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LA SEMANA SANTA EN EL EVANGELIO

SEGÚN SAN LUCAS

1. EL DOMINGO DE RAMOS.

En el relato del Domingo de Ramos, la entrada de Jesús en Jerusalén,


Lucas no transmite la aclamación de Mc y Mt: "Hosanna en el cielo,
bendito el enviado del Señor (hijo de David=Mesías [Mc]), Hosanna en
el cielo". Hosanna (del hebreo) significa: ¡te rogamos, SALVANOS¡

Lucas dice: "Bendito en Rey que viene enviado por el Señor", es decir, el
Mesías. Pero luego añade la frase inicial del canto de los ángeles en
Belén: Paz desde el cielo y (para) gloria en las alturas (a Dios).

Lucas no "reclama" a Dios una liberación mesiánica, al estilo pascual


judío (Miosés, David, Macabeos), sino que apunta a la Paz (Shalom) que
en hebreo se refiere a la paz, la prosperidad y el bienestar.

Seguidamente, Lucas (|| Mt) se lamenta ante Jerusalén, por rechazar el


mensaje que les traía de parte de Dios. Pues su pertinaz cerrazón de
expectativas les conducirá a envalentonarse contra roma, tentando a Dios
para que los salve; algo que será imposible, como cuando se rebelaron
contra los babilonios y fueron deportados, pese a las advertencias de
Jeremías. Como también Jesús les advirtió que no siguieran (no hicieran
caso) a aquellos que dirían ser los enviados de Dios (mesías), para
liberarlos.

2. EL JUEVES SANTO.

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La Semana Santa que celebramos los cristianos, tiene su origen en la
celebración de Pascua Judía, en la cual se rememoraba la liberación del
pueblo hebreo de la esclavitud egipcia. En tiempos de Jesús, aquella
fiesta les hacía esperar una nueva liberación, en este caso de la opresiva
ocupación romana, que reforzaba su guardia en la ciudad de Jerusalén en
esas fechas, debido a las crecientes quejas, disturbios y pequeñas
revueltas.

Pero, en esa celebración de la Pascua, que significa el "paso" del Mar


Rojo, el paso: de la esclavitud a la libertad; me llama la atención que no
se celebrara el don de Ley (Instrucción) de Dios, en el desierto, que es a
donde YAHVE los condujo para hacer una Alianza con su pueblo.
Alianza que consistía en guardar unas normas de conducta, para que
prosperaran, siendo continuamente protegidos-bendecidos por Dios, si
guardaban sus consejos, para que les fuera bien en sus vidas.

Pues bien, Jesús en la Última Cena, celebrada en el contexto de la Cena


Pascual, vino a darle su pleno sentido, como celebración de su Pascua,
como de la nuestra, entendiendo Pascua, como Paso por esta vida.

El rito de la Eucaristía, es un rito de Pacto por comunión:

En la Misa, Dios, tras instruirnos mediante las lecturas del AT y el


Evangelio de su Hijo, nos invita a la ceremonia de una Alianza.

Jesús dijo: "Esto es mi cuerpo que se entrega (es entregado) por


vosotros". En aquella mentalidad, el cuerpo simboliza todo el ámbito de
las actitudes, de la forma de ser, de las relaciones con los demás. Y el
Hijo de Dios, se hizo hombre para enseñarnos cómo debe comportarse
un todo aquel que quiera ser un verdadero hijo de Dios: entregándose,
dedicándose, por el bien de los otros.

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Por eso, cuando al final dice: "Haced esto en conmemoración mía", no se
refiere, únicamente a repetir un rito, sino a hacer con que hizo Él en su
vida, para mantener viva su acción salvadora, en este mundo, por medio
de nosotros. Porque cuando comulgamos su cuerpo, Cristo está dentro de
nosotros, nos unimos a Él, como una parte de su cuerpo. De manera que,
Él pueda seguir entregándose, a los demás, por medio de nosotros.

A esto es a lo que nos comprometemos, cuando celebramos la Eucaristía,


tras aceptar su Palabra nos comprometemos a vivir según el Evangelio
de Jesuscristo, mediante la común-unión con su cuerpo.

Como sabéis, el Evangelio según San Juan, no relata la institución de la


Eucaristía, sino inserta la escena del lavatorio, que expresa
simbólicamente la entrega servicial de Jesucristo por toda la humanidad.

De hecho, el nombre de "Misa", proviene de la antigua despedida del


sacerdote que se hacía al final en latín: "Ite Missa Est" que significa: Id,
en misión, o más literal: "podéis iros, habéis sido enviados".

San Francisco decía: "somos madres de Cristo, cuando lo damos a luz,


para los demás, mediante nuestras buenas obras".

3. EL VIERNES SANTO.

Este es el día de la Semana Santa en el que hay menor afluencia de fieles


a las celebraciones. Ciertamente, puede que se les haya dado unos tintes
demasiado doloristas, culpabilizantes, o demasiado tristes, lo cual tiene
poco de celebrativo, y por lo tanto carece de atractivo. Por no decir que
la liturgia nos obliga a escuchar la parte más larga de Evangelio, de pie.
Y al final de poco nos enteramos porque la homilía se acorta para no
rematarnos. Yo creo que, debería escucharse sentado, porque no hay

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mayor desprecio que nos hacer aprecio, y que mejor manera de atender,
que estando sentados, y poder concentrarnos en el relato. Al cual debería
seguir una esmerada homilía, como se merece.

A Jesús no lo mataron por hacer buenas obras, acoger a los pecadores,


ser el Hijo de Dios, o parecer un revolucionario Mesías, o discutir con
los escribas y fariseos. Fue por ir al templo de Jerusalén a denunciar a las
autoridades religiosas.

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