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© Raúl Avalos Ríos 2016

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Dedicatoria: Al Querer Divino que crea y conserva la Creación
por amor a nosotros

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TABLA DE CONTENIDO

Introducción.................................................................................................................................................................... 4
Advertencia ................................................................................................................................................................ 6
El tema de la Creación en la obra de Luisa Picarreta ..................................................................................... 8
El amor de Dios en la Creación ........................................................................................................................... 9
Los velos de Dios ................................................................................................................................................... 13
La correspondencia a Dios en la Divina Voluntad ................................................................................... 18
Armonía del ser humano con la Creación ................................................................................................... 23
El sol ................................................................................................................................................................................ 29
El agua ............................................................................................................................................................................ 42
El aire .............................................................................................................................................................................. 51
El resto de la Creación ............................................................................................................................................. 60
La creación del ser humano ................................................................................................................................... 70
Conclusión .................................................................................................................................................................... 75

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INTRODUCCIÓN

Cuán bello me creó tu amor,


y yo por correspondencia te amo, te amaré siempre,
y quiero vivir en la luz de tu Divina Voluntad.
(Volumen 28).

1. Al iniciar esta obra quiero asumir las siguientes palabras del Padre Pablo Martín:

Antes de hablar de la Divina Voluntad, deberíamos besar siete veces el suelo, deberíamos
lavarnos muy bien la boca. Nos haría falta aquel carbón ardiente, que tocase nuestros
labios para purificarnos, como a Isaías. Confieso ante Dios, ante todo el Cielo y ante la
Iglesia mi nada, mi inmensa ignorancia e indignidad, sobre todo para hablar de esta
Adorable Voluntad… Me esfuerzo por decir lo que sé, y sin embargo reconozco que no sé lo
que digo. Así mismo pido perdón a Dios y a su Santa Iglesia por mi miserable testimonio,
por transmitir de una forma sin duda no adecuada y quién sabe cuánto imperfecta el
mensaje de la Divina Voluntad, y por ser y vivir aún tan lejos de todo lo que creo y digo.
Pero el Señor no quiere que de Él apartemos la mirada en ningún caso. Por tanto, basta;
cuál es su Misericordia hacia mí, otra tanta pido y espero para todos mis hermanos. (P.
Pablo Martín, Luisa Picarreta ante la Iglesia. Paradoja, sufrimiento, apología).

2. La Creación en la enseñanza que Jesús nos da en la obra de Luisa Picarreta es muy


importante; ya que descubrimos en estas enseñanzas un amor de Dios a su creatura muy
especial y sublime. Por eso el objetivo de esta obra obedece a lo que Jesús dice en los
volúmenes de Libro de Cielo1:

Hija de mi Voluntad, cómo me es agradable el alma que entra en mí Querer para encontrar
en Él todas mis obras, y sobrevolando de una cosa creada a la otra, hace con su pequeña
capacidad sus cálculos para encontrar cuánta dosis de amor, de bondad, de potencia, de
belleza, y otras cosas más he puesto en cada cosa creada… (Volumen 29, Julio 2, 1931).

3. Aquí Jesús habla de una dosis de amor que ha puesto en cada cosa creada; y ante esto, la
criatura tendría que corresponder en descubrir esa dosis, en hacer sus cálculos para encontrar
cuánta dosis de amor, de bondad, de potencia, de belleza, y otras cosas más ha puesto Jesús
en cada cosa creada; y devolverle al Creador el amor, la gloria y el agradecimiento que se
merece; continuando con la cita anterior:

…y como quien está en mi Voluntad lo que es mío es suyo, lo abraza todo y me lo lleva a
mi seno, lo pone a mi alrededor como correspondencia de su amor, y Yo me siento
regresar el amor que sacamos al crear toda la Creación, la bondad, la potencia, la belleza
con que adornamos toda la Creación… (Volumen 29, Julio 2, 1931).

1Se refiere a la obra que lleva por título: El Reino de mi Divina Voluntad en medio de las criaturas. Libro de
Cielo. Llamada a las criaturas al orden, a su puesto y a la finalidad para la que fueron creadas por Dios.

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4. Cada cosa creada expresa algo de la Divina Voluntad que la creó. Sabemos que en cada
obra, incluso humana, de arte o de otro tipo, en la obra está algo de su “creador”; con mayor
razón en la Creación hecha por el Fiat Divino:

Porque todo cuanto se puede conocer acerca de Dios está patente ante ellos: Dios mismo
se lo dio a conocer, ya que sus atributos invisibles —su poder eterno y su divinidad— se
hacen visibles a los ojos de la inteligencia, desde la creación del mundo, por medio de sus
obras. (Romanos 1, 19-20).

Sí, vanos por naturaleza son todos los hombres que han ignorado a Dios, los que, a partir
de las cosas visibles, no fueron capaces de conocer a «Aquel que es», al considerar sus
obras, no reconocieron al Artífice. En cambio, tomaron por dioses rectores del universo al
fuego, al viento, al aire sutil, a la bóveda estrellada, al agua impetuosa o a los astros
luminosos del cielo. Ahora bien, si fascinados por la hermosura de estas cosas, ellos las
consideraron como dioses, piensen cuánto más excelente es el Señor de todas ellas, ya
que el mismo Autor de la belleza es el que las creó. Y si quedaron impresionados por su
poder y energía, comprendan, a partir de ellas, cuánto más poderoso es el que las formó.
Porque, a partir de la grandeza y hermosura de las cosas, se llega, por analogía, a
contemplar a su Autor (Sabiduría 13, 1-5).

5. Por eso si Dios es Amor (1 Juan 4, 8) y la Creación manifiesta a su Autor, entonces la


Creación manifiesta este Amor.

Hija mía, todas las cosas creadas no fueron otra cosa que un acto de nuestra Voluntad que
las puso fuera,… ellas no son otra cosa que espejos donde el hombre debía mirar los
reflejos de las cualidades de su Creador: Dónde la potencia, dónde la belleza, en otras
cosas creadas la bondad, la inmensidad, la luz, etc., en suma, cada cosa creada predica al
hombre las cualidades de su Creador, y con voces mudas le dicen cuánto lo amo. (Volumen
18, Agosto 9, 1925).

6. Y para encontrar y reconocer la Divina Voluntad en la Creación, de donde procede este


infinito Amor, Luisa Picarreta nos pone el ejemplo:

Estaba siguiendo al Fiat Divino en la obra de la Creación y, ¡oh! cómo me parecía bella,
pura, majestuosa, ordenada, digna de Aquél que la había creado; me parecía que cada
cosa creada tenía que decirme su pequeña historia que encerraba de aquel Fiat que le
había dado la vida, y que sacándolas a la luz del día, debían narrar para hacer conocer lo
que sabían de la Divina Voluntad, y unidas juntas debían narrar la larga historia de aquel
Fiat que no sólo las había creado, sino que conservándolas les daba el trabajo de narrar su
larga historia, dando a cada cosa creada una lección para narrar a las criaturas, para hacer
conocer aquella Divina Voluntad que las había creado. (Volumen 27, Enero 16, 1930).

7. La cita anterior nos hace entender que cada cosa creada nos da una lección sobre la Divina
Voluntad. Y así, las cosas creadas nos enseñan también cómo tenemos que amar a nuestro
Creador:

Caridad, la caridad no es otra cosa que un desahogo del Ser Divino, y este desahogo lo he
difundido sobre todo lo creado, de modo que todo lo creado habla del amor que le tengo

5
al hombre, y todo lo creado le enseña el modo como debe amarme; comenzando desde el
ser más grande hasta la más pequeña florecita del campo (Volumen 2, Marzo 13, 1899).

8. Y esta es la finalidad de este libro; tratar de encontrar esta lección y esta enseñanza. Pero
sabiendo nuestra pequeñez será apenas un esbozo, el cual las generaciones que vivan en la
Divina Voluntad desarrollarán con mayor amplitud y profundidad.

ADVERTENCIA

9. Esta obra requiere familiaridad con la obra de Luisa Picarreta (concretamente los
volúmenes) que nos hablan del Reino de la Divina Voluntad. Si alguien no está familiarizado
con la obra, le sugerimos que lo haga. Como introducción a la obra de Luisa Picarreta y al Reino
de la Divina Voluntad puede ser de utilidad el libro: “Una pequeña introducción al Reino de la
Divina Voluntad”2.

10. Tanto en ese libro, como aquí mismo, insistimos en la importancia de leer los volúmenes y
el resto de la obra de Luisa Picarreta. A los volúmenes Dios les dio por título: El Reino de mi
Divina Voluntad en medio de las criaturas. Libro de Cielo. Llamada a las criaturas al orden, a su
puesto y a la finalidad para la que fueron creadas por Dios. Este título nos dice mucho, y en
esta obra que Jesús hace a través de Luisa se habla del Reino más amado por Dios y del amor
más exquisito que nuestro Creador tiene por nosotros.

11. Otro aspecto que se menciona en este libro y en la obra de Luisa Picarreta es el “Fiat”; este
FIAT es el hágase; es decir, es la Voluntad de Dios, lo que Dios Quiere, el Querer Divino.

12. En este tema de la Divina Voluntad es complicado hacer síntesis, ya que el tema del don de
la Divina Voluntad es vasto y profundo; de hecho es infinito, como infinita es la Voluntad
Divina, pero Dios en su Sabiduría nos ayuda a hacer simples las cosas a nuestra pequeñez y por
eso ha manifestado estas verdades a través de Luisa. Y una vez aclarado que es necesaria la
familiaridad con la obra que Jesús hace a través de Luisa haré una pequeña síntesis sobre el
don de la Divina Voluntad, recalcando que es solamente una síntesis.

Síntesis:

13. En el principio, cuando Dios creó al ser humano, le concedió el don del Reino de la Divina
Voluntad (también se le llama Reino del Querer Divino o Reino del Fiat Supremo, etcétera);
este don es el más grande, no se trataba solamente de que Adán hiciera la Voluntad Divina en
sus actos, sino que vivía en esta Voluntad Suprema, obraba en Ella, poseía la Voluntad Divina
como propia; y también, Dios obraba en Él con esta Divina Voluntad.

14. Es decir, la voluntad humana sumergida, fundida en la Divina realizaba sus actos: caminar,
alabar, amar, comer, etcétera; con lo cual estos actos eran Divinos y Dios hacía lo que Adán
hacía y Adán hacía lo que Dios hacía, logrando con ello una armonía perfecta entre el ser
humano y su Creador, pero también entre el ser humano y la Creación; de hecho, en la
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“Una pequeña introducción al Reino de la Divina Voluntad. Según la obra de Luisa Picarreta” (Raúl Avalos
Ríos).

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Voluntad Divina Adán tenía un dominio pleno sobre la Creación, ejerciendo el dominio de Dios
en la Creación a través de la Voluntad Divina.

15. Pero el hombre al pecar perdió este don de la Divina Voluntad y cayó muy bajo; perdió la
armonía, la inmortalidad, el dominio y surgieron las enfermedades, las guerras, la muerte... Y
ahora la Creación es muchas veces hostil a este ser humano que traicionó a su Creador.

16. Pero Dios en su misericordia quiere darnos de nuevo este don. Y ha venido a poner las
bases, primero en orden cronológico con la Redención, para darnos su gracia salvadora, las
medicinas que puedan sanar nuestro corazón enfermo de pecado y abrirnos de nuevo las
puertas del Cielo. Ahora, en estos tiempos, a través de un alma hermosa, que se ha hecho
nada para recibir al ¡Todo! —Luisa Picarreta—, Jesucristo ha manifestado el don del Reino de
la Divina Voluntad, para que podamos recuperarlo. Luisa es la depositaria de este Reino, y al
ser ella un miembro de la familia humana con la herencia del pecado original (como nosotros
lo somos), ahora también podemos nosotros recibir este Reino que Jesucristo nos quiere dar,
es Su Reino, el Reino de Cristo, el cumplimento del “Fiat Voluntas Tua Sicut in Coelo et in
Terra” —el hágase tu Voluntad aquí en la tierra como en el Cielo— del Padre Nuestro.

17. Bueno, después de esta advertencia y esta pequeña síntesis, sigamos con el tema en el
siguiente capítulo.

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EL TEMA DE LA CREACIÓN EN LA OBRA DE LUISA PICARRETA

18. Veamos lo que dice el Génesis respecto a la Creación:

En el principio Dios creó el cielo y la tierra. La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas
cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas. Entonces Dios dijo: «Que
exista la luz». Y la luz existió. Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas; y
llamó Día a la luz y Noche a las tinieblas. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el
primer día.

Dios dijo: «Que haya un firmamento en medio de las aguas, para que establezca una
separación entre ellas». Y así sucedió. Dios hizo el firmamento, y este separó las aguas que
están debajo de él, de las que están encima de él; y Dios llamó Cielo al firmamento. Así
hubo una tarde y una mañana: este fue el segundo día.

Dios dijo: «Que se reúnan en un solo lugar las aguas que están bajo el cielo, y que aparezca
el suelo firme». Y así sucedió. Dios llamó Tierra al suelo firme y Mar al conjunto de las
aguas. Y Dios vio que esto era bueno. Entonces dijo: «Que la tierra produzca vegetales,
hierbas que den semilla y árboles frutales, que den sobre la tierra frutos de su misma
especie con su semilla adentro». Y así sucedió. La tierra hizo brotar vegetales, hierba que
da semilla según su especie y árboles que dan fruto de su misma especie con su semilla
adentro. Y Dios vio que esto era bueno. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el
tercer día.

Dios dijo: «Que haya astros en el firmamento del cielo para distinguir el día de la noche;
que ellos señalen las fiestas, los días y los años, y que estén como lámparas en el
firmamento del cielo para iluminar la tierra». Y así sucedió. Dios hizo que dos grandes
astros —el astro mayor para presidir el día y el menor para presidir la noche— y también
hizo las estrellas. Y los puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra, para presidir
el día y la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y Dios vio que esto era bueno. Así
hubo una tarde y una mañana: este fue el cuarto día.

Dios dijo: «Que las aguas se llenen de una multitud de seres vivientes y que vuelen pájaros
sobre la tierra, por el firmamento del cielo». Dios creó los grandes monstruos marinos, las
diversas clases de seres vivientes que llenan las aguas deslizándose en ellas y todas las
especies de animales con alas. Y Dios vio que esto era bueno. Entonces los bendijo,
diciendo: «Sean fecundos y multiplíquense; llenen las aguas de los mares y que las aves se
multipliquen sobre la tierra». Así hubo una tarde y una mañana: este fue el quinto día.

Dios dijo: «Que la tierra produzca toda clase de seres vivientes: ganado, reptiles y animales
salvajes de toda especie». Y así sucedió. Dios hizo las diversas clases de animales del
campo, las diversas clases de ganado y todos los reptiles de la tierra, cualquiera sea su
especie. Y Dios vio que esto era bueno.

Dios dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que le estén
sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la tierra, y todos
los animales que se arrastran por el suelo». Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a
imagen de Dios, los creó varón y mujer. Y los bendijo, diciéndoles: «Sean fecundos,

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multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del
cielo y a todos los vivientes que se mueven sobre la tierra».

Y continuó diciendo: «Yo les doy todas las plantas que producen semilla sobre la tierra, y
todos los árboles que dan frutos con semilla: ellos les servirán de alimento. Y a todas las
fieras de la tierra, a todos los pájaros del cielo y a todos los vivientes que se arrastran por
el suelo, les doy como alimento el pasto verde». Y así sucedió. Dios miró todo lo que había
hecho, y vio que era muy bueno. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el sexto día.
(Génesis 1, 1-31).

19. En este primer capítulo del Génesis se nos relata la obra de la creación de Dios. Una obra
ordenada y en donde la creación de las cosas y de los demás seres precede a la creación del
ser humano, en donde se tiene la culminación de la obra3. Pero podemos preguntarnos ¿por
qué Dios haría la Creación?

EL AMOR DE DIOS EN LA CREACIÓN

20. Veamos lo que dice el Magisterio de la Iglesia:

Creemos que Dios creó el mundo según su sabiduría... Creemos que procede de la
voluntad libre de Dios que ha querido hacer participar a las criaturas de su ser, de su
sabiduría y de su bondad (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 295).

En la creación del mundo y del hombre, Dios ofreció el primero y universal testimonio de
su amor todopoderoso y de su sabiduría, el primer anuncio de su “designio benevolente”
(Catecismo de la Iglesia Católica, n. 315).

…la creación del mundo encuentra su modelo en la eterna generación del Verbo, del Hijo,
de la misma sustancia que el Padre, y su fuente en el Amor que es el Espíritu Santo. Este
Amor-Persona…es juntamente con el Padre y con el Hijo, fuente de la creación del mundo
(San Juan Pablo II, audiencia general, 12-marzo-1986).

21. En estas citas se expresa que —entre otras cosas— es el Amor de Dios la fuente de la
Creación. Veamos qué dice Jesús en los volúmenes, en el “Libro de Cielo”:

La Creación fue hecha por amor del hombre, es más, fue tanto nuestro amor, que si
hubiera sido necesario hubiéramos creado tantos cielos, tantos soles, estrellas, mares,
tierras, plantas, y todo lo demás, por cuantas criaturas debían venir a la luz de este
mundo, a fin de que cada una tuviera una Creación para sí, un universo todo suyo, como
en efecto cuando todo fue creado, sólo Adán fue el espectador de todo lo creado, él podía
gozar todo el bien que quería. Y si no lo hicimos fue porque el hombre podía gozar
igualmente todo como si fuera de él, a pesar de que los demás también lo gozan.
(Volumen 18, Agosto 9, 1925).
3
Esta culminación no hay que entenderla como si Dios ya no creara nada en nuestro presente, ya que sigue
creando, por ejemplo, las almas de los recién concebidos en el tiempo, aunque existen en la eternidad en la
mente de Dios.

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Hija mía, nuestro amor en la Creación fue exuberante, pero siempre hacia el hombre, en
cada cosa creada poníamos tantos actos de amor por cuantas veces se debía servir de ellas
la criatura. (Volumen 28, Abril 1, 1930).

Desahogo de amor fue la Creación y, ¡oh, cuántos bienes no salieron de este desahogo!
Cielos, estrellas, soles, mares, tierra florida, y después el hombre, formado con tal arte,
que Cielos y tierra se asombran por el modo como está formado el hombre. (Volumen 26,
Mayo 31, 1929).

22. Como se puede observar, es el amor que Dios nos tiene que hizo esta hermosa casa de la
Creación para nosotros, y además por ese amor nos crea a nosotros. Por eso primero creó la
casa en dónde viviríamos y luego nos creó; esto es un orden de amor.

Tú debes saber que la finalidad única por la cual creamos la Creación fue propiamente
ésta: La Creación debía servir como habitación del hombre (Volumen 35, Septiembre 6,
1937).

23. Aquí se ve el gran amor de Dios por el ser humano; la habitación que nos ha creado no es
pequeña ni pobre, sino enorme y llena de muchísimas cosas. Pensemos en toda la cantidad de
espacio que hay en la tierra y en el universo entero, en la variedad de plantas y animales que
existen, la cantidad de bellos paisajes, amaneceres y atardeceres, la variedad de alimentos,
toda la vida marina, etcétera.

«Alabado seas, mi Señor», cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos
recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual
compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos (Papa
Francisco, Laudato si, n. 1).

24. Es tanto el amor que Dios nos tiene que toda la Creación es un desahogo de su amor:

Hija mía, toda la Creación fue hecha en un desahogo de nuestro más intenso amor, por
eso los hijos de nuestro Fiat servirán a la necesidad de nuestro amor. Mi amor siente la
necesidad de desahogarse, de otra manera nos sentimos sofocar en nuestras llamas.
(Volumen 35, Marzo 22, 1938).

25. Amor de Dios es su Creación para nosotros; y hay que pensar que esta creación para seguir
existiendo requiere una creación continua o conservación que también es parte de este amor
de Dios:

Dios, al crear, llamó de la nada a la existencia todo lo que ha comenzado a ser fuera de Él.
Pero el acto creador de Dios no se agota aquí. Lo que surgió de la nada volvería a la nada,
si fuese dejado a sí mismo y no fuera, en cambio, conservado por el Creador en la
existencia. En realidad, Dios, habiendo creado el cosmos una vez, continúa
creándolo, manteniéndolo en la existencia. La conservación es una creación continua
«Conservatio est continua creatio». (San Juan Pablo II, audiencia general, 7-mayo-1986).

En efecto, en Él [en Dios] vivimos, nos movemos y existimos (Hechos 17, 28).

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26. Además de reflexionar en la Creación y el amor de Dios para nosotros al hacerla, también
es importante entender esto de la conservación. Dios crea realmente porque no necesita
ninguna materia prima o realidad pre-existente para crear algo, sencillamente quiere crear
algo y lo hace; así es su omnipotencia, su gran poder.

27. Pero, como estamos viendo, también conserva su Creación; es decir, si con su poder no la
sigue manteniendo en la existencia, la Creación desaparecería, se aniquilaría. No hablamos de
morir o de transformarse, sino de dejar de existir absolutamente. Entonces veamos el amor de
Dios: Él conserva el agua que bebes hoy para que no desaparezca de tu vaso y pueda quitar tu
sed; pero no solamente el agua de hoy, sino la de toda tu vida.

28. Igualmente la comida que comes, el aire que respiras y así en todo. ¿Qué pasaría si Dios
dejara de conservar el cabello que tienes? Desaparecería en un instante. ¿Qué pasaría si Dios
dejara de conservar tu ropa? Desaparecería en un instante y estarías desnudo. ¿Qué pasaría si
Dios dejara de conservar la silla en la que estás sentado? Desaparecería en un instante y
caerías al piso.

29. ¿Te das cuenta del amor que Dios nos tiene? En esta conservación de todas las cosas que
nos rodean Dios nos está besando, acariciando, cuidándonos más que una madre. Esta es
también la importancia y el valor de la conservación de la Creación, además de la Creación en
sí misma.

30. Y este desahogo de amor de parte de nuestro Dios requiere una respuesta de nosotros,
veamos qué nos dice Jesús:

Mi buena hija, la Creación fue hecha por nuestro Ente Supremo para dar amor, y para
recibir la correspondencia del amor de las criaturas. No hay cosa creada por Nosotros en la
que no haya sido esta nuestra finalidad, hacerla para recibir en ella la correspondencia, de
otra manera nuestras obras no habrían sido obras comunicativas, fructíferas,
alimentadoras y llenas de vida para hacer feliz al hombre, habrían sido como obras
pintadas, que a lo más cautivan la vista, pero que no harían bien a nadie. (Volumen 31,
Septiembre 4, 1932).

31. Aquí entra un aspecto de justicia y de amor. Si alguien regala algo a alguien, existe un
deber de correspondencia, de agradecimiento; y entre mayor sea el regalo y su valor, mayor
debería ser la correspondencia, el agradecimiento e incluso el amor, ya que si el regalo se da
con amor, hay que agradecer con amor.

32. ¿Cuánto vale la Creación? ¿cuánto vale el agua? ¿cuánto vale el sol? ¿cuánto vale el aire?
¿cuánto vale el universo? Si no tuviéramos estas cosas moriríamos. Pero no es solamente lo
vital de estas cosas para nuestra vida, sino el amor y la ternura de todo un Dios que lo ha
hecho de manera espléndida; acariciándonos en cada cosa. ¿Cuántas cosas creadas no
disfrutamos en la vida: atardeceres, el calor del sol, la variedad de frutos, el frescor del aire, la
delicia del agua fresca, los animales, etcétera?

33. Por lo tanto no agradecer este regalo de la Creación es una verdadera ingratitud, una
auténtica injusticia. Usar de la creación, beneficiarse de ella y no corresponder, ni reconocer a
quien nos la ha dado es también como un robo.

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34. Este amor de Dios por el ser humano, que una de las maneras de manifestarlo es a través
de la Creación, no tiene que entenderse de manera impersonal, como si Dios amara al ser
humano en masa o en “bola”, sino que Dios nos ama de manera particular, por nuestro
nombre. Aunque más arriba ya vimos una cita de los volúmenes en la que se habla que Dios
hubiera creado —si fuera necesario— un universo para cada quien, es importante resaltar
este aspecto personal del amor de Dios a cada uno en particular; la siguiente cita expresa
precisamente este amor intenso de Dios por cada quién:

Hija mía, arrebato de amor fue la Creación, y fue tan grande y tan intenso, que
desbordando de nuestro Ser Divino invistió todo el universo y se difundió por todas partes,
y nuestro Fiat pronunciándose y obrando en esta nuestra carrera de amor, que corría,
corría sin poderse detener, hasta que se esparció dondequiera y dio su beso de amor a
todas las criaturas que aún no existían; su beso de amor fue beso de alegría, de felicidad,
que imprimía sobre todas las generaciones. Y nuestro Fiat Divino que corría junto no se
contentó sólo con besos, sino que pronunciándose formó soles, cielos, estrellas, mares y
tierra, y todo lo que se ve en el gran vacío del universo. Así que el arrebato de nuestro
amor en la Creación fue un arrebato de amor festivo, de felicidad, de alegría, con el cual
debíamos acariciar y hacer felices a todas las criaturas. (Volumen 27, Diciembre 18, 1929).

35. Son maravillosas las palabras de Jesús que hablan de que dio su beso de amor a todas las
criaturas que aún no existían; sabemos que Dios vive en la eternidad y tiene todos los tiempos
en sus manos, entonces la creación tiene depósitos de amor por cada ser humano que ha
venido al tiempo; es decir, cuando Dios creó todo pensaba en ti con infinito amor ¡sea a Dios la
gloria, el amor y el agradecimiento por siempre! Esto quiere decir que tenía a todos presentes
cuando creó cada cosa, te tenía presente a ti y a mí; y nos sigue teniendo presentes en la
conservación de cada cosa:

Hija mía, tú sabes que la Creación fue un desahogo de nuestro amor, y mientras sacamos
la Creación a la luz del día teníamos a todos presentes, ninguna criatura nos huyó y
poníamos para cada una de ellas, en cada cosa creada, un depósito de amor que debía
amarla y decirle siempre: ‘Te ama, te ama tu Creador’. (Volumen 34, Junio 18, 1937).

36. Este depósito de amor está esperándonos en cada cosa creada, pero nuestro pecado y
nuestra voluntad alejada de la Voluntad Divina nos impide y obstaculiza recibir este amor en
plenitud o en parte:

Nosotros al crear al hombre poníamos en su ser todos los gérmenes de las felicidades que
cada una de las cosas creadas poseía, disponiendo el interior del hombre como un terreno
en el cual contenía todos los gérmenes de las felicidades, tanto, de tener en sí todos los
gustos para saborear y recibir en sí todas las felicidades de las cosas creadas; si el hombre
no poseyese estos gérmenes, le faltaría el gusto, el olfato para poder gustar lo que Dios
había puesto fuera de Él en toda la Creación. Ahora, el hombre al pecar enfermó a todos
estos gérmenes de felicidad que Dios al crearlo le había infundido, y por eso perdió el
gusto de poder gozar todas las felicidades que hay en la Creación; sucedió como a un
pobre enfermo que no goza todos los gustos que hay en los alimentos, más bien siente el
peso, el mismo alimento se convierte en dolor, todo le provoca nausea, y si lo toma, es no
porque le guste, sino para no morir, en cambio uno sano siente gusto, fuerza, calor,
porque su estómago tiene fuerza de asimilar los bienes que hay en los alimentos y goza de
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ellos. Así sucedió en el hombre, con pecar enfermó los gérmenes, la misma fuerza de
poder gustar todas las felicidades que hay en la Creación, y muchas veces se convierten en
dolor; ahora, con regresar el hombre en mi Fiat Divino, los gérmenes adquirirán la salud y
adquirirá la fuerza de asimilar y gustar todas las felicidades que hay en el orden de la
Creación (Volumen 24, Octubre 3, 1928).

Cada cosa creada posee de lo nuestro, pero no para sí, sino para darlo a las criaturas, pero
deben vivir en nuestro Querer, de otra manera las puertas están cerradas y a lo más gozan
los efectos, pero no la plenitud de los bienes que hay en nuestras obras. (Volumen 35,
Marzo 28, 1938).

37. Esto quiere decir que para recibir toda la plenitud del amor de Dios que hay en cada cosa
creada tenemos que regresar al Fiat Divino, al Reino de la Divina Voluntad; porque al reinar
nuestro querer nos enfermamos y no logramos recibir estas dosis de amor y de felicidad que
nuestro Creador ha puesto en las cosas creadas:

Hija mía, todas las cosas creadas fueron creadas por Nosotros con una dosis de felicidad,
distinta la una de la otra, así que cada cosa creada lleva al hombre el beso, el aire
felicitante, la vida de nuestra felicidad; ¿pero sabes tú quién siente descender en su
interior todos los efectos de nuestras tantas felicidades esparcidas en lo creado, hasta
quedar empapado por ellas como una esponja? Quien vive en nuestro Querer Divino,
nuestras felicidades no le son extrañas, porque teniendo el gusto purificado por nuestro
Fiat y no corrompido por el querer humano, su gusto y todos sus sentidos tienen la virtud
de gustar todas las felicidades que hay en las cosas creadas, y Nosotros sentimos tal
felicidad y alegría al ver a quien hace nuestro Querer como sentarse a la mesa de nuestras
felicidades, y alimentarse con tantos bocados distintos por cuantas felicidades hay en las
cosas creadas. ¡Oh, cómo es bello ver feliz a la criatura!” (Volumen 25, Diciembre 13,
1928).

LOS VELOS DE DIOS

38. Ya vimos en la sección anterior que Dios hizo la Creación por amor a nosotros y al vivir en
el Querer Divino (con el don del Reino de la Divina Voluntad) podemos recibir a plenitud las
dosis o depósitos de amor y de felicidad que Dios ha puesto en cada cosa creada para
nosotros.

39. En la advertencia de este libro comentábamos de la necesidad de familiarizarse con la obra


de Luisa Picarreta para comprender mejor lo que se dice en este libro. En este sentido es
necesario saber que la Voluntad Divina —que Dios nos da con el don del Reino de la Divina
Voluntad— es su Acto puro, simple, acto único con el que obra todo lo que obra (amor,
creación, conservación, etcétera): “Sólo mi Voluntad es un acto solo” (Volumen 18, Octubre
24, 1925); y en este sentido se habla en esta obra.

40. Ahora veremos que la Creación es velo que cubre la Voluntad Divina.

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Hija mía,… toda la Creación es velo que esconde mi Voluntad (Volumen 20, Diciembre 8,
1926).

41. Se ve claro que Dios no es la Creación, obviamente (vs panteísmo y filosofías que
confunden a Dios con la naturaleza), sino la Creación es velo que cubre la Voluntad Divina —
Voluntad toda de Amor— y por tanto el amor que Dios tiene depositado para nosotros en la
Creación; y viviendo en el Querer Divino podemos recibir a plenitud estos depósitos de amor. Y
la verdad es que al no vivir en la Divina Voluntad la Creación nos es muchas veces hostil e
incluso dañina, aquí se ve lo nocivo que puede ser la voluntad humana que no vive en la Divina
Voluntad.

42. Y toda esta hostilidad entre la Creación y el ser humano vino a causa del pecado, de la
sustracción de la voluntad humana de la Voluntad Divina, que ocasionó la pérdida del don del
Reino de la Divina Voluntad; de este pecado que es una rebeldía y oposición del querer
humano al Querer Divino. Y la armonía volverá cuando el ser humano viva de nuevo con el don
del Reino de la Divina Voluntad; es decir, cuando el querer humano se funda plenamente en el
Querer Divino. Esto se explica claramente en la carta a los Romanos en donde se habla
también del tema del parto, veamos:

En efecto, toda la creación espera ansiosamente esta revelación de los hijos de Dios. Ella
quedó sujeta a la vanidad, no voluntariamente, sino por causa de quien la sometió, pero
conservando una esperanza. Porque también la creación será liberada de la esclavitud de
la corrupción para participar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que la
creación entera, hasta el presente, gime y sufre dolores de parto. Y no sólo ella: también
nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente anhelando que
se realice la redención de nuestro cuerpo. (Romanos 8, 19-23).

43. Aquí se habla de una esclavitud de la Creación que será liberada y que ahora gime y sufre
dolores de parto, pero no solamente ella, sino también nosotros. Y esta esperanza de
liberación tiene que ver con la revelación de los hijos de Dios; este tema de la revelación de los
hijos de Dios ya se ha tratado en la obra antes citada4, con lo cual no nos detendremos ahora
al respecto, sino nos enfocaremos al aspecto del parto.

44. ¿Qué es un parto? Es una vida que quiere nacer. Entonces, ¿qué es lo que quiere nacer en
la Creación?: las dosis de amor y de felicidad que Dios puso para nosotros; y Dios es Amor, su
Voluntad es Amor y es Vida, pero al rechazar esta Voluntad, al no vivir con el don del Reino de
la Divina Voluntad, no recibimos este Amor, esta Vida y esta felicidad que está en su Voluntad,
y su Voluntad está en la Creación conservándola, moviéndola y dándole vida5, por eso la
Creación está con dolores de parto, porque la Creación nos quiere dar esta Voluntad y
nosotros lo impedimos al decidir que reine nuestra voluntad humana.

45. Por eso nuestro pecado nos impide romper el velo que contiene este Amor, a esta
Voluntad Divina que se nos quiere dar en la Creación:

4En esta obra se explica que esta revelación tiene que ver con aquellos que vivan con el don de la Divina
Voluntad: Capítulo V: Efectos de vivir en la Divina Voluntad, Una pequeña introducción al Reino de la Divina
Voluntad. Según la obra de Luisa Picarreta, Raúl Avalos Ríos.
5
En efecto, en Él [en Dios] vivimos, nos movemos y existimos (Hechos 17, 28).

14
...toda la Creación está preñada de mi Voluntad, y sufre porque quiere darla a luz a las
criaturas para restablecer el Reino de su Dios en medio de ellas, por tanto la Creación es
como un velo que esconde como un parto a mi Voluntad, y las criaturas toman el velo y
rechazan el parto que hay dentro; preñado de mi Voluntad está el sol, y mientras toman
los efectos de la luz, que como velo esconde a mi Voluntad, los bienes que produce,
rechazan después mi Voluntad, no la reconocen ni se hacen dominar por Ella, así que
toman los bienes naturales que hay en el sol, pero los bienes del alma, el Reino de mi
Querer que reina en el sol y que quiere darse a ellos lo rechazan; ¡oh, cómo sufre mi
Voluntad en el sol, la cual quiere ser dada a luz desde la altura de la esfera para reinar en
medio a las criaturas; preñado de mi Voluntad está el cielo, que mira con sus ojos de luz,
como son las estrellas, a las criaturas, para ver si quieren recibir a mi Voluntad para que
reine en medio de ellas; preñado de mi Voluntad está el mar, que con sus olas fragorosas
se hace oír y las aguas como velo esconden a mi Voluntad, pero el hombre se sirve del
mar, toma sus peces, pero no tiene cuidado de mi Voluntad y la hace sufrir como parto
reprimido en las entrañas de las aguas. Así que todos los elementos están preñados de mi
Voluntad: El viento, el fuego, la flor, toda la tierra, todos son velos que la esconden. Ahora,
¿quién dará este desahogo y alivio a mi Humanidad? ¿Quién romperá estos velos de
tantas cosas creadas que la esconden? ¿Quién reconocerá en todas las cosas al portador
de mi Voluntad y haciéndole los debidos honores la haga reinar en su alma, dándole el
dominio y su sujeción? Por eso hija mía sé atenta, da este contento a tu Jesús que hasta
ahora ha estado sufriendo por poner fuera este parto de mi Reino supremo, y junto
Conmigo toda la Creación, como un acto solo, romperá los velos y depositará en ti el parto
de mi Voluntad que esconden”. (Volumen 19, Julio 14, 1926).

46. Aquí, gracias a esta cita del Libro de Cielo, entendemos a qué se refiere con más exactitud
la cita de la carta a los Romanos. Jesús incluso habla de sufrimiento por poner fuera el parto
de su Voluntad para las criaturas y restablecer su Reino. Pero ahora, por el pecado —que
siempre es algo que se opone a la Voluntad de Dios— nos vamos más allá del velo y solamente
tomamos el velo para nuestra sobrevivencia pero no reconocemos al Creador.

47. Para quitar y romper el velo tenemos que amar y vivir en la Voluntad de Dios. Y para que
esto sea una realidad cada vez más profunda en nosotros, tenemos que conocer para vivir en
la Divina Voluntad, no se puede amar lo que no se conoce:

Ahora, la Creación es la Vida hablante de mi Voluntad, en todas las cosas creadas Ella está
escondida como una noble Reina, que para salir quiere ser conocida, el conocimiento
romperá el velo que la esconde para salir a reinar en medio de sus hijos. ¿Y quién más que
la Creación puede hacer conocer, porque es vista y tocada por todos, con un acto siempre
presente lo que hace mi Voluntad por amor de las criaturas? (Volumen 20, Noviembre 4,
1926).

48. El conocimiento romperá el velo, se requiere conocer para que los velos se rompan y la
Voluntad Divina que está en la Creación Reine. Y al final de la cita se dice que la misma
Creación que podemos ver y tocar nos puede hacer conocer. Esto quiere decir que la Creación
habla de esta Voluntad Divina. Aquí es interesante ver unas citas, una es de la Sagradas
Escrituras que ya habíamos visto, otra de una Salmo y la otra del Papa Benedicto XVI que
hablan al respecto:

15
Porque todo cuanto se puede conocer acerca de Dios está patente ante ellos: Dios mismo
se lo dio a conocer, ya que sus atributos invisibles –su poder eterno y su divinidad– se
hacen visibles a los ojos de la inteligencia, desde la creación del mundo, por medio de sus
obras. (Romanos 1, 19-20).

El cielo proclama la gloria de Dios


y el firmamento anuncia la obra de sus manos;
un día transmite al otro este mensaje
y las noches se van dando la noticia.
Sin hablar, sin pronunciar palabras,
sin que se escuche su voz,
resuena su eco por toda la tierra
y su lenguaje, hasta los confines del mundo. (Salmo 19, 2-5).

Toda la Creación habla en voz alta de Dios, del Dios bueno y bello; de su amor. (Papa
Benedicto XVI, audiencia general, 17 de marzo de 2010).

49. Para el que quiere conocer, Dios se hace visible a través de la Creación, para el que
no quiere conocer, no quiere ver, pues no conocerá ni verá: “Tienen ojos y no ven, oídos y
no oyen.” (Macos 8, 18).

50. Y en los volúmenes también están citas semejantes a lo que se menciona en las anteriores
citas de la Biblia y del Papa Benedicto XVI sobre la Creación:

Hija mía, mi Voluntad es el alma y toda la Creación es el cuerpo de Ella (Volumen 20,
Diciembre 24, 1926).

La Creación es la continua narración del Ser Supremo, de quien recibe vida continua.
(Volumen 22, Septiembre 8, 1927).

51. La Creación es la continua narración del Ser Supremo; que verdad tan hermosa e invitante
a contemplar a Dios, sus atributos y su Voluntad en la Creación. De esta manera conociendo y
viviendo en la Voluntad Divina quitaremos los velos y conoceremos más de Dios y de su amor:

Por eso toda la sustancia de toda la Creación es mi Voluntad como vida y mi amor como
alimento, todas las otras cosas son superficiales y como adorno. Así que cielo y tierra están
llenos de mi amor y de mi Voluntad, no hay punto, donde como viento impetuoso no se
derramen sobre las criaturas, y esto siempre, siempre, sin cesar jamás (Volumen 28, Julio
16, 1930).

52. Y para ver con ojos más penetrantes la Creación y llegar hasta su Voluntad, es necesario
conocer esta Voluntad; y Dios a través de la obra de Luisa Picarreta nos la manifiesta. Entonces
al conocer más esta obra para vivir lo que se dice en ella, podremos entender mejor la
Creación y llegar a conocer y entrar en contacto con la Voluntad de Dios en la Creación que es
su sustancia.

53. Es decir, se requiere que la Voluntad que está en la Creación conservándola y dándole
vida, se bese —por así decirlo— con la Voluntad Divina que reina en la persona. Ahora, para
que esta Voluntad Suprema viva en la persona se requiere conocer y vivir la obra que Jesús
16
hace a través de Luisa Picarreta para recibir el don del Reino de la Divina Voluntad, por eso
Dios —en nuestros días— nos pone a nuestro alcance esta obra maravillosa para que nos sirva
de alimento, nutrición y desarrollo de su Voluntad Divina:

…mi Voluntad tiene poder de hacer llegar a la criatura a donde quiere, siempre y cuando
esté junto con Ella. Tú debes saber que su reino será formado, fundado sobre las verdades
que ha manifestado (Volumen 36, Noviembre 13, 1938).

Hija mía, tú agradéceme que te he hecho escribir lo que respecta a mi Voluntad, doctrina
toda de Cielo y que tiene virtud de comunicar la Vida palpitante y toda celestial de Ella a
quien leerá estos escritos. Mi Voluntad está palpitante en medio a las criaturas, pero vive
sofocada por el querer humano, estos escritos harán sentir tan fuerte su latido, que
sofocarán el querer humano y tomará su primer puesto de vida que le toca, porque mi
Voluntad es el latido y la vida de toda la Creación, por eso el valor de estos escritos es
inmenso, contienen el valor de una Voluntad Divina (Volumen 23, Enero 29, 1928).

54. Entonces, como se ve, es importante conocer y vivir lo que Dios ha manifestado a través de
la obra de Luisa Picarreta para vivir en el Reino de la Divina Voluntad, romper los velos y entrar
en contacto con el amor y la Voluntad Divina que hay en la Creación y de esta manera estar en
armonía con Dios y con la Creación, y esta Creación nos serviría de medio para recibir el Amor
de Dios y para corresponderle con su mismo Amor en su Voluntad.

55. Esta realidad de que Dios está en su Creación se nos ha enseñado desde siempre. Esto
tiene que ver con su omnipresencia; así lo expresa San Juan Pablo II:

Este Dios omnipotente es también omnisciente y omnipresente. O aún mejor, habría que
decir, que en cuanto espíritu infinitamente perfecto, Dios es a la vez la Omnipotencia,
la Omnisciencia y la Omnipresencia misma. …Está presente también en el universo que ha
creado; lo está, por consiguiente, en la obra de la creación mediante el poder creador (per
potentiam), en el cual se hace presente su misma Esencia trascendente (per essentiam).
…confesemos juntamente con todo el Pueblo de Dios, presente en todas las partes del
mundo, la fe en la omnipotencia, omnisciencia y omnipresencia de Dios, que es nuestro
Creador, Padre y Providencia. (San Juan Pablo II, audiencia general, 25-noviembre-1985).

56. Esta omnipresencia de Dios significa que está en todas partes; es decir, su Voluntad Divina
está en todas partes:

…mi Voluntad se encuentra por todas partes (Volumen 18, Septiembre 16, 1925).

¿A dónde iré para estar lejos de tu espíritu?


¿A dónde huiré de tu presencia?
Si subo al cielo, allí estás Tú;
si me tiendo en el Abismo, estás presente.
Si tomara las alas de la aurora
y fuera a habitar en los confines del mar,
también allí me llevaría tu mano
y me sostendría tu derecha. (Salmo 139, 7-10).

17
57. Esto nos tiene que llevar a sensibilizarnos más con la presencia de Dios en la Creación, sin
caer en panteísmos, en confundir al Creador con su creación o en filosofías contrarias a nuestra
fe católica. Pero la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia nos ha enseñado esta realidad
de la presencia de Dios en la Creación. Veamos que dice Jesús en el Libro de Cielo:

…cada cosa creada, como están animadas por Ella *la Divina Voluntad+, forman tantas
innumerables exposiciones por cuantas cosas existen. ¿Quién forma mi Vida Divina en la
Eucaristía? Mi Voluntad. Si no fuera porque la hostia sacramental está animada por mi
Voluntad Suprema, la Vida Divina no existiría en ella, sería una simple hostia blanca que no
merecería la adoración de los fieles. Ahora hija mía, mi Voluntad hace su exposición en el
sol, y así como mi Voluntad tiene los velos de la hostia que esconden mi Vida, así tiene los
velos de la luz que la esconden en el sol, sin embargo, ¿quién hace una genuflexión, quién
manda un beso de adoración, quién dice un gracias a mi Voluntad expuesta en el sol?
¡Ninguno! ¡Qué ingratitud! Pero a pesar de esto Ella no se detiene, es siempre estable en
hacer el bien, en sus velos de luz sigue los pasos del hombre, inviste sus acciones, por
cualquier camino que tome, su luz se hace encontrar delante y detrás, …no obstante no
hay quien adore a mi eterna Voluntad en tantas exposiciones suyas. Ella hace su
exposición en el mar,… ¡Oh! si las criaturas pusieran atención a todas las exposiciones que
hace mi Voluntad en toda la Creación, deberían estar siempre en acto de adoración, para
adorar mi Voluntad expuesta en los campos floridos donde expande sus perfumes, en los
árboles cargados de frutos donde expande la variedad de sus dulzuras, así que no hay cosa
creada donde no haga su exposición divina y especial,… (Volumen 21, Febrero 26, 1927).

58. Entonces hay que trascender los velos de la Creación para encontrarnos con esa Voluntad
Divina que es nuestro paraíso:

…porque mi Voluntad amada y cumplida, en el alma forma el paraíso; no amada y no


cumplida forma el infierno. (Volumen 16, Abril 23, 1924).

LA CORRESPONDENCIA A DIOS EN LA DIVINA VOLUNTAD

59. La Creación es entonces un medio para hallar a Dios; quitando los velos lo podemos
encontrar. La finalidad de la Creación es recibir el amor de Dios y corresponderle, como se veía
más arriba:

Mi buena hija, la Creación fue hecha por nuestro Ente Supremo para dar amor, y para
recibir la correspondencia del amor de las criaturas. No hay cosa creada por Nosotros en la
que no haya sido esta nuestra finalidad, hacerla para recibir en ella la correspondencia
(Volumen 31, Septiembre 4, 1932).

60. La Creación nos tiene que llevar a amar a Dios, a glorificarlo, a unirnos con Él, pero sin
confundir la Creación con Dios, sino distinguir los velos de lo que es Dios. En este sentido son
interesantes las palabras del Papa Benedicto XVI:

Así, la creación se convierte en espacio donde conocer y reconocer la omnipotencia del


Señor y su bondad, y llega a ser llamamiento a nuestra fe de creyentes para que

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proclamemos a Dios como Creador. «Por la fe —escribe el autor de la Carta a los
Hebreos— sabemos que el universo fue configurado por la Palabra de Dios, de manera
que lo visible procede de lo invisible» (11, 3). La fe, por lo tanto, implica saber reconocer lo
invisible distinguiendo sus huellas en el mundo visible. (Papa Benedicto XVI, audiencia
general, 6 de febrero de 2013).

61. Lo triste es cuando nuestra voluntad humana en su egoísmo y pecado —al alejarse de la
Voluntad Divina— no ama a Dios, ni en su Creación ni en ningún lado; y respecto a la Creación
la daña, se sirve de ella para sus fines egoístas o incluso para idolatrar los velos. Sirviéndose de
la Creación sin reconocer, ni amar al Creador. Al respecto dice el Papa Francisco:

En este contexto, «no debe descuidarse la relación que hay entre una adecuada educación
estética y la preservación de un ambiente sano». Prestar atención a la belleza y amarla nos
ayuda a salir del pragmatismo utilitarista. Cuando alguien no aprende a detenerse para
percibir y valorar lo bello, no es extraño que todo se convierta para él en objeto de uso y
abuso inescrupuloso. (Papa Francisco, Laudato si, n. 215).

62. Entonces, ante tanto amor de Dios para nosotros en la Creación, es necesario y justo
nuestra correspondencia de amor por todo lo que su amor ha hecho por nosotros. Al respecto
en los Evangelios se dice:

Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pesaba a través de Samaría y Galilea. Al entrar en un


poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron
a gritarle: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!». Al verlos, Jesús les dijo: «Vayan
a presentarse a los sacerdotes». Y en el camino quedaron purificados. Uno de ellos, al
comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se arrojó a los
pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano. Jesús le dijo
entonces: «¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?
¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?». Y agregó: «Levántate y vete,
tu fe te ha salvado». (Lucas 17, 11-19).

63. En este pasaje del Evangelio se ve la importancia del agradecimiento. No agradecer es una
ingratitud que va en contra de la justicia y del amor. Aprendamos a corresponder a Dios
agradeciéndole con amor por todo lo que ha hecho por nosotros: la Creación, la Redención, la
Santificación y todos los dones y gracias que derrama en nosotros de todo tipo. En esta obra
nos enfocamos a la Creación, y en este sentido hay que agradecerle respecto a esta Creación,
tanto su llamada a la existencia como su conservación. Veamos lo que se dice en el Libro de
Cielo al respecto:

Hija mía, tú debes saber que este modo de orar, esto es, corresponder a Dios en amor por
todas las cosas creadas por Él, es un derecho divino y entra en el primer deber de la
criatura. …El no corresponder en amor a Dios por todo lo que ha hecho en la Creación para
el hombre, es el primer fraude que hace la criatura a Dios, es un usurpar sus dones sin ni
siquiera reconocer de donde vienen, ni a quien tanto la ha amado; por eso es el primer
deber de la criatura (Volumen 18, Agosto 9, 1925).

64. Y Jesús amor anhela esta correspondencia:

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Tú debes saber que nuestro amor es tanto, que todas las criaturas nadan y están dentro
de este mar inmenso de nuestro amor, y como si no estuviésemos contentos de tanta
inmensidad de este nuestro amor, nuestro Ente Supremo se hace pescador y va pescando
las pequeñas gotitas de amor de las criaturas, sus pequeños actos, los pequeños
sacrificios, las penas sufridas por amor nuestro, un te amo de corazón que nos ha dicho.
Todo pescamos de dentro de nuestro mismo mar para darnos el contento, la felicidad de
la correspondencia del amor de la criatura, y lo anhelamos tanto que de ello hacemos
nuestra pesca diaria y preparamos nuestra mesa celestial. (Volumen 31, Febrero 12, 1933).

65. Aprendamos a agradecer y a corresponder a Dios a través de nuestro diálogo y oración;


digámosle sencillamente que le agradecemos por todo lo que nos ha dado, por la Creación y
su conservación, por su amor personal, por el don de la vida, por sus cuidados, etcétera; cada
quien con sus propias palabras salidas del corazón.

66. Pero también ahora, conociendo la obra que Jesús hace a través de Luisa Picarreta,
sabemos que este amoroso agradecimiento puede ser mucho más potente y pleno. Como se
explica de manera muy sintética en la advertencia de esta obra, el don de la Divina Voluntad
consiste en obrar la voluntad humana fundida con la Voluntad Divina (ya hemos expresado la
necesidad de que el lector se familiarice con la obra de Luisa Picarreta).

67. Al actuar la voluntad humana fundida en la Voluntad Divina, los actos del ser humano son
divinos, infinitos y eternos; por lo tanto, si vivimos con el don de la Divina Voluntad, podremos
agradecer de manera no humana solamente a Dios, sino de manera divina, con su misma
potencia. Entonces estos agradecimientos serían eternos y divinos para Dios, sería una
correspondencia perfecta:

Así que todo encontramos en el acto hecho por la criatura en nuestra Voluntad,
encontramos nuestra potencia que nos honra como merecemos,… Podemos decir que
nada nos falta, nuestra gloria es completa y nuestro amor encuentra su dulce reposo y la
correspondencia perfecta. (Volumen 36, Junio 16, 1938).

68. Esto es así porque al vivir con el don de la Divina Voluntad o Querer Supremo, la criatura
ama a Dios con la misma potencia y amor de la Voluntad Divina, ya no solamente con la
pequeña fuerza de la voluntad humana y el amor que pueda salir de esta voluntad. La
Voluntad Divina al ser eterna abarca todos los tiempos (pasado, presente y futuro) y tiene
poder de multiplicarse —como la Eucaristía— :

Hija mía, …el alma que vive en mi Querer ... se encuentra en el pasado, y donde hay vacíos
de mi gloria, ofensas no reparadas, amor que no me fue dado, ella llena los vacíos de mi
gloria, me hace las reparaciones más bellas y me da amor por todos. En mi Querer se
difunde al presente, se extiende a los siglos futuros, y por doquier y por todos me da lo
que la Creación me debe (Volumen 13, Mayo 1, 1921).

Yo siento en el alma que vive en mi Querer el eco de mi poder, de mi amor, de mi


santidad; en todos mis actos oigo el eco de los suyos, corre dondequiera, delante, atrás y
hasta dentro de Mí; dondequiera que está mi Querer está el suyo, conforme se multiplican
mis actos así se multiplican los suyos. (Volumen 13, Mayo 1, 1921).

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69. Esto quiere decir que con el don del Querer Divino una persona puede multiplicar sus
actos por los demás y abarcando todos los tiempos; es decir, rezar por quien no lo hace,
reparar por quien no lo hace, agradecer por quien no lo hace, etcétera; o sencillamente
multiplicar sus actos para dar más gloria y amor a Dios.

Hija mía, quien en mi Voluntad reza, ama, repara, me besa, me adora, Yo siento en ella
como si todos me rezaran, me amaran, etc. (Volumen 12, Abril 2, 1921).

En esta santidad [en mi Querer] Yo veo mis sombras, mis imágenes sobrevolar sobre toda
la tierra, en el aire, en el Cielo,… y me den gloria completa, restituyéndome el amor, el
honor que los demás no me han dado. (Volumen 13, Noviembre 12, 1921).

70. Incluso por las almas perdidas:

…por medio de quien vive en mi Querer Yo recibo el amor, la gloria que deberían darme,…
más aún, llega a darme la gloria, el amor que deberían darme las almas perdidas.
(Volumen 36, Agosto 28, 1938).

71. Entonces, en la Divina Voluntad o Divino Querer, el ser humano puede dar a Dios
agradecimientos infinitos, eternos y divinos por todos, incluso por los que no lo hacen, de
manera real. Y si la persona humana no vive con el don del Reino de la Divina Voluntad, no
puede dar este agradecimiento pleno a Dios. En este sentido habla Jesús en los volúmenes:

Ahora si mi Divina Voluntad no forma su reino en las almas, y ellas no le dan la libertad de
hacerse dominar con su virtud creadora y obrante, verdadera correspondencia no nos será
dada, y por tanto estaremos siempre en espera... Mira entonces como es necesario que
venga el reino de mi Divina Voluntad, mucho más que no habiendo tenido la verdadera
correspondencia, nuestra obra creadora ha permanecido como suspendida, y no ha
podido seguir adelante en la obra de la Creación (Volumen 31, Noviembre 13, 1932).

72. Y así, Creó Dios al ser humano con este don del Reino de la Divina Voluntad, para que la
persona humana hiciera todos sus actos en el Querer Divino y por tanto también el
agradecimiento y la correspondencia al Creador, así lo expresa Jesús en el Libro de Cielo:

Ahora escucha hija mía otro arrebato de nuestro intenso amor hacia el hombre. Para tener
esta correspondencia, al crearlo poníamos en él nuestra Voluntad obrante unida con la
suya, a fin de que así como nuestra Voluntad en la obra de la Creación hizo tantas obras
por amor suyo, así en su alma, poseyendo nuestra Voluntad Divina, en virtud de Ella
pudiese tener igual fuerza y poder para darnos la correspondencia por Nosotros querida.
(Volumen 31, Septiembre 4, 1932).

73. En este sentido Jesús explica que al vivir con el don de su Divino Querer, la persona puede
de manera real imprimir con el Fiat Divino (con la Voluntad Divina) en cada cosa creada amor
para su Creador, veamos:

¡Quien vive en mi Querer! Casi a cada palabra suya hace suyo aquel Fiat Omnipotente, el
eco del Fiat eterno hace eco en su Fiat Divino en el cual vive y se difunde, corre, vuela, y en
cada cosa creada imprime otro Fiat, y da nuevamente a su Creador el homenaje, el amor
por Él queridos. Esto lo hice Yo cuando estuve en la tierra, no hubo cosa alguna por la que

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Yo no correspondiera a mi Divino Padre por parte de todas las criaturas; ahora lo hace, lo
quiero, lo espero, de quien vive en mi Querer. Si tú vieras cómo es bello ver en cada
parpadeo de estrella, en cada gota de luz del sol mi gloria, mi amor, mi profunda
adoración unida a la tuya, ¡oh! cómo corre, cómo vuela sobre las alas de los vientos
llenando toda la atmósfera, cómo recorre las aguas del mar, cómo se apoya en cada
planta, en cada flor, cómo se multiplica en cada movimiento; es una voz que hace eco
sobre todo y dice: ‘Amor, gloria, adoración a mi Creador’. Por eso quien vive en mi
Voluntad es el eco de mi voz, la repetidora de mi Vida, la perfecta gloria de mi Creación
(Volumen 14, Marzo 28, 1922).

74. Aquí vemos la potencia de vivir en la Divina Voluntad, se puede imprimir de manera real
en cada cosa creada amor a Dios. Incluso en todas las obras de Dios: Creación, Redención y
Santificación. Es el reconocer lo que ha hecho y hace la Divina Voluntad en sus obras y darle
honor, gloria, agradecimiento y amor. En este sentido es girar, recorrer las obras del Querer
Divino para en ese mismo Querer imprimir este amor a Dios en sus obras.

75. Luisa hacia esto continuamente. De hecho al leer los volúmenes se observa este girar de
Luisa por todas las obras de la Divina Voluntad. Incluso la obra de Luisa de “los Giros” es esto;
es decir, se gira por las obras de la Divina Voluntad para glorificar, agradecer y amar a Dios.
Incluso se le da voz a las cosas creadas:

Por eso nuestro Ente Supremo siente que la criatura que entra en nuestro Querer mueve
todo, hace correr su voz en todas las cosas (Volumen 31, Diciembre 6, 1932).

Así que en quien vive en mi Voluntad encuentro el teatro de mi Vida, las escenas
conmovedoras de mi infancia y de mi pasión, encuentro los cielos hablantes, los soles que
me aman, los vientos que gimen de amor por Mí, en suma todas las cosas creadas tienen
que decirme una palabrita, un te amo, un testimonio de reconocimiento, pero ¿quién me
las hace hablantes? ¿Quién es quien da la voz a todas las cosas? Quien vive en mi Voluntad
(Volumen 34, Enero 22, 1936).

Hija mía, quien ha nacido en mi Querer siente su Vida correr en ella, y como connatural
quiere para todos lo que ella posee. Y como mi Voluntad es inmensa y encierra todo y a
todos, por eso quien la posee gira por todas las cosas que Ella encierra,... Pero tú debes
saber que, tú para tener dominio y hacerlas decir lo que quieres tú, en todas las cosas que
han salido y encierran mi Voluntad, debías primero conocerlas y después amarlas, a fin de
que el amor te diese el derecho de poseerlas y de hacerlas hacer y decir lo que quieres tú.
He aquí la causa por la que antes, girando en todas mis obras, imprimías tú te amo, te
adoro, te agradezco, era el conocimiento de mis obras que tú hacías y la posesión que
tomabas. (Volumen 20, Octubre 24, 1926).

76. Un ejemplo de como Luisa hacía esto en la Divina Voluntad y que también lo pueden hacer
otros si se disponen y entran a vivir en la Divina Voluntad, es el siguiente:

*Luisa+: “Amor mío, mi Jesús, todo lo has creado para mí y me lo has dado, así que todo es
mío, y yo te lo doy a Ti para amarte, por eso te digo en cada gota de luz de sol, te amo; en
el centelleo de las estrellas, te amo; en cada gota de agua, te amo. Tu Querer me hace ver
hasta en el fondo del océano tú te amo por mí, y yo imprimo mi te amo por Ti en cada pez

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que se agita en el mar, quiero imprimir mi te amo en el vuelo de cada pájaro, te amo en
todas partes amor mío, quiero imprimir mi te amo sobre las alas de viento, en el moverse
de las hojas, en cada chispa de fuego, te amo por mí y por todos”. (Volumen 16, Diciembre
29, 1923).

77. Esto coincide muy bien con lo que dice en Apocalipsis:

Yo, Juan, tuve una visión… oí que todas las criaturas que están en el cielo, sobre la tierra,
debajo de ella y en el mar, y todo lo que hay en ellos, decían: «Al que está sentado sobre
el trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y poder, por los siglos de los siglos
(Apocalipsis 5, 13).

78. Con lo cual, sabiendo del don de la Divina Voluntad, no es solamente un modo de decir, es
una realidad que las cosas creadas reciben la voz de la persona que vive en la Divina Voluntad
para glorificar al Creador y Dios recibe esta gloria y este amor en cada cosa creada, gracias a la
criatura que vive en el Querer Supremo. En este sentido son significativas las palabras de San
Juan Pablo II:

Este himno de gloria, grabado en la creación, espera un ser capaz de darles una
adecuada expresión conceptual y verbal, un ser que alabe el santo nombre de Dios y narre
las grandezas de sus obras (Sir 17, 8). Este ser en el mundo visible es el hombre. A él se
dirige la llamada que sube del universo; el hombre es el portavoz de las criaturas y su
intérprete ante Dios. (San Juan Pablo II, audiencia general, 12-marzo-1986).

79. Entonces, es un deber nuestro agradecer a Dios por todo lo que ha hecho por nosotros y
además, gracias la don de la Divina Voluntad, podemos hacerlo con su misma Voluntad y
potencia, con su mismo Amor, de manera divina, eterna y, también, hacerlo por los que no lo
hacen.

ARMONÍA DEL SER HUMANO CON LA CREACIÓN

80. Sabemos que el ser humano fue creado en armonía con Dios, con la Creación, con los
demás seres humanos (Eva) y consigo mismo. Así lo expresa el Magisterio de la Iglesia:

El primer hombre fue no solamente creado bueno, sino también constituido en la amistad
con su creador y en armonía consigo mismo y con la creación en torno a él (Catecismo de
la Iglesia Católica, n. 374).

81. A través de la obra que Jesús hace a través de Luisa Picarreta sabemos más a detalle por
qué era así:

Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho: …Fue esta la razón por la que al crear al
hombre le dimos el don más grande, la heredad más preciosa, la más rica, le dimos
nuestra Voluntad (Volumen 21, Mayo 8, 1927).

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Hija mía, tú debes saber que Adán antes de pecar hacía sus actos en el Fiat Divino, esto
significaba que la Trinidad le había dado la posesión de este Reino,… La Divinidad lo formó
y lo donó, el hombre lo recibió, así que Adán en su primera época de la Creación poseía
este Reino del Fiat Supremo (Volumen 21, Marzo 10, 1927).

82. Aquí Jesús nos dice que creó al ser humano con el don del Reino de la Divina Voluntad y
con ello le daba el don más grande, de hecho es como la parte más íntima de Dios:

Hija mía, al crear al hombre le infundí el alma con mi aliento, queriéndole infundir la parte
más íntima de nuestro interior, que es nuestra Voluntad, la cual le daba junto todas las
partículas de nuestra Divinidad que el hombre como criatura podía contener (Volumen 17,
Julio 16, 1924).

83. Y así diseñó al ser humano, para que viviera en su Divina Voluntad:

Hija mía, fea es la naturaleza humana que vive sin mi Voluntad, porque ella fue creada por
el Ente Divino para vivir unida con el Fiat Divino, así que con vivir sin Él se da un cambio en
la naturaleza humana (Volumen 29, Agosto 10, 1931).

84. Por eso, mientras la persona humana no regrese a vivir con el don de la Divina Voluntad,
está como perdida, como desorientada, no se encuentra del todo, no vive plenamente en su
hogar. Por eso el ser humano, aun con la vida de la gracia santificante —aunque puede
perfeccionarse— sigue sintiendo la fuerza de las pasiones negativas, tiene que luchar contra
las malas tendencias, etcétera:

Descubro, pues, esta ley: aun queriendo hacer el bien, es el mal el que se me presenta.
…¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte? (Romanos 7,
21-24).

85. Entonces, Dios creó al ser humano en perfecta armonía con todo:

…al crear al hombre le puse en el corazón un sonido especial, al cual até la armonía eterna,
de manera que si el latido está sano, todo es armonía en la criatura. (Volumen 14, Junio
15, 1922).

Después ha agregado con un acento más afligido: “No fue así al crear al hombre. Es verdad
que su origen es mi Fiat, pero no me bastó, sino que llevado por un exceso de amor le di el
aliento queriendo infundirle mi misma Vida, lo doté de razón, lo hice libre y lo constituí rey
de todo lo creado (Volumen 12, Marzo 22, 1919).

86. Y como se observa, Adán, antes de pecar era rey de todo, tenía dominio sobre la Creación:

… llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todos
los vivientes que se mueven sobre la tierra». (Génesis 1, 28).

87. Por eso el ser humano al vivir en la Divina Voluntad, reinaba sobre todo, porque la Divina
Voluntad reina sobre todo:

Hija mía, al poner fuera la Creación, mi Voluntad puso en vínculos de unión a todos los
seres, así que todos estaban en relaciones entre ellos, cada uno poseía su hilo eléctrico de

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comunicación entre una y la otra; el hombre poseía tantos hilos eléctricos por cuantas
cosas creadas existían, porque siendo el rey de todo, era justo y necesario que tuviese la
comunicación con toda la Creación para tener dominio sobre ella. (Volumen 21, Abril 12,
1927).

…toda la Creación está llena de nuestro amor,… cuando todo estuvo completo en la
Creación, creamos al hombre, pero antes de crearlo, escucha la historia de nuestro amor
hacia él: Nuestra Majestad adorable había establecido el constituir al hombre rey de toda
la Creación, darle el dominio sobre todo y hacerlo señorear sobre todas nuestras obras
(Volumen 33, Agosto 5, 1934).

88. Y también, al vivir con el don del Reino de la Divina Voluntad poseía todos los bienes
posibles e imaginables:

Así que cuando la criatura ha entendido qué significa Voluntad Divina y siente correr en
ella su Vida, no siente más necesidad de nada, porque poseyendo mi Querer posee todos
los bienes posibles e imaginables (Volumen 33, Noviembre 26, 1933).

89. Y de esta manera el ser humano experimentaba un mar de felicidad al poseer esta
Voluntad Divina:

Hija mía, nuestro Ente Supremo posee la fuente de la felicidad, por eso de Nosotros no
podían salir cosas o seres que no fuesen felices. Así que toda la Creación posee tal plenitud
de felicidad, de poder dar a toda la tierra la perfecta felicidad terrestre. Por lo tanto Adán
gozaba la plenitud de la felicidad, todas las cosas creadas le llovían encima alegrías y
felicidad, y además, en su interior, poseyendo mi Querer, contenía mares de contentos, de
bienaventuranzas y alegrías sin fin, para él todo era felicidad dentro y fuera. (Volumen 34,
Agosto 2, 1937).

90. Por tanto es la Voluntad Divina la que llena de felicidad a la persona por dentro y por
fuera; y por eso, hace que esté en armonía con todo: con Dios, con los demás seres humanos y
con toda la Creación; pero al pecar rompió esta felicidad y armonía:

Ahora, en cuanto rompió [el ser humano] la unión de nuestra Voluntad con la suya, perdió
la vestidura real, perdió el encanto, la luz, la felicidad; se miró a sí mismo sin la luz de mi
Voluntad y viéndose sin el encanto que lo tenía absorto, se conoció, tuvo vergüenza, tuvo
miedo de Dios, tanto que su misma naturaleza sintió sus tristes efectos, sintió el frío y la
desnudez y sintió la viva necesidad de cubrirse; y así como nuestra Voluntad lo tenía en el
puerto de felicidades inmensas, así la suya lo puso en el puerto de las miserias. (Volumen
16, Enero 14, 1924).

… y si alguna cosa parece que al hombre le falta, que se fatiga para conseguirla, es el
pecado que obstruyendo el paso a mis beneficios impide a las cosas creadas por Mí ser
magnánimas hacia la criatura ingrata. (Volumen 18, Agosto 9, 1925).

91. Y Dios en su amor, benevolencia y misericordia, quiere restaurar las cosas otra vez, quiere
volver a esta armonía original; y es precisamente a través de la obra que Jesús hace a través
de Luisa Picarreta que hará volver al ser humano a entrar de nuevo en la Divina Voluntad, en

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su Divino Querer para que viva otra vez en este Reino y se restablezca la armonía plena con
Dios, los demás y la Creación:

Entonces, en cuanto el hombre se sustrajo de mi Voluntad cambió su suerte, y Yo quise ir


al desierto para volver a llamar las bendiciones de mi Padre Celestial, y volviendo a llamar
a mi Voluntad a reinar, restablecer la tierra, poblarla en todas partes y fecundarla, de
modo que la tierra producirá otras semillas más bellas para volverla centuplicada, más
fecunda y de belleza deslumbrante. ¡Cuántas cosas grandes hará el reino de mi Fiat Divino,
tanto, que todos los elementos están a la espera, el sol, el viento, el mar, la tierra y toda la
Creación, para poner fuera de su seno todos los bienes y efectos que contienen, porque no
reinando en medio de las criaturas aquella Divina Voluntad que domina en ellos, no ponen
fuera todos los bienes que encierran en ellos, dándoles sólo lo que les conviene a título de
limosna y de siervos, así que la tierra no ha producido todos los gérmenes, el sol, no
encontrando todos los gérmenes, no produce todos los efectos y bienes que posee, y así
de todo lo demás, por eso todos esperan el reino del Fiat, para hacer ver a éstos cuan ricos
son y cuántas cosas admirables ha puesto en ellos su Creador por amor de aquellos que
debían ser los hijos de su Querer. (Volumen 24, Junio 25, 1928).

92. Por eso Jesús suspira este Reino de la Divina Voluntad en la humanidad:

…por eso suspiro tanto a quien vive en mi Querer, porque sólo ella no me dejará
desilusionado en el fin de la Creación, sólo ella gozará por derecho las cosas creadas por
Mí, porque siendo una mi Voluntad con la suya, lo que es mío es suyo, y con derecho
puede decir: ‘El cielo, el sol, la tierra y todas las otras cosas son mías, por eso quiero
gozármelas, y también para dar honor a la Suprema Voluntad que las ha creado y que
reina en mí’. En cambio el alma en la cual no reina mi Querer no tiene ningún derecho, y si
las goza es un usurpador, porque no son suyas, es un intruso en mis bienes, pero como mi
bondad es tanta le dejo gozar a título de limosna, pero no de derecho. He aquí por qué
muchas veces los elementos se descargan en daño del hombre, porque no tiene derecho,
y de las cosas de la tierra le queda la limosna que el Creador le manda. Así que quien vive
en mi Querer es como reina en medio de la Creación, y Yo gozo sumamente al verla
reinante en medio de mis bienes”. (Volumen 19, Mayo 1, 1926).

93. Incluso la Voluntad de Dios ha sido que las cosas creadas fueran como miembros del ser
humano, así como la mano es miembro de la persona y la dirige, sirviéndose de ella,
igualmente las cosas creadas para la persona que vive en el Querer Divino:

Hija bendita de mi Voluntad, mi amor no me da paz si no me hace decir nuevas sorpresas


de mi Fiat Divino; quiere hacerte conocer la sublimidad, la nobleza y el puesto que ocupa,
tanto en la Creación como en nuestro Ser Divino quien vive en nuestro Querer. Tú debes
saber que en la Creación ocupa el primer puesto, todas las cosas creadas se sienten tan
juntas y unidas, que se vuelven para ella como miembros suyos inseparables, así que el sol
es miembro suyo, la extensión del cielo, el viento, el aire que todos respiran, son
miembros suyos; todas las cosas creadas se sienten felices, honradas de ser miembros de
esta afortunada criatura (Volumen 35, Febrero 26, 1938).

94. Y así siente la persona que hace reinar en sí a la Voluntad Divina que todas las cosas
creadas le llevan la felicidad y la alegría:

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En cambio, quien hace reinar en sí a mi Voluntad, siente la firmeza en el bien, siente que
todas las cosas le llevan la felicidad, la alegría, mucho más que todas las cosas creadas por
Nosotros tienen la marca, el germen de la alegría y de la felicidad de Aquél que las ha
creado, y fueron creadas por Nosotros a fin de que todas llevasen la felicidad al hombre,
cada una de las cosas creadas tiene el mandato de Nosotros, de llevar cada una la
felicidad, la alegría que poseen a la criatura, en efecto, ¿qué alegría y felicidad no lleva la
luz del sol? ¿Qué placer no lleva a la vista el cielo azul, un prado florido, un mar que
murmura? ¿Qué gusto no lleva al paladar un fruto dulce y sabroso, un agua fresquísima, y
tantas y tantas otras cosas? Todas las cosas en su mudo lenguaje dicen al hombre: ‘Te
traemos la felicidad, la alegría de nuestro Creador’. ¿Pero quieres saber tú en quién todas
las cosas creadas encuentran el eco de su alegría y felicidad? En quien encuentran reinante
y dominante a mi Voluntad (Volumen 19, Abril 9, 1926).

95. Entonces esta armonía volverá con el don del Reino de la Divina Voluntad; y ya podemos
entrar porque ya está la obra que nos permite entrar: la que Jesús ha hecho a través de Luisa y
en Luisa misma:

En estas verdades he puesto todos los bienes posibles e imaginables, amor que vence, que
rapta, que endulza, que sacude; no falta nada para dominar a la criatura y para hacer
descender mi Voluntad con decoro y majestad junto con el ejército de mis verdades a
reinar en medio de ellas. (Volumen 36, Septiembre 27, 1938).

Así hemos hecho Nosotros, primero hemos llamado a una de la familia humana a vivir en
la morada real de nuestro Querer; poco a poco le hacíamos don de sus conocimientos, de
sus secretos más íntimos, y al hacer esto sentíamos contentos y alegrías indecibles, y
sentíamos cómo es dulce y querido hacer vivir a la criatura en nuestro Querer, y nuestro
amor nos empujó, más bien nos violentó a hacerle don de nuestro Fiat Omnipotente,
mucho más que nos había hecho don del suyo, ... Ahora, después que hemos hecho don
de nuestro Fiat a un miembro de esta familia humana, ella adquiere el vínculo y el derecho
de este don, porque Nosotros no hacemos jamás obras y dones para una sola, sino que
cuando hacemos obras y dones los hacemos siempre en modo universal, por lo tanto este
don estará listo para todos, con tal que lo quieran y se dispongan. (Volumen 30, Abril 30,
1932).

96. Es decir, al haber Luisa vivido con este don, ya podemos entrar los demás si nos
disponemos:

…estaba reservado el abrir las puertas de mi Eterno Querer a la pequeña hija mía, para
unificar sus actos a los míos y a los de mi Mamá, y volver triples todos nuestros actos ante
la Majestad Suprema y para bien de las criaturas. Ahora, habiendo abierto las puertas,
pueden entrar otros, con tal que se dispongan a un bien tan grande. (Volumen 15, Enero
24, 1923).

97. Por lo tanto, al estar listo este Reino para el que quiera entrar, Jesús nos dice que:

…es necesario que se conozca que puedo dar el reino de mi Voluntad y que quiero darlo.
Puedo decir que hay la misma necesidad como aquélla de hacer conocer que Yo era el Hijo
de Dios que vino sobre la tierra. (Volumen 30, Marzo 20, 1932).

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Por mi parte, ya he hecho todo; ahora espero que hagan lo que depende de ustedes.
(Llamamiento del Rey Divino al Reino de la Divina Voluntad).

98. Y para terminar este capítulo lo haremos con una bella cita que sintetiza muy bien lo que
hemos hablado:

Hija mía, todas las cosas creadas están preñadas de mi Divina Voluntad, la cual se dejó en
ellas, no para Nosotros que no teníamos necesidad, sino por amor de las criaturas,
dándose en tantos modos distintos por cuantas cosas creaba. Ella, haciendo de verdadera
madre quería asaltar a las criaturas con tanto amor por cuantas cosas sacaba a la luz del
día, quería darse a cada instante sin interrupción, para darse a sorbos para formar su Vida
y extender su reino en cada alma, por eso tú ves que no hay cosa donde mi Fiat no quiera
darse, y se puede decir que cada cosa creada forma su trono de amor, de donde hace
descender su misericordia, sus gracias, y camino para comunicar su Vida Divina. Ella está
como vigilando para ver qué bien puede hacer a sus hijos si le abren el corazón para recibir
sus bienes, y para conformarse a sus modos divinos. Así que cada cosa creada es una
llamada que hace a la criatura para recibir el don que quiere hacerle mi Divina Voluntad,
cada cosa creada es un nuevo amor que quiere comunicarle, y un acto de su Vida de más
que quiere desarrollar alrededor y dentro de la criatura. (Volumen 28, Agosto 29, 1930).

28
EL SOL

99. Ahora veamos cómo la Creación nos enseña sobre los atributos y cualidades divinas; cómo
cada cosa creada nos da sus dosis de amor, su lección sobre la Divina Voluntad, también cómo
tenemos que amar a nuestro Creador y así mismo a nuestros hermanos.

100. Obviamente, como se menciona en la introducción de esta obra, este trabajo será apenas
un esbozo, ya que descubrir las dosis de amor, las lecciones de la Divina Voluntad y el aprender
de las cosas creadas cómo tenemos que amar al Creador y a los demás es una realidad que
tenemos que aprender a hacer continuamente y es de tal riqueza que es infinita. Pensemos
solamente en la cantidad de cosas creadas y cómo Dios sigue creando: “Mi Padre trabaja
siempre, y yo también trabajo” (Juan 5, 17), por ejemplo, crea cada alma humana que existe:

La Iglesia enseña que cada alma espiritual es directamente creada por Dios (Catecismo de
la Iglesia Católica, n. 366).

101. Y en los volúmenes Jesús dice:

Ninguno puede poseer un bien si no lo conoce, por eso queremos hacer conocer que para
quien vive en la Divina Voluntad y obra en Ella, todo se vuelve Vida Divina en ella;
poseyendo mi Fiat, su virtud creadora, en todo lo que ella hace, si piensa, si habla, si obra,
si camina, si ama, mi Fiat extiende su Vida y piensa, habla, obra, camina y ama, forma la
creación obrante y hablante; la criatura le sirve para continuar su creación, es más, para
hacer cosas más bellas aún. Por lo tanto la Creación no ha terminado, sino que continúa
aún en las almas que viven en nuestro Querer, y si en la Creación se ve el orden, la belleza,
la potencia de nuestras obras, en la criatura se verá el amor, el orden, la belleza, nuestra
virtud creadora que repite tantas Vidas nuestras por cuantas veces nos ha prestado sus
actos para hacernos obrar. (Volumen 36, Agosto 12, 1938).

102. Como se ve, la obra creadora de Dios y por tanto la Creación no ha terminado; y en la cita
anterior Jesús nos habla que su Creación continúa en las almas que viven en su Querer. Es decir,
los actos de la persona (pensar, hablar, obrar, etcétera) le sirven para realizar sus creaciones de
Vida Divina en el alma de la persona y en la criatura se verá el amor, el orden, la belleza, de la
virtud creadora de Dios.

Tú debes saber, que para quien vive en nuestra Voluntad superamos el lujo, la
ostentación, la magnificencia, la suntuosidad que tuvimos en la Creación, donde todo fue
abundancia: Abundancia de luz que ninguno la puede medir, abundancia en la extensión
del cielo que con lujo de belleza adorné con tantas estrellas. Cada cosa creada era creada
con tal abundancia, investida con tal magnificencia de lujo, que ninguna puede tener
necesidad de la otra, es más, todas pueden dar sin necesidad de recibir. Sólo la voluntad
humana pone los límites, las estrechuras a la criatura, la arroja en las miserias e impide a
mis bienes el darse a ellas. Por eso espero con ansias que mi Voluntad sea conocida y que
vivan en Ella, y entonces haré tal desahogo de magnificencia, que cada alma será una
nueva creación, bella, pero distinta una de la otra; me recrearé, la haré de artífice
insuperable, pondré fuera mi arte creador. ¡Oh, cómo lo espero, lo quiero, lo suspiro! Así

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que la Creación no ha terminado, tengo que hacer las obras más bellas. (Volumen 35,
Febrero 7, 1938).

103. Se ve claro entonces, que la Creación no ha terminado y la Creación que Dios quiere hacer
en el alma que viva con el don del Reino de la Divina Voluntad superará a la Creación física que
conocemos, serán las obras más bellas.

104. En este capítulo trataremos de ver las dosis de amor del sol, algunas de las lecciones que
nos da sobre la Divina Voluntad, así como qué nos enseña de cómo amar a nuestro Creador.
También en este caso es apenas una pequeña introducción, ya que como el mismo Jesús dice
respecto a su adorable Voluntad:

Ahora, siendo mi Voluntad la cosa más grande, que todo envuelve y que todas las cosas,
desde la más grande hasta la más pequeña ante Ella quedan perdidas, se deberían conocer
tantas cosas de mi Voluntad de sobrepasar lo que se conoce de la Creación, de la
Redención, de las virtudes y de todas las ciencias; Ella debería ser un libro por cada paso,
para cada acto, un libro por cada cosa creada, así que toda la tierra debía estar llena de
tantos volúmenes, de superar el número de las cosas creadas, con conocimientos acerca
del Reino de mi Voluntad. (Volumen 19, Julio 1, 1926).

105. Es decir, respecto a su Voluntad en cada cosa creada se podría escribir un libro: un libro
por cada cosa creada. Aquí apenas es un pequeño capítulo y además del sol; este astro que es
un símbolo especial de Dios y de su Voluntad Divina como así lo menciona Jesús:

El Eterno miró el cielo y quedó contento al ver las inmensas armonías, las comunicaciones
de amor que abrió entre el Cielo y la tierra, por eso siguió adelante, y con una sola palabra
creadora creó en este cielo el sol como relator continuo de su Ser Supremo, dotándolo de
luz, de calor, dejándolo suspendido entre el cielo y la tierra en acto de regir todo, de
fecundar, calentar, iluminar todo, y que con su ojo de luz indagador parece que dice a
todos: “Yo soy el más perfecto predicador del Ser Divino; miradme y lo reconoceréis, Él es
luz inmensa, es amor interminable, da vida a todo, no tiene necesidad de nada, ninguno lo
puede tocar; mírenme bien y lo reconoceréis, yo soy su sombra, el reflejo de su Majestad,
su relator continuo”. (Volumen 12, Febrero 20, 1919).

Ahora hija mía, el sol es símbolo de mi Voluntad, y tú has visto cómo es bello y encantador
su surgir sobre la tierra, cuántos efectos produce, cuánta variedad de tintes, cuántas
bellezas, cuantas transformaciones sabe hacer la luz, y cómo este sol ha sido puesto por su
Creador para dar vida, crecimiento y belleza a toda la naturaleza. Ahora, si esto hace el sol
para cumplir su oficio que le dio Dios, mucho más el Sol de mi Voluntad que fue dado al
hombre para infundirle la Vida de su Creador. ¡Oh, cómo es más encantador y bello el
surgir del Sol de mi Voluntad sobre la criatura! Al poner su luz sobre ella la transforma, le
da las variadas tintas de belleza de su Creador, con el investirla y plasmarla se adentra en
ella y le da los sorbos de Vida Divina, a fin de que crezca y produzca los efectos de los
bienes que contiene la Vida de su Creador. (Volumen 19, Mayo 10, 1926).

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106. Esto quiere decir que si de cada cosa creada se podría escribir un libro, del sol que es
símbolo de Dios y de su adorable Voluntad, sería una biblioteca. Aquí, como se ha dicho, es una
pequeña introducción. Respecto al sol Jesús dice en Libro de Cielo:

…el sol es uno, pero la multiplicidad de los efectos y bienes que produce es innumerable,
cada efecto es un amor distinto, puede ser un beso, una caricia de luz que da el Creador a
su criatura, un abrazo de amor, tantos actos de vida que hacemos surgir de dentro de
aquellos efectos, que se pueden llamar alimentos con los cuales viven las criaturas; y
Nosotros encontramos en quien vive en nuestro Querer el amor y la multiplicidad de los
efectos con los cuales creamos al sol, y ¡oh! cómo nos sentimos restituir el amor, los
besos, los abrazos, la multiplicidad de los efectos de amor que posee la luz, y nos sentimos
coronar nuestra luz inaccesible con la corona de luz de amor de la criatura. (Volumen 36,
Julio 24, 1938).

107. Es maravilloso el amor de Dios en la Creación, cómo nos besa, nos acaricia, nos abraza, en
este caso a través del sol. En este sentido Jesús sigue hablando:

Pero no me contenté con concentrar mi amor hacia el hombre en el cielo, que debía servir
para puro deleite, sino que queriéndome deleitar en amor con él quise crear el sol,
concentrando hacia el hombre tanto amor en el sol, Yo amaba al hombre en el sol, no al
sol, y por eso Yo ponía en él, amor de necesidad, porque era necesario el sol para la tierra,
pues debía servir a las plantas y al bienestar del hombre; amor de luz que debía iluminarlo;
amor de fuego que debía calentarlo; en todos los efectos que produce este astro, que son
innumerables, milagro continuo que está en la bóveda de los cielos y que desciende con su
luz para bien de todos, tantas especialidades de amor concentré en el sol hacia el hombre
por cuantos bienes y efectos produce, ¡oh, si la criatura al menos pusiera atención a mi
amor que le lleva el sol, cómo me sentiría feliz y correspondido por el gran amor que he
puesto en este mi relator divino y portador de mi amor, de mi luz! (Volumen 20, Octubre
29, 1926).

108. En esta cita Jesús nos sigue expresando las dosis de amor que hay en el sol para nosotros,
cuantas especialidades de amor concentró en este astro para nosotros, amándonos en el sol: en
la luz, en el calor, en los bienes y efectos que produce en toda la tierra:

Hija mía, el sol da siempre luz, no se cansa jamás de hacer su curso y de investir la
superficie de la tierra, y su triunfo es cuando encuentra la semilla para hacerla germinar y
desarrollarla para multiplicarla, la flor para darle el color y el perfume, el fruto para darle
la dulzura y el sabor. El sol con el comunicar sus efectos muestra con los hechos que es el
verdadero rey de la tierra, por eso triunfa cuando encuentra a quién poder comunicar sus
efectos y ejercitar su oficio real sobre toda la naturaleza (Volumen 20, Febrero 9, 1927).

¿No hace también el sol este oficio? En cuanto dardea la flor con su luz, así le da la
sustancia del color y del perfume; en cuanto dardea el fruto, así le infunde la dulzura y el
sabor; conforme dardea las plantas, así comunica a cada una la sustancia, los efectos que

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ellas requieren. Si esto lo hace el sol, mucho más mi Voluntad Divina que todo puede, y
todo sabe hacer, y así como el sol va buscando la semilla para dar lo que posee, así mi
Divina Voluntad va buscando las disposiciones de las criaturas que quieren vivir de mi
Voluntad, y rápidamente las dardea y comunica la sustancia y nobleza divina, y forma y
hace crecer su Vida”. (Volumen 34, Diciembre 2, 1935).

109. En estas citas se expresan los diferentes efectos que da el sol; en este sentido ¿qué
lecciones nos da el sol sobre la Divina Voluntad? La siguiente cita nos puede ayudar al respecto:

Hija mía, Dios es un acto único, y si se ven tantos actos en la Creación, no son otra cosa
que los efectos del acto único de Dios; sucede como al sol, el sol es uno, su luz es una sola,
pero los efectos de él, en cuanto su luz toca la tierra y con rapidez se extiende sobre de
ella, son innumerables, se puede decir que produce un efecto distinto sobre cada una de
las cosas que toca, distinto en el color, en la dulzura y en la sustancia que infunde sobre
cada una de las cosas que toca con sus manos de luz (Volumen 24, Junio 20, 1928).

110. Ya se había visto en la sección: “los velos de Dios” que Dios es un acto único y simple con
el que obra, y este acto solo es su Divina Voluntad. Por eso el sol es símbolo de su Voluntad
Divina, ya que así como el sol es uno, pero produce muchos efectos, así Dios, su Voluntad es un
acto único, pero produce infinidad de efectos: crea, conserva, ama, redime, etcétera.

111. Y en unas citas de arriba Jesús decía que el sol por lo mismo es el verdadero rey de la
tierra; y de esta manera es símbolo de la soberanía de Dios y de Jesucristo Rey. Por otro lado el
sol es fuego, luz y calor, veamos que dice Luisa en el Libro de Cielo:

[Luisa]: El sol es fuego, pero al mismo tiempo es luz y es calor, así que la Santísima Trinidad
está representada en el sol: El fuego es el Padre, la luz es el Hijo, el calor es el Espíritu
Santo, pero uno es el sol, y así como no se puede dividir el fuego de la luz y del calor, así
una es la potencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que entre Ellos no se pueden
realmente separar. Y así como el fuego en el mismo instante produce la luz y el calor, así
que no se puede concebir el fuego sin concebirse también la luz y el calor, así no se puede
concebir al Padre antes del Hijo y del Espíritu Santo y así recíprocamente, tienen los Tres el
mismo principio eterno. (Volumen 2, Febrero 28, 1899).

112. Esta es una hermosa explicación de Dios uno y trino —uno solo Dios y tres Personas
distintas— y de cómo el sol representa esta realidad de maravilla: un sol y tres aspectos unidos
e inseparables: fuego, luz y calor que manifiestan a cada una de la Personas de la Santísima
Trinidad. Pienso que con todo esto ya no podemos mirar al sol de la misma manera o con
indiferencia. Y en ese sol nos dice Dios en cada rayo de fuego, de luz y de calor: te beso, te
acaricio, te abrazo, te amo…

113. En el Libro de Cielo Jesús nos da más información sobre esta luz y este calor:

Hija mía, mi Divina Voluntad es luz, el amor es el calor. Luz y calor son inseparables entre
ellos y forman la misma vida; así hay necesidad de la fusión de mi Voluntad y de mi amor,

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una voluntad que no ama no es operante, un amor que no tiene voluntad está sin vida.
Empero mi Voluntad tiene el primer acto, se puede decir que su luz hace surgir el calor,
Ella hace el primer acto y llama en su luz la vida del amor, y de ellos forma una sola cosa.
¿Quién puede dividir el calor de la luz? Ninguno. Sin embargo, cuanto más grande es la luz,
más fuerte es el calor, así que una pequeña luz, apenas si se siente la fuerza del calor; una
luz grande da mucho calor y produce efectos admirables. *…+ He aquí el por qué tú sientes
en ti dos potencias infinitas, fundidas en una: Mi Divina Voluntad y mi amor (Volumen 26,
Mayo 21, 1929).

114. Aquí Jesús nos enseña que su Voluntad es luz y su Amor es calor; y que van de la mano, el
intentar separarlos perjudicaría en nuestro caso humano nuestro amor, nuestra voluntad y al
fin de cuentas nuestra vida. Esto es muy interesante, ya que en el ejemplo de la Santísima
Trinidad en el que se relaciona al Padre con el Fuego, al Hijo con la luz y al Espíritu Santo con el
amor, tenemos las siguientes citas del Evangelio y el Magisterio de la Iglesia:

Jesús les dirigió una vez más la palabra, diciendo: «Yo soy la luz del mundo. El que me
sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida». (Juan 8, 12).

El Espíritu Santo,… es el amor del Padre y del Hijo (San Juan Pablo II, Encíclica sobre el
Espíritu Santo, n. 39).

115. Y la Santísima Trinidad que se simboliza con el sol, también tiene otra semejanza con los
atributos divinos, veamos:

[Luisa]: ¿Qué cosa es el sol? No es otra cosa que un globo de fuego, uno es el globo, pero
muchos son los rayos, de modo que entonces podemos comprender fácilmente: 1° El
globo es Dios, los rayos los inmensos atributos de Dios. (Volumen 2, Febrero 28, 1899).
116. Esta es otra hermosa semejanza entre Dios y el sol. San Juan Pablo II nos explica lo que son
estos atributos:

Siguiendo una pedagogía progresiva, el Dios de la Alianza manifiesta las propiedades de su


ser, las que suelen llamarse sus atributos. (San Juan Pablo II, audiencia general, 2-octubre-
1985).

117. Aquí San Juan Pablo II nos explica que los atributos divinos son propiedades de su ser; es
decir, son cualidades de su ser divino; ser divino es un acto solo, un acto simple. Entonces, en
esta imagen del sol, el sol es Dios y los rayos sus atributos, los cuales son para nosotros luz y
calor, es decir, Voluntad Divina y el Amor Divino, sus atributos nos manifiestan esta Voluntad-
Amor divinos. Veamos algunos atributos que se mencionan en el Libro de Cielo:

En mi Voluntad las cosas son simples, fáciles e inmensas, mi Voluntad es todo, tanto, que
mis mismos atributos, ¿qué son? Un acto simple de mi Voluntad, así que si la Justicia, la
Bondad, la Sabiduría, la Fortaleza hacen su curso, mi Voluntad los precede, los acompaña,
los pone en actitud de obrar, en suma, no se apartan un punto de mi Querer. Por eso
quien toma mi Voluntad toma todo (Volumen 11, Octubre 2, 1913).

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118. Aquí vemos, por tanto, algunos ejemplos de los atributos o cualidades divinas: Justicia,
Bondad, Sabiduría, Fortaleza. Por supuesto que hay más: Santidad, Pureza, Misericordia,
etcétera. Y así como los rayos del sol caen en la tierra para fecundarla y dar la vida al planeta y
a nosotros, además de calentarnos con sus rayos y nutrirnos —el sol produce vitamina D que
ayuda a mineralizar y fortalecer los huesos—; así los rayos de los atributos de Dios nos buscan:

Hija mía, todos mis atributos están en continua actitud hacia los hombres, y todos exigen
su tributo. (Volumen 4, Octubre 20, 1900).

119. Y como ya hemos visto, toda la donación de Dios para nosotros requiere una respuesta
también amorosa de nuestra parte.

120. Y también, así como el sol simboliza a Dios y a su Divina Voluntad que a todo da vida y
fecunda: “…el sol de la voluntad humana es la Divina Voluntad, quitada Ésta, luz no hay para la
criatura” (Volumen 16, Agosto 9, 1923), también la Voluntad Divina significa otras cosas,
veamos:

Hija mía, al crear el cielo, primero creé las estrellas como astros menores, y después creé
el sol, astro mayor, dotándolo de tal luz, de eclipsar a todas las estrellas, como
escondiéndolas en sí, constituyéndolo rey de las estrellas y de toda la naturaleza. Es mi
costumbre hacer primero las cosas menores, como preparativo a las cosas mayores, y
éstas como corona de las cosas menores. El sol, mientras es mi relator, al mismo tiempo
simboliza a las almas que formarán su santidad en mi Querer; los santos que han vivido al
reflejo de mi Humanidad y como a la sombra de mi Voluntad, serán las estrellas; y
aquellas, si bien han venido después, serán los soles. (Volumen 12, Abril 15, 1919).

121. Aquí Jesús explica cómo el sol también simboliza a las almas que formarán su santidad en
su Querer; es decir, a las almas que vivirán con el don de la Divina Voluntad. Y dice que aunque
han venido después, serán los soles; esto recuerda a cuando Jesús dijo en el evangelio:

Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos. (Mateo 20, 16).

122. En los volúmenes se habla también de que cada cosa creada nos enseña sobre las
cualidades divinas y así mismo de una cualidad que nosotros tendríamos que copiar e imitar,
veamos:

Pero tú debes saber que toda la Creación y cada cosa creada da lección al hombre, ellas
narran nuestras cualidades divinas, y cada una da lección de la cualidad que contiene: El
sol da lección de luz y enseña que para ser luz se necesita ser puro, despojado de toda
materia; la luz contiene el calor unido a ella, no se puede separar la luz del calor, así que si
quieres ser luz debes amar sólo a tu Creador, y esto te llevará como sol la fecundidad del
bien. El cielo te da lección de mi Patria Celestial, te llama continuamente a tu Creador, te
da lección de desapego de lo que es tierra, de la altura de santidad a la cual debes llegar,
te da lección de que debes adornarte más que estrellas de todas las virtudes divinas. Así
que cada cosa da lección y llama al hombre a reflejarse en ellas para copiarlas e imitarlas;

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no he puesto fuera mis ornamentos sólo para hacerlos ver, sino para que imitándolos
pudiese adornarse la criatura, sin embargo, ¿quién pone atención para escuchar tantas
lecciones? Casi ninguno.

123. Aquí Jesús expresa que para que la criatura se adorne y pueda copiar e imitar las
cualidades divinas hay que poner atención para escuchar las lecciones que nos dan las cosas
creadas; y también como veíamos al inicio de éste capítulo, aprender de las cosas creadas
cómo tenemos que amar al Creador. En este sentido veamos lo que nos enseña el sol, a modo
de introducción como hemos dicho, esperando que como hijos de Dios estos aprendizajes
sobre la Creación aumenten por parte de nosotros.

124. Para esto nos podemos también servir de lo que nos enseña la física solar sobre el sol, y
luego con lo que aprendemos de la Palabra de Dios, reflexionar sobre estas lecciones que nos
ayuden a imitar las cualidades divinas y asemejarnos más a nuestro Dios. Estos aspectos de la
física solar los veremos, obviamente, de manera sencilla.

125. Empecemos viendo algo que es muy conocido. Dios estableció que el sol estuviera en el
centro de nuestro sistema solar; es decir, los planetas giran en torno al sol y este astro los
mantiene en equilibrio y con su luz y calor da vida a nuestro planeta. Este sistema planetario ya
nos da mucha información sobre cómo tenemos qué comportarnos con Dios.

126. Una cuestión importante es que Dios tiene que ser nuestro centro de vida. No es suficiente
que Dios sea solamente una parte de nuestra vida o que esté en nuestra vida como algo más,
sino que Dios tiene que ser lo primero, tiene que ser nuestro centro, en el cual toda nuestra
vida tiene que girar:

El primer mandamiento nos ordena amar a Dios sobre todas las cosas (Catecismo de la
Iglesia Católica, n. 2093).

...amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con
todas tus fuerzas. (Marcos 12, 30).

127. La cita del Evangelio que habla de: amar a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma…
expresa muy bien este centro; de alguna manera el corazón y el alma del ser humano es como
su centro, y en este centro tiene que estar Dios, es el orden justo y adecuado. Y así como sería
un caos en el sistema solar e incluso desaparecería la vida en la tierra como la conocemos hoy
en día si el sol de repente desapareciera o se destruyera, así si no tenemos a Dios como centro
de nuestra vida o incluso lo sacamos de ella, entonces caemos en desorden, caos y empezamos
a morir de muchas maneras. Nos faltaría la luz y el calor, nos faltaría la Voluntad y el Amor de
Dios:

Hija de mi Voluntad, mi Voluntad es vida, mi amor es alimento. La vida no puede estar sin
el alimento (Volumen 36, Julio 24, 1938).

128. Así que sin Dios, se nos va la vida y el alimento, por eso Jesús dijo:

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Jesús les respondió: «... El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás
tendrá sed. (Juan 6, 35).

129. Estar lejos de Dios es estar lejos de la luz que nos guía y por eso andamos en tinieblas y
tomamos malas decisiones, andamos hambrientos, que se refleja en muchas cosas: mal humor,
enojos, amargura, desánimo, depresión, angustias, todo tipo de apegos, etcétera. Somos un
diseño de amor y sin el alimento del amor, morimos, si no física, sí emocional y
espiritualmente.

130. Nuestro lugar y por tanto nuestra felicidad es girar en torno a este sol de nuestro Dios que
nos da vida, alimento, calor, amor, etcétera. Y también ya habíamos visto más arriba que el sol
también simboliza la Voluntad Divina: “…hija mía, el sol es símbolo de mi Voluntad…” (Volumen
19, Mayo 10, 1926). Entonces significa que toda nuestra vida tiene que girar en torno a la
Voluntad Divina:

No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga
la voluntad de mi Padre celestial. (Mateo 7, 21).

131. Lo cual significa el vivir para hacer la Voluntad de Dios en todo momento y vivir con el don
de la Divina Voluntad; la Voluntad Divina es nuestra felicidad, nuestro paraíso:

…porque mi Voluntad amada y cumplida, en el alma forma el paraíso; no amada y no


cumplida forma el infierno. (Volumen 16, Abril 23, 1924).

132. ¿Qué más nos puede enseñar el sol? Entre otras cosas es la manera de cómo se produce la
luz y el calor en el sol. Lo cual se produce por lo que se llama fusión nuclear. Sin entrar,
obviamente, en detalles complicados, la energía nuclear se logra a través de dos procesos: la
fisión nuclear y la fusión nuclear.

133. En términos sencillos y simples, la fisión nuclear consiste en dividir un núcleo atómico, y al
hacerlo, se puede conseguir energía, precisamente energía del núcleo. La fusión nuclear en
cambio es el proceso inverso en donde se unen núcleos atómicos y se puede conseguir también
energía, energía del núcleo.

134. ¿Qué podemos aprender de esto? Dios para producir la energía del sol escogió la fusión
nuclear, no la fisión; ¿por qué? ¿qué nos quiere enseñar Dios con esto? Reflexionando un poco,
nos damos cuenta que la fusión es unión; en cambio la fisión es división. La fusión viene de
fundirse; entonces nos quiere enseñar en el sol —que es su símbolo— la realidad de la unión de
la Santísima Trinidad, que es la unión más perfecta que existe, de hecho es una fusión. Ya
habíamos visto más arriba el símbolo del fuego, luz y el calor respecto a las Personas de la
Trinidad; y vemos que el fuego, la luz y el calor realmente están fundidos.

135. Pero también habíamos visto que el sol es símbolo de las personas que vivirán con la
santidad del don del Reino de la Divina Voluntad y esta santidad es la que se vive cuando
realizamos nuestros actos y nuestra vida fundidos con la Voluntad Divina; es decir, vivimos y

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actuamos fundiendo nuestros actos con el acto Divino, fundiendo, fusionando nuestra voluntad
humana con la Voluntad Divina:

Este fundirte en mi Voluntad sin ningún interés personal, sino sólo para darme lo que
todos deberían darme, y para dar a todos todo el bien que mi Querer contiene, es sólo de
la Vida Divina, no de la humana; así que sólo mi Voluntad es la que forma esta Santidad
divina en el alma. (Volumen 14, Junio 6, 1922).

Hija mía, mira cómo es bello el Sol de mi Voluntad, qué Potencia, qué maravilla, no apenas
el alma se quiere fundir en Ella para abrazar a todos, mi Querer transformándose en Sol
hiere al alma y forma otro Sol en ella, y ella conforme forma sus actos forma sus rayos
para herir al Sol de la Suprema Voluntad, y envolviendo a todos en esta luz, por todos ama,
glorifica, satisface a su Creador, y lo que es más, no con amor, gloria y satisfacción
humanas, sino con amor y gloria de Voluntad Divina, porque el Sol de mi Voluntad ha
obrado en ella. Mira qué significa hacer los actos en mi Voluntad, esto es el vivir en mi
Querer: Que el Sol de mi Voluntad, transformando en Sol a la voluntad humana, obre en
ella como en su propio centro. (Volumen 17, Septiembre 17, 1924).

136. Y lo interesante es que al hablar de energía nuclear, estamos hablando de la parte más
íntima del átomo. El átomo se compone de partículas, las principales son: electrones, protones
y neutrones; y para explicar en términos muy simples, el átomo es como un sistema solar en
donde los electrones giran alrededor del núcleo, en donde se encuentran los protones y
neutrones.

137. Aquí se ve cómo la huella Trinitaria del sol y lo demás girando en torno a él, también está a
nivel atómico: los electrones alrededor del núcleo; es decir, tanto a nivel macro como micro
está esta imagen divina en donde Dios es el centro de todo, dando vida y atrayendo a todos
hacia Él; esto nos recuerda a Jesucristo que vino a redimir y restaurar las cosas otra vez al
orden divino: “…cuando yo sea levantado en alto sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí”
(Juan 12, 32).

138. Siguiendo con nuestro aprendizaje sobre esta fusión nuclear y la cuestión de que el núcleo
es la parte central e íntima del átomo, vemos que Dios para darle más peso a este núcleo
estableció que en el núcleo existiera la mayor parte de la energía del átomo, superior a la
energía de los electrones; igual que en el sistema solar es el sol el de mayor energía y masa. Y
así mismo en la relación de Dios con sus criaturas es Él el infinito, el todo poderoso, el Amor.

139. Entonces, esta parte íntima del átomo que es su núcleo se funde con otra parte íntima, es
decir, con otro núcleo; ¿qué nos enseña esto? Muchas cosas. Pero enfoquémonos a Dios y
nosotros; ¿cuál es la parte más íntima, noble y bella de Dios y de nosotros?

Hija mía, al crear al hombre le infundí el alma con mi aliento, queriéndole infundir la parte
más íntima de nuestro interior, que es nuestra Voluntad (Volumen 17, Julio 16, 1924).

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En cambio, quien con decisión firme me ha dado su voluntad, me ha dado la parte más
noble, más preciosa, cual es su voluntad, en ella me ha dado todo el interior (Volumen 34,
Junio 28, 1937).

Hija bendita, tú debes saber que la cosa más bella creada por Nosotros fue la voluntad
humana, entre todas las cosas creadas es la más bella, la que más nos semeja, por eso se
puede llamar la reina entre todas, como de hecho lo es. (Volumen 33, Junio 16, 1934).

…porque la voluntad es la cosa más íntima que puede existir, tanto en Dios como en la
criatura, es la parte esencial de la vida (Volumen 27, Enero 10, 1930).

140. Entonces la fusión nuclear nos enseña que tenemos que fundir nuestra voluntad (nuestro
núcleo) con la Voluntad Divina (núcleo divino) para vivir con el don de la Divina Voluntad y al
hacer esto se desprenden, en cada uno de nuestros actos que se transforman en divinos,
gracias y bendiciones infinitas para toda la Creación (como la energía nuclear desprendida en la
fusión nuclear):

Hija mía, es tanta la potencia de un acto hecho en mi Querer, que llega a lo increíble;… en
cuanto tú has hecho tu acto, mi Voluntad ha hecho salir de Sí un amor, una gloria, una
felicidad mayor, de la cual todos se han sentido investidos, y los ángeles y santos sienten
una gloria y felicidad mayor y se sienten más amados por Dios, la tierra recibe más ayudas,
más gracias, según sus disposiciones. … ¡Oh!, cómo quisiera que todos conocieran qué
significa obrar en mi Voluntad (Volumen 35, Septiembre 12, 1937).

141. Y para que exista fusión nuclear se necesitan altas temperaturas; en el núcleo del sol en
donde ocurre la fusión nuclear de núcleos de Hidrógeno que dan origen al Helio, la
temperatura es de aproximadamente 15 millones de grados centígrados. ¿Qué nos puede
enseñar esto? Que se requieren grandes cantidades de amor para que la fusión de la voluntad
humana con la Divina se dé; recordemos que el calor es manifestación del amor. Y en física, el
calor puede elevar la temperatura.

142. Pero la energía nuclear nos sigue enseñando más cosas. La fisión nuclear que es dividir el
núcleo atómico es muy diferente, esta forma de energía atómica es muy peligrosa y dañina;
produce partículas peligrosas que pueden causar cáncer y mutaciones genéticas (radiactividad).
Es la manifestación de lo que sucede cuando nos separamos de la Voluntad Divina:

…no hay santidad sin mi Voluntad, y no puede salir ningún bien, ni santidad pequeña o
grande sin Ella. (Volumen 14, Noviembre 6, 1922).

Ahora, ¿qué sería de la tierra sin el sol? Más fea y espantosa sería el alma sin mi Voluntad;
sin Ella, ¡oh, cómo desciende de su origen, cómo el yugo de las pasiones y de los vicios,
más que tinieblas la hacen morir y le preparan la tumba donde enterrarla! (Volumen 19,
Mayo 10, 1926).

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143. En cambio la fusión nuclear no produce desechos radiactivos ni gases invernadero. La
fusión de la voluntad humana con la Voluntad Divina es como tendría que vivir el ser humano
porque así fue creado, ya habíamos visto que:

Hija mía, fea es la naturaleza humana que vive sin mi Voluntad, porque ella fue creada por
el Ente Divino para vivir unida con el Fiat Divino, así que con vivir sin Él se da un cambio en
la naturaleza humana (Volumen 29, Agosto 10, 1931).

144. Por eso no tendremos la felicidad plena y paradisiaca en esta tierra como la tuvo Adán
hasta que no regresemos a vivir con el don de la Divina Voluntad. Recordemos la frase de San
Agustín: «Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti»
(Confesiones 13), que habla de cómo en Jesús está nuestra paz, elimina toda inquietud y nos
lleva a una vida nueva; pero con el don de la Divina Voluntad se va todavía más allá, no es
solamente redimir y salvar, sino restaurar la armonía y santidad original que tuvo Adán antes
de pecar, es recuperar y llegar a la plena felicidad del Edén ya aquí en la tierra:

Estos actos hechos en nuestro Querer están dotados de valor divino, cada uno de ellos
posee una felicidad, una alegría nueva, de modo que la criatura se forma en sus actos
innumerables alegrías, contentos y felicidad sin fin, tanto de formarse ella misma un
paraíso de delicias y de bienaventuranzas (Volumen 36, Noviembre 6, 1938).

Ahora, con este don, la familia humana se sentirá de tal manera vinculada con su Creador,
que no se sentirá más lejana de Él, sino de tal manera cercana como si fuera de su misma
familia y conviviera en su misma morada real. Con este don se sentirá de tal manera rica,
que nunca más sentirá las miserias, las debilidades, las pasiones turbulentas, sino que todo
será fuerza, paz, abundancia de gracia (Volumen 30, Abril 30, 1932).

Por eso nuestro Ser Supremo espera con ansia a los hijos de nuestro Querer, para hacerse
conocer en la tierra, para después hacer salir del fondo de nuestro Seno Divino nuevas
alegrías y felicidad que no terminan jamás, porque quien vive en nuestro Querer ha
adquirido en sus actos el infinito y las alegrías que no se agotan jamás.
(Volumen 36, Junio 12, 1938).

145. Entonces podríamos parafrasear la cita de San Agustín: Señor, nos creaste para vivir en tu
Divina Voluntad y nuestra alma no encontrará la plenitud de la felicidad hasta que viva con el
don de tu Divina Voluntad. Entonces, hay que fundirnos en la Voluntad Divina para hacernos
uno con Ella:

Pero no es todo aún, un acto de más que se hace en mi Voluntad, es un incorporarse Dios
en la criatura y la criatura en Dios; es un instalarse recíprocamente, y la vida del uno corre
en el otro casi como sangre en las venas; es la fusión del latido humano en el latido eterno,
y siente en sí como vida el amor, la santidad, la Vida de su Creador, y el Eterno siente
correr en Sí el pequeño amor de la criatura, que viviendo en Él forma un solo amor y una
sola Voluntad (Volumen 34, Febrero 26, 1937).

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146. ¡Qué belleza esta realidad! ¡Es una poseía divina!: el don de la Divina Voluntad es la fusión
del latido humano en el latido eterno, es la fusión de las voluntades en un solo amor y una sola
Voluntad, para encontrar la felicidad más grande, y es lo que expresa Jesús en la siguiente cita:

Hija mía, cómo es bello ver a un alma fundirse en mi Voluntad, en cuanto el alma se funde
en Ella, el latido creado toma lugar y vida en el latido increado y forman uno solo, y corre y
late junto con el latido eterno. Esta es la más grande felicidad del corazón humano, latir en
el latido eterno de su Creador. (Volumen 17, Octubre 6, 1924).

147. Aquí Jesús nos enseña la más grande felicidad del corazón humano: ¡latir en el latido
eterno de su Creador!; ya no tenemos que seguir buscando la verdadera y plena felicidad, está
en el don del Reino de la Divina Voluntad que ya el que quiera y se disponga puede entrar. Ya
está la obra que nos llevará a esta plenitud; ya está disponible en nuestra época y en este
mundo, la que Jesús hizo a través de Luisa Picarreta, la elección es de cada quien.

148. Y así como la energía nuclear, que está en el sol, es muy poderosa, comparada con otras
energías, Jesús nos habla en el Libro de Cielo de que no hay un valor más alto, más bello que
obrar y vivir en su Voluntad:

No hay acto más bello, escena más encantadora, que el entrar la criatura en nuestra
Voluntad (Volumen 34, Junio 28, 1937).

Así sucede para quien posee mi Divina Voluntad, posee la vida, la virtud creadora, y sus
más pequeños actos contienen un valor divino e interminable, por eso ninguno puede
igualar sus riquezas (Volumen 23, Octubre 2, 1927).

En cambio, todo lo que se puede hacer fuera de mi Voluntad, aunque sea un bien, no se
puede llamar verdadero bien, porque le falta el alimento divino, su luz, y son disímiles de
mis actos, y por eso quitan la semejanza al alma de la imagen divina, porque es sólo mi
Voluntad la que la hace crecer a mi semejanza, y quitada esta semejanza se quita lo más
bello, el valor más grande al obrar humano, así que son obras vacías de sustancia, de vida
y de valor, son como plantas sin fruto, como alimento sin sustancia, como estatuas sin
vida, como trabajos sin salario, que cansan los miembros de los más fuertes. (Volumen 19,
Agosto 29, 1926).

¡Cómo es bello el vivir en mi Querer! La criatura se pone en nuestras mismas condiciones,


lo que queremos Nosotros quiere ella, y ésta es la cosa más santa, más grande, más noble,
llena de majestad y de pureza: ‘Querer lo que quiere Dios’. Ningún otro acto puede llegar a
una altura tan sublime y a un valor que no termina jamás, como el querer lo que Dios
quiere; Dios es santo y puro, es orden, es bondad, con querer lo que quiere Dios, la
criatura quiere lo que es santo, puro, bueno, y con la plenitud del orden, se siente
renacida en Dios, hace lo que hace Dios; Dios hace todo, abraza todo, se mueve en todos,
y ella es concurrente a lo que hace Dios. ¿Puede hacer bien mayor? Por eso al vivir en mi
Querer no hay cosa que lo pueda ni alcanzar ni sobrepasar, por lo tanto vive siempre en mi
Fiat y seremos felices, tú y Yo. (Volumen 36, Mayo 10, 1938).
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149. Vivir con el don de la Divina Voluntad es fundirnos con la Luz, es hacernos luz, es
convertirnos en seres luminosos para Dios y para los demás; y esto es algo que el sol nos
recuerda continuamente: se luz como tu Creador, fúndete en Él, da el calor del Amor divino a
Dios y a tus hermanos. En este sentido son significativas las palabras de Jesús:

Hija mía, así como la luz del sol con un solo golpe de luz da luz a toda la criatura,… así los
actos hechos en mi Querer Divino, siendo hijos de la luz de mi Divina Voluntad, con un solo
acto pueden hacer luz a todos, se pueden extender dondequiera, porque es virtud y
propiedad que tiene en sí misma la luz de mi Fiat Divino, que con un solo acto suyo puede
dar luz a todos (Volumen 24, Septiembre 21, 1928).

150. Bueno, estos son algunos intentos de ver las lecciones que nos da la Divina Voluntad en el
sol y cómo también el sol nos da lecciones sobre la Divina Voluntad; obviamente hay más
lecciones y también podríamos a partir de la fusión nuclear reflexionar sobre el matrimonio y
otras cuestiones, pero no se hará en este momento, quizá sea ocasión de otras obras, Dios dirá.

151. Para terminar este capítulo del sol, de este astro que es el símbolo de nuestro Dios, lo
haremos con la siguiente cita del Libro de Cielo que sintetiza muy bien lo hablado:

El Sol soy Yo, las pequeñas luces que se salen del Sol es la Creación, las luces que viven en
el Sol son las almas que viven en mi Voluntad. ¿Has ahora entendido? (Volumen 12, Enero
8, 1919).

41
EL AGUA

152. Ahora intentaremos aprender otras lecciones de la Divina Voluntad en el agua, las dosis de
amor que tiene Dios en ella para nosotros, también aprender que nos enseña el agua para
amar a nuestro Creador y así mismo a nuestros hermanos. Y como en todas las cosas creadas,
Dios también nos ama en el agua, veamos estas palabras divinas de amor de nuestro Creador:

…en Mí hay esta triple condición de amor: Primero, te amo como Creador, como Redentor
y como Amante. Segundo, te amo en mi omnipotencia, que me sirvió para crearte y crear
todo por amor tuyo, de modo que el aire, el agua, el fuego y todo lo demás te dicen que te
amo y que por amor tuyo los hice; te amo como mi imagen, y te amo por ti misma.
Tercero, te amo ab eterno, te amo en el tiempo y te amo por toda la eternidad. (Volumen
4, Enero 11, 1902).

153. Este es el amor de nuestro Dios, y como se observa, nos ama también en el agua y nos
ama con gran ternura:

Si el agua te quita la sed, es nuestro grito de amor que corre en el agua y te quita la sed, te
lava, da el humor a las plantas, y tantos otros bienes que hace. (Volumen 34, Junio 18,
1937).

154. Y si en el capítulo anterior vimos que el sol es rey, el Libro de Cielo nos enseña que el agua
es:

Hija mía, si el sol es el rey del universo, si con su luz simboliza mi majestad y con su calor
mi amor y mi justicia, que cuando encuentra la tierra que no quiere prestarse a su
fecundidad, con su aliento ardiente la termina de secar y volverla estéril; el agua se puede
decir reina de la tierra, porque simbolizando a mi Voluntad no hay punto donde no entre,
ni hay criatura que pueda estar sin Ella; tal vez sin el sol se pueda vivir, pero sin el agua
ninguno, ella entra en todo, hasta en las venas, en las vísceras humanas, como en las
profundas entrañas de la tierra, ella en mudo silencio hace su curso continuado, se puede
decir que el agua no sólo es reina, sino que es como el alma de la tierra, sin el agua la
tierra sería como un cuerpo muerto. Tal es mi Voluntad, no sólo es reina, sino es más que
alma de todas las cosas creadas, es vida de cada latido, de cada fibra del corazón.
(Volumen 13, Julio 26, 1921).

155. Aquí Jesús nos explica que el agua es reina y entra en todo, en todo se encuentra; por eso
también es como el alma de las cosas creadas. Esto tiene que ver con lo que habíamos visto
más arriba de la omnipresencia de Dios y su Voluntad que se encuentra en todas partes:

¿Puede un hombre esconderse en un lugar secreto sin que yo lo vea? —Oráculo del
Señor— ¿Acaso no lleno el cielo y la tierra? —Oráculo del Señor—. (Jeremías 23, 24).

…mi Voluntad se encuentra por todas partes (Volumen 18, Septiembre 16, 1925).

42
156. Y también veíamos que Dios conserva todo y que conserva todas las cosas en la existencia
y les da la vida:

En efecto, en Él [en Dios] vivimos, nos movemos y existimos (Hechos 17, 28).

157. Dios es la Vida: “Yo soy… la Vida” (Juan 14, 6) y por lo tanto el agua refleja muy bien esta
vida; en la cita de arriba sobre el agua de Libro de Cielo dice al final: mi Voluntad… es vida de
cada latido, de cada fibra del corazón; con lo cual sin la Voluntad Divina nada existiría, nada
tendría vida, por eso el agua simboliza muy bien la vida y la Divina Voluntad, sin ella no se
puede vivir:

Mi Querer, como agua corre en todo, ahora silencioso y escondido, ahora palpitante y
visible. El hombre se puede sustraer de mi luz, de mi amor, de mi gracia, pero de mi
Voluntad jamás, sería como uno que quisiera vivir sin agua, es verdad que puede haber
algún loco que odie el agua, pero a pesar de que la odie, que no la ame, estará obligado a
beberla, o el agua o la muerte. Así es de mi Voluntad, siendo vida de todo, las criaturas, o
la tendrán con ellas con amor o con odio, pero a pesar de todo estarán obligadas a hacer
correr mi Querer en ellas, como la sangre en las venas, y quien quisiera sustraerse de mi
Querer sería como suicidar la propia alma; pero mi Querer no lo dejaría, seguiría sobre él
el curso de la justicia, no habiendo podido seguir sobre él el curso de los bienes que
contiene mi Querer. Si el hombre supiera qué significa hacer o no hacer mi Voluntad,
todos temblarían de espanto al solo pensamiento de sustraerse por un solo instante de mi
Querer. (Volumen 13, Julio 26, 1921).

158. Aquí Jesús nos explica que así como no es posible vivir sin agua, incluso aunque se la odie,
así tampoco se puede vivir sin su Voluntad Divina que es vida de todo, aunque no se quiera o se
odie su Voluntad. Esto tiene que ver con el aspecto de la conservación que ya hemos visto, la
Voluntad Divina conserva todo en la existencia, es la causa primera de todo cuanto existe y de
cuanto se mueve.

159. Ya habíamos visto más arriba que si la Voluntad de Dios quisiera que un ser dejara de
existir, sería aniquilado en ese momento; porque ninguna criatura nos hemos dado la
existencia a nosotros mismos, sino ha sido Dios. Y aunque Dios puede aniquilar lo que ha
creado, Él ha revelado que lo que ha creado no lo piensa aniquilar:

Él ha creado todas las cosas para que subsistan (Sabiduría 1, 14).

160. Incluso en el infierno está la Voluntad Divina conservando y cumpliendo su Justicia:

Hija mía, si a ti te parece que te he dejado y no sientes mi Vida en ti, mi Voluntad no te ha


dejado, más bien su Vida en ti estaba en su plenitud, porque Ella no deja a ninguno, ni
siquiera a los condenados en el infierno, más bien allí está cumpliendo su Justicia
inexorable e irreconciliable, porque en el infierno no hay reconciliación, más bien forma su
tormento; es justo que quien no ha querido recibirla para ser amado, hecho feliz,
glorificado, la reciba para ser atormentado y humillado. Por eso mi Voluntad no deja a

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ninguno, ni en el Cielo, ni en la tierra, ni en el infierno, tiene todo en Sí como en su propio
puño, ninguno puede escaparle, ni el hombre, ni el fuego, ni el agua, ni el viento, ni el sol,
dondequiera tiene su imperio y extiende su Vida imperando y dominando todo. (Volumen
21, Marzo 13, 1927).

161. Sin agua morimos, sin Voluntad Divina seríamos aniquilados, dejaríamos de existir
totalmente. Morir no es dejar de existir, es la separación del alma y del cuerpo; el cuerpo se
transforma en otras partículas orgánicas6, el alma permanece inmortal y entra en el ámbito de
la vida eterna para salvarse7 o condenarse.

162. Pero además de que Dios nos da la existencia, también nos permite movernos, si no fuera
así, no podríamos movernos en toda la extensión de la palabra, no solamente el movimiento
físico, sino cualquier movimiento: pensar, recordar, decidir, rezar, etcétera:

[Dios]: a todo lo que se mueve y opera algo, lo impulsa al movimiento y a la acción por
medio de una íntima virtud. (Catecismo Romano, 1 2, 22).

163. Este mover de Dios a las cosas creadas se le ha llamado premoción física o concurso previo;
aunque como ya hemos visto no se limita solamente a los movimientos físicos, sino a todo lo
que se mueve en la Creación, sea material o espiritual. Y este concurso previo significa que la
Voluntad Divina nos da una moción o movimiento previo para actuar; aunque nosotros
decidamos y seamos libres, se requiere por así decirlo, el primer impulso para luego hacer lo
que decidamos. Este primer impulso nos lo da la Divina Voluntad, si no es así, nada se movería;
así de grande es Dios y su amor:

Porque el acto primero de la criatura lo hace mi Fiat, no hay pensamiento, palabra, obra,
que mi Fiat no inicie. (Volumen 34, Noviembre 3, 1936).

Yo soy el acto primero de toda la Creación, y sin mi primer movimiento todas las cosas
creadas quedarían paralizadas, sin fuerza e incapaces de un mínimo movimiento; la vida
está en el movimiento, sin él todo está muerto, por tanto Yo soy el primer movimiento,
que doy vida y actitud a todos los demás movimientos, así que a mi primer movimiento la
Creación se pone en movimiento (Volumen 15, Abril 9, 1923).

164. Y cada ser fue creado de acuerdo a una manera de ser: los felinos como felinos, los
caballos como caballos, los árboles como árboles, los ángeles como ángeles, los seres humanos
como seres humanos, y así de todo; a esta manera de ser de cada cosa se le llama naturaleza:
naturaleza felina, naturaleza humana, naturaleza angélica, etcétera. Y cada naturaleza existe y
se mueve de acuerdo a ella misma, esto es a lo que podríamos llamar vida de cierto tipo. Y así
hay una vida de tipo felina, de tipo humana, de tipo angélica, etcétera.

165. Pienso que aquí podemos entender mejor la cita de la Escritura:

6Que en un cierto momento histórico, habrá la resurrección de los cuerpos.


7
Aquí, si tiene la santidad suficiente para entrar al Cielo se va directamente, si no tiene el nivel de santidad
requerido, tendrá que hacer una estancia en el purgatorio.

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En efecto, en Él [en Dios] vivimos, nos movemos y existimos (Hechos 17, 28).

166. Por eso en los volúmenes ya hemos visto que se dice que la Voluntad Divina es Vida y que
el agua es símbolo de esta Voluntad, porque da vida a todo:

…mi Voluntad, no sólo es reina, sino es más que alma de todas las cosas creadas, es vida
de cada latido, de cada fibra del corazón. (Volumen 13, Julio 26, 1921).

167. Y por eso Jesús dice:

Yo soy …la Vida (Juan 14, 6)

Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia (Juan 10, 10).

168. ¿Qué más podemos aprender del agua? En los volúmenes Jesús hace una comparación
entre el saber vaciarnos de nosotros mismos para llenarnos de Dios y el agua:

Hija mía, el alma vacía es como el agua que corre siempre, y sólo se detiene cuando llega
al centro de donde ha salido; y así como el agua que no tiene color puede recibir en sí
todos los colores que en ella se reflejen, así el alma vacía, corre siempre hacia el centro
divino de donde salió, y sólo se detiene cuando llega a llenarse toda, toda de Dios, porque
estando vacía nada se le escapa del Ser Divino, y como no tiene color propio recibe en sí
todos los colores divinos. Ahora, sólo el alma vacía, porque está vacía de todo, comprende
las cosas según la verdad, por ejemplo: La preciosidad del sufrir, el verdadero bien de la
virtud, la sola necesidad de lo eterno, porque para amar una cosa es de absoluta
necesidad que se odie la cosa contraria a la que se ama, y sólo el alma vacía es la que llega
a tanta felicidad. (Volumen 7, Abril 29, 1906).

169. Es interesante el aspecto de que Dios hizo al agua incolora para recibir todos los colores
que refleja (atardeceres, amaneceres, etcétera), incluso de imágenes cuando está el agua en
reposo; esto es lo que Dios quisiera de nuestra alma: completamente libre de apegos y vacía
para Él llenarnos hasta desbordarnos de felicidad, como una copa que se llena de vino hasta
derramarse fuera.

170. Otro aspecto del agua es que nos cae del cielo cuando llueve. Es también imagen de la
gracia de Dios que nos cae de su Cielo y cada gota de agua es como un beso, como un te amo
por parte de Dios, a nosotros nos toca agradecer y corresponder este amor de la Voluntad
Divina en el agua:

[Luisa]: Recuerdo que un día estaba fundiéndome en el Santo Querer Divino, y yo miraba
el cielo que llovía a cántaros y sentía gusto al ver caer el agua a la tierra; y mi dulce Jesús
moviéndose en mi interior, con amor y ternura indecibles me decía:

Hija mía, en esas gotas de agua que ves descender del cielo está mi Voluntad, Ella corre
rápidamente junto con el agua, va para quitar la sed a las criaturas, para descender en las
vísceras humanas, en sus venas, para refrescarlas y constituirse vida de las criaturas y

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llevarles mi beso, mi amor; va para regar la tierra, para fecundarla y prepararles el
alimento; va para tantas otras necesidades de ellas. Mi Voluntad quiere tener Vida en
todas las cosas creadas para dar vida celestial y natural a todas las criaturas. Pero Ella,
mientras va como en fiesta, llena de amor hacia todas, no recibe la adecuada
correspondencia y queda como en ayunas por parte de las criaturas. Hija mía, tu voluntad
fundida en la mía corre también en esa agua que llueve del cielo, corre junto dondequiera
que Ella va, no la dejes sola y dale la correspondencia de tu amor, y por todos.

171. El agua ocupa el 71% de la superficie del planeta. En los océanos es donde se concentra la
mayoría del agua: un 96.5% del agua total. La grandeza de los océanos nos habla de la
inmensidad de Dios y por tanto también simbolizan su infinita Voluntad:

El mar simboliza mi inmensidad (Volumen 11, Junio 29, 1914).

El mar es mi Voluntad… (Volumen 13, Agosto 9, 1921).

172. En este sentido, en los volúmenes Jesús da una explicación muy interesante sobre el vivir
en su adorable Voluntad y el mar, veamos:

¡Oh, si tú supieras cómo es bello y deleitable el ver obrar a un alma en mi Voluntad! Una
imagen te la pueden dar el padre mar y la madre tierra, que están tan unidos y vinculados
entre ellos, que el agua no puede estar sin la tierra, y la tierra sería infecunda sin el agua,
es como un matrimonio lo que hay entre ellos, por lo que se puede decir padre al mar y
madre a la tierra. Tal unión debería tener el alma con mi Voluntad. Ahora, ¿qué cosa hay
en el mar? Una inmensidad de aguas; ¿quién habita en estas aguas? ¿A quién alimenta, a
quién da vida? A los tantos variados peces que se alimentan, nadan y serpentean en el
inmenso mar. Mira entonces, el mar es uno, pero muchos peces viven en él; el amor y el
celo del mar hacia ellos es tanto, que los tiene ocultos en sí;… si el pez quiere nadar y
caminar abre las aguas y serpenteando se divierte, el agua se deja abrir,… si quiere
nutrirse, el agua se presta a alimentarlo, si quiere dormir, le hace de lecho; pero nunca lo
deja, se cierra siempre a su derredor. Pero con todo esto se ve que en el mar hay seres
que no son las mismas aguas, se ven movimientos, serpenteos formados por estos mudos
habitantes, a los cuales el mar les es vida, y ellos son la gloria, el honor y la riqueza del
mar. Más que pez es el alma que obra y vive en mi Voluntad (Volumen 17, Agosto 9, 1924).

173. Aquí veamos como la Divina Voluntad es un mar que nos rodea con su amor, nos da vida,
nos alimenta, nos permite existir y movernos. Y también es clara la imagen de nuestra pequeña
voluntad o pequeño querer, sumergido, diluido en el mar inmenso de la Voluntad o Querer
Divino, para dar entender lo que sucede cuando el alma vive con el don del Reino de la Divina
Voluntad. Y Luisa menciona esta imagen del mar varias veces:

El amado Jesús ha hecho silencio y yo he quedado inmersa en el mar del Querer Divino, y
como asombrada decía: “¡Dios mío, hasta dónde puede llegar quien vive en tu Querer!”
(Volumen 35, Octubre 19, 1937).

46
El Mar del Querer Divino no cesa de sumergirme en sus olas, como si quisiera que ninguna
otra cosa entrara en mí sino sólo su luz, para hacer crecer en mí por caminos de luz y calor
solamente la Vida de su Voluntad. (Volumen 35, Marzo 6, 1938).

174. Por eso Jesús le dice:

Similitud del mar es para quien vive en mi Voluntad… Por eso viviendo tú en el mar de mi
Voluntad, no es maravilla el que sólo mi Voluntad te baste para todo (Volumen 13,
Septiembre 28, 1921).

175. ¿Qué más nos enseña el mar? En el Libro de Cielo se dice:

…el mar es velo que esconde nuestra pureza, nuestros refrigerios y frescura divina, su
murmullo esconde nuestro amor continuo, y cuando vemos que no nos escucha llegamos
a formar olas altísimas como para alborotar y que nos reconozca, porque queremos ser
amados; cualquier bien que recibe el hombre, velada dentro está nuestra Vida que se lo
lleva. (Volumen 36, Diciembre 8, 1938).

176. Como se dice en esta cita: el mar es velo que esconde la pureza de Dios, por tanto nos
recuerda que tenemos que ser puros, y reconocer en cada bien que recibimos la Vida de
nuestro Creador, también nos enseña a movernos continuamente para hacer y vivir en la
Voluntad Divina para amar a Dios y al prójimo como Dios quiere:

El agua que continuamente corre bajo nuestros ojos nos dice también: “Mira, de las
tinieblas he salido y tanto debo correr y correr hasta que llegue a sepultarme en el lugar
de donde salí, también tú, ¡oh hombre! corre, pero corre al seno de Dios de donde saliste;
¡ah! te pido, no corras los caminos torcidos, los caminos que conducen al precipicio, de
otra manera, ¡ay de ti!” (Volumen 2, Marzo 13, 1899).

177. Y viviendo en esta Voluntad Divina es como nos instalamos en el seno de Dios, por eso
nuestra vida sea un correr como los ríos y riachuelos hacia Dios: “Como la cierva sedienta busca
las corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios
viviente (Salmo 42, 2-3).

178. Pero ¿qué más podemos aprender del agua? La química nos da algunos datos
interesantes, que al saber que Dios no hace nada por azar y con los conocimientos que nos da
en su Palabra, podemos analizar más cosas. Lo haremos, claro está, de la manera más sencilla y
simple posible.

179. La química nos dice que el agua está formada de tres átomos: dos de Hidrógeno y uno de
Oxígeno. Por un lado hay una conexión con el sol (símbolo del rey) que también está
compuesto de Hidrógeno y que son también dos núcleos de Hidrógeno los que se funden para
formar el Helio en la fusión nuclear. Y el agua (símbolo de la reina) también se forma de dos
átomos de Hidrógeno. Esto puede ser una manera de hacernos entender la semejanza que
tiene que existir en la unión y en el amor.

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180. Y es curioso que sea el Hidrógeno, el primer elemento de la tabla periódica (número
atómico = 1). Esto da a entender una primicia, una prioridad sobre todo, como la tiene Dios y su
Voluntad sobre todo. Lo interesante es que el acomodo de la tabla periódica no se hizo
teniendo en cuenta aspectos espirituales sino con las propiedades mismas de los elementos;
que al fin de cuentas, Dios los creó.

181. Por otro lado, el que sean tres átomos no deja de manifestarnos el número de la Santísima
Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo); “un Dios y tres personas distintas” que es lo que nos
enseña el dogma de la Santísima Trinidad. Y si somos un poco más observadores, vemos que la
molécula del agua al tener un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno, matemáticamente
tenemos el 1 y el 2. El uno puede significar el: un solo Dios y el dos: las dos naturalezas de
Cristo, la humana y la Divina, como dice el dogma de Cristo: “Jesucristo es Dios y hombre
verdadero”.

182. También sabemos por la química, pero además por la experiencia de vida, que el agua en
nuestra vida, en los parámetros naturales en los que vivimos de temperatura y presión en esta
tierra, suele estar en sus tres estados: sólido, líquido y gaseoso. El sólido es el hielo que vemos
en algunas regiones del planeta, así como en los congeladores de las casas. El líquido es el más
común, es el que bebemos y está en los ríos, lagos, mares, alimentos y demás seres vivos. Y el
gaseoso que está en las nubes o cuando calentamos agua a altas temperaturas.

183. La realidad es que pocos elementos están en sus tres estados en este planeta, sobre todo
de manera natural. Y también esto nos habla del dogma trinitario a semejanza del sol: el agua
es una sustancia (un Dios) pero se manifiesta en tres estados: sólido, líquido y gaseoso (Padre,
Hijo y Espíritu Santo).

184. Aquí también la semejanza es muy clara. El hielo sólido manifiesta el poder, la firmeza de
Dios Padre. El agua líquida a Dios hijo que nos trajo la vida abundante (cfr. Juan 10, 10) y que Él
mismo se proclamó como la Vida misma: “Yo soy …la Vida (Juan 14, 6), además del símbolo del
agua con la samaritana:

Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: «Dame de
beber», tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva». (Juan 4, 10).

185. Y el estado gaseoso refleja muy bien el estado espiritual del Espíritu Santo:

El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va.
Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu. (Juan 3, 8).

186. Otro aspecto interesante del hielo es que en estado sólido presenta 12 estructuras
cristalinas que son muy hermosas. Si el lector tiene oportunidad de investigarlas y verlas se ve
al gran Artista de la Creación —Dios— en estas estructuras tan perfectas. Y que son estructuras
que también se forman en este planeta a las condiciones de presión y temperatura que existen.

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187. Lo que también llama la atención es que sean 12, sabiendo que Dios no hace nada al azar.
Sabemos que en la preparación del Reino de la Redención para la humanidad, Dios lo hizo a
través de un pequeño pueblo: el pueblo Judío, “nuestros hermanos predilectos y en cierto
modo se podría decir nuestros hermanos mayores” (San Juan Pablo II, discurso en la Sinagoga
de Roma, 13-abril-1986).

188. El pueblo Judío se funda en Abraham, padre de Isaac, a su vez Isaac padre de Esaú y Jacob,
y Jacob tuvo 12 hijos de donde nacen las 12 tribus de Israel. El 12 vuelve a aparecer con Jesús
en la elección de los 12 apóstoles. También en el Apocalipsis tenemos:

Me llevó en espíritu a una montaña de enorme altura, y me mostró la Ciudad santa,


Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios. La gloria de Dios estaba en ella y
resplandecía como la más preciosa de las perlas, como una piedra de jaspe cristalino.
Estaba rodeada por una muralla de gran altura que tenía doce puertas: sobre ellas había
doce ángeles y estaban escritos los nombres de las doce tribus de Israel. (Apocalipsis 21,
10-12).

189. Es impresionante la huella divina en toda la Creación. En la Redención también el agua


tiene mucha presencia. Pensemos en el primer sacramento: el Bautismo; que nos borra el
pecado original y nos hace nacer a una nueva vida, veamos que nos dice el Catecismo:

Este sacramento recibe el nombre de Bautismo en razón del carácter del rito central
mediante el que se celebra: bautizar (baptizein en griego) significa "sumergir", "introducir
dentro del agua"; la "inmersión" en el agua simboliza el acto de sepultar al catecúmeno en
la muerte de Cristo de donde sale por la resurrección con El como "nueva criatura"
(Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1214).

Este sacramento es llamado también “baño de regeneración y de renovación del Espíritu


Santo”, porque significa y realiza ese nacimiento del agua y del Espíritu sin el cual "nadie
puede entrar en el Reino de Dios". (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1215).

El Bautismo es, pues, un baño de agua en el que la "semilla incorruptible" de la Palabra de


Dios produce su efecto vivificador (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1228).

190. Aquí el agua es un signo material a través del cual se recibe la gracia del Bautismo. Y este
signo nos enseña y la gracia nos da: baño, limpieza, pureza, vida… En la última cita del
catecismo se menciona: la Palabra de Dios; la Sagrada Escritura tiene también imágenes con la
lluvia y el ciclo del agua:

Escucha, cielo, y hablaré; oiga la tierra las palabras de mi boca. Que mi enseñanza
descienda como lluvia y mi palabra caiga como rocío, como aguacero sobre la hierba,
como aguacero sobre el pasto (Deuteronomio 32, 1-2).

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Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber empapado la
tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar, para que dé la semilla al sembrador y el
pan al que come, así sucede con la palabra que sale de mi boca: ella no vuelve a mí estéril,
sino que realiza todo lo que yo quiero y cumple la misión que yo le encomendé. (Isaías 55,
10-11).

191. Otro aspecto muy sublime de Jesús respecto del agua es el siguiente:

Cuando llegaron a Él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que
uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua.
(Juan 19, 33-34).

192. Es el momento en que Cristo ya está muerto en la Cruz por amor a nosotros. Y el hecho de
que salga agua junto con la sangre, significa que ya Jesús había dado todo, el desangrado fue
total. Un aspecto que la devoción transmitida por Santa Faustina sobre la Divina Misericordia
ha hecho énfasis. El cuadro de la visión que ella tuvo el 22 de febrero de 1931 es muy
significativo; Jesús caminando hacia nosotros resucitado, dándonos su sangre y agua, que son
los rayos rojos y plateados-azulados que salen de su Corazón Sagrado.

193. El agua nos recuerda que tenemos que llenarnos de la Vida, es decir, de la Voluntad Divina
y ser por tanto vida para los demás, no muerte; también que tenemos que ser transparentes,
puros y vivir en la paz para que se refleje el Creador en nuestras aguas tranquilas y calmadas.
Pero también ser como el río que busca continuamente el agua de la Vida y movernos como el
mar para hacer y vivir la Voluntad Divina en toda nuestra vida.

194. La realidad es que las obras de Dios son grandes y no acabaríamos de aprender lecciones
que nos da su Divina Voluntad y el amor eterno que nos tiene a través de todas sus obras, y por
supuesto también personal y directamente a todos nosotros. Ahora pasemos a otro aspecto de
la Creación.

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EL AIRE

195. Ahora veremos qué podemos aprender del aire respecto a las dosis de amor que Dios nos
tiene a través de él, las lecciones de la Divina Voluntad, cómo tenemos que amar a nuestro
Creador y al prójimo. Como hemos dicho, esto es a modo de introducción.

196. Veamos qué nos dice Jesús respecto al aire en los volúmenes:

Hija mía, Yo, al crear al hombre, para conservarle la vida formé en torno a él el aire del
cuerpo y el aire del alma: ‘El aire natural para el cuerpo, el aire de mi Voluntad para el
alma’. … Así que a pesar de que no se ve tiene todo en un puño y se constituye vida de
todo ser creado, y por eso todos sienten la necesidad del aire, y él por todas partes hace
su curso, de noche, de día, penetra en el latido del corazón, en la circulación de la sangre y
por todas partes; ¿pero sabes por qué contiene tanta virtud? Porque en el aire está toda la
sustancia de los bienes que produce, y fueron puestos por Dios en el aire la fuerza
alimentadora, respiratoria, vegetativa, y él contiene como tantas semillas de todo el bien
que encierra. Ahora, si se necesitaba un aire para la conservación de toda la naturaleza, se
necesitaba también un aire para la conservación del alma, y mi bondad no quiso confiar ni
formar otro aire para el alma, sino que mi misma Voluntad se quiso constituir aire para el
alma, y así toda aquella sustancia de los bienes que Ella contiene, pudiera, como aire que
invisiblemente todo lo invade, penetrar en el fondo del alma y llevarle el alimento divino,
la vegetación y todos los bienes, la virtud que respira todo lo que es Cielo, la fortaleza
invencible, la fecundidad de todas las virtudes. (Volumen 17, Noviembre 23, 1924).

197. En esta cita también se hace una comparación entre el aire y la Voluntad Divina; así como
se requiere el aire para el cuerpo, se requiere el aire de la Voluntad Divina para el alma.
También el aire está por todos lados y da vida a todo; también aquí hay un símbolo de la
omnipresencia de Dios y de la Vida que Es.

198. Un aspecto del amor de Dios es que dice en la cita que no quiso —por su bondad— formar
otro aire para el alma, sino su misma Voluntad; decidió que su misma Voluntad fuera el aire
para el alma, y llevarle directamente: el alimento divino, la vegetación y todos los bienes, la
virtud que respira todo lo que es Cielo, la fortaleza invencible, la fecundidad de todas las
virtudes.

199. Cuando a uno le interesa y ama mucho algo, decide hacerlo en persona. Pues bien, Dios no
quiso crear otra cosa para alimentar el alma, lo quiso hacer Él directamente a través de su
misma Voluntad; ¡qué amor de nuestro Dios para nosotros! ¡qué ternura! Nos quiere
directamente acariciar con su aliento, nos quiere prácticamente dar el alimento del alma en la
boca. Esto nos habla de la gran intimidad que Dios quiere con nosotros, aquí adquieren un gran
significado las siguientes palabras del Evangelio:

La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que
traducido significa: «Dios con nosotros». (Mateo 1, 23).

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200. Es el Dios con nosotros que quiere darnos el aire de su Voluntad en cada acto, quiere
respirar el mismo aliento con nosotros. Pero tristemente, así como estamos conscientes del
aire que respiramos y si nos falta inmediatamente tratamos de buscarlo, el aire de su Voluntad
a veces no lo buscamos con el mismo ímpetu. Veamos que dice Jesús en la continuación de la
cita anterior de los volúmenes:

Debería haber una competencia, el cuerpo en respirar el aire natural, y el alma en respirar
el aire de mi Voluntad, sin embargo, ¡es de llorar! Si los hombres sienten que les falta el
aire natural, se lo procuran, si caminan en altas montañas manifiestan con dolor la falta
del aire, en cambio del aire de mi Voluntad no tienen ni un pensamiento ni un dolor, y a
pesar de que están obligados a estar como embebidos en el aire de mi Voluntad, las
criaturas no amando este aire balsámico y santificante, no puede poner en el alma los
bienes que contiene, y está obligada a estar en ella sacrificada, sin poder desarrollar la
vida que mi Voluntad contiene. (Volumen 17, Noviembre 23, 1924).

201. Entonces, la necesidad inmediata del aire, que lo requerimos en cada respiro,
prácticamente en cada segundo, en cada instante, nos enseña que tenemos la necesidad del
aire de la Voluntad Divina también cada segundo, cada instante y que este aire es mucho más
importante y necesario.

202. Por tanto tendríamos que buscar este aire de la Voluntad Divina con más ímpetu que el
aire físico; si no es así el alma muere y eternamente pude morir en el lugar en donde se rechaza
este aire divino: el infierno; ya que aquí nadie ama esta Voluntad Divina. En cambio respirando
este aire divino, vamos convirtiendo nuestra alma en un paraíso edénico, anticipando los gozos
celestiales ya aquí desde la tierra.

203. En el Libro de Cielo, así como se nos habla de la Voluntad Divina como el aire necesario
para el alma, así también se nos habla de un aire malo para el alma:

…¿qué cosa no hará mi Voluntad? Pondrá toda su potencia en actitud para venir a reinar
en medio a las criaturas, Ella posee una belleza raptora, que si se hace ver una sola vez con
claridad, rapta, embellece arrojando sus olas de bellezas sobre el alma, de modo que
difícilmente podrán olvidar una belleza tan rara, permanecerán como en el laberinto de su
belleza y no podrán salir; posee una potencia encantadora y el alma queda fija en su dulce
encanto; posee un aire balsámico, que respirado sentirán entrar en ellos el aire de la paz,
de la santidad, de la armonía divina, de la felicidad, de la luz que todo purifica, del amor
que todo quema, de la potencia que todo conquista, de modo que este aire llevará el
bálsamo celestial a todos los males producidos por el aire malsano, morboso y asesino de
la voluntad humana. Mira, también en la vida humana el aire obra en modo sorprendente:
Si el aire es puro, bueno, sano, perfumado, la respiración es libre, la circulación de la
sangre es regular, crecen fuertes, nutridos, de buen color y sanos; en cambio si el aire es
malo, maloliente e infectado, la respiración es obstruida, la circulación de la sangre es
irregular, y no recibiendo la vida del aire puro están débiles, pálidos, enflaquecidos y
medio enfermos. El aire es la vida de las criaturas, sin él no pueden vivir, pero hay una

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gran diferencia entre el aire bueno y el malo. Así es el aire del alma, el aire de mi Voluntad
mantiene la vida pura, sana, santa, bella y fuerte como salió del seno de su Creador. El aire
asesino del querer humano deforma a la pobre criatura, la hace descender de su origen y
crece enferma, débil, de dar piedad”. (Volumen 23, Octubre 30, 1927).

204. Aquí nos queda claro cuál es este aire asesino: la voluntad humana, el querer humano.
Esto nos recuerda la siguiente cita del Evangelio:

Les mostraré a quién deben temer: teman a Aquel que, después de matar, tiene poder
para arrojar a la Gehenna; sí, os repito: teman a ése. (Lucas 12, 5).

205. Sin descartar otros significados que tenga la anterior cita (pecado, demonio…) también
significa nuestro querer humano, a fin de cuentas es el querer humano el que decide pecar y
caer en las tentaciones diabólicas. Es esta voluntad humana que al no estar fundida con la
Divina se vuelve fea, como ya habíamos visto: “Hija mía, fea es la naturaleza humana que vive
sin mi Voluntad,…” (Volumen 29, Agosto 10, 1931).

206. Y por lo mismo es capaz de las peores atrocidades, hasta de matar a su Dios en la Cruz. Y
de esta no nos salvamos nadie (excepto nuestra Santa Madre) ya que todos matamos a Jesús
con nuestros pecados:

Pero él soportaba nuestros sufrimientos y cargaba con nuestras dolencias, y nosotros lo


considerábamos golpeado, herido por Dios y humillado. Él fue traspasado por nuestras
rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. El castigo que nos da la paz recayó sobre él
y por sus heridas fuimos sanados. (Isaías 53, 4-5).

El llevó sobre la cruz nuestros pecados, cargándolos en su cuerpo (1 Pedro 2, 24).

207. En el Libro de Cielo Jesús nos enseña más detalles profundos de su Pasión, entre otras
cosas, veamos la que sigue en consonancia con las últimas citas de la Escritura:

Hija mía, Yo sufrí todo en mi Voluntad, y a medida que sufría mis penas abrían tantos
caminos en mi Voluntad para llegar a cada criatura. …mi Voluntad no sólo abrían tantos
caminos para ir a todas las criaturas, sino que abrían también tantos otros para hacerlas
entrar a ellas hasta Mí, y unirse con esas penas y darme cada una de las penas que con sus
ofensas me debían dar en todo el curso de los siglos, y mientras Yo estaba bajo la
tempestad de los golpes, mi Voluntad me traía a cada una de las criaturas a golpearme, así
que no fueron sólo aquellos los que me flagelaron, sino las criaturas de todos los tiempos,
que habrían con sus ofensas concurrido a la bárbara flagelación, y así en todas las demás
penas mi Voluntad me traía a todos, ninguno faltaba a la llamada, todos me estaban
presentes, ninguno faltó, por eso mis penas fueron ¡oh, cuánto más duras, más múltiples
que las que se vieron! (Volumen 16, Julio 16, 1923).

208. ¡Cuánto amor de Jesús por nosotros! Él sufrió por cada uno y sufrió con dolor cada uno de
los pecados que hemos hecho en toda nuestra vida y por lo mismo nuestros pecados

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estuvieron presentes en su vida y pasión terrenal. Por eso nosotros también lo flagelamos con
nuestros pecados, también lo coronamos de espinas, también le clavamos clavos en sus
miembros, etcétera. Y lo sufría todo en amor hacia el Padre para justificarnos, repararnos y
abrirnos el Cielo; ¡cuánto amor! Por eso es importante nuestra correspondencia,
agradecimiento y acompañarlo continuamente en su Pasión a través de la Misa, el recuerdo, la
meditación, etcétera.

209. Y para no ofender más a Jesús y amarlo, el camino es su Voluntad hecha y vivida en
nosotros, sobre todo teniendo el don de la Divina Voluntad; por eso su Voluntad Divina es el
aire sano y celestial que nuestra alma requiere momento a momento.

210. En el Libro de Cielo también se compara el aire con el amor de Dios:

Mira entonces hija mía, mi Divina Voluntad primero amó y después creó lo que amaba, el
amor es nuestro respiro, nuestro latido, nuestro aire, y así como el aire es comunicativo y
no hay persona o cosa que pueda huir del aire, así nuestro amor, verdadero aire, inviste a
todos, ama a todos y a todo, con derecho quiere dominar sobre todo y quiere ser amado
por todos (Volumen 33, Octubre 20, 1935).

211. Y el aire en su movimiento se convierte en viento. Y este viento es velo de:

Así que el viento es velo que esconde nuestro imperio, el aire es velo que esconde nuestra
Vida continua que damos a las criaturas (Volumen 36, Diciembre 8, 1938).

212. También el viento sirve para limpiar:

Hija mía, muchas veces sucede a las almas lo que sucede en el aire: El aire, por los hedores
que exhala la tierra se ensucia y se siente un aire pesado, oprimente y nauseante, de
modo que son necesarios los vientos para limpiar el aire, de manera que purificado el aire
se respira después un vientecillo finísimo, que se estaría a boca abierta para respirar este
aire purificado. Todo esto sucede en las almas, muchas veces la complacencia, la estima
propia, el yo y todo lo que es humano ensucian el aire del alma, y Yo me veo obligado a
mandarles el viento de la frialdad, el viento de la tentación, de la aridez, de la calumnia, de
modo que estos vientos limpian el aire del alma y la purifican, la reducen a la nada, y la
nada abre la puerta al Todo, a Dios, y el Todo hace soplar tantos vientecillos perfumados,
de modo que a boca abierta toma este aire y la deja toda santificada. (Volumen 11, Marzo
21, 1913).

213. Y por supuesto, a semejanza del estado gaseoso del agua, el viento nos habla de que
tenemos que movernos continuamente para hacer y vivir en la Voluntad Divina para amar a
Dios y al prójimo como Dios quiere, y en este sentido el viento es un símbolo también del
Espíritu Santo, ya habíamos visto que: “El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no
sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu.”
(Juan 3, 8); y también está lo que dice el catecismo:

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"Espíritu Santo", tal es el nombre propio de Aquél que adoramos y glorificamos con el
Padre y el Hijo. La Iglesia ha recibido este nombre del Señor y lo profesa en el Bautismo de
sus nuevos hijos. El término "Espíritu" traduce el término hebreo "Ruah", que en su
primera acepción significa soplo, aire, viento. Jesús utiliza precisamente la imagen sensible
del viento para sugerir a Nicodemo la novedad transcendente del que es personalmente el
Soplo de Dios, el Espíritu divino. (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 691).

214. Ahora, ¿qué nos enseña la física sobre el aire? El aire es una mezcla de gases en donde el
componente principal es el Nitrógeno 78% y el otro componente importante es el Oxígeno 21%
y un 1% de otros gases. Llama la atención la semejanza del setenta y tantos por ciento de la
superficie terrestre que ocupa el agua, respecto al Nitrógeno en el aire, y también el oxígeno
está presente en al agua. Dios nos habla de la interconexión e interdependencia de toda su
Creación. Siendo el amor el máximo grado de conexión y unidad.

215. Y algo que llama mucho la atención del aire, además de ser un símbolo de la Voluntad
Divina y de su Amor, es el número atómico del Nitrógeno. El número atómico es el número
total de protones que tiene un elemento en su núcleo. Pues bien, el número atómico del
Nitrógeno es el 7. El número siete es un número muy significativo de la Revelación de Dios.

216. Por un lado está la narración de la Creación de Génesis del capítulo 1 y 2. Dios crea en seis
días y el séptimo descansa:

El séptimo día, Dios concluyó la obra que había hecho, y cesó de hacer la obra que había
emprendido. Dios bendijo el séptimo día y lo consagró, porque en él cesó de hacer la obra
que había creado. (Génesis 2, 2-3).

217. Por eso el siete tiene un significado de plenitud y perfección. Precisamente el séptimo día
Dios se recrea en su obra perfecta: “Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy
bueno” (Génesis 1, 31). Y en esta Creación, cuando creó al ser humano, le “sopló en su nariz un
aliento de vida” (Génesis 2, 7); es interesante que este es el versículo 7. Y en este séptimo día
Dios y el ser humano gozaban la unión más hermosa del don de la Divina Voluntad.

218. Pero este séptimo día también aparece en un sentido escatológico (relacionado con los
tiempos por venir) en la carta a los Hebreos:

Queda, por lo tanto, reservado un Reposo, el del séptimo día, para el Pueblo de Dios. Y
aquel que entra en el Reposo de Dios descansa de sus trabajos, como Dios descansó de los
suyos. (Hebreos 4, 9-10).

219. Y parece que este descanso que está por venir del séptimo día, tiene que ver con la vuelta
de la humanidad al don de la Divina Voluntad, de esa manera descansa Dios y nosotros del
pecado y de lo que nos aleja mutuamente, para vivir en esa hermosa fusión que nos trae la paz
y la máxima y plena felicidad. A este respecto es interesante la obra del Padre Pablo Martín:

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“Sinfonía de la Creación”. Ahora veamos cómo con el don de la Divina Voluntad se logra este
descanso mutuo de Dios y la persona:

Amada mía, el alma que vive en mi Voluntad reposa, porque la Voluntad Divina hace todo
por ella, y Yo, mientras obra por ella, ahí encuentro el más bello reposo, así que la
Voluntad de Dios es reposo del alma y reposo de Dios en el alma. Y el alma mientras
reposa en mi Voluntad está siempre pegada a mi boca, y de ella absorbe en sí misma la
Vida Divina, formando de Ella su alimento continuo. La Voluntad de Dios es el paraíso del
alma en la tierra, y el alma que hace la Voluntad de Dios viene a formar el paraíso a Dios
sobre la tierra. (Volumen 7, Julio 3, 1906).

220. ¡Qué hermosa cita! Y lo más interesante es que no se puede dejar de observar (y Dios no
hace nada al azar) que precisamente esta cita está sacada del volumen 7 y es del mes de julio,
séptimo del calendario.

221. Y en la Biblia también aparece varias veces este número, veamos algunos lugares:

Sí, esta es la piedra que pongo delante de Josué: sobre esta única piedra hay siete ojos.
(Zacarías 3, 9).

Durante seis días se trabajará, pero el séptimo será un día de reposo, de asamblea
litúrgica, en el que ustedes no harán ningún trabajo. Será un sábado consagrado al Señor,
cualquiera sea el lugar donde habiten. (Levítico 23, 3).

El primer día del séptimo mes será para ustedes un día de descanso, una conmemoración
anunciada con toque de trompetas, y habrá una asamblea litúrgica. (Levítico 23, 24).

El día quince de ese séptimo mes celebraréis durante siete días la fiesta de las Tiendas en
honor al Señor. (Levítico 23, 34).

El séptimo día se levantaron al despuntar el alba y dieron siete vueltas alrededor de la


ciudad, de la manera acostumbrada: sólo ese día dieron siete vueltas alrededor de la
ciudad. Al dar la séptima vuelta, los sacerdotes tocaron con más fuerza las trompetas, y
Josué dijo al pueblo: «Lancen el grito de guerra, porque el Señor les entrega la ciudad.
(Josué 6, 15-16).

La Sabiduría edificó su casa, talló sus siete columnas (Proverbios 9, 1).

Entonces se adelantó Pedro y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi
hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?». Jesús le respondió: «No te digo
hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. (Mateo 18, 21-22).

Yo, Juan, escribo a las siete Iglesias… (Apocalipsis 1, 4).

222. Y existen más lugares de la Biblia donde aparece este número importante. También los
Sacramentos que Cristo instituyó en la Iglesia son siete. Pero el aire no solamente nos enseña

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con el Nitrógeno, sino con el Oxígeno. El Oxígeno es el elemento que se queda en el cuerpo
cuando respiramos, es el elemento que nos oxigena y nos permite la vida. Pues este elemento
tiene nada menos y nada más que el número atómico de 8; tiene ocho protones en su núcleo.

223. Y el Oxígeno no está solamente con el Hidrógeno en el agua y con el Nitrógeno en al aire,
sino que es el que sigue en orden en la tabla periódica, sigue después del Nitrógeno. ¿Qué día
sigue al séptimo día? El octavo, por supuesto. ¿Qué pasó el octavo día? La Resurrección de
Cristo. Ya vimos en la Biblia que el sábado era el séptimo día, día de reposo. En el siguiente, es
decir, en el octavo, es el domingo, día del Señor y su victoria solemne; en donde hace una
nueva Creación. Cristo nos da una nueva vida con su Resurrección, así como el oxígeno del aire
nos da la vida.

224. Cristo en su venida al mundo no solamente nos redimió, sino que reconquistó el don del
Reino de la Divina Voluntad para la humanidad, aunque el tiempo de manifestarlo fue siglos
después a través de Luisa Picarreta, veamos:

Hija mía, sería absurdo y contra el orden divino no dar el primado a nuestra Voluntad,
como de hecho lo dimos. Puedo decir que primero comenzó el reino de la Voluntad Divina
en mi Madre Celestial, después en mi misma Humanidad, la cual poseía toda la plenitud de
la Voluntad Suprema, y después vino la Redención, y como Yo y la Reina del Cielo, en
virtud de este reino que poseíamos en su pleno vigor, representábamos a toda la humana
familia, como cabezas para reunir todos los miembros esparcidos, por eso pudo venir la
Redención. Fue propiamente de adentro del reino de mi Voluntad que saqué la Redención;
si Yo y mi Madre no lo hubiéramos poseído, habría sido un sueño y quedado en nuestra
mente divina. (Volumen 33, Mayo 6, 1934).

Por eso en esta Vida oculta de treinta años, primero pensé en el reino de mi Voluntad, y
después con la pequeña Vida pública de apenas tres años pensé en la Redención, y
mientras que al formar el reino de mi Fiat Divino tuve conmigo siempre junto a la Mamá
Celestial, en la Vida pública no la tuve, al menos su presencia corporal, porque para el
reino de mi Fiat me constituía Yo Rey y a la Virgen Reina, para ser primero Yo y después
Ella el fundamento del reino destruido por la voluntad humana. Mira entonces cómo el
reino de mi Querer Divino, por necesidad, por razón y por consecuencia era formado con
mi venida sobre la tierra en primer orden, no habría podido formar la Redención si no
hubiese satisfecho a mi Padre Celestial del primer acto ofensivo que le había hecho la
criatura (Volumen 23, Marzo 11, 1928).

225. La Resurrección de Cristo inicia una nueva etapa, una nueva creación:

El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha
hecho presente. (2 Corintios 5, 17).

226. Por eso sigue al siete, iniciando con el octavo día algo nuevo a través de su gloriosa
Resurrección. El catecismo dice:

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La Resurrección de Jesús es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo (Catecismo de la
Iglesia Católica, n. 638).

227. Y esta Resurrección también tiene que ver con el Reino de la Divina Voluntad:

Ahora, mi Resurrección es símbolo de las almas que formarán la santidad en mi Querer; los
santos de los siglos pasados son símbolos de mi Humanidad,… de mi Humanidad antes de
la Resurrección,… pero los santos del vivir en mi Querer,… simbolizarán mi Humanidad
resucitada (Volumen 12, Abril 15, 1919).

Mi Resurrección era el triunfo de todos y la nueva conquista que todos hacían de Aquél
que había muerto por todos, para darles vida y hacerlos resurgir en mi misma
Resurrección. ¿Pero quieres saber en dónde consiste la verdadera resurrección de la
criatura? No al final de los días, sino mientras aún vive en la tierra; quien vive en mi
Voluntad resurge a la luz y puede decir: ‘Mi noche ha terminado’; resurge en el amor de su
Creador, de modo que no existe más para ella el frío, las nieves, sino que siente la sonrisa
de la primavera celestial; resurge a la santidad, la cual pone en precipitosa fuga a las
debilidades, a las miserias, a las pasiones; resurge a todo lo que es Cielo (Volumen 36,
Abril 20, 1938).

Hija mía, cada acto hecho en mi Divina Voluntad forma una resurrección divina en el alma.
La vida está formada no de un solo acto, sino de muchos actos unidos juntos, así que por
cuantos más actos se hacen, tantas veces resurge en mi Querer, en modo de poder formar
una Vida completa toda de Divina Voluntad. (Volumen 28, Octubre 18, 1930).

228. La verdadera Resurrección para nosotros es vivir con el don del Reino de la Divina
Voluntad, que es la restauración profunda de nuestro ser. Y esta realidad de la Resurrección de
Jesús en el octavo día que nos recuerda el Oxígeno está presente la Sagrada Escritura y en el
Catecismo:

Durante siete días presentarán una ofrenda que se quema para el Señor. Al octavo día,
celebrarán una asamblea litúrgica y presentarán una ofrenda que se quema para el Señor:
es una asamblea solemne y ustedes no harán ningún trabajo. (Levítico 23, 36).

El día quince del séptimo mes, cuando hayan cosechado los productos de la tierra,
celebrarán la Fiesta del Señor durante siete días. El primero y el octavo día serán de
descanso. (Levítico 23, 39).

Lo mismo deberás hacer con tu ganado mayor y tu ganado menor: el primogénito estará
siete días con su madre, y al octavo día me lo darás. (Éxodo 22, 29).

Al cumplir ocho días, serán circuncidados todos los varones de cada generación (Génesis
17, 12).

…en los días en que Noé construía el arca. En ella, unos pocos –ocho en total– se salvaron
a través del agua. (1 Pedro 3, 20).

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Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús,
nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción. (Lucas 2, 21).

El octavo día. Pero para nosotros ha surgido un nuevo día: el día de la Resurrección de
Cristo. El séptimo día acaba la primera creación. Y el octavo día comienza la nueva
creación. Así, la obra de la creación culmina en una obra todavía más grande: la
Redención. La primera creación encuentra su sentido y su cumbre en la nueva creación en
Cristo, cuyo esplendor sobrepasa el de la primera (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 349).

229. Estas son solamente algunas citas. Es interesante los datos que nos da la fisicoquímica al
decirnos que los elementos más estables (gases nobles) son los que tienen 8 electrones en el
último nivel de energía, y el resto de los elementos en sus combinaciones tienden a buscar
completar su último nivel de energía con otros elementos para llegar a 8 (regla del octeto).

230. Es decir, la química de los elementos tiende a ocho; en ese ocho hay una meta, un punto
de llegada: la Resurrección, nuestra resurrección en la Divina Voluntad que nos traerá de nuevo
esa estabilidad perdida.

231. Por tanto el aire nos recuerda que en cada instante de nuestra vida para no morir tenemos
que respirar el aire celestial de la Divina Voluntad que nos lleva a vivir el reposo pleno de la paz
divina y también ya desde ahora vivir en la Resurrección de Cristo como criaturas nuevas al vivir
con el don de la Divina Voluntad.

232. También nos enseña el aire a ser espirituales, no materialistas y así volar por el cielo de la
Divina Voluntad a través de la acción del Espíritu Santo, para llevar a otros el aire celestial de
Cristo y de su Santísima Voluntad.

233. Como vemos, parece que la Creación de Dios es maravillosa y nunca deja de
sorprendernos. Su amor, sus lecciones están por todos lados; no es un Dios mudo en absoluto,
más bien solemos los seres humanos enfermarnos a veces de sordera y ceguera:

Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen. (Macos 8, 18).

234. Mejor que Jesús nos diga:

«Vengan y lo verán», les dijo. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con Él (Juan 1, 39).

235. ¿Dónde vive Jesús? En su reino, porque Él es rey. Y ¿cuál es ese reino? El Reino de la Divina
Voluntad; quedémonos con Él en su Reino maravilloso.

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EL RESTO DE LA CREACIÓN

236. Lo que hemos intentado hacer con el sol, el agua, el aire, se puede seguir haciéndolo con
el cielo, el fuego, la tierra, las flores, los árboles, los frutos, las semillas, los peces, las aves, las
nubes, los mamíferos, las galaxias, etcétera. Como hemos dicho, esta pequeña obra es a modo
de introducción y si Dios quiere habrá otras obras que lo hagan; además del trabajo personal y
espiritual que cada quien tenemos que hacer para corresponder y agradecer a Dios todo lo que
hace por nosotros.

237. Con la irrupción del Reino de la Divina Voluntad en esta época y con toda la riqueza infinita
que contiene, el descubrir las dosis de amor, las lecciones de la Divina Voluntad en cada cosa
creada y lo que nos enseñan de cómo tenemos que amar a nuestro Creador y al prójimo no
tendrá fin.

238. En este capítulo veremos algunos otros aspectos de la Creación en conjunto; es decir, no
será un análisis particular de una cosa creada, como se hizo en los capítulos anteriores. Veamos
ahora unas citas del Libro de Cielo que hablan de esta creación en su conjunto y del amor de
nuestro Creador a nosotros:

Ahora, tú debes saber que nuestro Ente Supremo tiene a la criatura bajo una lluvia
abundante de amor, todas las cosas creadas le llueven encima amor: El sol le llueve luz de
amor; el viento le llueve soplos, oleadas, frescuras y caricias de amor; el aire le llueve
continuas vidas de amor; mi inmensidad que la envuelve, mi potencia que la sostiene, la
llevan como en sus brazos, mi acto creante que la conserva, le llueven amor inmenso,
amor potente, amor que crea a cada instante amor; estamos siempre sobre la criatura
para envolverla y ahogarla de amor. (Volumen 36, Mayo 27, 1938).

Hija mía, tú sabes que la Creación fue un desahogo de nuestro amor, y mientras sacamos
la Creación a la luz del día teníamos a todos presentes,... Así que si las cosas creadas
corren para darles el bien que poseen, es nuestro amor que las hace correr. Si el cielo se
extiende sobre la cabeza de todos, es nuestro depósito de amor que les da el derecho. Si
el sol da su luz a todos, es la herencia del amor que cada uno tiene en el Sol de su Creador.
Si la tierra está firme bajo sus pasos, es nuestro depósito de amor que hace tomar como
en el seno de la madre tierra a la criatura, y asegurándole el paso le dice bajo sus plantas:
‘Te ama, te ama Aquél que te ha creado’. Si el agua te quita la sed, es nuestro grito de
amor que corre en el agua y te quita la sed, te lava, da el humor a las plantas, y tantos
otros bienes que hace. Si el fuego no te quema, es nuestro depósito de amor, que son las
propiedades de las criaturas que gritan: ‘Calienta a mi hija, no le hagas ningún mal’. Y así
de todas las otras cosas. (Volumen 34, Junio 18, 1937).

Hija mía, mi Amor por la criatura es grande, mira cómo la luz del sol invade la tierra, si tú
pudieras deshacer esa luz en tantos átomos, en aquellos átomos de luz oirías mi voz
melodiosa, que te repetirían uno tras otro: “Te amo, te amo, te amo”. De modo que no te
darían tiempo para numerarlos, quedarías ahogada en el amor. Y en realidad te amo: te

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amo en la luz que llena tus ojos, te amo en el aire que respiras, te amo en el murmullo del
viento que llega a tus oídos, te amo en el calor y en el frío que siente tu cuerpo, te amo en
la sangre que corre en tus venas, te amo en el latido de tu corazón te dice mi latido, te
amo te repito en cada pensamiento de tu mente, te amo en cada movimiento de tus
manos, te amo en cada paso de tus pies, te amo en cada palabra, porque nada sucede
dentro y fuera de ti si no concurre un acto mío de amor hacia ti, así que un te amo mío no
espera al otro; y de tus te amo, ¿cuántos son para Mí?” (Volumen 11, Abril 23, 1912).

239. ¡Cuánto amor de nuestro Dios! Y nosotros ¿cuánto lo amamos? Este es un justo y dulce
reclamo de nuestro Dios. Por eso Jesús dice al final de la última cita: …y de tus te amo, ¿cuántos
son para Mí? La siguiente cita continua con este tema de su amor y de nuestra respuesta:

“Hija mía buena, nuestro amor por la criatura es tanto, que dondequiera y por todas
partes, aun sobre el pequeño hilo de hierba, en el aire que respira, en el agua que bebe,
hasta debajo de sus pasos mientras pisa la tierra, le hacemos llegar nuestras voces,
nuestro grito apasionado de amor: ‘Te amo, te amo, te amo’. Pero nuestro amor no queda
tranquilo si no es escuchado por las criaturas y no escucha que le repitan: ‘Te amo, te
amo’, y en nuestro delirio de amor y de dolor decimos: ‘¡Ah! ¿ninguno nos escucha?
¿Ninguno nos repite ‘te amo, te amo?’ ¿Para qué entonces decir ‘te amo, te amo’, si
ninguno nos lo corresponde? ¿A quién decimos te amo, al aire, al viento, al vacío? Nuestro
‘te amo’ no encuentra a quién dirigirse, dónde apoyarse si no encuentra el ‘te amo’ de la
criatura, que lo recibe para corresponderlo con el suyo, a fin de que su amor encuentre el
refugio en nuestro inmenso amor, para apoyarse y engrandecerse siempre más. Cuando la
criatura escucha nuestro ‘te amo’ y nos lo corresponde, en nuestro énfasis de amor y
como pacificados por su amor decimos: ‘Así que hemos sido escuchados, nuestro amor ha
encontrado a quién dirigirse, dónde refugiarse, hemos sido reconocidos, porque hemos
encontrado quién nos dice ‘te amo’. Y entonces nuestro amor hace fiesta; en cambio
cuando no encontramos quién nos dice ‘te amo’, no encontramos quién nos reconoce, ni
quién nos escuche, ni quién nos ame. Cómo es duro amar y no ser amado, cómo quisiera
que todos lo supieran, que con mi amor los sostengo, los abrazo; los amo y los hago
respirar, los amo y les doy el latido, los amo y les doy la palabra, los amo y les doy el paso,
los amo y les doy el movimiento, el pensamiento, el alimento, el agua, todo lo que son y
reciben es efecto de mi amor que corre. Entonces, ¿no es una ingratitud horrenda el no
amarme, volver mártir a nuestro amor, porque amamos y no somos amados?” (Volumen
35, Noviembre 29, 1937).

240. El amor correspondido a Dios es una fiesta para su amor, y viviendo con el don de su
Voluntad Divina podemos reconocer mejor este amor y corresponderle plenamente con su
misma potencia y amor, incluso por los que no lo hacen, esto ya lo habíamos empezado a ver
en la sección sobre “La correspondencia a Dios en la Divina Voluntad”:

Hija mía bendita, la Creación es el más dulce encanto de la manifestación de nuestro amor
hacia las criaturas, está el azul del cielo con sus estrellas, el refulgente sol, el aire, el
viento, el mar, siempre fijos, jamás se apartan, para decir al hombre nuestro amor que
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jamás cesa. Hay además en la baja tierra: plantas, flores, árboles, hierba, y todos tienen
una voz, un movimiento, una vida de amor de su Creador, para decir a todos, aun al más
pequeño hilo de hierba, la historia de amor de Aquél que los ha creado para el hombre.
…se puede decir que cada flor y planta lleva el beso, el te amo de su Creador a aquél que
las mira y se hace poseedor de ellas. Por eso nuestro amor supremo espera que en cada
cosa nos reconozca y nos mande su te amo, pero en vano esperamos. En todas las cosas
creadas nuestro Ser Supremo manifiesta nuestra potencia, sabiduría, bondad, orden de
nuestro amor, y se lo damos al hombre a fin de que nos ame con amor potente, sabio,
lleno de bondad, esto es, que esté en él la imagen de nuestro amor divino, y esto sólo lo
puede recibir quien vive en nuestra Voluntad, porque podemos decir que vive de nuestra
Vida; en cambio fuera de Ella, el amor es débil, la sabiduría es insípida, la bondad se
cambia en defectos, el orden en desorden. ¡Pobre criatura sin nuestra Voluntad, cómo nos
da piedad! (Volumen 36, Mayo 2, 1938).

241. Otro aspecto que nos enseña el Libro de Cielo al vivir con el don de la Divina Voluntad; es
decir, siendo portador del Divino Querer, es recibir todas las cosas como cumplimiento de la
Voluntad de Dios:

Hija mía, mi Voluntad está siempre en camino en las cosas creadas para ir hacia la criatura,
¿pero quién la completa? ¿Quién pone el último punto al trabajo de mi Voluntad? La
criatura. Esto es, la criatura que toma todas las cosas creadas como cumplimiento de mi
Voluntad; mi Voluntad hace su camino en la semilla, hace que la tierra la reciba, dándole
virtud de hacerla germinar y multiplicarse; hace su camino llamando al agua para regarla,
al sol para fecundarla, al viento para purificarla, al frío para hacerle profundizar sus raíces,
al calor para desarrollarla y hacerla llegar a justa maduración; luego da virtud a las
máquinas para cosecharla, para trillarla, para molerla, y así poder darle sustancia de pan, y
llamando al fuego para cocerla la lleva a la boca de la criatura, a fin de que de ella coma y
conserve su vida. Ve entonces cuánto camino y trabajo ha hecho mi Voluntad en aquella
semilla, cuántas cosas creadas ha llamado sobre esa semilla para hacerla llegar como pan
a la boca de las criaturas. Ahora, ¿quién pone el último paso al camino de mi Voluntad y el
cumplimiento del último acto de mi Supremo Querer? Quien toma aquel pan y lo come
como portador del Divino Querer en él, y conforme come el pan, come mi Querer en él
para acrecentar las fuerzas del cuerpo y del alma, para cumplir en todo la Divina Voluntad.
…y así en todas las otras cosas creadas que sirven al hombre, mi Voluntad hace su camino
en el mar y trabaja en la multiplicación de los peces; hace su camino sobre la tierra y
multiplica plantas, animales y pájaros; hace su camino en las esferas celestes para tener
todo bajo sus ojos, para hacer que nada le huya y hacerse pies, manos y corazón para cada
criatura, para dar a cada una el fruto de sus innumerables cosechas; pero toda su fiesta es
sólo por quien toma de lo suyo como último punto y cumplimiento de su Supremo Querer.
(Volumen 18, Enero 10, 1926).

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242. Y al vivir con el don de la Divina Voluntad podemos recibir el amor y la potencia de la
misma Divina Voluntad que cada cosa creada contiene para que crezca esta Vida de la Divina
Voluntad en la persona que tiene el don:

Hija mía, tú debes saber que nuestra potencia es tanta, que tomamos deleite en formar
nuestra Vida en la pequeñez de la criatura, siempre y cuando no esté obstruida por otras
cosas que no nos pertenezcan, … y como es Voluntad nuestra que forme y posea en su
alma esta Vida de nuestro Querer, todo lo que hemos creado y que existe en el cielo y en
la tierra, tienen el mandato de Nosotros, que todas deben ayudar y servir a la criatura
como medios para formar y hacer crecer esta Vida en ella. Así que la primera que se
presta a comunicar y a hacer sentir la potencia, el amor de nuestra Voluntad, es toda la
Creación; ella tiene la virtud dada por Nosotros, de que mientras hace crecer, alimenta,
ayuda y sostiene la vida natural, así mismo, penetrando en el interior del alma a través de
los actos humanos, penetran en el alma y hacen doble oficio, y si encuentran la pequeña
Vida de mi Voluntad, mi misma Voluntad que se encuentra en las cosas creadas besa a mi
Voluntad que encuentra en ella, la forma, le da el aliento, ensancha la capacidad, y
encontrando su pequeño paraíso se reposa y suministra las ayudas, los medios que
contiene aquella cosa creada para hacer que nada le falte para hacer crecer y mantener la
Vida de mi Voluntad en la criatura. (Volumen 34, Marzo 6, 1937).

243. Otro aspecto que Jesús destaca en los volúmenes de Libro de Cielo es la cuestión de ser
hijos de Dios. Somos hijos de Dios porque fuimos creados a su imagen y semejanza al vivir con
el don del Reino de la Divina Voluntad y llenos de su Vida Divina. Al pecar, al sustraernos de su
Voluntad, fue un acto de rechazo a esta Vida Divina y la perdimos, fue como renegar de
nuestro origen, y perdimos la filiación divina, convirtiéndonos en siervos y en ser simples
criaturas de Dios.

244. Dios en su misericordia quiso levantarnos de esta caída. Por eso Jesús vino a redimirnos,
devolvernos en cierta medida su Vida Divina a través de la gracia santificante que se nos da a
través de las medicinas para el alma como son los sacramentos; y de esta manera empieza un
acercamiento a nuestro origen, siendo hijos adoptivos en Cristo. Pero Dios quiere llevarnos
hasta nuestro origen de manera plena, por eso ha llegado el momento con la obra que Jesús
hace a través de Luisa Picarreta, de modo que al entrar de nuevo a vivir con el don de la Divina
Voluntad, volvemos a nuestro origen y seremos de nuevo hijos legítimos (todo esto implica un
proceso personal y humanitario).

245. Veamos que se dice en los volúmenes respecto a los hijos legítimos que harán y vivirán en
la Divina Voluntad y su relación con la Creación:

Hija querida de nuestra Suprema Voluntad, mira toda esta máquina del universo, el cielo,
el sol, los mares, y todo lo demás, fue creado por Nosotros para hacer un don, ¿pero sabes
a quién? A quien habría hecho nuestra Voluntad. Todo a ellos fue donado como a
nuestros hijos legítimos, esto lo hacíamos por decoro de nuestras obras, no
depositándolas ni dándolas en don a gente extraña, ni a hijos ilegítimos que no habrían

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comprendido los grandes bienes que hay en ellas, ni apreciado la grandeza y santidad de
nuestras obras, es más, las habrían desperdiciado y despreciado; en cambio, dándolas en
don a nuestros hijos legítimos, como en cada cosa creada hay un amor distinto y un bien
especial hacia aquél a quien está dirigido el don, nuestra Voluntad habitante en ellos y
formando en ellos vida propia, les habría hecho comprender todos estos amores, distintos
uno del otro, que están en todo lo creado y todas las especialidades de los bienes, por lo
tanto nos habrían dado la correspondencia por cada amor distinto, gloria, honor, por
todos los bienes dados a ellos; nuestra Voluntad, que con un Fiat los había creado y que
conocía todos sus secretos, habitante en nuestros hijos legítimos, con otro Fiat les habría
develado nuestros secretos que están en todas las cosas creadas, y nos haría dar amor por
amor; las armonías, las comunicaciones se alternarían entre ellos y Nosotros. Y si bien
aquellos que no hacen nuestra Voluntad parece que gozan y toman parte, pero los dones
no son de ellos, sino que es por causa indirecta, como usurpadores y como hijos ilegítimos;
mucho más que no estando mi Voluntad habitante en ellos, nada o poquísimo entienden
de mi amor que todo lo creado les lleva, ni de los grandes bienes que en todo hay; es más,
muchos no saben ni siquiera quién ha creado tantas cosas. Verdadera gente extranjera,
que mientras viven de las cosas que me pertenecen, ni siquiera me quieren reconocer.
(Volumen 15, Mayo 25, 1923).

246. Aquí se ve claro que los hijos legítimos son los que hacen y viven en la Divina Voluntad y
son los que por derecho de filiación son dueños, herederos del don del Padre. Esto nos
apremia, porque mientras no vivamos con el don del Reino de la Divina Voluntad somos hijos
ilegítimos y no nos corresponden los dones por derecho directo de filiación, porque no somos
hijos plenamente; e incluso podemos llegar a la ingratitud de usar de los bienes para ofender al
mismo donador o ni siquiera agradecerle o reconocerlo por las cosas creadas:

En cambio el alma en la cual no reina mi Querer no tiene ningún derecho, y si las goza es
un usurpador, porque no son suyas, es un intruso en mis bienes, pero como mi bondad es
tanta le dejo gozar a título de limosna, pero no de derecho. He aquí por qué muchas veces
los elementos se descargan en daño del hombre, porque no tiene derecho, y de las cosas
de la tierra le queda la limosna que el Creador le manda. Así que quien vive en mi Querer
es como reina en medio de la Creación, y Yo gozo sumamente al verla reinante en medio
de mis bienes”. (Volumen 19, Mayo 1, 1926).

247. Ahora, ¿qué nos enseñan las cosas creadas de cómo debemos comportarnos en nuestra
vida y con Dios? Veamos solamente algunos aspectos. La firmeza de la tierra nos habla por un
lado de la firmeza de Dios, y del otro, nos recuerda que tenemos que ser firmes en el bien. Las
montañas que se elevan nos hablan de esta firmeza en el bien que tiene qué elevarse hacia
Dios, nuestro primer amor.

248. Es interesante como las montañas terminan en punta, apuntando al cielo. Manifestación
muy gráfica de la dirección que tenemos que tener en nuestra vida: todo apuntando a Dios.
Pero esto no está solamente en las montañas, también las flores y los árboles crecen hacia el

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cielo, recordándonos que toda nuestra vida tiene que enfocarse a Dios, hacer todo por Dios y
por amor a Él:

Hija, esta es la naturaleza del verdadero Amor, este es el obrar como Dios: La firmeza y el
no retirarse a costa de cualquier sacrificio. Esta firmeza en mis obras es mi victoria y mi
más grande gloria, y es esta la señal si la criatura obra para Dios: La firmeza. El alma no
mira a nadie, ni a las penas, ni a sí misma, ni a su estima, ni a las criaturas, y a pesar de que
le cueste la propia vida ella mira sólo a Dios, hacia el Cual ha decidido obrar por amor
suyo, y se siente victoriosa de poner el sacrificio de su vida por amor a Dios. (Volumen 17,
Diciembre 24, 1924).

Pero lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo. Y más aún:
juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor,
por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo, (Filipenses 3, 7-
8).

Pero la cosa principal de cada uno es que en cada pensamiento suyo, palabra y obra, no
busque el propio interés, ni la estima y el agradar a los demás, sino sólo y únicamente el
agradar a Dios. (Volumen4, Marzo 16, 1902).

Hija mía, si el alma en todas sus acciones obra todo por Dios y para agradar sólo a Dios, la
gracia entra por todas las partes en el alma (Volumen 6, Agosto 20, 1905).

249. Incluso el amor al prójimo tiene que ser por amor a Dios como primera prioridad:

Hija mía, la verdadera caridad es cuando haciendo el bien al prójimo, lo hace porque es mi
imagen. (Volumen 6, Septiembre 8, 1905).

[Luisa]: Cierto Señor, debería comportarme en todo como me has enseñado Tú mismo,
amar a las criaturas como tus imágenes y como Tú mismo. (Volumen 10, Octubre 6, 1911).

250. La montaña es también un aspecto que aparece en la Sagrada Escritura varias veces y que
tienen un significado de elevarse hacia Dios y de santidad:

El lobo y el cordero pacerán juntos, el león comerá paja como el buey y la serpiente se
alimentará de polvo: No se hará daño ni estragos en toda mi Montaña santa, dice el Señor.
(Isaías 65, 25).

Aquel día, las montañas destilarán vino nuevo y manará leche de las colinas (Joel 4, 18).

En esos días, Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con
Dios. (Lucas 6, 12).

Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a
un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el
sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. (Mateo 17, 1-2).

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251. Es interesante lo de las vestiduras blancas de Jesús; aunque se pueden decir varias cosas
nos enfocaremos ahora al color blanco de la nieve, que nos recuerda la pureza, nieve que
adquiere un mayor significado en la punta de las montañas más elevadas, recordándonos el
nivel de pureza y santidad al que estamos llamados, y que solo se logra en la medida en que
crecemos hacia el cielo, hacia Dios, fundiéndonos en una sola Voluntad.

252. Los árboles nos enseñan que para crecer hacia el Cielo, no hacia la tierra, tenemos que
tener nuestras raíces firmes para tomar del agua de la Divina Voluntad y oxigenarnos con su
aire que a todo da vida. Y así también podremos dar frutos verdaderos para Dios y por lo tanto
en beneficio de todos nuestros hermanos. Haciendo esto daremos refrigerio, descanso a los
que se acerquen a nuestra sombra.

253. Los peces nos enseñan a nadar y hacer vida en al mar de la Divina Voluntad, a estar
rodeados por todos lados de este Divino Querer. Las aves nos enseñan a volar en el aire de la
Voluntad Divina que nos da vida, nos abraza y nos guía en nuestra misión para la que fuimos
creados, que tiene que establecerse en el Cielo de la Voluntad Divina.

254. Los insectos nos enseñan con su gran capacidad de multiplicarse, el que nosotros tenemos
que multiplicar nuestros actos en la Divina Voluntad, así como procrear los que tengan esa
misión para multiplicar la imagen de Dios en la tierra y luego en el Cielo al llegar a nuestro
destino. También nos enseñan los insectos la sencillez con la que tenemos que vivir y la
grandeza de las cosas pequeñas cuando se hacen en la Divina Voluntad.

Hija mía, la santidad está formada de pequeñas cosas, así que quien desprecia las
pequeñas cosas no puede ser santo (Volumen 11, Enero 10, 1917).

Hija de mi Voluntad, todo lo que hace la criatura que tiene por principio y por vida mi
Voluntad, aunque fueran cosas pequeñas, cada una contiene una Vida Divina (Volumen
35, Diciembre 18, 1937).

Yo al alma que obra en mi Querer no le puedo dar cosas pequeñas, sino inmensas
(Volumen 12, Abril 2, 1921).

Mi Voluntad no sabe hacer cosas pequeñas, sino todas grandes (Volumen 20, Noviembre
4, 1926).

255. Y aquí se ve que aunque sean cosas sencillas lo que hacemos, al hacerlas para agradar a
Dios, cumpliendo con su Voluntad y sobre todo haciéndolas con el don de la Divina Voluntad, se
vuelven inmensas. En este sentido es muy importante lo que nos enseña Jesús en el Libro de
Cielo:

Así que no es la diversidad de las acciones o de los oficios por lo que la criatura puede
decir que hace cosas grandes, sino mi Voluntad que da el valor a las naderías, las pone en
el orden divino, y pone en ellas su imagen como sello de sus obras. En referencia a la
diversidad de oficios y de acciones, más bien es orden, armonía de mi sabiduría infinita,…

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Sobre la tierra mi providencia mantiene tantos oficios diversos, quién es rey, quién es juez,
quién sacerdote, quién es pueblo, quién manda, quién depende, si todos tuvieran un solo
oficio, ¿qué sería de la tierra? Un desorden completo. ¡Oh! si todos entendieran que sólo
mi Divina Voluntad sabe hacer las cosas grandes, y aunque fueran pequeñas e
insignificantes, ¡oh! cómo estarían todos contentos y cada uno amaría el lugarcito, el oficio
en el cual Dios la ha puesto (Volumen 33, Octubre 4, 1935).

256. Aquí se ve que no es lo que hacemos lo que hace grande o pequeña una acción para Dios;
que a fin de cuentas es por quien debemos vivir. Sino para Dios lo importante es si es su
Voluntad que lo hagamos, y si lo hacemos con amor y por amor a Él, eso es lo que le agrada, así
sea lavar un plato o barrer. Y al hacerlo con el don de la Divina Voluntad, estas acciones
humanamente sencillas adquieren una inmensidad infinita. Y el problema es cuando nos
queremos salir de esta Voluntad y hacen aparición nuestro egoísmo, nuestra vanidad; es decir,
nuestro querer humano, como Jesús continua diciendo:

…pero como se hacen dominar por el querer humano, quisieran dar de ellos, hacer
acciones grandes que no pueden hacer, por eso están siempre descontentos de la
condición o puesto en el cual la Divina Providencia los ha puesto para su bien. Por eso
conténtate de hacer lo poco unida con mi Voluntad, y no lo grande sin Ella,... He aquí el
por qué con vivir en mi Querer corren juntos tales prodigios que llega a lo increíble, la
nada de la criatura en poder del Todo, la nada presa por una Voluntad que puede hacer
todo. ¿Qué cosa no hará de esta nada? Hará obras dignas de un Fiat Supremo. Por eso el
acto más bello, más solemne, más agradable para Nosotros, es la nada de la criatura dada
a Nosotros libremente para hacernos hacer lo que queramos. (Volumen 33, Octubre 4,
1935).

257. Y en este sentido también está lo que dice nuestra Madre Santísima:

Mientras la santidad no está en el oficio que les toca, sino en el cumplir la Voluntad Divina
en cualquier oficio asignado a ellas, porque es la pacificadora de las almas, fuerza y sostén
en los sacrificios más duros. (La Virgen María en el Reino de la Divina Voluntad, día 14).

Ahora hija mía escúchame, Yo continuaba mi vida en Nazaret, el Fiat Divino continuaba
extendiendo en Mí su reino, para ello se servía de los más pequeños actos míos, incluso de
los más indiferentes, como era mantener el orden de la pequeña casita, encender el
fuego, barrer, y todos aquellos servicios que se acostumbran en las familias, para hacerme
sentir su vida palpitante en el fuego, en el agua, en el alimento, en el aire que respiraba,
en todo, e invistiéndolos formaba sobre mis pequeños actos mares de luz, de gracia, de
santidad, porque donde reina el Divino Querer, tiene la potencia de formar de las
pequeñas naderías, nuevos cielos de belleza encantadora, porque Él, siendo inmenso, no
sabe hacer cosas pequeñas, sino que con su potencia da valor a las pequeñeces y de ellas
forma las cosas más grandes, de dejar atónitos cielos y tierra. Todo es santo, todo es
sagrado para quien vive de Voluntad Divina. (La Virgen María en el Reino de la Divina
Voluntad, día 17).

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258. Y ahora veamos algunos aspectos de las cualidades divinas o atributos de Dios en las cosas
creadas:

Mi pequeña hija, giremos por toda la Creación, donde el Querer Supremo contiene su Vida
y en cada cosa creada hace su acto distinto, y triunfador, por Sí mismo ensalza y glorifica
en modo perfecto todas las supremas cualidades. Si miras el cielo, tu ojo no sabe descubrir
sus confines, dondequiera que mira es cielo, no sabe decir donde comienza ni donde
termina; imagen de nuestro Ser que no tiene principio ni fin, y nuestra Voluntad alaba,
glorifica en el cielo azul a nuestro Ser Eterno que no tiene principio ni fin; este cielo está
adornado de estrellas, esto es imagen de nuestro Ser, pues igual que la Divinidad es un
acto único, el cielo es uno, pero en la multiplicidad de las estrellas se semeja nuestras
obras ‘ad extra’, que descienden de este acto único y los efectos y las obras de este único
acto son innumerables, y nuestra Voluntad en las estrellas ensalza y glorifica los efectos y
la multiplicidad de nuestras obras, en las cuales encierra a los ángeles, al hombre y a todas
las cosas creadas. (Volumen 19, Junio 29, 1926).

259. Es hermosa esta cátedra de Dios sobre cómo están plasmadas sus cualidades en la
Creación. Continuando con la cita se ve cómo Jesús insiste en la necesidad de vivir en su
Voluntad o Querer Divino para entender lo que significan las cosas creadas en orden al
Creador:

Mira cómo es bello vivir en mi Querer, en la unidad de esta luz suprema, y estar al día de
lo que significan todas las cosas creadas y alabar, ensalzar y glorificar al Supremo Creador
con su misma Voluntad en todas nuestras imágenes que cada una de las cosas creadas
contiene. (Volumen 19, Junio 29, 1926).

260. Jesús nos enseña que cada cosa creada contiene un símbolo, una imagen de las cualidades
o atributos de Dios; esto nos tiene que llevar que la Creación, sus velos —como hemos
mencionado— sean un medio para encontrarnos con nuestro Dios. Sigamos con esta hermosa
cátedra de Jesús:

Ahora pasa a mirar el sol, bajo la esfera del cielo se ve una circunferencia de luz limitada
que contiene luz y calor, que descendiendo a lo bajo inviste toda la tierra, esto es imagen
de la luz y del amor del Supremo Hacedor que ama a todos, hace bien a todos y que desde
la altura de su Majestad desciende a lo bajo, hasta en los corazones, hasta en el infierno,
pero calladamente, sin estrépito, donde quiera se encuentra, ¡oh, cómo nuestra Voluntad
glorifica y ensalza nuestra eterna luz, nuestro amor inextinguible y nuestra omnividencia;
nuestra Voluntad murmura en el mar, y en la inmensidad de las aguas, que esconden
innumerables peces de toda especie y color, glorifica nuestra inmensidad que todo
envuelve y tiene como en un puño a todas las cosas; nuestra Voluntad glorifica la imagen
de nuestra inmutabilidad en la firmeza de los montes; la imagen de nuestra justicia en el
ruido del trueno y en el estallido del rayo; la imagen de nuestra alegría en el pajarillo que
canta, que trina y gorjea; la imagen de nuestro amor gimiente en la tórtola que gime; la
imagen de la continua llamada que hacemos al hombre, en el cordero que bala, diciendo

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en cada balido: ‘A Mí, a Mí, ven a Mí, ven a Mí’; y nuestra Voluntad nos glorifica en el
continuo reclamo que hacemos a la criatura. Todas las cosas creadas tienen un símbolo
nuestro, una imagen nuestra (Volumen 19, Junio 29, 1926).

261. Ahora pasemos a hablar algo sobre la culminación de la Creación: la creación del ser
humano.

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LA CREACIÓN DEL SER HUMANO

262. En el proceso de la Creación, Dios crea al ser humano al final, en el sexto día:

Dios dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que le estén
sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la tierra, y todos
los animales que se arrastran por el suelo». Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a
imagen de Dios, los creó varón y mujer. Y los bendijo, diciéndoles: «Sean fecundos,
multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del
cielo y a todos los vivientes que se mueven sobre la tierra».

Y continuó diciendo: «Yo les doy todas las plantas que producen semilla sobre la tierra, y
todos los árboles que dan frutos con semilla: ellos les servirán de alimento. …Y así sucedió.
Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno. Así hubo una tarde y una
mañana: este fue el sexto día. (Génesis 1, 26-31).

263. Todo era muy bueno. Dios todo lo hizo perfecto pensando en su amado, es decir, en cada
uno de nosotros. En estas pocas palabras del Génesis se dicen muchas cosas. Entre otras se ve,
la armonía, la perfección que existía entre Dios, el ser humano y las cosas creadas; así como el
dominio que establecía Dios en el ser humano respecto a las cosas creadas. En esta perfección
el ser humano fue creado incorruptible, inmortal (precisamente la corrupción física tuvo su
origen en la corrupción espiritual con el pecado):

Dios creó al hombre para que fuera incorruptible y lo hizo a imagen de su propia
naturaleza (Sabiduría 2, 23).

264. También se establece la comunidad matrimonial y la misión de la fecundidad, extendiendo


el matrimonio a familia, una comunidad de vida y de amor a semejanza de la Comunidad
Divina, de la Familia Divina del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y en este sentido la Voluntad
de Dios era que la familia humana se confirmara en el bien, en el don del Reino de la Divina
Voluntad y de esta manera los esposos, los hijos y toda la familia particular y extendida, se
amaran con una sola Voluntad, la de Dios y con el mismo Amor de Dios ¡qué maravilla!

265. De esta manera las familias serían santuarios de la Vida en la Divina Voluntad de Dios. Ya
que como hemos visto, el ser humano fue creado con el don de la Divina Voluntad:

…la naturaleza humana… fue creada por el Ente Divino para vivir unida con el Fiat Divino,
(Volumen 29, Agosto 10, 1931).

266. En Génesis capítulo dos se dice:

Entonces el Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su nariz un
aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente. (Génesis 2, 7).

267. Aquí Dios le da su Voluntad:

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Hija mía, al crear al hombre le infundí el alma con mi aliento, queriéndole infundir la parte
más íntima de nuestro interior, que es nuestra Voluntad (Volumen 17, Julio 16, 1924).

268. Veamos más detalles de esta creación del hombre en el Libro de Cielo:

Tú debes saber que en la Creación, para infundir la vida al hombre no se necesitó más que
nuestro aliento omnipotente, ¡pero cuántos prodigios encerrados en aquel aliento!
Creamos al alma dotándola con las tres potencias, verdadera imagen de nuestra Trinidad
adorable; con el alma tuvo el latido, el respiro, la circulación de la sangre, el movimiento,
el calor, la palabra, la vista. Ahora, ¿qué cosa se necesitó para hacer todos estos prodigios
en el hombre? Nuestro acto más simple, armado de nuestra potencia, esto es, nuestro
aliento, y de la carrera de nuestro amor, que no pudiendo contenerlo, corría, corría hacia
él, hasta hacer de él el más grande prodigio de toda la obra creadora. (Volumen 35,
Diciembre 21, 1937).

269. ¿Cuáles son estas tres potencias?

Al crear al hombre lo doté con tres potencias, inteligencia, memoria y voluntad. (Volumen
12, Febrero 22, 1921).

270. Y con esta potencias el ser humano puede obrar libremente con la misma Voluntad Divina
con la que Dios obra, por tanto la imagen y la semejanza con el Creador llega a su plenitud:

¿Cómo se pueden explicar aquellas palabras dichas por Mí al crear al hombre: “Hagamos
al hombre a nuestra imagen y semejanza?” ¿Pero cómo la criatura, tan inhábil podía
asemejarme y ser mi imagen? Sólo en mi Voluntad podía llegar a esto, porque haciéndola
suya viene a obrar a lo divino, y con la repetición de estos actos divinos viene a asemejarse
a Mí, a volverse mi perfecta imagen. (Volumen 11, Agosto 24, 1915).

271. Y esto expresa el gran amor de Dios por su criatura:

Mi buena hija de mi Voluntad, mi amor fue tanto en la creación del hombre, que le daba
mi Voluntad como su vida primaria y de absoluta necesidad, tanto, que sin Ella no podía
producir nada de bien. (Volumen 35, Abril 4, 1938).

272. Aquí es importante comprender cómo estaremos de alguna manera incompletos,


enfermos, sin la felicidad plena, hasta que no volvamos a nuestro origen. Y dice Jesús que sin su
Voluntad no podemos producir nada de bien, y Él continua:

Como la tierra no produce nada sin el agua, porque al agua se le puede llamar el alma de
la tierra, pero si a lo anterior no se agrega el sol, que con su luz y calor fecunda, purifica y
embellece la tierra, el agua serviría para enmohecer la tierra y volverla una cloaca fangosa,
de la cual saldría un aire contagioso que podría apestar la tierra; pero no bastan estos tres
elementos, agua, tierra y sol, se necesita la semilla para poder formar de la tierra las más
bellas florituras, las plantas, los frutos que alegran al agricultor, y forman el alimento a
todas las generaciones humanas. Mira, uno de estos elementos que faltara y la tierra sería

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infecunda, tétrica, oscura, de dar espanto. Ahora, la necesidad de unión de estos
elementos forma lo bello, lo útil, la fecundidad de nuestra obra creadora, separados
pueden hacer daño y ser nocivos para las pobres criaturas, unidos pueden hacer un
mundo de bienes. (Volumen 35, Abril 4, 1938).

273. Al final de la cita Jesús habla de la necesidad de unión; aunque lo enfoca a las cosas
creadas, también lo aplica a nuestra necesidad de unión de nosotros con su Voluntad:

De la misma manera creaba la estrecha necesidad de mi Voluntad en la criatura: Creaba el


alma como agua a la tierra, la cual debía correr más que agua en la tierra de su cuerpo;
ponía mi Voluntad en ella como sol, luz y calor, el cual debía vivificarla, fecundarla,
embellecerla, pero con tan raras bellezas de raptarnos continuamente a amarla, y así
como el agricultor se ocupa de arrojar la semilla en la tierra para hacerla producir, así mi
Voluntad tomaba el empeño de arrojar en la criatura tantas semillas divinas, para las
cuales debían surgir tantos soles, uno más bello que el otro, que debían producir flores y
frutos celestiales que debían servir como su alimento, como alimento de las criaturas y del
mismo Creador, porque nuestro alimento, nuestra Vida, es nuestra Voluntad. (Volumen
35, Abril 4, 1938).

274. Y esta unión tiene que ser en cada uno de nuestros actos como ya hemos visto:

Mira entonces la necesidad de la unión de los actos, que como semillas forma en la
criatura el crecimiento de mi Voluntad en ella, comunica la virtud de nuestras cualidades
divinas, y forma tales prodigios de gracia, de belleza, que Nosotros mismos la amamos
tanto, de volvernos no sólo inseparables, sino obrantes continuamente en ella, porque
sabemos que si amamos ama, si obramos obra, no sabe hacer nada sin Nosotros, porque
faltando nuestra unión se reduciría en la inutilidad, como la tierra sin agua, sin sol, sin
semillas, por eso Nosotros, amándola mucho, hacemos todo en ella. Mira en qué punto
doloroso, nocivo y casi horrible se pone la criatura sin nuestra Voluntad. (Volumen 35,
Abril 4, 1938).

275. Esto nos puede dar una idea del amor que el Creador nos tiene y que para Él hay una
diferencia entre el ser humano y el resto de las cosas creadas:

Hija mía bendita, detengámonos juntos a mirar con cuánta maestría, suntuosidad,
nobleza, potencia y belleza fue creado el hombre, todas nuestras cualidades divinas se
volcaron sobre él, cada una de ellas quiso desahogar y verterse más que lluvia tupida
sobre él, porque querían hermanarse con ellos. (Volumen 33, Enero 28, 1934).

Así que todo lo que ves en lo creado es nada en comparación a la creación del hombre;
¡oh! cuántos cielos, estrellas y soles mucho más bellos extendía en el alma creada, cuánta
variedad de belleza, cuántas armonías, basta decir que miró al hombre creado y lo
encontró tan bello, que se enamoró de él, y celoso de este su portento, Él mismo se hizo
custodio y poseedor del hombre y dijo: “Todo lo he creado para ti, te doy el dominio de
todo, todo es tuyo, y tú serás todo mío”. (Volumen 12, Febrero 24, 1919).
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276. Incluso Jesús continua hablando de que el amor de Dios por el hombre es tan grande que
se puede hacer incomprensible para la persona:

Tú no podrás comprender del todo los mares de amor, las relaciones íntimas y directas, la
semejanza que corre entre Creador y criatura, ¡ah! hija de mi corazón, si la criatura
conociera cuán bella es su alma, cuántas dotes divinas contiene, y cómo entre todas las
cosas creadas sobrepasa a todo en belleza, en potencia, en luz, tanto, que se puede decir:
“Es un pequeño dios y un pequeño mundo que todo en sí contiene”. ¡Oh! cómo ella misma
se estimaría de más, y no ensuciaría con la más leve culpa una belleza tan singular, un
prodigio tan portentoso de la potencia creadora. (Volumen 12, Febrero 24, 1919).

277. Es importante recordar quienes somos y cuál es nuestro origen para no fácilmente
ensuciarlo con el pecado. Una estrategia del enemigo es que olvidemos esto y no valoremos la
belleza que Dios ha hecho en nosotros, ofendiendo con ello a nuestro Padre.

278. Otro aspecto de la Creación y por tanto de la creación del hombre es el tema de la
felicidad. Dios es un mar de felicidad infinito, y así creó todo:

Hija mía, todas las cosas creadas son felices, felices porque han sido creadas por una
Voluntad Divina que por Sí misma es eternamente feliz, felices por el oficio que ocupan,
felices en el espacio en el cual se encuentran, felices porque glorifican a su Creador.
Ninguna cosa creada por Nosotros ha sido creada infeliz, por eso todas poseen la plenitud
de la felicidad. Ahora, si tanta felicidad pusimos en toda la Creación, al crear al hombre no
sólo lo creamos doblemente feliz, dándole la vena de la felicidad en la mente, en la
mirada, en la palabra, en el latido, en el movimiento, en el paso, sino que le dimos en su
poder la misma felicidad, para que la multiplicara en cada acto bueno, palabra, paso, y lo
demás que hubiera hecho, no hubieron límites de felicidad para él como en las cosas
creadas, al hombre le fue dada la virtud de crecer siempre más en la felicidad, pero esto
siempre y cuando se hiciera dominar por mi Divina Voluntad; sin Ella no puede reinar la
felicidad. (Volumen 28, Mayo 10, 1930).

279. Esto quiere decir que solamente en la Divina Voluntad está la plena y verdadera felicidad,
no solamente que seamos muy felices sino que reine la felicidad, fuera de ella es al abismo:

¡Oh, si las cosas creadas pudiesen salir de nuestro Fiat, perderían al instante la felicidad y
se cambiarían en obras, las más infelices! Por eso si quieres ser feliz déjate dominar por mi
Querer Divino, porque sólo Él tiene la virtud de dar la felicidad a la criatura, y de cambiar
en el néctar más dulce las cosas más amargas. Hija mía, tú debes saber que Nosotros
amamos con amor perfecto a la criatura, y por eso al crearla poníamos en ella felicidad
completa, amor, santidad y belleza completa, a fin de que la criatura pudiera ponerse en
competencia con Nosotros y correspondernos con felicidad, amor y santidad completos,
de modo de podernos deleitar tanto en ella, de poder decir: ‘Cómo es bella la obra creada
por Nosotros’. Y para estar seguros de que nuestros dones no sufrieran detrimento en la
criatura, la confiamos a nuestra Divina Voluntad, a fin de que le sirviera de vida para

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custodiar en ella nuestra felicidad, nuestro amor, nuestra santidad y belleza, haciéndolos
crecer siempre. Por eso todo el bien del hombre estaba ligado a nuestra Divina Voluntad;
rechazada Ésta todos los bienes terminan, no hay desventura más grande que la de no
hacerse dominar por mi Divina Voluntad, porque sólo Ella es la conservadora y el llamado
de nuestros bienes en la criatura. (Volumen 28, Mayo 10, 1930).

280. Y de esta manera Jesús nos enseña cuál fue la finalidad por la que nos creó:

Única finalidad de la Creación fue que todos cumplieran mi Querer (Volumen 13,
Noviembre 26, 1921).

¡Oh! alma que vives en mi Querer, eres tú sola la finalidad de la gloria de la Creación
(Volumen 13, Enero 3, 1922).

Todos los actos humanos, según la finalidad de la Creación, debían tener vida en mi
Querer y formar en Él el plano de todos los actos humanos cambiados en actos divinos,
con la marca de la nobleza, santidad y sabiduría suprema. (Volumen 14, Octubre 6, 1922).

281. Obviamente hay mucho que decir. El que quiera seguir conociendo las maravillas del amor
de Dios por cada uno de nosotros, le exhorto vivamente a leer la maravillosa obra que Jesús
hace a través de Luisa Picarreta, tiene la virtud de restaurarnos a nuestro origen, a cada quien y
a la humanidad entera. A este respecto pueden muy bien aplicarse las palabras de Jesús del
Evangelio:

Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les
aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír
lo que ustedes oyen, y no lo oyeron. (Mateo 13, 16-17).

282. Para terminar lo haremos con una hermosa cita en donde Jesús dice:

…con cuántos prodigios de amor estamos velados y escondidos en el hombre: Nos


velamos en el respiro, en el latido, en el movimiento, en la memoria, en la inteligencia y
voluntad; nos velamos en su pupila, en su palabra, en su amor, y ¡oh! cómo nos duele el
no ser reconocidos ni amados, podemos decir: ‘Vivimos en él, lo llevamos y nos hacemos
llevar por él, no podría hacer nada sin Nosotros, no obstante vivimos juntos sin
conocernos, ¡qué dolor! Si nos conociera, la vida del hombre debería ser el más grande
prodigio de nuestro amor y omnipotencia; de dentro de sus velos no debíamos hacer otra
cosa que llevarle nuestra santidad, nuestro amor, cubrirlo con nuestra belleza, hacerlo
gozar nuestras delicias, pero como no nos reconoce, nos tiene como el Dios lejano de él.
…Por eso reconoce en ti misma que no eres otra cosa que un velo que escondes a tu
Creador, a fin de que recibas y podamos suministrarte en todos tus actos nuestra Vida
Divina, que se reconoce en los velos de todas las cosas creadas, a fin de que todas te
ayuden a recibir tan grande bien. (Volumen 36, Diciembre 8, 1938).

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CONCLUSIÓN

283. Hemos llegado al final de esta pequeña obra. Espero que si el lector ha llegado hasta aquí,
ya no le sea posible seguir viendo igual las cosas creadas; sino que vea el amor de Dios y cómo
después de los velos que tienen las cosas creadas está su Dios que le dice por todos lados: ¡te
amo, te amo! Un Dios que lo besa, lo acaricia, lo alimenta, le da vida a través de todas las
maravillas de la Creación.

284. También espero que deseé leer y hacer vida la maravillosa obra que Jesús ha hecho a
través de Luisa Picarreta; al respecto Jesús dice:

…con estos conocimientos estoy preparando la renovación y la restauración de la familia


humana. (Volumen 24, Marzo 19, 1928).

He aquí a qué servirán las tantas cosas que te he manifestado: Las tantas verdades
sorprendentes, las promesas de los tantos bienes que debo dar a los hijos del Fiat
Voluntas Tua, serán el Evangelio, la base, la fuente inagotable de la cual todos tomarán la
Vida Celestial, la felicidad terrenal y la restauración de su creación. ¡Oh! cómo se sentirán
felices quienes con ansia beban a grandes sorbos en estas fuentes de mis conocimientos,
porque ellas contienen la virtud de llevar la Vida del Cielo y de desterrar cualquier
infelicidad”. (Volumen 23, Enero 18, 1928).

285. Por eso es importante prestar atención a nuestro Dios, más si es al que debemos amar
sobre todas las cosas:

Hija mía, cuando la luz de mi Fiat quiere manifestarse y el alma no le presta atención, el
parto que Él quiere poner fuera para comunicarlo a las criaturas queda abortado, y no
reciben la vida de nuestro parto de luz, ¡y si tú supieras lo que significa hacer abortar
nuestra luz! Debes saber que cuando nuestro Fiat quiere manifestar una verdad, pone en
actividad a todo nuestro Ser, y regurgitando de amor, de luz, de potencia, de sabiduría, de
belleza y bondad, forma el parto de la verdad que quiere poner fuera, y como todas
nuestras cualidades se ponen en acto de surgir, no podemos contenerlo y desbordamos
fuera nuestro parto para hacer don de él a la criatura, y si ella no le presta atención, hace
abortar nuestro amor, nuestra luz, hace abortar nuestra potencia, sabiduría, belleza y
bondad, las hace morir en el momento de nacer y ella pierde nuestro amado parto y no
recibe nuestra Vida que por medio de la verdad le queríamos dar, y Nosotros quedamos
con el dolor de haber abortado y sentimos reentrar en Nosotros el bien que queríamos dar
a las criaturas, porque si la criatura aborta pierde el parto, en cambio Nosotros no lo
perdemos, sino que reentra en Nosotros, es para la criatura que queda abortado.
(Volumen 24, Abril 22, 1928).

Así que si nuestra Paterna Bondad expone su Vida, su belleza y felicidad hasta crearla en
medio a las criaturas, y ellas no se interesan en conocerla para tomarla por medio de

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nuestros conocimientos que ya les dimos, no es justo que reciban ni la belleza, ni los
sonidos de nuestras alegrías como dotes propias (Volumen 23, Febrero 28, 1928).

286. Y en este sentido se requieren las disposiciones, al respecto Jesús dice:

…pero por cuanto somos inagotables, no damos nuestros bienes, nuestras gracias, ni
decimos nuestras verdades a quien no está dispuesta, a quien no presta atención en
escucharnos para aprender nuestras sublimes lecciones y modelar su vida según nuestras
enseñanzas, de modo de ver escrito en ella nuestras enseñanzas y verla enriquecida con
nuestros dones, si esto no vemos, nuestros dones no parten de Nosotros, ni nuestra voz
llega al oído de la criatura, y si alguna cosa escucha, es como de una voz que viene de
lejos, que no comprende claramente lo que Nosotros queremos decirle. Por eso nuestra
veta inagotable queda impedida por las indisposiciones de las criaturas. ¿Pero sabes tú
quién da las verdaderas disposiciones al alma? Nuestra Divina Voluntad. Ella la vacía de
todo, la reordena, la dispone en modo admirable, en modo que nuestra veta inagotable no
cesa jamás de dar y de hacerla oír sus sublimes lecciones. (Volumen 26, Agosto 3, 1929).

Porque si bien mi Voluntad Divina se extiende por doquier y tiene su imperio sobre todo,
sin embargo si la criatura la ama, se hace todo amor y da su amor; si la quiere como vida,
forma su Vida Divina en ella; si la quiere hacer reinar, se forma su Reino, desarrolla sus
actos según las disposiciones de las criaturas; tiene la virtud regeneradora, regenera la
Vida Divina, la santidad, la paz, la reconciliación, la felicidad, regenera la luz, la belleza, la
gracia; Ella sabe hacer todo, se da a todos, se extiende dondequiera, sus actos son
innumerables, se multiplican al infinito; a cada criatura da un acto nuevo según están
dispuestas, su variedad es inalcanzable. (Volumen 21, Marzo 13, 1927).

287. Tengamos entonces las debidas disposiciones para escuchar las verdades —obviamente
con la intención firme de hacerlas vida— que nos llevarán a las alegrías y gozos celestiales ya
desde aquí en la tierra:

…todas mis verdades llevan la felicidad que cada una posee, y por cuantas verdades el
alma conoce, tantas diversas felicidades adquiere. (Volumen 13, Enero 5, 1922).

288. Retornemos a nuestro origen y gocemos las verdaderas alegrías y felicidades sin término
que solamente se consiguen viviendo fundidos con la Voluntad Divina.

He aquí por qué hasta en tanto que las criaturas no hagan reinar mi Divina Voluntad, en el
mundo no se tendrá ni siquiera la idea, ni conocimiento verdadero de lo que significa paz
verdadera y plenitud de felicidad. Todas las cosas, por cuan buenas y santas, no tendrán su
plenitud, porque faltando el dominio y el reinar de mi Supremo Querer, falta quién
comunique la fuente de todas las felicidades, que siendo fuente se puede tomar lo que se
quiere y como se quiere. He aquí el porqué de mis premuras para que mi Voluntad sea
conocida y forme su reino en medio a las criaturas, porque quiero verlas felices, pero con
aquella felicidad con la que las saqué al crearlas y fueron puestas fuera del seno de su

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Creador que posee todas las felicidades posibles e imaginables. (Volumen 22, Septiembre
3, 1927).

Nuestra Voluntad es paraíso terrestre en la tierra, y celestial en el cielo de las criaturas


(Volumen 30, Diciembre 6, 1931).

289. Dios ha hecho todo para que seamos inmensamente felices ya aquí en la tierra, pero esta
felicidad tiene un camino indiscutible e insustituible: la Voluntad Divina. A nosotros nos toca
elegir: queremos el camino de la verdadera felicidad o el de la aparente felicidad pero que
siempre acaba en desdicha. Ojalá que no nos quedemos a medio camino:

El hombre será siempre libre, no le quitaré jamás los derechos que le di al crearlo; …con
mi Voluntad vengo a abrir el camino real y directo que conduce a la santidad de la
semejanza de su Creador y que contiene la verdadera felicidad, pero a pesar de todo esto
serán siempre libres de quedarse, quién en el camino real, quién en los senderos, y quién
fuera del todo, pero estará en el mundo lo que ahora no hay, la felicidad del Fiat Voluntas
Tua como en el Cielo así en la tierra. (Volumen 15, Abril 25, 1923).

290. Para terminar lo haremos con esta cita del Libro de Cielo que habla de cómo la Divina
Voluntad en el alma realiza una Creación más bella:

Todo lo que he dicho sobre mi Voluntad, puedo decir que es una nueva Creación, más bella,
más variada, más majestuosa que la misma Creación que ven todos, es más, ¡oh! cómo
ésta queda atrás; y así como le es imposible al hombre el destruirla, sofocar la luz del sol,
impedir la impetuosidad del viento, el aire que todos respiran, y de todas las cosas hacer
ruina, así también no pueden sofocar, mucho menos destruir nada de lo que he dicho con
tanto amor sobre mi Divina Voluntad, porque lo que he dicho es una nueva Creación
hablante, y cada verdad lleva la marca, el sello de nuestra Vida Divina. Así que en las
verdades que te he manifestado están los soles hablantes, los vientos que hablan y abaten
en mi Querer, hasta poder asediar a la criatura con el imperio de su potencia; en estas
verdades están mis variadas bellezas que raptarán a las criaturas, los mares de amor con
los cuales serán continuamente inundadas, y que con su dulce murmullo vencerán los
corazones y los llevarán a amarme. (Volumen 36, Septiembre 27, 1938).

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