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1. Conceptos generales
a) Sucesión
Los dos términos de cada una de las clasificaciones se combinan en el Derecho romano:
i. Concepto
ii. Hereditas
sante de la herencia es el de cuius (is de cuius hereditate quaeritur: de aquel de que se trata la
herencia. Inst. 3.2.6).
Además de la herencia establecida por el ius civile, el pretor concedió otro tipo de sucesión
llamada bonorum possessio (posesión de los bienes hereditarios) y su sucesor se llamó bono-
rum possessor.
El objeto de esta sucesión era confirmar el derecho civil en materia de sucesión hereditaria,
suplir las lagunas del derecho civil, sobre todo, la establecida en la Ley de las XII Tablas y en-
mendar al derecho civil considerando el principio de la equidad los bienes hereditarios a más
personas que las instituidas en testamento.
La bonorum possessio es voluntaria, por lo que debe ser solicitada por el interesado o su man-
datario. Se solicita a través de una agnitio bonorum possessionis dentro de los 100 días conta-
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dos desde la delación de la herencia. Los ascendientes y descendientes del de cuius tenían un
año para solicitar la agnitio.
Puede ser deferida por testamento o ab intestato. A diferencia del heres, el bonorum pos-
sessor es un poseedor civil protegida con interdictos y con la actio Publiciana. La propie-
dad civil la obtendrá por usucapión. Para pedir la restitución de los bienes cuenta con el
intedictum quorum bonorum. En el Derecho justinianeo la diferencia entre la hereditas y la
bonorum possessio desaparece.
Herederos necesarios
Los herederos necesarios son: 1º los que se convierten en sui iuris a la muerte del causante (he-
redes sui). 2º los esclavos del causante manumitidos e instituidos herederos en su testamento.
No pueden repudiar la herencia, suceden necesariamente (velint nolint).
Herederos voluntarios
Son aquellos que no se incorporan a la categoría de los herederos necesarios y de los herederos
ab intestato que suceden en defecto del heredes sui.
Para que suceda el fenómeno de la sucesión mortis causa se requiere que existan dos supuestos:
Delatio
Es la llamada a heredar (delatio) y puede ser de dos formas, según por quién y cómo se haga
la designación del heredero:
236 COMPENDIO DE DERECHO ROMANO
Aditio
Los herederos necesarios adquieren la herencia ipso iure, mientras que los herederos extraños,
requieren que se produzca la adición de la herencia.
Por ende, eran incapaces de hacer válidamente un testamento romano los extranjeros, los filius fami-
lias, los impúberes sui iuris, los dementes (excepto durante los intervalos de lucidez) y los pródigos.
Para que el testamento otorgado por el ius civile fuera válido se requería que el testador tuviera
la capacidad en el momento de la confección del testamento y que durara ininterrumpida-
mente hasta la muerte del mismo.
Justiniano permitió que se perdiera la capacidad siempre que se hubiera adquirido otra vez la
testamentio facti en el momento de realizar el testamento.
Para reclamar sus derechos, el heredero gozaba de las siguientes medidas procesales:
-- Actio Petitio Hereditatis: Acción que podía interponer contra aquel que niegue la
calidad de heredero a fin de que sea declarado heredero y le sea atribuida la heren-
cia. La acción la puede iniciar el heredero testamentario o ab intestato, debiendo
probar su calidad. En caso de varios herederos, el pretor otorga la fórmula solo por
parte de su herencia (si pars hereditatis petatur).
238 COMPENDIO DE DERECHO ROMANO
Una vez aceptada la herencia, el heredero sustituye al causante, generando las siguientes con-
secuencias:
-- Los créditos pasan a favor del heredero y se convierten en una sola masa patrimo-
nial, extinguiéndose algunos derechos personales (mandato, sociedad) o derechos
reales (usufructo, uso, habitación). Las situaciones de hecho. En caso de existir dos
o más herederos, la herencia sigue en comunidad en tanto no se divida de forma
voluntaria o a través del ejercicio de la actio familiae erciscundae.
-- Las deudas de la herencia son adquiridos por el heredero y responde aún con sus
propios bienes (ultra vires hereditatis). En caso de varios herederos, la obligación
por deudas corresponde a todos.
-- Para evitar esta situación, el heredero podía recurrir al beneficium abstinendi. En
caso de no existir bonorum possessor que pida la herencia, los acreedores debían
solicitar la venditio bonorum contra los bienes hereditarios.
-- Los esclavos manumitidos por testamento podían solicitar la separatio bonorum de
los bienes heredados respecto de los propios.
-- Los herederos extraños para evitar las deudas podían repudiar la herencia o limitar
la responsabilidad.
-- Una vez aceptada la herencia, el acto era irrevocable. Al formarse una sola masa
patrimonial, podía suceder dos cosas. Que el heredero contara con un patrimonio
cargado de deudas o que la herencia tuviera más deudas que créditos (haereditas
damnosa), para lo cual se establecieron dos beneficios:
• Beneficio de separación de patrimonio (beneficium separationis bonorum).
El pretor concedió a los acreedores del de cuius separar la herencia adquiri-
da, del patrimonio del heredero, pudiendo ejecutar sus créditos con el exce-
dente de la herencia. Tenían cinco años para ejercer este beneficio siempre
que no se hubieran confundido los patrimonios.
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La herencia yacente es aquella que aún no tiene heredero, pero espera tenerlo. Los casos
más comunes son la de los herederos extraños que tienen un plazo entre la delación de
la herencia y su aceptación; cuando el heredero necesario se instituyó a través de una
condición suspensiva o tratándose de un heredero póstumo hasta que se produzca su
nacimiento
Por su parte, la herencia vacante es aquella que no ha sido aceptada, en donde la herencia no
tiene heredero, ni espera tenerlo.
El Derecho posclásico consideró a la herencia como una persona jurídica; Justiniano acepta
esta idea, por cuanto el heredero no sucede directamente al causante, sino que lo hace como
intermediario de la herencia yacente considerada como persona.
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2. Sucesión legítima
a) Concepto
La llamada a heredar (delatio) no siempre es designada por el causante de la sucesión. Para los
casos en que tal institución por voluntad expresa del de cuius no se realizó y aun existiendo
testamento, este careciera de eficacia, la ley dispone a las personas que adquirirán la herencia.
En este caso, la sucesión se denomina legítima o ab intestato
Para el Derecho romano, los casos en los que opera la sucesión legítima son:
La delación intestada surge hasta que se tiene la seguridad que el testamento es inexistente o
inoficioso, por ejemplo, que el heredero testamentario repudie la herencia, o que, habiendo
sido instituido bajo condición, ésta no se cumpliera.
En términos generales, el criterio para determinar a las personas que han de ser herederos
ab intestato es el de la cercanía del parentesco con el de cuius. Se establece entre los parientes
dando preferencia a unos grupos sobre otros. A su vez, dentro de cada grupo, se toman en
cuenta a los parientes más cercanos, excluyendo al resto.
c) Evolución histórica
La Ley de las XII Tablas establece que “si muere intestado quien no tiene un heredero suyo,
tenga la herencia el agnado más próximo. Si no hay agnado, tenga la herencia los gentiles” (si
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intestato moritur, cui suus heres nec escti, adgnatus proximus familiam habeto, si adgnatus nec
escit, gentiles familiam habento). De lo anterior se desprende que el criterio utilizado en el De-
recho preclásico es un reflejo de la concepción familiar agnaticia basada en el poder que ejerce
el pater familias sobre los miembros de su familia. Se establecen tres categorías de herederos
ab intestato, con esta preferencia:
1. Heredes sui. Eran aquellos parientes que al morir el de cuius se convertían en sui
iuris. Están incluidos en esta categoría.
• Concebidos y no nacidos (nasciturus).
• Hijos no emancipados.
• Hijas no casadas cum manu.
• Hijos adoptivos no emancipados.
• Descendientes de sus filius familias cuando éstos habían sido emancipados
o premuertos.
En este primer grupo, la sucesión puede ser por cabeza (per capita) o por estirpe
(per stirpes). Por cabeza la herencia se reparte en cuotas alícuotas entre los sui here-
des y heredan por derecho propio. La herencia se reparte por estirpe cuando varios
sui heredes reciben en conjunto la porción correspondiente a otro suus heres, des-
cendiente y más próximo en grado de parentesco al de cuius, cuando aquel no pudo
heredar por haber sido emancipado o por causa de premoriencia; estos heredan por
derecho de representación.
2. Agnados más próximos: La determinación del heres se efectuaba en base al grado
de parentesco existente con el de cuius, sin distinción de sexo. Son siempre here-
deros necesarios. El llamamiento se hace únicamente a los agnados más próximos
y heredan por cabeza, por lo que ya no son llamados a heredar los agnados de
grado ulterior. El llamamiento es único, en caso de repudiación de la herencia, no
heredan los agnados de grado ulterior. Si varios agnados tenían el mismo grado
de parentesco con el de cuius todos eran llamados conjuntamente a la herencia
como coherederos.
En esta categoría no entran los ascendientes del causante, en caso de vivir su padre
o abuelo, éstos no son llamados por no existir lazos agnaticios con ellos.
No se permitió la sucesión de los hijos a las madres, a menos que la mujer estuviera
casada cum manu con su padre y, por tanto, fuera considerada hija legítima del
marido y hermana de los hijos de éste (loco filiae).
La agnación femenina solo fue permitida con la lex Voconia del 169 a.C. en donde
las hermanas del causante podían heredar y no a otras agnadas (tías, sobrinas,
primas, etc.)
No se daba lugar a la sucesión por grados, ni por estirpe; si los parientes que resul-
taron ser los más cercanos a la muerte del causante no efectuaban la aditio o perdían
la capacidad de hacerla, o morían, no heredaban los parientes de grado inmediato
inferior, sino que la delación de la herencia se hacía a los gentiles.
242 COMPENDIO DE DERECHO ROMANO
El sistema sucesorio contemplado en la Ley de las XII Tablas era un reflejo de la sociedad ro-
mana del siglo V, por lo que muy pronto quedó patente que no respondía a las nuevas exigen-
cias de la vida económica y a la conciencia de los romanos. Era necesario establecer un sistema
de sucesión legítima tomando en cuenta el parentesco cognaticio y el matrimonio sine manu.
Sin embargo, el heredero civil predominaría frente a la sucesión concedida por el pretor.
El pretor no podía atribuir el título de heredero a quienes no contemplaba la legislación de-
cenviral, por lo que a través del derecho honorario concedió la bonorum possessio del conjunto
de bienes corporales e incorporales pertenecientes al de cuius, considerados como una única
res, asegurándoles la defensa judicial con acciones ficticias y con el interdictum quorum bono-
rum durante el tiempo necesario para usucapir, de modo que los bonorum possessors pasarán
a ser titulares de los derechos del de cuius.
La bonorum possessio debía ser solicitada por los interesados en un plazo de cien días desde el
momento de la muerte del causante, solo los ascendientes y descendientes podían solicitar al
pretor la concesión de la posesión en el plazo de un año.
Los cuatro llamamientos son entre sí sucesivos, subsidiarios y sustitutivos, de manera que no
se pasa al siguiente orden sin haber agotado todos los grados internos del precedente.
1. 1º Unde liberi: Incluye todos los descendientes (liberi) tanto los alieni iuris como
los emancipados, aún los póstumos (D. 38.6), de acuerdo al siguiente llamamiento:
i. Hijos no emancipados.
ii. Hijas no casadas cum manu.
iii. Hijos adoptivos no emancipados.
iv. Descendientes de sus filius familias cuando éstos habían sido emancipados
o muertos antes que él.
v. Hijos dados en adopción que fueron emancipados por el padre adoptivo.
vi. Hijos póstumos.
2. Unde legitimi: Incluye a los parientes por consanguineidad en línea recta masculina
hasta el 7º grado (agnados) (D. 38.7).
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Teóricamente comprende todos los que pueden recibir la herencia de acuerdo con el
Derecho civil. Sin embargo, los heredes sui ya estaban en el orden de los liberi. Además,
el privilegio de los gentiles ya había desaparecido desde comienzos de la época imperial.
La bonorum possessio era concedida sine re, por lo que los herederos civiles (suus
heres o los agnados) podían reclamar la herencia (Gayo, 3.37).
3. Unde Cognati: Parientes por consanguineidad en línea colateral masculina o feme-
nina hasta el 6º grado pudiéndose computar también el 7º grado para los hijos de
los nietos del tío (D. 38.8). El cognado de grado más próximo excluía a los otros,
en caso de no solicitar al pretor la concesión de la bonorum possessio en el plazo
establecido, les concedía la posesión a los cognados del grado siguiente. Si había
varios cognados del mismo grado la bonorum possessio se concedía por cabeza. La
bonorum possessio se concede sine re, ya que los herederos legítimos podían recla-
mar su herencia.
4. Unde vir et uxor (viudo-a): En caso de matrimonio (iustum matrimonium) se con-
cedía al cónyuge supérstite (D. 38.11.1).
En el año 178 d.C. se expide el Senadoconsulto Orfiniano, siendo cónsules Orfito y Rufo, por
iniciativa de Marco Aurelio y Cómodo, estableciendo que la herencia de la madre casada sine
manu correspondía a sus hijos, excluyendo a los parientes consanguíneos y a los otros agna-
dos (Inst. 3.4. pr.). Ambas normas debían aplicarse tanto en la sucesión legítima civil como en
la bonorum possessio.
tituciones imperiales recogidas en las Novelas 118 (543 d.C.) y 127 (547 d.C.), que colocan
como fundamento único de la sucesión intestada el parentesco natural, esto es, la cognación.
Además de la cognación en su máxima valoración, caracteriza la reforma sucesoria la fusión
del dualismo, quedando a partir de ese momento la hereditas.
No existe ya discriminación sexual y rige plenamente la sucesión entre órdenes y grados, bajo
el principio que “el amor primero desciende, después asciende y por último se extiende” (Des-
cendens omnis succedit in ordine primo: Ascendes propior, germanus, filius eius. Tunc latere ex
uno frater, quoque filius eius; denique proximior reliquorum quisque superstes) (Novela 118).
Principio que se desarrolló en el siguiente llamamiento sucesorio:
3. Sucesión testamentaria.
a) Concepto
Etimológicamente testamentum se deriva de los vocablos testare (declaración oral o escrita que
prueba, demuestra o testimonia algo) y testatio mentis (testimonio de la voluntad de alguien).
Además de la institución del heredero, el testamento puede contener otras disposiciones de úl-
tima voluntad como manumisiones, daciones en pago, legados, fideicomisos, nombramientos
de tutor o curador, emancipaciones, etc.
-- Libertad de testar: en un principio el testador podía heredar con plena libertad, con
el tiempo fue necesario limitar esta libertad. Así por ejemplo, la expedición de la
Lex Fufia Caninia (2 d.C) limitó las manumisiones por testamento estableciendo
cupos máximos de esclavos a quienes se les podía otorgar la libertad.
-- Favor testamenti: se debe de intentar salvaguardar la validez del testamento para
evitar la apertura de la sucesión legítima, toda vez que para los romanos tenía un
significado religioso y moral, era una afrenta pública morir sin testamento.
246 COMPENDIO DE DERECHO ROMANO
b) Características
c) Clases de testamentos
Calatis comitis
Celebrado por un ciudadano romano ante los comicios curias (calatis) presididos por un pon-
tifex. Se realizaba en forma oral dos veces al año (24 marzo y 24 mayo).
Varias fueron las razones por las que este testamento cayó pronto en desuso, entre ellas, por
ser público, celebrarse solo dos veces al año y por la decadencia de los comicios por curias.
Con el tiempo esta forma originaria fue desapareciendo y los comicios fueron sustituidos por
treinta lictores que representaban a las curias.
In procinctu
Es un testamento que celebran los militares en vista de una inminente batalla (cum belli cau-
sa). Se pronunciaba en forma oral ante los compañeros de armas para que ellos los transmitie-
ran en caso de muerte del testador
Sin embargo, este testamento por ser oral y ser un acto bilateral que no permitía la revocación,
cayó pronto en desuso.
El pretor otorga la bonorum possessio a quien aparezca como heredero en un testamento cuyas
tablas mantuvieran los sellos de siete testigos que fueran abiertas ante él, haciendo, por tanto,
una simplificación del testamento per aes et libram (los cinco testigos, el libripens y el familiae
emptor). Si no se presenta ningún heredero legítimo (hermano nacido del mismo padre, un
tío paterno o el hijo de un hermano) los herederos inscritos podían conservar la bonorum
possessio. Lo mismo sucede si el testamento no es válido por cualquier otra causa (porque
no se haya hecho la venta de la familia o el testador no haya pronunciado las palabras de la
mancipatio) (Gayo, 2.119).
Por un rescripto de Antonino Pío los que habían recibido la bonorum possessio en un testa-
mento pretoriano cuentan con una exceptio doli contra los herederos legítimos que reclamen
la herencia ab intestato (Gayo, 2.120).
248 COMPENDIO DE DERECHO ROMANO
Tripertitum
Teodosio II y Valentiniano III en el 439 d.C. ordenaron la forma en que se debía realizar un
testamento civil. Establecieron que el testador tenía que presentar las tablas del testamento
abiertas haciendo conocer su contenido a los testigos o cerradas con un hilo o una cinta, ante
siete testigos púberes, quienes debían sellar las tablas y firmarlas (subscriptiones). El testador
debía firmar en la parte restante de las tablillas. Todo ello debía suceder en un mismo y único
acto (Código 6.23.21).
En época de Justiniano este testamento fue conocido como testamentum tripertitum (Inst.
2.10.3), ya que en él se reunían tres requisitos 1) Del derecho civil respecto de la unidad del
acto en el que el testador presenta el testamento a los testigos; 2) Del derecho honorario en
cuanto al número de los siete testigos y sus sellos; y, 3) Del derecho imperial en lo relativo a las
firmas de los testigos y del propio testador. Además, consta de tres partes:
Ológrafo
Teodosio II y Valentiniano III en el 442 d.C. permitieron que el testamento fuera escrito y
suscrito de mano del testador y sin presencia de testigos.
Se hacía ante la autoridad judicial o municipal, quien levantaba acta de las manifestaciones y
palabras del testador.
Principe oblatum
El testamento se entregaba por escrito para ser registrado y custodiado en los archivos imperiales.
Militar
Señala Ulpiano que desde épocas de Julio César se permitió a los soldados la libre facultad de
hacer testamento sin cumplir estrictamente con las formalidades establecidas en la legislación
con el fin de estimular a las milicias. Posteriormente, Trajano permite que los soldados hagan
sus testamentos del modo que quieran o de la manera que pudieran, baste para hacer la divi-
sión de sus bienes la nuda voluntad del testador (D. 29.1.1.)
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DERECHO SUCESORIO ÍNDICE 249
Podían realizar este testamento los soldados y marinos durante la duración del servicio mili-
tar (D. 29.1.49). En el 529 d.C., Justiniano limitó este derecho a aquellos que estaban en efecti-
va expedición militar (Código 6.21.17).
El testamento militar era válido un año después de haber sido licenciados por causa honesta,
caducaba cuando se daba bajo causas de afrenta pública.
Se permitió testar ante un compañero de armas, escribiendo con sangre su escudo o escribien-
do con la punta de su lanza en la arena (Código 6.21.15). Sin embargo, el testador debía dejar
en términos claros y precisos la institución del heredero (Inst. 2.11.1).
Este testamento no solo era especial en cuanto a su forma, sino que a partir del Principado se
permitió incumplir en su favor algunos de los principios que regían en la sucesión testamen-
taria ordinaria, entre ellos:
i. Se permite una amplia libertad formal, pudiendo testar como quisieran y pudieran,
con tal que resultase que habían querido expresar su última voluntad.
ii. Se rompía el principio de la incompatibilidad de la vía testamentaria con la vía legítima.
iii. Algunas incapacidades para recibir por testamento no regían respecto a este tes-
tamento. Se podía heredar a aquellos que carecieran de la testamentio facti passiva
como los extranjeros o a los latini iuiniani
iv. Era posible agotar el testamento en legados, evitando con ello la Cuarta Falcidia
(obligación del testador de dejar a sus herederos una cuarta parte de lo que les hu-
biera correspondido ab intestato).
v. El testamento militar no derogaba al anterior, sino solamente en todo aquello que
no sea compatible con el anterior, pudiéndose en consecuencia ordenarse la suce-
sión de un militar con arreglo a varios testamentos.
vi. Podían instituir herederos bajo condición resolutoria o término.
vii. El militar podía desheredar a los heredes suus o preterir tácitamente a sus hijos y
nietos (Inst. 2.13.6).
Del campo
Se requiere la presencia de cinco testigos y permitió que en lugar de los analfabetos, firmasen
otros testigos letrados.
Del ciego
Requiere además de los siete testigos, un tabulario que redactara por escrito la manifestación
del testador o bien un octavo testigo.
250 COMPENDIO DE DERECHO ROMANO
En época de peste
Era válido aun y cuando la presencia de los siete testigos no fuera simultánea.
Podía ser oral siempre y cuando lo atestiguaran dos personas o por escrito, siempre que el
testador de puño y letra escribiera el nombre de los herederos y la fecha.
Militar
Justiniano restringió la libertad de testar con las características iniciales del testamento mi-
litar, limitándola a aquellos militares que no estuvieran en su residencia sedentaria habitual,
sino in expeditionibus ocupati.
La institución del heredero (heredis institutio) en la que el testador confiere a una o varias per-
sonas el título de heres, sin este nombramiento, el testamento carecía de eficacia (sine heredis
institutione nihil in testamento scriptum valet).
El rígido formalismo del ius civile exigía que la institución del heredero figurase a la cabeza
del testamento y que se consignase con palabras solemnes y necesariamente en latín, con la
utilización del vocablo heres. Según las Instituciones de Gayo eran al menos tres los vocablos
que debían utilizarse: Tito eres heredero (Titius heres esto) o Titius heredem esse iubeo.
Todas estas exigencias formales fueron poco a poco modificadas. A partir de una constitu-
ción de Constancio II (339 d.C.), estas formalidades fueron abolidas (Código 6.23.15); el uso
del latín fue obligatorio hasta Teodosio II (439 d.C.), quien permitió que se hiciera en griego
(Código 6.23.21.6) y el requisito de comenzar el testamento con el nombre del heredero fue
eliminado por Justiniano.
A partir del Derecho romano bizantino bastaba que la designación del heredero fuera clara,
cualesquiera que sean los términos en que se redactara y el lugar del testamento en donde se
nombrara a los herederos. Lo esencial era el nombramiento de heredero, ya que la validez y
eficacia del resto de disposiciones testamentarias dependían de la institución del heres.
DÉCIMA UNIDAD
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Podía nombrarse a uno o más herederos y asignarles cuotas. Si de la suma de las cuotas no
agotaba el caudal hereditario, el sobrante acrecentaba las cuotas de todos los herederos. Si por
el contrario, de la suma de las cuotas hubiera superado la masa hereditaria, cada heredero
disminuía en forma proporcional las partes fijadas a cada uno de ellos (D. 28.5.13.3-6). Podía
suceder que el testador fijara a algunos herederos una porción del patrimonio y a otro here-
dero no se le había fijado cuota, se presumía que el testador decidía dividir la herencia en dos
partes, la mitad para los herederos asignados por partes y la otra al que no se había señalado
cuota (sine parte).
e) Sustituciones hereditarias
Se trata de instituciones supletorias a fin de salvar la vigencia del testamento a través del nom-
bramiento de un heredero suplente o sustituto.
i. Sustitución vulgar
La institución del heredero está sujeta a una condición suspensiva; en el caso que el heredero
repudie, premuera o sea incapaz, el testador nombra al heredero sustituto. Se aplica el prin-
cipio de “si no hay heredero” (si heres non est). El testador puede sustituir a uno o a varios
coherederos. Es un llamamiento posterior al nombramiento de heredero y puede tener un
contenido patrimonial distinto.
El pater familias instituye como heredero a un impúber y le nombra un sustituto si es que éste
muere antes de llegar a la pubertad y pueda otorgar su propio testamento. En esta sustitución
existen varios supuestos; el primero supone que el filius familia impúber muera antes que el
testador, el sustituto lo sucede en el testamento. También puede suceder que el impúber ad-
quiera la herencia, pero muerta antes de llegar a la pubertad, el heredero sustituto sucede al
hijo quedándose con dos herencias, la que le correspondía de la herencia del pater familias y
la del propio impúber.
La sustitución pupilar se realizaba en tablilla distinta del testamento para evitar que el here-
dero sustituto pudiera atentar contra el impúber.
252 COMPENDIO DE DERECHO ROMANO
Creada por Justiniano para el caso que el heredero fuera un enfermo mental, el testador nom-
bra un sustituto para el caso que el descendiente no recupere la razón. El heredero sustituto
solo adquiere los bienes adquiridos por la herencia del pater familias y no el patrimonio obte-
nido directamente por el enfermo mental.
f) Legados (legatum)
i. Concepto
El legatario es aquella persona beneficiada por el testador con un bien a título particular y nun-
ca responde de las deudas de la herencia. El heredero es el encargado de cumplir con la obliga-
ción, por ende, la validez del legado depende de la institución del heredero testamentario. Es
posible que el heredero sea también legatario respecto de un bien en específico excluido de la
masa hereditaria. Si el testador había optado por un determinado heredero, podía beneficiar a
los otros familiares que habían sido excluidos (su mujer, sus hijos e hijas, parientes inválidos).
Entre los principios que rigen en materia de legados se encuentran: i. Únicamente el heredero
testamentario puede ser gravado con un legado; ii. La suma de un legado y demás disposi-
ciones testamentarias no podría ser mayor a la porción de la herencia. iii. El legado debe ser
posible física o jurídicamente; iv. El legatario debe contar con la testamenti factio passiva y, v.
Es posible nombrar a un sustituto del legatario.
ii. Clases
Per vindicationem
Per damnationem
Es aquel en que el testador impone al heredero una obligación que deberá cumplir en benefi-
cio del legatario. El legatario cuenta con la actio ex testamento contra el heredero para exigir
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el cumplimiento de la obligación. Se pueden legar cosas del testador, del heredero y aún de un
tercero. Si el heredero no cumple con esta obligación deberá entregar al legatario el doble del
valor estimado (Gayo, 2.202).
Sinendi modo
Per praeceptionem
El testador concedía la propiedad de una cosa a uno de los herederos. Para los sabinianos
si este legado no se concedía a uno de los herederos, el legado era nulo. El legatario con-
taba con la actio familiae erciscundae a fin de que el juez dividiera la herencia entre los
coherederos y adjudicaba al coheredero, quien fuera al mismo tiempo legatario, la cosa
legada. En cambio, los proculeyanos opinaban que este legado era atributivo de propiedad,
por lo que se otorgaba tanto al heredero o a un tercero como si se tratara de un legado per
vindicationem. Adriano a través de una constitución confirma esta última interpretación
(Gayo, 2.221).
g. Fideicomisos (fideicommisium)
i. Concepto
Disposición de última voluntad por la cual el testador ruega al heredero o legatario que cum-
pliese después de su muerte con una determinada liberalidad a favor de otra persona.
La base del fideicomiso es la buena fe del heredero, quien debía cumplir con esta carga después
de la muerte del testador, por ello en un principio el fideicomiso solo generaba un deber mo-
ral. Augusto concedió una actio o petitio fideicommissaria en favor del beneficiario del fidei-
comiso, utilizado solo para casos excepcionales ante los cónsules, más tarde Claudio establece
que esta acción se interponga ante los praetores fideicommissarii sobre cualquier problema
relativo a los fideicomisos.
254 COMPENDIO DE DERECHO ROMANO
Los sujetos que intervenían en los fideicomisos eran: el fideicomitente (quien creaba el fidei-
comiso, generalmente el testador), el fiduciario (aquel a quien se encarga el cumplimiento del
fideicomiso a cambio de recibir o no una ventaja sobre el fideicomiso) y el fideicomisario (el
beneficiario del fideicomiso).
ii. Tipos
Sustitución fideicomisaria
Fideicomiso de familia
Fideicomiso de residuo
Tiene por objeto repartir todo lo que quedara de la herencia. Se permite al fiduciario disponer
de los bienes fideicomitidos y sustituirlos por otros, siempre que actúe de buena fe. Contra los
abusos de los fiduciarios, Justiniano estableció que los fideicomisarios debían recibir al menos
una cuarta parte de los bienes residuales de la herencia.
Fideicomiso de libertad
Fideicomiso de herencia
Utilizado para transmitir una herencia o parte alícuota de ella. El fiduciario debía transmitir to-
dos los bienes al fideicomisario. Se realizaba a través de una venditio hereditatis. Como el fideico-
DÉCIMA UNIDAD
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misario nunca adquiría la condición de heredero, por lo que no era el responsable de los pasivos
hereditarios, sucedía en varias ocasiones que los fiduciarios herederos repudiaran la herencia. A
fin de paliar esta situación, en tiempos de Nerón a través del senadoconsulto Trebellianum (56
d.C.) se estableció que el fideicomisario recibiera en bloque la masa hereditaria y debía ser consi-
derado como heredero (loco heredis). El senadoconsulto Pegasianum de la época de Vespasiano
obligó al fiduciario a aceptar la herencia, concediéndole una cuarta parte del caudal hereditario
y dejando al fideicomisario la parte alícuota de la herencia. Justiniano fusionó ambas disposicio-
nes, confirmando que la cuarta parte correspondía al fiduciario (quarta Trebelliana).
i. Condición
La institución del heredero podía estar sujeta a un acontecimiento futuro de realización in-
cierta, esto es, a una condición, de cuya verificación dependía la institución del heredero.
El Derecho romano solo admitió las condiciones suspensivas, supeditando la institución del
heredero al cumplimiento de un acontecimiento futuro e incierto. En cambio, no se aceptaron
las condiciones resolutorias, ya ello iría en contra del principio “una vez heredero, siempre
heredero” (semel heres, semper heres). La sanción por incluir estas modalidades en un testa-
mento no acarreaba la nulidad del nombramiento de heredero, simplemente se tenían por no
puestas y el nombramiento de heredero quedaba como puro y simple.
ii. Término
En cuanto al término, el Derecho romano consideró que no se podía sujetar la institución del
heredero al acontecimiento futuro de realización cierta suspensiva o resolutoria, también por
el principio de “una vez heredero, siempre heredero”.
Otra de las modalidades a las que se podía sujetar el testamento era el modo (modus) en el cual,
el testador imponía una carga a una persona beneficiada por un acto de liberalidad, como los
256 COMPENDIO DE DERECHO ROMANO
legados o las donaciones. El testador podía imponer una carga al heredero o legatario, y que,
a diferencia de la condición suspensiva, el acto de liberalidad no quedaba en suspenso. Para
asegurarse del cumplimiento de la carga se solicitaba al beneficiario que garantizara su cum-
plimiento mediante una caución (D. 35.1.40.5).
i) Codicilo (codicilli)
Concepto
Del latín codicilli (diminutivo de codex). Son cartas o notas informales que el testador dejaba
escritas en tablas o papiros en donde expresaba ciertas disposiciones de última voluntad, siem-
pre que no se tratare de la institución del heredero o de una desheredación, ya que para ello
se requería otorgar un nuevo testamento bajo el principio que la herencia no puede ser dada
ni quitada mediante codicilos (codicillis hereditas neque dari neque adimi potest D. 36.1.76).
Tipos
Los codicilos se dividen según su objeto o los efectos que producen, entre ellos:
En época posclásica se exigió que el codicilo se realizara con las mismas formalidades que el
testamento. Así, en el año 326 d.C. el emperador Constantino estableció la presencia de siete
testigos para los codicilos ab intestato. Posteriormente Teodosio II (429 d.C.) fijó también en
siete el número de testigos que debían comparecer para otorgar codicilos confirmados o no
confirmados por testamento. Justiniano redujo a cinco los testigos que debían comparecer,
con tal que firmaran y sellaran el codicilo (Código 6. 36.8).
DÉCIMA UNIDAD
DERECHO SUCESORIO ÍNDICE 257
El testamento podía contener una cláusula codicilar. Se trataba de una declaración expresa
del testador en el testamento o en un codicilo, en el que se disponía, si el testamento no valía
como tal, al menos se utilizaría como codicilo. Si bien esta cláusula no impedía la invalidez del
testamento, al menos quedaban en pie otras disposiciones testamentarias, como la creación de
fideicomisos, las manumisiones, etc.
Conforme al principio de libertad de testar, el de cuius podía libremente disponer de sus bie-
nes para después de su muerte. Sin embargo, para que un testamento fuera válido era necesa-
rio heredar o desheredar a los sui heres (descendientes que estaban in potestate del pater en el
momento de su deceso). La desheredación (exheredatio) solo aplicaba a los heres suus, por lo
que tampoco podían heredar por vía legítima.
La preterición es la falta de mención de los suus heres en el testamento, ya sea para heredarlos
o para desheredarlos. Si se trataba de hijos varones y no se mencionasen, el testamento era
declarado nulo. En el caso de sui heredes mujeres o nietos era necesario ratificar el testamento
a fin de incluir a estos herederos.
k) Adquisición de la herencia
Durante el derecho preclásico era común que el testado confiara el documento a un ami-
go o lo depositara en el templo. A partir del año 6 a.C. con la publicación de la Lex Iulia
Vicesimaria de Augusto se estableció un impuesto general a las herencias del 5%, con-
virtiéndose la apertura de un testamento en un acto público, sin formalidades, sino que,
por necesidades de la inspección necesaria para la percepción del impuesto, se regularon
sus requisitos. La apertura se realizaba en la oficina de recaudación de impuestos ante la
mayoría de los testigos que intervinieron en el otorgamiento y en un plazo no mayor de
tres a cinco días de fallecido el testador. Reconocidos por los testigos sus sellos y subs-
criptiones, se leía el testamento y quedaba archivado, levantándose acta de la ceremonia
y se realizaba una copia del mismo. Si se trataba de testamentos otorgados en colonias
o municipios debían leerse en el foro o en la basílica, en presencia de los testigos o de
hombres honorables.
Alejandro Severo en el año de 223 d.C. ordenó que la apertura del testamento se realizara ante
el juez competente (Código 6.32.1).
La invalidez del testamento debido a una revocación resulta de un cambio de voluntad del tes-
tador, el cual puede mudar de parecer cuantas veces quiera. Señala Ulpiano “variable es la vo-
258 COMPENDIO DE DERECHO ROMANO
luntad del difunto hasta el último momento de su vida” (ambulatoria enim est voluntas defuncti
usque ad vitae supremum exitum D. 34.4.4). En las Instituciones de Justiniano contempla el
principio que “por el testamento posterior, confeccionado conforme a Derecho, se anula el an-
terior” (posteriore quoque testamento, quod iure perfectum est, superius rumpitur Inst. 2.17.2).
Por tanto, en el Derecho romano era considerada nula toda cláusula en la que el testador
declarase de antemano que no modificaría su testamento (cláusula derogatoria), así como la
stipulatio poenae dirigida a asegurar tal compromiso.
La revocación del testamento fue regulada de distinta manera por el derecho civil, el derecho
honorario y el derecho imperial. De acuerdo con el Derecho preclásico, un testamento solo podía
revocarse por otro posterior, revocando ineludiblemente el testamento anterior. Aún en el caso
que en el nuevo testamento no se modificara la institución del heredero, quedando quizá algunas
disposiciones en pie, era necesario otorgar un nuevo testamento. Si el nuevo testamento resulta-
ba invalido, el heredero no podía aceptar la herencia y debía atenerse a las reglas de la sucesión
ab intestato.
El Derecho honorario priorizaba la intención del testador que las solemnidades con las que
se debían realizar los testamentos, por lo que si el testador decidía destrozar las tablillas del
testamento, romper los sellos o tachar el nombre del heredero, era clara su decisión de revocar
el testamento, sin necesidad que el de cuius otorgara nuevo testamento.
Con Justiniano aparecen dos formas de revocación. La primera denominada apud acta, la
cual se podía realizar transcurridos diez años desde su otorgamiento, previa declaración ante
autoridad pública y tres testigos. Honorio y Valentiniano II declararon nulos todos los testa-
mentos que a los diez años de su fecha de expedición no se hubiera realizado, disposición no
acogida por Justiniano. Era posible revocar algunas disposiciones testamentarias a través de
codicilos y de la creación de fideicomisos.
4. Vía inoficiosa
En un testamento era posible que el de cuius dejara fuera de la herencia a descendientes próxi-
mos, por lo que en el Tribunal de los Centunviros determinaron que era necesario darles cier-
ta cantidad de bienes, una concreta cuota de la herencia, toda vez que el testador faltó al deber
de afecto (officium pietatis), por lo que no estaba en su sano juicio (color insaniae).
DÉCIMA UNIDAD
DERECHO SUCESORIO ÍNDICE 259
Es necesario que la persona olvidada haya sido desheredada sin causa o le instituyeron una
escasa porción. Podían interponer esta querella los descendientes, ascendientes, hermanos y
los parientes consanguíneos del de cuius. (D. 5.2.1).
Se cuentan con cinco años para poder ejercitarla desde que la herencia fue aceptada. La cuota
legitimaria fue fijada en una cuarta parte (I. 2.18.6) y se calculaba restando del activo las deu-
das y los gastos funerarios.