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El funcionamiento habitual de un archivo depende del tipo de documento y sigue unos pasos: 1) comprobar que el documento haya finalizado su proceso, 2) guardar el documento según su movilidad y criterios establecidos, y 3) cuando deje de ser útil, trasladarlo a archivo semiactivo y luego pasivo. Se deben seguir las normas establecidas por cada empresa para una correcta utilización y organización de los archivos.
El funcionamiento habitual de un archivo depende del tipo de documento y sigue unos pasos: 1) comprobar que el documento haya finalizado su proceso, 2) guardar el documento según su movilidad y criterios establecidos, y 3) cuando deje de ser útil, trasladarlo a archivo semiactivo y luego pasivo. Se deben seguir las normas establecidas por cada empresa para una correcta utilización y organización de los archivos.
El funcionamiento habitual de un archivo depende del tipo de documento y sigue unos pasos: 1) comprobar que el documento haya finalizado su proceso, 2) guardar el documento según su movilidad y criterios establecidos, y 3) cuando deje de ser útil, trasladarlo a archivo semiactivo y luego pasivo. Se deben seguir las normas establecidas por cada empresa para una correcta utilización y organización de los archivos.
Una buena organización de la documentación debe cumplir las siguientes
condiciones: a) Ser personalizada. Cada empresa establecerá el sistema de archivo que le resulte más adecuado. b) Estar planificada. Hay que evitar la improvisación y la precipitación. Es necesario saber qué hacer con cada papel en cada momento de su vida. Por tanto, la planificación abarcará normas sobre manipulación, organización, conservación y eliminación de documentos. c) Ser metódica. Debe responder a unas normas inequívocas y a métodos concretos. d) Ser adecuada y eficaz. La mejor organización es aquella que nos sirve para gestionar nuestro archivo de una forma óptima, de acuerdo a nuestras necesidades. Una organización del archivo que resulte muy eficaz para un banco puede ser un mal sistema para un periódico o para una empresa de transporte. e) Comunicarse. Darse a conocer. Las personas que trabajan con los documentos tienen que conocer, respetar y aplicar las normas y métodos a seguir para el manejo de los mismos. f) Iniciarse con el nacimiento del documento. No hay que esperar a estar inundados de papeles para empezar a organizarlos. g) Ser constante. Es mucho el tiempo que un empleado tiene que dedicar cada jornada a la búsqueda y manejo de documentación. Si eso no se hace con orden, y de manera constante, llegará el caos de los papeles. Es bueno que toda persona relacionada con tareas administrativas tenga el “hábito de archivo”, que consiste en evitar la acumulación de montañas de papel en su entorno. Hay que seguir dos reglas básicas: Clasificar y archivar los documentos cuando no se necesiten de forma continua. Seleccionar y conservar en el puesto de trabajo sólo los necesarios.
Funcionamiento habitual del archivo
El funcionamiento habitual de un archivo dependerá del tipo de documento intervenido. En primer lugar, comprobaremos que la documentación haya finalizado su recorrido por la oficina, y a continuación, pasaremos a guardar ese documento con un sistema de archivo u otro, según su futura movilidad y los criterios dictados. Una vez que la documentación almacenada haya dejado de ser útil, se dejará en el archivo semiactivo, para que, cuando así lo decida el responsable del mismo, y según las normas dictadas por la empresa, se pase al archivo pasivo o definitivo. Normas prácticas de utilización Realmente no existe una normativa para la utilización de los archivos. Cada empresa adoptará aquellas reglas que le sean útiles, adaptándolas a sus necesidades, que normalmente vendrán dictadas por el jefe de la oficina, del departamento, del archivo, etc. Una vez que la empresa haya establecido esas normas de utilización, es muy importante que los empleados las sigan escrupulosamente para así evitar errores y pérdidas de tiempo, tanto en la tarea de archivo como en la futura localización de la documentación. Algunas reglas de carácter general para la utilización de los archivos son: 1. Comprobar que el recorrido o toma de datos ha finalizado. 2. No retrasar el archivo de los documentos, pues no es aconsejable la acumulación de documentación pendiente de archivar. 3. Detallar o indicar el tiempo de permanencia de los documentos en los diferentes tipos de archivo. 4. No interpretar arbitrariamente las reglas dictadas para la gestión u organización del archivo. 5. Si los documentos archivados son extraídos del archivador, se debe dejar en el espacio físico que ocupaba una ficha de referencia en la que se indicará la fecha, el departamento y la persona que se los llevó.