MÓDULO 1 Antes de redactar

Secuencia 1 Ética de la investigación e integridad científica

Por Bhen Sikina Toguebaye (Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar)

Hoy en día, los investigadores compiten cada vez más, ya sea para obtener financiación o acceder a
puestos. El recrudecimiento de esta competencia abre a veces la puerta a comportamientos inadecuados
por parte de los investigadores para llamar la atención sobre su trabajo.
Frente a esta tendencia, que afecta a la credibilidad y la confianza del público en la ciencia, se ha
establecido un marco normativo (consultar ficha práctica "Marco normativo de la investigación científica")
para regular la actividad científica en tres ámbitos que se complementan y que son los pilares de una
investigación responsable: ética de la investigación, integridad científica y deontología del investigador.

Unas cuantas definiciones y principios básicos

La ética de la investigación invita al investigador a reflexionar sobre los valores que motivan sus
acciones y a elegir a partir de ahí la conducta más adecuada. En particular, invita al investigador a
reflexionar acerca de:
su trabajo;
sus responsabilidades;
el tema de sus investigaciones;
el impacto de dichas investigaciones en la sociedad;
y la manera de llevar a cabo y dar a conocer sus investigaciones.

La integridad científica se refiere a la conducta íntegra y honesta que debe regir toda investigación. Es
el conjunto de normas y valores que hacen que la actividad de investigación sea irreprochable. Es una
condición sine qua non para la confianza entre la investigación, la ciencia y la sociedad. Los principios
fundamentales de la integridad científica son:
Fiabilidad y rigor en el diseño, la metodología, el análisis y el uso de los recursos.
Honestidad en el diseño, la ejecución, la evaluación y la difusión de la investigación.
Respeto por los compañeros de profesión, las personas que participan en la
investigación, la sociedad, los ecosistemas, el patrimonio cultural y el medio ambiente.
Responsabilidad respecto a las actividades de investigación, su gestión y organización,
así como la formación y la supervisión.

La ética en la investigación y la integridad científica exigen buenas prácticas (consultar ficha práctica
"Buenas prácticas de investigación Ética e integridad científica").

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La deontología del investigador se refiere al conjunto de deberes, obligaciones y responsabilidades
que atañen a los investigadores. Las normas deontológicas se aplican por igual a todos los investigadores
en todas las situaciones de ejercicio de su profesión. Su cumplimiento es supervisado por una autoridad,
encargada de aplicar sanciones en caso de irregularidad.

Irregularidades en el ejercicio de la investigación

Las conductas irregulares en el ámbito de la investigación suelen dividirse en dos categorías: prácticas
cuestionables y fraudes.

Prácticas cuestionables
Algunas prácticas, que podrían calificarse de "dudosas", tienen graves consecuencias morales o jurídicas.
Otras pueden causar tensiones o desacuerdos.
En esta categoría se incluyen cinco tipos de conductas:

En relación con los datos:

o no conservación, mala gestión o incorrecto almacenamiento de los datos;
o ocultación de datos;
o negativa a conceder a terceros debidamente autorizados el derecho a consultar los datos;
o uso de datos de terceros sin su permiso;
o producción de datos sesgados bajo la presión de los patrocinadores de la investigación.

Respecto a la investigación:
o uso inadecuado de los métodos de investigación (por ejemplo, utilizar un enfoque
estadístico equivocado para respaldar las hipótesis);
o protocolo de investigación mal diseñado;
o errores experimentales, de análisis y de cálculo;
o descripción imprecisa de las condiciones de producción de los datos (por ejemplo, la
ausencia de cuadernos de laboratorio en el ámbito de las ciencias experimentales que
permitan hacer una trazabilidad del estudio de investigación);
o comportarse de forma inadecuada con las personas seleccionadas para participar en
proyectos de investigación (no obtener su consentimiento libre e informado, no proteger los
datos confidenciales);
o comportarse de forma inadecuada con las poblaciones implicadas en el proceso de
investigación (no informarles, no obtener su consentimiento, no respetar los principios de
justicia y equidad o no tener en cuenta el impacto del proceso de investigación en su
entorno y sus vidas);
o no hacer todo lo posible para evitar, reducir o controlar el dolor y el sufrimiento
causados a los animales sometidos al proceso de experimentación.

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 En la dirección de la investigación:
o supervisión inadecuada de los doctorandos;
o explotación de los investigadores subordinados;
o coacción a un investigador subordinado para que cambie los datos de partida o los
resultados de la investigación.

Para obtener financiación:

o ocultación de conflictos de intereses financieros;
o aceptación de contratos de investigación que no garanticen la independencia del
investigador, que restrinjan su libertad de publicación o le impongan un derecho de revisión
sobre sus publicaciones.

En materia de colaboración:
o sabotear el trabajo de otros investigadores, pertenezcan o no al mismo equipo de
investigación, en particular inutilizando de forma selectiva material, equipos o datos de
investigación;
o llevar a cabo acciones de cooperación científica no regidas por principios éticos (sin
asegurarse de que la cooperación sea equitativa);
o no respetar los derechos y normas de acceso a la información y los recursos de los países y
comunidades que acogen la investigación;
o apropiarse de manera ilegítima de los recursos de la biodiversidad y de los conocimientos de
los pueblos indígenas que puedan estar asociados a dichos recursos sin consultarles ni
obtener su consentimiento ni hacerles partícipes de los beneficios (biopiratería).

Fraudes
El fraude científico se define como "una violación grave e intencionada en la realización de una
investigación y en la difusión de los resultados", quedando excluidos, por tanto, "los errores honestos o
las diferencias de opinión honestas" (Letellier, 2011). Así pues, el fraude se diferencia por dos
características principales: la intencionalidad y la gravedad.

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La comunidad científica internacional está de acuerdo en que hay dos tipos principales de fraude en
investigación: la fabricación de datos y la falsificación de datos.
La fabricación de datos consiste en inventar resultados y registrarlos como si fueran auténticos. Incluye:
la presentación de experimentos ficticios;
la presentación de una metodología que nunca se aplicó;
la invención de resultados que nunca se obtuvieron;
la presentación de colaboraciones que no tuvieron lugar.

Las consecuencias suelen ser muy graves: resultados científicos falseados y sesgados que pueden
distorsionar otras investigaciones.

La falsificación de datos consiste en manipular los datos de la investigación para hacerlos más coherentes
con determinadas hipótesis. Incluye:
la modificación de algunos datos para eliminar los puntos que se alejan demasiado de la curva
deseada;
el retoque de imágenes mediante software;
la omisión de experimentos que invalidan la tesis que se pretende demostrar;
la exclusión selectiva de datos durante el análisis;
la modificación de un protocolo de investigación para incluir categorías de objetos (o sujetos) no
previstas y no autorizadas que pueden distorsionar la comparación, el análisis y la significación de
los resultados posteriores;
la presentación y el tratamiento intencionadamente engañoso de datos brutos o resultados de
investigación.

Conclusión
La investigación es ante todo una visión, una actitud, una forma de analizar los problemas y hacerse
preguntas, observar y respetar los hechos, emitir hipótesis y luego compararlas con los datos existentes
para finalmente extraer conclusiones. Su ejercicio requiere integridad científica veracidad, apertura y
autodisciplina , así como honestidad intelectual, rigor y vigilancia frente a los riesgos de corrupción,
fraude y conflictos de intereses.

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