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La modernidad, implicó una ruptura con los supuestos sobre los cuales se fundaba la vida social en Europa a fines de

la Edad Media, la que, debido a los profundos cambios económicos y científicos-técnicos, se iba transformando. A la
par de la crítica del viejo mundo, significó la construcción de nuevas subjetividades, de nuevas formas de conocer y
de ser en el mundo. Durante los siglos XVII y XVIII y mediados del siglo XIX, el principal objeto de reflexión de la
filosofía era el conocimiento, pero también el poder político.
La modernidad se gestó en Europa entre los siglos XVII y XVIII, el conocimiento siempre geopolíticamente situado,
está condicionado por las relaciones de poder, no sólo de poder al interior de una misma sociedad, sino también
entre distintas sociedades y Estados.
Hablar de la misma implica necesariamente hablar de un pensamiento dominante y un pensamiento emergente,
gestado en los territorios conquistados como principios de las revoluciones burguesas, las luchas por la
independencia, inspiradas en pensadores como Diderot, Montesquieu, Rousseau y Voltaire.
Walter Mignolo (2001) sostiene que hablar de modernidad desde América Latina, implica hablar de la “colonialidad
del ser”. No se trató de la conquista de un territorio solamente, sino también de la conquista cultural, tendientes a la
configuración de las subjetividades requeridas por el capitalismo.
La nueva imagen del mundo.
La Modernidad europea tuvo como antecedente cultural el Renacimiento europeo, caracterizado por el avance
inédito de la ciencia y el humanismo o retorno a la tradición clásica (grecorromana) en el arte.
Se pueden destacar tres grandes cambios o rupturas con respecto a la visión dominante: el cambio del geocentrismo
por el heliocentrismo, de una concepción orgánica del mundo por una concepción mecánica y del teocentrismo por
el antropocentrismo.
En la Edad Media imperaba la concepción geocéntrica del universo, según el cual, la Tierra era el centro del universo
único, finito y esférico. Esta concepción era coherente con la doctrina cristiana del universo y del hombre.
En 1543, Nicolás Copérnico postuló el heliocentrismo, basado en la concepción de la teoría copernicana, postuló, el
Sol como centro del universo, heliocentrismo significó así un quiebre de la cosmovisión dominante, al poner en duda
el carácter irrefutable de las verdades consagradas.
En el contexto del capitalismo mercantil emergente. Los viajes de conquista también contribuyeron a la ruptura de la
concepción geocéntrica del mundo.
Hacia mediados del Siglo XVI, Giordano Bruno sostuvo la infinitud del espacio y la existencia de innumerables
sistemas solares. Estas ideas se estructuraron en torno a supuestos organicistas, ya presentes en Platón, y
panteístas.
Posteriormente, las investigaciones de Newton y la filosofía racionalista de Descartes, contribuyeron a reemplazar la
imagen orgánica, por una imagen mecánica del mundo, concebido como una máquina, formado por materia regida
por leyes matemáticas. La ruptura con la concepción geocéntrica, sirvió de fundamento para una nueva forma de
comprensión de lo real.
Durante la Edad Media, la Iglesia romana ejercía el poder, la génesis y el funcionamiento del mundo se explicaban
por la existencia de Dios, el cual constituía el centro de la vida humana. Ese mundo sacralizado –y su sentido– se
quiebran con la Modernidad, dominada por la razón científica, que generó en el hombre una sensación de poder,
dicho quiebre condujo progresivamente a un proceso de secularización, donde la razón se constituyó en el tamiz por
el cual debía pasar todo conocimiento pretendidamente verdadero; se trataba de una separación de lo afectivo y de
lo trascendente.
El reconocimiento de la capacidad de conocer del hombre, lo ubicó en el centro del universo. Se produjo así, el
proceso que se conoce como paso del teocentrismo al antropocentrismo.
Todos estos procesos fueron complejos, contradictorios y conflictivos en términos políticos y sociales. En el siglo XVI,
se produjo la Reforma Protestante, encabezada por los teólogos Juan Calvino y Martín Lutero. El avance de la ciencia
incidió también en el pensamiento político. La Modernidad coincidió con el desarrollo del proyecto de la burguesía
emergente, la misma es sinónimo de utopía, basada en la convicción de que el hombre es capaz de conocer y
transformar el mundo gracias a la razón, también es una forma de racionalidad, que acuñó la crítica del mundo y de
sí misma.
La nueva concepción del conocimiento.
En su concepción clásica, la ciencia se concebía como saber inútil, como especulación o reflexión no orientada a la
aplicación práctica. En Grecia, donde la ciencia se desarrolló en estrecha dependencia de la filosofía, esa concepción
elitista del conocimiento, su búsqueda era patrimonio exclusivo del hombre libre, mientras las actividades manuales,
consideradas inferiores, eran propias de los esclavos.
La concepción clásica de la ciencia comenzó a ser cuestionada en el Renacimiento, en la práctica, se mantuvo la
división propia de la concepción antigua.
En el siglo XVI, debido a la demanda de la incipiente industria, las ciencias de la naturaleza, alcanzaron un status
superior, gracias a la utilización de la observación controlada y la experimentación para la especulación teórica,
orientada a la aplicación técnica industrial. En el siglo XVII, los postulados de Galileo contribuyeron al desarrollo de la
ciencia experimental.
Los cambios socioculturales y la necesidad de transformación de las estructuras políticas.
El desarrollo de la nueva industria se producía en clara contradicción con las estructuras políticas que conservaban
rasgos del sistema feudal. En Inglaterra, esto generó la emergencia de movimientos revolucionarios que lograron la
constitución de un parlamento.
Hacia el siglo XVIII, se produjo el paso del capitalismo manufacturero al capitalismo industrial, los artesanos, cada vez
más empobrecidos, migraron masivamente a las ciudades, en las que el trabajo fabril posibilitaba un salario, este
proceso, se denomina Revolución Industrial, proceso fundamental en la formación de las modernas sociedades
europeas de occidente.
Con la Modernidad se instaló así la idea de razón universal como fundamento del conocimiento y del progreso
material y espiritual de la humanidad.
Estas ideas, se plasmaron hacia mediados de 1700, en la Ilustración, basado en la convicción de la difusión del saber
o “ilustración” de los hombres.
Immanuel Kant, exponente de la Ilustración, se abocó a explicar la razón y a fundamentar la idea de que, es posible
encontrar fundamentos universales de las normas y principios morales.
Entre 1805 y 1806, Georg W. F. Hegel comenzó a dar forma a su filosofía política, su obra puede considerarse como
culminación de la modernidad; pero es, al mismo tiempo, fuente de gran parte de la crítica de la misma y del
pensamiento contemporáneo.
La idea de que la realidad es dialéctica, la concepción de la historia como proceso contradictorio y conflictivo, el
deseo como motor de la subjetividad y de lo social, el lugar de la religión en la constitución de lo social, son algunas
de las ideas hegelianas que se corporizaron en teorías filosóficas, psicológicas y sociológicas posteriores.
Algunas corrientes críticas de la Modernidad
En el siglo XIX. La crítica de la Ilustración estuvo representada por tres corrientes de pensamiento: el romanticismo,
el marxismo y el perspectivismo de Friedrich Nietzsche.
En el caso de Marx, la crítica de la Modernidad se centró en los efectos sociales del desarrollo industrial, que
evidenciaban que la desigualdad es inherente al desarrollo capitalista, el antes mencionado autor, postuló la “lucha
de clases”, como motor de la historia. A diferencia de Descartes, Marx pensaba que el hombre se constituye como
sujeto, ya no en el acto de pensar, sino en la praxis, en el “hacer humano”. El discurso de la razón traza los límites del
mundo, que coincide con los límites de su propia discursividad.
Hacia fines del siglo XIX, Friedrich Nietzsche embistió contra la cultura europea, a través del develamiento de las
relaciones de poder subyacentes en la ciencia, la religión y la moral occidentales, propone entender la verdad como
metáfora, de acuerdo con lo cual, los hechos no serían más que interpretaciones creadas desde una determinada
perspectiva.
A inicios del siglo XX se desató la primera Guerra Mundial, lo que marcó un punto de inflexión en el pensamiento
moderno este hecho revelaba, a los ojos de algunos pensadores como Sigmund Freud, que pensaba al sujeto como
inconsciente, deceante y “no ser”, cuyo ser está dado porque habla y es hablado. “inconsciente” como real destruye
la razón cartesiana considerada fuente de conocimiento verdadero.
A fines de la década del 60, los planteos de Michel Foucault contribuyeron a develar la lógica con que operan los
mecanismos de poder del sistema social, en la producción del saber.
La crítica de la modernidad se despliega, desde mediados del siglo XX a través de corrientes de pensamiento
gestadas en torno a la necesidad de comprender y transformar lo real. Dentro de esas corrientes se pueden
mencionar la Filosofía de la Liberación y la Teología de la Liberación.

Ideas centrales:
Comte
Convirtió a la sociología como al positivismo en una religión, con su catecismo y sus normas morales.
Considera que el medio para establecer la armonía social era la propaganda de una religión “nueva”, en la cual el
culto a la personalidad de Dios se sustituía por el culto al ser superior abstracto.
La sociología de Comte se caracteriza por el enfoque biológico anticientífico de la explicación de la sociedad.
La idea fundamental de su doctrina sociológica consiste en la afirmación de que es inútil el cambio revolucionario del
régimen burgués.
Durkheim
Se interesó en la sociología como un todo y en sus instituciones, en lo que la cohesiona y mantiene el orden social.
Para este, el objeto de la sociología, lo que la configura y define es el estudio de los hechos sociales, realidades
externas al individuo verificables empíricamente.
Vinculo el desarrollo de la sociedad moderna con la industrialización y, en particular, la división del trabajo que
conllevo.
Weber
Mantuvo que la sociología no podía llegar a ser una ciencia exacta comprobable, dado que los principios sobre los
que se sustentaba eran humanos, por tanto, susceptible de ser subjetivos en vez de objetivos.
Del mismo modo, desarrollaría lo que más tarde se conocería como el “Individualismo metodológico”.
Asocio a la modernidad con la racionalización.
Marx
Derivo a la sociología en una mera ideología que defendía intereses particulares de clases y de opiniones políticas y
de proyectos de sociedad distinta.
Asocio la modernidad con el capitalismo.
La influencia conceptual en la sociología, se destacan las siguientes ideas:
Método Dialectico.
Materialismo histórico.
Fuerza de producción.
Capitalismo.
Socialismo.
Superestructura.
Lucha de clases.
Alienación.

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