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La falta de regulación de la gestación por sustitución en el Código Civil y

Comercial de la Nación: ¿implica una desprotección al derecho a formar


una familia?
Autor:
Briozzo, María Soledad

Cita: RC D 295/2016
Sumario:

I. Introducción. II. Los hechos del caso. III. La cuestión controvertida. IV. La decisión del Juzgado de Familia Nº 9,
San Carlos de Bariloche, Río Negro. V. El derecho a formar una familia. VI. Reflexiones finales.

La falta de regulación de la gestación por sustitución en el Código Civil y Comercial de la Nación:


¿implica una desprotección al derecho a formar una familia?

I. Introducción

Diversos debates, posturas y cuestionamientos, a favor y en contra, se han desarrollado a partir de la regulación
que originalmente el Anteproyecto de Reforma del Código Civil proponía respecto de la gestación por
sustitución[1].

Mediante el Decreto 191/2011 (B.O. de 28 de febrero de 2011), se había creado la Comisión para la Elaboración
del Proyecto de Ley de Reforma, Actualización y Unificación de los Códigos Civil y Comercial de la Nación, con el
propósito de elevar al Poder Ejecutivo Nacional un proyecto de ley de reforma, actualización y unificación del
Código Civil y del Código de Comercio de la Nación, para su posterior tratamiento por el Congreso Nacional, que
se encuentra vigente desde el 1 de agosto de 2015.

En su texto original se proponía lo siguiente:

Gestación por sustitución. "El consentimiento previo, informado y libre de todas las partes intervinientes en el
proceso de gestación por sustitución debe ajustarse a lo previsto por este Código y la ley especial. La filiación
queda establecida entre el niño nacido y el o los comitentes mediante la prueba del nacimiento, la identidad del o
los comitentes y el consentimiento debidamente homologado por autoridad judicial.

El juez debe homologar sólo si, además de los requisitos que prevea la ley especial, se acredita que:

a) se ha tenido en miras el interés superior del niño que pueda nacer;

b) la gestante tiene plena capacidad, buena salud física y psíquica;

c) al menos uno de los comitentes ha aportado sus gametos;

d) el o los comitentes poseen imposibilidad de concebir o de llevar un embarazo a término;

e) la gestante no ha aportado sus gametos;

f) la gestante no ha recibido retribución;

g) la gestante no se ha sometido a un proceso de gestación por sustitución más de DOS (2) veces;

h) la gestante ha dado a luz, al menos, UN (1) hijo propio.

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Los centros de salud no pueden proceder a la transferencia embrionaria en la gestante sin la autorización judicial.
Si se carece de autorización judicial previa, la filiación se determina por las reglas de la filiación por naturaleza".

Si bien la maternidad subrogada fue eliminada del Código Civil y Comercial de la Nación, en la actualidad es una
realidad de nuestra vida cotidiana a resolver en los tribunales[2].

Al respecto, nos surgen algunos interrogantes:

a) En los supuestos de niños/as nacidos/as por el uso de las técnicas de reproducción humana asistida de
gestación por sustitución, ¿la filiación se determina sobre la base de la voluntad procreacional o se determina por
las reglas de la filiación por naturaleza?

b) Este consentimiento libre, previo e informado que supone un acuerdo voluntario por todas las partes
intervinientes en los procesos de gestación por sustitución, ¿podemos afirmar que es homologado por la
autoridad judicial cuando los casos se presentan en los tribunales?[3]

c) Si el interés superior del niño es la cuestión principal en todo proceso de gestación por sustitución, la no
regulación de esta figura compleja en nuestro Código Civil y Comercial, ¿implica una desprotección a los
derechos del niño/a que nacen bajo el uso de estas técnicas de reproducción asistida?[4]

d) La finalidad de su eliminación, ¿es evitar el denominado "turismo reproductivo" en nuestro país?[5]

e) ¿Es evitar supuestos de explotación de la mujer gestante?

f) ¿Y por qué no una prohibición expresa de la gestación por sustitución?

II. Los hechos del caso

Se presenta una pareja solicitando autorización judicial para realizar la transferencia embrionaria en el vientre de
su cuñada, debido a que la mujer padece de Síndrome de Mayer-Rikitansky-Küster-Hauser y que esta anomalía
impide que produzca hormonas femeninas, con lo que resulta imposible lograr un embarazo y gestar un bebé.

A pesar de haber realizado tratamientos de fecundación in vitro, la gestación por sustitución resulta ser la única
posibilidad para tener descendencia genética.

Por ello, se formaron tres embriones criopreservados y, a la espera de la autorización judicial, los mismos serían
transferidos para su correspondiente implantación en el vientre de la cuñada, quien se encuentra casada con su
hermano, luego de haber conversado entre todos esta posibilidad y prestar su conformidad[6].

En el presente caso, las partes intervinientes afirman que la gestante no ha aportado sus gametos, ni ha recibido
retribución económica y tiene tres hijos propios que conocen la situación.

III. La cuestión controvertida

En el fallo objeto de nuestro análisis identificamos algunas cuestiones relevantes:

1) No se trata de un hecho consumado, ya que aún no se ha producido el nacimiento de un niño/a[7];

2) A su vez, tampoco se impugna una filiación, ni se pretende la inscripción o reconocimiento de un nacimiento


producto del uso de las técnicas de reproducción humana asistida de gestación por sustitución en el extranjero;

3) Sino que se solicita autorización judicial para realizar dicha práctica en el país, siendo que la misma no se
encuentra expresamente prohibida, ni está regulada en el Código Civil y Comercial de la Nación[8].

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IV. La decisión del Juzgado de Familia Nº 9, San Carlos de Bariloche, Río Negro

Realizadas las correspondientes apreciaciones en el presente caso resuelve autorizar la transferencia


embrionaria en el vientre sustituto, previa suscripción del consentimiento informado y teniendo en cuenta las
recomendaciones realizadas por del Comité de Bioética y el perito psicológico que se designó.

V. El derecho a formar una familia

El deber de fraternidad que nace a partir de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano, se torna la base y el sostén de las sociedades, al momento en que se produce un cambio en la
república francesa de aquel entonces.

De esta forma, se reconoce que todos los seres humanos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos, que
los mismos deben ser contemplados en la ley; asimismo, enuncia un conjunto de derechos que tienen, hasta el
día de hoy, alcance jurídico y consecuencias ante un incumplimiento.

Es por ello que la protección internacional del derecho de familia a la luz del derecho internacional de los
derechos humanos fue evolucionando.

Los antecedentes históricos y los hechos sociales que se venían desencadenando, manifestaban la necesidad de
regular la esfera de los derechos humanos de todas las personas, sin discriminación alguna.

En definitiva, se determina que los derechos humanos son inherentes a todos los seres humanos, sin que se
realice una distinción por su nacionalidad, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua o cualquier otra
condición en igual sentido.

Y por ello que se los califica como derechos universales e inalienables, que se encuentran interrelacionados,
tienen una interdependencia entre sí y, además, son indivisibles.

Con la finalidad de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas,
se trate de individuos o grupos, para los Estados, al incorporar las normas internacionales a su derecho interno,
implica para un mecanismo de obligaciones en dos sentidos; por un lado, el gobierno de cada uno de los Estados
que suscribe los tratados internacionales, debe tomar medidas en determinadas situaciones y, en otras
situaciones, debe abstenerse de realizar algunas acciones, independientemente de sus sistemas políticos,
económicos y culturales.

En otras palabras, como ocurre en todo ordenamiento legal, los derechos humanos reconocen derechos,
establecen obligaciones e incorporan los mecanismos que hacen posible su protección.

Indistintamente de como sean las diferentes interpretaciones que puedan realizar las disciplinas o las ciencias,
las diversas ideologías o escuelas de pensamiento, los derechos humanos son, además de una situación
favorable para el ser humano.

En este sentido, con el propósito de dignificar la vida humana, siendo la principal finalidad la protección
internacional de los derechos esenciales de la persona humana, sin importar su nacionalidad, ya que el
nacimiento de tales derechos no se encuentra determinado por ello, sino que por su condición humana y, con el
compromiso de crear distintas situaciones que le permitan progresar en el área espiritual y material, para poder
lograr la felicidad, es que se crean mecanismos de protección para garantizar el goce y el ejercicio de tales
derechos.

Es por ello que la familia, como elemento natural y fundamental de la sociedad, recibe especial tratamiento en el
ámbito internacional en materia de normas, deberes, obligaciones y mecanismos de protección; es decir que, el
reconocimiento a todo hombre y mujer, sin discriminación o condición alguna, a contraer matrimonio y fundar una
familia, se encuentran en forma positiva y expresa en las normas internacionales.

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La protección constitucional del derecho a formar una familia tiene su origen en el art. 75, inc. 22, CN que le
reconoce jerarquía constitucional a algunas convenciones internacionales que fueron suscriptas e incorporadas a
nuestro ordenamiento jurídico; en pocas palabras, determina un marco legal constitucional que genera la
obligación para el Estado, como sujeto de la comunidad internacional, de adecuar el derecho interno a los
principios y criterios contenidos en sus textos.

En este sentido, las convenciones internacionales recogen principios rectores para regular las relaciones jurídicas
dentro del marco de la familia haciendo referencia al interés superior del niño, a la protección de la filiación, la
igualdad de los hijos, el derecho a la identidad, a la vida privada y a la familia, el derecho a la constitución y a la
protección de aquélla.

En suma, se considera a la familia el ámbito esencial y necesario para la crianza del niño, el cual debe ser
protegido en forma integral, asistido en forma personal y materialmente, que merece protección y cuidados
específicos.

La protección constitucional de la familia alcanza a todas las formas de organización familiar, en congruencia con
el principio de no discriminación y derecho a la diversidad.

Asimismo, el derecho a formar una familia es un derecho fundamental, se trata de una garantía institucional de
nuestra Constitución Nacional, y tiene fuerza normativa e imperativa en manera integral.

El matrimonio ha sido la institución previa a la conformación de una familia, entendida como el espacio donde el
ser humano adquiere dignidad, desarrolla sus relaciones familiares y vínculos afectivos, es el núcleo de las
actividades de la vida familiar, donde se aprenden valores y principios, donde se identifican los elementos que
hacen a la identidad como derecho protegido.

¿Podemos afirmar que el Código Civil y Comercial otorga protección a todas las familias?

A su vez, ¿podemos ignorar la vulnerabilidad en que se encuentran los/as niño/as por nacer o nacidos en los
casos de gestación por sustitución debido a la falta de una regulación específica sobre su estado filiatorio y la
inscripción inmediata de su nacimiento en el ordenamiento jurídico vigente?

Recientemente, la Sra. Jueza del Juzgado de Familia Nro. 7 de Lomas de Zamora, en un caso similar[9], en el
que la mujer con síndrome congénito se ve imposibilitada de procrear, junto con su esposo, proceden a realizar la
gestación del embrión en el vientre de su hermana y solicitan la inmediata inscripción de la niña por nacer con
sus apellidos por ser los donantes de gametos, hizo lugar a lo peticionado y declaró la inconstitucionalidad del
art. 562 del Código Civil y Comercial de la Nación, expresando los siguientes argumentos:

a) No reconoce la maternidad de la mujer que manifiesta su voluntad procreacional mediante el consentimiento


previo, libre e informado;

b) Constituye un acto discriminatorio no reconocerle a quien carece de capacidad gestacional su maternidad


cuando existe vínculo biológico con la niña por nacer;

c) La gestación por sustitución es la única TRHA idónea para recurrir a los procedimientos de fertilización ante la
imposibilidad de llevar adelante un embarazo por ausencia de útero;

d) La inmediata inscripción del nacimiento conforme a la voluntad procreación manifestada a través del
consentimiento previo, libre e informado, evita la indeterminación e incerteza respecto de la identidad del niño.

Asimismo, se observa un tratamiento diferenciado en los recaudos que se toman en las prácticas de fertilización
asistida, "mientras que en la filiación biológica y en la filiación por adopción el Estado toma miles de recaudos
para resguardar a las personas así ingresadas en una familia, la regulación de las técnicas demuestra el mayor
desinterés por aquellos vulnerables"; es decir, hacia los niños/as que nacen en el seno de familias que
recurrieron a la gestación por sustitución, ya sea en el país o en el extranjero[10].

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VI. Reflexiones finales

Es necesario señalar, desde un aspecto jurídico, que las transformaciones que se realizaron en nuestro
ordenamiento legal, son una consecuencia de los nuevos modelos y estructuras familiares que surgieron en
nuestra sociedad, pero no todas se encuentran reguladas en la actualidad.

Estos cambios sociales, implican que la familia no puede ser entendida o reducida al matrimonio tradicional,
como única unión que merece una protección integral por parte de la ley.

Desde este punto de vista, se producen vacíos legales y cierto grado de desprotección, no sólo hacia los niños/as
que nacen bajo el uso de estas prácticas, sino a los matrimonios igualitarios conformados por dos hombres,
principalmente.

En términos generales, creemos que la existencia de las distintas formas de la vida familiar, como nuevas formas
de organización y estructura del núcleo de la vida familiar, distinta a la forma tradicional, justificaron que se
realicen nuevas propuestas, tanto para fortalecer como para contribuir a una protección jurídica integral y, cubrir
así, los vacíos legales.

Es por ello, que coincidimos con lo expresado por Basset (2013), cuando afirma: "La ventana o lapso entre la
concepción a través de las técnicas de procreación asistida y la implantación hace nacer una obligación del
Estado de establecer un esquema de regulación en aras de protegerlos intereses de la niñez"[11].

[1]

En contra se encuentran: Zannoni, Eduardo, "Derecho civil. Derecho de Familia", 3ª ed., Astrea, Buenos Aires,
1998, p. 533, Bossert, G. A. y Zannoni, E., "Régimen legal de filiación y patria potestad", Astrea, Buenos Aires,
1985, p. 237, Rivera, Julio, "Instituciones de derecho civil", 4ª ed., Lexis Nexis, Abeledo Perrot, Buenos Aires,
2007, p. 414, Borda, Guillermo, "Tratado de derecho civil. Familia", 10 ed., L. L., Buenos Aires, 2008, pp. 28 y ss.,
Wagmaister, A., "Maternidad subrogada", Revista de Derecho de Familia, núm. 3, Buenos Aires, Abeledo Perrot,
1990, pp. 20, Wagmaister, A. y Levy, L. 1995, "La intención de ser padres y los mejores intereses de los hijos.
Trascendencia jurídica", Jurisprudencia Argentina, núm. 1, 1995, p. 440, Lafferriere, J. N., y Basset, Úrsula, "Dos
madres, padre anónimo, presunción de maternidad en parejas de hecho no comprobadas, un niño con identidad
paterna pretorianamente silenciada", Revista de Derecho de Familia y de las Personas, núm. 6, julio 2011, pp.
47-63, Sambrizzi, E. A., "El pretendido derecho a tener un hijo y la maternidad subrogada", L. L. online, 2010, A
favor se encuentran: Famá, María Victoria, "Maternidad subrogada. Exégesis del derecho vigente y aportes para
una futura regulación", L. L., Buenos Aires, 2011, pp. 1204-1225, Kemelmajer De Carlucci, A., Herrera, M. y
Lamm, E., "Filiación y homoparentalidad. Luces y sombras de un debate incómodo y actual", Revista L. L., 2011,
pp. 1-19, Herrera, Marisa, "Filiación, adopción y distintas estructuras familiares en los albores del siglo XXI", en
Ferreira Basto, E. y Dias, M. B. (Eds.) A familia além dos mitos, Aspectos do Direito de Família nacional e
internacional. Porto Alegre: Editora Del Rey, (recopilación de todas las disertaciones esgrimidas en el I
Congresso Internacional de Direito de Familia, Brasilia, 17 al 19 de noviembre de 2006), pp. 151-200, Dreyzin De
Klor, A. y Harrington, C., 2011, "La subrogación materna en su despliegue internacional: ¿más preguntas que
respuestas?", Revista de Derecho de Familia, núm. 5, octubre 2011, pp. 301-329.

[2]

Fodor, Sandra, "¿Existen límites al derecho a procrear? Apuntes sobre vientres de alquiler, fallo comentado:
Cámara de Apelaciones en lo Contencioso administrativo y Tributario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
Sala III - 2015-03-09, B. F., M. A. y otros c. GCBA s/ amparo", SJA 2015/09/02-40; JA 2015-III-199, página 6.
"Cuando hablamos de maternidad substituta, subrogada o alquiler de vientres, nos estamos refiriendo a la
combinación de NTR con un nuevo tipo de contrato social: la gestación de un feto por parte de una mujer que
después del nacimiento no será su madre social. Antes de continuar con el abordaje del tema, quisiéramos
detenernos en la terminología utilizada, con el objetivo de decidir cuál es el vocablo correcto para identificarla:

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subrogada, delegada, incubadora o sustituta. Ello así porque el lenguaje nunca es neutro y la elección de uno u
otro término, llevará implícita una ideología al analizar éste instituto: "Subrogar" es "subsistir o poner una persona
o cosa en lugar de otra". "Delegar" es "dar una persona a otra la jurisdicción que tiene por su dignidad u oficio,
para que haga sus veces o conferirle su representación". "Incubar" es "ponerse el ave sobre los huevos para
sacar pollos". "Sustituir" es "poner a una persona o cosa en lugar de otra". Consecuentemente, podemos apreciar
que en su acepción vulgar el vocablo "subrogar" significa sustituir o poner una persona o cosa en lugar de otra.
Podríamos hablar de una suerte de reemplazo de una persona o un objeto que cumplen una función y que, por
algún motivo, son desplazados, suplantados por otros que llevarán a cabo la tarea asignada a los primeros.
Como puede observarse, con todas estas denominaciones no se contempla en realidad la naturaleza médica de
este método de reproducción asistida, pues el mismo consiste -en la mayoría de los casos- en implantar en el
útero de una mujer, un embrión para su desarrollo, quien deberá llevarlo en su seno durante toda la duración del
embarazo hasta el parto. Para López Faugier la acepción más correcta para denominar esta técnica de
reproducción asistida, es la de madre gestante, porque gestar significa: "llevar o sustentar la madre en sus
entrañas el fruto vivo de la concepción hasta el momento del parto".

[3]

Basset, Úrsula, "El consentimiento informado y la filiación por procreación asistida en el Código Civil y
Comercial", L. L., 14/07/2015, página 3. "Un consentimiento es un acto jurídico unilateral consistente en una
declaración (exteriorización) de voluntad conjunta o individual sobre una materia determinada. Pero, a diferencia
del asentimiento, tiene como trasfondo un negocio jurídico bilateral. Efectivamente, el denominado
consentimiento, también en el ámbito de los actos médicos, supone la etapa conclusiva de un contrato (art. 979:
el consentimiento es aceptación de la oferta; art. 980: la aceptación perfecciona el contrato). De modo que, en la
especie, el denominado "consentimiento" en todas sus variantes (al inicio de los procesos reproductivos, a la
adquisición o utilización de gametos de terceros; a la fecundación; a la implantación), supone invariablemente la
aceptación de la realización de una práctica determinada, y como tal perfecciona el contrato médico por el cual
dicha práctica se realizará. Es decir, cuando los progenitores de deseo consienten, normalmente consienten
sobre la voluntad de establecerse como padres del hijo que será engendrado. De modo que aun el
consentimiento inicial a la práctica, que desencadena el proceso, supone un acto voluntario de los pretensos
progenitores que tiene implicancias en orden a la filiación. Pero la ley prevé dos consentimientos: uno al
momento del inicio del proceso reproductivo, uno segundo, antes de la utilización de los gametos. Cabe
preguntarse si, ante el desdoblamiento del consentimiento para el proceso procreativo, el Código Civil y
Comercial vislumbra un consentimiento que se forma progresivamente. El objeto y la causa del contrato
procreativo es el de engendrar un ser humano que quedará emplazado como hijo de los comitentes, aun cuando
sea poco grato enunciar que un niño pueda ser objeto de un contrato. Verdad es que en la especie se trata de
una obligación de medios, pero el objeto de la obligación de medios es el engendramiento de un niño. E incluso
se discute la posibilidad de responsabilidad médica en caso de que el engendrado padezca malformaciones o
patologías genéticas que pudieran haberse evitado con un diagnóstico preimplantacional y consecuente
descarte, planteándose así la exigencia de un determinado estándar que reenvía a una cierta expectativa de los
progenitores. Pero, la ley impone que, a pesar que desde el primer instante en que los progenitores de deseo
consienten la práctica tienen el único fin de iniciar un proceso procreativo que desembocará en un hijo, éstos
puedan retractar o revocar ese consentimiento aun cuando el embrión a tal fin ya haya sido creado hasta el
momento de la implantación. El Código Civil y Comercial obliga igualmente a repetir el consentimiento ante la
utilización de los gametos (que suponemos se refiere a su uso con fines reproductivos, no de experimentación o
comerciales)".

[4]

Basset, Úrsula Cristina, "La necesidad de los que no pueden concebir naturalmente, ¿Encuentra respuesta en la
Ley de Reproducción Asistida?", DFyP 2013 (agosto), página 6. "Por la misma razón, por la que más arriba
mencionamos el deber del Estado de proteger a los verdaderos vulnerables en los procesos de fecundación in
vitro (y especialmente a la mujer) y pedimos que la regulación de la ley atienda esos intereses y no otros que no
atañen al interés público; por esa misma razón insistimos en que el Estado debe asumir su deber de parens
patriae en relación a los niños que serán concebidos por las técnicas de fecundación in vitro. De la misma
manera que hay una evaluación y un registro de pretensos adoptantes, debería crearse un procedimiento y

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evaluación de la que quede constancia registral de los pretensos requirentes de las técnicas. En ambos casos
hay una cesura en el tiempo que permite la intervención y control del Estado. Son necesarios: a) los ya
mencionados evaluaciones y registro de personas que accedan a las técnicas(pretensos padres), para asegurar
que la futura familia sea idónea para la crianza del niño que nacerá); b)registros que deben resguardar la
información de todos los procedimientos y todos sus actores en la clínica y en back up por parte del Estado al
menos por 50 años; c) debe haber sanciones penales y multas agravadas para quienes incumplan las
regulaciones; d) el derecho a la identidad del niño y a la propia biografía del niño no se garantiza con acceso a
datos, los protagonistas de la paternidad del niño son personas no genes; e) controles y acompañamientos
posteriores a los procesos de fecundación y sobre todo acompañamientos interdisciplinarios del niño que quiera
acceder a su biografía. Para protección del niño, seguimos sosteniendo que: a) sería óptimo que la fecundación
heteróloga se suprimiera o fuera condicionada al fracaso de la homóloga, que es la que mejor preserva la unidad
de todos los elementos de la identidad del niño, de su biografía; b) el descarte, crio conservación y selección de
embriones no puede aceptarse (y lamentablemente es práctica común en los procedimientos)".

[5]

Lamm, Eleonora, "Gestación por sustitución. Realidad y Derecho", Revista para el Análisis del Derecho, InDret,
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Barcelona, 2012, página 22. "En términos generales,
el "turismo reproductivo" puede definirse como el desplazamiento de un individuo o pareja desde su país de
origen a otro país, para acceder a las TRA. De forma más precisa, el fenómeno se identifica con el
desplazamiento de posibles receptores de TRA desde una institución, jurisdicción o país donde una técnica en
concreto no se encuentra disponible, a otra institución, jurisdicción o país donde pueden obtenerla. La expresión
"turismo reproductivo" resulta, en cualquier caso, difícil de armonizar con la idea de "turismo" como viaje de
placer, aunque guarda coherencia con la definición cada vez más utilizada de turismo como industria, y deviene
una manifestación más del fenómeno globalizador (Â ) El "turismo reproductivo" es preocupante por varias
razones: es sólo una opción para las personas que pueden económicamente permitírselo; es imposible un
absoluto control en la calidad o la seguridad de los servicios ofrecidos que pueden presentar riesgos para las
madres y los niños, y que implica y aumenta el riesgo de que las mujeres que viven en países en desarrollo sean
explotadas por aquellos que provienen de países más ricos. Además, desde que las prohibiciones legales suelen
ser un reflejo del consenso social, es preocupante que algunos pretendan eludir las leyes de un país para ir a
otro, donde las leyes son más laxas. El turismo reproductivo también deja entrever la idea de que la reproducción
humana es un objeto del comercio. Los términos "Babybusiness" ("negocio de los bebés") o "industria
reproductiva" también ilustran esta integración de la reproducción humana en el dominio del comercio. Algunos
autores creen que las leyes deberían reforzarse, convirtiendo este tipo de turismo en ilegal. Otros ven una
oportunidad de armonizar las leyes y facilitar la legislación para que la gente pueda satisfacer su deseo de tener
un hijo donde sea posible y luego volver a casa. Por último, otros ven esta práctica como una garantía de
equidad y autonomía para los futuros padres".

[6]

Briozzo, Soledad, "Algunos aspectos sobre la crioconservación de embriones y el supuesto de inseminación post
mortem a partir del nuevo régimen del Código Civil y Comercial", comentario al fallo "K. J. V. c/Instituto de
Ginecología y Fertilidad y Otros s/Amparo", Revista de Derecho de Familia y Sucesiones, Número 5, Septiembre
2015, IJLXXXI567, página 5. "En síntesis, el embrión tiene que haber sido implantado con el consentimiento
renovado por ambos a la fecha de la muerte del esposo o conviviente de la mujer, para que tenga vínculo
filiatorio y derecho hereditario con respecto a ambos progenitores y pueda suceder al fallecido, siempre que
nazca con vida. Y si el hombre falleció antes de renovar su consentimiento para la transferencia del embrión, el
consentimiento inicial que prestó no tendrá efectos y la mujer estará impedida de obtener la implantación del
embrión, que será descartado y destruido. En este contexto, luego de realizar las anteriores reflexiones, ¿será
probable que el criterio de la doctrina mayoritaria y la futura jurisprudencia, reconozcan igual como derecho
humano el derecho a la fertilización humana asistida post mortem, el derecho a la autonomía reproductiva y a la
cobertura médico asistencial, sustentando estos derechos y correspondiente protección en la Ley N° 26862, el
art. 19 CN, conforme a la interpretación de la CIDDHH respecto a los alcances del derecho de protección a la
vida privada, la Constitución Nacional y los principios del Derecho Internacional de los Derechos humanos?".

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[7]

Graiewski, Mónica, "Maternidad subrogada. Cuando la realidad desborda la ley", Rubinzal Online, RC D
481/2015. "G., A. C. y otros s. Medida autosatisfactiva", que estableció "la filiación de un niño nacido mediante el
procedimiento de maternidad subrogada por técnica de reproducción humana asistida y determinó el alcance del
contrato que vinculó a la pareja aportante del material genético y a la madre gestante".

[8]

Lamm, Eleonora, op. cit., página 35. "Este consentimiento debe homologarse por autoridad judicial y reemplaza
al consentimiento protocolizado que se exige en los otros supuestos de TRA, es decir, aquí, por las especiales
características y por la mayor complejidad de la figura, se exige que en lugar de protocolizarse, se homologue a
los efectos de verificar el cumplimiento de los requisitos legales. Entonces, si se cumplen los requisitos previstos
legalmente, el juez procederá a la homologación y podrá procederse a la implantación en la gestante. Este
consentimiento debidamente homologado (la autorización judicial), junto con el certificado de nacimiento y la
identidad de los comitentes deberán presentarse al registro civil para la correspondiente inscripción del nacido. Si
el juez no homologa (y a pesar de esto las partes continúan con el proceso de gestación por sustitución), o las
partes no solicitan la autorización judicial, el proyecto de ley establece que la madre legal es la mujer que dio a
luz al niño".

[9]

Expte. Nº LZ-62420-2015 - "H. M. y Otro/a s/medidas precautorias (art. 232 del CPCC)".

[10]

Basset, Úrsula, La democratización de la filiación asistida, L. L. 16/10/2014.

[11]

Basset, Úrsula, "Procreación asistida y niñez. ¿Regulación o desregulación?, L. L. 12/07/2013.

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