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Provincia de Buenos Aires. DGCyE.

Región 10. Distrito: Lujan (Bs. As.)

ESCUELA DE EDUCACIÓN SECUNDARIA TÉCNICA N° 1

“Eduardo Guillermo Oliver”

Ciclo lectivo 2021

Director: Ing.Pablo Andrés Oliva. Jefes de Área: Profesora Adriana Miritello

Vicedirectora: Arq.Viviana B. Sotelo. Profesor: Gerardo Lezcano

Materia: CONSTRUCCIÓN DE LA CIUDADANÍA


Curso: 3° AÑO
Trabajo práctico N° 6
Fecha máxima de entrega: 12 de julio de 2021
Entre la libertad y la responsabilidad.

Nómina de docentes por curso:


3º1º- Chocor, María Florencia 3º4º- Domínguez, Viviana

3º2º - Perez, Alexandra 3º5º- Pelinski, Aymará

3º3º- Spinacci, Adela 3º6º- Del Core Javie

E-Mails para el envío, la corrección y consulta sobre las actividades:

3º 1°: mf.chocor@gmail.com
3º 2º: alexandrayvalentinoap@gmail.com
3º 3º: spinacciade@gmail.com
3º 4°: profevivianadominguez@gmail.com
3º 5°: tecnica1inglespelinski@gmail.com
3º 6°: javdc971@gmail.com
Entre la libertad y la responsabilidad

Lee los textos y realiza las siguientes actividades.


1) ¿Qué es para vos la libertad?
2) De acuerdo con lo que dice Aristóteles, ¿Qué dos tipos de acciones existen?
3) Considerando el ejemplo del chofer que menciona el texto, ¿Qué es la libertad de
elegir?
4) Explica con tus palabras qué significa “actuar con autonomía”.
5) ¿Qué relación existe entre libertad, autonomía y responsabilidad?

Si tuviéramos que describir todas las acciones que llevamos a cabo en un día de nuestra
vida, encontraríamos que existen muchas que realizamos de manera espontánea y sin
reflexionar: despertarnos, cepillarnos los dientes, apagar la luz al salir de una habitación, o
atender el teléfono cuando suena. Otras, en cambio requieren de una decisión premeditada,
por ejemplo, decidir entre quedarnos todo el domingo estudiando para el examen del lunes,
o ir al parque a disfrutar del sol, con el riesgo de perder tiempo de estudio.
Las acciones que realizamos tienen consecuencias: si por el hecho de haber ido al parque no
pudimos estudiar todo lo que debíamos, es muy probable que si nos toman un tema no
estudiado no seamos capaces de desarrollarlo. En este caso, elegir usar el tiempo para una
actividad y no para otra puede traer como posible resultado desaprobar el examen: esta
consecuencia es mi responsabilidad.
Pero ¿somos siempre responsables de los efectos o resultados que provocan nuestras
acciones? Según Aristóteles, el filósofo griego, existen dos tipos de acciones:
o Las voluntarias son las que decidimos realizar conociendo las circunstancias y sin que
seamos obligados, es decir, elegimos llevarlas a cabo y, por lo tanto, se nos puede atribuir
responsabilidad.
o Las involuntarias son las que se realizan con ignorancia, sin que haya intención sobre el
resultado de esa acción. Aristóteles agrega que una acción es realmente involuntaria si la
persona que la realiza expresa arrepentimiento en el caso de provocar un mal.
Ahora bien, supongamos que un chofer de ómnibus de larga distancia conduce a velocidad
más alta que la permitida. Se va acercando a un cruce de caminos, pero tampoco entonces
disminuye la velocidad: así, no llega a frenar a tiempo en el cruce, choca con un auto que
viene por su derecha, y vuelca, causando que la mayoría de los pasajeros resulten
gravemente heridos. Seguramente la intención de este chofer no fue provocar un accidente,
por lo que podríamos concluir que la acción es involuntaria y por lo tanto no tendría
ninguna responsabilidad. Sin embargo, el conductor conocía las normas de tránsito y no fue
obligado a conducir a mayor velocidad de la permitida, por eso, aunque pueda estar
arrepentido y el resultado de su acción no haya sido deseado, tiene responsabilidad en los
hechos. Podría haber actuado de otro modo, por ejemplo, conduciendo más despacio, pero
tuvo la libertad de elegir cómo actuar y lo hizo de esa manera.
Frente a esta última afirmación se abren nuevos interrogantes: ¿siempre elegimos
libremente?, y más aún, ¿qué sería actuar con libertad?
¿Elegimos libremente?
Aristóteles sostenía que para actuar con libertad, una persona primero debe elegir cómo
hacerlo: esta elección implica un momento para reflexionar y decidir de qué manera va a
obrar frente a una determinada situación.
Sin embargo, muchos filósofos se han preguntado si cuando elegimos lo hacemos de manera
libre. Las respuestas que se han dado pueden agruparse en dos corrientes filosóficas que
contestan esta pregunta basándose en ideas extremas y opuestas. Se trata de la tesis
determinista y la tesis de la libertad.
El determinismo postula que siempre actuamos condicionados por causas ajenas a nuestra
voluntad que tienen origen en lo biológico, psicológico o social, o sea que nunca elegimos
libremente porque siempre van a existir circunstancias que determinen nuestras elecciones.
Una reacción violenta frente a un conflicto o la adicción al juego, por nombrar dos
comportamientos posibles, se explicarán a partir de causas psicológicas y/o sociales que
hacen que la persona no tenga alternativa para actuar de otra manera: está determinada por
una cierta condición. Esta teoría fue sostenida por pensadores como Baruch Spinoza, que
vivió en el siglo XVII, o Burrhus Skinner, que lo hizo en el siglo XX.
Por su parte, la tesis de la libertad, que tiene a Jean-Paul Sartre, un filósofo del siglo XX,
como uno de sus exponentes, se basa en la idea de que para constituirnos como personas
debemos elegir de manera permanente, y esa posibilidad de elegir a cada paso nos coloca
frente a nuestra libertad. Si bien es cierto que no elegimos absolutamente todo, como por
ejemplo, nacer en un lugar específico (en una época, un país, una clase social), siempre que
haya posibilidad de elección somos libres, incluso en situaciones límites, por ejemplo, al
decidir delatar a alguien bajo tortura o no hacerlo. Esa posibilidad de elección es lo que
llamamos el libre albedrío.
Los límites de la autonomía
En muchas ocasiones actuamos obligados por leyes y normas del derecho, como, por
ejemplo, cuando alguien no estaciona su auto en un determinado sitio porque está prohibido y
si lo hace, recibirá una multa. No nos preguntamos cuál es el fin de esas normas, sino que
obramos obligados por la ley.
Sin embargo, existen otras situaciones de la vida cotidiana que no están reguladas por leyes
externas: en ellas debemos obrar conforme a lo que nuestra razón nos dicta, de acuerdo con
nuestras propias normas morales. Cuando actuamos así, lo hacemos con autonomía.
Supongamos que Juan nos confía un secreto y Pedro nos pide que se lo contemos. Nuestra
razón nos dirá que los secretos no se cuentan (ya que si no dejarían de serlo) y además, si yo
le confiara un secreto a alguien tampoco querría que lo contara. Ahora bien, ¿ qué debería
hacer si el secreto tiene que ver con una broma en la que Pedro podría salir lastimado?
El ejemplo permite pensar si hay una sola respuesta frente a los interrogantes que nos
plantean las ideas de libertad, autonomía y responsabilidad. Y podríamos decir que las
respuestas variarán según cada situación particular y la postura en la que nos basemos para
reflexionar sobre ella.

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