Ciencia y religión
Juárez Osorio Sandra Leticia
Universidad de Guadalajara
De acuerdo a la antropologı́a todas las
culturas siguen una misma lı́nea de evo-
lución y según Augusto Comté, existen 3
etapas: en la primera, predomina una expli-
cación religiosa, que según señalaba Freud,
tiene su origen en la infancia del hombre
en búsqueda de una figura paternal. Es se-
guida de una etapa en la que se dan argu-
mentos metafı́sicos, cuyas afirmaciones son
”juicios sintéticos a priori, que por prin-
cipio escapan a toda experiencia sensible”
[1]. Finalmente se culmina en una época
en la que se da prioridad a la explicación
cientı́fica y de acuerdo a filósofos como Karl
Marx y Max Weber, la religión terminará
por declinar en favor de la ciencia, tecno-
logı́a y la cultura.
Como se señala en [5], existen 3 formas
en que la ciencia se relaciona a la religión.
La primera es el conflicto, en donde se ve
a la ciencia como la manera más efectiva
de eliminar la fé. Una postura más neu-
tral es la coexistencia pacı́fica, en donde se
acepta que cada una intenta explicar uni-
versos distintos; Dios no es visto como un
fenómeno natural y por tanto está más allá
de la evidencia empı́rica, eliminando ası́ la
contradicción entre ambas disciplinas. Por
último, está la idea de una integración en-
tre ciencia y religión, ver a la primera como
una manera de llegar a comprender la crea-
ción de Dios (por ejemplo, Newton era un
partidario de esta postura.)
Tanto aquellos que separan ciencia y
religión y quienes la buscan integrar, están
en contra del materialismo cientı́fico, pues
argumentan que no deja lugar a conceptos
como el alma y es incapaz de explicar el
bien y el mal. Erwin Shrodinger expone es-
ta idea de una manera muy clara:
Estoy muy asombrado de que
la imagen cientı́fica del mundo
real que me rodea sea muy defi-
ciente. Da mucha información
objetiva, pone toda nuestra ex-
periencia en un orden magnı́fi-
camente consistente, pero es es-
pantosamente silencioso sobre
todos y cada uno lo que real-
mente está cerca de nuestro co-
razón, eso realmente nos impor-
ta. No puede decirnos una pala-
bra sobre rojo y azul, amargo y
dulce, dolor fı́sico y deleite fı́si-
co; no sabe nada de bello y feo,
bueno o malo, Dios y la eterni-
dad. La ciencia a veces preten-
de responder preguntas en estos
dominios, pero las respuestas a
menudo son tan tontas que no
nos inclinamos a tomarlas en
serio . (E. Schroedinger, 1954
[6])
Distintas religiones sitúan al hombre en
un lugar privilegiado en la creación, crea-
do a semejanza de Dios, dándole atribu-
tos únicos como la capacidad de razonar.
La teorı́a evolutiva representa entonces un
punto de conflicto entre la ciencia y reli-
gión e históricamente existen eventos en las
que ambas se han enfrentado, comenzando
por el rechazo a la teorı́a de Darwin cuan-
do fue recientemente publicada, el juicio
1
del mono celebrado en 1925 en Tenesee,
en donde el profesor de secundaria John
Thomas Scopes fue arrestado por enseñar
la teorı́a evolutiva, y finalmente el conflicto
llega hasta nuestros dı́as por ejemplo en
los estados del sur de Estados Unidos en
donde los padres de familia piden que el
creacionismo sea impartido en las escuelas
a la par de la evolución. En este caso, el
conflicto radica en la interpretación fun-
damentalista de la Biblia, creer que cada
palabra en ella debe ser tomada en sentido
literal. Otra postura que se suele tomar es
la que se menciona en [5] de integrar ambas
partes, teniendo como resultado extrañas
explicaciones que pretenden enlazar ambas
interpretaciones, diciendo por ejemplo que
Cristo es el punto más alto al que pretendı́a
llegar la evolución [1].
En la tradición católica la fé es consi-
derada como un don divino, la forma más
completa de conocimiento humano y supe-
rior a la razón. Es la creencia en una reali-
dad a la que no se podrá acceder jamás
mediante evidencia empı́rica. Indican que
el creer en Dios no es una actividad cientı́fi-
ca, sino un acto puramente racional.
Los creyentes indican que la existencia
de un Dios es necesaria para explicar cues-
tiones como el bien y el mal, el alma y
el sentido de la vida. A estas cuestiones,
la biologı́a evolutiva y las ciencias sociales
podrı́an tener una respuesta. Casi todas las
culturas tienen un mito que explica el ori-
gen de un código moral, quizás en un in-
tento de darle validez a las exigencias de la
ética y asegurarse que el temor a una di-
vinidad fuera suficiente para seguirla y por
ello el concepto de bien y mal se liga co-
munmente a la teologı́a. Sin embargo, al-
gunos estudios ([3], [7]) en grupos de ani-
males revelan comportamientos como la re-
ciprocidad y ayudar al miembro más débil
beneficia la cohesión del grupo y por tanto
estas caracterı́sticas serı́an beneficiadas por
la selección natural. Y esto desafı́a también
la tendencia en las religiones de poner al
humano como un ser superior, distinto de
los otros animales por su capacidad de ra-
zonamiento y su conocimiento del bien y el
mal.
De acuerdo a estudios sociológicos más
recientes, en los que se realiza un acerca-
miento a distintas comunidades para anali-
zar sus creencias, se ha encontrado que no
necesariamente la religión es un producto
de la ignorancia, sino que actualmente el ser
humano se guı́a por una mezcla de explica-
ciones cientı́ficas y religiosas. Otras hipóte-
sis señalan que es una respuesta cultural,
una forma de cohesión social. También se
ha dicho que es producto de la distinción
intuitiva de la distinción entre el cuerpo y
la mente, la cual es percibida como conti-
nua y más allá del cuerpo
Algunos estudios [1] señalan la incom-
patibilidad entre el modelo analı́tico de lle-
gar al conocimiento de la ciencia contra el
método más intuitivo que es seguido por la
religión. Otros autores señalan semejanzas
entre ambos métodos, pues ambos están
basados en una creencia ya que durante
su formación, el cientı́fico se apega a los
conocimientos aceptados por el paradigma
vigente para formular sus teorı́as o idear
sus experimentos. Si bien los conocimientos
aceptados en el paradigma no son elegidos
de manera totalmente arbitraria (de acuer-
do a la definición de revolución cientı́fica
dada por Kuhn), sino que se someten a
pruebas y al escrutinio de la comunidad
cientı́fica en un intento para disminuir la
subjetividad de estos, se señala que el pro-
ceso de asimilación de estos es similar al de
una religión.
2

Comúnmente se considera a la ciencia
como totalmente objetiva y en ello radica
la diferencia entre ciencia y religión. Pero la
corriente relativista niega la existencia de
un criterio universal para poder determinar
el éxito de una teorı́a sobre otra [2]. Indica
que la búsqueda de conocimiento depende
del individuo o de la comunidad, quienes se
rigen por un sistema de valores arbitrarios.
Para comprender qué conocimiento es acep-
tado como válido por un cierto grupo, es
necesario hacer consideraciones psicológi-
cas y sociológicas. Distinguir aquello que es
ciencia carece de importancia para el rela-
tivista. Si la labor cientı́fica goza de gran
importancia en una buena parte de la socie-
dad, la razón se encuentra analizando a la
sociedad, pero la respuesta no es intrı́nseca
a las caracterı́sticas de la ciencia. Kuhn [2]
admite que la exactitud de las predicciones
cuantitativas y el número de problemas que
es capaz de resolver una teorı́a son criterios
que determinan su éxito, indica que las con-
sideraciones estéticas 1 son las que guı́an la
aprobación de la comunidad, cuyos criterios
se ven afectados por el contexto histórico y
cultural. Aunque estrictamente hablando,
es posible equiparar a la ciencia con una re-
ligión, el éxito de la primera y el rigor que
se busca al practicarla permite decir que
es una mejor aproximación a la verdad que
la religión, por lo menos para explicar los
fenómenos naturales. Está sujeta al hecho
de que el cientı́fico es un ser humano imper-
fecto y además al contexto social, pero es
innegable que hace un intento por apegarse
en lo posible a la objetividad.
La religión católica indica que las es-
crituras revelan la naturaleza como Dios la
creó. Sin embargo, en estas existen contra-
dicciones y por tanto la teologı́a moderna se
1
una teorı́a más clara, conveniente o sencilla
inclina a una postura en donde aceptan los
hechos de las observaciones empı́ricas pero
sin dejarse de guiar por la Biblia, aunque
no tomando de manera literal sus asevera-
ciones ya que son una interpretación hecha
por el hombre y sujetas a errores. Aceptan
que la ciencia se siga ocupando de respon-
der el cómo suceden los fenómenos pero al
preguntarse el por qué, recurren a la reli-
gión.
En defensa a esto último, estudios en
neurociencias [6] señalan que en el cerebro
existen dos tipos de pensamiento, la par-
te analı́tica y la empática. Analizando la
actividad cerebral al activar cada uno, se
encontró que son excluyentes, una supri-
me a la otra. Esto significarı́a entonces que
a pesar de la contrariedad del pensamien-
to cientı́fico y religioso, es posible realizar
ambas actividades sin que una afecte a la
otra y prueba de ello es que mantener su
labor cientı́fica separada de sus creencias
ha funcionado para muchos, pues ven a la
religión como fuente de moralidad y buscan
en su fé un propósito de la existencia, pero
al mismo tiempo aceptan las evidencias de
la ciencia y en su pensamiento analı́tico,
buscan siempre pruebas empı́ricas para los
fenómenos naturales.
Algunos historiadores señalan que parte
de los progresos occidentales de la ciencia se
deben a la religión. En la época de Newton,
se creı́a que en un principio, Dios habı́a do-
tado al humano con una mayor capacidad
de percepción y con conocimientos a priori,
mismos que se perdieron para los hombres
que nacieron con el pecado original. Es-
to, como llegó a señalar Robert Hooke, era
un peligro para el razonamiento humano
y la única manera de liberarse de ello era
mediante la construcción de aparatos capa-
3
ces de potenciar los sentidos humanos. Otro
episodio en el que la religión católica contri-
buyó a la ciencia fue al considerar herejes
los textos de Aristóteles, lo que permitió
una revolución del pensamiento surgida de
cuestionar las tesis aristotélicas.
Pero históricamente la religión ha lle-
vado a distintos conflictos, las Cruzadas o
la destrucción de otras culturas como es el
caso de la Conquista de América. Aún en la
actualidad, sectores más radicales y funda-
mentalistas de cada religión hacen creer que
poseen la verdad absoluta, dañando a sus
seguidores por ejemplo con curas milagro-
sas a enfermedades o los casos de suicidos
masivos provocados por sectas radicales. En
estos casos, la ciencia tiene cierta responsa-
bilidad de esclarecer la verdad. Si bien no es
posible llegar a conocer la verdad, sino solo
aproximarse a esta, la ciencia mediante su
éxito y su mayor disposición a aceptar sus
errores, ha demostrado su superioridad pa-
ra llegar a explicar los fenómenos naturales.
Carl Sagan [4] señala que ı̈ncluso cuando
se aplica con sensibilidad, el escepticismo
cientı́fico puede parecer arrogante (...), des-
preciativo de los sentimientos y creencias.”.
El cientı́fico debe siempre dudar de mane-
ra constructiva, lo cual implica no actuar
como si se poseyera la verdad absoluta. In-
dica que es su responsabilidad pronunciarse
en contra de creencias o supersticiones que
dañen a la persona o a la sociedad, pero
respetando al creyente.
En la ciencia existen prejuicios hacia la
gente religiosa pues creen en algo sin una
evidencia empı́rica. En la mayorı́a de los
casos, es ası́; se asume lo que se dice en la
Biblia o cualquier otro texto religioso sin
cuestionarlo, únicamente por costumbre.
La creencia de una persona se vuelve un
accidente geográfico, pues dependiendo del
contexto social en el que nació, tiene más
probabilidades de seguir cierta religión.
Pero vale la pena poner atención a los
argumentos filosóficos de un creyente más
documentado. Ellos indicarı́an que aunque
la ciencia no haya podido revelar una evi-
dencia empı́rica de Dios, esto carece de
relevancia pues no es un fenómeno natu-
ral y por tanto es inalcanzable mediante
el método cientı́fico. Encuentran evidencia
sobre su existencia en aspectos como la mo-
ral, el sentido del bien y el mal y algunas
otras cuestiones de carácter filosófico. En
otros casos, la cuestión del conflicto ni si
quiera se plantea en el cientı́fico, simple-
mente separan su fé, que es asimilada por
costumbre, de la labor cientı́fica sin que ello
les represente un conflicto.
La separación que se hace podrı́a ser
errónea pues aquellos terrenos que indi-
can son únicamente tocados por la religión,
parecen tener una explicación alternativa
mediante las ciencias sociales. Por lo ge-
neral es posible para el cientı́fico separar
ambas facetas de su vida, y como se indicó
en el texto, neurológicamente es posible. El
conocimiento cientı́fico es visto únicamente
como la explicación a fenómenos natura-
les y para ello se apegan a las prácticas
cientı́ficas; mientras que para la parte más
espiritual, buscan respuestas en la fé. Es-
to funciona para los cientı́ficos creyentes y
para la mayorı́a de las disciplinas a las que
se dediquen, no deberı́a representar un pro-
blema. Habrı́a casos especiales en los que
se entre en conflicto, por ejemplo al aden-
trarse a dar una explicación evolutiva a la
moral estarı́an desafiando su fé.
El cientı́fico es un humano y como tal,
está en su naturaleza creer en un ser supre-
mo, intentar dar un significado a su exis-
4
tencia, pareciéndole atractivos los supestos
de la fé como la vida después de la muerte.
Además, es necesario ubicar al individuo en
un contexto social en el que la fé es por lo
general inculcada y practicada desde eda-
des tempranas.
El peligro de la religión es tomar lite-
ralmente palabras escritas en un contexto
histórico muy distinto al nuestro y además
tomarlas como guı́a para explicar el mun-
do alrededor de nosotros. Es una constante
entre aquellos que son profundamente re-
ligiosos y además practican la ciencia el
hacer una separación entre las preguntas
que la ciencia puede responder y aquellas
cuestiones en las que no es capaz de dar
una solución; aceptan a la ciencia como la
mejor manera de explicar fenómenos natu-
rales y no pretenden que la Biblia sea una
fuente de conocimiento cientı́fico.
En una visión positivista de la ciencia,
ambas disciplinas parecen ser totalmente
opuestas. Pero al analizar a la ciencia más
a fondo se concluye que al ser una práctica
social realizada por individuos imperfectos,
no puede ser totalmente objetiva y es posi-
ble decir que es una creencia. La diferencia
radica en el éxito que ha tenido para dar
explicación a distintos fenómenos, además
busca apegarse a ciertas caracterı́sticas, co-
mo su método, el escepticismo y la repeti-
bilidad de sus resultados. Además es capaz
de admitir y corregir sus errores (esto últi-
mo no es tan fácil, una revolución cientı́fica
se da únicamente al presentarse problemas
serios en un determinado paradigma). La
ciencia es honesta al admitir que no es po-
seedora de la verdad absoluta, es imposible
que sus aseveraciones sean determinstas,
pero es la mejor creencia a la que nos po-
demos apegar.
La gente de fé suele criticar la frialdad
de la ciencia. Pero como señalaba Carl Sa-
gan [4], la práctica cientı́fica puede ser bas-
tante espiritual, pues existe belleza en el
carácter predictivo de la ciencia. No nece-
sariamente debe de existir un propósito por
el cual el hombre se encuentre en la Tierra,
simplemente es una casualidad. Serı́a tenta-
dor pensar, por ejemplo, en la vida después
de la muerte, pero en cierta manera creer
que nuestra existencia es breve nos permite
apreciar la vida de una manera más profun-
da y no trivializar a la muerte como algo
simplemente transitorio.

Referencias

[1] Cruz, H, Religion and Science, The Stanford Encyclopedia of Phi-

losophy (Spring 2017 Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL =
https://plato.stanford.edu/archives/spr2017/entries/religion-science/

[2] Okasha, S. (2007). Una brevı́sima introducción a la Filosofı́a de la Ciencia México:

Editorial Océano.

[3] Intelligence Square (2013), Does Science Refutes God?, [Archivo de video] Recu-
perado de: https://www.youtube.com/watch?v=L7vEB6FXtbs

[4] Sagan, C.(2002) El mundo y sus demonios, Colombia, Editorial Planeta

5
[5] Tamayo, R. (2006), Ciencia y Religión, Revista de
la Universidad de México, 24, 19-24. Recuperado de:
http://www.revistadelauniversidad.unam.mx/ojs rum/index.php/rum/article/view/2588/3826

[6] Prayson, (2010) Shcrodinger on God, Wit All I am, recuperado de

https://withalliamgod.wordpress.com/2010/12/05/erwin-schroedinger-on-god/ el
20 de mayo de 2018 el 19 de mayo de 2018

[6] TEDxCLE[TEDxTalks](2015, 10 de julio) A scientific defense

of spiritual and religious faith[archivo de video], recuperado de:
https://www.youtube.com/watch?v=BihT0XrPVP8

[7] Singer, P, Ethics, recuperado de: https://www.britannica.com/topic/ethics-

philosophy