Está en la página 1de 15

INSTITUTO TECNOLOGICO SUPERIOR PUREPECHA DE

CHERAN

ING.INOVACION AGRICOLA SUSTENTABLE

Grupo:

7-A

Actividad:

Realizar una investigación sobre productos transgénicos.

Alumna:

Brenda Yaneth Arevalo Duarte.

Profesor:

Arturo Barrera Ayala

Materia:

Inocuidad alimentaria y bioseguridad.

Fecha:

07-10-21
Contenido

1. Historia sobre el uso y manejo de los productos y cultivos transgénicos


2. Estadísticas de su uso a nivel mundial y prohibiciones
3. Impacto ecológico por el uso de transgénicos
4. Conclusión.

Historia sobre el uso y manejo de los productos y cultivos transgénicos

- El origen de la agricultura

La historia de las sociedades está íntimamente relacionada con el desarrollo de la


agricultura; no podemos separar el hecho de que las primeras civilizaciones
tuvieron cercanía con grandes ríos y lagos y que eso marcó el paso de la
recolección de frutos y semillas a las prácticas agrícolas. Egipto, Mesopotamia,
China y México son claros ejemplos de que el esplendor cultural, social y
económico de sus grupos humanos se debió en gran medida a su éxito en la
domesticación, producción y comercialización de alimentos. Evidencias muy
recientes indican que hace entre 11,000 y 11,500 años, el suroeste asiático fue la
primera región del mundo en la que se empezaron a cultivar cereales silvestres,
en cinco áreas --Irán, Irak, Turquía, Siria, Líbano y Chipre-- de manera
independiente y casi al mismo. tiempo. De allí proviene mucho del conocimiento
actual de las plantas, de la tierra, de la lluvia, del arado y por supuesto del
comercio. Después, hace 9,800 años, las semillas de estos cereales empezaron a
perder la capacidad de dispersarse; esta adaptación es llamada domesticación
morfológica. Los agricultores provocaron esto al cruzar y volver a cruzar durante
esos siglos diferentes plantas con características que a ellos les interesaban,
relacionadas principalmente con el tamaño y la forma de los granos. Los ancestros
de los persas estaban cambiando dramáticamente y sin saberlo el estilo de vida
del Neolítico, al establecer las bases económicas para el desarrollo de los centros
urbanos y los primeros estados durante los siguientes milenios. ¿Y cómo lo
hicieron?: mezclaron genes, potenciaron algunos y desaparecieron otros; es decir,
dieron los primeros pasos para la generación de nuevas variedades vegetales,
para la agricultura extensiva y, por qué no, para la biotecnología vegetal. El trigo
es el mejor ejemplo de la eficacia de la selección artificial en las cruzas de
distintas variedades de plantas para constituir un cultivo; esta selección se dio en
circunstancias sociales e históricas específicas y por incentivos económicos. Hace
10,000 años el trigo marcó el inicio de las civilizaciones humanas, y cuando
finalmente apareció la variedad conocida como trigo de pan, este cultivo adquirió
una enorme relevancia financiera y nutricional, pues constituye el 20% del total de
calorías consumidas actualmente en todo el planeta. El trigo de pan que comemos
hoy surgió hace aproximadamente 8,000 años como producto de una mezcla
artificial o hibridación de dos especies, entre un trigo que se cultivaba en aquel
entonces y una especie de pasto silvestre. Pero esto no quiere decir que hoy en
nuestras mesas comamos el mismo trigo que comían los persas o los turcos de
aquellos tiempos, por el contrario, estos miles de años los campos de cultivo han
sido testigos de cientos y cientos de modificaciones a las plantas. ¿Cómo
podemos saber esto? Por los llamados síndromes de domesticación, que son las
características que distinguen a las especies domesticadas de sus ancestros
silvestres o cultivados, y que en el trigo están relacionadas principalmente con el
tamaño del grano, ya que los granos actuales son más grandes que los silvestres.
A diferencia de otros granos como el arroz, donde el proceso de domesticación
también involucró la selección de formas particulares de la semilla, en el trigo la
selección empezó apenas hace unas cuantas décadas, principalmente dictada por
requerimientos industriales.

los granos desnudos poseen ventajas para trillarlos y procesarlos. Por el contrario,
las pocas variedades actuales de trigo con cáscara se cultivan en regiones
montañosas y áridas, pues la cáscara las protege contra las inclemencias del
clima y pueden crecer en suelos pobres en nutrientes. Los cambios en las
características del trigo mediante la selección y cruza fueron graduales y no
ocurrieron al mismo tiempo en todos los centros agrícolas, se fueron dando por las
circunstancias físicas, ambientales, económicas y políticas de cada lugar. Por
ejemplo, la región este de Turquía fue la primera zona agrícola donde
desaparecieron los trigos con cáscara y dieron paso a los desnudos; con los
restos arqueobotánicos encontrados ahí se pudo establecer que esto ocurrió hace
5,000 años. En Turquía central los agricultores hicieron el reemplazo hace 4,000
años; en Egipto hay registros del uso de ambos hace 3,000 años, pero no está
claro cuándo dejó de usarse el grano con cáscara. En Europa, los griegos y
romanos antiguos usaron trigo con cáscara, pero en los primeros siglos del primer
milenio, durante su esplendor, reemplazaron el que debía trillarse y procesarse por
el que requiere una menor inversión de trabajo. Finalmente, el sur de Alemania y
el norte de Suiza abandonaron los trigos antiguos por el actual de pan, apenas a
principios del siglo XX. ¿Cómo podemos explicar que distintas culturas a lo largo y
ancho de Asia, Europa y África hayan cambiado una planta usada durante
milenios desde el inicio de la agricultura? En todos los casos, sin importar si fue
hace 5000 o hace 100 años, las razones fueron: cambios económicos, cambios en
la dieta y la introducción de nuevos cultivos. Las presiones económicas para
incrementar la producción parecen haber seleccionado trigos que no necesitan
trillado, pues responden mejor a los aumentos de producción y requieren menor
inversión en su procesamiento. Además, todos los casos mencionados
corresponden a grandes imperios que expandieron sus zonas de influencia en
distintos periodos de la historia de la humanidad. Esto significa que ellos también
recibieron influencias de los territorios ocupados, como las relacionadas con la
alimentación: mientras conquistaban tierras africanas los egipcios

nos legaron el trigo que hoy convertimos en pan tanto de manera artesanal como
industrial. Nos legaron prácticas agrícolas tan importantes como la selección de
caracteres específicos útiles en la producción de alimentos para pueblos enteros.
¿Podemos responsabilizarlos del surgimiento de los transgénicos? ¿Podemos
pensar que el origen de las actuales compañías semilleras transnacionales
también fue la Anatolia central? ¿Podemos negar la importancia de los
conocimientos generados durante más 10 mil años por todos los grandes
pueblos? ¿De verdad las nuevas tecnologías no pueden convivir con las
tradicionales y milenarias

- La diversidad genética y el inicio de los cultivos transgénicos.


Todos los cultivos que hoy se siembran de manera extensiva en el mundo, tienen
parientes silvestres, plantas que crecen en condiciones naturales no controladas y
a partir de las cuales se originaron, o con las cuales están relacionadas
genéticamente. El ejemplo más representativo para los mexicanos es el teocintle,
ancestro del maíz, que, a diferencia de éste, produce mazorcas muy pequeñas
difíciles de comer con sólo dos hileras de granos envueltos en una estructura dura.
Estas primas silvestres son sumamente importantes pues constituyen una enorme
diversidad genética; son organismos perfectamente adaptados a condiciones
ambientales muy particulares en las que sus primas cultivadas no pueden
sobrevivir. Pese a que los cultivos provienen. directamente de ellas, los
agricultores seleccionaron al reproducirlas solamente algunas características
importantes que se requerían para que constituyeran un alimento. Dejaron fuera
entonces otras características, sobre todo las relacionadas con su resistencia a
condiciones adversas. La ideología agrícola en todas las civilizaciones fue la de
contar con plantas muy eficientes en términos de producción sin importar que
fueran débiles, pues el agricultor las cuidaba y las sigue cuidando en cualquier
parcela familiar o campo agrícola. Hoy sabemos que las plantas ancestrales
pueden ser cruzadas con las cultivadas para obtener nuevas variedades más
resistentes a temperaturas extremas, escasez de agua, salinidad del suelo y a
enfermedades, que se desarrollen adecuadamente sin necesidad de grandes
cuidados que incluyan el uso de herbicidas, insecticidas o fungicidas.
Desafortunadamente, y pese al esfuerzo de distintas organizaciones, muchos de
los ancestros silvestres crecen bajo presiones ecológicas o están extintos o no
han sido identificados; el caso conocido más reciente es el del ancestro de la
berenjena, identificado en Tanzania en 2000 y que se extinguió años más tarde
por la destrucción de su hábitat. Utilizar plantas silvestres en programas de cruza
es muy complicado desde el punto de vista técnico, es muy caro y requiere largos
periodos de tiempo, con el inconveniente adicional de que muchos de los
ancestros no están ubicados. En vista de la importancia que tiene la diversidad
genética en el mejoramiento de los cultivos, investigadores de todo el mundo
comenzaron a plantearse la idea de hacer un uso más amplio de esta diversidad y
decidieron incluir en los cultivos genes no sólo de los parientes silvestres, sino de
plantas menos cercanas genéticamente, o incluso de organismos no vegetales.
Fue así como nació la idea de la transgénesis, como una opción para producir
plantas y cultivos más resistentes, con buenas tasas de producción y sin
necesidad de productos químicos costosos y de inocuidad no comprobada.
Quienes empezaron a producir las primeras plantas modificadas a escala
comercial, fueron pequeñas empresas integradas por los mismos científicos
(conocidas como start-ups) en Estados Unidos, Bélgica y Suiza. Sin embargo, hoy
en día el mercado está en manos de unas cuantas empresas transnacionales, lo
que ha dado lugar a que sea un mercado monopolizado y con barreras legales
que impiden la competencia de las start-ups. Las primeras dos características
incluidas en plantas comercializadas fueron la presencia de genes bacterianos que
confieren resistencia al ataque de los insectos, y genes que permiten a las plantas
sobrevivir a los herbicidas que se rocían en sus cultivos. A pesar de que en los
laboratorios se han hecho otros grandes avances, estas dos cualidades son las
que siguen predominando y en realidad la tecnología disponible para los
agricultores es la misma con la que se contaba hace 30 años con pequeños
incrementos en su eficiencia. Cabe resaltar que esto último es una crítica
constante que se hace a los transgénicos argumentando que en realidad el
incremento que aportan a los rendimientos no es tan grande y que en algunos
casos es comparable al de otras prácticas agrícolas. Esto es sin duda producto de
los monopolios que no han permitido la introducción al mercado de casos de
transgénesis ya probados en los centros de investigación de todo el mundo. Es
decir, la capacidad técnica y los casos de éxito comprobado existen, sin embargo,
las barreras comerciales y legales han hecho imposible a los investigadores de las
universidades y a los pequeños empresarios, sacar productos innovadores y más
eficientes que los del reducido espectro de las compañías semilleros.

- Transgénicos en la cocina

En 1996 empezó la comercialización de los cultivos transgénicos; ya para 2012,


del total de tierras utilizadas para agricultura a nivel mundial, poco más del 10%
fueron cultivadas con 30 variedades diferentes de plantas genéticamente
modificadas, lo cual representa 170.3 millones de hectáreas en las que crecen
maíz, soya, algodón, canola, alfalfa, tomate, papaya, pimiento morrón, calabaza,
betabel y álamo. Estas hectáreas se distribuyen en 29 países, 9 de los cuales son
desarrollados; la lista está encabezada por Estados Unidos, Brasil, Argentina,
Canadá e India, seguidos por China, Paraguay, Sudáfrica, La historia de la
agricultura y los cultivos transgénicos/CIENCIORAMA 9 Paquistán y Uruguay,
para hacer el “top 10”. En 2012 se agregaron a la lista por vez primera Sudán y
Cuba, sembrando algodón y maíz transgénicos, respectivamente. A diferencia de
lo que se cree, en Europa sí se producen y comercializan cultivos transgénicos; en
2012 lo hicieron España, Portugal, República Checa, Eslovaquia y Rumania.
Alemania y Suecia dejaron de sembrar papa porque cesó su comercialización y
Polonia por inconsistencia con la legislación europea. También al contrario de lo
que los grupos ambientalistas han dicho, varios países europeos están a favor de
la experimentación, prueba y uso comercial de los cultivos genéticamente
modificados. Prueba de ello es la reciente creación de un centro dedicado a
generar pruebas en campo perteneciente a Agroscope en Zurich y que es
resguardado por el gobierno de Suiza para evitar actos de vandalismo por parte de
los grupos extremistas. Ahí los investigadores pueden realizar sus pruebas sin
necesidad de invertir parte del dinero de su proyecto en seguridad (56%), como
antes ocurría y como sigue ocurriendo en muchos países de Europa. Aunque en
varias naciones existen moratorias y se ha interrumpido la liberación comercial de
los cultivos, estas restricciones no incluyen la experimentación científica con estas
plantas; es decir, se pueden hacer pruebas en campo para determinar objetiva y
científicamente los pros y La historia de la agricultura y los cultivos
transgénicos/CIENCIORAMA 10 contras de los transgénicos. Es contradictorio que
en Europa se permita investigar, pero no se permita que los productos derivados
de esta labor ingresen a una etapa posterior de desarrollo, sin importar cuál sea el
resultado de esas investigaciones; por lo tanto, la inversión económica y de
recursos humanos que se hace en esta área es desaprovechada y todo el
conocimiento generado es ignorado. En México se han hecho pruebas en campo
de más de 20 especies modificadas genéticamente, como la calabacita, el limón,
el clavel, la papaya, la piña, el plátano, el tabaco y el tomate, entre otras. En 1998
inició la producción comercial de algodón transgénico en territorio nacional y en
2001 la de soya; actualmente 200 mil hectáreas son cultivadas con estas plantas.
Con todo esto, y para regresar al título de esta sección, seguramente ya estamos
comiendo transgénicos. Los alumnos de Biología de la Facultad de Ciencias de la
UNAM desarrollan una técnica de biología molecular con la que buscan identificar
los genes que se insertaron en la soya para hacerla transgénica; semestre a
semestre el resultado es el mismo, todas las muestras de soya de la Ciudad de
México, sin importar si fueron adquiridas en las tiendas que se hacen llamar
naturistas o que promocionan supuestos productos orgánicos, son transgénicas.
La mayoría de los alimentos procesados o semiprocesados contienen derivados
de maíz y canola, y seguramente algunos de ellos provienen de transgénicos. El
ganado es alimentado con maíz y alfalfa de los cuales desconocemos su origen.
Así que la respuesta a la pregunta que abrió esta sección, es sí, cada mañana de
una u otra manera, desayunamos una dosis de transgénicos. Finalmente, y sin
quitarle la importancia, el algodón transgénico hoy está presente en la ropa que
usamos diariamente y en los billetes, tanto dólares como euros, y aunque el Banco
de México no lo tiene publicado, probablemente en los pesos mexicanos también
hay papel de algodón transgénico. Como ven, los transgénicos están en boca de
todos y en manos de muchos.

- Estadísticas de su uso a nivel mundial y prohibiciones

Un 96.5%
de los
consumidores mexicanos ignora que son los transgénicos o no sabe si los está
comiendo, y en que alimentos en tanto que un 98% de los mexicanos opina que
las empresas deben informar en sus etiquetas si sus productos contienen
transgénicos. Mexico importa de EUA más de 6 millones de toneladas de maíz
cada año, de las cuales 45% son de maíz transgénico. Las autoridades sanitarias
permiten la comercialización para consumo humano de 31 transgénicos de:
canola, tomate, maíz, algodón, papa y soya. Las autoridades sanitarias utilizaron
los siguientes indicadores país/producto, producto/cantidad que se importa al país
y país/porcentaje de consumo del producto.

Los cinco países que producen más de 95% de alimentos transgénicos son:
Canadá: 90%(tomate soya), USA: 94% (tomate, canola, soya y papa), Argentina:
89% (maíz, papa y algodón), china: 88% (arroz) y brasil:80% (papa)%, Australia:
53% (tomate). India: 50% (café) y Mexico 48% (maíz, algodón y tomate.)

En su mayoría el 98% de la población mundial consume productos transgénicos.

Los alimentos transgénicos, esto es, los productos elaborados utilizando


organismos genéticamente modificados (OGM), son la perfecta demostración de lo
difícil que es transmitir conocimientos científicos a la población, en particular
cuando la comunidad científica no está plenamente de acuerdo respecto al
alcance de un problema dado. Los OGM son organismos, por ahora casi
exclusivamente vegetales, en los que se ha alterado el ADN de modo artificial por
los métodos llamados de «tecnología genética», «tecnología de ADN» o
«ingeniería genética».

Esas técnicas tratan de introducir en los OGM alguna de las siguientes


características:

- Resistencia a los insectos


- incorporando a la planta el gen toxígeno del Bacilos thurigiensis, al haberse
observado que los cultivos GM productores de la toxina de este bacilo,
inocua para el consumo humano, requieren menos cantidades de
insecticidas.
- Resistencia a determinados virus patógenos para los vegetales, con lo que
aumenta el rendimiento de los cultivos.
- Tolerancia a ciertos herbicidas mediante la introducción del gen de una
bacteria que confiere resistencia a las malezas, de modo que puede
reducirse la cantidad de herbicidas empleada.

La novedad de esas técnicas biotecnológicas ha hecho que los OGM y los


alimentos transgénicos hayan sido objeto de estudios mucho más meticulosos que
los aplicados con anterioridad a cualquier tipo de alimento. Desde que existe el
hombre, éste ha incorporado continuamente nuevos productos a su alimentación
sin someterlos a pruebas tan estrictas como las que ahora utiliza la biotecnología.
Ninguno de los alimentos tradicionales ha pasado pruebas tan severas como las
que se vienen aplicando a los alimentos transgénicos, tarea en la que el Programa
de Inocuidad Alimentaria de la OMS desarrolla una labor de coordinación y
orientación.

Pese a ello, los alimentos transgénicos han sido objeto de una oposición que, sin
exagerar lo más mínimo, puede calificarse de feroz. Impulsada por organizaciones
ecologistas de defensores de la agricultura biológica y de consumidores, esa
oposición ha logrado que la Unión Europea no haya concedido, desde octubre de
1998, ninguna autorización para comercializar OMG, tras permitir entre 1991 y
1998 la comercialización de 18 OGM.

Es digno de señalar el rechazo del público hacia los OGM y la plena aceptación de
los medicamentos obtenidos por biotecnología, como la insulina o la hormona del
crecimiento. Sin embargo, en pocas ocasiones se ha producido tal despliegue de
organismos internacionales que tratan de tranquilizar al público respecto a la
fiscalización de los alimentos transgénicos. En este sentido, la iniciativa que con el
tiempo podrá ser más eficaz es el Protocolo de Cartagena (Colombia) sobre
Biodiversidad, que es el primer tratado medioambiental que tendrá carácter
vinculante para los estados firmantes cuando lo ratifiquen los parlamentos de la
mitad de ellos. Hasta ahora, 100 países han firmado el protocolo, pero sólo 11 lo
han ratificado.
Este protocolo establece un procedimiento de acuerdo informado previo que obliga
a los países exportadores de OGM a facilitar todos los datos pertinentes a los
países importadores, de modo que éstos puedan adoptar una decisión informada
respecto a la aceptación o no del envío. El protocolo trata de proteger la diversidad
biológica frente a los posibles riesgos de los OGM, reglamentando todos los
movimientos transfronterizos de OGM.

Pese a la magnitud de las preocupaciones despertadas por los alimentos


transgénicos, éstos alcanzan por ahora un número reducido. Son la achicoria, la
calabaza, la colza (para la extracción de aceite), el maíz, la patata y la soja. La
extensión de los cultivos de OGM aumenta rápidamente, en particular en
Argentina, China, Indonesia y Sudáfrica. Debido a su peculiar régimen económico-
político, China intensifica más que ningún otro país del mundo el cultivo de plantas
transgénicas, especialmente del llamado algodón Bt resistente a los insectos. Ello
ha permitido a los agricultores chinos disminuir en un 80% el uso de plaguicidas y,
lo que es tal vez más importante, reducir en un 25% las intoxicaciones por
plaguicidas en los propios campesinos.

Para la OMS, los principales motivos de preocupación planteados por los OGM en
lo que respecta a la salud humana son la alergenicidad, la transferencia de genes
y el cruce externo.

- Alergenicidad

Como cuestión de principio, no debe practicarse la transferencia de genes


procedentes de plantas conocidas por su capacidad alergénica hasta que pueda
demostrarse que la proteína producida por el gen transferido no es alergénica. La
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y
la OMS no han hallado capacidad alergénica en los alimentos transgénicos
actualmente comercializados.

- Transferencia de genes
El paso de genes procedentes de los alimentos transgénicos al organismo
humano o a las bacterias del tracto gastrointestinal causaría preocupación si el
material genético transferido afectara a la salud humana. Esto puede suceder en
particular en el caso de los genes de resistencia de los antibióticos que se han
utilizado como marcadores en plantas genéticamente modificadas. Aunque la
probabilidad de transferencia al hombre es escasa, un grupo de expertos
convocado por la OMS y la FAO ha desaconsejado el empleo de genes de
resistencia a los antibióticos.

Para la OMS, los principales motivos de preocupación planteados por los OGM en
lo que respecta a la salud humana son la alergenicidad, la transferencia de genes
y el cruce externo

- Porcentaje de cultivos transgénicos en algunos países y continentes

Algunas de esas preocupaciones han resultado vanas, como es el aumento del


empleo de plaguicidas, pero otras permanecen vigentes y siguen empleándose
como armas arrojadizas contra los OGM. En este sentido, un estudio realizado por
investigadores de la Universidad de Iowa (EE.UU.) mostró que el polen del maíz
transgénico Bt (incorpora el Bacilos thurigiensis, plaguicida natural) produce
efectos nocivos en las larvas de la mariposa monarca, ya que tienen un riesgo de
defunción siete veces más alto cuando se alimentan con plantas rociadas con
polen del maíz Bt, lo que obviamente no sucede en condiciones naturales.

- Evolución de la superficie agraria genéticamente modificada en


algunos países (millones de hectáreas)

Pese a todas esas preocupaciones, la organización ecologista Greenpeace,


campeona de la lucha contra los OGM, afirma que no todos los fenómenos
naturales son controlables, lo que es la evidencia pura, y que, en virtud del
principio de la prudencia, el ensayo del trigo GM no debería haber comenzado. En
este sentido, uno de los apoyos más fuertes para los OGM ha surgido de Norman
Borlaug, Premio Nobel de la Paz en 1970, quien inició la llamada «revolución
verde» al obtener en México una variedad de trigo adaptable a cualquier tipo de
clima, dando un rendimiento hasta entonces inalcanzado en medios climáticos
muy variados. Para Borlaug,
«la oposición ecologista a
los alimentos transgénicos
es elitista y conservadora»
y proviene de «personas que
tienen la panza llena»
(El País, 12 de febrero de
2000). Obviamente,
esa oposición conduce a resultados tan desastrosos como el narrado al comenzar
este artículo en relación con Zambia.

La oposición frontal contra los alimentos transgénicos se basa en buena parte en


los graves problemas alimentarios surgidos en los últimos decenios como el aceite
de colza adulterado, encefalitis espongiforme bovina o la presencia de
benzopireno en el aceite. Ahora bien, en la historia de la alimentación humana es
la primera vez que un producto es sometido a pruebas tan meticulosas y
realizadas por tantas organizaciones científicas distintas. Esta acción debe
continuar y continuará.
- Impacto ecológico por el uso de transgénicos

La inquietud relativa al efecto de las plantas GM en el medio ambiente es tan


intensa que, en Suiza, país que cuenta con uno de los productores de OGM más
importantes del mundo (la empresa Syngenta), se han impuesto condiciones
auténticamente draconianas al empleo experimental al aire libre de OGM. La zona,
de 8 m2 de extensión, donde la Escuela Politécnica Federal de Zurich va a cultivar
trigo GM (resistente a la caries del cereal) estará rodeada de un espacio de 200
metros en todas las direcciones desprovisto totalmente de plantas, de una red de
protección para impedir la entrada de aves, de una tela protectora impermeable al
polen y de una tela metálica que impida todo contacto de insectos con el trigo.
Además, en el borde de la zona plantada con el trigo GM se dispondrá de una
bomba con herbicida a fin de destruir con urgencia el cultivo experimental en caso
de riesgo de contaminación.

- Problemas para el medio ambiente

Este aspecto de los OGM es sin duda el más discutido y ha provocado enconadas
polémicas entre los defensores de la llamada agricultura biológica y los
propulsores del empleo de alimentos transgénicos. Preocupan los siguientes
aspectos de la cuestión:

- Capacidad de los OGM para difundirse e introducir los genes obtenidos por
biotecnología en poblaciones silvestres.
- Persistencia del gen en la naturaleza una vez cosechadas las plantas GM.
- Susceptibilidad de los animales o plantas contra los que no va dirigida la
modificación genética del OGM.
- Estabilidad del gen modificado.
- Reducción de la biodiversidad.
- Aumento del uso de productos químicos en la agricultura.

- Conclusión: Los alimentos transgénicos son muy modernos en la


actualidad, pero muy rechazados por varias personas, debido a que pueden
enfermarnos más de lo que nos ayudan, los productos transgénicos son
hechos para ayudar a la gran demanda de ciertos productos, ya que con
semillas totalmente natural es muy difícil satisfacer a toda la población. En
lo personal este tema nos ayuda mucho en la materia de inocuidad
alimentaria, ya que nos ayuda a ver cómo cuidar los alimentos transgénicos
y ver que no causen daños a las personas.

También podría gustarte