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FACULTAD DE TEOLOGÍA
I. Panorama histórico
Algunos periodos históricos que podemos analizar son de algunas obras griegas,
como la Metafísica, donde se habla de la persona sacerdotal, pero dedicada al estudio,
como una obra que no todos podían realizar, pues como dice el mismo Aristóteles:
“Todas las artes de que hablamos estaban inventadas cuando se descubrieron estas
ciencias, que no se aplican ni a los placeres ni a las necesidades de la vida. Nacieron
primero en aquellos puntos donde los hombres gozaban de reposo. Las matemáticas fueron
inventadas en Egipto, porque en este país se dejaba un gran solaz a la casta de los
sacerdotes”.1
Por lo cual podemos entender que el sacerdote no solo tenía una función cultual,
sino que también se dedicaba a la contemplación y el aprendizaje, para después trasmitir
esos conocimientos a sus discípulos, puesto que en las tradiciones paganas, los sacerdotes
vivían en grupos, los cuales empleaban el tiempo, llamado ocio al estudio de los astros, la
filosofía, o en los países de Latinoamérica o África a la predicción de oráculos y a los
sacrificios a los múltiples dioses que tenían, eran respetados por toda la comunidad, y
tenían el puesto de consejeros de los reyes, los cuales los consultaban para tomar
decisiones, con respecto a gobierno de la ciudad, o a batallas próximas, por eso es una
figura con autoridad histórica, lo cual nos permite entender el poder e influencia que el
sacerdote, como punto de referencia de la fe, tenía también en el caminar y destino de toda
1
ARISTÓTELES, Metafísica, A, I, 981b, 20
una nación, tal como es el caso de la cultura judía, donde el Sumo Sacerdote, también era el
representante de la justicia civil.
Después, al entender el caminar del Pueblo de Dios, el Señor formó su pueblo, con
un carácter sacerdotal, siendo un pueblo consagrado de su propiedad 5, y mediante Aarón,
santificó al pueblo, constituyendo a los levitas para el culto sagrado, los cuales fueron
consagrados para el servicio de Dios6 , y al no recibir una heredad, como las demás tribus,
recibe al mismo Dios, de ahí también cobró gran importancia la imagen del profeta, como
aquel que anunciaba la obra de salvación, e invitaba al pueblo a la conversión, por lo cual
2
Cf. Gn 1; 2, 4b
3
Cf. Gn 4, 3-5; 8, 20-22; 15, 9-11
4
Cf. Gn 14,18
5
Cf. Ex 19,6
6
Cf Ex 29,1-30
esta figura será importante para hablar del sacerdocio, considerando dentro de la
ministerialidad el aspecto de la institución, para predicar en nombre de Dios al pueblo7.
San Pablo lo explicará de la mejor manera, puesto que dará recomendaciones sobre
el sacerdocio a los cristianos que vivían en las comunidades formadas, y eran seleccionados
por toda la comunidad, mediante la imposición de las manos, lo cual permitirá entender la
importancia de la sucesión apostólica, que tiene como sello característico, que el sacerdocio
de Cristo no es el sacerdocio de la Antigua Alianza, sino que se perfecciona, hasta ser un
nuevo y único sacerdocio, el cual es el sacerdocio perpetrado con la sangre de Cristo, que
tiene la función de mediación y santificación del pueblo que le es encomendado 13, lo cual
dejará de ser algo teológico solamente, y se convierte en algo que es también práctico.
Con esto se convertirá en algo sacramental, y distintivo entre todos los que
comparten el sacerdocio de Cristo, de forma ministerial, no tanto en lo común, porque la
figura sacerdotal del Nuevo Testamento, que después la Tradición de la Iglesia, sobre todo
en lo escritos como La Didajé, La Tradición Apostólica, las cartas de los Santos Padres,
tendrá una ministerialidad muy clara, lo cual implica que entre los fieles, puesto que el
ministerio sacerdotal implicaba un funcionalidad, tanto natural, como sobrenatural, que les
proviene del mismo Jesucristo14, lo cual les otorga carácter y dignidad propia, que los
distingue entre los demás, y que hasta nuestros días se conserva, y es un tema muy amplio
de abordar.
En el Magisterio actual de la Iglesia, sobre todo desde los concilios se abordará este
tema, de una forma concisa, sobre todo desde el Concilio de Elvira, donde se tratará el tema
del Celibato Sacerdotal, en el Concilio de Trento, al instituirse oficialmente los
sacramentos, tendrá un lugar muy especial el sacramento del Orden, porque se instituirá
como sacramento, solo reservado a unos cuantos, el Concilio Vaticano II, responderá con
Optatam Totius, y Presbyterorum Ordinis, Pablo VI, ante la crisis de deserción sacerdotal
de los años sesenta, escribirá Caelibatus Sacerdotalis, y Juan Pablo II, ante la necesidad de
renovar la formación saerdotal, escribirá Pastores Dabo Vobis, con lo que podemos ver que
el Magisterio de la Iglesia se preocupa mucho por el sacerdocio, desde sus primeras etapas,
13
Cf. 1Tm 2,5
14
Cf. 1Co 4,1
para poder constituirlo como un ministerio sólido, y que trasmita correctamente el depósito
de la fe.
FUENTES DE CONSULTA