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Y POBREZA
ACADEMIA DE CENTROAMERICA
26 Octubre, 2005
Introducción
La pobreza depende del desarrollo relativo alcanzado por determinada región o país.
Así, tanto el carácter como la magnitud de la pobreza en los llamados países en
desarrollo difiere, aún para una misma categoría, cuantitativa y cualitativamente en
los países más avanzados. Igualmente, dentro del grupo de los primeros la pobreza
no se presenta con la misma intensidad; así, la pobreza en los países africanos y
asiáticos reviste características cercanas a la miseria, incluso a la miseria absoluta,
como en el caso de Asia Meridional y Norte del África. En otras regiones, como
América Latina, la pobreza es menos pobre. Es decir, sin que se logre satisfacer
plenamente las necesidades de un alto porcentaje de la población, la pobreza aquí
no alcanza el dramatismo de otras latitudes.
Aproximación Conceptual
Definición de pobreza.
Nada más difícil que definir el concepto de pobreza, pues esta involucra múltiples
factores determinantes, los cuales varían dependiendo las circunstancias de cada
país, región o época. Para entender mejor la naturaleza de la pobreza es necesario
conocer, así sea groso modo, los diferentes enfoques que existen sobre la misma y
que reflejan, de una u otra manera, determinados intereses que son respaldados por
los respectivos planteamientos teóricos o técnicos. Por eso no siempre coinciden
los enfoques de pobreza manejados por los organismos internacionales de crédito,
como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y los expresados por
instituciones como la CEPAL, el PNUD, o por las diferentes ONGs, organizaciones
políticas y sindicales e investigadores independientes.
que incluye incapacidad para satisfacer las necesidades básicas, falta de control
sobre los recursos, falta de educación y desarrollo de destrezas, deficiente salud,
desnutrición, falta de vivienda, acceso limitado al agua y a los servicios sanitarios,
vulnerabilidad a los cambios bruscos, violencia y crimen, falta de libertad política y
de expresión” (THE WORLD BANK GROUP,1999: 2).
En contra del enfoque de la pobreza basada solamente en los niveles de ingreso
se manifestaron los países más desarrollados en la cumbre de los ocho, celebrada
en Okinawa.
Allí se afirmó que la pobreza “va más allá de la carencia de ingresos”, pues
esta es de carácter multidimensional e incluye lo económico, lo social y lo
gubernamental. “Económicamente los pobres están privados no solo de ingreso y
recursos, sino también de oportunidades. Los mercados y los empleos a menudo
son de difícil acceso debido a las bajas capacidades y a la exclusión social y
geográfica. La poca educación afecta las posibilidades de conseguir empleo y
de acceder a información que podría contribuir a mejorar la calidad de sus vidas.
La asistencia sanitaria y los servicios de salud insuficientes, más la inadecuada
nutrición, limitan las posibilidades de trabajar y realizar su potencial físico y mental”
La anterior situación se complica aún más “debido a la estructura de sociedades e
instituciones que tienden a excluir a los pobres de su participación en la toma de
decisiones sobre los direccionamientos del desarrollo económico y social” (Global
Poverty Report, 2000: 3).
Hacia un enfoque más humano de la pobreza
Esto no significa un rechazo a la idea de que la falta de ingreso sea una de las
principales causas de la pobreza, pues “la falta de renta puede ser una importante
razón por la que una persona está privada de capacidades” (Sen, 2000:114). No
obstante, como lo enfatiza el autor, “lo que hace la perspectiva de las capacidades
en el análisis de la pobreza es contribuir a comprender mejor la naturaleza y las
causas de la pobreza y la privación, trasladando la atención principal de los medios
(y de determinado medio que suele ser objeto de una atención exclusiva, a saber, la
renta) a los fines que los individuos tienen razones para perseguir y, por lo tanto, a
las libertades necesarias para poder satisfacer estos fines”(Sen, 2000:117). Según
el autor, solo así “podemos comprender mejor la pobreza de las vidas humanas y
las libertades a partir de una base de información diferente (que implica un tipo de
estadísticas que la perspectiva de la renta tiende a dejar de lado como punto de
referencia para analizar la política económica y social)” (Sen, 2000:37).
El autor trae varios ejemplos que ilustran esta afirmación. Por ejemplo, “ser
relativamente pobre en un país rico puede ser una gran desventaja desde el punto
de vista de las capacidades, incluso cuando la renta es alta según los parámetros
mundiales”, pues “se necesita más renta para comprar suficientes bienes que
permitan lograr las mismas funciones sociales”(Sen, 2000: 116). Igualmente, “la
mejora de la educación básica y de la asistencia sanitaria no sólo aumenta la calidad
de vida directamente sino también la capacidad de una persona para ganar una
renta y librarse, asimismo, de la pobreza de renta”, por eso, “cuanto mayor sea la
cobertura de la educación básica y de la asistencia sanitaria, más probable es
que incluso las personas potencialmente pobres tengas más oportunidades
de vencer la miseria” (Sen, 2000: 118).
Para Sen importa más la calidad de vida que la cantidad de bienes y servicios a
que puedan acceder las personas. Su análisis se fundamenta “en las capacidades
o potencialidades de que disponen los individuos para desarrollar una vida digna,
e incorpora los vacíos en los procesos de distribución y de acceso a los recursos
privados y colectivos”, de ahí que el bienestar no se identifica con los bienes y
servicios, ni con el ingreso, sino con la adecuación de los medios económicos
con respecto a la propensión de las personas a convertirlos en capacidades para
funcionar en ambientes sociales, económicos y culturales particulares”(CEPAL,
2000a: 83).
estar bien nutrido y tener buena vivienda, la posibilidad de escapar de la morbilidad
evitable y de la mortalidad prematura, y así sucesivamente”(CEPAL, 2000a: 83).
La pobreza tiene que ver también con fenómenos como la exclusión social, la cual
involucra aspectos sociales, económicos, políticos y culturales, enmarcados en
“cuatro grandes sistemas de integración social: el sistema democrático y jurídico, el
mercado de trabajo, el sistema de protección social, y la familia y la comunidad.” Como
señala el informe de la CEPAL, “la exclusión se plasma en trayectorias individuales
en las que se acumulan y refuerzan privaciones y rupturas, acompañadas de
mecanismos de rechazo, que en muchos casos son comunes a grupos de personas
que comparten cierta característica (de género, étnica, religiosa)” (CEPAL, 2000a:
83-84). Es el caso de la discriminación a que son sometidas las minorías étnicas,
las mujeres y los trabajadores extranjeros, la cual se manifiesta en el desempeño
de ciertos oficios, la inmovilidad social y la baja remuneración salarial.
Pobreza y desarrollo humano
En todos los niveles del desarrollo las tres capacidades esenciales consisten en
que la gente viva una vida larga y saludable, tenga conocimientos y acceso a
recursos necesarios para un nivel de vida decente. Pero el ámbito del desarrollo
humano va mucho más allá: otras esferas de opciones que la gente considera en
alta medida incluyen la participación, la seguridad, la sostenibilidad, las garantías
de los derechos humanos, todas necesarias para ser creativo y productivo y para
gozar de respeto por sí mismo, potenciación y una sensación de pertenecer a una
comunidad. En definitiva, el desarrollo humano es el desarrollo de la gente, para
la gente y por la gente”. Como se puede observar, la influencia seniana en esta
definición es obvia (PNUD, 2000: p.17).
Esto impulsa una política pública dinámica en favor del desarrollo equitativo y el
desarrollo humano acelerado” (PNUD, 2000:86).
Pobreza...más que un problema económico, un problema ético
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En otros ámbitos la pobreza se plantea como un problema moral, más que económico.
“La teoría económica contempla solamente aquellas interacciones humanas que
involucran el intercambio monetario y de bienes; de hecho ignora gran parte de la
existencia humana. La economía no tiene en cuenta el amor, la familia, la cultura,
la salud, la espiritualidad, el medio ambiente o cualquier otra cosa que haga la vida
rica y significativa” (WORLD FAITHS DEVELOPMENT COUNCIL,1999).
Al respecto Amartya Sen señala que “la economía moderna ha sido sustancialmente
empobrecida por la creciente brecha entre la economía y la ética” (PANOS,2000).
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Doctrina Social de la Iglesia y Pobreza
“Como entonces, hay que repetir que no existe verdadera solución para la «cuestión
social» fuera del Evangelio y que, por otra parte, las «cosas nuevas» pueden hallar
en él su propio espacio de verdad y el debido planteamiento moral”. (CA,5)
“Si la situación actual hay que atribuirla a dificultades de diversa índole, se debe
hablar de « estructuras de pecado », las cuales —como ya he dicho en la Exhortación
Apostólica Reconciliatio et paenitentia— se fundan en el pecado personal y, por
consiguiente, están unidas siempre a actos concretos de las personas, que las
introducen, y hacen difícil su eliminación. Y así estas mismas estructuras se
refuerzan, se difunden y son fuente de otros pecados, condicionando la conducta
de los hombres”. (SRS,36)
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por pereza, miedo y encubrimiento, por complicidad solapada o por indiferencia; de
quien busca refugio en la presunta imposibilidad de cambiar el mundo; y también de
quien pretende eludir la fatiga y el sacrificio, alegando supuestas razones de orden
superior. Por lo tanto, las verdaderas responsabilidades son de las personas. Una
situación como una institución, una estructura, una sociedad no es, de suyo, sujeto
de actos morales; por lo tanto, no puede ser buena o mala en sí misma»” (Exhort.
Apost. Reconciliatio et paenitentia ( 2 de diciembre de 1984), 16:)
“He creído oportuno señalar este tipo de análisis, ante todo para mostrar cuál es la
naturaleza real del mal al que nos enfrentamos en la cuestión del desarrollo de los
pueblos; es un mal moral, fruto de muchos pecados que llevan a «estructuras de
pecado». Diagnosticar el mal de esta manera es también identificar adecuadamente,
a nivel de conducta humana, el camino a seguir para superarlo”. (SRS,37)
“Se observará así inmediatamente, que las cuestiones que afrontamos son ante todo
morales; y que ni el análisis del problema del desarrollo como tal, ni los medios para
superar las presentes dificultades pueden prescindir de esta dimensión esencial”.
(SRS,41)
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Lucha contra la pobreza
“Al comienzo del nuevo milenio, la pobreza de miles de millones de hombres y
mujeres es “la cuestión que, más que cualquier otra, interpela nuestra conciencia
humana y cristiana”.
Esta pobreza hace imposible la realización de aquel humanismo pleno que la Iglesia
auspicia y propone, a fin de que las personas y los pueblos puedan “ser más”y vivir
en “condiciones más humanas”.
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de situaciones geográficas y climáticas o de circunstancias desfavorables...”
“También es provocada por el mismo hombre y por su egoísmo, que se traduce en
carencias de organización social, en la rigidez de las estructuras económicas que
con demasiada frecuencia sólo buscan la ganancia, e incluso en prácticas que van
contra la vida y en sistemas ideológicos que reducen a la persona, privada de su
dignidad fundamental, a un mero instrumento.”
“El auténtico desarrollo mundial, organizado e integral, deseable por todos, exige más
bien conocer de manera objetiva las situaciones humanas, discernir las auténticas
causas de la miseria, y ofrecer respuestas concretas, teniendo por prioridad una
formación adecuada de las personas y comunidades.”
“El progreso técnico sólo será auténticamente eficaz si encuentra su lugar en una
perspectiva más amplia, en la que el hombre ocupa el centro, con la preocupación
de tener en cuenta al conjunto de sus necesidades y aspiraciones, pues, como
dice la Escritura: “ no sólo de pan vive el hombre”( Deuteronomio 8,3; Mateo 4,4 ).
Esto permite a cada pueblo recurrir a su patrimonio de valores para compartir sus
propias riquezas espirituales y materiales en beneficio de todos.”
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les hace sentirse vinculados a un único destino. Los problemas sociales adquieren,
cada vez más, una dimensión planetaria. Ningún Estado puede por sí solo afrontarlo
y resolverlos. Las actuales generaciones experimentan directamente la necesidad
de la solidaridad y advierten concretamente la importancia de superar la cultura
individualista. Se registra cada vez con mayor amplitud la exigencia de modelos
de desarrollo que no prevean sólo “de elevar a todos los pueblos al nivel del que
gozan hoy los países más ricos, sino de fundar sobre el trabajo solidario una vida
más digna, hacer crecer efectivamente la dignidad y la creatividad de toda persona,
su capacidad de responder a la propia vocación y, por tanto, la llamada de Dios”.”
(Comp. DSI, 373)
“Un desarrollo más humano y solidario ayudará también a los mismos países
ricos. Estos países “advierten a menudo una especie de extravío existencial, una
incapacidad de vivir y de gozar rectamente el sentido de la vida, a un medio de
abundancia de bienes materiales, una alienación y pérdida de la propia humanidad
en muchas personas, que se sienten reducidas al papel de engranajes en el
mecanismo de la producción y del consumo y no encuentran el modo de afirmar la
propia dignidad de hombres, creados a imagen y semejanza de Dios”. Los países
ricos han demostrado tener la capacidad de crear bienestar material, pero a menudo
lo han hecho a costa del hombre y de las clases sociales más débiles: “no se puede
ignorar que las fronteras de la riqueza y de la pobreza atraviesan en su interior
las mismas sociedades tanto desarrolladas como en vías de desarrollo. Pues, al
igual que existen desigualdades sociales hasta llegar a los niveles de miseria en
los países ricos, también, de forma paralela, en los países menos desarrollados
se ven a menudo manifestaciones de egoísmo y ostentación desconcertantes y
escandalosas”.”(Comp. DSI, 374)
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La Solidaridad:
Camino hacia el desarrollo
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“ un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o
lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse
por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, ya que todos
somos verdaderamente responsables de todos.” Aunque la solidaridad
comprende a todos los hombres, una razón de urgencia hace que la solidaridad
sea más necesaria cuanto más difíciles sean las situaciones de las personas. No
puede faltar la solidaridad con las amplias zonas de miseria y de privación que no
pueden contar con la fuerza de un asociacionismo organizado.
Solidaridad, por tanto, con la entera vida social: como todos son verdaderamente
responsables de todos, nadie puede adoptar una actitud cómoda, remisa o
destructiva del esfuerzo común. De hecho “ los problemas socioeconómicos sólo
pueden ser resueltos con la ayuda de todas las formas de solidaridad: Solidaridad
de los pobres entre sí, de los ricos y los pobres, de los trabajadores entre sí, de los
empresarios y los empleados, solidaridad entre las naciones y entre los pueblos.
La solidaridad internacional es una exigencia del orden moral. En buena medida, la
paz del mundo depende de ella.” Así se explica que la solidaridad: no es únicamente
una “ virtud de los acomodados “, sino de todos, porque todos deben contribuir a
instaurar relaciones de hermandad universal que no consisten sólo en las ayudas
económicas, porque “ la virtud de la solidaridad va más allá de los bienes materiales”;
las donaciones son simplemente el primer escalón de la ayuda mutua.
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Padre, rescatada por la Sangre de Jesucristo y puesta bajo la acción permanente
del Espíritu Santo. Por tanto, debe ser amado, aunque sea enemigo, con el mismo
amor con que le ama al señor, y por Él se debe estar dispuesto al sacrificio, incluso
extremo: “dar la vida por los hermanos”.
Libertad y subsidiaridad
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En la tradición eclesial, esta opción preferencial ha sido elaborada sobre todo - ¡y
no es casualidad! – a partir de la experiencia de las iglesias del Tercer Mundo. Sus
propuestas han servido de reactivo para los creyentes y las iglesias de los países
avanzados del Norte. Estas iglesias, tan acomodadas en su mundo de bienestar,
sólo parecen preocupadas por la creciente secularización e indiferencia religiosa
en que se ven envueltas. Es más, ha sido esta interpelación la que nos ha hecho
comprender que una de las raíces de esta diferencia o del ateísmo abierto puede
estar en la falta de sensibilidad social de los creyentes y en la imagen de Dios que
esa actitud de tantos proyecta en la sociedad.
Esta opción preferencial por los pobres, que tiene profundas raíces en el Dios
liberador del Antiguo Testamento y en el Jesús que tiende su mano a los marginados
y a los excluidos de todo orden, hay que entenderla, no sólo como virtud personal,
sino también, como principio de la organización de la sociedad. Sólo en este
segundo caso llegará a traducirse en mecanismos institucionales para reducir las
desigualdades y las discriminaciones de un mundo con diferencias tan injustificadas
en pro del verdadero e integral desarrollo humano.
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