Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
PARTICULARIDADES
Año 2004 / N° 2 / Pag. 383 /
Autor
III. Facultades del propietario con respecto a las cosas y partes comunes
El artículo 2° de la ley 13.512, además de una enumeración de las partes comunes del
edificio, aclara previamente que el terreno y las cosas de uso común del mismo, o
indispensable para mantener su seguridad, son de copropiedad de los propietarios de los
departamentos o pisos. En la enumeración incluye:
a) los cimientos, muros maestros, techos, patios, solares, pórticos, galerías y vestíbulos
comunes, escaleras, puerta de entrada, jardines;
b) los locales e instalaciones de servicios centrales, como calefacción, agua caliente o
fría, refrigeración, etcétera;
c) los locales para alojamiento del portero y portería;
d) los tabiques o muros divisorios de los distintos departamentos;
e) los ascensores, montacargas, incineradores de residuos y en general todos los
artefactos o instalaciones existentes para servicios de beneficio común.
Agrega por último que esta enumeración no tiene carácter taxativo, por lo que pueden
surgir, y ello ha ocurrido, otros elementos no enumerados, tales como:
a) Los balcones, aun cuando para algunos son privativos y para otros comunes porque
forman parte de la fachada del edificio [18];
b) las puertas de ingreso a cada departamento. Existe dualidad de pareceres, mientras
que unos sostienen que son privativas, otros afirman ser comunes. De todas maneras
están sujetas a restricciones en cuanto a su aspecto exterior, que debe ser uniforme con
el resto de los departamentos;
c) las ventanas que dan al exterior del edificio o a partes comunes forman parte del
muro que es común. Sin perjuicio de lo expresado la ley menciona a los sótanos y
azoteas que revestirán el carácter de comunes, salvo convención en contrario.
El artículo 15 de la ley 13.512 se ocupa del procedimiento a las violaciones del artículo
6° de la ley. El artículo tanto se refiere a los propietarios como a los ocupantes,
categoría que podemos asimilar al locatario.
Highton [40] estima que no obstante referirse el artículo a las violaciones del artículo
6°, puede hacerse extensivo el criterio legal a las prohibiciones de los artículos 5° y 7°
de la ley.
Si el autor de la violación a los principios consagrados en el artículo 6° fuese el
propietario será pasible de arresto hasta veinte días. Sanción que prácticamente no se
aplica. En cambio la multa que prevé el artículo como sanción tampoco se aplica porque
ha quedado completamente desactualizada en virtud de los procesos inflacionarios que
vivió el país, razón por la cual reiteradamente se han modificado los valores de la
moneda.
Si en cambio el autor de la violación ha sido un ocupante no propietario (locatario), para
Highton [41] las penas son las mismas que para los propietarios. Pero además es posible
aplicar el desalojo, siempre que fuera reincidente.
En cuanto a la reincidencia requerida, Flah [42] entiende que es genérica, es decir que
bastará haber incurrido en dos infracciones al artículo 6° y que exista condena en la
primera, sin exigirse que la segunda violación sea de la misma especie que la
precedente.
Si el infractor fuese un ocupante no titular del dominio, la acción puede ser igualmente
entablada contra el propietario, la circunstancia que la ley confiera acción directa contra
ese ocupante no importa cercenarla contra el titular de la unidad.
Para el caso de que la acción se dirigiera contra el ocupante, la legitimación activa
correspondería a los representantes de los propietarios o al propietario afectado. La
gravedad de la sanción y el hecho de no existir relación contractual entre el ocupante no
propietario y los demás copropietarios, imponen una solución diversa a la del
propietario. Opina Flah [43] que el ejercicio de la acción sólo compete al representante,
o en su caso al propietario de la unidad ocupada por el locatario infractor, y a los
propietarios que hubiesen padecido perjuicios como consecuencia de la violación.
Fuera de este procedimiento y de las causales de sanción prevista en la norma legal, es
opinión coincidente que no podrían establecerse vía reglamentaria otras sanciones, por
cuanto se está frente a un régimen que corresponde a un derecho real, y como todo
derecho real, su creación y reglamentación debe hacerse por ley.
2. Tenedor locatario
En cambio no se ha reconocido, y por lo tanto es inoponible al consorcio, la obligación
asumida por un tercero acerca del pago de las expensas comunes [46]. El titular
dominial -se sostuvo en otro fallo- responde con todo su patrimonio por la deuda
propter rem (expensas) devengada durante el tiempo que dure esa titularidad. Por tanto,
es irrelevante alegar que la acción de cobro de la misma debe dirigirse contra el
inquilino desalojado [47].
Highton afirma con ciertos condicionamientos que el locatario que asume el pago de las
expensas sea quien abone las mismas, percibiéndolas el administrador de sus manos con
el efecto natural de la fuerza cancelatoria del pago, pero el contrato es res inter alios
acta en relación al consorcio, frente a quien el deudor es el propietario, el cual de
ninguna manera podrá ampararse en las cláusulas contractuales para decir que otro y no
él está obligado al pago. Pero no hay duda de la posibilidad del consorcio de subrogarse
en los derechos del consorcista para cobrar directamente al tenedor.
Por cierto que si existe el pacto contractual, los locatarios son deudores en relación al
locador. En tal sentido -sostiene la autora- en tanto aprovechen las ventajas dadas,
pueden caracterizarse como deudores del consorcio, pues ciertas restricciones y límites
del propietario y del poseedor se extienden al mero tenedor.
En cambio, según Gabás [48] no le corresponde abonar los gastos de inversión en obras
nuevas en el edificio o los que insuma la reparación, sustitución o reposición
extraordinaria que mejore la cosa e implique valorización del inmueble,
indemnizaciones por despido de algún dependiente del consorcio; seguros contra
incendio que preservan la propiedad para su dueño, quien de acaecer el siniestro no
pensará que la indemnización sea percibida por el locatario.
Si el locatario paga estos conceptos podrá reclamar del propietario según su relación
contractual, si ello estuviera previsto. Como en igual sentido si quien pagó es el
propietario, estando a cargo del locatario por contrato, podrá aquél repetir y además
ejercer la acción de desalojo por falta de pago.