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DE LA
EALIDAD
NAGONAL
N“ 4 JU N IO 1970 Trimestral
O svaldo SUNK EL
Cam bios estructurales, estrategias de desarrollo y planificación en Chile (1938-1969)
Jaeques C H O N C H O L
Poder y Reforma Agraria en la experiencia chilena
R a ú l U R 2U A
Fundaciones y Universidad: un punto de vista
A ntonio A V A R IA
El em plazam iento del escritor latinoam ericano
G onzalo M AR TN ER
El pensam iento estructuralista y la crisis en las Ciencias Sociales
Francisco M A R D O N E S S.
Proposiciones para un pronunciam iento de la facultad de m edicina de la Universidad
de Chile sobre el control de la natalidad
Notas bibliográficas
Raúl URZUA
88 Fundaciones y Universidad: un punto de vista
Antonio AVARIA
101 El emplazamiento del escritor latinoamericano
Gonzalo MARTNER
109 El pensamiento estructuralista y la crisis en las Ciencias Sociales
Franz HINKELAMMERT
137 La teoría clásica del imperialismo, el subdesarrollo y la acumulación socialista
Francisco MARDONES S.
161 Proposiciones para un pronunciamiento de la facultad de medicina de la Universidad
de Chile sobre el control de la natalidad
— PLANDES: Chile: Desarrollo económico y social reciente (un intento de análisis global).
C. Ferrari P.
Arturo Saez
Profesor Escuela Periodismo
Universidad de Chile.
Bibliografía de:
Patricio Rogers
Profesor de Historia Fondo José
Toribio Medina.
Introducción
Una de las características más relevantes de los países en vías de
industrialización, es la formación de vastos contingentes populares, uni
dos precisamente a las transformaciones que plantea una situación de
crecimiento.
La comprensión de las potencialidades para el cambio, la perma
nencia, aceptación o rechazo del sistema de poder vigente, es un dato
de importante precisión en los sectores políticos y, en general, para
las estrategias de desarrollo sugeridas para la región. En este sentido,
los grupos subordinados adquieren una connotación estratégica de in
quietantes relieves. No es de extrañar entonces la profusión de publica
ciones y autores que dedican parte importante de su quehacer al estu
dio de los temas obreros o "clases populares”, incentivaciones que no
solamente permanecen en la explicación del momento actual, sino que
proyectan sus líneas de análisis hacia el pasado, en un intento de re
cuperar los elementos que interactúan en una línea temporal de larga
duración.
En Chile, el estado actual de las investigaciones ligadas a los pro
blemas señalados, permite recoger una respetable bibliografía que reúne
unos cincuenta o más títulos disímiles, no solamente por sus contenidos,
sino también por la disparidad de enfoques metodológicos y de calidad
en el desarrollo de los temas propuestos. Del mismo modo, el volumen
de documentación posible de recoger es ingente y rebasa, con mucho,
las posibilidades de tratam iento sistemático de un solo investigador,
exigiendo más bien la colaboración fecunda de un equipo de trabajo in
terdisciplinario.
La historia obrera en Chile es de, relativamente, antigua data. La
preocupación por las reconstrucciones más o menos sistemáticas se re
montan a la década de 1870-1880. Es claro que la inquietud que impulsa
al conocimiento como vehículo de dominio, se acrecienta con el correr
del siglo XIX y el advenimiento del XX. La ideología liberal no enfrenta
directamente el problema “movimientos obreros”, pero la elaboración
— 3
de una teoría filosófica-política de justificación al "statu quo” se eviden
cia de manera manifiesta en los escritos de los historiadores tradicio
nales.
El prim er intento de una síntesis coherente lo encontramos en
el valioso libro de Hernán Ramírez Necochea "Historia del Movimiento
obrero en Chile”, obra que aporta una cantidad enorme de antecedentes
para el siglo XIX y que, en verdad inaugura una situación de búsqueda
sistemática en los archivos documentales, periódicos y otras fuentes iné
ditas sobre el tema. Por otra parte, el libro retrotrae los orígenes del
movimiento obrero a mediados de la prim era mitad del siglo XIX, libe
rando de esta manera el problema de algunos rígidos marcos temporales
que lo situaban solamente en el enclave salitrero y muy tardíamente en
la centuria. Al interesante estudio de Ramírez sigue una serie de publica
ciones —de las cuales dará mayor noticia la bibliografía especialmente
elaborada para este trabajo por el profesor Patricio Rogers— que aporta
nuevos y variados elementos de juicio, pero que en general está consti
tuida por “monografías útiles”, que tratan sumariamente un aspecto
particular o alguna serie de conflictos especialmente significativos.
El auge de las ciencias sociales, particularmente de la sociología,
agrega una matización distinta a los análisis, que, en lo metodológico,
significa un aporte a las insuficiencias instrumentales de los estudios
históricos. De este nuevo tipo son los excelentes estudios y trabajos de
Alain Touraine, Enzo Faletto, Eduardo Ruiz, Fernando H. Cardoso y Gino
Germani, sólo por mencionar algunos.
Pero continúa la carencia fundamental que no logra llenar el va
cío que media entre 1850 y 1970 con una gran síntesis explicativa que
comprenda la suma de elementos incorporados al debatido concepto “mo
vimientos obreros”. Es la misma carencia que subsiste en la totalidad
de la historia nacional, a despecho de la pretendida “vocación historicis-
ta ”. El acceso a un modelo explicativo que supere el relato, sólo puede
ser el producto de una paciente reconstrucción donde participen téc
nicas de relevamiento y procesamiento documental que no desdeñen
las vetas aparentemente más baladíes y superficiales. Es evidente tam
bién que la recuperación de una parte de la historia nacional no basta
para entregar la comprensión de todas las variables en juego. Subsiste
el imperativo categórico de reconstruir el desarrollo económico y social
de Chile como una totalidad; en este sentido, como una estructura de
partes que interactúan dialécticamente.
Pero esta pretensión rebasa con exceso los límites del artículo
que entregamos, llenos de dudas, a esta publicación. Es siempre más
fácil señalar carencias que satisfacer demandas intelectuales.
Esta aproximación a un problema inserto profundamente en el
cuerpo de la historia nacional, sólo puede justificarse con algunas inten
cionalidades que anotamos.
1?) Un esquema interpretativo de los grandes ciclos del movimiento
obrero en Chile. Un ensayo de periodización que se legitimiza en un
intento de explicación coyuntura! de los “momentos” destacados de la
historia de los movimientos obreros.
2°) Un intento de situar a los grupos populares en una estructura
de poder insuficientemente conocida.
3?) Un aporte bibliográfico que recoge una serie de publicaciones
y documentos relativamente desconocidos para el lector medio.
4 —
Ha parecido aconsejable dividir el trabajo en dos partes, dos ex
tensos períodos, desiguales en sus características estructurales, diferen
cias que permiten señalar un quiebre hacia 1930, en que advertimos la
iniciación de una nueva etapa.
El prim er período (1840-1930) se caracteriza por una situación
nacional típicamente "exportadora”, con un desarrollo dependiente "ha
cia afuera”, monoproductor y objeto de un enclave imperialista de cap
tación de riquezas básicas. Lo anterior supone, por sus implicaciones
mineras, un movimiento obrero mayoritario, geográficamente localizado
en núcleos autosuficientes, en proceso de organización y marginado del
sistema nacional de decisiones. Por último, el período evidencia una es
tructura de poder fuertemente "impermeable” a la penetración de los
sectores subordinados y con un diseño de ejercicio de la autoridad polí
tico-económica marcadamente oligárquico.
La crisis de 1930 señala una expansión de los sectores obreros a
nivel nacional, que sigue la redefinición de los modelos de desarrollo que
aporta la crisis. El crecimiento de las capas proletarias que acompaña
al proceso de sustitución de importaciones y los intentos industrialistas,
ejerce una efectiva presión sobre el sistema institucional y obliga a los
sectores dominantes a entregar aperturas de participación en el sistema
de decisiones, participación ampliada que se cumple a través de alianzas
con capas medias ascendentes. Es perceptible una redefinición de la
política general de los movimientos obreros que acepta esta alianza con
los sectores medios como alternativa de participación.
Los intentos de control de la clientela electoral caracterizan el pe
ríodo. Es posible destacar una variable nueva que inaugura la década
del cincuenta: los movimientos poblacionales, que aunque aislados y
carentes de organización sistemática, participan de una totalidad expli
cativa.
Finalmente el enclave imperialista, modifica su situación anterior
en términos cualitativos, al extender sus relaciones al dominio de capi
tales y control industrial, que plantea un nuevo carácter a la dependencia.
En el trabajo que ahora presentamos, sólo consideramos el pe
ríodo 1840-1930, que ofrece, aparentemente, una accesibilidad mayor que
los años posteriores a 1930. De ninguna manera este breve ensayo preten
de agotar las posibilidades de conocimiento, antes bien, significa el plan
teamiento de algunas aperturas de investigación. Creemos que el estudio
y reflexión de estos temas es una obra en proceso, abierta al impulso
renovador de una nueva metodología y un desafío permanente a la con
ciencia crítica del quehacer académico y científico.
6 —
poración de una importante corriente de capitales. La explotación del
cobre crece de manera extraordinaria situando a Chile a la cabeza de la
producción mundial en este ru b ro 7. El año 1845 inaugura la explotación
del carbón, que advertimos unida a algunos empresarios importantes
como Juan Mackay, Jorge Rojas, Federicó Schwager y Guillermo Délano.
Los combustibles impulsan el maquinismo y el crecimiento de los trans
portes, especialmente con Guillermo Wheelwright, que con el aporte de
capitales ingleses, funda la Compañía de Vapores del Pacífico8.
Las exportaciones de cereales y harinas experimentan una fuerte
alza en el período 1844-1860, especialmente incentivada por la apertura
de los mercados californianos y australianos.
Un indicador importante como el aumento del sector exportador,
nos aporta una imagen del crecimiento: entre 1844 y 1860, las exporta
ciones suben de 6 millones de pesos anuales a 25 millones de pesos 9.
Los cambios de infraestructuras que afectan tan profundamente
la fisonomía económica nacional, tienen un paralelo inmediato en los úl
timos años de la década del treinta, en las medidas gubernamentales y
y administrativas, auspiciadas por Rengifo especialmente, en la dictación
de las leyes aduaneras de inmediatas e importantes consecuencias en la
promoción de una marina mercante nacional y de una protección a los
comercios locales en formación 10.
Finalmente, en este cuadro bastante esquemático, debemos men
cionar la política ferrocarrilera de Montt, que aunque algo tardíamente
para la década, significa una concentración importante de capitales y
elementos humanos.
“En resumen experimentamos desde el punto de vista económico
un considerable avance con respecto al nivelen que nos hallábamos al co
menzar nuestra vida independiente. No pudimos, sin embargo llegar a un
capitalismo industrial, es decir a un modo capitalista de producción. Tal
fenómeno ocurrió por dos motivos principales: la interferencia del capi
tal inglés, interesado en que conserváramos la calidad de centro produc
to r de materias primas y consumidor de artículos manufacturados, y la
supervivencia de una estructura agraria con elementos típicamente feu
dales” «
Pese a las reservas que formulamos frente a los juicios del profe
sor Ramírez, se evidencia en lo transcrito la exactitud de la connotación
del cambio experimentado entre 1830-1850 y las limitaciones de un mo
delo de desarrollo capitalista-periférico atado fuertemente a los centros
del capitalismo comercial y financiero mundial. Los años posteriores mos
traron la precariedad de los términos de intercambio suscritos por la
economía nacional. Como anota Gunder Frank: "Esta intensa integración
de Chile en el mercado mundial fue, para emplear el término más suave,
una bendición dudosa. En rigor, para un país que participa de ese mer
cado y del sistema mundial capitalista o imperialista como satélite de la
metrópoli de ultram ar, tenía que resultar necesariamente una maldi-
• * tt 1 ?
cion
7 Ramírez Necochea, Hernán: Historia del movimiento obrero en Chile. Antecedentes siglo
XIX. Talleres Gráficos Lautaro, 1956, Santiago.
8 Jobet, Julio César: Ensayo crítico del desarrollo económico y social de Chile. CoL Amé
rica Nuestra. Ed. Universitaria. Santiago, 1955.
9 Pinto Sta. Cruz, Aníbal: Chile, un caso de desarrollo.. . Op. cit.
10Véliz, Claudio: Historia de la Marina Mercante de Chile. Ediciones de la Universidad de
Chile. Santiago, 1961.
11 Ramírez Necochea, Hernán: Historia del movimiento obrero.. . Op. cit.
12 Gunder Frank, Andre: Chile; el desarrollo. . . Op. cit.
— 7
Los elementos de juicio que consignamos permiten concluir en la
existencia de una dialéctica de cambios que afecta profundamente la
estratificación social, altera la estructura de poder olirgárquico-terrate-
niente, e introduce como agentes activos nuevas fuerzas sociales, nuevos
embriones de clases productivas, que confieren un matiz distinto a la
historia nacional. El cuadro de conjunto en que participan la totalidad
de los elementos y fuerzas sociales que operan al interior de la veintena
(1830-50), es una meta a alcanzar, y evidentemente, son las urgencias plan
teadas antes que a la "historia”, a las ciencias sociales en su totalidad.
Sin embargo, la formación de una burguesía dependiente, unida
a las actividades mineras y mercantiles, a la estructuración de una "acu
mulación primitiva de capitales", que no consigue superar las cotas
impuestas por la dominación imperialista sobre el mercado exportador,
es un dato ineludible para situar con exactitud el nacimiento de una ma
no de obra masiva y salarial pura.
La captación mayoritaria de mano de obra se realiza, preferente
mente, en las zonas rurales. La subsistencia de los sectores mineros se
nutre precisamente de la incorporación de importantes contingentes re
clutados entre los campesinos, atraídos por las oportunidades y los altos
salarios relativos ofertados por el sector empresarial. En las actividades
extrativas del carbón: "Se improvisaban mineros de los trabajadores
que afluían de los campos atraídos por el mejor jornal que se les pagaba,
no obstante que muchos de éstos solían volver a su "tierra” para las co
sechas, a la vendimia y a las chacras. Con el tiempo esta costumbre mi
gratoria iba desapareciendo. Los trabajadores que habían traído a sus
fam ilias... preferían quedarse en las minas, así en pocos años, ya había
gente que no pensaba más en moverse y que eran reconocidos como mi
neros constantes y adiestrados en el trabajo, como barreteros, carreti
lleros, etc. Gente que se daba cierto aire de experimentados mineros en
presencia de sus novicios amigos del campo” I3.
El crecimiento de una mano de obra proletaria y su integración
al trabaio minero, no es solamente el aporte de los sectores rurales. En
realidad, importantes porcentajes se obtienen de los grupos artesanales,
que ven limitadas sus posibilidades productivas frente a la manufactura
importada o confeccionada con medios de producción más avanzados.
La inmigración extranjera, que comienza a fluir en cantidades desiguales
hasta nuestro país, incorpora un elemento cualitativamente distinto a los
centros de laboreo, las ciudades y los transportes 14.
Las absorbentes labores mineras no impiden que grandes grupos
de mineros del Norte Chico practiquen una suerte de transhumancia
temporal que los retorna a las labores agrícolas. La precariedad del em
pleo en las minas de carbón, también está sujeta a estas migraciones
periódicas, que coinciden con el trabajo temporal del calendario agrícola
local.
En general, el proletariado unido a las faenas extractivas, trans
portes, construcción y servicios gubernamentales, no alcanza absoluta
mente la calidad de un proletariado industrial, cuya única posibilidad
de subsistencia es la venta de su fuerza de trabajo. La variedad de situa
ciones salariales, la propiedad de algunos instrumentos de producción,
la no pertenencia a la unidad productiva industrial, artesanal o minera y,
13 Mckay, Juan: Lo industria del carbón. Reproducida por Emilio Tagle Rodríguez. Legis
lación de minas. Tomo II. P ágs. 80-81. Citado por H ernán Ramírez Necochea. Historia
del Mov. obrero en Chile, obra citada.
14 Ramírez Necochea, Hernán: Historia dél m ovim iento.. . Op. cit.
8 —
finalmente, la Imprecisión del empresario en términos de no constituir
una modalidad empresarial capitalista industrial, sino más bien vincu
lado al intercambio y control de capital, lleva a concluir que la gran ma
yoría de los trabajadores mineros, industriales, artesanales, etc., parti
cipan de una situación mixta, cuya radicalización se logra precisamente
con la adscripción, en ocasiones por más de una generación, del traba
jador a la unidad productiva.
Los grupos artesanales crecen junto a la expansión urbana. La
ciudad se muestra como un centro de atracción al cual converge una
lenta corriente migratoria. El paisaje urbano se transform a y nuevas ba
rriadas se agregan a los alrededores del núcleo inicial. La estratificación
social urbana también incorpora elementos nuevos y toda una gama de
oficios inéditos enriquece la población c ita d a 15.
El incremento de la masa trabajadora es difícil de precisar. No
poseemos cifras confiables ni estadísticas de crecimiento. Datos singu
larmente importantes como migraciones, estructura familiar, fertilidad,
mortalidad, etc., que permitirían reconstrucciones demográficas valio
sísimas, aún permanecen ocultos al investigador. Sin embargo, las apre
ciaciones de los cronistas, testigos del período, pueden aportar cifras glo-
balizadoras ilustrativas. El profesor Ramírez Necochea sugiere la cifra
de cien mil individuos para 1870 16. Algunas cifras parciales por rubros
de producción o actividad son las siguientes: en las minas de la provin
cia de Atacama, Coquimbo, Aconcagua y Santiago, se ocupaban 32.997
obreros (1875), la minería del carbón tenía una población trabajadora
de 6.415 obreros (1874). En la ram a de los transportes ferroviarios y
obreros portuarios, las cifras se empinan a los 13.000 individuos y, final
mente, las estimaciones de los trabajadores que laboran en las maestran
zas, molinos, fundiciones, construcciones urbanas, etc., es estimada en
ocho mil personas I7.
Las cifras anotadas representan casi el 10% de la población total
de Chile para 1865, cuota extraordinariamente importante que hace ex
presivo el grado de desarrollo de los sistemas productivos, unidos a la
minería, la industria y los transportes. Empero, el guarismo no guarda
relación con el grado de organización y cohesión de este amplio contin
gente trabajador. Desperdigada en pequeños núcleos a lo largo de la na
ción, sometida a insuficiencias de comunicación, la clase obrera presenta
la apariencia de una serie de compartimientos estancos que no logran
trascender su marco geográfico inmediato.
Las primitivas organizaciones de clase, sólo aparecen a impulsos
de la corriente liberal extremista, que algunos grupos sensibilizados por
la nueva ideología europea, difunden a partir de 1850.
El período 1830-1850, está bien caracterizado por Gino Germani
cuando anota: “Sólo el tercer estadio el de las "autocracias unificantes”,
a pesar de que continuaba a veces con el aislamiento y con la inmovili
dad de la estructura nacional, fue el que favorecía en otros casos a una
modernización económica y social: por ejemplo, por medio de la inver
sión de capitales extranjeros, el desarrollo de la inmigración, la integra
ción del país en la economía mundial (aunque bajo formas coloniales
15 Sievers K. Hugo: La expansión urbana de Santiago y sus consecuencias, 1541-1960. En Re
vista Mapocho. Organo de Extensión Cultural. Tomo I. N? 3. Oct. 1963. págs. 30-55. P a ra
Valparaíso, véase: Benjamín Vicuña Mackenria: Historia de Valparaíso. Crónica política,
comercial y pintoresca de su ciudad y de su puerto. Desde su descubrimiento hasta nues
tros días. 1536-1868. Im prenta Albión de Cox y Taylor. 1869, Valparaíso.
16 Ramírez Necochea, Hernán: Historia del movimiento obrero. . . Op. cit.
17 Id. id.
— 9
exportando materias prim as), la construcción de medios de transporte,
algunos progresos en el campo, en la educación, e tc .IS.
Es esta clase obrera que nació unida a las nuevas circunstancias
de desarrollo y cambio, la que integra la variable omnipresente en la
realidad nacional. La curva del proceso dialéctico se empina y acelera a
a partir de 1850. Las primitivas organizaciones obreras, aisladas e inca
paces todavía de estructurar una conciencia obrera nacional, emergen
en la minería, los centros urbanos y los grupos de transporte, diseñando
un cuadro siempre cambiante, cuya sobreimpresión se inscribe profun
damente en el auge de la industria extractiva y del enclave imperialista
inglés.
10 —
ducidó en otras ciudades, y el fracaso de cada organización marca en
realidad, un paso en la proletarización de la agrupación obrera siguiente.
Sin embargo, este tipo de organización no corresponde a lo que po
demos considerar la prim era respuesta a la presión patronal. Las pri
mitivas luchas, nacidas a nivel de unidad productiva, reflejan la exas
peración de los grupos salariales frente a las condiciones extremadamen
te duras de trabajo. La organización de la producción minera, por ejem
plo, con una tecnificación insuficiente, se desarrolla preferencialmente
apoyada en el trabajo humano. No es extraño encontrar antecedentes
de jornadas de trabajo de 14 horas o más. Por otra parte, la forma y pe-
riocidad del pago introduce maneras de control que atan permanente
mente al obrero a la pulpería o centro abastecedor de los elementos in
dispensables para sobrevivir. Una red reglamentaria fuertemente coac
tiva, impone el dominio de modos de vida que transform an al individúe?
en un auténtico recluso de la veta en explotación. Las condiciones sa
nitarias de los lugares de trabajo o las poblaciones trabajadoras vecinales
a la bocamina, los recursos alimentarios, las posibilidades educacionales,
forman un cuadro de carencias fundamentales. Las expectativas de vida
alcanzan a los 25 años y la mortalidad infantil es extremadamente alta 20.
El crecimiento de los grupos salariales y la escasez de circulante,
por una parte, y la necesidad de desarrollar formas de control sobre
el individuo y abaratar los costos generales de la producción por otra,
hacen extensivo un antiguo uso colonial: la ficha-salario: “Alrededor de
1825 Inglaterra se convirtió en el gran consumidor de metales chilenos.
Se establecieron firmas compradoras de cobre y de plata en todo el li
toral, comprendido entre Caldera y V alparaíso... Es en esos mismos
años, cuando la ficha salario específica, o moneda privada para adquirir
mercancías en el almacén del propietario de la faena, comenzó a ser
utilizada en escala masiva. Tanto Chañarcillo como las diferentes minas
de la “Copiapó Mining Company” emitieron vales, fichas y señas sólo
convertibles en mercaderías en sus almacenes. Otro tanto hizo la firma
García Huidobro, propietaria de minas y de fundiciones en Catemu y
Putaendo” 21.
La práctica del comercio local con fichas, de dilatado uso en los
centros de explotación minera, acrecienta la resistencia desorganizada
de los obreros, que adquiere múltiples maneras de manifestación, desde
el robo de mineral o "cangella”, hasta el levantamiento violento de los
obreros y cargadores. Las tensiones sociales y las reglamentaciones ab
surdas se resuelven, a menudo, en saqueos de almacenes. En Chañarcillo,
en 1834, se produce un prim er levantamiento o b rero 22; la fecha marca
el inicio de una violenta cadena de rebeliones, de las que participa tam
bién la minería del carbón. Lota y Coronel se convierten en centros de
desorden, insurrección de trabajadores y represión policial.
El período se ve jalonado de movimientos organizados en torno
a situaciones reivindicativas inmediatas, que no logran estructurar una
política coherente de protesta a las injusticias laborales. La frecuencia
aumenta al promediar el siglo XIX alcanzando en sus manifestaciones
a otros rubros de producción y a otros sectores de la estratificación obre
ra. La siguiente es una lista de movimientos laborales que recoge el
20 Id. id.
21 Segal, Marcelo: Biografía Social de la ficha salario. Ediciones de la Revista Mapocho.
Organo de Extensión Cultural. Tomo II N9 2. Año 1964. Separata.
22 Hernández, Roberto: Juan Godoy y el descubrimiento de Chañarcillo. Santiago, 1932.
profesor Ramírez Necochea en su libro, tantas veces citado, "Historia
del Movimiento obrero en Chile”.
1.— Huelga de operarios de sastrería?. Santiago 1849.
2.— Movimiento de trabajadores en las minas del Norte Chico, 1849.
3.— Movimiento de cigarreros. Santiago, mayo de 1853.
4.— Movimiento de zapateros. Valparaíso, mayo de 1853.
5.— Huelga de jornaleros. Caldera, marzo de 1856.
6.— Movimientos en la región del carbón con anterioridad a 1857.
7.— Rebelión de los mineros en Lota y Coronel, septiembre de 1859.
8.— Movimientos de mineros en el Nprte Chico como reflejo de la gue
rra civil de 1859.
9.— Huelga de operarios de sastrerías. Santiago, 1861.
10.— Huelga de operarios de sastrerías. Valparaíso 1861.
12.— Paro de obreros que trabajaban en la construcción del túnel de San
Pedro, ferrocarril de Santiago a Valparaíso, 1861.
13.— Peticiones de operarios de sastrerías. Santiago 1863.
14.— Rebelión de mineros. Carrizal 1864.
15.— Huelga de mineros. Chañarcillo 1865.
16.— Movimiento de tipógrafos. Valparaíso 1872.
17.— Movimiento de tipógrafos, Santiago 1872.
18.— Huelga de fleteros. Valparaíso 1873.
19.— Huelga de obreros portuarios. Valparaíso 1874.
20.— Incidentes callejeros. Santiago 187823.
De la primitiva dispersión y espontaneidad de la reacción obrera,
surge el movimiento organizado, todavía en procura de satisfacer nece
sidades inmediatas, pero expresivo de una acentuación de la conciencia
de poseer un conjunto de intereses comunes que es preciso proteger.
Pero es sin duda en la organización mutualista, de inspiración li
beral, en una confusa mezcla con el socialismo utópico, donde la clase
obrera encuentra su prim era forma de organización a largo plazo. El
auge alcanzado por las sociedades mutualistas hacia 1879 es enorme; es
posible contabilizar más de setenta agrupaciones en todo el país, que
desbordan la representación puramente obrera para integrar grupos ar
tesanales y, en ocasiones, elementos de clase media trabajadora (pro
fesores prim arios).
La institución mutualista crea en definitiva una previsión social,
que satisface los requerimientos de atención, en caso de cesantía, enfer
medad, invalidez o muerte. Es la respuesta a las insuficiencias de un
estado empresarial, donde la legislación social aún no existe, y la preo
cupación más fuerte de la clase dominante es establecer lazos de dominio
sobre los sectores subordinados. La existencia de un "contingente de re
serva” de mano de obra, un mercado laboral desorganizado y sujeto a
las fluctuaciones de la oferta y la demanda, mantiene al trabajador,
especialmente al trabajador urbano, permanentemente amenazado por
la cesantía y la indigencia. Se advierten entonces las posibilidades de
transform ar a la sociedad m utualista en una base de apoyo para la lucha
reivindicativa. Se explican también los intentos de impedir la formación
de estas instituciones.
En verdad, el aparecimiento de esta forma de organización señala
la raíz del movimiento obrero en congregaciones homogéneas y libres
de lo contingente o transitorio. En muchos casos las sociedades mutua-
23 Ramírez Necochea, Hernán: Historia del M ovim iento.. . Op. cit.
12 —
listas funcionaron como sindicatos gremiales que presentan exigencias
al mejoramiento de sus condiciones generales de tra b a jo 24.
La importancia que los grupos mutuales tienen para la compren
sión del movimiento obrero es ingente. El mutualismo se despliega, no
sólo a la simple definición de una instancia de resistencia en la huelga
reivindicativa, sino que desarrolla una serie de mecanismos de informa
ción y extensión, que incorporan a las ventajas de la organización a un
sinnúmero de obreros, artesanos y trabajadores en general. Con razón
han sido llamados: "seminarios para la clase obrera”.
Desde 1857 hasta 1878 las crisis cíclicas, esencialmente inflacio
narias y de exportación, agudizan las contradicciones obrero-empresa
riales y el pauperismo de los grupos subordinados. La clase dominante
diseña un aparato regresivo más acabado.
La contracción del mercado exportador y la astringencia moneta
ria, determinada por la incorporación de una política librecambista aus
piciada por Courcelle-Seneuil, desemboca inevitablemente en la incon-
vertibilidad monetaria de 1878. Por otra parte, el panorama minero del
cobre y la plata, presenta una curva declinante, el primero como conse
cuencia de un progresivo deterioro de los precios en los mercados cen
trales europeos y el segundo por una merma considerable de la pro
ducción.
El libre juego del mercado internacional y de la división mundial
del trabajo y la producción, coloca a los mercados locales en manifiesta
situación de inferioridad frente a las plazas comerciales o productivas
foráneas. De la competencia deviene la fuga de metales preciosos y la de
preciación del papel moneda, inicio de una espiral inflacionaria que afec
ta desigualmente a los diversos sectores de la estructura social26. De un
lado, la clase dominante, que no muestra la polarización fácil atribuida
por los sectores ortodoxos de la historiografía tradicional, sino que ofre
ce más bien, la apariencia de una red de contactos político-económicos
en fuerte imbricación. "Pero insistimos, no hay antagonismos fundamen
tales en el terreno económico. Como grupos, todos son productores pri
marios o de servicios anexos o subordinados: todos son más o menos
librecambistas por la misma razón: sus mercados primordiales están
afuera y en el exterior también se hallan los aprovisionamientos que
requiere su demanda habitualmente refinada; no son proteccionistas,
por la simple razón que tienen poco que proteger y, finalmente, todos
van a ser en alguna medida partidarios de la depreciación monetaria
porque mejora sus posibilidades en el mercado externo y alivia sus deu
das, cosa im portante cuando ellos son los únicos que gozan del crédito” 26.
Del lado opuesto, un conglomerado social atado a salarios fijos, a deu
das irresueltas, talleres artesanales o pequeñas propiedades, que vive
la crisis del desempleo, la reducción de los honorarios o la pérdida de
sus posibilidades productivas. El peso de la crisis es soportado por estos
sectores, que radicalizan sus movimientos de resistencia frente al des
pojo sistemático por parte de los grupos em presariales27.
La historia política hasta 1879 es la búsqueda de una estructura
de poder que concilie los intereses de una fracción agrícola tradicional,
con las intencionalidades económicas de los sectores empresariales mi-
24Alexander J. Robert: El movimiento obrero en América Latina. Editorial Roble, S. A.
México, 1967.
25 Jobet, Julio César: Un ensayo crítico del desarrollo.. . Op. cit.
26 Pinto Santa Cruz, Aníbal: Chile, un caso de desarrollo. . . , op. cit.
27 Jobet, Julio César: Ensayo crítico del desarrollo.. . Op. cit.
— 13
ñeros, financieros o comerciales. El lugar de encuentro es la situación
común de dependencia de mercados y centros rectores exteriores, que
empuja a la búsqueda de soluciones comunes. La participación de las
decisiones y control político, se resitúa en términos de esta alianza, pre
sentando una cara hermética a la clase obrera en formación. Participa
mos de lo expuesto por Femando H. Cardoso y Enzo Faletto cuando es
criben "De ahí que la “sociedad tradicional” haya sido transform ada en
gran medida en su faz económica, pero los grupos sociales tradicionales
—a pesar de haberse visto obligados a establecer un sistema complejo
de alianzas con nuevos grupos sociales— no haya perdido el control de
la sociedad” 28.
14 —
seedora de la principal riqueza en manos nacionales y que ejerce el con
trol político— y el grupo extranjero dominante. El prim ero busca los
medios económicos que le permitan solventar los gastos públicos que
su gestión de gobierno supone, sin tener que recurrir a sus propios in
gresos, el segundo busca las garantías necesarias que le perm itan obtener
el máximo de utilidad con un menor costo. Podemos así delimitar con
claridad la comunidad de intereses que se produce entre la oligarquía
agraria y un incipiente sector financiero nacional, y, las empresas ex
tranjeras que realizan la explotación y comercialización del salitre. El
sector dominante nacional otorga la concesión de la explotación sali
trera y su comercialización a capitales extranjeros; además le garantiza
la "paz social” necesaria para asegurar una tranquila explotación, es
decir, les asegura un buen negocio. A cambio de ello recibe, por medio
de tributaciones que las empresas hacen al Estado, los fondos necesarios
para los crecientes gastos públicos.
Las deformaciones propias de una economía monoproductora pro
vocan la hipertrofia del sector sometido a la dependencia extranjera,
tanto en lo que se refiere a la explotación directa del producto, como a
su transporte y comercialización. Es en estos sectores donde el proleta
riado nacional dará, a principios de este siglo, los pasos necesarios para
consolidar definitivamente el movimiento obrero chileno.
Este tipo de alianza entre la oligarquía nacional y los capitales
extranjeros, genera dos tipos de situaciones paralelas y contradictorias
en un prim er momento, pero que en su posterior desarrollo —que tiene
que ver con la redefinición de las relaciones de dependencia con el en
clave extranjero— lograrán momentáneamente coincidir en sus intereses,
dando con ello un salto cualitativo en el desarrollo económico, político
y social de nuestro país y del movimiento obrero.
Un prim er elemento a ser considerado es el surgimiento de las
capas medias, cuya vinculación económica básica descansa en el desa
rrollo del aparato estatal. Estos sectores medios mantendrán, en un pri
mer momento una relación de dependencia política y económica hacia
los sectores de la oligarquía nacional, para posteriormente buscar, en la
medida en que se produce la crisis de la estructura económica ligada
a la explotación minera tradicional, su propia autonomía política. Esto
les perm itirá consolidar su situación al nivel económico y político, en
tanto que buscan una redefinición de la estructura de poder interno y de
la relación de dependencia con el extranjero.
El otro rasgo fundamental a ser señalado, tiene que ver con la
actitud que asume la oligarquía nacional hacia la clase obrera y la res
puesta que lleva implícita. En la medida que la base de legitimación de
su poder político no descansa en el naciente proletariado, la oligarquía
nacional nunca define un política hacia la clase trabajadora, salvo la de re
prim ir cualquier intento de ésta que pudiera alterar las reglas del juego
de su alianza con los capitales extranjeros. Sólo reducidos sectores de
la intelectualidad señalan su preocupación por la cuestión social. No en
contramos, en ninguna parte, un intento serio de los sectores dominan
tes por explicitar una política consistente hacia el movimiento obrero.
Afirmaciones tan rotundas en este sentido pudieran parecer an
tojadizas, por cuanto es posible constatar contadas actitudes surgidas
de sectores políticamente dominantes, que intentan buscar solución a la
problemática obrera. La creación en 1907 de la Oficina del Trabajo y la
permanente preocupación que señalan en cuanto a problemas sociales
existentes en el proletariado, tales como su bajo nivel educacional, ele
— 15
vados índices de alcoholismo30 y otros, parecieran desmentir esta afir
mación. Sin embargo, esta preocupación que surge de algunos sectores
de los grupos dominantes, siempre tiene un carácter personal y discon
tinuo, lo cual nos permite legítimamente señalar la carencia absoluta
de una política estatal hacia la clase obrera. Dicho en otros términos,
la única política que se manifiesta es la de permanente marginación de
la clase obrera en lo que se refiere a su participación económica, política
y social. Esta actitud de la oligarquía agraria será utilizada políticamen
te por las capas medias —cuando la estructura entra en crisis— para
desarrollar una política populista que le perm itirá legitimar su situación
de poder y de ascenso económico y social en la clase o b re ra 31.
Como respuesta a la situación de marginalidad en que se encuen
tra la clase obrera, ésta busca afanosamente darse las formas políticas
y orgánicas necesarias que le permitan desarrollarse en forma autónoma.
Es este esfuerzo de búsqueda de la autonomía política, el rasgo que da
carácter fundamental al desarrollo del movimiento obrero del período.
Im porta aquí señalar el por qué de nuestra periodización de las etapas
del movimiento obrero —que rompe los esquemas tradicionales, en cuan
to a hacer culminar un período de este en 1920—. A nuestro juicio, este
esfuerzo de autonomía de la clase obrera, se prolonga más allá de 1920,
es decir del advenimiento al poder político de las capas medias y de la
legislación laboral impulsada por éstas, en cuanto los grupos obreros
mantienen sus estrategias políticas, al margen de la situación que había
trasuntado un cambio cualitativo importante, hasta ese momento no
percibido políticamente por la clase obrera.
En efecto, la situación de auge de las actividades mineras tradi
cionales, había, al término de la prim era guerra mundial, entrado en un
período de creciente deterioro de su situación económica32. Los mer
cados internacionales que aparecían como seguros compradores de nues
tras riquezas, ya no son tales. La competencia del salitre sintético y la
utilización creciente de otro tipo de fuentes energéticas, van producien
do una baja de la rentabilidad de los productos explotados, como así
mismo, una paulatina disminución de la demanda de los mercados in
ternacionales. A su vez, Inglaterra, que aparece como la gran potencia
capitalista, al término de la guerra pierde su predominio económico en
favor de los capitales norteamericanos que le plantean una fuerte com
petencia. Esta situación provoca en el caso de Chile el desplazamiento
de capitales ingleses, hasta ese entonces predominantes en la economía
nacional, por parte de los capitales norteamericanos. Este proceso sin
embargo, no es mecánico, y ambas potencias se disputan el control del
mercado internacional. En el plano nacional, la crisis del salitre reper
cute —en la medida en que era el sector estratégico de la economía— en
la estructura de poder interno, provocando su crisis y la pérdida de su
legitimidad. En lo económico se traduce, en un prim er momento, en la
falencia económica más absoluta del Estado, ya que no existe un sector
nacional lo suficientemente fuerte como para estar en condiciones de
16 —
paliar la crisis del sector minero exportador. Esta situación es superada
en parte sólo en la medida en que nuevos capitales, esta vez de origen
norteamericano, con sua inversiones, entren a dinamizar la economía
nacional. En lo político, la oligarquía nacional mayoritariamente se
aferra a sus tradicionales concepciones del poder y del quehacer econó
mico, con lo cual se autoelimina —momentáneamente a lo menos— de
la posibilidad de redefinir ella misma la situación política. Para estos
efectos cuenta con su base de apoyo político intocada, los sectores cam
pesinos, que se mantienen en una situación de supeditación política. Esta
incapacidad política de la oligarquía permite a los sectores medios, ad-
critos a las funciones burocráticas del Estado y que se encuentran en
situación de solvencia política, asumir por sí mismos la redefinición de
la situación existente. En prim er lugar, con los sectores dominantes de
los cuales se desprenden y buscan su autonomía política la que encuentra
su base de legitimación en el respaldo que la masa laboral otorga a una po
lítica de corte populista. Cuenta además, con la confianza que le dan
los inversionistas norteamericanos, que ven en este sector social su po
sibilidad de desplazar en el plano político interno, el control ejercido
hasta entonces por los sectores vinculados a capitales ingleses. En lo so
cial, la crisis salitrera provoca una acentuación de la tensión social exis
tente en las zonas mineras. La cesantía y la ham bruna colectiva son fan
tasmas que recorren cada una de las oficinas salitreras. Producto de esta
situación es que grandes masas de trabajadores se desplazan del norte
hacia el centro del país. Con ellos traen su experiencia de aguerridos for
jadores del movimiento obrero. Su presencia en la zona central y su
vinculación a nuevas formas productivas, im porta cambios trascendenta
les en el desarrollo del movimiento obrero en las décadas siguientes.
Finalmente, podríamos decir que a p artir del ascenso de Arturo
Alessandri al poder político, se inicia en Chile un nuevo tipo de gobierno,
que es fruto de la gestación a nivel nacional de una nueva estructura de
poder, constituida fundamentalmente, por las capas medias en claro
ascenso económico y político y con experiencia en el manejo de los asun
tos del Estado; por el sector financiero nacional que se encontraba en
situación de marginalidad política parcial en la antigua estructura, y
cuya base de sustentación descansa en un amplio respaldó popular y la
confianza depositada en ellos por parte de los capitales extranjeros nor
teamericanos.
Esta nueva situación, implica una redefinición de las relaciones
de dependencia que se mantienen con el extranjero, las cuales asumen
un nivel superior, por cuanto la dependencia se establece mediante el
control económico que ejercen sobre las riquezas básicas del país, que por
el desarrollo de la tecnología mundial se transform an en materiales es
tratégicos (Cobre). Este control se extiende además hacia la incipiente
industria manufacturera nacional.
En el plano político, la búsqueda de legitimación de la nueva es
tructura de poder, obliga a ésta a entregar a los sectores populares, una
legislación social en donde se considera, a lo menos en parte, sus aspira
ciones. Es este período de cristalización de la nueva estructura domi
nante y la aceptación de la nueva situación por parte del movimiento
obrero, la que culmina aproximadamente en 1930.
En el marco de este análisis de la situación nacional —para el
período 1900-1930— im porta conocer a lo menos sintéticamente, cuáles
son los rasgos fundamentales que le dan vida a la historia del movimien
to obrero chileno.
Condiciones sociales de la clase trabajadora
La política laboral de las empresas vinculadas al sector minero
como al de su comercialización, buscan permanentemente, con un rigu
roso criterio de "racionalidad”, la obtención de máximas ganancias con
el menor costo posible. Esta política no se orienta, sin embargo, como
era dable suponer, hacia la tecnificación de las labores productivas —y
ello por una razón de tipo económico inmediato— ya que se contaba con
abundante mano de obra no especializada y de bajo costo. Agréguese
a esto el hecho de contar con garantías otorgadas por los sectores domi
nantes nacionales, en orden a garantizar “la paz social” que permitiera
un normal desarrollo de las actividades productivas.
Los sectores políticos y sociales de oposición, que propugnan en
el parlamento algún tipo de medidas que tiendan a aliviar la situación
de la clase obrera, se encuentran ó con la oposición encarnizada de la
mayoría ó con la indiferencia culpable. Señalemos en este sentido que el
partido Demócrata a pesar de todas sus indefiniciones internas e incon
secuencias doctrinales, contribuye en im portante medida a poner el pro
blema de la cuestión social en el tapete de la discusión política.
La situación de desamparo en que se encuentra la clase trabajado
ra se traduce en la permanente posibilidad del despido arbitrario, la
amenaza física, la incertidumbre y el irregular pago del salario, etc. Esto
crea una situación de alta tensión social y los trabajadores adquieren
conciencia de que sólo ellos pueden asumir la defensa de sus intereses.
Esto se expresará en el surgimiento de permanentes movimientos de
protesta ante la arbitrariedad patronal y de tipo reivindicativo en cuan
to a m ejorar su situación económica. Paralelo a ello surgen las formas
orgánicas y políticas que como producto de sus propias experiencias le
permiten garantizar la defensa de sus intereses.
Los sectores dominantes manifiestan su preocupación por el hecho
de que es "Especialmente en Chile, en donde las manifestaciones del
descontento obrero se han producido con mayor frecuencia” 33.
La situación planteada lleva a los sectores dominantes a tom ar
medidas que tiendan a neutralizar la posibilidad de que este tipo de
actitudes se generalice en la clase trabajadora.
La Oficina del Trabajo se crea con el objetivo de recoger y centra
lizar la información existente sobre el problema obrero, como asimismo
indicar soluciones adecuadas. Datos provenientes de esta Oficina señalan
que en 1907 se producen en Chile 36 movimientos huelguísticos y un
total de 18 para el prim er semestre de 1908. Sin embargo, como polí
tica general las autoridades se limitan a constatar los hechos y a repri
mirlos con violencia cuando estos amenazan rom per con la tranquilidad
social y económica requerida por los sectores dominantes.
La absoluta marginalidad del proletariado nacional obliga a éste
a generar una respuesta de características propias y originales a la si
tuación de clase en que se encuentra. Analizaremos para estos efectos
las formas específicas, tanto orgánicas como políticas, que asume el mo
vimiento obrero en ese período.
Formas orgánicas
Dos son los factores que a nuestro juicio son fundamentales en
cuanto al tipo de estructura sindical que surge en el período:
33 F errari, Arístides: Mejoramiento de la condición. . . Op. cit.
18 —
1?) Su carácter local, en cuanto a que en parte im portante del pe
ríodo —concretamente hasta 1917— no se logra consolidar una estructura
nacional, con algún grado de efectividad del movimiento obrero.
2?) La situación privilegiada de la clase obrera organizada en cuan
to a encontrarse ubicada en los sectores estratégicos de la economía, lo
que le permite, encontrándose en una situación de debilidad frente a la
parte patronal, ejercer fuerte presión sobre el sistema político nacional,
el cual pende en buena parte, del normal desarrollo de las actividades
dedicadas a la minería y a la comercialización de los productos mineros 34.
Es a inicios de este siglo el momento en el cual las Sociedades Mu-
tualistas comienzan a perder terreno como formas orgánicas predomi
nantes en el movimiento obrero.
En su reemplazo surgen las Mancomúnales y las Sociedades de
Resistencia, ambas vinculadas a un sector específico de la economía na
cional y con características propias en cuanto a su estructura orgánica
interna y su función laboral concreta.
La Mancomunal nos ofrece un tipo de estructura sindical a la cual
se integran la totalidad de los trabajadores ligados a una unidad pro
ductiva, cualquiera fuese la función específica que cumplieran. Este tipo
de estructura adquiere especial significación en las zonas mineras del
norte del país, en donde esta situación genera un tipo de función inte-
grativa que no encontramos en otros lugares. Es decir, la Mancomunal
sobrepasa con mucho en sus funciones la relación puramente laboral
(patrón-obrero) para asumir de hecho la representación de la totalidad
de los intereses de la comunidad laboral que la integran. Esto explica
en parte el surgimiento de importantes manifestaciones de una subcul-
tura popular obrera en los inicios del presente siglo. Este tipo de mani
festaciones, no sólo son el fruto de los esfuerzos de la dirección política
del movimiento obrero, sino también producto de una necesidad básica
de la clase trabajadora, en cuanto a que encontrándose culturalmente
marginada de la vida nacional intenta darse a sí misma sus propias for
mas de expresión.
Las Sociedades de Resistencia responden en términos de su es
tructura interna mucho más a las formas que adquiere el movimiento
obrero europeo, vinculado ideológicamente a los sectores anarquistas.
Adquieren su mayor arraigo en los sectores manufactureros de la zona
central del país. Su función social toma sólo el carácter de la relación
patrón-obrero, no logrando integrar a la estructura sindical otro tipo
de funciones que la ya señalada. En este sentido es un anticipo de las
características que asumirá la organización sindical de 1930 en adelante.
Integración y autonomía
Contrariamente a lo que generalmente se ha afirmado, el desa
rrollo de la conciencia obrera no fue nunca un proceso unilinial y ca
rente de dinámica interna. Para muchos la prédica del ideario socialista
encontró campo abierto y sin oposición en la clase trabajadora. Esta
evaluación incorrecta de la situación, a nuestro juicio, no hace sino des
merecer la tarea de difusión ideológica realizada por los líderes del mo
vimiento obrero chileno.
El pensamiento marxista, las tendencias anarco-sindicalistas y la
34 Gurrieri, Adolfo: Consideraciones sobre los sindicatos chilenos. Prelim inar. ILPES. San
tiago, marzo 1968. Mimeógrafo.
— 19
ideología que los sectores dominantes pretenden que haga suya el movi
miento obrero, son los elementos que dinamizan dialécticamente el de
sarrollo de la conciencia de la clase trabajadora. Paralelamente a este
debate ideológico, surgen las formas orgánicas y políticas que buscan
instrumentalizar el control que uno u otro sector ideológico intenta
ejercer sobre el movimiento obrero. Como expresiones concretas de esta
situación, surgen con especial énfasis, a partir de 1900 en adelante un
sinnúmero de movimientos políticos que aspiran al control hegemónico
del movimiento obrero. Los sectores dominantes no tienen política ins
trum ental, por cuanto no les interesa la organicidad del movimiento
obrero; pregonan en cambio la necesidad de que el trabajador mantenga
una actitud pasiva y que centre sus esfuerzos en procurarse en términos
individuales, los medios que lo hagan “un buen trabajador”. Esta po
lítica de los sectores dominantes se modifica en el momento en que la
crisis del salitre comienza a roer las bases de sustentación de su poder
político. Otorga la apertura parcial del sistema político nacional, bus
cando la legitimación de su poder en las relaciones de clientelismo polí
tico, que establece con las masas populares. Debe otorgar la posibilidad
de la constitución del aparato sindical y la protección laboral por medio
de una legislación que considera, a lo menos en parte, las aspiraciones
de la clase trabajadora. Esta actitud no es, sin embargo, homogénea en
los sectores dominantes, en donde se plantean diversas concepciones que
permiten diseñar una política laboral. La oligarquía agraria acepta for
malmente la constitución legal del aparato sindical, pero intenta disgre
garlo y poner tal cantidad de obstáculos a su formación y mantención,
que en los hechos lo niega. Las capas medias que encabezan a los secto
res en ascenso político, aceptan y propugnan la integración de la clase
obrera al sistema político. Sin embargo, esta integración se concibe como
subordinada en términos de la decisión política nacional. Es decir, se le
concede a los trabajadores parte de sus aspiraciones, largo tiempo re
clamadas, pero se espera su subordinación en términos políticos en cuan
to a las decisiones de los nuevos sectores dom inantes35.
Esta integración es concebida necesariamente como la subordi
nación del movimiento obrero a los sectores dominantes en la medida
en que, creándose los canales formales de participación, éstos legitiman
el sistema político.
En el seno de los trabajadores, dos corrientes ideológicas se dis
putan el control de la clase trabajadora: los sectores socialistas, que
buscan el desarrollo masivo, para dar formas orgánicas y políticas al
mismo y el sector anarco-sindicalista, que pone su acento fundamental
mente en la prédica revolucionaria, pero negando todo tipo de organi
cidad —que consideran de por sí burocratizante— a las masas populares.
La lucha de estas tendencias provoca no pocos problemas y en
frentamiento en el desarrollo del movimiento obrero, pero a su vez
enriquece y favorece el proceso formativo de la conciencia política de
los trabajadores, en la medida en que estas discusiones ideológicas se
realizan en el seno mismo de la clase obrera. Las grandes masas labo
rales existentes en la época se encuentran favorablemente condicionadas
a este tipo de debates, por cuanto la situación de injusticia social, crea
en ellas la necesidad imperiosa de buscar las formas orgánicas adecua
das y a su vez, darle contenido político a sus organizaciones.
Tenemos así que en 1900 surge en Santiago el Partido Socialista,
35Gurrieri, Adolfo: Consideraciones sobre. . . , op. cit.
20 —
producto de una fracción desgajada del Partido Demócrata. Mantiene
lánguida vida política hasta 1902, fecha en que desaparece. Por la misma
fecha en Iquique surge la “Mancomunal de Obreros”, integrada en sus
inicios principalmente por trabajadores portuarios. Logra gran actividad
y alcanza incluso a publicar un periódico, "El Trabajo" (1901-1908), en
donde se difunde el pensamiento socialista, hasta ese momento ideoló
gicamente no muy decantado. Durante esta década surgen además nuevas
y fuertes Mancomúnales que se organizan en tom o a la minería del sa
litre, faenas portuarias y servicios ferroviarios. Esta situación de obje
tivo ascenso del grado de combatividad de las masas laborales del norte
del país, las lleva en 1907 a la creación del Partido Obrero Mancomunal,
como un intento de dar sentido político a su acción gremial. La respues
ta de los sectores dominantes, incapacitados de comprender las profun
das motivaciones que obligan a los trabajadores a darse sus propias or
ganizaciones, se manifiesta en la gran huelga del salitre que se produce
a fines de 1907. Las fuerzas del orden reprimen violentamente a los tra
bajadores y a sus familias que se encuentran concentrados en la Escuela
Santa María de Iquique; como saldo de esta situación quedan centena
res de muertos y se produce un retroceso en el proceso de organización
y politización de los trabajadores. Sin embargo, a pesar de esta situación
de retroceso parcial, en 1909, a instancias del sector ferroviario se crea
la Federación Obrera de Chile, (FOCH), que en sus orígenes no logra
definir con claridad sus objetivos en el plano gremial y político. Tene
mos así que en 1911, ésta se estructura como Sociedad Mutualista, lo
cual le permite tener autorización legal y facilita su trabajo sindical.
La figura de Luis Emilio Recabarren llena, con su experiencia y
dedicación a las luchas de los trabajadores, parte im portante de este
período. Esto le permite, en junio de 1912, —después de diversas expe
riencias políticas—, crear el Partido Obrero Socialista, situación que mar
ca un hito importante en el desarrollo político de la masa trabajadora.
Entre 1912 y 1917, Recabarren impulsa la creación de las Uniones Obre
ras, encontrando la abierta resistencia del sector anarco-sindicalista. A
pesar de esta situación, en 1917, se realiza el Segundo Congreso de la
FOCH, torneo en el cual son desplazados los sectores que no cuentan
con la confianza política del Partido Obrero Socialista; es el momento
en que esta organización adquiere una dirección política homogénea y
logra consolidarse como estructura a nivel nacional. Ratificando esta
situación, en 1921, la FOCH, impregnada del espíritu revolucionario que
emerge de la triunfante revolución bolchevique, se afilia a la internacional
Sindical Roja de Moscú.
Es necesario señalar que el triunfo de la revolución bolchevique
(1917) favorece a los sectores de tendencia socialista que luchan por el
control político de la clase trabajadora. Esto se ve avalado además por
el hecho de que el Partido Obrero Socialista logra aplicar una correcta
política en el seno de la clase trabajadora, lo que le permite ganarse su
confianza.
Los sectores anarco-sindicalistas buscan también el respaldo po
pular para sus posiciones, creando en 1919, la I. W W. (Trabajadores
Industriales del Mundo), cuya principal fuerza de apoyo se encuentra
entre los trabajadores portuarios. Sin embargo no logran consolidar ni
expandir significativamente sus posiciones hacia otros sectores obreros.
La crisis del salitre provoca una creciente agitación laboral, lo
que obliga a los sectores dominantes a intentar definir algún tipo de
política hacia los sectores laborales, reiteradamente exigida por el movi
miento obrero, pero hasta ese momento no lograda. La elección presi
dencial de 1920 permite a los sectores medios que levantan la candida
tura de Alessandri, form ular una política que en sus rasgos esenciales
plantea la expulsión de la oligarquía del poder político y reivindica el
derecho de los trabajadores a tener sus propias formas de organización.
La nueva política planteada por las capas medias, provoca en el movi
miento obrero una disyuntiva que no se encontraba en condiciones de
afrontar. Hasta ese momento, el movimiento obrero organizado, se había
generado al margen y aún en contra del sistema político existente, por
tanto sus formas orgánicas y sus objetivos políticos no calzan en una
situación que significa la apertura del sistema y la posibilidad de tener
en algún grado participación, a lo menos formal, en la decisión política:
La dirección del movimiento obrero ve con preocupación cómo las masas
siguen a un caudillo, que a su juicio, no responde a los intereses de la
clase trabajadora y que se encuentra fuera de los objetivos que en ese
momento se plantea el movimiento obrero: formación de un poder obre
ro-campesino.
La indefinición política de Alessandri y la real situación de crisis
por la que atraviesa el país, provoca en el transcurso de la década del
treinta, constantes enfrentamientos entre sectores de los grupos domi
nantes que buscan consolidar situaciones económicas —en la redefini
ción de las relaciones de dependencia con el extranjero— y de orden
político, que haga posible mantener antiguas o lograr nuevas posiciones
de poder.
El conjunto de las leyes sociales, hace necesario que las organiza
ciones obreras se vean en la disyuntiva de aceptar la legalización del
aparato sindical que hasta ese momento existía en forma autónoma y
con su propia legalidad. El Partido Comunista (ex-partido Obrero So
cialista), señala su oposición a que el movimiento obrero legalice su
existencia, por cuanto considera que éste, con su presencia, sancionará
una estructura de poder en la cual la clase trabajadora m antendrá una
situación de subordinación política dentro del sistema; lo que en rela
ción con la estrategia planteada en ese momento por el movimiento obre
ro, se traduciría en un retroceso político. Existe además el peligro de
que los sectores dominantes traten de asumir el control del aparato sin
dical, cuestión que efectivamente ocurre bajo el gobierno de Ibáñez.
Esta es la gran disyuntiva planteada al movimiento obrero. La
dirección de éste persiste, durante toda esta época, en la mantención
de estrategias diseñadas y viables para otro tipo de situación. Existe
incapacidad para revaluar la nueva situación, no logrando encontrar las
estrategias y tácticas adecuadas que le permitan enfrentarla. Se produce
así, la sectarización del movimiento obrero y con ello, la incapacidad
de lograr avances importantes en su desarrollo. Sólo será a inicios de la
siguiente década en que se producirá un cambio de estrategia en la con
ducción del movimiento obrero.
Finalmente, habría que decir que la clase obrera con sus acciones
facilitó la quiebra de la estructura de poder oligarca y la apertura del
sistema, pero no fue capaz de dar los pasos necesarios en cuanto a lo
grar avances de acuerdo a los objetivos políticos que en ese momento
se propone y que la situación de crisis le exige. Es legítima su actitud,
en términos de rechazar la integración subordinada de la clase trabaja
dora al sistema, pero su política no es eficaz para afrontarla con crite
rios superados por el desarrollo de los acontecimientos.
22 —
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PERIODICOS DE VALPARAISO
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1 (Para un estudio de la prensa obrera en Chile se puede recurrir a la memoria de Osvaldo Arias, titulada
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30 —
Cambios estructurales, estrategias de desarrollo
y planificación en Chile (1938-1969)
Prof. Osvaldo Sunkel *
(Instituto de Estudios Internacio
nales y Facultad dé Economía,
Universidad de Chile).
Planificación y terremotos
La planificación tiene una historia relativamente larga en Chile, es
pecialmente en el campo de las obras públicas, donde se ha practicado
* Este trabajo fue presentado en julio de 1969 a un Simposium Internacional organizado
por el Institute of Development Studies de la Universidad de Sussex, Inglaterra, sobre
el tem a: “ Crisis en la Planificación” . El autor agradece las informaciones y comentarios
que solicitó y recibió de los Sres. M. Achurra, R. Amenábar, E. Boenninger, E. García, S.
Molina, P. Orellana y J. Pavez; sin embargo el texto que sigue es de su exclusiva respon
sabilidad.
— 31
desde hace mucho tiempo. Por otra parte, la planificación entendida
como una actividad global, incluyendo una política permanente y deli
berada de gobierno, tomando en cuenta las interrelaciones existentes
entre los diversos sectores y regiones, las finalidades sociales y los limi
tados recursos disponibles, tiene en Chile una existencia de alrededor de
tres décadas.
La planificación, en este sentido moderno y amplio, se inició bajo
la égida de Ja Corporación de Fomento (CORFO), establecida en abril
de 1939. Al Consejo de esta nueva institución le fue encargado por ley
"formular un plan general de fomento a la producción, con el objeto de
elevar el nivel de vida de la población, por medio de la utilización de
los recursos naturales del país, la reducción de los costos de producción,
y el mejoramiento de la balanza internacional de pagos; tomando en cuen
ta, en la preparación del plan que se conserve un adecuado equilibrio en
tre el desarrollo de la minería, de la agricultura, de la industria y del co
mercio; y tratando de satisfacer las necesidades de las diversas regiones
del país” *.
La creación de la CORFO y el nacimiento de la planificación en
Chile se encuentran estrechamente relacionados con dos acontecimien
tos significativos. El primero fue el devastador terrem oto ocurrido en
enero de 1939; el segundo, el terremoto político de noviembre de 1938,
que llevó al poder, por prim era vez, una coalición de partidos de centro
izquierda: el Frente Popular.
El terremoto físico devastó totalmente las regiones central y sur
del país, donde se hallan concentradas la mayor parte de la población y
de las actividades económicas. Afectó particularmente a Chillán, Con
cepción y otras ciudades importantes, creando una situación de emer
gencia nacional de magnitud sin precedentes. Esta situación tenía que
ser encarada por un gobierno nuevo, que no sólo carecía de toda expe
riencia administrativa, sino que, dado el liberalismo tradicional que ca
racterizaba el aparato administrativo chileno, se hallaba también impo
tente desde un punto de vista institucional. No existían los medios ins
trumentales necesarios para proporcionar ayuda y reconstruir las regio
nes devastadas. El gobierno incluso se encontraba en situación precaria
para obtener los fondos necesarios para este propósito, dado el débil y
limitado sistema de impuestos existente.
Se tomó entonces la decisión de crear dos nuevas instituciones:
una para encarar las consecuencias del desastre natural —la Corporación
de Reconstrucción—, y la otra —la CORFO— para encarar el subdesarro-
11o de Chile, especialmente su falta de diversificación industrial, que era
uno de los aspectos centrales del programa económico adoptado por el
nuevo gobierno. Ambas instituciones se establecieron en medio de un in
tenso debate político, bajo la presión de las urgentes necesidades deriva
das del terremoto y de la resistencia de los partidos y grupos de la dere
cha, renuentes a perm itir que el Estado asumiera demasiado poder eco
nómico. En tanto que la CORFO continúa existiendo actualmente, la
Corporación de Reconstrucción operó solamente hasta principios de 1950.
Es útil recordar el papel desempeñado por la gran catástrofe na
tural en la creación de esta nueva y significativa institución, así como
en el desarrollo de la planificación, actividad que estuvo estrechamente
1 Ley Orgánica N? 6.640, artículo 25, ítem a). CORFO fue creada por la Ley N? 6.334, del 29
de abril de 1939; esta ley y sus modificaciones fueron refundidas en definitiva en la Ley
Orgánica N? 6.640, del 10 de enero de 1940.
32 —
I»
relacionada con la CORFO hasta 1965. En realidad, como se verá más
adelante, fue solamente en 1961 —más de 20 años después— cuando otro
terremoto devastador afectó seriamente al país, que el gobierno adoptó
oficialmente el Programa de Desarrollo Decenal que la CORFO había
preparado varios años antes, cumpliendo así tardíamente con los térmi
nos de su propia ley orgánica. Sin embargo, aunque circunstancias trau
máticas como éstas facilitaron la dictación de nuevas leyes y la creación
de instituciones poderosas, éstos solamente fueron momentos cruciales
de un largo proceso de cambios socio-económicos y políticos.
34 —
en la asignación de las escasas divisas extranjeras disponibles a la im
portación de bienes de capital y productos intermedios requeridos por
la expansión del sector industrial. El resultado fue un desarrollo relati
vamente rápido de la actividad manufacturera y el consiguiente fortale
cimiento de los grupos profesionales y empresariales de clase media, así
como del proletariado industrial.
Al aproximarse la elección presidencial de 1938, se presentaba la
disyuntiva de volver al laissez-faire anterior a la crisis, con la tradicional
coalición política de conservadores y liberales, o de continuar avanzando
en la política de industrialización que los acontecimientos externos y
sus efectos internos habían impuesto al reticente gobierno liberal del
período 1932-38. Esto es lo que proponía el Frente Popular, combinación
política que no sólo favorecía la industrialización, sino también la moder
nización de la agricultura y la expansión y consolidación de la política
social3.
Tales fueron los principales antecedentes socio-políticos y econó
micos del prim er período de planificación en Chile, con la CORFO como
organización central de planificación en el sentido técnico, y también
como institución ejecutiva responsable de la implementación de los pla
nes. La enorme suma de poder económico entregada a esta nueva agen
cia del Estado sólo puede explicarse por los cambios fundamentales que
habían ocurrido en la estructura económica y social. Estos cambios pu
sieron en escena nuevas fuerzas políticas con diversos matices de ideo
logía socialista, y una clase media creciente de la cual salieron los inge
nieros, técnicos y especialistas que, junto con los grupos empresariales
emergentes, se dedicaron a la industrialización y la explotación de los
recursos naturales del país, así como a la modernización de la agricultu
ra. Sin embargo, a pesar de la presencia de estas nuevas fuerzas sociopo-
líticas y de que la coalición política que las representaba —el Frente Po
pular— ganó la presidencia por un pequeño margen, el Congreso conti
nuó dominado por los sectores tradicionales que normalmente hubiesen
enterrado un proyecto como el de la CORFO.
Aparte de las habituales maniobras políticas, tres razones princi
pales explican, en nuestra opinión, cómo fue posible armonizar diversos
matices de opinión política de centro-izquierda, e incluso obtener un voto
conservador que fue decisivo para obtener la mayoría necesaria para la
creación de la CORFO. La prim era de estas razones fue, obviamente, el
choque sicológico que produjo el terrem oto y la convicción de que se re
quería un esfuerzo extraordinario de reconstrucción. La segunda fue el
severo impacto sufrido por el país unos años antes como consecuencia
de la Gran Depresión, fenómeno de efectos similares pero mucho más
perjudiciales que la crisis del salitre, la construcción del Canal de Pa
namá, etc. La extrema debilidad de la economía nacional, que quedaba
dramáticamente en evidencia cada vez que empeoraban las condiciones
externas, como en los casos señalados, convencieron a grupos numerosos
y significativos de la sociedad, de la necesidad de cambiar la estructura
económica de la nación, con el fin de que fuese menos dependiente de
factores externos. Se pensaba, además que el Estado debía jugar un
papel principal en esta reorientación deliberada de la economía.
Estas conclusiones tuvieron acogida no sólo en las fuerzas polí
3 Pedro Aguirre Cerda, que llegó a ser Presidente en 1938, había escrito dos libros —El
Problema Agrario, P arís, 1929 y El Problema Industrial, Santiago, 1933— donde formuló
por prim era vez las ideas básicas d'el program a del F rente Popular.
— 35
ticas de izquierda, sino también en los grupos nacionalistas de derecha
que emergían en Chile, en buena medida como reflejo del auge mundial
del fascismo y el nacismo. El apoyo político de último momento que
estos grupos dieron al Frente Popular, fue la tercera razón decisiva que
inclinó la. balanza en favor de una política de amplia y decidida interven
ción gubernamental destinada a reconstruir y desarrollar la economía
nacional4,
La discusión que precede explica el nacimiento de la CORFO y de
la planificación en Chile, así como las características institucionales que
ésta habría de adoptar. Las referencias al cambiante contexto socio-
político ayudan también a comprender la estrategia de desarrollo que
seguiría la CORFO durante las dos décadas siguientes, a pesar de que
durante todo ese período no se llegó a elaborar un plan nacional de desa
rrollo, y de que ni siquiera se creara un Departamento de Planificación,
el que sólo vino a establecerse en 1950. La estrategia de desarrollo adop
tada implícitamente por CORFO estuvo fuertemente condicionada por
aquella experiencia de dependencia externa señalada más arriba, que
sometía frecuentemente a la economía nacional a graves desequilibrios
derivados de causas externas incontrolables. De ahí la preferencia por
una estrategia de desarrollo "hacia dentro” basada en una mayor y más
racional utilización de los recursos humanos y naturales del país. Esta
orientación se acentuó aún más con la Segunda Guerra Mundial, que es
talló en el preciso momento en que la CORFO iniciaba sus operaciones5.
El conflicto internacional ilustró una vez más la fuerte dependencia del
país respecto de los acontecimientos externos. A pesar que los recursos
financieros eran relativamente abundantes como resultado de la expan
sión en la exportación de minerales estratégicos, hubo grandes dificul
tades para obtener en el exterior la maquinaria, equipos y demás bienes
necesarios para la expansión de la industria manufacturera. Tanto la
capacidad industrial de los países desarrollados, como sus medios de
transporte, se hallaban absorbidos totalm ente por el esfuerzo bélico.
Como consecuencia de estos acontecimientos externos, y del cam
bio socio-político interno, la estrategia de desarrollo del nuevo gobierno
se redujo a dos orientaciones básicas: política social e industrialización.
La prim era se manifestó principalmente en mayores salarios urbanos
y en nuevos y más amplios programas de seguridad social, salud, edu
cación y vivienda. Los efectos fueron impresionantes y duraderos en ma
teria de seguridad social y salud, donde se crearon nuevas y poderosas
instituciones. La educación, particularmente la secundaria y la técnica,
también recibió nuevo ímpetu, pero los mejoramientos en este campo
y en el de la vivienda no fueron tan espectaculares como en los anteriores.
La política de distribución de la renta, así como la de legislación
social, estuvieron sin embargo totalmente disociadas de la política de
producción. Mientras las primeras permanecieron bajo el control de
los respectivos ministerios y de algunas nuevas instituciones de seguri
dad social, la última estuvo a cargo de la CORFO. Aunque nominalmente
dependiente del Ministerio de Economía, la CORFO se transformó en
nna entidad tan poderosa que adquirió una gran autonomía.
36 —
Substitución de importaciones y planificación industrial sin plan
Es im portante comprender que CORFO no tuvo aue inventar una
política industrial. Por el contrario, como se ha explicado anteriormente,
el efecto de la Segunda Guerra Mundial sobre la economía chilena, igual
que sobre otras economías en situación parecida, fue inducirlas a un
proceso de industrialización, estimulado por las condiciones expansivas
de la economía y por la escasez de bienes importados. Hacia 1940 este
proceso de industrialización se encontraba ya en marcha, de m anera que
CORFO heredó una orientación general que en alguna medida ya se prac
ticaba, una estrategia implícita, que sólo necesitaba ser racionalizada y
proseguida de manera más sistemática.
En efecto, el proceso de industrialización comenzó de hecho du
rante el siglo pasado, recibiendo empuie considerable v sostenido des
pués de la Depresión Mundial y sobre todo durante la Segunda Guerra
Mundial. La crisis en la balanza de pagos y las dificultades en la impor
tación de mercaderías dieron lugar a un fuerte proteccionismo, mientras
los gobiernos mantenían o acrecentaban los gastos públicos, con el fin
de contrarrestar la desocupación. Se fomentó de esta m anera la instala
ción de industrias para la fabricación de bienes de consumo. En econo
mías tradicionalmente especializadas en la producción de materias pri
mas exportables, ello significaba necesariamente la importación de los
bienes de capital y los productos intermedios necesarios para las nuevas
fábricas. De esta manera, la importación de bienes de consumo finales
se reemplazaba gradualmente por la de las maquinarias y otros insumos
destinados a la producción de aauellos bienes en el país. Esto daba lu
gar a un cambio en la composición de las importaciones , oue constituye
la otra cara del proceso de industrialización por sustitución de impor
taciones 6.
Un sector industrial en rápida expansión resulta necesariamente
en la expansión de la demanda de combustibles, materias primas, metales
básicos, energía, transportes, comunicaciones, servicios financieros y co
merciales. Reauiere también trabajadores especializados, administrado
res y empresarios experimentados. Además, a causa del fuerte estímulo
a la concentración urbana derivada de la industrialización, aumentan
en forma aguda las necesidades de servicios urbanos: viviendas, escuelas,
agua potable, energía eléctrica, alcantarillado y sistemas de comerciali
zación v distribución. El rápido avance del sector industrial y de la ur
banización revelaba las serias deficiencias, así como la falta de flexibi
lidad en la oferta de estos servicios, originando tensiones v deseauilibrios
a través de toda la economía. Estos fueron descritos por la nueva insti
tución de planificación industrial, como "un gran número de problemas
concretos aue han quedado sin solución por muchos años, y que requie
ren una solución inmediata” 7.
"De acuerdo a su ley orgánica, la prim era tarea de CORFO fue
presentar un plan general para el desarrollo de la producción. Pero no
fue posible cumplir esta tarea en tan corto tiempo. Faltaba información
6 Este proceso se analiza en form a detallada en Osvaldo Sunkel y Pedro Paz, El subdesa-
rrollo latinoamericano y la teoría del desarrollo. Textos d'el ILPES, Editorial Siglo XXI,
México, 1970. P arte IV.
7 Raúl Sáez: “El problema de la planificación y la Corporación de Fomento de la Produc
ción” . Conferencia Inaugural de la Novena Semana del Ingeniero, Anales del Instituto de
Ingenieros de Chile, reimpreso por Editorial Universitaria, Santiago, 1961* p. 11.
— 37
previa; no se disponía de censos industriales ni agrícolas; las ideas acer
ca de las potencialidades de nuestros recursos naturales eran incompletas
y desorganizadas; las estadísticas eran deficientes. Por consiguiente, era
imposible presentar un plan general de desarrollo dentro de un período
razonable de tiempo. Se decidió entonces preparar los llamados ‘planes
de acción inmediata', es decir, esfuerzos tendientes a vencer las deficien
cias y vacíos más notorios de la estructura productiva” 8.
Obviamente, las necesidades que se sintieron con mayor urgencia
fueron las relativas a insumos industriales estratégicos, tales como el
acero, los combustibles y la energía. Como estos productos y servicios
intermedios se usan en todas las actividades del sector industrial, su
demanda comenzó a acrecentarse con rapidez sin precedentes, haciendo
ver claramente que el desarrollo de estos sectores industriales constituía
la tarea principal qüe debía emprender la CORFO. La escasez de estos
productos durante la Segunda Guerra Mundial y las graves dificultades
que ello ocasionaba, la importancia estratégica que se atribuía a estos sec
tores en el proceso de industrialización así como las preferencias pro
fesionales que por ellos tenían los ingenieros que debían componer el
estado mayor de la CORFO, contribuyeron a la concentración del es
fuerzo planificador en estas áreas.
Al emprender tareas de tanta envergadura, la CORFO tuvo que
iniciar también una serie de actividades de estudio e investigación bási
cas en el campo de los recursos naturales, especialmente un análisis sis
temático del potencial hidráulico del país, así como de sus bosques y
de los recursos del subsuelo. Un plan nacional de electricidad basado en
la utilización de la energía hidroeléctrica, un programa nacional del
acero y un plan para el desarrollo de los re c u rso petrolíferos, constitu
yeron los primeros planes sectoriales concretos que se formularon y
aprobaron. Cada uno de ellos fue llevado a la práctica por medio de una
empresa subsidiaria de CORFO: respectivamente, la Empresa Nacional
de Electricidad (ENDESA), la Compañía de Acero del Pacífico (CAP)
y la Empresa Nacional de Petróleo (ENAP).
El extenso programa de investigaciones emprendido por CORFO
dio por resultado ía prim era Geografía Económica de Chile más o menos
completa, moderna y seria 9. La Corporación de Fomento también puede
reclamar para sí el mérito de haber iniciado la investigación económica
moderna en el país, especialmente en m ateria de Renta Nacional y Cuen
tas Nacionales. El prim er resultado de este trabajo fue el cálculo de la
Renta Nacional de Chile 10. Esto tiene suma importancia, porque antes
de que CORFO produjera estos cálculos, no era posible tener una visión
global del desarrollo de la economía. Por tanto, no había tampoco po
sibilidad de form ular un plan coherente y equilibrado de desarrollo, que
pudiera tom ar en consideración las interrelaciones entre los diversos
sectores y actividades, así como los balances macro-económicos. De esta
manera, la estrategia de planificación seguida por CORFO durante la
prim era década y media de su existencia fue, tanto por su condiciona
miento económico y socio-político como por la precariedad de los siste
mas de información económica, una estrategia de crecimiento sectorial
38 —
y desequilibrado. No obstante se lograron resultados notables en aque
llas actividades hacia las que estaban dirigidos sus principales esfuerzos 11.
3$
como condición para la concesión de fondos. El antiguo programa de la
CORFO iba a servir para este fin, pero sin mucha influencia efectiva
sobre la política, la cual continuó dominada, a lo largo de toda la década,
por consideraciones y problemas de corto alcance.
En 1964 emergió una nueva situación política con la victoria del
Presidente Frei y del partido Demócrata Cristiano. Pero antes de exa
m inar su experiencia planificadora, debemos retroceder a los graves
males económicos que condujeron a la superinflación y estancamiento
de mediados de la década del cincuenta, puesto que el diagnóstico de
aquellas dificultades constituyó la base para la formulación de la estra
tegia de desarrollo adoptada por el nuevo gobierno y, por tanto, de sus
esfuerzos en m ateria de planificación.
Es útil tener presente de nuevo el modelo de industrialización por
sustitución de importaciones al realizar este examen, porque este pro
ceso constituyó la principal fuerza impulsora de la industrialización y,
a través de ella, el elemento dinámico básico en el proceso general de
desarrollo. La industrialización inducida, basada en la permanente es
casez de moneda extranjera y en una política gubernamental expansio-
nista, significó no sólo un gran aumento en la demanda de materiales y
servicios básicos> tales como acero, petróleo y energía eléctrica, sino
también de toda la gama de insumos industriales. La expansión urbana
y el aumento de los ingresos en las ciudades, estimularon además la
demanda de todos los variados servicios urbanos, así como de los pro
ductos manufacturados y alimenticios.
Con el fin de conservar algún equilibrio general en este proceso,
y vencer cuellos de botellas específicos, la producción de toda la econo
mía hubiera debido expandirse pari passu con el crecimiento y la diver
sificación de la demanda, dada la limitada disponibilidad de recursos
externos. Para que esto se hubiera logrado se habría requerido una es
tructura de producción altamente flexible, elástica y dinámica; es decir,
una fuerte tasa de formación de capital, recursos humanos altamente
calificados, empresarios "Schumpetarianos”, y un marco apropiado de
instituciones, valores y actitudes. La falta de estas condiciones es, por
supuesto, una de las características básicas del subdesarrollo y explica
en gran medida las dificultades y tensiones que acompañan a un vigo
roso proceso de industrialización.
El principal esfuerzo para vencer estos obstáculos tuvo que ha
cerlo el sector público’ que se encontraba mal preparado para tareas
tan abrumadoras. El Estado tuvo que participar activamente en la crea
ción y reorganización de la infraestructura productiva para respaldar
al empresario privado e inducirlo a instalar y expandir nuevas ramas
de actividad. Tuvo que asumir la responsabilidad de desarrollar deter
minadas actividades industriales básicas, creando para ello las respec
tivas empresas públicas. Se encontró bajo fuerte presión política para
m ejorar la distribución del ingreso y extender los servicios sociales bá
sicos a una población urbana en rápido crecimiento. Se vio también
presionado para absorber empleados que no encontraban colocación en
la actividad económica privada. Todas estas tareas, y otras que no viene
al caso señalar aquí, significaron una expansión formidable del sector
público, tanto en términos absolutos como relativos.
Para cumplir las nuevas funciones y ampliar las ya existentes, el
gobierno tuvo que utilizar un aparato financiero y administrativo ob
soleto. El anticuado sistema administrativo fue culpable de mucha de
la ineficiencia y obstáculos que se presentaron, constituyendo una limi
40 —
tación enorme en todos los sectores de la administración para el empleo
de las técnicas de planificación, programación y proyectos. El añejo sis
tema financiero fue un factor agravante de la sistemática tendencia a
incurrir en grandes déficits presupuestarios, tendencia inherente a la es
tructura impositiva chilena, como se demostrará luego.
En efecto, una elevada proporción de las rentas fiscales provienen
de las actividades exportadoras y del comercio exterior en general. Este
sector se contrajo en relación al Producto Internó Bruto en tanto que
el sector público se expandía, o sea, una reducción relativa de la base
tributaria más importante. Además, muchos derechos de importación
y de exportación eran de tipo específico, de modo que su valor real y su
incidencia declinaban con el alza de precios. Por otra parte, la estruc
tura cambiante de las importaciones redujo gradualmente el volumen
relativo de las importaciones de mercaderías de altos derechos (las de
consumo), reemplazándolas por otras de derechos bajos o libres de de
recho (m aterias primas y bienes de capital), así como por crecientes im
portaciones del sector público, también libres de derechos de importa
ción. Trasladar la carga tributaria de la actividad económica externa a
la interna no era tarea fácil, por cuanto la estructura política del país
dificultaba una reforma tributaria amplia, así como el establecimiento
de una administración tributaria eficiente. El resultado fue un desor
denado aumento anual de tasas y la creación sucesiva de una gran varie
dad de nuevos impuestos, lo que produjo en definitiva un sistema impo
sitivo desarticulado y con escasa elasticidad o flexibilidad.
El proceso de largo plazo que acabamos de describir llevó a una
aguda crisis en 1953. En ese año, graves dificultades en el mercado del
cobre forzaron el abandono del sistema de cambios múltiples, que sub
vencionaba fuertemente a las importaciones “esenciales", produciéndose
una substancial devaluación de la moneda nacional. Este hecho, junto
con el aumento simultáneo de los salarios, en un intento por compensar
al consumidor por la elevación de los precios, prendió la chispa de un
explosivo movimiento inflacionario que amenazó con hacerse totalmente
incontrolable u .
Este problema de corto plazo se agudizó por la crisis fiscal de
largo plazo que acaba de ser mencionada. Las crecientes necesidades
del sector público habían sido financiadas en gran parte por una pesada
y creciente tributación sobre los principales exportadores de cobre, a tra
vés de la aplicación de una tasa de cambio crecientemente sobrevaluada.
La tributación llegó a ser tan elevada que la producción de cobre se es-
tagnó, y en 1956 fue revisado el tratam iento impositivo con el fin de esti
mular nuevas inversiones 15. Visto en perspectiva, este cambio en la po
lítica del cobre que se había venido aplicando por más de 20 años, fue
en verdad el prim er paso en la reorientación de la estrategia de desa
rrollo “hacia dentro” que se venía siguiendo desde 1940. El segundo pa
so —la "chilenización” de las minas— sería una de las "vigas m aestras” de
la nueva estrategia adoptada en 196416.
Otra dificultad que se agudizó en la década del 50, fue la falta de
respuesta del sector agrícola a la creciente demanda de alimentos por
14 Un análisis detallado de este período puede hallarse en: CEPAL, “Algunos aspectos de
la aceleración del proceso inflacionario en Chile” , Boletín Económico de América Latina,
Vol. I, N9 1, enero 1956.
15lbid., ver anexo.
16 Raúl Sáez, Chile y el cobre, Reportaje de René Silva Espejo. Publicación oficial del De
partamento del Cobre, Santiago, 1965.
— 41
parte de una población urbana en rápido crecimiento y con ingresos
crecientes y además un sector manufacturero cuya demanda dé mate
rias primas también aumentaba constantemente. La lentitud en la expan
sión-de la producción y la productividad agrícolas influyeron además
decisivamente en el estancamiento de la economía en su conjunto^ no
sólo por la importancia de la agricultura en ese conjunto, sino también
porque la estagnación rural tendía a lim itar la expansión industrial.
Era además una causa básica de presión inflacionaria y tendía a agravar
las dificultades de la balanza de pagos.
La agricultura chilena sé ha caracterizado desde hace mucho tiem-
d o por la existencia de una estructura ántieconómica en la tenencia de
la tierra, en la que ha predominado el minifundio y el latifundio. Esto dio
como resultado la falta de utilización o el mal uso de la tierra, y hasta
la destrucción de su potencial productivo. Tal situación dificultó la in
troducción de la tecnología moderna y la racionalización en el uso de
los recursos agrarios. Por tanto, era difícil que aumentaran la producción
y los rendimientos, y Se lograra así la exnansión de los abastecimientos
agrícolas necesaria para la expánsión industrial y el desarrollo y equi
librio global del sistema.
Hacia 1950, la CORFO comenzó a extender sus actividades al sec
to r rural¿ introduciendo el cultivo agro-industrial de la betarraga azu
carera. Como Chile eran gran im portador de azúcar, había sin duda una
clara motivación de sustitución de imoortaciones. Pero a través de sus
efectos secundarios sobre la actividad agrícola, y en esnecial sobre la
crianza de ganado y la producción de leche, se pretendía también que
constituyera un factor de modernización en las zonas rurales. Por otro
lado, la CORFO inició un programa de mecanización agrícola cuyo efec
to, más que el aumento de la producción, fue la elevación de la producti:
vidad por hombre, lo que contribuyó a acelerar el proceso de emigración
rural. No obstante estas actividades, la agricultura no constituyó en nin
gún momento una preocupación fundamental para la planificación y la
política de desarrollo de la CORFO en ese período. Pero en la medida
que se constituía en un obstáculo creciente emergía como otra área bá
sica para la futura estrategia de desarrollo.
El propio desarrollo industrial también encontró dificultades. El
Estado había hecho inversiones sustanciales en la infraestructura: trans
portes, energía, etc. Además, había creado algunas industrias básicas.
La emprésa privada, fuertemente protegida y estimulada, había avan
zado en forma considerable en el reemplazo de un número apreciable
de mercaderías livianas de consumo. Cada nueva línea de sustitución de
importaciones prometía beneficios sustanciales, atraía numerosos empre
sarios y originaba una rápida expansión de la capacidad productiva. Pero
una vez que se llenaba el vacío dejado por la suspensión del abasteci
miento externo, la demanda interna continuaba aumentando sólo en for
ma moderada, de manera que, en una actividad tras otra, comenzó a
haber exceso de capacidad productiva instalada.
Por otro lado, con el fin de continuar sustituyendo importacio
nes, la industria tuvo que entrar a producir bienes de consumo durables,
maquinaria y equipo, y también productos intermedios. Esto presentaba
dificultades considerablemente mayores para los empresarios privados
locales. Los recursos financieros necesarios eran muy superiores, los pro
blemas técnicos más complejos, la necesidad de recursos humanos ca
lificados más esencial y los problemas administrativos mucho más com
plicados. Además, al avanzar la industrialización hacia estas actividades
42 —
se requería cada vez más capital, y el tamaño económico mínimo de las
plantas aumentó, excediendo con frecuencia el tamaño deF mercado. Por
esta razón, o debido a situaciones monopólicas —que tienden a desarro
llarse fácilmente en una situación como ésta— una creciente parte de la
estructura industrial operaba por debajo de su capacidad instalada. Por
todas estas razones, el proceso de industrialización alcanzó un punto
de rendimientos reales decrecientes por cada unidad adicional de capital
invertido.
Este complejo de factores, más el efecto del estancamiento agríco
la, produjeron varias consecuencias importantes. En prim er lugar, el
ritm o del crecimiento industrial tendió a disminuir. En segundo lugar, lá
CORFO tuvo que entrar a apoyar con ayuda financiera, técnicá y de va
rias otras maneras, la creación o expansión de industrias en estos nue
vos campos, convirtiéndose en este proceso en una especie de banco in
dustrial. En tercer lugar se abrieron las puertas y se dio amplio estímulo
a la inversión privada extranjera, al financiamiento externo, a la asocia
ción con capital exterior, a l u s o de licencias y patentes, etc.
Desde el punto de vista dé la plánificación, el efecto más impor
tante de este proceso fue la transformación dé la CORFO, de una institu
ción dedicada fundamentalmente al estudio y desarrólle de programas
destinados a crear nuevas actividades industriales básicas, en una insti
tución financiera dedicada casi exclusivamente al financiamiento de em
presas privadas o mixtas a mediano y largo plazo. La reorientación de
CORFO fue tan profunda, que años más tarde, cuando él gobierno De
mócrata Cristiano trató de emplearla nuevamente como prom otora de
nuevas actividades básicas, no fue fácil revivir su antiguo élan como
institución de fomento.
El proceso de desarrollo industrial experimentado p o r Chile du
rante las últimas décadas ha adolecido de fallas serias. Iniciado y desarro
llado en un mercado casi absolutamente protegido de tam año relativa
mente pequeño, algunas de sus características negativas más notables
han sido la ineficiencia, el derroche de recursos, la elevada concentra
ción de la propiedad y la fuerte dependencia de fuentes extranjeras de
financiamiento, de tecnología y de administración. Más aún, el carácter
crecientemente capital-intensivo de la estructura industrial —debido a
que se entraba en líneas nuevas y técnicamente más avanzadas, al reem
plazo del equipo obsoleto en las plantas existentes, y a la sustitución de
la manufactura primitiva por la industria moderna— ha dado p or resul
tado la creación de un número insuficiente de nuevas oportunidades de
empleo. El desarrollo industrial se convirtió así en otro sector proble
mático de la actividad económica, que requería una reorientación básica
a fin de que volviera a ser uno de los factores dinámicos más importan
tes de crecimiento y desarrollo.
Ingresos de divisas relativamente estacionarios y altamente ines
tables constituyen una característica común en muchos países subdesa-
rrollados, y este fue particularmente el caso de Chile en ese período. Lo
que es menos conocido es la manera cómo el proceso de substitución de
la importación ha dinamizado las importaciones y agravado el estrangu-
lamiento de los cambios externos. Este es uno de los problemas más se
rios que Chile y otros países en igual situación están encarando actual
mente.
La sustitución de importaciones ha consistido básicamente en fa
bricar dentro del país las mercaderías de consumo que antes se importa
ban. Pero como no existía en el país un complejo industrial básico fue
— 43
necesario im portar la maquinaria, el equipo, así como una amplia gama
de semimanufacturas y otros insumos necesarios para la fabricación del
artículo final de consumo. De este modo, un proceso dinámico de in
dustrialización dio nacimiento a un proceso igualmente dinámico de
demanda de insumos industriales y bienes de capital importados. Mien
tras se podía ahorrar moneda extraniera dejando de im portar merca
derías finales de consumo, para emplearla en la importación de bienes
de producción, todo iba bien. Pero una vez que la sustitución de bienes
de consumo llega a su fin, la continuación del desarrollo industrial
requiere importaciones industriales en rápido crecimiento, en tanto que
las exportaciones crecen en forma lenta y ya no se puede ahorrar divisas
dejando de im portar bienes de consumo: cada dólar debe emplearse en
la importación de algún artículo esencial, por lo cual las nuevas impor
taciones esenciales sólo pueden financiarse desplazando otras importa
ciones igualmente esenciales.
El financiamiento externo es, por supuesto, la respuesta a corto
plazo a la necesidad de continuar con el desarrollo industrial a pesar
de esta verdadera "tram pa cambiaría”; pero, como el desarrollo indus
trial no ha contribuido significativamente a dinamizar las exportacio
nes, por razones obvias —ineficencia; asignación de mercados por medio
de las subsidiarias y de los contratos de licencia y patentes: falta de ac
ceso a los mercados de países desarrollados, etc.— el financiamiento ex
terno, cualquiera sea su forma, llega a ser pronto un nuevo factor de dese
quilibrio de la balanza de pagos. En estas condiciones era necesario en
contrar rápidamente nuevas fuentes de moneda extranjera, ya que la
substitución de importaciones había quedado agotada como medio de
obtener recursos externos, en tanto que la industria generada en este
proceso se m ostraba incapaz de contribuir significativamente al aumento
de las exportaciones, al mismo tiempo que crecía el peso de la deuda ex
terna. La única manera que tenía Chile para salir de estas dificultades
era lograr una gran expansión en la producción de cobre y obtener al
gún control sobre la política de precios de las empresas. Aquí emergió
entonces la piedra angular de la nueva estrategia de desarrollo del go
bierno Demócrata Cristiano que llegó al poder en 1964.
Un último elemento que debe ser considerado es el efecto que
la estrategia de desarrollo tuvo sobre la distribución de ingresos y la
marginalidad. Las estimaciones estadísticas parecen m ostrar que la dis
tribución del ingreso mejoró algo durante la década de 1950, al menos en
el sentido de que los grupos de rentas más altas perdieron algo en fa
vor de los grupos de entradas medias y bajas. Sin embargo, el 10% de
la población con rentas más altas aún recibía casi el 36% de la renta
total. Más aún, si se toma en cuenta el problema del exceso de oferta
y de la insuficiencia de oportunidades de trabajo para los obreros no
especializados, es muy posible que se hayan producido dos movimientos
divergentes dentro de los grupos de rentas más bajas.
Los obreros mejor organizados, urbanos, semiespecializados y es
pecializados y ocupados en actividades modernas probablemente aumen
taron sus salarios reales y hasta mejoraron su posición relativa dentro
de la estructura de ingresos. Por otro lado, los trabajadores rurales, los
pequeños propietarios y negocios familiares, el comercio callejero y los
artesanos, así como los trabajadores urbanos no especializados y desor
ganizados es posible que continuaran recibiendo salarios de subsistencia,
o que hayan incrementado muy escasamente su renta real.
La proporción de la población representada por estos grupos es
44 —
./
probable que haya estado aumentando. Dada la coexistencia, en todos
los sectores y en todos los niveles de la actividad económica, de métodos
avanzados de producción y de otros mucho más primitivos; dado que
una proporción siempre creciente de la actividad económica se lleva a
cabo empleando tecnología moderna, y tomando en cuenta que el volu
men de empleo por unidad producida es mucho menor al nivel de tec
nología moderna que al de la primitiva, las oportunidades de empleo no
crecen sustancialmente y hasta pueden disminuir en ciertas circunstan
cias. Por otra parte, con vina fuerza de trabajo en rápido crecimiento,
la mano de obra cesante bien puede haber aumentado. Una indicación
clara en este sentido es la ampliación de las poblaciones “callampas” o
“marginales” en las zonas urbanas que caracteriza a las ciudades grandes
y medianas de Chile, y que se convertió en otro problema cuya solución
requería una nueva estrategia de desarrollo.
46 —
el Gobierno de la Democracia Cristiana llevó a la práctica —por medio
de corporaciones estatales semiautónomas apropiadas— las líneas bá
sicas de su política de desarrollo.
En efecto, el programa del nuevo gobierno incluía los siguientes
objetivos principales: reform a agraria, expansión de las exportaciones
de cobre, fuerte expansión de los servicios sociales (principalmente vi
vienda y educación), desarrollo industrial y, por sobre todo, control de
la inflación17. En consecuencia y con el fin de llevar a cabo su política
de reform a agraria, se fortalecieron considerablemente dos instituciones:
la Corporación de Reforma Agraria (CORA) y el Instituto de Desarrollo
Agrícola (IN D A P)18. Con el fin de dar impulso vigoroso al programa
habitacional del gobierno —que ya se hallaba en m archa en el sector pri
vado— se creó el Ministerio de la Vivienda y varias corporaciones com
plementarias de la ya existente Corporación de la Vivienda (CORVI),
como la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU), la Corpora
ción de Servicios Habitacionales (CORHABIT), etc. En el área de la mi
nería del cobre se organizaron la Corporación del Cobre y las sociedades
mixtas. CORFO creó nuevas subsidiarias o comisiones especiales (Comi
sión automotriz, Comisión Electrócnica, etc.) con el fin de impulsar el
desarrollo industrial en determinadas ramas; y el Ministerio de Educa
ción fue reorganizado, concediéndosele fuertes recursos adicionales. La
política de estabilización se puso enteramente en manos de los Ministe
rios de Hacienda y de Economía y del Banco Central, en tanto que un
Comité Económico informal —en el que tomaban parte algunos minis
tros así como representantes de ciertas entidades públicas— actuaba co
mo agencia coordinadora de la política de corto plazo.
Como puede verse, todas las principales políticas de la estrategia
de desarrollo y de estabilización del gobierno fueron encargadas directa
mente a poderosas Corporaciones estatales o a determinados Ministerios,
todos con amplia autonomía dentro del sector publico y respaldados por
poderosos grupos de in te r é s —como la Cámara de la Construcción en
el caso de los Ministerios de Obras Públicas y de la Vivienda— o bien
por fuertes compromisos políticos —como en el caso de la Reforma
Agraria y del control de la inflación—. Frente a esta fragmentación del
poder público y de los organismos encargados de tomar decisiones, es
obvio que un cuerpo consultivo como ODEPLAN no tenía la menor po
sibilidad de llegar a desempeñar un rol decisivo en la coordinación de
las políticas de estos diversos gigantes, o de hacerlos adherir en forma
coordinada a algún programa de desarrollo a largo plazo.
Sin embargo, especialmente durante los tres primeros años de.
gobierno, se logró alguna coordinación, debido a que se trataba p or pri
mera vez en muchas décadas de un gobierno de un solo partido, de ma
nera que el acuerdo sobre ciertas decisiones básicas podía tomarse
en el ámbito del partido y del gobierno. Pero al deteriorarse con el tiem
po esta condición de unidad política, al aum entar los conflictos entre el
partido y el gobierno, y dentro del partido mismo, este elemento de co
ordinación también se debilitó.
La situación se agravó por el hecho de que el gobierno se había
17 ODEPLAN, Política de desarrollo nacional: directivas nacionales y regionales. Ed, Uni:
versitaria, Santiago, abril, 1969. ,
18 La importancia atribuida a la Reforma A graria y a la modernización de la agricultura
permitió la creación de una fuerte oficina de planificación sectorial en el Ministerio de
Agricultura (ODEPLAN), que ha confeccionado un voluminoso y detallado P lan de De
sarrollo Agrícola.
— 47
comprometido a lograr algunos objetivos extraodinariamente ambicio
sos en las actividades mencionadas más arriba, al mismo tiempo que se
hallaba absolutamente comprometido a detener la inflación por medio
de un programa de desaceleración de la misma en tres años. Como la
economía se encontraba relativamente deprimida, la política expansio
naría, junto con el severo control de los precios, lograron durante va
rios años el aparente milagro de acelerar el crecimiento reduciendo al
mismo tiempo el aumento de precios. Como los precios del cobre aumen
taron considerablemente y el mercado mundial era muy favorable, al mis
mo tiempo que la tributación interna también se aumentaba fuertemen
te, fue posible una considerable expansión en los gastos del gobierno du
rante los dos primeros años, cuando los ministerios y principales cor
poraciones comenzaban a realizar sus ambiciosos objetivos. Pero tan
pronto como la economía recuperó niveles altos de actividad, las pre
siones inflacionarias empezaron a acumularse nuevamente y la proyec
tada disminución en el aumento de los precios se convirtió en lo contra
rio. La necesidad de contener la expansión fiscal constituyó la prueba
definitiva para la planificación, ya que era necesaria una reducción co
ordinada de los varios programas, con el fin de evitar una depresión
o serios desequilibrios en la economía. En este momento crucial para
la planificación se demostró más allá de toda duda que la coordinación
no era posible y que cada fragmento de poder público empleaba todo su
peso con el fin de mantener su propio programa a expensas de los demás.
La imposibilidad, hasta el momento, de organizar un sistema efec
tivo de planificación en Chile, parece así relacionarse estrechamente con
la manera cómo tienen que proceder los gobiernos con el fin de vencer
las propias limitaciones e inflexibilidades del sector público. Como el
aparato administrativo es anticuado y extremadamente rígido, cada nue
va función o tarea im portante —si existe realmente la determinación de
llevarla a efecto— requiere la creación de una nueva estructura fuera
del sistema administrativo normal, con el fin de tener autonomía sufi
ciente para implementar eficientemente sus objetivos. Hasta ahora, y con
objetivos limitados y parciales, esta clase de planificación sectorial o por
actividad específica, unida directamente a su organismo ejecutivo, ha
sido efectiva. El proceso de desarrollo y de cambio estructural que ha
tenido lugar ha enfrentado a menudo al Estado con la necesidad de
cumplir toda clase de tareas para las cuales no estaba preparado. En
cada uno de estos casos, el Estado ha creado una nueva entidad o cor
poración, con autonomía y recursos propios. Este proceso ha llevado a
una notable fragmentación del poder público en una serie de corpora
ciones estatales poderosas y semiautónomas, a las cuales se hace cada
vez más difícil controlar y coordinar.
Una vez alcanzada esta etapa, el balance global de la economía
y su equilibrio a largo plazo queda en grave peligro, por cuanto cualquier
intento de coordinación u orientación es considerado por estas organi
zaciones como un deseo de lim itar su autonomía; en tales casos, luchan
por m antener sus posiciones. Normalmente, cada una de estas institu
ciones tenderá a pedir más recursos de los que realmente necesita, con
el fin de encontrarse en m ejor posición para negociar, y como la fuerza
de negociación entre ellas es diferente, las más fuertes tienden a preva
lecer. Como es obvio, la destinación de recursos que resulta no tiene
nada que ver con su orientación más racional a largo plazo.
Es claro que en esta clase de juego, una institución, de asesora-
miento como ODEPLAN tenía que ser aplastada o desplazada, cualquiera
48 —
fuera su competencia técnica. Pero hasta en este último sentido estaba
en desventaja ODEPLAN. Aunque basada en el debilitado equipo huma
no que sobrevivió hasta entonces en el Departamento de Planificación
de CORFO, era en realidad una institución nueva, sin mucha experiencia,
sin las estadísticas necesarias, etc. En Chile se había elaborado anterior
mente un plan, pero como no se había institucionalizado un sistema
permanente de planificación, cada nuevo esfuerzo quedaba prácticamen
te perdido, por cuanto los mejores miembros del personal técnico se
alejaban al abandonarse el plan, y hasta el proceso de información se
deterioraba porque ésta realmente no se necesitaba. Es de esperar que
esto no vuelva a ocurrir, porque durante los últimos años ODEPLAN ha
hecho una contribución técnica importante al futuro desarrollo de la
planificación en Chile. Se ha realizado un trabajo sustancial en el cam
po de la información económica de corto plazo; se han revisado las Cuen
tas Nacionales, y se ha confeccionado una matriz de relaciones inter
industriales de la economía chilena; se ha avanzado en la programación
a corto plazo o anual, en coordinación con las autoridades monetarias
y fiscales; se ha desarrollado una metodología para la planificación re
gional y sectorial, y para controlar la consistencia regional-sectorial de
los planes. En este sentido, los futuros intentos de planificación global
ciertamente se encontrarán en mejor situación que la encontrada por el
actual gobierno en 1964.
Lo mejor de la obra de ODEPLAN ha sido probablemente su tra
bajo en planificación regional. Como la administración del Estado ha sido
tradicionalmente muy centralizada, lo que incluso se agudizó con la pro
liferación de las corporaciones estatales, las provincias han quedado en
manos de una ineficaz administración tradicional, en situación de ver
dadera orfandad. La aparición de técnicas competentes en las provin
cias, que estudiaban sus problemas, les daban la debida importancia, ela
boraban proyectos concretos, ayudaban a lograr decisiones referentes a
problemas específicos en el nivel central, respaldados políticamente por
las autoridades locales y por los senadores y diputados, ha hecho posi
ble para ODEPLAN desempeñar en este caso un papel crecientemente
significativo en el nivel regional.
Esta experiencia confirma las conclusiones a que hemos llegado
anteriormente, por cuanto m uestra nuevamente que allí donde ODEPLAN
pudo encontrar un campo todavía no cubierto por alguna institución
autónoma del Estado, y donde le fue posible ser instrumento concreto
de acción, fue capaz de cumplir un papel verdaderamente positivo.
— 49
4.—
Poder y Reforma Agraria
en la experiencia chilena (1)
Jacques Chonchol
INTRODVCCION
Cuando me pidieron que preparara esta discusión sobre el tema
"Poder y Reforma Agraria en la Experiencia Chilena”, topé de inmediato
con una prim era dificultad: precisar el significado de “Poder” en rela
ción a la Reforma Agraria o en relación a cualquier otro aspecto del
cambio social, es m ateria relativamente fácil para quien es sociólogo
o cientista político de profesión. No soy ni lo uno ni lo otro. Me he pre
guntado, pues, cómo enfocar el tema para que su presentación resulte
racional, inteligible y no derive en una serie de hechos inconexos.
Al respecto, creo que, por lo menos, puedo aportar una auténtica
experiencia sobre algunos aspectos de la realización concreta de un pro
ceso específico de Reforma Agraria, en una realidad determinada como
es nuestra sociedad chilena y en un período dado como ha sido el de los
últimos años.
Me referiré, pues, a los tipos de dificultades o problemas que el
proceso ha encontrado, a como se han enfocado y a los factores que han
tendido a obstaculizarlo, a frenarlo.
Colocado en este punto de vista, entiendo que el problema del Po
der se puede analizar, entre otros aspectos, como las resistencias que,
dentro de una sociedad, encuentra un proceso de Reforma Agraria.
Tales resistencias no son exclusivamente políticas, sino que, a me
nudo, son culturales o sociales, o también funcionales, surgidas de la ma
nera como una sociedad como la nuestra reacciona frente a un proceso
de cambio que pretende alterarla en uno de sus aspectos significativos.
Y, evidentemente, la Reforma Agraria ha pretendido y pretende afectar
un aspecto de la sociedad que ha tenido mucha importancia —más en
el pasado que ahora— pero que sigue gravitando en la configuración
de una serie de relaciones sociales, políticas, económicas, culturales,
institucionales y jurídicas. Estimo, en realidad, que el papel que ha
desempeñado el dominio de la tierra dentro de la configuración histó-
1 Conferencia dictad'a en el Depto. de Investigaciones del Centro de Estudios Socio-Econó
micos (CESO) de la Universidad de Chile, el 18 de junio de 1969.
rica de la sociedad chilena ha sido muy significativo, no sólo en el plano
agrícola propiamente tal, sino que en todos los otros planos señalados.
No cabe, por otra parte, la menor duda de que, hoy día, ese papel
es menos im portante que años atrás. Desde luego, menos im portante
que en el siglo pasado, menos que antes del desarrollo industrial vivido
por el país en los últimos cuarenta o cincuenta años. Es patente, sin em
bargo, que muchos de los rasgos que históricamente configuraron esta
situación actual, tienden a perdurar, a mantenerse. Por lo mismo, m u
chos de dichos rasgos conservan una influencia que va más allá del poder
real que actualmente significa en la sociedad chilena, el control de la
tierra.
Tenemos así que un proceso de cambio como la Reforma Agraria
que cuestiona las relaciones establecidas en el dominio de la tierra tiende
a producir, dentro de la sociedad, una serie de resistencias, de roces, de
problemas que merecen ser analizados ya que, al margen de lo que en
sí mismo significan, son experiencias y enseñanzas posiblemente útiles
para otras alternativas de Reforma Agraria o, incluso, para el propio
proceso que se realiza en Chile. He tratado de circunscribir mis obser
vaciones en cuatro puntos concretos:
1?— Tratar de señalar, aunque rápidamente, las causas políticas
que, — a m i juicio— han permitido se haya tratado de abordar, ahora, por
primera vez en el país, el problema de la Reforma Agraria en forma seria.
Y digo: en forma seria, porque de este problema se ha hablado entre
nosotros desde muchos años atrás, veinte, treinta y posiblemente más,
afirmando la necesidad de realizar una Reforma Agraria. A mi juicio, sin
embargo, pese a todo lo hablado, hasta ahora, objetivamente, no se había
logrado empezar a abordarlo de una m anera relativamente seria. En
estos años, me parece, por prim era vez se ha empezado a hacerlo. De
allí que valga la pena analizar las causas que ahora han hecho posible
lo mismo que antes no lo fue, pese a que el interés por la Reforma Agra
ria parecía ya tan destacado 20 ó 30 años atrás. Basta recordar que al
asumir el poder el Frente Popular, el año 38, la Reforma Agraria era una
de sus banderas. El propio Presidente Aguirre Cerda había publicado en
París en 1929 un im portante libro sobre la cuestión agraria en Chile,
señalando su trascendencia y significación. Y luego, se sucedieron otros
Gobiernos, con participación de partidos políticos que proclamaban una
posición muy firme frente a la Reforma Agraria. Sin embargo, práctica
mente nada se avanzó. Valgan o no, entonces, todas las limitaciones que
puedan hallarse al proceso actual, cabe reconocer que se ha pasado de
las palabras a los hechos. Estimo, por eso, dignas de estudio las condi
ciones políticas actuales que han hecho posible este avance relativo del
proceso y aquellas que anteriormente lo impedían.
2°— En segundo lugar, pretendo reseñar, —sumariamente— como
nos lo permite esta exposición —cuáles son las características básicas
de un proceso de Reforma Agraria del tipo de la chilena. Y hago esta
restricción, porque indudablemente el fenómeno genérico de la Reforma
Agraria puede plantearse en distintos contextos.
Hay Reformas Agrarias que se plantean, en ciertos países, dentro
de procesos revolucionarios globales y las hay que pueden darse dentro
de procesos de cambio relativamente limitados. Concretamente, creo
que la experiencia chilena es la de un esfuerzo de Reforma Agraria in
serto en una sociedad o en una situación que no ha sido afectada por un
cambio global que pudiera estimarse de tipo revolucionario. Es pues, la
— 51
de Chile, una situación distinta a la que puede darse históricamente en
otros países en que el mismo fenómeno se ha enfocado como un aspecto
más dentro de una revolución global orientada a trastocar violentamente
una situación social, sean cuales fueren las circunstancias históricas y con
tingentes que la hubieren desencadenado. Posee, pues, a mi parecer, la
Reforma Agraria chilena, ciertas características derivadas del hecho de
tratarse de un esfuerzo de cambio que afecta a un sector significativo de
nuestra sociedad, pero realizado mientras en el resto de la misma socie
dad no ha habido cambios significativos, de tipo revolucionario, que
tocaran las relaciones económicas y sociales. Ello determina una forma de
operación, ciertas formas de resistencia como algunas formas de acción
que merecen nuestra atención. Adelantemos, además, que el proceso se
intenta dentro de lo que podemos llam ar un sistema democrático tra
dicional que aporta otras limitaciones para cualquier Gobierno que pre
tenda emprender una tarea así. Piénsese en las aspiraciones específicas
y en las posibilidades de expresión que detentan otros sectores sociales,
los que, en el caso chileno, son mucho más importantes que el sector
campesino. Valga pues, lo dicho como fundamentación para invitar a
reflexionar sobre este punto.
3?— En tercer lugar, trataré de señalar, también muy sintética
mente, las características de poder real del campesinado en la sociedad
chilena aceptando que ella ha variado de antes al presente y tratando,
por lo mismo, de visualizarla en la situación del año 64. Es un nuevo
punto que me parece debe preocupamos.
No me cabe la menor duda que el campesinado chileno es uno de
los grupos sociales que, desde muchos puntos de vista, ha gozado de
menor poder real. Y ocurre, que cuando se considera a Chile como un
país subdesarrollado, comparable con otros países en similar situación,
uno tiende a olvidar que el peso cuantitativo de nuestro campesinado
en la sociedad chilena es bajo. Incluso, en este momento, de cada 4 ha
bitantes de Chile, 3 son urbanos y 1 es rural. Es, pues, necesario, tener
presente esto si comparamos nuestro caso con experiencias históricas
de Reformas Agrarias en otros países subdesarrollados, en los cuales
la gravitación cuantitativa de la masa campesina en la sociedad global
es mucho mayor. Nuevamente, la situación es especial y acarrea limita
ciones que conforman un problema por analizar. Ahora, el problema se
subraya si esa cuarta parte de la población, que es el campesinado, tiene
un poder real desde los puntos de vista político, económico y social bas
tante inferior al grado de poder de otros sectores sociales. Surgen de
esa realidad, una serie de obstáculos y de posibilidades para un proceso
de Reforma Agraria, que tienen su propia significación.
4?— Finalmente, me detendré en algunas reflexiones sobre los tipos
de problemas que se han planteado en el desarrollo de la Reforma Agraria.
No creo de interés extenderme sobre la manera en que se ha de
sarrollado el proceso de Reforma Agraria; tal análisis nos desviaría de
nuestro propósito. En cambio estimo útil plantear los tipos de problemas
que han surgido durante el desarrollo de este proceso en Chile y que lo
han obstaculizado y frenado.
No es fácil tipificar estos problemas pues son de muy diversa na
turaleza. He tratado de englobarlos desde un punto de vista más bien
metodológico, en razón de su presentación, aún cuando muchos de ellos
se dan entremezclados. Tendremos así, en este capítulo, seis subclasi-
ficaciones:
52 —
A) Problemas o dificultades de tipo legal que, por la propia natu
raleza del funcionamiento de la sociedad chilena, son de bastante impor
tancia.
B) Problemas derivados del sistema institucional del Estado.
C) Problemas provenientes de las resistencias y dificultades del
propio campesinado, los que, en su conjunto, constituyen, a mi juicio,
un hecho real que se plantea en Chile o en cualquier otro país del mun
do donde se encare un proceso de cambio como la Reforma Agraria.
D) Resistencias de tipo general de la sociedad, que nacen fuera
del mundo campesino propiamente tal. Esta últim a categoría la especi
ficaré en:
1) Problemas económicos y financieros; y
2) Problemas de desarrollo de la agricultura en relación con el
resto de la economía.
Trataré, entonces, de esquematizar algunas ideas en tom o a esos
cuatro tipos fundamentales de problemas y a las dos subdivisiones del
último, en orden a perm itir una posterior discusión o aclaración sobre
algunos de ellos.
CAPITULO I
— 53
los grupos más conservadores, más ligados al statu-quo, aparecían en una
posición muy desmedrada, extraordinariamente desplazados, especialmen
te si se recuerda la posición de que habían gozado en otras oportunidades
de enfrentamiento político a nivel presidencial. No cabía sino escoger pa
ra ellos, el mal menor, o sea, tra ta r de ver cuál de las otras dos alternati
vas les significaba menor riesgo para sus intereses. La mayor parte de sus
componentes se inclinó hacia aquella postulación o aquel sector político
que, a su juicio, consideraban menos peligroso y cuyo lenguaje reformista
y revolucionario suponían no iba más allá de lo planteado en muchas
campañas políticas, a saber un mero lenguaje revolucionario, que en la
práctica, no se tendría la voluntad ni la posibilidad de concretar.
Creo pues, que fue ésta una coyuntura política especial. Ya un
año antes de la elección, la D.C. y el FRAP aparecían al país como las
dos alternativas más claras y, si se analizaban los contenidos progra
máticos, las diferencias se reducían a matices; mayor o menor énfasis en
distintos aspectos, ya que ambas exigían una acción de profundas trans
formaciones en la sociedad chilena. Desde luego, dentro de este progra
ma, concedían un lugar significativo a la acción específica de Reforma
Agraria.
Simultáneamente, la situación desmedrada, como dije, de los gru
pos políticos más tradicionales —que, durante la administración de Ales-
sandri y en todas las otras oportunidades políticas anteriores, habían
sido alternativa si no de llegar al poder, de frenar al menos las especta-
tivas de cambios más profundos— convergió a producir un hecho po
lítico nuevo, una coyuntura favorable, propia de la historia de los últimos
años dentro del contexto político chileno y este fue uno de los elementos
que permitió que el proceso de Reforma Agraria se comenzara a realizar.
2°— Un segundo elemento, a mi parecer, lo constituye un hecho de
carácter intelectual, de alguna manera reflejado también por las postu
ras políticas ya señaladas y que se venía plasmando en la sociedad chi
lena durante los últimos años. Me refiero al convencimiento más o menos
generalizado de que la Reforma Agraria era un proceso necesario y de
seable. Y esto, no sólo desde el punto de vista de hacer justicia a un
sector relativamente im portante dentro de la sociedad, que permanecía
profundamente postergado, sino que como precondición indispensable
para obtener dos logros: perfeccionar realmente la sociedad democrática
y acelerar el proceso de desarrollo económico.
Esta convicción había ganado terreno en los círculos más ilustra
dos, en parte por la prédica de los políticos, pero decisivamente —ya
que los políticos hablaron sobre esto largo tiempo antes sin éxito— de
bido a la insistencia de intelectuales nacionales, —sociólogos, economis
tas, escritores y, en general, gente preocupada del problema social—, y
de muchos organismos internacionales, especialmente de los dependientes
de las Naciones Unidas. Aunque los círculos ganados por la idea no fue
ran cuantitativamente los más importantes, eran aquellos que cualita
tivamente más gravitaban en nuestro contexto social. Aceptaban, en rea
lidad, esos sectores, la conexión señalada entre la posibilidad de acelerar
el perfeccionamiento del sistema democrático, el desarrollo económico
y el proceso de Reforma Agraria, al percibir la magnitud de los grupos
marginales, entre los cuales se destacaba específicamente el campesi
nado.
No me parece que este fenómeno haya sido exclusivo de Chile. Se
ha venido dando en América Latina y en otras regiones subdesarrolladas
54 —
del mundo, especialmente en los últimos 10 ó 15 años. Reflejo de esto es
la afirmación de la necesidad de la Reforma Agraria en la mayor parte
de las conferencias internacionales y las aseveraciones, aún de los gobier
nos más conservadores y de personas que evidentemente no están dis
puestas a llevar adelante estos procesos, pero que reconocen verbalmente
lo ineludible de ellos. Todo ello deriva en la conformación de una cierta
imagen de opinión pública. Si fuera preciso dar ejemplos de lo que he
anotado, piénsese en las resoluciones de la FAO que agrupa a ciento y
tantos países del mundo; en aquellas de CEPAL, y otras organizaciones o
instituciones de tipo regional; incluso en las de la propia OEA, con todo
lo tradicional y reaccionaria que es. No cabe duda que se ha producido
explícitamente un consenso teórico de esta necesidad, impuesta tanto
por la exigencia de acelerar el proceso de desarrollo económico como
por los problemas de justicia para con uno de los sectores más poster
gados de la comunidad nacional.
En resumen este segundo fenómeno, que he calificado de intelec
tual, y qüe ha ido configurando una cierta form a de pensamiento, una
cierta manera de ver las cosas, tiene como resultado el que mucha
gente —políticamente ilustrada, por así decir— ha variado, en los últimos
años, su posición frente a la Reforma Agraria, de suerte que ella es mu
cho más apreciada que en períodos anteriores.
3?— Un tercer elemento significativo, sobre todo en el contexto
de Chile y de América Latina, fue la posición de Estados Unidos.
Me parece ocioso discutir aquí la influencia de Estados Unidos en
la mayor parte de los países de América Latina y en sus políticas; si ella
es directa o indirecta. Un hecho, para nuestro propósito, es evidente: en
la época de la Administración Kennedy hubo, por lo menos, un cierto
vuelco en la visión oficial del enfrentamiento de los problemas de Amé
rica Latina. Puede recordarse, —aunque la situación se ha debilitado
considerablemente después—, que, al nacimiento de la Alianza para el
Progreso y en el momento de la Carta de Punta del Este, toda la proble
mática discutida giraba en torno a que, sin reformas estructurales, era
imposible perfeccionar la democracia, acelerar el desarrollo, etc. Y esa
posición era propiciada por los mismos Estados Unidos y aceptada, aun
que fuera formalmente, por una serie de Gobiernos conservadores de
América Latina.
Ahora bien, las reformas estructurales en que se insistía particu
larmente eran las Reformas Agrarias y las Reformas Tributarias. Tal era
el énfasis que en ellas se ponía que se llegó a decir, en esos años, que si
los países no estaban dispuestos a hacer Reformas Agrarias y Reformas
Tributarias significativas, no tendrían ayuda internacional, ya que se
deduciría que estaban gobernados por oligarquías cerradas y opuestas
al menor cambio de las condiciones tradicionales. Podrá discutirse el ori
gen de este hecho internacional, si fue consecuencia del impacto de la
Revolución Cubana en los Estados Unidos o más bien fue el resultado de
una nueva visión de relaciones interamericanas. Insisto en que, para
nuestro punto de vista esto carece de mayor significación. En cambio
no cabe la menor duda de que, por entonces con mucho mayor inten
sidad que ahora, existió esa presión externa en favor de la Reforma Agra
ria del Gobierno de los Estados Unidos sobre muchos países de Latino
américa. Además, ella estaba en cierto modo aceptada por la prensa reac
cionaria que tiende a form ar la opinión pública dominante, porque ve
nía patrocinada por los Estados Unidos. Así, la Reforma Agraria ya no
— 55
era comunismo ni otra serie de cosás. Basta leer y comparar los edito
riales de "El Mercurio” de algunos años antes y después de la Alianza para
el Progreso y de la Carta de Punta del Este, para apreciar que, aunque
no estuvieran de acuerdo en el fondo, formalmente tenían que dar su
venia a la nueva actitud.
Creo pues que fue éste un nuevo e importante elemento, —en este
caso un hecho internacional—, que entró a jugar en la configuración de
un cuadro político que perm itía abordar ahora con mayor profundidad
el proceso de Reforma Agraria.
4?— Como cuarto elemento, quiero destacar un hecho estrictamen
te económico, pero que se liga y refuerza por una derivación en el plano
de las imágenes que la opinión pública se forma.
El hecho económico es la incapacidad creciente de la agricultura
chilena para responder a los requerimientos del país, incapacidad que
se ha manifestado de manera cada vez más significativa a partir de los
años 40. Haciendo un poco de memoria, Chile tuvo, a fines de la década
del 30, un supéravit de productos agropecuarios en su comercio exterior;
exportaba alrededor de 30 a 40 millones de dólares anuales por ese ru
bro e im portaba alrededor de 20 a 25 millones de dólares. Sin embargo,
el lento crecimiento de la agricultura frente al crecimiento de la pobla
ción, del ingreso y de las necesidades, trastocó esta situación, hasta que
el estancamiento agrícola, desde el punto de vista económico, se convir
tió en un peso negativo muy importante en la balanza de pagos. En los
últimos años, seguíamos exportando los mismos 30 ó 40 millones de dó
lares; pero, en cambio, importábamos alrededor de 200 millones de dó
lares, cifra que significaba, hasta hace pocos años, entre la tercera y cuar
ta parte del presupuesto total de divisas del país. Así, las ventajas que
Chile había ganado con su proceso de industrialización, sustituyendo im
portaciones, las estaba indudablemente perdiendo por el estancamiento
del sector agrícola. Tenemos así este hecho económico, el progresivo de
terioro de la agricultura frente a las necesidades del país, que también
ayudó a plasm ar la posibilidad política para la Reforma Agraria.
Pero el carácter de condicionamiento político conferido a este
hecho económico se hace más patente por la simultaneidad de otro as
pecto: la mala imagen que, de los agricultores chilenos, se ha formado
el hombre común del país. Creo que si se interroga al hombre de la calle,
a ese hombre de la calle que es el hombre urbano, qué imagen tenía y
aún tiene del agricultor, la respuesta m ayoritaria será del siguiente or
den : “mire, son unos señores que tienen mucha tierra y que toda la plata
que ganan se la van a pasear a E uropa... que se compran grandes au
tos. .., etc.”. Fuera verídico o no, me parece que en esta línea estaba la
imagen que los propios representativos de la agricultura tradicional, la
Sociedad Nacional de Agricultura, las organizaciones similares de provin
cias, etc., en general proyectaban. Eran parte de la oligarquía o la oligar
quía misma, gente que no quería producir, interesada sólo en hacer di
nero y que trataban pésimo a sus campesinos. Si tal era la imagen gene
ralizada en el hombre de la calle, indudablemente ella concurría a crear
la posibilidad —precisamente en un país donde las tres cuartas partes
de la población era y es urbana— de que el lema de la Reforma Agraria
y el tema político de esa Reforma, abordado por los partidos de izquier
da o por las fuerzas de centro tuviera —como lo tuvo de hecho—
una cierta aceptación y acogida. No era, en realidad, extraño que el cam
pesinado acogiera políticamente la Reforma Agraria. Pero, para el hom
56 —
bre medio, que prácticamente no veía su relación con la agricultura, creo
que, de no haber mediado esta mala imagen del agricultor, habría tenido
menor recepción y respuesta la prédica constante que se venía haciendo
a la Reforma. Confirma lo que he dicho que, por ejemplo, en algunas
de las encuestas hechas, hace ya algunos años, por la SNA., no en el
campo sino en el Gran Santiago, se obtuvo que el 80% de los encuestados
era partidario de la Reforma Agraria. Ahora bien, ciertamente la SNA
no realizaba tales encuestas para concluir que la gente era favorable a
la Reforma Agraria. Lo cierto es que la mala imagen del agricultor tra
dicional existía en el hombre común, sobre todo en el urbano. Eso, ligado
al estancamiento y al atraso agrícola configuraba un nuevo condiciona
miento o causa política favorable al proceso de la Reforma Agraria.
5?— El quinto elemento en esta enumeración ha sido, a mi juicio,
la lucha política que se estableció, entre los distintos partidos, por obte
ner la votación campesina.
La votación campesina no es la más significativa en Chile. Y esto
por dos razones: en prim er lugar, porque los campesinos son menos que
los urbanos (en concreto, por un campesino hay tres urbanos) y, en
segundo lugar, porque el porcentaje de analfabetismo es mucho mayor
en el campesinado que en el hombre urbano (hasta hace pocos años al
canzaba de un 30% a un 40% en el campesinado, mientras que en las
áreas urbanas era inferior al 10%).
Dada la exigencia aún vigente de saber leer y escribir para ser
elector *, dicha realidad porcentual ha jugado un papel decisivo en la
escasa posibilidad de fuerza y de peso político del campesinado. Pero,
por otra parte, es indudable que en Chile se ha venido produciendo una
acelerada ampliación de la masa electoral y ello ha cambiado la impor
tancia del voto campesino. Recuérdese que en los últimos años, vale
decir, desde el año 40, el número de electores ha pasado de 500 mil so
bre 5 millones de habitantes a tres millones, sobre 9 millones. En otras
palabras, de un 10% de la población a un tercio de ella. Muchos factores
han concurrido para este fenómeno de ampliación: la incorporación de
la m ujer al derecho a voto; el mejoramiento de los índices de alfabeti
zación; la obligación de estar inscrito en los registros electorales para
una serie de actos civiles, etc. Aunque este último tipo de exigencia legal
no haya sido siempre urgido ni se haya sancionado realmente la absten
ción, los factores señalados han provocado un rápido aumento de la par
ticipación electoral de la población. Es en este contexto, en la lucha por
conquistar la opinión pública, que indudablemente ha habido una lucha
particular de los partidos políticos, especialmente en los últimos 10 años,
por obtener el voto campesino.
En una situación como la descrita, uno de los temas más funda
mentales que podría plantearse al campesino para lograr su voto era el
problema de la Reforma Agraria. Y, de hecho en estas últimas campañas,
las fuerzas políticas hablaban de que, cuando llegaran al poder, dividi
rían los fundos y entregarían las tierras a sus trabajadores, lo que con
cuerda con la aspiración innata de los campesinos chilenos.
He allí, pues, un nuevo elemento que ha contribuido a crear una
situación política favorable a una acción de Reforma Agraria en los úl
timos años.
* Con la reciente reform a constitucional esto queda modificado p ara después de las eleccio
nes presidenciales de septiembre de 1970, en que también los analfabetos tendrán derecho
a voto (nota de marzo de 1970).
6°— Finalmente, un sexto elemento, derivado, si se quiere, del an
terior, entra a jugar también como causa política: la mayor conciencia
que tiene el campesinado de su verdadera situación.
Si esa conciencia era importante el año 64, en la actualidad lo es
mucho más, precisamente por la prédica de los partidos políticos en pos
del voto campesino.
Sintetizando, y a riesgo de repetirse, creo que estos hechos, —que
no son los únicos ni exclusivos, pero que son hechos de significativa im
portancia— han configurado una posibilidad, en estos años, de comenzar
a hacer una Reforma Agraria de cierta profundidad.
De no haberse dado la concatenación de ellos, me temo que habría
pasado lo mismo que ocurría años antes: se habría hablado mucho de
Reforma Agraria, pero nada se habría hecho. Incluso muchos de los par
tidos de izquierda o de avanzada concentraban su preocupación en el
llamado proletariado urbano, en el trabajador de la ciudad, pero tenían
muy poca conciencia y muy escasa preocupación por quienes constituían
el mundo campesino propiamente tal.
Por lo dicho, pues, hemos revisado, aunque someramente, lo que
a causas políticas se refiere, en cuanto ellas, concretamente, han permi
tido encarar inicialmente un proceso de Reforma Agraria.
CAPITULO II:
♦
CAPITULO III:
68 —
CAPITULO IV :
70 —
serían menos favorables. Así, un aparato legal evidentemente deficiente,
sirvió para operar un inicio del proceso por la sola causa del tem or a la
futura ley.
Pero aprobar la nueva ley de Reforma Agraria tomó 3 años. Prime
ro fue preciso hacer aprobar la Reforma Constitucional, —sin la cual la
nueva ley era inconstitucional— y luego fue dificultada por los mecanis
mos del sistema parlamentario chileno. Recuerdo que, en la Cámara de
Diputados, la ley, de suyo ya recargada con muchos artículos, se vio de
morada en la discusión de la Comisión de Agricultura por obra de un
solo diputado del Partido Nacional quien utilizaba los 20 minutos a que
tenía derecho para cada uno de los artículos en repetir "ad infinitum”
los mismos argumentos. Dentro pues del mecanismo institucional exis
tente la ley se arrastró un larguísimo tiempo en la Comisión aludida.
El escándalo creado por los medios de difusión en manos de gru
pos opuestos a la reforma agraria obligó también a una larga discusión
pública que contribuyó de un modo apreciable a demorar la aprobación
de la nueva legislación.
Pero además, mientras se tram itaba la Ley de Reforma Agraria,
sucedían fenómenos importantes que hay que tener en cuenta. La ley en
cuestión no estaba sola en el Parlamento; se discutían además muchas
otras cosas, v. gr.: la ley de Chilenización del Cobre. Enfrentado el Go
bierno con un Parlamento en que carecía de mayoría, al menos en el Se
nado, la oligarquía poseía una fuerte arma de negociación con la discu
sión de la Ley del Cobre para limar los puntos de la ley de reform a agra
ria que le parecían más nocivos para sus intereses. Nótese que la ley de
chilenización del cobre no tenía el apoyo de los partidos del FRAP y así,
para ser aprobada, en muchos aspectos necesitaba del apoyo de los po
cos parlamentarios de derecha que había en el Senado. De este modo
fueron mellándose muchos artículos de la Ley de Reforma Agraria, con
dicionado el apoyo a éste o tal artículo de la Ley del Cobre por las mo
dificaciones pedidas a diferentes artículos de la Ley de Reforma Agraria.
Con motivo de otras coyunturas legislativas la derecha usó de todas sus
capacidades de presión a este respecto para suavizar la Ley.
Hubo pues, una discusión parlam entaria muy larga en que una pe
queña minoría, usando como elemento de negociación su apoyo a otras
leyes melló y dificultó la aprobación de la Ley de Reforma Agraria. Con
todo y pese a que la Ley promulgada quedó bastante debilitada en com
paración con el proyecto original presentado al Parlamento, su texto de
finitivo era suficientemente satisfactorio desde el punto de vista de poder
operar la acción de reforma agraria.
Un nuevo factor de tipo legal era que, durante la discusión de la
ley, se sabía que ella establecía un límite en la cantidad de tierras que po
día acumular una persona. Todo lo que excedía de ese límite era expro-
piable. ¿Qué reacción provocaba esto? La siguiente: mientras se discu
tía la ley, los propietarios dividían jurídicamente sus fundos entre sus
familiares. Seguían así los fundos manejados como grandes unidades,
pero jurídicamente no constituían una unidad. Por lo demás, este recurso
se venía empleando en Chile desde mucho antes por la posibilidad o la
amenaza de una Reforma Agraria. De allí que una gran cantidad de fun
dos seguían siendo grandes empresas, pero si se les estudiaba jurídica
mente, eran varias hijuelas independientes: una de la señora, otra de un
hijo, otra de un sobrino, y cada hijuela era inferior a los límites de ex
tensión máximos tolerados por la ley. Hubo entonces que lograr rápida
mente en una coyuntura política favorable y mientras se discutía la Ley
— 71
de Reforma Agraria, otra ley que prohibía absolutamente toda subdivi
sión de un predio mayor de 80 hectáreas, cualquiera que fuera el tipo
de la tierra, sin la autorización del Estado. Afortunadamente se logró una
mayoría para esa iniciativa y gracias a eso se evitó que todos los fundos
de Chile mayores de 80 hectáreas se subdividieran. De no haber sido así,
con los que ya se habían subdividido y los que habrían seguido hacién
dolo, al aprobarse la Ley de Reforma Agraria, su artículo fundamental,
que era la expropación por tamaño, hubiera sido inaplicable.
Aprobada la ley, comenzaron los problemas de peticiones de in
habilidad, de inaplicabilidad de ella, ante la Corte Suprema. En todos
nuestros sistemas institucionales, son las Cortes Supremas las que in
terpretan si la ley está de acuerdo con la Constitución o no.
Característico fue lo que ocurrió con el artículo 2° transitorio. Era
de gran importancia porque perm itía reexpropiar todos aquellos fundos
que habían sido expropiados por la Ley 15.020 y sobre los cuales no se
había llegado aún a un acuerdo en los tribunales. Pues bien, aprobada la
nueva ley, y con ella el artículo en cuestión, un abogado apeló a la Corte
Suprema alegando que dicho artículo era inconstitucional. En ninguna
parte del mundo que yo sepa las cortes supremas se distinguen por la ra
pidez en resolver los problemas que se Ies plantean; nueve meses se nece
sitaron para que resolviera dicha apelación. Finalmente falló estable
ciendo la constitucionalidad del artículo, pero ¿qué ocurrió con todo
esto? Pues que esta demanda y hechos similares condujeron a que mu
chos fundos expropiados en el año 1965 mediante la antigua ley, conti
núen expropiados, pero sin que se haya podido tom ar todavía posesión
material de ellos. Es fácil imaginar cuál es la situación económica, de tra
bajo, de producción, cuál es la situación social, cuáles las tensiones den
tro del campesinado de estos fundos. En algunos casos los patrones los
han abandonado y los campesinos, por desesperación, han comenzado
a ocuparlos de hecho para llamar la atención de las autoridades. Situa
ciones como éstas se vuelven contra la Reforma: el campesino no entien
de que se expropie un fundo y que luego no se tome posesión de él y,
por otra parte, ciertos elementos opuestos a la reforma con mucha habi
lidad, se han encargado de crear entre los campesinos reacciones contra
la acción de la reforma por su inoperancia. Tenemos el caso tan conocido
de Santa M arta de Longo toma donde se prometió a los campesinos que,
después del 70, recuperado el poder, se les regalaría a cada uno una casa
sin costo alguno y un cierto número de hectáreas. En estas condiciones
y con tales procedimientos, se desprende que no es difícil provocar reac
ciones opuestas a la Reforma dentro de ciertos grupos del campesinado.
Hay que recordar, además, que dentro del sistema agrario, aun
que hay una gran diferencia entre el grupo dominante y la masa cam
pesina, existen campesinos "apatronados”. Se encuentran especialmente
en el sector que uno podría denominar de empleados de los fundos. Se
trata generalmente de campesinos que han subido un poco en la escala
social con respecto al resto: el mayordomo, el capataz, el vigilante, etc.
Son campesinos iguales a cualquier otro, pero se sienten separados de la
masa y mucho más ligados a sus patrones y a sus intereses. Tales perso
nas favorecen también la creación de focos de resistencia y de oposición,
sobre todo cuando hay dificultades de tipo legal o institucional como las
descritas.
Muchos otros aspectos podrían caber en la caracterización de este
punto. Lo dicho, sin embargo, parece suficiente, para tom ar conciencia
de lo que hemos llamado problemas de tipo legal. Evidentemente entor
72 —
pecen un proceso, enmarañan su realización y ello es más obvio en la me
dida en que se piensa que ese proceso no es solamente la aprobación
de una ley sino su aprobación y su aplicación más rápida posible.
6 .—
Tales planteamientos realmente han tenido un impacto muy nega
tivo en mucha gente de este sector que muy auténticamente pertenece
al campesinado.
Es pues, de primerísima importancia buscar cómo evitar —lo que
no siempre se ha logrado— esta división que se va produciendo entre
quienes reciben y quienes no reciben la tierra. Es obvio que no todos pue
dan recibir, en prim era instancia, la tierra. Y más aún, en las etapas
iniciales del proceso, necesariamente serán menos los favorecidos que los
no favorecidos. Nuevo problema, entonces, de relaciones de los campe
sinos entre sí.
Añádase que, en un proceso dinámico de cambios, muchos cam
pesinos van modificando su situación.
Tomemos el caso chileno. Muchos campesinos que no estaban or
ganizados, se organizaron en sindicatos y empezaron a surgir sindicatos
poderosos. De pronto, llegó la acción de la Corporación de la Reforma
Agraria, expropió esos fundos y esos campesinos se transform aron en
asentados. Automáticamente se plantea el problema: ¿siguen en el sin
dicato o no siguen en él? Hay sindicatos que se han destruido porque
sus líderes, al transform arse en asentados, dejaron de preocuparse del
sindicato, es decir, no se estableció una relación entre el sindicato y el
asentamiento. Ello tiende a provocar una división grave en el movimien
to campesino.
Lo dicho nos lleva a la conclusión que es fundamental diseñar una
política destinada a crear un sentido de unidad campesina con distintas
formas de organización complementarias, cuidando evitar esa separación
y esa oposición que tiende a producirse y que es usada muy hábilmente
para crear tensiones y para crear conflictos en contra de la Reforma
Agraria.
Dentro de esta misma línea, quiero mencionar otro sistema utiliza
do inteligentemente por algunos latifundistas, especialmente de la Pro
vincia de Ñuble. Viendo que no podían oponerse a la Reforma Agraria
por los medios tradicionales, declararon: "estamos con ella, nos embar
camos con la Reforma Agraria, nos parece algo muy importante, pero
tenemos que entrar en un proceso de producción que favorezca a todo
el país y que favorezca a todos los agricultores y nosotros creemos que
los sindicatos, las cooperativas, las sociedades agrícolas deben unirse
y deben hacer un frente común para defender los intereses de la agri
cultura". Propiciaron así toda una forma de organización que consistía
en incorporar en cooperativas u otras agrupaciones similares, tanto a
campesinos como a latifundistas. El resultado era claro. Tales organiza
ciones quedaban manejadas por quienes sabían qué hacer, tenían los po
deres, tenían los contactos, tenían la cultura. Y los campesinos eran, en
cierta manera, el instrumento que utilizaban para obtener sus propias
reivindicaciones. Se presenta entonces un nuevo problema en cuanto a
estas organizaciones conformadas por campesinos y latifundistas en que
pesan de un modo manifiesto las diferencias abismantes de clase.
Muchos organismos del Estado las han propiciado por razones téc
nicas. Y técnica y económicamente tienen razón en hacerlo. Es más eco
nómico hacer una planta lechera o una industria para todos los agricul
tores de la región y manejada por todos ellos. Pero resulta que si esta
planta está en manos de una cooperativa en que todos están revueltos,
no cabe la menor duda de quienes la controlarán. Serán los grandes la
tifundistas. Incluso usarán a los campesinos para apoyar sus propios in
tereses. Es un problema de manejo que tiene que ser tratado con mucha
82 —
sutileza, dado que la idea desde un punto de vista estrictamente econó
mico parece correcta. Pero desde un punto de vista social y promocional
del campesinado,'como tal, es un desastre.
Muchos otros aspectos cabría analizar en este punto, pero ya es
hora de que avancemos hacia otro tipo de problemas.
— 85
revolucionaria, sea en una no revolucionaria pero en que se quieren ha
cer cambios significativos, es un error político plantear simultáneamente
alternativas de mejoramiento social y económico para todos los sectores.
El Gobierno o el sistema, desde el punto de vista financiero, se verá muy
rápidamente bloqueado y comenzarán a crearse las frustraciones y las
tensiones.
¿Qué es lo que normalmente se hace en una situación así? Se em
piezan a dar menguados recursos a cada sector. Con ello nadie queda
satisfecho y surgen muchos problemas internos. Finalmente, quienes tie
nen menor capacidad de presión política son los que llevan la mayor po
sibilidad de perder.
— 87
Fundaciones y Universidad: un punto de vista
Raúl Urzúa
Profesor Escuela Sociología
Universidad Católica de Chile
88 —
Una respuesta a esa interrogante nos lleva inevitablemente a in
tentar una descripción de cuales eran las características de nuestras
universidades en el momento en que se inician los contactos entre ellas
y las fundaciones extranjeras. Esta descripción, es claro, no puede p re
tender ser exhaustiva en esta ocasión. Lo pertinente aquí es enfatizar
aquellos aspectos que tienen directa relación con la actividad de las fun
daciones, dejando en la sombra otros que sólo han influido indirecta
mente.
Iniciaré esta exposición con una breve reseña de las característi
cas de nuestras universidades antes de la reforma, para examinar des
pués el papel que cumplieron en ellas las fundaciones. A continuación
mencionaré algunos de los caracteres que se quiere que tenga la uni
versidad reform ada y las ventajas y desventajas que ellos tienen para
un diálogo universidad-fundaciones. Terminaré indicando algunas me
didas concretas que pueden hacer posible este diálogo.
c. Su organización interna.
1 Una nueva confirmación de esa arm onía de intereses entre fundaciones y universidades
aparece en el documento presentado por Reuben Frodin, a la 20* Conferencia Latino
am ericana de la Universidad de Florida, que tuvo lugar entre el 24 y el 28 de Febrero
de 1970 en Gainesville, Florida. Después de citar a un rector de la Universidad de
Buenos Aires, a un ex-rector de la Universidad de Brasilia y a un ex-decano de la
Universidad Católica de Chile, dice: “Estas voces de los países del A .B . C. constituyen,
yo creo, una síntesis del ‘punto de vista norteamericano’ sobre los problemas y las pro
mesas de la universidad latinoam ericana” .
— 93
evaluar la actividad académica por standards internacionales de exce
lencia.
Sin embargo, una ayuda como la señalada tiene algunos inconve
nientes que quienes se han preocupado del tema no han dejado de se
ñalar. En palabras de uno de ellos: "A través de esas unidades compro
metidas en los programas de ayuda y, en mayor o menor grado, de la
dirección central, la Universidad se inserta parcialmente en un sistema
foráneo. Las unidades beneficiadas constituyen un archipiélago extraño
dentro de la Universidad de pertenencia; y en el caso aunque menos fre
cuente, de que la ayuda englobe a toda la Universidad, ésta aparece
como una isla dentro de un sistema universitario más vasto”. (Scherz,
op. cit., p. 96).
Es difícil saber si una situación como la que describe este autor
habría terminado transformando totalmente el sistema universitario la
tinoamericano, o si las unidades beneficiadas habrían permanecido per
manentemente aisladas. Lo cierto es que cambios en el modelo de de
sarrollo aceptado, el rápido desprestigio ante la juventud de fórmulas
políticas que hasta hace poco consideraban válidas, unidos a la siempre
presente crítica de los grupos marxistas dentro de las universidades,
han conducido no sólo a una actitud francamente negativa hacia la pre
sencia de las fundaciones en las universidades, sino a movimientos de
reforma universitaria de vastas proyecciones. La crítica a las fundacio
nes es parte de una revisión más amplia del papel de las universidades
en la sociedad, a un esbozo de cuyas grandes líneas nos dedicaremos a
continuación.
95
tradición cultural de nuestro pueblo, que ahondando en lo que somos,
pero mirando hacia el futuro, sea luz y guía de la sociedad, que sea
instrumento de liberación tanto personal como social. La Universidad
se convierte en "conciencia lúcida y crítica” y tiene por misión expre
sar, aclarar é impulsar la cultura nacional;
Imprecisos como son esos conceptos, tienen ellos consecuencias
importantes. En relación con nuestro tema actual, ellas pueden resu
mirse en que la universidad tiene el deber de combatir y denunciar la
dependencia cultural, que para muchos aparece como la culminación
de la enajenación económica, social y política del pueblo.
El nuevo carácter comprometido que se le atribuye a la univer
sidad lleva también a que la reforma redefina sus objetivos más es
pecíficos.
La universidad tradicional tenía como objetivo form ar profesio
nales. La universidad reformada, sin desconocer la importancia de ese
objetivo, da prioridad a la investigación científica, la creación artística
y la reflexión filosófica y, en el caso de las universidades católicas,
teológica, por sobre la instrumentalización de esos saberes en las téc
nicas y profesiones. Además, la difusión de los conocimientos a toda
la comunidad nacional pasa a ser uno de los objetivos centrales de una
universidad que quiere ser guía cultural del pueblo.
Para poder realizar esos objetivos es necesario modificar drásti
camente la organización interna de nuestras universidades. Todas ellas
enfrentan, o han enfrentado, con mayor o m enor éxito la necesidad de
crear una estructura de poder que efectivamente pudiera dirigirlas ha
cia nuevos rumbos. Para que ese poder sea internamente legítimo debe
resultar de una elección de la comunidad universitaria. Debe, además,
ser de un carácter tal que perm ita la libre expresión de las diversas
corrientes que existen en la universidad. Para que ese poder sea eficaz,
debe contar con un equipo administrativo capaz de im plementar las
decisiones.
Pero una nueva estructura de poder y una administración más
eficiente no bastan para transform ar la vieja universidad. Se requiere
también la transformación de su organización académica. El régimen dé
escuelas y facultades, suficiente para una universidad orientada funda
mentalmente a la formación de profesionales, es ahora reemplazado por
uu sistema de institutos, escuelas y centros, así como por la puesta del
departamento en la base de la universidad. Este nuevo sistema, unido a
una gran flexibilidad curricular y a la desaparición de la cátedra, tiende
a perm itir el desarrollo de la ciencia y a dar un carácter más dinámico
al proceso de creación y transmisión del conocimiento.
— 97
jero. El proceso de reforma se inició en las escuelas y facultades más
tradicionales, ya que era allí donde más claramente se podía notar la
inadecuación entre las demandas de la sociedad y las mediocres res
puestas que la universidad podía ofrecer. Pero pasado el prim er mo
mento y frente a la necesidad de llevar a la práctica los principios re
formistas, el manejo de las universidades ha pasado, de hecho cuando
no de derecho, a quienes por pertenecer a unidades académicas más mo
dernizadas tenían ya experiencia y habían resuelto al nivel de sus pro
pias escuelas y facultades los problemas que ahora enfrentaba la uni
versidad como un todo.
No debe sorprender, entonces, que el manejo de las universidades
reformadas se encuentre en manos de personas que no es prim era vez
que toman contacto con fundaciones. Tampoco debe sorprender que,
cualquiera que sean los valores últimos que crean debe tra ta r de en
cam ar la universidad, exista entre los docentes que han tenido parte de
su formación en Estados Unidos, una afinidad que resulta de haber
compartido similares experiencias y tener una visión, si no semejante al
menos no conflictiva acerca de los objetivos próximos de una reforma
universitaria.
Lo anterior pone de manifiesto que, a pesar de las reacciones
ideológicas que ellas despiertan, las fundaciones han jugado un papel
no despreciable, aunque indirecto, en el proceso de reforma por el que
están pasando nuestras universidades. Que este papel sirva de base para
un nuevo planteamiento de las relaciones dependerá en gran parte de
la capacidad que demuestren las fundaciones para comprender adecua
damente las nuevas condiciones y adaptarse a ellas.
Un punto básico es comprender que los dirigentes universitarios
negociarán con las fundaciones sólo cuando la ayuda que ellas ofrez
can pueda ser puesta al servicio de los fines últimos de la universidad.
Además, las peticiones que se harán a las fundaciones tenderán a ser
justificadas en términos de planes de desarrollo y a ser tramitadas di
rectamente por representantes de la autoridad central, o por dirigentes
de unidades académicas debidamente autorizados. La iniciativa de las
fundaciones tenderá, por consiguiente, a ser reemplazada por la inicia
tiva de las propias universidades.
Pero, ¿es posible cumplir la prim era condición, es posible que
las fundaciones puedan hacer aportes que no aumenten la dependencia
cultural de nuestro país, que la universidad justificadamente rechaza?
No me atrevería a dar una respuesta segura, pero me parece que un
cambio en la orientación de los programas que han favorecido hasta el
momento contribuirá a que esto sea posible.
Las medidas concretas que se tomen respetando ese punto fun
damental deberán asegurar dos cosas: que las universidades mantengan
el control sobre sus actividades, y que no se favorezca la enajenación
cultural. A continuación mencionaremos (sólo a título ilustrativo) al
gunas medidas concretas que podrían tomarse en esa dirección.
98 —
ha creado todo un sistema de becas de estudios en Estados Unidos y,
a veces, en Europa.
Sin negar que ese supuesto fue correcto en una época, pareciera
que ahora ya existe un núcleo suficientemente grande de científicos
como para perm itir el funcionamiento de centros regionales de investi
gación y docencia. Su creación haría posible que los futuros científicos
de nuestros países recibieran su formación de post-grado de profesores
que conocen los últimos adelantos de su disciplina, pero que al mismo
tiempo están preocupados de dar respuesta a los desafíos propios de
nuestro continente.
Esta reorientación de los estudios de post-grado obviamente no
podría significar un cortar vínculos con la comunidad científica mun
dial. Entenderlo así sería m atar de raíz toda posibilidad de un ulterior
desarrollo de la ciencia en Latinoamérica. La creación de esos centros
universitarios de estudios de post-grado traería, sin embargo, una serie
de consecuencias provechosas. Desde luego, contribuiría a debilitar un
cierto “academicismo” que tiende a desarrollarse entre nuestros inves
tigadores, es decir, una tendencia a adecuar los temas que investigan a
los intereses predominantes en los grandes centros científicos. Esta de
pendencia de los grandes centros con respecto a la selección de los te
mas tiene el doble efecto de hacer que, por un lado, nuestra ciencia se
conecte a problemas que nuestra sociedad no enfrenta y, por otro, nues
tra propia problemática no sea utilizada como impulso y aguijón de
creatividad.
Una segunda consecuencia sería lim itar el impacto de la cultura
norteamericana en nuestros graduados. Mientras más jóvenes y con
menos experiencia personal son expuestos a esa cultura, más alta es
la probabilidad de que la acepten a-críticamente. A contrario sensu, si se
especializan en algún aspecto específico de su disciplina en un centro
mundial sólo cuando ya han seguido estudios avanzados en su propio
país o en otro país latinoamericano, y cuando ya han tenido la expe
riencia de investigar en nuestra realidad, lo probable es que no se pro
duzca alienación o desarraigo y que sus nuevos conocimientos puedan
ser utilizados creativamente.
Las fundaciones podrían contribuir a financiar la creación de
esos centros y, una vez creados, a redirigir hacia ellos su política de
becas.
100 —
El emplazamiento del escritor latinoamericano
Antonio Avaria
Profesor del CEREN y de la E s
cuela de Periodismo de la Uni
versidad de Chile.
— 103
que comprueba el bombardeo de la población civil, son los mecanismos
de denuncia que remueven las conciencias de Estados Unidos y del mun
do. Ya no es la novela, sino el cine, la televisión, la prensa, los medios
propios de la comunicación colectiva, los estimulantes de la acción po
lítica. La función de denunciar una injusticia —tan preeminente en la
novela naturalista— amenaza muerte por ineficacia. Todavía más; otra
necesidad permanente del hombre —soñar mundos posibles— está sien
do absorbida en grado creciente y totalitario por las expresiones masivas
recién aludidas, desplazando una función básica de la novela tradicional.
No debe sorprendernos demasiado que el talento creador europeo vaya
hoy al cine, la investigación científica, la sociología, el estructuralismo,
y que la generalidad de sus novelistas no resista comparación con la su
perior envergadura de los escritores latinoamericanos de esta hora.
Mientras otros intelectuales —periodistas, psicólogos, sociólogos,
economistas— se incorporan a la élite dirigente constituyéndose en gru
pos con poder y organización, los escritores se reúnen en desgastadas,
más o menos académicas Sociedades de Escritores, de modesta labor
gremial, carente en absoluto de proyección social política. Si emiten de
claraciones, éstas no provocan eco nacional alguno. Es el caso penoso
de Chile, donde la gravitación social del escritor es un espejismo de po
der, la mera nostalgia de una época —el siglo XIX— en la cual era ver
daderamente un hombre político. ¿Es necesario recordar que la palabra
de Sarmiento y de Bello, de Lastarria, Pérez Rosales, Vicuña Mackenna,
Irisarri, Heredia, Marti, determinó algunas grandes decisiones latinoame
ricanas? En el panorama actual de nuestra América, la capacidad polí
tica del escritor sólo se despliega en la isla de Cuba y también —vestigio
de una revolución mayormente traicionada— en México. "La Revolución
Cubana —explica Alejo Carpentier en agosto de 1961, ante el Primer
Congreso de Escritores y Artistas Cubanos— ha dado un sentido nuevo
a nuestros destinos”. .. “hemos vuelto a ser como los intelectuales del
siglo pasado” (en "Tientos y diferencias”, Arca, Montevideo 1967).
Debidamente certificadas —resulta ocioso traer aquí las pruebas—
las muertes del realismo burgués y del realismo socialista, sustituidas las
funciones documentalista, de denuncia, de protesta y hasta de amena en
tretención, la nueva novela latinoamericana asumirá una elevada misión
antropológica y poética, que Carlos Fuentes ha sabido sintetizar: "en
contrar y levantar sobre un lenguaje los mitos y las profecías de una
época”. Más detalladamente: descubrir nuevas estructuras de sentido
en las relaciones sociales, revelar los mitos de nuestro inconsciente co
lectivo, restituir a la lengua su función creadora, subversiva, introducir
la duda donde no la hay, soñar —ahora sí, porque son conjurados para
ser vividos— mundos posibles.
108 —
El pensamiento estructuralista y la crisis
en las Ciencias Sociales
por Gonzalo Martner 1
— 109
El criterio ortodoxo, en el cual todas las variables de los modelos,
sean exógenas o endógenas, son económicas, y en el cual los factores
extraeconómicos están considerados en los parámetros.
El enfoque ortodoxo modificado, en el que se incluyen los factores
económicos como variables endógenas y exógenas; los factores extraeco
nómicos son tomados en cuenta pero sólo como variables exógenas. Este
esquema descubre comportamientos, pero no explica políticas guberna
mentales, huelgas, guerras u otros eventos de esta clase.
El enfoque totalizante, que incluye como variables endógenas, tan
to factores económicos como extraeconómicos. En esta tendencia están
Gunnar Myrdal, Kalecki y por cierto Carlos M arx3.
Orientados dentro del criterio expuesto en el tercer enfoque, es cre
ciente el número de economistas que ahora sigue las reflexiones de
Myrdal cuando dice "en realidad no existe distinción entre hechos co
rrespondientes a nuestra división tradicional escolástica de las ciencias
sociales en disciplinas separadas. Un análisis realista de los problemas
nunca puede enmarcarse en esas líneas de división. La distinción entre
factores que son "económicos” y los que son "no económicos” es en rea
lidad una consigna inútil y sin sentido desde el punto de vista de la ló
gica y debe ser reemplazada por una distinción entre factores “relevan
tes" e "irrelevantes”, o "más relevantes” y "menos relevantes” 4.
En busca del análisis de lo "relevante” que es esencial para com
prender el comportamiento de los países en vías de desarrollo, el econo
mista Paul Barán ha hecho una notable contribución al llamar la aten
ción sobre el destino de los “excedentes económicos” 5, concepto que ya
es ampliamente conocido.
En Europa con su tradición cultural y filosófica ha resurgido la
investigación científica y crecen los estudios dentro del estructuralismo
haciendo aportes metodológicos de inapreciable valor. Y en el mundo sub-
desarrollado ha nacido un vasto movimiento intelectual hasta cierto pun
to liderizado por economistas latinoamericanos, que de una manera u
otra procura realizar un análisis global y totalizante. Fruto de estos es
fuerzos ha sido el surgimiento de lo que se ha dado en llamar “escuela
estructuralista”. Estos esfuerzos han despertado interés en el resto del
mundo y conviene examinarlos con detención.
110 —
1
— 111
de la estructura declara que no importa tanto la conducta individual de
los hombres como el sistema que condiciona a esta conducta”.
Aunque a otro nivel y otra filosofía, se ha creado en Estados Uni
dos la llamada escuela institucionalista donde se destacan autores como
Thorstein Veblen, John Dewey, John R. Commons y Wesley C. Mitchell.
Hay que considerar dentro del institucionalismo marxista a Paul Barán,
Paul Sweezy y otros.
El estructurálismo latinoamericano
112 —
Sunkel y Aníbal Pinto quienes han estudiado y dado a conocer con mayor
extensión el pensamiento estructuralista. Desde la CEPAL, ha sido don
Raúl Prebisch quien ha liderizado el enfoque estructuralista12
Aníbal Pinto identifica lo que denomina “factores estructurales"
y “factores inmediatos” l3. Los primeros son principalmente: el equili
brio político-social de los grupos sociales; la dependencia externa; la ri
gidez de la estructura y de la producción agraria; la seguridad social
ineficiente y costosa. Entre los factores inmediatos señala: el desequi
librio fiscal; el desorden monetario; y la carrera precios-ingresos.
En su Informe Económico 1957, la CEPAL explica las tendencias
inflacionarias como consecuencia de factores estructurales que impiden
un crecimiento satisfactorio y con estabilidad, los cuales actúan a través
de ciertos factores de propagación. Los factores estructurales son la
alta propensión al consumo del sector de población con mayor capacidad
de ahorro; la peculiar canalización de las inversiones y la baja tasa de
capitalización; la inestabilidad e inelasticidad de las exportaciones; la
estructura de las importaciones, determinada por la inelasticidad de la
producción agrícola frente a un aumento de la demanda, derivado del
crecimiento de la población y del ingreso, así como por el desarrollo de
ramas industriales a base de materias primas casi íntegramente impor
tadas; la estructura del gasto público, que lo hace sumamente inflexible
a las oscilaciones del ingreso interno; la regresividad e inelasticidad del
sistema tributario frente al aumento del ingreso y a su distribución, así
como a su alta dependencia de los impuestos que gravan el comercio
exterior.
Los factores de propagación que se reseñan son los reajustes anua
les de remuneraciones; el déficit fiscal, financiado de m anera expansio-
nista a base de crédito bancario y colocación de obligaciones guberna
mentales; la expansión crediticia en función del aumento de precios.
En 1959, Osvaldo Sunkel planteó sus puntos de vista identificando
lo que denominó “presiones básicas o estructurales”, "presiones circuns
tanciales", "presiones acumulativas" y "mecanismos de propagación".
Analiza entre las presiones básicas la inflexibilidad de la oferta; la redu
cida tasa de formación de capital, insuficiente para absorber el creci
miento vegetativo de la mano de obra y los contingentes desplazados de
las actividades primarias; las tendencias al deterioro de la productividad
media de la economía; un sector exportador de productividad extraor
dinariamente alta, del que se desplaza población a otros sectores de p ro
ductividad menor y bastante baja; la inestabilidad, inflexibilidad y regre
sividad del sistema tributario, por lo que ha sido tradicionalmente inca
paz de reajustar sus rendimientos a las necesidades de la política de gas
tos públicos. Dentro de las presiones circunstanciales considera el au
mento general de remuneraciones por eventos políticos; catástrofes na
cionales, sismos u otras; aumento de los precios de las importaciones,
como factor exógeno; expansión del circulante en el período bélico; ines
tabilidad externa y crisis del comercio exterior. Dentro de las presiones
acumulativas considera la orientación de las inversiones; las expectati
vas, surgidas en la persistencia inflacionaria y que han pasado a form ar
parte de los planes de las unidades económicas; efectos negativos en la
productividad; el sistema de subsidio a las importaciones, que fue posi
12 Ver Raúl Prebisch “H acia una dinámica del desarrollo latinoamericano” . Fondo de Cul
tu ra Económica, México, 1963 y “ El falso dilema entre desarrollo económico y estabilidad
m onetaria” , Boletín Económico de América Latina, VoL VI, N’ 1, 196L
13 Aníbal Pinto. “Es posible detener la inflación” . Panoram a Económico, 1956.
— 113
8.—
ble m antener mientras el comercio exterior se expandía, pero que al caer
en crisis agravaron el déficit fiscal; el desaliento de las exportaciones,
por el sistema de cambio fijo. Dentro de los mecanismos de propagación
considera el déficit del sector público; reajuste de sueldos y salarios; y
reajustes de precios, debido a mayores costos 14.
El economista Jorge Ahumada distinguió entre factores econó
micos, procesos coadyuvantes y factores socio-políticos. Los factores eco
nómicos son determinados por la inestabilidad de las exportaciones, la
demanda de importaciones para el desarrollo de la industria sustitutiva
y la insuficiencia de la producción agropecuaria; elementos todos que
conducen a una sobrevaluación de la moneda nacional y a posteriores
devaluaciones con sus impactos sobre el costo de la vida y la elevación
del costo de producción. Los procesos coadyuvantes están radicados en
los ingresos y gastos públicos, en las remuneraciones y en los medios
monetarios. Los factores socio-políticos provienen de la conjunción de
de grupos sociales con instrumentos defensivos ante los efectos del pro
ceso inflacionario.
Carlos Matus 15 distingue, por su parte, entre "desequilibrios es
tructurales”, “presiones básicas”, “mecanismos de resistencia” y "me
canismos de propagación”. Identifica como desequilibrios estructurales
el hecho de que la inflación es una exteriorización de claros desequili
brios reales que van más allá del velo monetario, que envuelve y esconde
las transacciones y estructura física de la economía. Las causas de los
desequilibrios reales se encuentran generalmente en problemas de estruc
tura social y política. Presiones básicas son las incompatibilidades fun
damentales de una economía que deben resolverse en contra o a favor
de determinados grupos de sectores, dando lugar a la creación de me
canismos de resistencia o de defensa de los sectores afectados. Mecanis
mos de resistencia son las formas que toma la lucha entre los grupos
sociales por descargar en otros el peso de una baja en el ingreso real o
la postergación de un aumento, son la expresión de la organización y ca
pacidad de lucha de los grupos. Mecanismos de propagación son las vías
por las cuales se soluciona temporalmente la lucha entre los sectores, o
la forma en que se hacen aparentemente compatibles las metas reales
de los diferentes grupos, como los medios de pago, déficit fiscales, rea
justes de sueldos, devaluaciones, ajustes de precios, etc.
Jaime Barrios desarrolló el enfoque de Henri Aujac 16 y explicó la
inflación como consecuencia de la lucha de grupos sociales 17. El autor
de este trabajo, siguiendo el plantamiento de Henri Aujac y Jaime Barrios,
planteó en 1958 diversas categorías para el análisis de la inflación chi
lena 18, las deformaciones en la estructura social y económica, las pre
siones inflacionarias básicas y los mecanismos de propagación.
Las deformaciones de la estructura social y económica surgen de
la distribución de la propiedad y de la correlación de fuerzas sociales,
14 Ver Osvaldo Sunkel “La inflación chilena un enfoque heterodoxo” . El Trimestre Econó
mico, N9 100, pp. 570-599, México, octubre-diciembre de 1958.
is Véase Carlos Matus Romo, apuntes del curso “Método y Análisis de Política Económica” ,
del Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social, versión 1964.
16 Ver Henri Aujac “Une Hypothese de travail: L’inflation, conséquence monetaire du com-
portement des groupes sociaux” , Economie Appliquée (abril-junio de 1950); en Internatio
nal Economic Papers, N? 4.
17 Ver Jaim e Barrios: “La inflación chilena como consecuencia de la agudización de la
lucha de clases derivada de desequilibrios estructurales” . Mimeografiado, Santiago, 1958.
18 Ver Gonzalo M artner “La inflación chilena en el pensamiento y en la acción” . Panorama
Económico, 19 de julio de 1958.
114 —
del grado de organización de los intereses antagónicos, del desnivel en la
distribución del ingreso nacional, factores todos los cuales orientan los
recursos productivos hacia ocupaciones que dan origen a una estructura
económica inorgánica. Esta asignación defectuosa de los recursos pro
ductivos, que impide el aprovechamiento de las tierras, las minas, las
selvas, etc., genera desequilibrios de crecimiento de las ramas de la pro
ducción. Estos desequilibrios originan las “presiones inflacionarias bá
sicas”, a las cuales, en América Latina, se suman los que derivan del co
mercio exterior y la agricultura. Estas presiones básicas se propagan por
todo el cuerpo económico a través de ciertos mecanismos como el fiscal,
monetario, cambiario, etc. Este esquema lo apliqué en 1961 para analizar
la experiencia de Bolivia entre 1950 y 196019.
El enfoque estructuralista fue sistematizado también por el eco
nomista venezolano Héctor M alavé20 identificando tres elementos signi
ficativos: las presiones generadoras, los mecanismos monetarios o pro
pagadores, y los factores correctores. Esta distinción, “acorde con la dia
léctica de las relaciones causales, permite asignar a cada uno de los ele
mentos mencionados su verdadera importancia en el diagnóstico estruc
tural de la inflación. Sólo en tal forma las relaciones esenciales de la in
flación pueden diferenciarse de sus conexiones externas y superficiales”.
"Las presiones generadoras y los mecanismos monetarios o pro
pagadores son, respectivamente, la fuente y la manifestación del proceso
inflacionario. Las primeras conforman el elemento de la causalidad ac
tiva, las fuerzas genéticas del desarrollo del proceso; los segundos cons
tituyen la forma y el modo de desenvolvimiento del mismo. Aquéllas se
identifican como las causas que, en diferentes planos, engendran la in
flación; los segundos, como la condición que constituye el medio y la
situación en que el proceso inflacionario existe y se desarrolla. Las pre
siones generadoras y los mecanismos monetarios difieren en que las pri
meras tienen rango primario, carácter propio y movimiento autónomo,
en tanto que los segundos poseen rango secundario, carácter subordi
nado y movimiento inducido”.
Cabe hacer notar que algunos economistas anglosajones han ex
puesto el pensamiento estructuralista a través de valiosos trabajos entre
los que se destacan los de Dudley Seers, Joseph Grunwald, David Félix
y otros 21.
Puede decirse que el pensamiento estructuralista, formulado para
interpretar la inflación, continúa aún desarrollándose en América Latina
y que es creciente al interés de los centros académicos de otras áreas por
conocer sus fundamentos.
En el terreno de las experiencias prácticas, el estructuralismo ha
sido contrapuesto a los enfoques que explican la inflación como un fenó
meno esencialmente monetario y financiero y que han dado lugar a nu
merosos programas de estabilización. Respecto de las ventajas de uno y
19 Ver Gonzalo M artner “ Un análisis estructural de la inflación en Bolivia” , El Trimestre
Económico, N? 116, México, octubre-diciembre de 1962.
20 Ver Héctor Malavé “Análisis estructural de la inflación” . El Trimestre Económico, N’ 139,
México, 1968.
21 Ver el trabajo de Seers “La teoría de la inflación y el crecimiento en las economías sub
desarrolladas: la experiencia Latinoamericana. El Trimestre Económico XXX, 3, México,
1963. Ver además “La Escuela Estructuralista, estabilización de precios y desarrollo eco
nómico: El caso chileno” , por Joseph Grunwald, en El Trimestre Económico, N* 111, vol.
XXVin. “ An Altemative View of the M onetarist-Structuralist Controversy”, por David
Félix, en Latin American Issues. Véase también “Structural Imbalances. Social Conflict
and Inflation” , por Félix, en Economic Development and Cultural Change, enero de 1960.
— 115
otro planteamiento la controversia continúa abierta y tom ará tiempo al
poder precisar la validez de una y otra escuela.
116 —
temente acerca de este punto, pero lo que parece no haber sido
rado es el problema de identificar las características que las economías
atrasadas tienen en cada estadio de desarrollo.
Explorando exclusivamente en el campo económico y a falta de
otros indicadores globales mejores, los economistas dividen los países
subdesarrollados según su nivel de ingreso por persona. Hecha esta dis
tribución aprecian distintos estratos: hay economías primitivas de un
nivel de ingreso muy bajo, otras que son semi-primitivas, o sea que ya
han incorporado algunos elementos de desarrollo; otras que son econo
mías pre-industriales; y otras que ya han comenzado el proceso de in
dustrialización.
En las economías primitivas, que convencionalmente hemos defi
nido como aquéllas de menos de 80 dólares per cápita, predomina un
sector agropecuario que ocupa entre un 70 y 90 por ciento de la fuerza
de trabajo y grava entre el 60 y 90 por ciento del producto bruto. En este
estadio se encuentran países como Afganistán, Chad, Etiopía, Nigeria,
Uganda, Tanzania y otros países.
Hay economías de más de 80 y hasta 250 dólares donde ya apa
recen nuevos sectores productivos, como la construcción, la manufactura
y los servicios, en los que la agricultura pierde importancia relativa
(ocupa ahora entre el 30 y 60 por ciento del producto interno bruto); es
el caso de Paraguay, Bolivia, Haití, Sudán, Egipto, Camerún, Mauritania,
Birmania, Ceylán, Malasia, Cambodia, Tailandia, India, Pakistán, etc.
En etapas siguientes, cuando las economías sobrepasan los 250
dólares por persona y llegan hasta los 500, se acentúa el desarrollo de la
manufactura, la minería, la energía, los transportes, la construcción y los
servicios, disminuyendo el sector agropecuario a menos del 30 por ciento
del PBI (producto interno bruto); es el caso de Chile, Colombia, Mé
xico, Costa Rica, Grecia, España, Líbano, Turquía, etc.
Ya en etapas más avanzadas, el sector agropecuario suele represen
ta r desde un 15 a un 7 por ciento del PBI y el sector manufacturero y
los servicios ocupan entre 50 a 70 por ciento; es la situación de Bélgica,
el Reino Unido, Suecia, Australia, Alemania Occidental, Italia, Francia y
Estados Unidos. Pero el desarrollo no necesariamente ha de significar
el predominio de la industria y ser éste el único elemento de análisis del
crecimiento. En Estados Unidos la industria manufacturera da trabajo
a un 25 por ciento de la población activa (menos que Inglaterra), pero
su ingreso per cápita es superior al de Inglaterra. Se sabe que Canadá,
Estados Unidos, Nueva Zelandia y Suecia tienen una proporción mayor
de su población en la agricultura que Inglaterra, pero no obstante su in
greso per cápita es mayor. Los niveles de productividad pueden alterar
el cuadro y ser necesario analizar factores no tan fácilmente mensurables.
La necesidad de tipificar los diversos estadios de desarrollo es cada
vez más urgente. La integración de todos estos enfoques perm itiría tal vez
la formulación de algunos elementos para configurar lo que podría deno
minarse una teoría general del desarrollo, que identifique las estructuras
y la dinámica de los cambios en el proceso del crecimiento.
— Í17
que el poder político se transforme y permita alcanzar un desarrollo
nacional acelerado 23.
La idea de desarrollo nacional involucra que el estado-nación debe
procurar la plena explotación de sus recursos, a través de la formación
de una infraestructura propia, de cuadros técnicos, de una industria na
cional, etc., que gradualmente alteran la dependencia de las economías
atrasadas de las economías extranjeras dominantes. Se trata en suma,
de un desarrollo interno, orgánico, que sea capaz de construir el sistema
económico nacional, haciéndolo razonablemente independiente en su fun
cionamiento.
El desarrollo nacional es la consecuencia del desarrollo de proce
sos íntimamente conectados, a saber, el político, el económico, el social,
y el cultural. El desarrollo nacional, entonces, está dado por la expan
sión de cada una de estas esferas y por el grado de "participación” de
los habitantes de un territorio dado en estos procesos.
El proceso político se da en un conjunto de estructuras y a través
de papeles que conducen a los individuos a procesos integradores. Den
tro de él es fundamental la existencia de una maquinaria para la adop
ción de decisiones, que deben ser implementadas por la burocracia ad
ministrativa.
La participación de la población en el proceso se obtiene de diver
sas maneras; no sólo basta darle chance de votar periódicamente sino de
integrarse al sistema de tom a de decisiones a través de partidos, sindica
tos, gremios, agrupaciones especializadas, organismos de promoción po
pulares, etc.
El proceso económico se da a través de un conjunto de relaciones
productivas que resultan de la organización que se haya adoptado para
la producción y distribución de bienes y servicios. El desarrollo econó
mico se logra en la medida en que aumenta la producción por persona.
La participación de la población se da en varias formas en la medida en
que el proceso es capaz de crear empleos para la fuerza de trabajo y de
distribuir los bienes y servicios en forma justa dando posibilidades de
satisfacer sus necesidades básicas a la población. En América Latina el
proceso económico será vinculado a las economías extranjeras dominan
tes y su desarrollo ha excluido a grandes masas de población que viven
a un nivel de subsistencia. Tampoco la maquinaria económica tiene ca
pacidad para extender la tecnología moderna a los varios niveles del pro
ceso económico. La maquinaria económica, por lo general, está desar
ticulada e incompleta y carece de capacidad para explotar enormes re
cursos naturales y dar ocupación a la población.
El proceso social incluye el conjunto de relaciones de los individuos
entre sí, entre éstos y los grupos, y entre los grupos que éstos forman,
llámense clases sociales, gremios, tribus, sindicatos, y otras formas de
organización. El grado de participación del individuo en estos grupos y
de estos grupos en el conjunto de la sociedad depende del grado de “co
municación” existente entre ellos. Si un grupo social, por ejemplo, una
tribu indígena, detenta exclusivamente valores particularistas, es muy
difícil que pueda comunicarse con otros grupos sociales, por ejemplo,
partidos políticos que sostengan valores más universalistas. El desarro
llo social se produce, por la socialización, como consecuencia de la movi
lización y de la democratización de los grupos sociales. El cambio social
118 —
se mide a través de las tasas de urbanización, industrialización, secula
rización, democratización, extensión de la educación, etc.
Identificados algunos rasgos de los procesos políticos, económicos
y sociales procede precisar cómo estos procesos integrados conducen al
desarrollo nacional. Este se alcanzaría en la medida que se acentúe la
acumulación, se mejore el nivel de productividad, se distribuya mejor
el ingreso, la población logre "participar’’ en el proceso de desarrollo; se
amplíe la "comunicación” entre la población y el poder político, se reem
placen valores particularistas por valores universalistas, se aumente las
tasas de urbanización, industrialización, secularización, democratización,
educación, etc. El desarrollo nacional implica, pues, rom per los patrones
existentes de vida y su reemplazo por patrones nuevos; creados dentro
de un contexto socio-cultural progresivo que no se limite a injertar mo
dalidades foráneas, sino que a crear nuevos moldes auténticos de vida.
Implica la consolidación de los procesos político, económico y social
propios, con capacidad para funcionar por sí mismos.
Una teoría del desarrollo nacional ha de lograr una integración de
los enfoques de la teoría política, sociológica y económica, dentro de un
contexto histórico determinado. Su objeto es esencialmente interdisci
plinario. Ella procura formular los principios y los métodos para hacer
posible la interpretación del funcionamiento de los procesos indicados y
señalar, sobre esta base, la estrategia de una política de desarrollo nacio
nal, apoyada por un conjunto de decisiones normativas, de organizaciones
y de decisiones operativas.
Y la estrategia para lograr el desarrollo nacional ha de contem
plar los objetivos o propósitos básicos tendientes a modificar los proce
sos políticos, económicos y sociales, a través de ciertas etapas o fases,
que habrán de variar según las condiciones históricas vigentes. Pero los
grandes propósitos y etapas fijados en la estrategia requieren de me
canismos sociales y decisiones normativas que permitan su ejecución. Y
de decisiones operativas para hacer funcionar los mecanismos dise
ñados.
La política de desarrollo nacional es, en resumen, una disciplina
totalizadora de principios, métodos e instrumentos destinados á racio
nalizar las decisiones del poder político encaminadas a provocar cam
bios en los procesos mecionados con vistas a provocar el desarrollo
nacional. La política de desarrollo nacional es una herram ienta para
provocar el cambio social deliberado, inducido.
Este cambio puede lograrse por distintos caminos según se trate
de sistemas económicos de tipo capitalista o socialista. En efecto, el
sistema económico es el que crea el contexto a través del cual se ejecuta
la política de desarrollo nacional. Para provocar el desarrollo nacional
se pueden elegir la vía capitalista, la vía no capitalista y la vía socialista.
A través de la prim era los medios de producción pertenecen al sector
privado en forma predominante, aunque algunos recursos están en ma
nos del Estado. En la vía no capitalista, que es una etapa de transición,
comienzan a incorporarse en forma creciente medios de producción a
la esfera del estado. Y la vía socialista los recursos productivos están
en su mayor parte bajo control estatal, el cual orienta y ejecuta la po
lítica de desarrollo. Naturalmente que cualquiera que sea la vía que se
elija, en una economía atrasada, emerge como un problema central, a di
ferencia de lo que ocurre en las economías desarrolladas, el problema
de la formación del sistema económico y de cómo hacerlo funcionar.
Es decir la tarea de construir la infraestructura y echar las bases indus
— 119
tríales ha de ser enfrentada por un país subdesarrollado como tarea pri
mordial, en sus estadios iniciales.
La política de desarrollo nacional, como se dijo antes, ha de im
pulsar un tipo de desarrollo basado en la explotación de los recursos
naturales nacionales, en beneficio de la población del país, ocupando
el esoacio económico interior, creando una infraestructura capaz de
movilizar los recursos naturales y que apoye un proceso creciente de
producción agrícola, minera o industrial. Para lograr los propósitos an
teriores, se requiere de una organización racional que facilite estos pro
cesos y la capacitación, en el proceso, de los recursos humanos, con vis
tas a ser utilizados funcionalmente durante el curso del proceso. Ya no
se trata, en suma, de construir carreteras, dar educación, etc., per se,
es decir, sin una intención final. Se trata de crear ciertos principios
centralizadores, que permiten introducir un desarrollo con intención.
Naturalmente el desarrollo ha de provocarse para satisfacer las
necesidades de la mayoría de la población dentro del contexto de un
conjunto de reformas estructurales planeadas. El reparto justo de los
frutos del desarrollo es, en este esquema, el elemento dinamizador de la
política de desarrollo. Se trata de un esfuerzo nacional tras el objetivo
de retener para el país los excedentes generados por la economía de un
país, y de distribuirlos en beneficio de las mayorías.
Por ello el modelo de desarrollo nacional procura lograr la inde
pendencia económica, evitando que los recursos internos no sean usados
en beneficio del país. Pero lograr esto implica una serie de fases en el
proceso de desarrollo en virtud del cual el sistema se capacita para los
fines propuestos. En una prim era etapa, puede comenzar por estimular
un sector exportador dinámico y diversificado en cuanto a sus produc
tos y mercados de ventas; utilizar los excedentes generados (divisas)
en la importación de bienes de capital, combustible, etc. y financiar la
construcción de una infraestructura diseñada no sólo para facilitar la
salida de sus materias primas sino que encaminada a lograr la inter
conexión del espacio económico nacional y a crear energía, provisión
de agua y servicios básicos. A través de la apertura de fronteras, va
abriendo las posibilidades de un desarrollo más acelerado posterior
mente.
La creación de infraestructura tiene un propósito, una intención,
hacer posible el proceso productivo. Si ella no sirve a la explotación de
los recursos agrícolas, forestales, pesqueros, mineros, etc. su justifica
ción sería en función de prestar servicios finales de consumo, de ahí la
conveniencia de graduar la creación de infraestructura con el apoyo si
multáneo a los sectores productivos básicos y a la prestación de servi
cios. No se tra ta de construir infraestructura sólo para inducir desarro
llo; al revés, ella se va construyendo simultáneamente con el aparato
productor, en torno a polos de desarrollo.
El desarrollo nacional implica cambiar moldes educativos, cos
tumbres y actividades; la educación refleja y sistemática debe orientar
se a form ar cuadros que las condiciones objetivas del desarrollo hacen
necesarios. No se trata tampoco de dar educación per se, ni cualquiera
educación; se ha de dar educación para apoyar el esfuerzo de desarrollo
nacional, capacitando personal en tareas útiles para el desarrollo, en
las etapas que este cruza.
En seguida, el desarrollo nacional comienza a pasar de una etapa
a otra. Parte del esfuerzo agropecuario se orienta a la mayor produc
ción de alimentos y materias primas para la exportación, el consumo y
120 —
la industria. La industrialización que se realiza, en una prim era fase,
con el propósito de sustituir importaciones, comienza por lo general con
la creación de industrias tradicionales (textiles, calzado, etc.); sigue con
la industria pesada, (cemento, química, etc.), y se continúa con Iá de
bienes de capital (equipos, maquinaria, etc.) procurándose en todo el
aparato industrial la integración de los procesos.
El desarrollo va robusteciéndose progresivamente; a medida que
crece el ingreso pueden movilizarse más excedentes y aumetarse la acu
mulación. Un dinamizador básico es, pues, un creciente volumen de aho
rro de origen interno que se orienta hacia inversiones seleccionadas. Se
procura conformar un patrón de inversiones nacionales adecuado a la
estrategia general de desarrollo postulada. Naturalmente, este patrón
de inversiones puede ser apoyado con recursos externos que no lo alte
re, no se desvirtúen sino que lo robustezcan en su intencionalidad global.
No hay pues un patrón de inversiones óptimo per se; ha de adecuarse
al estadio de desarrollo por que atraviesa un país y constituye la viga
m aestra para pasar de un estadio a otro. En las primeras etapas las in
versiones se concentran, por lo general, en infraestructura y luego en
los sectores productivos y sociales.
En todo el curso del proceso, se va produciendo un cambio social
interno; de una sociedad rural y muy estratificada, se va pasando a una
sociedad donde aparece un sector urbano, moderno y creciente. Al cabo
de algún tiempo, la población se habrá desplazado del campo a la ciu
dad y se habrán creado en las ciudades necesidades de dar vivienda
y proporcionar equipamiento urbano a una población creciente.
El mecanismo económico habrá de ir creando posibilidades de
ocupación útil a la población, incorporando tecnologías que ofrezcan
trabajo. Se puede estimular la incorporación de alta tecnología en acti
vidades destinadas a las exportaciones y en actividades de apoyo a sec
tores rezagados. Pero en toda una esfera de la producción y en la infra
estructura procedería incorporar técnicas que permitan la intensidad
de uso de mano de obra. Por ejemplo, la construcción de carreteras,
tranques, represas, viviendas, etc., pueden hacerse con gran intensidad
de mano de obra. Algunas industrias livianas y pesadas también podrían
utilizar tecnologías de esta clase.
El desarrollo nacional busca la autosuficiencia del sistema eco
nómico, su creciente independencia frente a potencias dominantes y la
capacidad de autogenerar su desarrollo. Esto no implica el aislamiento
frente al resto del mundo; será necesario aumentar las exportaciones
e im portar más, pero el fruto de esta actividad quedará en el sistema y
con ello podrá vigorizarse interiormente. El desarrollo nacional puede
dar una auténtica y sólida capacidad de negociación a un país en el cam
po internacional, pasando de ser país-sucursal a ser país-sujeto. El pro
ceso de desarrollo nacional ha de sostenerse en la medida en que se in
troduzcan reformas estructurales que hagan posible movilizar el exce
dente real y potencial de la economía.
Con lo expuesto anteriormente se habrá podido visualizar que una
teoría del desarrollo nacional es algo mucho más amplio que una teoría
del crecimiento económico. En general, el avance que se ha observado
en los centros académicos de países desarrollados se refiere principal
mente a la formulación de modelos de crecimiento y no tanto a modelos
de desarrollo nacional. La diferencia entre uno y otro estriba en que en
los primeros se trabaja principalmente con variables económicas, dando
especial énfasis a la inversión, en tanto que en los segundos se trabaja
— 121
con variables económicas, sociales y políticas, dentro de un esquema
histórico, en las que se enfatiza no solamente el excedente para inver
siones sino que el comportamiento de las estructuras económica, social,
política y cultural.
En cierta medida se va agrandando la diferencia entre los d en
tistas sociales preocupados del desarrollo nacional y los economistas
preocupados del problema del crecimiento económico, el que se visua
liza fundamentalmente preocupado de la inversión y de los proyectos
concretos en los que se materializa el esfuerzo de crecimiento. Así como
frente a la inflación se ha producido una brecha entre "estructuralistas”
y "m onetaristas”, frente a los problemas del desarrollo existe también
una brecha intelectual entre los "desarrollistas” y los "proyectistas”.
Cabe señalar, también, que dentro de los técnicos preocupados
por el desarrollo nacional existen diversas corrientes según si postulan
el desarrollo por la vía capitalista, la vía no capitalista y la vía socialista,
a las que ya se hizo referencia.
La teoría del desarrollo nacional ha de basarse en el método es
tructuralista. Esto significa decir, siguiendo a Jean Pouillon 24 que ha de
haber un enfoque de totalidad y de interdependencia, Como ha dicho
Jean Paul Sartre "el estructuralismo consiste en tom ar en todo caso la
actitud totalizadora” 2S.
En consecuencia, una teoría del desarrollo nacional habrá de sur
gir a través de un enfoque totalizante en el que se analizan los proble
mas de la estructura y del cambio.
122 —
dores del desarrollo. Del juego de estas categorías se produce "una re
sultante” que muestra la situación en que se encuentra el proceso de
desarrollo, en un momento dado27.
— 123
ellas, configura un "patrón de desarrollo”; así se suele hablar del patrón
de desarrollo hacia afuera, cuando se enfatiza la alternativa de creci
miento de las exportaciones.
Los mecanismos obstaculizadores frenan los impulsos de desarro
llo, exterminándolos, contrarrestándolos, conduciendo a tasas de creci
miento menores que las esperadas o al estancamiento. Los mecanismos
frenadores del desarrollo suelen ser el lento crecimiento del comercio
exterior y el deterioro de los términos del intercambio; una mayor pro
pensión a exportar capitales; un aumento de la propensión a consumir
en el sector público y/o privado; la desnacionalización de las empresas
criollas; la incorporación de tecnologías ahorradoras de mano de obra;
la marginalización de contingentes poblacionales; la desocupación y sub-
ocupación crecientes de mano de obra: la falta de aprovechamiento de
las complementariedades regionales; el desarrollo excesivo del aparato
de comercialización; la concentración del crédito bancario; la estrechez
del mercado interno; la inadecuada estructura del estado; la rigidez del
aparato de dominación, etc. El grado en que estos factores negativos
actúan es también variable y dependen de los factores estructurales ya
mencionados 28.
Las acciones y reacciones que producen los mecanismos impulso
res y obstaculizadores en el contexto estructural conduce a una situación
resultante: el estancamiento, el desarrollo dependiente, etc.
124 —
al asignar al estado un rol principal en la conducción del desarrollo na
cional, por la vía de un capitalismo de estado de carácter nacionalista31.
Las experiencias que se han obtenido con la formulación de estrategias
de desarrollo en diversos países de América Latina han permitido ir
decantando paulatinamente principios y técnicas para form ular estrate
gias de desarrollo de largo plazo32.
Vinculando aquellas experiencias y los enfoques estructuralistas
del desarrollo que hemos expuesto en la sección anterior, se podría de
finir la formulación de estrategias como un estudio que en aproximacio
nes sucesivas, y partiendo de un diagnóstico interpretativo que vincule
las diversas estructuras imperantes en un sistema económico y social,
establece una imagen-objetivo del nivel de desarrollo al que se quiere
llegar, va analizando las distintas opciones de desarrollo, evaluando sus
ventajas y desventajas, y siguiendo una trayectoria que sea compatible
con una cierta constelación de fuerzas sociales.
Una estrategia de desarrollo significa, en consecuencia, analizar
cualitativamente los factores condicionantes del desarrollo, sean éstos
de origen económico, histórico, político o social; identificar los elemen
tos o fuerzas estimulantes al desarrollo y que le dan dinámica al siste
ma; captar y medir los factores que obstaculizan y crean barreras al
desarrollo, y definir la situación resultante a la que se desea llegar, la
que pasa a ser la imagen-objetivo de la situación en el futuro. El análi
sis examina las alternativas de cambios a introducir, los posibles patro
nes de desarrollo que la selección de un conjunto de ellas puede confi
gurar, y la estrategia define una acción a través de “proyectos naciona
les” encaminados a dar dinamismo a ciertas fuerzas de cambio y a redu
cir, neutralizar o eliminar las fuerzas obstaculizadoras del desarrollo.
La profundidad en los cambios que se postulen dependerá naturalmen
te de la capacidad de acción que tengan los grupos que respaldan una
estrategia. Examinaremos a continuación con mayor detalle los distin
tos aspectos involucrados en el concepto estrategia.
Una estrategia de desarrollo comprende varios elementos funda
mentales 33. Es preciso, en prim er lugar, conocer a fondo "el punto ini
cial'', es decir, diseñar una imagen realista de la situación existente en
el presente, para lo cual se realiza un diagnóstico utilizando las cate
gorías explicadas en la sección anterior y que se concreta en una imagen
"de la situación resultante". En segundo lugar, procede definir una ima
gen prospectiva del funcionamiento y estructura del sistema económico-
social en el futuro, sea a un plazo de veinte, quince o diez años. Luego,
procede establecer hipótesis acerca de las posibles trayectorias para Ue-
gar desde la situación inicial a la situación final. Para estos efectos, ha
brán de examinarse las distintas alternativas u opciones que pueden se
guirse. En cuarto lugar, conviene examinar los posibles "proyectos na
cionales” de desarrollo que perm itirían hacer viable cada una de las
alternativas. Estos proyectos nacionales pueden ser de tipo económico
(por ejemplo una gran represa hidroeléctrica, un conjunto de carreteras
31 Son conocidos los procesos de desarrollo nacional emprendidos desde el estado par Bis-
m arck y Adenauer en Alemania, por los Meiji en Japón, por Lenin y Stalin en la Unión
Soviética, por Mao en China, por Napoleón III y de Gaulle en Francia, por CromweD en
Inglaterra, y otros ensayos.
32 En América Latina, quien m ás ha trabajado en el diseño de metodologías para formu
la r estrategias de desarrollo ha sido el economista Carlos Matus, desde el Instituto La
tinoamericano de Planificación.
33ILPES: “ Reflexiones en torno a los problemas actuales de la planificación en América
Latina” , Santiago, 1968.
troncales, un complejo industrial, etc.), o bien, pueden ser proyectos so
ciales (una reforma educacional, una reforma institucional, cambios en
la distribución del ingreso, etc.), o bien, proyectos integrados de tipo
socio-económico, como ser una reforma agraria, un conjunto de obras
de propósitos múltiples, u otros. En quinto lugar se requiere de un con
junto de políticas económicas y sociales básicas que permitan la modi
ficación del sistema económico-social en cuanto a su institucionalidad
y a los procedimientos de funcionamiento. Conviene examinar breve
mente algunos aspectos de estas categorías.
Con respecto a la imagen inicial de la estructura y funcionamien
to del sistema económico-social, ya se ha explicado la riqueza de análisis
que ofrece el método estructuralista aplicado a la problemática del de
sarrollo.
En relación a la definición de una imagen prospectiva, cabe se
ñalar que su diseño ha de procurar corregir deficiencias que pueden re
ferirse a una muy desigual distribución del ingreso, una lenta tasa de
crecimiento, un aumento del desempleo y la marginalización, una amplia
dinámica inflacionista, un aumento de la brecha de desarrollo con otros
países, etc.
Para enjuiciar la imagen pronosticada, resulta de gran utilidad
tener una teoría del desarrollo nacional que facilite identificar aproxi
madamente para un país el tipo de nivel de desarrollo al que se puede
llegar dentro de diez o veinte años, de acuerdo con el estadio de desarro
llo en que se encuentra una economía en el punto inicial. Esto no signifi
ca hacer una proyección automática o mecánica, sino crear puntos de
referencia para enjuiciar la imagen pronosticada y la imagen prospec
tada, tratando de ser realistas en el diseño del tipo de estructura a la
que se puede llegar. Ya se explicó en una sección anterior en qué con
sisten algunos de los elementos del desarrollo nacional que habrían de
tomarse en cuenta. Así, por ejemplo, la imagen prospectada para países
en estadios de desarrollo como los que se encuentran Bolivia, Paraguay
y Haití, ha de ser muy diferente a aquélla que se diseñe para países en
estadios de desarrollo como Argentina y Uruguay.
Definir una imagen del nivel de desarrollo que se quiere alcanzar
y del tipo de estructura económica y social que lo hará posible, es fun
damentalmente un problema de diseño más que de cálculo. Naturalmen
te, la imagen prospectada ha de incluir ingrediente tecnológicos, econó
micos, sociales y políticos y basarse en ciertos supuestos o premisas de
desarrollo histórico. El diseño de la imagen es, en consecuencia, tarea
del análisis totalizante acompañado con imaginación y capacidad crea
dora. No es, en consecuencia, sólo el resultado del cálculo, dicho en otras
palabras, se requiere más que nada un trabajo de "arquitectura del fu
turo” y menos de una “ingeniería económica”.
El tercer problema es el de determinar una trayectoria de cam
bios, para llegar desde la imagen inicial a la imagen prospectada. Defi
nir una trayectoria implica también un análisis interdisciplinario, en el
que habrá que dilucidar el contexto histórico en el que se darán los cam
bios, precisando los grupos que liderizarán las transformaciones, la fac
tibilidad socio-política de las reformas, el tipo de liderato que se reque
rirá y la forma cómo podrá sacar provecho de las contradicciones, la
claridad e implicaciones que presenta el abanico de acciones posibles y
las resultantes que aislada y conjuntamente han de producir. La trayec
toria se hará posible en la medida en que, a través de ciertos instrumen
tos (reformas, impuestos, nacionalizaciones, crédito, etc.) manejados
126 —
1
por ciertos entes sociales (el estado, las empresas, los sindicatos, las tri
bus, las comunidades, etc.) vayan produciéndose transformaciones en
los distintos segmentos del sistema económico, que vayan permitiendo
estimular los factores "propulsores de desarrollo” que se mencionaron
en la sección anterior, y a la vez eliminar o reducir los efectos de los
"factores obstaculizadores”, de manera que la resultante de la combina
ción dialéctica de estas medidas sea llegar a la imagen prospectada.
Con respecto al problema de seleccionar proyectos nacionales en
torno a los cuales apoyar la trayectoria, cabe señalar que ellos en los
primeros estadios de desarrollo son por lo general de carácter “ desequi
librante”. Piénsese, en efecto, en las repercusiones desequilibrantes que
tiene en un país primitivo de menos de cien dólares per cápita la cons
trucción de una gran represa hidroeléctrica, o una gran fábrica de ce
mento o una industria siderúrgica. Los proyectos nacionales, por lo ge
neral, simbolizan todo un esfuerzo de inversión que crea una gran ca
pacidad potencial de desarrollo ulterior. Por ejemplo, han tenido carác
ter de proyectos nacionales en países subdesarrollados obras como la
represa de Asuán para Egipto, la represa del río Volta para Ghana, la
industria siderúrgica para Argelia, la industria del cobre para Chile, la
construcción de Brasilia para Brasil, la explotación del petróleo para
México, etc. En los países en vías de desarrollo, en consecuencia, es muy
difícil lograr un desarrollo armónico y equilibrado por las propias ta
reas de construcción del sistema económico a que se ven abocados estos
países. Parece ser que las posibilidades de desarrollo armónico y equili
brado son más viables para países industrializados, donde ya existe una
gran cantidad de unidades económicas (fábricas, fincas, minas, etc.), y
una infraestructura muy amplia. Finalmente, se precisa de un esquema
de política económica y social que vaya transformando el marco institu
cional y el funcionamiento del sistema económico.
Como ha podido observarse anteriormente, la riqueza de análisis
que supone la formulación de una estrategia de desarrollo nacional es
enorme y excede muy lejos las capacidades y posibilidades de las cien
cias sociales compartimentadas.
128 —
tión y organización del trabajo, de la empresa, de la rama, de la econo
mía nacional, desarrollo, crecimiento equilibrado, progreso, reparto, jus
ticia, etc. Se percibe fácilmente el vínculo que existe entre temas como
eficacia, rendimiento, utilidad, satisfacción y bienestar, pero la cadena
se rompe cuando se plantea la siguiente pregunta: ¿En beneficio de
quién se busca la eficacia?” 36. Sin duda, Godelier ha puesto el dedo en
la llaga al plantear la pregunta transcrita, pues los economistas tradi
cionales parecen más interesados en los problemas de eficiencia en las
unidades productivas que en los problemas generales del reparto de los
frutos del desarrollo. Para ellos, lo im portante está en hacer crecer la
economía, aumentando la inversión e introduciendo innovaciones tecno
lógicas que maximicen el ingreso. En general, su enfoque tiende a ser
de carácter microeconómico.
Pero para los países en vías de desarrollo, el problema funda
mental no es tanto el de la eficacia por sí misma en las unidades produc
tivas ya existentes o por crearse, sino que más bien el problema de mo
vilizar el excedente económico potencial de la economía, a fin de cons
tru ir con independencia el sistema económico, con vistas a satisfacer las
necesidades de la mayoría de la población. El enfoque microeconómico
y parcialista resulta insuficiente, por consiguiente, para entender los
problemas del subdesarrollo y diseñar las tareas que hay que realizar
para construir un sistema económico.
La pretendida racionalidad económica en una economía primiti
va o precapitalista es inexistente. En efecto, baste pensar en las “econo
mías de archipiélago”, donde los pequeños polos de desarrollo existentes
no están interconeetados, o donde el área monetizada de la economía es
aún muy reducida. ¿Qué decir además de la racionalidad del consumi
dor o del productor rural en Africa, en Asia y en muchos países latino
americanos? ¿Y qué decir de la racionalidad de sistemas económicos
desvertebrados, compuestos sólo de pequeños compartimientos estancos?
En cambio, podría admitirse que existe una mayor racionalidad en sis
temas económicos desarrollados, donde la gran multitud de unidades eco
nómicas funciona dentro de ciertas leyes económicas, aunque con toda
clase de contradicciones.
La teoría económica tradicional se ha formulado precisamente
en los países industrializados en el mundo capitalista, y muchos eco
nomistas de países subdesarrollados la han absorbido de ese ambiente y
han aceptado la validez de los principios de racionalidad y equilibrio
económicos.
Esta teoría económica tradicional ha sido injertada en la ense
ñanza, la investigación y la mentalidad de una m ultitud de economistas
en las áreas subdesarrolladas. Utilizando instrumental refinado, estos
economistas tratan de profundizar cada vez más en problemas parciales,
a veces de insignificante importancia, procurando cuantificar magnitu
des de muy escasa significación para captar las posibles implicaciones
en el desarrollo. Este tipo de economista constituye un verdadero "bár
baro” dentro de las ciencias sociales y su contribución científica y téc
nica suele ser insignificante en relación a la intensidad de su entrena
miento. Constituyen, por lo general, inteligencias mal aprovechadas.
Frente a este tipo de economista, se viene configurando un grupo
de economistas desarrollistas cada vez más consciente de la convenien-
36 Ver M aurice Godelier: “Racionalidad e irracionalidad en la economía”. Kriitnrial Siglo
XXI, México, 1968.
— 129
9.—
d a del análisis totalizante y que ya ha hecho importantes contribucio
nes en el pensamiento económico latinoamericano.
— 131
dos a la práctica por mecanismos institucionales irracionales dentro de
sistemas económicos irracionales. Se pensaba que quienes tenían a su
cargo la tom a de decisiones, podrían tom ar medidas, con base en los
planes, que fueran racionales y en la dirección propuesta por los planes.
Sin duda, el principio de la racionalidad formal con que fueron concebi
dos los planes se estrelló contra los intereses de los grupos sociales y las
estructuras de poder, impidiéndose así el cumplimiento de la intencio
nalidad final en ellos contenida.
Con base en lo£ principios de racionalidad formal y de coherencia
en el comportamiento del sistema económico, la planficación trató de
tener un carácter universalista, es decir, de abarcar todos los sectores
económicos y sociales, procurando identificar su interdependencia para
fijar una acción que atacara simultáneamente a todos los segmentos
del sistema económico. En este sentido, muchos planes fueron comple
tísimos desde el punto de vista de cubrir muchas áreas de actividad, y
demoraron años en formularse, pero no precisaron con claridad las ca
racterísticas de la imagen deseada del sistema económico a la que ha
bría que llegar y mucho menos los problemas "de la trayectoria". Por
lo general se proponían políticas, acciones y proyectos para todos los
sectores, sin perfilar con mayor profundidad las políticas y los proyectos
nacionales estratégicos, dentro de los sectores prioritarios.
El principio anterior llevó a un esfuerzo de previsión y cálculo
bastante ambicioso; se trató de cuantificar cada una de las magnitudes
del sistema económico y de medir cada uno de los esfuerzos realizados
a través del plan. El volumen estadístico y el esfuerzo de cuantificación
que se observa en los planes es reflejo de una formación cuantitativista
del ingeniero y del economista, transformados en planificadores, y que
dio lugar a un avance metodológico bastante im portante en América
Latina en lo referente a técnicas de planificación, pero no condujo a fa
cilitar la operatividad de la planificación, por cuanto los instrumentos
para modificar las magnitudes mensuradas no estaban preparados para
la tarea. Se produjo así un gran esfuerzo de cuantificación inoperante.
Otro aspecto al que se dió gran énfasis fue la idea del desarrollo
equilibrado. La racionalidad formal, el enfoque universal, y la cuantifi
cación tenían por objeto lograr un desarrollo con equilibrio. Se partía
de la base que los distintos segmentos del sistema económico podrían
ser movilizados en forma compatible, sin estrangulamientos, de manera
de producir un avance de conjunto, en el que se eliminaran las hipertro
fias de algunos sectores y las insuficiencias de otros. Pero el sistema eco
nómico irracional y más bien históricamente ha tendido a crecer " a sal
tos", de modo que la maduración de proyectos de infraestructura o de
carácter industrial hacen posible el desencadenamiento por arrastre de
expansiones del sistema económico. Es decir, el desarrollo por lo general
ha sido desequilibrado e inarmónico, y los planes de desarrollo no trata
ron de sacar provecho de ciertas fuerzas dinamizadoras existentes, para
provocar a través del plan “saltos hacia adelante”, inducidos, sino que
más bien propendieron a cuantificar pequeños crecimientos en las distin
tas esferas del sistema económico procurando un desarrollo armónico sin
grandes sobresaltos.
El paso de la situación resultante en el punto inicial de un plan de
desarrollo a la imagen final prospectada, implica una trayectoria que quie
bra el equilibrio existente en el punto de partida para llegar a un nuevo
tipo de equilibrio en el punto final diseñado por el plan.
Si se examinan los supuestos en que se ha basado la planificación
132 —
1
134 —
chas reformas ha de aplicarse, lo que conduce a la imposibilidad mu
chas veces de adoptar las transformaciones sugeridas.
Se suelen acompañar las reformas a la estructura administrativa
de cambios en los sistemas administrativos y existe una tendencia al
efecto de perfeccionar los mecanismos institucionales de regulación de
los insumos. Así, por ejemplo, se tratan de fijar normas para establecer
el sistema de abastecimiento, el sistema de personal, los servicios gene
rales, etc., pero poco se hace respecto de la mejor forma de organizar
aquellos insumos en función de objetivos, metas y propósitos, es decir,
se da una exigua atención al problema de definir los "productos" a ge
nerar. Estos últimos deberían definirse en función de la estrategia ge
neral de desarrollo y de los planes de mediano y corto plazo, siguiendo
los énfasis fijados en aquéllos.
La reforma administrativa, en consecuencia, debería comenzarse
en aquellas áreas de la administración que son estrátégicas para el cum
plimiento de los planes. Así, por ejemplo, si un plan enfatiza la construc
ción de infraestructura, la reforma administrativa debería concentrarse
fundamentalmente en elevar el rendimiento del Ministerio de Obras Pú
blicas y empresas que se ocupan de la infraestructura.
No suele ocurrir de la m anera descrita, por cuanto muchas veces
los expertos en administración pública prefieren hacer un ataque hori
zontal a las fallas de la administración pública, abordando simultánea
mente pequeñas reformas y avances en la totalidad de los organismos
públicos, dando gran énfasis algunas veces a la regulación del servicio
civil, tratando de introducir un sistema sobre la base del mérito. Esta
aproximación, que suele atentar contra las posibilidades reales de países
atrasados, donde el concepto del mérito es inexistente, como valor na
cional, suele conducir a la esterilización de los esfuerzos de reforma*
administrativa.
Por otra parte, son conocidas las fallas de que adolecen los admi-
tradores públicos en los países en vías de desarrollo y la incapacidad de
los gobiernos para retener su mejor personal y utilizarlo en actividades
estratégicas. Todos estos factores conduciendo a una profunda crisis
en la investigación, la enseñanza y la praxis administrativa.
RESUMEN Y CONCLUSIONES
136 —
La teoría clásica del imperialismo,
el subdesarrollo y la acumulación socialista
Franz Hinkelarmnert
Profesor del CEREN y Escuela
Sociología Universidad Católica
de Chile.
138 —
1
función intrínseca. En la ortodoxia marxista todavía se mantienen los
restos de esta convicción, cuando se cree, que la revolución socialista es
legítima solamente después de haber ocurrido la revolución burguesa.
La visión que la teoría clásica tiene del mundo capitalista vincula
por tanto estrechamente la dinámica del sistema en los centros desarro
llados con la dinámica del sistema en la periferia. Para esta teoría se
trata de un solo problema. Avanzando el centro, la periferia puede se
guir. Aparentemente la realidad del desarrollo del sistema capitalista
durante el siglo XIX le da la razón a esta concepción. A la industriali
zación inglesa sigue la industrialización de Francia, de Alemania, de Es
tados Unidos, del Japón, etc. Hay una dinámica en los centros y hay a
la vez una dinámica expansiva que se expresa en el surgimiento de nue
vas industrializaciones en nuevas regiones.
El tipo ideal de la dependencia imperialista es la dependencia
colonial. Allí hay una dominación abierta y directa, y la explotación es
en gran parte visible como un pago de tributos. Pero ni siquiera en esta
relación colonial se concibe como necesario un impedimento para el
desarrollo. Según estas concepciones, la exportación de capital hacia la
periferia significa su desarrollo destacando solamente, que a través de
la explotación colonial, este desarrollo ocurre en último término en favor
de los centros del mundo capitalista. Por supuesto hay también concien
cia, de que la dominación colonial puede desembocar en un impedimento
para el desarrollo. Pero se trataría de un impedimento consciente, pre
concebido. Se trata de la prohibición para el desarrollo de ciertas indus
trias por miedo de perder ciertos mercados para la industria del centro.
Eso vale, por ejemplo, para el caso de prohibición del desarrollo de la
industria textil en la India, que era una medida de los ingleses para im
pedir el surgimiento de una competencia en este campo a fines del siglo
XIX. Pero la teoría clásica del imperialismo no tiene dudas que se trata
de barreras artificiales para la industrialización y que una revolución
burguesa sería una medida suficiente para desencadenar las fuerzas de
desarrollo latentes del sistema capitalista también en esas regiones. Y si
no las puede desencadenar, será siempre el efecto de un estancamiento
del sistema total.
En este último sentido hay un cierto pesimismo en determinados
autores de la teoría clásica del imperialismo, sobre todo por parte de
Bucharin y Lenin. El optimismo burgués al contrario desarrolla sueños
ilimitados de la evolución del mundo imperialista. Estos tienen su ex
presión extrema en la visión de un mundo que se industrializa en base
a los capitales del centro, permitiendo al centro convertirse en un pen
sionado gigantesco que vive de las rentas que recibe por sus capitales
invertidos en la colonia industrializada. Es una teoría optimista del estan
camiento de los centros, que pueden vivir ahora a expensas del trabajo
de las colonias.
140 —
La otra tesis de Lenin, que interesa en este contexto, en su tesis
del eslabón más débil. Se trata de un replanteo de la teoría de la revo
lución mundial, que tradicionalmente se había concebido como una revo
lución que se origina en los países más altamente desarrollados del
mundo capitalista. Lenin ahora cambia esta concepción, dándose cuenta
de que el sistema capitalista en el mundo capitalista desarrollado había
logrado un nivel bastante alto de estabilidad. Pero no se aparta realmen
te de la teoría tradicional. Compara ahora el sistema capitalista mundial
con una cadena, que tiene eslabones de diferente fuerza. En la revolución
mundial se trata según él de rom per esta cadena. Si se rompe en una
parte, toda la cadena está rota. Hay que romperla por lo tanto en sus
eslabones más débiles, que son precisamente los países menos desarro
llados.
Lenin concede en esta teoría cierto papel histórico a los países de
la periferia. Pero en el fondo todo eso es aparente. Pueden lanzar la pri
m era chispa de la revolución mundial, pero la revolución socialista mis
m a se decide en los centros desarrollados.
Es notable, cómo Lenin también en esta tesis mantiene su con
cepto de la homogeneidad del sistema capitalista mundial, a pesar de
todos los cambios que él introduce en las concepciones tradicionales
del pensamiento marxista. También para él, los países más atrasados tie
nen la imagen de su futuro en los países más adelantados, y la historia
avanza por su lado positivo.
142 —
reemplazada en el grado en que lo permite la capacidad para importar.
Pero como la productividad del trabajo de los centros es inmensamente
mayor que la productividad del trabajo de las industrias tradicionales de
la periferia, la destrucción de esta producción tradicional es también
inmensamente grande. Así, centros desarrollados relativamente pequeños
pueden destruir la estructura económica tradicional de regiones inmen
sas que comprenden la mayor parte del mundo.
Este fenómeno se ve en términos puros en los países formalmente
soberanos, pero dependientes. El caso de Brasil, Paraguay y Chile lo de
muestra en la segunda m itad del siglo XIX. El comercio libre convierte
a estos países en particular y a América Latina en general, en una peri
feria no industrializada, que no puede alim entar su desarrollo en forma
equilibrada. No tienen ninguna posibilidad de alcanzar el nivel eco
nómico del centro conservando su situación de periferia. Por supuesto,
esta explicación no es explicación de las causas mismas de los fenóme
nos descritos. El comercio libre no es la causa de esta transformación,
es solamente su herramienta. Lo que constatamos es que, el comercio li
bre, es el instrumento de esta transformación. No nos compete aquí dis
cutir las causas que explican porqué clases altas pequeñas de los países
soberano-dependientes efectúan esta entrega total de sus países a la do
minación extranjera y porqué tienen el poder para hacerlo. Eso sería
objeto del historiador. Lo que podemos constatar es, que —haciendo
eso— entra en vigencia el instrum entarlo del comercio libre con sus res
pectivos efectos.
Para el futuro de los países dependientes en general, esta trans
formación en periferia con el intercambio m ateria prim a/bienes manu
facturados y el impedimento correspondiente para la propia industria
lización, es decisiva. En el caso de los países soberano-dependientes salta
a la vista. Pero ocurre igualmente en el tipo colonial de la dependencia.
Solamente está disfrazado por la dominación directa y arbitraria y la ex
plotación en forma del pago de tributos. En cierto grado la dependencia
colonial es también una forma de imposición del comercio libre entre
centro desarrollado y país periférico. Solamente hay limitaciones adi
cionales. El comercio libre se efectúa exclusivamente en relación con el
país colonial y no con todos los centros desarrollados del mundo capi
talista.
La teoría clásica del imperialismo vio por supuesto también el he
cho de que ocurría esta transformación. Pero la trató como secundaria.
Se centró mucho más en los fenómenos más visibles de la dependencia
colonial, en la arbitrariedad de la dominación y en la explotación directa.
La transformación en periferia es más bien un subproducto de la depen
dencia bajo el punto de vista de esta teoría y parece un proceso reversi
ble después de haber logrado la independencia a través de una revolución
burguesa.
Por ese es precisamente su error fundamental. La transformación
en periferia no posterga simplemente la industrialización capitalista,
sino la imposibilita. Compromete realmente el futuro de estos países, lo
que salta a la vista después de haber ocurrido la liberación de los países
colonializados. Las condiciones de una posible industrialización cambia
ron profundamente en el comienzo del siglo XX, y los países atrasados
de la periferia se transform aron en países subdesarrollados. El tren de
la industrialización capitalista había salido sin ellos, y no había otro.
Ocurrió así la deformación de los proyectos capitalistas de la industriali
zación y del desarrollo.
— 143
La revolución de las condiciones de la industrialización
E sta revolución de las condiciones de la industrialización2 tiene
precisamente que ver con la destrucción de las producciones manufac
tureras tradicionales. Durante el siglo XIX estas producciones fueron
destruidas en todo el mundo, tanto en los centros desarrollados como
en las nuevas periferias. Pero en los centros cumplieron una función de
cisiva para la industrialización, antes de desaparecer. Los medios tradi
cionales de producción formaron allí el trampolín para la producción
de los medios modernos industriales de producción. Estos medios mo
dernos no caen del cielo. Son medios tradicionales los que los produ
cen antes de ser reemplazados y destruidos. La prim era máquina a vapor
no es construida por máquinas que estaban disponibles para la construc
ción de máquinas todavía no inventadas. Es el nuevo conocimiento técni
co y la decisión de aplicar nueva maquinaria que hacen posible la cons
trucción de los equipos modernos a partir de equipos heredados de la so
ciedad tradicional.
Esto es más claro en el caso de la industrialización de Inglaterra.
Pero no vale menos para la industrialización de Francia o Alemania. Las
nuevas industrias que se forman, no tienen porqué im portar desde In
glaterra sus equipos. Lo que importan son conocimientos técnicos y
ejemplares únicos de la maquinaria inglesa para copiarlos. Pero lo que
cuenta es que los pueden copiar. Son técnicamente capaces para hacerlo
a partir de los medios tradicionales de producción que ya tienen. Si bien
estos medios modernos reemplazan rápidamente los medios tradicionales,
lo hacen solamente después que los medios tradicionales han suministra
do los equipos modernos. En este sentido se mantiene durante del siglo
XIX una vinculación estrecha entre medios tradicionales y medios mo
dernos de producción.
Esta es la razón por la cual durante el siglo XIX los proyectos capi
talistas de industrialización pueden funcionar de una manera relativa
mente fácil. En el caso de Francia, Alemania y EE. UU., es suficiente
tener en el país en vías de emancipación un gobierno antifeudal y pro
capitalista y hacia el exterior —y eso significaba hacia Inglaterra— una
protección aduanera suficiente para perm itir la transformación de los
medios tradicionales de producción en medios modernos. Esta protec
ción aduanera era necesaria porque en este período la nueva industria
funcionaba con costos considerablemente más altos que los de Inglate
rra. Bajo condiciones del comercio libre no habría sobrevivido este pe
ríodo inicial.
Pero lo esencial de los medios modernos de producción es su con
tinuo proceso acumulativo de perfeccionamiento de la productividad del
trabajo. En este proceso toman una forma siempre más complicada que
exige un grado de elaboración técnica siempre más alto. Medios tradi
cionales de producción no experimentan un proceso parecido. El progre
so de la industrialización capitalista introduce p o r lo tanto una distancia
siempre mayor entre los medios tradicionales de producción y los me
dios modernos. La vinculación entre los dos se hace siempre más débil.
Para la industrialización capitalista de Alemania y EE. UU. todavía la
protección aduanera es suficiente para perm itir la transformación de
medios tradicionales en medios modernos. A final del siglo XIX eso ya
es más complicado. El último caso de una industrialización capitalista
2 Ver también Bairoch, Paul: Revolución industrial y subdesarrollo. México, 1967.
144 —
1
importante —el caso del Japón— necesita ya medidas mucho más radi
cales. En este caso ya encontramos fuera de la protección aduanera un
fomento industrial por parte del Estado, con exclusión consciente del
capital extranjero y apoyo estatal directo para las industrias nacientes.
Pero todavía en este caso se logra la transformación de medios tradicio
nales en modernos. Ya en la últim a década del siglo XIX encontramos
producciones de generadores y motores eléctricos en el Japón cuyo equi
pamiento és-producido en su mayor parte en el mismo Japón. La pura
introducción del conocimiento técnico correspondiente es suficiente para
fomentar la producción respectiva, a pesar de que se trata de la produc
ción más moderna de aquel tiempo.
A finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, esta vinculación
entre medios tradicionales y medios modernos se corta. La distancia en
tre los dos que va en aumento durante todo el siglo XX, produce la se
paración definitiva. Los medios de producción modernos ya no pueden
salir del propio esfuerzo de los países no industrializados. No es suficien
te, para producir un bien, tener los conocimientos técnicos correspondien
tes y la voluntad de producirlo. Más y más los medios de producción mo
dernos se pueden producir solamente a partir de medios modernos pre
existentes. En un sentido totalmente nuevo los medios tradicionales de
producción pierden su valor. Antes desaparecieron después de haber pro
ducido los medios modernos que los reemplazan. Ahora desaparecen
sin más.
Pero en gran parte del mundo periférico ya han desaparecido an
tes de producirse este corte definitivo entre medios tradicionales y mo
dernos. Para todos estos países, este corte significa ahora que su poster
gación de la industrialización durante del siglo XIX ya no es reversible.
Podrían reconstruir sus medios tradicionales de producción, pero eso
ya no les sirve. Este hecho es evidente. Mientras el Japón al final del
siglo XIX todavía puede copiar las técnicas más modernas de su tiempo
usando sus medios tradicionales de producción, hoy una actuación seme
jante sería absurda. La electrónica moderna y la técnica atómica no tiene
que ver con medios tradicionales de producción. Si no hay las instalacio
nes modernas para levantar producciones de este tipo, un país periférico
tiene que renunciar simplemente a estas producciones. Su única alterna
tiva sería im portar en su totalidad los equipos correspondientes. Y eso
vale igualmente para otras producciones. Todo el mundo se rió cuando
los chinos intentaron usar técnicas tradicionales para suplir la falta de
altos hornos modernos. Pero el hierro de los altos hornos tradicionales
ya sale con una calidad tan inferior, que no puede ser usado en el proceso
moderno de la industrialización. Este resultado de hecho no era ridículo
sino trágico. Mostró el corte definitivo entre medios tradicionales y me
dios modernos. Hace cien años este hierro habría servido. Pero hoy ya
rio. Los países periféricos ahora dependen totalmente de los medios mo
dernos de la producción. Pero el fracaso de los altos hornos de las co
munas chinas mostró también otra cosa. Yá no hay trám ite gradual hacia
la industrialización. Esta necesita medidas específicas. Pero estas medi
das escapan a las posibilidades de una estructura capitalista. Quedó en
claro a la vez que se acabó la vía capitalista de industrialización. Lo
que se necesita ahora es un salto.
Pero antes de entrar en la discusión de la especificidad de la acu
mulación socialista, hay que demostrar primero, cómo aparece la defor
mación de los proyectos capitalistas de industrialización y cómo resultan
en una continua reproducción del subdesarrollo.
— 145
10.—
La deformación de los proyectos capitalistas de industrialización
146 —
dinámica de la industria que se ha transformado en enclave. Se detiene
más bien la fuerza expansiva de la industria —el sector moderno—, en
términos relativos. Se estanca la mano de obra empleada en el enclave.
Ya no se expande la proporción de la mano de obra total de la sociedad
empleada en la industria, a pesar de que la situación de industrialización
es todavía deficiente. Habría llegado a un grado satisfactorio solamente
en el caso de poder alimentar la tecnificación de la sociedad total a un
nivel moderno.
Pero este estancamiento y la transformación de la industria mo
derna en enclave industrial se produce mucho antes de haber alcanzado
este nivel de madurez. Ahora la fuerza expansiva de la industria se detie
ne, pero sigue la dinámica en el interior del enclave industrial. Eso ya
es claro, si analizamos la misma condición del surgimiento del enclave
industrial. Dijimos que se produce en el momento en el cual la reposi
ción de capital en la industria copa toda la capacidad de im portar medios
de producción. Para entender el efecto dinámico de esta reposición de
capital hace falta evitar el concepto estático de la reposición de capital.
En esta concepción estática la reposición de capital asegura solamente
la producción al mismo nivel que antes de la reposición. Pero este con
cepto presupone que se reemplazan medios de producción gastados por
medios física y económicamente iguales. Se tra ta de una de las tantas
ficciones falsas de la teoría estática del capital. De hecho, solamente en
casos muy contados se reemplaza un medio de producción gastado por
uno físicamente idéntico. Normalmente la reposición se hace por medios
de producción más modernos. Y los medios de producción más modernos
tienen una productividad del trabajo más grande que los anteriores.
Ejemplos hay de miles. Un alto horno, construido hace 30 años, que se
reemplaza hoy por uno nuevo jamás será física, técnica o económicamen
te idéntico al anterior. Un mercado de altos hornos idénticos a los cons
truidos hace 30 años ya no existe y no tendría ningún sentido que exis
tiera. La reposición de medios de producción se hace por maquinaria de
hoy. Como esta maquinaria tiene una productividad del trabajo mucho
más alta que la anterior, resulta de la reposición un efecto dinámico.
El enclave industrial, que continuamente repone su capital, mantiene su
dinámica de crecimiento.
Pero no por eso es expansivo. Se encuentra en una situación de
estancamiento dinámico. Crece hacia el interior del enclave, y se estanca
en su relación con la sociedad fuera del enclave industrial. Así se explica
la coexistencia de un sector moderno y de un sector marginado dentro
de las sociedades subdesarrolladas de hoy. Pero hay un malentendido
posible, que hace falta evitar. El sector moderno no es la parte desarro
llada de esta sociedad, mientras la parte marginada representa el sub
desarrollo. Es precisamente al revés. El sector moderno es el sector sub
desarrollado, que reproduce continuamente el subdesarrollo en la socie
dad entera. Una industria desarrollada tiene por excelencia fuerza ex
pansiva. Tiene una capacidad de producir medios de producción más
allá de lo que necesita para la pura reposición de su capital. Solamente
por esta razón puede desarrollar regiones enteras sin convertirse en en
clave industrial. Eso precisamente no puede hacerlo el sector moderno
de la sociedad subdesarrollada y por eso es el verdadero foco del sub
desarrollo de estos países. El problema del desarrollo descansa por eso
más en una reestructuración del sector moderno que del sector margi
nado y la reforma del sistema industrial es más importante que la re
forma agraria aunque ambas sean necesarias.
— 147
Hay dos condiciones básicas que explican el surgimiento del es
tancamiento dinámico:
1? La determinación de la capacidad para im portar por la venta de
m ateria prim a hacia los centros desarrollados. Pero esta venta es limi
tada. Los países desarrollados no compran m ateria prim a en cualquier
cantidad. Al contrario. Se puede suponer que el consumo de m ateria pri
ma es una función de la técnica aplicada en los centros desarrollados y
muy poco sensible a los precios. Esta técnica determina un tope máximo
de posible consumo de m ateria prima. Una oferta de m ateria prim a que
se acerca a este tope máximo, va a tender más bien a bajar los precios
de ésta en vez de subir la venta. En este punto la elasticidad de la de
manda de m ateria prim a en los centros se acerca a cero.
Si tenemos en cuenta que después del corte definitivo entre me
dios tradicionales de producción y medios modernos, la industrialización
del mundo subdesarrollado depende exclusivamente de sus importacio
nes de equipos, este tope máximo determina a la vez el tamaño máximo
de la industria en el mundo subdesarrollado. Este tamaño máximo de la
industria entonces puede variar solamente con el efecto multiplicador
que los países subdesarrollados pueden dar a la importación de equipos.
Según las etapas de su industrialización será distinto. Será más pequeño
en la etapa de la substitución de la importación de bienes finales y va
a subir en la etapa de la substitución de la producción de medios de
producción.
2° La imposibilidad de la substitución de la exportación de mate
ria prim a por exportaciones de productos manufacturados. Si hubiera
esta substitución, la dinámica propia de la industrialización de los países
subdesarrollados crearía las bases de su fuerza expansiva. Pero esta po
sibilidad se da solamente en casos muy aislados. Cuando la tecnología
es muy fácil y los salarios extremadamente bajos, ciertos países subde
sarrollados logran entrar en los mercados del centro con la venta de bie
nes finales. Así ciertos países de Asia lograron conquistar mercados para
su industria textil. Pero cuando la sustitución de importaciones avanza,
y por lo tanto el nivel general de salarios en el enclave industrial aumen
ta, esta posibilidad prácticamente no existe. Eso vale en general para to
dos los países importantes de América Latina. El propio avance de su
industrialización ha destruido su posibilidad de la “sustitución fácil”
de la exportación de m ateria prim a por bienes manufacturados. En estos
países hoy día ya se trata de la sustitución de la importación de medios
de producción de alta tecnología. Es mucho más difícil entrar en los cen
tros desarrollados con productos de este tipo. Las razones son diversas.
Vamos a mencionar solamente dos:
a) La dependencia tecnológica hace necesario recurrir en este pla
no a una tecnología extranjera de difícil manejo. Hace falta colaboración
técnica y —-lo que cuenta más—, licencias, etc., para la aplicación de esta
tecnología. Estas licencias no son solamente caras, sino se dan casi ex
clusivamente bajo la condición de la no-exportación de los bienes pro
ducidos hacia los mercados de los centros desarrollados. Aunque el pro
ducto de alta tecnología se produzca en el país subdesarrollado, y aun
que sea de una calidad competitiva para los mercados del centro, no se
puede exportar.
b) Pero esta no es la única razón, y quizás ni la más importante.
Más importante todavía parece ser el hecho, de que la producción de
alta tecnología en los países subdesarrollados no alcanza casi nunca la
calidad suficiente para ser exportada a los mercados del centro. En la
148 —
industria moderna una producción puede lograr un alta calidad solamen
te si todas las otras producciones que suministran los insumos de esta
producción tienen también esta alta calidad. Hay una interdependencia
económica tanto en lo que se refiere a la calidad de la producción como
a la determinación de su cantidad. Hay muchas razones para no poder
alcanzar esta calidad suficiente: falta de ventajas de aglomeración, falta
de especialización del trabajo, tamaño de los mercados, la situación ins
titucional en general en lo que se refiere a la situación legal, la irraciona
lidad de la burocracia, la falta de una ética del trabajo, etc.
El gran empuje
Destacamos así la posibilidad de influir sobre la capacidad de im
portaciones, tanto a través de una substitución de la exportación de ma
teria prim a por bienes manufacturados como por una ayuda externa
significativa. Tenemos que ver ahora la posibilidad de aum entar el efecto
multiplicador que ejerce la industrialización sobre la capacidad para im
portar. Naturalmente, este efecto va en aumento cuando la industriali
zación pasa de la sustitución de la importación de bienes finales de fácil
producción hacia la sustitución de las importaciones de productos de
alta tecnología y de medios de producción.
Esta sustitución de importaciones de bienes de alta tecnología y
de medios de producción se la llama muchas veces "la sustitución difícil”,
porque enfrenta la economía con problemas hasta ahora desconocidos.
La teoría del desarrollo equilibrado y del gran empuje (big push) se de
dicó a reflexionar especialmente esta problemática. Según esta teoría,
los proyectos industriales en esta etapa tienen que ser muy grandes dado
que no puede haber un desarrollo del siglo XIX. Cada uno de estos pro
yectos tienen que tener un tam año tal, que solamente puede producir y
encontrar demanda si a la vez surgen otros proyectos grandes, pero
complementarios. Si se da esta complémentaridad, un proyecto sustenta
el mercado del otro y como conjunto pueden sobrevivir. Si no surge este
conjunto, ninguno de los proyectos puede existir en forma aislada. Esta
necesidad es consecuencia de la técnica moderna y algo específico del
momento histórico presente. El desarrollo tiene que enfrentarse a esta
necesidad realizando un salto de industrialización en planos muy di
ferentes, pero correspondientes. Una vez realizado este salto, el nuevo
núcleo industrial se puede convertir en un núcleo de expansión a partir
del cual la industrialización puede arrastrar a la sociedad entera.
Si bien no dudamos de los argumentos básicos de esta teoría —la
necesidad de un salto con proyectos industriales grandes y complemen
tarios—, sí dudamos del realismo del planteo de este esfuerzo coordinado.
Quedan abiertas dos preguntas básicas:
1? El big push se puede realizar solamente en base a una ayuda
económica externa fabulosa. Se llega a la conclusión curiosa de que el
fin del proceso de industrialización —la independencia económica— se
puede lograr solamente pasando por una fase de la dependencia total.
Y si los países desarrollados no dan la ayuda, el big push simplemente
no tiene lugar. No es el país subdesarrollado quien decide sobre el comien
zo de un proceso de industrialización, sino es más bien el centro desarro
llado del mundo capitalista, cuya buena voluntad m arca todos los pasos
de este proceso. Lo absurdo de las sumas necesarias para un desarrollo
económico mínimo salta a la vista, si citamos un resumen que Celso
Furtado hace de unos cálculos de Kaldor: “Las dificultades con que se
enfrentarán los países subdesarrollados para asegurarse un flujo adecua
do de importaciones serán, con toda seguridad, muy grandes en las pró
ximas décadas. Si se admite, por ejemplo, que las exportaciones de pro
ductos primarios hacia los mercados tradicionales crecen a la tasa anual
del 3%, y que las exportaciones hacia los países socialistas aumentan a
— 151
una tasa tan alta como un 90%, y que las exportaciones de manufacturas
de los países subdesarrollados alcanzan la extraordinaria tasa acumula
tiva anual de 10%; suponiendo todavía estables los términos del inter
cambio, y aún más, tomando como base de cálculo una tasa de interés
de apenas 3% anual para los financiamientos externos, aún reuniendo
todos estos supuestos nada fáciles de concretar, para que el conjunto de
los países subdesarrollados pueda mantener un nivel de importaciones
que crezca anualmente al 6 %, el déficit acumulado de sus balanzas de
pagos arrojaría la inimaginable cifra de un billón trescientos sesenta y
seis millones de dólares entre los años 1960-2000. Tal suposición exigiría
que la participación de los países subdesarrollados en el comercio mun
dial de manufacturas aumentase del 6,2% (dato real para 1960) al 30,8%
en el año 2000 ” 3.
Si la situación numérica es así, mejor no hablar del desarrollo.
Sería un puro autoengaño creer poder alcanzar una pequeña parte de
estos objetivos. Sería un sueño fatal, que jamás se puede cumplir. Sería
entregar la suerte del mundo subdesarrollado a la gracia de unos países
desarrollados que no tienen la más mínima intención de colaborar ma
yormente en la tarea del desarrollo del mundo subdesarrollado, trátese
ahora de países capitalistas o socialistas.
2° La segunda duda se refiere a la suposición no argumentada, de
que un esfuerzo coordinado, como lo plantea la teoría del crecimiento
equilibrado, va a resultar necesariamente en un núcleo de expansión, que
puede sustentar una continuación de la industrialización futura. Podemos
suponer de que haya una ayuda externa suficiente para realizar un es
fuerzo coordinado de este tipo. Pero suponemos además que esta ayuda
externa se termina en un plazo en que la industrialización del mundo
subdesarrollado no se ha realizado todavía totalmente.
Si bien ahora hay complementariedad entre los proyectos, ésta
jamás puede ser total. La dependencia de la capacidad para im portar
sigue. Si ahora la capacidad para im portar sigue basándose en la venta
de m ateria prima, el estancamiento dinámico se va a producir de nuevo
en el nuevo nivel ahora alcanzado. Pero para eso el coeficiente de impor
tación debe haber bajado lo suficiente para que se pueda sostener el
nuevo .nivel industrial. Si no se logra basar la expansión en una exporta
ción de bienes manufacturados de alta tecnología —y es muy poco pro
bable que se logre—, el estrangulamiento de la industria tiene que vol
ver necesariamente. Se produce ahora en el punto en que la capacidad
para im portar equipos, junto con la producción de equipos en el país, es
igual a la necesidad de reposición del capital gastado en el sistema in
dustrial entero.
Pero el análisis de este último argumento nos lleva ya a la discu
sión de la estructura de las inversiones en el mismo sistema capitalista.
De las limitaciones de esta estructura de inversiones resulta el análisis
de la acumulación socialista.
La acumulación socialista
La mayor desventaja de las teorías del desarrollo y de la industria
lización nos parece consistir en su punto de partida. Parten de un núcleo
de industrialización incipiente ya existente en el país subdesarrollado y
conciben el desarrollo como una simple expansión de este núcleo. De
3 Furtado, Celso: Teoría y política del desarrollo económico. México 1968, pág. 317, nota.
152 —
esta manera no se discute la misma estructura económica de esta indus
tria incipiente, sino se deducen las condiciones necesarias para su am
pliación. El resultado es siempre el mismo: una dinámica expansiva de
la industria incipiente solamente es posible si hay una ayuda económica
significativa, estabilización de los términos de intercambio y facilida
des para el acceso a los mercados de los centros desarrollados. Como
hacen falta fondos para la industrialización y como la misma industria
incipiente no es capaz de facilitarlos, éstos tienen que venir del extran
jero. El problema principal es, convencer a los países desarrollados para
que acepten una política de este tipo. Puede haber las más variadas ideas
sobre el camino de industrialización a seguir. Pero siempre se parte del
reconocimiento de esta dependencia total y absoluta.
Es difícil plantear en este ambiente teórico general una teoría de
la acumulación socialista. No se puede presentar más que un ensayo. Esta
teoría todavía no se encuentra en forma elaborada. Hay casos de acumu
lación socialista: la Unión Soviética, China, Cuba, pero no hay la teoría
de estos procesos de acumulación y de industrialización. Hay conceptua-
lizaciones que hablan de algún tipo de acumulación prim itiva en el so
cialismo, entendiéndola en analogía a la acumulación primitiva que Marx
descubrió en la raíz histórica del sistema capitalista. Pero se tra ta más
bien de una manera de hablar, sin entrar en una discusión sistemática
de lo que significan las estructuras socialistas en este proceso de acumu
lación. Sin embargo, la discusión del problema del subdesarrollo requiere
de un análisis más profundo de las estructuras socialistas en el proceso
de la acumulación socialista. Por eso nos parece necesario lanzarnos en
esta tarea, aunque el resultado puede ser solamente sumamente provi
sorio.
El fenómeno que llama la atención y que hay que explicar es el
siguiente. Mientras en los países subdesarrollados de estructura capita
lista se produce el estrangulamiento de la industrialización y la consi
guiente transformación de la industria naciente en enclave industrial,
en los países socialistas —que también parten de una situación de sub
desarrollo— no se producen fenómenos parecidos. Si bien estos países
sufren la misma situación en cuanto al corte ocurrido entre medios de
producción tradicionales y medios modernos, el proceso de industrializa
ción no tiene ninguna tendencia a estancarse. Además, esta industrializa
ción socialista se lleva a cabo con una dependencia mínima de financia-
mientos externos y consiguientes importaciones de equipos del exterior.
Eso vale por lo menos para países socialistas con espacios económicos
grandes como la Unión Soviética y China, mientras un caso como Cuba
—un país socialista pequeño— es algo diferente.
Este hecho es muy evidente, a pesar de que ni en el caso de la
Unión Soviética ni de China faltan simplemente los financiamientos ex
ternos. En la industrialización soviética son realmente mínimos. Hay
algunos créditos de parte de Alemania e Inglaterra al final de los años
veinte, pero son créditos a mediano plazo con intereses astronómicos.
Había créditos alemanes que alcanzaron intereses de más del 30% anual.
Si bien estos créditos tenían importancia no la tenían p or su tamaño ab
soluto, sino por la posibilidad de solucionar cuellos de botella que se
produjeron en las primeras fases de esta industrialización. La industria
lización china tenía una ayuda más im portante de parte de la Unión So
viética, pero esta ayuda no llegó nunca a tamaños parecidos a las im
portaciones de equipos modernos, por ejemplo, por parte de Latinoamé
rica. Terminada esta ayuda, después de un período de más o menos diez
— 153
años, se produjo una crisis, que se podía superar en medio año y a partir
de la cual la industrialización china se lleva a cabo en base a su propio
esfuerzo. Pero un estrangulamiento de la industrialización parecido a La
tinoamérica no se produjo jamás.
La teoría de la acumulación socialista tendría que explicar porqué
sociedades socialistas son capaces de hacer esto, mientras las sociedades
capitalistas fracasan continuamente en sus esfuerzos de industrialización.
La mayor movilización popular o el mayor entusiasmo en el trabajo co
mo tal no pueden explicar nada. Hay que saber porqué esta mayor mo
vilización puede traducirse en una mayor industrialización y en un mayor
crecimiento de equipos industriales modernos. La movilización popular
como tal no soluciona impasses de la balanza de pagos y los consiguientes
estrangulamientos. Pero en el caso de la estructura socialista se superan
estos problemas. Por eso tenemos que buscar las razones más bien en las
estructuras económicas que se implantan y no en las movilizaciones po
pulares que se realizan.
Por lo tanto hace falta analizar estos nuevos elementos de la es
tructura socialista para poder comprender lo que significa en términos
de la estructura económica, la acumulación socialista. Para hacer esto,
vamos a empezar con el análisis del proceso de acumulación en la es
tructura capitalista.
—» 157
equipos, podría hasta recorrer todos los pasos de la industrialización del
siglo XIX partiendo de equipos de técnica tradicional hasta llegar a la
técnica más moderna. Ni teóricamente se puede construir el caso de un
estrangulamiento externo de la acumulación socialista, si se supone un
espacio suficientemente grande para perm itir una autarquía económica
con aprovechamiento de la técnica moderna. Esta concentración de la
inversión sobre la sección A-l es la prim era condición para la acumula
ción socialista. Dos condiciones adicionales ya van implícitas a esta
condición principal, pero hace falta explicitarlas.
Primero: se trata de la necesidad de separar la industrialización
en la sección A-l de los mercados externos. La importación de equipos
para A-l no se puede hacer tampoco sobre criterios de la igualdad del
rendimiento del capital dentro de la sección A-l. El criterio para el uso
de equipos importados tiene que ser más bien la posibilidad o imposi
bilidad de producirlas en el país. Un cálculo de costos no puede tener
gran importancia para eso. Solamente en casos muy extremos puede
servir. En todos los otros casos la guía puede ser solamente el principio
general de no destruir ninguna técnica relativamente primitiva —a pesar
de sus costos más altos—, que es compatible con la industrialización de
la sección A-l.
Segundo: se tra ta de una separación rígida entre la producción
industrializada y los sectores no industrializados. La concentración de
la inversión de equipos modernos en la sección A-l no significa de nin
guna manera el abandono de estos sectores ni tampoco necesariamente
una baja del consumo. Significa el fomento de estos sectores en base a
equipos de técnica tradicional o de técnicas nuevas, cuya construcción
sea posible con los equipos primitivos de la técnica tradicional. En base
a estas inversiones no industriales esta producción puede ser fomen
tada por la asesoría técnica, la movilización de las masas, etc. Solamente
en casos extremos va a recurrir a la técnica de producción industrial,
por ejemplo, en una agricultura más bien tradicional el empleo de pro
ductos industriales que tienen un rendimiento extraordinario como cier
tos abonos, insecticidas, etc. Pero en ningún caso se tra ta de una indus
trialización del campo, sino de medidas adicionales a un fomento de la
produpción de sectores no industrializados, que se desarrollan principal
mente por su esfuerzo propio.
Todas estas indicaciones generales sobre la estructura básica, en
la cual se basa la acumulación socialista, se refieren a espacios económi
cos grandes. La situación cambia ciertamente cuando se trata de países
con espacios económicos pequeños. En tales países es inevitable la inte
gración económica en un espacio económico mayor. Como consecuencia
es también posible que se produzca el estrangulamiento por el comercio
exterior. Pero por eso no es imposible la acumulación socialista con es
tructura propia. Se da ahora más bien a partir del sector de exporta
ciones, que hasta cierto grado siempre puede ser un sustituto de la pro
ducción en el sector A-l. Pero la acumulación socialista enfrenta ahora
todas las dificultades que son resultado de la integración por el comercio
exterior en un espacio económico mayor. De todas maneras se pueden
indicar las líneas de ordenamiento de la estructura económica en una
situación tal. La posibilidad del desarrollo descansa ahora, a la vez en
una promoción de la producción del sector A-l como de las exportacio
nes. La promoción de A-l es posible solamente como una integración en
una producción complementaria del espacio económico mayor y tiene
que cumplir desde el prim er momento con las exigencias de calidad y de
1
— 139
cualitativamente distintos. El sistema capitalista está orientado de por
sí y sin escape a una acumulación en términos de equilibrio entre las
secciones A-l, A y B. Puede tener más elementos de controles o también
más elementos de planificación, pero esta orientación fundamental de
termina toda la estructura económica que puede existir con este sistema
de dirección. No tiene opciones más allá de este equilibrio. La ideología
de este sistema defiende este punto de vista negando cualquier tipo de
equilibrio que no sea determinable dentro de una estructura de mercados.
La tesis de la acumulación socialista sostiene al contrario de que
hay equilibrios económicos —situaciones económicas óptimas—, que no
pueden realizarse dentro de una estructura de mercados, pero que sí
pueden ser realizados en estructuras de otro tipo. Estas estructuras so
cialistas no prescinden simplemente de los mercados, pero los marginan
y subordinan. Una estructura socialista tal tiene opciones que se le es
capan a estructuras capitalistas. Por supuesto, tiene también la opción
de una economía de mercados. Pero no se lim ita a esta opción. En caso
de necesidad tiene otras. El sistema capitalista, en cambio, no las tiene.
En caso de necesidad de otras opciones desarrolla simplemente el sub
desarrollo. Otra alternativa no tiene.
En términos de nuestro análisis esto significa, que el sistema ca
pitalista no puede determinar autónomamente el coeficiente de la repro
ducción del capital. Una estructura socialista en cambio es capaz de ha
cer eso. Tiene por lo tanto un margen de libertad más grande que la
estructura capitalista.
En este sentido la planificación socialista no se puede confundir
con la planificación capitalista. Y la posibilidad de su realización descan
sa sobre la existencia de un sistema de propiedad socialista. Por lo tanto,
la determinación del sistema de propiedad es previa a la determinación
del sistema de dirección.
En cuanto a la solución del problema del subdesarrollo, las con
secuencias son muy claras. La mantención del sistema capitalista es a
la vez la reproducción del subdesarrollo y la superación del subdesarrollo
es posible solamente como superación del sistema capitalista como sis
tema de propiedad. En el mismo sentido se podría decir que el subdesa
rrollo no es una categoría independiente al lado de la dicotomía capita
lismo/socialismo y de las luchas de clases, sino es al contrario la apa
riencia que toma esta dicotomía. La lucha por el desarrollo se revela en
tonces como una apariencia de la lucha de clases en el plano internacional.
160 —
Proposiciones para un pronunciamiento
de la facultad de medicina
de la Universidad de Chile
sobre el control de la natalidad (1)
Francisco Mardones S.
Consejero Estudiantil Facultad
de Medicina,
— 161
ii.—
taria, se puede justificar como una contribución a la afectiva libertad
personal de las parejas. Dentro de estos conceptos su práctica va estre
chamente ligada a valores aceptados y, por lo tanto, es políticamente
factib le... Para los fines de este estudio asumamos que los programas
nacionales de planificación familiar, basados principalmente en la anti
concepción voluntaria, no son "suficientes’', definiéndose esta palabra no
necesariamente como un crecimiento nulo en algún presente prolongado,
sino como el descenso rápido y sustancial de las tasas de natalidad. La
expresión "suficientes” evade la cuestión de la meta final, pues simple
mente exige una reducción más rápida del crecimiento demográfico que
la actualmente en proceso o en proyecto y dentro de lo posible, entre más
acelerada, mejor. Para dar idea de un orden general de magnitud basta
con indicar que la finalidad inmediata es reducir a la m itad el índice de
natalidad en los países en vías de desarrollo en los próximos diez o vein
te años; digamos, de 40 nacimientos anuales por 1.000 habitantes a 20-25”.
En este sentido, estudiantes de Medicina, en una investigación
sobre planificación familiar realizada, plantean lo siguiente “Nosotros
pensamos que, en efecto, detrás del uso masivo de los métodos anticon
ceptivos, hay dos tipos de criterio superpuestos: uno, de orden médico,
tendiente a prestar atención terapéutica y preventiva a los problemas
bio-psicológicos derivados de la fecundidad de la pareja humana y a los
médico-sociales, como el aborto y; otro, de orden demográfico y político,
tendiente a dar, sobre todo en los países “subdesarrollados", en conjunto
con otras medidas políticas, las condiciones del llamado “despegue eco
nómico” que pongan aceleradamente a estas naciones en un pie de mejor
comparación con las llamadas “sociedades desarrolladas”, rebajando la
barrera de separación y alejamiento mutuo. Las técnicas médicas anti
concepcionales, independizadas del criterio médico, albergan el serio pe
ligro de servir a ciegas y en forma desmedida e inhumana, a enfoques po
líticos que no han sido sometidos a un serio análisis científico. La posi
bilidad o imposibilidad de convergencia entre los criterios médicos y
político es el problema que nos preocupa y por el cual hemos buscado
hacer la investigación que sigue como un pequeño aporte a la clarifica
ción de esta difícil cuestión. Nuestra hipótesis de trabajo parte en este
caso dpi hecho de que hemos puesto en tela de juicio los objetivos tra
dicionales de los programas de planificación familiar, que, tal como se
están aplicando actualmente, más bien nos parecen sistemas destinados
a la reducción drástica de la natalidad, derivados de un criterio econo-
micista y no planes tendientes a crear un real conocimiento de la respon
sabilidad de la pareja humana en la procreación y de su relación con
la dignificación del hombre y la sociedad. En este concepto de PATER
NIDAD RESPONSABLE el que, a nuestro juicio, debería ser alcanzado
por las poblaciones sometidas a programas de planificación fam iliar”.
3?— Investigaciones realizadas por estudiantes de Medicina del
Sexto Año 1969 (Pobl. Parque Sta. Mónica), por Josefina Losada de
Masjúán y por Querubina Henríquez de Paredes señalaron que en las po
blaciones marginales del Gran Santiago se está ya en una cobertura del
40% de las mujeres en edad fértil, con métodos eficaces. También últi
mos estudios realizados por CELAP señalan un 60% de corbetura en
poblaciones marginales.
4?— Con fecha 18 de diciembre de 1968, se firmó entre el SNS
y la Asociación Chilena de Protección de la Familia (financiada por la
IPPF: International Parenthood Planning Family) un "convenio desti
162 —
1
— 163
"Un crecimiento acelerado significa restar recursos al desarrollo... Todo
esto, a su vez, representa pobreza continuada, frustración, odio y envidia,
incapacidad para abordar problemas cuya magnitud aumenta todos los
días, mengua de la fe en la justicia y en la eficacia tanto del sistema de
libre, empresa como de la democracia, naturalmente, una dispersión de
los esfuerzos y la improvisación y demagogia que son sus resultados”.
Kenneth Bollding: “El infanticidio y el aborto son probablemente
los métodos más seguros del control de la población. El infanticidio es
repugnante a una sensibilidad moral desarrollada y difícilmente puede
ser practicado sin destruir ciertos valores intangibles que son importan
tes para una elevada calidad de vida humana. Sólo tengo una sugerencia
positiva que hacer, una proposición que actualmente parece tan traída
de los cabellos, que creo ocasionará sólo risa al exponerla. Sin embargo,
creo con toda seriedad que un sistema de LICENCIAS PARA TENER
HIJOS, COMERCIABLES, sería el único que combinaría el mínimo de
control social necesario para la solución de este problema con un máxi
mo de libertad individual y elección ética. A cada m ujer joven, al acer-
carce a la madurez se le presentaría un certificado que diera derecho a
su poseedora a tener, digamos 2,2 niños o cualquier número que asegu
rara una proporción reproductiva de uno. La unidad de estos certificados
podría ser la "deci-niño” y la acumulación de diez de estas unidades, ya
fueran compradas, heredadas u obsequiadas, perm itiría a una m ujer ma
dura tener un hijo legítimo. Se podría entonces establecer un mercado
de estas unidades en el que los ricos y los partidarios de la procreación
podrían comprar a los pobres, a las monjas, a las solteras, etc. ( . . . ) .
Este plan tendría la ventaja adicional de desarrollar a la larga una ten
dencia a la igualdad de ingresos, pues los ricos tendrían muchos hijos
y serían menos ricos y los pobres tendrían pocos hijos y serían menos
pobres".
Mientras tanto, Robert McNamara pretende supeditar los présta
mos del Banco Mundial a la aplicación de rigurosos planes antinatalistas
en América Latina.
En nuestro país, por otra parte, aparecen también algunas opi
niones favorables al control de la natalidad:
' P. E. C., 25 de noviembre de 1966, Stgo.: “.. .S e busca equilibrar
las posibilidades reales de la economía de un país con las necesidades
de sus habitantes para incorporar plenamente al grupo de las comunida
des al pleno desarrollo. Simultáneamente, al desaparecer el hambre, la
escasez de viviendas y las carencias educacionales, desaparecen las pre
siones sociales y el descontento popular y se anulan prácticamente las
oportunidades para engendrar estados de conmoción y revolución per
se. Un gobierno que busca el progreso social, busca la planificación de
la familia.
Un gobierno que busca el desorden social, impide la planificación
de la familia.
Benjamín Viel (Implicaciones Sociológicas del Crecimiento de la
Población, P.R.B., Tercer Diálogo de Población, Long Island, Nueva York,
27-29 de junio, 1969): "Si el hombre crece con más velocidad, como
hasta ahora lo hace en América Latina, una revolución llevada a cabo por
masas analfabetas y paupérrimas tendrá que ser la consecuencia lógica
del simple hecho demográfico que anotan nuestras estadísticas vitales.
Ellas nos están señalando que la mitad de nuestras poblaciones tienen
menos de 20 años de edad, sin que exista posibilidad alguna de incor
porar al mercado del trabajo al total de los que cada año alcanzan los
164 —
veinte años. Resulta difícil pensar que tal tensión revolucionaria pueda
encauzarse hacia una evolución normal, cuando la generación intermedia,
que debía servir de elemento neutralizador, ha perdido buena parte de
la fe que tenía en sus propios valores y es mirada por la juventud, por
una parte, como causante del desastre que ella sufre y, por otra, como
ostentador indebido de un poder que no ha sabido emplear. Ante un pa
norama tan incierto y peligroso resulta realmente difícil de comprender
que sean los elementos más tradicionales de nuestra sociedad los que
combaten con mayor energía a aquéllos que intentamos disminuir nues
tra excesiva velocidad de crecimiento en la esperanza de disminuir la
tensión intrafamiliar, que lleva a las madres al infanticidio inconsciente
y al aborto, y a la tensión social, que lleva a los hombres a la rebelión
y a la violencia, buscando cambios que sólo serían alcanzables en la paz
y en el diálogo”.
7?— sin embargo, en América Latina se alzan voces que se oponen
a la imposición de programas antinaturalistas:
Reportaje en el "Survey of International Development” Vol. III.
N? 6 junio 15, 1966: “El delegado del Perú, portavoz de los puntos de
vista de otros delegados latinoam ericanos... Explicó que América La
tina. .. tiene "tierras vacías y recursos no explotados” y si UNICEF mis
ma va a ser envuelta en el control de la población, las naciones ricas
pueden caer en la tentación de reducir la ayuda económica y concentrarla
en la asistencia a los Servicios de birth-control”.
Correio de Manha, agosto 10, 1966: "El neomaltusianismo es ma
nipulado por los grandes laboratorios... y casas farm acéuticas... la ac
titud reaccionaria no es la Iglesia Católica sino la de los planificadores
de la familia, por razones comerciales nacida de los intereses geo-políticos
norteamericanos (así no habrá una prevalencia de poblaciones subde-
sarrolladas o asiáticas o de comunistas norteamericanos) y también nace
del miedo de las reformas estructurales. Brasil, falto de recursos depen
de para su progreso económico de su fuerza de trabajo. No será con el
control de la natalidad financiado por el Banco Nacional del Desarrollo
y la Alianza para el Progreso o empresas extranjeras que nuestro país
tendrá éxito en desarrollarse por sí mismo; por el contrario será a través
de dramáticas modificaciones de las estructuras sociales y económicas".
Diario El Siglo, Stgo. martes 8 febrero de 1966: "América es pre
sentada en este plan, como una de las regiones del mundo que constituye
mayor amenaza por su alto índice de explosión demográfica. Sin embar
go, en América Latina hay países capaces de albergar a un número de
habitantes diez o veinte veces mayor que su población actual. Mas, para
lograr que este albergue responda a las necesidades elementales de la
población humana, hay que trabajar la tierra, explotar y explorar el sub
suelo; llevar a esas inmensas áreas la maquinaria agrícola, la técnica
industrial, la escuela; en suma, la civilización y la cultura. Pero como esta
es una empresa gigantesca, difícil de realizar, y, además, frenada en mu
chas formas por las contradicciones y los desajustes de un mundo que
en muchos aspectos está asentado sobre mentiras e hipocresías, mansa
mente nos avenimos a seguir la línea de la no resistencia y aceptamos el
control de la natalidad como un recurso “heroico" —en el fondo, sólo
resultado del miedo y la desesperación— declarándonos incapaces de
encarar nuestro propio destino y menos aún el de las generaciones del
futuro. El control de la natalidad con toda su secuela de ignominias y
pequeñas miserias; de engañosa apariencia científica y de consumado fa
riseísmo, sólo será un genocidio legalizado. De antemano estamos conde
— 165
nando a muerte a millones y millones de seres humanos que bien podrían
venir, si nuestra imprevisión y nuestra cobardía no impidieran prepa
rarles un sitio aquí, en la tierra, no serían sino hermanos nuestros, hijos
nuestros, cuya misión será contribuir al surgimiento de un mundo libe
rado por la inteligencia y el trabajo. Un mundo de paz, donde a nadie se
le pueda m atar antes de haber nacido..
Y también fuera de América Latina, aparecen opiniones:
Paulo VI, Discurso ante la Asamblea de la NU, octubre 1965: “Es
en vuestra asamblea en donde el respeto a la vida, aún en lo que concier
ne al gran problema de la natalidad, debe encontrar su más alta profe
sión y su más razonable defensa. Vuestra tarea es la de hacer de manera
que el pan sea suficientemente abundante en la mesa de la humanidad
y no la de favorecer un control artificial de la natalidad, que sería irra
cional, con el propósito de disminuir los invitados al banquete de la
vida”.
Respuesta del Cardenal Patrick O’Boyle, Arzobispo de Washington,
al Presidente Nixon sobre política anticonceptiva: “Hay tres factores
que creo, deben ser evaluados por cada ciudadano consciente, cualquier
ra que sea su juicio sobre el uso de anticonceptivos por parte de las pa
rejas en particular. Es el de considerar el problema de la política pública,
que es al que me refiero ahora. Primero, los programas públicos de con
trol de nacimientos no hacen nada para superar la pobreza o la miseria,
fuera de disminuir el número de gente pobre. En teoría está muy bien
imaginar que esta política pueda adoptar este procedimiento simplista
en forma limitada, mientras que ataca vigorosamente la discriminación
racial y otras formas de injusticia, las cuales son las razones más im
portantes de que exista tanta miseria en medio de nuestra creciente
sociedad, y la razón de que haya un abismo progresivo entre las nacio
nes ricas y las pobres. Pero en la práctica, la actitud negativa de progra
mas antinatales se convierte muy fácilmente en una alternativa que reem
plaza las soluciones positivas de reconstrucción del orden social dentro
de la justicia.
El 25 de junio de 1965, dos meses antes del sermón que he men
cionado, nuestro presidente en ese entonces, dirigió una alocución en la
ciudad de San Francisco con motivo de la celebración del 20° aniversario
de la N.U., en la cual dijo: "Encaremos en todas las tierras, incluyendo
esta tierra, los crecientes problemas de nuestras crecientes poblaciones
y busquémosle las respuestas a esto que es el máximo reto al futuro del
mundo. Actuemos sobre el hecho de que CINCO DOLARES INVERTI
DOS EN CONTROL DE POBLACION EQUIVALEN A 100 DOLARES IN
VERTIDOS EN EL CRECIMIENTO ECONOMICO”. Estos planteamientos
merecen ser examinados. Produjo un furioso rugido en medio de los
países más pobres, especialmente en América Latina. A mi juicio estas
críticas están bien fundadas: sino en todo lo que ellas dicen, sí por lo
menos en cuanto que descubren en este planteamiento un falso sentido
de los valores, consistente en comparar el costo de limitar la pobla
ción, al costo de darles un servicio, como si la única diferencia importan
te entre las dos cosas fuera el número de dólares gastados. He oído que
aún muchos de los líderes del control de nacimientos encuentran que
este planteamiento ha sido poco inteligente... desafortunadamente no
porque refleje inadecuadamente su propósito sino más bien, porque lo
refleja de una manera demasiado explícita”.
8?— Sin pretender cuestionar la integridad moral de algunos do
centes de nuestra Facultad (de los Deptos. en los cuales se realiza control
166 —
\
de natalidad), queremos señalar algunos datos que preocupan a muchos
estudiantes:
a) Se sabe que en Vallenar, luego de la estadía de Internos (Medi
cina) y estudiantes de Obstetricia, se produjo un aumento de la morbi
lidad infantil. Esto se interpreta por un reparto indiscriminado de anovu-
latorios, incluyendo puérperas, en las cuales éstos detienen la lactancia.
b ) En Toconao (población del Norte Grande que se está extin
guiendo porque los jóvenes emigran en busca de trabajo) se tiene noti
cia de que las estudiantes de Obstetricia están imponiendo el control de
la natalidad. Algunas fuentes han expresado que el Plan Antinatalista
lo controla en forma importante en provincias la Escuela de Obstetricia.
c) Algunos estudiantes han constatado que en esta Facultad se
realizan investigaciones (al parecer financiadas directamente por labo
ratorios norteamericanos, pues no aparecen consignadas dentro de los
ítems para investigaciones de esta Facultad) que son de inciertos resul
tados y cuyos riesgos no han sido suficientemente evaluados. Este punto
es sumamente importante, además, porque hay datos que señalan incon
venientes serios para el uso, tanto de anticonceptivos orales (posible de
sencadenamiento de diabetes en prediabéticas, eventual relación con cán
cer, con infecciones urogenitales, con atrofia irreversible de endometrio
por uso continuado de progestágenos inyectables, etc.) como del DIU.
(en este sentido citamos las palabras del doctor A. Guttmacher, Presi
dente de la Federación de Planificación Familiar, del 7 del VI de 1967
reproducida en."Time” : "Con su alto porcentaje de fracasos, los dispo
sitivos intrauterinos puede que no sean lo suficientemente buenos para
que los usen sus esposas, señores; pero sí lo son para un programa de
Salud Pública en un país en desarrollo. Y es ahí, en esos países donde
los DIU se usan principalmente: Tawan, Ceylán, India, México.. . ” ). Qui
siéramos plantear también en este punto la consideración de que las po
blaciones de los países subdesarrollados podrían estar siendo utilizadas
como campo de investigación farmacológicas con seres humanos, ya que
los reglamentos de los países ricos impiden este tipo de riesgos a sus
habitantes.
Creemos necesario analizar científicamente todos los puntos men
cionados y algunos otros, porque el problema no se circunscribe sola
mente al debate sobre las implicancias políticas del "control de la nata
lidad” a nivel nacional o latinoamericano, sino que también el problema
se introduce en el quehacer cotidiano de los investigadores y docentes
de esta Facultad, poniéndose en evidencia que no cabe aquella actitud
de “neutralidad” de la ciencia (actitud muy expandida aún en medios
universitarios progresistas), como si fuera posible, por el solo hecho de
entrar a un laboratorio, sustraerse al inevitable compromiso político.
Para que este análisis sea cumplido acabadamente, de tal manera
que alcancemos una posición clara al respecto, proponem os:
I .— La realización de la siguiente encuesta en los Deptos. vincu
lados a este problema (encuesta similar se está realizando en la Facul
tad de Medicina de Montevideo): I. Número de DIU colocados u otros
métodos anticoncepcionales aplicados hasta la fecha. Edad, número de
hijos, número de abortos, situación socio-económica y otros datos que
se posean sobre las pacientes.
II. Estudio a que se somete la paciente, previa la aplicación del
anticonceptivo.
— 167.
III. Financiación de los trabajos de planificación familiar y costo
de los mismos.
IV. Viajes a provincia, actividades realizadas en provincia, con
tactos permanentes o transitorios con otras zonas del país.
V. Actividades realizadas en Santiago.
VI. Estadísticas sobre tolerancia a los métodos anticoncepcionales.
VII. Correlación entre usó de anticonceptivos y afecciones diver
sas, especialmente las infecciones urogenitales, cáncer, etc.
VIII. Trabajos de investigación realizados por los departamentos
en colaboración con laboratorios privados nacionales o extranjeros y
con el SNS.
2.— Llevar a cabo un ciclo de foros, en que se conozca la opi
nión de:
— Estadísticos
— Demógrafos
— Economistas
— Expertos en Salud Pública
— Obstetras
— Sociólogos
— Estudiantes de Medicina,
— Genetistas.
3.— Abrir la posibilidad de que el Consejo de Facultad conozca
cualquier opinión por escrito de algún miembro de esta Facultad.
4.— Reunir la documentación de los puntos 1, 2 y 3, en una revis
ta que sirva como recopilación de antecedentes para que los consejeros
se formen una opinión antes de emitir un pronunciamiento frente a las
actividades realizadas en esta Facultad y en el país si se juzga necesario.
5.— A cargo de cumplir estas cuatro etapas, proponemos se cons
tituya una comisión formada por académicos y estudiantes de esta Facul
tad, -que con un plazo de tres meses entregue la revista con todos los
datos al Consejo para que éste se pronuncie.
6.— Creemos que la Universidad reformada, conciencia crítica
del proceso histórico nacional, debe pronunciarse sobre este problema
que afecta gravemente a las poblaciones y a las conciencias de nuestro
país y de todo el Tercer Mundo y es precisamente la Facultad de Medici
na la llamada a cumplir esta tarea.
168 —
Notas bibliográficas
— 169
sica m atizada con la intencionalidad con y ejercicio della, veremos que muchos no
ventual tan en boga en las cortes virrey- les han hecho ventaja, y que son pocos
nales. De allí sus descripciones botánicas los que con tan gran constancia y firmeza
y zoológicas y las narraciones sobre la han defendido su tierra contra tan fieros
vida, costumbres y creencias de los grupos enemigos como son los españoles” .
araucanos. L a selección y prólogo de la Historia de
E l cuarto libro, la obra de Lacunza, se Chile desde su descubrimiento del año 1575
nos escapa de esta tem ática p ara llevarnos compuesta por el Capitán Alonso de Gón
al pensamiento culto de fines del siglo gora Marmolejo, fue realizado por el pro
XVm y comienzos del XIX. Pensamiento fesor de la Universidad de Chile, Nelson
religioso en torno a la explicación de las Osorio.
Sagradas Escrituras, cuya discusión nos Los datos biográficos de Góngora M ar
permite aclarar ideas de toda una época, molejo son, escasos y dispersos. Sin em bar
sin mayor color local, pero con un tras- go Osorio —con la ayuda de historiadores—
fondo de rebeldía y protesta, profundamen logró ra stre a r una serie de fechas en la
te cristiana enraizada en los Santos libros, documentación de la época. Así estableció
a las injusticias terrenales (expulsión de que había nacido hacia 1522 y que murió
los jesuítas, por ejemplo). en 1576.
Guillermo Araya, Catedrático de la Uni Comentando la obra el profesor Osorio
versidad Austral de Chile, tuvo a su cargo dice que “su relación es de una sobriedad
la selección y prólogo de La Araucana extraordinaria y no se observa en ella nin
de don Alonso de Ercilla. Ha sido tradicio gunos de los alardes de erudición,, muchas
nal en Chile el estudio de algunos versos veces ficticia, con que acostumbran ador
de este poema en, los Liceos y por lo tan n ar sus relatos los cronistas contemporá
to su autor es bastante conocido. No así neos. E stá prácticam ente ausente también
la totalidad de su obra que es práctica la tendencia hiperbólica y la presencia de
mente desconocida por el grueso público. elementos sobrenaturales o milagrosos.
La presente selección es una muy buena Tampoco hay en, ella disgresiones morales
m uestra del contenido de este poema. ni juicios éticos que involucran una toma
Don Alonso de Ercilla nació en 1533, en de postura crítica ante los hombres que
tró en la corte como paje en 1548, en, 1554 intervienen” .
pasó a las Indias Occidentales y murió en Góngora Marmolejo dedicó su obra al
1594 en España. Fue contemporáneo de limo. Sr. don Juan de Ovando, Presidente
Felipe II y al igual que éste estaba lleno del Real Consejo de Indias. Al igual que
de un impulso vital que lo llevó a cruzar Ercilla —y que casi todos los escritores-
los m ares p ara llegar a estas lejanas tie soldados— su intención, fue la de hacer
rras. justicia a los valerosos hombres españoles
En Chile escribe su famoso poema para que luchaban en feroz guerra y en tierras
ser publicado entre 1569 y 1589 dividido en tan apartadas, dejando un documento es
tres partes. crito, una verdadera historia de los he
Literariam ente La Araucana ha sido cla chos. “Aunque don Alonso de Arcila (E r
sificada dentro de la épica culta, clasifi cilla), caballero que en este reino estuvo
cación form ada por cuanto ésta escapa a poco tiempo en compañía de Don, G arcía
cualquier preestablecido: “ este es un poe de Mendoza escribió algunas cosas acae
m a —nos dice A raya— épico histórico, de cidas en su Araucana, intitulado su obra
conquista, que n arra la confrontación de el nombre de la provincia de Arauco; y por
dos pueblos muy diferentes entre sí cultu no ser tan copiosa cuanto fuera necesario
ralm ente” . p ara tener noticia de todas las cosas del
Lo que decidió a don Alonso a la publi reino” . . . “ Con esta intención quise llegar
cación de su obra fue básicamente “ el mi obra al cabo, entendiendo muchos se
agravio que algunos españoles recibirían holgarán de saber (que) en el cabo del
quedando sus hazañas en, perpetuo silencio, mundo gente desnuda, b árb ara y sin a r
faltando quien las escriba, no por ser ellas mas sea belicosa, ardidosa y arriscada
pequeñas, pero porque la tie rra es tan re (arriesgada) por la defensión de su tierra,
mota y apartada y la postrera que los es como es la de esta p rovincia..
pañoles han pisado por la parte del Perú, El prólogo y selección de la Historia Ge
que no se puede tener della casi noti neral de El Reino de Chile, Flandes In
cia. . . ” . E ste poema, verdadera crónica diano, fue encargado a Alfonso Calderón,
de la época fue escrita “ en la misma gue profesor e investigador de la Universidad
r ra y en los mismos pasos y sitios. . y de Chile.
tuvo como tem a central no tanto los sa El P. Rosales fue un auténtico misionero.
crificios y las virtudes de los soldados es Nació en Madrid hacia 1603, estudió filo
pañoles, —como fue la intención, del au sofía y artes en Alcalá. Posteriormente
tor— sino la admiración del poeta por el entró a la Compañía de Jesús, p ara pasar
pueblo araucano, “ tratando sus cosas y va como misionero hacia 1628 a Lima y luego
lentías más extendidamente de lo que para a Chile. En Chile aprende el Mapuche, lo
bárbaros se requiere, si queremos m irar cual le permite un contacto m ás verdadero
su crianza, costumbres, modos de guerra y eficaz con los indígenas, facilitándole
170 —
su labor évangeüzadora. De simple misio mo, que constituyen un capítulo impor
nero llegó a ser, por su fortaleza y espí tante de la historia interna de la Iglesia” .
ritu de trabajo, Rector de la Concepción, La obra de Lacunza fue largam ente dis
Viceprovincial de la Orden y Rector del cutida y si bien no fue condenada por la
Colegio de Santiago, Murió en 1677. Iglesia, sí hubo una definición en su contra
Su obra term inada hacia 1674, permane por parte de ésta.
ció largos años sin publicar. Fue resca “El lacunzismo —continúa Góngora—
tada por Benjamín Vicuña Mackénna y solamente se ha expandido en círculos ecle
publicada por prim era y única vez en siásticos y entre laicos cultivados, sin co
1877. b ra r nunca resonancia popular o social,
Rosales fue motivado al escribir su his ni en Chile ni en, otros países, a la inversa
toria, por su gran deseo y búsqueda del de tantos otros escatologismos. Cabe pre
concepto verdad: “De todo lo cual he sido guntarse el motivo de ello. Nos parece
testigo de vista, que es calificación de la que radica en el carácter mismo de la
historia y crédito de la verdad, que es el obra, discusión de textos simbólicos que
alma de ella” . quiere mantenerse siempre crítica y aten
Su personalidad inmensamente devota y ta al sentido literal; muy despojada de re
creyente le llevó a realizar una historia de presentaciones de la fantasía popular” ,...”
carácter providenciaüsta, y por eso —dice no es que falte la fantasía en Lacunza,
Calderón— “junto al relato de combates, pero ella no es popular sino racionalística-
retratos y epopeyas, descripciones de los utópica” . . .
reinos animal y vegetal, narración devota, _ E s importante p ara entender la obra de
surge majestuosamente la glorificación de Lacunza tener algunos antecedentes del
las creaciones de Dios, perfectas, para milenarismo, y a que sus tem as están se
mayor exaltación del creador” . leccionados por una muy larga tradición
Finalmente, el libro de Manuel Lacunza, anterior. “ Se sabe hoy día muy bien —di
La Venida del Mesías en Gloria y M ajes ce Góngora— que el cristianismo primitivo
tad, cuya selección y prólogo estuvo a fue un movimiento escatológico que vivió
cargo del profesor e investigador de la en la esperanza del inminente advenimien
Universidad de Chile, Mario Góngora, to glorioso del Cristo, después de que éste
quien utilizó en su trabajo la edición in pasó por la muerte y resurrección. La lí
glesa de 1826, considerada superior a to nea de pensadores específicamente mile-
das las demás. El excelente prólogo del narista se define en que no se representa
profesor Góngora, está hecho desde un ese acontecimiento decisivo como un juicio
punto de vista histórico. y un tránsito inmediato a la eternidad, si
Lacunza nació en Santiago en 1731, in no que, antes de ese final, espera un, reino
gresó al Convictorio de San, Francisco J a terrestre de Cristo y sus santos” .
vier en 1741, p ara entrar en 1747 a la Com El entusiasmo por la interpretación la-
pañía de Jesús. Se ordenó sacerdote jus cunzista del Apocalisis y de las Profestas
tamente un año antes de la expulsión de fue decayendo hacia 1830, salvo en Chile
los Jesuítas de América. P or esta razón y en sectores eclesiásticos muy delimita
debió pasar el resto de sus días en Imola, dos, aunque el escatologismo surge con
Estado Papal, donde se dedicó al estudio nuevos motivos a raíz de la crisis europea
de las E scrituras y a redactar su gran y mundial de los siglos XIX y XX.
obra. Murió en 1801, esperando la licencia Dos nuevas obras, de la Colección co
eclesiástica p ara la publicación de su li mentada, aparecerán próximamente. La
bro que había terminado íntegramente en prim era son Los Cartas de Pedro de Val
1790. divia, que son fuente obligada p ara el co
Su obra, escrita en tres tomos, puede ser nocimiento de los años de conquista y los
considerada como una de las m ás impor primeros contactos entre los dos pueblos
tantes producciones del pensamiento chi que forjaron la nacionalidad chilena. No
leno. Al igual que casi todas las otras se tra ta en este caso de una selección, sino
obras coloniales, jam ás h a sido reim presa de la edición completa de estos documen
en el presente siglo, pese a la difusión y tos. E l prólogo, comentario y notas está a
éxito que tuvo en su época. Hacia fines del cargo del profesor de la universidad de
siglo X V m y en las prim eras tres décadas Chile, Mario Ferreccio Podestá.
del siglo XIX se hicieron 3 ediciones en La segunda obra es la de Alonso Gon
España, 2 ediciones en Inglaterra, 2 edi zález, Desengaño y Reparo de la Guerra
ciones en México y 1 edición en Francia. en Chile. La selección, prólogo y notas
Fue traducida al inglés y al francés. Ade fue realizada por el profesor e investiga
más circularon una serie de compendios dor de la Universidad de Chile, Rolando
y extractos. Mellafe. E sta obra tiene un, especial in
En Chile tuvo un fuerte impacto aun terés por cuanto es un documento etno-
que reducido a los grupos intelectuales y histórico y social único en la época. Como
a los religiosos. “Entre 1800 y 1941 —nos bien dice Mellafe, González de N ájera
dice Góngora— encontramos toda una lí puede ser considerado el prim er sociólogo
nea de personalidades adictas al lacunzis- que vivió en Chile. Su gran percepción y
— 171
sentido crítico de la sociedad de su época lógico, y discute la base metodológica, que
determ ina a su libro como un documento en los análisis posteriores se pone a prue
imprescindible para todo aquel que pre ba. M attelart confronta allí el análisis fun-
tenda estudiar y comprender el proceso de cionalista del “comunication research” con
la colonia y la posterior evolución de nues lo que él llama la lectura ideológica del
tra historia. mensaje. Al análisis funcionalista le re
María Teresa González P. procha interesarse únicamente por el con
Investigadora CEREN. UC. tenido manifiesto del mensaje, restringien
do este análisis, adem ás a la relación entre
el mensaje transmitido y su receptor. Esta
última restricción tiene que ver con las ra
“LOS MEDIOS DE COMUNICACION DE zones del surgimiento del “ comunication,
MASAS” (LA IDEOLOGIA DE LA PREN research” . Se debe m ás bien al hecho de
SA LIBERAL EN CHILE), Armand Mat- que proviene del interés de los propios
telart, Mábel Piccini, Michéle Mattelart medios de comunicación que quieren saber,
-CUADERNOS DE LA REALIDAD NA hasta qué grado el contenido del mensaje,
CIONAL, N? 3, marzo del 1970 - CEREN. le llega o no al receptor. P or lo tanto, se
tra ta de un origen, a p artir del análisis
El libro, que comentamos, con razón del mercado, en, este plano especifico de
evoca un interés especial. Tiene muchas los medios de comunicación.
cualidades. Es un libro científico de alto Un análisis de este tipo deja de lado dos
nivel, qiie á pesar de eso está al alcance problemas, que los autores después enfo
del lector no especializado en el campo al can en los análisis específicos que siguen.
cual se refiere. Además, se centra en un Se trata, en prim er lugar, del problema
tem a muy poco discutido. Si bien hay mu del poder sobre los medios de comunica
cha literatura sobre los medios de comuni ción, y en segundo lugar, de los mensajes
cación de m asas, hay muy poca sobre el no manifiestos que escapan, necesariam en
caso específico, a l cual apunta el subti te a simple análisis de contenido. P or un
tuló del libro: “La ideología áte la prensa lado un problema de dominación sobre los
liberal en Chile” . Se centra en un campo medios de comunicación, por otro un pro
específico de los medios de comunicación, blema de estructura de los mensajes. Todo
y se podría añadir: el campo dominante, el análisis posterior se vuelca sobre estas
que de hecho form a la “opinión pública” dos problemáticas comprobando continua
del país y en relación al cual toda otra mente de que en el fondo se tra ta de una
publicidad tiene una significación m ás bien sola problemática común. La estructura
secundaria, llega solamente a determina de dominación sobre los medios de comu
dos grupos sociales que además ya están nicación corresponde plenamente a la es
preformados por este núcleo de la prensa tru ctu ra implícita de los mensajes que
liberal, que se autodenomina la prensa in transm iten. Aunque m anifiestam ente los
dependiente. mensajes pueden referirse a objetos apa
A la vez el libro llega en un momento, rentemente ajenos a la estructura de po
en el cual se hace más y m ás evidente, der de la sociedad y aunque pueden diri
que el propio plano de las luchas sociales gir una crítica aparente en contra de estos
se estanca, si no se amplían estas luchas poderes, su estructura implícita y no mani
hacia el plano propiamente ideológico y fiesta mantiene un carácter de ideologiza-
de la formación de la conciencia social. ción de estas estructuras y asegura den
Es cad'a vez más claro que las luchas eco tro del conjunto social una continua repro
nómicas y sociales no llegan a proyectos ducción de la legitimidad del sistema de
ampliamente compartidos de cambio so poder.
cial, si no alcanzan a ser luchas ideoló E ste enfoque es sumamente interesante
gicas con, proyectos de cambio de las mis y se vincula con enfoques parecidos de
mas herram ientas de formación de la con F . B. Fages, A. J. Greimas, Roland Bar-
ciencia social masiva. El estudio que co thes, etc. Aunque no faltan análisis de un
mentamos tiene el mérito de sacar a luz tipo sim ilar en, la crítica social anterior
lds mecanismos que la prensa liberal usa, a estos autores, jam ás lograron formular
y cuyo conocimiento previo es condición una metodología consistente como se logró
de la actuación concreta frente a ellos. a p artir de la lingüística actual. Los mis
Vamos a tra ta r de analizar la argumen mos análisis de M arx tienen elementos en
tación principal del estudio antes de en este sentido. Pero u na metodología pro
focar hacia donde, a nuestro entender, piamente dicha solamente podía surgir con
futuros análisis tienen que seguir, para el desarrollo extraordinario de los medios
desembocar en proyectos —o m ás bien de comunicación en los últimos cincuenta
principios básicos de posibles pro y ecto s- años. No sorprende por lo tanto, que la crí
de superación. tica a los primeros sistemas políticos, que
Todo el enfoque del libro está presentado desenfrenadamente usan y abusan de los
en. el capítulo I, escrito por Armand Mat medios masivos de comunicación —los sis
telart. Se refiere al marco de análisis ideo tem as fascistas—, nos presenta los antece
172 —
sores m ás inmediatos de esta metodología no sorprenden,. Demuestran, que los m e
estructuralista. Podríamos citar a Karl dios de comuhicación se encuentran en una
K raus y su libro “Los últimos días de la situación de dominación por grupos finan
Humanidad” , o Wilhelm Reich “La sico cieros nacionales e internacionales como
logía de m asas del fascismo” . Pero lo dis cualquier otro campo de la industria. No
tintivo —y por lo tanto especialmente in obstante hay conclusiones interesantes, que
teresante— del trabajo de M attelart es vuelven continuamente en los análisis de
presentar esta metodología en términos los capítulos posteriores. Una de éstas con
perfectam ente formalizados. clusiones es que la libertad de prensa es
Eso distingue este trabajo de otros aná más bien una libertad de la propiedad
lisis del contenido ideológico de la prensa privada en relación a los medios de comu
liberal, que abundan en toda la trayecto nicación. Una segunda conclusión que el
ria de la crítica del sistema capitalista. autor no hace siempre explícita, es, de
Se tra ta de una crítica que se restringe que el entrelazamiento entre estos grupos
igualmente, como el funcionamiento del financieros —nacionales e internacionales-
“comunication research” , al análisis del es tan considerable, que en el caso con
contenido manifiesto de los mensajes de creto no im porta mucho, si un determina
esa prensa. Si bien el método que propicia do medio de comunicación es de propiedad
M attelart, de ninguna m anera invalida nacional o extranjera. La identidad entre
análisis de este tipo, pone de manifiesto las clases dominantes del país y de los paí
las serias limitaciones de dicha crítica. ses extranjeros es tal, que se produce de
Esta crítica se puede neutralizar —en con todas m aneras una cierta uniformidad de
tra de sus intenciones— por el uso de los las expresiones.
propios modelos estructurales de la pren A estos dos capítulos más bien básicos
sa liberal, afirmando en el lenguaje secunr siguen 3 análisis de casos concretos. En
dario un sistema que ataca en términos el capítulo m Armand M attelart analiza
manifiestos. Insistimos que el método es la mitología de la juventud en un diario
tructural de ninguna m anera puede reem liberal, refiriéndose concretamente a un
plazar esta crítica manifiesta. Pero le pue análisis del diario “El M ercurio” . Se trata
de d ar herram ientas, que eviten esta neu de un objeto —la rebelión juvenil—, que
tralización del mensaje manifiesto por el manifiestamente tiene que ver con proble
modelo estructural contrario, que vehicu- m as de tipo político. E l caso de la reform a
liza este mensaje. Otra limitación que el universitaria es un. caso de cambio estruc
método usado por M attelart puede superar tural en determinada área de las estruc
en cuanto a la crítica social tradicional, turas sociales y el caso de la violencia pre
es igualmente importante. E sta crítica senta una toma de posición de ciertos gru
siempre tenía un problema frente a los pos políticos que niegan la legitimidad de
mensajes aparentemente objetivos o neu la estructura económica, social y política.
tros. Los trabajos de Mabel Piccini sobre M attelart presenta los méritos que el dia
el cerco de las revistas de ídolos y de rio usa p ara destruir ideológicamente el
Michéle M attelart sobre el nivel mítico de impacto que estos movimientos podrían te
la prensa seudo-amorosa dem uestran una ner sobre la sociedad. Por un lado la tác
evidente superioridad del análisis estructu tica de la recuperación o dilución, del mo
ra l sobre el análisis tradicional en esta vimiento de protesta, que se tra ta de rein
línea. El análisis tradicional más bien in teg rar por métodos adaptativos al sistema
siste, de que la dedicación a este tipo de mismo. Por otro lado —y este modelo:
entretenimiento distrae d'e la dedicación violencia —orden es especialmente inte
activa a las luchas económicas y sociales. resante—, por la expulsión definitiva de
Su concepción no va más allá de lo que se los grupos referidos de la comunidad na
expresa en el famoso dicho de Bertold cional. Se tra ta de una táctica especial,
Brecht: “Sobre la carne que se cocina en que es necesario en el caso en el que el
la cocina, no se decide en la cocina” . Si diario sabe, que ninguna recuperación o
bien estos autores no desconocen el proble dilución es posible.
ma, el método estructural es mucho más Sigue en el capítulo IV un análisis de
capaz de expresar el contenido ideológico Mabel Piccini sobre las revistas de ídolos.
o mítico de estos mensajes aparentemente Estas revistas se presentan como no-polí
neutros. ticas. El método p ara presentar los me
Después de estas referencias generales canismos de transmisión del contenido
a la metodología empleada podemos pasar ideológico cam bia por lo tanto, aunque
revista el contenido de los capítulos que si mantiene mucha analogía con el análisis
guen al primero. El capítulo segundo se del capítulo anterior. Eso tiene en común
refiere a la estructura del poder inform a con el capítulo V, en el cual Michéle Mat
tivo y la dependencia. Trae datos intere telart analiza el nivel mítico de la prensa
santes sobre los grupos que dominan los seudo-amorosa. El análisis del capítulo m
principales medios de comunicación en sobre la protesta juvenil demostró como
Chile y sobre la vinculación con grupos argumento básico, del cual todos los otros
extranjeros. Pero estos datos en el fondo modelos de la prensa liberal se derivan,
— 173
su reducción a un fenómeno natural, ver plica un concepto de la libertad distinto
bigracia el enfrentamiento de las genera al concepto liberal e igualmente distinto
ciones, que le quita toda su especificidad al simple concepto que la crítica social
y por lo tanto también su criticidad. El dia tradicional tiene de la libertad de expre
rio liberal puede trasladar el problema al sión. Sería un concepto de libertad en el
nivel sicológico-individual, etc. Se reduce sentido de hacer posible a cada lector —re
un problema específico-social a un proble ceptor dé mensajes— la lectura de los sig
m a general, sicológico. E n los casos del nificados segundos y por lo tanto la eman
capítulo IV y V es casi al revés. Se parte cipación de la manipulación. Sería un con
de un problema general —el amor— y se cepto de madurez frente a los mecanismos
le niega su especificidad en relación a la de manipulación.
estructura social. Partiendo de algo apa 2? Pero un concepto de libertad en estos
rentemente síquico general, la prensa libe términos solamente tiene sentido si se vin
ra l le niega su especificidad histórico- so cula con las condiciones sociales de su
cial. O, si acepta hasta cierto grado este posibilidad. Por un lado se enfrenta con
carácter específico del problema, lo en el hecho de la existencia de los medios de
cierra en lo privado, negando cada posi comunicación. Cada medio de comunica
bilidad de conexión entre soluciones de ción, sin duda, tiene su propia especifici
problemas privados y soluciones de con dad', que es a la vez la especificidad de
tradicciones en, el plano de las estructuras los mensajes que puede transm itir. Cabe
sociales. Se tra ta de métodos correspon aquí una observación sobre la posición de
dientes, pero diferenciados según el cam los autores del libro en cuestión. Si el me
po de acción de la prensa liberal. dio de comunicación especifica la modali
Después de haber pasado por los prin dad de los mensajes, el fenómeno de la
cipales argumentos del libro, cabe hacer manipulación trasciende la pura vigencia
algunas advertencias. Presentan a la vez del dominio de la prensa liberal. Hay aquí
algunos puntos de vista críticos y aprecia una posible crítica, que seguramente se
ciones en cuanto a un futuro desarrollo de va hacer al libro y que los autores sola
la investigación de las ideologías. Vamos mente podrán contestar con dificultad1. En
a destacar algunos puntos que nos parecen el texto se nota, que tienen conciencia del
claves: problema. Citan diferentes veces la afir
l 9 E l libro presenta una especie de lec mación de Me. Luhan: “El mensaje es el
tura de los significados segundos de los medio de comunicación” , y Michéle Mat
mensajes transmitidos. Hace falta enten telart tra ta brevemente el problema sin
der bien, lo que podría significar eso. encontrar todavía una respuesta definiti
Hemos aprendido todos, lo que es una lec v a (pág. 278-279).
tura de los significados manifiestos. Por Se tra ta en el fondo de la pregunta por
eso nos decimos alfabetos. P ero desde lo que es la especificidad de estos signifi
cuándo los manipuladores de los medios cados segundos en el tiempo actual. Según
de comunicación han descubierto la lectu nuestro parecer faltaría en trar más en este
ra y la escritura de los significados segun problema. Los modelos estructurales que
dos, han convertido todo el mundo de los presentan los autores no son históricamen
lectores en analfabetos en este campo. Ha te tan específicos como parecen. En una
ce falta aprender este idioma específico. u otra forma existen en toda la historia
Y si bien nuevos estudios de modelos del humana, desde los sofistas y desde la fa
significado segundo pueden aportar mucho, mosa fábula de Agrippa hasta los conser
se hace m ás importante hacer el aprendi vadores de todos los tiempos modernos.
zaje de leer estos significados segundos. Podría ser una tesis posible la de Me Lu
Nuevos ejemplos pueden ayudar. Pero po han. Serían entonces las condiciones téc
dría haber el peligro de caer en la simple nicas de los medios de comunicación las
multiplicación de los ejemplos en vez de que dan especificidad’ a estos modelos es
desarrollar una especie de silabario de lec tructurales de la conciencia conservadora.
tura de los significados segundos. En cuan Armand M attelart se plantea el problema,
to al contenido manifiesto hemos aprendi pero excluye la teoría de Me Luhan como
do una vez el principio y podemos después determinismo sensorial y tecnológico, (pág.
descifrar cualquier mensaje. H abría que 22 nota 29). Pero quizás este rechazo es
ver, hasta qué grado esto es posible en prematuro. La tesis de Me Luhan por su
relación a los significados segundos. Eso puesto puede ser la nueva base del conser
es importantísimo y puede representar qui vadurismo por la constatación de que la
zás la ventaja fundamental de este tipo manipulación es algo intrínseco de los me
d'e crítica sobre la crítica der los contenidos dios de comunicación modernos como tales.
expresos de la prensa liberal. E sta crítica Y a lo mejor eso será la contestación del
jam ás se agota con el caso específico ha diario liberal, que M attelart principalmen
cia el cual se dirige. Con cada caso nuevo te analiza. Todos manipulan, trátese de
tiene que hacerse de nuevo. E l método es los medios de comunicación en países so
tructural es distinto, porque podría permi cialistas o capitalistas, y por lo tanto este
tir un aprendizaje de este idioma. Eso im diario tiene una m anera de recuperar la
174 —
misma crítica que le hace M attelart. La social que la propia estructura capitalista
crítica a la ideología de la prensa liberal no resiste. Pero puede tener a la vez la
sería entonces solamente el estudio de un lucidez suficiente frente al peligro de que
determinado caso y valdría para todos los nuevas sociedades, que van a sustituir la
medios de comunicación dentro de todas sociedad liberal —capitalista, evadan la so
las estructuras Sociales posibles. lución de este problema crucial de la li
31? Hay en este punto una posibilidad de bertad humana en el mundo de hoy.
una recuperación de la crítica de M attelart Sería, por fin, un proyecto, que se b a
que se puede anticipar. Pero la contesta saría dentro del plano de los medios de
ción nos lleva m ás allá del campo inme comunicación en lo que Horkheimer llam a
diato de la investigación de los medios de la crítica de la razón instrum ental y que
comunicación,. Nos lleva al plano de la en el plano específico de los medios de
relación entre el uso de los medios de co comunicación, lo podríamos denominar una
municación y la estructura de poder de la crítica de la razón, manipulativa.
sociedad. Los autores tratan este punto
en forma muy limitada. Eso tiene su ex Franz Hinkélammert
plicación en el punto de vista crítico fren
te a la estructura de la prensa liberal,
que no pretende hacer un análisis com “ CIENCIA Y TECNOLOGIA PARA EL
pleto de los medios de comunicación den DESARROLLO ECONOMICO Y SOCIAL
tro de la sociedad. Pero sin duda se tra ta CHILENO” , Plandes, marzo 1970.
del punto más débil de todo el análisis. El
capítulo II se refiere al problema del po Si al diagnóstico de una dependencia la
der sobre los medios de comunicación* tente no sigue el reconocimiento de las
pero se lim ita a la constatación de los po fuerzas exactas disponibles p ara la ruptu
deres económicos que m anejan la propie r a de esa dependencia, el diagnóstico en
dad privada en función de la cual se m a sí pierde buena parte de su importancia.
nipula la libertad de prensa. Lo que falta De allí el valor de todo esfuerzo destinado
es un concepto de clase, que podría acla a establecer el poder nacional en todos sus
r a r el sentido de esta vinculación econó- niveles, dentro de los cuales es, de prime
mica-financiera. Pero el concepto de cla r a prioridad, la determinación del contin
se —en especial de clase dominarte—, es gente científico-tecnológico del país. Deiv
extremadamente vago. Los autores refle tro de ese marco, la publicación de Plan-
jan allí toda una debilidad d'e los análisis des, “ Ciencia y Tecnología p ara el Desa
críticos en la sociedad moderna, que no lo rrollo Económico y Social Chileno” resulta
gran realm ente un concepto de clase con un aporte significativo.
sistente. En los análisis del libro en, cues E ste volumen contiene un extracto resu
tión, por lo tanto, el concepto de la clase mido del diálogo científico técnico reali
dominante queda en el aire y no se trans zado con, motivo de un Seminario convo
forma en algo más bien concreto. cado por Plandes a mediados de 1969. Di
El objeto de esta recensión no puede ser, cho encuentro surgió de una necesidad ex
llenar este hueco. Pero algunas indicacio presada a mediados de 1968, cuando en un
nes podrían hacerse. A nuestro parecer es Seminario sobre asistencia técnica inter
muy difícil negar la tesis d'e que la mani nacional al desarrollo de nuestro país, se
pulación a través de los significados segun señaló que “los planes nacionales de de
dos sea algo intrínsecam ente vinculado sarrollo deben establecer claram ente las
con los medios de comunicación de m asa políticas de desarrollo científico y tecno
modernos. Si es así, el cambio de la es lógico, lo que involucra uil conocimiento
tructura de clases no puede significar la exacto de la realidad científica y tecnoló
transformación de medios manipulativos en gica del medio, que a la vez, permite una
medios libres por excelencia. Eso desem evaluación real de las necesidades en ese
bocaría en una nueva ideología, detrás de campo, y por ende, de las necesidades y
la cual solamente otras clases dominantes posibilidades de ayuda técnica internacio
se van a esconder. El enfoque tendría que nal” .
dirigirse más bien a la estructura de poder Coincidió esta inquietud con el plantea
en un sentido distinto. Volvemos con eso miento de varios sectores nacionales, es
al punto primero de nuestras apreciacio pecialmente de la Comisión Nacional Cien
nes. Un proyecto tendría que dirigirse a tífica y Tecnológica, en el sentido de de
una estructura de poder tal, que perm ita term inar una política global, inserta en las
una alfabetización amplia en cuanto a la necesidades del país, en sus proyectos de
lectura de los significados segundos. Sería desarrollo y en la búsqueda de una inde
un proyecto de neutralización de los mani pendencia real, no alcanzada aún. Países
puladores. como el nuestro sufren su marginalidad de
Sería un proyecto radical frente a la la investigación científica avanzada y de la
prensa liberal, porque va igualmente en creación de nuevas formas tecnológicas,
contra de las estructuras de poder que la siendo otro de los elementos que aumenta
sustentan. Exigiría un tipo de racionalidad la brecha entre los países desarrollados
y los del Tercer Mundo. Ello deriva en con asegurar una orientación nacional o sec
secuencias muy elocuentes: por un lado torial de la actividad científica” . AI mismo
el perm anente pago de derechos de paten tiempo, es significativa la recomendación
te, p ara poder usufructuar de los adelan p ara que “ en la actividad de investigación,
tos tecnológicos; por otro, la actitud de los de que se trata, es decir, si esta es funda
científicos nacionales atraídos, consciente mental, aplicada o de “desarrollo” , ya que
o inconscientemente, por la actividad cien esto perm itirá conocer mejor la orienta
tífico-tecnológica de los grandes centros ción económico-social de la actividad cien
mundiales, donde sus trabajos pueden ser tífica” .
publicados y donde la posibilidad de un, El tercer capítulo de esta publicación, se
“grant” tiene una fuerza de atracción a desarrolla bajo el título “La Proyección
veces excesiva. a Nivel Latinoamericano” . Patricio Rojas,
D etrás de toda esta realidad, surge la colocado por requerimientos políticos co
búsqueda dél potencial propio en estos mo Ministro del Interior, es Presidente de
campos. ¿Cuántos científicos tiene el país? la Comisión Ejecutiva del Consejo Inter-
¿Cuál es su capacidad de desarrollar una americano Cultural. En calidad de tal se
alta tecnología propia? ¿Cuáles son las inserta su trabajo sobre El Panoram a de
fuentes financieras que sustentan la inves la Ciencia y la Educación en América L a
tigación científica nacional? ¿En qué gra tina. También se publican los trabajos de
do los respaldos económicos extranjeros esta Comisión discutidos en Viña del Mar
determinan una obligación, una dependen sobre “E strategia p ara el Desarrollo Tec
cia, que liga más al científico con las ne nológico” , como igualmente el documento
cesidades y program as de trabajo de un sobre transferencia de tecnología hacia
organismo extranjero en desmedro de la nuestro continente —especialmente los P aí
vinculación al desarrollo científico nacio ses Andinos— discutido en Bogotá en fe
nal y a los program as que el país recla brero de este año.
ma? P a ra estas interrogantes el país no Este libro de Plandes es complementado
tenía respuesta hasta hace poco, y aún no con un artículo del Dr. Jaim e Chiang (Las
las tiene muy claras. Lo concreto es que Universidades en el desarrollo de una po
a través de encuestas, de censos de estu lítica científica Tecnológica nacional) y
dio, se está elaborando el cuadro de la rea otro de Enrique Alvarez Vásquez (Político
lidad científica y técnica nacional. Y al Científico-Tecnológico y Desarrollo Econó-
mismo tiempo se multiplican los esfuerzos mico-Social), más una detallada bibliogra
p ara crear conciencia, p ara pensar en esta fía sobre el tema.
dimensión del desarrollo. En tal sentido, la Como los editores de esta publicación
publicación de Plandes es un buen, elemen aseguran que su propósito ha sido “ conr
to de referencia, una síntesis de necesaria tribuir a m antener vivo el interés nacional
consulta. por el problema del desarrollo científico-
Este trabajo contiene tres aspectos fun tecnológico” , junto a un aporte esciarece-
damentales: La Política, donde se publican dor lo que debe ser una política en esta
los trabajos de A. Stenmans (Métodos de m ateria y su vinculación con el desarrollo
elaboración de Política Científica), del Dr. nacional, debe estim arse que en. tal sentido
Jaim e Lavados (Contenido y alcance de la este libro de Plandes cumple plenamente
política científica y tecnológica en el caso su objetivo. Que no agota el tema, ni asu
chileno), de Eduardo Bobadilla (Política me todas sus perspectivas, es también una
realidad.
y Acciones de Fomento para la Investiga
ción Científica y Tecnológica) y de Joa Fernando Reyes Matta
quín Cordua (La Determinación de Priori Prof. Esc. Periodismo UC.
dades). Se agrega en este capítulo un an
teproyecto de integración de actividades
de ODEPLAN, CORFO y CONICYT para CHILE: DESARROLLO ECONOMICO
un program a nacional de tecnología. Y SOCIAL RECIENTE (UN INTENTO
El segundo aspecto es El Potencial. En DE ANALISIS GLOBAL)
este capítulo se da a conocer un extenso
trabajo realizado por el Centro de Planea ANUARIO PLANDES 169
miento de la Facultad de Ciencias Físicas
y M atemáticas de la Universidad de Chile, Edición Forum, Santiago de Chile, 1970
con el título de “Descripción y análisis del
sistema científico-tecnológico chileno” . A través de los cuatro paneles y de los
Cuadros estadísticos, juicios comparativos dos documentos que incluye esta publica
m uestran un prim er enfoque para la defi ción se transparentan tres posiciones di
nición de los estudios futuros en esta ma versas. Corresponden, ellas en líneas gene
teria. Es importante recalcar algunas con rales a los modelos de desarrollo alterna
clusiones de este trabajo, como señalar que tivos que clasifica el economista Gonzalo
"la actividad científica responde a los par M artner como de conservación o insisten
ticulares intereses de los investigadores, cia en un tipo de desarrollo histórico, de
no existiendo mecanismos que permitan desarrollo reform ista que incluye algunos
176 —
cambios estrúcturales, y de desarrollo au gen. de la realidad empírica. Si por una
tónomo por la vía socialista. Coinciden parte consideran en su análisis crítico las
ellos con las opciones políticas que el Di graves debilidades en los campos cultu
putado Luis M aira enuncia como de re ral, social y económico, no parecen pon
edificación capitalista, de estrategia des derarlos suficientemente en sus modelos
tinada a obtener un desarrollo basado en de superación. Por ejemplo, al considerar
formas múltiples de propiedad social y de un drástico aumento del área de dominio
estrategia de desarrollo socialista ortodoxo, estatal (no un simple control u orientación
opciones que, con las debidas diferencias público), no consideran que las deficien
de m atrices y sin una connotación ideoló cias de diversa índole propias del subdesa
gica tan directa equivalen, a las escuelas rrollo-puedan hacer que dicho control no
citadas por el Profesor Rubén Utria como se traduzca en una gestión por y p ara la
modelo de “crecimiento” que define fun comunidad, sino que se dirijan en beneficio
damentalmente el desarrollo en términos de nuevas oligarquías técnico-burocráticas.
de ingreso per cápita, el modelo “ en cinco Lo que parece más grave desde el punto
etapas de Rostow y la opción “ estructu- de vista ético es la dificultad, por no decir
ralista” . imposibilidad práctica, de llevar a cabo
Las tres actitudes coinciden en los fines dicha estrategia sin recu rrir a formas au
generales y abstractos del proceso, pero toritarias de poder político que eliminen
difieren en las metas concretas y en los toda opción libre. Es improbable que la
medios de actuarlo. participación de la comunidad organizada
Todos los participantes caben en alguna vaya a escoger siempre los caminos que
de estas posiciones en mayor o menor parecen aconsejables a los planificadores,
grado. A nuestro parecer, los que suscri sobre todo existiendo una inercia y una
ben la prim era califican, el desarrollo tendencia a la diversificación de las ne
esencialmente como un proceso económico cesidades imposible de controlar en un
consistente en m ejorar la eficiencia del mundo con los medios de comunicación
sistema y aum entar la productividad cen actuales.
trando su acción en la elaboración de mo Por otra parte, esta opción aparece de
delos matemáticos que optimicen y racio term inada en un, grado excesivo por acti
nalicen la inversión. Los aspectos sociales, tudes ideológicas, entendiendo por ideolo
políticos y culturales del subdesarrollo se gía una estructuración de valores sistema
suponen concordantes con el mejoramien tizados unidos por una coherencia formal
to económico o superables a través de me puramente intelectual y teórica que indu
didas complementarias. Sin embargo, jun ce a una alteración de la perspectiva de la
to a esta visión lim itativa del' proceso, ex realidad em pírica a través de una exce
presan su pensamiento con una precisión siva simplificación. E sta actitud se expre
y rigor técnico, que si bien no está abso sa también por el uso de términos equívo
lutamente excento de juicios valóricos, al cos o al menos vagos como los de “pueblo”
menos permiten objetivarlo y justificarlo a o “fuerzas sociales” que permiten las más
través de análisis empíricos. E stas conno diversas interpretaciones.
taciones que expresan valores no parecen Al respecto es útil intercalar una nota
estructuradas en un sistema que pueda sobre una faceta de la alienación que no
ser calificado de ideológico en el sentido ha sido hasta aquí suficientemente desta
que explicitaremos más adelante. El en cada. Si alienación en el sentido de Marx,
foque general es esencialmente pragmático Hegel y K ierkegaard significa expropia
y su opción consiste en una corrección de ción, cesión, abdicación del sujeto a través
la realidad existente a la luz de criterios de la personalidad que se pierde en sus
de rendimiento y eficiencia. objetivaciones, que se hace extraña a sí
Los participantes pertenecientes a la po misma, y que implica pérdida de la uni
sición “ estructuralista” que insisten en la versalidad, entonces uno de los agentes
opción del desarrollo autónomo por la vía principales de la alienación actual es pre
socialista proponen soluciones indudable cisamente la ideología entendida en la
mente más imaginativas (en el sentido po forma recientemente descrita.
sitivo de este término) y que intelectual Por último, la opción intermedia que se
mente parecen surgir de una lógica irre fundamenta en un modelo basado en for
prochable. Por otra parte, su visión com- mas múltiples de propiedad, que incluye
plexiva del desarrollo como un proceso ciertos cambios de estructura, caracteri
cultural, social, político y económico pa zada por una economía socialista descen
rece m ás exacto y rico en implicaciones y tralizada, un proceso político de creciente
posibilidades. Asimismo, su diagnóstico democratización y una ideología naciona
aparece más profundo. Sin embargo, en el lista, parecería a prim era vista como ca
enunciado de las estrategias se nos antojan paz de resolver en una síntesis equilibra
excesivamente esquemáticos y ceñidos a da los aspectos más positivos de las anta
una lógica demasiado formal que no in gónicas posiciones anteriores. No h a sido
cluye suficientemente dentro de sus cálcu así, sin embargo, y parece no poder serlo.
los las naturales contradicciones que sur La ambigüedad en que se debate, antes
— 177
que reforzar los aspectos complementarios, cionales y nacionales aportadas por el Di
agudiza las oposiciones provocando una putado Cademártori.
situación critica y emulando la eficiencia Además de lo ya examinado, cabe des
que cualquiera de los dos sistemas aporj tacar que varios temas, algunos desarro
tan cuando funcionan siguiendo sus reglas llados y otros sólo enunciados, analizados
propias. E sta opción no ha definido taxa en profundidad constituirían un positivo
tivamente cuáles serán las diversas for aporte a la planificación. Ejemplos de
m as de propiedad, sus características y ellos serían los conceptos de integración
en qué campos precisos se les perm itirá económica interna, nacionalismo y regiona
actuar. Sólo se ha limitado a vagas indica lismo económico, participación en la ca
ciones que han desarticulado la economía pitalización social y dependencia.
hasta el punto de conducir a una tasa ne
gativa p ara el crecimiento del producto Claudio A. F erra ri Peña
nacional bruto en los últimos dos años, Profesor Escuela Arquitectura
según las cifras de organismos interna Universidad Católica
178 —*
i
Sección teoría
Esta sección tiene por objeto presentar excusen y haremos el esfuerzo para redu
la obra de autores, que hayan hecho o es cirlos al mínimo posible.
tén haciendo aportes teóricos significati Estas notas bibliográficas están dedica
vos a la investigación social. Nos parece das a la presentación de la obra del filó
que todo aporte a la investigación social sofo social, Herbert Marcuse. Además de
es un futuro aporte al análisis científico ser un autor polémico, lo hemos elegido por
de la realidad nacional. sus aportes teóricos indudables e indiscu
En cada Cuaderno presentaremos la obra tibles. Podremos discrepar de sus posicio
de un autor. Por una parte, se indicarán nes, pero ello no resta mérito a la bús
sus obras m ás importantes, sus artículos queda y a los caminos abiertos a la inves
y publicaciones anexas; y por otra, algu tigación social por Herbert Marcuse.
nas publicaciones sobre el autor examina Sus obras fundamentales han llegado a
do. Estas notas no serán exhaustivas, no Chile "E l Hombre Unidimensional”, “Eros
contendrán toda la obra del autor, como y Civilización’’. ”Fin de la Utopía” y otras
tampoco todo lo publicado sobre él, pero publicaciones menores han aparecido en
sí contendrán su obra m ás importante, co lengua castellana, lo que ha abierto su
mo al mismo tiempo la obra llegada o apa esfera de influencia. Si bien es cierto que
recida en Chile, en lengua española o ex los análisis sociales de Marcuse se refie
tranjera. ren fundamentalmente a la Sociedad nor
En estas notas no se pretende tampoco teamericana y en general a la sociedad
realizar un análisis crítico de la obra pre industrial avanzada, dichos análisis no
sentada; sólo se persigue dar ciertos ele pueden ser excitados dentro de los aportes
mentos bibliográficos para incitar y faci a la investigación social chilena. La sola
litar el comienzo de un estudio. Para aque posibilidad que nuestra sociedad tenga co
llos lectores que buscan en las notas biblio mo modelo una sociedad industrial, un " de
gráficas, resúmenes de libros, juicios crí sarrollo” que tenga como utopía la socie
ticos, posiciones tomadas, estas notas no dad norteamericana nos exige estudiar los
les serán de ninguna utilidad. Ellas no instrumentos de análisis empleados para
obviarán el estudio riguroso para el cono dicho tipo de sociedad.
cimiento de una obra. A nuestra manera de
ver, los estudios críticos corresponden al
cuerpo de esta publicación o a una publica Breve Biografía:
ción diferente. Pero a pesar que nuestra
intención sea sólo realizar una presenta Herbert Marcuse nace en, Berlín en 1898.
ción para el inicio de un estudio, estamos Estudia en las Universidades de Berlín, y
conscientes que algún tipo de juicio crítico Fribourg-en-Brisgau. Pertenece al partido
nos vemos obligados emitir. En tales cir social-demócrata dentro del cual critica sus
cunstancias solicitamos a los lectores nos posiciones frente a la revolución alemana
— 179
de 1918. Abandona Alemania en 1933 refu 1? Edición en francés; “L ’homme unidi-
giándose en Suiza, p ara pasar después de mensionel” Editions de Minuit-1968-
finitivamente a los EE.UU., reemprendien P aris, Francia, 281 págs.
do su carrera universitaria. Es profesor 1? Edición en italiano: “L ’uomo a una
de sociología en la Universidad de Colum- dimensione” Ed. Einaudi, 1968 - 266
bia de 1950 a 1952; luego es miembro del págs.; Trad.: Lorenzo Bassi.
Centro de Investigaciones Soviéticas de 1? Edición en castellano: “El hombre
H arvard; de 1956 a 1965 es profesor de unidimensional’’.
ciencias políticas y de filosofía en la Uni Editorial: Seix B arral, S. A. Barce
versidad de Boston. Actualmente enseña lona 1968 - 272 págs.
ciencias políticas en la Universidad de San, Editorial: Joaquín Mortiz - México,
Diego, California. 1968.
D urante la segunda guerra mundial sir E sta obra lleva como subtítulo: “Estu
vió en la Oficina de Servicios Estratégicos dios de la ideología de la Sociedad Indus
y en la Oficina de (Investigaciones) Inteli trial Avanzada” , que es precisamente el
gencia, del departamento de Estado. objeto fundamental de la obra. Los proble
En los últimos años ha participado en, mas aquí planteados se encuentran enfo
múltiples actos académicos, ya sea concu cados desde diversos puntos de vista a lo
rriendo a Congresos, seminarios y dando largo de toda la obra de H erbert Marcuse
conferencias, especialmente en Europa. a p artir de 1945. El concepto de Unidimen-
Esquematizaremos brevemente el itine sionalidad del individuo de la sociedad nor
rario filosófico de Marcuse. En un primer team ericana le permite enfocar la repre
período (1928-1932) Marcuse se forma den sentación que los individuos realizan de
tro del existencialismo heideggeriano y a sí, de los demás y de sus relaciones con
través del descubrimiento del origen hege- el resto de la sociedad, como un producto
liano del pensamiento heideggeriano, llega
elaborado más de la sociedad industrial.
a desarrollar una de sus prim eras obras; La técnica es un, instrumento productivo
“Hegels Ontologie und die Grundlegung
einer Theorie der Geschichtlickeit” . La que más bien ha servido p ara construir,
orientación de Marcuse estará m arcada dirigir y neutralizar las opiniones y com
con el sello de Hegel y de Heidegger, uni portamientos. El modo de producción de
do a la influencia de Georg Lukacs y K arl la sociedad industrial avanzada es cuali
tativamente propio en la medida en que
Korsch, pero especialmente de Georg Lu llega a eliminar la posibilidad de negación
kacs. Termina este prim er período con la de sí mismo, no por elementos estructura
aparición de su importante comentario, cu
ya influencia se mantiene hasta hoy día les, sino por elementos ideológicos. El pro
de “Los escritos económico-filosóficos de blema central subsiste en el plano de la
objetividad: ¿Tiene el hombre posibilida
1844 de Carlos M arx” .
En un segundo período (1933-1944) Mar- des de ser libre? ¿Puede el hombre elimi
cuse rompe con Heidegger y altam ente in n ar la opresión y represión que este modo
fluido por el triunfo del fascismo se vincu de producción le impone? ¿Puede el hom
la con los “hegelianos de izquierda” . Se bre m arginarse de un totalitarismo im
puesto por el desarrollo? ¿Si las contradic
vincula con la denominada “ Escuela
de F rankfort” , especialmente con Horkh- ciones sociales objetivamente siguen, per
eimer y Adorno. Su obra más importante maneciendo, son estas contradicciones las
de este período será “Razón y Revolución” que nos harán pensar en una liberación o
y “ Cultura y Sociedad I ” En un tercer pe revolución?
ríodo (1945-1968) Marcuse introduce algu Es una obra fundamental de H erbert
nos elementos nuevos a la dialéctica, exi Marcuse. Aunque es una de las últimas
gidos por el estudio de la sociedad indus obras recomendamos comenzar la lectura
trial avanzada. En esta época y requerido por ella. F uera del contenido del análisis,
por dicho estudio, Marcuse interpreta e in es una obra fundamental en el esfuerzo
tegra en su pensamiento el psicoanálisis por realizar una sociología crítica, o en
de Freud. Las obras más importantes de forma más amplia, una teoría crítica. Teo
este período son “Eros y Civilización” y ría crítica que tiene por objeto, no sólo
“El hombre Unidimensional” , publicados describir, aislando, los fenómenos sociales,
por prim era vez en Boston los años 1955 sino por el contrario, comprendiéndolos en
y 1964, respectivamente. su unidad constitutiva, tratando de deter
m inar las causas que los configuran y por
último, producto de dicho análisis, deter
I . — O bras de H erbert M a rcu se; m inar las alternativas históricas que la
misma sociedad presenta. En la proyección
1) “EL HOMBRE UNIDIMENSIONAL” hacia el futuro no se va a tra ta r de cons
trucciones utópicas o dogmáticas; por el
1? Edición en inglés; “ One dimensional contrario, de alternativas históricas posi
m an” Beacon, Press Boston. XX 1964. bles, posibilidades fijadas y determinadas
11» Edición en 1969, en la misma edi por el conocimiento científico que tenga
torial, 260 págs. mos de la sociedad.
180 —
E sta obra es además importante dentro una perspectiva de una teoría social y po
de la obra de H erbert Marcuse por la gran lítica.
incidencia que ha tenido en los medios es En esta obra, Marcuse no intenta aplicar
tudiantiles, tanto europeos como norteame las categorías sicológicas a situaciones so
ricanos. La influencia de este libro o de sus ciales y políticas, lo que sería una m era
escritos es una m ateria no totalmente com aplicación de conceptos a niveles inade
probada. Pero lo que es indiscutible es que cuados, sino que su tarea es más bien
esta obra ha dado una explicación, pro inversa: “desarrollar la sustancia política
ducto del análisis de la sociedad industrial, y sociológica, partiendo de nociones sico
a lo que se ha denominado “ Rebelión es lógicas” . “De esta m anera a la unificación
tudiantil” , cuya más alta expresión parece del saber sicológico, sociológico y filosó
ser la “Revolución de Mayo” en Francia. fico, se agrega el área del discurso polí
tico. En esta forma el problema se plantea
en torno a la unidad teórica en, la cual se
2) “EROS Y CIVILIZACION” construirían los conceptos, ya no producto
de una intuición, sino que por el contrario
V Edición en inglés: “Eros and civili- de un trabajo teórico específico y real.
zation”. A philosophieal inquiry into Marcuse afirm a claram ente que Eros y
Freud. Beacon Press, Boston, 1955. Civilización tiene dicho propósito. “ El pro
1* Edición en francés: “Eros et Civili- pósito de este ensayo es contribuir a la
sation”. Contribution á Freud. Les filosofía del psicoanálisis-no al psicoanáli
Editions de Minuit 1967-París. sis en sí mismo. Se mueve exclusivamente
en el terreno de la te o ría .. . ” . Y agrega:
V Edición, en italiano: “Eros e civilitá”, “Con esta teoría, Freud se situó a sí mis
Ed. Einaudi - 1968, 180 págs. Trad.: mo en la gran tradición de la filosofía y
Lorenzo Bassi. bajo un criterio filosófico. Nuestra preo
1® Edición en castellano: “Eros y Civi cupación no se dirige a lograr una correcta
lización”. o mejor interpretación, de los conceptos
Editorial Joaquín Mortiz, México, freudianos, sino a sus implicaciones filo
1965. sóficas y sociológicas” .
Editorial Seix B arral, S. A. Barce L a misma tem ática de esta obra será de
lona, 1968, 253 págs. sarrollada en múltiples pequeños trabajos,
dentro de los cuales se sitúa su artículo
denominado “El envejecimiento del Psico
En esta obra H erbert Marcuse intenta análisis” .
fundam entar la idea de que una civiliza E sta obra de H erbert Marcuse se ubica
ción no represiva es una posibilidad real en su pensamiento dentro de sus obras funr
dentro de la civilización establecida en el damentales, tanto por sus aportes teóricos
momento actual. Pero el postular esta po como de la incidencia que tiene p ara el
sibilidad real de liberación, Marcuse cons resto de su pensamiento posteriormente
tata que las formas de dominación han desarrollado. Esto hace que su lectura sea
cambiado, han llegado a ser técnicas, pro fundamental p ara la comprensión, de su
ductivas e incluso, benéficas. A pesar de obra.
ello, el sistema engendra fuerzas que tien
den a destruir los fundamentos. La auto
matización es una manifestación, clara, 3) “RAZON Y REVOLUCION”
porque ella permite realizar una inversión
entre el tiempo libre y el tiempo de tra 1» Edición en inglés: “Reason and Re-
bajo, de m anera tal, que el tiempo de volution. Hegel and the rise of social
trabajo puede constituirse en un factor theory”. Beacon Press, Boston, 1941.
m arginal del tiempo libre. Esto significa 7» Ed. Ed. 1969, 419 págs.
ría una subversión total de la sociedad 1? Edición en francés: “Raison et Revo-
occidental y es contra esta posibilidad que lution. Hegel et la naissance de la
la sociedad industrial avanzada, en cuan theorie sociále”.
to sistema, se moviliza para rechazarla. Les Editions de Minuit - P arís, 464
En el prólogo a la 1? edición de “Eros págs, 1968.
y Civilización” , Marcuse dice: “Este en Edición en castellano. Tenemos conoci
sayo utiliza categorías sicológicas, porque miento que en Venezuela apareció una
han llegado a ser categorías políticas. La versión que desgraciadamente no he
tradicional frontera entre la sicología por mos podido individualizar.
un lado y la filosofía social y política por
el otro ha sido invalidada por la condición En esta obra Marcuse intenta determinar
del hombre en la era presente. . . “Aquí re los orígenes y perspectivas de la teoría so
side precisam ente uno de los problemas cial. P a ra ello cree necesario realizar una
teóricos más importantes y fundamentales interpretación de la filosofía, hegeliana. En
del pensamiento de Marcuse. Es un inten este estudio M arcuse descubre que la filo
to de unificación del saber, de la psicolo sofía, en su propio desarrollo, se ha con
gía, de la filosofía, de la sociología, desde vertido en, teoría social, y es justamente
— 181
esta transición lo que constituye el terre —“A propósito de la crítica del hedonis
no problemático de la filosofía hegeliana. mo” .
L a comprensión que Marcuse hace de Además contiene un prólogo de H. Mar-
Hegel se centra en el desarrollo del pensa cuse de 1964, que presenta interés.
miento dialéctico, que Hegel traduce en su A lo largo de los cuatro artículos se to
filosofía como la misma negación de la can problemas diferentes que están ade
filosofía y constituye así el eslabón deci más diferentemente planteados. Pero co
sivo entre la vieja y la nueva forma de mo decíamos, hay una búsqueda teórica
teoría crítica, entre la filosofía y la teoría central. Es el problema de la cultura como
social. dimensión constitutiva del sistema social,
Por lo tanto, el propósito fundamental o si se quiere, de la sociedad en cuanto
de la obra es un intento de fundamentar sistema. Sistema que necesariam ente tien
desde sus orígenes la teoría social, y cree de a reproducirse, a mantenerse y que
que para ello es esencial una reinterpréta- tiene en la cultura la dimensión de su jus
ción de Hegel. Esto, dice Marcuse "no es tificación,, de su aparato de legitimación.
por un mero intento de reinterpretar a Pero la justificación que la cultura puede
Hegel, sino por resaltar la importancia de aportar no sólo incumbe al plano moral,
una facultad esencial al hombre que está sino que además incide directam ente en
en peligro de desaparecer: el poder del el plano científico. Es o pretende consti
pensamiento negativo, es decir, del pensa tuirse como una visión cierta de la reali
miento dialéctico” . Además afirm a Marcu dad, lo que es imposible dado el carácter
se, que si bien la filosofía hegeliana ha contradictorio del sistema social.
tenido un impacto fundamental en la teoría Frente a esta ubicación de la cultura,
crítica naciente, no podemos entender la hay ciertos desarrollos culturales más sig
moderna teoría social sino que “ desde la nificativos que otros. Dentro de éstos Mar-
forma totalmente desarrollada de la filo cuse analiza la filosofía como p arte de la
sofía hegeliana y de sus tendencias críti cultura y como situada histórico-socialmen-
cas, tales como ellas se dieron en la teoría te. Al analizar la postura cognoscitiva de
m arxista” . la filosofía, también analiza la dinámica
“Razón y Revolución” es una obra fun cultural como un fruto dependiente de las
damental de Marcuse y de gran riqueza transformaciones sociales que se van pro
p ara aquellos dentistas que se preocupan duciendo en pos de una liberación.
del campo teórico. El problema teórico de la misma géne
sis de la teoría ya no sólo es un problema
teórico, sino que también un problema de
4) "CULTURA Y SOCIEDAD” “praxis social”. Su resolución no está en
una postura meramente racionalista o irra
Edición Alemana: “Kultur und Gesel- cionalista, ni idealista o realista; depende
Ischaft”. Suhrkamp Verlag, Frank- esencialmente de la racionalidad total de
furt a. M, 1965. la sociedad entera en un momento determi
Edición en, Castellano: “Cultura y Socie nado del desarrollo del proceso social.
dad”. Editorial Sur, S. A. Buenos E sta recopilación de ensayos es dentro
Aires, 1968, 126 págs. de su obra total, una obra importante de
H. Marcuse como así mismo por los ele
“Los ensayos reunidos en este libro fue mentos que aporta p ara un análisis de la
ron escritos entre los años 1934 y 1938. Son cultura de nuestra realidad nacional en el
el resultado de mi trabajo en el Instituto plano cultural. La inadecuación de la re
de Investigaciones Sociales de Nueva York presentación, que la cultura realiza con la
y fueron discutidos con el entonces direc realidad tal cual ella es y la gran mayoría
tor del Instituto, mi amigo Max Horkhei- la vive, es un punto de partida riquísimo
m er y sus colaboradores. Los publico nue en conocimiento científico de nuestra rea
vam ente sin modificación alguna” (prólo lidad. El carácter “ afirmativo” de la cul
go de H. H. de 1964). tu ra de la sociedad burguesa engendra
En efecto, en esta obra se reúnen cua una contradicción que a medida que la so
tro ensayos que tienen de común el cen ciedad avanza y las fuerzas productivas
trarse en el estudio de la cultura como una se desarrollan, hacen de la cultura una
dimensión de la sociedad de la cual forma expresión más de las contradicciones ob
parte, como producto de determinaciones jetivas de la sociedad. Estas contra
histórico-sociales que la configuran y se dicciones, se manifiestan en el plano in
llan su dinamismo. dividual, como la búsqueda de una felici
El libro comprende los siguientes artícu dad que la misma cultura ha estimulado
los: y que la realidad no puede responder. En
—“La lucha contra el liberalismo en la esta carencia de respuesta real surge la
concepción totalitaria del Estado” . visión científica de las relaciones sociales
—“Acerca el carácter afirmativo de la cul junto a la alternativa histórica de libera
tu ra ”. ción. La filosofía m aterialista así sufre
—Filosofía y teoría crítica” . históricamente y asume su compromiso.
182 —
5) "FILOSOFIA Y REVOLUCION” M arcuse separa radicalmente el método
transcendental del método dialéctico: eiv
Es un libro que recoge tres publicacio tre el método transcendental y el método
nes diferentes, todas ellas de los primeros dialéctico existe una diferencia de natura
escritos de H. Marcuse: leza que reside en el hecho que, el primero,
—¿Marxismo transcendental? Estudio de considera las posibilidades, y el segundo,
1930: Transzendentaler Marxismus?, Die las realidades; que el primero realiza un
Gesellsschaft, 1930. análisis de la conciencia y el segundo un
—Los manuscritos económico-filosófico análisis de la realidad; que el primero bus
de Marx. “Estudio de 1932” . Neue Quellen ca fundar teóricamente la realidad y el
zur Grundlegung des historischen Materia- segundo cam biar prácticam ente la reali
lismus, Die Gesellschaft, 1932. dad.
—“Sobre la filosofía concreta” . Estudio La gran interrogante de Marcuse es si
de 1929 “Ueber konkrete Philosophie” Ar- una interpretación transcendental que tie
chiv fü Sozialwissenschaften und Sozialpo- ne su punto de partida en la filosofía kan
litik, 1929. tiana puede ser válida o ayudar a la teo
Estos tres estudios han sido reunidos en ría m arxista en su fundamentación. Y para
una publicación alemana de Verlag Philo él, este problema tiene un sentido nega
sophie und Revolution, Berlin-West, 1967. tivo y peligroso p ara la reinterpretación
En 1969 aparece en F rancia traducción di de la teoría de la revolución proletaria,
recta de éste, bajo el nombre de: "Philo que en la perspectiva de esa reinterpreta
sophie et Revolution” 1» Edición de 1969. ción desaparece o se desvaloriza el sentido
Editions Denoél/Gonthier, P arís, 156 págs. práctico de la teoría marxista. En Max
Traducción del alemán por Comélius Heim. Adler ve esa reducción de M arx a un mero
Biblioteca Mediations. intento por buscar el a priori particular de
la teoría social.
Es un texto interesante de la prim era
A.— ¿Marxismo Trascendental? época de H. Marcuse. El nivel de desa
rrollo de la problemática planteada es muy
En este estudio Marcuse intenta descu escaso, de ta l m anera que el texto vale
b rir las relaciones que existen entre el fundamentalmente por sus conclusiones, no
marxismo y la filosofía. P a ra ello desea tanto por su análisis.
determ inar las relaciones entre Kant y
Marx, analizar dichas relaciones y confron
tarlas con los intentos de algunos por es B.— Los marxistas económico-filosóficos
tablecer entre la filosofía m arxista y la de Marx
kantiana una relación íntima y racional.
En esta com ente, Marcuse considera y P a ra Marcuse, este texto de M arx es un
analiza a Max Adler. Este estudio preten texto fundamental p ara la discusión del ori
de responder a la afirmación que “ supo gen y el sentido inicial del materialismo
ne una ligazón real, íntima entre la filo histórico, de la teoría del “socialismo cien
sofía de Kant y la teoría de M arx y vé tífico” sobre un “nuevo” terreno; “ellos
en el método transcendental el fundamen además, permiten tra ta r el problema de la
to de esa ligazón” . relación entre M arx y Hegel de una mane
El artículo plantea la discusión del mo ra más amplia y fecunda” .
do siguiente: P a ra Marcuse los manuscritos constitu
En la prim era parte, interroga a la fi yen, una crítica filosófica de la economía
losofía transcendental para saber si ella política y una reflexión sobre ella en el
ofrece y puede ofrecer una fundamenta- sentido de fundarla en la búsqueda de
ción crítica verdadera de la experiencia una teoría de la revolución. Son textos
social. En la segunda, examina cómo Max fundamentales en cuanto p ara Marcuse,
Adler funda esa tesis y si ese fundamento ellos contendrían todas las categorías m ar
está de acuerdo al sentido de la filosofía xistas en su sentido originario. Pero el
transcendental. En la tercera parte ve si texto pretende probar que Marx no dio una
es posible dar un, fundamento epistemoló base económica a su teoría, después de
gico a la experiencia social e indica cómo haber dado una base filosófica. El proceso
Marx alcanza al ser y el hecho social me no es el tradicional que la filosofía ilumi
diante la dialéctica materialista. na desde lo alto el conocimiento científico.
Marcuse llega a una conclusión radical P or el contrario los textos en cuestión pro
de que por su misma naturaleza la filoso barían que todas esas etapas presentan
fía transcendental es incapaz de construir una base filosófica, sin perjuicio de su
un fundamento a la experiencia social, base revolucionaria.
porque este método excluye desde su mis Marcuse intenta, además, a p artir de los
mo principio la realidad. . . concreta, la manuscritos, elucidar las relaciones com
única base posible de la experiencia so plejas existentes entre teoría política y
cial: . .pretender dar a la experiencia teoría económica, y entre estas teorías y
social un fundamento trascendental es un la praxis revolucionaria, "relación que só
absurdo” . lo un análisis de la situación inicial del
— 183
materialismo histórico nos permite com todos o complementarlos p ara llegar a des
prender” . cubrir la realidad a p artir de un aporte
El estudio de los manuscritos p ara Mar- filosófico.
cuse revela las influencias evidentes de
Hegel en Marx, especialmente en la géne
sis del trabajo alienado. En el trabajo alie 6) “EL FIN DE LA UTOPIA”
nado se comprobaría cómo surge del “co
razón” mismo de la filosofía Hegeliana, Edición castellana: “El final de la Utopía”
especialmente la “Fenomenología del Es Ediciones Ariel: Barcelona, 1968, 181 págs.
píritu en Relación con los Manuscritos.
Marcuse fija particular atención al con Trad.: Manuel Sacristán
cepto de esencia humana, clave para com Editorial: Siglo XXI, México, 1968
prender el concepto de trabajo alienado. Edición francesa: “La fin del utopie”
Es un texto fundamental para comprenr Editions du Seuil, Coll. Combats, 1968.
der la dialéctica, o la interpretación dia
léctica que Marcuse utiliza. Se ubica así Este libro reúne una serie de interven
M arcuse entre aquellos que sostienen la ciones realizadas por M arcuse durante los
continuidad, unidad de la obra de Marx actos de los días 10, 11, 12 y 13 de julio
desconociendo toda posible ruptura. de 1967 en la Universidad de Berlín. Son
dos conferencias con discusión: “El fin
C.— Sobre la filosofía concreta de la Utopía” y “El problema de la vio
lencia en la oposición” . Además hay dos
El existencialismo heideggeriano preten discusiones sobre otros dos tem as: “Moral
de asumir la existencia, el sentido del hom y política en la sociedad opulenta” y
bre tal como este se encuentra en la vi “Vietnam: El Tercer Mundo y la oposi
vencia humana. El intento fenomenológico ción en las metrópolis” . En estas discu-
debe responder a la vivencia filosófica de ciones participan además Rudi Dutschke,
la pregunta del ¿por qué? Dentro de este P eter Gang, Wolfgang Lefevre, Peter
marco, Marcuse investiga la posibilidad Furth, Profs. Lówenthal, Claessens,
que todo esto se realiza y no sólo se pos Schwan, etc.
tule. Marcuse cree posible que la fenome En la prim era: “El final de la utopía”
nología pueda llegar a realizarse como una Marcuse intenta una refutación de las
fenomenología completa, en la medida que ideas y teorías que han utilizado la utopía
pueda llegar a asumir al hombre en su to como denuncia de posibilidades histórico-
talidad histórico-social. Todo el hombre es sociales. En los momentos actuales pode
miembro de la sociedad. “La sociedad no mos atribuirle al final de la utopía el sen
es ni un sujeto que existe al margen del tido de final de la historia en la medida
individuo ni la suma de los individuos, pe que las nuevas posibilidades de una socie
ro, en un sentido concreto, la sociedad es dad humana y de su mundo circundante
cada individuo en sí mismo, ella es el modo no son ya imaginables como continuación
de existencia concretamente histórico del de las viejas, no se pueden presentar en
individuo. Es pues precisam ente cuando el mismo continuo histórico. Entre una so
la filosofía quiere tomar en serio su preo ciedad libre y las actuales sociedades no
cupación por el individuo cuando ella no libres, existe una diferencia cualitativa, lo
tiene el derecho de prescindir del mundo que hace, según Marx, que toda la historia
donde la existencia del individuo se reali transcurrida sea la pre-historia de la hu
za. El individuo no existe como individuo manidad.
sino que en una situación determinada . . . “ el concepto de Final de la Utopía
del medio, en una situación determinada implica la necesidad de discutir al menos
del ser social. Esto no es jam ás fortuito una nueva definición del socialismo . . .”
p ara él, de tal forma que pudiéramos o “ Considerar al menos la idea de un ca
deberíamos “hacer abstracción” para ac mino al socialismo que vaya de la ciencia
ceder a la existencia “propia” del indivi a la Utopía, y no, como aun creyó Engels,
duo. EUa es la realidad de su existencia de la utopía a la ciencia. “Por último es
misma, y es solamente a través de ella importante señalar que la utopía a su vez
que es posible dirigirse a él, alcanzarlo es un concepto histórico y por lo tanto en
en verdad” . constante reformulación.
Es un texto que deja abierto ciertos ca E ste texto como su discusión tiene un
minos para investigar, desde la dialéctica, valor político interesante sobre todo por
el pensamiento de Heidegger y Kierke- que dicha conferencia fue pronunciada en
gaard, o si se quiere, para investigar la momentos que la utopía, en el sentido an
congruencia teórica entre la intención fi tes señalado, estaba presentando posibi
losófica del existencialismo y la actividad lidades de superarse o realizarse.
desarrollada. En el segundo texto: “El problema de la
Dentro de la obra de Marcuse es un violencia en la oposición” M arcuse señala
texto de referencia de la prim era época una pauta teórica fundamental p ara abor
en que está preocupado por integrar mé dar el tem a: “Ninguna oposición, puede
184 —
contemplarse hoy m ás que en el marco cree descubrir que detrás el conflicto con
global; como fenómeno aislado está fal temporáneo entre capitalismo y comunis
seada de antemano” . mo existe un conflicto real entre dos for
Analiza en prim er lugar la contestación mas de una y misma compleja sociedad
estudiantil de una conceptualización políti industrial; en otras palabras, existe una
ca de “nueva izquierda” y “ vieja izquier misma base común técnica que se mantie
d a” , constituyendo la nueva un conjunto ne igual, ya sea en una economía socia
de grupúsculos constestarios del sistema, lista o en, una de propiedad privada de los
aun no unificados en una lucha. L a unión medios de producción. En este conflicto
de ellos es un problema político central, la sociedad soviética, p ara Marcuse, se
que la teoría tendría que elucidar tratando encuentra inserta en los mismos proble
de hacer conciencia: “Despertar la con mas de la sociedad industrial occidental,
ciencia de la horrorosa política de un, sis problemas que se van convirtiendo en pro
tem a cuyo poder y cuya presión aumen blemas de competencia, pero ahora, en
tan con la am enaza de destrucción total; términos técnicos” . . . . la co-existencia del
un sistema que utiliza las fuerzas produc capitalismo avanzado y del socialismo
tivas de que dispone para explotar y opri avanzado envuelve una competencia entre
mir; un sistema que para proteger su los dos sistemas, no sólo en términos de
abundancia equipa al mundo llamado li eficiencia y de crecimiento y cohesión in
bre con dictaduras militares y policíacas” . terna, sino también en términos de su
E sta “liberación de la conciencia . . . sig habilidad p ara consumir progreso técnico” .
nifica empero más que discusión” y de En el desarrollo de la misma idea Mar-
este problema central en la cual se inte cuse agrega: “ Una corta reflexión nos
gra la teoría y práctica política, Marcuse m ostrará que tal desarrollo podrá trans
desarrolla la necesidad de considerar estos form arse de un progreso cuantitativo (téc
nuevos grupos que emergen como una real nico) a un cambio cualitativo de la cultura
fuerza revolucionaria. Los estudiantes y m aterial e intelectual, en una sociedad cua
los negros a la cabeza en la sociedad nor litativamente diferente de las presentes
teamericana. sociedades soviética como de las occiden
Es un texto breve y polémico en cuanto tales” . “En términos escatológicos, la so
que pone en duda la fuerza revoluciona ciedad soviética contiene una sociedad
ria del proletariado, tema que Marcuse re cualitativamente diferente” . De esta for
tom ará en múltiples publicaciones. m a un progreso técnico competitivo puede
Las otras dos discusiones tienen un va obligar a un cambio en la dirección del
lor coyuntural que por la brevedad poseen progreso técnico, lo que obligaría a la so
escaso valor analítico. ciedad soviética a cambiar totalmente.
La obra en su conjunto presenta un va Dentro de este mismo marco, Marcuse
lor político para el análisis de los movi se plantea un problema con bastante pro
mientos estudiantiles europeos y norte yección, se tra ta del problema ético en
americanos. la Unión Soviética. “ Sin embargo, la total
industrialización contemporánea con las
técnicas y métodos de trabajo contempo
7) “EL MARXISMO SOVIETICO” ráneos proveen un denominador común que
hace cuestionable el contraste abstracto
Edición en inglés: 1? “Soviet M arxism” entre las éticas occidentales y soviéticas” .
Columbia University Press, New York; Marcuse ve en la ética soviética una re
Routledge and Kegan Paul, London, captura de los ideales tradicionales de la
1958. sociedad occidental-libertad, justicia y el
total desarrollo del individuo-condensado
Vintage Edition, 1961, Random House, New en la fórmula: A cada uno de acuerdo a
York. sus habilidades, a cada uno según sus ne
Edición en Castellano: Revista de Occi cesidades. E sta fórmula, según Marcuse,
dente, Madrid. reestablecen al individuo como el último
punto de referencia de las normas éticas;
Marcuse realiza un análisis crítico del lo que conduce al libre desarrollo del in
marxismo soviético y un análisis crítico dividuo es bueno.
tiene p ara Marcuse el siguiente objetivo: Así, p ara Marcuse, el instrumentalismo
“Aunque el actual estado de las cosas ético de la ética soviética oculta un abso
no es ni normal ni necesario, existen al lutismo ético, la ética de clase es condu
ternativas que su presencia y prevalencia cida al desarrollo de la “hum anitas” . En
niegan. Un análisis crítico tiene la tarea esta forma, la ética soviética posee un ele
de mantener estas alternativas en la men mento o connotación trascendental y la
te, no importa cuan utópicas ellas puedan imagen del futuro parece tener la misma
aparecer en el statu-quo” . función del elemento trascendental de la
Uno de los temas centrales de su expo ética occidental, y en esa misma imagen
sición es la convergencia entre la sociedad tenemos un sustituto real soviético de la
soviética y la sociedad occidental. Marcuse religión. Pero, a pesar de eso, hay dice
Marcuse, una diferencia esencial entre la la felicidad. Libertad y Felicidad p ara
ética soviética y la occidental. E sta es M arcuse son los motores del individuo a
una ética histórica y el camino p ara su los cuales la sociedad tendrá, tarde o tem
realización es un proceso histórico, resul prano, que responder. Con esta preocu
tado de un desarrollo social concreto y po pación central, con gran, pesimismo en
lítico. “ . . . la moralidad represiva debe ciertos escritos, no llega a vislum brar la
ser reducida con la progresiva reducción combatividad de los individuos que obje
de la escasez” . El desarrollo productivo y tivamente no tienen ni libertad, ni felici
la coexistencia pacífica posibilitan, tal re dad, pero que son dominados en el campo
ducción. Si el régimen soviético no res de sus representaciones a través de un
ponde a esa tendencia objetiva de bienes aparato productivo altam ente tecnificado.
ta r con un cambio de la moral represiva, Es por esto que no es casual que Marcuse
aum entará la irracionalidad y esa “irra haya llegado a escribir este ensayo sobre
cionalidad podrá debilitar la fibra moral una de sus preocupaciones fundamentales
de la sociedad soviética” . “La racionali y una realidad que p ara Marcuse tiene
dad política de la ética soviética milita una enorme significación teórica. L a re
contra tal stock, prueba moral del indivi volución no es más que un paso, una
duo y sosteniendo la idea de que las po acción política que se engloba en el pro
tencialidades para el desarrollo humano ceso de liberación. Este proceso de libe
podrán crecer de acuerdo con el desarrollo ración no es un proceso que tenga reali
productivo social de la sociedad soviética. dad, ni viabilidad más que en la esfera
“Todo lo cual lleva a Marcuse a intuir o de la acción política. Como síntesis seña
concluir, que la presión ideológica parece lamos un párrafo de la Introducción de la
así tender en la misma dirección de la obra:: “P or qué el mundo de la libertad
presión técnico-económica, especialmente, humana no puede ser construido por las
a la relajación de la represión. sociedades establecidas por mucho que
“El Marxismo Soviético” es una impor afinen y racionalicen su dominio. Su es
tante obra de Marcuse, donde vemos la tructura clasista y los controles perfeccio
aplicación teórica de los aportes freudia- nados que requieren p ara m antener aque
nos para analizar las sociedades indus lla, generan necesidades, satisfacciones y
trialm ente avanzadas. Tiene además la ca valores que reproducen la servidumbre de
racterística propia de los análisis de Mar- la existencia humana. E sta servidumbre
cuse de centrar su análisis en ideologías. “voluntaria” (voluntaria en tanto que es
inyectada en, los individuos), que justifica
a los amos benévolos, solo puede romperse
8) “ENSAYO SOBRE LA LIBERACION mediante una práctica política que alcan
ce las raíces de la contención y la satisfac
Edición en inglés, título original: An Essay ción en la infraestructura humana; una
on Liberation”. práctica política de metódico desprendi
1? Beacon Press, Boston, Mass EE. UU. miento y rechazo del orden establecido,
1969. con m iras a una radical transvaluación de
Edición en Francés: Vers la liberation” los valores. Semejante práctica implica un
1969. rompimiento con lo familiar, con las for
mas rutinarias de ver, oir, sentir y com
Editions de Minuit, Paris, France. prender las cosas, a fin de que el orga
Edición en Castellano: "Ensayo sobre la nismo pueda volverse receptivo a las for
liberación”. mas potenciales de un mundo no agresivo
P Ed. Junio de 1969. Editorial Joaquín y ajeno a la explotación” .
Mortiz, S. A. A lo largo de toda su obra está el pro
Trad. de Juan García Ponce, Revisada blema de la libertad, o si se quiere, en,
por J. G. T. sentido más estricto, de una exigencia de
liberación y felicidad. A p artir de “ Eros y
Es una de las últimas publicaciones de Civilización” comienza la búsqueda en un
H erbert Marcuse, y en tanto tal es más dinamismo interno al ser humano, en la
bien una síntesis de ideas anteriormente esfera del instinto de libertad. Localiza la
expuestas que están reunidas por él bajo exigencia de liberación en, un dominio irre-
la denominación de “liberación” . Es una nunciable y a lo más, sólo postergable en
recopilación de ideas contenidas especial su satisfacción, en el dominio del instinto.
mente en “ Eros y Civilización” , “ El hom Así lo expresa nuevamente en esta obra:
bre Unidimensional” y ‘Tolerancia Repre “Anterior a toda conducta ética de acuerdo
siva” . Por otra parte esta obra aclara una con criterios sociales específicos, anterior
serie de implícitos de Marcuse, lo que ha a toda expresión, ideológica, la moralidad
ce, p ara conocer la obra de Marcuse, una es una “ disposición” del organismo, enrai
buena obra introductoria. zada quizás en el impulso erótico que con
Desde los primeros escritos de Marcuse trarresta la agresividad, p ara crear y pre
se ve que un ideal central de su análisis servar “ unidades cada vez mayores” de
es el rol que le cabe a la libertad como a vida. Tendríamos entonces, de este lado
186 —
todos los “valores” , un fundamento instin orden social depende de lo que el hombre
tivo para la solidaridad entre los seres hu haga con los medios de producción” . “Así,
manos: una solidaridad que ha sido efec si no son usados p ara el desarrollo y gra
tivamente reprim ida de acuerdo con los tificación del individuo libre, significa so
requerimientos de la sociedad clasista, m eter a los hombres a “ una universalidad
pero que ahora aparece como una de las hipostasiada” .
condiciones previas de la liberación” . Marcuse centra la teoría m arxista en el
El texto con esta problemática central individuo libre como sujeto real de la his
va analizando cómo, a pesar de los múl toria, así: “ el individuo es la meta. Esta
tiples mecanismos de defensa del sistema tendencia individualista es fundamental,
de consumo y producción de necesidades, en cuanto interés, en la teoría m arxista” .
existe una manifestación de rechazo pro Dentro de este marco M arcuse realiza
ducto del instinto de libertad que surge y un análisis del proceso de trabajo y del
tiene algunas expresiones políticas. El pe fenómeno del trabajo, desde el "Capital” .
dirle a los movimientos de protesta la fi En cuanto a la posibilidad de cambio,
nalidad o la sociedad de reemplazo, es Marcuse concluye que la transformación
también una forma de prolongar la domi de la sociedad actual tiene en su nega
nación. La solidaridad en pos de la libera ción una posibilidad de liberación.
ción es suficiente y necesaria garantía en Termina la obra con un intento de re
la sola disyuntiva: cambio o statu-quo, li sumir las cualidades que especifican a la
beración o prolongación “voluntaria” de dialéctica m arxista de la hegeliana. P a ra
la opresión. term inar afirmando, que según M arx, la
En resumen, obra de síntesis de las po teoría correcta es la “conciencia de una
siciones de H erbert Marcuse respecto a práctica que se propone cam biar al
una tem ática central de su obra. La reco mundo” .
mendamos como obra introductoria al mis E sta es una breve publicación de Mar-
mo Marcuse. cuse y que no se encontraría dentro de
sus publicaciones más importantes. Sin
perjuicio de eso, es una obra de divulga
9) “MARX Y EL TRABAJO ALIENADO” ción de la teoría dialéctica frente al aná
lisis y comprehensión del proceso de tra
Edición en inglés, título original: “Marx: bajo, que tiene hasta nuestros días y en
Alienated labor”. nuestra sociedad, bastante actualidad.
2? edición, Londres, Routledge and Kegan
Humanities Press Inc., Nueva York.
10) “TOLERANCIA REPRESIVA”
Edición en Español: "M arx y el trabajo
alienado”. Edición en Inglés: “REPRESSIVE TOLE-
Carlos Pérez Editor, S. A. 1969, Bs. Aires, RANCE”.
Argentina.
Es un breve ensayo que aparece publica
Trad.: Marcelo Pérez Rivas. do en un libro de tres autores bajo el
107 páginas. nombre de "A critique of puré tole-
ranee”. Aparecen en este libro ade
En esta obra Marcuse realiza un análi más del de Marcuse; un ensayo de
sis del trabajo alienado y del proceso de Robert Paul Wol} "Beyond Tolerartce”;
trabajo, partiendo desde la interpretación y de Barrington Moore, jr. “Toleran-
que realiza el joven Marx, especialmente ce and the Scientific Outlook. "E n esta
de los Manuscritos. ocasión, por razones obvias nos centra
P a ra Marcuse el análisis del trabajo remos a señalar sólo la problemática
dentro del sistema capitalista tiene una del ensayo de H. Marcuse.
profunda fundamentación, ya “ que sobre
pasa los límites de la estructura de las Editorial: Jonathan Cape, Thirty Bedjord
relaciones económicas y llega hasta el con Square, London, 1969, págs. 93-138.
tenido humano concreto” . “En esta forma,
la teoría m arxista se coloca, según Mar- En un análisis de la tolerancia como
cuse, en una posición de rechazo de la una actitud propia del sistem a social.
ciencia económica burguesa” y coloca en Marcuse pretende desmitificar, a través
su lugar la interpretación de que las re de un, análisis científico, una pretensión
laciones económicas son relaciones existen- de considerarlo como un fenómeno aislado
ciales entre los hombres. “ Y Marcuse del contexto global. En dicho análisis glo
agrega, que este contenido, existencial “ha bal la tolerancia se comprueba contradic
pasado al prim er plano de la teoría eco toria con la necesidad del sistema de ase
nómica, que se convertiría así en una teo gurar su reproducción o mantención. Así
ría crítica. “ Y es por eso que la sóla so la tolerancia, que es un fin en sí misma,
cialización de los medios de producción es según Marcuse, se ve utilizada precisa
sólo “un simple hecho económico” y “ su mente, p ara impedirla. La tolerancia, por
pretensión de ser el principio de un nuevo ser producto de un sistema, y aún m ás de
— 187
un sistema represivo, se convierte en una “Marx y el mundo occidental” en la Uni
contradicción en sus términos que la en versidad de Notre Dame en 1966 (Uni-
contramos de hecho presente y actuando versity of Notre Dame, 1967) y el semi
en las sociedades industrialmente avanza nario sobre “las transformaciones de ca
das. “La tolerancia ha sido pervertida” . rácter y el papel de la clase obrera” en
“La tolerancia significa intolerancia” . La Korcula, Yugoslavia, en 1964 (Revue In
tolerancia, es sociedades como las anali ternationale du Socialisme N? 8, 1965). Se
zadas, no es más que otra cosa que neu incluyen sus recientes declaraciones al dia
tralizar todo conflicto, neutralizar tanto rio “Le Monde” (selección semanal del
“de la izquierda como de la derecha” . 16 al 22 de mayo, 1968) y, en apéndice, un
Dentro de este enfoque no podemos ha artículo de André Gorz (Crítica m arxista
blar de tolerancia en abstracto, no pode N® 2, 1965) sobre la última obra de Mar-
mos hablar de tolerancia sin intentar si cuse, “El hombre unidimensional” .
tuarla dentro del sistema que necesaria
mente la utiliza para mantenerse. Marcu
se señala ciertas “intuiciones” políticas. A —“ Industrialización y Capitalismo
“Las condiciones en las cuales la toleran en Max W eber” .
cia puede jugar de nuevo un rol de libe
ración y de humanización no han sido aún Es un valioso trabajo de Marcuse que
creadas” . “La tolerancia que es un ele analiza con motivo de la obra de Max
mento de vida, el llamado de una socie Weber “Economía y Sociedad” , la posi
dad libre, no será nunca un regalo del bilidad postulada por la ciencia natural
poder existente; sólo puede bajo las actua de la “neutralidad” en ciencias sociales.
les condiciones de tiranía de la mayoría, La idea de “Razón” buscada por Weber,
ser ganada en el esfuerzo sostenido de las aunque sea muy congruente con la cultura
minorías radicalizadas, deseosas de que occidental que la encarnaría, no es sufi
b rar esta tiranía y de trab a jar para la ciente a juicio de Marcuse para probar y
emergencia de una libre y soberana m a fundamentar la posibilidad de una neutra
yoría-minoría intolerante, militantemente lidad. “Precisamente el análisis que Max
intolerante y desobediente a las reglas de Weber ha hecho del capitalismo industrial
comportamiento que toleran la destrucción m uestra que el concepto de neutralidad, o
y la supresión” . más bien de impotencia científica frente a
Este ensayo dentro de la obra de Mar- los valores e ideales, es insostenible. La
cuse es importante. Aunque es la misma pura concepción filosófica y sociológica, al
temática del “El hombre Unidimensional” m argen de los valores, se convierte en su
tiene una lucidez en cuanto a la proyección propio desarrollo en una crítica de los va
política necesaria que se desprende del lores, e inversamente, conceptos científicos
análisis. Si bien es una proyección anár puros y vacíos de todo valor, revelan su
quica, es una proyección política posible. propio sistema de valores ocultos. Se con
Este ensayo en cuanto a su influencia en vierten en una crítica de los datos a la luz
la acción política estudiantil, parece ser de lo que esos datos imponen al hombre y
uno de sus escritos más influyentes. Ha al mundo. “Lo que debería ser” se revela
sido citado por Rudi Dutschke en innume en “lo que es” . El dinamismo inagotable
rables ocasiones, como así mismo en las del concepto lo pone al descubierto” . Y en
contestaciones francesas. Por último, es un otro pasaje agrega". . .su teoría de una
texto interesante en cuanto aborda uno de ciencia que en el interior de sí misma esta
los valores que sustentan las sociedades ría libre de todo valor, se reveló como lo
llamadas “democráticas” , modelo de las que era en la práctica: un intento de “libe
sociedades en vías de desarrollo, algunas r a r ” a la ciencia p ara la aceptación de va
de ellas también llamadas democráticas. lores represivos, cuyo origen se encuentra
En este sentido es un aporte más de Mar- fuera de la ciencia” .
cuse al análisis de la ideología de una Dentro de esta problemática, Marcuse
sociedad. va analizando los postulados científicos de
Weber, que se esconde dentro de forma
lismos que suponen una opción política por
11) “LA SOCIEDAD INDUSTRIAL Y EL un capitalismo y su sistema propio de de
MARXISMO” . fensa. Por ejemplo, el concepto de razón,
núcleo fundamental de la neutralidad
Edición en español: Editorial Quintaría, Weberiana, tiene ciertas características
Buenos Aires, 1969. que hacen el concepto de razón un ele
Traducción: Alberto José Massolo. mento más de dominación, a saber: 1.—
Metematización progresiva de toda expe
“Este volumen recoge los textos de tres riencia y de todo conocimiento, que a par
conferencias pronunciadas por H erbert tir de sus espectaculares éxitos en las
Marcuse en distintas circunstancias: el co ciencias naturales, se orienta a la conquis
loquio sobre el centenario de Max Weber ta de las ciencias sociales y por último a
en 1964 (reproducida en “New Left Re- la del propio modo de vida (cuantificación
view” N? 30, 1965), el simposio sobre universal). 2.—Insistencia en la necesidad
188 —
1
— 189
dividuales y de exigencias sociales". El tentando m ostrar el contenido social y po
pesimismo de Marcuse surge nuevamente lítico de los conceptos fundamentales del
al no encontrar al sujeto capaz de realizar psicoanálisis” .
la Revolución. El cambio o evolución, del E ste pequeño párrafo introductorio del
modo de producción nos hacen profundizar mismo Marcuse nos m uestra la problemá
la teoría de análisis de Marx. “La inter tica que desarrolla. Desgraciadamente es
pretación de la oposición, la absorción del un texto muy breve, pero riquísimo en las
potencial revolucionario, no sólo es un fe dimensiones de investigación teórica que
nómeno superficial, sino que encuentra su abre.
fundamento m aterial en el mismo proceso
productivo, en el propio cambio del modo
de producción” . 13.— “ ¿HUMANISMO SOCIALISTA? ’’
E s un texto breve que sistematiza pro
blemas tratados. Es un texto menor den Edición en español, aparecida en obra
colectiva "Humanismo Socialista”. Erich
tro de la obra de Marcuse.
Fromm y otros. Editorial: PA1DOS, Bs. Ai
res, 2? Ed. Título original en inglés “So-
cialist Humanism”. Versión castellana:
D.—“Sobre el Poder Estudiantil”
Eduardo Goligorsky. Págs. 124 y 135.
(diálogo con “Le Monde”)
“ . . .el desarrollo posbélico de las socie
Es una entrevista en la cual se le formu dades capitalistas y comunistas en condi
lan una serie de preguntas cuyas respues ciones de coexistencia sugiere la necesidad
tas son breves y generales. Hay preguntas de revisar las perspectivas del humanis
interesantes como: ¿Qué piensa usted de mo socialista con la m irada puesta en, la
lo que se llam a por analogía con el “poder capacidad técnica y la productividad de
negro” el “poder estudiantil” ? Su respues dichas sociedades. Este ensayo sólo pro
ta es de gran vaguedad. pone algunas observaciones acerca de tales
problemas” .
Las observaciones son muy breves y po
1 2 .- “EL ENVEJECIMIENTO DEL co fundamentadas, parecieran centrarse
en el contenido humanista del socialismo
PSICOANALISIS” no como un imperativo moral o de justi
ficación, sino que por el contrario producto
Edición en español: En publicación co de una práctica económica y política, co
lectiva “Marcuse Polémico”, págs. 31-68; mo parte de la base misma de la cultura
Editorial Jorge Alvarez, Bs. Aires, 1968. m aterial. No sólo como un fin moral, sino
que por el contrario, como producto de
“Este ensayo está consagrado al destino una necesidad humana, de un hombre his
de ciertas tesis fundamentales de la teo tóricamente situado en un modo de pro
ría de Freud y de sus continuadores, tanto ducción, determinado.
ortodoxos como revisionistas. Sostengo que Texto menor de Marcuse, aunque el hu
han envejecido en la medida que ha en manismo es una preocupación importante
vejecido su objeto, es decir, “ el individuo” dentro de su pensamiento. La premisa de
en tanto encarnación del ello, del yo y del que la URSS y USA son sociedades que no
super yo dentro del marco de la realidad proporcionan los medios p ara realizar el
social. La evolución de la sociedad actual humanismo socialista, lo lleva a plantear
ha reemplazado el modelo freudiano por sus observaciones sin. referencia directa
un átomo social cuya estructura psíquica a un modo de producción, lo que las hace
ha dejado de tener las cualidades que de gran vaguedad.
Freud le asignaba al objeto del psicoaná
lisis ha sobrevivido a través de sus diver
sas escuelas y se extendió a innumerables 1 4 . - “CAMBIANDO EL MUNDO.
áreas de la sociedad pero con la transfor REPLICA A KARL MILLER”
mación de su objeto creció el abismo entre
la teoría y la terapéutica, y esta última Edición en castellano en obra colectiva,
se encuentra en una situación en la que Marcuse Polémico”. Editorial Jorge Alva
parece prestar más ayuda al orden esta rez. Bs. Aires, 1968: págs. 111-127.
blecido que al individuo. L a verdad del
sicoanálisis no se ve resquebrajada por “La crítica de “One Dimensional Man” ,
esto; al contrario el envejecimiento de su escrita bajo el seudónimo de K arl Miller,
objeto revela la medida en que el progreso no merece una réplica si no hubiera apare
ha sido de hecho una regresión, en la rea cido en Montly Review, una revista dedi
lidad. Es así como el psicoanálisis ilumina cada al desarrollo del pensamiento socia
con una luz nueva la política de la socie lista independiente” .
dad industrial adelantada. Las críticas de K arl Miller se reducirían
“En este ensayo discutiré el aporte del por una parte a su nivel teórico que no le
psicoanálisis al pensamiento político, in ha permitido asumir los hechos relevantes
190 —
de todo análisis; y por otro, las consecuen Así, verá las condiciones de ese cambio
cias políticas que sus análisis provocan, cualitativo y la dialéctica de la liberación
llámase pesimismo, llámase fatalismo. que nos perm ita una sociedad libre.
A ambas críticas responde Marcuse acla La segunda conferencia: “La Rebelión
rando sus planteamientos y afirmando su de P arís” , es una conferencia realizada
cientificidad. La lucha de los negros en por Marcuse el día 23 de mayo, a poco de
USA y la lucha de liberación en el Tercer haber llegado de P arís en que estuvo entre
Mundo son luchas de importancia, pero el 6 y el 12 de mayo de 1968. Marcuse da
que no aseguran, a corto plazo, una reso a conocer justamente sus impresiones de
lución de las contradicciones del sistema. los sucesos que vio entre esos días y a los
Las fuerzas revolucionarias están latentes, cuales se h a denominado “la revolución
tendrán que encontrar su expresión. Exis de mayo” , frente a un centenar de alum
ten ya algunas. No se tra ta de señalar nos y docentes de la Universidad de Cali
plazos. fornia en San Diego.
Concluye su defensa Marcuse “ Tener M arcuse resalta el carácter espontáneo
miedo de ser demasiado negativo, el deseo de esta revolución estudiantil que encontró
comprensible de ser un poco más optimista respuesta en toda la sociedad francesa. Y
y descubrir fuerzas revolucionarias, son m uestra como características esenciales de
buenas intenciones que alimentan ilusiones, ese movimiento el de ser una “ revolución
desvían y debilitan a la oposición, al tiem cultural” “puesto que la protesta está
po que favorecen al régimen establecido” . apuntada hacia todo el Establecimiento
Es un, artículo de descargo de Marcuse cultural, incluyendo la m oral de la socie
a otro artículo que aparece en la misma dad existente” .
publicación “Marcuse Polémico” . Desgra “Perspectivas de la Nueva Izquierda Ra
ciadamente los problemas teóricos son su dical” , es una conferencia efectuada por
perficialmente planteados; los problemas Marcuse el 5 de diciembre de 1968 en el
políticos se comentan, por lo tanto, en el teatro Fillmore E ast de New York, reunión
problema de “ver las cosas de diferente organizada por el periódico neoyorquino
m anera” . independiente y radical “Guardián” , a pro
Es un artículo secundario de Marcuse. pósito del vigésimo aniversario de su pu
blicación.
Aquí M arcuse pretende d a r una “ imagen
15.— “LA SOCIEDAD CARNIVORA” realista de la Izquierda am ericana tal co
mo él la ve. Marcuse esquematiza los ob
Esfe libro recopila cuatro conferencias jetivos de su intervención por un “inten
de Marcuse con el título de "La sociedad to de batir y aclarar el blanco de la estra
carnívora”, publicado por editorial Galer tegia de la Nueva Izquierda, los métodos
na, Bs. Aires, 1969. Traducción de Miguel y, finalmente, la organización de la Nueva
Grinberg. Izquierda. R esalta en esta intervención de
M arcuse la crítica al Partido y al centra
Las cuatro conferencias son: lismo revolucionario, y contrapone a esa
“Liberándose de la sociedad opulenta” , organización tradicional “ una especie de
“La Rebelión de P a rís” , “Perspectivas de algo que yo quisiera denominar, y lo digo
la Nueva Izquierda Radical” y “ Exijamos seriamente, espontaneidad organizada” .
lo imposible” . P or último, “Exijamos lo imposible” , es
La prim era, “Liberándose de la sociedad una conferencia dada él 25 de marzo de
opulenta" es el texto de una conferencia 1969 por M arcuse a los estudiantes cana
dada por Marcuse en, un congreso inter dienses en Vancouver. M arcuse analiza allí
nacional en torno al tem a “Dialéctica de esquemáticamente las características fun
la Liberación” , llevado a cabo en Londres damentales de la sociedad unidimensional
del 15 al 30 de julio de 1967, en la Round que ha desarrollado en su libro “El hombre
House de Chalk Farm . unidimensional".
E sta conferencia pretende explicar las
características específicas que toma un
proceso de liberación dentro de una socie 16.— LIBERTAD Y AGRESION EN LA
dad opulenta y no en una sociedad pobre, SOCIEDAD TECNOLOGICA”
ni en una sociedad que se está desintegran
do, sino al contrario en una sociedad que Edición castellana aparecida en un obra
desarrolla y satisface en gran escala las colectiva con el título de "La sociedad in
necesidades tanto m ateriales como cultu dustrial contemporánea”, publicado por
rales del hombre. Dentro de este problema editorial siglo XXI, México, 1969. Traduc-
general. Marcuse sitúa la necesidad de cim: Margarita Prieto y Julieta Campos.
una ruptura entre la nueva y la antigua
sociedad; aquí hablará de “ ruptura his Este artículo está compuesto por tres
tórica” y de “cambio cualitativo” con toda conferencias dictadas por Marcuse en la
intención en vez de usar el concepto de E scu d a de Ciencias Políticas de la Univer
revolución que le parece gastado. sidad de México, a i enero de 1966.
— 191
El artículo en general pretende realizar Son tres entrevistas realizadas en los
una descripción de las características fun momentos mismos de los movimientos de
damentales de la sociedad tecnológica. P a mayo en Francia. Las tres constituyen una
r a m ostrar las formas de represión y agre importante documentación p ara analizar
sividad tecnológicos que se generan dentro esos movimientos y p ara la vinculación que
de ella, tanto interna como externamente. tendría el pensamiento de Marcuse a par
Luego, en la segunda conferencia, Mar- tir del juicio mismo de Marcuse.
cuse analiza la enajenación, especialmente
la “ enajenación objetiva” y el carácter es
pecífico que este fenómeno toma en la so II.—A l g u n a s p u b lic a c io n e s so b re H e rb e rt
ciedad industrial M a rc u se
P or último, en la tercera conferencia,
que resume este artículo, Marcuse trata 1 — JEAN - MICHEL PALMIER
de m ostrar el carácter de las fuerzas an “SUR MARCUSE”
tagónicas que operan en la sociedad opu
lenta. Edición en francés: Union Générale
Plantea, a raíz del análisis que realiza d ’éditions, París, 1969. Col.: Le monde en
de la sociedad industrial, la necesidad de 10-18; 184 págs.
una reformulación de los conceptos marxis-
tas, en términos de la situación internacio Este libro tiene como subtítulo “Presen
nal: de “ m anera de realizar una reconci tación de H erbert Marcuse” y no pretende
liación entre la teoría m arxista y la rea ser más que eso. De las presentaciones
lidad” . que tenemos conocimiento, sin duda es una
de las mejores. Su pretensión no es otra
que esa, afirm a en su prólogo. “ . . .el pre
17.— “ENTREVISTA CON HERBERT sente ensayo no pretende recorrer el iti
MARCUSE” nerario de Herbert Marcuse de una mane
r a integral, solamente quiere presentar sus
Artículo aparecido en la revista Punto escritos” . Esta presentación es desde afue
Final, en el número 67 del 5 de noviembre ra de Marcuse y no logra profundizar en
de 1968, Chile: y es la traducción de una ningún momento los aportes teóricos que
entrevista a M arcuse efectuada por Gun- Marcuse señalaría a la teoría dialéctica.
ther Busch, publicada en la revista ingle Por ejemplo, el autor ignora en absoluto
sa “New L eft R eview ” . el rol del pensamiento negativo que es un
elemento clave en la filosofía de H erbert
E sta entrevista se traduce en tres pre Marcuse. Prescinde de desarrollar además,
guntas efectuadas a Marcuse, que son por elementos importantes, como por ejemplo,
un lado un preguntar qué sentido tiene hoy la relación que M arcuse atribuye contra
en día hablar de revolución, si la clase dicción de clases y la contradicción entre
obrera ha sido disuelta y desaparecido su Eros y Tanatos.
poder revolucionario, y por otro, parece Sin perjuicio de esto su presentación es
existir una cierta convergencia m utua de lúcida. En primer lugar, describe a gran
capitalismo y socialismo, en los sistemas des rasgos el itinerario de Marcuse, cenr
más avanzados. Y por último, se le pregun trándolo fundamentalmente en la prim era
ta a Marcuse, si el capitalismo ha podido parte, en el “Marxismo Soviético” . Luego,
manipular sus contradicciones, absorbiendo señala la relación de Marx, Freud y Hei-
todo intento revolucionario. ¿Qué significa degger con Marcuse. E sta relación es
hablar de revolución en este contexto? Es quien sabe la parte más interesante desa
tas son las interrogantes planteadas a Mar- rrollada por Palm ier, p ara una persona
cuse. El las contesta esquemáticamente. que se inicia en Marcuse. Luego hace una
exposición de “Ecos y Civilización” con
una buena comprehensión y un deseo cons
1 8 . - “MARCUSE Y LA JUVENTUD” tante de referencia a la realidad europea.
Posteriormente analiza “El hombre unidi
Tres entrevistas incluidas en publicación mensional” , sin, hacer referencia directa
conjunta “M arcuse Polém ico” . Editorial: al texto, con una comparación interesante
Jorge A lvarez, Bs. Aires, 1968. entre la realidad europea con la norteame
ricana. Por último señala algunas pautas
—La Internacional de los 20 años. Decla generales para un estudio posterior de la
raciones a Mauro Calamandrei. Publica relación de H erbert M arcuse con la “re
da en “L’Express” , mayo 1968. vuelta de estudiantes” .
—Los individuos subordinados a la produc P a ra una persona que no tenga iniciación
ción. Declaraciones a Michel Bosquet. filosófica será un texto de gran utilidad
Junio 1968. p ara comprender a Marcuse. P a ra perso
—Si son violentos es que están, desespera nas que tengan algún trabajo en dicho
dos. Declaraciones a P ierre Viansson campo le puede aportar una visión global
Ponté. Junio 1968. de la obra sin, mayor análisis teórico.
192 —
2.— J. M. CASTELLET “LECTURA DE miento y la problemática de Marcuse. Esos
MARCUSE” artículos son: Marcuse pour quoi faire?
de Agnes Guillou, La pensée de Herbert
Edición en español, Editorial Seix Barral, Marcuse por Lucien Galmonn, Eros et Lo-
Colección Biblioteca breve de bolsillo, Bar gos por Henri Lefebvre, Le mesonge des
celona, 1969. Edición original en lengua Choses por M arc Nacht, Le critique de
catalana, publicada por Ediciones 62, S. A.; Hegel por Alain de Libera, Le marxisme
144 págs. sovietique ou de Thanatos a Eros, Notes
sur Marcuse et la Psychanalyse por Jean
El intento de esta presentación “es re Laplanche, Comment Lire Marcuse, por
sumir algunas ideas entre las más repre Jean P ierre Cotten; Le mouvement de Mai,
sentativas del pensamiento de H erbert Christian Descamps; Entretien sur Mar-
Marcuse. . . ” y con ellas dar una visión cuse avec deux etudiantes: Brigitte Croi-
general de su obra. Es una pretensión de sier? Une consciense toute neuve, y Mi-
presentar desde afuera, con “ objetividad” chele Pascua Lespoir du moide mai.
la obra de Marcuse. Pero desgraciadamen Recomendamos la lectura de esta revista
te esta pretendida objetividad es puesta a todo lector que desee tener una visión
en cuestión a lo largo de la obra. Preten de conjunto del pensamiento de Marcuse.
diendo ser una lectura a partir del autor Los artículos en general, no pretenden ser
mismo, se realiza una lectura con las pre- más que presentaciones o esquemas de los
concepciones del Sr. Castellet. Un autor problemas que posee la obra de Marcuse.
dialéctico que quiera ser presentado no Así, no se encontrarán aquí grandes tra
puede ser presentado ignorando su calidad bajos sobre Marcuse, no es la intención de
de tal. Lo que resulta, con gran sutileza, la revista, sólo es la de presentarnos en
una tergiversación de la obra de Marcuse, sus facetas más variadas a Marcuse, para
reduciéndola a un esfuerzo libertario y que deje de ser un desconocido, porque
utópico más, como hay muchos. Nos pare ya no lo es.
ce que el gran error del señor Castellet es Deseamos resaltar especialmente los a r
considerar una obra filosófica o teórica, tículos de Goldmann y de Cotten, por ser
como una obra literaria. Considera la obra los más interesantes.
de Marcuse a un nivel de creación poé El artículo de Goldmann, realiza un rá
tica. Segundo gran error, antes señalado, pido análisis del desarrollo del pensamien
una filosofía dialéctica, supone para su to de Marcuse desde su situación intelec
exposición, su comprensión. Tercer gran tual dependiente de Heidegger y Hegel y
error, visualisar la obra de Marcuse a par sus contactos con Luckacs y Bloch, y su
tir de una clase que tiene que ignorar, paso posterior por la Escuela de Francfort,
aún en una obra que la considera, la lucha con Adorno, Horkheimer y Benjamín; has
de clases. ta sus críticas de las sociedades industria
Es una obra que presenta a Marcuse les y su influencia en las luchas estudian
como un ingenuo, idealista, fanático de la tiles.
revolución y del cambio. Un filósofo tradi Goldmann nos da en su artículo un claro
cional, o un filósofo social en la fila cari análisis del itinerario filosófico, intelectual
caturesca de los socialistas utópicos, que y político de Marcuse.
tanto M arx y Engels combatieron y junto El artículo de Cotten sobre Cómo leer a
a los cuales Marcuse pretendía combatir. Marcuse, resalta también porque plantea
Nos parece la obra un intento más de la interrogantes fundamentales: ¿Qué es real
prensa o intelectualidad del statu-quo para mente la filosofía de Marcuse?, ¿cómo se
presentar al pensamiento dialéctico y o sus puede leer a Marcuse? ¿Si posee realmen
“pensadores” en un intento de moralizar te el discurso de M arcuse una unidad, una
al mundo tras “ideas” muy lindas, pero problemática?
que no tienen ninguna facticidad. El artículo de Cotten se plantea a un ni
En síntesis, una obra con una “objetivi vel epistemológico del discurso de Marcu
dad” muy relativa. P a ra aquellos que quie se, resaltando la complejidad de ese dis
ran conocer a Marcuse se les recomienda curso por su intento de unir varias cien
ir a su misma obra, o a un texto más se cias como sicología, sociología, filosofía y
rio, que podría ser el de Palmier, ante política. Y p ara Cotten es justamente ese
riormente señalado. intento de unificación del saber lo que
plantea el problema de la coherencia y uni
ficación del pensamiento de Marcuse.
3.— “MARCUSE CET INCONNU”
“MARCUSE ESE DESCONOCIDO”
4.— ROBERT STEIGERWAD =
El número 36 de la revista “La Nef” , de EL APOSTOL DE LA TERCERA VIA”
enero-marzo de 1969, está enteram ente de
dicado a Marcuse, y está compuesta por (contribución a la crítica de las teorías
nueve artículos que juntos realizan una de Herbert Marcuse). Revista Internacio
muy interesante presentación del pensa nal N? 8.
— 193
E s un articulo seno y documentado, con
una interpretación acababa y quien. sabeasoM? p p uoi;sano bj o^usuiBuas jBjap
demasiado acabada de la obra de Marcu mundo como elemento histórico condicio
se, que lo lleva a afirm ar posiciones o im nante” . Al final de su crítica Rivano re
plícitos que Marcuse no consideró. E l au sume sus intenciones frente a Marcuse:
tor es un autor que domina y comprende “sólo nos interesaba m ostrar que Marcu
el pensamiento dialéctico, lo que hace del se no está deseoso —ni mucho m e n o s-
articulo un comentario de interés. de subordinar su enfoque a la concepción
L a exposición de Marcuse realizada por m arxista; m ostrar que su énfasis sobre las
Steigerwld está realizada p ara demostrar doctrinas metasicológicas de Freud hacen
que Marcuse no es “ ortodoxo” . Centra su más que cuestionables dicha subordina
crítica en un reemplazo de la dinámica de ción m ostrar que hay en el autor que co
lucha de clases, por una dinámica de los mentamos un deleite cataclísmico con m a
instintos. El problema y la discusión sobre tices siniestros; que ap arta con una alta
este enfoque es pertinente. Pero lo que nería que Gorz toda significación histó
también es cierto que Marcuse en ningún rica del subdesarrollo; que no saca las
momento pretende desconocer la lucha de narices de una sociedad un tanto particu
clases, sólo afirm a que el potencial revo lar; que no desciende de los ademanes
lucionario se encuentra neutralizado y que omnicluyentes y sabelotodo de gente del
la opresión de la sociedad tecnológica ase pasado; que empuja con m aneras elegantes
gura que la dinámica de clases será m ate —el modo de Gorz y Althueser— el resto
rializada. de los papeles toda la ideología revolucio
naria; m ostrar, en suma que se tra ta
Por otra parte, el autor pasa por alto
—también en, su caso— de un intelectual
que Marcuse pretenda proponer un enfo del desarrollo de pies a cabeza (una mez
que teórico a una sociedad determinada cla de lucidez y m ala fe) idéntico y dife
como la norteamericana. Sus tesis no pre
tenden tener una validez universal como rente al intelectual del tercer mundo (una
mezcla de lucidez y de impotencia)” .
pareciera atribuirle el comentarista. Mar-
cuse se sitúa a un nivel determinado de Podemos así ver lo duro de las críticas
búsqueda y es en ese nivel que hay que cri de Rivano, pero también quizás su exa
ticarlo, o bien criticar el mismo nivel en geración y superficialidad.
que se sitúa.
6.— Crítica a Marcuse realizada por Karel
Por último, la discusión de “principios” Kosif en su libro Dialéctica de lo Con
es incompatible con el pensamiento de
Marcuse, y aún más, para Marcuse, el creto, dentro del artículo la proble
conocimiento de la realidad no es reduc- mática de El Capital, de Marx, entre
tible a principios. las págs. 189 a 195, de la edición cas
tellana: Ed. Grijaldo. México, 1367.
En síntesis, un buen comentario de Mar-
cuse, a pesar de su brevedad. Algunas de
las críticas que señala, son discutibles. Kosik se refiere marginalmente a Mar-
cuse dentro de su artículo La problemática
de El Capital, en una crítica general que
5.— Crítica a Marcuse por Juan Rivano realiza sobre las tesis planteadas sobre
en su libro Cultura de la Servidumbre la supresión de la filosofía. Y Marcuse se
en las págs. 199 a 220, impreso en sitúa p ara Kosik entre esos que ven la
Edit. Santiago Chile, 1969. supresión de la filosofía en su transform a
ción en “teoría dialéctica de la sociedad” .
Rivano pretende m ostrar a p artir funda Así, Kosik critica duramente clasifican-
mentalmente de “Eros y Civilización” y do de oscura y ambigua la interpretación
el “Hombre unidimensional” , que existe que Marcuse realiza del marxismo, cues
una convergencia entre Freud y Marcuse
tionando los argumentos centrales de la
y una divergencia entre Marcuse y Marx,
“divergencia que no parece incompatibili interpretación m arcusiana del marxismo:
dad, aunque ningún intento se observa pa el primero, de que “uno de los argumen
ra atenuarla o simplemente, eliminarla” . tos de la supresión dialéctica de la filo
Rivano, intenta confrontar los postulados sofía en la ciencia social es la afirmación
esenciales de la posición de Marcuse con de que la inversión m aterialista de Hegel
la doctrina de m arxista. Y llega a la con no representa el paso de un aposición fi
clusión que Marcuse elabora solamente una losófica a otra, y por tanto, una continua
“dialéctica de la civilización” desde un ción de la filosofía.
punto de vista freudiano y no marxista. Y el segundo argumento de Marcuse, lo
Critica, luego Rivano duramente a Mar- que “todos los conceptos filosóficos de la
cuse por “ encerrarse en, las condiciones de teoría m arxista con categorías sociales y
la sociedad norteam ericana (de una parte económicas, m ientras que las categorías
de esa sociedad) para pensar al mundo sociales y económicas hegelianas son con
en su totalidad” . Y por no “ querer consi- ceptos filosóficos” .
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7 . - "MARCUSE POLEMICO” utopía, que M arcuse concebiría, en rela
ción con un principio de interpretación de
Edición en español: Editorial Jorge Al los movimientos d e i Nanterre.
varez, Buenos Aires, 1968; 166, págs. Serge Mallet: “El ídolo de los estudian
Trad.: Liliana Isler. tes rebeldes” págs. 7-30.
Es uná presentación de M arcuse a p artir
Es una obra que contiene algunas con de su posible influencia en los Movimientos
ferencias de H erbert Marcuse, además de de mayo, y por otra parte, en la posible
artículos sobre Marcuse de Serge Mallet, interpretación de todos los movimientos
E rich Fromm, K arl Miller, y Henri Le- de estudiantes de Europa.
febvre.
Erich Fromm: “Implicaciones humanas
del ezquierdismo instintivista. Una respues 8. - LE MONDE: HERBERT MARCUSE:
ta a H erbert Marcuse” 69-90. “PHILOSOPHIE DE LA REPRESION”
Se tra ta de una respuesta que Fromm Supplement au numeró 7512-8 de mar
hace al artículo de Marcuse “las implica zo, 1969.
ciones sociales del revisionismo freudia-
no” . La discusión se centra fundamental Son artículos muy cortos de:
mente en dos m aneras de comprender a Jean Marie Domenach: “ Forcé et Fai-
Freud, en cuanto a sus implicaciones so blesse d’une contestation” .
ciales. Uno afirm ará que Freud hace una Roger Garaudy: “Le vertige du grand
crítica a la Sociedad capitalista, el otro refus” .
a la civilización en. cuanto tal. De esta dis Jean Laplenche: “Instinct et Societé” .
crepancia surge la diversa función del ins “Entretien avec Jean-Michel Palm ier:
tinto, del amor, etc “Entre M arx et Sigmund F reud” .
Kerl Miller: "De todas m aneras, el asun A pesar de la brevedad de los comen
to es cam biar el mundo “Págs. 93-110. tarios, la publicación es de gran valor, en
Es una crítica centrada fundamental cuanto a la agudeza de todos los enfoques.
mente en el posible cambio utópico, que
propondría Marcuse. Es una duda por la 9.-H ERICH O N , EMMANUEL “ Compte
tesis de M arx que Marcuse habría dejado Rendus de “L’homme Unidimension-
de lado. Por otro algunas consecuencias nel” . Revue “L’homme et la societé
políticas que llevaría la posición de Mar- “ Abril-Mayo-Junio-1968, N’ 8.
cuse.
En el mismo libro, Marcuse replica a
K arl Miller. 10.— ANDRE GORZ: “El hombre Unidi
Henri Lefebvre: “Función utópica del mensional de Marcuse” .
pensamiento” págs. 151-166. Breve comentario en libro “la socie
Ciertas observaciones sobre el rol de la dad industrial y el marxismo” .
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ESTUDIOS INTERNACIONALES
Revista del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile
Director: Daniel Moore
Consejo de Redacción: Alain Joxe, Darcy Ribeiro, Osvaldo Sunkel, Claudio Véliz
S U M A R I O
ARMAMENTISMO DEPENDIENTE:
CASO LATINOAMERICANO
John Gittings
lan Bellany