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CURSO FILOSOFÍA SUZUKI

Maestra: Blancamaría Montecinos Valdivia


Estudiante en capacitación: Nicolette Estefany Valdés Retamal

HACIA LA MÚSICA POR AMOR - SHINICHI SUZUKI


ENSAYO “¿QUÉ HAY ANTES DE LA FILOSÍA SUZUKI?”

Al terminar mi lectura la sensación de satisfacción se manifestó, se amplió mi perspectiva


en relación a mi manera de aprender y la forma en cómo debo enseñar. Se ha abierto una
puerta a seguir investigando, claro está, más aún en reunir metodologías que ayuden a
fortalecer la semilla que todo ser humano puede sembrar y cultivar en lo que la educación
musical compete, sobre todo en el clarinete, en su didáctica inicial de la enseñanza que aún
está en un desarrollo poco investigado.

En esta oportunidad quisiera analizar la forma en como vemos nuestro aprendizaje personal
mucho antes de la Filosofía Suzuki, tal como lo mencionamos en el segundo día de nuestra
capacitación “El desarrollo del carácter es primordial, luego viene la música”. A partir de
ello primero consideré la experiencia personal ¿Qué actitudes observé de los adultos que
me rodeaban? ¿Cómo he aprendido? ¿Qué cosas tengo en cuenta antes de actuar? ¿He
considerado el tiempo y el estímulo para sembrar una semilla?

De lo anterior recordé mis experiencias de infancia. La educación con paciencia, dedicación


o motivación eran elementos lejanos, solo sabía que el talento es innato o desconocía que
las posibilidades eran ilimitadas. Desde pequeña vi que la música no se consideraba como
una opción formal para vivir, mucho menos veía su desarrollo en mi sala de clases cuando
en lugar de matemáticas solo quería cantar. Y cómo más vale tarde que nunca, a los
dieciocho años comenzó mi vida musical formalmente, agradezco ese momento en su
perfección.
Estoy segura que muchos niños tuvieron una realidad parecida, en la que el primer fracaso
era el punto final del aprendizaje, no existía la opción de ser músicos o el ahínco por lograr
una meta no estaba considerada dentro del mundo de las artes. Sin embargo, la razón de
esta reflexión no se inclina en criticar la labor de la familia o de quienes acompañan esa
etapa, sino más bien, ¿Por qué pensamos que no podemos lograrlo? ¿Por qué crecimos
pensando que no tenemos lo necesario? ¿Qué hay que tener para comenzar a estudiar
música?
CURSO FILOSOFÍA SUZUKI
Maestra: Blancamaría Montecinos Valdivia
Estudiante en capacitación: Nicolette Estefany Valdés Retamal

Y más aún ¿Por qué las personas no se atreven o abandona el desarrollar su talento? ¿Por
qué sigue pasando a diario?

Y es entonces que existen muchos proyectos o circunstancias en las que se desea tener
niños músicos, que toquen instrumentos o canten afinado, pero pocos consideran el carácter
y las actitudes que debemos adoptar previamente en nuestros niños y muchas veces en sus
familias también. Así mismo, consideremos lo siguiente, aquellos pequeños crecen viendo
que una píldora puede solucionar rápidamente el dolor de cabeza, o que la obesidad se trata
fácilmente con una cirugía o bien, puedes encontrar la solución a tu ansiedad en tres
simples pasos. Más sintéticamente, las cosas deben ser de fácil acceso, rápidas, desechables
y breves. Sumado a este contexto, vivimos en un país donde el arte no es primordial aún,
entonces, ¿Cómo podemos implementar la filosofía Suzuki? ¿Cuál es nuestro punto de
inicio? ¿Qué tenemos que hacer los profesores para triunfar con nuestros estudiantes? ¿Qué
actitudes tenemos que cambiar (maestros y familias) para ser fiel reflejo y ejemplo para los
niños?

En este curso descubrí muchos elementos que quiero implementar en mi forma de aprender
(estudios personales) y por sobre todo en mi forma de enseñar (con mis estudiantes), y que
se fundan en las siguientes citas del libro.

“Dos cosas necesitan una semilla: tiempo y estímulo”. Primero, debemos decirles a
nuestros estudiantes que no pueden comprar el talento, que no se encuentra a la vuelta de la
esquina, dejar claro a ellos y a sus padres que una semilla crece por cuenta propia y por qué
recibe nutrientes de quien la cuida.

“Aunque no veamos la semilla que está encerrada, el agua, la temperatura, la luz le sirve
de estímulo diario y así poco a poco se va operando un cambio oculto a nuestros ojos
hasta que cierto día surge el brote”. En segundo lugar, debemos cultivar la paciencia en
quienes creen que, si no logran tocar su violín en unas semanas, entonces no son buenos
para ellos, de esta forma enfatizar que es más importante el proceso que el resultado.

“Cuando el brote de la semilla está a la vista, su crecimiento es más rápido”. Es


importante retroalimentar pensando en los logros y cosas a mejorar, explicar que no se trata
de tocar la pieza completa a final de año sino observar cada pequeño resultado que la clase
CURSO FILOSOFÍA SUZUKI
Maestra: Blancamaría Montecinos Valdivia
Estudiante en capacitación: Nicolette Estefany Valdés Retamal

me entrega, en definitiva, necesitamos identificar el cómo, cuándo y porqué de lo que


estamos aprendiendo, paso a paso.

“El que siembra siempre recoge si cultiva los sembrados.” Finalmente, debemos
comprender que no es suficiente tomar la decisión de estudiar un instrumento, asistir a
todas las clases o escuchar atentamente, es transcendental conocer y aplicar que es lo que
necesitamos para que nuestra semilla de frutos, es importante que cuidemos nuestro talento
para que estudiantes y adultos sepan que deben ocuparse y esforzarse para lograrlo.

Por ello ¿Qué estamos a dispuestos a dar para lograrlo? ¿Qué debe hacer un profesor para
guiar adecuadamente el educar musical? ¿Cuánta constancia y perseverancia aplica el niño
cuando quiere lograr algo? ¿La ley del mínimo esfuerzo? ¿Estamos actuando por amor o
cumpliendo por la razón?

Es fundamental que nos cuestionemos en conjunto (estudiante, profesor y familia) todos


estos aspectos, y dejar claro que la música no solo se aprende, sino que se siente, se vive y
se disfruta. Tal como se cita en el libro invito a pensar en una última reflexión “¿Hacia qué
meta debe el hombre encaminar su vida? A la búsqueda del amor, la virtud y la belleza”.

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