mesías, y Él reinará
por los siglos de los siglos». (Apocalipsis 11, 15).

24. Cuando esto suceda la felicidad en la tierra se acercará a la del Cielo:

Digan entre las naciones: «¡el Señor reina!


El mundo está firme y no vacilará. (Salmo 96, 10).

¡El Señor reina! Alégrese la tierra,


regocíjense las islas incontables.
Nubes y Tinieblas lo rodean,
la Justicia y el Derecho son la base de su trono. (Salmo 97, 1-2).

25. Pues bien, lo que Jesús manifiesta a través de la obra que ha hecho en Luisa Piccarreta es
que este tiempo ya llegó al mundo, al tiempo histórico, a través del don del Reino de la Divina
Voluntad; y con ello se llega a un punto culminante respecto a lo que se dice en la carta a los
Efesios y hacer nuestras, de manera especial, esas palabras:

Él nos hizo conocer el misterio de su Voluntad (Efesios 1, 9).

26. A través de este don Dios realizará su plan original de reinar plenamente en las personas y
así en el universo entero. Este reinado es bello, feliz y glorioso.

27. Esto significa que la Parusía en sus primeras fases, por lo menos, ya empezó y con esta
obra maravillosa y llena de luz que Jesús realizó en Luisa ilumina la Sagrada Revelación de tal
manera que ya se puede tener mayor comprensión de ciertas cosas que antes de estos
escritos sobre la Divina Voluntad no estaban tan claras.

28. Entonces, este pequeño libro trata sobre este aspecto, de ver cómo el Reino de la Divina
Voluntad ya ha estado anunciado en la Sagrada Revelación (Escritura y Tradición) y en el
Magisterio de la Iglesia.

29. Se verá que la obra que Jesús ha hecho a través de Luisa Piccarreta no rompe con lo
anterior, sino es una luz que ilumina lo que ya ha sido anunciado y vivido en Jesucristo nuestro
Señor:

Dios se ha revelado plenamente enviando a su propio Hijo, en quien ha establecido su


alianza para siempre. El Hijo es la Palabra definitiva del Padre, de manera que no habrá ya
otra Revelación después de Él. (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 73).

30. Antes de seguir, quiero asumir las siguientes palabras del Padre Pablo Martín:

8
Antes de hablar de la Divina Voluntad, deberíamos besar siete veces el suelo, deberíamos
lavarnos muy bien la boca. Nos haría falta aquel carbón ardiente, que tocase nuestros
labios para purificarnos, como a Isaías. Confieso ante Dios, ante todo el Cielo y ante la
Iglesia mi nada, mi inmensa ignorancia e indignidad, sobre todo para hablar de esta
Adorable Voluntad… Me esfuerzo por decir lo que sé, y sin embargo reconozco que no sé lo
que digo. Así mismo pido perdón a Dios y a su Santa Iglesia por mi miserable testimonio,
por transmitir de una forma sin duda no adecuada y quién sabe cuánto imperfecta el
mensaje de la Divina Voluntad, y por ser y vivir aún tan lejos de todo lo que creo y digo.
Pero el Señor no quiere que de Él apartemos la mirada en ningún caso. Por tanto, basta;
cuál es su Misericordia hacia mí, otra tanta pido y espero para todos mis hermanos. (P.
Pablo Martín, Luisa Piccarreta ante la Iglesia. Paradoja, sufrimiento, apología).

31. Ahora pasemos a la Advertencia. Es muy importante leerla antes de seguir con esta obra.

Advertencia
32. Esta obra requiere familiaridad con la obra de Luisa Piccarreta (concretamente los
volúmenes de Libro de Cielo) que nos hablan del Reino de la Divina Voluntad y cómo vivir en Él.
Si alguien no está familiarizado con la obra, le sugerimos que lo haga.

33. Como introducción a la obra de Luisa Piccarreta y al Reino de la Divina Voluntad puede ser
de utilidad el libro: “Una pequeña introducción al Reino de la Divina Voluntad”2; en esta obra
también se ve —entre otras cosas— a modo de introducción la manera de vivir en la Divina
Voluntad de acuerdo a lo que Jesús dice en los volúmenes.

34. Tanto en ese libro, como aquí mismo, insistimos en la importancia de leer los volúmenes y
el resto de la obra de Luisa Piccarreta. El título que Jesús da a los volúmenes o al Diario es3: El
Reino de mi Divina Voluntad en medio de las criaturas. Libro de Cielo. Llamada a las criaturas
al orden, a su puesto y a la finalidad para la que fueron creadas por Dios, lo cual nos dice
mucho; y en esta obra que Jesús hace a través de Luisa se habla del Reino más amado por Dios
y del amor más exquisito que nuestro Creador tiene por nosotros.

35. Otro aspecto que se menciona en este libro y en la obra de Luisa Piccarreta es el “Fiat”;
este Fiat es el hágase; es decir, es la Voluntad de Dios “hablando” por así decirlo, actuando, lo
que Dios Quiere, el Querer Divino. Y en Dios su Voluntad es precisamente acto puro, es
realidad eterna, acto único, debido a su perfección y omnipotencia.

36. En este tema de la Divina Voluntad es complicado hacer síntesis, ya que el tema del don
del Reino de la Divina Voluntad es vasto y profundo; de hecho es infinito, como infinita es la
Voluntad Divina, pero Dios en su Sabiduría nos ayuda a hacer simples las cosas a nuestra
pequeñez y por eso ha manifestado estas verdades a través de Luisa.

2
“Una pequeña introducción al Reino de la Divina Voluntad. Según la obra de Luisa Piccarreta” (Raúl Avalos
Rios).
3
En el volumen 19, Agosto 27, 1926.

9
37. Y una vez aclarado que es necesaria la familiaridad con la obra que Jesús hace a través de
Luisa se presenta a continuación una pequeña síntesis sobre el don de la Divina Voluntad,
recalcando que es solamente una pequeña síntesis.

Síntesis:

38. Al principio, cuando Dios creó al ser humano, le concedió el don del Reino de la Divina
Voluntad (también se le llama Reino del Querer Divino o Reino del Fiat Supremo, etcétera);
este don es el más grande, no se trataba solamente de que Adán hiciera la Voluntad Divina en
sus actos, sino que vivía en esta Voluntad Suprema, obraba, actuaba en Ella, poseía la
Voluntad Divina como propia y con Ella realizaba sus acciones; y también, Dios actuaba en Él
con esta Divina Voluntad. Con este don, el hombre poseía la Vida Divina a plenitud.

39. Es decir, la voluntad humana sumergida, fundida, en la Divina realizaba sus actos: caminar,
alabar, amar, comer, etcétera; con lo cual estos actos eran Divinos y Dios hacía lo que Adán
hacía y Adán hacía lo que Dios hacía con su solo acto Divino, logrando el hombre con ello una
Santidad Divina y también se realizaba una armonía perfecta entre el ser humano y su
Creador, pero también entre el ser humano y la Creación; de hecho, en la Voluntad Divina
Adán tenía un dominio pleno sobre la Creación, ejerciendo el dominio de Dios en la Creación a
través de la Voluntad Divina.

40. Pero el hombre al pecar perdió este don de la Divina Voluntad y cayó muy bajo; perdió la
armonía, la inmortalidad, el dominio y surgieron las enfermedades, las guerras, la muerte... Y
ahora la Creación es muchas veces hostil a este ser humano que traicionó a su Creador.

41. Pero Dios en su Misericordia quiere darnos de nuevo este don. Y ha venido a poner las
bases, primero en orden cronológico con la Redención, para darnos su gracia salvadora, las
medicinas que puedan sanar nuestro corazón enfermo de pecado y abrirnos de nuevo las
puertas del Cielo.

42. Ahora, en estos tiempos, a través de un alma hermosa, que se ha hecho nada para recibir
al ¡Todo! —Luisa Piccarreta—, Jesucristo ha manifestado el don del Reino de la Divina
Voluntad, para que podamos recuperarlo.

43. Luisa es la depositaria de este Reino, y al ser ella un miembro de la familia humana con la
herencia del pecado original (como nosotros lo somos), ahora también podemos nosotros
recibir este Reino que Jesucristo nos quiere dar, es Su Reino, el Reino de Cristo, el cumplimento
del Fiat Voluntas Tua Sicut in Coelo et in Terra, “el hágase tu Voluntad aquí en la tierra como
en el Cielo” del Padre Nuestro.

44. Bueno, después de esta advertencia y esta pequeña síntesis, sigamos con el tema en el
capítulo que sigue.

10
Capítulo I: De implícito a explícito

45. La Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición en donde Dios se ha revelado pertenecen a lo


que se llama depósito de la fe:

"El depósito sagrado" de la fe (depositum fidei), contenido en la Sagrada Tradición y en la


Sagrada Escritura fue confiado por los apóstoles al conjunto de la Iglesia. (Catecismo de la
Iglesia Católica, n. 84).

46. Y el Magisterio de la Iglesia nos dice lo siguiente:

"La economía cristiana, como alianza nueva y definitiva, nunca cesará y no hay que esperar
ya ninguna revelación pública antes de la gloriosa manifestación de nuestro Señor
Jesucristo". Sin embargo, aunque la Revelación esté acabada, no está completamente
explicitada; corresponderá a la fe cristiana comprender gradualmente todo su contenido
en el transcurso de los siglos. (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 66).

47. La Iglesia, como se ve, no está cerrada a que exista otra revelación pública, pero no antes
de la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; quiere decir que cuando Jesús se manifieste
en —en su Parusía— podría revelar otras cosas.

48. Cuándo será y se considerará esta manifestación de Jesús, la historia lo dirá. Mientras
tanto, las manifestaciones que Jesús hace a través de Luisa se consideran como revelaciones
privadas.

49. La cita del Catecismo habla que aunque la Revelación esté acabada, no está
completamente explicitada; “explícito” significa que algo está claro, libre de obstáculos. Y el
Catecismo sigue diciendo que corresponde a la fe cristiana comprender gradualmente el
contenido de esta Revelación a lo largo del tiempo.

50. En este sentido, Joseph Ratzinger (Papa Benedicto XVI), dice:

Desde un punto de vista objetivo, la Escritura está ya completa sin duda, pero su
significado se comprende, a lo largo de la historia, dentro de un desarrollo permanente
que aún no ha acabado. (Joseph Ratzinger —Papa Benedicto XVI—, La Teología de la
Historia en San Buenaventura, Capítulo 1, n. 2).

51. Significa que siempre se puede profundizar y aclarar las verdades reveladas, meditarlas,
sistematizarlas, etcétera:

Y nace además otra enseñanza: la transmisión del depósito, siempre con vigilante atención
para que no se altere la enseñanza originaria, pero con insomne aplicación para meditarlo,
explorarlo, transformarlo de implícito en explícito, de bíblico en teológico, y de antiguo en
siempre actual. (Pablo IV, Insegnamenti, vol. V, p. 696).

11
52. El Papa aquí nos indica esta labor de pasar de lo implícito a lo explícito en la Sagrada
Revelación, en el depósito de la fe; lo cual es un trabajo de pasar de lo bíblico a lo teológico y
de actualizar las verdades de siempre sin alterarlas.

53. Ahora, en todo esto ¿qué función tienen las revelaciones privadas? Veamos:

A lo largo de los siglos ha habido revelaciones llamadas "privadas", algunas de las cuales
han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia. Estas, sin embargo, no pertenecen al
depósito de la fe. Su función no es la de "mejorar" o "completar" la Revelación definitiva
de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en una cierta época de la historia.
Guiado por el Magisterio de la Iglesia, el sentir de los fieles (sensus fidelium) sabe discernir
y acoger lo que en estas revelaciones constituye una llamada auténtica de Cristo o de sus
santos a la Iglesia. (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 67).

54. Aquí el Catecismo nos dice que la revelación privada ayuda a vivir la Revelación más
plenamente en una cierta época de la historia. Significa que es una ayuda en nuestra
comprensión y vivencia de la Revelación.

55. También la cita habla de discernir y acoger lo que en estas revelaciones constituye una
llamada auténtica de Cristo. Es decir, estos llamados de Dios no se pueden despreciar o
descartar:

La revelación privada es una ayuda para esta fe… Una revelación privada puede introducir
nuevos acentos, dar lugar a nuevas formas de piedad o profundizar las antiguas. Puede
tener un cierto carácter profético (cf. 1 Ts 5,19-21) y prestar una ayuda válida para
comprender y vivir mejor el Evangelio en el presente; de ahí que no se pueda descartar. Es
una ayuda que se ofrece pero que no es obligatorio usarla. En cualquier caso, ha de ser un
alimento de la fe, esperanza y caridad, que son para todos la vía permanente de la
salvación. (Papa Benedicto XVI, Verbum Domini, n. 14).

56. El Papa aquí nos indica que la revelación privada es una ayuda para la fe y aunque no es
obligatorio usarla, no se pueda descartar. Dice que puede introducir nuevos acentos, tener un
carácter profético y da una ayuda válida para comprender y vivir mejor el Evangelio en el
presente.

57. Y así al ser una ayuda para comprender y vivir mejor el Evangelio, significa que puede
ayudarnos para explicitar lo implícito en la Sagrada Revelación. Y es precisamente lo que con la
ayuda de Dios se tratará de ver en este libro: cómo la obra que Dios ha hecho a través de Luisa
Piccarreta ilumina y hace explícito muchas cosas que están en el depósito de la fe.

58. Obviamente no se hará sobre todos los temas, ya que sería una obra titánica y fuera del
alcance de este libro —y que de seguro será una labor que harán muchas generaciones— sino
en lo que respecta al advenimiento al mundo del Reino de la Divina Voluntad.

12
59. Veremos que este Reino está anunciado de manera implícita —y a veces no tan implícita—
en la Sagrada Revelación y en el Magisterio de la Iglesia.

60. Obviamente el nombre tal cual de: «Reino de la Divina Voluntad» no aparece en la
Revelación, por eso está de manera implícita. Algo semejante a lo que sucedió en el Antiguo
Testamento, en Él no está de manera explícita el nombre del Mesías: que es Jesús.

61. Sin embargo está de manera implícita en su misión de Salvador profetizado por Isaías, por
ejemplo:

El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Él me envió a llevar la
buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la liberación a los
cautivos y la libertad a los prisioneros, a proclamar un año de gracia del Señor (Isaías 61, 1-
2).

62. En el Nuevo Testamento la cita anterior se la adjudica el mismo Jesús a sí mismo en Lucas
4, 18-21, con lo cual queda explícito quién es el Mesías; y también el nombre de Jesús ya se
dice de manera explícita en el Nuevo Testamento en el anuncio del Ángel:

Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús (Lucas 1, 31).

63. Este es un ejemplo de como al llegar el tiempo de los acontecimientos muchas cosas un
tanto oscuras e implícitas se aclaran y se hacen explícitas. También se ve cómo la Revelación
del Nuevo Testamento ilumina muchas cosas del Antiguo.

64. También una revelación privada puede iluminar aspectos de la Revelación, como por
ejemplo sobre la Divina Misericordia. La Divina Misericordia está en la Revelación, pero la
revelación privada que Jesús hace a Santa Faustina Kowalska arroja luz sobre este atributo tan
hermoso de Dios y establece, como dice el Papa Benedicto XVI, nuevas formas de piedad;
como por ejemplo: la coronilla de la Misericordia.

65. También podemos decir que aunque el Evangelio no hable de manera explícita de la
fecundación In Vitro en los seres humanos, ni se mencione con estas palabras, sí están los
fundamentos morales que permiten ver que este tipo de fecundación va en contra de la
Voluntad de Dios. Por lo tanto la inmoralidad de la fecundación In Vitro en los seres humanos
sí está de manera implícita en el Evangelio.

66. Igualmente en la Revelación no aparece tal cual la expresión «el Reino de la Divina
Voluntad», pero está de manera implícita. En el caso de la obra que Jesús ha hecho a través de
Luisa Piccarreta tenemos un acontecimiento que ya llegó a nuestro tiempo histórico: la
manifestación del Reino de la Divina Voluntad, y a la vez el contenido de estas verdades que
están en los escritos de Luisa, iluminan la Revelación en gran medida, explicitando —por
tanto— muchas cosas que estaban implícitas.

13
67. Sin descartar otros aspectos, las manifestaciones que Jesús hace a través de Luisa dan luz a
las siguientes cuestiones que están en la Revelación y que se pondrán a modo de preguntas
para contestarlas a través de las páginas de este libro, y se verá precisamente esta luz que
arroja la obra que Jesús hizo a través de Luisa:

¿Cuál era el plan original de Dios en la Creación? Concretamente ¿cuál era el plan original
de Dios con el ser humano?

¿Existe alguien o algo —aun siendo libre— que pueda impedir de manera absoluta que el
plan de Dios se realice y no acabe estableciéndose por encima de cualquier plan?

¿Es plan de Dios restaurar las cosas a como estaban antes del pecado original o solamente
dejarlas a medias?

68. Como veremos, las respuestas a estas preguntas están, a veces de manera un tanto
implícitas, en la Sagrada Revelación, y como veremos tienen mucho que ver con el don del
Reino de la Divina Voluntad. Prosigamos con el siguiente capítulo.

14
Capítulo II: El plan original de Dios

69. El plan original de Dios está descrito en los primeros capítulos del Génesis. Es una obra que
Dios hace de manera perfecta, tanto el universo como a los seres personales —ángeles y seres
humanos— son una obra perfecta, pues Dios no hace menos que eso.

Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno. (Génesis 1, 31).

70. La Creación es un don dirigido al ser humano:

Porque la creación es querida por Dios como un don dirigido al hombre, como una
herencia que le es destinada y confiada. La Iglesia ha debido, en repetidas ocasiones,
defender la bondad de la creación, comprendida la del mundo material (Catecismo de la
Iglesia Católica, n. 299).

71. Aquí el Magisterio nos habla también de que la Creación es confiada al hombre. Esto
significa un cuidado y dominio amoroso del ser humano sobre Ella:

Dios dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que le estén
sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la tierra, y todos
los animales que se arrastran por el suelo». (Génesis 1, 26).

El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín de Edén, para que lo cultivara y lo
cuidara. (Génesis 2, 15).

72. Y también existe una armonía y felicidad en este plan original:

El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había
formado. Y el Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, que eran atrayentes
para la vista y apetitosos para comer (Génesis 2, 8-9).

El primer hombre fue no solamente creado bueno, sino también constituido en la amistad
con su creador y en armonía consigo mismo y con la creación en torno a él (Catecismo de
la Iglesia Católica, n. 374).

La Iglesia, interpretando de manera auténtica el simbolismo del lenguaje bíblico a la luz del
Nuevo Testamento y de la Tradición, enseña que nuestros primeros padres Adán y Eva
fueron constituidos en un estado "de santidad y de justicia original". Esta gracia de la
santidad original era una "participación de la vida divina". (Catecismo de la Iglesia Católica,
n. 375).

Por la irradiación de esta gracia, todas las dimensiones de la vida del hombre estaban
fortalecidas. Mientras permaneciese en la intimidad divina, el hombre no debía ni morir ni
sufrir. La armonía interior de la persona humana, la armonía entre el hombre y la mujer, y,

15
por último, la armonía entre la primera pareja y toda la creación constituía el estado
llamado "justicia original". (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 376).

73. El Catecismo dice que Adán y Eva fueron constituidos en un estado de santidad y de justicia
original y que esto era una participación de la vida divina; y ¿qué es esto? pues nada menos
que «el don del Reino de la Divina Voluntad», que con las manifestaciones de Jesús a Luisa
queda explicitado. Veamos precisamente qué dice Jesús en esta obra —en Libro de Cielo—:

Hija mía, al crear al hombre le infundí el alma con mi aliento, queriéndole infundir la parte
más íntima de nuestro interior, que es nuestra Voluntad (Volumen 17, Julio 16, 1924).

74. Dios nos creó para vivir unidos a su Voluntad, a su Fiat Divino:

…la naturaleza humana… fue creada por el Ente Divino para vivir unida con el Fiat Divino
(Volumen 29, Agosto 10, 1931).

Así que la criatura ha sido creada y ha tenido en su principio: Cuerpo, alma, voluntad
humana y Divina, todo junto, los cuales debían hacer vida en común con sumo acuerdo. Y
nuestra Voluntad que tenía el primado debía hacerse alimentadora, conservadora y
dominadora de esta criatura. (Volumen 29, Agosto 10, 1931).

75. Y Dios al darnos su Voluntad nos daba todos los bienes posibles que es capaz de recibir
una criatura, nos llevaba a una vida llena de plenitud:

Mi Voluntad es plenitud, y quien debe vivir en Ella debe entrar en el dominio de todos los
bienes posibles e imaginables, por cuanto a criatura es posible. (Volumen 15, Mayo 23,
1923).

76. Y esta Divina Voluntad le da a la criatura la Vida Divina a plenitud:

…cuando la voluntad humana se une a mi Querer, se forma mi Vida en el alma. (Volumen


11, Octubre 2, 1913).

El poseer mi Voluntad es Vida Divina que el alma desarrolla en su alma (Volumen 23,
Febrero 12, 1928).

…sólo en mi Querer la criatura puede decir: ‘Poseo todo, más bien el todo es mío’. En
cambio quien no vive en mi Querer Divino, no estando su ser bajo el imperio de una fuerza
creadora, no puede poseer toda la plenitud de una Vida Divina (Volumen 26, Septiembre
20, 1929).

Hija mía, fea es la naturaleza humana que vive sin mi Voluntad, porque ella fue creada por
el Ente Divino para vivir unida con el Fiat Divino, así que con vivir sin Él se da un cambio en
la naturaleza humana (Volumen 29, Agosto 10, 1931).

16
77. Los Sacramentos nos dan parte de esta Vida Divina, de esta Gracia, pero no toda, no toda
como la tenía Adán antes del pecado:

…en los Sacramentos hay parte de mi Gracia, en cambio en mi Voluntad está toda la
plenitud (Volumen 9, Marzo 23, 1910).

78. Por eso no había necesidad de Sacramentos en el estado de santidad y de justicia original
—cuando el hombre vivía con el don del Reino de la Divina Voluntad—. En cambio la
naturaleza caída por el pecado tiene necesidad de ellos para luchar contra el desorden que le
dejó el pecado, luchar contra las pasiones, las debilidades y lograr la salvación.

79. Pero también los Sacramentos de la Redención son una preparación para la recuperación
del don del Reino de la Divina Voluntad, pero esto no significa que en el Reino de la Divina
Voluntad desaparezcan los Sacramentos, sino que se vivirán a plenitud, esto lo explica Jesús en
los volúmenes4.

80. Y de la posesión de este don de la Divina Voluntad se deriva el dominio y la armonía del
hombre con la Creación, también la armonía con Dios y con los demás, así era en el Edén:

Mi Voluntad [al hombre en el Edén] le era un dulce encanto que lo tenía absorbido en una
luz purísima que no le hacía conocer otra cosa que a su Dios, del cual había salido, quien
no le daba otra cosa que felicidad sin medida, y estaba tan absorbido por lo mucho que le
daba su Dios, que no se daba ningún pensamiento de sí mismo. ¡Oh! cómo era feliz el
hombre y cómo la Divinidad se deleitaba en darle tantas partículas de su Ser por cuanto la
criatura puede recibir, para hacerlo semejante a Él. (Volumen 16, Enero 14, 1924).

…quien vive en nuestro Querer… en la Creación ocupa el primer puesto, todas las cosas
creadas se sienten tan juntas y unidas, que se vuelven para ella como miembros suyos
inseparables, así que el sol es miembro suyo, la extensión del cielo, el viento, el aire que
todos respiran, son miembros suyos; todas las cosas creadas se sienten felices, honradas
de ser miembros de esta afortunada criatura (Volumen 35, Febrero 26, 1938).

…quien hace reinar en sí a mi Voluntad, siente la firmeza en el bien, siente que todas las
cosas le llevan la felicidad, la alegría, mucho más que todas las cosas creadas por Nosotros
tienen la marca, el germen de la alegría y de la felicidad de Aquél que las ha creado, y
fueron creadas por Nosotros a fin de que todas llevasen la felicidad al hombre, cada una
de las cosas creadas tiene el mandato de Nosotros, de llevar cada una la felicidad, la
alegría que poseen a la criatura,… Todas las cosas en su mudo lenguaje dicen al hombre:
‘Te traemos la felicidad, la alegría de nuestro Creador’. ¿Pero quieres saber tú en quién

4
Esto también se trata en: R. Avalos, La Historia de amor de la Divina Voluntad y de su Vida Divina con la
criatura, en la sección: “La Eucaristía y los Sacramentos”, n. 681-712; también en: R. Avalos, La Felicidad del
acto en la Divina Voluntad, en la sección: “Los actos en la Divina Voluntad y la Transubstanciación”, n. 604-
636.

17
todas las cosas creadas encuentran el eco de su alegría y felicidad? En quien encuentran
reinante y dominante a mi Voluntad (Volumen 19, Abril 9, 1926).

81. Está claro por tanto que el plan original de Dios es haber creado al ser humano —y
también a los ángeles, aspecto que también se ve en los volúmenes— para vivir con el don del
Reino de la Divina Voluntad, para vivir unida la voluntad de la criatura con la Voluntad Divina y
así recibir la máxima Vida Divina que ha criatura es posible, vivir en una unidad especial de
amor, de belleza y de intimidad con el Creador ya aquí en la tierra, que llena al ser humano de
felicidad y gozos profundos, es el don más grande que Dios puede dar a criatura alguna,
porque Dios todo lo hizo bueno, perfecto (ver Génesis 1, 31); es decir, Dios en su nobleza no
hace menos que esto.

Por eso la cosa más grande que podíamos dar a la criatura era nuestra Voluntad (Volumen
19, Mayo 3, 1926).

Por esto no hay cosa más sublime, más grande, más divina, más santa, que el vivir en mi
Querer (Volumen 16, Marzo 2, 1924).

82. Y por supuesto esto glorifica al mismo Dios:

Por eso no hay cosa más grande, más santa, más bella y que más nos glorifica, que el vivir
en nuestra Voluntad, ni hay bien mayor que podamos dar a las criaturas que éste.
(Volumen 35, Octubre 3, 1937).

83. De esta manera Dios deja claro que darle a la persona humana este don de la Divina
Voluntad para que viva en Ella es la finalidad para la cual la creó:

…que nuestra Voluntad sea conocida y amada y reine como vida en las criaturas. Esta fue
la finalidad de la Creación… (Volumen 17, Mayo 4, 1925).

…mi Voluntad… finalidad única por la que fue creado el hombre (Volumen 22, Agosto 28,
1927).

84. Aquí se ve el plan original de Dios con el ser humano: vivir con don del Reino de la Divina
Voluntad, así lo creó: voluntad humana y Divina, todo junto5. Todo esto en perfecta armonía
con la Sagrada Escritura, la Tradición Apostólica y el Magisterio de la Iglesia: estado de
santidad y de justicia original = el don del Reino de la Divina Voluntad en la criatura.

85. Y a pesar de que perdimos este don por el pecado original, Dios quiere —en su infinito
amor— dar de nuevo este don a las criaturas:

He aquí por qué todo nuestro interés, por qué queremos hacer conocer nuestra Voluntad
y que reine en medio de ellas, porque queremos dar, queremos verlas felices de nuestra

5
Volumen 29, Agosto 10, 1931.

18
misma felicidad, y sólo nuestra Voluntad puede hacer todo esto, realizar la finalidad de la
Creación y hacernos poner en común nuestros bienes. (Volumen 20, Febrero 21, 1927).

86. Este plan de Dios con el ser humano se deriva del plan de Dios en la Creación, de
Encarnarse en un ser humano, de dar origen al Hombre-Dios, el primogénito y modelo de toda
la Creación:

Él [Jesucristo] es la Imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación, porque en


Él fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra los seres visibles y los
invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo fue creado por medio de
Él y para Él. (Colosenses 1, 15-16).

87. En Libro de Cielo se menciona que la realidad de Jesucristo, del Dios hecho Hombre, era un
hecho, aunque el ser humano no hubiera pecado:

Si Adán no hubiese pecado, el Verbo Eterno, que es la misma Voluntad del Padre Celestial,
debía venir a la tierra glorioso, triunfante y dominador, acompañado visiblemente por su
ejército angélico, que todos debían ver, y con el esplendor de su gloria debía fascinar a
todos y atraer a todos a Sí con su belleza; coronado como rey y con el cetro de mando
para ser rey y cabeza de la familia humana, de modo de darle el gran honor de poder
decir: ‘Tenemos un rey hombre y Dios’. (Volumen 25, Marzo 31, 1929).

88. Se ve entonces que el plan original de Dios era dar origen al Hombre-Dios y el ser humano
ser una imagen y una semejanza de este Hombre-Dios, vivir a semejanza de Él, en la mayor
intimidad posible con Dios a través del don del Reino de la Divina Voluntad, y además nuestra
naturaleza humana desposada con la Divina en Jesucristo nuestro Señor.

89. De esta manera, el plan original del ser humano era que después de vivir un tiempo en la
tierra con el don del Reino de la Divina Voluntad, y por tanto realizando los actos en el Querer
Divino, llegando al nivel espiritual querido por Dios, pasaríamos al Cielo sin pasar por la
muerte:

Hija mía, toda mi Voluntad al crear al hombre fue que en todo hiciera mi Voluntad, y
conforme iba poco a poco haciendo esta mi Voluntad, así venía a completar mi Vida en él,
de modo que después de repetidos actos hechos en mi Voluntad, formando mi Vida en él,
Yo venía a él, y encontrándolo semejante a Mí, el sol de mi Vida, encontrando al sol de mi
Vida que se había formado en el alma, lo habría absorbido en Mí, y transformándose
juntos, como dos soles en uno, lo llevara a las delicias del Cielo. (Volumen 12, Abril 3,
1920).

90. Ya que sin pecado no hubiera habido muerte en la humanidad; que hubiera sido el caso si
Adán hubiera pasado la prueba:

Hija mía, cierto que no hay seguridad sin una prueba, y cuando el alma resiste a la prueba
recibe la confirmación de mis designios y todo lo que le es de necesidad y conviene para

19
desarrollar el estado al cual es llamada por Mí. Por eso quise probar a Adán, para
confirmar su estado feliz y el derecho de rey sobre toda la Creación, pero como no fue fiel
en la prueba, por justicia no podía recibir la confirmación de los bienes que quería darle su
Creador,... Entonces, si Adán hubiese resistido a la prueba, todas las generaciones
humanas habrían sido confirmadas en su estado feliz y de realeza. (Volumen 24, Abril 1,
1928).

91. Este capítulo contesta la primera pregunta planteada en el capítulo I: “De implícito a
explícito” y la pregunta era: ¿Cuál era el plan original de Dios con el ser humano?

92. Terminemos este capítulo con una cita de un Padre de la Iglesia que adquiere gran
relevancia al conocer lo que se ha visto en este capítulo, y de alguna manera lo resume:

En un principio Dios creó a Adán, no porque tuviera necesidad del hombre, sino para tener
en quien depositar sus beneficios (San Ireneo de Lyón, Contra los Herejes, IV, 14, 1).

20
Capítulo III: Jesús recupera el don del Reino de la Divina Voluntad
para la humanidad

93. En Génesis 3 se relata la caída del hombre, el pecado de Adán; al respecto el Magisterio de
la Iglesia dice:

Dios creó al hombre a su imagen y lo estableció en su amistad. Criatura espiritual, el


hombre no puede vivir esta amistad más que en la forma de libre sumisión a Dios.
(Catecismo de la Iglesia Católica, n. 396).

El hombre, tentado por el diablo, dejó morir en su corazón la confianza hacia su creador y,
abusando de su libertad, desobedeció al mandamiento de Dios. En esto consistió el primer
pecado del hombre. En adelante, todo pecado será una desobediencia a Dios y una falta
de confianza en su bondad. (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 397).

94. El Catecismo dice que el hombre no puede vivir la amistad con Dios más que en la forma de
libre sumisión a Él, lo interesante es que precisamente esta libre sumisión se alcanza
plenamente con el don del Reino de la Divina Voluntad; y de hecho el pecado es una
desobediencia, una rebeldía, a la Voluntad Divina, y existen consecuencias:

La Escritura muestra las consecuencias dramáticas de esta primera desobediencia. Adán y


Eva pierden inmediatamente la gracia de la santidad original. Tienen miedo del Dios de
quien han concebido una falsa imagen (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 399).

La armonía en la que se encontraban, establecida gracias a la justicia original, queda


destruida; el dominio de las facultades espirituales del alma sobre el cuerpo se quiebra; la
unión entre el hombre y la mujer es sometida a tensiones; sus relaciones estarán
marcadas por el deseo y el dominio. La armonía con la creación se rompe; la creación
visible se hace para el hombre extraña y hostil. A causa del hombre, la creación es
sometida "a la servidumbre de la corrupción". Por fin, la consecuencia explícitamente
anunciada para el caso de desobediencia, se realizará: el hombre "volverá al polvo del que
fue formado". La muerte hace su entrada en la historia de la humanidad. (Catecismo de la
Iglesia Católica, n. 400).

95. Y esto coincide perfectamente con lo que Jesús dice en Libro de Cielo, se pierde el don del
Reino de la Divina Voluntad —el estado de santidad y de justicia original—, se pierde la Vida
Divina que Dios había dado al hombre:

Por eso, hasta en tanto que el hombre vivió en nuestro Fiat Divino, no conoció
servidumbre; en cuanto pecó, sustrayéndose de nuestro Querer Divino, perdió el señorío y
se redujo a esclavitud. ¡Qué cambio, de hijo a siervo! Perdió el mando sobre las cosas
creadas, se volvió el siervo de todos. (Volumen 28, Febrero 26, 1930).

21
¿No sabes tú que a Adán hasta en tanto que se mantuvo como hijo primogénito de mi
Voluntad, y por consecuencia tenía el primado sobre todo, Yo lo visitaba frecuentemente?
Mi Voluntad reinante en él le suministraba todos los modos necesarios para entretenerse
Conmigo como hijo que forma la consolación de su Padre, así que Yo hablaba con él como
a un hijo, y él Conmigo como a su Padre, pero en cuanto se sustrajo de mi Voluntad perdió
el primado, la primogenitura y junto con eso perdió todos mis bienes, no sentía ya en él la
fuerza de sostener mi presencia, ni Yo me sentía atraído por una fuerza y Voluntad Divina
para ir a él, por eso todos sus vínculos Conmigo quedaron despedazados, por derecho ya
nada le tocaba, y no más me pudo ver develado, sino entre rayos y eclipsado en mi luz, en
aquella luz de mi Voluntad que él había rechazado. (Volumen 20, Octubre 12, 1926).

En cambio el hombre, con sustraerse de nuestro Querer perdió su puesto, quedó sin
nuestra casa, expuesto a los peligros, todos lo pueden tocar para hacerle daño, los mismos
elementos son superiores a él porque poseen una Voluntad Suprema, mientras que él
posee una voluntad humana degradada que no sabe darle otra cosa que miserias,
debilidades y pasiones, y como ha perdido su principio, su puesto, se ha quedado sin
orden, desarmonizado con todos y no goza paz ni siquiera en sí mismo. (Volumen 20,
Septiembre 17, 1926).

96. Y aquí surge la segunda pregunta planteada en el primer capítulo: ¿existe alguien o algo —
aun siendo libre— que pueda impedir de manera absoluta que el plan de Dios se realice y no
acabe estableciéndose por encima de cualquier plan?

97. ¡Por supuesto que no! El pecado —obviamente— no es mayor que el poder amoroso y
misericordioso de Dios:

…pero el designio del Señor permanece para siempre, y sus planes, a lo largo de las
generaciones. (Salmo 32 (33), 11).

98. Dios recuperará este don del Reino de la Divina Voluntad y llevará a la humanidad al
estado que tenía Adán antes de pecar. Esto que es casi tan obvio a veces cuesta trabajo creerlo.

Anuncio de restauración
99. Si Dios permite el mal es solamente para sacar un mayor bien, Él es grande, es Poderoso,
es Sabio, es Amor, es Implacable, es Inmutable.

Dios, en efecto, permite que los males se hagan para sacar de ellos un mayor bien. De ahí
las palabras de S. Pablo: `Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia' (Catecismo de
la Iglesia Católica, n. 412).

100. En cuanto el hombre pecó, Dios no lo deja solo, su Ternura y su Amor salen a su
encuentro:

Pero el Señor Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?». (Génesis 3, 9).

22
101. La versión en el Nuevo Testamento del amor infinito de nuestro Padre Dios de la cita
anterior es la parábola del hijo pródigo:

Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su


encuentro, lo abrazó y lo besó. (Lucas 15, 20).

102. Al respecto el Magisterio dice:

Tras la caída, el hombre no fue abandonado por Dios. Al contrario, Dios lo llama y le
anuncia de modo misterioso la victoria sobre el mal y el levantamiento de su caída.
(Catecismo de la Iglesia Católica, n. 410).

103. De hecho Dios anuncia —promete— una solución inmediatamente después del pecado, en
las Palabras de Dios está la promesa de restauración del daño causado:

Y el Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todos los
animales domésticos y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre,
y comerás polvo todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu
linaje y el suyo. Él te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón». (Génesis 3, 14-15).

104. La descendencia de la Mujer aplastará la cabeza del mal, de la rebeldía, de la


desobediencia de la voluntad humana a la Voluntad de Dios; es decir, se eliminará el mal
porque la persona humana volverá a su origen bello y digno: vivir en la Divina Voluntad de su
Dios como en un principio.

105. Todo esto aquí en la tierra. ¿Dónde inició Dios su plan original con el ser humano? aquí en
la tierra; ¿dónde vivió Adán con el don del Reino de la Divina Voluntad en armonía con la
Creación, con él mismo, con los demás (Eva) y con Dios? aquí en la tierra; ¿dónde se hizo el
pecado original? aquí en la tierra; por lo tanto aquí en la tierra será la restauración del estado
original.

106. Las profecías del Antiguo Testamento van agregando más detalles a esta restauración,
hablan de justificarnos, de sanarnos de los daños que el mal deja en nosotros, de liberarnos del
pecado y sus consecuencias:

No tenía apariencia ni presencia;… varón de dolores y sabedor de dolencias,…


despreciable, y no le tuvimos en cuenta. ¡Y con todo eran nuestras dolencias las que Él
llevaba y nuestros dolores los que soportaba!... Él ha sido herido por nuestras rebeldías,
molido por nuestras culpas. Él soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus llagas
hemos sido curados. (Isaías 53, 2-5).

…el Señor me ha ungido. Él me envió a llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los
corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros, a
proclamar un año de gracia del Señor (Isaías 61, 1-2).

107. Se habla de reinado:

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Y le fue dado el dominio, la gloria y el reino, y lo sirvieron todos los pueblos, naciones y
lenguas. Su dominio es un dominio eterno que no pasará, y su reino no será destruido.
(Daniel 7, 14).

Y en los días de estos reyes, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruido y
cuya realeza no pasará a otro pueblo: Él pulverizará y aniquilará a todos esos reinos, y Él
mismo subsistirá para siempre (Daniel 2, 44).

108. ¿Cuál es este reino que nunca será destruido y en el que Dios subsistirá para siempre? Por
supuesto, en el Reino de la Divina Voluntad. El mismo Jesucristo confirma su carácter de Rey:

Pilato le dijo: «¿Entonces tú eres rey». Jesús respondió: «Tú lo dices: yo soy rey. (Juan 18,
37).

109. Significa sobre todo recuperar el reinado de Dios en las almas de manera auténtica,
reinado que se perdió por el pecado. Y al recuperar este reinado en las almas, se restablece la
armonía entre los hombres y también con las cosas creadas, precisamente como se estaba
antes del pecado. ¿También esto se dice en la Sagrada Escritura? por supuesto que sí:

Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una
nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra. (Isaías 2, 4).

Ellos no se fatigarán en vano ni tendrán hijos para un fin desastroso, porque serán la
estirpe de los bendecidos por el Señor, ellos y sus vástagos junto con ellos. Antes que
llamen, yo les responderé; estarán hablando, y ya los habré escuchado. … No se hará daño
ni estragos en toda mi Montaña santa, dice el Señor. (Isaías 65, 23-25).

El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el


cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá, la vaca y la osa vivirán
en compañía, sus crías se recostarán juntas, y el león comerá paja lo mismo que el buey. El
niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en la cueva de la víbora, meterá la
mano el niño apenas destetado. No se hará daño ni estragos en toda mi Montaña santa,
porque el conocimiento del Señor llenará la tierra como las aguas cubren el mar. (Isaías 11,
6-9).

110. Aquí se habla de esta armonía entre los hombres y con la naturaleza, porque ya se
restauró el estado de santidad y de justicia original con el don del Reino de la Divina Voluntad,
como lo tenía Adán antes del pecado.

111. El contexto de las citas hablan de que se refieren a este mundo: No se hará daño ni
estragos en toda mi Montaña santa, porque el conocimiento del Señor llenará la tierra; se habla
de esta tierra. Claro, una tierra espiritualizada, elevada: mi Montaña santa.

24
112. También la expresión: con sus espadas forjarán arados, se refiere a este mundo, ¿dónde se
hace la guerra? aquí en la tierra; por tanto aquí en la tierra se eliminará la guerra y se vivirá en
armonía con los demás y con las cosas creadas.

113. Obviamente Adán antes de pecar no carecía de nada, tenía abundancia de bienes, tanto
en lo espiritual como en lo material; pero la abundancia material estaba perfectamente
ordenada y podríamos decir incluso: espiritualizada; ya que la abundancia material usada
santamente es una consecuencia de la perfección espiritual del alma.

114. La carencia material, la pobreza, el sudor (ver Génesis 3, 17) por conseguir los bienes
materiales es consecuencia del pecado. Obviamente al restaurar las cosas como al principio, ya
no será así.

115. Ahora, ¿la Escritura habla de volver a esta abundancia espiritual y material, pero vivida
santamente? claro que sí:

…¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!


Por eso los hombres se refugian a la sombra de tus alas.
Se sacian con la abundancia de tu casa,
les das de beber del torrente de tus delicias.
En ti está la fuente de la vida,
y por tu luz vemos la luz. (Salmo 36, 8-10).

Que el Señor te dé el rocío del cielo, y la fertilidad de la tierra, trigo y vino en abundancia.
(Génesis 27, 28).

El Señor de los ejércitos ofrecerá a todos los pueblos sobre esta montaña un banquete de
manjares suculentos, un banquete de vinos añejados, de manjares suculentos, medulosos,
de vinos añejados, decantados. El arrancará sobre esta montaña el velo que cubre a todos
los pueblos, el paño tendido sobre todas las naciones. Destruirá la Muerte para siempre; el
Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros, y borrará sobre toda la tierra el oprobio
de su pueblo, porque lo ha dicho Él, el Señor. Y se dirá en aquel día: «Ahí está nuestro
Dios, de quien esperábamos la salvación: es el Señor, en quien nosotros esperábamos;
¡alegrémonos y regocijémonos de su salvación!». (Isaías 25, 7-9).

116. Estos manjares son tanto los bienes espirituales como materiales, semejante a como vivían
Adán y Eva antes del pecado. En las últimas dos citas se hace referencia a la tierra, y en la
última directamente se dice: el Señor… borrará sobre toda la tierra el oprobio de su pueblo.

117. También se habla de los pueblos, ¿qué pueblos? Obviamente que los de la tierra de la que
hace mención, pero pueblos espiritualizados y santos: sobre esta montaña (signo de elevación
espiritual).

25
118. La cita anterior también habla de destruir la Muerte para siempre y de salvación; lo cual el
significado de esta salvación que menciona el profeta Isaías es total, es volver a los tiempos
antes del pecado original.

119. Y esta salvación, esta restauración al estado original, es por una presencia —Parusía— de
Dios: Y se dirá en aquel día: «Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación: es el
Señor, en quien nosotros esperábamos. Aquí se ve este proceso de restauración que realiza
Jesucristo totalmente en Él en su primera venida, como Cabeza de la Iglesia, y su Cuerpo
Místico de la Iglesia lo va realizando hasta la totalidad a través del tiempo histórico, guiada por
Dios e incluyendo, como culminación especial, la siguiente venida —Parusía— de Jesús.

120. Hay quienes quieren ver en estas promesas «solamente» la vida eterna en el Cielo, y de
alguna manera es verdad, pero «también» se refiere a la restauración del estado del hombre
antes del pecado «aquí en la tierra».

121. Al fin y al cabo la vida en el Cielo ya era parte del plan original, como vimos en el capítulo
II, si Adán no hubiera pecado iríamos todos a la vida eterna después de pasar un tiempo
viviendo en la Divina Voluntad aquí en la tierra.

122. Al pecar se pierde el don del Reino de la Divina Voluntad y se cierra el Cielo. Por lo tanto, si
hablamos de restauración total, se requiere abrir el Cielo de nuevo y recuperar el don del Reino
de la Divina Voluntad aquí en a tierra y dejar las cosas como estaban antes del pecado original.

123. ¿Qué dice Jesús al respecto en Libro de Cielo?, veamos:

Hija mía, tú debes saber que Adán antes de pecar hacía sus actos en el Fiat Divino, esto
significaba que la Trinidad le había dado la posesión de este Reino, porque para poder
poseer un reino se necesita quién lo forme, quién lo done y quién lo reciba. La Divinidad lo
formó y lo donó, el hombre lo recibió, así que Adán en su primera época de la Creación
poseía este Reino del Fiat Supremo, y como él era la cabeza de todo la generación
humana, todas las criaturas recibían el derecho de esta posesión; y si bien Adán con
sustraerse de nuestra Voluntad perdió la posesión de este Reino, porque con hacer su
voluntad se puso como en estado de guerra con el eterno Fiat… Todo esto no quitó los
derechos a sus descendientes de poder readquirir el Reino de mi Voluntad. (Volumen 21,
Marzo 10, 1927).

124. Jesús dice que aunque Adán perdió el Reino de la Voluntad Divina, no quitó los derechos a
sus descendientes de readquirirlo, ¡maravilloso! Agradezcamos a Dios por su gran bondad y
misericordia.

125. Con el don de la Divina Voluntad —con el don del Querer Divino— se tiene el dominio y la
armonía con las cosas creadas, así lo dice Jesús en Libro de Cielo:

…quien vive en nuestro Querer… en la Creación ocupa el primer puesto, todas las cosas
creadas se sienten tan juntas y unidas, que se vuelven para ella como miembros suyos

26
inseparables, así que el sol es miembro suyo, la extensión del cielo, el viento, el aire que
todos respiran, son miembros suyos; todas las cosas creadas se sienten felices, honradas
de ser miembros de esta afortunada criatura (Volumen 35, Febrero 26, 1938).

Mi Divina Voluntad quiere hacer sentir la naturaleza de su felicidad a la criatura que vive
en Ella, y por eso le da la felicidad en la luz del sol, en el aire que respira, en el agua que
bebe, en el alimento que come, en la flor que la recrea, en suma, en todo hace sentir que
no sabe dar más que felicidad a la criatura, por eso el cielo no está lejano de ella, sino
dentro de ella, porque en cualquier cosa la quiere volver feliz. (Volumen 28, Mayo 2,
1930).

126. Y Jesús, para dejar claro que no deja las cosas a medias, dice:

Se engañan aquellos que piensan que nuestra suma bondad y sabiduría infinita habrían
dejado al hombre sólo con los bienes de la Redención, sin levantarlo de nuevo al estado
primero creado por Nosotros; si fuera así, nuestra Creación hubiera quedado sin su
finalidad y por lo tanto sin su pleno efecto, lo que no puede ser en las obras de un Dios…
pero la decisión de dar el Reino de mi Voluntad al hombre no la he cambiado, el hombre
cambia, Dios no se cambia. (Volumen 19, Julio 18, 1926).

127. Y esto coincide perfectamente con el Magisterio de la Iglesia:

Jesús vino a restaurar la creación en la pureza de sus orígenes. (Catecismo de la Iglesia


Católica, n. 2336).

128. Aquí se contesta la tercera pregunta que se planteó en el capítulo I: ¿Es plan de Dios
restaurar las cosas a como estaban antes del pecado original o solamente dejarlas a medias?
Por supuesto que Dios restaura las cosas totalmente y no a medias.

129. Todo esto está en consonancia con la obra que Jesús hace a través de Luisa Piccarreta, y
por tanto «el don del Reino de la Divina Voluntad» está implícito en todas estas palabras de la
Sagrada Escritura.

130. Sencillamente es que Dios va realizando su plan de restauración de manera gradual en el


tiempo histórico humano, es un proceso de restauración. No restauró todo luego, luego, ni
redimió inmediatamente después del pecado de Adán.

131. El proceso incluye todo lo que ha pasado desde el pecado de Adán, como por ejemplo: el
diluvio, el llamado de Abraham, la misión de Moisés, los Mandamientos, los profetas, los reyes,
entre ellos figura especialmente el rey David, etcétera. Y el punto culminante de este proceso
es la llegada del Mesías esperado.

La llegada del Mesías


132. Jesús realiza toda la restauración en Él; Él es el Rey y posee el Reino, Él es el Verbo Divino,
la Revelación en plenitud:

27
Dios se ha revelado plenamente enviando a su propio Hijo, en quien ha establecido su
alianza para siempre. El Hijo es la Palabra definitiva del Padre, de manera que no habrá ya
otra Revelación después de Él. (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 73).

133. Jesús recupera el don del Reino de la Divina Voluntad y nos abre el Cielo en su misión
salvadora y restauradora, van juntas:

En mi venida a la tierra vine a formar la Redención del hombre y al mismo tiempo vine a
formar el reino de mi Voluntad (Volumen 33, Mayo 31, 1935).

Es más, te digo que la Divinidad, antes de que Yo descendiera del Cielo había decretado la
Redención y el reino de mi Voluntad, debiendo servir la una al desembolso de la otra,
porque siendo Ella Divina y de valor infinito, se necesitaba un Hombre Dios que pudiese
pagar y adquirir un Querer Divino, para darlo de nuevo a quien lo había perdido, y si esto
no fuese, no me habría movido del Cielo para venir sólo a redimir, sobre todo que me
interesaba más el restituir los derechos a nuestra Voluntad ofendida y rechazada que la
misma Redención, y además no habría actuado como Dios si ponía a salvo a mis criaturas,
y mi Voluntad la hacía a un lado, no dándole los derechos debidos y de restituirle su reino
en medio a las criaturas. (Volumen 32, Septiembre 10, 1933).

134. Por tanto, es un mismo proyecto divino la Redención y la recuperación del don del Reino
de la Divina Voluntad:

…la Redención y el reino de mi Voluntad son uno, inseparables entre ellos. (Volumen 33,
Mayo 31, 1935).

135. Pero la finalidad es el Reino de la Divina Voluntad; es decir, es la prioridad —la finalidad
principal—, como lo vemos también en las siguientes palabras de Jesús:

Por tanto mi venida a la tierra no fue por la sola Redención, más bien, la primera finalidad
fue para formar el Reino de mi Voluntad en mi Humanidad, para darlo nuevamente a las
criaturas; si esto no fuera así, mi venida sobre la tierra sería una obra incompleta, no digna
de un Dios, que nada menos no habría podido restablecer la obra de la Creación, el orden
como salió de nuestras manos creadoras, que en todo debía reinar nuestra Voluntad.
(Volumen 21, Marzo 16, 1927).

Es verdad que vine a la tierra para redimir al hombre, pero mi finalidad principal fue que la
Voluntad Divina triunfase sobre la voluntad humana poniendo de acuerdo estas dos
voluntades y hacer de ellas una sola, con llevarla en aquella Voluntad de donde había
salido. (Volumen 15, Abril 28, 1923).

136. Es algo parecido a la Creación, Dios decreta en su acto único divino y eterno todo lo que va
a realizar, y nosotros vemos a través del proceso creador los efectos temporales de su único
decreto: la luz, luego la separación de las aguas, luego la tierra, etcétera.

28
137. Algo semejante sucede con la venida de Jesús a la tierra, realiza en Él todo lo que tiene que
realizar, pero a lo largo del proceso histórico nosotros vamos viendo los efectos temporales de
la acción salvadora y restauradora de Jesús.

138. Todo este proceso incluye —por ejemplo— la vida monástica, que no la instituyó
inmediatamente Jesús mientras estuvo en la tierra; también las obras de los Santos Padres, las
diversas devociones y movimientos que han surgido a lo largo de los siglos en la Iglesia, entre
otros aspectos.

139. Y Jesús al restaurar el don del Reino de la Divina Voluntad también habría que esperar el
momento histórico de ser conocido por la humanidad, aunque ya había sido restablecido por
Jesús.

140. ¿Por qué Jesús no manifiesta todo de un solo golpe a la humanidad? ¿Por qué no
manifestó el Reino de la Divina Voluntad cuando vino a la tierra? la respuesta está en los
volúmenes de Luisa Piccarreta, de hecho es una pregunta que Luisa le hace.

141. Aquí no nos detendremos en ello, solamente señalaremos algunas citas de Libro de Cielo
donde Jesús explica el por qué: volumen 16, Noviembre 15, 1923; volumen 19, Julio 1, 1926;
volumen 26, Julio 27, 1929; entre otros6.

142. En lo que aquí hacemos énfasis es que este momento ya llegó con la obra que Jesús hace a
través de Luisa Piccarreta, ¡grandioso! Este momento también está anunciado —además de lo
que hemos visto en el Antiguo Testamento— en el Nuevo Testamento, así como en los Santos
Padres y el Magisterio de la Iglesia.

143. Pero aunque se ha dado a conocer, es decir, se hace explícito hasta Luisa Piccarreta el
Reino de la Divina Voluntad, sin embargo ha estado siempre en la Iglesia, ¿en dónde? en Cristo
mismo que es Cabeza de este Cuerpo Místico.

144. Es obvio que la Sagrada Revelación (Escritura y Tradición) como también el Magisterio de
la Iglesia entienden este proceso evolutivo de restauración, y que por tanto el Reino no ha
llegado a su plenitud en la Iglesia y que tendrá que hacerlo en algún momento, veamos una cita
que ya habíamos visto en el Prefacio:

El Reino de Cristo, presente ya en su Iglesia, sin embargo, no está todavía acabado "con
gran poder y gloria" con el advenimiento del Rey a la tierra. Este Reino aún es objeto de
los ataques de los poderes del mal a pesar de que estos poderes hayan sido vencidos en su
raíz por la Pascua de Cristo. Hasta que todo le haya sido sometido, y "mientras no haya
nuevos cielos y nueva tierra, en los que habite la justicia, la Iglesia peregrina lleva en sus
sacramentos e instituciones, que pertenecen a este tiempo, la imagen de este mundo que

6
También se explica en R. Avalos, La Historia de amor de la Divina Voluntad y de su Vida Divina con la
criatura, Capítulo 10: “Pentecostés”, n. 867-875; también Capítulo 13: sección: “Luisa Piccarreta”, n. 1073 y
siguientes.

29
pasa. Ella misma vive entre las criaturas que gimen en dolores de parto hasta ahora y que
esperan la manifestación de los hijos de Dios". Por esta razón los cristianos piden, sobre
todo en la Eucaristía, que se apresure el retorno de Cristo cuando suplican: "Ven, Señor
Jesús". (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 671).

145. La cita del Catecismo dice textualmente que el Reino de Cristo, presente ya en su Iglesia,
no está todavía acabado; y hace referencia que llegará a estarlo con el advenimiento del Rey a
la tierra, cuando Jesús venga a tener un reinado pleno en la humanidad.

146. ¿Cuándo será esto? cuando Jesús reine plenamente en cada persona de la humanidad a
través del don del Reino de la Divina Voluntad como lo era en el ser humano antes del pecado
original. En este sentido cobran relevancia las siguientes palabras de la Escritura:

Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de su
cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en
ustedes y haré que sigan mis preceptos, y que observen y practiquen mis leyes. Ustedes
habitarán en la tierra que yo he dado a sus padres. Ustedes serán mi Pueblo y yo seré su
Dios. (Ezequiel 36, 26-28).

Este es mi Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. Yo he


puesto mi espíritu sobre Él para que lleve el derecho a las naciones. El no gritará, no
levantará la voz ni la hará resonar por las calles. No romperá la caña quebrada ni apagará
la mecha que arde débilmente. Expondrá el derecho con fidelidad; no desfallecerá ni se
desalentará hasta implantar el derecho en la tierra (Isaías 42, 1-3).

147. Entonces con Luisa Piccarreta y el anuncio del don del Reino de la Divina Voluntad se ha
llegado —por lo menos— a los albores del advenimiento «del Rey a la tierra», de su Parusía.
Incluso Jesús le dice a Luisa:

Por eso de dos humanidades tengo necesidad: De la mía para formar la Redención, y la
otra para formar el Fiat Voluntas Tua como en el Cielo así en la tierra. Una más necesaria
que la otra, porque si en la primera debía venir a redimirlos, en la segunda debía venir a
restaurarlo a la finalidad única por la cual fue creado y abrir la corriente de las gracias
entre la voluntad humana y la Divina, y hacerla reinar como en el Cielo así en la tierra. Y
como mi Humanidad para redimir al hombre hizo reinar mi Voluntad como en el Cielo así
en la tierra, ahora voy buscando otra humanidad, que haciéndola reinar como en el Cielo
así en la tierra, me haga cumplir todos los designios de mi Creación. Por eso sé atenta en
hacer reinar en ti mi sola Voluntad, y Yo te amaré con el mismo Amor con el cual amé a mi
Santísima Humanidad. (Volumen 17, Junio 20, 1924).

148. Esta cita es fuerte y da para mucha meditación, pero sigamos con nuestro tema. El texto
del Catecismo antes citado también habla de la maldad que todavía existe; y esto es un hecho
en la humanidad y en los miembros de la misma Iglesia, pero también expresa que en algún

30
tiempo terminará cuando todo le sea sometido a Cristo y lleguen los nuevos cielos y nueva
tierra7. Al respecto Jesús dice en los volúmenes:

Por eso en la criatura que vive en mi Voluntad se verán nuevos cielos, soles más brillantes
que los de la misma Creación (Volumen 29, Agosto 22, 1931).

…así son las almas que viven en Él *en el Querer Divino], son los nuevos cielos, los nuevos
soles, la nueva tierra toda florida, más multiformes en belleza y en encanto. (Volumen 13,
Mayo 1, 1921).

Éste fue el prodigio de los prodigios que sólo un Dios podía hacer, por eso por cuanto
pueda dar a una criatura, le daría siempre poco puesto en comparación a si le hago el gran
don de mi Voluntad, en ella se verán nuevos cielos, soles más brillantes, cosas inauditas,
sorpresas nunca vistas. (Volumen 21, Mayo 8, 1927).

149. La cita del Catecismo haciendo referencia a Romanos 8 dice que la Iglesia vive entre las
criaturas que gimen en dolores de parto hasta ahora y que esperan la manifestación de los hijos
de Dios.

150. En lo volúmenes queda claro que esta liberación de los dolores de parto y la manifestación
de los hijos de Dios se realizará con «el don del Reino de la Divina Voluntad». No abordaremos
este tema en este libro, ya se ha hecho en otros: R. Avalos, Una pequeña introducción al Reino
de la Divina Voluntad, capítulo V: “Efectos de vivir en la Divina Voluntad”, n. 207-224 y en R.
Avalos, La Historia de amor de la Divina Voluntad y de su Vida Divina con la criatura, en la
capítulo 5: “La pérdida de la Vida Divina y su recuperación”, n. 272-323.

151. Como se ve, la Iglesia peregrina en la tierra se aproxima a una plenitud en el tiempo
histórico.

152. También hay otra alusión en la Escritura —implícita— al «Reino de la Divina Voluntad» en
Romanos:

Después de todo el Reino de Dios no es cuestión de comida o de bebida, sino de justicia,


de paz y de gozo en el Espíritu Santo. (Romanos 14, 17).

153. El Reino de la Divina Voluntad es un Reino espiritual, no material —aunque no excluye su


influencia santa en lo material—; y además con este Reino es como se llega a la felicidad y
gozos más plenos que puede haber:

...la verdadera felicidad tiene principio en el interior del alma (Volumen 20, Noviembre 2,
1926).

Nuestra Voluntad es paraíso terrestre en la tierra, y celestial en el cielo de las criaturas


(Volumen 30, Diciembre 6, 1931).

7
Ver Isaías 65, 17 y Apocalipsis 21, 1-4.

31
Ahora, tú debes saber que en quien se hace dominar por mi Voluntad y vive en Ella, los
males pierden la vida; el temor de ofenderme, los miedos, las turbaciones, pierden la
semilla para renacer, el alma y el cuerpo quedan confirmados en el bien, se encuentra en
las condiciones de los bienaventurados, para los cuales el mal no tiene más vida, porque
en las regiones celestiales, en mi Voluntad, el mal absolutamente no puede entrar, así que
quien vive en Ella, se puede llamar y adquiere el derecho de ciudadano del Cielo, y si se
encuentra sobre la tierra, es como un ciudadano extraviado de la patria celestial, en la que
lo tiene mi Divina Voluntad para sus grandes designios, y para bien de la miserable
humanidad. (Volumen 31, Agosto 7, 1932).

…la especialidad característica de mi Voluntad es precisamente esta: ‘Hacer felices a Dios y


al hombre’. (Volumen 17, Junio 20, 1924).

154. También después de la Resurrección y Ascensión de Jesús la Escritura dice:

Él debe permanecer en el Cielo hasta el momento de la restauración universal, que Dios


anunció antiguamente por medio de sus santos profetas. (Hechos 3, 21).

155. La Escritura habla de la restauración universal haciéndola coincidir con la Parusía de Jesús,
que como se vio, ya estamos —por lo menos— en los albores. Lo cual significa que sí habrá
restauración en este universo que vivimos, el Catecismo dice al respecto:

Al fin de los tiempos el Reino de Dios llegará a su plenitud. [...] La Iglesia... sólo llegará a su
perfección...cuando llegue el tiempo de la restauración universal y cuando, con la
humanidad, también el universo entero, que está íntimamente unido al hombre y que
alcanza su meta a través del hombre, quede perfectamente renovado en Cristo.
(Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1042).

156. Como se observa, el Catecismo habla también de esta restauración universal y además
menciona este proceso histórico de que el Reino de Dios llegará a su plenitud, la cual se va
adquiriendo en una dinámica que sucede en el tiempo para los seres humanos.

157. La humanidad, gracias a la acción providente y amorosa de Dios, se encamina a su


perfección querida por Dios en el tiempo histórico.

158. La Sagrada Escritura habla, por tanto, del Reino de la Divina Voluntad cuando se refiere a
un cielo nuevo y una tierra nueva, a la manifestación de los hijos de Dios, la armonía entre los
hombres y con la naturaleza que menciona Isaías, la restauración universal, el Reinado pleno de
Cristo, etcétera.

159. Veamos ahora otras menciones de este Reino de la Divina Voluntad en los Padres de la
Iglesia.

32
Los Padres de la Iglesia
160. Los Padres de la Iglesia también hacen referencia implícita a este Reino de la Divina
Voluntad. Entre ellos San Papías de Hierápolis, Padre Apostólico que nació hacia el año 70 d. C.:

La bendición así predicha pertenece indudablemente a los tiempos del Reino, cuando los
justos se levantarán de los muertos y reinarán, cuando también la creación renovada y
liberada de servidumbre producirá una gran abundancia de alimento de todas clases, del
rocío del cielo y la gordura de la tierra; [Gén. 27:28] como los ancianos, que vieron a Juan
el discípulo del Señor, refieren que oyeron de él que el Señor acostumbraba enseñar
respecto a aquellos tiempos y decir: Vendrán días en que crecerán vides, cada una de las
cuales tendrá diez mil brotes, y cada brote diez mil ramas, y cada rama diez mil ramitas, y
en cada ramita diez mil racimos, y en cada racimo diez mil granos, y cada racimo, una vez
prensado, producirá veinticinco medidas de vino. Y cuando alguno de los santos habrá
tomado en la mano uno de estos racimos, otro gritará: Yo soy un racimo mejor; tómame,
bendice al Señor a través de mí. Del mismo modo, un grano de trigo producirá diez mil
espigas, y cada espiga tendrá diez mil granos, y cada grano diez libras de harina fina,
brillante y limpia, y los otros frutos, semillas y hierbas producirán proporciones similares, y
todos los animales, usando estos frutos que son productos del suelo, se volverán pacíficos
y armoniosos, obedientes al hombre en toda sujeción. (Papías de Hierápolis, Fragmentos,
Los Padres Apostólicos).

161. Aquí San Papías empieza hablando de que la bendición así predicha pertenece
indudablemente a los tiempos del Reino, cuando los justos se levantarán de los muertos y
reinarán.

162. Con la luz que ofrece la obra que Jesús ha realizado a través de Luisa Piccarreta, este
fragmento de San Papías queda muy claro, veamos. Se habla de una bendición predicha, que es
lo que ya hemos visto sobre la restauración de las cosas, ya que se refiere el Santo a un futuro y
él está hablando en una época posterior a la Ascensión del Señor.

163. Es decir, aunque es una bendición que Jesús ya consiguió para la humanidad en su primera
venida, esta bendición se recibe gradualmente a través del tiempo histórico hasta llegar a una
plenitud de esa bendición al llegar el Reino también a su plenitud aquí en la tierra, que significa
la restauración a como se estaba antes del pecado original.

164. Por eso San Papías habla de los tiempos del Reino, cuando los justos se levantarán de los
muertos y reinarán; es decir, a esta plenitud del Reino que se logra con el don del Reino de la
Divina Voluntad.

165. San Papías se refiere a un levantamiento de muertos, es decir, a una resurrección que
sucede para luego reinar. Coincide esto con lo que se dice en Apocalipsis 20, 4-5. Veamos qué
dice Jesús al respecto en Libro de Cielo:

33
Mi Voluntad es más que sol que eclipsa todo, fecunda todo, convierte todo en luz y forma
la completa resurrección del alma en Dios. (Volumen 19, Abril 4, 1926).

¿Pero quieres saber en dónde consiste la verdadera resurrección de la criatura? No al final


de los días, sino mientras aún vive en la tierra; quien vive en mi Voluntad resurge a la luz y
puede decir: ‘Mi noche ha terminado’; resurge en el amor de su Creador,… resurge a la
santidad,… resurge a todo lo que es Cielo (Volumen 36, Abril 20, 1938).

166. La verdadera resurrección dice Jesús que es vivir en la Divina Voluntad, en su Querer
Divino, por eso también dice en los volúmenes:

Ahora, mi Resurrección es símbolo de las almas que formarán la santidad en mi Querer;


los santos de los siglos pasados son símbolos de mi Humanidad,… de mi Humanidad antes
de la Resurrección,… pero los santos del vivir en mi Querer,… simbolizarán mi Humanidad
resucitada (Volumen 12, Abril 15, 1919).

167. Y vivir con el don del Reino de la Divina Voluntad es el auténtico reinado de Jesús en el ser
humano, pero a la vez el reinado pleno del ser humano con Jesús:

…el Reino del Fiat Supremo… será Reino de luz, de riquezas infinitas, reino de perfecta
santidad y de dominio, nuestros hijos de este Reino serán todos reyes y reinas, todos
pertenecerán a la familia Divina y real, encerrarán en ellos toda la Creación, tendrán la
semejanza, la fisonomía de nuestro Padre Celestial, y por eso serán el cumplimiento de
nuestra gloria y la corona de nuestra cabeza. (Volumen 20, Noviembre 4, 1926).

…en los hijos que pertenecerán al Reino del Fiat Divino correrá en ellos más que sangre la
Vida de Él, que les dará el derecho de pertenecer a la familia real y celestial, de modo que
todos serán reyes y reinas, todos ocuparán puestos nobles, dignos de la familia a la que
pertenecen. (Volumen 20, Febrero 11, 1927).

168. Sigue diciendo el Santo: cuando también la creación renovada y liberada de servidumbre
producirá una gran abundancia de alimento de todas clases, «del rocío del cielo y la gordura de
la tierra»; lo que está entre comillas se está citando a Génesis 27, 28 que ya habíamos citado
en la sección “Anuncio de restauración”.

169. Esta creación renovada y liberada de servidumbre hace mención a lo que se dice en
Romanos 8, 19-23 respecto a los dolores de parto de la Creación y que está en espera de la
revelación —manifestación— de los hijos de Dios.

170. Después la cita de San Papías menciona la abundancia de alimentos (Génesis 27, 28) que
también coincide con la cita que también se puso en la sección “Anuncio de restauración” de
Isaías 25, 7-9. Semejante a lo que se menciona en el Génesis antes del pecado:

Y el Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, que eran atrayentes para la
vista y apetitosos para comer (Génesis 2, 9).

34
171. En esta misma sección se mencionó que la abundancia material con el don del Reino de la
Divina Voluntad es una abundancia ordenada, perfecta y espiritualizada; no hay que entenderla
a como sucede en los excesos de este mundo contaminado por el pecado.

172. También hay que entender esta abundancia material como consecuencia de la armonía
del ser humano viviendo con el don del Reino de la Divina Voluntad con la naturaleza. ¿Qué
dice Jesús al respecto en Libro de Cielo?, veamos:

Hija mía, mira cómo es bello el orden del cielo, así cuando el Reino de la Divina Voluntad
tenga su dominio sobre la tierra en medio de las criaturas, también en la tierra habrá
orden perfecto y bello. …los hijos del Reino del Fiat Supremo, todos tendrán su puesto de
honor, de decoro y de dominio, y mientras poseerán el orden del cielo y estarán en
perfecta armonía entre ellos, más que esferas celestes, será tal y tanta la abundancia de
los bienes que cada uno poseerá, que uno jamás tendrá necesidad del otro, cada uno
tendrá en sí la fuente de los bienes de su Creador y de su felicidad perenne. Así que
desterrada será la pobreza, la infelicidad, las necesidades, los males de los hijos de mi
Voluntad; no sería decoroso para Ella, que es tan riquísima y feliz, tener hijos que
carecieran de alguna cosa y no gozaran toda la opulencia de sus bienes que surgen
continuamente. ...[en] el Reino del Fiat Supremo, los hijos de mi Reino serán felices y
abundarán en todo, así que cada uno poseerá la plenitud de los bienes y plena felicidad en
el puesto en el cual el Querer Supremo los haya colocado, cualquiera que sea la condición
y el oficio que ocuparán, todos estarán felices de su suerte. (Volumen 20, Enero 28, 1927).

173. Como se ve, hay gran coincidencia entre lo que dice San Papías y lo que dice Jesús en Libro
de Cielo. En esta cita también se dice: será tal y tanta la abundancia de los bienes que cada uno
poseerá, que uno jamás tendrá necesidad del otro, cada uno tendrá en sí la fuente de los bienes
de su Creador y de su felicidad perenne; esto concuerda con lo que dice la Sagrada Escritura:

Edificarán casas y las habitarán, plantarán viñas y comerán sus frutos: no edificarán para
que habite otro ni plantarán para que coma un extraño, porque mi pueblo vivirá tanto
como los árboles y mis elegidos disfrutarán de la obra de sus manos. Ellos no se fatigarán
en vano ni tendrán hijos para un fin desastroso, porque serán la estirpe de los bendecidos
por el Señor, ellos y sus vástagos junto con ellos. Antes que llamen, yo les responderé;
estarán hablando, y ya los habré escuchado. (Isaías 65, 21-24).

174. También se dice en la cita de San Papías: Y cuando alguno de los santos habrá tomado en
la mano uno de estos racimos, otro gritará: Yo soy un racimo mejor; tómame, bendice al Señor
a través de mí; habla de que alguno de los «santos», también esto coincide con lo que dice
Jesús en Libro de Cielo respecto a la Santidad en la Divina Voluntad:

Es tanta la altura de la perfección del alma deshecha en mi Querer, que llega a obrar como
Dios, y esto no es de asombrar, porque como no vive más su voluntad en ella, sino la
Voluntad de Dios mismo, cesa todo asombro si viviendo con esta Voluntad posee la

35
potencia, la sabiduría, la santidad y todas las otras virtudes que contiene el mismo Dios.
(Volumen 3, Mayo 21, 1900).

Hija mía, sólo en mi Voluntad el alma puede llegar al ápice de la santidad más alta, y
encerrar en sí, por cuanto a criatura es posible, un acto completo, de llenarse tanto, de no
dejar ningún vacío en ella (Volumen 34, Julio 12, 1937).

175. Y después de hablar del «santo que toma un racimo de la vid» la cita de San Papías
continúa diciendo que cuando uno de estos racimos sea tomado, otro gritará: Yo soy un racimo
mejor; tómame, bendice al Señor a través de mí; en Libro de Cielo Jesús explica que la creación
es un medio para amar y bendecir a Dios, tristemente el pecado ha distorsionado esto:

Hija mía, el primer deber de la criatura es adorar a Aquél que la ha creado, el primer acto
que habla de santidad es el deber; el deber llama al orden, y el orden hace surgir la más
bella armonía entre el Creador y la criatura, armonía de voluntad, armonía de amor, de
modos y de imitaciones, el deber es la sustancia de la santidad, y como todas las cosas
creadas poseen y tienen como en naturaleza la marca de la verdadera adoración, por eso
la criatura unida con ellas puede dar la más perfecta adoración a Aquél que la ha creado.
Por eso cada cosa creada es una adoración profunda que mandan a Aquél que las ha
creado, y la criatura uniéndose junto en virtud de nuestro Querer, las pone todas en
adoración, dando a Dios lo que cada una debiera, y elevándose sobre todas nos lleva a
todos y viene a latir en nuestro latido y a respirar en nuestro respiro. (Volumen 33, Junio
10, 1935).

176. Jesús dice que la persona en virtud de su Querer, es decir de su Divina Voluntad, pone las
cosas creadas en adoración a Dios, dando a Dios lo que cada una debiera. Es decir, con el don
de la Divina Voluntad se le da a Dios una adoración a través de las cosas creadas, que sin este
don no es posible:

Por eso quien vive en Ella [en la Voluntad Divina] se pone en relación con todas las cosas
creadas, y tomando a pecho el honor de su Creador, en esas mismas relaciones que recibe,
por cada cosa creada, desde la más pequeña a la más grande, envía la correspondencia de
las relaciones de todo lo que ha hecho su Creador (Volumen 21, Marzo 31, 1927).

…para quien debe vivir en mi Querer, todo lo que ha salido de mi Voluntad, que Ella
conserva y posee, por derecho debe ser todo suyo. … *y+ por derecho de justicia debe
poseer todo lo que mi Voluntad posee, –mucho más que siendo la Creación muda hacia su
Creador, y por eso la hizo muda, para que a quien debía darla y vivir en mi Querer tuviese
ella la palabra en todas las cosas creadas–, para hacer que todas las cosas hechas por Mi
fuesen hablantes, no mudas. (Volumen 19, Marzo 14, 1926).

177. También aquí se hace más explícita la siguiente cita de la Escritura que concuerda muy
bien con lo que se ha visto:

36
Yo, Juan, tuve una visión… oí que todas las criaturas que están en el cielo, sobre la tierra,
debajo de ella y en el mar, y todo lo que hay en ellos, decían: «Al que está sentado sobre el
trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y poder, por los siglos de los siglos (Apocalipsis
5, 13).

178. De esta manera con la información de Libro de Cielo queda muy clara tanto la cita anterior
del Apocalipsis como la de San Papías en donde los racimos compiten para que a través de ellos
se bendiga al Señor.

179. Y al final de la cita de San Papías se dice: y todos los animales, usando estos frutos que son
productos del suelo, se volverán pacíficos y armoniosos, obedientes al hombre en toda sujeción;
sabemos que este dominio del ser humano sobre los animales y las cosas creadas era una
situación antes del pecado, y también el que todos los animales se alimentaban de los frutos de
la tierra, entonces aquí se habla de la restauración total, al llevar a la humanidad a como estaba
antes del pecado aquí en la tierra.

180. Y esto ¿con qué coincide? Con algunas citas de la Escritura, incluyendo algunas que ya se
han visto:

Y a todas la fieras de la tierra, a todos los pájaros del cielo y a todos los vivientes que se
arrastran por el suelo, les doy como alimento el pasto verde. Y así sucedió. Dios miró todo
lo que había hecho, y vio que era muy bueno. (Génesis 1, 30-31).

El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el


cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá, la vaca y la osa vivirán
en compañía, sus crías se recostarán juntas, y el león comerá paja lo mismo que el buey. El
niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en la cueva de la víbora, meterá la
mano el niño apenas destetado. No se hará daño ni estragos en toda mi Montaña santa,
porque el conocimiento del Señor llenará la tierra como las aguas cubren el mar. (Isaías 11,
6-9).

181. También otro Padre de la Iglesia habla al respecto, es San Ireneo de Lyon, que nació hacia
el 130 d. C., este Santo Padre de la Iglesia dice:

Porque Dios es rico en todas las cosas, y es necesario que, una vez restaurada la creación
según el plan original, todos los animales estén sujetos al hombre, que vuelvan a comer el
alimento que el Señor les dio al principio, como cuando, antes de la desobediencia,
estaban sujetos a Adán (Gén 1,26-28) y comían los frutos de la tierra (Gén 1,30). Por otra
parte, no se trata aquí de probar que el león se alimenta de paja: ésta simboliza la
abundancia y exquisitez de los frutos; pues si un animal como el león se alimentará de
paja, ¿de qué calidad será el trigo cuya paja sirve para alimentar leones? (Ireneo, Contra
los Herejes, V, 33, 4).

182. Aquí San Ireneo menciona también tanto la abundancia de la naturaleza, como la armonía
y el dominio del hombre sobre ella. Y además habla de que la creación será restaurada según el

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plan original; se ve que tiene muy claro que el plan de salvación de Dios es llevar las cosas al
estado de origen, es decir, a como estaba antes del pecado original.

183. Igualmente aquí se ve la coincidencia de estos Padres de la Iglesia con todo lo que Jesús
dice a través de la obra que hizo en Luisa Piccarreta sobre el don del Reino de la Divina
Voluntad.

184. También los Padres de la Iglesia consideraban los seis o siete días de los que habla el
Génesis sobre la creación, que además del relato de la creación misma, lo veían como profecía
de la historia de la humanidad:

Los Padres de la Iglesia consideraban los seis o siete días del relato sobre la creación como
profecía de la historia del mundo, de la humanidad. Los siete días representaban para ellos
siete periodos de la historia, más tarde interpretados también como siete milenios. (Papa
Benedicto XVI, Audiencia General, 10 de marzo de 2010).

185. Esta visión de los Padres de la Iglesia es muy interesante y concuerda obviamente con la
Sagrada Escritura, pero también con lo que Jesús dice en la obra de Luisa; a continuación
veremos los textos y las coincidencias.

186. Se empezará con un documento que pertenece a los Padres Apostólicos —la Carta de
Bernabé— que habla al respecto, vemos:

Del sábado habla al principio de la creación: E hizo Dios en seis días las obras de sus manos
y acabólas en el día séptimo, y descansó en él y lo santificó. Atended, hijos, qué quiere
decir lo de: Acabólos en seis días. Esto significa que en seis mil años consumará todas las
cosas el Señor, pues un día es para Él mil años. Lo cual, Él mismo lo atestigua, diciendo: He
aquí que el día del Señor será como mil años. Por lo tanto, hijos, en seis días, es decir, en
los seis mil años, se consumarán todas las cosas. Y descansó en el día séptimo. Esto quiere
decir: Cuando venga su hijo y destruya el siglo del inicuo y juzgue a los impíos y mudare el
sol, la luna y las estrellas, entonces descansará de verdad en el día séptimo. Sí, y además
dijo: Lo santificarás con manos limpias y corazón puro. Ahora, pues, si pensamos que
pueda nadie santificar, sin ser puro de corazón, el día que santificó Dios mismo, nos
equivocamos de todo en todo. Consiguientemente, entonces por nuestro descanso lo
santificaremos de verdad, cuando, justificados nosotros mismos y en posesión ya de la
promesa, seremos capaces de santificarlo; es decir, cuando ya no exista la iniquidad, sino
que nos hayamos vuelto todos nuevos por el Señor, entonces, sí, santificados primero
nosotros, podremos santificar el día séptimo. Por último, les dice: Vuestros novilunios y
vuestros sábados no los aguanto. Mirad cómo dice: No me son aceptos vuestros sábados
de ahora, sino el que yo he hecho, aquél en que, haciendo descansar todas las cosas, haré
el principio de un día octavo, es decir, el principio de otro mundo. Por eso justamente
nosotros celebramos también el día octavo con regocijo, por ser día en que Jesús resucitó
de entre los muertos y, después de manifestado, subió a los cielos. (La Epístola de Bernabé
—o Pseudo-Bernabé—, n. 15).

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187. Esta cita menciona muchas cosas interesantes y que conectan con el don del Reino de la
Divina Voluntad. Un aspecto es que se dice que así como Dios hizo en seis días —o periodos8—
la Creación, así Dios en seis mil años consumará todas las cosas, ya que como dice San Pedro:
«delante del Señor, un día es como mil años y mil años como un día.» (2 Pedro 3, 8).

188. Consumar etimológicamente no significa consumir, sino viene de la palabra latina:


“consummare” que significa formar la totalidad de algo, realizar algo hasta su perfección y
punto más alto.

189. Y Dios en seis días hizo la Creación, pero no para eliminar o exterminar algo, sino para
formarla, completarla y luego iniciar otro periodo en donde el ser humano viviera en armonía
con Él, entre ellos y la naturaleza. Y ¿qué hizo precisamente Dios en el sexto día? pues en el
sexto día de la Creación Dios la consuma al darle vida al ser humano.

190. En esto hay un paralelismo muy interesante que vamos a analizar; en el sexto día hizo Dios
al ser humano a su imagen y semejanza (ver Génesis 1, 26), lo hizo perfecto en estado de
santidad y de justicia original (ver Catecismo de la Iglesia Católica, n. 375); es decir, lo crea con
el don del Reino de la Divina Voluntad. Veamos lo que dice Jesús al respecto en Libro de Cielo:

Hija mía, al crear al hombre le infundí el alma con mi aliento, queriéndole infundir la parte
más íntima de nuestro interior, que es nuestra Voluntad, la cual le daba junto todas las
partículas de nuestra Divinidad que el hombre como criatura podía contener (Volumen 17,
Julio 16, 1924).

Así que la criatura ha sido creada y ha tenido en su principio: Cuerpo, alma, voluntad
humana y Divina, todo junto (Volumen 29, Agosto 10, 1931).

191. Y precisamente con este don de la Divina Voluntad Jesús reinaba plenamente en el ser
humano inocente:

Hija mía, al crear al primer hombre daba el principio a la Creación del género humano, y
después de que formé el cuerpo, con mi aliento omnipotente le infundí el alma, y con otro
aliento mío, podría decir, me infundí a Mí mismo en el fondo del hombre para regirlo,
dominarlo y custodiarlo, así que aquel hombre formaba un reino para Mí, en el cual Yo
como Rey debía extender mis confines. (Volumen 14, Septiembre 9, 1922).

192. Pero el ser humano por el pecado pierde esta santidad y el estado de justicia original, es
decir, el Reino de la Divina Voluntad, como ya se vio al inicio del presente capítulo. Entonces
Dios decide no aniquilar al ser humano, sino en su amor y misericordia decide rehacerlo,
recrearlo:

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«Dios mismo es quien ha creado el mundo visible en toda su riqueza, su diversidad y su orden. La Escritura
presenta la obra del Creador simbólicamente como una secuencia de seis días "de trabajo" divino que
terminan en el "reposo" del día séptimo.» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 337).

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Dos personas habían destruido este reino de mi Fiat Divino, Adán y Eva; otras dos, Yo y la
Soberana Reina debíamos rehacerlo. Así que primero pensé en el reino de mi Voluntad
Divina, porque la voluntad humana había sido la primera en ofender a la mía con
sustraerse de Ella, todas las otras ofensas vinieron en segundo grado, como consecuencia
del primer acto. (Volumen 23, Marzo 11, 1928).

193. Y por eso empieza el proceso de restauración —como ya se vio— después del pecado; y en
esta restauración de todas las cosas el punto central es precisamente esta recreación del ser
humano, este rehacerlo en la Divina Voluntad:

Hija mía, en cuanto mi Humanidad fue concebida, así comencé una nueva creación, para
extender el Reino de mi Voluntad sobre todos los actos que hacía mi Humanidad. Todos
mis actos que hacía dentro y fuera de mi Humanidad, estaban animados por una Voluntad
Divina que contenía la potencia creadora, y por eso mis actos recibían la nueva creación y
se convertían en actos de Voluntad Divina, y Yo extendía en mi interior y en todos mis
actos externos su Reino. En efecto, ¿quién destruyó y rechazó este Reino de mi Voluntad
en el hombre? Su voluntad humana, que rechazándola de sí no se dejó dominar, animar
por la mía, sino que se hizo dominar y animar por la suya y ahí formó el reino de las
miserias, de las pasiones y de las ruinas. Ahora, mi Humanidad antes que todo debía
rehacer y volver a llamar a este Reino del Querer Supremo en Mí, en mi naturaleza
humana, para poderme disponer a formar la Redención y así poder dar al género humano
los remedios para salvarse. (Volumen 20, Diciembre 29, 1926).

194. Como vemos, la Humanidad de Jesús vivió con el don del Reino de la Divina Voluntad (en
los volúmenes también Jesús dice que nuestra Madre Reina, y el hombre antes de pecar) y nos
ganó de nuevo este don del Reino de su Voluntad y también la Redención. Por eso en Jesús
está ya consumado todo y en Él Dios ha dicho todo:

"De una manera fragmentaria y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros
Padres por medio de los Profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por su Hijo"
(Hb 1,1-2). Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la Palabra única, perfecta e
insuperable del Padre. En Él lo dice todo (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 65).

195. Es este sentido es interesante incluso lo que Jesús le dice a los fariseos:

Los fariseos le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. Él les respondió: «El Reino de
Dios no viene espectacularmente, y no se podrá decir: «Está aquí» o «Está allí». Porque el
Reino de Dios está entre ustedes». (Lucas 17, 20-21).

196. Es verdad el Reino de Dios, el Reino en plenitud de la Divina Voluntad está en Él. Y por eso
este Reino Jesús lo ganó y lo consumó en Él, cuando vino y ha estado en la Cabeza de la Iglesia
—en Jesucristo— desde que vino, pero para los miembros de la Iglesia ha sido explicitado hasta
los tiempos de Luisa Piccarreta, de acuerdo a la Sabiduría de Dios.

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197. Es decir, en un sentido no hay novedad pero en otro sí. No hay novedad porque desde que
vino Jesús ya se recuperó este Reino y queda en la Iglesia en su Cabeza, pero para los miembros
—el Cuerpo Místico— estaba implícito, en potencia de ser conocido; con Luisa Piccarreta llega
el tiempo de que el Cuerpo Místico de la Iglesia, es decir: los miembros, lo conozcan, se haga
actual para ellos, se haga explícito y por tanto para ellos sí es novedad.

198. Así como otras cosas se han hecho explícitas a lo largo de la historia de la Iglesia, y han
pasado de estar en potencia a estar en acto de conocerse y vivirse para los miembros de la
Iglesia, como por ejemplo: la vida contemplativa (monástica), y con ello las órdenes religiosas,
la aparición de los dogmas, devociones como la del Sagrado Corazón de Jesús de Santa
Margarita María de Alacoque, del Santo Rosario manifestado a Santo Domingo de Guzmán, la
de la Divina Misericordia de Santa Faustina Kowalska, etcétera.

199. Aunque todo esto estaba en Jesús mismo, el Espíritu Santo a través de un proceso histórico
lo hace explícito para los miembros de la Iglesia:

Cuando venga el Espíritu de la Verdad, Él los introducirá en toda la verdad, porque no


hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. El
me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes. (Juan 16, 13-14).

200. Dice Jesús que el Espíritu de la Verdad recibirá de Jesús y nos lo dirá, es decir, ya todo está
en Jesús, pero estas manifestaciones hacia los miembros sucede en un proceso histórico, que
es también un proceso hacia la plenitud:

También les propuso otra parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un grano de
mostaza que un hombre sembró en su campo. En realidad, esta es la más pequeña de las
semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un
arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas». Después les
dijo esta otra parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una
mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa». (Mateo 13,
31-33).

201. En estas parábolas, nuestro Maestro nos explica la dinámica del Reino, es un proceso de
crecimiento hacia una plenitud: el crecimiento de la semilla hasta ser arbusto y la levadura que
fermenta la masa. Al respecto Jesús dice en los volúmenes:

Hija mía, no quieras perder el ánimo, esta es mi costumbre, el obrar la perfección paso a
paso y no todo en un instante (Volumen 2, Septiembre 5, 1899).

202. Ahora, Jesús vino a salvar al hombre y a restaurar el estado de santidad y de justicia
original para el ser humano, es decir, el Reino de la Divina Voluntad, para la criatura ¿para
quién? para el pecador:

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Jesús tomó la palabra y les dijo: «No son los sanos que tienen necesidad del médico, sino
los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se
conviertan». (Lucas 5, 31-32).

…porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido. (Lucas 19, 10).

203. Sí, Jesús vino al mundo por el pecador, por el que nace con pecado original, a este vino a
restaurarlo a su estado de origen, a su finalidad de vivir con el don del Reino de la Divina
Voluntad.

204. Entonces cuando Jesús lleve al ser humano que nace con pecado original a vivir con el don
del Reino de la Divina Voluntad, entonces significa que ya restauró al ser humano. ¿Cuándo ha
ocurrido esto? precisamente con Luisa Piccarreta, ella nació con el pecado original y Jesús la
llevó a vivir con el don del Reino de la Divina Voluntad.

205. Entonces, con Luisa Piccarreta se llega a una «consumación», en ella se restaura —por
fin— el don perdido: el don del Reino de la Divina Voluntad para el ser humano pecador, que
ha nacido con el pecado original, ¡gloria a Dios!

206. Y ¿cuántos años hay de Adán a Luisa?, veamos. La Biblia nos da esta información; el Padre
Pablo Martín en su obra: la Sinfonía de la Creación y de la Historia realiza la cronología de la
humanidad basada en la Sagrada Escritura.

207. Y ¿qué resulta? Pues que son cuatro mil años de Adán a Jesucristo. Y de Jesucristo a Luisa,
pues sabemos que son dos mil más en números redondos (Luisa muere en 1947); ¿cuánto
suma? sí: «seis mil años». Seis mil años como dice la Carta a Bernabé.

208. Aquí está el paralelismo y la relación con los seis días; al sexto día se le da vida al ser
humano con el don del Reino de la Divina Voluntad, luego por el pecado original se pierde este
Reino y en otro sexto día, es decir, al sexto milenio, se recupera este Reino de la Divina
Voluntad para la humanidad que había pecado y que nace con el pecado original, pecado que
precisamente perdió el don, todo esto en Luisa Piccarreta. ¿Qué dice Jesús en los volúmenes?,
veamos:

Es costumbre de la Sabiduría Eterna establecer los actos de la criatura para dar


cumplimiento al bien que le quiere hacer a ella, esto sucedió para que viniera a la tierra la
Redención del Verbo Eterno, se necesitó el curso de cuatro mil años (Volumen 18,
Noviembre 12, 1925).

…porque Adán antes de que pecara poseía mi Voluntad, y con la posesión de mi Voluntad
crecía en la semejanza de su Creador, y crecía tanto que formaba el encanto de todo el
Cielo y todos se sentían honrados en servirlo; después del pecado perdió la posesión de mi
Querer, y a pesar de que lloró su culpa y no pecó más, pudo hacer mi Voluntad, pero no
poseerla, porque faltaba el Divino Ofendido que debía formar el nuevo injerto divino entre
la criatura y el Creador, para poder atravesar de nuevo los umbrales de las posesiones del

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Eterno Querer. Este injerto fue hecho por Mí, Verbo Eterno, después de cuatro mil años, y
Adán para entonces había pasado a los umbrales de la eternidad. (Volumen 18, Diciembre
20, 1925).

209. Como se ve, coincide la Biblia con lo que dice Jesús en Libro de Cielo de que son cuatro mil
años de Adán a Él, también en este sentido Jesús habla sobre las renovaciones que hace en la
humanidad, se ve claramente este proceso de restauración a través del tiempo histórico,
veamos:

Hija amada mía, quiero hacerte saber el orden de mi providencia. En cada período de dos
mil años he renovado al mundo, en los primeros lo renové con el diluvio; en los segundos
dos mil lo renové con mi venida a la tierra, en la que manifesté mi Humanidad, de la cual
como de tantas fisuras se traslucía mi Divinidad, y los buenos y los mismos santos de estos
terceros dos mil años han vivido de los frutos de mi Humanidad, y como a gotas han
gozado de mi Divinidad. Ahora estamos cerca del final de los terceros dos mil años y habrá
una tercera renovación, he aquí el porqué de la confusión general, no es otra cosa que la
preparación a la tercera renovación, y si en la segunda renovación manifesté lo que hacía
y sufría mi Humanidad y poquísimo lo que obraba la Divinidad, ahora en esta tercera
renovación, después de que la tierra haya sido purgada y en gran parte destruida la
presente generación, seré aún más magnánimo con las criaturas y llevaré a cabo la
renovación con manifestar lo que hacía mi Divinidad en mi Humanidad, cómo obraba mi
Querer Divino con mi querer humano (Volumen 12, Enero 29, 1919).

210. Aquí se ven los tiempos, que cuadran perfectamente. Y a los seis mil años, en Luisa
Piccarreta, Dios renueva a la humanidad con manifestar como obraba su Querer Divino con su
querer humano, que precisamente lo hace con Luisa y en ella funda este Reino:

…ahora como rey vengo Yo para reinar, por lo que debía elegir un alma donde hacer mi
primera morada y fundar este reino de mi Voluntad. (Volumen 13, Diciembre 3, 1921).

211. Y ya fundado este Reino de la Divina Voluntad en Luisa, la humanidad ya puede entrar, lo
cual todo esto es precisamente la misión de Luisa, veamos:

Ahora, el inicio de la santidad del vivir en mi Querer quiero que seas tú. (Volumen 12,
Noviembre 27, 1917).

Mi Humanidad formó el plano de todos los actos humanos en la Voluntad Divina, mi


Mamá me siguió fielmente, así que todo está preparado; ahora no se necesita otra cosa,
que otra criatura [Luisa] que queriendo vivir perennemente en este Querer, venga a tomar
la posesión del plano hecho por Mí, y abra este camino real a todos, el cual conduce a la
felicidad terrenal y Celeste. (Volumen 15, Abril 25, 1923).

Hija mía, es mi costumbre, el orden de mi eterna sabiduría, manifestar mis obras más
grandes primero a una sola alma, concentrar en ella todo el bien que mi obra contiene,
vérmelas con ella de tú a tú como si ninguna otra existiera; cuando lo he hecho todo, de

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modo que puedo decir que mi obra la he completado del todo en ella, tanto que nada
debe faltarle, entonces la hago correr como en un vasto mar en favor de las demás
criaturas. (Volumen 17, Junio 25, 1925).

212. Y así Luisa es el modelo y medio para los demás:

He aquí por qué te llamo en medio de mis obras en toda la Creación, para formar el
modelo sobre el cual deben modelarse las otras criaturas para regresar en mi Fiat.
(Volumen 23, Noviembre 10, 1927).

…así por medio tuyo haré resurgir el Sol de mi Voluntad, para que haga su camino en
medio de las criaturas. (Volumen 19, Marzo 9, 1926).

213. En este sentido Jesús también habla de que Luisa será el eslabón de conjunción con Él para
que la humanidad viva en su Voluntad, en su Querer Divino:

Después, a tu eslabón de conjunción Conmigo serán unidos los demás eslabones de las
criaturas, y tendré una multitud de almas, que viviendo en mi Querer reharán todos los
actos de las criaturas y tendré la gloria de tantos actos suspendidos hechos sólo por Mi,
hechos también por las criaturas, y éstas de todas las clases: Vírgenes, sacerdotes,
seglares, según su oficio no obrarán más humanamente, sino que penetrando en mi
Querer sus actos se multiplicarán por todos en modo todo divino, y tendré la gloria divina
por parte de las criaturas de tantos sacramentos recibidos y administrados en modo
humano, otros profanados, otros enfangados por el interés, y de tantas obras buenas en
las cuales quedo más deshonrado que honrado. Suspiro tanto este tiempo, tú reza y
suspíralo junto Conmigo y no separes tu eslabón de unión con el mío, empezando tú la
primera. (Volumen 12, Enero 29, 1919).

214. Esto también hace que Luisa se pregunte sobre si ella es la primera en esto, veamos un
texto al respecto:

[Luisa]: Amor mío, Jesús, ¿es posible que después de tantos siglos de vida de la Iglesia que
ha hecho salir tantos santos, y muchos de ellos han hecho asombrar Cielo y tierra por sus
virtudes y maravillas que han obrado, no debían ellos obrar todo en el Divino Querer, en
modo de formar este plano que Tú dices? ¿Estabas esperando propiamente a mí, la más
inhábil, la más mala e ignorante para hacerlo?

[Jesús]: Escucha hija mía, mi Sabiduría tiene medios y caminos que el hombre ignora y está
obligado a inclinar la frente y a adorarla en mudo silencio, y no le toca a él dictarme leyes,
decirme a quién debo escoger y el tiempo oportuno que mi bondad dispone, además
debía primero formar los santos que debían semejarme y copiar en modo más perfecto,
por cuanto a ellos les es posible, a mi Humanidad, y esto lo he hecho ya. Ahora, mi
bondad quiere pasar más allá y quiere llegar a excesos más grandes de amor, y por eso
quiero que entren en mi Humanidad y copien lo que hacía el alma de mi Humanidad en la
Divina Voluntad. Si los primeros han cooperado a mi Redención de salvar a las almas, de

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enseñar la ley, de desterrar la culpa, limitándose en los siglos en los que han vivido, los
segundos pasarán más allá, copiando lo que hacía el alma de mi Humanidad en la Divina
Voluntad abrazarán todos los siglos, todas las criaturas, y elevándose sobre todas pondrán
en vigor los derechos de la Creación que me corresponden, y que toca a las criaturas
dármelos, llevando todas las cosas a su primer origen de la Creación, y a la finalidad para
la cual la Creación fue hecha. Todo está ordenado en Mí, si la Creación la hice salir
ordenada, debe volverme ordenada como salió de mis manos (Volumen 14, Octubre 6,
1922).

215. Aquí se ve cómo Jesús quiere llevar todas las cosas a su primer origen de la Creación, y a la
finalidad para la cual la Creación fue hecha, esto lo deja muy claro. Jesús continúa en el mismo
texto:

…ya el primer plano de los actos humanos cambiados en divinos en mi Querer fue hecho
por Mí, y lo dejé como suspendido, y la criatura nada supo, excepto mi amada e indivisible
Mamá, y era necesario así, pues si el hombre no conocía el camino, la puerta, las estancias
de mi Humanidad, ¿cómo podía entrar dentro y copiar lo que Yo hacía? Ahora el tiempo
ha llegado de que la criatura entre en este plano y haga también el suyo en el mío; ¿qué
maravilla que te haya llamado a ti por primera? Además, es tan cierto que te he llamado a
ti por primera, que a ninguna otra alma, por cuan querida por Mí le he manifestado el
modo de vivir en mi Querer, los efectos de Él, las maravillas, los bienes que recibe la
criatura obrante en mi Querer Supremo, que busca en cuantas vidas de santos quieras, o
en libros de doctrina, y en ninguno encontrarás los prodigios de mi Querer obrante en la
criatura y la criatura obrante en el mío, a lo más encontrarás la resignación, la unión de los
quereres, pero el Querer Divino obrante en la criatura y ella en el mío, en ninguno lo
encontrarás, esto significa que no había llegado el tiempo en que mi bondad debía llamar
a la criatura a vivir en este estado sublime. (Volumen 14, Octubre 6, 1922).

216. Entonces a los seis mil años desde Adán Dios restaura, recupera, el estado de santidad y de
justicia original en el don del Reino de la Divina Voluntad en la humanidad que heredó el
pecado original en una persona: Luisa Piccarreta, con lo cual se llega a una «consumación» para
los miembros del Cuerpo Místico de Jesús, ya que entrando Luisa a este Reino —como se acaba
de ver— ya puede entrar quien quiera.

¿Quieres saber dónde fue sembrada esta semilla de mi Querer? En mi Humanidad, en Ella
germinó, nació y creció, así que en mis llagas, en mi sangre, se ve esta semilla que quiere
transplantarse en la criatura, para que ella tome posesión de mi Voluntad y Yo de la suya,
a fin de que la obra de la Creación regrese al principio, como salió, no sólo por medio de
mi Humanidad sino también por medio de la misma criatura. Serán pocas, aunque fuera
una sola, ¿y no fue uno solo aquél que sustrayéndose de mi Querer desadornó, rompió
mis planes, destruyó la finalidad de la Creación? Así una sola puede adornarla y realizarla
en su finalidad, pero mis obras no quedan jamás aisladas, así que tendré el ejército de las
almas que vivirán en mi Querer, y en ellas tendré la Creación reintegrada, toda bella y

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hermosa como salió de mis manos, de otra manera no tendría tanto interés de hacerla
conocer. (Volumen 14, Septiembre 11, 1922).

217. Y luego menciona la Epístola de Bernabé que después de los seis mil años —que ya se vio
que mil años es como un día— habrá un descanso en el día séptimo, como en la Creación que
Dios descansó:

Así fueron terminados el cielo y la tierra, y todos los seres que hay en ellos. El séptimo día,
Dios concluyó la obra que había hecho, y cesó de hacer la obra que había emprendido.
Dios bendijo el séptimo día y lo consagró, porque en él cesó de hacer la obra que había
creado. (Génesis 2, 1-3).

218. Hay por lo tanto una bendición y un descanso en el día séptimo. De hecho este día séptimo
como un «reposo» para la humanidad está también en el Nuevo Testamento, veamos:

Por eso, Dios nuevamente fija un día –un hoy– cuando muchos años después, dice por
boca de David las palabras ya citadas: "Si hoy escuchan su voz, no endurezcan su corazón".
Porque si Josué hubiera introducido a los israelitas en ese Reposo, Dios no habría hablado
después acerca de otro día. Queda, por lo tanto, reservado un Reposo, el del séptimo día,
para el Pueblo de Dios. Y aquel que entra en el Reposo de Dios descansa de sus trabajos,
como Dios descansó de los suyos. Esforcémonos, entonces, por entrar en ese Reposo, a fin
de que nadie caiga imitando aquel ejemplo de desobediencia. (Hebreos 4, 7-11).

219. Sí, la desobediencia terminó con el reposo, con la paz, y es la obediencia de Jesús y de
María que recuperan el reposo. El Reino de la Divina Voluntad es un Reino de perfecta armonía
entre el querer humano y el Divino; en Él, el ser humano quiere lo que el Querer Divino quiere,
se vive con un solo Querer.

220. Entonces significa que habrá un día, siguiendo la equivalencia sería mil años, de reposo, de
paz, en la humanidad porque se restauró el don del Reino de la Divina Voluntad, se llevó de
nuevo a la humanidad al esto de origen, es decir, se consuma un proceso de recuperación; y así
se cumplen las profecías de la armonía con Dios, entre los seres humanos y con la Creación que
ya se han visto en: Isaías 2, 4; 65, 23-25; 11, 6-9.

221. Esto concuerda, bien entendido, con Apocalipsis 20 donde se menciona un periodo de mil
años sin acechanzas diabólicas y de un reinado de Dios con los hombres:

Luego vi que un Ángel que descendía del cielo, llevando en su mano la llave del Abismo y
una enorme cadena. El capturó al Dragón, la antigua Serpiente –que es el Diablo o
Satanás– y lo encadenó por mil años. Después lo arrojó al Abismo, lo cerró con llave y lo
selló, para que el Dragón no pudiera seducir a las naciones hasta que se cumplieran los mil
años. (Apocalipsis 20, 1-3).

Entonces vi unos tronos, y los que se sentaron en ellos recibieron autoridad para juzgar.
También vi las almas de los que habían sido decapitados a causa del testimonio de Jesús y

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de la Palabra de Dios, y a todos los que no habían adorado a la Bestia ni a su imagen, ni
habían recibido su marca en la frente o en la mano. Ellos revivieron y reinaron con Cristo
durante mil años. Esta es la primera resurrección. Y los demás muertos no pudieron revivir
hasta el cumplimiento de esos mil años. ¡Felices y santos, los que participan de la primera
resurrección! La segunda muerte no tiene poder sobre ellos: serán sacerdotes de Dios y de
Cristo, y reinarán con Él durante mil años. (Apocalipsis 20, 4-6).

222. Es interesante —como ya se vio más arriba— que para Jesús la verdadera resurrección de
la criatura es en su Voluntad Divina:

¿Pero quieres saber en dónde consiste la verdadera resurrección de la criatura? No al final


de los días, sino mientras aún vive en la tierra; quien vive en mi Voluntad resurge a la luz y
puede decir: ‘Mi noche ha terminado’; resurge en el amor de su Creador,… resurge a la
santidad,… resurge a todo lo que es Cielo (Volumen 36, Abril 20, 1938).

223. Este «séptimo día» de la humanidad —séptimo milenio, que de hecho lo estamos
empezando— es bendito, precisamente porque esta humanidad retorna a su estado de origen
y santidad originales con el don del Reino de la Divina Voluntad y se logra este reposo, porque
la Voluntad Divina es reposo perfecto: Jesús así lo expresa:

…mi Voluntad es reposo perpetuo (Volumen 11, Abril 10, 1914).

Amada mía, el alma que vive en mi Voluntad reposa, porque la Voluntad Divina hace todo
por ella, y Yo, mientras obra por ella, ahí encuentro el más bello reposo, así que la
Voluntad de Dios es reposo del alma y reposo de Dios en el alma. Y el alma mientras
reposa en mi Voluntad está siempre pegada a mi boca, y de ella absorbe en sí misma la
Vida Divina, formando de Ella su alimento continuo. La Voluntad de Dios es el paraíso del
alma en la tierra, y el alma que hace la Voluntad de Dios viene a formar el paraíso a Dios
sobre la tierra. (Volumen 7, Julio 3, 1906).

224. No deja de llamar la atención que la última cita Jesús la hace en el volumen siete del mes
siete del 1906, donde los dígitos también suman siete (16, 1+6=7).

225. Entonces el séptimo milenio es cundo el resto de la humanidad recuperará el don del
Reino de la Divina Voluntad y así entrará en este reposo. Pero desafortunadamente existe
mucha maldad en el mundo, la humanidad se ha desviado en términos generales de los
caminos de Dios y el enemigo ha adquirido mucha fuerza en la humanidad.

226. Se requiere, por tanto, una intervención de Dios para poner orden en este mundo, que a
pesar de la venida de Jesús y de su Evangelio crece en rebeldía, ya que «donde abundó el
pecado, sobreabundó la gracia» (Romanos 5, 20).

227. En este sentido la Epístola de Bernabé dice: Esto quiere decir: Cuando venga su hijo y
destruya el siglo del inicuo y juzgue a los impíos y mudare el sol, la luna y las estrellas, entonces

47
descansará de verdad en el día séptimo; esto quiere decir que se requiere una «purificación»
para establecer este día séptimo.

Purificación
228. Esta purificación es muy mencionada también en la Sagrada Escritura. En el Antiguo
Testamento se habla de: el Día del Señor y el Día de la ira del Señor (ver Sofonías 1, 14-18), el
día de su ira ardiente (ver Isaías 13, 9-13), se habla de exterminio de dos tercios de la tierra (ver
Zacarías 13, 8-9), habla de purificación de impurezas (Ezequiel 36, 25), etcétera.

229. En el Nuevo Testamento se habla de señales en los astros, angustia de las gentes,
estruendo del mar (ver Lucas 21, 25-26), de hambre y terremotos, de mayor iniquidad (ver
Mateo 24, 3-12), entre otros.

230. También se habla de apostasía, de manifestación del inicuo o impío y sus seguidores y la
necesidad de la intervención Divina concordando con la Parusía de Jesús:

Acerca de la Venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con Él… Que nadie
los engañe de ninguna manera. Porque antes tiene que venir la apostasía y manifestarse el
hombre impío, el Ser condenado a la perdición, el Adversario, el que se alza con soberbia
contra todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta llegar a instalarse en
el Templo de Dios, presentándose como si fuera Dios. …y entonces se manifestará el
Impío, a quien el Señor Jesús destruirá con el aliento de su boca y aniquilará con el
resplandor de su Venida. (2 Tesalonicenses 2, 1-8).

231. El Magisterio de la Iglesia también lo expresa así:

Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que
sacudirá la fe de numerosos creyentes. La persecución que acompaña a su peregrinación
sobre la tierra desvelará el "Misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura
religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas
mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del
Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo
colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne. (Catecismo de la Iglesia
Católica, n. 675).

232. Jesús manifiesta en Libro de Cielo que Él quiere establecer su Reino por caminos de amor y
de paz, pero es la maldad humana quien se lo impide y por eso tiene que purificar:

Hija mía, ánimo, todo servirá para el triunfo de mi Voluntad, si golpeo es porque quiero
sanar, mi amor es tanto, que cuando no puedo vencer por vía de amor y de gracias, trato
de vencer por vía de terror y de espanto, la debilidad humana es tanta, que muchas veces
no cuida mis gracias, se hace la sorda a mis voces, se ríe de mi amor, pero basta tocarle la
piel, quitarle las cosas necesarias para la vida natural, que abaja su altanería, se siente tan
humillada que se hace un harapo, y Yo hago lo que quiero, sobre todo si no tienen una

48
voluntad pérfida y obstinada, basta un castigo, verse a la orilla del sepulcro, para que
regrese a mis brazos. Tú debes saber que amo siempre a mis hijos, a mis amadas criaturas,
me desviviría por no verlas golpeadas, tanto, que en los tiempos funestos que vendrán, los
he puesto a todos en las manos de mi Mamá Celestial, a Ella los he confiado para que me
los tenga seguros bajo su manto, le daré a todos aquellos que Ella querrá, la misma
muerte no tendrá poder sobre aquellos que estarán en custodia de mi Mamá. (Volumen
33, Junio 6, 1935).

Así que los castigos pasados no son otra cosa que los preludios de aquellos que vendrán,
cuántas otras ciudades serán destruidas, cuántas gentes sepultadas en las ruinas, cuántos
lugares precipitados y enterrados en el abismo, los elementos tomarán la defensa de su
Creador. Mi justicia no puede más, mi Voluntad quiere triunfar y quisiera triunfar por vía
de amor para establecer su Reino, pero el hombre no quiere venir al encuentro de este
amor, por lo tanto es necesario usar la justicia. (Volumen 20, Noviembre 16, 1926).

233. Así Dios reordenará las cosas:

Hija mía, todo lo que tú has visto servirá para purificar y preparar a la familia humana; los
trastornos servirán para reordenar, y las destrucciones para edificar cosas más bellas; si un
edificio en mal estado no cae por tierra, no se puede formar el nuevo que será más bello
sobre aquellas mismas ruinas; Yo todo lo dirigiré hacia el cumplimiento de mi Divina
Voluntad. (Volumen 24, Abril 30, 1928).

234. Y todo esto porque es un decreto de la Divinidad el Reino de la Divina Voluntad:

Así como fue decreto la Creación, la Redención, así es decreto nuestro el reino de nuestra
Voluntad sobre la tierra, por eso, para cumplir este nuestro decreto, Yo debía manifestar
los bienes que hay en él, sus cualidades, sus bellezas y maravillas, he aquí la necesidad por
la cual Yo debía hablarte tanto, para poder cumplir este decreto. Hija, para llegar a esto Yo
quería vencer al hombre por caminos de amor, pero la perfidia humana me lo impide, por
eso usaré la justicia, barreré la tierra, quitaré a todas las criaturas nocivas, que como
plantas venenosas envenenan las plantas inocentes. Cuando haya purificado todo, mis
verdades encontrarán el camino para dar a los sobrevivientes la Vida, el bálsamo, la paz
que mis verdades contienen, y todos las recibirán, les darán el beso de paz, y para
confusión de quien no las haya creído, más bien las ha condenado, reinará y tendré mi
reino sobre la tierra: ‘Que mi Voluntad se haga como en el Cielo así en la tierra’. (Volumen
36, Octubre 2, 1938).

235. ¡Gloria y agradecimiento a nuestro Dios! Antes de seguir en la siguiente sección analizando
la Epístola de Bernabé, terminaremos ésta con dos citas de esperanza que nos muestran el gran
amor de Dios, que a pesar de ofenderlo Él sigue amándonos y quiere darnos lo mejor:

¡Oh! inicuo mundo, tú estás haciendo de todo para echarme de la faz de la tierra, para
arrojarme de la sociedad, de las escuelas, de las conversaciones, de todo; estás

49
maquinando cómo abatir los templos y los altares, cómo destruir mi Iglesia y matar a mis
ministros, y Yo te estoy preparando una era de amor, la era de mi tercer Fiat. Tú harás tu
camino para echarme, y Yo te confundiré de amor, te seguiré por detrás, me haré
encontrar por delante para confundirte en amor, y en donde tú me has arrojado Yo erigiré
mi trono, y ahí reinaré más que antes, pero en modo más sorprendente, tanto, que tú
mismo caerás a los pies de mi trono, como atado por la fuerza de mi amor. (Volumen 12,
Febrero 8, 1921).

…en mi Omnividencia veo que estos escritos [los de la Divina Voluntad] serán para mi
Iglesia como un nuevo sol que surgirá en medio de Ella, y los hombres atraídos por su luz
deslumbrante se aplicarán para transformarse en esta luz y salir espiritualizados y
divinizados, por lo cual renovándose la Iglesia, transformarán la faz de la tierra. (Volumen
16, Febrero 10, 1924).

El Reino de la Divina Voluntad en la tierra y su Santidad


236. Es interesante incluso la cronología que tiene la Epístola de Bernabé, después de la
purificación dice refiriéndose al día séptimo —séptimo milenio—: «Lo santificarás con manos
limpias y corazón puro. Ahora, pues, si pensamos que pueda nadie santificar, sin ser puro de
corazón, el día que santificó Dios mismo, nos equivocamos de todo en todo».

237. Aquí vale la pena hacerse una pregunta ¿la humanidad como tal, ya llegó a la santidad que
tenía Adán antes de pecar? Es decir ¿ya llegamos al estado de santidad y de justicia original?
obviamente no, y una prueba de ello es que todavía no existe la armonía entre los hombres,
con la naturaleza y con Dios como estaba antes del pecado original; hablando, evidentemente,
de la humanidad en su totalidad.

238. Por eso, si ya viviéramos con la Santidad de Adán antes de pecar ya estaríamos en el
paraíso aquí en la tierra.

239. La Sagrada Escritura dice que el justo peca siete veces al día9, antes del pecado original no
se pecaba nada, sino que cada acto era perfecto animado por el Querer Divino, ya que el
hombre vivía en la Divina Voluntad. Veamos qué dice Jesús al respecto en los volúmenes:

Adán antes de que pecara poseía mi Voluntad, y con la posesión de mi Voluntad crecía en
la semejanza de su Creador, y crecía tanto que formaba el encanto de todo el Cielo y todos
se sentían honrados en servirlo; después del pecado perdió la posesión de mi Querer, y a
pesar de que lloró su culpa y no pecó más, pudo hacer mi Voluntad, pero no poseerla,
porque faltaba el Divino Ofendido [Jesucristo] que debía formar el nuevo injerto divino
entre la criatura y el Creador, para poder atravesar de nuevo los umbrales de las
posesiones del Eterno Querer. (Volumen 18, Diciembre 20, 1925).

9
Ver Proverbios 24, 16.

50
…tú debes saber que verdaderamente Adán posee en el Cielo una gloria que ningún otro,
por cuan santo sea, le es dada, fuera de la Mamá Celestial, porque ningún otro posee un
solo acto en la unidad de mi Voluntad Divina; era justo y decoroso para nuestra Majestad
Divina que la primera criatura salida de nuestras manos creadoras, poseyera más gloria
que todos los demás, mucho más que el primer período de su vida fue hecho como
Nosotros queríamos, se puede decir que era Vida nuestra, Voluntad y obras nuestras que
corrían en él;… Nosotros estábamos raptados al ver a nuestro amado hijo, la obra de
nuestras manos viviendo en nuestra Voluntad, como en casa nuestra, tomando de lo
nuestro nos podía llevar nuevas felicidades y alegrías sin fin; hija mía, el primer período de
la vida de Adán es un período inolvidable para Nosotros, para él y para todo el Cielo. …
Entonces Adán en virtud del primer período de su vida inocente y hecha toda en la unidad
de nuestro Fiat, posee tal gloria y belleza que ninguno lo puede igualar, y sólo al verlo,
todos los bienaventurados reconocen cuan bella fue, majestuosa, enriquecida de tanta
gracia, la creación del primer hombre, al mirarlo se ve en él el bien incalculable de la
Divina Voluntad en la criatura, la alegría y la felicidad que puede poseer, y sólo en él, como
dentro de un espejo, ven los bienaventurados cómo fue creado el hombre, el amor
exuberante que le dimos, las riquezas con las que lo enriquecimos, cómo todo le dimos,
por cuanto la criatura podía contener, hasta desbordar fuera y poder inundar toda la
tierra. (Volumen 24, Septiembre 10, 1928).

240. Es obvio que no se ha llegado como humanidad a este estado de Santidad, sino que gracias
a la Redención, que nos ha dado las medicinas y medios para salvarnos, ha sido un paso muy
importante en el proceso de restauración, y ahora con la obra que Jesús ha hecho a través de
Luisa Piccarreta, y gracias a que ella ya poseyó este Reino de la Divina Voluntad, la humanidad
irá entrando a este Reino, poseyendo de nuevo la Divina Voluntad para obrar, para realizar sus
acto en Ella.

241. Ahora, esta Santidad de justicia original, que es la Santidad del Reino de la Divina
Voluntad, es la Santidad más grande, ya que es la Santidad de la misma Voluntad Divina, y
como Ella se dona al ser humano al poseer el don de la Divina Voluntad, también se dona la
Santidad Divina, veamos qué dice Jesús al respecto:

Hija mía, sólo en mi Voluntad el alma puede llegar al ápice de la santidad más alta, y
encerrar en sí, por cuanto a criatura es posible, un acto completo, de llenarse tanto, de no
dejar ningún vacío en ella (Volumen 34, Julio 12, 1937).

Ahora, el vivir en mi Querer no es sólo salvación, sino es santidad que debe elevarse sobre
todas las demás santidades, que debe llevar el sello de la santidad de su Creador, por eso
debían primero venir las santidades menores como cortejo, como precursoras, como
mensajeras, como preparativos de esta santidad toda Divina. (Volumen 13, Diciembre 3,
1921).

242. Por eso el don del Reino de la Divina Voluntad hará que la humanidad tenga la Santidad
Divina:
51
…sólo mi Voluntad es la que forma esta Santidad divina en el alma. (Volumen 14, Junio 6,
1922).

…la santidad de mi Voluntad es Santidad Divina (Volumen 21, Mayo 26, 1927).

243. En esta Santidad de la Divina Voluntad ya no puede haber pecados, ni veniales, porque la
Voluntad Divina no puede pecar y es Ella la que gobierna y actúa en cada acto de la criatura a
través del don del Reino de la Divina Voluntad:

En mi Voluntad no puede haber pecados; mi Voluntad hace pedazos todas las pasiones y
pecados, más bien los pulveriza hasta destruir sus mismas raíces. (Volumen 9, Julio 29,
1910).

Hija mía, quien está del todo en mi Voluntad no está sujeto a tentaciones, porque el
demonio no tiene el poder de entrar en mi Voluntad, y no sólo esto, sino que el demonio
mismo no quiere entrar, porque mi Voluntad es luz, y el alma ante esta luz conocería muy
bien sus astucias, por lo tanto se burlaría del enemigo, el cual no tolera estas burlas y le
son más terribles que el mismo infierno, y con todas sus fuerzas las rehúye. (Volumen 11,
Diciembre 14, 1912).

244. La última cita explica por qué el demonio estaría encadenado mil años (ver Apocalipsis 20,
1-3), ya que la humanidad al vivir en la Divina Voluntad imposibilita al demonio de poder
afectar sus almas, ni siquiera tentaciones, como nos dice Jesús en la cita10.

245. Entonces ya cobran más sentido las palabras de la Epístola de Bernabé cuando habla de
santificar el día séptimo, pongamos de nuevo los versículos:

Cuando venga su hijo y destruya el siglo del inicuo… entonces descansará de verdad en el
día séptimo. Sí, y además dijo: Lo santificarás con manos limpias y corazón puro. Ahora,
pues, si pensamos que pueda nadie santificar, sin ser puro de corazón, el día que santificó
Dios mismo, nos equivocamos de todo en todo. Consiguientemente, entonces por nuestro
descanso lo santificaremos de verdad, cuando, justificados nosotros mismos y en posesión
ya de la promesa, seremos capaces de santificarlo; es decir, cuando ya no exista la
iniquidad, sino que nos hayamos vuelto todos nuevos por el Señor, entonces, sí,
santificados primero nosotros, podremos santificar el día séptimo. (La Epístola de Bernabé
—o Pseudo-Bernabé—, n. 15).

246. Es evidente que solamente podemos santificar el día séptimo —el día del Señor— «el
séptimo milenio»— cuando vivamos con la Santidad Divina, es decir, la Santidad de vivir en la
Divina Voluntad.

10
En los volúmenes se explica el por qué Adán teniendo la Voluntad Divina pecó y el por qué también Jesús
se dejó tentar en el desierto. Estos temas se han tocado en R. Avalos, Una pequeña introducción al Reino de
la Divina Voluntad, capítulo V: “Efectos de vivir en la Divina Voluntad” en la sección: “Comentario al pecado
de Adán”, n. 241-284 y en R. Avalos, La Historia de amor de la Divina Voluntad y de su Vida Divina con la
criatura, en el capítulo 9: “La vida pública de Jesucristo” en la sección: “El desierto”, n. 511.

52
247. Y como dice la Epístola: cuando ya no exista la iniquidad, ¿cómo? Como ya vimos, porque
se vive en la Divina Voluntad y en Ella no hay pecados ni tentaciones, entonces este don es la
promesa que nos vuelve todos nuevos por el Señor y nos da el descanso, el reposo, al alma y a
Jesús (como se vio más arriba), porque se llega a la finalidad por la que se creó al ser humano, a
su estado de Santidad original.

248. Ya habíamos visto que Jesús vivió —obviamente— con el don del Reino de la Divina
Voluntad, y quiere que vivamos a imagen y semejanza de Él. Por eso aquí coincide también la
Epístola de Bernabé con otra cita de San Ireneo, veamos:

Juan vio de antemano, con toda precisión, la primera resurrección de los justos (Ap 20,5-6)
y la herencia en el reino de la tierra, de acuerdo con lo que habían anunciado los profetas.
… Y también cuando dijo: «Vendrán días en que los muertos desde los sepulcros oirán la
voz del Hijo del Hombre y resucitarán:… Primero habla de aquellos que resucitarán
habiendo hecho el bien, para entrar en el reposo; después, de aquellos que resucitarán
para ser juzgados; como dice la Escritura en el Génesis: que después de la consumación de
este siglo, seguirá el día sexto (Gén 1,31-2,1), o sea el año 6000; porque éste será el día
séptimo, día del descanso, como canta David: «Este es mi reposo, en él entrarán los
justos» (Sal 132[131],14). Este séptimo día es el séptimo milenario (Ap 20,4-6) en el que
reinarán los justos, en el que está prometida la incorrupción, una vez renovada la creación,
para quienes hayan sido preparados para este fin. El Apóstol Pablo confesó que la creación
sería liberada de la esclavitud de la corrupción, para la libertad de la gloria de los hijos de
Dios (Rom 8,19-21). (San Ireneo de Lyón, Contra los Herejes, V, 36, 3).

249. También aquí se habla de la consumación, de los seis mil años y del milenio séptimo de
reposo, de descanso. También de la libertad de la gloria de los hijos de Dios, y del reinado de los
justos es ese séptimo milenio, es decir, de los santos ¿por qué? Porque se reina con Dios en su
Divina Voluntad:

Ahora, en el Reino del Fiat Supremo tendremos las copias de la Soberana Reina, así que
también Ella suspira, espera este Reino Divino sobre la tierra para tener sus copias. Qué
bello Reino, porque será Reino de luz, de riquezas infinitas, reino de perfecta santidad y de
dominio, nuestros hijos de este Reino serán todos reyes y reinas, todos pertenecerán a la
familia Divina y real, encerrarán en ellos toda la Creación, tendrán la semejanza, la
fisonomía de nuestro Padre Celestial, y por eso serán el cumplimiento de nuestra gloria y
la corona de nuestra cabeza. (Volumen 20, Noviembre 4, 1926).

250. San Ireneo continúa diciendo:

En todo esto y a través de todo, se ha revelado el mismo Dios Padre, el Creador del ser
humano que prometió la herencia de la tierra a los padres, el que la dará a los justos en la
resurrección, cuando cumplirá las promesas en el Reino de su Hijo, y como Padre nos
otorgará todo aquello que «ni el ojo vio ni el oído oyó ni entró en el corazón del hombre»
(1 Cor 2,9). Porque hay un solo Hijo, el que cumplió la Voluntad del Padre, y una sola raza

53
humana, en la cual se cumplen los misterios de Dios «que los ángeles desean contemplar»
(1 Pe 1,12). Mas éstos no son capaces de penetrar en la Sabiduría de Dios, por cuya
actividad la creatura alcanza la perfección al conformarse con su Hijo e incorporarse a Él: a
saber, que el primogénito de que Él procede, el Verbo, descienda a la creación que es obra
de sus manos y sea recibida en ella, ya la vez, que la creación sea capaz de recibir al Verbo
y de ponerse a su nivel (San Ireneo de Lyón, Contra los Herejes, V, 36, 3).

251. Aquí San Ireneo habla de que la creación, que incluye la humanidad, tiene que ser capaz
de recibir al Verbo y de ponerse a su nivel; y esto se logra precisamente con el don del Reino de
la Divina Voluntad.

252. Sigamos con la cita de la Epístola de Bernabé, en los siguientes versículos dice:

No me son aceptos vuestros sábados de ahora, sino el que yo he hecho, aquél en que,
haciendo descansar todas las cosas, haré el principio de un día octavo, es decir, el principio
de otro mundo. Por eso justamente nosotros celebramos también el día octavo con
regocijo, por ser día en que Jesús resucitó de entre los muertos y, después de
manifestado, subió a los cielos. (La Epístola de Bernabé —o Pseudo-Bernabé—, n. 15).

253. El día octavo es el día en que Jesús resucita. El sábado era el séptimo día y Jesús resucita el
siguiente día, el domingo, es decir, el octavo; donde realiza una nueva creación:

Por tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo. (2
Corintios 5, 17).

254. El tema del octavo día también está presente en la Sagrada Escritura, incluso desde el
Antiguo Testamento, algunas citas son:

Durante siete días presentarán una ofrenda que se quema para el Señor. Al octavo día,
celebrarán una asamblea litúrgica y presentarán una ofrenda que se quema para el Señor:
es una asamblea solemne y ustedes no harán ningún trabajo. (Levítico 3, 36).

Al cabo de estos días, desde el día octavo en adelante, los sacerdotes ofrecerán sobre el
altar los holocaustos de ustedes y sus sacrificios de comunión, y yo los aceptaré —oráculo
del Señor—. (Ezequiel 43, 27).

A los ocho días se reunieron para circuncidar al niño (Lucas 1, 59).

…en los días en que Noé construía el arca. En ella, unos pocos —ocho en total— se
salvaron a través del agua. (1 Pedro 3, 20).

255. Entonces la Cabeza, Jesucristo, resucita el día octavo, ¿qué relación tiene con el octavo
milenio? La respuesta a esto lo haremos con la ayuda precisamente de Libro de Cielo y lo que
está en la Revelación.

54
256. Ya vimos que la Sagrada Escritura habla del milenio en el capítulo 20 del Apocalipsis, dice
que Satanás es encadenado por mil años. Ya vimos algo de esto, que con el don del Reino de la
Divina Voluntad los ataques y acechanzas del enemigo ya no funcionan.

257. Pero en el versículo tres de ese capítulo se dice: «Transcurridos esos mil años, será soltado
por un breve tiempo.» Y luego continua diciendo el Apocalipsis:

Saldrá para seducir a los pueblos que están en los cuatro extremos de la tierra, a Gog y
Magog, a fin de reunirlos para la batalla. Su número será tan grande como las arenas del
mar, y marcharán sobre toda la extensión de la tierra, para rodear el campamento de los
santos, la Ciudad muy amada. Pero caerá fuego del cielo y los consumirá. El Diablo, que los
había seducido, será arrojado al estanque de azufre ardiente donde están también la
Bestia y el falso profeta. Allí serán torturados día y noche por los siglos de los siglos.
(Apocalipsis 20, 8-10).

258. Como dice el Catecismo:

Cristo, el Señor, reina ya por la Iglesia, pero todavía no le están sometidas todas las cosas
de este mundo. El triunfo del Reino de Cristo no tendrá lugar sin un último asalto de las
fuerzas del mal. (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 680).

259. Entonces, después de este último asalto de las fuerzas del mal, es decir, después de los mil
años se realiza el triunfo del Reino de Cristo en su Iglesia. Veremos que todo esto queda más
claro con la información que nos da Jesús a través de los volúmenes de Luisa Piccarreta11. En
ellos se dice lo siguiente:

Cuarenta días quise estar sobre la tierra después de mi Resurrección para confirmar el
reino del Fiat Divino y sus cuarenta siglos de reino que debía poseer. (Volumen 22,
Septiembre 8, 1927).

260. En esta cita Jesús manifiesta la razón de sus cuarenta días que estuvo sobre la tierra
después de su Resurrección. El número cuarenta también es significativo en la Sagrada
Escritura: los cuarenta días del diluvio, los cuarenta días de Moisés en el monte, precisamente
los cuarenta días en el desierto, etcétera.

261. Y dice Jesús en la cita de Libro de Cielo que el Reino de la Divina Voluntad tendrá cuarenta
siglos. Esto habla que el número cuarenta en las Escrituras nos habla de manera implícita del
Reino de la Divina Voluntad y con la obra que Jesús a través de Luisa queda explícito.

262. Si unimos esta información de los volúmenes con la Sagrada Escritura, entonces parece
que habrá un primer milenio de Reino de la Divina Voluntad, luego el último asalto, y luego tres
milenios también de Reino de la Divina Voluntad.

11
Esto también se ha tratado —en algunos aspectos con más detalle— en R. Avalos, La Historia de amor de
la Divina Voluntad y de su Vida Divina con la criatura, capítulos: 14 y 15.

55
263. ¿Cuál es la diferencia entre el primer milenio y los otros tres? En el primero se espera
todavía un asalto del mal, quiere decir que todavía este Reino de la Divina Voluntad, aunque ya
llegó a la tierra, no ha llegado a su plenitud.

264. Este milenio —el séptimo— sería de los que nacen todavía con el pecado original pero ya
entran a vivir con el don del Reino de la Divina Voluntad (por eso ya hay un reposo), a
semejanza de Luisa12, ya que ella nació con el pecado original, pero vivió con el don del Reino
de la Divina Voluntad.

265. Después de este último asalto del mal, como dice el Catecismo, llegará el triunfo del Reino
de Cristo; es decir, este Reino de la Divina Voluntad llegará a su plenitud en la humanidad. Lo
más seguro es que en este momento desaparezca el pecado original en la humanidad y esta
humanidad alcance el estado de Adán inocente, por eso se dice en la Escritura:

Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus
pies. El último enemigo que será vencido es la muerte (1 Corintios 15, 25-26).

Les voy a revelar un misterio: No todos vamos a morir, pero todos seremos transformados.
En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final —porque esto
sucederá— los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados. Lo
que es corruptible debe revestirse de la incorruptibilidad y lo que es mortal debe
revestirse de la inmortalidad. Cuando lo que es corruptible se revista de la
incorruptibilidad y lo que es mortal se revista de la inmortalidad, entonces se cumplirá la
palabra de la Escritura: La muerte ha sido vencida. ¿Dónde está, muerte, tu victoria?
¿Dónde está tu aguijón? Porque lo que provoca la muerte es el pecado y lo que da fuerza
al pecado es la ley. ¡Demos gracias a Dios, que nos ha dado la victoria por nuestro Señor
Jesucristo! (1 Corintios 15, 51-57).

266. A partir de aquí se retoma el plan original de Dios, que sería el plan en caso de que Adán
no hubiera pecado. La humanidad se multiplica viviendo en el estado de santidad original, es
decir, con el don del Reino de la Divina Voluntad. Esta etapa iniciaría (según la información) en
el octavo milenio.

267. Y sí, sería verdad que en este octavo milenio se realiza la nueva creación, porque sería una
Creación, un universo y la humanidad libre de cualquier imperfección, maldad o pecado. La
humanidad volvería al estado inmaculado que tenía en Adán inocente.

268. Toda maldad desaparece: y los que «no estaban inscritos en el Libro de la Vida fueron
arrojados al estanque de fuego» (Apocalipsis 20, 15), después de esto continúa diciendo el
Apocalipsis:

12
También esto se ve a más detalle en: R. Avalos, La Historia de amor de la Divina Voluntad y de su Vida
Divina con la criatura, capítulos: 14 y 15.

56
Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra
desaparecieron, y el mar ya no existe más. Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén…
(Apocalipsis 21, 1-2).

269. Por eso dice la Epístola de Bernabé: «haré el principio de un día octavo, es decir, el
principio de otro mundo».

270. Y esta humanidad irá al Cielo sin pasar ya por la muerte, de acuerdo al plan original, como
vimos en el capítulo II: “El plan original de Dios”, en ese capítulo vimos una cita de Libro de
Cielo que Jesús decía:

Hija mía, toda mi Voluntad al crear al hombre fue que en todo hiciera mi Voluntad, y
conforme iba poco a poco haciendo esta mi Voluntad, así venía a completar mi Vida en él,
de modo que después de repetidos actos hechos en mi Voluntad, formando mi Vida en él,
Yo venía a él, y encontrándolo semejante a Mí, el sol de mi Vida, encontrando al sol de mi
Vida que se había formado en el alma, lo habría absorbido en Mí, y transformándose
juntos, como dos soles en uno, lo llevara a las delicias del Cielo. (Volumen 12, Abril 3,
1920).

271. Aquí se ve cómo, gracias a las manifestaciones que Jesús ha hecho a través de Luisa
Piccarreta, muchas cosas implícitas pasan a ser explicitas, más claras; y de esta manera vemos
también que este Reino de la Divina Voluntad está anunciado en la Revelación y en el
Magisterio de la Iglesia.

272. Ahora, ¿qué pasará después de esos tres mil años? Es difícil saberlo, sin embargo algo
podemos esbozar gracias a las manifestaciones de Jesús a través de Luisa. En libro de Cielo se
dice:

He aquí por qué hija mía, mi Voluntad Divina quiere hacerse conocer, quiere formar su
reino, porque estos sus hijos vivirán voluntariamente en la suya y de su luz, estarán con las
bocas abiertas a recibir sus besos, sus abrazos y sus efectos, para formar su Vida Divina en
ellos, entonces sí, se verán los prodigios que sabe hacer y puede hacer mi Querer, todo se
cambiará y la tierra se volverá Cielo, y entonces el sol que está bajo la bóveda del cielo y el
Sol de mi eterno Querer se darán la mano, es más, se pondrán en competencia para ver
quién podrá hacer más prodigios, el sol a la tierra, y mi Voluntad a las almas; pero la mía
desahogará de más, tanto, de formar un nuevo encanto de prodigiosas bellezas jamás
vistas a todo el Cielo y a toda la tierra. (Volumen 26, Junio 9, 1929).

273. Dice Jesús que «la tierra se volverá Cielo», podemos pensar que esta tierra, incluyendo
todo el universo, quedará transformado en Cielo, como absorbido por Él. Y esta sería la última
consumación.

Hija mía, cuando mi Voluntad llegue a dominar sobre la tierra, entonces habrá una unión
perfecta entre el Cielo y la tierra, uno será el orden, una la armonía, uno el eco, una la
vida, porque una será la Voluntad; es más, en el Cielo se verán como tantos espejos en los

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cuales las criaturas, espejeándose en ellos, mirarán lo que hacen los bienaventurados en el
Cielo, oirán sus cantos, sus músicas celestiales, e imitando lo que hacen, sus cantos, sus
músicas, estará la vida del Cielo en medio de las criaturas, mi Fiat pondrá todo en común y
será la verdadera vida del Fiat Voluntas Tua come in Cielo così in Terra, entonces mi
Querer cantará victoria y la criatura cantará el himno de su triunfo. (Volumen 24, Julio 10,
1928).

274. En esta cita Jesús habla del Fiat Voluntas Tua come in Cielo così in Terra, es decir, cita el
Padre Nuestro en el: «hágase tu Voluntad aquí en la tierra como en el Cielo». Si reflexionamos y
llegamos a las últimas consecuencias de esta frase, significa precisamente eso: que no haya
diferencia en como se hace la Voluntad de Dios en la tierra y en el Cielo, lográndose la máxima
unidad que sería que el universo sea absorbido por el Cielo.

275. Por eso otro aspecto que nos habla del Reino de la Divina Voluntad es precisamente esta
oración del Padre Nuestro que nos enseñó Jesús. Después de lo que se ha visto quedan muy
claras las frases: «…Venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad aquí en la tierra como en el
Cielo…» —…adveniat Regnum Tuum, Fiat Voluntas Tua sicut in Coelo et in terra…— (ver Lucas
11, 1-2 y Mateo 6, 9-13).

276. Este tema del Padre Nuestro lo trata Jesús varias veces en los volúmenes, aquí veremos
solamente algunos textos13:

Y para confirmarlo mayormente [el Reino de la Divina Voluntad] enseñé el Padre Nuestro,
a fin de que con la plegaria se dispusieran y adquirieran los derechos para recibirlo, y Dios
se sintiera como con el deber de darlo. Con enseñar el Padre Nuestro, Yo mismo ponía en
sus manos el derecho de recibirlo, y me empeñaba en dar un reino tan santo, y cada vez
que la criatura recita el Padre Nuestro adquiere una especie de derecho de entrar en este
reino (Volumen 29, Junio 30, 1931).

277. Precisamente Luisa le hace a Jesús una pregunta respecto al «hágase tu Voluntad» del
Padre Nuestro, veamos:

*Luisa+: Ahora pensaba entre mí: “Nuestro Señor en el Padre Nuestro nos enseña a decir, a
pedir, ‘hágase tu Voluntad’, ¿entonces por qué dice que quiere que se viva en Ella?” Y
Jesús siempre benigno, moviéndose en mi interior me ha dicho:

[Jesús]: Hija mía, el ‘hágase tu Voluntad’ que Yo enseñé a pedir en el Padre Nuestro,
significaba que todos debían rogar que al menos hicieran la Voluntad de Dios, y esto es de
todos los cristianos y de todos los tiempos, no se puede decir cristiano si no se dispone a
hacer la Voluntad de su Padre Celestial. Pero tú no has pensado en la frase que viene
inmediatamente después: ‘Como en el Cielo así en la tierra’. El como en el Cielo así en la
tierra significa vivir en el Querer Divino, significa rogar que venga el Reino de mi Voluntad

13
Esto también se ha tratado —en algunos aspectos con más detalle— en R. Avalos, La Historia de amor de
la Divina Voluntad y de su Vida Divina con la criatura, capítulo 8, sección “El Padre Nuestro”, n. 615-624.

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a la tierra para vivir en Él. En el Cielo no sólo hacen mi Voluntad sino que viven en Ella, la
poseen como cosa y Reino propio, y si la hicieran y no la poseyeran no sería plena su
felicidad, porque la verdadera felicidad comienza en el fondo del alma. Hacer la Voluntad
de Dios no significa poseerla, sino someterse a sus órdenes, en cambio vivir en Ella es
posesión. Por eso en el Padre Nuestro está la petición: En las palabras ‘Hágase tu
Voluntad’, que todos hagan la Voluntad Suprema; y en el ‘como en el Cielo así en la tierra’,
que el hombre regrese en aquella Voluntad de donde salió, para readquirir su felicidad, los
bienes perdidos y la posesión de su Reino divino. (Volumen 20, Octubre 15, 1926).

278. Por lo tanto el Padre Nuestro que recitamos continuamente habla del Reino de la Divina
Voluntad y lo pide de manera incesante:

Ahora, para disponer a las almas a vivir en mi Querer y darles parte de los bienes que Él
contiene y hacer regresar al hombre sobre el camino de su origen, como fue creado por
Mí, quise ser el primero en rogar, haciendo resonar mi voz de un punto al otro de la tierra
y hasta en lo alto del Cielo diciendo: ‘Padre nuestro que estás en los Cielos’. No dije Padre
mío, sino que lo llamé Padre de toda la familia humana, para comprometerlo en lo que
debía agregar: ‘Que todos santifiquen tu nombre, a fin de que venga tu reino sobre la
tierra y tu Voluntad se haga como en el Cielo así en la tierra’. Era esta la finalidad de la
Creación, y Yo pedía al Padre que se cumpliera. En cuanto Yo recé, el Padre cedió a mis
súplicas y formé el germen de tanto bien, y para hacer que este germen fuera conocido,
enseñé a los apóstoles mi oración, y estos la transmitieron a toda la Iglesia, a fin de que así
como el pueblo del futuro Redentor encontraba la salvación en Él y se disponían a recibir
al Mesías prometido, así con este germen formado por Mí, la Iglesia ruega y repite tantas
veces mi misma oración y se dispone a recibir, el que reconozcan y amen a mi Celestial
Padre como Padre de ellos, de manera de merecer ser amados como hijos y reciban el
gran bien de que mi Voluntad se haga como en el Cielo así en la tierra. (Volumen 15, Abril
14, 1923).

279. Como se ve, la Revelación y el Magisterio han hablado del Reino de la Divina Voluntad,
aunque de manera más bien implícita, y con la obra que Jesús ha realizado a través de Luisa
muchas cosas se iluminan y se hacen explícitas, una de ellas: el don del Reino de la Divina
Voluntad.

280. Queda claro que todo esto inicia una nueva época en la historia de la Iglesia y por tanto de
la humanidad. Esto también lo manifiesta Jesús en Libro de Cielo:

Hasta ahora te he tenido junto Conmigo para aplacar mi justicia e impedir que castigos
más duros llovieran sobre la tierra; ahora dejemos correr la corriente de la maldad
humana, y tú junto Conmigo, en mi Querer, quiero que te ocupes en preparar la era de mi
Voluntad. Conforme te adentrarás en el camino de mi Querer se formará el arco iris de
paz, el cual formará el anillo de conjunción entre la Voluntad Divina y la humana, por lo
cual tendrá vida mi Voluntad en la tierra y tendrá principio el cumplimiento de mi oración

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y de toda la Iglesia: “Venga tu Reino, hágase tu Voluntad como en el Cielo así en la tierra”.
(Volumen 12, Marzo 2, 1921).

281. Jesús aquí habla de la era de su Voluntad. La Cabeza de la Iglesia tuvo su Pascua
precisamente en su misterio Pascual: Pasión, Muerte y Resurrección. El Cuerpo Místico de
Cristo también lo tiene, y en este tiempo lo estamos viviendo con mayor intensidad.

282. Pascua significa «pasar, paso» ¿cuál es el paso del Cuerpo Místico? Es el «paso» del
reinado de la voluntad humana en el ser humano con sus consecuencias nefastas en el mundo
al reinado de la Voluntad Divina en el ser humano con sus consecuencias felices en el mundo;
es «la Pascua de la Divina Voluntad».

283. Obviamente cuando alguien muere y logra la salvación, en el Cielo vive en la Divina
Voluntad, como nos dice Jesús en unas citas más arriba: en el Cielo no sólo hacen mi Voluntad
sino que viven en Ella.

284. Pero ya vimos que Dios quiere que también así se viva aquí, así creó al ser humano en el
principio y su omnipotencia amorosa restaurará todo a su origen y retomará el plan original,
porque como vimos en un inicio de este libro:

…pero el designio del Señor permanece para siempre, y sus planes, a lo largo de las
generaciones. (Salmo 32 (33), 11).

285. Y ¿para qué hace Dios todo esto? muy sencillo, porque nos ama y nos quiere felices:

Nosotros amemos, porque Dios nos amó primero. (1 Juan 4, 19).

Yo he venido para que tengan Vida y la tengan en abundancia (Juan 10, 10).

286. Porque en la Divina Voluntad los males desaparecen:

Ahora, tú debes saber que en quien se hace dominar por mi Voluntad y vive en Ella, los
males pierden la vida; el temor de ofenderme, los miedos, las turbaciones, pierden la
semilla para renacer, el alma y el cuerpo quedan confirmados en el bien, se encuentra en
las condiciones de los bienaventurados, para los cuales el mal no tiene más vida, porque
en las regiones celestiales, en mi Voluntad, el mal absolutamente no puede entrar, así que
quien vive en Ella, se puede llamar y adquiere el derecho de ciudadano del Cielo, y si se
encuentra sobre la tierra, es como un ciudadano extraviado de la patria celestial, en la que
lo tiene mi Divina Voluntad para sus grandes designios, y para bien de la miserable
humanidad. (Volumen 31, Agosto 7, 1932).

La infelicidad, las amarguras, las debilidades, las pasiones, no entran en mi Voluntad, están
fuera de Ella; su aire balsámico endulza y fortifica todo, y por cuanto más el alma vive en
Ella y repite sus actos en mi Querer Divino, tantos más grados de felicidad, de santidad, de
fuerza y belleza divina adquiere, y también en las mismas cosas creadas siente la felicidad
que le llevan de su Creador. (Volumen 28, Mayo 2, 1930).

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287. Y como dice Jesús:

¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le
pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente? ¿Y si le pide un huevo, le dará un
escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, cuánto más el
Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan». (Lucas 11, 11-13).

288. Por eso en los volúmenes Jesús dice:

Yo soy como un padre feliz que posee la plenitud de toda la felicidad y que quiere hacer
felices a todos sus hijos (Volumen 13, Enero 5, 1922).

Hija, no te maravilles, es la pura verdad que te dice tu Jesús, que queriendo ser amado
quiere hacer conocer hasta dónde puede llegar la criatura y cuánto la ama, como si no
estuviera contento de nuestras alegrías interminables, queremos el contento que ella
posea lo que poseemos (Volumen 34, Mayo 6, 1937).

289. Con el don del Reino de la Divina Voluntad se conseguirá la verdadera paz, ya aquí en la
tierra:

…los hombres tendrán la verdadera paz cuando reconozcan mi Voluntad, le den el dominio
y la hagan reinar, entonces su voluntad se hará buena, sentirán la fuerza divina. Entonces
cantarán juntos Cielos y tierra, gloria a Dios en lo más alto de los Cielos y paz en la tierra a
los hombres que poseerán la Divina Voluntad; todo se abonará en ellos y poseerán la
verdadera paz. (Volumen 35, Diciembre 25, 1937).

290. Se consigue la finalidad de la creación del ser humano y su felicidad:

He aquí por qué todo nuestro interés, por qué queremos hacer conocer nuestra Voluntad
y que reine en medio de ellas, porque queremos dar, queremos verlas felices de nuestra
misma felicidad, y sólo nuestra Voluntad puede hacer todo esto, realizar la finalidad de la
Creación y hacernos poner en común nuestros bienes. (Volumen 20, Febrero 21, 1927).

291. Para entender y vivir estas maravillas no se requiere tener doctorados, ni muchos
estudios, no se requiere viajar a otros lados, no se requieren cosas complicadas, se requiere
como dijo Jesús hacerse pequeño:

Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a
los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has
querido. (Mateo 11, 25-26).

«Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios


pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios
como un niño, no entrará en Él». (Marcos 10, 14-15).

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292. De esta manera se adquiere familiaridad con la voz de Jesús, que es la Verdad misma (ver
Juan 14, 6):

El que es de la verdad, escucha mi voz. (Juan 18, 37).

293. Al que ama la Verdad, no le costará reconocer la voz de su Amado que le habla al corazón,
a lo más íntimo:

¡La voz de mi amado! Ahí viene, saltando por las montañas, brincando por las colinas.
(Cantar de los Cantares 2, 8).

Por eso, yo la seduciré, la llevaré al desierto y le hablaré de su corazón. (Oseas 2, 4).

294. ¿Para qué? Para fundirnos en un solo latido de amor eterno::

Esta es la más grande felicidad del corazón humano, latir en el latido eterno de su Creador.
(Volumen 17, Octubre 6, 1924).

295. Y de esta manera entramos ya al paraíso:

La Voluntad de Dios es el paraíso del alma en la tierra (Volumen 7, Julio 3, 1906).

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