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FIAT

San José,
el «primer ministro»
del Reino de la Divina Voluntad

Raúl Ávalos Ríos

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San José, el «primer ministro» del Reino de la Divina Voluntad

© Raúl Avalos Ríos 2021

2
Dedicatoria: a San José, sombra de la Paternidad Divina.

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Contenido

Advertencia ............................................................................................................................... 5
Capítulo 1: San José, el varón discreto pero elocuente ............................................................ 8
Capítulo 2: San José, esposo de Santa María ........................................................................ 12
Capítulo 3: La paternidad singular de San José ..................................................................... 16
La semejanza con la Paternidad Divina .............................................................................. 19
La entrega incondicional a Dios .......................................................................................... 23
Capítulo 4: San José en el Reino de la Divina Voluntad ......................................................... 26
Capítulo 5: San José elegido como «primer ministro» del Reino de la Divina Voluntad ......... 38
San José guía y custodio de los que quieran vivir en el Reino de la Divina Voluntad ......... 40
Capítulo 6: San José y la vida oculta ...................................................................................... 43
Capítulo 7: San José y la vida oculta de Luisa ....................................................................... 49
Epílogo.................................................................................................................................... 53

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Advertencia
1. Esta obra requiere familiaridad con los escritos de Luisa Piccarreta
(concretamente los volúmenes de Libro de Cielo) que nos hablan del Reino de
la Divina Voluntad y cómo vivir en Él. Si alguien no está familiarizado con la
obra, le sugerimos que lo haga.
2. Si lee la obra con amor, buscando la Verdad y aplicando en su vida lo
que conoce en ella, será una experiencia bellísima que lo acercará de manera
muy íntima a Dios y a seguir profundizando las maravillas del amor que Dios
nos tiene.
3. Conocerá con más detalle y profundidad el plan de Dios para con la
Humanidad y para cada uno en particular, será clara la finalidad para la que
fuimos creados.
4. Precisamente el título que Jesús da a los volúmenes o al Diario es 1:
«El Reino de mi Divina Voluntad en medio de las criaturas. Libro de Cielo.
Llamada a las criaturas al orden, a su puesto y a la finalidad para la que fueron
creadas por Dios», lo cual nos dice mucho; y en esta obra que Jesús hace a
través de Luisa se habla del Reino más amado por Dios y del amor más
exquisito que nuestro Creador tiene por nosotros.
5. Otro aspecto que se menciona en este libro y en la obra de Luisa
Piccarreta es el “Fiat”; este Fiat es el «Hágase»; es decir, es la Voluntad de
Dios actuando, “hablando”, lo que Dios Quiere, el Querer Divino. Y en Dios su
Voluntad es precisamente acto puro, es realidad eterna, acto único, debido a
su perfección y omnipotencia.
6. En este tema de la Divina Voluntad es complicado hacer síntesis, ya
que el tema del don del Reino de la Divina Voluntad es vasto y profundo; de
hecho es infinito, como infinita es la Voluntad de Dios, pero Dios en su
Sabiduría nos ayuda a hacer simples las cosas a nuestra pequeñez y por eso
ha manifestado estas verdades a través de Luisa.
7. Y una vez aclarado que es necesaria la familiaridad con la obra que
Jesús hace a través de Luisa se presenta a continuación el intento de una
pequeña “síntesis” sobre el don de la Divina Voluntad, recalcando que es
solamente una pequeña síntesis.
Pequeña Síntesis:

8. Al principio cuando Dios creó al ser humano le concedió el don del


Reino de la Divina Voluntad (también se le llama Reino del Querer Divino o
Reino del Fiat Supremo, etcétera); este don es el más grande, no se trataba
solamente de que Adán hiciera la Voluntad de Dios en sus acciones, sino que la

1
Ver Volumen 36, Mayo 15, 1938.

5
Divina Voluntad bilocada en él hacía que viviera en esta Voluntad Suprema,
Adán obraba, actuaba en Ella, poseía la Voluntad Divina como propia y con Ella
realizaba sus actos; y así, Dios actuaba en Adán con esta Divina Voluntad,
pero también en esta Divina Voluntad Adán hacía lo que Dios hace. Con este
don, el hombre poseía la Vida Divina a plenitud.
9. Es decir, la voluntad humana sumergida, fundida, en la Divina,
realizaba sus actos: caminar, alabar, amar, comer, etcétera; con lo cual estos
actos eran divinos, y así Dios hacía lo que Adán hacía y Adán hacía lo que Dios
hace con su solo acto Divino (crear, conservar, etcétera), logrando el hombre
con ello una Santidad Divina.
10. Había —por tanto— una armonía perfecta entre el ser humano y su
Creador, pero también entre el ser humano y la Creación; de hecho, en la
Voluntad Divina Adán tenía un dominio pleno de amor en las cosas creadas,
ejerciendo el dominio con Dios en la Creación a través de la Voluntad
Suprema. También había una armonía perfecta en el interior y exterior del
hombre, entre su cuerpo, sus emociones y su espíritu; era inmortal. Y también
armonía perfecta entre Adán y Eva2.
11. Pero el hombre al pecar perdió este don de la Divina Voluntad y cayó
muy bajo; perdió la armonía, la inmortalidad, el dominio y surgieron las
enfermedades, las guerras, la muerte... Y ahora la Creación es muchas veces
hostil a este ser humano que traicionó a su Creador. Pero Dios no se cambia en
sus designios: “el hombre cambia, Dios no se cambia” (Volumen 19, Julio 18,
1926):
...el designio del Señor permanece para siempre, y sus planes, a lo
largo de las generaciones. (Salmo 33, 11).

Dios cuando decide y propone, todos los eventos en contrario no lo


cambian, sino que permanece inmutable en su inmutabilidad.
(Volumen 17, Octubre 30, 1924).

12. Por eso Dios en su firmeza y gran Misericordia quiere darnos de nuevo este
don. Y ha venido a poner las bases respecto a nosotros3, en orden cronológico
primero con la Redención, para darnos su gracia salvadora, las medicinas que
puedan sanar nuestro corazón enfermo de pecado y abrirnos de nuevo las
puertas del Cielo.
13. Ahora, ¡en estos tiempos!, a través de un alma hermosa, que se ha hecho
nada para recibir al ¡Todo! —Luisa Piccarreta—, Jesucristo ha manifestado el don
del Reino de la Divina Voluntad, para que podamos recuperarlo en nuestra vida.

2
Ver Catecismo de la Iglesia Católica, n. 375 y 376.
3
Respecto a nosotros herederos del pecado original, ya que este don estuvo al principio; luego nuestra Santa Madre vivió
plenamente con el don del Reino de la Divina Voluntad para hacer bajar al Verbo eterno a la tierra, por supuesto Jesús
también vivió en la Divina Voluntad; y realiza la Redención y recupera el don del Reino de la Divina Voluntad para la
humanidad. Pero nosotros, como humanidad, nos enteramos de este don de la Divina Voluntad hasta Luisa Piccarreta.

6
14. Luisa es la depositaria de este Reino, y al ser ella un miembro de la familia
humana con la herencia del pecado original (como nosotros lo somos) también
ahora podemos nosotros recibir este Reino que «Jesucristo nos quiere dar», es Su
Reino, el Reino de Cristo, el cumplimento del Fiat Voluntas Tua Sicut in Coelo et in
Terra, «el hágase tu Voluntad aquí en la tierra como en el Cielo» del Padre
Nuestro.
15. Por eso es esencial leer la obra que Jesús ha realizado a través de Luisa, ya
que en sus escritos están las verdades que «viviéndolas» llevarán a quien lo
quiera a entrar en este Reino maravilloso de Dios, el Reino de su Divina Voluntad.
16. Antes de continuar asumo las palabras del Padre Pablo Martín:
Antes de hablar de la Divina Voluntad, deberíamos besar siete veces el suelo,
deberíamos lavarnos muy bien la boca. Nos haría falta aquel carbón ardiente,
que tocase nuestros labios para purificarnos, como a Isaías. Confieso ante
Dios, ante todo el Cielo y ante la Iglesia mi nada, mi inmensa ignorancia e
indignidad, sobre todo para hablar de esta Adorable Voluntad... Me esfuerzo
por decir lo que sé, y sin embargo reconozco que no sé lo que digo. Así mismo
pido perdón a Dios y a su Santa Iglesia por mi miserable testimonio, por
transmitir de una forma sin duda no adecuada y quién sabe cuánto imperfecta
el mensaje de la Divina Voluntad, y por ser y vivir aún tan lejos de todo lo que
creo y digo. Pero el Señor no quiere que de Él apartemos la mirada en ningún
caso. Por tanto, basta; cuál es su Misericordia hacia mí, otra tanta pido y
espero para todos mis hermanos. (P. Pablo Martín, Luisa Piccarreta ante la
Iglesia. Paradoja, sufrimiento, apología).

17. Bueno, después de esto sigamos con el tema en el capítulo primero.

7
Capítulo 1: San José, el varón discreto pero elocuente

18. No cabe duda que San José tiene una misión única e irrepetible en la
Historia. Tanto en la historia de la Redención como en la historia de la
restauración del Reino de la Divina Voluntad.
19. En las Sagradas Escrituras como en la misma obra de Luisa Piccarreta se
menciona a San José pero la información no es muy abundante, sin embargo
aunque no exista mucha información, al contemplar a José se puede profundizar
mucho sobre él y su colaboración específica al plan de Dios.
20. Obviamente no agotaremos aquí el tema de San José que seguramente se
profundizará a lo largo de las generaciones como así ha sucedido en la historia de
la Iglesia, cuya figura es venerada desde antiguo y además se ha estudiado y
considerado cada vez más a lo largo del tiempo.
21. Y ahora, con la obra que Jesús ha realizado en Luisa Piccarreta esto seguirá
obviamente aumentando y profundizándose. Este pequeño libro pretende ser
apenas una introducción a esta visión de San José a la luz de los escritos de Luisa
Piccarreta, en unión con la Revelación y el Magisterio de la Iglesia.
22. Los “silencios” de San José son impresionantes, por ejemplo en las
Sagradas Escrituras San José no habla, se habla de él pero él no expresa palabra
que se haya recogido en las Escrituras.
23. En Libro de Cielo sucede algo semejante, se habla de él pero solamente hay
dos intervenciones directas de San José muy discretas. Son en el volumen 5, una
precisamente el 19 de marzo4:
Esta mañana veía al confesor todo humillado, y junto el bendito Jesús y San
José, el cual le ha dicho: “Ponte a la obra y el Señor está pronto a darte la
gracia que quieres”. (Volumen 5, Marzo 19, 1903).
Encontrándome fuera de mí misma, veía al padre con dificultades respecto
a la gracia que quiere, y Jesús bendito otra vez con San José le decían: “Si
te pones a la obra, todas tus dificultades desaparecerán, y se caerán como
escamas de pez”. (Volumen 5, Marzo 20, 1903).
24. Pero estos “silencios” de San José son a la vez muy elocuentes,
paradójicamente muy expresivos; nos enseñan y hablan de él de manera muy
profunda y fuerte.
25. Estos “silencios” de San José expresan una cierta faceta de Dios, ya que la
Divinidad es lo más real que existe pero a la vez es muy discreta, normalmente
no le gusta hacer estrépito:

4
El 19 de marzo se celebra la Solemnidad de San José esposo de la Santísima Virgen María.

8
Hija mía, mi Amor está simbolizado por el sol: El sol surge majestuoso,...
con su luz invade toda la tierra, con su calor fecunda todas las plantas, no
hay ojo que de él no goce, se podría decir que casi no hay bien que sobre la
tierra se encuentre que no venga de su benéfico influjo, ¿cuántas cosas no
tendrían vida sin él? No obstante hace todo sin estrépito, sin decir ni
siquiera una palabra, sin pretender nada, no da fastidio a ninguno, es más,
no ocupa espacio alguno de la misma tierra que invade con su luz; el
hombre puede hacer lo que quiera con ella, es más, mientras gozan del
bien del sol no le ponen ninguna atención y lo tienen inobservado en medio
de ellos. Así es mi Amor simbolizado por el sol: Como sol majestuoso surge
en medio a todos, no hay mente que no esté iluminada con mi luz, no hay
corazón que no sienta mi calor, no hay alma que no esté abrazada por mi
Amor. (Volumen 11, Agosto 12, 1912).
26. Aquí Jesús habla que el sol es un símbolo de su Amor; explica cómo el sol
hace las cosas sin estrépito, es prácticamente inobservado y sin embargo hace
mucho bien, de hecho la vida natural depende de él.
27. Nuestro Maestro dice que su Amor es semejante: ilumina las mentes,
calienta los corazones y abraza a todos, pero discreto, inobservado. Pues algo
semejante podemos decir de San José: silencioso, discreto, inobservado, pero es
nada menos y nada más que el custodio de la Sagrada Familia, elegido por el
mismo Dios:
...junto conmigo y mi Mamá escogí a San José junto con Nosotros, como
nuestro cooperador, tutor y vigilante centinela de Mí y de la Soberana Reina
(Volumen 19, Junio 15, 1926).
28. San José vivió su misión precisamente en el Amor de Dios; misión que tiene
que ver con la redención del “hombre caído” y con la restauración del Reino de la
Divina Voluntad, ya que colabora amorosa y fielmente con Jesús y con María,
porque vivía para la Voluntad de Dios.
29. En este aspecto discreto de San José hay una expresión que dice Luisa en
Libro de Cielo que puede quedarle también muy bien; en este texto Luisa está
explicando sobre el poseer el don de la Divina Voluntad y el solamente hacerla.
30. Y Luisa dice que le vienen a la mente muchas semejanzas, una de ellas —
muy precisa— es la luz, veamos:
O bien, si tuviera en don una luz que no se apaga jamás, así que, de noche
o de día yo estoy al seguro, tengo siempre el bien de ver esta luz que nadie
me puede quitar, se hace conmigo como connatural y me hace conocer el
bien para hacerlo y el mal para rehuirlo, así que con esta luz dada a mí en
don, yo me río de todos, del mundo, del enemigo, de mis pasiones, y hasta
de mí misma; por tanto esta luz es para mí fuente perenne de felicidad,
está sin armas y me defiende, es sin voz y me enseña, es sin manos ni pies
y dirige mi camino y se hace guía segura para llevarme al Cielo. (Volumen
18, Diciembre 25, 1925).

9
31. La expresión que queda muy bien con San José es (entre otras): “es sin voz
y me enseña”; es decir, no hay palabras recogidas de San José en la Escritura y
muy poco en Libro de Cielo, por ejemplo, y sin embargo: ¡cuánto nos enseña este
gran Santo!
32. Otro ejemplo es cuando Jesús habla de que las verdades que Dios nos
transmite asemejan al Ser Divino, veamos:
Estas verdades como partos nuestros semejan en todo a nuestro Ente
Supremo, no son voz y hablan, y hacen hablar (Volumen 34, Mayo 16,
1937).
33. La expresión que también le queda muy bien a San José semejante a la
anterior es: “no son voz y hablan, y hacen hablar”; y así es, San José no dice
nada en las Escrituras pero ¡habla! y además ¡hace hablar!, maravilloso.
34. Por lo mismo, como se ha mencionado, San José cumple con el perfil
perfecto para ser elegido para las obras más grandes de Dios:
He aquí por qué en nuestras obras más grandes escogemos almas que
aparentemente nada tienen de grande y de maravilloso, almas internas que
no están corrompidas ni con miras humanas, ni de rumores, estrépitos, ni
gloria ni estima propia que llevan las obras externas. (Volumen 22, Julio
30,1927).
35. Y también nos lo dice la Sagrada Escritura:
Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber
ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los
pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. (Mateo 11, 25-26).
36. Por algo, como se decía más arriba, su veneración es muy antigua. Por
ejemplo, está este texto de este Padre de la Iglesia:
El Señor ha reunido en José, como en el sol, toda la luz y el esplendor que
los demás santos tienen juntos. (San Gregorio Nacianceno).
37. Es interesante que San Gregorio menciona al sol y a la luz al hablar de San
José. Además esta cita se da la mano con las siguientes respecto a la santidad de
José, la primera lo dice la misma Virgen María en una “Florecita” de las
meditaciones del mes de mayo en la obra de “La Reina del Cielo” de Luisa
Piccarreta:
Hoy para honrarme vendrás sobre mis rodillas y recitarás 15 Gloria Patri
para agradecer al Señor por todas las gracias que me concedió hasta el
quinceavo año de mi vida, especialmente porque me dio por compañía un
hombre tan santo, como era san José. (La Reina del Cielo en el Reino de la
Divina Voluntad, día 25).
38. Vemos cómo la Virgen se expresa sobre San José como “un hombre tan
santo”. Y la otra cita es del Papa San Juan Pablo II:

10
Es cierto que la dignidad de Madre de Dios llega tan alto que nada puede
existir más sublime; mas, porque entre la beatísima Virgen y José se
estrechó un lazo conyugal, no hay duda de que a aquella altísima dignidad,
por la que la Madre de Dios supera con mucho a todas las criaturas, él se
acercó más que ningún otro. (San Juan Pablo II, Redemptoris Custos5, n.
20).
39. También está este otro texto de otro Padre de la Iglesia:
¡José! ¿Quién podrá alabarlo como conviene?; él, a quien Tú, el más
amante de los pastores no ha dudado en tomar como padre de adopción.
[...] José besaba con ternura al Hijo de Dios, que se manifestaba a él como
un niño. Lo rodeaba de respeto, pues sabía que ese niño era Dios. Por un
beneficio tan grande que Dios le daba, no paraba de dar gracias... ¿Quién
me juzgaría digno de tal honor? ¡El Hijo de Dios se llama hijo mío! [...]
Bienaventurado eres, tú, justo José, porque a tu vera creció quien se hizo
niño pequeño para hacerse a tu tamaño. El Verbo habitó bajo tu techo sin
abandonar por ello el seno del Padre... Quien es hijo del Padre, se llama hijo
de David e hijo de José. [...] Nació sin José quien es hijo de José. Conviene
que, como justa correspondencia [dirigiéndose a Cristo], resaltes su
dignidad. Es un deber tanto más exigente cuanto que él fue un testigo de
excepción de tu divinidad, de tu inocencia y de tu santidad. (San Efrén,
Sermón de Navidad, I).
40. Hermosas las palabras de estos textos sobre San José. Dan para mucha
reflexión; aquí nos serviremos de algunos aspectos más adelante. Otro texto de
otro Padre de la Iglesia es el siguiente:
Dios ha dado a José todo lo que pertenece a un padre, sin detrimento de la
virginidad (San Juan Crisóstomo, Hom. 4 in Math., n. 6).
41. Esta cita de San Juan Crisóstomo sobre San José es muy interesante, sobre
todo la frase: Dios ha dado a José todo lo que pertenece a un padre. A un padre
le pertenecen los hijos, por tanto, Dios Padre le ha dado a San José un hijo —sin
detrimento de la virginidad— que es el mismo Hijo del Padre ¡maravilloso!
42. Pero en el orden que Dios ha querido, primero ha establecido el matrimonio
y luego vienen los hijos (ver Génesis 1, 27-28). Así que pasemos al siguiente
capítulo sobre el matrimonio de San José.

5
Custodio del Redentor, sobre la Figura y la Misión de San José en la Vida de Cristo y de la Iglesia.

11
Capítulo 2: San José, esposo de Santa María

43. Precisamente se hablaba antes de que la Iglesia celebra el 19 de marzo la


«Solemnidad de San José esposo de la Santísima Virgen María», con lo cual se ve
que la Iglesia ha querido resaltar y dar gran relevancia al matrimonio de José con
María.
44. Dios había bendecido el matrimonio de Adán y Eva, ellos salieron de la
Divina Voluntad; ahora bendice otro matrimonio de dos seres que hacen y viven
en la Divina Voluntad según la capacidad de cada quien, y que permanecen fieles
a esta Voluntad Divina hasta el final.
45. Este matrimonio inicia lo que será la Sagrada Familia y así prepara el santo
hogar en el que será recibido el Verbo Encarnado.
En el momento culminante de la historia de la salvación, cuando Dios revela
su amor a la humanidad mediante el don del Verbo, es precisamente el
matrimonio de María y José el que realiza en plena «libertad» el «don
esponsal de sí» al acoger y expresar tal amor. ... Y he aquí que en el umbral
del Nuevo Testamento, como ya al comienzo del Antiguo, hay una pareja.
Pero, mientras la de Adán y Eva había sido fuente del mal que ha inundado
al mundo, la de José y María constituye el vértice, por medio del cual la
santidad se esparce por toda la tierra. El Salvador ha iniciado la obra de la
salvación con esta unión virginal y santa, en la que se manifiesta su
omnipotente Voluntad de purificar y santificar la familia, santuario de amor
y cuna de la vida». (San Juan Pablo II, Redemptoris Custos, n. 7).
46. El Papa menciona bellamente cómo a través de esta unión de José y María
que recibirán al Verbo eterno, se esparcirá la santidad sobre la tierra; y es
precisamente en esta Familia donde se vive la santidad que Dios quiere: «la
Santidad Divina»; es así que el Papa habla de esta unión como «virginal y santa»,
por eso el Papa también dice:
En la liturgia se celebra a María como «unida a José, el hombre justo, por
un estrechísimo y virginal vínculo de amor». Se trata, en efecto, de dos
amores que representan conjuntamente el misterio de la Iglesia, virgen y
esposa, la cual encuentra en el matrimonio de María y José su propio
símbolo. (San Juan Pablo II, Redemptoris Custos, n. 20).
47. Este símbolo es tal porque también la Iglesia es virgen y esposa como dice
el Papa, la Iglesia Esposa del Esposo Virgen: Jesucristo.
48. Los Evangelios de San Mateo y de San Lucas hablan de este matrimonio de
José y María en relación con la Encarnación de Jesucristo; se hace resaltar por
tanto el orden querido por Dios de que primero es el matrimonio y luego los
hijos:

12
Fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada
Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa
de David; el nombre de la virgen era María (Lucas 1, 26-27).
49. También San Mateo narra lo siguiente:
La generación de Jesucristo fue así: Estando desposada su madre María con
José, antes de que conviviesen, se encontró que había concebido en su
seno por obra del Espíritu Santo. José su esposo, como era justo… (Mateo
1, 18-19).
50. Estas citas dejan claro el matrimonio de José y María, matrimonio en el que
será recibido el Verbo, el Hijos de Dios. También hablan de que José era “justo”
término que tiene un sentido amplio en la Biblia y que se puede entender también
como santo.
51. La alianza conyugal entre José y María es por tanto auténtica, aunque su
matrimonio se realizó a la usanza de su época, como así lo explica nuestra Santa
Madre:
Ahora hija mía escúchame, Yo continuaba mi vida en el templo y mis
escapadas para allá arriba, a mi patria celestial;… pero cual no fue mi
sorpresa cuando en una de estas visitas mías me hicieron conocer que era
Voluntad de ellos que saliera del templo, uniéndome con el vínculo de
esponsalicio según el uso externo de aquellos tiempos, con un hombre
santo llamado José, y retirarme junto con él a vivir en la casa de Nazaret.
(La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad, día 15).
52. Aquí la Virgen explica que Dios le hizo ver sus planes respecto a que se
casara con José según el uso externo de aquellos tiempos. Y en este texto vuelve
a aparecer la santidad de José expresado por la misma Virgen.
53. También el mismo ángel del Señor se dirige a José expresando este vínculo
esponsal:
José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa... (Mateo 1, 19).
54. En este texto el ángel le llama hijo de David, con lo cual se deja claro que
José es descendiente de David6, David que es el rey de cuya descendencia
vendría el Mesías. Pero David al ser rey de Jerusalén, de Israel, también es un
signo de Cristo Rey, Rey del Reino de la Divina Voluntad que se establecerá en la
humanidad.
55. Entonces este matrimonio de José con María es lo que abre para José la
entrada al misterio, al «misterio escondido desde siglos»7. El Papa San Juan Pablo
II lo expresa así:

6
Como se observa en la misma genealogía de Mateo (1, 1-16). Se habla (ver por ejemplo Biblia Straubinger nota Mt 1 y Lc
3, 23) que la genealogía de Lucas (3, 23-38), que tiene ciertas diferencias con la de Mateo, es la de María, que también
viene de David y es según la carne (ver Romanos 1, 3).
7
Ver Colosenses 1, 26 y Efesios 3.

13
El varón «justo» de Nazaret posee ante todo las características propias del
esposo. El Evangelista habla de María como de «una virgen desposada con
un hombre llamado José» (Lc 1, 27). Antes de que comience a cumplirse
«el misterio escondido desde siglos» (Ef 3, 9) los Evangelios ponen ante
nuestros ojos la imagen del esposo y de la esposa. (San Juan Pablo II,
Redemptoris Custos, n. 18).
Dios, dirigiéndose a José́ con las palabras del ángel, se dirige a él al ser el
esposo de la Virgen de Nazaret. Lo que se ha cumplido en ella por obra del
Espíritu Santo expresa al mismo tiempo una especial confirmación del
vínculo esponsal, existente ya antes entre José́ y María. ... Por tanto, lo que
había tenido lugar antes —esto es, sus desposorios con María— había
sucedido por Voluntad de Dios y, consiguientemente, había que conservarlo.
(cf. Lc 1, 27). (San Juan Pablo II, Redemptoris Custos, n. 18).
56. De esta manera San José al ser llamado por la Voluntad de Dios a ser
«esposo» de María Santísima (como se ve en la última cita de La Reina del Cielo
del día 15, como lo expresa también el Papa, y así mismo como lo expresan los
Evangelios) este santo varón es también depositario del «misterio»:
Él [San José], por tanto, se convirtió en el depositario singular del misterio
«escondido desde siglos en Dios» (cf. Ef 3, 9) (San Juan Pablo II,
Redemptoris Custos, n. 5).
De este misterio divino José́ es, junto con María, el primer depositario. Con
María —y también en relación con María— él participa en esta fase
culminante de la autorrevelación de Dios en Cristo, y participa desde el
primer instante. (San Juan Pablo II, Redemptoris Custos, n. 5).
57. Y con los escritos de Luisa Piccarreta este «misterio» se profundiza al saber
que no solamente es el misterio de la salvación, sino de la restauración total del
ser humano como era en el origen, y también, sobre todo, del plan original y
primario de Dios: el Dios-Hombre, la Encarnación del Creador en la criatura.
58. Ya que gracias a las verdades que Jesús ha manifestado a través de Luisa
Piccarreta sabemos que Dios-Hijo, el Verbo, se hubiera Encarnado aunque Adán
no hubiera pecado (ver volumen 25, Marzo 31, 1929).
59. Y así como este Dios-Hombre vive en la Divina Voluntad, en la misma
Voluntad Divina de la Santísima Trinidad, así sus imágenes, es decir, las personas
llamadas a la existencia por Dios, también debieran vivir en esta misma Voluntad
de Dios, para que vivan semejantes a Él. Esta es la finalidad de la Creación.
60. Por eso la Escritura habla del conocimiento del «misterio de su Voluntad»
(Efesios 1, 9). La Voluntad Divina es la que realiza su plan Divino y su plan Divino
es precisamente el reinado de su Divina Voluntad así en el Cielo, como en la
tierra8; así en Dios, como en sus amadas criaturas.

8
Como se expresa en el Padre Nuestro.

14
61. Entonces San José participa en este misterio de la Voluntad de Dios de
modo muy singular, siendo llamado a ser primero esposo de la Virgen, para luego
acoger en su casa y en su vida al Hijo del Altísimo como hijo suyo, como vimos
en la cita de San Efrén en el primer capítulo: Quien es hijo del Padre, se llama
hijo de David e hijo de José. [...] Nació sin José quien es hijo de José.
62. Y San José como verdadero modelo de esposo se entrega a su esposa de la
manera que Dios quiere que se haga, viviendo plenamente su significado
esponsal9:
Mediante el sacrificio total de sí mismo José́ expresa su generoso amor
hacia la Madre de Dios, haciéndole «don esponsal de sí». (San Juan Pablo
II, Redemptoris Custos, n. 5).
63. Cerremos este capítulo con esta bella cita del Papa (ampliando una que ya
se había visto) que expresa esta relación de José como esposo de María, y la alta
dignidad a la que fue llamado al estar al lado de la Santísima Virgen en la acogida
del Dios hecho Hombre:
Por otra parte, es precisamente del matrimonio con María del que derivan
para José́ su singular dignidad y sus derechos sobre Jesús. «Es cierto que la
dignidad de Madre de Dios llega tan alto que nada puede existir más
sublime; mas, porque entre la beatísima Virgen y José́ se estrechó́ un lazo
conyugal, no hay duda de que a aquella altísima dignidad, por la que la
Madre de Dios supera con mucho a todas las criaturas, él se acercó́ más
que ningún otro. Ya que el matrimonio es el máximo consorcio y amistad —
al que de por sí va unida la comunión de bienes— se sigue que, si Dios ha
dado a José́ como esposo a la Virgen, se lo ha dado no sólo como
compañero de vida, testigo de la virginidad y tutor de la honestidad, sino
también para que participase, por medio del pacto conyugal, en la excelsa
grandeza de ella». (San Juan Pablo II, Redemptoris Custos, n. 20).

9
Este significado esponsal que el Papa San Juan Pablo II analiza profundamente en su Teología del Cuerpo.

15
Capítulo 3: La paternidad singular de San José
¡Padre, sé mi camino, sé la fuente!
(Karol Wojtyla, Esplendor de Paternidad, 2,3).

64. Vimos en el capítulo anterior, que es el matrimonio de José con María por el
cual este Santo varón es introducido en el misterio de la Voluntad de Dios de
redención y de restauración de esta misma Voluntad Divina en la humanidad. Y es
dentro de este matrimonio que el Verbo toma Carne Humana en el Seno de la
Santísima Virgen por la acción del Espíritu Santo.
65. Por eso dentro de este virginal matrimonio se realiza la singular paternidad
de San José. Al respecto el Papa San Juan Pablo II dice:
El hijo de María es también hijo de José en virtud del vínculo matrimonial
que les une (San Juan Pablo II, Redemptoris Custos, n. 7).
66. ¿Pero cómo es esta paternidad de San José? La respuesta a esto es grande,
es profunda y llena de riqueza, es una respuesta que también nos sobrepasa;
evidentemente aquí veremos solamente una introducción, ya que obviamente a
través de los siglos se seguirá profundizando en este tesoro de la figura de San
José.
67. Ya en el primer capítulo vimos una cita muy interesante de San Juan
Crisóstomo que decía: “Dios ha dado a José todo lo que pertenece a un padre, sin
detrimento de la virginidad” (San Juan Crisóstomo, Hom. 4 in Math., n. 6).
68. Y a un padre le corresponden los hijos, por tanto Dios le dio a José a su
propio Hijo «como hijo suyo» ¡impresionante! ¿Quién puede jactarse de tener
como hijo suyo al Hijo de Dios mismo y verlo crecer bajo su techo? solamente
San José. Y ser además el esposo legítimo de la Madre de ese Hijo, de la Madre
Dios, de la criatura que está por encima de cualquier otra criatura, solamente San
José. Esto nos habla de la grandeza de este santo.
69. Porque San José no es alguien que esté solamente de adorno en la Sagrada
Familia y que incluso pudiera ser un obstáculo al plan de Dios, sino todo lo
contrario, es un cooperador eficaz en los planes de Dios, precisamente en los
planes más importantes (Encarnación, Redención, Madre de Dios y el Reino de la
Divina Voluntad).
70. Él es la cabeza de la Sagrada Familia. Este lugar se lo da Dios mismo, y el
mismo Dios lo hacer ver, como por ejemplo: se dirige a él a través del ángel para
decirle que se vaya a Egipto con su Familia o que después regrese de nuevo a
tierra de Israel (ver Mateo 2, 13 y 19-20), no se dirige a la Virgen. Es decir, Dios
le da el lugar de cabeza de familia.
José es aquel que Dios ha elegido para ser «el coordinador del nacimiento
del Señor», aquél que tiene el encargo de proveer a la inserción
«ordenada» del Hijo de Dios en el mundo, en el respeto de las disposiciones

16
divinas y de las leyes humanas. Toda la vida, tanto «privada» como
«escondida» de Jesús ha sido confiada a su custodia. (San Juan Pablo II,
Redemptoris Custos, n. 8).
71. La expresión «como hijo suyo», es decir, que Jesús era «como hijo» de San
José lo manifiesta también Jesús en los escritos de Luisa Piccarreta, en ellos el
mismo Jesús se expresa de San José como su «padre putativo» (ver por ejemplo:
volumen 11, Agosto 14, 1912; volumen 27, Octubre 21, 1929; La Reina del Cielo
día 25).
72. La palabra “putativo” viene del latín putativus10 que significa reputado,
considerado; es decir, Jesús al decir que José es su «padre putativo» significa que
Jesús «considera» a San José como su padre.
73. Y así las palabras que habíamos visto de San Efrén manifiestan muy bien
esta realidad: Quien es hijo del Padre, se llama hijo de David e hijo de José. [...]
Nació sin José quien es hijo de José.
74. El Papa Francisco en su documento sobre San José —Patris Corde, Corazón
de Padre— dice:
Con la imagen evocadora de la sombra define la figura de José́, que para
Jesús es la sombra del Padre celestial en la tierra: lo auxilia, lo protege, no
se aparta jamás de su lado para seguir sus pasos. Pensemos en aquello que
Moisés recuerda a Israel: «En el desierto, donde viste cómo el Señor, tu
Dios, te cuidaba como un padre cuida a su hijo durante todo el camino» (Dt
1,31). Así José́ ejercitó la paternidad durante toda su vida. (Papa Francisco,
Corazón de Padre, n. 7).
75. El Papa dice que José auxilia, protege, no se aparta jamás del lado de Jesús
para seguir sus pasos; José «ama y sabe amar de verdad» al hijo que se le ha
dado y que es Dios. Esto hace que a la vez José sea muy amado especialmente
por Dios:
Porque tú debes saber que nuestro Ente Supremo ama a todos y siempre
en modo universal y general, a esto agrega un amor especial y directo hacia
quien amándola nos da su amor; así que si la criatura ha sido amada por
Dios con amor especial una vez, tres, diez, cien, según el número, tantos
grados de santidad adquiere, y por lo tanto de gloria. (Volumen 32, Mayo
14, 1933).
76. Esto habla también de la gran santidad a la que ha de haber llegado San
José. Y la santidad está relacionada con el abandono, con la confianza en Dios:
Hija mía buena, Yo amo mucho a las criaturas, pero me siento más atraído
a amar, raptado y vencido, por el alma que vive abandonada en mis brazos
como si ninguno hubiese en el mundo sino sólo su Jesús, se fía sólo de

10
Por eso en la genealogía de San Lucas se dice: “Tenía Jesús al comenzar, como unos treinta años, y era, según se pensaba
[ut putabatur], hijo de José, hijo de Helí,...” (Lucas 3, 23).

17
Mí,... Estas son las almas que amo mucho, mucho, mis preferidas, a las que
circundo con mi potencia divina, a ellas les formo a su alrededor el muro de
mi amor… Solamente de estas almas puedo fiarme, confiarles mis secretos,
apoyarme también Yo sobre de ellas (Volumen 36, Junio 12, 1938).
77. Por algo es llamado frecuentemente el “amado” San José por el mismo
Jesús, algunos ejemplos son:
...mi amado padre San José que me hacía de padre, y Yo sentía todas las
alegrías que él sentía por causa mía. (Volumen 20, Diciembre 25, 1926).
...junto Conmigo lloraron mi Mamá y el amado San José... (Volumen 20,
Enero 1, 1927).
78. El Papa también dice en el texto citado que José es para Jesús la sombra
del Padre celestial en la tierra; es una frase bellísima y real. En este sentido
también están las palabras de nuestra Santa Madre en la Reina del Cielo:
San José́ debía ser el cooperador, el tutor que debía tomar el interés de
aquel poco de humano que se necesitaba, y la sombra de la Paternidad
celestial, en la cual debía ser formada nuestra pequeña familia celestial
sobre la tierra. (La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad, día
15).
79. San José es por tanto la sombra de la Paternidad celestial para Jesús, así
como cabeza y custodio de la familia celestial que formaba junto con Jesús y
María. Si faltara a esta “Familia Sagrada” un miembro o su misión en Ella, la
familia no estaría completa ni plena.
80. De esto se deriva que la paternidad de José no es en ningún sentido una
paternidad aparente, al respecto San Juan Pablo II dice:
La Familia de Nazaret, inserta directamente en el misterio de la
encarnación, constituye un misterio especial. Y —al igual que en la
encarnación— a este misterio pertenece también una verdadera paternidad:
la forma humana de la familia del Hijo de Dios, verdadera familia humana
formada por el misterio divino. En esta familia José́ es el padre: no es la
suya una paternidad derivada de la generación; y, sin embargo, no es
«aparente» o solamente «sustitutiva», sino que posee plenamente la
autenticidad de la paternidad humana y de la misión paterna en la familia.
(San Juan Pablo II, Redemptoris Custos, n. 21).
81. El Papa dice que la paternidad de José es «verdadera», y que aunque su
paternidad no es derivada de la generación sin embrago «posee plenamente la
autenticidad de la paternidad humana».
82. En este sentido están también las palabras del Papa Francisco:
Con corazón de padre: así José amó a Jesús, llamado en los cuatro
Evangelios «el hijo de José». (Papa Francisco, Corazón de Padre, primera
frase).
18
83. Hay un texto muy bello del Papa Pablo VI que cita tanto San Juan Pablo II
como el Papa Francisco en los documentos sobre San José que se han citado que
describe su paternidad, su donación de amor de San José a Jesús, a su Familia, a
la Voluntad de Dios:
Su paternidad se ha expresado concretamente «al haber hecho de su vida
un servicio, un sacrificio, al misterio de la encarnación y a la misión
redentora que está unida a él; al haber hecho uso de la autoridad legal, que
le correspondía sobre la Sagrada Familia, para hacerle don total de sí, de su
vida y de su trabajo; al haber convertido su vocación humana al amor
doméstico con la oblación sobrehumana de sí, de su corazón y de toda
capacidad, en el amor puesto al servicio del Mesías, que crece en su casa».
(San Juan Pablo II, Redemptoris Custos, n. 8).

La semejanza con la Paternidad Divina

...tú no quieres que yo sea padre sin ser al mismo tiempo hijo.
(Karol Wojtyla, Esplendor de Paternidad, 1,4).

84. La Sagrada Escritura nos dice:


Por eso doblo mis rodillas delante del Padre, de quien procede toda
paternidad en el Cielo y en la tierra. (Efesios 3, 14-15).
85. El Padre en su amor ha comunicado —participado— a sus criaturas aspectos
de su Paternidad Divina, según la capacidad de las mismas criaturas. Este tema
es muy amplio, aquí nos enfocaremos solamente a ciertos aspectos.
86. La paternidad (paterno-materno) más cercana a nosotros es la que hemos
experimentado en nuestras familias humanas. Donde los esposos colaboran con
su amor, con poner lo que ellos según su capacidad pueden dar: su amor y su
potencia biológica (dados por el Creador) para colaborar con Dios (pro-creación)
en la creación de un alma espiritual, imagen de Dios que se encarna en una célula
humana para dar origen a un ser humano que es persona.
87. Y de esta manera los esposos se convierten en padres de su hijo,
obviamente junto con Dios que crea el alma, que es quien en su amor nos
participa la maravilla de poder ser padres, semejantes —guardando toda
distancia— a Él, que es el Padre eterno ¡gracias Dios por tu amor!
88. Pero veamos un poco dentro de nuestras limitaciones qué sucede en el
Misterio de la Santísima Trinidad. El Padre engendra al Hijo; ¿qué es este
engendrar? La respuesta no es tan sencilla y es también un tema inagotable
como lo es Dios mismo.
89. Engendrar viene del latín ingenerare, es decir: “generar en”; ¿en la Trinidad
qué es lo que se genera? El Padre genera al Hijo de manera eterna en el Amor del
Espíritu Santo.

19
Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy” (Salmo 2, 7)
90. El Padre genera su “Imagen Divina” en el Hijo
Él [el Verbo] es el resplandor de su gloria y la impronta de su ser. (Hebreos
1, 2-3).
...el mundo también fue creado con referencia a la persona (hipóstasis) del
Verbo. "Imagen de Dios invisible" (Col 1, 15) (San Juan Pablo II, Audiencia
General, 5 de marzo de 1986).
91. Jesús mismo también expresa:
Jesús le respondió: ... El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. (Juan 14,
9).
92. Este generar en la Trinidad no hay que entenderlo como creación o como
que el Padre es “causa” del Hijo, lo cual sería creación, sino un generar —
engendrar— eterno; por eso en el “Credo” decimos respecto al
Hijo: ...engendrado, no creado.
El Padre es quien engendra, el Hijo quien es engendrado (Catecismo de la
Iglesia Católica, n. 254).
93. En esta Fecundidad Divina vemos que es una Persona, la del Padre, la que
engendra a otra Persona, la del Hijo. Es decir, «engendrar» es algo que se da
entre «personas».
94. Podemos decir que la perra concibió perritos, pero no decimos que
“engendra” perritos; en cambio en las personas sí hablamos de engendrar, de
hecho la misma Biblia lo dice de las personas11, por ejemplo en la genealogía de
Cristo en el Evangelio de Mateo:
Abrahám engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá
y a sus hermanos… (Mateo 1, 2).
95. De esta manera vemos que “engendrar” es algo que se da entre personas y
es algo espiritual. El modelo “máximo” de paternidad es Dios Padre y Él es
Espíritu puro y engendra al Hijo que es también Espíritu puro.
96. Luego el Hijo se Encarna y se hace Hombre, pero el Hijo del Altísimo, el
Verbo Divino, tal cual, es Espíritu puro. Un aspecto interesante de esta
«Fecundidad Divina» es que el Padre engendra “sin necesidad de otra persona”.
97. Ya que el Espíritu Santo es el Amor entre el Padre y el Hijo; y el Espíritu
Santo “procede” (como decimos en el Credo) del Padre y del Hijo de un solo
principio:
...el Espíritu procede del Padre y del Hijo. …el único principio de que
procede el Espíritu Santo (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 248).

11
La Biblia a veces usa la palabra engendrar para otras realidades pero de manera metafórica, ver por ejemplo: Job 38, 28.

20
98. Y así son Tres Personas y un solo Dios, una sola Esencia:
Padre, Hijo y Espíritu Santo: Tres Personas, pero una Esencia, una
Substancia o Naturaleza absolutamente simple (Catecismo de la Iglesia
Católica, n. 202).
99. Dice el Catecismo que Dios tiene una Naturaleza simple, es decir, es un Acto
Divino simple, único, y por eso poderoso, es una sola Voluntad Divina:
Hija mía,... somos distintos en las Personas, pero nuestra Voluntad es
siempre una que obra en Nosotros, que domina, que rige (Volumen 26,
Abril 12, 1929).
100. Y esta única Voluntad Divina es un acto único en Dios:
Sólo mi Voluntad es un acto solo, que no tiene sucesión de actos (Volumen
18, Octubre 24, 1925).
101. Por tanto Dios Padre engendra a Dios Hijo en Amor Divino, y así procede el
Espíritu Santo del Padre y del Hijo, pero esta procedencia no hay que entenderla
de manera temporal, sino que esto es en un eterno presente; en un acto único
Divino:
...el acto único de un Dios Eterno,... tiene virtud de hacer todo con un solo
acto. Por eso ni el pasado ni el futuro existen en este acto (Volumen 18,
Octubre 24, 1925).
102. Entonces el Padre engendra al Hijo “sin necesidad de otra persona”; vemos
entonces cómo en la Santísima Virgen Dios ha querido dar esta semejanza, la
Virgen concibe a Jesucristo sin obra humana:
En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un
hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la
virgen era María. El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo:
«¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo». Al oír estas palabras,
ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Angel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido.
Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será
grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de
David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no
tendrá fin». María dijo al Angel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco
varón?» El Angel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el
poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y
será llamado Hijo de Dios. (Lucas 1, 26-35).
103. En este texto del Evangelio María dice: ¿Cómo será esto, puesto que no
conozco varón?, con lo cual expresa que no ha tenido relaciones sexuales con San
José y pregunta cómo será esta concepción, es decir, cómo quiere Dios que sea,
ya que Ella todo lo quería hacer y lo hizo como Dios quería:

21
He aquí la esclava del Señor hágase en mi según tu palabra. (Lucas 1, 38).
104. El ángel le informa que será con la intervención del Espíritu Santo y por
tanto sin obra humana. Al respecto Jesús dice en Libro de Cielo:
Fue esta nuestra Voluntad obrante en Ella la que atrajo al Verbo a la tierra,
lo que formó la semilla de la fecundidad divina para poder concebir un
Hombre y Dios sin obra humana, y la hizo digna de ser Madre de su mismo
Creador. (Volumen 17, Diciembre 8, 1924).
105. De esta manera es la Voluntad Divina la que le da a María la fecundidad
divina, ya que es gracias a que siempre vivió en la Divina Voluntad que formó su
Reino celestial en Ella y así pudo atraer al Verbo a la tierra (como se explica en la
cita anterior y en varias partes de Libro de Cielo).
106. Y aquí hay un aspecto de la fecundidad divina que se expresa en María: así
como el Padre engendra al Hijo sin intervención de nadie más, así nuestra Santa
Madre engendra y concibe a Jesucristo sin obra humana.
107. El caso de José es semejante pero a la vez diferente. San José también
manifiesta un aspecto especial de la Paternidad Divina, del “Engendrar Divino”. Ya
habíamos visto que el hecho del Engendrar Divino es una realidad entre personas
y puramente espiritual, cuando el Padre genera al Hijo en la Santísima Trinidad
“no interviene ninguna materia”.
108. Así San José es padre de Jesús espiritualmente; José tiene —como dice el
Papa—, un corazón de padre con el cual ama a Jesús. Aquí queda más claro por
qué San José es la sombra de la paternidad del Padre eterno.
109. San José, por tanto, realiza su paternidad hacia Jesús sin intervención de
ninguna materia, a semejanza del Padre eterno que engendra al Hijo sin
intervención de materia.
110. Sabemos que Dios Padre no es ni masculino ni femenino, sino que el ser
padre o madre humanos son diferentes manifestaciones de su única Paternidad.
111. De esta manera José es como la manifestación masculina de la Paternidad
Divina y María es como la manifestación femenina de la Paternidad Divina; y esto
obviamente para Jesús, pero también para la Iglesia y para el mundo ¡gracias
Dios por tus maravillas!
112. Y esta paternidad espiritual de José es la semejanza con la Paternidad
Divina, es su «singular paternidad» que no carece en ningún punto de amor hacia
Jesús, sino todo lo contrario, podríamos decir que José ha amado a Jesús más
que cualquier otro padre humano ha amado a sus hijos (y esto quedará todavía
más claro cuando se vea a más detalle el papel de San José en el Reino de la
Divina Voluntad).

22
113. Todo esto porque este corazón de padre que tiene José se lo dio el mismo
«Padre eterno» para su altísima misión de ser padre terreno12 de Jesús y esposo
de María en la plenitud de los tiempos13.

La entrega incondicional a Dios

114. El amor auténtico es incondicional. El amor a los enemigos que nos enseña
Jesús expresa esta realidad del amor que es sin condiciones:
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así
serán hijos del Padre que está en el cielo, porque Él hace salir el sol sobre
malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. (Mateo 5, 44-
45).
115. Este texto nos habla de que si amamos a los enemigos seremos hijos del
Padre, y por tanto nos pareceremos a nuestro Padre que ama incondicionalmente
porque Él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos
e injustos.
116. Dios ama de manera incondicional, en la misma Trinidad el Padre se entrega
totalmente sin condiciones al Hijo, el Hijo al Padre, el Padre al Espíritu Santo,
etcétera. La entrega del don de sí es absoluta.
117. Y así ama Dios porque «Dios es amor» (1 Juan 4, 8) y esta es la naturaleza
del amor. Por tanto Dios nos ama sin condiciones:
Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que
cree en Él no muera, sino que tenga Vida eterna. (Juan 3, 16).
118. Y Jesús se entrega plenamente a nosotros:
...sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al
Padre, Él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó
hasta el extremo. (Juan 13, 1).
119. Jesús realiza el don de sí al Padre y a nosotros, en el amor del Espíritu
Santo.
120. Y en este sentido, a semejanza de Dios, José y María son personas que se
enfocaron a darse plenamente a Dios y a los demás de acuerdo a la Voluntad de
Dios según la capacidad de cada quien. Realizaron el don de sí conforme a la
Voluntad Divina.
121. Esto significa que tanto José como María vivían para hacer la Voluntad de
Dios. Su yo, su ego, estaba totalmente donado a Dios.

12
“El mensajero se dirige a José como al «esposo de María», aquel que, a su debido tiempo, tendrá que imponer ese nombre
al Hijo que nacerá de la Virgen de Nazaret, desposada con él. El mensajero se dirige, por tanto, a José confiándole la tarea
de un padre terreno respecto al Hijo de María.” (San Juan Pablo II, Redemptoris Custos, n. 3).
13
Ver Gálatas 4, 4.

23
122. Todo lo viven recibiendo todo con amor de la mano de Dios, eligiendo con
amor lo que Dios quiere elegir en ellos. Por eso toda su vida es una obra maestra
que Dios hizo en ellos; no había oposición a su Voluntad Divina.
123. Entonces como Dios quería participarles su Paternidad que se realiza “sin
intervención de nadie” de manera singular en cada quien —a uno como padre y a
otra como Madre— les pide ser vírgenes.
124. El tema de la virginidad es muy amplio y puede tener varias significaciones
complementarias (física, el estar libre de impurezas, de pecado, el hacer siempre
la Voluntad de Dios o vivir siempre en Ella, etcétera). Aquí no profundizaremos en
el tema14, veremos solamente un aspecto de la virginidad (ya que tiene varios).
125. Tampoco analizaremos a fondo todos los motivos que pudieran existir para
que Dios les pidiera ser vírgenes a María y a José, solamente veremos esto
relacionado con el hecho de que Dios les participa su Paternidad que es “sin
intervención de nadie”.
126. Así María es Virgen para que “sin obra humana” sea la Madre de Dios. Y
José es Virgen para que “sin intervención material” sea padre, en su corazón y
desde su espíritu, de Jesús. En la Reina del Cielo nuestra Santa Madre así lo
expresa:
Ahora, tú debes saber que san José y yo nos veíamos con reserva y
sentíamos el corazón desbordante, porque el uno quería hacer conocer al
otro que estábamos atados a Dios con el voto de virginidad perenne.
Finalmente se rompió el silencio y ambos nos manifestamos el voto. ¡Oh!
cómo nos sentimos felices, y agradeciendo al Señor nos prometimos vivir
juntos como hermano y hermana. Yo era atentísima en servirlo, nos
mirábamos con veneración y la aurora de la paz reinaba en medio de
nosotros. (La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad, día 16).
127. De tal modo que José y María al amar a Dios de manera incondicional, ellos
hacían la Voluntad de Dios, con lo cual Dios les hizo ver que su Voluntad para
ellos era que fueran Vírgenes (esto, evidentemente, debió de haber sido de
manera particular un tiempo antes del que habla la Virgen en la cita anterior) y
así ellos se lo expresan mutuamente.
128. Igualmente Dios les hizo saber que era su Voluntad que se casaran, y ellos
incondicionalmente hacen la Voluntad de Dios. De esta manera Dios va realizando
en ellos su obra maestra. Así son «cónyuges-vírgenes»: “unión virginal y
15
santa“ .
129. Con lo cual queda claro que esta Santa pareja vive la virginidad porque Dios
quiere, se casan porque Dios quiere, son el matrimonio que dará acogida al Hijo

14
Este tema se trata más a fondo en: R. Avalos, “La grandeza de la Reina y Madre de la Voluntad Divina”, en la sección: La
Voluntad Divina en la Madre de Dios.
15
San Juan Pablo II, Redemptoris Custos, n. 7.

24
de Dios, en donde su Humanidad nacerá y crecerá al cuidado de Ellos, todo esto
porque: ¡es Voluntad de Dios!
130. Lo que Ellos hacen y deciden no es fruto de su “yo”, sino de la entrega
plena a la Voluntad de Dios y a sus proyectos. La Virgen lo explica de esta
manera cuando Dios le hace saber que es su Voluntad que salga del templo y se
case:
Hija mía, en este momento de mi vida, aparentemente parecía que Dios
quería ponerme en prueba y en riesgo. ...Sin embargo hija querida, lo que
aparentemente parecía riesgo y como extraño a la santidad de mi vida, Dios
se sirvió de ello admirablemente para cumplir sus designios y concederme
la gracia que Yo tanto suspiraba, esto es, que descendiera el Verbo a la
tierra. ...Entonces, a pesar de mi sorpresa, rápidamente dije Fiat, sabiendo
que la Divina Voluntad no me habría hecho mal, ni perjudicado mi santidad.
¡Oh! si hubiera querido poner un acto mi voluntad humana, aun bajo el
aspecto de no querer conocer hombre, habría mandado a la ruina los planes
de la venida del Verbo sobre la tierra. Así que no es la diversidad de los
estados la que perjudica a la santidad, sino la falta de la Divina Voluntad y
el no cumplimiento de los propios deberes en el estado en el cual Dios llama
a la criatura, todos los estados son santos, también el matrimonio, con tal
que dentro esté la Divina Voluntad y el sacrificio exigido de los propios
deberes (La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad, día 15).
131. Por eso el Querer Divino realiza obras maestras en nosotros si hacemos y
vivimos en la Divina Voluntad.
132. Como ya se ha empezado a mencionar, esta paternidad de José hacia Cristo
no es solamente a Él como individuo (como Cabeza), sino a “todo” Cristo, es
decir, también a su Cuerpo Místico la Iglesia:
En tiempos difíciles para la Iglesia, Pío IX, queriendo ponerla bajo la
especial protección del santo patriarca José, lo declaró «Patrono de la
Iglesia Católica». (San Juan Pablo II, Redemptoris Custos, n. 28).
133. Si somos miembros del Cuerpo de Cristo tenemos que ver a San José como
nuestro padre; él sabe de santidad, vio y custodió a la Santidad misma en su
propio hogar.
134. Así, dentro de los grandes títulos que puede tener San José, Jesús en Libro
de Cielo le da uno muy especial que veremos en el siguiente capítulo.

25
Capítulo 4: San José en el Reino de la Divina Voluntad

135. Hay un texto muy interesante en Libro de Cielo en donde Luisa reflexiona lo
siguiente:
[Luisa]: Después pensaba entre mí mientras estaba acompañando a mi
dulce Jesús en la casita de Nazaret para seguir sus actos: “Mi amado Jesús
tuvo con certeza el reino de su Voluntad en su Vida escondida, porque la
Soberana Señora poseía su Fiat, Él era la misma Voluntad Divina, San José
en medio de estos mares de luz interminable, ¿cómo no podía hacerse
dominar por esta Santísima Voluntad?” (Volumen 24, Julio 7, 1928).
136. Luisa medita que San José al vivir en medio de los mares de luz de Jesús y
María él también tendría que hacerse dominar por la Voluntad Divina. Veamos
qué le contesta Jesús:
Hija mía, cierto que en esta casa de Nazaret reinaba mi Voluntad Divina
como en el Cielo así en la tierra, Yo y mi Mamá Celestial no conocíamos otra
Voluntad, San José vivía a los reflejos de la nuestra (Volumen 24, Julio 7,
1928).
137. Jesús confirma que en la casa de Nazaret reinaba su Voluntad Divina como
en el Cielo así en la tierra; y menciona que Él y la Virgen Santísima no conocían
otra Voluntad y que San José vivía a los reflejos de la de Ellos, es decir, San José
vive de los reflejos de la Divina Voluntad que poseían Jesús y María; Jesús por
naturaleza y María por gracia16.
138. Por eso la casa de Nazaret era un paraíso, así lo explica nuestra Santa
Madre:
Ahora, tú debes saber que la pequeña casa de Nazaret, para tu Mamá, para
el querido y dulce Jesús y para san José, era un paraíso. Mi querido Hijo,
siendo Verbo Eterno, poseía en Sí mismo, por virtud propia, la Divina
Voluntad, y en aquella pequeña Humanidad residían mares inmensos de luz,
de santidad, de alegrías y de bellezas infinitas, y Yo poseía por gracia el
Querer Divino,... y era tanta la luz, el amor, y todo lo que puede poseer un
Querer Divino que salía de Nosotros, que San José quedaba eclipsado,
inundado y vivía de nuestros reflejos. Hija querida, en esta casa de Nazaret
estaba en pleno vigor el reino de la Divina Voluntad. (La Reina del Cielo en
el Reino de la Divina Voluntad, día 25).
139. En este texto nuestra Reina Madre habla también de que San José vivía de
los reflejos de Jesús y de Ella, tanto que quedaba eclipsado e inundado. Aquí
podríamos preguntarnos ¿hasta dónde vivió San José en la Divina Voluntad?
140. Jesús en la obra que ha realizado a través de Luisa Piccarreta nos dice que
para entrar en el Reino de la Divina Voluntad se requiere por una parte hacer su
16
Ver volumen 2, Septiembre 26, 1899; volumen 16, Diciembre 8, 1923.

26
Voluntad, haciendo a un lado el reinado de nuestra voluntad humana —quitar la
“piedrecilla” de nuestra voluntad— y por otra, el conocimiento de la Divina
Voluntad que se hace vida propia; es decir: cómo se vive en Ella, qué quiere Dios
que hagamos al actuar en este Querer Divino, su gran valor, etcétera, y por
supuesto ponerlo en práctica, hacer vida propia estas verdades.
141. En este sentido Jesús dice:
Hija mía, es verdad que el vivir en mi Querer es un don, y es el poseer el
don más grande, pero este don que contiene valor infinito, que es moneda
que surge a cada instante, que es luz que nunca se apaga, que es sol que
jamás tiene ocaso, que pone al alma en su lugar establecido por Dios en el
orden divino y por lo tanto toma su lugar de honor y de soberanía en la
Creación, no se da sino a quien está dispuesto, a quien no debe hacer
despilfarro, a quien debe estimarlo tanto y amarlo más que la propia vida,
es más, debe estar pronto a sacrificar la propia vida para hacer que este
don de mi Querer tenga la supremacía sobre todo y sea tenido en cuenta
más que la propia vida, más bien, su vida como una nada en comparación a
Él. Por eso primero quiero ver que el alma quiere hacer en verdad mi
Voluntad y nunca la suya, pronta a cualquier sacrificio para hacer la mía
(Volumen 18, Diciembre 25, 1925).
142. Por supuesto que estas condiciones las tenía San José. Se observa —como
ya se ha comentado— la entrega plena e incondicional a Dios, a su Voluntad. Su
virginidad como su mismo matrimonio es una respuesta a la Voluntad Divina.
143. Nuestra Santa Madre cuando explica su esponsalicio con San José se deja
entrever esta respuesta incondicional a Dios también por parte de San José,
veamos:
Por eso en cuanto conocí que debía salir del templo, Yo no hice movimiento
alguno, esperando que Dios mismo moviera las circunstancias externas para
hacerme cumplir su adorable Voluntad, como de hecho sucedió. Los
Superiores del templo me llamaron y me dijeron que era su voluntad, y
también la costumbre de aquellos tiempos, el que Yo debía prepararme al
casamiento; Yo acepté. Milagrosamente la selección entre tantos, cayó
sobre san José, y así se formó el esponsalicio y salí del templo. (La Reina
del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad, día 15).
144. La Virgen dice que la selección entre tantos cayó milagrosamente sobre san
José; esto habla de que San José también estuvo dispuesto a ser elegido como
esposo de la Virgen entre tantos, por lo tanto la elección del esposo de la Virgen
no era algo que dependiera solamente de él, sino que se abandonó a la Voluntad
de Dios.
145. El Evangelio también da testimonio de la entrega de San José a la Voluntad
de Dios, que estaba siempre dispuesto a cumplirla, no importan los sacrificios.

27
146. Podemos verlo cuando está dispuesto a sacrificar su bello matrimonio con la
Santísima Virgen si esa es la Voluntad de Dios, cuando ve que su esposa está
embarazada y no sabe la razón; ve la Santidad de su esposa ante sus ojos y por
otro lado su embarazo en donde en esta situación en un primer momento Dios no
le ha indicado nada.
147. Esta fue una cruz muy fuerte para San José, pero él la maneja con sabiduría
y santidad, obviamente hizo oración, le preguntó a Dios y resuelve como hombre
justo, es decir, santo; así lo expresa el Evangelio:
José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla
públicamente, resolvió abandonarla en secreto. (Mateo 1, 19).
148. Estaba en esto cuando Dios le revela su Voluntad al respecto:
Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le
dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer, porque
lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. (Mateo 1, 20).
149. Se observa también la docilidad de José a la Voluntad de Dios —también
como se ha mencionado— cuando se le pide que se vaya a Egipto y luego regrese
a la tierra de Israel (ver Mateo 2, 13 y 19-20).
150. Es interesante el ejemplo que da San José, él protege a la Sagrada Familia
porque es obediente a la Voluntad de Dios. Vemos entonces cómo la Voluntad de
Dios es la verdadera seguridad. Al respecto Jesús dice:
Hija mía, la obediencia es un muro irremovible, y tal vuelve al alma, y no
sólo esto, sino que para ser irremovible es necesario ser fuerte, robusto, y
la obediencia comunica la fuerza divina, de modo que todas las cosas ante
la fuerza divina que el alma tiene, quedan débiles, así que ella puede
remover todo, pero a ella no la puede remover ninguno. (Volumen 7,
Noviembre 20, 1906).
Hija mía, mi Voluntad es la Santidad de las santidades, así que el alma que
hace mi Voluntad, por cuanto fuera pequeña, ignorante, ignorada, deja
atrás a todos los demás santos, a pesar de los portentos, de las
conversiones estrepitosas, de los milagros que hayan hecho, es más,
confrontándolos, las almas que hacen mi Voluntad son reinas, y todas las
demás están como a su servicio. El alma que hace mi Voluntad parece que
no hace nada, pero hace todo (Volumen 11, Marzo 15, 1912).
151. Entonces si alguien es ejemplo de fidelidad y de hacer la Voluntad de Dios
sin importar cualquier sacrificio es San José.
152. El otro aspecto para vivir con el don de la Divina Voluntad es conocer sobre
Ella para conformar nuestra vida de acuerdo a estas verdades de la Voluntad
Divina, es decir, los conocimientos como los que Jesús ha manifestado a través de
los escritos de Luisa Piccarreta:
…el conocimiento es portador del don (Volumen 19, Julio 1, 1926).
28
Por eso espero con paciencia divina y delirante que mis verdades hagan el
camino, preparen las almas, entren en ellas y formen el ojo animado por luz
suficiente, que puedan no sólo mirar el don de mi Fiat, sino que tengan
capacidad para encerrarlo en ellas, a fin de que ahí forme su reino y
extienda su dominio. (Volumen 30, Mayo 15, 1932).
Así hacemos Nosotros, más que padre suspiramos por dar el gran don de
nuestra Voluntad a nuestros hijos, pero queremos que conozcan lo que
deben recibir, los conocimientos de Ella maduran y vuelven capaces a
nuestros hijos de recibir un bien tan grande. (Volumen 30, Mayo 15, 1932).
153. Pero, como se ha comentado, poniendo en práctica estos conocimientos,
haciendo de ellos vida propia:
…porque estos conocimientos sobre mi Fiat, para quien tiene el bien de
conocerlos para hacer de ellos vida propia, tienen virtud de ennoblecer a la
criatura y hacer correr en su alma los humores vitales de la Vida Divina, y
de elevarla a su origen primero (Volumen 23, Febrero 28, 1928).
154. Las verdades sobre la Divina Voluntad al vivirlas nos elevan a nuestro
origen primero como dice Jesús. Y entre más se conozca y se pongan en práctica
estos conocimientos sobre la Divina Voluntad, más se recibe:
…porque les será dado según conozcan. (Volumen 35, Noviembre 7, 1937).
155. Jesús —el Verbo Encarnado— es la Verdad misma17; por tanto nadie tiene
que enseñarle sobre la Divina Voluntad, ya que Él es:
Yo… el Verbo, la Voluntad Divina en persona (Volumen 34, Mayo 31, 1936).
156. De hecho Él es el Maestro. Y también como se enseña en los primeros días
de las lecciones de Nuestra Santa Madre en la “Reina del Cielo” Ella vive desde el
inicio en la Divina Voluntad, por tanto fue enseñada por Dios. Además el mismo
don de la Divina Voluntad trae consigo el don de la ciencia infusa18.
157. Ahora, ¿qué significa que San José vivía a los reflejos de Jesús y María?
Pues que San José tuvo el privilegio de recibir la luz, los conocimientos sobre la
Divina Voluntad en los “libros vivos y celestiales” de Jesús y de María.
158. Podríamos también decir: en los “escritos encarnados” de Jesús y de María
que vivían con él, en su propia casa y de los cuales él era custodio, ¡maravilloso!
159. Por eso la Virgen dice: San José quedaba eclipsado, inundado y vivía de
nuestros reflejos19. Es decir, no era cualquier enseñanza para San José, sino una
muy fuerte, profunda y sublime sobre la Divina Voluntad.
160. Pensemos en todo lo que un alma tan santa, entregada y abierta a lo Divino
como San José puede aprender de vivir con los dos “soles” que irradiaban la

17
Ver Juan 14, 6.
18
Ver Volumen 30, Mayo 22, 1932; volumen 18, Noviembre 12, 1925.
19
La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad, día 25.

29
Divina Voluntad, uno por naturaleza (Jesús) y la otra por gracia (María, que
ninguna otra criatura igualará).
161. Además que Dios dotó a José de todas las gracias necesarias para su
misión, incluyendo ser esposo y padre de corazón de las dos Personas más altas
en la Santidad Divina que sean Humanas: respectivamente María y Jesús (aunque
Jesús es también Dios).
162. Imaginemos las bellas y profundas conversaciones durante la toma de
alimentos, o cuando José veía cómo oraban su esposa y Jesús, cómo realizaban
las acciones, incluso las más sencillas, seguramente más de alguna vez los llegó a
escuchar sobre el mencionar a la Divina Voluntad en la realización de los actos,
poner el “te amo” en las cosas creadas y agradecer a Dios en su Querer por ellos
y por todos, etcétera, etcétera.
163. De hecho hay un texto de Jesús que expresa este trabajo espiritual que Él
hacía en María y en José en la casa de Nazaret:
...en la casa de Nazaret, mi mente no se ocupaba de otra cosa que de la
gloria del Padre y de la salvación de las almas, mi boca no decía otra cosa
que discursos santos, con mis palabras buscaba reparar las ofensas al
Padre, trataba de asaetear los corazones y atraerlos a mi Amor, y
primariamente a mi Madre y a San José, en una palabra, todo nombraba a
Dios, todo se obraba por Dios y todo a Él se refería. (Volumen 1).
164. Y esta enseñanza privilegiada que tuvo San José personalmente de Jesús y
de María no fue por algunos días, que esto ya sería todo un privilegio, sino ¡por
30 años! Día a día, semana por semana, año tras año, de estas benditas tres
décadas de la vida oculta de Jesús ¡que don para José!
165. Y como dicen las palabras de San Efrén ya citadas: San José fue un testigo
de excepción de la divinidad, de la inocencia y de la santidad de Jesús, santidad
que es precisamente la «Santidad Divina». El Espíritu Santo que habla a través
del Magisterio de la Iglesia lo expresa de esta manera:
Los Evangelios hablan exclusivamente de lo que José «hizo»; sin embargo
permiten descubrir en sus «acciones» —ocultas por el silencio— un clima de
profunda contemplación. José estaba en contacto cotidiano con el misterio
«escondido desde siglos», que «puso su morada» bajo el techo de su casa.
(San Juan Pablo II, Redemptoris Custos, n. 25).
El testimonio apostólico no ha olvidado …la vida oculta en Nazaret, por el
«misterio» de gracia contenido en tales «gestos», todos ellos salvíficos, al
ser partícipes de la misma fuente de amor: la divinidad de Cristo. Si este
amor se irradiaba a todos los hombres, a través de la humanidad de Cristo,
los beneficiados en primer lugar eran ciertamente: María, su madre, y su
padre putativo, José, a quienes la Voluntad Divina había colocado en su
estrecha intimidad. (San Juan Pablo II, Redemptoris Custos, n. 27).

30
166. ¡Cuánto no ha de haber crecido en santidad este insigne Patriarca!, por algo
la Iglesia tiene su santidad entre las más altas, claro, después de la de la
Santísima Virgen que está muy por encima de todos, incluso de todos juntos.
167. Y sin mencionar quizá probables manifestaciones místicas que Dios pudo
haberle dado a José con gran enseñanza y provecho de su santidad. Las
manifestaciones con el ángel que le da indicaciones como se ve en el Evangelio
hace notar que esta vida mística era algo natural en José.
168. Así, no es de dudarse que haya realizado actos en la Divina Voluntad, actos
divinos, actos en donde la voluntad humana se funde con la Divina, en donde los
actos humanos se unen al acto único de Dios, y por tanto San José vivió en el
Reino de la Divina Voluntad.
169. Jesús en los escritos de Luisa habla de ciertos grados en el Reino de la
Divina Voluntad; precisamente en el volumen 19 habla de cuatro grados que hay
en este Reino, y hace una explicación con el sol, veamos:
Hija mía, la luz del sol no es gozada por todos en la misma medida, esto no
por parte del sol,... sino por parte de las criaturas. Supón que una persona
esté en su habitación, ésta no goza toda la viveza de la luz, y si goza de
una luz tenue, no goza su calor; en cambio otra persona está fuera de la
ciudad, ésta goza más luz, siente el calor del sol; el calor purifica,
desinfecta el aire pútrido, y al gozar el aire purificado se revigoriza y se
siente más sana, así que la segunda goza de más los bienes que lleva el sol
a la tierra. (Volumen 19, Julio 26, 1926).
170. Se observa cómo aunque el sol es el mismo, la persona goza de él según
sus disposiciones. Sigamos con el ejemplo de Jesús:
Pero sigue adelante, una tercera persona se va a meter en aquel punto
donde los rayos solares golpean con más fuerza la superficie de la tierra,
ésta se siente investida por sus rayos, se siente quemar por el calor del sol,
la viveza de su luz es tanta, que llenándose el ojo de ella difícilmente puede
mirar la tierra, se ve como transfundida en la misma luz, pero como apoya
los pies sobre la tierra, muy poco siente de ella, de sí misma, sino que vive
toda para el sol. Mira qué gran diferencia hay entre la primera, la segunda y
la tercera, pero sigue adelante aún, una cuarta emprende el vuelo en los
rayos solares, se eleva hasta el centro de su esfera, ésta queda quemada
por la intensidad del calor que el sol contiene en su centro, la intensidad de
la luz la eclipsa totalmente de modo que queda perdida, consumida en el
mismo sol, esta cuarta persona no puede mirar más la tierra, ni pensar en
sí misma, y si mirará, mirará luz, sentirá fuego, así que para ella todas las
cosas han terminado, la luz y el calor se han sustituido a su vida; ¡qué gran
diferencia entre la tercera y la cuarta! Pero toda esta diversidad no es por
parte del sol, sino por parte de las criaturas, dependiendo de cómo se
expongan a la luz del sol. (Volumen 19, Julio 26, 1926).

31
171. Después de esta explicación Jesús la toma para enseñar los diversos grados
que hay en el Reino del Querer Divino, sigamos:
Ahora, el sol es la imagen de mi Voluntad, que más que sol, como dardos
envía sus rayos para convertir a aquellos que quieren vivir en su Reino en
luz y amor. La imagen de estas personas son los cuatro grados del vivir en
mi Voluntad: La primera se puede decir que no vive en su Reino, sino sólo a
la luz que de mi Reino expande a todos el Sol de mi Querer, se puede decir
que está fuera de sus confines, y si goza una escasa luz es por la naturaleza
de la luz que se expande dondequiera; la naturaleza de esta criatura, sus
debilidades y pasiones, le forman como una habitación a su alrededor y
forman el aire infectado y pútrido, el cual al respirarlo la hace vivir
enfermiza y sin viveza de fuerza en el hacer el bien, pero con todo y esto
está resignada, soporta más o menos los encuentros de la vida, porque la
luz de mi Voluntad, por cuan escasa sea, lleva siempre su bien. (Volumen
19, Julio 26, 1926).
172. Por supuesto que este grado lo superó muy bien San José, su entrega
incondicional y fiel a la Voluntad de Dios fue de lo más elevado. Veamos los
siguientes grados que explica Jesús:
La segunda es la imagen de quien ha entrado en los primeros pasos de los
confines del Reino del Supremo Querer, ésta goza no sólo más luz, sino
goza también el calor, por lo tanto el aire que respira es puro, y
respirándolo se siente morir las pasiones, es constante en el bien, soporta
las cruces no sólo con paciencia, sino con amor, pero como está en los
primeros pasos de los confines, mira la tierra, siente el peso de la
naturaleza humana. (Volumen 19, Julio 26, 1926).
173. San José soportó las cruces con paciencia y amor, fue constante en el bien,
etcétera. Se ve que este grado lo vivió bien San José. En este grado se habla que
ya se ha entrado en el Reino, pues Jesús dice: es la imagen de quien ha entrado
en los primeros pasos de los confines del Reino del Supremo Querer; esto
significa que José sí entró en este Reino, con lo cual coincide con lo que Jesús,
María y Luisa dicen respecto a que en la casa de Nazaret reinaba la Voluntad
Divina como en el Cielo así en la tierra, era un paraíso, que San José quedaba
eclipsado, inundado, se hacía dominar por la Voluntad Divina, etcétera.
174. El hecho de que el segundo grado ya es estar dentro del Reino, significa que
además de hacer la Voluntad de Dios se necesitan conocimientos vividos sobre la
Divina Voluntad, y como ya se comentó, esto no le faltó tampoco a San José al
vivir con Jesús y María que son las “verdades vivientes” de la Divina Voluntad.
175. Veamos lo que dice Jesús de los siguientes grados:
En cambio la tercera, siendo la imagen de quien se ha adentrado en los
confines de este Reino, es tal y tanta la luz que le hace olvidar todo, no
siente más nada de sí misma, el bien, las virtudes, las cruces, se cambian
en naturaleza; la luz la eclipsa, la transforma y apenas le deja mirar de

32
lejos lo que a ella no pertenece más. La cuarta es la más feliz, porque es la
imagen de quien no sólo vive en mi Reino, sino de quien ha hecho
adquisición de Él, ésta sufre la consumación total en el Sol Supremo de mi
Querer, el eclipse que le hace la luz es tan denso que ella misma se vuelve
luz y calor, no puede mirar otra cosa que luz y fuego, y todas las cosas se
convierten para ella en luz y amor. Así que habrá diferencia de grados en el
reino de mi Voluntad según que las criaturas querrán tomar de sus bienes,
pero los primeros grados serán empujones y caminos para llegar al último.
(Volumen 19, Julio 26, 1926).
176. ¿Qué tanto llegó San José en estos últimos grados? No es fácil saberlo con
certeza. Los escritos de Luisa Piccarreta no lo dicen de manera muy explícita,
pero podemos pensar que avanzó bastante.
177. Es interesante que se habla de quedar eclipsado tanto en el tercer como en
el cuarto grado. Término que, como ya se vio, se usa para decir también que San
José quedaba eclipsado en la Divina Voluntad.
178. Hay unas palabras de Luisa que nos dan cierta información al respecto, ella
dice en el volumen 29: “Después de esto continuaba mis actos en el Fiat Divino, y
mi pobre mente se ha detenido en la pequeña casa de Nazaret, donde la Reina
del Cielo, el Celestial Rey Jesús, y San José, estaban en posesión y vivían en el
reino de la Divina Voluntad, así que este reino no es extraño a la tierra, la casa de
Nazaret, la pequeña familia que vivía en Ella, pertenecían a este reino y lo tenían
en pleno vigor...” (Mayo 31, 1931).
179. Ante estas palabras Jesús no las contradice, sino que le dice: “Hija mía,
cierto que el reino de mi Divina Voluntad ha existido sobre la tierra, y por eso hay
la esperanza cierta que regrese de nuevo en su pleno vigor...” (Volumen 29,
Mayo 31, 1931).
180. Luisa dice claramente que: la Reina del Cielo, el Celestial Rey Jesús, y San
José, estaban en posesión y vivían en el reino de la Divina Voluntad, y Jesús al no
contradecirla podemos pensar que efectivamente José no solamente vivió en el
Reino sino que lo poseyó.
181. Este poseer coincide con el cuarto grado (la cuarta persona del ejemplo del
sol) que se citó un poco más arriba, en donde Jesús dice que esta persona no sólo
vive en su Reino, sino de que ha hecho adquisición de Él.
182. Por otro lado Jesús dice también:
Hija mía, todo el bien hecho hasta ahora por las criaturas, ha sido hecho en
virtud de los efectos de mi Voluntad Divina, porque no hay bien sin Ella,
pero que hayan vivido totalmente y plenamente en su unidad, ninguno
hasta ahora, solamente mi Mamá Reina, y por eso atrajo el gran prodigio de
la Encarnación del Verbo (Volumen 23, Febrero 2, 1928).
183. Aquí Jesús se refiere al hecho de vivir total y plenamente en la unidad de su
Voluntad; es decir, desde el inicio y siempre, desde la concepción hasta el último

33
acto de la vida; y además pensemos en una naturaleza inmaculada. Este portento
solamente la Santísima Virgen, ni siquiera Luisa que es concebida con el pecado
original.
184. Dios no se equivoca al hablar, y su Palabra no tiene error20 (inerrancia),
pero no perdamos de vista que las verdades de los escritos de Luisa Piccarreta —
algo semejante podríamos decir también de la Sagrada Escritura— están escritos
no teológicamente sino en cierta parte de manera mística, y que luego va
correspondiendo a la teología profundizar y detallar las riquezas de estas
verdades bajo la guía del Magisterio de la Iglesia, como ha pasado también con la
Escritura.
185. Por ejemplo, hay otro pasaje de los volúmenes en los que Jesús dice lo
siguiente: “Ahora, tú debes saber que Adán poseía tal santidad cuando fue creado
por Dios, y sus actos aun mínimos tenían tal valor, que ningún santo, ni antes ni
después de mi venida sobre la tierra pueden compararse a su santidad” (Volumen
23, Octubre 2, 1927).
186. Aquí podríamos interpretar en un primer momento que la santidad de Adán
estuvo por encima de la santidad de la Virgen, pero no es así; ya que se entiende
que Jesús está hablando de los demás, exceptuando a la Virgen María, la cual
superó a Adán y a todos, ¿y cómo sabemos esto? al leer el resto de la obra, al
leerla queda claro21.
187. Es como sucede con las Sagradas Escrituras, tiene que entenderse
considerando el conjunto de todas las Escrituras; de esta manera se ve con
mayor claridad lo que Dios nos quiere decir.
188. Igualmente el que no se nombre mucho a San José o se le omita en algunos
textos, no significa que no haya vivido en el Reino de la Divina Voluntad.
189. Ahora, aunque José haya vivido en el Reino de la Divina Voluntad su misión
“no era” el de dar a conocer en el tiempo histórico a la humanidad este don de la
Divina Voluntad, ni siquiera tampoco fue la misión de María en la época en que
vivió sobre la tierra, sino que ha sido misión de Luisa Piccarreta:
Y así como en la Redención elegí a mi inigualable Madre como eslabón de
unión Conmigo, del cual debían descender todos los frutos de la Redención,
así te he elegido a ti como eslabón de unión, del cual debía tener principio
la santidad del vivir en mi Querer, y habiendo salido de mi Voluntad para
traerme la gloria completa del fin por el cual fue creado el hombre, debía
retornar sobre el mismo camino de mi Querer para volver a su Creador.
20
Ver Catecismo de la Iglesia Católica, n. 107.
21
Algo semejante pasa en otro texto en donde Luisa cita a personajes del Antiguo Testamento y luego habla de los santos
después de la venida del Señor y Jesús le dice: “Hija mía, no obstante es verdad que hasta ahora ninguno ha poseído el
Reino de mi Voluntad, ni gozado toda la plenitud de la unidad de la luz que Ella contiene...” (volumen 19, Julio 1, 1926),
Jesús dice: “hasta ahora ninguno ha poseído el Reino de mi Voluntad”, pero obviamente sí lo poseyó su Santísima Madre y
se entiende que Jesús explica esto también “exceptuando” a su Madre; otro tanto se puede decir del siguiente texto: “quien
llegue a poseer el Reino de mi Voluntad será para Nosotros como un hijo nacido después de cerca de seis mil años...”
(Volumen 19, Julio 2, 1926), y sin embargo la Virgen vivió en el Reino de la Divina Voluntad a los cuatro mil años.

34
¿Cuál es entonces tu asombro? Estas son cosas establecidas ”ab eterno” y
nadie me las podrá cambiar. (Volumen 13, Diciembre 3, 1921).
190. Se ve claro que la misión de Luisa es dar principio en el tiempo histórico en
la humanidad, en las generaciones, a la santidad del vivir en el Querer Divino, de
ser su depositaria22 para las generaciones; pero esto no significa que María y el
mismo José no hayan vivido en Él.
191. Y obviamente la misión de José es ser esposo de María y ser la sombra del
Padre Eterno para Jesús, ser el custodio de esta Familia Sagrada en donde se
vivía de manera excepcional en este Reino de la Divina Voluntad.
192. Y todas estas misiones son como dice Jesús: cosas establecidas ”ab eterno”
y nadie me las podrá cambiar.
193. En todo esto además San José es un signo de la Divina Voluntad, ya que
como decíamos en el primer capítulo, él es discreto, en las Escrituras no se
recoge ninguna palabra de él, pero a la vez “habla” y nos enseña de manera clara
y fuerte. Veamos algunos textos en Libro de Cielo al respecto:
...mi Voluntad es más que todo, su luz parece muda, pero en su mutismo
inviste las inteligencias y hace hablar con tal elocuencia de asombrar a los
más doctos y reducirlos al silencio. La luz no habla, pero hace ver, hace
conocer las cosas más escondidas; la luz no habla, pero con su manso y
dulce calor calienta, ablanda las cosas más duras, los corazones más
obstinados; la luz no contiene ninguna semilla, ninguna materia, todo es
puro en ella, no se ve otra cosa que una ola de luz refulgente, argentina,
pero se sabe infiltrar tanto que hace generar, desarrollar, fecundar las cosas
más estériles. (Volumen 20, Diciembre 22, 1926).
194. Hermosa la cita anterior sobre la Voluntad de Dios. Y así podríamos hablar
de José que entró en este Reino de la Divina Voluntad, y fue custodio del Rey y de
la Reina de tal Reino, parafraseando el texto anterior se podría decir: “San José
parece mudo, pero en su mutismo inviste las inteligencias y hace hablar con tal
elocuencia de asombrar a los más doctos y reducirlos al silencio. San José no
habla, pero hace ver, hace conocer… no contiene ninguna semilla, ninguna
materia: pero es padre en su corazón de Jesús...”
195. Y así este gran Santo es también signo de la Santidad Divina, de la
Santidad de la Divina Voluntad:
El sol hace bien a todos, se extiende a todos con su luz, no hace
particularidad con ninguno; con su majestad y con su dominio impera sobre
todo y da vida a todo, aún a la más pequeña flor, pero silencioso, sin hacer
ruido y casi inobservado. … Ahora, la santidad en mi Querer, simbolizando
al sol, saldrá del centro de mi santidad… En esta santidad Yo veo mis
sombras, mis imágenes sobrevolar sobre toda la tierra, en el aire, en el
Cielo, y por esto amo y amaré al mundo, porque espero que mi santidad
22
Ver volumen 19, Agosto 22, 1926.

35
tenga su eco sobre la tierra, que mis rayos salgan fuera, a la luz, y me den
gloria completa, restituyéndome el amor, el honor que los demás no me han
dado. Pero al igual que el sol serán las más inobservadas, sin ningún
estrépito, pero si las querrán mirar, será tanto mi celo, que correrán peligro
de quedar cegadas y estarán obligados a bajar la mirada para recuperar la
vista. (Volumen 13, Noviembre 12, 1921).
196. ¡Qué bien queda este texto para el gran San José: discreto, inobservado,
sin estrépito, pero qué gran Santidad, qué gran misión! La cita anterior se da la
mano con la que sigue y que también puede aplicarse a San José:
Hija mía, la santidad cuando es individual, para un tiempo y para un lugar,
tiene más de prodigioso en lo exterior para atraer a aquellos individuos,
lugares y tiempos a recibir aquella gracia y bien que esa santidad contiene,
en cambio la santidad del vivir en mi Querer no es santidad individual,
asignada a hacer bien a aquellos lugares, a aquellos individuos y en
aquellos tiempos, sino que es santidad que debe hacer bien a todos, en
todos los tiempos y en todos los lugares, es una santidad que queda
eclipsada en el Eterno Sol de mi Querer, que invadiendo a todos es luz sin
palabra, es fuego sin leña, sin estrépito, sin humo, pero no por esto deja de
ser la más majestuosa, la más bella, la más fecunda, su luz más pura, su
calor más intenso, verdadera imagen del sol que ilumina nuestro horizonte,
ilumina a todos, pero sin estrépito; es luz, pero no tiene palabra, no dice
nada a nadie,... es tan callado que a pesar que lo tienen con ellos no le
prestan atención, pero no por esto deja de ser majestuoso y bello, ni deja
de seguir con el bien que hace a todos,... Más que sol es la santidad del
vivir en mi Querer; un alma recta y toda ordenada en mi Voluntad, es más
que un ejército en batalla,… así que sus pensamientos, su voluntad y todo
su interior son ejércitos de mensajeros que de ella parten, que llenan Cielo
y tierra, son voces hablantes, son armas que defienden a todos, y por
primero a su Dios; llevan el bien a todos, son la verdadera milicia celestial y
divina que la Suprema Majestad tiene toda reordenada en Sí, siempre
pronta a sus órdenes. (Volumen 16, Agosto 20, 1923).
197. ¡Qué bellas palabras que pueden aplicarse al discreto San José!: ...es una
santidad que queda eclipsada en el Eterno Sol de mi Querer, que invadiendo a
todos es luz sin palabra, es fuego sin leña, sin estrépito, sin humo, pero no por
esto deja de ser la más majestuosa...
198. La cita dice que es una santidad eclipsada en el Eterno Sol del Querer
Divino, coincidiendo con lo que hemos ya visto que decía la Virgen23 de que San
José quedaba eclipsado, inundado y vivía de los reflejos de Ella y de Jesús, es
decir, José quedaba eclipsado en el Sol del Querer Divino a través de Jesús y de
María.

23
La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad, día 25.

36
199. Cómo quedan muy bien con esto las palabras de San Gregorio Nacianceno
que ya se habían mencionado en el primer capítulo:
El Señor ha reunido en José, como en el sol, toda la luz y el esplendor que
los demás santos tienen juntos. (San Gregorio Nacianceno).
200. Obviamente, como ya se empezó a mencionar, la manera en que José vivió
en el Reino de la Divina Voluntad fue diferente a Jesús y a María. De hecho José
tiene la fortuna de tener estos “Soles que irradiaban la Divina Voluntad” que lo
eclipsaban hasta que se casó con María y se Encarna Jesús. Y Jesús le hace a José
don de su Vida en el nacimiento:
En la Encarnación me di en poder de mi amada Mamá; en mi nacimiento se
agregó San José, al cual hice don de mi Vida (Volumen 17, Diciembre 24,
1924).
201. Jesús nos habla —como también ya se mencionó— en los escritos (y María
también) de cómo por ejemplo desde el inicio la Santísima Virgen fue concebida
en el Fiat Supremo, vivió perfecta, total e íntegramente en Él, y permaneció en Él
toda su vida creciendo a un nivel de Santidad Divina inalcanzable para cualquier
otra criatura e incluso todas las criaturas juntas (ver también por ejemplo:
volumen 15, Diciembre 8, 1922; volumen 34, Diciembre 20, 1936):
[La Madre] Reina de todos y de todo,… superó en santidad, en amor, en
gracia, a todos los santos que han sido y serán y a todos los ángeles unidos
juntos. (Volumen 19, Abril 16, 1926).
202. San José en cambio vivió a los reflejos de Ellos, pero vivió en esos reflejos
del Fiat Divino. Por eso Jesús vincula a su Madre Santísima con todos los actos de
Él y en los escritos la menciona no solamente como Corredentora, sino podemos
también decir que es Correstauradora del Reino de la Divina Voluntad24.
203. Pero San José también tiene su misión en este Reino de la Divina Voluntad
que vivió en su propio hogar, y Jesús le da el bellísimo título de: «primer
ministro» de este Reino.
204. Ahora ¿cómo ser primer ministro de un reino en el que no se pertenece? No
tiene sentido. Para que San José sea «primer ministro» del Reino de la Divina
Voluntad, tiene él que pertenecer a este Reino y vivir en cierto grado en Él.
205. Obviamente no es él “el Rey”, ni “la Reina” de este Reino, sino Jesús y María
respectivamente, pero él es nada menos y nada más que el «primer ministro».
Sobre este tema hablaremos en el siguiente capítulo.

24
Este tema se trata en: R. Avalos, “La grandeza de la Reina y Madre de la Voluntad Divina”, en la sección: “María
Corredentora… y más”.

37
Capítulo 5: San José elegido como «primer ministro» del
Reino de la Divina Voluntad

206. ¿Qué es un “ministro”? viene del latín: minister que significa: «servidor». A
lo largo de la Historia los ministros son los que sirven a una persona de alto
rango, o los que sirven en una corte real, como a un rey.
207. Incluso en el pueblo de Israel ha sido así. Por ejemplo en el caso de Josué
con Moisés:
Entonces Josué, hijo de Nun, ministro de Moisés desde su juventud, tomó la
palabra y dijo: «Moisés, señor mío… (Números 11, 28).
208. También en la corte del rey Salomón:
Cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón y la casa que
había edificado, los manjares de su mesa, las habitaciones de sus
servidores, el porte de sus ministros y sus vestidos, sus coperos y los
holocaustos que ofrecía en la Casa de Yahveh, se quedó sin aliento... (1 de
Reyes 10, 4-5).
209. Y si nos enfocamos al verdadero Rey, al Rey de reyes25, quienes lo sirvan
son los más privilegiados ministros:
Bendecid a Yahvé todos sus ejércitos, ministros suyos que hacéis su
Voluntad. (Salmo 102 (103)).
210. Esta cita del Salmo es bellísima e ilustrativa, ya que ¿quiénes son los que
realmente sirven a Dios? obviamente los que hacen su Voluntad. Por tanto los
que hacen su Voluntad son sus verdaderos ministros.
211. Ya que haciendo su Voluntad es como entramos a su Reino, para servirlo y
amarlo:
No son los que me dicen: «Señor, Señor», los que entrarán en el Reino de
los Cielos, sino los que cumplen la Voluntad de mi Padre que está en el
Cielo. (Mateo 7, 21).
212. Y ahora que Dios quiere que no solamente hagamos, sino que vivamos en el
Reino de su Divina Voluntad, San José tiene la primacía en los ministros de Dios:
Hija mía, cierto que en esta casa de Nazaret reinaba mi Voluntad Divina
como en el Cielo así en la tierra,... tuve a San José como primer ministro
(Volumen 24, Julio 7, 1928).
213. Y también los ministros son, por tanto, personas cercanas al rey, personas
de su confianza, con lo cual Jesús al decir que San José, su padre putativo con el
que creció y vivió en su vida oculta, es su primer ministro de su Reino, significa

25
Apocalipsis 19, 16.

38
que este Reino de la Divina Voluntad nos dará la máxima cercanía al Rey, pues
Dios quiere ser no solamente nuestro Rey, sino nuestro Esposo, como se expresa
de manera poética en el Cantar de los Cantares.
214. Sí, Dios quiere una relación íntima de amor con nosotros lo más cercana
posible, un romance de amor que inicie en esta tierra y se prolongue por toda la
eternidad ¡maravilloso!
215. Vale la pena ver la última cita a más detalle y con más amplitud, veamos:
Hija mía, cierto que en esta casa de Nazaret reinaba mi Voluntad Divina
como en el Cielo así en la tierra, Yo y mi Mamá Celestial no conocíamos otra
Voluntad, San José vivía a los reflejos de la nuestra, pero Yo era como un
rey sin pueblo, aislado, sin séquito, sin ejército, y mi Mamá como reina sin
prole, porque no estaba rodeada por otros hijos dignos de Ella, a los cuales
podría confiar su corona de reina para tener su estirpe de sus nobles hijos
todos reyes y reinas, y Yo tenía el dolor de ser rey sin pueblo, y si pueblo se
puede llamar a aquellos que me circundaban, era un pueblo enfermo, quién
ciego, quién mudo, quién sordo, quién cojo, quién cubierto de llagas, era un
pueblo que me hacía deshonor, no honor, más bien ni siquiera me conocía,
ni quería conocerme, así que era rey para Mí solo, y mi Mamá era reina sin
la gran generación de su estirpe de sus hijos reales. (Volumen 24, Julio 7,
1928).
216. Jesús dice que aunque en la casa de Nazaret reinaba su Voluntad Divina, Él
era como un rey sin pueblo y sin lo que tienen los reyes: séquito, ejército,
etcétera; y nuestra Santa Madre como reina sin prole, sin hijos dignos de Ella, sin
la estirpe de sus hijos reales (que vivan como Ella en la Divina Voluntad). Veamos
qué sigue diciendo Jesús:
En cambio, para poder decir que tuviese mi reino y gobernar, debía tener
los ministros, y si bien tuve a San José como primer ministro, un solo
ministro no constituye ministerio, debía tener un gran ejército, todo atento
a combatir para defender los derechos del reino de mi Voluntad Divina y un
pueblo fiel que tuviese sólo por ley, la ley de mi Voluntad; esto no estaba
hija mía, por eso no puedo decir que cuando vine sobre la tierra tuve el
reino de mi Fiat, nuestro reino fue para Nosotros solos, porque no fue
restablecido el orden de la Creación, la realeza del hombre (Volumen 24,
Julio 7, 1928).
217. Jesús habla que un reino debe tener ministros, y cuando Él vino a la tierra
solamente tuvo a San José como ministro —de hecho como «primer ministro»—
pero evidentemente, como Jesús explica, un solo ministro no constituye
ministerio.
218. El Señor dice que este su pueblo, este su Reino, tiene que tener sólo por
ley, la ley de su Voluntad, así que cuando vino a la tierra este Reino fue
solamente para la Sagrada Familia, pero fuera de Ella no porque: no fue

39
restablecido el orden de la Creación, ni la realeza del hombre. Pero fueron hechos
los preparativos para que venga el Reino de la Divina Voluntad sobre la tierra:
...pero con el vivir Yo y la Madre Celestial todo de Voluntad de Dios, fue
arrojado el germen, formada la levadura para hacer despuntar y crecer
nuestro reino sobre la tierra; así que fueron hechos todos los preparativos,
conseguidas todas las gracias, sufridas todas las penas, para que el reino de
mi Querer viniese a reinar sobre la tierra, entonces Nazaret se puede llamar
el punto de llamada del reino de nuestra Voluntad. (Volumen 24, Julio 7,
1928).
219. Jesús concluye diciendo que Nazaret es el punto de llamada del Reino de su
Voluntad, en este Reino donde Él es el Rey, la Santísima Virgen es la Reina y San
José es el primer ministro.
220. ¡Agradezcamos a Dios por tanta bondad!; nos da todas las ayudas
necesarias para entrar en este maravilloso Reino: lo tenemos a Él —el Rey de
reyes—, a nuestra Santa Madre Reina y a San José como primer ministro.

San José guía y custodio de los que quieran vivir en el Reino de la Divina
Voluntad

221. San José custodió y protegió esta Santísima Familia, su Sagrada Familia,
durante todo el tiempo que estuvo con ellos.
222. Primero está el hecho de cuando está embarazada la Virgen. La ley hablaba
de apedrear a muerte a las personas que cometían el acto de tener relaciones
sexuales cuando una de ellas es una joven comprometida y la otra alguien que no
es el hombre con quien está comprometido (ver Deuteronomio 22, 23-24 y Juan
8, 4-5).
223. Como ya hemos mencionado, la santidad de José y su intimidad con Dios le
dio la suficiente luz para no aplicar esta ley, ya que en la santidad en la que él
vivía se daba cuenta de la pureza de su mujer. Y así decide como hombre justo,
santo, —como ya se había visto— “abandonarla en secreto” (ver Mateo 1, 19).
224. Es interesante cómo esta decisión santa no solamente salvó la vida de la
Santísima Virgen sino también la de Jesús en el vientre. Jesús viene a salvarnos,
pero en el tiempo histórico primero Él fue “salvado” de la muerte física en el
vientre de su Madre por San José.
225. Y así también podemos entender la gran protección que da San José a
“todo” Cristo, es decir, también a su Cuerpo Místico que es la Iglesia, que somos
nosotros (por algo es Patrono de la Iglesia como ya vimos); y la eficacia que tiene
su intercesión por los “no nacidos”.
226. Otro evento donde la obediencia fiel y amorosa a la Voluntad de Dios le
permite proteger a Jesús es —como ya se mencionó— cuando tiene que irse a
Egipto y luego regresar, y al volver también discierne en qué lugar de Israel será

40
adecuado ir, e igualmente es guiado por el Cielo que le indica irse a la región de
Galilea. (ver Mateo 2, 13 y 19-23).
227. Así mismo San José es el custodio de las personas y familias que se
encomienden a él y se pongan bajo su protección en todas las necesidades de la
vida de cualquier tipo.
228. Y si además San José es el primer ministro del Reino de la Divina Voluntad,
todo esto significa que San José es el custodio de la Iglesia en su caminar que va
del “Egipto” de la voluntad humana hasta la “tierra prometida” del vivir en la
Divina Voluntad.
229. Así que tenemos, como ya se ha mencionado, todas las ayudas; tanto en lo
individual como por supuesto en lo familiar. San José es nuestro custodio, pero
también de nuestra familia para que la nuestra se convierta también en una
familia donde reine la Divina Voluntad, se viva en este Querer Divino a semejanza
de la Familia de Nazaret.
230. Por algo el Espíritu Santo guía al Magisterio de la Iglesia que dice:
...es en la sagrada Familia, en esta originaria «iglesia doméstica», donde
todas las familias cristianas deben mirarse. En efecto, «por un misterioso
designio de Dios, en ella vivió escondido largos años el Hijo de Dios: es
pues el prototipo y ejemplo de todas las familias cristianas». (San Juan
Pablo II, Redemptoris Custos, n. 7).
231. Y luego sumando familias se forman comunidades que vivan con el don de
la Divina Voluntad hasta formar un gran pueblo. Jesús explica este proceso que
va de lo individual hasta lograr un solo Reino:
Ahora tú debes saber que cada criatura es un reino, por eso quien hace
reinar mi Voluntad en ella se puede llamar un pequeño reino del Fiat
Supremo, así que es una pequeña casita de Nazaret que tenemos sobre la
tierra, y por cuan pequeña, estando en ella nuestra Voluntad reinante, el
Cielo no está cerrado para ella, observa las mismas leyes de la patria
celestial, ama con el mismo amor, se alimenta con los alimentos de allá
arriba, y es incorporada en el reino de nuestras regiones interminables.
(Volumen 29, Mayo 31, 1931).
232. Jesús enseña que este Reino de su Voluntad se hace en el alma, así cada
criatura es un Reino. Y esta afortunada criatura vive con las leyes celestiales y
ama con el amor del Cielo; por eso Jesús dice que esta criatura es una pequeña
casita de Nazaret que tienen sobre la tierra, porque asemeja a como se vivió en
la Sagrada Familia. Veamos qué sigue enseñando el Divino Maestro:
Ahora para formar el gran reino de nuestra Voluntad sobre la tierra,
haremos primero las tantas casitas de Nazaret, esto es las almas que la
querrán conocer para hacerla reinar en ellas. Yo y la Soberana Reina
estaremos a la cabeza de estas pequeñas casitas, porque habiendo sido
Nosotros los primeros que hemos poseído este reino en la tierra, es nuestro

41
derecho que no cederemos a ninguno el ser los dirigentes de ellas.
(Volumen 29, Mayo 31, 1931).
233. Aquí dice que Él y la Soberana Reina estarán a la cabeza de estas pequeñas
casitas, ¿por qué? porque son el Rey y la Reina de este Reino, han sido Ellos los
primeros en poseer este reino en la tierra (cronológicamente después del pecado
de Adán). Y así es, además lo poseyeron desde la concepción de manera total e
íntegra durante todos sus actos y toda su vida.
234. San José, como se ha mencionado, tiene la fortuna de vivir con María y
Jesús viviendo de sus reflejos hasta que se casa con María y se Encarna Jesús.
Entonces ¿qué papel tiene San José en estas casitas de Nazaret? precisamente el
de «primer ministro» del Rey y de la Reina para que este Reino se establezca en
las almas y así se forme un gran pueblo y un solo Reino:
Entonces estas pequeñas casitas, repetidoras de nuestra casa de Nazaret,
formarán tantos pequeños estados nuestros, tantas provincias, que después
de que se hayan formado bien, y ordenadas como tantos pequeños reinos
de nuestra Voluntad, se fundirán juntos y formarán un solo reino y un gran
pueblo. (Volumen 29, Mayo 31, 1931).
235. ¡Maravilloso! estas casitas, repetidoras de la casa de Nazaret, se irán
fundiendo unas con otras hasta formar un solo reino y un gran pueblo.
236. El proceso es muy claro y lógico. Pero todo empieza en una Familia, claro,
primero la Familia Divina —el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo— que viven con
una sola Voluntad26, luego una imagen Humana de esta Familia que es la
“Trinidad en la tierra”: la Sagrada Familia —Jesús, María y José—, que también
viven en esa Voluntad Divina; por eso, como ya se había visto que dice Jesús:
Nazaret se puede llamar el punto de llamada del Reino de nuestra Voluntad.
(Volumen 24, Julio 7, 1928).
237. Y aquí surge un aspecto muy interesante de esta Sagrada Familia que es la
vida oculta. La vida que vivieron los integrantes de esta Santa Familia antes de la
vida pública de Jesús.
238. Esta vida oculta tiene mucho que ver con el don del Reino de la Divina
Voluntad, en donde San José tiene un papel particular, y veremos este tema en el
siguiente capítulo.

26
Ver volumen 26, Abril 12, 1929.

42
Capítulo 6: San José y la vida oculta

A través de ti, aprendo poco a poco lo que significa ser padre


(Karol Wojtyla, Esplendor de Paternidad, 2,5).

239. Jesús pasó mucho más tiempo en con su Familia Sagrada que en su vida
pública. Sabemos que su Vida oculta duró 30 años27 y la pública tres.
240. Es interesante el número tres que es el número de las Personas Divinas (el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo). Y la Vida oculta duró 30 años, es decir, es un
múltiplo de tres (diez veces el tres). Así que su Vida oculta duró diez veces más
que la pública. Y esta vida escondida es parte del «misterio» de la Voluntad de
Dios, como ya se había visto:
...en la sagrada Familia,... «por un misterioso designio de Dios, en ella vivió
escondido largos años el Hijo de Dios (San Juan Pablo II, Redemptoris
Custos, n. 7).
241. Así es, en esta Vida oculta de Jesús con su Familia hay grandes misterios
que se iluminan con los escritos de Luisa Piccarreta. Aquí veremos algunos de
estos misterios que Jesús y María nos manifiestan a través de la obra de Luisa.
242. En este sentido la paternidad de José también se ilumina; en una parte de
Libro de Cielo Jesús dice:
Así todo lo que mi Voluntad une entra en el orden eterno y se vuelve
inseparable de Mí (Volumen 19, Septiembre 12, 1926).
243. Aquí Jesús enseña la fuerte unidad que logra su Divina Voluntad, lo que su
Voluntad une sobrepasa el orden natural, porque entra en el orden eterno y en
Dios mismo.
244. En este sentido Jesús explica en otro lugar de los volúmenes sobre los
vínculos de una criatura que viva en la Divina Voluntad y las cosas creadas,
iluminando aspectos sobre la paternidad y la filiación:
Solamente quien vive en mi Voluntad puede tener el derecho de tan grande
paternidad y de tan extensa filiación, de ser amada por todos con amor
paterno, porque todos reconocen en ella a su hija, porque estando las cosas
creadas todas investidas por mi Voluntad, donde Ella reina triunfante y
dominante, ven en ti la misma Voluntad que reina en ellas, por eso todos te
tienen como hija de sus entrañas, hay tantos vínculos entre tú y ellas, de
sobrepasar en modo infinito los vínculos naturales que hay entre padre e
hijo. (Volumen 19, Septiembre 5, 1926).
245. Jesús explica que hay tantos vínculos entre las cosas creadas (que están
investidas por su Voluntad) y entre la persona que vive en Ella (pues vive en la

27
Ver Lucas 3, 23; volumen 27, Octubre 21, 1929.

43
misma Divina Voluntad), que sobrepasan en modo infinito los vínculos naturales
que hay entre padre e hijo.
246. Esto significa que Jesús al ser la misma Voluntad Divina en Persona28, y
José que también vivió —como se ha visto— en esta Voluntad Divina, los vínculos
entre José y Jesús sobrepasaron en modo infinito los vínculos naturales que hay
entre cualquier padre y cualquier hijo, ¡Maravilloso!
247. De nuevo las palabras de San Juan Crisóstomo resuenan más claras con las
verdades que Jesús ha manifestado a través de Luisa Piccarreta
Dios ha dado a José todo lo que pertenece a un padre, sin detrimento de la
virginidad (San Juan Crisóstomo, Hom. 4 in Math., n. 6).
248. En cierto sentido estas palabras quedan superadas ya que los vínculos entre
Jesús y José superan las de cualquier vínculo entre un padre y un hijo natural,
como nos iluminan las verdades de Libro de Cielo.
249. Y es precisamente en la Vida oculta de Jesús donde se desarrollan estos
vínculos paterno-filiales entre José y Jesús.
250. Considerando que la unión que logra la Divina Voluntad en las personas que
viven en Ella es superior a los vínculos naturales, entonces el vínculo matrimonial
entre José y María que vivieron en la Divina Voluntad también supera por mucho
cualquier otro matrimonio en donde los cónyuges se han amado sin vivir los dos
en la Divina Voluntad.
251. ¡Maravillosos los misterios de Dios y cómo se iluminan con las verdades de
la Divina Voluntad!
252. También en Libro de Cielo nuestro Señor dice respecto a su Vida oculta:
Mi Voluntad tiene como alineadas en Sí las penas de mi infancia, todos mis
actos internos de mi Vida oculta, que son prodigios de gracia y de santidad
(Volumen 18, Octubre 4, 1925).
253. Nuestro Maestro nos manifiesta que sus actos internos de su Vida oculta,
son prodigios de gracia y de santidad. Y en otro lado dice que su Vida oculta no
se conoce bien, ni ha dado el fruto deseado ni es valorizada como debería:
...hija mía,... haz todo lo que Yo hice estando en la tierra, tanto interior
como exterior, y que no se conoce aún ni ha recibido su pleno y deseado
fruto, especialmente mi Vida oculta; las criaturas casi nada conocieron de
todo el bien que hice (Volumen 16, Marzo 22, 1924).
Hija, la vida oculta que hice en Nazaret no es valorizada por los hombres,...
porque abajándome Yo a todos aquellos actos pequeños y bajos, a aquellos
actos que los hombres hacen en su vida diaria, como el comer, el dormir, el
beber, el trabajar, el encender fuego, el barrer, etc., actos todos que nadie

28
Ver volumen 34, Mayo 31, 1936.

44
puede dejar de hacer, Yo hacía correr en sus manos una monedita divina y
de precio incalculable. (Volumen 11, Agosto 14, 1912).
254. Como se ve, Jesús explica que Él al realizar los actos ordinarios que todos
hacemos en la vida de todos los días, Él hacía correr en sus manos una monedita
divina, es decir, santificaba, daba un valor sobrenatural a estas acciones
cotidianas.
255. Porque, como Jesús explica en los escritos de Luisa, el Reino de la Divina
Voluntad se forma con los actos de la criatura que los hace en la Divina Voluntad
y son actos divinos, incluso los más ordinarios como: comer, dormir, beber,
trabajar, etcétera. Es así, por tanto, que en la Vida oculta Jesús se enfoca a
rehacer el interior del hombre:
Así pues, bastante me costó el rehacer el interior del hombre, basta decir
que en eso empleé la prolijidad de treinta años; mi pensamiento, mi latido,
el respiro, los deseos, estaban siempre dedicados a correr hacia el
pensamiento, el latido, el respiro, el deseo del hombre para repararlos, para
santificarlos y para dar satisfacción por ellos (Volumen 11, Marzo 8, 1912).
256. Treinta años dedicó Jesús a rehacer el interior del hombre, rehacer lo que el
pecado dañó, que principalmente fue alejar la Voluntad de Dios del interior del ser
humano junto con sus acciones.
257. De este modo la vida escondida de Jesús une las acciones humanas al acto
Divino, une la voluntad humana a la Voluntad Divina, es por tanto, como ya se ha
comentado: el llamado del Reino de la Voluntad de Dios:
Hija mía, toda mi Vida oculta, y tan larga, no fue otra cosa que el llamado
del reino de mi Voluntad Divina sobre la tierra, quise rehacer en Mí todos
los actos que debían hacer las criaturas en Ella, para después dárselos a
ellos… Por eso en esta Vida oculta de treinta años, primero pensé en el
reino de mi Voluntad, y después con la pequeña Vida pública de apenas tres
años pensé en la Redención (Volumen 23, Marzo 11, 1928).
258. Jesús aclara muchas veces en la obra que hace a través de la obra de Luisa
Piccarreta (como en la cita anterior) que la prioridad siempre es su Voluntad, la
Redención fue una necesidad por el pecado del hombre y por tanto necesario para
redimir al ser humano y llevarlo de nuevo a la finalidad originaria de su creación:
que viva en su Divina Voluntad.
259. Y como dice Jesús, en esta vida oculta Él hizo de manera divina los actos
que tendríamos que hacer nosotros (de modo divino), y así Él puede darlos a
quien quiera vivir en la Divina Voluntad para que sus actos sean actos divinos
como ya se ha mencionado, además de que los actos de Jesús también reparan al
Padre Celestial y consiguen por tanto también la justificación y el perdón del
Cielo.

45
260. Es decir, estos actos divinos que hizo Jesús están en Él suspendidos (como
en un banco, en un depósito) para darlos a quien quiera vivir con el don del Reino
de la Divina Voluntad.
261. Pero es muy interesante saber que esta prioridad de Dios que es el Reino de
la Divina Voluntad Jesús lo restaura, lo prepara, para la humanidad
principalmente en su Vida oculta. Y así es, ya que vivir en la Divina Voluntad no
es hacer cosas raras o extraordinarias exteriormente, sino incluso las mismas
actividades simples y cotidianas que Dios quiere que hagamos, pero hacerlas de
manera divina —como ya se mencionó—, como precisamente lo hizo la Sagrada
Familia.
262. Nuestra Santa Madre también nos lo dice:
Así que nuestra vida oculta durante tantos años sirvió para preparar el reino
de la Divina Voluntad a las criaturas (La Reina del Cielo en el Reino de la
Divina Voluntad, día 25).
263. Igualmente, en otro texto de Libro de Cielo, Jesús dice al respecto:
La Redención, podría decir que me costó poco, habrían bastado mi Vida
externa, las penas de mi Pasión, mis ejemplos, mi palabra, y la habría
hecho en muy poco tiempo; pero para formar el gran plano de la voluntad
humana en la Divina, para unir todas las relaciones y vínculos por ella
rotos, debí poner todo mi interior, toda mi Vida oculta, todas mis penas
íntimas, que son de más duración y más intensas que mis penas externas, y
que aún no son conocidas; basta decir que no era el solo perdón lo que
impetraba, la remisión de las culpas, el refugio, la salvación, la defensa en
los graves peligros de la vida del hombre, como lo impetré en mi Pasión,
sino era el resurgimiento de todo el interior, debía hacer surgir ese Sol del
Querer Eterno, que atando con fuerza raptora todo el interior del hombre,
aun las más íntimas fibras, debía conducirlo al seno de mi Padre Celestial
como renacido en su Eterno Querer. ¡Oh! cómo me fue más fácil conseguirle
la salvación que reordenarle su interior en mi Supremo Querer (Volumen
16, Agosto 13, 1923).
264. Queda claro por tanto que a Jesús le costó más reordenar el interior del ser
humano en su Supremo Querer que salvarlo. Y sabemos que esto Jesús lo hace
junto con su Madre Santísima que es Corredentora y también ya se mencionó que
es Correstauradora del Reino de la Divina Voluntad:
Entonces, si no hubiera encontrado una criatura que tuviese por vida mi
Querer, y que no se hubiera puesto en relación Conmigo con aquellos
vínculos de la Creación queridos por Mí, no habría querido ni podido
descender del Cielo y tomar carne humana para salvar al hombre, así que
mi Mamá fue el inicio, el origen, el germen del “Fiat Voluntas Tua come in
Cielo così in terra”; porque una criatura lo había destruido, era justo que
otra criatura debía reedificarlo. Y mi Humanidad, que jamás se separó de mi
Divinidad, sobre este germen de mi mismo Querer que encontré en mi

46
Divina Madre formé el gran plano de la voluntad humana en la Divina
Voluntad (Volumen 16, Agosto 13, 1923).
265. Nuestra Reina Madre lo dice también así:
Ahora hija querida escúchame, en esta casa de Nazaret fue formado en tu
Mamá y en la Humanidad de mi Hijo el Reino de la Divina Voluntad, para
hacer don de Él a la familia humana cuando se hubieran dispuesto a recibir
el bien de este Reino. (La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad,
día 25).
266. Y San José —que vivía a los reflejos de Jesús y de María hasta quedar
inundado— es precisamente el custodio de Ellos, de la Vida oculta, de todo este
proceso de recuperar, restaurar, el Reino de la Divina Voluntad para la humanidad
del cual José es elegido por Dios para ser el «primer ministro». Este Reino del
Querer Divino que para Dios es lo más grande e importante (ver volumen 20,
Octubre 26, 1926; volumen 36, Diciembre 5, 1938).
267. Vemos entonces la gran misión de San José tanto en la Redención como en
el Reino de la Divina Voluntad. Esta misión que está relacionada con la Vida
oculta de Jesús:
José es aquel que Dios ha elegido... Toda la vida, tanto «privada» como
«escondida» de Jesús ha sido confiada a su custodia. (San Juan Pablo II,
Redemptoris Custos, n. 8).
268. De tal modo que San José es custodio de esta Vida oculta de Jesús y de lo
que esta vida encierra. Esta vida escondida en donde se restaura principalmente
el Reino de la Divina Voluntad y que prepara la vida pública de Jesús.
269. De hecho San José marca el inicio de la vida pública de Jesús, que es
precisamente cuando este gran Santo acaba su misión en la tierra, así lo explica
nuestra Santa Madre:
Hija mía, para tu Mamá comienza una vida de dolor, de soledad y de largas
separaciones de mi sumo Bien Jesús. La vida oculta ha terminado, y Él
siente la irresistible necesidad de amor de salir públicamente, de hacerse
conocer y de ir en busca del hombre extraviado en el laberinto de su
voluntad, que está en poder de todos los males. El querido San José había
muerto ya, Jesús partía y Yo quedaba sola en la pequeña casita. (La Reina
del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad, día 27).
270. Por tanto la misión principal de San José está también relacionada con el
periodo en donde inicia y se desarrolla en gran parte la Maternidad Divina de
María. Es custodio de esta realidad tan grande y sublime:
...mi Concepción en el seno de una Virgen fue la obra más grande de toda
la historia del mundo (Volumen 33, Septiembre 28, 1935).

47
271. Pues bien, esta obra de la «Encarnación» que es la más grande, la obra
Maestra de Dios29, el Dios-Hombre, el modelo de todo, el Primogénito de la
Creación30, se realiza nada menos y nada más que dentro del matrimonio de San
José con la Santísima Virgen.
272. San José es custodio de esta Encarnación y de la Maternidad Divina de su
esposa; y que abarca prácticamente casi toda la vida de Jesús, excepto los
últimos tres años.
273. Es interesante, por tanto, ver cómo esta vida oculta está relacionada con la
familia, con la familia humana natural como Dios la ha establecido desde el
principio:
Dios dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra
semejanza;... Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios,
los creó varón y mujer. Y los bendijo, diciéndoles: «Sean fecundos,
multiplíquense, llenen la tierra (Génesis 1, 26-28).
274. En esta inocencia originaria cuando Dios crea al ser humano, reina en el
hombre la Divina Voluntad. Así que Dios instituye el matrimonio en este reinado
de su Voluntad.
275. Pero sabemos que este Reino de la Voluntad Divina se perdió por el pecado.
Y es precisamente en la Sagrada Familia en donde se restaura principalmente31
este Reino para la humanidad que será anunciado dos milenios después al mundo
a través de Luisa Piccarreta.
276. De esta manera se ve que es la Voluntad de Dios divinizar lo más posible
esta familia humana natural, tal como lo fue la Sagrada Familia; por eso esta
Familia de: Jesús, María y José es el modelo en donde todas las familias deben
mirarse, como ya vimos que dice San Juan Pablo II:
...es en la sagrada Familia, en esta originaria «iglesia doméstica», donde
todas las familias cristianas deben mirarse. ...es pues el prototipo y ejemplo
de todas las familias cristianas». (San Juan Pablo II, Redemptoris Custos, n.
7).

29
Este tema se trata a más detalle en las obras: R. Avalos, "Cristo Rey, Rey de Reyes y Señor de Señores”; y en R. Avalos,
“El Prólogo de San Juan Apóstol a la luz de la Divina Voluntad”
30
Ver Colosenses 1, 15-17.
31
Obviamente no quiere decir que la vida pública de Jesús no tenga que ver con la Divina Voluntad, sino que Jesús nos dice
a través de los escritos de Luisa que principalmente se recuperó en su Vida oculta donde rehace los actos de todos para
divinizarlos. Ya que como Él explica: se necesitó más para el Reino de la Divina Voluntad que para salvar a la humanidad.
De hecho en el volumen 19 dice: “...encontrando todos los medios posibles en el Reino de la Redención y el mismo
pasaporte de mi pasión y muerte para pasar al Reino de mi Voluntad” (Julio 1, 1926). Y tampoco significa —
evidentemente— que su vida oculta no tenga nada que ver con su Redención (que también en los volúmenes nos da
información al respecto como en el volumen 29, Mayo 10, 1931). De hecho como expresa Jesús: “…el reino de la
Redención y el reino de mi Fiat Divino se dan la mano” (Volumen 25, Enero 13, 1929).

48
Capítulo 7: San José y la vida oculta de Luisa

277. Ya vimos cómo el Reino de la Divina Voluntad se vivió, y también se preparó


para la humanidad en gran medida —como nos explica Jesús en los escritos de
Luisa— en su Vida oculta en la casa de Nazaret.
278. Sabemos que a Dios le gusta la discreción, el ocultamiento, para realizar
sus obras (pero obviamente no siempre actúa así). La relación amorosa entre dos
personas requiere sus espacios de intimidad, por eso las personas enamoradas
buscan alejarse a veces de los demás para estar ellos dos solos.
279. Con Dios es semejante. El alma que busca amar y enamorarse cada vez
más de Dios busca esa intimidad y esos espacios con el Señor. En este sentido
está este texto de Libro de Cielo en donde nuestro Señor le explica a Luisa sobre
la oración de las almas íntimas:
Hija mía, cómo me es dulce y agradable la oración de las almas íntimas
Conmigo, siento repetir mi Vida oculta en Nazaret, sin ninguna exterioridad,
sin gente alrededor, sin sonido de campanas, todo inobservado, solo, tanto,
que apenas si era conocido. Yo me elevaba entre el Cielo y la tierra y pedía
almas, y ni siquiera un respiro ni un latido se me escapaba en que no
pidiera almas, y en cuanto esto hacía, mi sonido resonaba en el Cielo y
atraía el amor del Padre a cederme las almas, y este sonido haciendo eco
en los corazones gritaba con voz sonora: “Almas”. Cuántas maravillas no
obré en mi Vida oculta sólo conocidas por mi Padre en el Cielo y por mi
Mamá en la tierra. Así el alma oculta, íntima Conmigo, en cuanto reza, si
ningún sonido se escucha en la tierra, sus oraciones como campanas
suenan más vibrantes en el Cielo, y llaman a todo el Cielo a unirse con ella
y hacer descender misericordia a la tierra, que sonando no al oído, sino a
los corazones de las criaturas, las dispongan a convertirse. (Volumen 12,
Diciembre 10, 1918).
280. Es interesante cómo Jesús relaciona estas almas íntimas que oran, se
comunican con Él y consiguen grandes gracias de misericordia y conversión a
semejanza de Él con su Vida oculta en Nazaret.
281. En otro lugar también Jesús dice:
Hija mía, las obras que más me agradan son las obras ocultas, porque
exentas de cualquier espíritu humano contienen tanto valor en ellas, que Yo
las tengo como las cosas más excelentes dentro de mi corazón; tanto, que
confrontadas mil obras externas y públicas con una obra interna y oculta,
las mil externas quedan por debajo de la obra interna, porque en las obras
externas el espíritu humano toma siempre su parte. (Volumen 7, Octubre
18, 1906).
282. Pues todo esto describe muy bien la manera en que Luisa Piccarreta vivía.
Ella vivía también una vida oculta, en su habitación, en su cama, durante muchos

49
años, en una especial intimidad con Jesús; ejemplo de una bellísima vida
contemplativa.
283. Se ve la gran relación entre la vida oculta y contemplativa de la Sagrada
Familia con la vida de Luisa Piccarreta. Una vida contemplativa que incluye una
vida integral, es decir, hay actividades ordinarias y simples como los quehaceres
de una casa o el trabajo de carpintería, pero dentro de una vida de profunda y
plena contemplación como lo vivieron los Santos que integraron esta Familia
Sagrada.
284. Podemos imaginarnos algo semejante al Adán inocente, viviendo en
contemplación e intimidad con Dios, pero realizando sus actividades ordinarias,
incluso el trabajo (ver Génesis 2, 15).
285. Vemos que la vida de Luisa es semejante: una vida contemplativa, de una
gran y especial intimidad con Dios, pero también, por ejemplo, trabajaba el
bordado con bastidor.
286. La vida de Luisa es una vida sencilla y ordinaria completamente divinizada.
Y no es posible vivir una vida así en la distracción, en una actividad externa
desbordada, etcétera.
287. El don del Reino de la Divina Voluntad nos lleva a esta vida contemplativa32
como estaba en los orígenes, en la inocencia del principio y que se vivió
plenamente en la Sagrada Familia.
288. Desafortunadamente el pecado es división y ha llevado al ser humano —en
términos generales— a una vida muy externa, hacia afuera, poco espiritual y los
efectos, como se ha visto, son devastadores.
289. La misma actividad que se hace, si no es parto de la Voluntad de Dios
puede acabar siendo dañina. Por eso Jesús nos quiere llevar a la finalidad
originaria (y de siempre) al vivir de nuevo con el don del Reino de la Divina
Voluntad.
290. El siguiente texto de Libro de Cielo va en este sentido:
El alma que hace mi Voluntad parece que no hace nada, pero hace todo,
porque estando en mi Voluntad obran a lo divino, ocultamente y en modo
sorprendente, así que son luz que ilumina, son vientos que purifican, son
fuego que quema, son milagros que hacen hacer los milagros, y quienes los
hacen son sólo los canales, porque en ellas es donde reside la potencia para
hacerlos, así que son el pie del misionero, la lengua de los predicadores, la
fuerza de los débiles, la paciencia de los enfermos, el régimen de los
superiores, la obediencia de los súbditos, la tolerancia de los calumniados,
la firmeza en los peligros, el heroísmo de los héroes, el valor de los

32
Este tema de la vida contemplativa y su relación con el don del Reino de la Divina Voluntad, así como su lugar en la
historia humana, se habla a más detalle en R. Avalos, “La grandeza de la Reina y Madre de la Voluntad Divina” en la
sección: “Vida contemplativa”.

50
mártires, la santidad de los santos, y así de todo lo demás, porque estando
en mi Voluntad concurren a todo el bien que puede haber en el Cielo y en la
tierra. (Volumen 11, Marzo 15, 1912).
291. Así es, dice Jesús que el alma que está en su Voluntad obra a lo divino,
ocultamente y en modo sorprendente; describe perfectamente la atmósfera tanto
de la Sagrada Familia como la de Luisa Piccarreta.
292. Y así como San José es el custodio de la Vida oculta de Jesús y de la
Sagrada Familia, también es de cierta manera, como el «primer ministro» que es,
el custodio de la vida oculta de Luisa; que corresponde sobre todo al periodo que
va desde que empieza a estar en cama hasta su paso al Cielo.
293. Ya que hay una relación clara entre la casa de Nazaret en donde es el punto
de llamada, de preparación del Reino de la Divina Voluntad y Luisa Piccarreta que
es la elegida para darlo a conocer a las generaciones humanas.
294. En este sentido, por tanto, se ve que Luisa tiene una devoción especial por
San José. Por ejemplo, desde que comienza a escribir, al principio del primer
volumen se encomienda Jesús, a la Virgen y a San José; es interesante ver que
son precisamente los integrantes de la Sagrada Familia, de la casa de Nazaret,
donde estuvo en pleno vigor y se restaura el Reino de la Divina Voluntad. Luisa,
después de encomendarse a Jesús y a María, dice:
San José, amado protector mío, asísteme en esta circunstancia. (Volumen
1).
295. De tal manera que es su custodio, Luisa le llama de hecho: “protector mío”.
En el volumen dos Luisa describe un episodio en el que siente la presencia de
alguien en su recamara cuando ella esta inmóvil, dice que siente temor y ora así:
Jesús, María, Mamá mía, ayúdenme, San José, defiéndeme de este peligro.
(Volumen 2, Abril 21, 1899).
296. El día que la madre de Luisa pasa a la eternidad Luisa tiene presente que es
19 de marzo, día consagrado a San José:
El día 19 de Marzo, consagrado a San José, por la mañana encontrándome
en mi habitual estado, mi madre pasaba de esta vida al ambiente de la
eternidad... (Volumen 7, Mayo 9, 1907).
297. Se ve por tanto que Luisa tuvo una relación muy especial con San José.
También Jesús le hace ver que los confesores que la asisten son representantes
de San José, el cual fue representante de Jesús, precisamente como un «primer
ministro» en una corte real:
...sólo Yo y tú estábamos al día de todo, y después de algún tiempo estuvo
al día mi representante de lo que sucedía en ti, aquél que te dirigía, símbolo
de mi representante San José que debía figurar como mi padre ante las
criaturas, que antes que Yo saliera del seno materno tuvo el gran honor y

51
don de conocer que Yo ya estaba en medio de ellos. (Volumen 27, Octubre
21, 1929).
298. Se ve, por consiguiente, que el mismo Jesús pone de relieve la figura de
San José como representante de Él, y así de manera semejante sea custodio en la
misión de Luisa Piccarreta, misión que se desarrolla en una vida simple,
escondida, contemplativa, custodiada también por sus confesores símbolos de
San José.
299. Es interesante ver por ejemplo que el Obispo que de niña le pone a su
confesor es “mons. Giuseppe B. Dottula”, Giuseppe es José. Don Gennaro Di
Gennaro fue su confesor de 1898 a 1922, él por obediencia le ordena a Luisa
empezar a escribir, él era nada menos que párroco de la Parroquia de San José.
300. En la última etapa de la vida de Luisa le toca el arzobispo “mons. Giuseppe
Leo”, otro Giuseppe, es decir, otro José. Por tanto los obispos con los que Luisa
inicia y termina llevan el nombre de José; y sabemos que en Dios no hay
casualidades (ver Mateo 10, 29).
301. Vemos por tanto que a través de los “silencios” la presencia de San José es
muy fuerte en los planes principales de Dios.
302. Y el Patrono de la Iglesia —San José— es nuestro padre, por tanto
pongámonos también bajo su custodia para vivir bien el Reino de la Redención y
nos lleve también a vivir plenamente en el Reino de la Divina Voluntad del cual él
es el primer testigo en su propia casa y el «primer ministro» elegido por el Rey de
este maravilloso Reino.

52
Epílogo

303. Como se observa, la riqueza que nos da San José es muy grande. Este
pequeño libro es apenas una introducción al tema de San José iluminado también
por los escritos de Luisa Piccarreta. Obviamente esto seguirá profundizándose y
creciendo a través del tiempo.
304. Demos gracias a Dios por darnos también a nosotros en nuestro camino
hacia el don del Reino de la Divina Voluntad a este Santo varón que también es
nuestro padre y custodio.
305. Que así como ha sido la sombra de la Paternidad Divina para Jesús Cabeza
de la Iglesia, así es la sombra de la Paternidad Divina para nosotros miembros de
la Iglesia que somos el Cuerpo Místico de Jesús.
306. Es muy interesante, cómo ya se ha mencionado, que el Espíritu Santo que
guía a la Iglesia la va confirmando y preparando en las verdades que Dios quiere
darnos a través de Ella.
307. En este sentido, considerando —como se ha visto— que en Libro de Cielo
Jesús elige a San José como «primer ministro» del Reino de la Divina Voluntad,
hay coincidencia con lo que San Juan Pablo II dice refiriéndose al Concilio:
El Concilio Vaticano II ha sensibilizado de nuevo a todos hacia «las grandes
cosas de Dios», hacia la «economía de la salvación» de la que José fue
ministro particular. Encomendándonos, por tanto, a la protección de aquel a
quien Dios mismo «confió la custodia de sus tesoros más preciosos y más
grandes» (San Juan Pablo II, Redemptoris Custos, n. 32).
308. Es maravilloso ver la acción del Espíritu Santo en la Iglesia y cómo en esta
cita se expresa de cierto modo lo que Jesús nos ha dicho en los escritos de Luisa:
que José fue ministro particular en las cosas grandes de Dios, en sus tesoros más
preciosos y más grandes.
309. Y bueno, entre lo más grande sabemos que está el Reino de la Divina
Voluntad. Porque es el Reino del mismo Corazón de la Santísima Trinidad que Dios
en su infinito amor nos quiere donar para “latir” en su mismo “latido”. ¿Qué más
grande podría haber que el Corazón Trinitario? ¿que la Voluntad de Dios?
310. También dentro de estas cosas grandes que habla el Magisterio está la
«economía de la salvación», que más allá de la comprensión particular del
redactor de estas palabras, el Espíritu Santo sabe que se refieren a la salvación
total del ser humano; es decir, a la restauración total del hombre para llevarlo al
estado de origen: a vivir con el don del Reino de la Divina Voluntad.
311. Dentro de los tesoros más preciosos y más grandes de Dios están también
por supuesto: Jesús y María, que vivieron bajo el techo de la casa y del amor —
fundido en Dios— de San José.

53
San José,
«primer ministro» del Reino de la Divina Voluntad,
custódianos y guíanos del Egipto de nuestra voluntad humana
a la tierra prometida del Reino de la Divina Voluntad,
Reino en el cual tu esposa es Reina y tu hijo es el Rey.
Amén, Fiat.

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