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INSTITUTO BÍBLICO KERIGMA

Contenido
SECTAS QUE EXISTIAN EN LOS TIEMPOS DE JESÚS .......................................................................... 2
1.- Los Fariseos........................................................................................................................... 3
2.- Los Saduceos. ........................................................................................................................ 4
3.- Los Escenios .......................................................................................................................... 4
4.- Los Zelotes ............................................................................................................................ 5
5.- Los sectarios de Qumran. ...................................................................................................... 6
6.- Los Escribas. .......................................................................................................................... 6
Referencias ................................................................................................................................ 7

DANIEL BUSTAMANTE GOMEZ 1


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SECTAS QUE EXISTIAN EN LOS TIEMPOS DE JESÚS
El judaísmo del período con el que estamos tratando era un sistema
sumamente complejo, conteniendo dentro de sí muchos partidos diferentes y grupos
cuyos nombres y creencias distintivas no han sido siempre recordadas en la historia.
Josefo expresa que “los judíos tuvieron durante mucho tiempo tres sectas de tipo
filosófico” (una expresión que fácilmente puede confundir) -los fariseos, los
saduceos y los esenios a los cuales se añadió el partido fundado por Judas y Zadduk
y que se denominó posteriormente “zelotes”. Tales partidos fueron sin duda muy
influyentes en el judaísmo durante este período, pero a fin de no desproporcionarlos,
debemos recordar que constituían una minoría en Palestina. Se calcula que
fariseos, saduceos y esenios sumarían juntos no más de 30 o 35.000 sobre un total
de 500–600.000 personas en tiempos de Jesús. Los fariseos formaban
aproximadamente un cinco por ciento de la población total, y los saduceos y esenios
juntos un dos por ciento.
Algunos de los muchos grupos que abarcaba el judaísmo serían más afines
a estas tres sectas principales que a otras, pero se simplificaría mucho el caso al
asumir que, cuando estas sectas se definieron, a las demás se les llamó “Am ha-
aretz” o “campesinos”. Esta situación ha sido iluminada de forma muy interesante
por los descubrimientos literarios de los Sectarios del Qumran cerca de las costas
del mar Muerto. Se ha intentado identificar a esta comunidad como una de las
principales sectas y, puesto que esto es muy posible, la Secta del Qumran pudo
perfectamente representar un grupo influyente dentro de la nación, en muchos
aspectos diferente a como lo hicieron aquellos partidos cuyos nombres nos son
familiares. Citando las palabras de R. H. Pfeiffer: “El Judaísmo de este período era
tan vivo, tan progresista, estaba tan agitado por controversias, que bajo su
espacioso techo podían tener cabida las opiniones más diversas.”
Pero todos estos grupos o sectas parecía que tenían una cosa en común: la
fidelidad a la Tora. Es completamente erróneo, y está fuera de lugar, referirse a los
fariseos específicamente como “el partido de la Tora”, o atribuirles forzosamente
algunos escritos de poco valor real de este período que exaltan “la Ley de Dios”. La
Tora era la base misma del judaísmo y el fundamento de su nacionalismo. Esto no
quiere decir, sin embargo, que todos los partidos estuvieran de acuerdo sobre el
significado de la Tora o sobre su interpretación. Respecto a esto había opiniones
muy divergentes de tal suerte que, mientras la lealtad a la Tora les unía, su concepto
de ésta era una constante causa de división entre ellos.

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1.- Los Fariseos.
Según Josefo (Ant. 13.5.9, sec. 171–3) los fariseos existían ya en tiempos de
Jonatán (160–143 a. de J.C.), pero en otra parte (Ant. 13.10.5–7, sec. 288–99)
mantiene que históricamente aparecieron por primera vez en el conflicto con Juan
Hircano2 (134–142 a. de J.C.). Por espacio de tres siglos aproximadamente
ejercieron una gran influencia e hicieron más que cualquier otro partido para la
estructuración del judaísmo posterior. Su linaje espiritual se remonta probablemente
hasta los asideos (hasidim), cuya ayuda a los Macabeos dio sanción religiosa a la
lucha de éstos por la libertad. No constituían un partido político, sino esencialmente
religioso, que atrajo a su causa a un elevado porcentaje de la clase media, y que
llegó progresivamente a gozar de una fuerte posición social y religiosa en la
comunidad.
Entre los diversos significados que se le han dado al nombre fariseo están
“comentarista” (de la escritura en provecho de la ley oral); “separado” (de las cosas
inmundas o en el sentido de “expulsado”, a saber, del Sanedrín). El doctor T. W.
Manson sostiene1 que la palabra significa “Persa” y que les fue aplicada por sus
oponentes, quienes de esta forma los tildaban de innovadores en teología. Más
tarde se dio al nombre una “edificante etimología”, conectándole con el significado
de la raíz hebrea “separar”, y en este sentido se entendió como “cismático”. Es
totalmente cierto que, aunque los fariseos eran celosos defensores de la “tradición”,
para ellos ésta no era una cosa muerta, e indudablemente algunas de sus doctrinas
(v.gr., el Reino Mesiánico, la otra vida, la creencia en una multitud de demonios y
ángeles, etcétera) recibieron influencia del pensamiento persa.
Durante todo este período, no obstante, fueron como baluartes contra las
incursiones del helenismo, mostrándose como valerosos defensores de la religión
de la Tora. Pero en la interpretación de la misma era donde se diferenciaban
enormemente de sus oponentes, los saduceos. Los fariseos sostenían que la ley
oral debía ser considerada como poseedora de la misma autoridad que la Tora
escrita (véase Ant. 13.10.6, sec. 297), mientras que los saduceos defendían la
sagrada autoridad de la Tora escrita como algo completamente superior y aparte de
las nuevas tradiciones y observancias.
Enseñando e interpretando la Tora, tanto escrita como oral, y aplicándola a la vida
diaria, “democratizaron la religión”, haciéndola personal y operativa en la
experiencia de la gente común. Su principal instrumento para la propaganda de la
Tora fue la sinagoga, la cual llegó a ser una institución sumamente poderosa tanto
en Jerusalén como en la dispersión. La lectura de la Tora acompañada de una
interpretación traducida a la lengua vernácula fue el distintivo del servicio de la
sinagoga. En esto los escribas, muchos de los cuales pertenecían al partido fariseo,
tendrían un importante papel que representar. Los evangelios dan alguna indicación
de la posición que las sinagogas habían alcanzado como plazas fuertes de la
religión de la Tora ya antes del tiempo de Cristo.

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Pero está claro en los registros del fariseísmo que éste era esencialmente de
carácter legalista, y el legalismo fácilmente puede conducir al formalismo, y el
formalismo al externalismo y la fantasía, defectos que el fariseísmo reveló en el
curso del tiempo al menos en algunas de sus fases. Pero a pesar de ello, los fariseos
crearon un espíritu de verdadera piedad y devoción, que afectó profundamente la
vida del pueblo y desarrolló un individualismo religioso que dio una nueva
significación a la Tora de Dios.

2.- Los Saduceos.


Si los fariseos pertenecían a la clase media, los saduceos representaban la
aristocracia rica y particularmente al poderoso sacerdocio de Jerusalén.
Probablemente la mayor parte de los saduceos fueran sacerdotes, pero no se les
identifica con todo el cuerpo sacerdotal. Figuraban entre ellos ricos mercaderes,
gobernantes y otros. En su origen, sin embargo, no fueron un partido religioso,
aunque eso era lo que tendían a ser; más bien eran un conjunto de personas
participantes de una posición social común y holgadamente comprometidos entre sí
por una determinación de mantener el régimen existente. Ciertamente, el doctor T.
W. Manson sostiene que el nombre se deriva de la palabra griega syndikoi que en
la historia ateniense significa aquellos que defendían las leyes contra las
innovaciones. Por otra parte, adoptaron en materia religiosa una posición
conservadora distintiva. El sumo sacerdote y su círculo fueron miembros del partido
saduceo hasta el año 70 d. de J.C., aproximadamente, aunque algunos años antes
los fariseos y luego los zelotes habían conseguido el control del templo. Su
influencia se determinó por su posición en el estado, y cuando éste se perdió aquélla
cesó.
Como los fariseos, creían en la supremacía de la Tora, pero a diferencia de ellos
rehusaron reconocerle la misma autoridad a la ley oral. Tenían, es cierto, tradiciones
y usos propios tanto rituales como legales, pero como todo esto no tuviera su origen
en Moisés no los reconocían al nivel de la Tora. Por otra parte creían que era en el
templo principalmente donde las palabras de la Tora podían ser obedecidas, y que
las órdenes emitidas por los sacerdotes en función de su propia autoridad eran guía
suficiente para que el pueblo pudiera cumplirlas. Efectivamente, siempre que se
compararan la autoridad de la Tora escrita con la de la tradición oral, los saduceos
consideraban a ésta poco más que una reliquia del pasado.

3.- Los Escenios


El nombre esenio probablemente se deriva de una palabra aramea que significa
“santo” o “piadoso” y corresponde a la hebrea hasid. Se conoce relativamente poco
acerca de los esenios, pero hay evidencias de una comunidad muy unida de tipo
ascético, que se relacionan con el nombre de quienes formaban una hermandad
esotérica de unos cuatro mil miembros fuertes y activos cerca de la costa occidental
del mar Muerto. Estos datos los dio Plinio, el cual informa que los esenios vivían la
mayoría en aldeas, aunque otros lo hacían en ciudades. A estos últimos sus

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hermanos les reconocían como miembros asociados de la comunidad que vivía en
el desierto bajo una estricta disciplina. El nombre esenio probablemente abarca
varios grupos cuyas creencias y prácticas, aunque tal vez no idénticas, eran
similares.
Esta secta dedicaba mucho tiempo al estudio e interpretación de la Tora, así como
de otros libros sagrados, con sumo interés y cuidado. Josefo nos dice que adoptaron
el método de estudio y discusión en grupo, y que algunos de ellos podrían predecir
el futuro basándose en las lecturas de las Sagradas Escrituras. Filón también
menciona su método de estudio (en grupo) e indica que un miembro leía un pasaje
en voz alta y otro hermano más experto explicaba el significado. Es obvio que la
Tora escrita y su estudio formó la base de su vida comunal, y fue la inspiración del
movimiento. El punto de vista religioso de los esenios tenía mucho en común con el
de los fariseos, pero en algunos aspectos parece que eran más estrictos que ellos
interpretando la Tora.

4.- Los Zelotes


El origen de los zelotes fue en el año 6 d. de J.C., pero de hecho sus raíces llegan
mucho más lejos dentro del período prerromano, pues pueden ser justificadamente
considerados como los verdaderos hijos espirituales de los Macabeos. El doctor R.
H. Pfeiffer sostiene sucintamente esta posición cuando dice: “Así como los Fariseos
son los herederos de los asideos, y los Zelotes lo son de los Macabeos.”
Josefo describe a los zelotes como bandidos, ladrones y similares, pero igualmente
se les podía describir como patriotas, según el punto de vista del escritor que fuera;
¡y Josefo no era precisamente muy imparcial! Es erróneo, sin embargo,
considerarles simplemente como un grupo político radical del estado que creaba
problemas a los romanos. Sin duda atrajeron hacia sí a mucha de la gentuza de su
tiempo, pero formaban un conjunto de patriotas judíos movido por profundas
convicciones religiosas. Es interesante notar que Josefo describe a los sucesivos
líderes del movimiento zelote con la palabra “sofista” la cual puede bien indicar que
dentro del partido había un programa de enseñanza planeado, yendo más allá del
mero interés político que Josefo implica.
Evidentenmente conocemos que la oposición de los zelotes hacia Roma estaba
profundamente enraizada en su celo por la Tora. Era este celo y no simplemente
“amor a la patria” lo que engendró el patriotismo y fanatismo, que llegó a ser temido
tanto por amigos como por enemigos. Josefo posteriormente nos dice (Ant. 18.1.6,
sec. 23) que tenían un “inviolable apego a la libertad”; rehusaban llamar “Señor” a
cualquier hombre o pagar tributo a cualquier rey, pues Dios era su único caudillo y
Señor; despreciaban el tormento y no daban la menor importancia a la muerte; ni el
sufrimiento, incluso la tortura, de parientes y amigos, les hacía cambiar de propósito.
Detrás de todo esto hay una apasionada devoción a la Tora por la cual no sólo
querían luchar sino, llegado el momento, incluso dar la vida.

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5.- Los sectarios de Qumran.
Los asideos, quienes en tiempo de Juan Hircano (134–104 a. de J.C.), aparecieron
como el partido de los fariseos. No todos los asideos, sin embargo, se identificaron
con este partido. De ahí parece razonable creer que, tal vez casi a finales del siglo
II a. de J.C., un conjunto de personas seguidoras de la verdadera tradición de los
asideos prefirió retirarse al desierto de Judea bajo la dirección de uno a quien
llamaban “el Maestro de Justicia”, el cual formó a sus seguidores en una comunidad
religiosa bien organizada, les enseñó una nueva interpretación de las Escrituras y
les ligó mediante un “nuevo pacto”, que les comprometía a obedecer la Ley de Dios
hasta que la Era Mesiánica alboreara. El descubrimiento en 1947 de lo que
llamaríamos los baluartes de estos sectarios del Qumran cerca de las costas del
mar Muerto, así como de un vasto número de los escritos de sus bibliotecas, nos
han ayudado mucho a comprender la situación de Palestina durante el período
intertestamentario.
Tras el hallazgo de los “Pergaminos del mar Muerto” la opinión se ha dividido en
cuanto a la identidad de la comunidad del Qumran. Algunos eruditos arguyen una
fecha anterior a los Macabeos, y otros los identifican con los zelotes en el siglo I d.
de J.C. Los que podríamos llamar argumentos más fuertes, los sitúan
posteriormente al asociarlos, sin identificarlos, con una rama de los esenios sobre
el tiempo de Alejandro Janeo (102 a. de J.C.), o un poco antes. De este mismo
período tenemos evidencias de una gran comunidad de esenios y de otra
igualmente grande de sectarios, ambas viviendo en o alrededor del valle del
Qumran, y los indicios son que formaban probablemente una misma comunidad.
Esto se confirma comparando las costumbres, los ritos y las creencias de ambas
sectas, los cuales eran prácticamente iguales

6.- Los Escribas.


Los escribas del antiguo Israel pertenecían a una clase de élite de familias ricas.
Como tal, estaban bien educados en lenguaje y matemáticas. Mientras que la clase
obrera tenía el equivalente de una educación moderna de sexto grado, los escribas
eran graduados universitarios.
Los escribas fueron distinguidos profesionales que copiaron todo tipo de
documentos, no sólo los manuscritos sagrados. A veces también ejercían funciones
superiores que asociaríamos con abogados, ministros del gobierno, jueces o incluso
banqueros.
Como profesionales altamente entrenados, bien pagados y respetados,
generalmente tenían un sentido excesivo de autoestima. Como tales, eran
pomposos y frecuentemente mostraban en público una soberbia arrogante. los
escribas no eran una secta, eran una profesión.

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Referencias
anónimo. (20 de agosto de 2019). 24. Fariseos, saduceos, esenios, celotes ¿Quienes eran?
Obtenido de 24. Fariseos, saduceos, esenios, celotes ¿Quienes eran?:
https://multimedia.opusdei.org/pdf/es/preguntas/24

Galduf, A. (27 de Noviembre de 2008). Sectas Judías en tiempos de Jesucristo | ArqueHistoria.


Obtenido de Sectas Judías en tiempos de Jesucristo | ArqueHistoria:
arquehistoria.com/historiassectas-jud-en-tiempos-de-jesucristo-330

Herca, J. (15 de julio de 2009). Grupos religiosos y políticos en tiempos de Jesús | Jesús de Naz.
Obtenido de Grupos religiosos y políticos en tiempos de Jesús | Jesús de Naz:
https://buscandoajesus.wordpress.com/.../grupos-religiosos-y-politicos-en-ti..

Josefo, F. (2002). Antigüedades Judias. En F. Josefo, Antigüedades Judias (págs. Sección XV, XVI y
XVII). Madrid: Gredos.

Salazar, C. (20 de Agosto de 2007). Grupos religiosos en el tiempo de Jesús – Teología e Historia.
Obtenido de Grupos religiosos en el tiempo de Jesús – Teología e Historia:
https://csalazar.org/2007/08/20/grupos-religiosos-en-el-tiempo-de-jesus/

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