Autor
Arazi, Roland
Sumario
EL PROCESO DE ALIMENTOS
2. Juez competente
Por medio de la demanda de alimentos se ejerce una acción personal; por ello, como
principio general, es juez competente el del lugar en que deba cumplirse la obligación
(art. 5°, inc. 3°, CPN).
El artículo 228 del Código Civil, citado, determina que será juez competente para
entender en los juicios de alimentos:
1°) El que hubiere entendido en el juicio de separación personal, divorcio vincular o
nulidad.
2°) A opción del actor el juez del domicilio conyugal, el del domicilio del demandado,
el de la residencia habitual del acreedor alimentario, el del lugar de cumplimiento de la
obligación o el del lugar de celebración del convenio alimentario si lo hubiere y
coincidiere con la residencia del demandado, si se planteare como cuestión principal.
El artículo 6°, inciso 3°, del CPN establece, con mayor precisión, que el juicio de
alimentos debe tramitar ante el juez del juicio de divorcio o de nulidad de matrimonio,
mientras durare la tramitación de estos últimos. Si aquél se hubiese iniciado con
anterioridad, pasará a tramitar ante el juzgado donde quedare radicado el juicio de
divorcio o de nulidad de matrimonio. No existiendo juicio de divorcio o de nulidad de
matrimonio en trámite y no probado dónde estuvo radicado el último domicilio
conyugal, se aplicarán las reglas comunes sobre competencia.
Aparentemente el Código Civil mantiene el principio del Código Procesal y si el pedido
de alimentos se plantea "como cuestión principal" una vez terminado el de separación
personal, divorcio vincular o nulidad, será juez competente cualquiera de aquellos que
indica el artículo 228, inciso 2°, porque no es razonable mantener un desplazamiento de
la competencia en base a la existencia de un juicio que pudo haber concluido mucho
tiempo antes (conf. Bossert, Gustavo, Régimen jurídico de los alimentos, Astrea,
Buenos Aires, 1998, p. 317; Escribano, Carlos y Escribano, Raúl, Alimentos entre
cónyuges, Astrea, Buenos Aires, 1984, p. 190). No obstante reconocemos que el texto
de la ley es confuso porque no expresa que es juez competente el que "estuviese
entendiendo" sino el que "hubiera entendido" en esos juicios; por ello Zannoni afirma
que la opción en favor del actor se aplica exclusivamente en los casos en que el juicio
de alimentos se promueva sin que exista o haya existido juicio de separación, divorcio o
nulidad (Zannoni, Eduardo A., Régimen de matrimonio civil y divorcio. Ley 23.515,
Astrea, Buenos Aires, 1993, p. 100), posición que, por lo dicho anteriormente, no
compartimos.
Como hemos anticipado, el artículo 228 del Código Civil se encuentra entre las normas
que regulan el régimen del matrimonio y divorcio. Sin embargo la Corte Suprema de
Justicia de la Nación resolvió que la opción consagrada en el inciso 2° del citado
artículo es de aplicación al reclamo de alimentos para los hijos menores (CSJN, 26-4-
88, L. L. 1988-D-71). A su vez Díaz de Guijarro sostiene que la opción es aplicable a
todos los juicios de alimentos fundados en el Derecho de Familia (Díaz de Guijarro,
Enrique, La competencia múltiple en materia de alimentos como garantía de rápida
prestación, en J. A. 1989-II-570); creemos que ésta es la interpretación que más se
adecua a la índole de la demanda de alimentos.
Cuando se pide alimentos para los hijos menores, si los padres de éstos se encuentran
separados, es juez competente el del juicio de divorcio o nulidad de matrimonio en
trámite (art. 6°, inc. 3°, CPN); si no estuviesen en trámite estos últimos, la competencia
es atribuida al juez del lugar donde se encuentran los menores y se domicilia el padre
que tiene la tenencia de los hijos (art. 5°, inc. 3°, CPN). Esta regla se aplica aun en el
caso de hijos extramatrimoniales (CSJN, 27-2-97, E. D. 173-420; CCCom. de San
Isidro, sala I, 11-4-90, c. 52.587, s/p). Ello, sin perjuicio de lo que hemos dicho respecto
de la aplicación del artículo 228, inciso 2°, del Código Civil.
3. Legitimación
Están legitimados para pedir alimentos los cónyuges, los hijos, los padres, otros
ascendientes y descendientes, los demás parientes y el donante.
a) Cónyuges
El artículo 198 del Código Civil determina que los esposos se deben mutuamente
alimentos durante el matrimonio. Los artículos 207 a 210 se refieren a la obligación
alimentaria de los cónyuges, una vez decretada la separación personal, normas
aplicables al divorcio por remisión del artículo 271; el artículo 231 legisla sobre los
alimentos "provisionales" cuando se deduce la acción de separación personal o de
divorcio y, finalmente, el artículo 236 contempla los acuerdos sobre el régimen de
alimentos en los casos de separación o divorcio por presentación conjunta.
En su redacción actual, después de la sanción de la ley 23.515, el Código Civil no hace
distinción alguna entre los derechos alimentarios del hombre y de la mujer, derivados
del matrimonio. El juez debe determinar la situación de cada pareja para decidir quién
debe dar alimentos; en tal sentido se decidió que si el marido depende del sostén de su
familia para satisfacer sus necesidades y la accionante tiene 26 años de edad, es
estudiante universitaria, sin hijos, sin enfermedad ni padecimiento alguno, no es
procedente la demandada de alimentos (CNCiv., sala A, 5-7-93, J. A. 1997-II, índ. 35).
El cónyuge separado de hecho puede obtener que se fije una cuota alimentaria a cargo
del otro, aunque no inicie juicio de divorcio; no obsta a ello que la separación date de
varios años y tampoco es necesario que quien pide alimentos a su cónyuge pruebe que
no es culpable de la separación, ni la necesidad de ellos. Tal lo que surge del artículo
198 del Código Civil que establece un principio general durante la subsistencia del
matrimonio; en todo caso el obligado al pago deberá iniciar las acciones que
correspondan para obtener la separación personal o el divorcio y, en su caso, la cesación
de la obligación.
Si durante la tramitación de los juicios de separación personal o divorcio vincular se
fijan alimentos con base en el artículo 231 del Código Civil, la sentencia que se dicte en
aquéllos produce distintos efectos según que quien los recibe haya sido declarado
culpable o inocente. En el primer caso los alimentos decretados durante el trámite del
juicio cesan de pleno derecho; se extingue también el derecho a percibir los alimentos
devengados pero no percibidos (CNCiv., en pleno, 1-12-67, E. D. 21-9). Si los
alimentos fueron fijados a favor del cónyuge inocente, pensamos que debe mantenerse
la prestación alimentaria, sin perjuicio de que se pueda pedir la modificación de la cuota
o la cesación, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 650 del CPN. Ello para
evitar que la sentencia favorable perjudique al alimentario (CNCiv., sala E, 13-6-84,
Rep. E. D. 20-A-191). No obstante, un antiguo fallo de la sala B de la Cámara Civil
decidió lo contrario, estimando que el cónyuge inocente tiene que pedir nuevamente los
alimentos ya que los dados durante el juicio de divorcio y los que corresponden al
cónyuge inocente reconocen causas diversas: los primeros cesan al pronunciarse
sentencia en el juicio principal (CNCiv., sala B, 10-11-71, E. D. 40-623); decisión esta
última que consideramos equivocada.
b) Padres e hijos
Los hijos menores de edad tienen derecho a que sus padres les suministren alimentos
aunque no se encuentren en la imposibilidad de procurárselos por sí mismo; la
obligación de los padres se origina en el ejercicio de la patria potestad (arts. 265, 267,
268 y concs., Cód. Civ.), pero la privación o suspensión de su ejercicio no importa
liberar a los padres de esa obligación.
La obligación de contribuir a los alimentos y educación de los hijos pesa sobre ambos
progenitores en proporción a sus ingresos. No obstante la aparente equiparación del
padre y de la madre, el primero, en su rol de proveedor tradicional de los requerimientos
materiales de la familia, es quien tiene que procurarles a sus hijos los medios pertinentes
para su subsistencia (CNCiv., sala I, 19-10-95, J. A. 1997-III, índ. 41). Las obligaciones
de la madre con relación a su descendencia son de índole predominantemente no
pecuniaria.
La demanda de alimentos para los hijos menores puede ser iniciada por el progenitor
que ejerce la tenencia de ellos; por el propio hijo, si fuese adulto, asistido por un tutor
especial; por el tutor; por cualquiera de los parientes o por el Ministerio de Menores
(art. 272, Cód. Civ.).
Cuando el padre que ejerce la tenencia de los hijos menores hubiere prestado
íntegramente los alimentos, no puede demandarlos o repetirlos al otro, sólo puede
requerir o interponer la acción de contribución para cuotas futuras (CNCiv., sala B, 6-3-
85, L. L. 1985-C-39).
Un tema que ha dado lugar a opiniones divergentes es el relativo al reclamo de los
créditos alimentarios pendientes, cuando los hijos menores llegan a la mayoría de edad.
Hasta entonces el menor estaba representado por el padre o la madre que ejercía la
tenencia pero con la mayoría de edad del hijo cesa la representación legal. En un trabajo
anterior sostuve que a partir de entonces sólo estaba legitimado para reclamar las cuotas
atrasadas el hijo, criticando la jurisprudencia de la Cámara Nacional Civil, sala C (18-
12-85, E. D. 119-652), que había resuelto que la madre quedó subrogada en los
derechos de sus hijos para reclamar los alimentos devengados y no percibidos; sin
embargo un nuevo estudio del tema me obliga a un cambio de opinión ya que el hijo
recibió alimentos del padre que lo tenía a su cargo y no es razonable que el
incumplimiento del otro progenitor le cause un perjuicio que no pueda ser reparado.
Los hijos adoptivos tienen, en la adopción plena, la posición de hijo biológico respecto
del adoptante y de su familia, con los mismos derechos y obligaciones (art. 323, Cód.
Civ., texto según ley 24.779); la adopción simple no crea vínculo de parentesco entre el
adoptado y la familia biológica del adoptante, sino a los efectos expresamente
determinados en el Código Civil (art. 329, Cód. Civ.).
Los hijos extramatrimoniales no reconocidos tienen derecho a alimentos aun antes de
que se pronuncie la sentencia definitiva haciendo lugar a la filiación, siempre que surja
prima facie la verosimilitud del vínculo invocado; lo contrario importaría crear una
imposibilidad formal insalvable al exigir la prueba indubitable, lo cual sólo podría
tenerse con la sentencia que declara la filiación (CNCiv., sala A, 15-5-95, L. L. 1996-B-
732). Pero si todavía no se ha establecido judicialmente la procedencia de la demanda
de filiación, los jueces deben ser prudentes en la fijación de la cuota alimentaria a fin de
que se cubran los gastos urgentes del alimentado.
Los hijos mayores de edad sólo podrán pedir alimentos a sus padres cuando prueben la
falta de medios para alimentarse y la imposibilidad de adquirirlos con su trabajo,
cualquiera sea la causa que los haya llevado a tal estado (art. 370, Cód. Civ.). Lo mismo
sucede respecto de los padres que piden alimentos a sus hijos (art. 266, Cód. Civ.).
c) Otros parientes
La obligación alimentaria recae en primer término en el cónyuge, luego en los padres e
hijos y después en los demás ascendientes o descendientes por consanguinidad,
comenzando por los de grado más próximo, quienes desplazan a los más alejados; deben
suministrar alimentos a igual grado, aquellos que estén en mejores condiciones para
proporcionarlos. Después de los ascendientes se deben alimentos los hermanos y medio
hermanos (art. 367, Cód. Civ.).
La circunstancia de que alguno de los abuelos ejerza la tenencia de los menores no
implica liberar de la responsabilidad alimentaria que corresponde a todos los abuelos
por igual (CNCiv., sala B, 22-12-81, E. D. 98-395). En caso de que quien pretenda
alimentos no tenga cónyuge, ascendientes o descendientes legítimos o
extramatrimoniales, ni hermanos, se deben alimentos los afines que estén vinculados en
primer grado (art. 368, Cód. Civ.).
d) Donante
Según el artículo 1837 del Código Civil, cuando la donación es sin cargo, el donatario
está obligado a prestar alimentos al donante que no tuviese medios de subsistencia, pero
puede liberarse de esta obligación devolviendo los bienes donados o el valor de ellos si
los hubiese enajenado.
El alimentante de grado preferente desplaza al de grado ulterior; ello siempre que el
obligado en primer término esté en condiciones de prestar alimentos: la prueba sobre la
existencia de otro pariente más próximo recae sobre el demandado por alimentos, si
alegó ese hecho como defensa; a su vez el actor tiene la carga de acreditar que aquél no
está en condiciones de dar alimentos.
En cuanto al donatario, su obligación es subsidiaria y sólo existe cuando el donante no
tenga parientes a quienes pedirle alimentos o ellos no estuviesen en condiciones de
dárselos (art. 1862, Cód. Civ.).
5. Prueba
Salvo en los supuestos de alimentos entre cónyuges y de los que solicitan los hijos
menores de edad a sus padres, en los demás casos quien requiera alimentos tiene la
carga de probar la falta de medios para alimentarse y la imposibilidad de procurárselos
con su trabajo (art. 370, Cód. Civ.); en principio los cónyuges se deben alimentos entre
sí, pero si existe separación personal o divorcio y el demandado no fuese culpable, el
actor tiene que acreditar estos extremos.
El demandado puede ofrecer su prueba en cualquiera de las dos audiencias previstas por
la legislación procesal. Excepcionalmente se admitió el ofrecimiento de prueba por
parte del demandado que asistió a la audiencia, mediante un escrito presentado dentro
de las dos primeras horas del día siguiente al de la celebración de dicha audiencia.
6. Sentencia
La sentencia debe fijar la cuota alimentaria en dinero, siendo indiferente los gastos que
el alimentante hubiese realizado independientemente de la cuota establecida, los que
deben considerarse una liberalidad en favor del alimentario.
Conforme lo dispone el artículo 644 del CPN, la condena se retrotrae a la fecha de
interposición de la demanda. Para que sean efectivas las cuotas atrasadas el juez
determinará una cuota suplementaria cuyo monto se establecerá teniendo en cuenta el
monto de la deuda y la capacidad económica del demandado.
La ley 22.434 dispuso que tanto las cuotas mensuales como las suplementarias
devengarán intereses desde la fecha fijada en la sentencia para el pago de cada una de
ellas. De esa manera se puso fin a la controversia acerca de si la deuda por alimentos
devenga o no intereses, consagrándose la doctrina sentada en el plenario de la Cámara
Nacional Civil (CNCiv., en pleno, 14-7-76, L. L. 1976-C-174 y J. A. 1976-III642).
El artículo 207 in fine, referido a los alimentos entre cónyuges, impone al juez el deber
de fijar las bases para actualizar el monto alimentario. La sanción de la ley 23.928 que
prohíbe la actualización monetaria generó dudas acerca de su aplicación a las deudas
por alimentos; en la Capital Federal la cuestión quedó resuelta con el fallo plenario que
estableció que la prohibición de indexar alcanza también a la cuota alimentaria (CNCiv.,
en pleno, 28-2-95, L. L. 1995-B-219).
Las costas, en principio, serán soportadas por el alimentante a fin de no disminuir la
pensión fijada: esta regla es aplicable aun cuando el demandado se hubiere allanado o
cuando la suma propuesta por él coincida con la fijada en la sentencia;
excepcionalmente pueden imponerse costas al actor cuando se trate de peticiones
notoriamente improcedentes o cuando se adviertan situaciones anómalas para perjudicar
al demandado.
7. Recursos
En el juicio de alimentos el recurso de apelación está previsto sólo para la sentencia; por
ello, y en atención a la celeridad del trámite, las demás providencias son irrecurribles.
La sentencia que deniegue alimentos es apelable en ambos efectos y la que los admite al
solo efecto devolutivo; pero la sentencia condenatoria que impone el pago de astreintes
es apelable en ambos efectos en lo que respecta a esta decisión.
Las cuestiones que no pueden ser revisadas en el incidente de aumento, cesación o
disminución de la cuota, deben considerarse definitivas a los fines de los recursos
extraordinarios (SCJBA, 20-4-82, D. J. B. A. 123-35; ver también CSJN, 2-7-85, E. D.
115-300, con nota de Alberto Spota), sin que la interposición de esos recursos impida la
percepción de la cuota fijada. Corresponde advertir que el incidente mencionado sólo
procede para articular cuestiones que no pudieron ser objeto de debate en el juicio de
alimentos o cuando acontecimientos posteriores autoricen a modificar la decisión.
La sentencia de segunda instancia que reduce o hace cesar los alimentos fijados en
primera instancia no tiene efecto retroactivo respecto de las cuotas percibidas, pero sí lo
tiene con relación a los alimentos devengados pero no percibidos. Ello porque los
alimentos percibidos se supone que han sido consumidos pero se carecería de causa para
reclamar los devengados pero no percibidos.
9. Alimentos provisorios
De conformidad con lo previsto en el artículo 375, 2ª parte del Código Civil, "desde el
principio de la causa o en el curso de ella, el juez, según el mérito que arrojaren los
hechos, podrá decretar la prestación de alimentos provisorios para el actor, y también
las expensas del pleito, si se justificare absoluta falta de medios para seguirlo". Estos
alimentos provisorios no constituyen una categoría autónoma, sino una cuota que se fija
con anterioridad a la sentencia, para cubrir gastos imprescindibles. De esa manera se
consagra legislativamente lo que hoy se conoce como tutela anticipada (ver CSJN, 7-8-
97, "Camacho Acosta", Revista de Derecho Procesal, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, N° 1,
p. 385; Anteproyecto de Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos
Aires, arts. 65 y ss.).
No estando reglamentado el procedimiento específico de los alimentos provisorios,
corresponde aplicar, en lo pertinente, las disposiciones de las medidas cautelares,
debiéndose fijar la cuota alimentaria siempre que prima facie exista acreditada la
verosimilitud del derecho del actor y el peligro en la demora. Obviamente el que pide
los alimentos en ningún caso deberá prestar fianza o caución (art. 376, Cód. Civ.).
Estos alimentos provisionales constituyen una mínima ayuda y la cuota debe
establecerse teniendo en cuenta que está destinada a atender necesidades y emergencias
impostergables, y se encuentra sujeta a reajustarse en el momento de decidir la cuota
definitiva (CNCiv., sala A, 2-3-95, L. L. 1996-C-775). No corresponde la retroactividad
de la condena al tiempo de la interposición de la demanda y, por ello, tampoco la
fijación de cuota suplementaria, por cuanto no cabe hablar de alimentos atrasados.
El artículo 231 del Código Civil (texto según ley 23.515) se refiere a los alimentos que
puede fijar el juez "deducida la acción de separación personal o de divorcio vincular, o
antes de ella en casos de urgencia"; estos alimentos tienen que reclamarse por el
procedimiento previsto en los artículos 638 y siguientes del CPN, sin perjuicio de que,
probados los extremos exigidos por el artículo 375 del Código Civil, el juez ordene la
prestación de una suma alimentaria "desde el principio de la causa o en el curso de ella",
continuando el proceso hasta que se pronuncie la sentencia a la que alude el artículo 644
del CPN.