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Sucesión

(Derecho Civil) En una primera acepción, trasmisión de los bienes de una persona


fallecida. En segunda acepción, el patrimonio trasmitido.
Sucesión ab intestato es la regulada por la ley en ausencia de testamento, y hasta en
contra de la voluntad del difunto.
Sucesión testamentaria es la que se reconoce según la voluntad del difunto, tal como está
expresada en un testamento.
Sucesión anómala es aquella en la cual ciertos bienes del difunto se defieren
en función de su origen, contrariamente a la regla de la unidad de la sucesión.

A) en un sentido general, efecto de suceder, seguir una persona a otra, continuaría en


sus derechos y obligaciones.

B) más especifícamente la sucesión ha sido definida como la transmisión de


los derechos y obligaciones que componen la herencia de una persona muerta, a la
persona que sobrevive, a la cual la ley o el testador llama para sucederla.

Partición
(Derecho Civil) Operación que pone fin a una indivisión, sustituyendo a
los derechos indivisos sobre el conjunto de los bienes una pluralidad de derechos
privativos sobre bienes determinados. V. Lote.

Operación por la cual los condóminos de un buen determinado o de un patrimonio ponen


fin a la indivisión, sustituyendo en favor de cada uno la parte que tenía sobre la totalidad
del bien o patrimonio por una parte material distinta de aquélla.

La partición puede ser amigable, y en tal caso no está sujeta a formalidad especial


alguna. La partición judicial es obligatoria en caso de desacuerdo de los copartícipes o
de ausencia, minoría o interdicción de uno de ellos

Transmisión
Hay transmisión de un derecho cuando una persona sucede a otra como titular del mismo.
El acreedor o deudor ha cambiado, pero el derecho en si mismo permanece idéntico. Esa
transmisión puede ocurrir por actos entre vivos o por muerte del titular
del derecho u obligación.

A) la transmisión por actos entre vivos puede originarse en


un contrato (compraventa, donación, permuta, cesión onerosa o gratuita) o en
una disposición de la ley (quiebra o concurso).

En el derecho argentino, la transmisión por contrato siempre tiene carácter singular, y aun


en el caso del desapoderamiento del deudor por concurso o quiebra, no pasan a
los acreedores todos sus bienes, ya que muchos de ellos tienen carácter
de inembargables.
B) en cambio, la transmisión mortis causa puede ser a título universal o singular.

Será lo primero siempre que el sucesor sea heredero del causante; pero el legatario o


el beneficiario de un cargo son sucesores singulares, pues solo suceden al causante en
determinados bienes o derechos.

El principio general es que todos los derechos pueden ser cedidos. Esta regla,


sin embargo, no es absoluta y está sujeta a distintas limitaciones. La imposibilidad de
transmitir un derecho puede derivar de diversas causas.

A) de la naturaleza misma del derecho; así, por ejemplo, no se concibe la transmisión


de derechos extrapatrimoniales, tales como son los llamados derechos de la
personalidad (derecho a la vida, al honor, a la libertad, etcétera) o los de familia (por
ejemplo, los derechos y obligaciones que surgen del matrimonio, de la patria potestad,
etcétera).

B) de una prohibición de la ley; como ocurre con el derecho a alimentos futuros y con la


mayor parte de los beneficios de carácter social
(jubilaciones y pensiones, indemnización por accidentes de trabajo, por maternidad,
etcétera); el derecho de uso y habitación, etcétera.

C) de la voluntad de las partes expresada en el título de la obligación; así, por ejemplo,


el locatario no puede transferir la locación si el contrato se lo prohibiera.

Representación
[DCiv] Declaración de voluntad destinada a producir efectos jurídicos en la
esfera patrimonial y jurídica distinta al sujeto que la realiza. Tradicionahnente, se distingue
entre representación directa e indirecta y representación voluntaria o legal.

(Derecho Civil) 1 ° Procedimiento jurídico por el cual una persona,


denominada representante, actúa en nombre y por cuenta de otra, denominada
representado. Los efectos del acto cumplido por el representante se producen
directamente sobre la cabeza del representado. La representación puede ser legal (tutor
que repesenta al menor), convencional (mandato) o judicial (autorización concedida a
un cónyuge para que actúe a nombre del otro).
2o Ficción de la ley cuyo efecto es permitir a los descendientes de una persona que
sería heredero del de cujus si hubiese sobrevivido, que ocupe el puesto de esa persona
en la sucesión.

Es la institución jurídica que posibilita la actuación de una persona, llamada representado


por medio de otra, llamada representante, que manifiesta una voluntad en nombre de la
primera con eficacia jurídica. Cuando esta posibilitación ha sido conferida por el
representado al representante de manera autónoma y utilizando
la fórmula contractual oportuna, se habla de representación voluntaria. Y, por el contrario,
cuando es la ley la que prevé que determinadas personas actuarán en interés y por
cuenta de otras, se habla de representación legal. Tal es el caso de los padres respecto
de los hijos que tienen bajo su patria potestad. En la representación voluntaria se
despliega la fecundidad de este instituto, de particular interés en el ámbito mercantil.
Como concepto esencial en el Derecho de la propiedad intelectual, designa las diversas
formas o maneras en que una obra se hace accesible al público sin
previa distribución de ejemplares de aquélla. Así, se
considera representación pronunciar un discurso, ejecutar un concierto, exponer unos
cuadros, proyectar una película. El derecho de representación se engloba en los derechos
patrimoniales del autor. Este goza del derecho exclusivo de autorizar la representación de
su obra o ejecución pública de la misma por cualquier medio o procedimiento. También
tiene el derecho exclusivo de autorizar la transmisión pública, por cualquier medio, de
la representación o ejecución de sus obras. Mediante el contrato de representación, el
autor o la persona que ostenta la titularidad del derecho de representación que aquel le
transmitió, se concede la autorización correspondiente.

Ley de Propiedad intelectual, artículos 74 a 85.

A) representante de alguien en un acto jurídico es la persona que


en virtud de una autorización legal o convencional, actúa en nombre de otra,
ejerciendo prerrogativas jurídicas de esta.

Lo cual significa, volviendo al ejemplo anterior, que si el contrato de compraventa se


celebra por medio de representantes, no son estos quienes venden o compran, sino los
representados por cuya cuenta obran.

El fenómeno de la representación, así concebido, supone una cierta finura jurídica. Los


pueblos de cultura rudimentaria no conciben que el acto obrado por una persona pueda
serle imputado a otra. A este respecto se siguió en Roma una evolución muy interesante,
hasta llegar a la elaboración de la teoría de la representación, que nos ha sido legada en
la forma como la conocemos en la actualidad.

En un primer momento, para llenar la necesidad que satisface la representación, se


recurrió a un doble acto: el primero servía para poner los derechos en cabeza de la
persona que obraba en el interés de otra, y el segundo para trasladarlos del
primer adquirente al verdadero interesado. Era un procedimiento desventajoso,
porque al exigir dos operaciones sucesivas, que podían estar separadas por largo tiempo,
como necesariamente ocurría si se trataba D menores de edad a la espera de que estos
llegasen a la mayoría, sometía a los intervinientes al peligro de que sobreviniese
la insolvencia de uno, con el perjuicio consiguiente para el otro.

Los romanos, con su agudo sentido jurídico, pronto advirtieron todo lo imperfecto que era
este procedimiento, cuyas deficiencias eliminaron paulatinamente.

Así, desde la realización del primer acto; el pretor acordó al


verdadero interesado acciones útiles fundadas en la equidad y no en la realización del
acto cumplido, al que era en realidad extraño.

Pero si este recurso cubría al verdadero interesado, no protegía a los terceros que


quedaban a merced de las acciones antiguas nacidas del acto y de las útiles provenientes
de la equidad; y tampoco protegía al gestor, quien debía responder ante los otros
contratantes ajenos al mandato. Por ello el nuevo paso consistió en
la concesión de excepciones, que en el procedimiento judicial romano consistían
en defensas que paralizaban las acciones emergentes del acto celebrado. El último
progreso se operó cuando se suprimieron las acciones antiguas, ya de hecho paralizadas
por el juego de las excepciones, dejándose solo subsistentes las acciones útiles. En esta
forma "el efecto del acto cumplido por una persona por cuenta de otra pasa, por así decir,
por encima de la cabeza del intermediario, para realizarse exclusivamente en la persona
del verdadero interesado".

La teoría de la representación ha quedado completada.

La representación es un caso particular de colaboración o cooperación jurídica de una


persona en los negocios de otra. Como tal, la representación es un hecho, aun cuando
sea un hecho que penetra en el mecanismo del negocio y lo influencia.

"Declarar en nombre ajeno" quiere decir llevar a conocimiento de los terceros que el que
negocia (el representante) no es aquel que

con el negocio adquiere los derechos o contrae las obligaciones que pueden seguirse del


negocio; es parte en el negocio pero no en la relación. Parte en la relación será el
representado. El representante concluye el negocio, pero permanece ajeno a la relación.
Es el
sujeto de la manifestación negocial. Realiza una declaración propia, aunque en nombre
de otro.

B) clases y origen. La relación de representación puede provenir, o de la voluntad del


representado, o directamente de la ley, o con intervención de ambos, o de investidura del
juez. En el primer caso se la llama voluntaria; en el segundo, legal; en el tercero, podemos
hablar de representación necesaria; y en el cuarto, de representación judicial.

Hay, además, un caso de representación espontáneamente asumida por el representante,


pero eficaz solo si la gestión del interés del representado se la inicia útilmente: es
la representación de gestión de negocio.

Respecto de la representación voluntaria, barbero nos habla, como todos, del poder (se
funda en el Poder).

El Poder supone, pero no comprende el mandato (el encargo de obrar), ni se identifica en


el, como, por otra parte, el mandato no implica de suyo el poder, aunque éste puede
contenerse en el acto mismo que confiere el mandato; y como negocio unilateral no
necesita aceptación (la aceptación se refiere al encargo) y entra en el contrato de
mandato, no en el Poder; el mandato sin poder no comporta representación.

Por lo demás, también el Poder necesita recepción (negocio recepticio).

El Poder y, por tanto, la representación, puede ser general o especial, según que
al representante se le encomiende que trate de todos los negocios, en general, del
representado, o solamente de algunos especifícamente
indicados; individual o colectivo (conjunto, solidario o fraccionado).

Un caso particular es el de la representación institoria (factor) cuando se pone a esté al


frente (por el titular) del ejercicio de una empresa comercial o de una sede o de una rama
de ella. Requiere, por lo menos, escritura privada con firma autentica y la publicación
mediante inscripción en el Regístro. Al factor se lo considera representante general.

La representación legal tiene como presupuesto la incapacidad legal de obrar por parte


del representado: minoría de edad, interdicción.

Representación necesaria es la representación procesal (cuando la ley la exige).

Representación judicial: proviene de una providencia del juez, a causa de un estado de


imposibilidad material calificada:

como en el caso de ausencia (curador, defensor de ausentes).

La representación directa o propia, se tiene solamente cuando, aun participando en un


negocio con la voluntad propia y contribuyendo a formarlo, alguien (representante) utiliza
el nombre de otro (representado), o sea que hace a los terceros una declaración en
nombre de éste, con el resultado de que los efectos jurídicos y económicos, activos y
pasivos, del negocio se producen, directa y retroactivamente, en el círculo jurídico del
representado: el representado, puesto que el es el destinatario de los efectos, está
vinculado por la actividad del representante.

Por tanto, esencia de la representación es el poder de participar en un negocio en nombre


del representado y con efectos únicamente para éste último; de manera que
el representante, a su vez, no siente ningún efecto jurídico de la propia declaración;
esa participación es indiferente por el círculo jurídico de el, puesto que, realizada
la declaración en nombre del representado, la función del representante queda agotada y
el es equiparado, en adelante, al tercero. Tal como anticipamos, se tiene aquí, la no
coincidencia entre sujeto de la declaración de voluntad (representante) y sujeto
del interés (representado).

C) la contemplatio domini: es un requisito necesario para que pueda


existir representación.

Se denomina de esta forma (contemplatio domini) la exigencia de que


el representante haga saber a los terceros con quienes trata, que el negocio lo celebra en
nombre de otro; en otros términos, que su declaración de voluntad tiende a satisfacer
un interés ajeno.

Este conocimiento debe ser simultáneo o anterior al momento de celebrar el negocio


representativo.

Si fuere posterior, carecería de eficacia, pues el acto quedó perfeccionado entre


el tercero contratante y el representante, pero no como negocio representativo sino como
realizado por éste último en nombre propio.

No siempre es necesaria una declaración solemne o formal de actuar en nombre ajeno.

La corriente es el empleo de la firma social por quien tiene el uso de ella, o bien la firma
del celebrante precedida de las enunciaciones "por poder ", "por mandato",
"en representación de", u otras equivalentes.

En el caso frecuente de los negocios concluídos por persona "a designar" se entiende, por
lo general, que el contratante ha actuado en nombre propio, pero reservándose
el derecho de convertir el negocio en representativo tan pronto designe la persona para
quien actúa y esta acepte la contratación.

En el caso del seguro concluido "por cuenta de quien corresponda", la doctrina prevalente


tiende a ver, no un caso de representación, sino un contrato a favor de terceros.

C-283-11 Corte Constitucional de Colombia

La porción conyugal es la cuarta parte de los bienes de la persona difunta, en todos los
órdenes de sucesión, menos en el de los descendientes. Habiendo tales descendientes,
el viudo o viuda será contado entre los hijos, y recibirá como porción
conyugal la legítima rigurosa de un hijo.

Heredero
[DCiv] Persona que sucede a título universal. Recibe del causante tanto su activo como su
pasivo y, por tanto, debe responder también de todas las deudas del mismo, salvo que
acepte la herencia a beneficio de inventario.
CC, arts. 660,661.
Sucesión universal.

(Derecho Civil) 1° En sentido amplio, el que sucede al difunto por efecto de la ley o
del testamento.
2o En sentido más estricto, el que sucede al difunto en virtud únicamente de la ley, en
contraposición al legatario, instituido por testamento. V. Legatario.
3 o A veces designa también esta palabra los únicos herederos que tienen  derecho a
tomar posesión de la herencia. V. Toma de posesión déla herencia.

Legatario
[DCiv] Persona que sucede a título particular, en bienes o derechos concretos y
determinados, pero no asume el pasivo de la  herencia ni las cargas o deudas
del causante.
CC, art. 660.
Legado; Sucesión particular.

(Derecho Civil) Beneficiario de un legado. V. Legado.

Es el sucesor, derechohabiente o causahabiente del fallecido que, a título particular,


adquiere un bien determinado de la herencia que se denomina legado. Se contrapone,
pues, al heredero porque mientras éste se coloca en el lugar que deja  vacante el de
«cujus», el legatario no ocupará o sucederá a aquél en ninguna de la  titularidades que
tenía el causante. El legatario es un acreedor de la herencia por lo que constituye el
contenido del legado; por tanto, o habrá que separar de la herencia un objeto
determinado, o habrá que aumentar su pasivo, para satisfacer el  derecho de crédito del
legatario. Aunque éste no sucede al causante en sus deudas, puede
haberse instituido un legado que imponga una carga para el legatario; en tal caso, el valor
de la carga no podrá exceder del valor del legado.

Código civil, artículos 660 y 858.

Beneficiario en un legado dejado en testamento.

En estricto sentido técnico-jurídico es un sucesor a título particular,


por oposición al heredero que es un sucesor a título universal.

El legatorio debe ser designado con palabras claras, que no dejen duda sobre la persona
del beneficiario; si la disposición dejare duda entre dos o mas individuos, ninguno de ellos
será tenido por legatorio. Se trata de una norma común a los  derechos y legatarios.

De igual modo, la designación debe ser hecha en el propio  testamento, siendo nula
toda cláusula que deja librada la elección al arbitrio de un tercero.

Persona a quien por testamento se deja un legado o manda. El sucesor a título singular;


es decir, en una o más cosas o derechos determinados, a diferencia del heredero que
sucede al causante a título universal y en la totalidad o cuota parte de su patrimonio.
ASIGNATARIO

Es aquel que tiene derecho a suceder al causante en todos o una cuota de sus bienes,
derechos y obligaciones transmisibles, o bien en una o mas especies o cuerpos ciertos.
De esta definicion podemos señalar que existen dos clases de asignatarios:

Universal o Heredero y Singular o Legatario.

Colación
Acto de colar o conferir un beneficio eclesiástico o un grado universitario.

Por antonomasia, la colación de bienes (v.). | Cotejo o comparación de una cosa con otra.
| Acto de conferir los grados universitarios. | Donación o atribución de algo a una persona.
| Territorio o parte de un vecindario perteneciente a cada parroquia. | Otorgamiento de
un beneficio eclesiástico. | DE BIENES. O simplemente colación, es la obligación en la
cual se encuentran ciertos herederos forzosos, que concurren con otros a una sucesión,
de aportar a la masa hereditaria determinadas  liberalidades recibidas del causante antes
de la muerte de éste, para que los otros coherederos participen de ellas
proporcionalmente, en caso de disponerlo el testador o para computar legítimas
y mejoras.
Herencia
[DCiv] Conjunto de bienes, derechos y obligaciones que constituyen el patrimonio de una
persona a su muerte. En la herencia pueden distinguirse varias
fases: apertura, vocación, delación y adquisición.
CC, art. 659.
Apertura de la sucesión; Delación; Herencia yacente; Partición de la herencia.

(Derecho Civil) Conjunto de los bienes que deja una persona al morir.
Es el conjunto de bienes, derechos y obligaciones que, formando
el patrimonio del causante, se transmite al heredero al morir aquél. La transmisión se
realiza por el hecho de la  muerte y desde este momento, siempre que el  heredero acepte
la herencia. De ésta, y por ser relaciones jurídicas intransmisibles, hay que descartar las
de carácter público, las personalísimas y las de contenido patrimonial pero
de duración vitalicia (como el usufructo, uso y habitación). La herencia es
un patrimonio que, mientras transita del causante al heredero de manera definitiva,
conserva una inalterable unidad con el fin de que esté garantizado el pago de las deudas
del causante y el cumplimiento de las obligaciones hereditarias. Esta unidad,
provisionalmente impuesta mientras se cumplen dichas  obligaciones, desaparece cuando
puede procederse al acto jurídico formal de la partición de la herencia. Se habla de
herencia abierta cuando, por la muerte de una persona, sus relaciones jurídicas quedan
sin titular, dando lugar tal situación a la entrada del sucesor o sucesores universales en
dichas titularidades.

Código civil, artículos 657 y 659.

Conjunto de bienes y cargas que formaban el patrimonio de una persona que se transmite
por sucesión testada o intestada.

La herencia puede ser considerada de dos diferentes puntos  de vista:


como transmisión de bienes que se adquieren por la muerte del sucesor y como totalidad
de bienes que son el conjunto de la herencia.

La herencia significa no sólo el acto de heredar, en cuyo caso equivale a  sucesión, sino
también el patrimonio o conjunto de derechos o relaciones patrimoniales que la
constituyen, representando el sentido de la universalidad de los mismos. La primera
acepción tiene un carácter subjetivo relacionado con la acción de suceder; mientras que la
segunda tiene carácter objetivo abarcando la masa o conjunto de
bienes, derechos y obligaciones que la forman o la componen.

Administración: a) la Administración de la herencia comprende el conjunto de actos


y diligencias conservatorias de los bienes del causante que es necesario cumplir desde
la apertura de la sucesión hasta que se desintegre la comunidad hereditaria,
por partición o venta. Dentro de ella cabe no sólo la administración propiamente dicha,
sino también la adopción de ciertas medidas preliminares de seguridad, entre las que se
cuenta la designación de un administrador provisional, previa a la del definitivo. A esta
última nos referiremos seguidamente.

B) una vez abierto el proceso sucesorio, el juez dispondrá las medidas que considere
conveniente para la seguridad de los bienes

y documentación del causante. El dinero, los títulos, acciones y alhajas se depositarán en


el banco de depósitos judiciales. Respecto de las alhajas se adoptará la misma medida,
salvo que los herederos decidieren que quedaren bajo su custodia.

C) la designación de administrador también puede tener lugar con anterioridad a


la declaratoria de herederos o a la aprobación del testamento. Tal designación reviste
carácter provisional y quien desempeñe el cargo lo hará hasta que se nombre
al administrador definitivo.
Renuncia: a diferencia de lo que acontecía en el derecho romano, las leyes modernas no
conocen la institución del heredero necesario; nadie puede ser obligado a conservar la
calidad de heredero contra su voluntad. En otras palabras, el heredero tiene siempre
el derecho de repudiar la herencia.

La renuncia es un acto jurídico unilateral por el que la persona llamada a la herencia


declara su voluntad de repudiarla.

Interesa distinguirlo cuidadosamente de otros actos que no tienen sino la  apariencia o el


nombre de tal.

Así por ejemplo, la renuncia onerosa comporta una venta de derecho hereditario; la hecha


en favor de ciertas personas, excluyendo a algunos  herederos o alternando las porciones
que a estos les hubiera correspondido, importa cesión. En
ambas hipótesis hay aceptación, no repudio. La renuncia tiene los siguientes caracteres:

a) es unilateral, porque su eficacia solo depende de la expresión de la  voluntad del


renunciante; b) es gratuita; en efecto, si se tratara de una  renuncia onerosa habría en
sustancia una venta y el heredero se consideraría aceptante; c) es indivisible; la herencia
no puede aceptarse o repudiarse en parte:

quien renuncia lo hace por el todo y se reputa como si nunca hubiera sido  heredero; D) es
lisa y llana: no puede hacerse a término o bajo condición, ni en favor de determinadas
personas; e) tiene efectos retroactivos: se juzga al renunciante como si nunca
hubiere sido heredero y la sucesión se defiere como si el no hubiera existido.
Legado
[DCiv] Disposición testamentaria por la cual el testador ordena la entrega de una o varias
cosas específicas y determinadas a ciertas personas para después de su  muerte. Se
requiere pues la concurrencia de tres personas: el testador, el legatario y la persona
gravada con el legado, que podrá ser a su vez un  heredero o legatario. Los legados se
clasifican por su origen en voluntarios o legales y, por su objeto, pueden ser de cosas
y derechos. Los legados de cosa pueden serlo de cosa específica, genérica o pensión, y
los de derechos, de derechos reales o de crédito.
CC, art. 858 ss.
Legatario; Sucesión particular.

(Derecho Civil) Liberalidad contenida en un testamento. V. Liberalidad.


Legado particular: el que implica uno o varios bienes determinados o determinables.
Legado universal: el que da al beneficiario derecho a recoger el conjunto de la sucesión.
Legado a título universal: el que recae sobre una cuota parte de los bienes dejados a
su muerte por el testador.
Legado “de residuo”: el hecho a una persona con cargo de remitir a su  muerte, lo que no
haya consumido o gastado ella, a otra persona designada por el testador. A diferencia de
la sustitución fideicomisaria (V. esta expresión), el legado “de residuo” no implica
la obligación, en el gratificado, de conservar el bien.

Es el bien particular, integrado en el patrimonio relicto, que debe ser pagado o entregado


al legatario antes de partirse la herencia, pero después de haberse pagado las deudas de
ésta y las legítimas. Cuando el legado se atribuye a una persona que ya está nombrada
heredera por el mismo causante, se denomina prelegado; suele utilizarse éste para
atribuir un beneficio determinado al prelegatario con independencia de lo que le
corresponda como heredero. Cuando el causante instituye un legado imponiendo
al legatario la obligación de pagar un legado distinto, este último se denomina sublegado;
en tal caso, sin embargo, no hay doble sucesión. Cuando todos los bienes de
una herencia están atribuidos como legados, suele prescindirse de
la declaración de herederos ab intestato y los legatarios proceden a liquidar juntos
la herencia. Este sería uno de los casos en que podría aparecer el legado sin  beneficio.
El legado de parte alícuota atribuye al legatario el derecho a recibir una cuota de los
bienes del testador; es decir, una parte del activo resultante una vez se ha liquidado
la herencia. Cuando el testador hace un legado de condonación perdonando una deuda a
un derechohabiente, no puede estimarse que hay segregación de un valor de la herencia.

Código civil, artículos 890, 858, 655 y 870.

Disposición a título gratuito hecha por testamento en favor de una persona.

Los legados particulares tienen un contenido tan múltiple y variado, que algunos autores,
desesperando de que sea posible una formulación conceptual positiva, se han contentado
con definirlos negativamente, como toda disposición testamentaria que no
importe institución hereditaria ni legado de cuota. Pero no se adelanta nada con ello; la
idea es demasiado vaga e importa una  renuncia a penetrar en la esencia del legado. Por
otra parte, también el cargo es una disposición testamentaria de carácter patrimonial y
quedaría comprendido en los términos excesivamente latos de aquella  definición.

Aun a riesgo de no ser rigurosamente exactos, juzgamos indispensable intentar otra que
exprese un concepto claro, que arroje luz sobre la sustancia de la institución. Entendemos
por legado una liberalidad hecha en un testamento, por la que se transmiten
al beneficiario derechos o excepciones de carácter patrimonial, sobre objetos particulares.

De aquí resultan los siguientes caracteres; a) ante todo, es una  liberalidad.

Hay que tener presente, sin embargo, que no en todos los casos hay
verdadera liberalidad; así por ejemplo, no la hay en los legados  remuneratorios, sobre
todo si el legado no supera notoriamente la importancia de los servicios que se retribuyen;
tampoco la hay, cuando los cargos impuesto al legado insumen su valor. Por ello, algunos
autores sostienen que esta no es una característica del legado. Pero no se puede
renunciar a ver en el una liberalidad, sin descartar la nota mas frecuente y la que más
tipifica la institución y explica el porque de numerosas reglas legales que la rigen.
Prescindiendo de este elemento, la definición corre el riesgo de resultar incolora.

B) importa la transmisión de derechos y excepciones de carácter patrimonial.

Lo normal es la transmisión de derechos (de propiedad, usufructo, uso


y habitación, créditos); pero hemos agregado también excepciones, porque en el legado
de remisión de deuda lo que se da es precisamente un derecho a oponerse a las acciones
de los

herederos que puedan pretender el cobro de la deuda que el legatorio tenía con
el causante.

C) por último, el legado debe referirse a objetos  particulares. No bastaría en


nuestro derecho expresar que el legatorio es un sucesor a título particular, porque
también lo es el legatorio de cuota. Por
eso décimos sobre objetos particulares. Con ello indicamos, no solamente el legado de
cosa cierta, sino también el de cosas indeterminadas, el de  crédito, derechos reales,
etcétera, en suma, toda atribución patrimonial que no sea una parte alícuota de
la herencia.

En términos generales, delegado o representante. | Manda o donación testamentaria.


A. En Derecho Administrativo. Durante el Imperio romano, presidente o jefe de cada una
de las provincias que dependían directamente del emperador. | Jefe de cada una de las
legiones romanas. | Asesor o consejero que en carácter de socio acompañaba a los
procónsules de las provincias romanas y que en caso necesario lo suplía en sus
funciones.
B. En Derecho Canónico. Representante de! papa en un concilio. | Quien por designación
pontificia ejerce las facultades apostólicas en un país o territorio de la cristiandad. |
Cualquier representante de una alta jerarquía eclesiástica. | Antiguamente, cuando los
papas gozaban de extenso poder temporal, gobernador de las provincias eclesiásticas
que le pertenecían en la actual Italia.
C. En Derecho Político. Representante diplomático que está al frente de una legación. |
Delegado de una autoridad. | Senador u otro ciudadano de Roma que era enviado a
las provincias recién conquistadas, para proceder a su  gobierno.
D. En Derecho Civil. Especia de donaciones que se hacen en testamento o en otro acto
de última voluntad; esto es, la manda que un testador deja a uno en
su testamento o codicilo. Es una disposición a título gratuito, que debe ser hecha a
persona determinada, | A LÁTERE. Cardenal que el papa envía con poderes
extraordinarios, para que le represente cerca de un príncipe o  gobierno cristiano, o en
un concilio. (V. A LÁTERE. NUNCIO.).
Intervención
(Derecho Internacional Público) Acto de injerencia de un Estado en los asuntos de otro
para constreñirlo a que actúe como él desea.
La intervención es ilícita (principio de no intervención) menos cuando está fundada en
un título (p. ej., Tratado). Es admisible también la licitud de la intervención por humanidad,
emprendida para proteger la vida de personas gravemente amenazadas (pero
frecuentemente sirve esta de coartada a las políticas de poder).
(Procedimiento Civil) Introducción voluntaria o forzada de un tercero en un proceso ya
incoado. V. Demanda de intervención, Garantía.

Legitimario
[DCiv] Los legitimarios o herederos forzosos son los hijos o descendientes respecto de los
padres o ascendientes; a falta de éstos, los padres y ascendientes respecto de sus hijos
y descendientes y el viudo o la viuda en la forma y medida que establece el CC.

La cuarta de mejoras 
de libre y disposición permite a la persona que hace un testamento, designar libremente
parte de sus bienes a quien desee, ya sea un heredero legitimado (al hijo preferido, por
ejemplo) o un particular cualquiera como a su amante, etc. ... Bienes que el testador
puede disponer libremente.
La cuarta de mejoras de libre y disposición
permite a la persona que hace un testamento, designar libremente parte de sus bienes a
quien desee, ya sea un heredero legitimado (al hijo preferido, por ejemplo) o un particular
cualquiera como a su amante, etc. ... Bienes que el testador puede disponer libremente.
Acervo
Se denomina así, en el lenguaje jurídico, la totalidad de los bienes comunes o indivisos,
como la herencia para los coherederos. | El haber social de una compañía civil o
de comercio. | El conjunto de bienes pertenecientes a los acreedores en
un concurso o quiebra. | La masa común que se formaba con los diezmos.
Beneficio de inventario
[DCiv] Facultad que se le otorga al llamado a la herencia para aceptar la misma, pero
limitando la responsabilidad por las caigas de ésta al valor de los bienes hereditarios, no
estando obligado a responder en ningún caso con bienes propios. La aceptación a
beneficio de inventario debe realizarse ante un Notario o Juez e implica la obligación de
realizar un inventario. jíSSl CC, arts. 1.010 ss.
Aceptación de la herencia.

(Derecho Civil) Derecho del heredero de no soportar las deudas sucesorias sino dentro


del límite del activo que recoge.

Junto con el derecho de deliberar, constituye el beneficio de inventario una de las formas


clásicas de limitar la responsabilidad del heredero. Con este beneficio,
el heredero consigue que el patrimonio del causante, o la parte de
este patrimonio relicto que hereda, permanezca separado
del patrimonio particular del heredero hasta que se haya pagado a todos
los acreedores conocidos del causante, a los legitimarios y a los legatarios. Hecho esto, el
remanente activo de la herencia se confundirá con el patrimonio del heredero. Si entonces
aparece otro acreedor del causante, el heredero sólo responderá de esta deuda en la
medida en que se enriqueció su patrimonio particular con el ingreso del remanente activo
que le correspondió de la herencia (responsabilidad «pro viribus»). En definitiva, aceptar
una herencia a beneficio de inventario provoca la liquidación de la herencia, de la que sólo
llegará al heredero el remanente que pueda quedar de la misma.
Beneficio de separación
Institución del derecho romano, en virtud de la cual se concedía al esclavo
del causante, instituido como heredero suyo, el derecho de afrontar las deudas de
la sucesión con el haber de la misma y no con sus bienes propios.

Cabe aclarar que los esclavos del causante instituidos como sus herederos lo eran con
carácter forzoso, no estando facultados, por ello, para repudiar la herencia.

La institución de tales herederos se hallaba fundamentada en causas religiosas, puesto


que se debía continuar con el culto familiar, a pesar de carecer
el causante de herederos ab intestato.

Con este beneficio no sólo se protegia al heredero, sino también a


los acreedores y legatarios del causante, que podían verse perjudicados por el pasivo
del heredero como consecuencia de la confusión de patrimonios. De tal manera, por
la separación de patrimonios que se operaba como consecuencia del beneficio, los bienes
de la sucesión eran exclusivamente reservados a los acreedores y legatarios del difunto.

Capacidad sucesoria
[DCiv] EICCse limita a señalar que para suceder a una persona por testamento o ab
intestato basta con no estar incapacitado. No se requiere, pues, una capacidad especial.
Están incapacitados con carácter absoluto para suceder las criaturas abortivas y
las asociaciones y corporaciones no permitidas por la ley. Las incapacidades relativas,
que afectan sólo a ciertas personas, se regulan en los arts. 752, 753 y 754, entre otros.
CC, arts. 744 ss.

Como regla general, toda persona está capacitada para suceder a otra; pero la ley, en
determinados casos, excluye esta capacidad señalando las prohibiciones para suceder.
Estas han sido previstas para evitar que determinadas personas, perfectamente capaces
para suceder, no puedan hacerlo respecto de un testador con el que han tenido una
determinada relación antes del fallecimiento de ése, como es el caso del sacerdote que
asistió al testador en su última enfermedad, el tutor del que era pupilo el testador,
el notario que autorizó el último testamento; también está prohibido que suceda
al testador el albacea del testamento o el tutor testamentario.

Código civil, artículos 744, 752 a 754, y 758.


Vocación sucesoral:
Es la calidad especial que otorga legitimación, a una persona (natural o jurídica), para
tener derecho a ser titular de derechos hereditarios en una herencia determinada. La
otorga La Ley en la sucesión intestada o abintestato y el testamento en la sucesión
testada
Dignidad sucesoral:
En un sentido amplio se puede definir la dignidad sucesoral como aquella calidad o
situación jurídica valorativa que califica a un asignatario para suceder por causa de
muerte a la persona de cuya sucesión se trata; este requisito que presupone en la
persona la capacidad y vocación sucesoral, 
indignidad sucesoral.
La indignidad sucesoral o hereditaria, es cuando una persona se considera indigna de
recibir herencia en razón a su comportamiento respecto a la persona que fallece y de
quien por ley es heredero, por lo tanto, se le priva de la herencia.
APOSICION DE SELLOS
Acto por el cual, previa autorización del juez, se guardan bajo llave y sello los bienes
después de abrirse una sucesión y hasta que se proceda al inventario solemne de dichos
bienes y efectos hereditarios.
Acrecer
Incrementar, hacer mayor, aumentar. | Facultad que, en determinados casos, tiene una
persona para aumentar su parle en unos bienes con una porción de los mismos que
correspondía a otra persona, y que ésta ha dejado vacante por no poder o no querer
adquirirla.
El derecho de acrecer, que se denomina también de acrecencia y acrecimiento, lo tienen
los coherederos o colegatarios sobre las porciones vacantes por haberlas renunciado, o
no haberlas podido adquirir, alguno o algunos de ellos.
Albacea
[DCiv] Persona designada por el testador para velar por la
correcta ejecución del testamento. Pueden ser nombrados 1 o más albaceas,
mancomunados o solidarios. Entre sus funciones ordinarias se encuentran las siguientes:
sufragar los gastos del funeral, satisfacer legados, velar por los bienes de
la herencia y ejecutar la misma.
SS CC, arts. 892 ss.

Derecho Civil

Etimológicamente deriva el término del árabe «al waci» (ejecutor), de modo que el


albacea aparece como una figura dirigida a la ejecución del testamento, de
la voluntad del testador.

De naturaleza jurídica discutida, mayoritariamente el Tribunal Supremo considera al


albacea como un mandatario post mortem, un gestor de intereses ajenos, que se
convierte por sus facultades y función en un cargo especialísimo.

Pueden ser de diferentes clases: así por sus facultades puede ser universal


o particular (art. 894.1 C.C.); por su número, uno o varios (art. 892 C.C.) y en este último
caso pueden ser nombrados mancomunada, sucesiva o solidariamente (arts. 894.2 a 897
C.C.); y, por su origen, testamentarios (art. 892 C.C.), legítimos (art. 911 C.C.) y dativos
(art. 966 L.E.C.).

Estamos ante un cargo testamentario (art. 892 C.C.) que al mismo tiempo es voluntario,


pues el designado no puede ser obligado a aceptarlo (arts. 898, 899 y 900 C.C.), es
personalísimo (art. 909 C.C.) y gratuito (art. 908 C.C.), sin perjuicio de lo que corresponda
por los gastos de partición u otros facultativos, como los de letrado. Por último, es un
cargo temporal, siendo el testador el que puede ampliar ese plazo, e incluso prorrogarlo
(arts. 904 y 905 C.C.), si bien esa prórroga también puede derivarse de la voluntad de
los herederos (art. 906 C.C.) o del juez (art. 905.2 C.C.).

Es un cargo que requiere capacidad para obligarse (art. 893 C.C.), lo que excluye al


menor (893.2 C.C.), si bien hay que entender que el menor emancipado podrá ser
albacea e incluso la persona jurídica.

Nombrado el albacea, y habiendo aceptado éste el cargo, deberá dentro del plazo
señalado, llevar a cabo las funciones que el testador le haya asignado (art. 901 C.C.) y en
otro caso las señaladas en el artículo 902 C.C., sin olvidar la posibilidad de
enajenar bienes muebles e inmuebles en el caso previsto en el artículo 903 C.C. (falta de
metálico en la herencia sin que lo aporten los herederos, de forma que no puedan cubrirse
los sufragios y los legados). Puede el testador, por tanto, encomendar al albacea unas
amplias funciones (administrar la herencia, vender bienes y entregar su importe a
los herederos, hacer la partición..., todo ello con los límites legales de las legítimas).
El desarrollo de sus funciones por los albaceas no es omnímodo e incontrolable
naturalmente, ya que deben rendir cuentas a los herederos, y en el caso en que
su nombramiento fuese dirigido a dar a los bienes la inversión o distribución señalada por
el testador, las cuentas deberán ser rendidas al juez (art. 907 C.C.).

El albaceazgo termina por las causas señaladas en el artículo 910 del C.C., es


decir, muerte, imposibilidad, renuncia, remoción y transcurso del tiempo por el que fueron
nombrados.

No solamente regula esta figura el C.C., también lo hacen algunas Compilaciones


Forales; así la Compilación catalana da a la figura una amplia regulación (arts. 308 a 321
del Código de sucesiones por causa de muerte en el Derecho Civil de Cataluña),
coincidente en su mayor parte con la que ya vimos que daba nuestro Código Civil. Dicho
código, no obstante, permite el nombramiento en testamento y además en heredamiento
o codicilo, y no recoge la distinción de albaceas por el origen conteniendo, sin embargo,
la clasificación, por las funciones, entre albacea universal y singular, que implica a su vez,
distinguir entre el albaceazgo de entrega y el de realización.

La Compilación navarra de 1973, modificada por la Ley Foral 5/1987, de 1 de abril, regula


así mismo esta figura, si bien de manera más breve (Leyes 296 a 299), y también recoge
la distinción entre albacea universal y singular, proporcionando a
aquéllos facultades suficientemente amplias para la realización de sus fines.

La Ley 1/1999, de 24 de febrero, de sucesiones por causa de muerte en Aragón,


contempla la figura del albaceazgo en dos artículos, 169 y 170. En ellos da
carácter dispositivo al cargo que puede ser nombrado por el disponente en
pacto sucesorio o testamento, señalando que pueden ser uno o más y que aquél puede
con entera libertad establecer las determinaciones que tenga por conveniente. Así mismo
dispone que para el caso de testamento mancomunado el plazo señalado al albacea
común se contará en cuanto a cada sucesión desde la fecha del fallecimiento del
respectivo causante (V. contador-partidor dativo en partición hereditaria).

Es la persona encargada de ejecutar y vigilar la ejecución de un testamento, asumiendo


también otros cometidos que pueden ser independientes del testamento, pero muy
relacionados con el testador o la herencia (entierro, sufragios, administración de
la herencia, etc.). El albacea suele ser persona de la confianza del testador y que, por ser
además imparcial al no ser heredero, puede velar adecuadamente por el cumplimiento de
lo dispuesto en testamento. El albaceazgo o cargo de albacea, aunque se parece en
algunos casos al mandato, es una institución jurídica con perfil normativo propio: es un
cargo voluntario, renunciable, personalísimo, normalmente gratuito y temporal.

Código civil, artículos 892 a 911.

El que tiene a su cargo cumplir y ejecutar lo que el restador ha ordenado en


su testamento, u otra forma de disposición de última voluntad.
Acumulación
. Der.Adm. Io Acumulación de responsabilidades: posibilidad reconocida por
la jurisprudencia administrativa a la víctima de un perjuicio causado por la Administración,
de exigir indiferentemente la responsabilidad del Estado o la del agente infractor, cuando
la falta personal cometida por ella no está desprovista de todo vínculo con el
funcionamiento del servicio.
2o Acumulación de empleo: hecho, en general prohibido o limitado, de ocupar
simultáneamente varios empleos públicos o un empleo público y una profesión privada.
3o Acumulación de remuneraciones: percepción simultánea, en general prohibida o
restringida, de remuneraciones públicas o privadas en las hipótesis en que está
autorizada la acumulación de empleo.

Delación
[DCiv] Ofrecimiento concreto a uno de los llamados para que acepte o repudie
la herencia. Por su origen puede ser voluntaria (por manifestación de voluntad del
hombre, ya sea unilateralmente por testamento, o bilateralmente por contrato) o legal
(imperativo de una norma). Por el número de llamados puede ser unipersonal o múltiple.
*= =* CC, art. 658.
Herencia; Ius delationis.

. En sentido común significa el acto

del soplón (acusador encubierto). En sentido jurídico significa acusación. El delator es


quien formaliza una denuncia contra una o varias personas por delito cometido.

Manifestación, por lo general clandestina o anónima, que se hace de un delito, o de


los actos preparatorios para cometerlo, y de la intervención en aquél o en éstos de las
personas que constituy en sus autores, cómplices o encubridores.
Desheredamiento
(Derecho Civil) Acción por la cual el testador priva a los herederos de sus derechos
sucesorios. La desheredación no puede recaer sobre la reserva hereditaria, de que se
benefician ciertos herederos parientes próximos del de cujus.
Deferir
Adherirse al dictamen o parecer de otro, o aceptarlo por respeto, cortesía u otro impulso
benévolo. | Comunicar, transmitir parte del poder o de la jurisdicción.
Herencia yacente
[DCiv] Situación en que se encuentra la herencia desde la apertura de la sucesión hasta
la aceptación de la misma. Puede ser esta situación voluntaria, cuando el heredero aún
no ha aceptado la herencia, o legal, como la herencia diferida a favor del nasciturus.
El heredero que haga meros
actos de administración y conservación de la herencia no se presume que la ha aceptado
(CC, art. 999). m Herencia.

En términos generales, es la herencia durante el período que puede transcurrir entre


la apertura de la sucesión y la adquisición de la herencia por los herederos mediante
la aceptación. Los supuestos de hecho en que más habitualmente aparece la situación de
yacencia hereditaria son: cuando el testador instituyó heredero a un concebido que
todavía no ha nacido o a uno todavía no concebido; cuando se
instituyó heredero una fundación que ha de constituirse; cuando el heredero ha
sido instituido bajo condición; cuando el heredero es una persona desconocida; y cuando
el heredero no ha manifestado aún su aceptación o repudiación de la herencia. Esta
expresión se aplica mayormente al último supuesto. Toda vez que la yacencia hereditaria
puede prolongarse es preciso nombrar un administrador de los bienes hereditarios que
cuide de su conservación.

Código civil, artículo 1.934.

Aquella que habiéndose causado por la muerte de la persona de quien procede no ha


sido todavía aceptada por los herederos, o no existentes éstos, o existiendo no han sido
conocidos. Con la herencia yacente se establece una ficción jurídica, puesto que se la
reconoce como continuación de la personalidad del causante y sujeto de derechos
y obligaciones, que habrá de ejercer quien tenga a su cargo la Administración de
la herencia.
Herencia vacante
Cuando no existen herederos legítimos, o si los hubiere, cuando renuncian a recibir los
bienes relictos, o cuando los llamados por el testador no tengan interés en adquirirlos,
la herencia se declara vacante pasando entonces esos bienes a poder del fisco.

El fisco adquiere los bienes en virtud del dominio eminente del Estado, a quien pertenece


todas las cosas sin dueño, como es esta hipótesis. Prueba de ello es que los bienes no se
adjudican a un solo Estado (al Nacional, por ejemplo), sino a varios, si están situados en
más de uno; y también que se excluye completamente al Estado extranjero, no obstante
que el causante estuviere domiciliado en el al tiempo del fallecimiento. Cuando la ley
impone al Estado la obligación de cumplir la carga que posean sobre la herencia, no hace
sino sancionar un principio de equidad: quien se beneficia con la adquisición de
un patrimonio, debe soportar sus cargas.

La reputación de vacancia importa, simplemente, la presunción de que el causante carece


de parientes con vocación hereditaria o de que no tiene herederos testamentarios. En
consecuencia, se trata de un período previsional durante el cual se deben inventariar y
evaluar los bienes, así como también pagarse las deudas de la sucesión, para todo lo cual
es preciso designar un curador.
Mala fe (fraude pauliano):
El acreedor debe probar (a) que el acto que pretende revocar haya sido celebrado de
mala fe tanto por el deudor otorgante como por el tercero adquirente, en los actos
onerosos. La mala fe en el contexto de la acción pauliana consiste en que tanto el deudor
como el tercero, conociendo ambos el mal estado de los negocios del primero (consilio
fraudulento); (b) en los actos y contratos dispositivos celebrado a título gratuito, solo debe
probarse la mala fe del deudor, es decir, que al tiempo de su celebración, conocía el mal
estado de sus negocios
Los órdenes hereditarios.
En Colombia son las leyes las que regulan las sucesiones intestadas, ya que el difunto
no dispuso de sus bienes mediante testamento, o si lo hizo no fue acorde a derecho, por
lo que no tiene ningún efecto legal esa disposición.

La diligencia de inventarios y avalúos es el proceso mediante el cual un perito calificado,


un avaluador, determina el valor de los bienes, derechos y obligaciones que eran
propiedad del fallecido en un proceo sucesorio. Es decir, determina el valor de la
hereditaria.
Donación
[DCiv] Negocio jurídico en virtud del cual una persona (donante) dispone de una cosa de
su patrimonio a favor de otra (donatario) a título gratuito. Se requiere para su perfección
no sólo el animus donandi en el donante, es decir, la liberalidad, sino también
la aceptación del donatario.
CC, arts. 618 a 656.

(Derecho Civil) Contrato por el cual una persona (donante) trasfiere la propiedad de una


bien a otra (donatario), que la acepta, sin contrapartida y con intención liberal.

Es un negocio jurídico por el que una persona, llamada donante, proporciona, a costa de


su patrimonio, una cosa o bien a otra persona, llamada donatario, que la acepta. Además
de la intención de liberalidad del donante (animus donandi), es preciso que
el donatario consienta, pues nadie puede influir en el patrimonio de otro si éste no lo
permite. No son donación los actos que otorgan una ventaja sin compensación, pero que
no ocasionan una pérdida patrimonial apreciable, como sucede en
el préstamo sin interés o en el comodato.

Código civil, artículos 609, 618, 621 y 623.

Acto jurídico entre vivos por el cual una persona (donante) transfiere a otra (donatario)
gratuitamente el dominio sobre una cosa y el donatario acepta.

La donación es uno de esos conceptos tan fáciles de comprender en su esencia como


difíciles de delinear en sus contornos precisos. La dificultad reside en la circunstancia de
que no todo acto a título gratuito es donación.

No lo son los actos de última voluntad ni tampoco numerosas liberalidades realizadas


entre vivos que quedan excluidas del concepto jurídico de donación.

Se ha circunscripto el régimen legal de las donaciones a ciertos actos respecto de los


cuales se considera particularmente importante proteger al donante. Esto explica por que
no se aplica a todas las liberalidades entre vivos el mismo régimen.

Habrá donación cuando una persona por un acto entre vivos transfiera de su


libre voluntad gratuitamente a otra, la propiedad de una cosa. De esta definición se
desprenden los siguientes elementos:

a) es un acto entre vivos. Los actos de última voluntad, llamados testamentos, tienen


un régimen legal distinto.
En nuestro derecho no hay donaciones para después de la muerte. B) obliga a transferir
la propiedad de una cosa. Se dice que la
donación transfiere la propiedad, lo que no es exacto porque el solo
titulo no basta para producir ese efecto, sino que también es necesaria la tradición.

Solo las cosas pueden ser objeto de donación en nuestro régimen legal; si se trata de


la transmisión gratuita de un derecho, habrá cesión y no donación.

C) la transferencia debe ser a título gratuito. Es decir, hay un desprendimiento de bienes,


sin compensación por la otra parte. Pero ésta no es una regla absoluta. Es posible que
el contrato de
donación obligue al donatario a hacer o pagar algo, sea en beneficio del donatario o de
un tercero. Esto no altera la esencia gratuita del acto. Sin embargo, a veces el cargo tiene
tal importancia que la gratitud del contrato queda desvirtuada casi totalmente; aquí se
roza el problema del negotium mixtum cum donatione.

Donaciones condicionales; limitaciones derivadas del principio de la irrevocabilidad:


la donación, como todo acto jurídico, puede sujetarse a condición. Tratándose de
condiciones suspensivas, ninguna limitación hay derivada de su carácter mixto o casual;
solamente las puramente potestativas anularian la donación, de acuerdo con
el principio general. En cambio, tratándose de condiciones resolutorias, deben ser
casuales o bien depender de la voluntad del donatario (por ejemplo, la donación de un
automóvil a
un sobrino con la condición resolutoria de que se gradúe en el plazo de un año), pero
nunca puede la condición depensi así fuera,
estaría librada al arbitrio de éste la suerte de los bienes donados, lo que colocaría
el dominio en una incertidumbre inadmisible y sería
contrario al principio de la irrevocabilidad de las donaciones. Tales condiciones anularian
la donación.

Casos en que el donante puede revocar la donación: en principio,


la donación es irrevocable por voluntad del donante; de lo contrario se cerniria una
permanente incertidumbre sobre el derecho del donatario y sus sucesores.

La ley sólo admite la revocación en estos supuestos: a) cuando el donatario ha incurrido


en incumplimiento de las cargas impuestas
en el acto de la donación; b) cuando ha incurrido en ingratitud hacia el donante; c) cuando
después de la donación han nacido hijos al donante y esta causa de revocación se
hubiera previsto en el contrato; D) cuando el adoptante ha hecho una donación en favor
de su hijo adoptivo y luego la adopción es revocada a pedido de este.

Las donaciones onerosas (o con cargo) y las remuneratorias pueden ser revocadas pero
solo en la parte en que constituyan una liberalidad.
Testamento
[DCiv] Acto por el cual una persona dispone para después de su muerte de todos sus
bienes o parte de ellos. Los testamentos contienen generalmente actos de disposición,
pero también admiten actos de carácter no patrimonial, como el reconocimiento de un
hijo. Se clasifican en testamentos comunes y especiales.
CC, art. 667.
Desheradación; Sucesión testamentaria.
(Derecho Civil) Acto jurídico unilateral por el que una persona, el testador, declara sus
últimas voluntades y dispone de sus bienes para después de su muerte.
Testamento auténtico es el recibido por dos notarios o por un notario y dos testigos.
Testamento místico o secreto es el escrito por el testador o por un tercero, pero firmado
por el testador, presentado cerrado y sellado a un notario, que levanta un acta
de suscripción en presencia de dos testigos.
Testamento ológrafo es el enteramente escrito, fechado y firmado de puño y letra
del testador.
El testamento se califica de conjuntivo o conjunto cuando dos o más perso ñas testan en
el mismo acto, en beneficio de un tercero o recíprocamente los unos en beneficio de los
otros; pero esta forma de testamento está prohibida por la ley.

Derecho Civil

Sumario:

I. Fundamento de la sucesión testada.

II. El testamento, concepto y caracteres.

III. Clases de testamento en el Código Civil.

IV. Contenido del testamento.

I. Fundamento de la sucesión testada.

La sucesión -dice el art. 658- se defiere por la voluntad del hombre manifestada en


testamento. Así lo permite la ley por sólidas razones: si como se ha dicho con acierto, en
la formación de la propiedad individual son tras los factores que intervienen, la
actividad individual, la colaboración familiar y la tutela del Estado, a la muerte del titular -
partiendo de la suma conveniencia de que la propiedad se perpetúa vía herencia-, cada
uno de los elementos coadyuvantes debe recibir su parte, la persona mediante
la sucesión testamentaria. Lo que se completa con la idea de la necesidad de un medio
para el que la persona prevea en general lo que estima más adecuando a sus intereses -
personales, morales, familiares, ideológicos, patrimoniales...-, que exista un puente entre
la vida y la muerta, un nexo o alianza que permita contemplar con serenidad lo que queda
más allá ante el más o menos próximo más allá, se comprende la existencia del
testamento y de la sucesión mortis causa a su través regulada, prevista y encauzada.

II. El testamento. Concepto y caracteres.

El artículo 667 del C.C. dice: «Al acto por el cual una persona dispone para después de
su muerte de todos sus bienes o de parte de ellos, se llama testamento». Ante
el precepto, completado por otros del Código, cabe extraer los siguientes caracteres:

1. Acto: negocio jurídico en puridad por el papel decisivo de la voluntad no sólo en el


origen, sino en la producción de los efectos jurídicos. Como tal, es esencial en el
testamento la voluntad debidamente exteriorizada o declarada (capacidad, ausencia de
vicios y forma), lo que la ley cuida con detalle: respecto a la capacidad, estableciendo que
«están incapacitados para testar: los menores de catorce años -la mayoría de edad exige
para el testamento ológrafo- y el que habitual o accidentalmente no se hallare en su cabal
juicio» (art. 663 en relación con 664, 5 y 6) en cuanto a la ausencia de vicios, sancionando
con la nulidad al testamento otorgado con violencia, dolo o fraude (art. 673; el motivo
erróneo lo contempla el 767 y el 773 se ocupa del error en el nombre y apellidos o
cualidades del heredero) y por lo que se refiere a la forma, la ley para velar por la exacta
plasmación de la voluntad mortis causa, es rigurosa: se exige la forma y sus requisitos
para la validez del testamento (escrito, forma de hacerlo, en su caso, notario, testigos
instrumentales..., art. 688, 705, 718, según las distintas clases de testamento), de modo
que «será nulo el testamento en cuyo otorgamiento no se hayan observado
las formalidades respectivamente establecidas en este capítulo», dice el artículo 687, y
toda disposición patrimonial mortis causa que haga el testador refiriéndose a cédulas
o papeles privados que después de su muerte -aparezcan...-, dice el 672 respecto a
las memorias testamentarias, será nula de no tener aquéllos los requisitos del testamento
ológrafo (los de los arts. 678, 688 y ss). Y es que la voluntad del testamento -cumplidos
los requisitos legales- es la ley suprema de la sucesión: tan es así que la expresión de
una causa (motivo) falsa de la disposición se considera como no puesta a no ser que del
testamento resulte que el testador no habría hecho la institución o legado si hubiera
conocido la falsedad de la causa (¿han de ser hechos pasados necesariamente
siempre?), e incluso (con evidente exageración) se tiene por no escrita -sin más- la
expresión de una causa contraria a derecho, aunque sea verdadera (art. 767), e igual
las condiciones imposibles, las contrarias a las leyes o a las buenas costumbres y
la condición absoluta de no contraer matrimonio, salvo excepciones (arts. 792 y 793; el
794 declara nula la disposición captatoria). Lo que reafirma el C.C. constantemente:
respecto a la interpretación del testamento (art. 675), en materia
de preterición de legitimarios (art. 814 in fine), en el 668...

2. Por el cual, una persona: el testamento es acto individual, unipersonal (el Código
prohíbe el testamento mancomunado, arts. 669 y 773, a diferencia de algunas
legislaciones forales, como también el contrato sucesorio, art. 1.271) y es unilateral,
con declaración de voluntad no recepticia: el testamento es negocio perfecto y
potencialmente eficaz por la sola manifestación del testador, la muerte del mismo señala
sólo el momento desde el que produce el testamento sus efectos jurídicos (conditio iuris);
de ahí el momento en que la ley aprecia la capacidad para testar (art. 666). Es acto
además por el que un persona, ella personalmente: es decir, el testamento es acto
estrictamente personal, personalísimo lo llama el artículo 670, añadiendo que «no podrá
dejarse su formación, en todo ni en parte, al arbitrio de un tercero, ni hacerse por medio
de comisario o mandatario». Por excepción, el 671 permite que el testador encomiende a
un tercero: la distribución de las cantidades que deje en general a clases determinadas...
e incluso la elección de aquellos a quienes deben aplicarse; como
constituye excepción importante a la del 830 la del 831 relativa a
la delegación al cónyuge de la facultad de mejorar (en Aragón, Baleares, Cataluña,
Navarra y Vizcaya, diversas y amplias modalidades de fiducia sucesoria, e incluso de
testamento por comisario son resaltables frente al criterio del C.C., el cual en materia de
encargos fiduciarios y herencias de confianza completa, prohibiéndolos el artículo 785.48;
enfoques legislativos divergentes que han llevado al T.S. a interpretar con cierta
benignidad el tajante precepto del 785.48 citado).

3. Dispone para después de su muerte: por lo que de un lado no es verdadero testamento


el acto que, aun presentando la forma externa de tal -dice el T.S. 8 de julio de 1940-
pueda dudarse si constituye un simple esbozo y no un acto definitivo, o en que
el otorgante se limite a aconsejar o rogar con respecto al destino de su patrimonio y en el
que no conste con claridad la intención de testar, esto es, de disponer para después de
la muerte del declarante, y de otro la disposición contenida en el testamento es para
después de la muerte, por lo que de inmediato su contenido no produce ningún efecto, no
vinculaba a su autor; en el testamento como negocio mortis causa lo expuesto es
esencial.

4. De todos sus bienes o de parte de ellos: el testador -dice del 668- puede disponer de
sus bienes a título de herencia o de legado, lo que no es tampoco imperativo (de un lado
si no se dispone de todos ellos, se abre la sucesión intestada; de otro, el testamento será
válido -dice el 764-, aunque no contenga institución de heredero, a diferencia del Derecho
romano y siguiéndole de algunos Derechos Forales; por último, puede distribuirse toda
la herencia en legados, V. art. 891). Ahora bien, el testamento para que exista,
¿exige disposición de bienes mortis causa o si formalmente el acto reviste el carácter de
testamento, aunque no contenga más que disposiciones no patrimoniales, ha de
negársele la condición de tal?; a pesar de la primera impresión que la lectura del 667
produce y de alguna declaración del T.S. (obiter dicta), doctrina y jurisprudencia están
acordes en considerar que las disposiciones no patrimoniales pueden establecerse en la
forma prevenida por la ley para los testamentos, aunque en tales supuestos no hay
testamento en sentido sustantivo o material, y es que el artículo 667 lo que hace es exigir
el testamento para disponer de bienes mortis causa como único medio de hacerlo -dado
el enfoque jurisprudencial del artículo 620- pero el precepto no impide que pueda acudirse
a la forma testamentaria para verificar disposiciones no patrimoniales, sin necesidad de
que contenga aquélla al menos un pequeño legado, exigencia que sería absurda.

5. Esencialmente revocable: así lo dispone el artículo 737: «aunque el testador exprese


en el testamento su voluntad o resolución de no revocar». Ya lo estableció así el Derecho
romano y está acorde con su carácter de acto unilateral y de producción de efectos sólo
mortis causa. La ley quiere posibilitar al máximo que triunfe, la última voluntad,
debidamente manifestada del causante, de ahí también que prohíba en general -como se
ha dicho- el contrato sucesorio (art. 1.271, a diferencia de las legislaciones forales) y que
incluso la participación por el causante exija y dependa siempre del testamento (cuando
el testador hiciere..., comienza el 1.056), corroborando el criterio expuesto el artículo 737:
«el testamento posterior perfecto revoca al anterior, salvo que el testador exprese en
aquél lo contrario. El testamento anterior recobra su fuerza si el posterior lo revoca
el testador y declara expresamente ser su voluntad que valga el primero».

Cabe sí que contenga el testamento disposiciones irrevocables, por tratarse de


manifestaciones más de ciencia o de verdad que de voluntad: así la de reconocimiento de
hijos, artículo 741 y algunas otras tratadas por doctrina y jurisprudencia.

III. Clases de testamentos.

El testamento puede ser común y especial. Dentro de los comunes distingue


el artículo 676: el ológrafo, el abierto y el cerrado, los que regula a continuación. Se
consideran testamentos especiales -dice el 667- el militar, el marítimo y el hecho en
país extranjero. Clasificación tradicional, que a la vista de la total regulación legal hay que
completar: dentro de los testamentos comunes, el testamento del demente en un intervalo
lúcido (art. 665), el del enteramente sordo (art. 697), el del ciego (art. 698), mudo
y sordomudo (art. 709) y los otorgados en lengua extranjera, en peligro de muerte y en
tiempo de epidemia, constituyen formas extraordinarias por sus requisitos, a la vista de
las circunstancias de su autor.
Dentro de los especiales -que lo son por las específicas circunstancias que concurren en
su otorgamiento- también existen modalidades ordinarias y extraordinarias caso del militar
y del marítimo. Por lo señalado, los testamentos en peligro de muerte y en tiempo
de epidemia puede considerarse también especiales.

IV. Contenido del testamento.

Dentro de lo humanamente posible, con el testamento se puede asegurar lo que una


persona quiere que se haga después de su fallecimiento: el instrumental es variado y
normalmente suficiente, pero al lado de los supuestos reales sencillos, puede darse el
caso complejo. Por ello es preferible aquí exponer la panorámica general del posible
contenido del testamento atendiendo a diversos supuestos fácticos, contemplados
empíricamente.

1. Disposiciones a favor del cónyuge: si de un matrimonio normal, bien avenido, se trata y


no hay descendencia común es frecuente la institución de heredero universal -bien simple
sin más o con sustitución fideicomisaria o incluso de residuo-, institución que puede
abarcar todos los bienes o ceñirse a los bienes gananciales, disponiéndose de los
privativos a favor de parientes del testador (hermanos, sobrinos...), salvando
la legítima en su caso de los ascendientes del testador. El enfoque varía, claro es, si
existen hijos o descendencia común: o sólo respetar la legítima viudal o legar
el usufructo universal al cónyuge, en base al artículo 820.3, o incluso disponer
optativamente que puede él elegir entre tal usufructo universal o el tercio de
libre disposición más la legítima viudal (usufructo del tercio de mejora) e incluso otorgarle
las facultades fiduciarias del artículo 831 (en la línea de algunas legislaciones forales),
constituyen distintas perspectivas que la realidad suele considerar (aparte atribuciones
legales como las del art. 1.406 y 7 en sede de liquidación de la sociedad de gananciales).

Caso de matrimonio separado de hecho o con separación judicial o en trance


de nulidad, separación o divorcio, el enfoque suele cambiar radicalmente: desde la simple
constancia testamentaria de la situación hasta la desheredación e incluso
el silencio u omisión (preterición intencional) del cónyuge, sin desconocer que -por la
razón íntima que sea- no es insólito, caso de separación fáctica,
el reconocimiento expreso en el testamento de la legítima viudal, son soluciones que la
realidad conoce en la praxis testamentaria notarial.

2. Testador con hijos o descendientes: también el enfoque varía caso de existir hijos de


distintos matrimonios del testador o hijos no matrimoniales
y descendencia del matrimonio: prelegados, modos, mejoras, desheredaciones, pago
de porción hereditaria de alguno de ellos en metálico (en base al art. 841), disposiciones
de carácter particional e incluso la partición por el testador del 1.056, atribución a
su cónyuge de las facultades fiduciarias del apuntado artículo 831..., son medios en la
mano del causante para canalizar su última voluntad, a la vista de la situación real
concreta, sin olvidar, claro es, la frecuente institución hereditaria a todos por igual así
como la previsora cláusula de «reconocimiento de la legítima lo más estricta posible a
todos aquellos a quienes legalmente corresponda, no mencionados en este testamento»,
evitadora de pretericiones y prevista con fin de discreción, caso por ejemplo de existir
hijos no matrimoniales a quienes no se quiere aludir nominatim, ni siquiera expresar su
existencia decididamente.
3. Testador soltero o viudo sin descendencia: en tales casos son naturalmente más
frecuentes las disposiciones a favor de padres, hermanos, sobrinos..., así como las
mandas y disposiciones piadosas, educativas o culturales y
la institución testamentaria de fundaciones, con dotación a cargo de la herencia.

En todo caso, el nombramiento de albaceas (con más o menos facultades, e incluso con


las específicamente amplias del artículo 671 antes expuesto, y también con facultad de
realización del valor de los bienes y entrega del dinero obtenido a los favorecidos en el
testamento albaceazgo de realización de valor, que en el régimen del C.C. tiene que
respetar la posible existencia de legitimarios), de contadores partidores,
de administrador de la herencia, de arbitrador..., facilita, completa y asegura el fiel y
exacto cumplimiento de la última voluntad del testador según las circunstancias reales de
cada caso concreto.

Lo expuesto se completa con la frecuente declaración de fe religiosa y de disposiciones


relativas a entierro y funerales que suelen presidir el clausulado dispositivo del
testamento.

BIBLIOGRAFÍA:

LACRUZ BERDEJO, J. L. y SANCHO REBULLIDA, F. DE A.: D. de sucesiones. Bosch,


1981.

VALLET DE GOYTISOLO, J.: Panorama D. Sucesiones, I y II. Civitas, 1984.

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AYMERICH Y DE RENTERÍA, R.: Las cláusulas prohibitorias en los testamentos.


Montecorvo, 1985.

RUIZ-RICO RUIZ MORÓN, J.: Las prohibiciones de impugnar el testamento en el


C.C. español. Universidad de Granada, 1986.

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Compilaciones Forales, t. IX, vol. I B. Edersa, 1987.

FERNÁNDEZ ARÉVALO, A.: Testamento «per relationem» en el Derecho Civil Común.


Valencia, 1998.

JORDANO BAREA, J. B.: El testamento y su interpelación. Granada, 1999.

Es el acto jurídico rigurosamente formal que hace una persona para manifestar


su voluntad cuando haya fallecido y, especialmente, para determinar
el destino del patrimonio que deje al morir. Por tratarse de un acto unilateral y no necesitar
un destinatario hasta que fallezca el autor del testamento o testador, han de cumplirse las
formas solemnes que la ley impone para la validez del testamento y que varían según la
clase del mismo que se haya otorgado. El testador ha de testar individual y
personalmente, sin que valga hacerlo conjuntamente con otras personas o
por apoderado o representante. El testamento es siempre revocable; por lo tanto, un
testamento que estableciera validez única del mismo y la negara a cualquier otro
testamento posterior, sería ineficaz. Aunque lo más habitual es que el testamento ordene
el destino de todo el patrimonio del testador, puede también ordenarlo sólo en parte, como
también puede incluir, con dichas previsiones patrimoniales, o sin ellas, declaraciones no
encaminadas a ordenar el destino de su patrimonio: reconocimiento de deudas,
disposiciones sobre alimentos, etc.

Código civil, artículos 667, 669, 670, 687 y 737.

Se puede definir al testamento, como el acto escrito, celebrado con las solemnidades de


la ley, por el cual una persona dispone del todo o parte de sus bienes para después de
su muerte.

A) la sucesión legítima ha precedido históricamente a la testamentaria.

En Roma el testamento aparece recién después de la ley de las xii tablas, y desde
entonces ha sido universalmente admitido. La potestad de disponer de los bienes para
después de la muerte es

inseparable de la propiedad, puesto que ésta, eliminado el derecho de disposición queda


reducida a un simple usufructo. Y si sólo se permitiera la disposición por actos entre vivos,
se obligaría al propietario que desea darles un destino en previsión de su muerte a
hacer traspasos en vida o simular enajenaciones; es decir, se llegaría siempre al
mismo resultado, solo que por una vía falsa, a veces compleja y perjudicial. El testamento
elimina todos éstos inconvenientes y brinda la solución recta y simple.

B) se puede definir al testamento, como el acto escrito, celebrado con las solemnidades


de la ley, por el cual una persona dispone del todo o parte de sus bienes para después de
su muerte.

C) sus principales caracteres son los siguientes:

1) es un acto jurídico unilateral. El testamento queda perfeccionado con la


sola declaración de voluntad del causante, sin necesidad de una voluntad receptiva o
aceptante.

I) es un acto solemne. El testamento es un acto solemne, de tal modo que la omisión de


las formas legales lo priva de todo efecto. Además, siempre será escrito; la forma verbal
está prohibida en la generalidad de los ordenamientos.

3) es un acto personalísimo. Sólo puede ser otorgado


personalmente por el causante; éste no puede dar poder a otro para testar ni dejar
ninguna de sus disposiciones al arbitrio de un tercero.

4) es un acto de disposición de bienes.

Si bien generalmente es así, esto no es rigurosamente exacto, porque puede tener


también otro objeto, tal como el reconocimiento de un hijo extramatrimonial o
el nombramiento de un tutor.

5) produce efectos después de la muerte del testador. A diferencia de las liberalidades


hechas por actos entre vivos, que producen sus efectos de inmediato, el testamento solo
está destinado a producir efectos después de la muerte del causante.
6) es un acto revocable. Una característica esencial del testamento es su revocabilidad.
Toda renuncia o restricción a este derecho es de ningún efecto.

Por eso se lo llama acto de última voluntad porque es la última voluntad, expresada con


las formalidades legales, la que prevalece.
Sucesión mixta

Este tipo de sucesión sucede cuando una parte de los bienes quedaron repartidas en un
testamento, pero, al mismo tiempo, dejó bienes por fuera de este testamento. ... Una vez
termina esta parte, el resto de bienes serán repartido mediante el mismo proceso de
una sucesión intestada.
Lesión y lesión enorme
El vicio de lesión consiste en "el daño que en un acto a título oneroso, se deriva de la falta
de equivalencia entre lo que se da y lo que se recibe" (Giorgi y Aubry y Rau).

Según el criterio tradicional la lesión constituía un vicio del acto, bajo el nombre


de lesión enorme, cuando el daño excedía la mitad del valor entregado por
el damnificado (outre moitie, en el francés antiguo), Ver Gr., Cuando se vendía por 49 lo
que valía 100.

El derecho moderno, a partir de la sanción del código civil alemán, no fórmula una


apreciación cuantitativa del daño, prefiriendo aludir a una chocante inequivalencia de las
prestaciones, pero exige
además que haya mediado abuso de la desgracia o inferioridad del lesionado: es la
llamada lesión subjetiva. El código civil soviético deja de lado el requisito del abuso,
ateniéndose exclusivamente al estado apremiante del lesionado.

Antecedentes históricos: el derecho romano primitivo no conoció el vicio de lesión. Aun


cuando luego el pretor concedió en ciertos casos el beneficio de restitutio in
integrum respecto de los actos lesivos, la institución no aparece perfectamente definida
hasta la época imperial, en que los emperadores Diocleciano y Maximiliano resolvieron
que el vendedor de inmuebles lesionado en más de la mitad en el precio de la cosa
estaba autorizado a pedir la rescisión de la venta.

Durante la edad oscura, nombre que dan los historiadores


modernos a primer período medieval-siglos v al x-, la lesión cayó en desuso,
reapareciendo en el siglo xi con la escuela de Bolonia, que la admitía con severas
restricciones.

Ya en la alta edad media, durante el siglo xii, Bartolo extendió el concepto, pero fue
especialmente el derecho Canónico el que, imbuido de una moral superior, generalizó
la institución, decidido a hacer imperar la justicia conmutativa en los contratos y a extirpar
la usura.

A partir del renacimiento, la lesión vuelve a los antiguos límites con que se le admitió en


el derecho romano clásico. Pero debía sufrir un completo aunque breve eclipse durante
la revolución francesa, cuya legislación burguesa e individualista allanó los fueros de
la justicia para lograr una mayor expansion de la libertad particular.
Así, en 1789 se implantó en Francia la libertad de prestar, y en 1795 se abolió la lesión,
que debió ser restablecida dos años más tarde. La discusión que al respecto se suscitó
antes de la sanción del código civil francés fue muy ilustrativa, incluso acerca de
los principios característicos de esa época. Se pronunciaron a favor de la lesión, portalis y
tronchet, quienes recordaron las opiniones también favorables de domat y Pothier, y en
contra de la institución estuvo berlier. Finalmente, Napoleón zanjo
la disidencia admitiendo solo en ciertos contratos, o a favor de determinadas personas.

En la época actual solo desestiman la lesión como vicio autónomo de los actos jurídicos


los códigos portugueses, brasileño y el argentino, hasta la sanción de la ley 17711 que
innovó al respecto. En cambio, reconocen ampliamente la lesión como causa
de anulación de los contratos, los códigos italiano (art. 1448), mexicano (art. 17),
austríaco (arts. 879 y 934), suizo de las obligaciones (art.
21), soviético (art. 33) 8 así como el derecho inglés, el proyecto argentino de 1936 (art.
156), el proyecto hungaro de 1900 (arts. 956 y 957), y el anteproyecto argentino de 1954
(arts. 150 y 160). Si
bien con restricciones mas o menos severas, también acoge la lesión enorme los códigos
francés (arts. 1118 y 1674), español (arts. 1074 y 1291), chileno (arts. 1888 y 1896 y
concordantes), uruguayo (art. 1161), y japonés (arts. 90 y 1142).

En cuanto a los extremos de la lesión, se afirma el criterio objetivo tradicional, que exige
un daño superior a la mitad u otra fracción del valor cuestionado, los códigos francés,
venezolano, peruano, español y chileno.

Siguen en cambio, el criterio subjetivo, introducido por el código civil alemán, a más de
este, los códigos mexicano, suizo de las obligaciones, el proyecto hungaro de código
civil de 1900 y el proyecto argentino de 1936.

El código civil italiano requiere concurrentemente ambos extremos, lo que no parece


excesivo.

Finalmente, el código civil austríaco después de la reforma de 1916, el proyecto de código


civil checoeslovaco y el anteproyecto argentino de código civil 1954 admiten
alternativamente ambos extremos, solución que estimamos la más adecuada, por no
existir incompatibilidad entre uno y otro criterio, y favorecerse así por una
u otra vía el imperio de la justicia.

En cuanto a la sanción correspondiente al acto lesivo, si todas las legislaciones


concuerdan en que ha de ser la nulidad y la indemnización de daños y perjuicios,
complementarios o supletoria, no subsiste el acuerdo acerca del rigor de la nulidad. Las
legislaciones que se inspiran en el punto de vista tradicional
encaran la lesión como una violación de la justicia conmutativa, que infecta el acto en la
medida en que esa justicia se quebranta, pero que no impide la subsistencia del negocio
después de la satisfacción de esa exigencia.

Es, entonces, una nulidad relativa, susceptible de confirmación, similar a la que


corresponde a los vicios de la voluntad, con la particularidad de que el causante de
la nulidad puede salvar la eficacia del acto complementando adecuadamente su
propia prestación:
En la sucesión la sustitución testamentaria
consiste en nombrar un asignatario para que ocupe el lugar de otro, que no acepte, o que
antes de ser diferida la asignación, falte por fallecimiento o que por cualquier causa se
extinga su derecho, a esta clase de sustitución se le denomina sustitución vulgar
Conmorientes
Personas que mueren en un mismo acontecimiento.
Repudio
Ruptura unilateral del matrimonio, reconocida a favor del marido en algunas legislaciones;
como la judía y la romana, principalmente en caso de adulterio.
Posesión de la herencia
(Derecho Civil) Acto por el cual el juez autoriza a ciertos legatarios universales o, en caso
de ausencia (V. esta palabra), a los herederos presuntos, a que entren en posesión de los
bienes del difunto o ausente.
Ejecutor testamentario
(Derecho Civil) Persona encargada por el testador de proceder a
la ejecución del testamento.

Encargado de la ejecución de lo dispuesto por un testador en su testamento o


última voluntad.
Petición de herencia
(Derecho Civil) Acción judicial otorgada al heredero para hacer que se reconozca su título.

Es la acción que corresponde al heredero para que se le reconozca como tal frente a


quien tiene todos o parte de los bienes hereditarios y, en consecuencia, para que se los
devuelva. No se reclaman bienes determinados fundándose en títulos singulares, sino
todos los bienes hereditarios que tenga el demandado fundamentándose en
el título de sucesión universal que ostente el actor como heredero. El demandado puede
tener los bienes hereditarios por estimar que es él el heredero; o puede tenerlos por
cualquier otro título incompatible con el derecho del heredero reclamante. En algunos
casos, la acción de petición de herencia es el medio más adecuado para obtener de forma
unitaria el patrimonio relicto. Es una acción real y universal en la que
el heredero reclamante tiene que probar que las cosas reclamadas por él pertenecen a
la herencia y que las posee el reclamado.

Código civil, artículos 1.016 y 1.021.

La petición de herencia es una acción por la cual el heredero reclama la entrega de los


bienes que componen el acervo sucesorio de quien los detenta invocando
también derechos sucesorios.

Es necesario, por consiguiente: 1) que los bienes del sucesorio se encuentren en poder


de un tercero; 2) que el reclamante invoque, para fundar la acción, su título de heredero;
3) que el detentador de

los bienes también lo invoque; si por ejemplo, adujera un derecho de propiedad no


derivado de la sucesión del difunto, no es procedente la acción de petición de herencia,
sino la de reivindicación.

Estas dos acciones tienen un objetivo común: en ambas el actor pretende que se le
reconozca el derecho de propiedad sobre determinados bienes.

Pero en la petición de herencia, el demandante no está obligado a probar


el dominio del causante sobre la cosa; se limita a demostrar su título hereditario.

Basta con eso, pues el derecho que el detentador de las cosas pretende tener sobre ellas
se funda también en su carácter de heredero. En otras palabras:

mientras en la acción reivindicatoria la prueba del dominio es esencial, en la


de petición de herencia lo único que debe probarse es el título de heredero.
La exclusión por indignidad del heredero o legatario debe ser declarada por sentencia,
en juicio que pueden promover contra el indigno los llamados a suceder a falta o en
concurrencia con él. La acción prescribe al año de haber entrado el indigno en posesión
de la herencia o del legado

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