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A lo largo de toda la historia de la humanidad han existido dos puntos de vista distinguidos entre
ciencia y religión, los cuales en la mayoría de los casos siempre se han planteado como visiones
totalmente opuestas, ya que entre los matices de cada una se encuentra una gran distinción a la
hora del entendimiento del origen del mundo y de lo que nos rodea, aún que a día de hoy se afirma
que estas dos visiones se pueden alejar de la oposición y complementarse para llegar a comprender
lo real a través de ambas.
Por lo tanto, la primera pregunta que se puede plantear es si son compatibles o incompatibles, el
autor del artículo Tendencias de las religiones afirma en el texto que “lejos de la oposición ciencia y
religión, suponen visiones complementarias de la realidad”, ¿Entonces cuál de las dos posiciones del
origen y de la creación es la correcta y verdadera? ¿Se podrán llegar a complementar? ¿o se
anularán entre sí? Quizá no son tan opuestas si ambas dan una explicación y respuesta a la misma
pregunta, aunque mostrando aspectos diversos de él.
Tal y como Javier Montserrat afirma en el texto anteriormente mencionado, ”la reflexión que
pertenece al campo de la filosofía afirma que es imprescindible establecer una reflexión
epistemológica para que sea posible establecer una relación entre religión y ciencia como formas de
conocimiento complementarias” es así como la filosofía tiene gran poder para posibilitar la relación
entre estas dos formas de conocer, es necesario establecer los límites de ambas para que se haga
posible una correcta interrelación. En este sentido se puede pensar que a lo largo de los años el
debate científico actual siempre ha buscado prescindir de la figura de Dios, dado que las bases y el
fundamento religioso no se formalizan en la base empírica de experimentación, sino que se
formalizan en un terreno del ámbito teológico en el que no se necesita dicha experimentación la
ciencia toma real lo que es verificable pero la religión muestra una considerable subjetividad a la
hora de conocer basando el fundamento de lo real según la voluntad o el deseo del sujeto, a
diferencia del discurso científico el cual es objetivo y se determina por un marco formal.