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LA CIUDAD DE LOS ENANOS

La sequía había dejado sin frutas la ciudad de Patazca. Sus habitantes


morían de hambre. Los niños lloraban sin consuelo. Entonces, una
señora de Patazca se alejó de la ciudad buscando alimento para su
hijo. Camino durante largo rato hasta que se encontró frente a una
piedra enorme que tenía una cueva en forma de boca. Termino de
pasarlo muy asustada y se encontró en una ciudad muy grande y
hermosa.

Ahí vivían unos hombrecitos que no llegaban a medir setenta


centímetros, los hombrecitos salieron a recibirla y le ofrecieron
alimentos con mucha alegría y cariño. “trae a tus hijos y amigos” le
dijeron los hombrecitos, acá no les faltara nada siempre hay
abundante comida. Ella se quedó muy impresionada y vio como hacían
la siembra con que cuidado araban los surcos, y como en lugar de
bueyes tenían un par de carneros para orar la tierra, la señora al llegar
a su casa por su familia, conto los demás lo que había visto y los invito
a acompañarla repartiéndose los alimentos que había traído, todos los
que oyeron las noticias la siguiente hasta la ciudad de los enanos, y
esta vez la señora cruzo el túnel acompañada de sus hijos, de una
cabrita a la que engreía y de muchos de sus amigos. Pero, como ocurre
en los pequeños pueblos, los demás de habitantes se asustaron al ver
que tanta gente desaparecía por ese túnel. Llenos de miedo, taparon la
boca de la gran piedra con otras piedras y nunca más se supo de las
personas que entraban a la ciudad de los enanos. Entonces, si ustedes
están alguna vez en Patazca y ven un peñasco que tiene una gran boca
tapada con piedras, puede ser que estén viendo el túnel que lleva a la
ciudad de los enanos, en la que siempre hay alimentos para todos.

LA GARZA BLANCA
Es increíble la facilidad con que comen el pescado los habitantes de la
región del Ucayali en nuestra selva. Hasta parece que los pescadores
no tuvieran espinas. Dicen que esta habilidad se debe a la garza blanca
¿saben por qué? Cuentan que en un afluente del rio Ucayali vivía un
modesto matrimonio que tenia una hija y dos hijos. La hijita se
llamaba blanca y siempre vestía de blanco.

Su madre la quería mucho porque ella era muy dulce y trabajadora. Y


a todos sorprendía la facilidad con que comía cualquier tipo de
pescado, por más espinoso que este fuera. Pero era tan grande la
envidia de sus hermanos, que planearon deshacerse de ella. Fueron a
buscar a un viejo brujo para que la convirtiera en ave. Y así fue, el
brujo aprovechando una noche oscura convirtió a la muchacha en una
hermosa garza blanca y la condeno a vivir en las orillas de los lagos y
ríos, alimentándose solo de peces desde entonces, cada vez que vuela
una garza blanca por encima de sus chozas, los lugareños hacen que
los niños pasen inmediatamente saliva para que en lo sucesivo no se
atoren al comer pescado

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