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La presencia en Levante pues cargada de características. Para el habitante del Levante, el
egipcio es superior y distinto al poder visitar a éste, mientras que el levantino no puede.
La lejanía de Egipto a Biblos cataloga a los egipcios como visitantes en busca de
prosperidad (no amenazas) ya que levan esas caravanas con miras de intercambio. En los
levantinos surge una voluntad de emular a los egipcios así como una percepción de
superioridad hacia los visitantes. Habrá un reflujo por tierra (caravanas cananeas) que van
a Egipto y corrientes migratorias desde Palestina encontrando acomodación en Egipto
como población servil, convertidos en egipcios de pleno derecho varias generaciones
después.
Las formas de intercambio semita entre fenicios y egipcios se invierten a inicios del I
milenio A.C. siendo los años del final del Reino Nuevo y los ramésidas, empezando una
decadencia exterior y una disgregación interior. Las naves egipcias disminuyen sus viajes
comerciales, y las mercancías y objetos que antes buscaban, son los que llevan otros
pueblos a sus ciudades. Los fenicios buscan una ruta comercial naval entre ambos
mundos, abierta, como autopista de salida a un mundo amplio. En el texto de Wenamon
vemos como el gobernante fenicio hace un homenaje de esa situación de dependencia
histórica que se revierte cuando el mundo egipcio está en crisis, aunque hay que señalar
que la amonestación recibida por Wenamon se debe a su torpeza no a la decadencia.
Hay que indicar que en el texto de Wenamon se ve la admiración del monarca fenicio
Djekerbaal hacia la monarquía dual egipcia, centrándose en Smendes que controla el delta
del Nilo. Wenamon presenta unos valores de un sacerdote de Tebas, alejado de
intercambios comerciales en el que se ve envuelto desde la época ramésida la zona del
delta (Tanis quería ser convertida en la puerta de entrada del país). El intercambio entre
Wenamon y el rey fenicio es interesante, destacando el diálogo tras darle al sacerdote la
madera para la barca sagrada de Amón, Wenamon el propone al rey fenicio que si quiere
una estela donde indique lo acaecido (Amón envía a Wenamon a buscar madera para la
barca sagrada, siendo talada por Djekerbaal y enviada a Egipto para obtener prosperidad
divina
Esta propuesta de Wenamon va encaminada a saber si el monarca fenicio seguirá la orden
de Amón, siendo la respuesta fenicia ambigua: “es un buen discurso el que has hecho”
(se puede ver hasta un desprecio por los valores egipcios). Aún no se han encontrado
evidencias materiales de dicha estela (quizás este episodio no ocurrió como se narra) y
estamos ante un pasaje a caballo entre dos mundos, un subgénero literario clásico en la
literatura egipcia. La estela de Wenamon se ha interpretado como monumento
conmemorativo. No hay ironía en las palabras de Wenamon y cree fervientemente en la
acción de los dioses.
Además en el texto de Wenamon debemos indicar que no da el carácter de monarca
(faraón) a Smendes y Tanetamon, a los que llama los pilares colocados por Amón en el
norte del país. Así como se la niega a algunos reyes ramésidas. Esto se debe a la pérdida
del carácter regio en la faz de la tierra. Wenamon trata con el monarca fenicio con fluidez
debido a que éste se rodea de una corte egiptizante (al contrario que le pasa al sacerdote
en otros lugares) con cantantes egipcias, consejeros. La conversación entre el sacerdote y
el rey tiene dos partes: una cortante y otra más fluida y cálida. Wenamon está bajo la
protección del rey fenicio estando en su puerto, lo ha hecho tras validar las credenciales
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de Wenamon, aunque sabemos que la buena relación no se instala hasta el momento en
el que Wenamon le propone lo de la estela al monarca. Se pasa de la ira, del desprecio,
de la ironía a un respeto, a la clemencia y a la justicia. Esta última conversación ha sido
la clave, siguiéndose el tópico de “El justo alejado” de un personaje alejado a la corte que
entra en ella reclamado por un problema.
Es decir, se nos quiere evidenciar que la estela de Wenamon tiene un doble sentido, donde
se unen el discurso del sacerdote tebano y la voluntad divina (Wenamon consigue lo
pedido por Amón aunque ha tenido que intervenir Smendes), así como se le da la
categoría de faraón a Djekerbaal, y por tanto puede y debe hacer una estela
conmemorativa y divina. La estela es creada por un rey y une eso con la acción divina, y
Wenamon se la propone porque un rey egipcio haría eso y sabe que él se ha comportado
como tal. La expresión escrita se ve con los caracteres jeroglíficos, que refuerza la
relación entre monarquía y divinidad, siendo la estela y documento con categoría con una
estructura peculiar y que además presenta un lenguaje volátil que da juego a
interpretación.
El monarca ha cumplido con el pacto con Wenamon, ha entregado la madera a Amón, y
recibe esas “indulgencias” en forma de 50 años, el poder divino se sobrepone sobre lo
terrenal. Los dioses egipcios (esos ausentes del mundo, que siempre están ahí) comparten
su esencia divina (o parte de ella) con el monarca para que administre. Este diálogo entre
dos personalidades es un ejemplo de dos mentalidades: la regia egipcia y la fenicia, un
punto de unión, y dos mundos opuestos encarnados por los personajes.
En cuanto a las fuentes documentales usadas debemos indicar principalmente una: el
relato del viaje de Wenamon. El mismo, es un texto egipcio escrito en hierático tardío. Se
conserva una copia, incompleta, encontrada en 1890 en Egipto. Comprado en El Cairo
por el egiptólogo ruso Vladimir Golenishchev, el papiro se depositó el Museo Pushkin.
Esta es la base documental que usa el autor, aunque la misma se ve apoyada por una serie
de referencias bibliográficas como observamos en el artículo. De entre ellas cabe destacar:
Cuatro viajes en la literatura del Antiguo Egipto de José M. Galán que recoge dicho
relato traducido y con un análisis crítico. Asimismo debemos indicar el artículo de Arno
Egberts llamado Hard Times: The chronology of “The report of Wenamun”, así como el
artículo del propio Pérez-Accino llamado Unamón revisado en las actas del I coloquio
del CEFYP de Madrid. Además debemos indicar dos títulos más que han sido citados con
asiduidad. El primero es Travel as Narrative in Egyptian Literature de Gerald Moers y el
artículo Irony in the Story of Wenamun: the Politics of Religion in the 21st Dynasty de
Christopher Eyre.
Como conclusión del trabajo hay que señalar pues que el texto de Wenamon analizado en
este artículo corresponde a un ejemplo profundo de relaciones comerciales, intercambios
culturales y religiosos. Las fuentes que se emplean sirven de gran ayuda puesto que a
través de las mismas podemos desgranar el conjunto de esta obra literaria, de profundizar
en la misma, ponerla en valor y en relación a textos coetáneos y otros tipos de obras de
diverso calibre.