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En esta oportunidad quisiera analizar la forma en como vemos nuestro aprendizaje personal
mucho antes de la Filosofía Suzuki, tal como lo mencionamos en el segundo día de nuestra
capacitación “El desarrollo del carácter es primordial, luego viene la música”. A partir de
ello primero consideré la experiencia personal ¿Qué actitudes observé de los adultos que
me rodeaban? ¿Cómo he aprendido? ¿Qué cosas tengo en cuenta antes de actuar? ¿He
considerado el tiempo y el estímulo para sembrar una semilla?
Y más aún ¿Por qué las personas no se atreven o abandona el desarrollar su talento? ¿Por
qué sigue pasando a diario?
Y es entonces que existen muchos proyectos o circunstancias en las que se desea tener
niños músicos, que toquen instrumentos o canten afinado, pero pocos consideran el carácter
y las actitudes que debemos adoptar previamente en nuestros niños y muchas veces en sus
familias también. Así mismo, consideremos lo siguiente, aquellos pequeños crecen viendo
que una píldora puede solucionar rápidamente el dolor de cabeza, o que la obesidad se trata
fácilmente con una cirugía o bien, puedes encontrar la solución a tu ansiedad en tres
simples pasos. Más sintéticamente, las cosas deben ser de fácil acceso, rápidas, desechables
y breves. Sumado a este contexto, vivimos en un país donde el arte no es primordial aún,
entonces, ¿Cómo podemos implementar la filosofía Suzuki? ¿Cuál es nuestro punto de
inicio? ¿Qué tenemos que hacer los profesores para triunfar con nuestros estudiantes? ¿Qué
actitudes tenemos que cambiar (maestros y familias) para ser fiel reflejo y ejemplo para los
niños?
En este curso descubrí muchos elementos que quiero implementar en mi forma de aprender
(estudios personales) y por sobre todo en mi forma de enseñar (con mis estudiantes), y que
se fundan en las siguientes citas del libro.
“Dos cosas necesitan una semilla: tiempo y estímulo”. Primero, debemos decirles a
nuestros estudiantes que no pueden comprar el talento, que no se encuentra a la vuelta de la
esquina, dejar claro a ellos y a sus padres que una semilla crece por cuenta propia y por qué
recibe nutrientes de quien la cuida.
“Aunque no veamos la semilla que está encerrada, el agua, la temperatura, la luz le sirve
de estímulo diario y así poco a poco se va operando un cambio oculto a nuestros ojos
hasta que cierto día surge el brote”. En segundo lugar, debemos cultivar la paciencia en
quienes creen que, si no logran tocar su violín en unas semanas, entonces no son buenos
para ellos, de esta forma enfatizar que es más importante el proceso que el resultado.
“El que siembra siempre recoge si cultiva los sembrados.” Finalmente, debemos
comprender que no es suficiente tomar la decisión de estudiar un instrumento, asistir a
todas las clases o escuchar atentamente, es transcendental conocer y aplicar que es lo que
necesitamos para que nuestra semilla de frutos, es importante que cuidemos nuestro talento
para que estudiantes y adultos sepan que deben ocuparse y esforzarse para lograrlo.
Por ello ¿Qué estamos a dispuestos a dar para lograrlo? ¿Qué debe hacer un profesor para
guiar adecuadamente el educar musical? ¿Cuánta constancia y perseverancia aplica el niño
cuando quiere lograr algo? ¿La ley del mínimo esfuerzo? ¿Estamos actuando por amor o
cumpliendo por la razón?