El inimputable: es quien al momento de ejecutar la conducta típica y antijuridica no
tiene la capacidad de comprender su ilicitud ni de auto determinare conforme a esa compresión por que padece de inmadurez psicológica por que padece de un trastorno mental o que hay en él una diversidad sociocultural. Si hablamos de trastorno mental, fenómeno consistente en una alteración sicosomática de tan profunda intensidad que convulsiona las esferas intelectiva, volitiva o afectiva de la personalidad, puede tratarse también de una profunda alteración emotiva o de una perturbación transitoria del intelecto o de la volición, generada por ingestión de bebidas embriagantes o de sustancias narcóticas o estupefacientes. Cuando del consumo de tales bebidas o sustancias se trata, el trastorno mental puede ser permanente si su asidua y prolongada ingestión ocasiona intoxicación crónica, o pasajera cuando en breve término se han ingerido dosis excesivas, o cuando un consumo aun normal de licor ha convulsionado el sistema nervioso central de una personalidad ya predispuesta, como ocurre en la llamada ebriedad patológica. Lo que importa en estos casos no es, entonces, el origen mismo de la alteración biosíquica sino su coetaneidad con el hecho realizado, la magnitud del desequilibrio que ocasionó en la conciencia del actor y el nexo causal que permite vincular inequívocamente el trastorno sufrido a la conducta ejecutada. Para realizar tales comprobaciones es necesario disponer la práctica de peritaciones siquiátricas, siempre que en el curso de la investigación aparezcan datos que permitan fundadamente suponer que el sindicado actuó en situación de inimputabilidad por trastorno mental. la importancia de su cumplimiento radica en que reconocida la inimputabilidad del procesado a quien se le atribuye la conducta típica y antijurídica y a quien, por lo mismo, se le llama a responder de ella. Entonces decimos que ese Trastorno mental es el Tiene una serie de requisitos: Que el trastorno mental ocurra en el momento de la realización de la conducta. Que el desequilibrio produzca directamente la no compresión de la tipicidad y de la antijuricidad del hecho o la posibilidad de autodeterminarse. Que haya un nexo de causalidad entre el trastorno mental y la conducta. Consecuencias de esas conductas que generan inimputabilidad. Un inimputable por trastorno mental no es un delincuente sino un paciente. Un sistema de justicia penal es realmente moderno y eficaz cuando reconoce a las personas que padecen un trastorno mental. En otras palabras, es un sistema que entiende la fragilidad humana. El Código Penal colombiano no es la excepción y, como la mayoría de legislaciones en el mundo, considera inimputable a quien al momento de cometer un delito, no podía entender la gravedad de su acto ni determinar su conducta por su enfermedad. Eso no significa, sin embargo, que esa persona quede libre de culpa: no se le aplica una pena, sino una medida de seguridad, que consiste en enviarla a un centro de rehabilitación donde deberá someterse a tratamiento. Los inimputables son pacientes y por eso están bajo tutela del Ministerio de Salud. A mayo de 2014, 382 personas se encontraban en un centro de rehabilitación cumpliendo medida de seguridad. Aunque el derecho y la psiquiatría forense han estudiado esta figura hasta el cansancio, no deja de despertar polémica, pues para algunos es el camino más rápido a la impunidad. ¿Quién determina si alguien es inimputable?, ¿cómo es el tratamiento?, y acaso lo más importante, ¿es posible recuperarse?
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